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¿QUÉ ES EL PRINCIPIO DE INCERTIDUMBRE DE HEISENBERG?

El principio de incertidumbre de Heisenberg afirma que la velocidad (o momento) y la posición de una partícula en un
instante determinado no se pueden conocer con exactitud: cuanto mayor es la precisión con que se mide una, menos se
conoce la otra. Werner Heisenberg argumentó que el propio acto de observar una partícula la cambia, haciendo
imposible un conocimiento preciso. Por lo tanto, no se puede predecir con certeza ni el comportamiento pasado ni el
futuro de una partícula subatómica. El determinismo ha muerto.

En 1927 Heisenberg se dio cuenta de que la teoría cuántica contenía ciertas predicciones extrañas. Implicaba que los
experimentos nunca podían realizarse en completo aislamiento porque el propio acto de medir afectaba al resultado.
Expresó esta conexión en su «principio de incertidumbre»: no se puede medir simultáneamente la posición y el
momento de una partícula subatómica (o de forma equivalente su energía en un momento exacto). Si se conoce uno de
los dos, el otro siempre es incierto. Se pueden medir ambos dentro de ciertos límites, pero cuanto más ajustadamente
se especifican estos límites para uno, más imprecisos son para el otro. Argumentó que esta incertidumbre era una
importante consecuencia de la mecánica cuántica —no tenía nada que ver con una falta de habilidad o de exactitud en
las mediciones.

INCERTIDUMBRE

En cualquier medición, hay un elemento de incertidumbre en la respuesta. Si medimos la longitud de una mesa con una
cinta métrica, podemos afirmar que tiene un metro de largo, pero la cinta sólo puede afirmarlo con un margen de error
de un milímetro, pues éste es el tamaño más pequeño marcado que contiene. Así pues, la mesa podría en realidad tener
99,9 cm o 100,1 cm y no lo sabríamos. Es fácil pensar en las incertidumbres como algo debido a las limitaciones de
nuestro dispositivo medidor, como la cinta métrica, pero la afirmación de Heisenberg se refiere a algo radicalmente
diferente. Afirma que nunca se pueden conocer ambas magnitudes, momento y posición, de forma exacta y al mismo
tiempo, independientemente de lo exacto que sea el dispositivo que utilicemos para medir. Es como si cuando medimos
la posición de un nadador no pudiéramos conocer su velocidad en ese mismo instante. Se pueden conocer las dos
aproximadamente, pero en cuanto se ponen en relación una con otra se vuelve más incierto.

MEDICIÓN

¿Cómo se plantea este problema? Heisenberg imaginó un experimento que medía el movimiento de una partícula
subatómica como el neutrón. Para hacer un seguimiento de la trayectoria de la partícula se utilizaba un radar que hacía
rebotar ondas electromagnéticas en ella. Para obtener la máxima precisión escogeríamos los rayos gamma, que tienen
longitudes de onda muy pequeñas. Sin embargo, a causa de la dualidad onda-partícula, el haz de rayos gamma que
inciden en el neutrón actuaría como una serie de proyectiles fotónicos. Los rayos gamma tienen frecuencias muy altas y
por ello cada fotón transporta una gran cantidad de
energía. Cuando un pesado fotón alcanza al neutrón, le propinará una importante sacudida que alterará su velocidad.
Por tanto, aunque conozca la posición del neutrón en ese instante, su velocidad cambiará de forma impredecible a causa
del propio proceso de observación. Si utilizara fotones más ligeros con energías menores para minimizar el cambio de
velocidad, sus longitudes de onda serían más largas y también se degradaría la precisión con la que podríamos medir la
posición. No importa cómo optimice el experimento: no se pueden conocer la posición y la velocidad de la partícula
simultáneamente. Hay un límite fundamental expresado en el principio de incertidumbre de Heisenberg.

En realidad, lo que sucede es más difícil de comprender a causa del comportamiento dual onda-partícula, tanto de las
partículas subatómicas como de las ondas electromagnéticas. Las definiciones de posición, momento, energía y tiempo
de las partículas son todas probabilísticas. La ecuación de Schrödinger describe la probabilidad de que una partícula se
encuentre en un lugar determinado o tenga una energía determinada de acuerdo con la teoría cuántica, tal y como
queda plasmado en la función de onda de la partícula que describe todas sus propiedades. Heisenberg trabajaba en la
teoría cuántica en la misma época que Schrödinger. Éste prefirió trabajar en los aspectos ondulatorios de los sistemas
subatómicos, mientras que Heisenberg investigó la naturaleza escalonada de las energías. Ambos físicos desarrollaron
formas de describir los sistemas cuánticos matemáticamente de acuerdo con sus propias tendencias; Schrödinger utilizó
las matemáticas ondulatorias, y Heisenberg, las matriciales o las tablas numéricas de dos dimensiones, como forma para
registrar los conjuntos de propiedades. Las interpretaciones matricial y ondulatoria tenían sus seguidores y ambos
bandos pensaban que el otro grupo estaba equivocado. Finalmente unieron sus recursos y propusieron una descripción
conjunta de la teoría cuántica que se dio a conocer
como mecánica cuántica. Al tratar de formular estas ecuaciones, Heisenberg observó las incertidumbres que no podían
disiparse. Llamó la atención de un colega, Wolfgang Pauli, sobre éstas en una carta fechada en 1927.

INDETERMINISMO

Las profundas implicaciones del principio de incertidumbre no se perdieron con Heisenberg y él puso de manifiesto el
desafío que suponían para la física convencional. En primer lugar, implicaban que el comportamiento pasado de una
partícula subatómica no estaba restringido hasta que se medía. Según Heisenberg, «el camino sólo existe cuando lo
contemplamos». No tenemos modo alguno de saber dónde está una cosa hasta que la medimos. También señaló que
tampoco es posible predecir la trayectoria futura de una partícula. A causa de estas profundas incertidumbres sobre su
posición y velocidad, el resultado futuro también era impredecible. Ambas afirmaciones provocaron una importante
ruptura respecto a la física newtoniana de la época, la cual suponía que el mundo externo existía de forma
independiente y que era cosa del observador de un experimento comprender la verdad subyacente. La mecánica
cuántica mostró que a un nivel atómico, una perspectiva tan determinista carecía de significado y que sólo cabía hablar
de probabilidades de resultados. Ya no se hablaba de causa y efecto, sino sólo de posibilidad. Einstein y otros muchos lo
encontraron difícil de aceptar, pero tuvieron que estar de acuerdo en que esto era lo que se desprendía de las
ecuaciones. Por primera vez, la física sobrepasó la experiencia del laboratorio y penetró con firmeza en el reino de las
matemáticas abstractas.

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