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HISTORIA

°&MVNDO
A n t ïg v o

LAS MONARQUIAS
HELENISTICAS.
III: GRECIA Y
MACEDONIA
eS m ·
HISTORIA
^MVNDO
Αιτπανο

rV inI vrl Inl fλ\


Director de la obra:
Julio Mangas Manjarrés
(Catedrático de Historia Antigua
de la Universidad Complutense
de Madrid)

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Pedro Arjona

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Los Berrocales del Jarama
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ISBN: 84-7600-436-2 (Tomo XXXIV)
Impreso en GREFOL, S.A. »
Pol. II - La Fuensanta
Móstoles (Madrid)
Printed in Spain
LAS MONARQUIAS HELENISTICAS:
III - GRECIA Y MACEDONIA

Manuel Abilio Rabanal Alonso


Indice

Págs.

Grecia y Macedonia

I. Los Antigónidas (276-221 a.C.) y la crisis del mundo helenístico


(221-205 a.C.) ....................................................................................................... 7
1. Antigono G onatas .............................................................................................. 7
2. La guerra cremonidea ........................................................................................ 8
3. Las ligas y las ciudades griegas ...................................................................... 10
4. El Epiro de Alejandro II y Arato de Sición ............................................. 10
5. Agis I V .................................................................................................................... 12
6. Demetrio I I ............................................................................................................ 14
7. Antigono Dosón y Cleómenes III .................................................................. 15
8. Crisis del m undo helenístico (221-205 a .C .) ................................................ 18
a) Filipo V y la guerra de «los aliados»: Paz de N aupacto ................. 18
b) La Primera Guerra Macedónica: Paz de F e n i c e ................................ 20

II. Expansión de Roma y ruptura del equilibrio de las dinastías helenísticas


(205-188 a .C .)...................................................................................................... 22
1. El periodo de entreguerras en M acedonia yGrecia .................................. 22
2. La Segunda Guerra Macedónica: Paz de Tempe ..................................... 23
3. Grecia, Macedonia, Rom a y Antíoco III: Paz de Apamea .................... 26

III. Desintegración de Grecia y Macedonia (188-168 a.C.) y fin de su inde­


pendencia ............................................................................................................. 29
1. Grecia, M acedonia y Roma hasta el final de Filipo V ............................. 29
2. Perseo y la Tercera G uerra M acedónica ...................................................... 30
3. El fin de la independencia de Macedonia yGrecia (168-146 a.C.) ..... 34
a) Fin de la m onarquía macedónica: M acedonia r o m a n a .................... 34
b) La guerra de Acaya: Grecia, provincia rom ana .................................. 35
c) Macedonia y Grecia: política y ciudades .............................................. 37

C r o n o lo g ía .................................................................................................................... 39

B ib lio g r a f ía ................................................................................................................... 46
La m onarquía helenística: III— G recia y M acedonia

i. Los Antigónidas (276-221 a.C.) y la


crisis del mundo helenístico (221-205 a.C.)

1. Antigono Gonatas
La tom a de posesión de A ntigono
G onatas como m onarca de M acedo­
nia señala el comienzo de la dinastía
de los Antigónidas a partir del año
276 a.C. Antigono apoya d ecidid a­
mente la instauración de regímenes
tiránicos en las ciudades griegas y
controla puertos de tanta im portan­
cia como cl Pireo y Corinto. Esta postu­
ra política le granjeará un malestar
generalizado entre los griegos, situa­
ción que Pirro aprovecha para inva­
dir Macedonia. Los frutos consegui­
dos en la consolidación del reino ma-
cedonio quedaban destruidos.
Antigono es vencido por el epirota
Pirro en un prim er momento. Ense­
guida las miras dom inadoras del epi­
rota se dirigen al Peloponeso, dejan­
do M acedonia bajo el gobierno de un
hijo suyo. La m a rc h a de P irro es
aprovechada por el Macedonio, que
consigue expulsar a los epirotas y h a ­
cerse de nuevo con el trono.
Pirro, entretanto, contando con la
neutralidad de la liga etolia y el ap o­
yo del espartano C leónim o llega a la
zona de Acaya con una flota conside­
rable en la prim avera del año 272 a.C.
Las claras pretensiones de Pirro al
trono de Esparta y los mal disim ula­
dos intentos hegemónicos de Cleó­ La Musa Thalia. Comienzos del Helenismo
nimo, p onen en guardia a Esparta, Museo del Vaticano.
8 Akal Historia del M undo Antiguo

que se opone abiertam ente a los inte­


reses de ambos. A cuden ayudas pelo- op*“ ·■ -
\ O ^ · GALOS
ponésicas en favor de Esparta y el m : .-W -lvv& v : DE TILI;
TI LIS?
2 : /
propio Antigono tom a tam bién parti­
do en defensa de la política lacede- V .% ■ * * * Λ»* *
monia. Ante el ataque m acedonio a A m bracia. ^ T E S A U A , Slnop,
Sinopt
la ciudad de Argos, Pirro acude en su ·' ·. Dem etrias Cícico · 9jó 1 ·*
. β ·°\ · ’ ..... .;
4 *D ‘e lfos
ayuda y allí encontraría la muerte. Pergamo · ti'-jJltyA ‘ PAFLAGÓNIA
, «.Atenas ' '■ » * : Halis
La victoria proporciona a Antigo­
no la amistad, a u nqu e en cierta m edi­ Eepa,-,a
(de Egipto)* «Mileto f R / g Í .......
da forzada, de las ciudades del Pelo- CABIA '4 CAPADOC!
\ _ eCauno (de Egipto^
poneso. Con esta situación favorable,
**·.........**’ UClAlde 4
el M acedonio puede consolidar sus RODAS W P » ' ^
posiciones en Grecia, contando, so­ CILICIA
bre todo, con la alianza espartana, el Antioquía
•C irene SELEUCID,
dom inio de Corinto, su predominio
MAR M EDITERRANEO ,< £Κ Κ »
en Atenas, Calcis y Eretria y el esta­
blecimiento de tiranías filomacedóni- Da mase;
Tiro .· ·
cas. De esta fo rm a c u e n ta co n el /ylΛ CÉLE-SIRI/'
apoyo político en Grecia y a su vez Ό
g a r a n tiz a c o m u n ic a c io n e s seguras •A lejandría PALESTINA

entre M acedonia y la Grecia del Sur. G\°,;


La labor de M acedonia juega tam ­
bién su baza diplomática, lo que no •Petra
impide que el Egipto de los Lágidas
apoye cualquier política antim acedó­
nica, una vez finalizada la Primera
Guerra Siria. La actitud egipcia es la
respuesta de temor al creciente pode­
río naval de Macedonia.
En el reino del Epiro, Alejandro
sucede sin problem as a su difunto p a ­
dre Pirro.
Ptolomeo Filadelfo cuenta en G re­
cia con el apoyo ateniense, espartano
y de otras ciudades del Peloponeso,
en las que los partidos antimacedo-
nios tienen mayor arraigo. Los reinos helenísticos.

2. La guerra cremonídea da nom bre a la guerra. Los objetivos


de la guerra y la enum eración de los
La labor de intriga política por parte co a lig a d o s a n tim a c e d ó n ic o s están
de Egipto enseguida da sus frutos, expresados en un decreto votado en
puesto que seguramente se trata so­ Atenas a propuesta de Cremónides,
bre todo de defender intereses econó­ lo que viene a significar una auténti­
micos lágidas en el Egeo frente a ca declaración de guerra. El com ien­
Macedonia. zo de las hostilidades no se hace espe­
E n Esparta, Areo quiere hacerse rar. La alianza dirigida por Egipto
con el poder con el apoyo egipcio. En trata de a u n a r esfuerzos para conse­
Atenas Ptolomeo Filadelfo con el ser­ guir su objetivo: la ruptura del poder
vicio incondicional de Crem ónides, macedónico, pero la posición estraté­
líder del partido antimacedónico, que gica de Corinto en m anos de Antígo-
La m onarquía helenística: III— G recia y M acedonia 9

MEA

MEGRO MAR DE ARAL

•Trapezunte

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¡.Eufrates
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«Persépolis

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no rom pe los intentos de u n ir las La política antim acedonia por el


fuerzas espartanas y atenienses. La m om ento ha fracasado y se llega a un
consecuencia inmediata será la entre­ tratado de paz entre Ptolomeo Fila-
ga al M acedonio de la ciudad de Ate­ dclf'o y Antigono G onatas en el año
nas. Pronto la muerte de Arco marca 261 a.C. La guerra crem onídea había
la ruptura de la alianza antim acedó­ llegado a su fin. Pronto se rompe esta
nica. Además, también Egipto pagará paz, ya que co m ie n z a la S egunda
caro su apoyo intervencionista, pues G uerra Siria y el M acedonio toma
será derrotada su ilota cerca de la isla partido en contra de los intereses lá-
de Cos. gidas. El beneficiario será el monarca
El rey del Epiro, Alejandro, con in­ Seléucida Antíoco II. De nuevo se lo­
tereses lógicos co n tra M a c e d o n ia , gra la paz macedonio-egipcia en el
intenta atacarla, pero un hijo de Anti­ año 258 a.C., pues Antigono Gonatas
gono, Demetrio, logra repeler la agre­ debe ded icar sus m iras políticas a
sión conquistadora. Grecia y a la propia Macedonia.
10 Aka! Historia d el M undo Antiguo

Pirro invade Macedonia en el año 275 ron vigorosamente, trabada con este moti­
a.C. y vence a Antigono Gonatas vo una reñida batalla, perecieron en ella la
Volviendo, pues, al Epiro con ocho mil in­ mayor parte de éstos, y cogidos los que
fantes y quinientos caballos y hallándose conducían elefantes, se rindieron y entre­
falto de medios, solicitaba una guerra en garon todas aquellas bestias. Fortalecido
que ocupase su ejército, y como se le Pirro con estos sucesos, contando más
uniesen algunos galos, hizo incursión en la con su fortuna que con lo que podía dictar
Macedonia, en donde reinaba Antigono, la razón, acometió a la falange de los ma-
hijo de Demetrio, precisamente con el ob­ cedonios, turbada y acobardada con el
jeto de saquear y hacer botín. Avínole el vencimiento, así es que no pelearon contra
tomar varias ciudades y que se le pasasen él ni le hicieron resistencia. Extendió, pues,
dos mil soldados, con lo que ya extendió su derecha, y llamando por sus nombres a
sus esperanzas y se encaminó contra Anti­ todos los generales y jefes, logró que la in­
gono. Sobrecogióle en unos desfiladeros, fantería abandonase a Antigono. Retiróse
y puso en desorden todo su ejército. Los éste por la parte del mar, y al paso recobró
galos, que se hallaban a la retaguardia de algunas ciudades litorales.
Antigono, muchos en número, se sostuvle- Plutarco, Pirro, XXVI

