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"Acerca del Alma y su estado después de la muerte del hombre"

El tema que se trata ahora está dentro de uno de los dogmas de fe, como es la Resurrección de los
muertos; es tema que se puede tratar, puesto que el “hecho” de la Resurrección no se puede
discutir debido a que es un dogma, pero sí el “como” va a resucitar la persona. Quizás le parezca
un tema teológico, pero en el fondo es antropológico, y en él, lo que se entiende por alma.

Cuando se trata un tema filosófico, nunca hay que dar por supuesto nada, puesto que lo intermedio
puede volverse un problema para el comienzo. Sin embargo, y por la materia en cuestión, vamos a
dejar para otro momento el análisis de lo que es el alma (aunque pueda surgir en medio del el
tema a tratar).

Lo que usted planteó en el clase de Ética Filosófica es la postura tradicional que mantiene la
Iglesia y que la toma de santo Tomás de Aquino: que el alma al ser creada por Dios, no tiene otro
fin que la de unirse a un cuerpo material, y cómo, luego de la muerte, ella se separa del cuerpo y
espera en el cielo (puesto que el alma es inmortal) hasta que venga Jesucristo por segunda vez a
restaurar esa condición que le es propia y natural, y así se vuelva a unir el cuerpo y el alma, puesto
que ella está incompleta sin un cuerpo sobre el cual se dice de ella y por ella se actualizan algunas
potencias.

Esta teoría que la Iglesia enseña y sostiene, es una idea (como seguramente usted sabrá) que entró
en ella por una corriente filosófica que tuvo su origen con Platón, quien decía que nosotros
tenemos alma y cuerpo, y que cuando uno muere, el cuerpo se queda aquí, y el alma que es
inmortal se va al cielo (y toda su demás explicación que no viene al caso conocer ahora).

A mi parecer, esta idea filosófica es una posición dualista que adoptó la doctrina de la Iglesia, y
que en un primer momento resultó positiva para ella por el hecho de valorar la dimensión
espiritual del hombre en conexión con Dios. Sin embargo, también tuvo sus aspectos negativos, al
adoptar una postura de desprecio hacia el cuerpo como tal (por eso antes se flagelaba el cuerpo y
se realizaban otras prácticas que lastimaban al cuerpo precisamente porque se tenía la idea de que
el cuerpo era algo malo del que había que desprenderse, como lo enseñaba Platón en su filosofía).

La idea que yo sostengo (siempre entre paréntesis, por el hecho de parecerme más razonable)
surgieron a partir de las especulaciones que uno realiza acerca de lo que el alma hace después que
muere su cuerpo. Es decir ¿qué hace el alma allá mientras espera la resurrección final? Si algunos
dicen que en esos momentos ella ya presencia la visión de Dios ¿cómo conoce ella si no tiene un
cuerpo por el cual conocer? (en esto somos bien aristotélicos, quien dice que nada se conoce si no
pasa primero por los sentidos. Y sostenemos entre paréntesis la idea que St. Tomás quien dice que
las potencias propias de ella siguen en su estado cognitivo). Le recuerdo aquí que en la clase de
Ética, un compañero sacó una hoja que le dieron en otra materia en la que decía que el alma
conoce sin un cuerpo. Si es así ¿qué tipo de conocimiento es? ¿Cómo hace para conocer?...

Conozcamos ahora la idea que uno sostiene a partir de ver en estos argumentos una respuesta
razonable, y que quizás la Iglesia por ser de Tradición y reflexión, puede de conocerla más y
quizás adoptarla a sus explicaciones teológicas.
Según la concepción de persona que tenían los judíos, la persona no existe o no se la concibe
como alma y cuerpo, sino como una totalidad, una unidad que está formada por alma y cuerpo (y
espíritu = ruaj). Ahora, teniendo esta idea presente, se afirma que en esta vida uno existe como
persona, y es lo que todos entienden, una persona (que está compuesto de cuerpo y alma), pero no
existe como alma solamente. Durante mucho tiempo se pensaba (y se piensa) que cuando uno
muere el alma se va al más allá y el cuerpo queda en el cementerio, separado de su alma. Si uno
razona desde lo que afirmamos primeramente, que uno existe como persona, entonces no
preguntamos: si cuando muera yo, ¿acaso solo va el alma a la otra vida? Es decir ¿yo soy alma
(solamente)? Claro que no, yo no soy alma, o no me conocen como alma, sino que yo soy una
unidad (persona) que está formada por cuerpo y alma.

Por eso es que cuando una persona muere, no muere el cuerpo, y el alma se va al más allá, sino
que toda la persona muere y toda la persona resucita, es decir, que muere el alma y el cuerpo (toda
la persona) y resucita el alma y el cuerpo (la persona entera) inmediatamente después de la
muerte. El alma no existe como un elemento separado del cuerpo, después de la muerte del
hombre, puesto que ella no puede ser sino en un cuerpo o unida a un cuerpo. Por lo tanto, cuando
uno muere, muere toda la persona, es decir, cuerpo y alma, y resucita toda la persona.

De esto se entiende ahora porque la persona puede contemplar la visión que puede tener de Dios,
puesto que conoce con un cuerpo, no ya material sino espiritual (sobre esta cuestión del cuerpo, es
otro tema a tratar por separado). Por eso puede el hombre contemplar a Dios, no puede de otra
manera sino es a través de un cuerpo, un cuerpo espiritual del que dispone el alma para
contemplar lo sobrenatural.

Veámoslo desde el plano filosófico.

Dentro de lo que es la teoría del hilemorfismo, sabemos que la materia es capacidad, es potencia
de asumir o recibir la forma, y que la forma se configura como acto que actualiza la potencia de la
materia que espera ser informada. Ahora, el hombre como sustancia es un compuesto de cuerpo y
alma, tal es su condición.

Si retomamos el tema de lo que sucede con el alma luego de su separación del cuerpo,
entendemos que el alma será simplemente acto en el cielo, y como afirma Aristóteles, todos los
seres inmateriales deben ser actos puros, puesto que el acto tiene prioridad y superioridad absoluta
sobre la potencia. Si esto es así, si solo existiese el alma como acto puro en el cielo, puesto que ya
no tiene potencia de ningún tipo, caeríamos en el error de concluir que ella se identifica con Dios
quien es el único Acto puro.

Además, si la forma es la esencia de la cosa misma, lo que hace que tal ente sea de tal
especificidad, entonces no habría humanidad (persona) en el alma que está esperando en el cielo
por el cuerpo, puesto que la forma del ser humano es su alma, lo que hace de él un ser viviente
racional, y esto es así, porque si sostenemos que el alma es la forma del cuerpo, entonces el alma
en el cielo dejaría de ser forma de ese cuerpo puesto que nada informa, y por ello no habría ser
viviente racional, aún en sus estado espiritual.

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