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LA RESISTIBLE ASCENSIÓN DE ARTURO VI 1

Biblioteca Teatral "El Público"


A.T.T.A.CH.
LA RESISTIBLE ASCENSIÓN
DE
ARTURO UI:

BERTOLT BRECHT
Adaptación : Marcelo Bailey
Personajes involucrados
01.- FLAKE 31.- VERDULERO 4
02.- BUTCHER 32.- VERDULERO 5
03.- SEÑORA CLARA MULBERRY 33.- VERDULERO 6
04.- SEÑORITA MARCIA CLARK 34.- VERDULERO 7
05.- SHEET 35.- SUPUESTA HIJA DE BOWL
06.- DOGSBOROUGH 36.- PERIODISTA DEL JUICIO 1
07.- DOGSBOROUGH HIJO 37.- PERIODISTA DEL JUICIO 2
08.- ERNESTO ROMA 38.- PERIODISTA DEL JUICIO 3
09.- DOCKDAISY, novia de GIVOLA 39.- PERIODISTA DEL JUICIO 4
10.- INNA 40.- JUEZ
11.- JAMES GREENWOOL 41.- LA SEÑORA FISCAL
12.- MILENA RAGG, La Periodista 42.- LA SEÑORITA ABOGADO
13.- EMMANUELE GORO DEFENSOR
14.- BOWL, abogado de la compañía 43.- MEDICO DEL JUICIO
naviera 44.- ACUSADO CHARLES FISH
15.- ARTURO UI 46.- GANGSTER DE ROMA 1
16.- O’CASEY 47.- GANGSTER DE ROMA 2
17.- SEÑORA GOODWILL 48.- GANGSTER DE ROMA 3
18.- SEÑORITA SMITH 49.- GANGSTER DE ROMA 4
19.- PERIODISTA 1 50.- GANGSTER DE ROMA 5
20.- PERIODISTA 2 51.- GANGSTER DE ROMA 6
21.- PERIODISTA 3 52.- GANGSTER DE ROMA 7
22.- PERIODISTA 4 53.- BETTY DULLFEET
23.- PERIODISTA 5 54.- IGNACIO DULLFEET
24.- FOTOGRAFO 1 55.- HOMBRE DE GIVOLA 1
25.- FOTOGRAFO 2 56.- HOMBRE DE GIVOLA 2
26.- GIUSSEPPE GIVOLA 57.- HOMBRE DE GIVOLA 3
27.- SEÑORA HOOK 58.- HOMBRE DE GIVOLA 4
28.- VERDULERO 1 59.- HOMBRE DE GIVOLA 5
29.- VERDULERO 2 60.- HOMBRE DE GIVOLA 6
30.- VERDULERO 3 61.- HOMBRE DE GIVOLA 7
Escena I
Estamos en el centro de la ciudad. Entran los hombres de negocios, los jefes de la
compañía de verduras.
FLAKE: (Golpeando un periódico) ¡Tiempos malditos!
BUTCHER: En todo Chicago no hay un centavo para comprar.
FLAKE: Importamos verduras, pero no hay compradores.
BUTCHER: ¡Esto es desastroso!
MULBERRY: (Leyendo de su periódico) Clive y Robber están en quiebra. ¿Quién lo iba
a decir? Los importadores más antiguos de los Estados Unidos, en
bancarrota.
CLARK: ¿Dónde está Sheet?
FLAKE: Anda corriendo de banco en banco. Van a ser las dos, Marcia.
BUTCHER: ¡Hasta Sheet está jodido!
FLAKE: ¡Es desastroso!
SHEET: (Apareciendo desmoralizado) Ésto es desesperante. Nadie quiere darme
un préstamo. Todos los amigos dan la espalda. Un día de estos me quedaré
sin mi compañía naviera...
CLARK: ¡Eso es imposible! Tus barcos son importantísimos para el traslado de
nuestras verduras, Sheet.
SHEET: ¿Ustedes todavía creen en el negocio de las verduras? Hoy en la mañana
estuve en el supermercado y vi los estantes llenos de coliflores, repollos,
lechugas...
MULBERRY: ¡Mierda!
CLARK: Las verduras se están pudriendo.
SHEET: En fin: el comercio de verduras se acabó en esta ciudad. (Pausa.)
FLAKE: Pero debemos hacer algo. No podemos quedarnos aquí parados, esperando
que los voluntarios del hogar de Cristo nos vengan a buscar.
SHEET: (Ocurrencia) ¿Nosotros pagamos impuestos a la ciudad, no es cierto?
MULBERRY: ¡Y bastantes impuestos!
SHEET: ¡Exacto! Si pudiéramos pedirles un préstamo, para construir muelles
pequeños...
BUTCHER: ...Y así vender la verdura más barata.
FLAKE: ¡Eso es!
CLARK: A ninguno de nosotros nos darían un préstamo, no somos personas de fiar.
SHEET: A nosotros no, pero a Dogsborough sí.
FLAKE: ¡Dogsborough!
MULBERRY: Todos creen en Dogsborough.
CLARK: Se negará.
SHEET: Es el alcalde, debe ayudarnos. Siempre le hemos financiado las
elecciones.
CLARK: No va a creer en la construcción de los muelles.
SHEET: Antes de dedicarse a la política trabajaba para nosotros...
FLAKE: Fue el mejor obrero que hayamos tenido nunca.
CLARK: ¿Por qué va a pedir el préstamo? Él no está al borde de la bancarrota, él no
está en nuestro pellejo.
BUTCHER: Entonces eso es lo que falta. Necesitamos que el se sienta como se siente
Sheet, por ejemplo. ¿Qué pasaría, por ejemplo, si Sheet le regala a
Dogsborough su compañía naviera? (Pausa de complicidad.)
CLARK: (A Sheet) Veinte mil dólares. Ahora y en billetes. Indemnización a cuenta
de nuestra compañía.
SHEET: ¡Ustedes están locos!
CLARK: Nadie te dará más dinero, Sheet.
BUTCHER: Y tú lo necesitas mucho.
FLAKE: Ya no puedes mantener tu compañía naviera, Sheet. ¡Tú mismo lo dijiste!
CLARK: Nuestra compañía te ofrece 20.000.
BUTCHER: Tómalo antes de que sea tarde.
MULBERRY: (Cambiando el tema) Ahí afuera hay un tipo esperando. Es un tal Ui.
CLARK: ¿El gángster?
FLAKE: El mismo.
MULBERRY: Nos ofrece vender nuestras verduras con su revólver. Y promete duplicar
la venta. Dice que los comerciantes prefieren comprar verduras antes que
ataúdes.
CLARK: ¡Échalo, Clara!
MULBERRY: Pero hay que echarlo gentilmente... Quién sabe cómo terminemos.
CLARK: ¡Arturo Ui, el gángster! Es como una lepra que ha invadido la ciudad.
Estos secuestros, robos, chantajes y asesinatos en plena calle y a la luz del
día, hay que eliminarlos a fondo. (Pausa)
CLARK: (A Sheet) ¿Qué nos dices de vender la compañía naviera?
SHEET: No quedando otra opción...
FLAKE: No queda.
SHEET: Entonces... Tómenla...