3. Las ligas y las ciudades sus miem bros como testimonian las
listas anfictiónicas de Delfos. Atenas
griegas queda bajo el dom inio macedonio,
El final de la guerra crem onídea con­ teniendo que soportar una auténtica
solida de alguna m anera la posición ocupación militar. Los atenienses, en
de control y dom in io por parte de boca de Polibio, se sienten privados
Macedonia. El Egeo es ahora neta­ de libertad, a pesar del pretendido
mente macedonio, mientras hasta ese disfraz de autonom ía municipal. En
mom ento el predom inio h ab ía estado definitiva, M acedonia ha salido re­
en manos egipcias. De todas formas forzada política y económ icam ente
la definición de la realidad sobre el de la guerra cremonídea, pero pronto
control marítimo del Egeo pasa por el se d e m o stra rá la fragilidad de las
santuario de Délos. Allí se llevan a posiciones maccdonias en la Grecia
cabo u na serie de fundaciones reli­ central.
giosas, promovidas alternativamente
por Antigono y los lágidas. Estas fun­ 4. El Epiro de Alejandro II y
daciones ¿tienen un sentido político,
que demuestra una alternancia hege- Arato de Sición
mónica? Parece claro que nada tie­ C o rin to en m an os de Crátero, fiel
nen que ver. Además las circunstan­ aliad o m acedo nio . Argos, am iga y
cias griegas, los problem as del Epiro, Megalopolis filom acedonia son los
el auge de la liga etolia y otros avata- tres pilares básicos de la estabilidad
res adversos en la propia M acedonia c e n tro h e lé n ic a . C on la m uerte de
demuestran que los intereses de Anti­ Crátero la ciudad de Corinto pasa a
gono en el Egeo son escasos, ya que m anos de Alejandro II, rey del Epiro,
lo que debe m antener es la com u n i­ quien se subleva contra la d o m in a­
cación marítima con Oriente y el Pí­ ción macedonia.
reo, que parte de Demetrias y pasa Los años anteriores a la subleva­
por la isla de Eubea. ción de Alejandro II serían de cierta
En el ámbito griego, el final de la estabilidad en Grecia y M acedonia,
g u e rra de C r c m ó n id c s , e s ta b iliz a que resulta rota en el año 253 a.C. La
la realidad existente. El principal be­ política de entendim iento se cambia
neficiario será la liga etolia, que se en un intento de u su rpació n de la
había m antenido neutral durante el realeza macedónica. Es, adem ás bas­
conflicto y que ve crecer el núm ero de tante probable que detrás de la re-
La m onarquía helenística: III— G rec ia y M acedonia 11

vuelta de Alejandro II estuviera el apo­


yo egipcio, rival tradicional de los
intereses antigónidas. De todas for­
mas la sublevación lleva a Antigono
G o n a ta s a u n a s itu ació n difícil y
c o m prom etida, su au to rid ad se re­
siente considerablem ente, al perder
sus enclaves principales en Grecia.
Por otro lado la economía comercial
macedónica se reduce con la media­
ción «imperialista» de Egipto. Estas
consecuencias son la clave que expli­
can la decadencia de Macedonia. Por
otro lado, a la quiebra del control m a­
cedon io hay que a ñ a d ir los m ovi­
mientos por la liberación por parte de
las ciud ad e s griegas. Significativa­
mente va a ser la ciudad de Sición la
que de forma más clara nos muestra
este proceso. La escena política está
personificada por Arato, que pone fin
a la tiranía, consiguiendo enseguida
el apoyo de la liga aquea e integrán­
dose en ella. Pero, además, la situa­
ción social y económica de Sición es
problemática y Arato debe afrontar la
Eros con el arco, según Lisipo. b úsqueda de soluciones adecuadas.
Museo Británico. A nular deudas al estilo soloniano y

Situación interna de Esparta, cuando las costumbres griegas y con un modo de


Agis hace un plan de reformas en el año reinar sujeto a leyes.
272 a.C. IV. Agis, pues, en bondad de carácter y
Desde que se introdujo en la República la en magnanimidad se aventajaba tanto no
estimación del oro y de la plata, y a la po­ sólo a éste, sino quizá a todos los que ha­
sesión de la riqueza se siguieron la codicia bían reinado después de Agesilao, que, a
y la avaricia, y al uso y disfrute de ella el pesar de haberse criado en la abundancia
lujo y la delicadeza, Esparta decayó de su y en el regalo... Y bien presto, reducidas
lustre y poder, y yació en una oscuridad las haciendas a pocos poseedores, no se
nada correspondiente a sus principios, vio en la ciudad más que pobreza, la cual
hasta los tiempos en que reinaran Agis y desterró las ocupaciones honestas, intro­
Leónidas. Era Agis Euripontida hijo de Eu- duciendo las que no son, juntamente con
damidas y sexto desde Agesilao, el que in­ la envidia y el odio a los que eran ricos. Así
vadió el Asia y alcanzó el mayor poder en­ es que no habrían quedado más que unos
tre los griegos... No era Leónidas muy del setecientos espartanos, y de éstos acaso
gusto de sus conciudadanos, pues aun­ ciento solamente eran los que poseían tie­
que todos igualmente habían degenerado rras y suertes, y todos los demás no eran
por la corrupción de su primer gobierno, más que una muchedumbre oscura y mi­
se observaba en Leónidas un desvío más serable, que en las guerras exteriores de­
manifiesto de las costumbre patrias, como fendía a la república tibia y flotante y en
que había pasado largo tiempo en las cor­ casa siempre estaba en acecho de oca­
tes de los sátrapas y había hecho obse­ sión oportuna para la mudanza y trastorno
quios y rendimientos a Seleuco, y quería del gobierno.
además, sin gran discernim iento, hacer
compatible aquel lujo y aquel fausto con Plutarco, Agis, lll-IV
12 AkaI Historia del M undo A ntiguo

miento entre M acedonia y la liga eto­


fe lia busca nuevos caminos para atacar
los intereses aqueos, unidos a Esparta
y Egipto.
Antigono G ronatas se desentiende,
en sus últimos dos años de vida, de
los asuntos griegos. M acedonia ha
sido la gran perdedora en Grecia y
el Egeo.
Por su lado Esparta ve am enazada
su estabilidad por la intervención de
los etolios en el Peloponeso y se une a
la liga aquea. Pero, además deberá
afrontar u n a profunda crisis interna.

5. Agis IV
Los años 241-239 a.C. son vitales para
Esparta, pues se intentan las solucio­
nes a sus problem as internos. Será
Agis IV, en contra de la facción con­
servadora de Leónidas II, quien acau-

Estatua de bronce de Atenea.


Comienzos del Helenismo.
Museo Arqueológico de Florencia.

plantear una reforma agraria que im ­


plica el reparto de tierras son los
ca m in o s escogidos p o r Arato. Las
ayudas le vendrán de Egipto, lo que
significa la ruptura total con Antigo­
no. Ahora la liga aquea se incrementa
con nuevos miembros. Sólo la liga
etolia defiende ya los intereses m ace­
dónicos, pero recibirá un duro golpe:
Arato, al frente de los confederados
aqueos, consigue tom ar la ciudad de
Corinto y, acto seguido, la adhesión a
la liga de las ciudades de Mégara y
Epidauro entre otras. El auge maríti­ Terracota representando un muchacho
sentado de Tanagra.
mo de la liga etolia quedaba cortado Comienzos del Helenismo.
de raíz, a pesar de lo cual el entendi­ Museo M etropolitano de Nueva York.
La m onarquía helenística: III— G recia y M acedonia 13
buena voluntad del m onarca esparta­
no, el descontento general no se hizo
esperar. A los más ricos las concesio­
nes les parecían excesivas, mientras
que a los más pobres escasas y de cor­
to alcance. Las miras de Esparta van
más allá. Se trata de buscar un refor­
zamiento militar para de nuevo in­
tentar una hegemonía al menos en el
Peloponeso. Las medidas propuestas
por Agis IV fueron prácticamente re­
c ha zad a s casi antes de ponerse en
marcha. E n esas circunstancias, para
acallar la opinión pública espartana,
los partidarios de las reformas acep­
taron la alianza de la liga aquea para
luchar contra los etolios. Pero el es­
tratego de la liga aquea, Arato de Si-
ción, desechó la ayuda espartana y
con sólo las fuerzas de la liga venció
a los etolios, que pidieron la paz, a la
que se sum ó M acedonia. M ientras
tanto, los conservadores espartanos
controlan la situación. Agis IV será
a s e s in a d o y u n hijo de Leónidas,
Cleomenes III, casado con la viuda

Cabeza de la Afrodita de Gnido.


Museo Vaticano.

Mujer sujetando una trenza del pelo.


Colección Dresden.

dilla un movimiento auténticamente


revolucionario. Su programa político
pasa por la puesta en marcha de re­
formas profundas en dos cuestiones
fundamentales: renovar y am pliar el
grupo de los espartiatas, los «Iguales»
y solucionar la pobreza progresiva de
la mayoría de la población.
C on respecto a los «Iguales» pro­
p u so la a d m i s i ó n en el g ru p o de
extranjeros y periecos cualificados.
Para paliar el empobrecimiento, las
m edidas fueron aú n más radicales:
an ular las deudas contraídas y repar­
tir tierras entre los desheredados. A
pesar de los esfuerzos y la posible
14 Akal Historia del M undo Antiguo

La liga aquea vencida en Queronea campaña en su totalidad. Los beocios no


(245 a.C.) aceptaron la presencia de los aqueos, que
se habían concentrado y se disponían a
Hacia mucho ya que los beodos estaban socorrerlos, trabaron una batalla contra los
en mala situación. Distaban mucho de su etolios y salieron malparados de ella, lo
s itu a c ió n a n te rio r y del p re s tig io de cual los desm oralizó tanto, que desde
su constitución. En efecto, en el momento aquel hecho no se atrevieron a rivalizar en
de la batalla de Leuctra habían alcanzado ninguna gesta ni participaron en acciones
gran poder y esplendor, pero no sé cómo, ni en luchas que los griegos acometieron
en la época subsiguiente, bajo el generala­ por decreto común, se dedicaron a los
to de Abeócrito, los fueron perdiendo gra­ banquetes y a la embriaguez, con lo que
dualmente. Y ahora ya no les disminuían, no sólo debilitaron sus cuerpos, sino que
sino que, simplemente, dieron un vuelco corrompieron sus espíritus.
radical hacia lo opuesto y ajaron su gloria El acto que coronó todas sus locuras in­
anterior hasta lo indecible. Los aqueos les dividuales se realizó de este modo: los
empujaban contra los etolios, los beocios beocios, inmediatamente después de su
cambiaron de bando y se aliaron con los d e rro ta ya c ita d a , d e s e rta ro n de los
aqueos, tras lo cual hicieron una guerra sin aqueos y se pasaron al linaje etolio.
cuartel contra los etolios. Las tropas de és­
tos invadieron Beocia: habían salido a Polibio, XX, 4-5

de Agis, se reconvierte en el defensor griegas, u na vez que cuenta con la


de los reformistas. Algunos partida­ am istad del Epiro.
rios de los reformadores huyen a la La década (239-229 a.C.) del reina­
liga etolia, que de nuevo interviene en do de Demetrio está fijada por los
el Peloponeso con cierto éxito, m ien­ intentos de reconquistar su influencia
tras Arato fracasa ante Atenas y Ar­ dom inad ora en Grecia, pero, deberá
gos, todavía en amistad con Antigo­ hacer frente a los invasores del Norte.
no. En ese momento, año 239 a.C., En plena guerra «demetríaca» co n ­
moría en Pella Antigono II Gonatas. sigue separar Beocia de la liga etolia y
La política griega de Antigono se basó entrar en la zona de Mégara, éxitos
en el control de las plazas más im por­ escasos, pues en el Peloponeso la ciu­
tantes: Corinto y Atenas en la Grecia dad de M egalopolis, últim a aliada
Sur, la isla de Eubea con Calcis y la macedónica, pasa a integrarse en la
ciudad de Demetrias. La pérdida de liga aquea.
algunos de estos centros, que pasan a En un mom ento posterior los acar-
la liga aquea, supone el final del co n ­ nanios buscan la ayuda de Iliria, para
trol macedonio. En el Egeo se trata de hacer frente a los intentos de d o m in a­
proteger el propio reino macedonio, ción por parte de la liga etolia. M ien­
con la preponderancia en este mar. tras tanto el Epiro, que se ve casi en
vacío de poder, acosado por la pirate­
6. Demetrio II ría iliria, solicita el respaldo de las li­
gas aquea y etolia. Un giro político en
El acceso de Demetrio II al trono de las alianzas asocia a ilirios, a c a m a ­
M acedonia no plantea ningún p ro ­ mos y epirotas contra las ligas grie­
blema, ya que en la práctica era ya gas. Los piratas ilirios controlan todo
corregente desde unos años antes. el m ar Jónico, lo que deteriora p ro ­
El primer contratiempo para la p o ­ gresivamente el comercio de Grecia
lítica m acedónica viene de Grecia. El con el m un do romano. Roma, como
aliado tradicional, la liga etolia, rom ­ consecuencia, se verá obligada a in ­
pe con la amistad m acedónica y se tervenir en estas zonas. La participa­
une a la liga aquea. Demetrio toma ción de Demetrio II en esta fase es
una postura de fuerza y plantea una muy escasa, ya que debe hacer frente
guerra abierta contra las dos ligas a u n a invasión de d á rd a n o s en la
La m onarquía helenfstica: III— G recia y M acedonia 15

