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-A partir de esto Platón va a proponer dos mundos: el mundo sensible y el mundo inteligible. Y a estos
mundos les corresponden dos formas de conocimiento: la dóxa y la episteme.
***El mundo inteligible se llama así porque él puede verse con los ojos del "intelecto" (en comparación del
mundo sensible que se ve con los ojos del cuerpo), se puede inteligir y así apreciar las Ideas.
** El mundo sensible tiene "algo de ser" (siendo el "ser" el mayor grado de calidad ontológica, de mejor
calidad de existencia). Este mundo participa, copia, imita, intenta acercarse al mundo perfecto inteligible
donde habitan las Ideas. Y por eso tiene algo de ser, aunque su calidad de ser es degradada.
Cosas sensibles:
-Múltiples (muchas cosas bellas, iguales, etc.)
-Mutables (devienen o cambian).
-Contradictorias (por eso tienen algo de "ser" y algo de "no ser").
-Temporales.
-Contingentes (no son necesarias) y particulares.
-Participantes (se relacionan con el mundo de las Ideas pero las cosas sensibles son las que se esfuerzan por
imitar las Ideas, no son las Ideas las que se esfuerzan por "hacer cosas").
-Copias, imitaciones.
-Dependientes.
-Fenómenos (aparecen, pero son tienen la realidad concreta de las Ideas).
-Imperfectas.
**Por último, el mundo de las Ideas o mundo inteligible trasciende al mundo sensible: la realidad del mundo
de las Ideas está "más allá" del mundo de las cosas sensibles.
—La misma parte desde la nada hasta el ser en toda su plenitud y desde la ignorancia hasta el conocimiento
absoluto.
-Leer p. 371 desde 509e.
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Relaciones del mundo sensible.
-Explicar lo que pasa en el mundo sensible en relación a las imágenes y las cosas propiamente dichas. Y
recordar sobre la utilización de las cosas sensibles que pueden producir imágenes: que es tomar a algo que
no está efectivamente aconteciendo como si sí lo estuviese (como hacen los abogados o el cine).
**Es tomar una imagen o una sombra por la realidad del objeto representado.
**Platón considera que en las cosas sensibles hay pístis (creencia) porque no se sabe, aún, la
naturaleza última de esa cosa, pero se cree en ella y eso basta para la acción.
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-Esta forma de pensar según Ideas matemáticas es el primer paso para poder llegar a la filosofía puesto que
el estudiante aprende a pensar abstractamente, sin ayuda de las cosas sensibles en sentido estricto y
confiando en la capacidad de su propio pensamiento.
-La filosofía da cuenta de todas las Ideas hasta llegar a aquél principio que es a-hipotético, que no depende
de hipótesis, que es autosuficiente, que se explica por sí mismo.
-Podríamos decir que el mundo de las Ideas de Platón es un cosmos, donde cada Ciencia es una galaxia que
cree que está aislada y que no depende de nada más. La tarea de la filosofía es lograr captar las conexiones
que existen entre estas galaxias hasta llegar a comprender que se trata de un universo en sentido estricto
donde no hay nada que esté absolutamente aislado. Esto funciona como un ideal y no es una tarea
humanamente posible, pero Platón lo propone como aquello a lo que debe aspirar el filósofo. Debe aspirar a
lograr que ya no haya más "¿por qué?", no haya más pedido de fundamento, donde no se debe más dar
cuenta de qué dependen las galaxias para ser.
-Para Platón, así como el Sol reina en el mundo sensible y es aquél que permite que se vean las cosas sin que
él sea su causa (el sol no es causa de las cosas), la Idea de Bien es aquella que permite que todas las otras
Ideas sean sin que esta Idea sea su causa. Solamente es aquello que rige el orden de las demás Ideas: el Bien,
la Idea de Bien reina sobre todas las causas y fundamentos.
