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¿Cuál es el propósito del mal?

El el proposito del mal es la obediencia, podemos ver que desde el principio de la creación el señor
ordenó a adan y a eva a no comer de albol del conocimiento entre el bien y el mal, atraves de su
desobediencia vino el pecado, el cual es la causa del mal,

Permite el sufrimiento para descubrir nuestro pecado.


― Lo permite para edificar nuestro carácter.
― También lo permite para producir un bien mayor.
― Lo permite para cambiar nuestra perspectiva de las cosas.
― Él también lo permite para bendecir nuestro futuro.

El Mesías desciende de Judá a través del hijo que tuvo con Tamar, Farés. Para
entender porqué fue necesario que el Mesías entre al mundo en una forma
aparentemente escandalosa, debemos recordar que Di-s sólo creó el mal para que
haya libertad de elección. Para que exista libertad de elección, las fuerzas del mal y las
fuerzas del bien tienen que estar perfectamente balanceadas.

Cuando la línea mesiánica estaba por entrar al mundo, las fuerzas del mal
“argumentaron” que el balance estaba por ser inclinado contra ellas. Por lo tanto, la
unión que produciría al ancestro del Mesías tenía que ocurrir de una forma que las
fuerzas del mal considerasen benéfica para ellas. Así como en una estrategia militar,
un ejército a veces simula retirarse para llevar al enemigo a una posición vulnerable, la
fuerzas de santidad aquí concedieron una aparente victoria a las fuerzas del mal en la
forma de este acto aparentemente pecaminoso, para prevalecer en última instancia. 1

El propósito del mal es corregir y disciplinar a los que


fueron creados a Su imagen.
Pero Su elección no es lo suficientemente buena para los que
dicen haber escogido a Cristo. “Como tú rechazaste Su
voluntad,” dicen ellos, “ahora tú tienes que hacer Su voluntad
por tu cuenta. ¡Dios no tiene nada que ver con eso! Fuiste tú
que iniciaste el mal, y ahora tú tienes que iniciar el bien.”
Si Dios no creó el mal, entonces el mal es inexplicable. Pero si
Dios es soberano, como lo declaran las Escrituras, y Él lo es,
entonces, Él sí creó el mal porque Él tiene un propósito con
eso. El propósito del mal es corregir, dirigir, castigar,
enseñar y disciplinar a los que fueron creados a Su
imagen. “Aunque siendo Hijo, Él aprendió la obediencia por
las cosas que padeció.” (Hebreos 5:8 RVR)
Cuando hacemos una construcción, cortamos tablas y
piedras; clavamos en la
madera, taladramos; martillamos, golpeamos, cincelamos, 
escavamos y hacemos desorden. Es parte del todo, junto
con las
uniones, socados, levantamientos, rellenos, coordinación 
y unificación. Los diamantes se cortan, para ser formados en
algo de valor; el oro se refina en el fuego. Primero es la
noche, luego el día; primero el dolor, luego el gozo; primero el
cincelado y el corte y el martillado, luego la combinación y la
colocación, para un fin, un resultado deseado.
Todo puede ser muy simple. Debemos recibir el Reino de Dios
como niños. Piense en los Evangelios, en el Sermón del Monte;
¡todo está allí! Jesús se refirió a todas las cosas en la misma
manera: Dios reina sobre todo, es el Iniciador de todo, el
Ingeniero de todo, el Amo de todo. ¡Allí está todo! Él estaba
diciendo: “El Padre está aquí, en todas las cosas, hombres de
poca fe (de poca visión y entendimiento y conocimiento).” Si
ustedes conocieran y creyeran la Verdad, ¿de qué habrían de
preocuparse? “Ustedes de poca fe” – ustedes no lo perciben a
Él aquí y ahora.
Él terminará el trabajo, y el mal habrá cumplido su
propósito.
¿Qué es la fe? Es el conocimiento de Dios y de Sus caminos,
saber que Él está sobre todas las cosas, las buenas y las
malas, y confiar en Él en todas las cosas. Sin embargo, aun el
apóstol Pablo mismo temía y desmayaba a veces. Somos
probados, enjuiciados, nuestros sentidos del “Árbol del
Conocimiento” nos dicen que las cosas son diferentes de lo
que en realidad son. Somos purgados, fortalecidos, y
cambiados a Su imagen poco a poco.
El bien y el mal empezaron en el Jardín del Edén donde Dios
empezó a crear al hombre a Su propia imagen. Él terminará el
trabajo, y el mal habrá cumplido su propósito. ¡Gloria a Dios!
¿No es maravilloso saber que el mal que nos acontece, y que
está presente con nosotros (“Suficiente con el mal de cada
día,” dijo Jesús), tiene un buen propósito?
De los que viven en constante temor del mal y piensan que el
90% de la creación originalmente buena perecerá, está
escrito:

“Todas las cosas son puras para los puros, mas para los
corruptos e incrédulos nada les es puro; pues hasta su mente y
su conciencia están corrompidas. Profesan conocer a Dios,
pero con los hechos lo niegan, siendo abominables y rebeldes,
reprobados en cuanto a toda buena obra.” (Tito 1:15-16)

De aquellos a quienes se les ha dado la gracia de conocer al


Único Dios Verdadero, el Creador y Sustentador de todas las
cosas, y Sus caminos, está escrito:

“Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les
ayudan a bien, esto es, a los que conforme a Su propósito son
llamados.” (Romanos 8:28).

Nosotros también sabemos cuál es ese propósito, en el cual


por ahora el mal juega su papel: Las Escrituras declaran que,
en la completación de los tiempos, Dios redimirá a todos los
hombres, incluyendo a los que están contaminados y que son
incrédulos, quienes lo niegan a Él y son abominables,
desobedientes y reprobados en toda buena obra. Después de
todo, Jesucristo vino a salvar a los pecadores, no a los justos.

“Y ninguno enseñará a su prójimo, ni ninguno a su hermano,


diciendo: Conoce al Señor; porque todos me conocerán, desde
el menor hasta el mayor de ellos. Porque Yo seré propicio a
sus injusticias; y nunca más me acordaré de sus pecados y de
sus iniquidades.” (Hebreos 8:11-12 RVG)

Víctor Hafichuk

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