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UNIDAD I: ¿Qué significa ser persona?

El cuerpo como manifestación de la individualidad e interioridad humana


Introducción

En esta unidad temática abordaremos tres aspectos esenciales de la corporalidad humana en


cuanto dimensión constitutiva esencial de la persona humana (unidad sustancial alma –cuerpo):

En primer lugar nos referiremos a como la corporalidad es propiamente manifestación de la


interioridad (relación substancial con el alma humana), por ende, como es el rasgo fundamental
de la persona humana, ´refiriéndose a sus aspectos físicos, orgánicos y materiales.

En segundo lugar nos referiremos a las características específicas de la corporalidad humana tales
como su Carácter despecializado y diverso a la corporalidad de otros animales, su relación con la
condición subjetiva de la identidad de cada persona, su relación intrínseca o substancial con el
alma y su vinculación esencial con el ser de los otros en cuanto realidad expresiva de la identidad
propia.

Por último nos preocuparemos de la importancia de la corporalidad en relación a la intimidad de


cada individuo, en cuanto aparece resguardando el lugar más propio (el santuario) de la identidad
propia o del “si – mismo”. También nos referiremos al sentimiento de pudor o vergüenza natural
que surge cuando se revela involuntariamente ante los otros aspectos íntimos o propios de
nuestra interioridad. Por último comprenderemos la relación dinámica del ser humano con su
corporalidad y como en cuanto se relaciona substancialmente con el alma se constituye en un
fundamento antropológico de la dignidad y respeto de la persona humana.
I. La corporeidad humana como manifestación de la interioridad

Nuestra primera evidencia antropológica respecto a la persona humana es la corporalidad.


Sí alguien me saluda en la calle lo puedo reconocer pues su figura me es familiar, pudiendo
ser alguien conocido o un amigo. Se me presenta la evidencia de dicha persona a través de
su corporalidad.

No puedo reconocer ni pensar la existencia de la persona humana sino lo es a través de su


corporalidad. Ésta corresponde a la dimensión física, orgánica o material de la persona. Por
ende el ser humano no es comprensible ni pensable sin el cuerpo. En cualquier acción
humana está implicada la corporalidad.

Podemos afirmar entonces que “soy un sujeto corporal”, en cuanto persona, soy un
sujeto espiritual consciente de sí mismo, soy al mismo tiempo e inseparablemente una
realidad corporal:”El cuerpo forma parte de mi ser, no es una materia externa que utilizo o
un instrumento que empleo para los fines que e interesan. El cuerpo soy yo
“(“antropología una guía para la existencia “Juan Manuel Burgos. )

II. Características de la corporalidad

El cuerpo humano participa a la vez de la condición Subjetiva de la persona (su


individualidad) y de la objetiva relación con el mundo: por su intermedio el sujeto en
cuanto individuo está vinculado en el mundo y sujeto a los condicionamientos de una
temporalidad finita.

Cuerpo humano y su carácter despecializado: Si comparamos el cuerpo humano con el de


otro animal nos daremos cuenta que es “inútil”, lo que significa que no posee
especialización. Por el contrario el cuerpo animal se encuentra morfológicamente
configurado para responder a las exigencias del medio. Su estructura corporal está
ordenada a que pueda procurarse el alimento, huir de los depredadores y sobrevivir a un
clima determinado.

Corporalidad humana e interioridad, la corporeidad humana está dirigida hacia el interior


manifestando ese “dentro del hombre”. En el arte, por su parte, se representa a los
animales comiendo, mirando, desplazándose o descansando, mientras que en las
representaciones humanas se muestra más propiamente al hombre replegado sobre sí
mismo, ya sea pensando, contemplando o comunicándose.

El cuerpo humano refleja una finalidad distinta a la del cuerpo animal. El ser humano no es
para un medio sino para otra persona. Su cuerpo es expresión de lo que le corresponde
como ser humano, esto es, el encuentro y la comunión con otro.
El interior es impenetrable para otro hombre en aquello de más íntimo, sólo puede
conocerlo cuando le es comunicado. La interioridad se manifiesta en el cuerpo, por eso el
cuerpo mismo nos indica que estamos ante alguien y no ante algo. En el hombre su cuerpo
expresa inequívocamente que es un ser que trasciende la materia. El cuerpo humano es el
más noble porque es el más perfecto.

III. 2El cuerpo humano como manifestación de intimidad

Designa el ámbito interior a cubierto de extraños. Lo íntimo es lo que sólo conoce uno
mismo: lo más propio. Intimidad significa mundo interior, el «santuario» de lo humano, un
«lugar» donde sólo puede entrar uno mismo.

Lo íntimo es tan central al hombre que hay un sentimiento natural que lo protege: la
vergüenza o pudor. Éstos son el cubrir u ocultar espontáneamente lo íntimo frente a las
miradas extrañas. En relación a lo anterior existe el derecho a la intimidad, que asiste a la
gente que es espiada sin que lo sepan, o que es preguntada públicamente por asuntos muy
personales.

Intimidad e interioridad: La vergüenza o pudor es el sentimiento que surge cuando vemos


descubierta nuestra intimidad sin nosotros quererlo. Lo íntimo se confía a las personas que
están en mi intimidad, pero no a todo el mundo. Y la vergüenza no aparece por hacer algo
malo, sino porque se publica algo que por definición no es público.