-La Idea de Bien no tiene nada que ver con la moral: es aquello que permite decir, por ejemplo, que este es
un "buen cuchillo", un "buen caballo", etc. El Bien es aquello hacia lo cual todo tiende, todo aspira a la
perfección.
**La diferencia entre la ciencia y la filosofía es que ésta última no tiene ninguna barrera para proceder, la
ciencia, en cambio, no va más allá de sus hipótesis. Todo el que piensa y está dispuesto a que nada lo
detenga en su pensar es un filósofo.
Dialéctica.
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**Si se observa el esquema se puede ver que se trata de una gradación de Ideas que parte de una Idea que
rige a todas las demás hasta llegar a la Idea particular que intentábamos conseguir.
-Como rectora de todas estas Ideas se encuentra la Idea de bien, donde si seguimos ascendiente mediante el
método dialéctico llegaremos a ella como el principio an-hipotético, absolutamente incondicionado.
**La dialéctica propiamente dicha es la que realiza el filósofo y ella es ascendente porque su fin es lograr
captar la Idea de Bien: la suprema unidad.
***El impulso que posibilita a la Filosofía llegar a la Idea de Bien es el amor: porque el amor parte de una
falta para poder amar, tiene que haber una carencia en mí que haga que yo quiera salir y sentir la
completitud al amar. De ahí la etimología de la palabra Filosofía: amor a la sabiduría.
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-3) Fundamento teleológico: La Idea de Bien no tiene nada que ver con la moral: es lo que hace que las
cosas sean aptas para algo, para algún fin. Así, la Ideas son aptas para ser conocidas y para ser algo, gracias
a la Idea de Bien. Lo "bueno" del "buen cuchillo" reside en que es apto para cortar, por ejemplo. Del mismo
modo, las Ideas tienden a querer concretar sus fines, quiere llegar a sus objetivos. También, las cosas
particulares quieren desarrollar sus cualidades en la medida en que tienden a sus fines, y por eso participan
de la Idea de Bien. Aspirar a desarrollar su propio bien como finalidad de su existencia.
-En su última obra, el Timeo, Platón considera que el mundo sensible fue realizado como una obra de arte
por un artesano divino, que lo creó tomando como modelo las Ideas. Así, el mundo de las Ideas es el modelo
que este mundo sensible intenta imitar.
**Todas las cosas tienen su propio "bien": una finalidad que rige su existencia.
Respecto de todas las ciencias, artes, habilidades y oficios vale la convicción de que para poseerlos se
necesita un reiterado esfuerzo de aprendizaje y de ejercicio; y que, si bien todos tienen ojos y dedos, y se les
proporciona cuero e instrumentos, no por ello están en condiciones de hacer zapatos. En lo referente a la
filosofía, en cambio, parece ahora dominar el prejuicio de que cualquiera sabe inmediatamente filosofar y
apreciar la filosofía porque para ello posee la medida en su razón natural, como si cada uno no poseyera
también en su pie la medida del zapato. (Hegel, Filosofía del espíritu)
-Con esto, lo que nos quiere decir Protágoras, es que se puede persuadir de que las buenas razones para
considerar algo son malas y viceversa.
En este sentido es ilustrativa la siguiente anécdota. Protagoras había convenido con un discípulo que, una
vez que éste ganase su primer pleito (a los que los griegos, y en particular los atenienses, eran muy afectos),
debía pagarle los correspondientes honorarios. Pues bien, Protagoras concluyó de impartirle sus enseñanzas,
pero el discípulo no iniciaba ningún pleito, y por tanto no le pagaba. Finalmente Protágoras se cansó, y
amenazó con llevarlo a los tribunales, diciéndole: "Debes pagarme, porque si vamos a los jueces, pueden
ocurrir dos cosas: o tú ganas el pleito, y entonces deberás pagarme según lo convenido, al ganar tu primer
pleito; o bien gano yo, y en tal caso deberás pagarme por haberlo dictaminado así los jueces". Pero el
discípulo, que al parecer había aprendido muy bien el arte de discutir, le contestó: "Te equivocas. En
ninguno de los dos casos te pagaré. Porque si tú ganas el pleito, no te pagaré de acuerdo al convenio,
consistente en pagarte cuando ganase el primer pleito; y si lo gano yo, no te pagaré porque la sentencia
judicial me dará la razón a mí".