Fin de la guerra «demetríaca» (229 a.C.) Tesalia para Macedonia. Por el norte
Tiranía en Megalópolis, esta ciudad en­ vence a los dárdanos, aunque les deja
tra en la liga aquea establecerse en la región de Peonía.
XXX. Acabado que hubo con Aristipo, vol­ E n la G r e c i a c e n t r a l A n t i g o n o
vió su atención y sus asechanzas contra Dosón, siquiera m om entáneamente,
Lidiades Megalopolitano, que tenía tirani­ consigue controlar la Fócide. Por otro
zada su misma patria. No era Lidiades, por lado, la liga aquea crece considera­
naturaleza, ruin e insensible al honor ni, blemente con la integración de ciuda­
como los más de los que dominan solos, des tan im portantes como Corinto,
se había arrojado por destemplanza o co­ Sición, Mégara y Argos. Los celos po ­
dicia a esta maldad, sino que, llevado del
amor de la gloria, todavía joven, y seduci­
líticos de la liga etolia ante la expan­
do con las vanas y mentidas alabanzas sión aquea provocan la ruptura entre
que se hacen de la tiranía como de cosa am bas ligas. U n a rápida expedición
feliz y admirable, sin reflexionar hicieron de Antigono D osón a Asia M enor
estas especies presa en su ánimo ambi­ pone de manifiesto una cierta estabi­
cioso, y erigido en tirano, en breve contrajo lidad macedónica. Simultáneamente
la arrogancia y orgullo propios de la mo­
narquía. Como con aquellas prendas emu­ Artemis de Larnaca.
lase la dicha de Arato y temiese sus ase­ Museo de Arte Histórico, Viena
chanzas, concibió la idea de la más loable
de todas las mudanzas, que fue libertarse
primero a sí mismo de ser aborrecido, de
temores, de encierros y de guardias, y de
constituirse después en bienhechor de su
patria. Llamando, pues, a Arato, abdicó la
autoridad e incorporó su ciudad en la liga
de los aqueos, lo que apreciaron éstos so­
bre manera y le nombraron general.
Plutarco, Arato, XXX

propia Macedonia. El rey macedonio


muere el año 229 a.C. derrotado por
los bárbaros. Com o heredero al trono
queda su hijo, de corta edad, Filipo V.
La situación en M acedonia tiene to­
dos los síntomas de auténtico caos.
Mientras los dárdanos siguen atacan­
do por el Norte, la liga etolia intenta
tom ar su revancha por el Sur, consi­
guiendo la defección de Tesalia.

7. Antigono Dosón y
Cleomenes III
Para salvar la situación de crisis en
M acedonia, se nom bra a Antigono
Dosón, tío del rey m enor Filipo V,
regente con todos los poderes m o ­
nárquicos.
En el año 228 a.C. el nuevo regente
em prende una dura cam paña contra
la liga etolia y consigue así, tras algu­
nas victorias, reconquistar casi toda
16 Akal Historia del M undo Antiguo

tiene lugar un progreso considerable CELTAS


de E s p a r t a en p o l í t i c a e x t e r i o r
e interior, personificada por Cleom e­ REPUBLICA o Pella
nes III. MACEDONIA
Los primeros pasos reformistas d a­
DE ROM A
dos, como ya hem os indicado en su
m om ento, po r Agis IV se borraron
Pérgamo 0
con la intervención del conservador REINO DE
HIERON
L e ó n id a s. S erá a h o r a C lé o m e n e s
quien tome la dirección de Esparta, DELOS
para, si cabe, radicalizar más la pues­
ta en m archa de las reformas inter­
nas. Se trata de u na reorganización a MAR M EDITERRANEO ^
RODa í
fondo de la vida política, social y eco­ CRETA
nómica, sin olvidar u na política exte­
rior de carácter m arc ad am e n te ex-
pansionista. A m bos procesos están
implicados de tal forma que es difícil
precisar si los intentos de expansión
son el fruto de la aplicación de las re­
formas o a la inversa. Lo que sí está
claro es la considerable mejora de las
fuerzas m ilitares esp a rtan as, arm a
fundamental que Cleómenes enfoca
hacia la consecución de la hegemo­
nía en el Peloponeso.
LIBIOS
Después de varios años de luchas
en diversos frentes, la llam ada guerra
«cleoménica» y con los éxitos o bteni­
dos, Cleómenes se hizo con el poder.
Las miras del rey espartano pasan
ahora por la renovación del cuerpo
cívico, que había sido con anteriori­
dad el caballo de batalla de su ante­
cesor revolucionario Agis IV. El gru­
po de los «Iguales» espartiatas se ve
notablemente increm entado gracias a gran im portancia como Corinto y Ar­
la redistribución de tierras y la a d m i­ gos pasan a poder de Cleómenes. Las
sión de extranjeros. Aceptadas las lí­ clases populares más pobres veían en
neas generales de las reformas, la po­ el jefe espartano al auténtico libera­
lítica exterior trata de contrarrestar la dor. Las clases más pudientes se acer­
expansión de la liga aquea. Esparta caban a Antigono Dosón, que repre­
cuenta con u n a renovación m ilitar sentaba el caudillaje de las fuerzas
im portante con la introducción del conservadoras. Pronto los pobres se
sistema de falange macedónica. A ra­ verían defraudados, mientras se re­
to, jefe supremo de la liga aquea, pier­ fuerza considerablemente la opción
de p o p u la rid a d an te los éxitos de conservadora. El regente m acedonio
Cleómenes. El estratego aqueo busca está en inmejorables circunstancias
celoso la amistad y el apoyo de Anti­ para poder exigir y, de esta forma, la
gono Dosón, con lo que deja de perci­ ayuda a la liga aquea, la ayuda a A ra­
bir la ayuda egipcia, que pasa a favo- to, le permite hacerse con la llave que
reeer la causa espartana. C iudades de es Corinto. Los sueños de Cleómenes
La m onarquía helenística: III— G recia y M acedonia 17

MAR NEGRO

PAFLAGONIA
BITINIA

GALATIA /
MAR CASPIO

MEDIA
ATROPATENE

o Antioquia PARTIA

W 0 Seleucia

EGIPTO

ARABIA
'P °S
<A>n

El mundo helenístico (hacia el 240 a.C.)


Reino de los Antlgónidas
de un ir toda Grecia bajo la dirección
espartana se h ab ían desvanecido. La
Estados griegos
batalla de Selasia en el año 222 a.C. independientes
es el punto final. Grecia salvo Etolia,
fue una vez más, como en los tiem­ Reinos helenizados
pos anteriores de Filipo y Alejandro, no griegos

un p ro te c to ra d o m a c e d ó n ic o real,
aun que en teoría seguía siendo inde­ Reino de los Ptolomeos

pendiente. Los intereses macedónicos


en Grecia están en principio defendi­
Reino Seleúcida
dos, cuando Antigono regresa a M a­
cedonia invadida precipitadam ente
por los ilirios. Es el año 221 a.C. en el Reino de Pérgamo
que muere Antigono Dosón.
18 AkaI Historia del M undo Antiguo

Negociaciones de Arato con Antigono había dado cuenta de que Antigono era
Dosón. Cleómenes implanta sus persona activa e inteligente, y de que era
reformas en Esparta (223 a.C.) hombre fiel y leal. Arato sabía, además,
muy claramente que los reyes no conside­
De momento los aqueos decidieron afron­ ran a nadie amigo o enemigo natural, sino
tar a los lacedemonios sólo con sus fuer­ que el criterio que les hace medir la amis­
zas: pensaban que era más bello procurar­ tad o la enemistad es la conveniencia. Se
se la salvación de sus ciudades y del país propuso, pues, hablar con Antigono, y
por sí solos y no con la ayuda de otros. avenirse con él, para ello le indicaría en
Además, querían conservar la amistad de qué abocaría la situación política de enton­
Ptolomeo, que en el pasado les había he­ ces. Sin embargo, muchas razones le ha­
cho favores, y no dar la impresión de que cían creer que el hecho no debía ser muy
pedían a otros. La guerra llevaba ya algún público, pues predispondría a Cleómenes
tiempo. Cleómenes había suprimido el ré­ y a los etolios contra él y contra sus propó­
gimen político de su país y había converti­ sitos. A dem ás desalentaría a m uchos
do el reino constitucional en una tiranía. aqueos: parecería que se pasaba al ene­
Conducía, además, la guerra de manera migo y que había perdido totalmente la
eficaz, con gran audacia. Arato previó el confianza en ellos. Y esto era precisamen­
futuro, temeroso de la osadía y de la imagi­ te lo que menos quería: se resistía incluso
nación de los etolios, decidió tomarles una a dar esta impresión.
gran delantera y perturbar sus planes. Se Polibio, II, 47

8. Crisis del mundo


helenístico (221-205 a.C)
a) Filipo V y la guerra de «los
aliados»: Faz de Naupacto
Los primeros años del reinado de F i­
lipo V están marcados por dos pro­
blemas constantes en la política m a ­
cedónica: Italia y Grecia, sin olvidar
la intervención de Roma. La relación
de fuerzas en principio es favorable
al rey macedonio. La oposición de la
liga aquea, base principal en Grecia
del protectorado macedónico. Se e n ­
tabla u na guerra abierta, conocida
como la de «los aliados».
Es u na auténtica guerra civil griega
con la liga etolia y Esparta por un
lado, y la liga aquea y Filipo V por
otro.
Según la mejor fuente de inform a­
ción, que tenemos para esta época y
que es Polibio, la culpabilidad del en­
frentamiento pertenece a la liga eto­
lia. Pero no hay que olvidar que Poli­
bio es de Megalopolis, ciudad aquea,
ligada a los intereses macedonios. por
lo que podemos sospechar que el his­
Torso hallado en la isla de Cos toriador en este caso no nos propor­
Museo de Estambul. ciona una visión fría y objetiva; sus
La m onarquía helenística: III— G recia y M acedonia 19

dotes políticas y militares. A pesar de


todo, en estos momentos el rey m ace­
do nio está más preo cup ado por el
problema ilirio, que a su vez es el te­
mor a Roma. La ocasión se presenta
propicia ante la derrota rom ana en
Italia a m anos de Aníbal. En esas cir­
cunstancias se busca la negociación
de los contendientes, que culmina en
el año 217 a.C. con la paz de N a u p ac­
to, que no hace m ás que consagrar el
«statu quo» del momento. La liga eto­
lia com pensa la pérdida de algunas

Situación histórica, posterior a la paz


de Naupacto (217 a.C.)
Tal fue el contenido del discurso de Age-
lao, con el cual incitó a todos los aliados a
hacer la paz y, principalmente, a Filipo,
pues usó de expresiones apropiadas a la
predisposición que en él habían operado
los avisos anteriores de Demetrio. Hubo un
acuerdo general en todos y cada uno de
los puntos, ratificaron los pactos y cada
uno se retiró a su país llevando consigo la
paz, y no la guerra.
Todos estos hechos sucedieron en el
año tercero de la Olimpíada ciento cuaren­
ta, me refiero a la derrota de los romanos
en la batalla de Trasimeno, a la campaña
de Antíoco en Celesiria y al tratado de paz
entre los aqueos y Filipo, por un lado, y los
etolios, por otro.
La conferencia celebrada entonces en­
Estatua de bronce de un filósofo (Siglo III a.
C.) Museo Metropolitano, New York.
lazó por primera vez los acontecimientos
de Grecia, de Italia y aun del África, por­
que ni Filipo ni los demás hombres de es­
propios sentimientos patrióticos ha­ tado griegos, cuando se hicieron la guerra
cen que su información sea un tanto y cuando pactaron la paz, tuvieron como
sesgada. punto de referencia la situación en Grecia,
La intervención de la liga ctolia en sino que todos tenían la v'sta puesta en ob­
el Peloponeso ha logrado captar la jetivos de Italia. Y muy pronto ocurrió algo
alianza de los eleos, mesenios y es­ semejante con los isleños y los habitantes
partanos, como hemos indicado a n ­ del Asia. En efecto: los que estaban des­
tes. La respuesta aqueo-m acedónica contentos de Filipo y algunos que tenían
diferencias con Átalo ya no se giraron ha­
tiene dos campos de acción casi si­
cia Antíoco o hacia Ptolomeo, ni hacia el
multáneos: m edidas diplomáticas y sur ni hacia el norte, sino que desde enton­
militares. La liga aquea logra integrar ces miraron a poniente, unos enviaban le­
a los mesenios y se declara la guerra a gados a los cartagineses, y otros, a los ro­
los etolios, caso con un carácter sa­ manos. Y los romanos hicieron lo mismo
grado, pues está en juego el dom inio con los griegos: temían la audacia de Fili­
de Delfos, centro aglutinador de la po y se previnieron ante un ataque suyo en
alianza etolia. Filipo V dio muestra las circunstancias en que se encontraban.
clara en esta guerra de inmejorables Polibio, V, 105
20 Aka! Historia del M undo A ntiguo