Escena II
Casa de Dogsborough. Éste se encuentra con su hijo. Entran Butcher y Flake.
DOGSBOROUGH: ¡No, no y no!
DOGSBOROUGH HIJO: Mi padre dice que no.
DOGSBOROUGH: ¿Y por qué razón ustedes quieren regalarme una empresa naviera?
BUTCHER: Dogsborough, hablemos claro. Ayer, cuando estabamos en pleno trabajo,
recordamos que justo hace veinte años, tú, Dogsborough, te despediste de
nuestra empresa donde fuiste un fiel obrero, para dedicarte al bien de la
ciudad...
FLAKE: ...Ciudad que ha llegado hasta dónde está gracias a ti. Nuestra empresa
también ha llegado a su estupendo sitial gracias a ti.
BUTCHER: Siempre te has mantenido como lo que fuiste durante toda una vida...
FLAKE: ... honrada y franca, sin reticencias, el viejo Dogsborough de siempre.
BUTCHER: A algunos de nosotros se les escaparon lágrimas de los ojos, (no te
preocupes, Flake. No voy a decir quien lloró). Entonces la propuesta nació
naturalmente como prueba de nuestra alta estima y como señal de gratitud
que sentimos de corazón por ti, hemos acordado ofrecerte la mayor parte
de las acciones de la sociedad naviera de Sheet solamente por veinte mil
dólares: ¡A menos de la mitad de su valor!
DOGSBOROUGH: ¡No lo tomo!
DOGSBOROUGH HIJO: Mi padre no lo toma.
FLAKE: Nadie lo va a saber.
BUTCHER: Además, tú hijo no tiene su futuro asegurado, por lo que...
DOGSBOROUGH: ¡Lo rechazo!
DOGSBOROUGH HIJO: Mi padre lo rechaza.
FLAKE: ¡Basta! Te hemos preguntado caballerosamente, dijiste que no... Entonces
no. (Flake y Butcher comienzan el mutis derrotados)
DOGSBOROUGH: Los barcos no se dan gratuitamente. (Flake y Butcher se devuelven
rápidamente)
FLAKE: No estás equivocado. Son sólo 20.000 dólares.
DOGSBOROUGH: ¡Los barcos de Sheet, su compañía naviera! Trabajé veinte años en
ella.
FLAKE: En eso pensamos.
BUTCHER: Vámonos. (Inician un falso mutis)
DOGSBOROUGH: ¿Qué va a ser de Sheet?.
BUTCHER: (Devolviéndose) Va a dedicarse a otros negocios.
DOGSBOROUGH: No estaría malo, siempre que no existiera ninguna condición
especial...
FLAKE: No, ninguna...
DOGSBOROUGH: ¿Dijeron veinte mil?
FLAKE: Pero podemos conversarlo...
BUTCHER: Podrías ser uno de los nuestros, pertenecerías a nuestra empresa de
verduras.
FLAKE: ¿Aceptas?
DOGSBOROUGH: Butcher y Flake: Acepto.
DOGSBOROUGH HIJO: Mi padre acepta.

Escena III
Oficina de apuestas de la calle 122. Arturo Ui y su guardaespaldas Ernesto Roma,
rodeados de gángsters y guardaespaldas. Están Dockdaisy, Inna, Greenwool.
ROMA: Quisiera que no estuvieras tan amargado, Arturo. Los muchachos ya se
empiezan a inquietar por la falta de dinero, y sobre todo porque no hay
nada que hacer. El plan que tenías para los verduleros era un buen plan.
¿Por qué no lo hacemos, Arturo?. Empecemos por la calle 11. Unas
cuantas ventanas rotas, quemamos las verdulerías, matamos a un par de
vendedores y así hasta llegar a la calle 7. Dos días más tarde envías a
Goro, con su clavel en el ojal, ofreciéndoles protección al diez por ciento.
Desde que la Importadora de Verduras te rechazó hace cuatro meses, te
has quedado sentado y dejaste todos los planes en nada. (Aparece Milena
Ragg.)
MILENA: ¡Qué tal, flojos!
ROMA: ¿Acaso no tienes trabajo en el periódico que vienes a molestarnos?
MILENA: He oído que están mal de plata. Lo que necesitan es un préstamo
municipal. Hablen con Dogsborough, él puede conseguirlo. Dicen que
Gívola fue a pedirle trabajo a Al Capone.
DOCKDAISY: Es mentira. A Giusseppe no lo metas en tu juego.
MILENA: ¿Qué tal, Dockdaisy? ¿Siempre novia del patita - corta Givola?
DOCKDAISY: ¿Por qué no le cierran esa trompa mugrienta a esa desgraciada?
MILENA: Cuidado, chicos. No pueden ser violentos con la prensa.
ROMA: Vete a tu casa, Milena. Estás borracha.
MILENA: Está bien, Roma. Pero antes de irme quiero que me digas una cosa muy
importante: hace algunos días vi que uno de tus hombres te estaba
haciendo el amor en el callejón, ¿era tu guardaespaldas o tu guardaculo?
(Ríe) ¡Hasta nunca, fracasados!
ROMA: ¡Desgraciado!
DOCKDAISY: No te preocupes por lo que Milena dijo, Roma. Siempre hemos sabido el
amor que Inna y tu se tienen, y nunca hemos dicho nada.
ROMA: Gracias, Dockdaisy. ¿Escuchaste lo que dijo de Givola?
DOCKDAISY: (A Ui) Lo de Givola con Capone no es cierto. Capone fue a comprar unas
coronas a su florería. Nada más. (Entran Goro y Bowl.)
GORO: Aquí está el hombre, jefe. Es el abogado de Sheet en la empresa de la
verdura.
BOWL: Era. Era su abogado, jefe, hasta la semana pasada. Hasta que ese perro de
Dogsborough...
UI: (Recién le vemos la cara) ¿Qué pasa con el viejo Dogsborough?
BOWL: El viejo Dogsborough me despidió.
ROMA: ¿Te despidió de la compañía naviera de Sheet?
BOWL: Ya no es de Sheet. Es de Dogsborough desde comienzos de Septiembre.
ROMA: ¡Cómo!
BOWL: Es una vergüenza que el viejo Dogsborough propusiera ese préstamo para
la Empresa de Verduras.
GORO: Perteneciendo él a la misma empresa.
ROMA: Pidió y otorgó un préstamo para sí mismo. ¡Eso es corrupción!
BOWL: Dogsborough me las va a pagar.
UI: ¿Estás dispuesto a jurarlo?
BOWL: Por supuesto.
UI: ¡Vamos, Roma! Ahora sí que olfateo el negocio. (Sale Ui con rapidez,
seguido de Ernesto Roma y sus guardaespaldas.)
BOWL: ¿Y con respecto a lo que me toca?
GORO: No te preocupes, conozco al jefe...

