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Resumen de La Monja Alférez
Resumen de La Monja Alférez
En 1596, con cuatro años la envían a un convento donde está su tía. Permanece allí
hasta los quince años. Se escapa una noche y permanece escondida en un castañar 3
días, elaborándose vestimenta y cortándose el cabello.
La tercera noche se marcha a pie a Vitoria donde es acogida por un doctor que la
quiso instruir. Como no le gustan las formas le coge unos cuartos y se marcha a los 3
meses.
Parte a Valladolid con un arriero. Se acomoda como paje del secretario del rey don
Juan de Idiáquez durante 7 meses. Después de que una noche viera a su padre en casa
de su señor se marcha con un arriero a Bilbao, donde tiene un enfrentamiento con unos
muchachos que la quieren fastidiar, hiere a uno y la apresan durante 1 mes.
Por su gusto se marcha a San Sebastián donde coincide en una misa con su madre, la
cual no la reconoce. Es 1603. Se embarca para Sanlúcar y después de una visita fugaz a
Sevilla vuelve a Sanlúcar.
Sienta plaza en un galeón del capitán Esteban Eguiño. Parten para Punta de Araya.
Marcha con su amo al puerto de Paita donde les espera un cargamento de bienes de
su amo, pero antes en el puerto de Manta sufren un naufragio del que se salvan ella y su
amo gracias a que saben nadar.
Cargan los bienes y los transportan a Saña, donde su amo le muestra su contento
poniéndole una tienda con mucho género para que ella la administrara. El amo parte
para Trujillo, encargándole que diera todo lo que quisiera, sin cargo, a una dama, Beatriz
de Cárdenas. Fue en Saña donde tuvo su primer altercado con un fulano a punta de
espada, por un enfrentamiento en la comedia. Hiere al amigo del fulano y tiene que
acogerse a sagrado en una iglesia cercana, sin embargo el corregidor la saca arrastrando
y la lleva a la cárcel. Después de 3 meses de pleito y diligencias de su amo sale a la
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iglesia en donde se había acogido. Urquiza le propone, para salir del conflicto, que se
case con doña Beatriz, tía de la esposa del fulano, con lo que se arreglaría todo y además
la tendría a su disposición, (algo muy recurrente en aquella época). Catalina se niega
después de que la dama le mostrara su deseo hacia ella. Su amo acepta y la envía a
Trujillo.
Pasados 2 meses en Trujillo vuelve el fulano Reyes con otros dos buscando venganza.
Comienzan a bregar, hiere a uno, lo prenden. Es ayudado por un paisano vasco a
escapar y acogerse a una iglesia. Intenta que su amo volviese a ayudarle pero no puede y
tiene que partir hacia Lima.
Diego de Solarte, cónsul mayor de Lima y muy rico lo recibe por la recomendación de
Urquiza, le pone una tienda que administrará durante 9 meses. Pero por el jugueteo con
una de las cuñadas de don Diego le obliga a irse. Habiendo entonces una leva, para
formar compañías que se dirigirían a Chile, sienta plaza de soldado en la compañía del
capitán Gonzalo Rodríguez, de una tropa de mil seiscientos que marchaban a
Concepción.
Pasa a Nacimiento unos días hasta que es reclutado para una misión de tala y quema
de sembrados durante 6 meses. Después consigue licencia para volver a Concepción
integrado en la compañía de Francisco Navarrete.
Sucede un nuevo lance con espada y daga, en la que mata al auditor general y en el
que muere su amigo alférez. Se refugia en San Francisco durante 6 meses en los que
permanece cercado por soldados del gobernador. Cuando la cosa se calma es requerida
por su amigo Juan de Silva para un desafío. En el lamento del que hiere reconoce la voz
de su hermano (insisten los críticos en que no lo era). Permanece en Concepción 8
meses más hasta que don Juan Ponce de León le proporciona caballo y armas; parte
para Valdivia y Tucumán.
Pasa grandes fatigas junto a otros dos soldados fugitivos que encuentra en su camino:
falta de agua, han de sacrificar a los caballos para comer, pasan por tierras heladas. Los
compañeros mueren, ella, rendida ya, entra en el territorio más cálido de Tucumán
donde dos jinetes la rescatan llevándola a la hacienda de su señora. Recibe muy buenos
cuidados, al cabo de 8 días la señora le ofrece a su hija y su hacienda para que se
quede. La hija no es de su agrado (motivo singular para rechazarla), sin embargo accede
por agradecimiento, a casarse por lo que van a Tucumán donde estarán 2 meses
preparando la boda, durante los cuales conocerá a la sobrina del provisor del obispo. De
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nuevo recibe una oferta para casarse con esta mujer. Finalmente huye de las dos,
partiendo a Potosí.
Tras 3 meses de camino fatigoso, junto a un soldado que se le agrega y, con el que
peleará contra unos forajidos, llega a Potosí, se acomoda como camarero de Juan López
de Arguijo, veinticuatro de la la Plata, provincia de las Charcas. En breve vuelve al Potosí
donde forma parte de la gente que aplaca el alzamiento de Alonso Ibáñez, por lo que
recibe el rango de ayudante de sargento mayor (dato erróneo al parecer pues siempre fue
alférez). El gobernador levanta gente para los Chunchos y el Dorado, población de indios
en guerra. Aviado todo parten a los 20 días.