-Por otro lado está Gorgias: (483-375 a.C.) fue otro sofista de auténtico nivel filosófico. Su pensamiento lo
resumió en tres principios concatenados entre sí:
"1. Nada existe;
2. Si algo existiese, el hombre no lo podría conocer;
3. Si se lo pudiese conocer, ese conocimiento sería inexplicable e incomunicable a los demás."
Era, por tanto, un filósofo nihilista, según la primera afirmación (nihil, en latín, significa "nada"); escéptico,
según la segunda; relativista, según la tercera. A pesar de su nihilismo y escepticismo, sin embargo, era uno
de los sofista: más cotizados y cobraba muy caras sus lecciones.
-Es importante considerar que estas dos posturas de los sofistas, escépticos o relativistas, encarnan el espíritu
de época de la decadente cultura ateniense.
-Grecia comenzaba, entonces, a decaer en todo sentido: pero principalmente, en lo más hondo, en su sistema
de creencias, en su moral. Hasta ese momento, los poetas griegos encarnaban muy bien lo que esperaba, lo
que creía un griego medio, luego todo esto –y no sólo la política o la sociedad- comienza a entrar en crisis.
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-En este contexto “gobernado” por los sofistas es que aparece Sócrates como aquella figura que quiere
romper, definitivamente, con el relativismo o el escepticismo de los sofistas. Él va a buscar y plantear la
existencia del conocimiento verdadero.
-Se podría, para visualizar la importancia de este filósofo, compararlo con la figura de Jesús; ambos tiene un
peso similar en la historia occidental puesto que marcaron un quiebre en la misma.
-De igual modo, es muy poco lo que se sabe de ambos en términos históricos. Incluso de Sócrates hay
testimonios que son contradictorios.
-Así mismo, los dos fueron ejecutados por el Estado (Poncio Pilatos-Roma, Laques-Atenas).
-Sócrates fue un ejemplo de filósofo que vive su propia filosofía. Vida y filosofía son casi una misma cosa.
-Teniendo en cuenta a los sofistas, Sócrates aparece en un momento en el que todos creen saberlo todo; él va
a proclamar su ignorancia (y va a hacer de ello un método); a su vez, va a sostener que el conocimiento
verdadero es virtud y la ignorancia un vicio.
¿Qué es la ignorancia de Sócrates?
Una anécdota de enorme implicancias históricas lo explica mejor:
-Un amigo de Sócrates, Querefonte, se dirigió al oráculo de Delfos, del dios Apolo. Allí preguntó quién era
el más sabio de los hombres, el dios respondió que era Sócrates. Al enterarse éste de las palabras del dios
queda perplejo porque no reconoce en sí mismo ninguna sabiduría, en el sentido corriente del término.
Sócrates está confundido, no se siente lleno de conocimientos, sino de dudas. Como es imposible que el dios
haya mentido, Sócrates piensa que estas palabras tienen un sentido oculto; sentido que se encarga de develar.