Escena IV
La Quinta de Dogsborough. Éste y su hijo.
DOGSBOROUGH: Nunca debí aceptar esta casa de campo.
DOGSBOROUGH HIJO: No, padre. Nunca debiste aceptarla.
DOGSBOROUGH: Dejar que me dieran las acciones casi como un regalo... no fue un mal
negocio.
DOGSBOROUGH HIJO: ¡Claro que no!
DOGSBOROUGH: Tampoco estuvo mal que gestionara el préstamo, sabiendo como
supe, por mi propia experiencia, que ese floreciente negocio se perdía.
Pero que yo, confiando en las ganancias de la compañía naviera, aceptase
esta casa de campo al gestionar el préstamo, persiguiendo mi propio
beneficio, eso sí que está mal.
DOGSBOROUGH HIJO: Eso sí que estuvo mal.
DOGSBOROUGH: Y el préstamo ya se gastó... Clark cobró, cobraron Butcher, Flake,
Mulberry... y también, para mal de mis pecados, cobré yo, sin que se haya
comprado hasta el día de hoy ni un solo kilo de cemento para la
construcción de los muelles. Lo único bueno es que seguí el consejo de
Sheet: no dije nada a nadie, de manera que nadie, nadie sabe
absolutamente nada de mi intervención en este asunto.
DOGSBOROUGH HIJO: Nadie sabe nada, papá. (Entran Ui, Roma e Inna.)
UI: Señor Dogsborough....
DOGSBOROUGH HIJO: ¡Arturo Ui!
DOGSBOROUGH: ¡El gángster!
UI: Señor Dogsborough....
DOGSBOROUGH: ¡Fuera de aquí!
ROMA: Cálmese, por favor. No se sulfure.
DOGSBOROUGH: He dicho: ¡fuera de aquí!
DOGSBOROUGH HIJO: Mi padre ha dicho : ¡fuera de aquí!
UI: Señor Dogsborough...
DOGSBOROUGH: Hijo: llama a la policía.
ROMA: Mejor que no te muevas, chico. En el pasillo hay un par de mis hombres y
le tienen fobia a los imbéciles...
DOGSBOROUGH: Así que... con violencia.
ROMA: Es sólo un poco de energía, amigo.
UI: Señor Dogsborough, yo sé que usted no me conoce. O me conoce sólo por
mi fama, que sería lo peor. Señor Dogsborough está viendo delante de sus
ojos a un hombre incomprendido. Cuando yo, hace catorce años, dejé el
Bronx como simple obrero para iniciar mi carrera en la ciudad. Una
carrera no del todo sin éxito. Me acompañaban cuatro jóvenes bravos,
pobres, aunque resueltos como yo a tomar la parte de dinero que Dios nos
dejaba en el camino. Pues bien, hoy somos más de ochenta, y seremos
muchos más. Usted se preguntará: ¿Qué es lo que Ui quiere de mí?. Y yo
no quiero mucho. Sólo una cosa: quiero ser famoso. (Tose) Esa es la causa
por la que he venido, y me atrevo a rogarle - y le advierto que nunca me
ha gustado rogar a nadie - para que interceda con una palabrita, si fuese
necesario, ante la policía.
DOGSBOROUGH: ¿Quiere que sea su aval?
UI: Si fuera necesario... Eso depende del arreglo al que lleguemos con los
verduleros.
DOGSBOROUGH: ¿Qué tiene que ver usted con las verduras?
UI: Le explico. Yo... he decidido darles mi protección contra cualquier ataque.
DOGSBOROUGH: No he oído ninguna amenaza...
UI: Hasta ahora. Pero yo veo hacia el futuro, y estoy seguro que más de algún
comerciante se encontrará con esos gángsters abusadores e insensatos.
(Roma tose.)
UI: Perdón, amigos.
DOGSBOROUGH: Usted está loco...
UI: Y los importadores de verduras me necesitan...
DOGSBOROUGH: ¿Y a mí qué me puede interesar lo que necesitan los verduleros?
UI: De eso hablaremos luego... Lo único que le pido es que me ayude como
hombre.
DOGSBOROUGH: ¿Sabe lo qué voy a hacer? Voy a llamar a la policía.
UI: ¿Éso quiere decir que no quiere ayudarme como hombre? (Rugiendo)
¡Entonces se lo exijo como criminal! ¡Porque usted es uno de ellos! Y voy
a desenmascararlo: ¡Tengo todas las pruebas! ¡Usted está implicado en el
escándalo del préstamo a los muelles, que empieza a destaparse! ¡La
compañía naviera de Sheet ahora es suya!
DOGSBOROUGH: ¡El inhalador, hijo! ¡Dame el inhalador!
DOGSBOROUGH HIJO: Aquí está, padre. (Dogsborough inhala desesperadamente.)
DOGSBOROUGH: Yo no tengo nada que ver en ese asunto. Toda mi vida he sido un
hombre honesto y eso lo sabe la ciudad.
DOGSBOROUGH HIJO: Eso es cierto, padre. ¿Te sientes mejor?
UI: Cordura, tenga un poco de cordura, deje que yo lo salve. Sólo una
palabrita suya... ¡y al que pretenda molestarlo, lo mato! Se lo ruego...
Ayúdeme.
DOGSBOROUGH: ¡Eso nunca!
UI: ¡Lo voy a destruir!
DOGSBOROUGH: Mientras me quede vida, usted nunca podrá dar su protección a los
verduleros.
UI: Si Dios y mis hombre quieren, a usted le queda muy poca vida... Y sabe a
lo que me refiero. ¡Roma, vámonos! (Inicia la salida.)
UI: ¡Como que me llamo Arturo Ui : entraré al negocio de las verduras!

Escena V
El Municipio. Butcher, Flake, Clark, Mulberry, junto a Dogsborough. Frente a
ellos O’Casey, Goodwill, Smith y periodistas.
BUTCHER: (En voz baja) Se está demorando demasiado.
MULBERRY: Viene con Sheet.
FLAKE: Sheet no va a venir.
CLARK: Se echaría encima cinco años de prisión.
GOODWILL: (A Dogsborough) ¿Y tu hombre, Dogsborough? (Dogsborough se
encoge de hombros.)
GOODWILL: (A Dogsborough) Lo siento, no puedo esperar más. (A todos) Señores...
Por orden de nuestra ciudad, Dogsborough, un hombre respetado por todo
Chicago, dio la orden para investigar los avances en la construcción del
muelle, y de este modo responder las acusaciones del señor O’Casey
acerca del verdadero destino de los dineros otorgados en préstamo a la
Importadora de Verduras. El señor Dogsborough nos informó que ha
encomendado a un hombre de excelente reputación y de su entera
confianza, para que aclare e investigue el asunto. Cedo la palabra a la
Señorita Clark, quien desea informar algo. Señorita Clark...
CLARK: Estimado señor Dogsborough, Concejales, Amigos. Los dineros del
préstamo para el muelle fueron dados directamente a la compañía naviera
de Sheet, así es que el contrato con la empresa constructora debió hacerse
directamente por la empresa de Sheet. (Entra la señorita Smith y le
entrega un papel a Goodwill.)
GOODWILL: Sheet fue encontrado muerto en el hotel. En su traje encontraron un pasaje
para Nueva York.
BUTCHER: ¿Sheet muerto?
O’CASEY: (Luego de quitarle el papel a Goodwill) Asesinado.
CLARK: La inesperada muerte de Sheet nos sorprende tanto a ustedes como a
nosotros.
O’CASEY: ¿La sorprende, señorita Clark?
CLARK: Tenga cuidado con las calumnias, O’Casey.
MULBERRY: Dogsborough ha designado un hombre para que lo aclare todo...
FLAKE: Lo mejor sería esperarlo antes de adelantar un juicio.
O’CASEY: Espero que hayas buscado un hombre honesto, Dogsborough.
CLARK: Es el que es, ¿de acuerdo? Aquí viene. (Entran Arturo Ui y Ernesto
Roma, acompañados de Inna.)
UI: Hola, damas, señores.
CLARK: Qué tal, Ui.
UI: Bien, ¿qué quieren saber de mí?
O’CASEY: (A Dogsborough) ¿Este es tu hombre?
CLARK: Sí. ¿Es un hombre, no?
GOODWILL: Un momento, Dogsborough. ¿Es en serio?
UI: Señores, silencio
O’CASEY: ¡Esto es el colmo!
ROMA: ¡El jefe ha dicho que se callen!
UI: Gracias, Roma. El señor Dogsborough me encargó que investigara donde
estaba la plata que la ciudad dio en préstamo para la construcción de un
muelle, me asombré mucho cuando descubrí que esos fondos fueron
malversados y ¿quién fue el estafador, el ladrón desgraciado? Ese hombre
fue Sheet. (Pausa.)
UI: ¿Qué me miran? El culpable es Sheet. (Pausa.)
CLARK: Sheet está muerto, ¿no lo escuchaste?
UI: ¿Está muerto? Esta noche, Roma y yo estuvimos en Cicero. Por eso no
oímos nada.
ROMA: Esto es cómico. ¿Creen qué es casual, que justo ahora...?
UI: No es casual. El hecho de que Sheet se suicidará nos confirma el crimen
que cometió. ¡Es horrible!
O’CASEY: No fue un suicidio.
UI: ¡Fue un suicidio! Roma y yo estuvimos en Cicero. Lo que sí debemos
tener clarísimo es que ese Sheet, quien parecía honesto, ¡era un gángster!
O’CASEY: (Cínicamente) Comprendo. Me queda sólo una pregunta : ¿quién es el
verdadero dueño de esa compañía naviera? ¿Me podrías contestar esa
pregunta, honorable Dogsborough? Después de todo fuiste tú mismo quien
intercedió para que le diéramos el préstamo a la Importadora de Verduras.
¡Tengo pruebas para gritarle a todo el mundo que tú eras el verdadero
dueño de la compañía naviera!
CLARK: ¡Se está acusando de corrupción a un hombre inocente!
O’CASEY: No lo culpo de corrupción, ¡lo estoy culpando de estafa!
FLAKE: ¡Eso es falso!
O’CASEY: Señores... tengo un testigo. Llamen a Bowl. (Todos miran hacia la
puerta. Gran expectación. Murmullos de la prensa. Entra Bowl, Ui lo va
a saludar y con la otra mano lo apuñala salvajemente.)
O’CASEY: Es Bowl, señores... Temo que mi testigo no está en condiciones de
declarar. (O’Casey sale rápidamente. Ui se acerca a Dogsborough,
limpiando sus manos ensangrentadas se las extiende.)
UI: Mis felicitaciones, Dogsborough, ¡que reine siempre la claridad! (A los
reporteros) ¡Esto ya es el colmo! ¡Hombres que van a atestiguar al
municipio, muertos en pleno día! Y la policía ¿qué hace, me pregunto yo?.
¡Nada! Dogsborough, padre de nuestra ciudad, Dogsborough no es sólo un
nombre, es un hombre, es una institución. Y quien lo insulta, me insulta a
mi. Y nadie insulta a Arturo Ui.