La captura del ciervo por Heracles, obra de


Lisipo. Museo Cívico de Palermo.

ciudades con el m an ten im ien to de b) La Primera Guerra


Delfos como el núcleo fundamental Macedónica: Paz de Fenice
de la aufictionia. Pero los ojos de los
políticos están puestos en Italia. La La alianza entre Filipo y Aníbal de­
victoria final de cualquiera de las dos sencadenó el descontento general en
grandes potencias en lucha, Rom a y el Peloponeso: los etolios pactan con
Cartago significaría un peligro in m e­ Rom a y el aliado tradicional de M a­
diato para toda Grecia y Macedonia. cedonio, Arato se muestra indiferen­
Por esa razón, con visión clara de la te. F ilip o , c o m o re s p u e s ta , a ta c a
realidad política del m u ndo medite­ Mesenia y apoya a los grupos de opo­
rráneo, Agelao de N aupacto, etolio sición a Arato, tratando una vez más
por tanto, propuso la unión general de i n s t a u r a r re g ím e n e s ti r á n i c o s
de los griegos, para preparar la defen­ en las ciudades aqueas. El apoyo de
sa con respecto a Occidente. R om a a la liga etolia deja abiertas las
La paz de N aupacto deja a Filipo luchas, que plantean la Prim era G u e­
las m anos libres para em prender una rra Macedónica. En el año 214 a.C.
lucha decidida con Rom a por el d o ­ Filipo em prende la conquista de Ili­
minio de Iliria, tom an do claro parti­ ria en la que fracasa por la interven­
do a favor de los intereses púnicos. ción de Roma a favor de su protecto­
Así, después de u na fracasada expe­ rado ilirio. Rom a cuenta no sólo con
dición naval contra Iliria, pacta con la alianza de los etolios, mesenios, es­
Aníbal en el año 215 a.C. partanos y eleos, sino que, además
La m onarquía helenística: III— G recia y M acedonia
21

consigue atraerse al rey de Pérgamo,


Átalo, que ve en esta alianza un m e­
dio seguro para am pliar su influencia
en el Egeo en detrimento de los inte­
reses macedónicos. Los aliados grie­
gos atacarían a Filipo por tierra y los
rom anos por mar. El rey macedonio
ataca a su vez en varios frentes: Iliria,
Tracia, Tesalia, mientras los romanos
entraban en el istmo de Corinto y los
etolios, según cuenta Tito Livio, con­
siguieron progresos evidentes, sobre
todo en la región de Acarnania. Las
luchas se sim ultanearon en muchos
lugares. Poderes im portantes en el
Egeo tratan de m ediar con el fin de
llegar a u n a solución pacificadora,
que no se consigue. Incluso Átalo I de
Pérgamo es n om b rad o estratego de la
liga etolia en el año 209 a.C. En plena
lucha en varios frentes, Filipo V débe
volver a M acedonia para hacer frente
a u n a nueva invasión de bárbaros
dardanios. Átalo I debe volver a su
reino tam bién invadido por Prusias,
y, para reemplazarlo, al frente de la
liga aquea se nom bra a Filopemen,
quien infringe en el año 207 a.C. una
grave d erro ta a los e s p a rta n o s en
Mantinea. Filipo, libre m om en tánea­
mente del peligro dardanio, derrota a
los etolios en su ciudad clave de Ter­
mo en el año 206 a.C. In m ed iatam en ­
te los vencidos llegan con los vence­
dores a un acuerdo de paz. Según
Roma, los etolios rom pían la alianza,
aunque, según los etolios, la amistad
se había roto con anterioridad, al no
acudir los rom anos a las reiteradas
peticiones de ayuda. Según Will, la
actitud de Roma de los años 207-206
a.C. fue un error político que tratará
de remediar al año siguiente. Filipo V
y Roma firman la paz en Fenice (Epi­
ro) en el año 205 a.C., que significa
el reparto territorial de Iliria entre
los d o s p r i n c i p a l e s f i r m a n t e s y
que los aliad os respectivos serían
respetados.

Estatua de terracota de una joven. Hallada


en Tanagra. Staatliches Museum, Berlín.
22 Akal Historia del M undo Antiguo

II. Expansión de Roma y ruptura del


equilibrio de las dinastías helenísticas
(205488 a.C)

1. El período de entregue- po V cuenta con u n a fuerza naval im ­


rras en Macedonia y Grecia portante, clave para el com ercio y
precisa, en su caso, para la guerra. Si
Nos referimos con este título a la fase a estos logros im portantes añadim os
entre la Primera y la Segunda Guerra la p rofund a crisis egipcia, no cabe
Macedónica. ninguna duda de que el rey m acedo­
Filipo V se plantea una nueva polí­ nio es ahora el auténtico señor del
tica marítima, dirigida esencialmente Egeo. La ocasión se presentaba pro ­
al Egeo, en el que confluyen intereses picia para u n reparto de las posesio­
de las tres m onarquías helenísticas. nes egipcias entre Filipo V y Antíoco
Filipo se da perfecta cuenta de su rea­ III, su aliado y a su vez enemigo de
lidad: necesita recursos económicos, los Ptolomeos. El pacto fue un gran
h u m a n o s y n a v a l e s p a r a e n su éxito p ara el Seléucida, que incre­
m om ento poder enfrentarse a Roma. menta sus dom inios con las posesio­
Grecia poco puede proporcionarle, nes de Siria, Fenicia y Palestina. Para
ya que está en franca bancarrota y el rey m acedonio supuso un fracaso
cuando además en Grecia Filipo es considerable, porque los enemigos de
considerado un tirano, temido sí, pero Filipo eran más poderosos que los
profundam ente odiado. En el Egeo y adversarios de Antíoco. La inquietud
en Asia M enor hay dos competidores de Pérgamo y Rodas surge a raíz de
fundamentales: Pérgamo y Rodas. El una cam p a ñ a devastadora de Filipo
rey m acedonio se alia con el pirata en la región de los Estrechos. Los dos
Dicearco, contando con la amistad grandes adversarios del m acedonio
de Antíoco III, pactada unos años a n ­ piden ayuda a los romanos, que h a ­
tes. Filipo V logra vencer a los rodios, bían logrado vencer a los cartagine­
ocupando algunas islas y ap o d e rán ­ ses definitivamente, mientras Filipo
dose incluso de la ciudad de Mileto. V está bloqueado en Caria por las flo­
Para continuar con la política de des­ tas rivales. Roma decide, presionada
gaste del poder marítimo rodio, cuya por R odas y Pérgam o, d e c la ra r la
base está en el libre comercio, provo­ guerra a Filipo, quien logra rom per el
ca una lucha abierta entre Rodas y bloqueo en Caria y regresar a su p a ­
Creta, la guerra «cretense»’y cuyos re­ tria. En Macedonia concentra ahora
sultados son muy positivos para la Filipo sus fuerzas, para aprestarse a
política expansionista y dom inadora la defensa, ante la ya decidida políti­
de Macedonia. A partir de ahora Fili­ ca imperialista de Roma.
La m onarquía helenística: III— G recia y M acedonia 23

2. La Segunda Guerra Ma­ año s 200-198 a.C. ob tiene algunos


éxitos parciales: expulsa a los dárda-
cedónica: Paz de Tempe nos de la región de Peonía, con lo
La d e n o m i n a d a S e g u n d a G u e r r a cual aleja el peligro bárbaro por el
M acedónica viene a ser el comienzo Norte; contiene por el Oeste los inten­
de un proceso de intervención siste­ tos de invasión de M acedonia por
mática de R om a en los asuntos orien­ parte ilirio-romana y en el Sur expul­
tales de las m onarquías helenísticas. sa a los etolios de Tesalia.
R om a se sentía aprendiz y heredera Poco duraron los éxitos m acedóni­
de Grecia, por lo cual tenía sus fun­ cos, pues en el año 197 a.C. aparece
dados temores. Los rom anos conta­ en la escena política al frente de los
ban, en la lucha contra Filipo, con el rom anos y los aliados griegos el cón­
apoyo de muchos griegos sobre todo sul T. Quintio Flam inino, a quien la
Atenas y Rodas, decididas prom oto­ p ro p a g a n d a política del m om ento
ras dem ocráticas y la colaboración presenta como el gran libertador. Sin
del reino de Pérgamo. exagerar la personalidad del cónsul
C ontinúa la alianza entre el seléu- romano, sí es claro que tiene en su
cida Antíoco y el rey macedonio, lo haber una formación, militar y cultu­
que supone un peligro constante para ral, notable, según nos informan los
Pérgamo y Rodas. historiadores biógrafos.
Atenas se ha sum ado al bando ro­ Después de algunas victorias de los
m ano y Filipo ataca directamente el rom anos en el Epiro y Tesalia, se diri­
Atica. Los rom anos desem barcan en gen a la Grecia central, para acabar
el Norte, Iliria, y en la isla de Corcira, con los últimos apoyos macedónicos.
desde donde se aprestan a la defensa Al final Filipo es forzado a ab a n d o ­
de los griegos. La Elide, la liga etolia nar los últimos puntos estratégicos en
y Esparta, co_n Nabis, se unen contra Corinto, Eubea y Demetrias. Nunca
Macedonia. Únicamente la liga aquea, Filipo V hab ía estado más aislado
ahora dirigida por Filopemen de M e­ ni en condiciones más precarias para
galopolis, se mantiene neutral. poder continuar la lucha contra Roma.
La historiografía en la persona de En tales circunstancias, el cónsul Fia-
Tito Livio defiende la intervención m inino consigue derrotar a los mace-
romana, diciendo que Filipo es cul­ donios en Cinoscéfalas (Tesalia) el
pable de agresión a los estados grie­ año 197 a.C. En un año Rom a se co n­
gos y que no ha respetado los acuer­ vierte en poderoso juez, que arbitra y
dos de la paz de Fenice. Quizá las decide en todo el M editerráneo orien­
razones son muy otras: imperialismo tal. Filipo, con unas tropas deshe­
romano, ya aludido con anterioridad chas, piensa en entablar negociacio­
y el interés de altos militares que per­ nes con la idea de conse g u ir u n a
siguen éxitos y ascensos. En definiti­ paz honrosa.
va, solucionado el problem a púnico, La victoria rom ana en Conoscéfa-
Roma se plantea su expansión a cos­ los provoca algunos acontecimientos
ta de los Estados helenísticos, a u n ­ revanchistas: la liga aquea se apodera
que, eso sí, m o s trá n d o s e co m o la de Corinto, Rodas reconquistó parte
aban derada por la liberación de los de sus anteriores posesiones y contro­
griegos frente al tirano macedonio. les comerciales y los dárdanos ataca­
M acedonia está ya prácticam ente ron de nuevo en el Norte aunque son
aislada, porque, incluso su aliado se­ rechazados en Macedonia.
creto, Antíoco III, se m antiene n e u ­ En última instancia la mayor po ­
tral. Además Rom a es muy superior tencia y mejor organización político-
en el mar. pues cuenta con las flotas militar de Rom a h ab ían triunfado.
de Rodas y Pérgamo. Filipo entre los La paz se firmó en Tempe (Tesalia)
24 AkaI Historia d el M undo Antiguo

La Victoria de Samotracia.
(Hacia el 190 a.C.).
Museo del Louvre.

entre el consul F lam in ino y Filipo V m o n a rq u ía m acedó nica. El cónsul


en los primeros meses del año 196 Flam inino, en nom bre del Senado y
a.C. El Senado y el pueblo rom ano el pueblo romano, declaró a Grecia li­
ratificarían la paz acto seguido. Por bre e independiente en los Juegos ístmi­
su parte Filipo m and ó quem ar los ar­ cos del año 196 a.C. Rom a sería quien
chivos reales de Larisa y se com pro­ garantizará esa libertad. Com o muy
metía a a b a n d o n ar sus últimos reduc­ bien dice Plutarco, Flam inino mostró
tos en Grecia. Seguía siendo rey de la generosidad de Roma. Además una
M acedpnia, pero bien vigilado por Grecia en paz permitía a los rom anos
Roma. Sólo el interés rom ano y el te­ d ar un paso más en su imperialismo:
m or a los bárbaros mantuvieron la el enfrentam iento con Antíoco.
La m onarquía helenística: III— G recia y M acedonia 25
26 AkaI Historia d el M undo Antiguo

