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ECUADOR

Debate
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ECUADOR DEBATE
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Magenta

DIAGRAMACION
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Albazul Offset

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ECUADOR
DEBATE 59
Quito-Ecuador, agosto del 2003

PRESENTACION 13-5

COYUNTURA
Dolarización: se acumulan dudas 1 7-18
Marco Romero
la coyuntura en el engañoso espejo de los medios de información 1 19-23
Javier Ponce
la agenda hegemónica: guerra es paz 1 25-39
}osé María Tortosa
Conflictividad socio-política: Marzo- Junio 2003 1 41-47

TEMA CENTRAL
Exceso de maternidad y descalificación paterna 1 49-64
Marie-Astrid Dupret
Imaginario femenino y tradición oral/ 65-78
/me/da Vega-Centeno B.
la feminidad: cómo se construye 1 79-87
Martine Lerude
Imágenes de mujeres y educación:
Quito en la primera mitad del siglo XX 1 89-1 O1
Ana María Goetschel
las marcas de la violencia en la construcción sociohistórica
de la identidad femenina indígena 1 103-122
Ursula Poeschei-Renz
Mujeres como madres, mujeres corno agricultoras 1 123-136
Laurie Occhipíntí

ENTREVISTA
Universidad y sociedad 1 13 7-142
Conversación con Denis Favart
DEBATE AGRARIO-RURAL
La reforma estructural y la competitividad
en el sector agrícola del Ecuador 1 143-1 50
Tatsuya Shímízu
Fuerza de trabajo y floricultura: empleo, ambiente
y la salud de los trabajadores 1 151-161
Raúl Hararí

ANALISIS
La historia de límites en los libros de texto del Ecuador:
análisis de contenido categorial o temático 1 163-179
Juan Carlos laramí/lo
La sospecha es legítima: Marcos ¿revolucionario postmoderno? 1 181-188
Antonio Correa

CRITICA BIBLIOGRAFICA
La seducción populista en América Latina 1 189-196
Comentario: Flavia Freidenberg
TEMA CENTRAL

Exceso de maternidad y descalificación Paterna'


Morie-Astrid Dupret
/Je.~de ya alguno.< años el tem;¡ 'mujer' .<e ha vuelto un componente irrrli.<pensable de cual-
quier proyecto o investigach)n, y la paridad por ejemplo de puesto.< políticos se cnnsideril co-
mo una e mqui.~ta social impre.<cindihle. Sin emhargo rara vez lllln se pregunt;¡ el origen y los
motivo.< oe esta aparente necesidad, aunque romo cualquier discurso se Irrita de l/f!ri construc-
ción sociill que responde a fuerz;¡s ideológicas, repre.~enl;¡tivas de una époc;¡. Además d po-
sitivismo actu;rl exacerbó la tendencia a colocar ;r l;¡ mujer en una categoría aparte fi¡pra di'
una rel;rcinn e<tructural con el lromhre.

P ara el psicoanálisis la problemá-


tica subjetiva se sitúa en un con-
texto donde los límites del cuer-
de nacerá; su comportamiento, su forma
de pensar, hasta su modo de percibir la
realidad que le rodea ya están estableci-
po individual pierden validez. Porque das, y dentro de este marco sus posibili-
no existen seres autónomos sino sujetos dades de innovaciones y de creatividad
nacidos con una inscripción en una so- son infinitamente más estrechas de lo
ciocultura determinada desde el deseo que uno podría pensar al e~cuchar los
de otro u otros sujetos. Esas conyunturas discursos sobre li! libertild, típicos de la
infinitamente variadas pero siempre ex- posmodernidad, ese esfuerzo casi deli-
clusivas a un ser preciso en su hic et rante de escapar a la reducción positi-
nunc son las que definirán sus caracte- vista.
res no sólo físicos sino también psíqui- Como en cualquier parte del mun-
cos, su 'manera de ser', su 'pequeña di- do, un sujeto, quien sea, es producto de
ferencia' con la cual sobrevivirá en su una historia y de una sociedad determi-
mundo. Estas determinaciones preexis- nadas, a la vez que es definido por sus
tentes al sujeto son mucho más que un caracteres personales y las condiciones
trasfondo. Antes de hablar y siquiera de universales de ser de lenguaje. La es-
oir las palabras que le son destinadas, el tructuración propia a un sujeto femeni-
sujeto está hablado por la sociedad don- no dentro de nuestro contexto mestizo 2 ,

Este trab<~jo es un;¡ breve introducción a J;¡ prohlemátic;¡ de l;t suhjetivación femenina en
nuestro medio.
2 No abordar" aquí la estruelura.ción suhjeliv;t femenina dentro "" una sncir,.-ullur;¡ lradi
cional.
50 ElliADOR DfRATI

se Mraiga en la tradición andina y el En el mundo pre-incaico la organi-


gran descalabro sociocultural que signi- zación social estaba dominada por el
ficó la Conquista marcó las relaciones ay/fu, concepto intermedio entre familia
sociales y familiares, que después ad- y pueblo: "El ay/fu sintetizaba esta com-
quirieron sus formas particulares en los pleja interacción de responsabilidades
siglos siguientes. sociales y expectativas parentales, ga-
rantizando a cada hombre y mujer andi-
Mujeres y sociedad antes de la con- nos el acceso a las tierras y rebaños co-
quista munales .. .'!J. Hombres y mujeres bene-
ficiaban de cierta independencia res-
Aunque por razones obvias un psi- pectiva en particular por el sistema de
coanálisis de la subjetividad femenina descendencia paralela que aseguraba a
en socioculturas pre-hispánicas no es las mujeres acceso a bienes o funciones
posible, existe suficiente documenta- en cuanto herederas de sus madres, lo
ción para deducir algunos rasgos pro- mismo que los hombres a través de sus
pios de la feminidad en esos tiempos le- propios padres; por otro lado la comple-
janos. De hecho encontramos datos so- mentaridad en el hogar y la reciproci-
bre la famili<l, el papel de las mujeres, la dad de las relaciones sociales eran valo-
crianza de los hijos, el matrimonio y res fundamentales en este sistema. "Esta
mucho más. Algunos estudios muy inte- estructura de relaciones sociales ... divi-
resantes sobre esta temática han sido dió el universo en dos esferas interde-
publicados; aunque a veces sesgados pendientes y sexualmente vinculadas"4 .
por una ideología feminista que de an- En efecto, uno de los conceptos funda-
temano ubica a la mujer en posición de mentales en la cosmovisión andina es el
víctima, nos permiten tener una idea de dualidad; como dice T. PLATT5, "/a
bastante c!ar¡1 de la situación de enton- lógica binaria ... genera todo el sistema
ces. Me limitaré aquí a destacar aque- de representaciones, según el cual la
llos datos cwy<l inJportancia marc,trá las natura fez¿¡ y la sociedad andina se orde-
épocas siguientes, sea porque su signifi- nan". En las relaciones entre hombres y
cación atravesó el tiempo y siguió vi- mujerf;!s, se refleja en la filiación parale-
gente aunque a menudo solapada, sea la articulada por el vínculo matrimonial.
porque los cambios en la organizilción El matrimonio llamado 'cariwarmi',
social de la Colonia los borraron o invir- hombre-mujer, constituía una parte
tieron su Vé!IOr cultLtral, volviendo irre- esencial de esta organización y servía
conocible su sentido primitivo. para relacionar y conjugar las partes