Escena VI
Oficina de los Importadores de Verduras. Arturo Ui, Ernesto Roma, Giusseppe
Givola, Emmanuele Goro y los guardaespaldas Inna y Greenwool. Un grupo de
verduleros minoristas oye hablar a Ui. Sobre el estrado, junto a él, está sentado
Dogsborough. En segundo plano, Clark.
UI: ¡Masacres, extorsiones, robos, asesinatos!
GIVOLA: ¡Escuchen bien!
UI: En Chicago reina el caos.
GIVOLA: ¡Aquí viene algo muy importante!
UI: Ustedes, amigos vendedores de verdura. Vendedores de esa materia prima
que es la verdura, verdura que sirve para preparar una rica cazuela...
GIVOLA: Exquisita, la cazuela es exquisita...
UI: ...Verdura que sirve para hacer las ensaladas...
GIVOLA: Ricas en proteínas para nuestros niños...
UI: Givola...
GIVOLA: Perdón.
UI: Ustedes, vendedores de cazuelas.
GORO: Verduras, Ui.
UI: Gracias, Goro. Ustedes, vendedores de verduras, han pasado a ser unos
meros corderitos a merced de los siniestros cogoteros, porque no son otra
cosa que unos viles y desgraciados cogoteros. Ustedes se preguntarán:
¿qué debemos hacer?
GIVOLA: ¿Qué debemos hacer?
UI: En primer lugar: unirse. En segundo lugar: sacrificarse. Pero,
¿sacrificarse, cómo?
GIVOLA: ¿Cómo sacrificarse?
UI: Pagando la protección que nosotros les podemos brindar. (Givola y Roma
aplauden instando a los guardaespaldas.)
GIVOLA: Señorita Clark: En nombre de la asamblea le doy la bienvenida a usted
que viene a apoyarnos en nombre de la importadora de verduras. Nos
honra. Muchas gracias, señorita Clark.
CLARK: Señoras y señores: nosotros, los de la empresa importadora de verduras,
estamos realmente alarmados por las dificultades que ustedes han tenido
para vender su verdura. Todos ustedes dicen que la verdura la estamos
vendiendo muy cara, pero ¿por qué es caro? Porque nuestros embaladores,
cargadores y choferes se han rebelado, sindicalizándose para pedir cada
día más plata. Lo que el señor Ui y sus amigos quieren es limpiar nuestro
ambiente de los malos elementos.
HOOK: Pero si la gente gana cada vez menos plata, ¿quién va a comprar la
verdura?
UI: Nuestra humilde intención es ¡obligar!, a base de lo que sea, vamos a
obligarlos y a presionarlos para que compren verduras. Lo bueno es que el
señor Dogsborough nos conoce y nos aprueba. Y justamente, quisiera
darle un abrazo para agradecerle su gentil apoyo. (Se abrazan Ui y
Dogsborough.)
GIVOLA: ¡Qué momento sublime! ¡Padre e hijo se abrazan!
GORO: Bien, señores. Ahora queremos responderles todas las preguntas que
ustedes quieran hacernos. (Pausa silenciosa.)
GIVOLA: No tengan miedo. Ustedes me conocen. A mí y a mi florería.
GREENWOOL: ¡Viva Givola! (No hay respuesta.) (A media voz) Viva.
GIVOLA: Gracias, Greenwool. Y ustedes, ¿quieren la protección o quieren la
matanza, el robo, el crimen, la extorsión, la fuerza?
HOOK: Este ultimo tiempo ha sido bastante pacífico, en mi negocio no ha pasado
nada.
GIVOLA: ¡Qué curioso!
HOOK: Hasta el momento, en el ramo de las verduras, reina la tranquilidad.
ROMA: ¿Y el asesinato de Sheet y la muerte de Bowl, eso es tranquilidad?
HOOK: ¿Qué tiene que ver eso con las verduras, señor Roma?
ROMA: Nada. Perdón, ¿cuál era su nombre?
HOOK: Hook.
ROMA: Bien. (Durante el próximo texto de Givola, Roma se dirige a Ui. Llaman
a Goro con una seña. Goro llama con una seña a Inna y sale
rápidamente con él.)
GIVOLA: Honorable asamblea: según me informan, una pobre mujer acaba de llegar
para pedir al señor Ui que le permita expresarle unas palabras de
reconocimiento delante de ustedes. (Entra Dockdaisy disfrazada, lleva a
uno de los gángsters de la mano, disfrazado de niñita. Se aproximan a
Givola, lo saluda con un beso en la boca.)
GIVOLA: ¡Hable, señora Bowl! (A los verduleros) Me han dicho que es la señora
Bowl, la joven viuda de Bowl, el abogado de la compañía naviera de
Sheet, que ayer, al dirigirse a la Municipalidad para atestiguar, fue
asesinado por una mano desconocida. Hable, señora Bowl.
DOCKDAISY: Quisiera, señor Ui, en medio de la profunda desolación que me embarga
frente al odioso crimen perpetrado contra la persona de mi difunto marido,
expresarle mis más sinceros agradecimientos por las flores que usted ha
enviado para mí y para mi hija de diez años de edad, que ahora se ha
quedado sin su padre. (A la asamblea) Señores míos, sí; no soy más que
una pobre viuda desdichada y quiero decirles solamente que sin la ayuda
del señor Ui, yo y mi hija de cinco años, estaríamos en la calle. Puedo
jurarlo mil veces. Mi pequeña hija de ocho años de edad, y yo, nunca
olvidaremos lo que usted hizo por nosotros. (Ui tiende la mano a
Dockdaisy y va a besar a la niña, pero luego se arrepiente. Mientras
estaba el monólogo de Dockdaisy, Goro ha atravesado la asamblea
cubierto con el sombrero de Bowl, seguido de algunos gángsters que
llevan bidones de bencina. Se abren camino hacia la salida.)
UI: Señora Bowl, mi más sentido pésame por tan enorme pérdida. Todas estas
violencias despiadadas y bochornosas tienen que terminar.
GIVOLA: (A los verduleros que comienzan a retirarse) ¡Alto! ¡No se retiren! ¡La
sesión no ha concluido todavía!. Ahora nuestro amigo, James Greenwool
cantará una canción a la memoria del pobre y desdichado Bowl. Y luego
haremos una colecta para la viuda. Nuestro amigo Greenwool es barítono.
(Greenwool canta el “Arroz con Leche”. Se escuchan sirenas de policía
y bomberos. Entra Inna.)
INNA: ¿Hay alguien de apellido Hook?
HOOK: Soy yo.
INNA: Su negocio se está quemando. (La señora Hook se precipita corriendo.)
GIVOLA: ¿Lo quemaron?
INNA: Encontraron varios bidones de bencina.
GIVOLA: ¡Ahí tienen ustedes! La misma persona que nos decía que no había
ningún problema en el negocio de la verdura, ahora ve su almacén tragado
por las llamas.
UI: ¡En esta ciudad han llegado muy lejos! ¡Primero el crimen, luego los
incendios! Me parece que ahora, cada uno de ustedes puede ver el asunto
con mayor claridad. Ahora, aquel que no acepte, puede retirarse en este
momento y sin ningún compromiso. (Pausa. Uno de los verduleros se va.
Luego de salir se escucha un estruendoso disparo.)
UI: Bien, ¿hay alguien más que no quiera tener nuestra protección? Dénse
cuenta, amigos: ¡Todos están amenazados!

