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Clase: política II parte.

Hannah Arendt, Sobre la Violencia (1970) Capítulo 2

- El objetivo del texto es el de contraponer una concepción de poder diferente a


la de la teoría política dominante (weberiana), que lo identifica como sinónimo de
violencia.

- La teoría política predominante (de izquierda y derecha) define al poder a partir


de la violencia.

Desde esta perspectiva, el poder es entendido como la capacidad de dominación


del hombre sobre el hombre, y en esto concuerdan, según Arendt, los pensadores
políticos tanto de izquierda como de derecha.

De esta manera, confronta con la tesis weberiana del poder estatal, al concebir al
poder en términos de mando y obediencia e igualar así al poder con la violencia. Al
aparecer la violencia como el “último recurso” para mantener intacta la estructura
de poder, se presenta a la acción violenta como “prerrequisito” del poder y a éste
como una fachada.

- Muchos autores –por ej. Mill- ven a la obediencia y a la dominación como


sentimientos innatos.

- Para Arendt no es así: desde el punto de vista histórico la economía de la


esclavitud sería inexplicable. Si fuera cierto que nada es más agradable que dar
órdenes y dominar a otros, entonces cada dueño de una casa jamás la abandonaría
para ir a participar políticamente en la asamblea.

- Otra visión del poder (y de política)

Si la violencia puede destruir el poder, por ejemplo a través de la guerra, nunca el


poder puede surgir de la violencia, su fundamento está en otro lado. Y para Arendt
el fundamento de la política está en la virtud pública y la concordia civil, en esa
república en la cual los hombres dotados de virtud civil debaten, confrontan,
resuelven y establecen un orden común.

La política, tal como la concibe Hannah Arendt, surge allí donde los hombres, en un
marco de estabilidad conformado a partir de promesas mutuas, abordan
conjuntamente el tratamiento de los asuntos humanos a través de la acción y el
discurso.

En abierta oposición, Arendt entiende que el poder se "corresponde a la capacidad


humana no sólo de actuar sino de actuar en concierto. El poder no es nunca una
propiedad de un individuo; pertenece al grupo y existe sólo mientras éste no se
desintegra"
Al ser la violencia y el poder manifestaciones de los asuntos humanos en el terreno
político, estos conceptos garantizan la facultad de la acción, es decir, la capacidad
de comenzar algo nuevo. Arendt, en este ensayo, insiste en que la violencia puede
ser efectiva en el corto plazo pero de ningún modo reemplaza ésta a la acción
política. De lo que se trata, dice Arendt, es de la construcción de poder, para resistir
así la tentación de sustituirlo por la violencia.

- La Ciencia Política ha descuidado –a propósito- ciertos matices:

La terminología de la ciencia política, enuncia Arendt, no hace distinciones entre


diferentes conceptos que comúnmente son utilizados como sinónimos, tales como
poder, potencia, fuerza, autoridad y violencia.

Este “tipo de ceguera” atenta contra las realidades a las que corresponden, de
modo tal que impide la resolución de la más crucial cuestión política de definir
“¿quién manda a quién?”.

- Definiciones

Poder: corresponde a la capacidad humana, no sólo de actuar, sino de actuar


concertadamente. De este modo, el poder no es una propiedad individual, sino que
pertenece a un grupo. Cuando decimos que alguien está en el poder nos referimos
realmente a que tiene un poder de cierto número de personas para actuar en su
nombre.

Potencia: designa una característica singular, individual; es una propiedad


inherente a un objeto o persona y pertenece a su carácter. La potencia de un solo
individuo, incluso el más fuerte, puede ser siempre superada por la de muchos que
a menudo se combinarán, sin más propósito que el de arruinar la potencia
precisamente por obra de su independencia peculiar.

Fuerza: utilizada como sinónimo de violencia, refiere a la energía liberada por


movimientos físicos o sociales. Fuerza de la naturaleza, fuerza de las circunstancias.

Autoridad: atribuida a personas o entidades, se caracteriza por reconocimiento, sin


precisar de la coacción o la persuasión. Permanecer investido de la autoridad exige
respeto por la persona o para la entidad. El mayor enemigo es el desprecio y el
más seguro medio de minarla es la risa.

Violencia: se distingue por su carácter instrumental y es empleada para multiplicar


la potencia natural.

¿Qué entiende Arendt por violencia?

A diferencia del poder, la acción violenta necesita siempre de herramientas y no


debe considerársela un fin que se agota en sí mismo. De este modo, la violencia
depende de su carácter instrumental y, como todos los medios, “siempre precisa
de una guía y una justificación hasta lograr el fin que persigue” (p. 70).