1. SILVEI<ULATT, Luna, sol y brujas. género y clases en los Andes prehispánicos y colonia-
les. Centro rfe estudios regionales andinos Bartolomé de 1as Ca~as, Cusco, 1'I'JO, p.2. fs.
te libro tiene una bibliografía muy amplia sobre el tema.
4 Id., p.S. . ..
Tristan 1'1 Al""t; Symétries en miroir. Le concept de Yananltn chez les Machd de Boltvte,
dans Annales, #5-6, septel'lhre-déce¡niJre 1978, p.l081 (la traducción es 111íal.
TFMA CFNT~AI 51

masculina y femenina del mundo6. To- mente tradicionales donde lo colectivo


do parece indicar que hombres y muje- prevalecía sobre lo individual y la es-
res vivían en mundos muy igualitarios tructuración subjetiva era esencialmente
donde la relación entre la masculinidad organizada bajo la forma de una identi-
y la feminidad era de complementa ri- ficación social predeterminada re~pecto
dad estructural. a la cual los i!Vatares individu<~les tenlan
En gran parte esta situación se pro- poco peso. Aunque podemos suponer la
longó durante el período incásico, a pe- existencia de modalidades especiales
sar de la introducción de un sistema de estructuración subjetiva avalizadas
mucho más jerarquizado que utilizó las socialmente en casos excepcionales -
bases Ir ,dicionales de la organización así en muchas sociedades el shamanls-
social en función de sus intereses políti- mo fue una manera para integrar a per-
cos: "Los incas transformaron los símbo- sonalidades marginales -. por lo general
los del paralelismo genérico para hacer- la transgresión a la norma llevaba a una
lo encajar con las nuevas relaciones de exclusión de la comunidad; y el aborto,
poder. .. dominaron los sistemas cultura- el adulterio o el incesto podían ser cau-
les de significación ... emplearon las es- sas de severos castigos.
tructuras del paralelismo de género para El sistema andino de vinculación
ligar los ayllus a su dominio". A pesar entre los sexos indicaba una organiza-
de una clara prev¡¡lencia sobre las otras ción sumamente estructurada, y la re-
expresiones religiosas del culto al sol partición de poder se ajustaba de mane-
eminentemente masculino y aunque el ra muy equilibrada aunque jerarquizada
Inca fuera su representante terrenal do- a esta situación. Que sea un hombre
tado de un poder absoluto, las vincula- que haya ocupado el lugar supremo de
ciones de las mujeres a los cultos de la Inca responde a un hecho universal. Co-
Pachamama, la tierra madre, se mantu- mo lo nota con mucha sensatez Peggy
vieron y de este modo gran parte de sus REEVES SANDAY en su libro Poder fe-
derechos, sin que intervenga en esas es- menino y dominio masculino?, en mu-
feras ninguna dominancia masculina. chas sociedades pri1'nitivas o tradiciona-
Desde luego muchos elementos les las mujeres prefieren adjudicar el rol
constitutivos de la subjetividad femeni- de jefe a hombres más bien que ejercer
na en este contexto quedan fuera de directamente la ,llltoridad, probi!ble-
nuestro alcance; por ejemplo no sabe- mente porque .la maternidad les da un
mos mucho ni de las particularidades de rol insustituible en la sociedad con un
la relación madre/hija, ni de la manera valor simhól ico claramente definido.
de percibir las relaciones sexuales o de mientras que el hombre depende de la
las formas de identificación al propio construcción social de su rol. La tenden-
sexo. Se trataban de sociedades suma- cia generalizada de las mujeres a dele-

b Id. p.1 U87ss y p.1 094ss.


7 P. REEVES SAN DAY, Poder femenino y dominio masculino. Sobre los orígenes de la desi-
gualdad sexual. Editori¡¡l Mitre, Barcelona, 1fiH 1. p. 1-1 1 ss.
52 EClJAIJ()I{ DEBATI

gar el poder en lugar de monopolizado turación son particularmente proptctas


parece responder a una dialéctica pro- al levantamiento de tabús e interdiccio-
pia al proceso de simbolización inhe- nes esenciales. Si la Ley Universal de
rente a la esencia humana. La evolución prohibición del incesto a través de todas
sociocultural siempre sigue el camino sus variantes constituye el fundamento
de lo más concreto a lo más abstracto. de cada sociedad, se entiende que,
En este sentido no parece justificado cuando ocurren acontecimientos tan
considerar que el sistema andino pre- dramáticos como la Conquista, este
sentaba formas de sumisión de la mujer mismo fundamento se trastorna y se
a un poder machista sino que era un desvirtúa totalmente. Como dice GRU-
ejemplo de articulación muy compleja ZINSKY, citando a DEVEREUX, "e/ debi-
y dinámica de las relaciones de sexo. litamiento de las costumbres confirma-
. ría que todo proceso de aculturación fa-
Anomia, desestructuración familiar y cilita la expresión de pulsiones reprimi-
mestizaje das en la cultura de origen'-9.
La desestructuración del sistema de
Precisamente este equilibrio fue ro- parentesco es un efecto directo de cual-
to por la colonización española con el quier colonización. Sin embargo en ra-
proceso de destrucción cultural violenta zón de pulsiones mortíferas particular-
y de desestructuración social que pro- mente fuertes desatadas por la Conquis-
dujo al nivel de la sociedad una anomia ta y relacionadas con la imposible me-
persistente. Siempre el desastre de la diación por una palabra y por la ausen-
aculturación y de la destrucción socio- cia de diálogo cultural, la destrucción
cultural se repercuta dramáticamente en de los modelos familiares tradicionales
el 'montaje social'll que une toda socie- tomó a menudo formas radicales, facili-
dad alrededor de un emblema fálico, tó- tando una manipulación muy sutil de
tem, padre, cetro, y casi siempre se las relaciones sociale~. Además el rápi-
acompaña de un aumento vertiginoso do aumento de una población mestiza
del alcoholismo y de las plagas sociales huérfana de inserción sociocultural creó
concoq1itantes. En lo que se refiere a la problemas jurídicos y por ende sociales
temática de la mujer y Je la familia, dos inéditos que nunca encontraron res-
fenómenos tuvieron un impacto decisi- puestas adecuadas. Sólo las comunida-
vo, la aculturación y el mestizaje. En es- des indígenas que, en su estrategia de
pecial, la familia y la relación entre los sobrevivencia, se alejaron del mundo de
sexos así como )Qs ro)es tradicionales se los Conquistadores, lograron mantener
vieron muy afectados por el nuevo con- un sistema de parentesco tradicional.
texto histórico. Como sea las situacio- Sin embargo su representatividad numé-
nes Je desorganización social y de acul- rica fue cada vez menor y su significa-

¡¡ 1'. I.ECI:NDK~, De 1~ Sociélé UHllllle rexle, 1,¡yord, l'.tris, :wo l.