Escena VII
Juicio por el incendio de la verdulería. Periodistas. El Juez. El Fiscal. El Defensor.
El joven Dogsborough. Goro. Givola. Dockdaisy y su supuesta hija. Roma, Inna,
Greenwool. Guardaespaldas. Verduleros. El acusado Fish.
a) Delante de la silla del testigo está Emmanuele Goro, de pie, señalando al acusado
Fish, que está sentado en estado de completa apatía.
GORO: (Gritando) Este es el hombre que incendió el negocio. ¡Lo atrapé cuando
aún tenía los bidones de bencina en sus manos! ¡Párate cuando te hablo!
¡Delincuente!
FISH: (Levantan a Fish a la fuerza. Se tambalea. Balbuceando) Arlarlarlar.
JUEZ: ¿Dónde consiguió los bidones de gasolina?
FISH: Arlarlarlar. (A una señal del juez, un médico de aspecto siniestro, vestido
con mucha elegancia, se inclina sobre Fish y cambia después una
mirada con Goro.)
MÉDICO: Está fingiendo.
DEFENSORA: El abogado defensor solicita que sea visto por otros médicos.
JUEZ: Denegado.
DEFENSORA: Bien. Señor Goro, ¿qué hacía usted en el negocio de la señora Hook
cuando estalló el fuego que luego convirtió en cenizas veintidós casas?
GORO: Paseaba para hacer mi digestión. (Algunos guardaespaldas ríen. Goro
empieza a reírse con ellos.)
DEFENSORA: ¿Sabe usted, señor Goro, que el acusado no tiene ocupación conocida, que
llegó a Chicago a pie un día antes del incendio y que nunca había estado
en la ciudad? ¿Es verdad que fue usted mismo quien sacó a Fish
violentamente de la fuente de soda que está frente al negocio de la señora
Hook?
GORO: Acabo de decirle que yo mismo lo vi con los bidones. Tenía que ir a
buscarlo, ¿no? (Apagón.)
b) Al encenderse nuevamente la luz, aparece la señora Hook en el asiento de los testigos.
DEFENSORA: Señora...
HOOK: Hook.
DEFENSORA: Señora Hook, ¿discutió alguna vez con el acusado? Mejor dicho, ¿lo ha
visto alguna vez?
HOOK: Nunca, señorita defensora.
DEFENSORA: ¿Ha visto alguna vez al señor Goro?
HOOK: Sí, en la oficina de los importadores de verdura, el día del incendio de mi
local.
DEFENSORA: ¿Con anterioridad al incendio?
HOOK: Poco antes. Atravesó el lugar con dos hombres que llevaban bidones de
bencina. (Inquietud entre los periodistas y entre los guardaespaldas.)
ROMA: ¿Qué? ¿Cómo?
JUEZ: ¡Silencio los periodistas!
DEFENSORA: ¿Está segura de la acusación que acaba de hacer, señora Hook?
HOOK: Le di mi juramento antes de declarar.
DEFENSORA: Gracias, señora Hook.
JUEZ: Se suspende la sesión hasta el día de mañana. (Apagón.)
c) Al encenderse nuevamente la luz, aparece la señora Hook nuevamente en el asiento de
los testigos. Está deshecha, tiene un bastón junto a ella y vendas en
la cabeza y en los ojos.
FISCAL: ¿Puede ver bien, señora Hook?
HOOK: No, señora Fiscal.
FISCAL: ¿Puede decir si está en condiciones de reconocer clara y precisamente a
alguien?
HOOK: No
FISCAL: (Señalando a Goro) ¿Reconoce, por ejemplo, a este hombre?
HOOK: No.
FISCAL: ¿Podría decir si lo ha visto alguna vez?
HOOK: No.
FISCAL: Bien. Ahora una pregunta muy importante, señora Hook. Piénselo bien
antes de contestar. ¿El día del incendio vio a alguien con bidones de
bencina en la reunión de los verduleros?
HOOK: No.
FISCAL: Eso es todo. (Oscuridad.)
d) Al encenderse nuevamente la luz, Giusseppe Givola en el asiento de los testigos. A
corta distancia está el guardaespaldas Greenwool.
FISCAL: Se ha dicho en este juicio que algunos hombres sacaron bidones de
bencina de la oficina importadora de verduras momentos antes del
incendio. ¿Qué sabe usted de ello?
GIVOLA: Sólo podría haber sido el señor Greenwool.
FISCAL: El señor Greenwool es empleado suyo, señor Givola.
GIVOLA: Efectivamente.
FISCAL: ¿Cuál es su profesión, señor Givola?
GIVOLA: Florista.
FISCAL: ¿En esa actividad se usa mucha gasolina?
GIVOLA: No, solamente para prevenir el pulgón de las rosas.
FISCAL: ¿Qué hacía el señor Greenwool en la oficina importadora?
GIVOLA: (Serio) Cantaba el “Arroz con leche”.
FISCAL: Por lo tanto, no puede haber sido el causante del incendio.
GIVOLA: Absolutamente imposible. Además, psicológicamente, no es el tipo de
hombres que provoca incendios. Es cantante barítono.
FISCAL: Propongo que el señor Greenwool cante ante ustedes la hermosa canción
que entonó mientras estallaba el incendio.
JUEZ: Adelante, señor Greenwool. (Greenwool comienza a cantar. Oscuridad.)
e) Al encenderse nuevamente las luces, el tribunal da muestras de completo agotamiento.
JUEZ: Los diarios han insinuado que este tribunal ha sido presionado. Dejo
constancia de que no he sido presionado por ninguna de las partes, y que
actúo con la más absoluta libertad.
DEFENSORA: Su Señoría...
FISCAL: Su Señoría: en vista de que el acusado Fish se obstina en simular que está
loco, la fiscalía estima imposible proseguir con el interrogatorio.
Solicitamos, por lo tanto...
DEFENSORA: Su Señoría: el acusado se reincorpora. (Desorden, murmullos.)
FISH: Agua.
DEFENSORA: ¡Agua! Su Señoría: ¡solicito que se proceda con el interrogatorio del
acusado Fish! (Desorden.)
GORO: ¡Protesto!
FISCAL: ¡Protesto! El hecho que pida agua no indica que Fish esté cuerdo. Todo
esto es una estrategia de su abogado defensor con el fin de llamar la
atención del público.
FISH: ¡Agua! (Ayudado se pone de pie.)
DEFENSORA: ¿Puede responder, Fish?
FISH: Sí.
DEFENSORA: Fish, dígale al tribunal, ¿fue usted quien prendió fuego el 28 del mes
pasado a un negocio de verduras en el puerto? ¿Sí o No?
FISH: No... Agua...
DEFENSORA: ¡Tráiganle un vaso de agua!
GORO: (Se pone de pie gritando en medio de gran desorden del público)
¡Mentiras! ¡Mentiras!
DEFENSORA: (Señalando a Goro) ¿Ha visto antes a este hombre?
FISH: Sí. ¡Agua!
GORO: (Al médico) ¡Denle agua!
DEFENSORA: ¿Dónde lo vio? ¿En la fuente de soda del puerto?
FISH: Sí.
DEFENSORA: Su Señoría, solicito... (Gran desorden. Los guardaespaldas sacan las
pistolas y abuchean. El médico llega corriendo con un vaso espumante y
hace que Fish se lo trague, antes de que el defensor pueda quitárselo de
las manos.)
DEFENSORA: ¡Protesto! ¡Exijo una investigación del contenido del vaso!
JUEZ: (Intercambiando miradas con la señora Fiscal) Se rechaza la demanda.
DOCKDAISY: (Gritándole a Fish) ¡Asesino!
DEFENSORA: ¡Señoría! ¡Qué está pasando en este juicio! ¡Pareciera que todos estamos
amenazados! ¡No se ciegue!
FISCAL: ¡Protesto! ¡Protesto!
GORO: ¡Estúpida, desgraciada! ¡Cómo te atreves! ¡Apenas salgas te voy a tajear
la cara!
DEFENSORA: Todo el mundo conoce a este hombre.
GORO: ¡Cállate!
JUEZ: Señor Goro...
GORO: ¡Y usted también se calla si quiere salir vivo!
JUEZ: Señorita defensora, le advierto que la próxima vez que grite ante este
tribunal, ordenaré que sea detenida. Entiendo perfectamente el enojo del
señor Goro. Ahora, prosiga con su interrogatorio.
DEFENSORA: Disculpe, señor Juez. (A Fish) Fish, ¿se le dio algo de beber en la fuente
de soda? ¡Fish! ¡Fish! ¡Fish!
FISH: (Dejando caer la cabeza) Arlarlarlar.
DEFENSORA: ¡Fish! ¡Fish!
GORO: (gritando) ¡Sí, llámalo! ¡Fish no te contestará! ¡Ya veremos quien manda
en esta ciudad! (La luz se apaga en medio de un gran revuelo.)
f) Cuando la luz se enciende por última vez, el juez está de pie y lee la sentencia. El
acusado Fish está semi - inconsciente.
JUEZ: Acusado Charles Fish, lo condeno a treinta años de prisión por incendio
premeditado.

