2 Sociedad La Segunda miércoles 22 abril 2020

EFE
Por Daniel Fernández A. Cinco cosas que aumentan el estrés

M
ás de un mes y medio desde
que el coronavirus llegó ofi-
cialmente a nuestro país, y la
paciencia de los chilenos se
Cómo no
sigue agotando.
Encierros, falta de lugares de esparci-
mientos y cambios en nuestras rutinas co-
volverse loco
tratando de
mienzan a pasarnos la cuenta; agresivi-
dad, menos paciencia y niveles de estrés
que se han disparado.
“En general, lo que estresa al ser hu-
mano es la percepción de descontrol, eva-
luación, riesgo y/o incertidumbre”, dice la
psicóloga Pamela Núñez. “Mientras más
variables hay, más sufre la persona. La si-
cumplir todo
tuación de la pandemia nos enfrenta a
una compleja mezcla de estos factores”.
Pero los gatillantes no son comunes.
“Como las personas son diferentes, lo que
estresa a una persona, a otra incluso pue-
de agradarle”, apunta Núñez. “Por ejem-
plo, la situación de encierro, a una perso-
na introvertida o tímida puede acomodar-
le, pero a la extrovertida, agobiarla. Lo
mismo para la cantidad de tareas: una
persona puede abrumarse, y otra tomarlo
como un desafío”.
Sin embargo, hay ciertas situaciones
que los expertos están identificando como
causales más habituales.

VIVIR EN EL MISMO ESPACIO El encierro y la distancia

“A un paciente con dificultades en la
conciliación del sueño se le suele aconse-
jar que deje su dormitorio solo para dor-
mir; a uno con déficit atencional, que ten-
ga un lugar exclusivo para trabajar sin
otros estímulos que puedan distraerlo; a
otro depresivo, media hora diaria de ejer-
cicio, etc. Todas estas condiciones am-
bientales que son aconsejables para cual-
quier persona, se ven alteradas en estos
tiempos de cuarentena”, analiza el psicó-
logo Christian Schnake, director del Cen-
tro de Psicología Integral de la Persona de
la Finis Terrae.
“Algunos viven su cuarentena en un
pequeño espacio, por lo que el dormitorio
se convierte en sala de esparcimiento,
gimnasio, oficina, etc., lo que genera con-
fusión en nuestro cerebro y altera nues-
tros hábitos normales de funcionamien-
to”.
ROLES CAMBIADOS
“Estas semanas han hecho evidente
los cambios en los roles en la casa”, apun-
ta Gregorio Etcheverry, profesor de lide-
razgo estratégico y magíster en recursos
humanos y manejo de personal. “Mien-
tras muchos hombres siguen encerrados
en sus escritorios en silencio y las mujeres
haciéndose cargo de las tareas de los ni-
ños, de cocinar y todo lo doméstico, ade-
más de cumplir con sus trabajos remune-
rados, en otros casos se ha producido una
integración de roles. Aunque, claro, lo po-
sitivo es que se ha logrado la tan necesaria
corresponsabilidad parental y la justa dis-
tribución de responsabilidades en la edu-
cación de los niños.
física han cambiado varias
de nuestras rutinas.
“Antes de volverse loco tratando de
cumplir con todo, es esencial revisar cuál
tarea tiene más valor. Priorizar y hacer lo
mejor que se pueda, sin torturarse y asu-
miendo que no es posible rendir como an-
tes”, agrega Núñez. “La clave aquí no es la
organización de mil tareas, sino seleccio-
nar las más importantes”.
GIMNASIOS CERRADOS
“En estos tiempos en que nuestra ac-
tividad habitual se encuentra disminuida,
es importante mantener activo el cuerpo,
para que nuestra mente haga lo suyo”, di-
ce Schnake, reconociendo que el cierre de
la mayoría de los gimnasios públicos su-
pone un nuevo desafío. “Esta falta de acti-
vidad física, la disminución del contacto
social, la ‘sensación de encierro’, la incer-
tidumbre ante un futuro incierto, son fac-
tores que pueden producir un aumento
del distrés -el estrés dañino-, con una gran
variedad de síntomas, desde el aumento
de síntomas ansiosos hasta el desarrollo
de cuadros depresivos. Para evitar esto es
fundamental tratar de mantener nuestros
hábitos saludables”.
“El ejercicio es una de las variables
que más impactan en proteger al cerebro
de la preocupación y el estrés”, añade Nú-
ñez. “Aquí la única decisión debe ser con-
tinuar como sea con la actividad física en
casa, y a los que no la tenían, a incorporar-
la. Es muy útil coordinarse con otras per-
sonas que estén en lo mismo, así se alien-
tan mutuamente y comparten ideas para
no tirar la toalla en estos momentos. Ya
tenemos suficiente con la cuarentena co-
mo para andar angustiados o salir rodan-
do de ella”.
CARRETES CANCELADOS
“Esta es una variable que puede re-
sultar especialmente estresante, porque
somos seres sociales y lo que más hace sa-
nas y felices a las personas es cultivar rela-
ciones de calidad”, analiza Núñez. “Hay
que centrarse en cumplir con el distancia-
miento físico, pero ser muy creativos para
mantener y potenciar la cercanía social.
Es esencial compartir emociones y sentir
que estamos juntos y vamos a salir de es-
to”.
“Incluso si lo que se dejó de hacer el
fin de semana era una distracción más in-
dividual, es necesario flexibilizar y conti-
nuar como sea con esos saludables recre-
os”, añade.
“Las personas necesitan conversar y
verse las caras con viejos amigos. Quizás
la excusa ideal para la copa de vino diaria
y recrear los tiempos presenciales. Con-
versaciones sobre lo humano y lo divino
han abierto espacios para conversaciones
profundas, que ponen a prueba la capaci-
dad de escucharnos para no saturar las
conversaciones”, dice Etcheverry.
CONECTIVIDAD 24-7
“‘Esto podría haber sido un mail o un
telefonazo’ son frases que comienzan a
ser recurrentes. El frenesí por mantenerse
conectados al trabajo viéndonos las caras
se ha comenzado a traducir en maratones
de Zoom sin descanso”, comenta Etche-
verry. “Fijar algunas normas de ‘compor-
tamiento’ en el uso de estas tecnologías se
hace urgente. ¿Puedo tener la cámara
apagada? ¿Tengo que ponerme camisa?
¿Puedo estar con los hijos encima? Un
nuevo manual de carreño parece necesa-
rio”.
“Además de tener que compartir con
los niños los computadores para hacer ta-
reas y hablar con sus compañeros de cur-
so, ponerse de acuerdo en cuánto es lo
prudente no es nada fácil”, agrega. “Lo
que era un tema hace rato, hoy se hace ur-
gente de enfrentar. Mientras algunas pa-
rejas siguen haciendo lo de siempre, de-
jando chipe libre al uso de Netflix y redes
sociales, otros hacen esfuerzos por man-
tener rutinas, manualidades y hacer que
los niños se hagan cargo de cosas básicas
del quehacer en la casa. ¿Cómo lograr el
justo equilibrio sin morir en el intento?”.