Filipo derrotado en Cinoscéfaios ios riesgos se los imponía a ellos, mientras


(Tesalia) por los romanos al mando de que concedía las ganancias a los otros. Y
Flaminino (197 a.C.) La legión vence regresaron a su propio campamento, don­
sobre la falange macedónica de pasaron la noche. Al día siguiente· reu­
Ésta era la intención de Tito Flaminino, nieron a los prisioneros, juntaron el resto
pero algunos romanos de los que se ha­ del botín y avanzaron, marchando hacia
bían adelantado asaltaron a los macedo- Larisa. En esta batalla murieron unos sete­
nios desde un lugar eminente y les acome­ cientos romanos, de los macedonios, en
tieron, matando a la mayoría. Sólo unos conjunto, perecieron unos ocho mil y ca­
pocos consiguieron salvarse tirando las yeron prisioneros no menos de cinco mil.
armas. Y éste fue el desenlace de la batalla librada
La pelea, pues, cesó en todas partes en Tesalia, en Cinoscéfaios, entre los ro­
con la victoria de los romanos. Filipo se re­ manos y Filipo.
tiró hacia el valle de Tempe. El primer día Yo, por mi parte, en el libro sexto dejé
pernoctó en la llamada Torre de Alejandro prometido que, cuando encontrara un lu­
y, al siguiente, avanzó hasta Gonnos, pero gar apropiado, emitiría un juicio acerca del
se quedó en la entrada de Tempe, con la armamento romano y del macedonio, en
intención de recoger a los que se hubieran qué difieren el uno del otro ventajosa y
podido salvar en la huida. Los romanos desventajosamente, ahora, sobre los pro­
persiguieron durante algún tiempo a los fu­ pios hechos, intentaré cumplir totalmente
gitivos, pero luego unos se dedicaron a mi promesa. Porque la formación macedo-
desvalijar a los muertos, otros juntaron a nia probó por sus mismas acciones en la
los prisioneros y la mayoría se lanzó a sa­ época anterior que era superior a las for­
quear el campamento enemigo. Pero, en maciones griegas y a las del Asia, y la de
eso, se encontraron con que los etolios se los romanos aventajó a todos los pueblos
les habían anticipado. Y, como les pareció de África y de Europa occidental.
que se veían privados de una ganancia
que les correspondía, empezaron a que­
jarse de los etolios y a decir al general que Polibio, XVII, 26-28

3. Grecia, Macedonia, ramente en este hecho hemos de ver


el tem or rom ano a un predominio ex­
Roma y Antíoco III: Paz de cesivo de la liga aquea.
Apamea En el verano del año 194 a.C. las
tro p as ro m a n a s , con el p ro c ó n su l
Todavía q u ed a b a un p rob lem a sin F lam inino al frente, vuelven a Roma.
so lu c io n a r en G recia. La realidad H onores y m on um entos en Grecia
político-social de Esparta genera un dem uestran el reconocimiento agra­
amplio malestar. Las reformas de N a ­ d e c i d o d el p u e b l o G r i e g o a su
bis son rechazadas por los ricos con ­ «liberador».
servadores en Esparta y en m uchas En Asia Menor, Antíoco III ha ido
otras ciudades. Los rom anos acaudi­ apoderándose de distintas regiones y
llan el ataque final. Nabis pierde el ciudades durante esos años de la Se­
dom inio de Argos, que pasa a formar gunda G uerra Macedónica. Algunas
parte de la liga aquea ju nto con algu­ ciudades recurren a la ayuda romana,
nas ciud ades costeras de Laconia. mientras en ese m om ento Antíoco lo­
Mientras que la jefatura política de gra un pacto de no agresión y apoyo
Esparta sigue ostentada por Nabis. m utuo con Ptolomeo V bajo la base
De forma similar a la proclam ación del «statu quo» del año 195 a.C. En el
de libertad de los griegos en los Jue­ juego de alianzas se unen al lado de
gos Istmicos del año anterior, en este los anteriores Rodas y Aníbal que lle­
año 195 a.C. en los Juegos Ñemeos ga al reino de Antíoco para luchar
F lam inino proclam a una paz corro­ contra Roma. Por su parte Pérgamo,
borando esa peculiar situación. Segu­ ahora con Eumenes II constituye un
La m onarquía helenística: III— G recia y M acedonia 27

baluarte importante en la defensa de vechan para liberarse, m ientras en


los intereses romanos. La liga etolia R om a la familia de los Escipiones
abandona la alianza romana y se pasa cae en desgracia. Es nom brado Cneo
al b a n d o del seléucida. Se generali­ Manlio Vulso cónsul y enviado al Egeo
zan las hostilidades en Grecia, el Egeo para negociar con Antíoco III. El pro­
y Asia Menor, como en tiempos ante­ cónsul rom ano se grangeó la adm ira­
riores. N abis será asesinado, con lo ción enseguida, gracias al éxito que
que en Esparta surgen de nuevo los obtuvo al re c h a z a r b rillantem ente
enfrentam ientos tradicionales entre una invasión de gálatas. Acto seguido
las clases populares y los más pode­ planteó las exigencias rom anas en las
rosos. Este movimiento se extiende a negociaciones de paz. Eran, evidente­
m uchas otras ciudades. En general, mente, las proposiciones del vence­
mientras las masas más pobres apo­ dor: Entrega de rehenes, entre ellos
yan a Antíoco. los ricos son partida­ Aníbal y el hijo de Antíoco III, futuro
rios de Roma. F lam inino aparece de Antíoco IV y u na indem nización a
nuevo en Grecia. Antíoco cruza el R om a que ascendía, según Polibio y
Egeo, desembarca en Demetrias, pla­ Tito Livio, a 15.000 talentos, la retira­
za ahora de los etolios, y luego recon­ da hasta el Tauro y la desmilitariza­
quista la ciudad de Calcis en Eubea. ción, que suponía quedarse sin ele­
Los rom anos cuentan ahora con el fantes, sin ejército (sólo una pequeña
apoyo de la liga aqLiea y del propio escolta personal) y sin m arina (sólo
Filipo V. Con todas estas fuerzas ven­ diez barcos). De todas estas condicio­
cen fácilm ente a las tropas etolio- nes sólo se transigió en el caso del
antióquidas en la zona de las Termo­ hijo de Antíoco, que se quedó en la
pilas (Tesalia) en el año 191 a.C. y corte de su padre y se redujo hasta
obligan a Antíoco a regresar a Asia 12.000 talentos la indem nización de
M enor y pactan con la liga etolia. guerra. Las dem ás exigencias se fir­
La situación sigue siendo com pli­ m aron en Rom a y se retificaron en
cada en Macedonia, donde Filipo V Apamea en el año 188 a.C. Pérgamo y
continúa en su afán restaurador del R odas g a n a ro n territorialmente: la
reino, sin perder de vista sus antiguas primera recibió buena parte de Asia
aspiraciones, que se traducen en el M enor con algunas regiones maríti­
afán de reconquistar sus antiguas po­ mas del Helesponto, con lo que era la
sesiones de Tesalia, Demetrias y C al­ principal beneficiaria, y Rodas an e­
cis. En Grecia los problemas tienen xionaba bu ena parte de Caria y Licia.
que ver con las luchas sociales en las Rom a pagaba así los servicios pres­
ciudades casi generalizadas y los afa­ tados.
nes expansionistas de la liga aquea. Antíoco quedaba desvinculado de
La guerra se traslada a Asia, donde Asia M enor y del Egeo y murió al año
los romanos, apoyados por Rodas y siguiente, mientras saqueaba un tem­
Pérgamo, obtienen dos victorias con­ plo en Elimaida, para conseguir dine­
secutivas en las costas de Panfilia, ro con el que pagar a Roma. Por su
que suponen el final del poderío m a­ lado Roma, victoriosa, disponía a su
rítimo seléucida. Ante estos desastres antojo de territorios, dinero, hombres
Antíoco intenta negociar, pero L. Es- y ciudades en el m u ndo helenístico.
cipión, según nos cuenta Polibio y Tito El episodio de la guerra de Antíoco
Livio, le exige demasiado. El rey sc- y Roma, culm inada en la victoria de
léucida se p re p a ra p a r a u n a gran Magnesia y la paz de Apamea, revela
batalla, que tendrá lugar en M agne­ un deterioro progresivo de los reinos
sia de Sipilo (Lidia) en el año 189 a.C. h e l e n í s t i c o s y d e f i n e lo s p a s o s
y que supone la derrota final de A n ­ sucesivos del ya claro imperialismo
tíoco III. Las ciudades griegas apro­ romano.
A ka l Historia del M undo Antiguo

La diosa Themis. Hallada en Ramnus.


Museo Nacional de Atenas.
La m onarquía helenística: III— G recia y M acedonia 29

III. Desintegración de Grecia y


Macedonia (188-168 a.C.) y fin de
su independencia

1. Grecia, Macedonia y
Roma hasta el final de
Filipo V
Después de la paz de Apamea, M ace­
donia abandona, obligada por las cir­
cunstancias, o m ejor por Roma, la
idea de dom inio sobre Grecia y el
Egeo. Son los últimos años del reina­
do de Filipo V, quien no admite de
buen grado ser un aliado a la fuerza
de Roma, o más bien u n estado vasa­
llo. El rey m acedonio buscará el ca­
m ino más adecuado para rom per la
obediencia a los romanos, que pasará
en su m om ento por la guerra, como
veremos. Por su parte Pérgamo y Ro­
das siguen con sus miras expansio-
nistas. En Grecia las dos ligas, etolia
y aquea, siguen queriendo anexionar
a su órbita respectiva la totalidad de
las ciudades. Esparta, por su parte,
con el reform ador N abis, pretende
m antener su independencia hegemó-
nica. Las pretensiones espartanas ter­
m inan con la ocupación por parte de
la liga aquea y cuyos resultados son
la anulación de las reformas y la im ­
posición de un régimen político neta­
mente conservador u oligárquico. En
general, los intereses diferentes, a ve­
ces claram ente opuestos, de las dis­ Nicicleia, sacerdotisa de Démeter, hallada
tintas ciudades o de las ligas, m arcan en Gnido (Ultimas décadas del siglo III a.C.).
en la historia de Grecia u n período de Museo Británico.
30 A ka l Historia del M undo Antiguo

disputas, y luchas, en las que siempre no a Demetrio, prom oviéndolo para


Roma ejerce sus prerrogativas de ár­ la herencia del reinado. Las medidas
bitro. Lo m is m o q u e M a c e d o n ia . del rey m acedonio culm inan en el de­
Grecia era en realidad otro vasallo de creto de muerte contra Demetrio. Los
los romanos. La m ano dura y represi­ remordimientos, por esta muerte se­
va de Roma se hacía sentir en cuanto gún Tito Livio, serán la causa del fa­
surgía el más m ínim o movimiento de llecim iento de Filipo V al añ o si­
independencia y no sólo en Grecia o guiente, 179 a.C.
Macedonia, sino en los reinos o ciu­
dades de Anatolia o las islas. A pesar
de la oposición de ligas, reinos o ciu­ 2. Perseo y la Tercera
dades en algunos momentos, la ver­ Guerra Macedónica
dad es que todos se c o m p o rta b a n
como clientes supeditados a los inte­ Perseo es proclam ado nuevo rey de
reses de Rom a. C u a n d o los textos Macedonia. El país se encuentra en
h ablan de «autonom ía» o «dem ocra­ unos mom entos de cierto auge, gra­
cia», refiriéndose a los pueblos grie­ cias a la política económica y dem o­
gos, se trata sin duda de un a ficción gráfica llevada por Filipo V en los ú l­
m antenida como prop aganda políti­ timos años de su vida.
ca dirigida por el Senado romano. Los prim eros pasos políticos del
Filipo V, en sus últimos cinco años nuevo rey Perseo están enfocados a la
de vida (184-179 a.C.) tendrá que so­ búsqueda de acercamientos amisto­
lucionar algunos problem as en el ex­ sos con las restantes fuerzas políticas
terior, pero sobre todo atender a la del Egeo. Sería el programa necesario
restauración de su propio país. Algu­ para elim inar los planes aislacionis­
nos pequeños contratiempos de Fili­ tas romanos. También debe solucio­
po en Tesalia y las acciones de los n a r el p r o b le m a q ue s u p o n e u n a
Bastarnos en el Norte acentuaron el invasión de tracios en Macedonia, se­
malestar interno, fruto del cual es la guram ente instigados por el rey de
oposición al Rey de la facción que Pérgamo Eumenes, al mismo tiempo
prefiere una política de entendim ien­ que m antiene a raya a los pueblos del
to con Roma. Quienes se oponen a la Norte. C o n las m an o s libres en el
política de Filipo, cierran filas en tor- Este y Norte, puede el rey m acedonio