Escena VIII
Quinta de Dogsborough. Amanece. Dogsborough escribe su testamento y
confesión. Paralelo a esto, en el Hotel Mammoth. Ui con su comitiva. Ui está hundido en
un sillón, con la mirada fija en el techo. Givola dicta a Greenwool.
DOGSBOROUGH: Es así como yo, el honorable Dogsborough, después de muchos años
llevados con honor, he accedido a todo lo que es sanguinaria banda de
forajidos tramaba. Yo sabía todo. Sé quién prendió fuego al almacén de la
señora Hook. Sé quien raptó y drogó al pobre Fish. Sé que Ernesto Roma
asesinó a Sheet y sé que Arturo Ui apuñaló a Bowl frente a mí en la
municipalidad, porque éste sabía mucho del honorable Dogsborough. Sé
que Goro asesinó a la señora Hook. Sé de todas las muertes que causó
Givola. Sé todo sobre Ui, y que él lo sabía todo desde la muerte de Sheet
hasta los crímenes de Givola y quiénes provocaron el incendio. Yo, el
honorable Dogsborough, sabía todo eso y lo he tolerado, por ansia de
riqueza y por temor a que ustedes perdieran su fe en mí. (Se apaga la
zona de la Quinta.)
GIVOLA: “Yo, Dogsborough, dejo en herencia al bueno y honesto Givola, mi casa
de campo, y al excelente hombre Ernesto Roma encomiendo mi hijo para
que lo eduque a su forma. Pido que nombren juez al señor Goro, jefe de
policía a Roma y a mi querido Givola defensor de los pobres. De todo
corazón recomiendo a Ui para mi propio puesto. Es digno de él. Crean en
el probo y honrado Dogsborough.” ¡Creo que ya está! Lo único que
espero es que se muera pronto. A propósito, jefe, me parece que Goro lo
frecuenta demasiado, y eso no me gusta nada. (Aparece Goro, cubierto
con el sombrero de la señora Hook.)
GIVOLA: Hola, querido Goro. ¿Cómo sigue Dogsborough?
GORO: No quiere que le llevemos un médico.
GIVOLA: ¿No quiere recibir a nuestro buen médico, el mismo que atendió
perfectamente a Fish?
GORO: No dejaré que vaya otro médico, no nos conviene... Dogsborough habla
mucho.
GIVOLA: Quizás se hable mucho delante de Dogsborough.
GORO: ¿Qué quieres decir? ¿Otra vez estuviste inyectando odio?
GIVOLA: (Presuroso) Lee este testamento, querido Goro.
GORO: (Se lo quita) ¡Cómo! ¿Roma jefe de policía?. Pero, ¿están todos locos?
GIVOLA: Arturo manda. Yo también estoy en contra. (Entra Roma seguido de
Inna.)
GIVOLA: Hola, Roma. ¡Lee ese testamento!
ROMA: (Quitándoselo a Goro) ¡Dame! ¿Goro va a ser el juez? ¿Dónde está el
testamento real?
GORO: Yo no lo tengo.
ROMA: ¡Sí que lo tienes, perro! (Se yerguen uno frente al otro, furiosos.)
ROMA: Sé lo que estás planeando, y tú lo toleras, Arturo.
UI: ¿Qué es lo que yo tolero?
GIVOLA: Que Roma dispare contra los camiones de Mulberry. Mulberry es
miembro de la Compañía.
UI: ¿Dispararon contra los camiones de la Importadora de Verduras?
ROMA: Fue una reacción de algunos de mis hombres. Los muchachos, a veces, no
pueden controlarse.
GIVOLA: En la Importadora están furiosos.
GORO: La señorita Clark dijo ayer que sólo esperan que el asunto se vuelva a
repetir para tomar medidas.
UI: Ernesto, no quiero que vuelvan a pasar estas cosas.
GORO: Hay que poner mano dura con los muchachos, jefe.
GIVOLA: ¡Esto no puede volver a suceder! (Roma empuña su revolver apuntando
a Goro y a Givola. Éstos levantan sus manos.)
UI: Pero, ¿qué pasa? ¿por qué esta discusión? ¿Por un tiro contra un camión
de verduras? ¡Eso puede arreglarse! Guarda tu arma, Roma. Por lo demás,
todo está yendo a la perfección. El incendio fue un éxito. Los
comerciantes pagan su protección. En menos de una semana, tenemos a
toda la ciudad a nuestros pies. Y tengo planes más grandes todavía.
GIVOLA: ¿Planes más grandes?
GORO: Tenemos suficiente, Jefe. Si sigues presionando, yo me voy a retirar.
UI: ¿Quieres amenazarme, Goro? ¿Me amenazan con el revólver al pecho?
No, así no se logra nada de mi. ¡Así no! Quien ose amenazarme que se
atenga a las consecuencias. ¡Quien no crea ciegamente en mi, que siga su
camino! Mi lema es: “Cumplir con los planes hasta el final! Yo soy quien
fija los limites. Lo que exijo de ustedes es confianza, confianza y más
confianza. Pero a ustedes les falta fe. ¡Y cuando falta fe ya se ha perdido
todo! ¿Por qué piensan ustedes que hice lo que hice? Porque tenía fe,
porque creí en mis ideas. Sí. Con fe, y solo con fe, avancé sobre la ciudad
y la obligué a ponerse de rodillas. Y con la misma fe llegué hasta
Dogsborough y conseguí entrar en el negocio de las verduras. Y con mis
manos desnudas... En mis manos no había nada más que fe...
ROMA: Y un revólver...
UI: ¡Otros también tienen un revólver! Pero lo que no tienen es la fe
inquebrantable de estar predeterminados para ser un líder. ¡Creer! ¡Creer!
¡Ustedes deben creer en mí! ¡Porque para ustedes quiero lo mejor y sólo
yo sé qué es lo mejor para ustedes! ¡Conozco bien el camino que lleva a la
victoria! Si Dogsborough se muere, yo decidiré quién se quedará con los
cargos públicos. ¡Y desde hoy puedo decirles que todos estarán
satisfechos!
GIVOLA: (Llevándose las manos al corazón) ¡Arturo...!
UI: (Abrazando a cada uno hasta juntarse todos) ¡Goro! ¡Givola! ¡Ernesto!
¡Justamente ahora tengo en vista cosas nuevas y grandes! ¡Olvídense de
las diferencias! Todos ustedes son mis mejores y más fieles amigos, y
deben saber ahora qué es lo que pienso hacer...
GIVOLA: Te escuchamos, Arturo.
UI: Tenemos a Chicago en la palma de la mano. Pero quiero más.
ROMA: ¿Todavía más?
UI: No sólo en Chicago hay negocios de verdura.
ROMA: Ya sé que no. Pero, ¿cómo vamos a entrar a las otras ciudades?
UI: Por la puerta del frente y por la puerta del fondo. Con la amenaza y con el
ruego. Tal y como lo hicimos aquí.
GIVOLA: No todas las ciudades son iguales.
UI: Pienso hacer un ensayo general, que podría ser en una ciudad pequeña.
GORO: ¿En qué ciudad haríamos el ensayo?
UI: En Cícero.
GIVOLA: Pero allí está Ignacio Dullfeet con su diario, quien todas las semanas
escribe artículos acusatorios hacia nosotros.
UI: Hay que acabar con eso.
ROMA: No estaría mal.
UI: La importadora de verduras ya está haciendo negocios en Cicero. La
señora Dullfeet se encarga de eso hace años y estoy seguro de que le
encantaría entrar en la Compañía. Si no fuera por nosotros, ya sería parte
de ella.
ROMA: ¿Entonces el plan de tomar Cicero no es tuyo? ¿Es un plan de la
Importadora? Ahora lo entiendo todo, Arturo. ¡Todo! (A Goro y Givola)
¡Déjenme a solas con Ui!
GIVOLA: ¡Como quieras, querido Roma! (Cuando se disponen a salir.)
ROMA: ¡Deténganse! ¡ Quiero el testamento de Dogsborough!
GIVOLA: Yo no lo tengo.
ROMA: Sé que lo tienes. ¡Dámelo!
GORO: ¡Aquí está, maricón! (Roma empuña su pistola presionando a Goro y
arrancándole el papel.)
ROMA: No me llames así delante del jefe.
UI: ¡Ya váyanse! ¡Déjenme con Ernesto! (Goro, Givola y sus hombres salen
con las manos alzadas y riendo a carcajadas.)
GORO: (Saliendo) ¡Me gusta tu sombrero, Roma!
GIVOLA: (Saliendo) ¡Querido Roma...!
ROMA: (Leyendo el testamento) “Sé todo sobre Ui, y que él lo sabía todo, desde
la muerte de Sheet hasta los crímenes de Givola y quiénes provocaron el
incendio”. Fue la importadora la que solicitó el testamento. Quieren
trabajar en Cicero y eres tú quien se los impide. ¿Qué pueden hacer contra
ti? Dogsborough escribe su testamento confesándolo todo y
recomendándoles exterminarte. Ese es el plan, Arturo. Y todos están allí:
Goro, que pulió el testamento de Dogsborough y que se ha hecho muy
amigo de la Señorita Clark; ella misma, que tiene problemas en Cicero por
culpa nuestra; y Givola, que huele la carroña.
UI: ¿Crees que es un complot?
ROMA: Arturo, te ruego que me dejes arreglar esto a mí. Hoy mismo llevo a mis
hombres a la casa de campo y mató a Dogsborough.
UI: Pero Goro también está en la villa.
ROMA: También lo mato, y a Givola lo visitaré de regreso.
UI: Ernesto. El infame plan de Dogsborough, de la Señorita Clark y de
Dullfeet para excluirme de Cicero, tachándome injustamente de criminal,
debe ser desbaratado si piedad. Confío en ti.
ROMA: Puedes confiar a ciegas. Pero antes de partir, debes estar presente y darle
animo a los muchachos. Yo no sé hablar bien.
UI: De acuerdo.
ROMA: ¡Arturo! ¡Yo lo sabía! No podía ser de otra forma : ¡Los dos juntos! ¡Tú y
yo! ¡Como en los viejos tiempos!
UI: Iré.
ROMA: A las once.
UI: ¿Dónde?
ROMA: En el garaje. (A sus hombres) ¡Vámonos, chicos! ¡Retornamos a la
acción! ¡Arturo está con nosotros! (Sale rápidamente con los suyos. Ui,
paseando de un lado a otro, prepara el discurso que pretende decir a los
hombres de Roma.)
UI: Amigos. Lamentablemente llegó hasta mis oídos, que a mis espaldas se
trama una traición horrenda... No, esto no. ¡Ya lo tengo! ...Aliados con la
policía, los quieren liquidar a ustedes y conmigo. Por eso quiero que
ustedes, liderados por mi gran amigo Ernesto Roma, esta noche... (Entran
la señorita Clark, Goro y Betty Dullfeet.)
GORO: (Viendo que Ui se asusta) ¡Somos nosotros, jefe!
CLARK: Ui, le presento a la señora Dullfeet, que viene de Cicero. Nuestra
compañía desea que la escuche para así poder llegar a un acuerdo.
UI: Por favor.
CLARK: Durante las negociaciones que hemos tenido para comercializar nuestra
verdura en Cicero, surgieron algunas dudas en cuanto a usted.
Afortunadamente nuestra importadora logró aclarar esas dudas, y la señora
Dullfeet ha venido...
BETTY: Para aclarar el equívoco. También por mi marido, el señor Dullfeet,
quisiera aclararle señor Ui, que la campaña periodística no es contra usted.
UI: ¿Contra quien es, entonces?
CLARK: Le voy a hablar claramente, Ui. El “suicidio” de Sheet no fue muy bien
recibido en Cicero. Por otro lado, Mulberry se queja de que varios de sus
camiones fueron dañados a balazos. En ambos casos, Ui, uno de sus
hombres está implicado.
BETTY: Es ese Ernesto Roma.
UI: ¡Qué!
CLARK: ¡Ui, no pierda la cabeza!
UI: ¡Ernesto Roma es mi hombre! Yo no dejaré que me impongan a la gente
que debo tener de mi lado.
GORO: ¡Jefe!
BETTY: Sea razonable. Mi marido lo seguirá atacando si sigue junto a Roma.
CLARK: La amistad y los negocios son dos cosas distintas.
UI: ¡No me queda nada más que decir!
CLARK: Señora Dullfeet, lamento mucho que la conversación terminara de esta
forma. (Salen Clark y Betty)
GORO: Después del ataque a los camiones de Mulberry nos van a declarar la
guerra.
UI: Yo no le tengo miedo a la guerra.
GORO: ¡No le temas! Pero vas a tener en contra a toda la ciudad.
UI: ¡A mí nadie me da consejos! ¿Lo oíste? ¡NADIE!

