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María Alejandra Otero Vega

Universidad de Antioquia
Historia de Colombia I
Profesor: Gregorio Saldarriaga

Una Mirada a la Conquista de la Península de la Guajira


Según Crónica de Fray Pedro Simón (1574-1628).
En la crónica escrita por Fray Pedro Simón, un miembro de la Orden regular de los
franciscanos, se encuentra mucha información importante sobre lo que significó la
exploración y conquista de un continente desconocido y hostil para el expedicionario
europeos, negros esclavizados y nativos que cooperaban con estas empresas padecían de
serias dificultades para cumplir sus objetivos, el cual era el de someter, conocer y
establecerse para llevar la cristiandad a todos los rincones del universo, además con el
fin de fundar ciudades y villas que permitieran crear un centro de control en nombre de
la Corona. Pero llevar a cabo esta labor no era nada fácil, según cuenta el franciscano el
relato sobre “Juan Benitez Pereda, que viniendo ya navegando por el Rio Grande,
cuando subían al principio del viaje, murió de calenturas en el pueblo del cacique
Melo”1, esto da evidencia de las enfermedades que no solo los europeos traían a
América, sino también las que encontraron en las tierras que destinaron a conocer, las
cuales terminaron por llevar a la tumba a muchos conquistadores.
Pero no solo eran peligrosos los climas del Cabo de la Vela y el Rio de la Hacha, sino
que Fray Pedro Simón nos informa de la existencia de nativos que no eran nada
amigables frente a la presencia, al parecer de ellos, del invasor Europeo, claro está el
ejemplo de “los indios Guanebucanes y Cozinas, gente brava y rebelada, de quien se
seguían grandes inconvenientes al pueblo, defendiéndoles la aguadas para que no la
trajesen y cogiesen al pueblo de unos pozos que acá llama Xaqueses, donde se proveían
por no haber otro en la tierra”2, es evidente en la anterior cita que estas tribus se
defendían de los españoles y no querían que estos se beneficiaran del agua que era tan
escaza en la región, sino que también da evidencia del nombre que estos le asignaban el
tipo de poso que defienden, al cual llamaban “Xaqueses”.
Otro aspecto muy importante que nos muestra la crónica, es la forma en que los
españoles trataban de hacer más efectivos los medios para comunicarse y desplazarse
por el territorio, para lo cual enviaban a alguien a quien “le hacían investigar caminos
por si los podía hallar para con más brevedad llegar a ver el fin de sus deseos, y así
comunicándolos con los más antiguos y experimentado de la ranchería de las Perlas”3.
Es necesario hacer la aclaración de la producción que interesaba a los españoles de la
región de Rio de el Hacha, la cual eran las perlas preciosas que se extraían del mar, el
mecanismo de extracción de estas perlas, era realizado mediante el uso de mano de obra
nativa que había sido sometida por la monarquía, la cual a fuerza de pulmón y nado