Perseo impulsa a Filipo a mandar el reino. Al mismo tiempo el romano indig­


asesinar a Demetrio (180 a.C.) nó a Filipo, pues le escribió que remitiera
por segunda vez a Demetrio a Roma, esta
Y la presencia de Demetrio hizo, en aquel vez acompañado de cuantos más y más
entonces, que se agudizaran las fricciones serviciales amigos pudiera. Perseo, adu­
entre Filipo y los romanos, ya muy consi­ ciendo todo esto como pretexto, conven­
derables, es innegable que, en el hundi­ ció, al cabo de poco tiempo, a su padre
miento definitivo de la casa real macedo- Filipo de que se aviniera a asesinar a
nia, jugó un papel no pequeño la embajada Demetrio.
de Roma encabezada por el joven. El se­ Después expondremos cómo se llevó a
nado romano quiso otorgar esta gracia cabo toda esta trama.
sólo a Demetrio, con lo cual envaneció al Luego fueron llamados los embajadores
muchacho y ofendió gravemente a Perseo lacedemonios. De éstos, había cuatro gru­
y a Filipo, al dar la impresión de que la be­ pos. Lisis y sus colegas se presentaron
nignidad de los romanos se había logra­ como embajadores en favor de los exilia­
do no por ellos, sino sólo por Demetrio. dos antiguos, afirmaban que éstos debían
Tito Flaminino contribuyó no poco al mis­ recuperar todas las propiedades que te­
mo desenlace, pues había invitado al joven nían cuando fueron desterrados.
a conversaciones secretas y le había he­
cho creer que los romanos le preparaban Polibio, XXIII, 3-4
La m onarquía helenística: III— G recia y M acedonia 31

enfocar sus esfuerzos a la consolida­ conform an con la actitud de activi­


ción interior de su reino. dad diplom ática. Los comerciantes
Es en su propia casa donde Perseo pretenden la guerra, para am pliar sus
cuenta con la oposición de los ante­ posibilidades mercantiles en todo el
riores partidarios del difunto D em e­ Egeo y los militares nuevos quieren
trio, por lo que prom ulga un decreto el prestigio y poder desde los éxitos
de amnistía general, que coloca en los militares.
principales centros religiosos de G re­ En el año 171 triunfan los partida­
cia con un fin claro y favorable de rios de la guerra, son nom brados có n ­
propaganda política. A partir de ese sules P. Lícinio C raso y C. Casio
momento, Perseo consigue un acerca­ Longino y los ejércitos rom anos p a r­
miento con la liga etolia y con otras ten hacia Grecia. La explicación de la
ciudades griegas, la habilidad político- postura rom ana a los griegos y las
diplomática del rey de Macedonia se acusaciones a Perseo son vistas de
confirma plenamente: apoya paso a forma partidista por Tito Livio, clara­
paso los focos y estamentos promace- mente prorrom ano: Se atacaba al rey
donios, lo que supone un deterioro macedonio. por ser enemigo de Roma
progresivo de la popularidad de los y de los aliados del pueblo Romano.
rom anos y una influencia creciente C o m e n z a b a la T e r c e r a G u e r r a
de Macedonia en Grecia. En este caso Macedónica.
la demagogia hizo el milagro.
Dos m atrim onios políticos dejan Batalla de Pidna y Macedonia dividida
patente la política de alianzas: Perseo en cuatro repúblicas (168-167 a.C.)
se casa con la hija de Seleuco IV y
Prusias II con la herm a n a de Perseo; Tuvo esta gran batalla una terminación muy
el reino seléucida y Bitinia entran así pronta, porque habiéndose comenzado a
la novena hora, antes de la décima habían
en amistosa alianza con Macedonia.
ya alcanzado la victoria. Lo que restaba
Al m ism o tiem po Perseo trata de del día lo emplearon en seguir el alcance,
renovar el tratado de am istad con persiguiéndolos hasta ciento veinte esta­
Roma. Eum enes se ve am enazado y dios, de manera que ya se retiraron entra­
lleva su denuncia ante los romanos, da la noche... Perseo marchó huyendo de
mientras Rodas, temerosa de Perga­ Pidna a Pela, habiéndose salvado de la
mo, se pone del lado de Perseo. En batalla casi todos los de a caballo, mas
ese medio tiempo (176-175 a.C.) Se­ como los alcanzase la infantería, empezó­
leuco IV es asesinado y su heredero los a denostar por cobardes y traidores,
derribándolos de los caballos y dándoles
Antíoco IV rompe la alianza con el
de golpes, por lo que, temeroso de aquel
rey macedónico y se pasa al bando alboroto, sacó el caballo del camino, y qui­
romano. tándose la ropa púrpura para no ser cono­
Todos los progresos de Perseo en cido, la puso en la grupa, y la diadema la
Grecia, en el Norte y en el M editerrá­ tomó en sus manos, y habiendo hablado a
neo son presentados en R om a por sus amigos sin parar de andar, echó pie
Eum enes como «política antirroma- a tierra y tomó el camino del diestro. De
na». Etolios. y Tesalios acuden tam ­ aquéllos, uno empezó a fingir que se ase­
guraba el zapato que se le había desatado,
bién al arbitraje de Roma. Y por últi­
otro, que daba de beber al caballo, otro,
mo, un atentado sufrido por E um e­ que tenía sed, y yéndole dejando de esta
nes en Delfos, fue definitivo. Sin que manera, a toda prisa lo abandonaron, no
se pueda asegurar, el hecho es que la tanto por temor de los enemigos como de
culpabilidad recae en Perseo y este su crueldad. Agitado con tantos males,
hecho, verdadero o falso, desata la in­ procuraba echar a todos, apartándola de
tervención de Roma, donde los «nue­ sí, la culpa de aquella derrota. Entró, ya
vos ricos», sobre todo comerciantes, y llegada la noche, en Pela.
los militares de clase ecuestre no se Plutarco, Paulo Emilio, XXIl-XXI11
32 Akat Historia del M undo Antiguo

Parece que al comienzo de la gue­


rra hay una cierta indecisión por p a r­ REPUBLICA
te de todos: en la isla de Rodas hay MAR NEGR(
dos bandos opuestos que se enfren­ DER0MA o Pella

tan entre sí, d efen diend o la unión \ 1 M ACEDONIA


00 Pidna
con R om a unos y otros aceptando la g0
alianza con Perseo, Eum enes se m a ­ 00
X
Cinocésfalos
Pérgamo O
nifiesta prácticam ente neutral y en la O
GALATIA O
liga aquea no hay claridad en las m e­ o 00 fT
^ °A pam ea
didas a favor de uno u otro bando.
Parece que Perseo, en opinión de Tito
Livio, parece que intenta una gran
alianza de la que form arían parte, MAR M EDITERRANEO Antioqi

junto a él mismo, Eumenes y Antíoco.


Los primeros enfrentamientos e n ­
tre rom anos y macedónicos tienen lu­
gar en el Norte de Tesalia, aunque de
escasa im p o rtan cia y sin definirse °*é 2 'o
Alejandría
nada ni a favor ni en contra de ningu­
no o, en todo caso en contra de a m ­
bos. Estamos en el año 171 a.C. y el EGIPTO

año siguiente los rom anos logran ga­


n ar para su causa a las ciudades b eo­ ?
·£.
das. El contrapuesto será el apoyo LIBIOS

del Epiro y enseguida de Ilisia a Per-


seo. Se acude a Egipto para que se
pronuncie en este conflicto, pues está
claramente am en a zad a la estabilidad
política mediterránea. N ada se consi­
gue y Q. Hostilio M ancino, cónsul del
año 170 a.C., junto con algunos em ­
bajadores extraordinarios tratan de
lograr adhesiones entre los griegos.
Se repiten nuevos enfrentam ientos,
pero sin ningún claro vencedor. El
S e n a d o r o m a n o d is c u te so b re un
planteamiento doble: o se negocia la
paz o se continúa la guerra haciendo tos le habían sido asignados específi­
un gran esfuerzo militar y logistico. camente. Sin dilaciones, los romanos
Triunfa la segunda postura y se envía atacan el ejército m acedonio cerca de
a Grecia al frente de las tropas ro m a­ P id na en los comienzos del verano
nas a L. Emilio Paulo, cónsul de ese del año 168 a.C. Para M acedonia fue
año 168 a.C. y que ya antes había ne­ u n a d e rro ta irre p a ra b le : miles de
gociado con otros la p az de Apamea, muertos y miles de prisioneros fue el
lo que le hace un experto en las cues­ balance. Según nos cuenta Tito Livio,
tiones de Oriente. Entretanto se alian todas las ciudades m acedónicas se
Perseo y Eumenes, mientras que los entregaron sin resistencia a los ro m a­
rom anos dom inan de nuevo Iliria. nos e incluso el propio rey Perseo y su
En estas circunstancias L. Emilio hijo. A h o ra deb e ría afro n tarse no
Paulo, conocido norm alm ente como sólo la reorganización política de los
Paulo Emilio, em prendió el ataque vencidos, sino, adem ás, em p ren der
directo contra Macedonia, cuyos asun- negociaciones con los Estados griegos.
La m onarquía helenística: III— G recia y M acedonia 33

MAR

PONTO
CASPIO
ARMENIA

M EDIA
ATROPATENE

REINO GR EC O-
BACTRIANO
PARTIA

%0% ,

o.«

GEDROSIA

ARABIA

El mundo helenístico (hacia el 185 a.C.)

Reino Greco-Bactriano Reino de los Ptolomeos

Reino de los Antigónidas Reinos helenizados no griegos

Reino Seleúcida Galatia


y estados vasallos

Estados griegos independientes Reino de Pérgamo


A ka l Historia del M undo Antiguo
34
Acaya bajo Dieo y Critolao (147 a.C.) procedía en todo. Allí donde no se llegaba
al cupo de esclavos criados en las casas,
Puesto que la ley ordenaba que, si le ocu­ debía completarse en cada caso con el
rría algo al general durante el ejercicio de número correspondiente de esclavos de
su mando, éste fuera asumido por el se­ otra clase. Al com probar la fuerte escasez
gundo en categoría hasta que se celebrara de los fondos públicos, debida a la guerra
la primera asamblea de los aqueos, a la contra los lacedemonios, obligó a hacer
muerte de Critolao, el general de los asun­ requisitorias especiales y a que los ricos
tos públicos. Dieo, pues, envió tropas a hicieran contribuciones particulares, no sólo
Mégara y él presentó en Argos, desde los hombres, sino también las mujeres. Al
donde escribió a todas las ciudades que propio tiempo, ordenó que los que esta­
concedieran la libertad a dos mil esclavos ban en edad militar se concentraran masi­
que se encontraran en la flor de la edad y vamente con armas en Corinto. Todo ello
que hubieran nacido en las casas de sus hizo que las ciudades se llenaran de des­
dueños o se hubieran criado en ellas. Es­ gobierno, confusión y desánimo. Unos te­
tos hombres debían ser armados y envia­ nían por felices a los muertos y se apiada­
dos a Corinto. Pero estableció para cada ban de los que partían, todos lloraban,
ciudad el número de soldados a remitir de como si previeran el porvenir.
manera arbitraria y desigual, que es como Polibio, XXXVIII, 15