Escena IX
El garaje. Es de noche. Se oye llover. Ernesto Roma y el joven Inna. En segundo
plano se ven pistoleros. Roma tiene un equipo de radio.
INNA: ¡La una!
ROMA: Algo lo debe estar reteniendo. Pero va a venir, Inna. Lo conozco.
INNA: ¡Estas noches de lluvia me ponen nervioso!
ROMA: ¡Por eso a mi me gustan! De las noches, prefiero las más oscuras; de los
autos, los más veloces; y de los amigos, los más valientes.
INNA: ¿Hace cuantos años lo conoces?
ROMA: Dieciocho.
INNA: ¡Es mucho!
UN GANGSTER: (Acercándose) Los muchachos quieren tomar unas cervezas.
ROMA: Nada de licor. Esta noche los necesito sobrios.
RADIO OFF: Dos carros blindados están parados enfrente. Están llenos de policías.
ROMA: ¡Bajen la cortina! No es por nosotros. Pero... es mejor prevenir que
lamentar. (A Inna) ¿Hay alguien? (Bajan la cortina metálica.)
INNA: Nadie...
ROMA: Dame tu mano. (Inna se la extiende) ¡Estás temblando!
INNA: Soy un cobarde.
ROMA: Los toros no me gustan. Pero no debes tener miedo, estás conmigo.
RADIO OFF: Se acerca un carro blindado
ROMA: ¿Se detiene?
RADIO OFF: Pasó de largo. Ahora van pasando otros dos... llevan los faroles apagados.
ROMA: Es contra Arturo. ¡Son Givola y Goro que quieren liquidarlo! ¡Vamos a
ayudarlo!
INNA: Es un suicidio.
ROMA: Aunque sea un suicidio. ¡Se trata de mi amigo Arturo!
INNA: ¡Abran la cortina! ¿Están listas las armas?
GANGSTERS: ¡Listas!
ROMA: ¡Vamos! (La cortina se abre. Entran Ui y Givola, seguidos por sus
hombres.)
ROMA: ¡Arturo!
INNA: ¡Con Givola!
ROMA: ¿Qué pasa, Arturo? Estabamos preocupados por ti.
UI: ¿Preocupados? No hay de que preocuparse. Ibas a arriesgarlo todo por mí,
querido amigo Roma. (Ui va hacia Roma y le tiende la mano. Roma se
la estrecha riendo. En el momento en que Roma no puede echar mano a
su pistola, Givola le dispara desde la cadera y lo derriba.)
UI: ¡Llévenlos a la pared! (Los hombres de Roma se quedan estupefactos y
son empujados.)
UI: (Dirigiéndose a los de la pared) El complot que tramaron contra mí fue
descubierto, como descubrimos que querían matar a Dogsborough. Pero
yo les tomé la delantera. Resistirse es inútil. (A Givola) ¡Elimínalos!
INNA: ¡Ratas cobardes! ¡Asesinos! ¡Traidores!
GIVOLA: ¡Tiren! (Los que están contra la pared caen bajo una ráfaga de
ametralladoras.)