'J S.GKUZINSKY, "la mere dévoranle: Alcoolisme, se~ualité el déculturalion chez les Me~i­
cas (1500-1550) Cahiers des Amériques latines 20, 197Y, p.2S.
Ti M.>\ (t NIKAI 53

ción sociocultur<1l nuncil fue consider<l- manera m.ís {recuente m.uginalcs"10. El


da de gran relevancia, pues lo único signiíic<tnte 'marginal" en su rderenci,t
que de los indígenas interesaba a la Co- a una situación de borde, en la lr.tnj.t de
lonia era su capacidad de pagar el tribu- uno o unos grupos, tomil todo su relieve
to. aquí porque remite ,1 una cuestión de
Si miramos ahora hacia el mundo pertenencia y por ende de identifica-
de los conquistadores y su vinculación ción y de aceptación en una sociocultu-
con los sectores indígenas, con los cua- ra dada.
les establecieron contactos sexuales, En efecto el mestizaje acentt.'•a la di-
observamos un panorama muy comple- cotomía de la filiación entre ,tscenden·
. jo y una serie de hechos llamativos. tes paternos y maternos y conllevr1 v,t-
Desde el principio se planteó el proble- rias preguntas: por ur1.t parte ¿a qué
ma de las parejas "mixtas", para llamar- fuerzas iclentificatorias es sometido el
las así, de su legitimidad y de las cues- niño en un Edipo donde la relación de
tiones de filiación con la aparición del la pareja parental es frágil por no inscri-
grupo social nuevo de los mestizos. birse en un sistema de p<~rentesco avali·
En toda la América Andina, esta po- zado socialmente? Se cuestiona Tobie
blación mestiza, nacida de las pMejas NATHAN: ''¿A quién pertenecen los
"mixtas" en el encuentro entre el viejo y mestizos?" 1 ! , lo que podernos formul.1r
el nuevo mundo, fue la de mayor creci- mejor al decir: ¿A qué ill11"f'Siro pag.Jr su
miento y representó el grupo de más al- deudii simbólicil cuando uno es mesti-
to peso demográfico. El mestizaje plan- zo?, esta deudJ neces.~ri;¡ parJ cual-
tea una problemátic<t no sólo social sino quier aceptación en una sociedad; ¿a
más aún subjetiva. En efecto un mestizo qué garante? del lado del padre o de 1.~
puede interrogarse sobre su pertenencia madre? En efecto Id filiación que vincu-
a una comunidad cultural u otra, y a la la una persona a un linaje de ancestros
vez sentirse excluido o eiectivamente se sih.ía en la dimensión dt.l lo simbóli-
marginalizado por un criterio de apa- co, de lo adquirido, de la herencia cul-
riencia física. MORNER subr<~ya que: tural; indica en qué comunidad el niño
"/a aculturación es a veces muy difícil está adst;rilo y será reconocido de ma-
para el individuo. Puede conducir a los nera privilegiada. En un primer tiempo,
que afecta, sean o no sansre-mezclada, cuando el niño es fruto dircctQ del en-
a la condición de 'marsinal', de desa- cuentro de dos socioculttHilS por nacer
rraigado, de inestable, de descJrlJpla- de pMires perteneciendo a dos comuni-
do ... son los individuos de ascendenciJ dades diferentes, se produc,e un conflic·
mestizada que se vuelven sin duda de to entre la herencia cultural vehiculada

1O Mo~!:\nus MÜKNI·K, Race mixture in the history of Latine Amerit-a, 1illl" lloowtl ( 'on'I'·'"Y·
New York, 1967. t:n el lexlo me refiero a l¡¡ versión francesa: Le métissage dans l'histoire
de I'Amérique latine, l·<~yard, l'o~ris, 1.971. ·
1 1 l. NATIIAN, A qui appartiennent les métisl, N01ovellc n:vuo! d'l:iluoop~ydJi.llfil•, #~ 1,
1111fJ.
54 ECIIMJOR Df_BAH

por la madre, por la 'lengua materna', la quilibrio en cuanto a las posibilidades


deuda a pagar y el patronímico, el nom- respectivas de movilidad social y una
bre del padre que organiza la filiación. modificación de los modelos de filia-
De ahí lils dificultades al nivel de la ción.
identidild y por ende de la estructura-
ción subjetiv;¡ del niño. ¿A qué ley suje- Un padre desvalorizado y descalificado
tarse? ¿En qué comunidad reconocerse?
En su ensayo intitulado Madres y
¿A qué dios sacrificar? ¿A qué padre pa-
huachos: alegorías del mestizaje chile-
gar su deuda? a su propio padre? al pa-
no, Sonia MONTECINO discute la for-
dre de su madre? o al'm al padre imagi-
mación de la identidad mestiza latino-
nario que le dio su madre?
americana a partir de mitos y creaciones
Nos encontramos frente a una mez-
literarias populares. "La conquista de
cla, una encrucijada entre uha tem<ltica
antropológica, la de la filiación, y un
América fue, en sus comienzos, una
problema psicoanalítico, el juego de las
empresa de hombres solos que, violenta
identificaciones y de las representacio- o amorosamente, gozaron del cuerpo
nes del Yo que permiten al individuo es- de las mujeres indígenas y engendraron
tructurarse como sujeto y adquirir una con ellas vástagos mestizos"12. A través
identidad propia. Entonces entendemos de la literatura, del arte y de las creen-
por qué los fenómenos de aculturación cias populares, se dibuja un mito de ori-
y mestizaje, al distorsionar y romper los gen del mestizaje: la madre india fue se-
vínculos familiares, afectan de manera ducida por el Conquistador, el guerrero
drástica la organización subjetiva, cuya que le ha dado un hijo y luego se fue; y
fragilidad se refleja en el debilitamiento ella quedó sola con su marido indio. En-
del lazo que une a los actores sociales. tonces toda su atención se volcó hacia
Cuando el grupo de los colonizados ha su hijo, mientras que el m:uido, desva-
sido mantenido apartado del de los co- lorizado, "descalificado" y privado de
lonizadores, resulta mucho más fácil re- poder, ahoga su amargura en una borra-
crear una estructura social y familiar, chera infinita. Por su parte ei"Huacho"-
que cuando como en el caso andino los en quichua, niño huérfano o ilegíti-
dos grupos se mezclaron íntimamente mo13- remite a la idea del niño. nacido
sin que esta nueva situación haya sido de la unión entre la mujer india y unge-
reelaborada simbólica y legalmente. En- nitor español que se transformó en pa-
tonces la partición de la sociedad se dre ausente. Este mito coloca al hombre
desplaza paulatinamente hacia el seno indígena en un papel de 'anti-héroe',
del hogar, suscitando una progresiva quien ni sabe ni puede proteger y sus-
disparidad entre mujeres poderosas y tentar a su esposa: alguien que "perdió
hombres relegados, a partir de un dese- su batal/a".14

