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Baldomero Espartero.

Su participación en las guerras


coloniales (procesos de independencia en
Hispanoamérica), una faceta poco conocida
JOSÉ MANUEL HUIDOBRO MOYA1

Universidad Politécnica de Madrid

Resumen

Tras participar en la guerra de la Independencia española 1808 y 1814, desde


"soldado distinguido" (por sus estudios) hasta llegar a alcanzar el grado de teniente,
acudió a la guerra de las colonias en el Perú. Entre 1815 y 1824/1825 estuvo
destinado en América, donde combatió contra los independentistas hasta que
España perdió sus colonias en el continente. Aunque no participó en la decisiva
batalla de Ayacucho, en el futuro sus partidarios serían conocidos popularmente
como los “ayacuchos2” en recuerdo del pasado americano de Espartero y de la
influencia que sobre sus ideas políticas tuvieron otros militares liberales de aquella
campaña.

Su participación en la campaña americana fue muy destacada por sus


conocimientos en topografía y construcción de instalaciones militares, su capacidad
de actuar rápido y con pocos efectivos, la virtud de movilizar con prontitud tropas y
la autoridad que le reconocían los soldados bajo sus órdenes.

A su regreso a España, participó en la primera guerra Carlista como general de las


tropas Isabelinas y, por sus éxitos militares, fue recompensado con dos cruces
laureadas de San Fernando, la gran cruz de Carlos III y el Toisón de Oro, Capitán
General de los Ejércitos, y los títulos de Conde de Luchana, Duque de la Victoria
con grandeza de España (GdE), Duque de Morella, Vizconde de Banderas y, más
tarde, con Amadeo I, el de "Príncipe de Vergara".

Palabras clave: Espartero, Perú, Virreinato, Independencia, Príncipe de Vergara

1
Ingeniero de Telecomunicación por la Universidad Politécnica de Madrid (UPM). Master en Dirección de
Márketing y Comercial (IDE-CESEM), Máster en Economía de las Telecomunicaciones (UNED) y Especialista
en Gestión de las TIC (UPM). Autor de 57 libros y más de 860 artículos publicados. Profesor durante 20 años en
Master organizados por diversas universidades. Vocal de las Juntas del Colegio/Asociación Española de
Ingenieros de Telecomunicación (COIT/AEIT) y Director de su revista Bit, del Foro Histórico de las
Telecomunicaciones (FHT) y de ACTA (Asociación de Autores Científico-Técnicos y Académicos). Asimismo,
es Máster en Derecho Nobiliario y Premial, Heráldica y Genealogía (UNED), Diplomado en Historia Militar y
Diplomado en Heráldica General y Militar (IHCM). Ha sido cruzado Caballero de la Orden Ecuestre del Santo
Sepulcro de Jerusalén y es Miembro de la Real Asociación de Hidalgos de España.
2
Estos eran generales que gozaban de la máxima confianza del regente Espartero porque habían combatido y
desarrollado su carrera militar con él en las guerras de independencia hispanoamericanas.

1
Joaquín-Baldomero (Fernández) Espartero Álvarez de Toro, el menor de 9
hermanos, nació en Granátula de Calatrava (Ciudad Real) el 27 de febrero el año
1793 y falleció en Logroño el 8 de enero de 1879. Hijo de Manuel Antonio
Fernández-Espartero y Cañadas, nacido hacia 1728, un artesano constructor de
carruajes y pequeño hacendado acomodado, adoptó el segundo apellido de su
padre. Su madre fue Josefa Vicenta Álvarez de Toro y Molina3, nacida el 19 de
marzo de 1749, hija de Pedro Álvarez, natural de Mérida (Badajoz), y de Ángela de
Molina, de Granátula de Calatrava, ambos vecinos de Villamayor de Calatrava.