Escena X
La florería de Givola. Entran Ignacio Dullfeet y Betty Dullfeet.
DULLFEET: No quería venir.
BETTY: Pero, ¿por qué? Si Roma ya está muerto...
DULLFEET: Lo mataron. Y siguen ocurriendo cosas, ayer me destrozaron dos
imprentas. Tengo un mal presentimiento.
UI: (Apareciendo junto a Givola) ¡Bienvenido, Dullfeet!
DULLFEET: Sinceramente, señor Ui, no quería venir...
UI: Un hombre valiente es bienvenido en todas partes.
GIVOLA: Lo mismo que una mujer hermosa.
DULLFEET: Algunas veces, señor Ui, he creído mi deber oponerme a sus...
UI: ¡Malentendidos, Dullfeet!
DULLFEET: Para hablarle con franqueza: si la fusión de la Importadora de verduras de
Chicago con la mía significara apoyar a los asesinos que atormentan la
ciudad, jamás tendría mi aprobación.
UI: Pueden haber acontecido muchas cosas en el pasado, pero eso es parte del
oficio. Por lo demás, mis hombres y yo nos estamos limpiando, ¿sabe a lo
que me refiero?
DULLFEET: ¿Y entonces porque ayer atacaron dos de mis imprentas?
UI: ¿Quiere que le de un consejo? Deje de escribir sobre nosotros en su
periódico. A los muchachos no les gusta ser famosos.
DULLFEET: No volveré a escribir nunca más sobre sus hombres, pero no quiero verlos
nunca más cometiendo fechorías.
BETTY: Mi marido es muy humano.
UI: Tenga usted por seguro, señor Dullfeet, que nunca más verá a mis
hombres haciendo nada malo. (Saca un revolver y le dispara) ¡Se lo juro!
BETTY: ¡Ignacio!
GIVOLA: Creo que está muerto, señora viuda de Dullfeet.
BETTY: ¡Asesinos!
UI: De una u otra forma se iba a oponer al negocio.
BETTY: Arturo Ui, asesino, despiadado, Mientras yo viva, nunca vas a poner un
pie en Cicero. ¡Se lo juro!
UI: No jure en vano, señorita Dullfeet.

Escena XI
Asamblea general de comerciantes de verduras. Están Givola, Clark, Betty, Ui,
Goro, Greenwool, un equipo de porristas.
GIVOLA: ¡Bienvenidos, amigos verduleros! ¡La Importadora de Verduras de
Chicago les dará su cordial saludo!
CLARK: Tengo una noticia que transmitirles. La importadora de verduras de Betty
Dullfeet acaba de asociarse con nuestra compañía. El beneficio salta a la
vista: mayor seguridad en las entregas. Los nuevos precios, un poco más
caros, ya fueron fijados. Señora Dullfeet: como nuevo miembro de la
compañía importadora, le cedo la palabra.
BETTY: ¡Amigos! Ahora que mi amado esposo Ignacio Dullfeet ya no está entre
nosotros...
GIVOLA: ¡Descanse en paz!
BETTY: ... y no puede seguir prestándonos su apoyo, les aconsejo que depositen su
fe en el señor Ui, tal y como yo misma lo hice.
GIVOLA: Se dirigirá a ustedes el señor Arturo Ui. (Ui se adelanta hacia el
micrófono.)
UI: ¡Hombres de Chicago y de Cicero! ¡Amigos! ¡Conciudadanos! Cuando el
señor Dogsborough me pidió hace un año que protegiera la venta de
verduras en Chicago, me sentí emocionado, pero dudé de mi capacidad
para justificar tan enorme confianza. Ahora Dogsborough ha muerto. Pero
su testamento está, para quien quiera leerlo. Con sencillas palabras, me
trata de hijo suyo. Y me agradece profundamente todo lo que hice.
Cuando después, otro hombre, Ignacio Dullfeet, me hizo el mismo pedido,
no me negué tampoco a tomar a Cicero bajo mi protección. La única
condición que puse es que todos estuvieran conmigo. ¡Ahora, son ustedes
quienes eligen! (Se instalan todos los gángsters de Givola y Goro frente
al público apuntándoles con sus pistolas.)
GIVOLA: ¡Muy bien! ¡Los que estén con Arturo Ui que levanten las manos! (Los
gángsters obligan al público a levantar sus manos.)
GIVOLA: La elección ha terminado. Los verduleros de Cicero y Chicago están con
Arturo Ui y agradecen su protección.
UI: Acepto con orgullo vuestro reconocimiento. Cuando hace quince años,
simple hijo del Bronx, y sin trabajo, siguiendo el llamado de Dios, inicié
mi carrera con siete compañeros para abrirme camino en Chicago. Mi más
firme propósito era procurar la paz para quienes se esforzaban en
comerciar las verduras. Sólo un pequeño grupo quería esa protección.
¡Ahora son muchos! Y la paz del comercio de verduras ya no es un
sueño... es una realidad. Y para asegurar esa paz he ordenado que hoy
mismo se compren más ametralladoras, autos blindados, pistolas,
granadas, bombas y otras cosas semejantes, pues no sólo Cicero y Chicago
claman por protección; también otras ciudades: ¡Washington y
Milwaukee! ¡Detroit! ¡Toledo! ¡Pittsburg! ¡Cincinatti!, donde también
existe comercio de verduras. ¡Flint, Boston Filadelfia! ¡Baltimore, Saint
Louis, Little Rock! ¡Minneapolis, Columbia, Charleston! y ¡NUEVA
YORK! ¡Todos quieren protección y nadie será capaz de detener a Arturo
Ui!

FIN

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