rey Perseo. Por otro lado se prohibe la


3. El fin de la explotación de las minas de oro y pla­
independencia de ta y la tala de árboles con destino a
Macedonia y Grecia construcciones navales.
Iliria, al estilo macedónico, se con ­
(168-146 a.C.) ' vierte en tres estados autónomos, con
la o b lig a c ió n de p a g a r trib u to s a
a) Fin de la monarquía Roma.
macedónica: Macedonia romana En Grecia la época siguiente al año
168 a.C. es muy confusa. Son muchos
Muy poco después de la victoria ro­ los problemas, que habrá que enten­
m ana en Pidna, es una comisión de der desde Estados bajo protectorado
diez senadores la encargada de tratar rom ano. Las ligas griegas son des­
con Paulo Emilio el futuro de Iliria y m em bradas y otros Estados ciudada­
M acedonia. La m onarquía, com o tal, nos, favoreciendo en las ciudades a
quedó abolida en M acedonia y sus los grupos filorromanos. Ciudades,
territorios más el Epiro fueron distri­ que habían estado integradas en la
buidos entre las cuatro nuevas repú­ esfera de influencia macedónicas, son
blicas, cuatro distritos con a u to n o ­ proclam adas libres. El Epiro, que en
mía, que f u n c io n a n p o lític a m e n te un principio había sido integrado en
segú n el m o d elo de la R ep ú b lica una de las repúblicas macedónicas,
romana. Únicamente en la zona no r­ su frió u n a te rrib le d e v a sta c ió n
te se m antiene la existencia de grupos y m atanza a manos de la soldadesca
militares, para evitar el peligro de los romana.
bárbaros. Rom a trata a los macedo- Los años entre 164-158 a.C. están
nios como si de un pueblo griego más m arcados en M acedonia por la pro­
se tratara, sin darse cuenta de que la fu ndización de la crisis económica,
m onarquía tradicionalm ente en M a ­ pero sobre todo por la falta de inte­
cedonia era bien distinta de los Esta­ g ra c ió n en este n uevo sistem a de
dos griegos. democracia vigilada. El deterioro cre­
Económicamente, el pueblo m ace­ ciente de M acedonia induce a Rom a
dónico en general sale ganando, ya a u n a renovación, para de alguna
que los impuestos ahora pagados a m anera su bsanar los efectos negati­
Roma son inferiores a los pagados al vos para la economía. Por esta razón
La m onarquía helenística: III— G recia y M acedonia 35
se permite la reapertura de las minas, nuevo dirigente planteó la indepen­
clausuradas unos años antes. A pesar dencia. Roma tiene que atender a los
de todo, hay grupos macedónicos muy problemas macedónicos, entre otros y
descontentos con la actuación políti­ Calícrates muere, circunstancias que
ca de Roma. Este malestar se confir­ parecen inmejorables para los n ue­
ma en los acontecimientos del año vos planteamientos aqueos. La oposi­
149 a.C., fecha en la que aparece en ción viene de Esparta, que se separa
M acedonia un tal Andrisco, que se de la liga aquea en el año 148 a.C. y
hace p a s a r p o r Filipo, heredero al convierte lo que era una disputa terri­
trono macedónico. Pero el verdadero torial ya antigua entre Megalopolis y
Filipo había muerto en Italia. De to­ Esparta, en un conflicto que tendría
das formas encontró un terreno abo­ amplias repercusiones y que conoce­
nado por el malestar y el odio a los m os c o m o la « g u erra de Acaya».
ro m a n o s y a p a re c ie ro n grupos de R om a interviene en el contencioso,
partidarios que fueron m ultiplicán­ actuando como árbitro, logra reunir
dose en unos pocos meses. Andrisco, en Corinto a am bas partes implica­
el Pseudo-Filipo logró do m in ar b u e­ das, pero ante la postura romana, que
na parte de la M acedonia ahora divi­ la liga aquea consideraba totalmente
dida y llegó a las fronteras de Tesalia. injusta, pues significaba la separa­
Los tesalios acudieron a la liga aquea ción de algunas ciudades de la liga,
en petición de ayuda. Las dotes de­ los aqueos hicieron una formal decla­
magógicas de Andrisco le consiguen ración de guerra a comienzos del año
el apoyo general de las clases popula­ 146 a.C. Critolao, nuevo dirigente de
res y consigue en un prim er m om en ­ la liga aquea aparece al lado de Dieo,
to, derrotar incluso a los rom anos y colaborando activamente al frente de
aqueos. En el año 148 a.C. las legio­ la milicia. Los jefes aqueos, tocando
nes rom anas, m an d ad a s por Q. Ceci­ la v ena del espíritu de lib ertad y
lio Metelo, vencen a Andrisco y sus avocando por la unión de todos los
partidarios, poniendo así fin a la re­ griegos, consiguen atraerse m uchas
vuelta. M acedonia pagaría un precio ciudades y en general la gente más
muy caro por el apoyo prestado a A n­ pobre. Estos éxitos de captación ini­
drisco: la pérdida total de su libertad ciales seguramente equivocaron a los
y el paso definitivo a provincia ro m a­ propios aqueos. Sin duda valoraron
na. Iliria se integra en la provincia en exceso sus p o s ib ilid a d e s y no
macedónica, bajo el m an d o de un go­ dudaron en plantar batalla a los ro­
b ernad or general. m a n o s . Al frente de las leg io n es
romanas, Metelo, solucionado el pro­
b) La guerra de Acaya: Grecia, blema macedónico, vence a las tropas
provincia romana de Critolao en Escarfes (Tesalia), m u ­
riendo allí el dirigente aqueo. La ac­
Los resultados de la victoria rom ana tuación siguiente de Dieo, coincide
en P idna habían promovido exilios con el relevo de Q. Cecilio Metelo por
masivos. Este es el caso de unos mil Lucio Mumio. Los vencidos de Es-
aqueos. Entre los años 167-150 a.C. la carfea se refugian en Corinto y se in­
liga aquea estuvo prácticamente diri­ corpora a los ejércitos de la liga a
gida por Calícrates, partidario y de­ varios miles de esclavos, desconoce­
fensor de los intereses romanos. El dores de la organización militar. Dieo
año 150 a.C. regresan los que q u eda­ es totalmente vencido en la defensa
ban de los exiliados, lo que suponía de Corinto, que es arrasada por orden
de nuevo u n a cierta «dem ocratiza­ de L. M um io y sus habitantes vendi­
ción» de la liga, que nom bró a Dieo dos como esclavos unos, asesinados
de Megalopolis estratego máximo. El muchos y unos pocos que logran huir;
36 Aka! Historia del M undo Antiguo

Crátera. Hallada en Centuripe,


cerca de Catania (Siglo III a.C.)
Museo de Catania.
La m onarquía helenística: III— G recia y M acedonia 37

Cfatera. Hallada en Centuripe,


cerca de Catania (Siglo III a.C.)
Museo de Catania.

Dieo logró escapar, pero se suicidó d e p e n d e n c i a p o l í t i c a de G re c ia ,


ju n to con su familia. apéndice ahora de Macedonia, a m ­
La aniquilación de Corinto supone bas romanas.
el final de la independencia de G re­
cia. Esta drástica medida queda en la c) Macedonia y Grecia: política y
historia como una advertencia clara ciudades
para cualquiera que intentara o po­
nerse al imperialismo romano. Otras El período que historiamos (276-146
medidas se tom aron con respecto a a.C.) tiene algunas peculiaridades p o ­
Grecia: las ciudades y ligas que h a ­ líticas que conviene señalar, diferen­
bían luchado contra Roma, formaron ciando la trayectoria de la m onarquía
la provincia de Acaya, integrada con m ace d ó n ica, con sus alianzas, del
M acedonia, elim inándose todas las funcionamiento de las ligas y Estados
federaciones existentes y con la obli­ griegos. Por otro lado, el reino de M a ­
gación de pagar tributo a los rom a­ cedonia muestra rasgos característi­
nos. E sta s itu a c ió n s ig n ific a b a cos de u n a m o n a r q u í a n a c io n a l ,
además un paso de nuevo a unos re­ mientras las otras, Lágidas y Seléuci-
gímenes oligárquicos, un apacigua­ das, son claram ente personales. En
miento de los movimientos sociales, M acedonia el rey es el servidor de la
reflejo sin duda de la imposición de co m unidad de ciudadanos, pero tam ­
la voluntad de Roma. bién su jefe y defensor.
Así acabó definitivam ente la in ­ M acedonia pasa a lo largo del S. III
38 A k a l Historia del M undo Antiguo

a.C. un proceso de helenización que crático, aunque en casos concretos esta


vemos manifestado en un funciona­ participación en democracia era casi
miento de las ciudades al estilo grie­ ficticia, dados los intereses particulares.
go, en la utilización del griego ático H ay adem ás otros dos tipos de con­
como «Koiné», lengua común, y una federaciones, las de creación y utili­
clara asimilación de los dioses olím ­ zación por parte de la m onarquía de
picos que desbancan a las divinida­ M acedonia y las que podemos definir
des propiam ente macedónicas. Des­ com o de pueblos o incluso territoria­
taca, sobre todo, el gran respeto del les. Las primeras son medios de pro­
pueblo macedónico por sus monarcas. pagand a y control políticos, mientras
En lo que respecta a las ciudades que las segundas tienen su base en
griegas, asistimos en este período h e­ una ciu dad an ía federal generalizada.
lenístico a u n a fase de transición en­ El ejemplo clasico de liga «m onár­
tre el concepto de la «polis» clásica y quica» es la de Tesalia y de liga «co­
los municipios organizados al modo m unal» la confederación etólica.
romano. Pero, en realidad hab lar de E n los siglos III-II a.C. desaparece
las ciudades griegas implica, por un la m o narq uía de Macedonia. El n ú ­
lado, la relación de éstas dentro de las cleo de tradiciones, costumbres, ritos
ligas y, por otro, el tratamiento que de e instituciones en la historia de la
ellas se h ac e desde la m o n a r q u ía m on arqu ía macedónica incluso sal­
macedónica. En la mayoría de los rei­ drá enriquecido en épocas posterio­
nados se habla de ciudades libres y res, pero bajo las influencias romanas.
aliadas, cuando la realidad es de so­ El legado del m un do helenístico, a
metimiento y control o, al menos, de través de Roma, será transmitido a la
autonom ía vigilada. El más poderoso cultura europea y constituye la base
de la alianza, la m onarquía de M ace­ de la creatividad manifestada en la
donia, es quien m arca las pautas de labor política y en todos los campos
la actividad política. Y en este juego de la civilización occidental.
de libertades y alianzas, el elemento
clave es la tributación. Lo que p erm a­
nece de la «Polis» tradicional es cada
uno de sus organismos de funciona­ Destrucción de Corinto y fin de la
miento interno: asambleas y magis­ independencia de Grecia (146 a.C.)
traturas. Los demas elementos de a u ­ Polibio lamenta lo ocurrido en la toma de
tonom ía son u na pura ficción. Si a Corinto, y explica el desprecio de la solda­
todo esto a ñ a d im o s uno s p l a n t e a ­ desca hacia las obras de arte y los exvo­
mientos sociales de enfrentamientos tos. Dice que vio personalmente los cua­
constantes entre ricos y pobres, puede dros tirados por los suelos y a los soldados
quedar claro que la participación po­ jugando a los dados encima de ellos. Cita
lítica de los ciudadanos es cada vez el cuadro de Aristides representando a
Dionisio, pintura de la que algunos dicen
menor. Unicam ente el principio fede­
que se originó el dicho: «anda como Dioni­
rativo en las distintas ligas constituye sio», y el que representaba a Heracles
un tipo intermedio de acción política torturado por la túnica que le regalara
a caballo entre el sistema m o n árq u i­ Deyamira.
co y la vieja institución de la «polis». Debido a la simpatía que el pueblo sen­
Las ligas griegas en general funcio­ tía por Filopemén, no derribaron las esta­
nan de muy diversas formas. Las li­ tuas que tenía en algunas ciudades. Así
gas propiam ente de ciudades conser­ que me parece que cada acto genuino de
van las institucion es cívicas, pero virtud infunde un interés indeleble en todos
los receptores del beneficio.
se unifica la actividad política exte­
rior. Generalm ente se consideran sus Estrabón, VIII, 6, 28 y
relaciones dentro de un sistema dem o­ Plutarco, Filopemen, XXI
La m onarquía helenística: III— G recia y M acedonia 39

Cronología

Año a.C. Hechos históricos


275 A n tig o n o G onatas vence a los gálatas.
Pirro vuelve al Epiro, lo que su p on e un problem a para M acedonia.

274 Enfrentam iento entre Pirro y A ntigono G onatas en el Peloponeso.


C om ien za la Primera Guerra Siria entre P tolom eos y Seléucidas.