Cursó estudios en el convento de dominicos de Almagro (Ciudad Real) y en 1808, al


estallar la Guerra de la Independencia (1808–1814), desestimó la carrera
eclesiástica y tomó las armas alistándose en el Regimiento de infantería de Ciudad
Real. Durante el tiempo que estuvo en las líneas del frente en la zona centro-sur de
España, participó en la batalla de Ocaña, donde las fuerzas españolas fueron
derrotadas. De nuevo, su condición de universitario le permitió formar parte del
Batallón de Voluntarios Universitarios, que se agrupó en torno a la Universidad de
Toledo, desde diciembre de 1809 hasta agosto de 1810, pero el avance francés le
llevó hasta Cádiz donde cumplía su unidad funciones de defensa de la Junta
Suprema Central

Así pues, desde 1810 permaneció en el Cádiz sitiado por los franceses, donde se
estaban desarrollando las Cortes constituyentes –redacción de la primera
constitución española–, lo que marcó su decidida defensa del liberalismo y el
patriotismo; allí realizó sus primeros estudios militares y entró en la recién
constituida Academia Militar de la Isla de León (San Fernando / Cádiz), en la que
alcanzó el grado de subteniente en enero de 1812.

Mientras la guerra tocaba a su fin, estuvo destinado en el Regimiento de Infantería


de Soria, y con dicha unidad se desplazó a Cataluña combatiendo en Amposta,
Tortosa y Cherta, hasta regresar con su regimiento a Madrid.

Retrato de Baldomero Espartero


por Antonio María Esquivel (1841)
3
Madre de Espartero, [en línea] http://bit.ly/1ZKB4bX [Consulta: 24 de enero de 2016].

2
La aventura americana4

Terminada la guerra de Independencia española, y deseoso de proseguir su carrera


militar y defender el dominio español en las colonias americanas, que se veía muy
comprometido tras la guerra, Espartero se alistó, en septiembre de 1814 (al tiempo
que era ascendido a teniente, al ser nombrado el 2 de ese mes por Real Despacho),
en el Regimiento Extremadura, embarcando en la fragata Carlota desde Cádiz hacia
América, el 1 de febrero de 1815, arribando a las costas de Colombia tras dos
meses de travesía, para reprimir la rebelión independentista (insurrección) de las
colonias5 americanas y, en concreto, la del Perú, cuyo germen estaba en los criollos,
no en los indígenas, paradójicamente, aliados de los españoles. Su elección fue
sentimental, pues como liberal estaba decepcionado tras el regreso de Fernando VII,
que derogó lo actuado por las Cortes y restableció el Absolutismo, por lo que
América era una buena opción para cambiar de aires e iniciar una nueva etapa en su
vida.

La corte de Fernando VII había conseguido desplazar a ultramar a seis regimientos


de infantería y dos de caballería, a las órdenes del general Miguel Tacón y Rosique,
quedando Espartero integrado en una de las divisiones formadas con el Regimiento
Extremadura, que embarcaron con el general Pablo Morillo, y que se dirigió hacia el
Perú desde Panamá. Llegaron al puerto de El Callao el 14 de septiembre de 1815 y
se presentaron en Lima, con la orden de sustituir a José Fernando de Abascal
(Marqués de la Concordia), como virrey del Perú y que había ocupado ese cargo
durante diez años, por el victorioso general Joaquín (González) de la Pezuela6
(Griñán y Sánchez de Aragón Muñoz de Velasco), que llegaría a ser capitán general
del Ejército Realista del Alto Perú (1813–1816) y el trigésimo noveno virrey del Perú
(desde el 7 de julio de 1816 hasta el 29 de enero de 1821).

