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El origen de la

peste en
Europa: ¿el
cambio
climático?
Los cambios en el clima en Asia Central pudieron ser responsables
de los brotes de peste bubónica en Europa.
La peste negra, peste bubónica o muerte negra (Black Death), causada
por la bacteria Yersinia pestis, ha sido una de las pandemias más
devastadoras en la historia de la humanidad. Afectó a Europa en el siglo
XIV y alcanzó su punto máximo entre 1347 y 1353, matando a más
de un tercio de la población europea. Se calcula que unos 25
millones de personas murieron por peste sólo en Europa junto a otros 40
a 60 millones en África y Asia. Los efectos de las pandemias de peste
influyeron en el desarrollo social, político y económico de la humanidad,
una enfermedad que ha influido decisivamente en el curso de la historia.
El ciclo biológico de la peste. Yersinia pestis es un bacilo Gram
negativo. Los reservorios animales son roedores como ratas, ardillas,
jerbos y ratones de campo entre los que la bacteria se trasmite a través de
las pulgas (Xeopsylla cheopsis). La bacteria se puede multiplicar en el
intestino de la pulga. Las pulgas transportan la infección de una rata a
otra y de la rata al hombre. Al picar una pulga infectada al hombre, le
transmite la bacteria provocándole la peste “bubónica”. Yersinia pestis se
multiplica en los ganglios linfáticos de la axila o de la ingle que se
inflaman, aumentan de tamaño pudiendo llegar a supurar, hasta formar
los “bubones”. La peste bubónica no se trasmite entre personas. Sin
embargo, si la bacteria llega al pulmón, puede llegar a multiplicarse y
provocar la peste “neumónica” o respiratoria. Esta forma de peste sí se
puede transmitir rápidamente entre personas mediante gotitas. La
mortalidad es de alrededor del 50 % en la peste bubónica no tratada y casi
del 100 % en la peste neumónica. La peste se trata con antibióticos. 
Sobre el origen de la peste, parece ser que los primeros casos ocurrieron
en el desierto de Gobi y en 1331-1334 llegó a China, de ahí pasó a la
India, luego a Rusia y a través de las rutas comerciales llegó a los puertos
mediterráneos de Europa en 1346. La peste negra se repitió en Europa en
sucesivas oleadas hasta el último brote a principios del siglo XIX, pero
ninguno de los brotes posteriores alcanzó la gravedad de la epidemia de
1347. Hasta ahora se pensaba que después de su introducción desde Asia,
la enfermedad persistió en Europa en reservorios de roedores locales,
desde donde causó los sucesivos brotes epidémicos posteriores hasta su
desaparición. Sin embargo, un reciente trabajo publicado en la
revista PNAS (1), sugiere que las epidemias de peste posteriores fueron
debidas a reintroducciones de la enfermedad desde Asia, en vez de a
reservorios de la bacteria en ratas locales. Es decir, la bacteria fue
reintroducida en varias ocasiones en Europa, lo que originó las
distintas epidemias de peste y que la enfermedad persistiera en Europa
durante 400 años.

Además, esto fue causado por pequeños cambios climáticos en Asia:


ciclos de primaveras húmedas y veranos cálidos seguidos de repentinos
periodos secos y fríos en Asia Central que acabaron con la mayoría de los
jerbos portadores de las pulgas y que forzaron a las pulgas a buscar otros
hospedadores alternativos, como humanos, camellos o ratas.

Para llegar a esta conclusión, los investigadores han relacionado datos


epidemiológicos de más de 7700 brotes de peste que ocurrieron en
Europa entre 1346 y 1837, con datos históricos del clima obtenidos
del análisis de los anillos del tronco de enebros en Europa y Asia Central,
junto con datos de las rutas de comercio marítimo entre Asia y
Europa en aquellas épocas.
Han encontrado que al menos en 16 años repartidos entre 1346 y
1837, los brotes de peste no se pueden explicar por contagio
entre zonas próximas, sino que debieron ocurrir por
reintroducción desde el exterior. Tampoco ven relación entre los
brotes de peste y cambios climáticos en Europa, pero sí con ciclos de
periodos cálidos y húmedos seguidos de repentinos periodos secos y fríos
en Asia Central.

Según los autores, las reintroducciones de la peste en Europa desde Asia


ocurrieron en tres fases. En una primera (1-2 años), los cambios
climáticos en Asia causaron una disminución drástica de la población de
roedores, lo que forzó a las pulgas a cambiar de hospedador y entrar en
contacto con humanos y sus animales domésticos, como camellos, por
ejemplo. Luego, durante un periodo entre 10 y 12 años, a través de las
rutas de comercio terrestre (las caravanas de la ruta de la seda), la peste
viajó desde el Asia Central hasta Europa. Esto sugiere que la peste fue
avanzando de un continente a otro a una velocidad de unos
330-400 km/año. En una tercera fase (menos de 3 años), la
enfermedad pudo transmitirse vía marítima entre los principales puertos
europeos y de ahí al interior del continente. Los autores han podido
correlacionar varios episodios de cambio climático en Asia Central con
oleadas posteriores unos quince años después de brotes de peste en
Europa.

El cambio climático puede afectar a la distribución de las


enfermedades infecciosas

Cada vez hay más ejemplos de cómo fluctuaciones en el clima pueden


afectar a la población de roedores y como consecuencia causar un brote
infeccioso. Por ejemplo, a principio de los años noventa, debido a una
época de intensas lluvias, la densidad de la población de ratones silvestres
aumentó en algunas zonas de Estados Unidos. Estos ratones son
portadores de un tipo de virus que en humanos causan un síndrome
pulmonar grave, que puede llegar a causar la muerte de forma rápida.
Ocurrieron así varios casos mortales y al principio se denominó a este
grupo los virus Sin Nombre. Hoy en día se sabe que estos Hantavirus
están distribuidos por todo el mundo y que fueron responsables de varios
miles de casos de fiebres hemorrágicas que ocurrieron en soldados
americanos durante la guerra de Corea. Más recientemente, en verano del
2012 hubo un brote por Hantavirus en el Parque Nacional de Yosemite
(2). Se infectaron ocho personas, tres de las cuales fallecieron. Ese año
aumentó mucho la población de roedores silvestres en el parque debido a
las lluvias de la temporada anterior. Las personas se pueden contagiar por
estar en contacto con orina, excrementos o restos de roedores, y así se
contagiaron los excursionistas del parque.

El planeta es en realidad un ecosistema vivo y todo pequeño cambio


puede afectar a las poblaciones de seres vivos que habitan en él.
Tendemos a pensar sólo en los animales y las plantas, y nos olvidamos de
que también los microbios forman parte de ese ecosistema tan
complejo.

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