12 Sonia MONTECINO, Madres y huachos: alegorías del mestizaje chileno. hl. Cuarlo pro-
pio, Si!nliago, 1991, p.40.
J:l Id. p. 41 n.11.
14 Id. p.52.
TfMA ÜNTKAL 55

Durante la Colonia, la situación de contrae blanco con una india y los na-
desorganización benefició a las muje- turales (nacidos fuera de matrimonio)
res, dándoles una relativa ventaja res- que proceden de mujer blanca, aunque
pecto a los hombres. En efecto, una mu- sea su padre indio, por seguir éstos la
jer indígena podía mantener una rela- condición de la madre ... "lb. Esta temáti-
ción de concubinato con un español y ca del tributo permite resaltar las venta-
esperar, a falta de un matrimonio legal, jas de las mujeres respecto a los hom-
el reconocimiento de sus hijos por par- bres indígenas o mestizos en el arreglo y
te del progenitor y por ende obtener pa- la manipulación de sus alianzas de pa-
ra sí misma un trato mejor. De hecho, rejas, en cuanto a la filiación de sus hi-
muy rápidamente el concubinato (o jos y a su propio estatuto. Aunque la
amancebamiento) se transformó en un promulgación de li! RepC1blica inst.lllrÓ
tipo de relación de pareja muy extendi- grandes cilmbios en la sociedad, las
do, aunque sin un reconocimiento por cuestiones relativas tanto al estatuto del
parte de la Iglesia o dél Estado. Como mestizo como al concubinato no sufrie-
sea durante la colonia, la descalifica- ron mayores cambios. Hasta épocas re-
ción y la marginación del compañero cientes, era común que un hombre ten-
indígena en favor del colonizador fue ga uno o unos hogares secundarios, al
un fenómeno bastante común. El escri- margen de la familia, dentro de un mo-
tor indígena GUAMAN POMA deploró delo admitido socialmente ilunque no
este estado de hechos y ordenanzas que tomado en consideración 17. Sin embar-
fueron dictadas para intentar, sin mayo- go en la actualidad el número de divor-
res resultados, obligar a las mujeres In- cios, a menudo muy tempranos (des-
dígenas a quedar con sus esposos nati- pués de menos de dos años de nldtrimo-
vosts. nio), están en fuerte aumento.
Desde otra perspectiva/hay t¡ue re- Otro factor preponderilnte en las
conocer que el sistema de tributo, la ba- alianzas matrimoniales era el color de li!
se de la organización socio-económica piel. Se entiende fácilmente su impor-
de la colonia, favorecía una situación de tancia dentro de un mundo donde fun-
esta índole. Una madre no casada trans- cionó el concepto de "limpieza de san-
mitía a sus hijos su propio régimen de gre", expresión venida de la Esp<~ña de
p<lgo tributario mientras que de ser el la Reconquista cristiana contra los mo-
padre legal indio, k>s hijos tenían la ros y los judíos, y luego transpl<~ntada a
obligación de pagar según el modelo América latina con una particular viru-
del padre: "/.os legítimamente exentos lencia. la frase recogida por C. BER-
son los que nacen del matrimonio que NAND en Pinsilig "Que no se riegue la

15 M()RNI:R,op.cit.44; SII.VI:RHLAT 1, op.cit.p. 1Ollss; MUN llUNO, op.cit. p.42ss.


1G CJ1I.t dirigida al gobernador de Quito, 1836, citada en Alexio~ IBARRA DAVII.A, Estrategias
del mestizaje. Quito a finales del siglo XVIII, Ed. Abya -Ya Id, Quito, 2002, p.117.
17 Cí por ejemplo J. SANCIIEZ-PARGA, Uniones libres y maternidad obligada en la costa
ecuatoriana, en Universitas. Familiil. Año 1, no.2, pp. 73-R'J. ·
56 En 11\1 u 1R DrnMI

sangre", con su connotilción incestuosa, hrtciil la mititd del siglo XX.


demuestra cuán frágil es todavía la di-
mensión de lil alterirlild, firrmndo de es- Una relación antagónica
te modo el repliegue del grupo famili;n
la disparidad entre la situación del
en torno il la madre.
hombre y de la mujer en las cuestiones
la marginación del hombre común,
de filiación y de ali;¡nzas matrimoniales
mestizo o indio, en la socied<~d ecuilto-
se manifestó y se sigue reflejando en
rianil, y su deScillific<ición como padre
una tensión muy especial en las relacio-
en compnr<~ción con el conquist<~dor y
nes no sólo entre los miembros de la so-
luego con el hacendado, se expresan en
ciedad sino entre los sexos, así como en
otr<~s esferas donde su identidad milscu-
una falta de diálogo en lil pareja, como
linil se ve <~fect;¡da. los indios eran con-
si hombres y mujeres formaran grupos
sider<~dos como menores de ed<~d'll, lo
radicalmente diferentes sin una media-
que si hien les asegurahil ;¡ unil protec-
ción simbólica y por ende fálica. En es-
ción jurídicil por parte de la coron;¡ es-
le contexto, se dificulta el lazo del suje-
pañola, les mantuvo en un estildo de in-
to al otro. Ch. MELMAN, en su ensayo
ferioriclild: ser p;~dre en un pl:m simbó-
"El complejo de Colón"22, analiza este
lico es de tocb evidenciil contradictorio
hecho a partir de lo que propone llamar
con el hecho de ser ronsider;~do como
el 'discurso colonial'. Aunque no brinda
menor. Y los mestizos ilegítimos- mesti-
muchas explicaciones respecto al mate-
zo e ilegítimo se volvieron r.nsi sinóni-
rial clínico en el cual fundamenta sus
mos' ' 1 - muy dpidilmente se convirtie-
observaciones, por cierto toca un tema
ron en "personajes de mala fama"20, se·
de suma importancia, la carencia de
rE's errantes y peligrosos, marginales ca-
una dialéctica de la palabra en los vín-
si por necesidad. Además hasta el siglo
culos sociales, una ausenc:a o una dis-
XIX ni indios ni mestizos tenían acceso
torsión de comunicación entre el locu-
a la educ:Jción21, En cuanto al voto de
tor y el oyente, entre el sujeto y el otro,
los an;¡lfilbetos recién fue promulg<~do

1fl M(>~ NI~. id. p.5.C,.