Pezuela había sido enviado al Alto Perú para contener a los rebeldes
bonaerenses que, victoriosos en La Plata, querían extender sus éxitos por los
altos páramos del sur del Perú, quién, al mando de las tropas coloniales
peruanas, obtuvo sendas victorias sobre Belgrano en Vilcapuquio y Ayohuma,
y la más importante en las punas de Sipe Sipe, en Viluma, sobre las fuerzas
argentinas de Rondeau. La recomendación de Abascal, por esta meritoria
conducta, hizo que se elevase al brigadier al rango nobiliario de Marqués de
Viluma, como jefe del Ejército del Alto Perú. Pero los jóvenes brigadieres
españoles llegados al Perú, sobre los que ejercía predominio don José de La
Serna e Hinojosa, veían en el virrey un militar anticuado en sus
procedimientos y por demás tolerante con los criollos, política que había
heredado del sagaz Abascal, gracias a lo cual se le había conferido el
apropiado título de Marqués de la Concordia. Ellos mismos eran de esa nueva
casta, que como Espartero habían sido testigos de las bondades del
liberalismo constitucional votado en Cádiz y por lo tanto les resultaba el virrey
un conservador a ultranza, por lo que el 29 de enero de 1821, un motín de los

4
Baldomero Espartero, [en línea] http://enciclopedia.us.es/index.php/Baldomero_Espartero [Consulta: 13 de
enero de 2016].
5
En realidad, América no fue una colonia española. En ese continente los españoles fundaron reinos
(virreinatos), como los de la Nueva España o el de Perú, entre otros.
6
Estudió en el Colegio de Artillería de Segovia y combatió en el sitio de Gibraltar y años más tarde contra
Francia en Guipúzcoa y Navarra. En 1805 fue trasladado a América del Sur, donde llegó a ser virrey del Perú.

3
jefes del Ejército, acampados en Aznapuquio, una hacienda cercana a Lima,
llevó a la destitución y el confinamiento del virrey, su familia y sus leales).

En el momento de la llegada de Espartero a América, la situación de los territorios


españoles en ultramar era muy delicada. Pues Simón Bolívar estaba avanzando
desde Caracas y José de San Martín desde Buenos Aires. La “operación tenaza”
confluía en Perú. Los mayores problemas se concentraban en la penetración de
fuerzas hostiles desde Chile y Río de la Plata al mando del general José de San
Martín, aunque también desde Ecuador –tomado por los insurgentes– donde un
batallón de 8.000 soldados estaba dispuesto para invadir el norte del Perú. Para
obstaculizar los movimientos, se decidió fortificar Arequipa7, Potosí y Charcas (actual
Sucre, capital constitucional de Bolivia), trabajo para el cual la única persona con
conocimientos técnicos de todo el Ejército del Alto Perú era Espartero, por tener dos
años de formación en la escuela de ingenieros. El éxito de la empresa le valió el
ascenso a capitán el 9 de septiembre de 1816 y, aún antes de cumplir un año (el 1
de agosto de 1817), el de segundo comandante.

Tras el pronunciamiento del coronel Rafael del Riego8 y la jura de la Constitución


gaditana de 1812 por el rey, el 7 de marzo de 18209, las tropas peninsulares en
América se dividieron definitivamente entre realistas y constitucionalistas.

El vacío de poder provocado por la Guerra de la Independencia española encendió


la mecha de la emancipación americana. Sin embargo, las causas que explican este
deseo de independencia de las colonias americanas eran mucho más complejas:

• El descontento de la burguesía criolla: Los criollos serán los que lideren el proceso de
independencia. Este grupo tenía motivos para su descontento con la metrópoli, tanto
políticos (pues estaban excluidos de los altos cargos de la administración) como
económicos, ya que las limitaciones al libre comercio les perjudicaban.

• La difusión de las ideas ilustradas en América: Aunque llegaban sólo a una pequeña y
elitista parte de la población, propagaron un espíritu crítico que impulsó el afán
independentista de la élite americana.

• El ejemplo de la independencia de los Estados Unidos de América: Cuando las colonias


británicas de norteamericana logran la independencia en 1776 están abriendo el camino
para que en el resto del continente ocurra lo mismo.

El proceso de independencia será largo y complejo: comenzará alrededor de 1810 y,


tras varias fases, terminará en 1824. Estará protagonizado por dos grandes figuras:
Simón Bolívar y José de San Martín.