La violencia puede ser justificable pero nunca será legítima; es decir, que puede
destruir al poder pero de allí nunca brotará poder, al ser incapaz de crearlo.

Si bien el poder puede hacer uso de la violencia, la construcción de poder no


puede nunca surgir de la acción violenta; ningún gobierno puede sostenerse
absolutamente sobre la violencia.

En suma, “el poder corresponde a la esencia de todos los Gobiernos, pero no así la
violencia” (p. 70); el poder necesita de legitimidad, de la acción concertada de los
sujetos y de las comunidades políticas.
En todo caso, el dominio exclusivo por la pura violencia aparece cuando el poder
se encuentra debilitado o ausente, invirtiendo así la relación medios y fines.

Así llega Arendt a afirmar que el poder y la violencia son opuestos: “donde uno
domina absolutamente falta el otro” (p. 77).

- Arendt y Foucault: se encuentran algunas similitudes y diferencias con respecto


a la noción de poder de Michel Foucault: El poder debe pensarse desde un carácter
relacional, siendo ante todo una relación de fuerzas determinadas históricamente,
para así rechazar cualquier forma de esencialización del mismo.

A su vez, el poder no debe considerarse en términos de propiedad, propiedad que


se da o que se recibe, sino que el poder se ejerce y existe sólo en acto. Esto parece
coincidir entre ambos autores pero la diferencia que subyace es que, para Foucault,
el poder está expandido en todo el tejido social y debe ser estudiado en sus
extremidades, en sus terminaciones, allí donde se hace capilar; mientras que, para
Arendt, el poder está circunscrito a la acción concertada de los sujetos como
grupo, restringido a la esfera de la acción política.

Otro punto de encuentro entre ambos autores se encuentra en la concepción


“positiva” del poder, diferenciándose de las nociones que centraban su análisis
estrictamente en el carácter represivo del mismo.

- Arendt y Weber:

Arendt habla del poder en términos positivos, parte de un modelo comunicativo de


poder. Éste no consiste en instrumentar una voluntad ajena para sus propios fines
sino que pertenece a un grupo de personas y sigue existiendo mientras el grupo se
mantenga unido. Al utilizar el término “concertar” se excluyen la violencia y la
fuerza, dado que hablamos de un convenio o acuerdo.
Arendt entiende por Política lo que los griegos entendían por su espacio en la polis
(vuelve a mirar el modelo griego). Es decir que política sería una discusión, un
debate, discurso o todo lo que no implique el uso de la acción física o la violencia.

Desde esta perspectiva, la idea de poder que subyace chocará con la de Weber. Lo
diferente que se plantea es que para Arendt la aplicación del poder no necesita ni
de la acción física ni de la imposición de uno o un grupo sobre otros.

En contraposición a ésta aparece Weber diciendo que el estado es una “Relación


de hombres que dominan a otros, una relación que se apoya en la violencia
legítima”. La definición de poder de Weber es la probabilidad de imponer la
voluntad propia en una relación social contra cualquier tipo de resistencia por
parte de otros participantes.

La empresa política es la que hizo la preparación para la lucha por el poder. Éste
está en manos de quienes realizan el trabajo dentro de la empresa. El poder es el
medio de la política y el ansia de poder es quien la impulsa. Cuando esta ansia de
poder deja de ser positiva, deja de estar al servicio de la causa, para convertirse en
pura embriaguez personal tal como señala Weber.

El poder ahora pasa a estar en manos de un grupo de profesionales que hacen


perder el sentido mismo de la política. “Sólo nos queda elegir entre la democracia
caudillista con ‘máquina’ o la democracia sin caudillos, es decir la dominación de
‘políticos profesionales’ sin vocación, sin esas cualidades intimas y carismáticas que
hacen al caudillo” (Max Weber: “El político y el cientifico”. Pagina 150).

La fundamental diferencia entonces, reside en el uso o no de la violencia.

Para Arendt el poder se construye dialógicamente, se construye a partir de todos y


la política para todos. No hay espacio en el poder para la violencia.

Ella reconoce a la política como una acción (transmitida a través del discurso), la
violencia es muda y por eso no es acción.

Rechaza a Weber en su definición del poder (“capacidad de imponer la propia


voluntad aun contra la resistencia ajena”).

Siguiendo la lógica weberiana, los medios de la política son el poder y la violencia.


Arendt, en cambio, identifica a la política con la acción de aquellos que discuten y
consienten entre sí para actuar en común y resalta que sólo de este modo se
genera poder.

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