En la Plata pasa algunos días acomodado con un capitán, después se acoge a casa de
una viuda, Catarina de Chaves, muy principal de la ciudad. Acontece que esta señora
tiene una discusión por un asiento en la iglesia, con otra mujer principal, Francisca de
Marmolejo, la cual golpea con un chapín a Catarina. Esta se va a su casa indignada y
parece ordenar a un indio que raje la cara de su oponente. Por este suceso se culpa a
Catalina y entra en prisión hasta que todo finalmente se aclara y sale en libertad.
Salida del aprieto se pasa a las Charcas, vuelve a encontrarse con Juan López de
Arguijo que le proporciona ganado e indios con los que negociar. Consigue buenas
ganancias. De nuevo tiene otro enfrentamiento por el juego, matando a su contendiente.
Vuelve a acogerse a iglesia unos días hasta que una noche huye a Psicobamba o
Pomabamba según Ferrer. De nuevo, por otro lance del juego mata a otro. Entra en la
cárcel y es sentenciada a muerte, justo ya en el cadalso es salvado por un pliego que
contiene la declaración de unos falsos testigos del homicidio que cometió. (de hecho ella
cuando mata al tipo, mira y no ve a nadie). Lo devuelven a la cárcel en la Plata 24 días
hasta que la sueltan.
Se marcha a la Paz quedándose “quieta” algunos días. Hasta que un día discute con
un críado del corregidor y lo mata. La prenden y es condenada a muerte. Al recibir la
comunión en la cárcel clama la “llamada a iglesia” por lo que es llevada a una iglesia en
la que se refugia durante 1 mes. Un clérigo le da una mula y dineros y parte para Cuzco.
Parte a Lima y participa en la batalla naval contra los holandeses que batían el Callao
de Lima. Su nave es hundida y ella es recogida por el enemigo. Después de 26 días la
dejan en la costa de Paita donde un hombre la ayuda a regresar a Lima. Permanece en
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lima unos 7 meses y tiene lugar el suceso del caballo: dos soldados la acusan de
haberles robado el caballo pero con astucia ella demuestra que es falso.
Vuelve a Cuzco por unos días. Se enfrenta y mata al que llamaban nuevo Cid, en un
lance de espadas y dagas sangriento en el que acaba muy mal herida. Primero se
recupera unos días en casa del tesorero que era quién lo hospedaba. Después lo llevan a
la celda de un fraile amigo para estar a salvo de la justicia. Así estuvo 4 meses. Con
ayuda de todos sus amigos se provee y parte una noche para Guamanga.
En el puente de Apurimac topa con la justicia y se enfrenta con sus otros cuatro
acompañantes a los nueve que lo quieren apresar. Consigue superar el trance y continúa
sola hasta Guancavélica hasta llegar a un mesón. Estando allí lo reconocen y se enfrenta
de nuevo con éxito a dos que intentan apresarlo. Parte de allí a Guamanga. Una vez más
se topa en un río donde para, con tres hombres que vienen a prenderla. en esta ocasión
resuelve la situación con dinero.
Entra en Guamanga a una posada. Al cabo de unos días es reconocida en una casa de
juego por el corregidor, el cual intenta apresarla pero consigue escabullirse a tiros y
espadazos. Se refugia en casa de un amigo vizcaíno. Intenta la huida una noche, pero
topa con dos alguaciles, se forma un revuelo enorme de gente y acude también el obispo
Agustín de Carvajal que le da palabra de protección a cambio de entregar las armas.
Acaba en casa del obispo. A la mañana siguiente el obispo la interroga acerca de su vida,
y Catalina termina contándole la verdad consiguiendo sorprender mucho al obispo. El
día siguiente su ilustrísima le exhorta a confesarse y dar gracias a Dios. Catalina se
ofrece a que dos matronas confirmen su sexo. El obispo se enternece y le dice que la
venera «como una de las personas más notables de este mundo» y le promete asistirla en
cuanto pueda.
En breve envía a por ella el arzobispo de Lima, don Bartolomé Lobo Guerrero. Entra de
noche en Lima provocando gran expectación , hasta el punto de que es llevada a ver al
virrey don Francisco de Borja. Entra en el convento de la Santísima Trinidad, invitada
por el arzobispo a elegir el convento que ella quisiera. Allí permanece 2 años y 5 meses.
Hasta que llegó de España la noticia de que no era monja y se le deja abandonar el
convento.
Parte a Guamanga a despedirse de las monjas de Santa Clara, continúa hacia Santa
Fe de Bogotá, Zaragoza y Tenerife.
Se embarca para España. Llega a Cádiz; es el año 1624; de Cádiz pasa a Sevilla 15
días, escondida y vestida de hombre. Se marcha a Madrid permaneciendo 20 días en los
que es prendida sin saber el motivo y liberada por el conde de Olivares. Parte a Pamplona
con el conde de Javier al que asistirá durante 2 meses.
De Pamplona parte para Roma pasando por Francia e Italia donde vuelve a ser
prendida acusada de ser espía española y está en prisión 50 días. Le obligan a volver so
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pena de galeras; lo hace, pasando muchas penas y deteniéndose en Tolosa donde le
ayuda el gobernador de Bayona dándole dinero y un caballo.
Llega a Madrid y se presenta ante S.M. suplicando el premio por sus servicios
mediante un memorial. El rey la remite al Consejo de Indias y finalmente consigue en
1626 una renta de por vida.