En el año 1820 España entró en una crisis política por el control impuesto al rey
Fernando VII, y la restauración de la Constitución Liberal, apoyada por el general
7
El abrupto Cañón de la Colca fue uno de los emplazamientos usados por Espartero en Arequipa para consolidar
las posiciones de las tropas realistas.
8
El 1 de enero de 1820 el coronel Rafael del Riego, jefe de las fuerzas que debían sofocar las sublevaciones
americanas y constitucionalista convencido, se levantó en Cabezas de San Juan en un pronunciamiento contra
Fernando VII y recorrió Andalucía proclamando la Constitución de 1812.
9
Tras algunos enfrentamientos entre las tropas de Riego y el sector del ejército que se mantenía del lado de
Fernando VII, el monarca comprobó la escasez de aliados, y se comprometió a jurar la Constitución el 7 de
marzo de 1820. Fernando VII seguía siendo el rey de España, pero ya no como un monarca absolutista; sino
sometido a una Constitución que le dejaba un escaso margen de maniobra.

4
Rafael de Riego, quien sublevó la expedición de 20.000 soldados destinados al Río
de la Plata para auxiliar a los realistas de América. Tras este suceso, se acabó para
siempre con las expediciones de refuerzos de España, que desde entonces no se
volvieron a mandar a ningún lugar de América, y motivó que los dos grandes
virreinatos10, el del Perú y el de Nueva España que, hasta el momento habían
contenido el avance de la revolución hispanoamericana, tomasen caminos opuestos.

José de San Martín aprovechó estas circunstancias de división interna para


continuar su acoso y avance, ante lo cual un numeroso grupo de oficiales, tal como
se ha comentado, destituyó a Pezuela como virrey el 29 de enero de 1821,
nombrando en su lugar al general José de la Serna e Hinojosa. Se desconoce con
exactitud el papel que en este movimiento jugó Espartero, aunque su unidad en
conjunto fue leal al nuevo virrey. Sea como fuere, el que sería más tarde Duque de
la Victoria y Príncipe de Vergara, se empleó a fondo en el sur del Perú y el este de
Bolivia en una manera de combate singular (guerrilla) caracterizado por escasas
tropas y acciones rápidas, donde el conocimiento del terreno y la capacidad de
aprovechar al máximo los recursos disponibles eran determinantes. Este modo de
operar será el que más tarde desarrolle también en la guerra Carlista en España.

Los ascensos de Espartero por acciones de guerra fueron constantes y así, en 1823
ya era coronel de Infantería a cargo del Batallón del Centro del ejército del Alto Perú.
Cuando el general insurrecto Alvarado trató de penetrar con fuerzas muy superiores
por las fortificaciones de Arequipa y Potosí, de las que Espartero se sentía
especialmente orgulloso, el general Jerónimo Valdés no dudó en encargar a éste la
defensa de la posición de Torata, con apenas cuatrocientos hombres, con el fin de
hostigar desde ella al enemigo, al tiempo que Valdés organizaba una encerrona. Al
llegar los sublevados, Espartero mantuvo durante dos horas la posición causando
importantes bajas y replegándose, de manera ordenada, a órdenes de Valdés,
mientras éste salía al encuentro del enemigo sin permitirle avanzar y, en un error del
general Alvarado al desplegar una línea de frente excesiva, Valdés lanzó un ataque
desde el que desbarató los intentos de penetración. Tras la llegada de José de
Canterac, el enemigo fue puesto en fuga, siendo el Batallón de Espartero uno de los
que persiguió a las fuerzas que huían por Moquehua y destacó por destruir por
completo la llamada Legión Peruana11. El general Valdés consignó en sus
calificaciones sobre Espartero: “Tiene mucho valor, talento, aplicación y conocida
adhesión al Rey nuestro señor: es muy a propósito para el mando de un Cuerpo y
más aún para servir en clase de oficial de Estado Mayor por sus conocimientos. Éste
será algún día un buen general…”.

Espartero, además de una gran valentía, tenía una gran sangre fría y capacidad de
engaño al enemigo, infiltrándose entre los sublevados para más tarde arrestarlos y,
en juicio sumarísimo, condenarlos a muerte y ejecutarlos. Este modo de proceder
sería una constante en su carrera militar.