Lo que él hace es interrogar a todos sus conciudadanos que decían ser sabios y poseer conocimientos y
contrastarlos con él mismo, es decir, dilucidar si ellos sabían más que Sócrates y en qué sentido. ¿Por
quiénes empieza Sócrates? Como es de esperar, por los políticos. Los interroga sobre algo que ellos deberían
saber mejor que nadie: ¿qué es la justicia? Luego del interrogatorio, demuestran no saber o tener un
conocimiento erróneo de ésta. Luego Sócrates interroga a los poetas, buscando que definan aquella belleza
de la que tanto discurren. Pronto se entera que los poetas tampoco saben qué es ésta ya que por medio de
ellos hablan las musas, las divinidades (él es un inspirado: un en-diosado). Tampoco son los poetas
verdaderos sabios. Entonces, por último, se dirige a los artesanos. Ellos, en cambio, resulta que sí saben su
oficio, pero, por otro lado, no saben absolutamente nada de política, oficio para el que no se encuentran
capacitados y sin embargo creen estarlo. Sócrates concluye, entonces, que a diferencia del resto su sabiduría
recae en que él posee conciencia de su ignorancia, los demás creen saber, pero no saben. De aquello que está
seguro Sócrates, entonces, y que lo hace más sabio que el resto es que afirma “sólo sé que no sé nada”. En
esto consiste su sabiduría y su superioridad ante los demás. Platón le hace decir a Sócrates en la Apología:
“Me parece, atenienses, que sólo el dios es el verdadero sabio, y que esto ha querido decir por su oráculo,
haciendo entender que toda la sabiduría humana no es gran cosa, o por mejor decir, que no es nada; y si el
oráculo ha nombrado a Sócrates, sin duda se ha valido de mi nombre como de un ejemplo, y como si dijese a
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todos los hombres: "El más sabio entre vosotros es aquel que reconoce, como Sócrates, que su sabiduría no
es nada".”
-Podríamos decir que el hombre es profundamente ignorante de los más grandes problemas que lo
conmueven, de las grandes cuestiones de su destino y del sentido del mundo. Y, sin embargo, los hombres
presumen saberlo.
-Cada hombre, por ejemplo, cree saber cuál debe ser el sentido de la vida humana, puesto que en cada caso
ha elegido (o, en el peor de los casos, desea) una determinada manera de vivirla: como comerciante, como
poeta, como médico, etc., afirmando con ello implícitamente el valor del tipo escogido, así como el de las
actitudes que asume en cada caso concreto: trabajar o robar, mentir, rezar.
-Sin embargo, muy pocos se plantean el problema de la “verdad” o la “bondad” de tal vida o tales actitudes.
Menos, aún, son capaces de “dar razón” de todo ello.
-Por lo común, más que realizar personalmente sus existencias, los hombres se dejan vivir, se dejan arrastrar
por la corriente de la vida, de los demás, de las opiniones, de lo que “la gente” dice o hace.
-Sócrates revoluciona todo esto.
La Misión de Sócrates
-En algún sentido, que Apolo lo llame sabio equivale a darle la misión de que siga interrogando a sus
conciudadanos.
-A juicio de Sócrates, el dios Apolo lo ha destinado “a esta ciudad […] como a un corcel noble y generoso,
pero entorpecido por su misma grandeza y que tiene necesidad de espuela que le excite y despierte. Se me
figura que soy yo el que el dios ha escogido para excitarlos, para punzarlos, para exhortarlos todos los días,
sin abandonarlos un solo instante.” (Teeteto 30e-31ª)
-Lo que hace Sócrates, así, es perseguir a todos los ciudadanos en las calles, las casas, los gimnasios y las
plazas para interrogarlos si estos llevan una vida noble y justa o no y si, además, pueden dar razones de ello.
-Esta actitud resultaba, claramente, molesta para las personas. Porque se los interrogaba y criticaba. Fue
esto, justamente, lo que llevó a Sócrates a ser acusado de “corromper a la juventud e introducir nuevos
dioses”, acusación que lo llevó, finalmente, a la muerte.
-Lo curiosos es que Sócrates no enseñaba ninguna doctrina (a diferencia de los sofistas, por ejemplo);
simplemente interrogaba. Su objeto fue el continuo examen de los demás y de sí mismo en la permanente
incitación y requerimiento a problematizarlo todo, considerando que lo más valioso del hombre, lo que lo
define está justo en su capacidad de preguntar.
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