1'1 M(>RNI ~.id., p.!ih.
20 IBARRA llAVII.A, op.cil., p.27.
2 1 MÜKNF~. op.cil., p.'IH.
'12 Ch. MJ:tMAN, Le complexe de Colomb, .tinsi que Casa grande e senzala, en LYun incosn-
l'it.'/11 mlrllli,ll s'ilt•xislt•. l'uhliración colectiva de la ASSOCIATION FREUDIENNF tNTER-
NATIONi\1.1: y dl' la MAISON D' AMERJQUF. LATINE. p.22. Existe una versión española
t~<' estos Jrxtos .rn Ch.MF.I.MAN, El complejo de Colón y otros textos. Clínica psicoanalf-
ttca Y laz~ .soetal. Luar~<~ de Vuella Fdiciones, Rogot.í, 2002. Nos dice que es el fruto de
una rt•fiPXIOII pslnMn~ltttcil sohre •·fo lfUI' rtui,ierun en~eñ,lfme los u las pacientes ... r¡ue
/IP~I~nPn•n a illfUel/,,s zona.~ hahit,I(I.J.~ pur el colonialismo .... Lo que puedo comlalar de
nngmal en sus pmiJ/('111.15 sul!j!'livu.<. 1'11 .<w; ir/enli/'ic,ICiones, en .<u modo de relación a lo
r~al. f'n .<u ,rel.wión a la .~e.xualidad,(nw
liev.t a pens<H) r¡ue su rleslino suhjl.'livo est.í tuda-
VIil dPI!'rmiiJar/o por lo lfUP pudo imprrR"·"" su paí.<. y qué PS el colonialismo." p.l8-1 q
TrMA C~Nrrv\r 57

un 'corte' cuyo efecto es que "deje de en este enfrentamiento, como sí uno de


funcionar aquella simpatía que es la ba- los rasgos que permite marcar la identi-
se de nuestro lazo social ... el defecto de dad sexual del uno y del otro estuviera
solidaridad entre 51 y 52 (el sujeto y el ligada al testimonio, a la existencia de
otro) llama a una acción ya no simpáti- esta pugn;,cídarl".25 "El lugar fálico por
ca sino violenta para mantenerlo (el la- excelencia es el ocup;,do por la mujer",
zo social)''lJ. Más allá dice: "El hecho digamos la madre que: "estará capacita-
que entre esos dos lugares existe de da, en este lugar extraí'io, para mantener
ahora en adelante una éspecie de con- el culto a todos estos dioses supuesta-
Flicto pPrmanente, es tal que ningún mente destruidos, o ... reinventar ritua-
pacto ... 1a pueda resolverlo".24 les. De ahí la paradoja que en este dis-
Esta falta de diálogo enire el sujeto positivo la mujer puede aparecer como
y el otro trastoca el vínculo entre la mu- el garante más seguro del falo.''lfi
jer y el hombre, y por ende atañe la
identidad sexual de cada uno. Comenta Gran Madre y matriarcado: un terreno
MELMAN: "Este tipo de heterotopía ra- favorable para el alcoholismo y el in-
dical entre estos ·dos lugares, el hecho cesto
que el pacto entre esos dos lugares no
logra anudarse, cómo esta heterotopía A falta de un lugar reconocido y res-
conduce a incidencias subjetivas que petado para el padre, la madre viene a
pueden ser determinantes? Hay una que ocupar un espacio de omnipotencia sin
es por supuesto esencial para cada uno límites o cuestionamiento alguno. En
y que concierne la identidad sexual. efecto, la sobredimensión de 'la Madre'
Hay (en el discurso colonial) esta repar- se presenta como contraparte a la des-
tición ... que sitúa a los amos/maestros calificación del p<~dre. En su libro ya
de un lado, o en uno de esos lugares, mencionado Soni<J MONTECINO anali-
atribuyéndoles, parece, la cualidad de za varios aspectos de esta temática y
machos, y en el otro lugar, a quien está muestra cómo los cultos mari<~nos y las
devuelto ocupar el puesto de la mujer y devociones a l;¡ Virgen bajo todas sus
que se supone encontrarse en posi- formas constituyen ~1 núcleo más em-
ción ... de pacto con el compañero ma- blemático de l<1 representación social de
cho .... (A falta) de pacto entre aquellos la mujer. A la vez que tom;¡ prestado y
dos puestos, ... el riesgo es que una rela- reactualiza rasgos de la antigua Paella-
ción de fuerza se establezca entre Jos mama precolonial, la Virgen María vino
dos compañeros ... : la identificación se- a ofrecer una nuev;¡ cara de la femini-
xual llama a cada uno de los dos com- dad, a menudo bajo la apariencia de
pañeros a atestiguar cierta pugnacidad una madre todopoderosa, en cuyo rega-

23 lbid. p.9.
24 lhirl.p.22.
25 lbid. p.22.
26 Id. pp.23-24.
58 En IADOR DEAAT i

zo se refugia el sujeto, como un ntno viven replegadas sobre sí mismas. En es-


pequeño. Subraya que a través de la tos casos la familia, lejos de servir de
imagen de la Virgen, doncella, reina y mediador entre el individuo y la socie-
dama, "/a categoría de lo femenino, en dad, se transforma en una unidad aisla-
su desigualdad, asumirá una valoración da, fuera del tejido sociocultural, sin
de superioridad en relación a lo mascu- mediación o dialéctica, en una eterna
lino"27; "los rasgos simbólicos (de la Vir- mismicidad.
gen de la Tirana, la más íamosa de Chi- Una sociedad que tiende a obturar
le, llamada a menudo 'La Tirana') ... di- el lugar fálico, donde los hombres no
bujan lo femenino como poderoso, re- tienen cabida sino en condición de hijo,
belde y transgresor y como "resguarda- ¿no sería precisamente esto lo que po-
dar'' de la cultura".21:! Otro rostro muy dríamos llamar con pertinencia matriar-
común de la Virgen es La Dolorosa, la cado? En efecto si es cierto que término
imagen del sacrificio materno.29 'matriarcado' tiene una connotación
También en la cotidianidad, la ma- más bien mítica, según la expresión de
dre ocupa un lugar exaltado y el ma- R. DELIEGE, porque no se conocen so-
chismo, donde el hombre exhibe su vi- ciedades donde "/as mujeres detienen el
rilidad, expresa una relación de depen- poder o dominan a los hombres"30, ca-
dencia hacia ella; incluso hombres be matizar esta afirmación. Por un lado,
adultos la consultan respecto a todas las el sentido etimológico de matriarcado
decisiones de su pareja, joven y ni tan remite al arqué, digamos el poder de las
joven; y por parte de la esposa, volver a madres que por ende no son todas las
donde su madre es una amenaza fre- mujeres sino las que, por el hecho de
cuente que no pocas veces se lleva a ca- haber dado a luz, ocupan un lugar espe-
bo. La observación indica con toda cla- cial en la sociedad. Por otro lado, un
ridad una impresionante fuerza familiar análisis riguroso de las rt!laciones entre
centrípeta cuyo resultado es que mu- hombres y mujeres en diferentes socie-
chos jóvenes, para evitar separarse de o dades muestra la necesidad de distin-
ser cuestionados por su familia, prefie- guir el ejercicio real del poder y su re-
ren entregar nuevos niños a su propia presentación como lo hace P. REEVES
madre, con la inevitable tensión entre en su libro antes mencionado.
las familias paterna y materna respecti- FREUD, al abordar la cuestión de la
vamente. Casi podemos hablar de tribus evolución estructural de la horda huma-
integradas por varias generaciones, a na hacia un grupo organizado, había
veces exclusivamente de mujeres, que propuesto ver en el matriarcado la tran-