1
Fray Pedro Simón. Noticias Historiales de Las Conquistas de Tierra Firme en las Indias Occidentales.
(Bogotá; Casa Editorial de Medardo Rivas, 1892). Página 4.
2
Ibídem. Página 5.
3
Ibídem. Página 6.
trataban de alcanzar su objetivo o morir ahogados, tal vez esta era una razón por la cual
algunos nativos no recibían de buena forma a los extranjeros.
El transporte y la supervivencia de los españoles, debido a la adverso que resultaba en
ambiente para ellos por la presencia de nativos alzados en guerra era cosa sería, para
desplazarse por el Cabo de la Vela “ó ranchería de las Perlas”, se podía realizar en
“bergantines” los cuales eran uno de los navíos usados por los europeos en la época, el
barco iba cargado con “los Capitanes que traía de España” al mando de cada navío.
Pero estas naves no solo trasportaban gente, sino que también venían “cargados de
diversas mercancías de las que había traído de las naves; pertrechos de tiros de
fruslera, y bercetes con muchas y buenas escopetas, bastantes municiones y cosas
necesarias a la defensa de tantos enemigos como entonces había en las islas y
márgenes del Rio Grande”4, los españoles debían llevar buenas armas con que
defenderse, debido a lo dificultosa que resultaba la situación con los indios.
Fray Pedro Simón, da evidencia de los tipos humanos que habitaban la región del actual
departamento de la Guajira, una descripción de las poblaciones que eran evidentes en la
región, eran aquellas “donde se ve la serranía de los indios que llaman Coronudos”, a
lo cual añade un informe sobre las técnica que utilizaban estos nativos para hacer
productivas sus tierras, explicando que las tierras en la que estos indios habitaban en
“cuyas faldas se dicen las acequias por las que tenían hechas sus moradores, que les
servían de conductos para traer el agua con que regaban su sementeras”. A parte de
los indios, también menciona otra tipología de habitante de esta zona, los cuales son los
que vivieron en los “fines al empinado cerrajón que llaman de los negros cimarrones,
por haber sido fortaleza en algún tiempo de algunos que anduvieron fugitivos muchos
años, hasta que en el de ochenta y seis (1586) el Gobernador de la Grita, Francisco de
Cázares, haciendo una entrada a los indios Orotanos, los desbarató” 5, esto da
evidencia de la presencia de esclavos que escapaban de sus amos, para vivir en los
lugares donde no llegaba el poder del monarca, en estos lugares se agrupaban con
personas que habían corrido el mismo destino, el de venir de un continente lejano como
el África, para vivir en la espesura de la selva en una forma similar en la que vivían en
su tierra de origen, lejos de la explotación del amo..
A pesar de que los conquistadores se desplazaban en bergantines y además provistos de
armas y municiones, no estaban libre de que “en diversos encuentros que tuvieron con
estos bárbaros, algunos soldados resultaran muertos y heridos con la fuerza del veneno
que llevaban las flechas y era de ver la traza cavilosa con que envestían”, se puede
apreciar en este fragmento citado la presencia de una ingeniosa arma aplicada por los
nativos, la cual es valerse de su conocimiento sobre la tierra para deshacerse de sus
enemigos, en este caso, los invasores europeos. La estrategia que Fray Pedro Simón
menciona, es en la que “viniendo con sus canoas con muestras de paz a los bergantines
y trayéndoles abundancia de comidas y ya que se les habían dado y se les apartaban
despedidos de los barcos, comenzaban la guerra con roseadas de flechas, tan espesas,
que los ponían en harto peligro, pues llegaba a sacar algunas veces de esta vida a
algunos soldados”6, al leer lo anterior queda clara la intención que tenían los nativos de
4
Ibídem. Página 7.
5
Ibídem. Página 8.
6
Ibídem. Página 9.
atraer a los españoles a una trampa, tratándose de ganar su confianza mientras los
arrastraban hacia una probable muerte.
La alimentación en las empresas de conquista también hace parte de los relatos de este
fraile franciscano, dado a que los productos que los españoles recibían de la metrópoli
eran escasos, debían adaptarse a los frutos que brotaban en el continente americano,
específicamente en la región del Rio de el hacha, muestra como unos viajeros
hambrientos los cuales se encontraban “caminando, ya por los extremos de la vida”
cuando de pronto se “toparon a la margen del río ciertos árboles silvestres con una
frutilla muy semejante a los nísperos, que aunque ninguno de los dos la conocía ni
sabía comer, diéronsela a conocer los monos que por allí se criaban a manadas”. Es
clara la interacción de un hombre en un mundo desconocido, una herramienta usada lo
cual fue muy “ordinario en los descubrimientos que se hacen en estas tierras pues
cuando los soldados se ven en la necesidad o sin ella y quieren comer de las frutas que
hallan silvestres en los arcabucos, se aseguran no ser nocivas viéndolas primero comer
a estos animalejos, que nunca comen cosa que no sea alimento seguro y sin sospecha
de veneno”7, es un mecanismo efectivo para evitar morir envenenado, o por lo menos
ganarse una enfermedad que sería muy molesta considerando en las condiciones que
estos personajes de desplazaban en un medio hostil e insalubre por tanta enfermedad.
Curioso es el ejemplo mencionado sobre “Juan de Catellanos y otros doce que ya se
habían juntado y con ellos el negro Mangalonga” los cuales terminaron “todos flacos
y transido que representaban bien las necesidades de comida y otros trabajos que
habían pasado”, importante llamar la atención en observar cómo tanto amos y
esclavizados padecen la inclemencias que las tierras del Nuevo Mundo obligaba a
padecer en carne propia, la cual los terminaba haciendo asemejarse a una “figura de
muerte (más) que de hombres vivos: habiendo quedado estos solos casi de milagro,
porque a los demás había consumido el hambre” 8, no solo es juzgar a los europeos por
ser violentos con los indígenas, sino también comprender lo difícil que podía ser verse
es estas situaciones, en las cuales estaban lejos del mundo que había sido todo lo que
conocían y su manera de percibir su entorno, para internarse en lo desconocido
arriesgando a perder su propio pellejo o padecer desgracias sin fin.
Para ir finalizando, es evidente que los indígenas no cedieron de manera fácil ante el
proceso de occidentalización, es más, otra técnica que demuestra dicha afirmación es el
mecanismo utilizado para dejar sin guarida a los conquistadores, en la cual los nativos
dejaban “todo el pueblo en cenizas, y a los vecinos remontados, sin rastro de ellos”,
logrando así burlar las autoridades españolas, lo cual muestra que algunas tribus que
habitaban la región eran nómadas, debido a que se podían deshacer de un hogar para
ubicarse rápidamente en otro, “y se retiran en lo más escondido de los bosques,
temiendo los malos sucesos que de ordinario caen sobre ellos, sin tener otro remedio
de que los vengan, sino estos retiros y escondrijos” 9, lo que fray Pedro Simón trata de
decir, es que los indios habían desarrollado esto como un mecanismo de defensa que
utilizaban debido a los males que los españoles habían hecho a su gente.

7
Ibídem. Página 12.
8
Ibídem. Página 13.
9
Ibídem. Página 14.
La obra escrita por este franciscano es una mina de oro para entender el proceso de la
conquista, tanto podemos evidenciar el papel que jugaban los indios, como los males
que padecían los españoles junto sus esclavos en dichas empresas. Pero no todo es
desgracias, sino que también quedan claros unos evidentes comportamientos que eran
útiles tanto para facilitar la vida de unos grupos sociales como de los otros. Tenemos
evidencias de las enfermedades que padecían, inclusive de cuando “los estómagos
venían debilitados y no enseñado a comidas tan fuertes, no obstante que la cantidad
era bien tasada, causó en todos corrupción y mortales disenterías, con gravísimos
dolores”. Pero también de los hábitos que los europeos adquirían en su experiencia con
el entorno, uno de ellos se evidencia en la “suerte que ya todos aborrecían más la
carne que el hambre cebada con las chucherías que comían, como eran tallos de bihao
y otras llervas y frutillas a que venían yá acostumbrados los estómagos” 10, que es la
sustitución de un elemento alimenticio que en Europa les era cotidiano, para interactuar
con frutos novedosos para ellos, a los cuales desarrollaban cierto gusto o necesidad de
consumir, para finalizar, es necesario recordar el claro ejemplo de la experiencia con los
animales para seleccionar frutos, la cual es otra de las herramientas que tuve la
oportunidad de analizar.

10
Ibídem. Página 15.

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