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IMPACTO ECOLOGICO, DELITOS AMBIENTALES CONTRA LA BIODIVERIDAD EN VENEZUELA

ENMARCADA DENTRO DEL ARCO MINERO DEL ORINOCO

La presente investigación que lleva como título “impacto ecológico, delitos ambientales contra la
biodiversidad en Venezuela” abarca la problemática que surge como primer problema ambiental
que preocupa a los especialistas consultados destaco la minería ilegal y su impacto negativo al
ambiente, así como la zona decretada como desarrollo estratégico nacional Arco Mineo del
Orinoco mejor conocido como el Arco minero (minería legal)

En ciudad bolívar, existen mafias carcelarias, mineros ilegales y traficantes de drogas y


combustible

De acuerdo al Global Forenset Watch, declara: que al menos 5 areas protegidas en Venezuela ya
están siendo defirestadas por las actividades mineras ilegales. 7 monumentos y 5 oarques
nacionales se encuentran dispersos en todo el arco minero de venezuela entre ellos esta el parque
nacional Canaima

Algunas ONG dele stado Bolivar denuncian esclavismo, trabajo infantil y protitucion por parte de
mineros ilegales,asi como la presencia de grupos indígenas armados, también realiza casi todo el
trabajo relacionado con el paso de contrabando de oro de venezuela a otros países

el Arco Minero del Orinoco, una zona de 114.000 kilómetros cuadrados en el estado Bolívar, que
cuenta con grandes potencialidades para la extracción del oro, cobre, diamante, coltán, hierro,
bauxita y otros minerales de alto valor industrial”

el Arco Minero de Venezuela se presentaba como una alternativa económica para el país, pero lo
que se presenta hasta ahora es una combinación de ilegalidad, destrucción de biodiversidad y
muerte

decisión que ha puesto en peligro la biodiversidad en la amazonia venezolana y la vida de las


comunidades indígenas

la ejecución del proyecto del Arco Minero del Orinoco producirá la destrucción completa de


bosques y sabanas, la sedimentación y el envenenamiento de las cuencas, los embalses, los ríos y
los demás cursos de agua, la desertificación y la contaminación de toda la zona explotada, la
alteración del ciclo hidrológico, la incidencia negativa en el clima y la disminución de las
precipitaciones. Una parte de nuestra nación, como es previsible, quedará (literalmente)
convertida en un desierto árido e improductivo de excavaciones contaminadas. Nuestras reservas
de agua y la generación de energía para todo el país, como es de esperar, se verán seriamente
comprometidas.

El decreto del Arco Minero del Orinoco viola los derechos humanos de las comunidades indígenas
de la zona y su ejecución podría dar lugar a un genocidio. Viola el derecho a la vida, el derecho a la
preservación de las tierras y de las formas de vida ancestrales de las comunidades indígenas. La
condena al exterminio o al desplazamiento. Las comunidades indígenas que se resistan a
desplazarse de sus territorios estarán condenadas irremediablemente a su aniquilación; las que
quieran preservar sus vidas deberán desplazarse forzosamente de sus tierras ancestrales. El Arco
Minero del Orinoco será una sentencia de muerte para las etnias Warao, Acawayo, E’Ñepa, Pumé,
Mapoyo, Kariña, Arawak, Piaroa, Pemón, Ye’kwana y Semeyá.

El decreto del Arco Minero del Orinoco viola derechos humanos fundamentales, la Constitución de


la República y la firma de tratados internacionales ambientales, laborales e indígenas por parte de
nuestro país.

El decreto del Arco Minero del Orinoco lesiona gravemente la soberanía de nuestra nación.


Desconoce derechos y principios constitucionales para favorecer los intereses de la elite
gobernante y del capital extranjero (inescrupuloso), en perjuicio grave del bienestar, la seguridad y
el desarrollo sostenible de nuestra nación.

La ejecución del proyecto del Arco Minero del Orinoco perjudicará muy negativamente a nuestro
ambiente, a nuestras comunidades indígenas y a nuestras vidas en general. Dará lugar a lugar a un
ecocidio de grandes magnitudes e intensificará el -ya, de hecho, muy alarmante- proceso de
desintegración social del país.

Su impacto sobre nuestro ambiente será incluso mayor al provocado, por la antigua Unión
Soviética, en el mar de Aral (la reducción drástica, al 10% de su magnitud original) del cuarto lago
más grande del planeta para la época (años 60 del pasado siglo) y su contaminación elevada
convierten el ecocidio del mar de Aral en uno de las mayores catástrofes ambientales
artificialmente provocados en la historia de la humanidad.

Según el decreto, el AMO busca la extracción y comercialización por parte del capital nacional,
trasnacional o mixto, de los minerales de bauxita, coltán, diamantes, oro, hierro, cobre, caolín y
dolomita en toda la margen sur del río Orinoco. Esto se ha promovido ignorando dos requisitos
necesarios de acuerdo a la propia Constitución de Venezuela, aprobada en el año 1999.

El primero de ellos, artículo 129, la obligación de realizar estudios de impacto ambiental y


sociocultural en las actividades susceptibles de generar daños a los ecosistemas

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