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Curso: 1101
2.600 metros más cerca de las estrellas
Bogotá, una gran ciudad que puede ser considerada como una gran “selva de
cemento”, sin embargo, en esta selva existen varios sitios que están llenos de
naturaleza que tienen diversidad de olores y colores, uno de los sitios más
reconocidos en esta gigantesca metrópolis es Monserrate, su altura es la elevación
que marca un inicio y un fin a una urbe altruista y procaz.
En la cima podemos sentir serenidad y paz con el suave cobijo del color verde que
nos aleja del ruido de los carros para sentir el cantar de las diferentes aves que
habitan allí; y concebimos la sensaciòn de grandeza al saber que tenemos una ciudad
entera a nuestros pies. De esta manera, visitar este lugar no solo tiene un propósito
religioso, sino que a su vez puede resultar una experiencia para conectar tanto con la
naturaleza como con nosotros mismos.
Para llegar a la cima existen tres modos: mediante el sendero peatonal, el teleférico o
el funicular; una de las formas en que encontramos provechosa la visita a Monserrate
es mediante la caminata por el sendero peatonal ya que nos brinda un espacio de
reflexiòn en el que aclaramos nuestra mente, poco a poco que se asciende en la
caminata se puede ir enriqueciendo el autoestima y el coraje por el simple hecho de
sentir esa superioridad ante la ciudad. Màs sin embargo a travès de los otros dos
modos se hace la visita a Monserrate algo màs efìmero, pero tambièn posee la ventaja
de disfrutar de la espectacular vista de lo que son las grandes construcciones del
hombre y de la Pachamama, a su vez, durante un pequeño instante nos permite
sentir detenidamente la manera en que la naturaleza nos habla y nos transmite sus
vibras.