27 MONHCINO, up.cil. p.7o.


21j lhi¡l. p.74.
2~ Podemos añadir IJ asoci.H.:ión enTre l.1 Virgen y el ejérciTo IIJid. p.llDss y p.l 11 ss. OTro
ejemplo de ese lazo es la procesión de la Virgen del Cisne de 1oja, vesTida de parat.:aidis-
T;¡.
JD R. DEUEGE, Anthropulogie de la parenté, Armand Col in, Paris, 1YY6. p. Y.
TI'MA CINTRAI 59

sición hacia un estado de derecho basa- ción sociocultural concomitante erosio-


do en una organización morr~l. Justo nó la función paterna de ordenador fáli-
después del mítico r~sesinr~to del padre co, a la vez que fomentó un crecimien-
por el grupo de hermanos, introduce un to desmesurado de la omnipotencia ma-
tiempo especial en el cual la madre es terna. Este retorno a un culto de la Gran
·quien detiene el poder p;ua luego entre- Madre tiene un precio muy alto porque
gárselo ¡¡ su último hijo, el futuro hé- el marido, eterno niño y padre relegado,
roe 1 1; es el tiempo del mJtriJrcado se- puede tranformarse en borracho inces-
guido por el advenimiento del padre tuoso. Más áún podemos relacionar es-
simbólico. "Esta reversión de /a madre ta situación con la implosión de una
hacia el ~adre también implica un triun- violencia intr<Jfamiliar que caracteriza
fo de la intelectualidad sobre la sensua- amplios sectores de I<J sociedad ecuato-
lidad, es decir un progreso cultural, riana H.
pues la maternidad es demostrada por el "Cuando FREUD dijo que el incesto
testimonio de los sentidos, mientras que es el incesto con la madre, quiso decir
la paternidad sólo es un supuesto cons- que reina la omnipotencia inconsciente
truido sobre una premisa y una deduc- de la madre y que el padre o el herma-
ción"J2. La introducción de la función no no son más que las herramientas de
paterna o del 'Nombre-del-Padre', la la madre ... La red de intercambios está
Ley como tal, significa un progreso en la remplazada por /a uniteralidad de /a de-
civilización humana que aleja el espec- legación del poder, de la cual cuida la
tro de la madre todopoderosa y arbitra- madre. Preserva su omnipotencia exclu-
ria33. yendo el entorno e incluyendo todos sus
La brusca aculturación de la con- productos en el nido familiar... Por el
quista, al acab<~r con el 'montaje social' hecho de esta 0111nipotencia incons·
anterior, produjo una inversión del mo- cien te de la madre, hay una c<irencia to-
vimiento civilizador. La desestructura- tal de la función paterna en las estructu-

31 S.FREUO, Obras complel<~s. Bibliulecil Nuev;¡, Madrid, 1'l72. T. V: Totem y tabu, p.l BJBss,
t. VIl: Psicología de las masas y análisis del yo, p.2604-2605, y l. IX: Moisés y el monoteis-
mo, p.3290ss
32 Id., p.3309-331 O.
33 Existe l;¡ creencia c..1si universill que l;¡ mujer por n.tturaleza dC'tit'llL' un poder m.ígico po-
tente y temible que es el dominio de la fecundidad, y muchos mitos narr;¡n l;¡ rn;¡neril có-
mo los hombres se lo arrebataron. Cf P. REEVFS SAN DAY, Poder femenino y dominio mas-
culino, op.cit., p.17.
34 "Las estadísticas rle maltrato en nuestro po~ís son cada vez miÍs alarmantes, conocemos r¡ue
alrededor de 78. 600 niños golpeados por sus padres su tren fractura.~ y rfatios irreparables,
y uno de c;,rfa J niños son víctimas de ;,huso sexual en Quito y Guayaquil". INNFA, Do-
cumento policopiMio "Bases pam l;¡ presenl;~eión rle propuesl<ts de servicios especializ;¡-
dos de atención al maltrato infantil, Quilo, Oclubre 2000.
35 M. LEDOUX, L'inceste, un évenement qui n'a pas lieu mais quise réalise, en 1. SCIIOTT~
(éd.), Le contacl, De Boeck, Bruxelles, 19'10. 1'. 169.
60 ECUADOI< O~HATI

ras incestuosas"11. Reconocemos aquí también observar una idealización de la


un retrato de la madre dominante, con función materna ... esa mujer no es más
su corolario de descalificación del hom- que deber"37 y añadiría yo, de sacrifi-
bre. La situación incestuosa, hace notar cio. En otro texto, J. CLAVREUL observa:
E. WELLDON, nace cuando la esposa "Interrogándose sobre sí mismo, es a su
rehusa tener relaciones sexuales con su padre que piensa el alcohólico: quién es
marido y escribe: "Esto provoca un sen- mi padre para mi madre?"... El padre se
timiento de inseguridad en el marido quedó como excluido de la vida del ho-
que no se siente adecuado como tal, y gar, perdió todo derecho a la palabra, la
conduce a la desolación y a una regre- madre habiendo excluido de su vida al
sión característica de aquel que perpe- hombre que sin embargo era realmente
túa el Incesto ... muchos pacientes hom- su marido")B
bres que han cometido un incesto co- Incluso en la violencia doméstica,
mentan cuanto se han sentido rechaza- la violencia contra la esposa, ocurre un
dos por su mujer y cuanto aquellas les desplazamiento de los resentimientos y
han hecho sentirse disminuidos, humi- de las tendencias agresivas que el mari-
llados e inadecuados, de la misma ma- do sintió alguna vez contra su propia
nera que cuando eran pequeños, a cau- madre cuya figura y cuyo poder nunca
sa de una madre posesiva, dominante o pudo cuestionar o simplemente contra-
negligente"36. decir, en las apariencias por lo menos. 39
Comentarios respecto al entorno
del alcohólico apuntan también a una Estructuración femenina
figura materna todopoderosa. Por ejem-
plo L. ISRAEL dice: "La propia madre de En una constelación familiar donde
aquellas mujeres (esposas de alcohóli- el lugar del padre está 'al margen', y
cos) sería percibida por ellas como el donde el Nombre-del-Padre está des-
elemento dominante de la pareja peren- prestigiado, se pueden adivinar las difi-
tal ... la relación a la madre no sería mo- cultades que los niños de ambos sexos
dificada por el matrimonio. Se podía encontrarán en su proceso de sexua-