273 Prim er acercam iento d ip lom ático entre R om a y Egipto, que influye
en Grecia.

272 M uerte de Pirro en la ciudad de Argos.


A lian za entre Esparta y A ntigono.
A lejandro II ocupa el trono del Epiro.
A n tigon o regresa a M acedonia.

271 Crátero, herm ano del rey m aced on io, es nom brado gobernador
de C orinto.
La m ayoría de las ciudades del P elop on eso se hacen am igas de
M acedonia.

269 Triunfo de los nacion alistas en A tenas, apoyados por Egipto.

268 C rem ónides lucha por su ind ep en d en cia, de M acedonia.

267 A n tig o n o G o n a ta s to m a re p resa lia s co n tra lo s n a c io n a lis ta s


atenienses.

265 E nfrentam iento entre Esparta y A ntigono.


Areo I, rey de Esparta, m uere en C orinto.

264 Intervención de A lejandro II, en A carnania, región que se som ete al


rey del Epiro.
40 Aka! Historia del M undo Antiguo

263-262 A ten as se som ete a M aced on ia.

261 Se con sigu e la paz entre M aced on ia y Egipto.

260 Se rom pe la paz y A n tigon o tom a partido en la Primera Guerra Si­


ria contra P tolom eo.
A n tigon o m anda construir en C orinto una im portante flota.

259 S egunda Guerra Siria.


A n tigon o G on atas vence a P to lo m eo en la isla de Cos. El principal
beneficiario será el seléu cid a A n tío co II.

258 D e nuevo se llega a la paz entre A n tigon o y P tolom eo.

257 La N ik e de Sam otracia, hoy en el M usco del Louvre, es erigida.

253 C orinto se subleva contra M aced o n ia y se instaura com o tirano


A lejandro II, rey del Epiro.
D em etrio , h ijo de A n tig o n o , se ca sa c o n E stratón ice, hija de
A ntíoco.

251 Arato de Sición, con sigu e que su ciudad entre en la liga aquea.

250 La lig a a q u ea a b a n d o n a a A n tig o n o y se p asa al b a n d o de


A n tíoco II.

246 A n tigon o G on atas recupera C orinto. Tercera Guerra Siria entre


P tolom eos-y Seléucidas.

245 Las flotas m aced ón ica y seléucida vencen a P tolom eo III. El predo­
m in io en el m ar E geo corresponde ahora a M acedonia.

244 A ccede al trono de Esparta A gis IV y em prende im portantes refor­


m as sociales.

243 Arato tom a la ciudad de M égara y las regiones de A rcadia y la


A rgólide.

242 Arato con sigu e la paz co n los aqueos.


Los etolios in vad en la zon a del Istm o de C orinto.

241 Arato con sigu e vencer a los etolios y expulsarlos del P elop on eso.

240 M uere el rey del Epiro A lejandro II, q u ed an d o co m o regente O lim ­


pia, su viuda.
A gis IV es ejecutado.

239 Es p roclam ad o rey de M a ced o n ia D em etrio II.


La m onarquía helenística: III— G recia y M acedonia 41

Joven jinete de bronce, hallado en el mar.


Museo Nacional de Atenas.

C om ien za la llam ada Guerra D em etríaca entre el soberano m ace­


don io y la u n ión de aqueos y etolios.
A tenas con sigu e independizarse.

237 M uere asesin ad o el rey de Esparta A gis IV. Es proclam ado C leóm e­
nes III co m o nuevo rey.

236 D em etrio II invade el Á tica y la Argólide.

235 D em etrio II sufre una im portante derrota.


42 Akal Historia del M undo Antiguo

D esaparece la dinastía reinante en el Epiro.


Es proclam ada Teuta co m o reina de Iliria.

234-233 Los ilirios invaden el Epiro.

230 La ciudad de Argos se pasa a la liga aquea.

229 M uere D em etrio II y pasa A n tigon o D o só n a regente de M acedonia


y tutor del rey F ilip o V. La liga etolia conquista Tesalia.
A n tigon o D o só n reconquista Tesalia. Guerra de C leom en es III de
Esparta contra la liga aquea.

228 Arato de S ición expulsa a los m aced on ios de Atenas.


Los rom anos son adm itidos en los Juegos Istm icos.

227 C leo m en es III inicia im portantes reform as sociales en Esparta.


R econstrucción de la ciudad de M egapólis, destruida el año ante­
rior por los espartanos.
G ran terrem oto en la isla de Rodas.

226 A lia n za entre Esparta y el rey egip cio P tolom eo III.

225-224 A lia n za entre A n tigon o D o só n de M aced on ia, Arato de Sición y la


liga aquea contra C leom en es III de Esparta.

222 Las fuerzas aliadas de A n tigon o D o só n vencen en Selasia a los es­


partanos y tom an Esparta.

221 E xilio del rey espartano C leóm en es III.


Licurgo, líder conservador, gobierna Esparta.
F ilip o V es p roclam ado rey de M acedonia.

220 F ilip o V se alia con la liga aquea.


Guerra de «los aliados». Los m aced on ios y la liga aquea contra la
liga etolia.

219 Esparta se alia con aqueos y m acedonios.

C leó m en es III de Esparta m uere en Egipto.


L os rom an os arrebatan la ciu d ad de Faros a D em etrio, aliado
m aced on io.

218 M aced on ia vence a los ilirios, cuyo rey es Esquerdiledas.

217 Paz de N aupacto, final de la Guerra de « los aliados».

216 M ecán id as con sigu e hacerse tirano de Esparta.


La m onarquía helenística: III— G recia y M acedonia 43

215 F ilip o V de M acedonia se alia co n A n íb al contra Rom a.

214 Prim era Guerra M acedónica: R om a contra M acedonia; escenario


fundam ental: Iliria; el Epiro, neutral.

213 M uerte de Arato de Sición.

212 La liga etolia firma una alian za con R om a y Pérgam o en contra


de M acedonia.
F ilip o V de M acedonia conquista la ciudad de L issos, al N orte de
Iliria.

211 Á talo I de Pérgam o se alia co n los rom anos contra M acedonia.


El rey de Bitinia Prusias I se alia co n F ilip o V.

210 La liga aquea lucha con Esparta.

208 Prusias I, rey de B itinia y aliad o de M aced on ia, lucha contra el rey
de Pérgam o Á talo I.

207 F ilop em en , estratego de la liga aquea, vence a los espartanos y liga


etolia en M antinea.

206 La liga etolia rom pe su alian za con R om a.

205 La liga etolia es som etida por M acedonia.


Paz de Fenice entre R om a y F ilip o V.
Instauración de N a b is co m o tirano de Esparta.

204 N a b is em prende profundas reform as en Esparta.


F ilip o V de M acedonia se alia con A n tíoco III.

203 F ilip o V lleva a cabo im portantes in cu rsion es en el N orte de Grecia


en las regiones del B osforo y D ardanelos. La isla de R odas y Á talo I
piden ayuda a Rom a.

202 La liga etolia se une a R odas contra F ilip o V.


Q uinta Guerra Siria.

201 El Epiro co n C arops el Viejo busca la alian za co n Rom a.

200 Segunda Guerra M acedónica. N ab is, tirano de Esparta, conquista


la s c iu d a d e s d e A r g o s y M e s in a , c a p it a l d e M e s e n ia en
el P elop on eso.
La liga aquea se alia con R om a en contra de Esparta.

199 L ucha abierta en el H elesp on to entre rom anos y m aced on ios.


44 AkaI Historia del M undo Antiguo

197 U n a ex p ed ició n rom ana bajo el m an d o de F la m in in o , llega a


G recia.
Los rom anos vencen a F ilip o V de M aced on ia en la batalla de
C in oscéfalos.
F ilop em en , jefe de la liga aquea lu ch a contra N a b is de Esparta. M a­
ced on ia pierde Tesalia y G recia.

196 F l a m i n i n o p r o c l a m a la l i b e r t a d d e lo s g r ie g o s f r e n t e
a M acedonia.
F ilip o V dedica sus esfuerzos al resurgim iento de M acedonia.

195 N ab is de Esparta, ven cid o por lo s rom anos, pide la paz.


Esparta se integra de nuevo en la liga aquea.

194 Los rom anos ab an d on an G recia.

193 N a b is es asesinado.

192 C am p añ a bélica en G recia entre A n tíoco III y los rom anos.

191 A ntíoco III es vencido en las T erm opilas y ab an d on a Grecia.


Victoria naval rom ana en el Egeo.

190 La liga etolia es vencida por Rom a.

189 Los rom anos tom an la ciudad de A m bracia, que pide la paz.

188 Paz de A pam ea.

187-179 Período de relativa paz en G recia y M acedonia.

179 M uere F ilip o V.


Perseo es proclam ado rey de M aced on ia. M atrim onio del rey m ace­
d o n io con L aódice, hija de S eleu co IV.

176 U n a herm ana del rey m a ced o n io Perseo se casa con Prusias II de
B itinia.

170 Tercera Guerra M acedónica: los rom anos atacan a Perseo.

168 Victoria rom ana (Paulo E m ilio) en P idna (Suroeste de Licia): Per-
seo hecho prisionero; M acedonia es dividida en cuatro repúblicas.

167 La isla de D élo s pasa a la órbita de A tenas por d ecisión rom ana.

165-151 Q uerellas con tin u as entre ciudades griegas.


D eterioro p olítico de M acedonia.
La m onarquía helenística: III— G recia y M acedonia 45

Bajorrelieve de plata representando a


Nereida sobre Queto.
Hallado cerca de Tarento.
Museo Nacional, Tarento.

150 P seu d o-F ilip o A ndrisco con sigu e sublevar M acedonia contra los
rom anos.

148 Guerra abierta entre Esparta y la liga aquea.


M aced on ia es declarada provincia rom ana por M etelo.

147 La liga aquea en cabeza la op o sició n a Rom a.


La ciudad de C orinto es saqueada y se proclam a la d isolu ción de
las ligas griegas.

146 Grecia pasa a ser provincia rom ana.


M aced on ia y Grecia form an ya parte del m undo rom ano.
46 A ka l Historia del M undo Antiguo

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cient Society. 8, pp. 155-174. Ed. 1977. elem entifederativi. Padua, 1934.
Esta historia, obra de un equipo de cuarenta profesores de va­
rias universidades españolas, pretende ofrecer el último estado
de las investigaciones y, a la vez, ser accesible a lectores de di­

HISTORIA versos niveles culturales. Una cuidada selección de textos de au­


tores antiguos, mapas, ilustraciones, cuadros cronológicos y

■^MVNDO orientaciones bibliográficas hacen que cada libro se presente con


un doble valor, de modo que puede funcionar como un capítulo

A ntïgvo del conjunto más amplio en el que está inserto o bien como una
monografía. Cada texto ha sido redactado por el especialista del
tema, lo que asegura la calidad científica del proyecto.

ORIENTE 25. J. Fernández Nieto, L a guerra 44. C. González Román, La R e­


del Peloponeso. pública Tardía: cesarianos y
1. A. Caballos-J. M. Serrano, 26. J. Fernández Nieto, Grecia en pompeyanos.
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Im perio N uevo. do griego y Filipo de Mace­ 50. G. Chic, L a dinastía de los
7. J. Alvar, Los Pueblos d el Mar donia. Antoninos.
y otros m ovimientos de pueblos 30. M. A. Rabanal, A lejandro 51. U. Espinosa, Los Severos.
a fin es d el I I milenio. Magno y sus sucesores. 52. J . Fernández Ubiña, El Im pe­
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10. J. M. Blázquez, Los hebreos. 32. A. Lozano, Las monarquías públicas del estado romano du­
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ríodo Interm edio y Epoca Sai- 33. A. Lozano, Asia Menor h e­ 54. J . M. Blázquez, Agricultura y
ta. lenística. m inería rom anas durante el
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15. A. Lozano, L a E dad Oscura.
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