Intimidad y vergüenza: La vergüenza o pudor da origen al concepto de “lo privado “, un


reducto donde no se admiten extraños (en mi casa, en mi cuarto o en mi diario no entra
cualquiera). El pudor se refiere a todo lo que es propio de la persona, que forma parte de
su intimidad.

Todo lo que el hombre tiene pertenece a su intimidad; cuanto más intensamente se tiene,
más íntimo es: el cuerpo, la ropa, el armario, la habitación, la casa, la conversación familiar,
los apodos cariñosos que nos dan nuestros padres... son cosas que no tienen por qué saltar
a lo público.

Carácter dinámico de la intimidad: La característica más importante de la intimidad es que


no es estática, sino algo vivo, fuente de cosas nuevas, creadora: siempre está como en
ebullición, es un núcleo del que brota el mundo interior. Ninguna intimidad es igual a otra,
cada una es algo irrepetible, incomunicable: nadie puede ser el yo que yo soy.

Dignidad de la persona humana: La persona es única e irrepetible, porque es un alguien; no


es sólo un qué, sino un quién. La persona es la contestación a la pregunta ¿quién eres?
Persona significa inmediatamente quién, y quién significa un ser que tiene nombre. Así, el
hombre es el animal que usa nombre propio, porque el nombre designa la persona.

Irreductibilidad de la persona humana: Las personas no son intercambiables, no son


individuos numéricos: no son como los pollos. «Tengo tres gallinas» no tiene el mismo
contenido que «tengo tres hijos», aunque cuantitativamente coincidan. Y no por un interés
protector de la propia especie, sino porque cada hijo se presenta a la madre siempre como
una totalidad irreductible a cualquiera de los otros. De hecho nos llamamos siempre por el
nombre propio.

Conciencia de la propia identidad: cada uno tiene conciencia de sí mismo, yo no puedo


cambiar mi personalidad con nadie. Quién significa: intimidad única, un yo interior
irrepetible, consciente de sí.

La persona es un absoluto, en el sentido de algo único, irreductible a cualquier otra cosa.


La palabra yo apunta-a ese núcleo de carácter irrepetible: yo soy yo, y nadie más es la
persona que yo soy.

Corporalidad y expresión: La expresión de la intimidad se realiza también mediante un


conjunto de acciones. A través de ellas el hombre habla el lenguaje de los gestos:
expresiones del rostro (desprecio, alegría), de las manos (saludo, amenaza, ternura), etc. A
través de los gestos el hombre expresa su interior.

Vivencia de la intimidad en lo corporal, pero también hay que caer en la cuenta de que el
cuerpo forma parte de la intimidad. La persona es también su cuerpo. La intimidad no es
algo raro, como un ángel, que habita en nosotros, sino que es el hombre mismo quien
necesita vivir lo íntimo.

La tendencia espontánea a proteger la intimidad de miradas extrañas envuelve también al


cuerpo. Por eso el hombre se viste, cambiando su atuendo según las circunstancias (fiesta,
trabajo, boda, deporte), pues así muestra lo que quiere decir en cada ocasión.

Vestuario y corporalidad: El hombre se viste para proteger su indigencia corporal del medio
exterior, pero también lo hace porque su cuerpo forma parte de su intimidad, y no está
disponible para cualquiera. En primer lugar, el vestido protege la intimidad del anonimato:
yo, al vestirme, me distingo de los otros, dejo claro quién soy.

El vestido contribuye a identificar el quién. El vestido también me identifica como


persona. La personalidad se refleja a menudo en el modo de vestir constituyendo lo que
podemos llamar «estilo» (tribu urbana, clásico, gremial, desenfadado, etc.).El vestido sirve,
además, para mantener el cuerpo dentro de la intimidad.

Resumen

La importancia de la corporalidad radica en que nuestra primera evidencia antropológica respecto


a la existencia de la persona se presenta a través de su realidad .Ésta se refiere a la dimensión
física, orgánica o material de la persona. Por lo cual el ser humano no es comprensible ni pensable
sino es en relación a su cuerpo. Por lo tanto podemos afirmar que “Soy un sujeto espiritual,
consciente de sí mismo “y al mismo tiempo e inseparablemente de lo anterior soy una realidad
corporal (mi cuerpo) .Entonces existe una relación substancial alma –cuerpo.

La corporalidad humana se caracteriza por su participación tanto en la condición subjetiva de la


persona (su singularidad o individualidad) y en la relación objetiva que sostiene con el mundo y la
temporalidad histórica y finita.

La corporalidad es manifestación de la interioridad de cada persona, lo cual implica que es el


mismo cuerpo quien nos hace evidente que estamos ante alguien (el individuo singular) y no ante
algo (una cosa).Así es como surge un sentimiento natural de protección frente al cuerpo y a la
intimidad: la vergüenza o pudor, que es una tendencia natural a cubrir u ocultar lo intimo frente a
extraños.

La intimidad posee un carácter dinámico frente a la corporalidad e identidad del sujeto :es una
realidad dinámica , en constante cambio en la cual está constantemente manifestándose la
interioridad y el sí mismo de la persona (identidad esencial).

Finalmente dada la vinculación esencial de la corporalidad en relación a la persona humana, se


vincula esencialmente con su dignidad de ser y carácter particularmente singular, evidenciando así
que la persona es única e irrepetible por que es un “alguien”, nunca un “algo”. Esto significa que la
persona humana no puede ser reducida a la connotación de un objeto o una cosa.

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