](, 1:. WI:I.I.DON, Madre, virgen, pula. Idealización y denigración de la maternidad. Siglo
Veintiull(), M<Jdrid, 19'H, p.164.
J7 Cit~do por l. P. ROlJSSAUX, FAOKU KKEIT, B. y HEKS, D. l'alcoolique en famille. Dimen-
sions familiales des alcoolismes el implications thérapeutiques, De Boeck, Bruxelles,
199(,. P. 34.
JI:! A. de MIJOLI.A y S. A. SIIFNH )1 JB, Pour une psychanalyse de l'alcoolisme, pelile IJiiJiiol-
heque Payo!, París, 1973. P.293.
J~l Aunque no tratamos aquí de la eslructur,Jción subjetiva masculina, pode111os indicar des-
de una perspectiva teórica que el hombre adulto cuyo pequeño miembro viril íue hipote·
cado por su madre durante la ni1iez sin posibilidad de identiíicación paterm valorizada y
por ende sin t:!laburación de su agresividad edípica, reacciunMiÍ con violencia frente a
walquier situación de humillación o d1~svalorización de su virilidii<l.
Tt MA Ct NlRAI 61

ción. No se trata de una ausencia total feminidad es lo que confiere 1,~ cor!Íe-
de referencia f<llica, lo que apuntaría a sión·de un hombre y es importante de-
un mundo psicótico, sino más bien de cirse que la investidura de su estatuto d(•
una desvalorización del varón en el deseada no descansa, para ella, sobre
plan fálico de la diferencia sexual. El ninguna referencia de realidad oiJjetiv.t.
machismo aparece aquí como un artifi- Lo que el homhre desea en ella, él es el
cio de defensa para escapar a un some- único en poder decir si e/1.1 lo posee o
timiento mortífero a la madre por parte no''.40 En este proceso el rol del l><tdrc
del nii'io. Sin embargo tampoco para la para la niñil es esenri.JI en cuanto sólo
niña la asunción de la feminidad ofrece él puede hacerle la promesil que un dí.t
una solución simple; a falta de un reco- un hombre la dese;¡r,1 por sí mism.t, por
nocimiento paterno, se vislumbra una esa feminidad que le es propia. Desde
profunda dificultad de vivirse como mu- esta perspectivil se entiende en la cere-
jer si no es a través de la consagración monia del matrimonio todo el significa-
de la maternidad. do del padre que acompaña a su hija al
Recordemos que no existe ningún altar; más ilLtn permite dar un sentiuo
símbolo primario de la mujer, contraria- nuevo al por qué en el sistema de inter-
mente a lo que pasa con el hombre, cu- cambio primitivo de mujeres ncces.tri.t-
ya metonimia universalmente reconoci- mente un hombre tiene que ser el g.t-
da es el falo, o con la madre bajo sus rante.
múltiples metMoras de fecundidad, tie- Se entiende también por qué l.t des-
rra-madre, diosa materna o Virgen con calificación paterna por parte de la ma-
el niño. Todas las simbolizaciones exis- dre complicil mucho el proceso de es-
tentes de la vagina giran alrededor de la tructuración femenina de lil niña. En
idea de un continente, un estuche, una efecto, el discurso de la nwlrc, en lugM
vasija, una bolsa, un cofrecillo; el térmi- de brindarle un significante primordial
no 'vagina' tiene la misma etimología válido para simbolizar la diferencia se-
que la vaina de la espada; es decir algo xual y la filltd de significante en la mu-
que sirve de envoltura, de protección, jer, tiene como efecto unJ acenluación
de resguarde a alguna otra cosa de gran de la partición entre im.tginario y sim-
precio. Por esta razón, el camino de la bólico. A falta de un pene simholizable
niña hacia su propia simbolización sub- y sin un ordenador fálico reconocido y
jetiva es compleja, pues ella tiene que aceptado, la joven encuentra m.1s difí-
abandonar su identificación con aquel cilmente un lérlllino de mediación entre
objeto concreto, llamativo y por ende su cuerpo '<~gujere<Jdo' y su esencia hu-
extraño y valioso que es el pene, para mana de ser hablante y el dilema feme-
aceptar la falta, el vacío que encierra la nino se juega entre el cuerpo y el ser, de
vagina, el órgano de la maternidad. "La un lado el sentido (lo simbólico) y dt!l

40 l'iera ALII ACiNIH<-SI'AIKINI, _Remarques sur la féminité el ses avatars", "" I'.AI Ji.AtiNII:K·
SI'AIKINI, CI.AVREUI. L PERRIER F., KOSOLATO G., VALABREGA J.-1'., 1" dt\sir el la per
version, Seuil, París, 19(,7. P.ó9.
62 El 1 li\1 )( lR DI'H/11 1

otro la m<~scaradJ (el imaginario). La ca- que se plantea a la joven es el siguiente:


rencia del;¡ función p;¡terna sin duda re- cuando en el momento de Edipo, ella
fuerza IJ dicotomía entre cuerpo y men- busca una figura paterna para dar una
te, f;:woreciendo l;¡ tendencia a una rei- respuesta a la falta materna - falta no en
ficación. "Es necesario continuamente lo real sino en el plan simbólico propia
erigir imaginilriamente la faltil, trilnsfor- a todos los seres hUm<inos - se encontró
m.índola por ejemplo Pn bello objeto fá- frente ;¡ un padre disminuido im<~gina­
lico, con todo el brillo de la femini- riamente a los ojos de la madre y cuyo
dad'"''· En nuestro contexto, la 'masca- falo carece de valor. Entonces el objeto
rada' propia a la feminidad se ve a me- de deseo se vuelve despreciable y el re-
nudo acentu<~da por un maquillaje y curso al padre se reduce a un plan ex-
un;¡ vestimenta destinados a llamar la clusivamente imaginario, se;¡ el padre-
atención sobre los atributos femeninos, ogro contra quien se enfrenta l;¡ junta fa-
lo 'sexy', y elm;¡lestar en la relación en- miliJr, o a la inversa "el papito", amigo
tre hombres y mujeres se plasma en el de su hija, y la deriv;¡ hacia juegos pro-
discurso corriente en una muy percepti- hibidos ocurre con gran facilidad. Mien-
ble división del mundo femenino entre tras que la niña retorna a un;¡ relación
'espos;¡s' y 'hembritas', m<~dres respet;¡- de dependencia hacia su m<:~dre: ya no
bles y mujeres objetos sexuales. es del padre que va a esperM recibir un
A partir de esta difícil elilboración hijo sino que ella misma va a intentar
de IJ feminidad, se entiende cuan fre- satisfacer a su madre, dándole un hijo.
cuente se manifiesta en la clínica el fan- En este contexto la relación de la
tnsma de Ja mujer de vergüenza por su madre con sus hijos toma la forma de
sexo. Así mismo la angustia típica de la una posesión: el niño o la niña pertene-
mujer en cuanto ;¡ la ~ceptación de su ce a la m<:~dre - o a la abuela. Puesto en
ser marcado por lo femenino y su inten- la necesidad de establecer un fantasma
sa búsqueda para asegurarse que su de defensa contra el goce materno, pa-
cuerpo no sea repelente sino algo por lo so indispensable en la estructuración
cual un hombre está dispuesto a pagar, subjetiva, el niño o la niña se encuentra
como lo explica DEVEREUX 42, al tratar muy sólo frente a la madre omnipoten-
de la prostitución, mostrando cómo a te, 'devoradora', sin un padre que le
menudo la transacción financiera tiene permita elaborar la castración al mante-
como fin contrarrestar este sentimiento ner a la madre dependiente de su deseo
de desprecio haciJ sí misma de IJ mujer de hombre, y diciéndole de este modo:
y cuya félceta más conocida es el maso- "Tu hijo, es a mí qve lo debes".
quismo femenino. Por así decir, la elección subjetiva
En resumen, diría que el problema de la niña entre la creación de un deseo

