El camino para llegar a ser unos buenos profesionales, requiere de la aplicación de
diferentes estrategias para formar en nuestras vidas una buena conciencia moral, es decir, si queremos lograr ser profesionales éticos y comprometidos con la sociedad, primero tenemos el deber de conocernos a nosotros mismos y forjar la conciencia moral en nosotros. Pero, ¿qué es la conciencia moral? La conciencia moral es aquella voz que resuena, en algunas ocasiones, dentro de nosotros “llamándole siempre a amar y a hacer el bien y a evitar el mal” (N° 1776). Ahora bien, sabiendo el significado de este aspecto, pasemos a estudiar las distintas características que son importantes fortalecer dentro de dicha conciencia. Primeramente, debemos tener en cuenta que por medio de la conciencia recta nos habla Dios. Por ello la importancia de obedecerle, debido a que “ordena en el momento oportuno, practicar el bien y evitar el mal” (N° 1777). El acto de hacer las cosas que nos corresponde de una manera diligente y positiva, va creando en nosotros un espíritu recto guiado por la moral, la cual nos lleva, finalmente, a ser buenos profesionales para la sociedad. Así mismo, cabe resaltar el valor que tiene la buena formación de la conciencia, porque es necesario ir limpiándola cada día de elementos que no favorezcan a su crecimiento y así obtener ingentes resultados. También debemos comprender que “la educación de la conciencia es una tarea de toda la vida (…) garantiza la libertad y engendra la paz del corazón” (N° 1784) En última instancia el discernimiento es fundamental para nuestra vida, tanto académica como profesional, debido a que nos ayuda a tomar decisiones claves en nuestro caminar. De igual manera, este discernimiento no puede llevarse a cabo de manera correcta, si no se tiene una relación íntima con Jesucristo, a saber que, “el desconocimiento de Cristo y su Evangelio, los malos ejemplos recibidos (…) pueden conducir a desviaciones del juicio en la conducta moral” (N° 1792) Finalmente, la práctica de estos procesos nos pueden conducir a ser buenos profesionales éticos y comprometidos con la sociedad, porque, como ya se había mencionado, es primordial conocernos y formarnos primeramente a nosotros para así poder ofrecer lo mejor a los demás. De igual manera, no perder de vista nuestro horizonte que es Cristo, como nos lo aconseja San Agustín: “en todo lo que hagáis mirad al testigo, Dios” (in espistulam loannis ad parthos 8,9)
** Tarea correspondiente a la asignatura de cátedra Institucional **** Formando Redentorista y estudiante de la Fundación Universitaria San Alfonso.