41 M. LFKLIDE, O' une psychose féminine en 1958 · 1993. 1'abord des psychoses apres La·
can, Point t-1ors l.igne, Horde;¡ux, 19YJ, p.l1 O.
42 C.lJEVFREliX, De la ansiedad al método en las ciencias del comportamiento, Siglo Vein·
tiuno, M¡-¡drid, 1977. Pp.236-237.
TEMA CENTRAL 63

propio y la sumisión a la demanda del Si la estructura histérica parece in-


Otro está sesgada y se inclina por el la- sertarse sin mayores problemas en la or-
do de la Madre omnipotente43. En efec- ganización social, la clínica indica una
to una de las características más comu- alta incidencia de neurosis obsesivas fe-
nes es una identificación materna sin meninas. En aquellos casos la relación
mediación. Porque, como dice VER- amor-odio a la madre está totalmente
IIAEGHE, "/a falta de una mediación congelada en una identificación abomi-
simbólica (a través del falo) se realiza en nada. La agresividad está encapsulada
lo real: la envidia del pene se dirige en- por una culpabilidad ominosa y a me-
tonces al órgano real que es reemplaza- nudo se transforma en un masoquismo
do idealmente por un hijo él también hecho de agresión hacia sí misma. La
reaf"44. De ahí la tendencia ya mencio- relación entre madre e hija puede vol-
nada a colmar la falta de significante fe- verse patológica en casos extremos y to-
menino con el don del hijo primogénito mar la forma de locura entre dos.
a su madre, como prenda para suplir a Pero hay que añadir que la desvalo-
la deuda simbólica social y tener acce- rización del Nombre-del-Padre constitu-
so al goce sexual45. En este contexto se ye una situación muy propensa a la per-
entiende por qué el número de madres- versión femenina. WELLDON nota muy
solteras adolescentes, a veces muy jóve- justamente que la mujer crea su perver-
nes 13-14 años es tan elevado y la ma- sión entorno a su propio cuerpo y a sus
yoría se casa luego con un hombre dife- hijos(as) 4f>. En ciertos casos de montajes
rente del progenitor del hijo. perversos, la característica femenina se
De manera general, este complejo presenta bajo la forma del ofrecimiento,
familiar favorece una estructuración his- de la exhibición del cuerpo propio a la
térica con sus modalidades propias. Así mirada y al goce maternos. De manera
mismo, no es raro que la joven se trans- sorprendente ese escenario recuerda
forme en 'el hofllbre de la familia', la mucho el mundo de Marguerite Duras,
que decide, la que actúa, el emisario de impregnado de la presencia de la madre
su madre. Este caso está generalmente en la sexualidad de su hija, con el dolor,
asociado a la presencia de un hermano la muerte, la melancolía a flor de piel,
VilfÓn generalmente menor mantenido en ausencia de toda figura paterna, si no
en dependencia total de su madre, co- fuera por la presencia del niño-infante y
mo si este don del falo imaginario satis- nieto que viene a trastocar ese juego
íace a la madre que abandona toda riva- dual mortífero. La otra salida perversa es
lidad con su hija. la ofrenda por parte de la madre de la

4] P. VERHAEGHE, lhiste La Mujer? De la histérica de Freud a lo femenino en Lacan. PJi-


d•'•s, Buenos Aires, 1999, p. 2!17.
44 lhid., p. 28!1.
45 M. -A. DUPRET, La madre omnipotente, en Ld 1etra 5 (CJuito), lunio 19')1:1, pp.J'J-40.
4h e ww.ooN, o1>.cit., PP·
b4 f:r llt\f !f IR IJ¡ llt\1 1

~~·xualidad de su hija al padre, o a un nazantes, arbitrilrios, extrilños. Hastil en


pariente (hermano o hijo de la mJdre) las terapiils, incluidas las que se reclil-
en un don silcrificial de la feminidild de man del psicoanálisis, se nota cuán fá-
la niña. Aquí t1os encontrilrnos de nuevo cilmente el ter<~peuta viene a reduplicar
frente al drama del Incesto. Ultimamen- la figura superyóica materna y exigir el
le la jJklliferación de l;¡ temática lesbl:l- silcrificio del deseo de uno en pos de u'n
na en nuestro n1edio part-ce responder a conformismo soci<1l inquietante.
la teiadón sumamenté intrincada entre No sólo ilquí el Nombre-del-Padre
1:.1 mildre y la hija como resultado de la está peligrando y las tendencias visibles
de~valoriznción paternil.47 en el pensamiento occidental y en las
sociedildes sobredesarrolladasSO apun-
A modo de conclusión tan a su destitución; 'desubjetivación de
masa', destrucción de cultur<~s, <~nula­
Si la ausencia de 'vectorización fáli-
ción del 'intervalo portador de la repre-
ta' es catastrófica para el sujeto y lleva
sentación y de la teatralización del lazo
a la locura "cuatrdo no hay m;ís sentido social' no son sino ataques sistemáticos
para brdenar /u rea/"411 , es fácil pensar a la dimensión de lo Simbólico.
que tanto jJ<~ra el niño como para la ni- América Latina tuvo movimientos
ñá, la descalificación del p<H.lre por una muy significativos de dialéctica socio-
mítdre sobreinvesticla tiene efectos ele cultural, artística, 1iteraría, como en su
estructura. Más aún, en estil situación, época barroca o con el boom literario
el Intervalo creado por el significante de los años 70/80, expresiones del rea-
hl~H:!stro, €15e 'entre-dos' nacido por la lismo mágico de un mundo diferente,
irrupción del Nomhre-rlei-Padre 4 '' que- imprevisible, lleno de vitalidad., pero
da borroso y el proceso de separación, t;unbién frágil en su eterna juventud. Tal
rornplemenlilrio " l,1 alienación consti- vez por <JIIá descubramos algún espacio
tutiva del sujeto, se ve trastorn~rln, pues de creación original, un lugar de "ell-
el nii1o queda alrilpildo en la única di- cuentro con el otro (autrui), no e/ seme-
mensión del deseo m<~lerno y de adulto jante sino otro" que nos permita "recia-.
se m;¡ntiene en unil dependencia infan- marnos de un Padre común". 5'
til h,tcia su madre frente a los otros ·ame-

47 FnPste texto no tr,tt.ué la prohlemilticil del <~horto muy significativil del dominio de lama-
dre sohn! PI .. u.,rpo de su hij;1.
·ltl M. 1t:f{lllll-, D'une psychose féminine, op.cit, p.lt7.
4Y El Nornhre-del-l',tdre, a través del falo, es necesario d la constitución de lo Simbólico e in-
troducr> t.1 diiPrr>nci,l que permite 1<~ estnr<tur<~ción identit<~ria solrre fondo de alteridad
Sil 1'. 1I'CI.Ni.>f{l, lle lól sociét~ <omme tl'xtl', op.cil. p.D.
51 Ch. MFI.MAN, op.cil., p.25.

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