El 5 de octubre de 1823, el victorioso comandante fue ascendido a brigadier de


infantería, otorgándosele el mando del Estado Mayor del Ejército del Alto Perú. Tras

10
El virreinato constituyó la máxima expresión territorial y político-administrativa que existió en la América
española y estuvo destinado a garantizar el dominio y la autoridad de la monarquía peninsular.
11
El 18 de agosto de 1821 se había creado la “Legión Peruana de la Guardia” bajo el mando del Marqués de
Torre Tagle

5
finalizar labores de control de los restos de insurgentes, el Virrey José de La Serna e
Hinojosa, Conde de los Andes, lo envió a la conferencia de Salta como
representante plenipotenciario suyo para la firma de un armisticio que permitiese la
extensión de los acuerdos con los insurrectos de Buenos Aires al Perú, así que
Espartero se reunió allí con el general José Santos de la Hera, que actuaba en
nombre de los comisarios regios, y le comunicó que el acuerdo no era posible pues
las fuerzas enemigas carecían de toda capacidad operativa y no se sentía el Virrey
obligado a otorgar más que la generosidad con la que habían sido tratados. La
actitud hostil de La Serna y el propio Espartero hacia los delegados en nombre del
rey Fernando se ha interpretado como una afrenta a la Corona para algunos, o como
una medida de contención de las aspiraciones independentistas para otros.

El fin del Trienio Liberal (1820 a 1823)12 y el retorno al absolutismo volvieron a dividir
al ejército expedicionario. La Serna envió a Espartero a Madrid con el encargo de
dar cuenta sobre el estado de aquellos países y recibir instrucciones precisas de la
Corona, partiendo para la capital desde el puerto de Quilca (Perú) el 5 de junio de
1824 en un barco inglés. Llegó a Cádiz el 28 de septiembre y se presentó en Madrid
el 12 de octubre y, aunque obtuvo para el Virrey la confianza de la Corona y el
crédito suficiente para que La Serna quedase confirmado en el gobierno del Perú, no
le fue posible garantizar los refuerzos pedidos. Embarcó en Burdeos, camino de
América, el 9 de diciembre de ese mismo año, coincidiendo con la pérdida del
Virreinato del Perú. Arribó a Quilca el 5 de mayo de 1825 sin haber tenido noticias
del desastre de Ayacucho13, y fue hecho prisionero por vestir uniforme español y
portar armas, hecho proscrito en las Capitulaciones firmadas por José de Canterac
en Ayacucho, que prescribían la pena de pasar por las armas al infractor
sorprendido en tal estado. Así pues, se le condujo escoltado como prisionero a la
ciudad de Arequipa, lugar de las preferencias sentimentales de tan importante reo,
pero donde también se encontraba presente el general Simón Bolívar, que dispuso
su fusilamiento, pero gracias a la mediación entre otras personas, del liberal
extremeño Antonio González y González que sufría exilio en Arequipa, fue liberado a
los tres meses tras sufrir dura prisión. Tras ser liberado, y desterrado a perpetuidad,
regresó a España con un numeroso grupo de leales compañeros, llegando al puerto
de Burdeos, en la fragata Telégrafo, en noviembre de 1825, donde permaneció
hasta marzo de 1826, que fue cuando se trasladó a España.

12
Durante este periodo liberal se ponen en práctica todas las leyes elaboradas en las Cortes de Cádiz de 1812,
viviéndose un clima de libertad política como hasta entonces nunca se había conocido. Sin embargo, la división
de los liberales, la oposición de Fernando VII al régimen liberal y el escaso apoyo del pueblo llano provocan la
caída del régimen liberal sólo tres años después, en 1823.
13
La batalla de Ayacucho fue el último gran enfrentamiento dentro de las campañas terrestres de las guerras de
independencia hispanoamericanas (1809-1826) y significó el final definitivo del dominio colonial español en
América del sur. La batalla se desarrolló en la Pampa de Quinua o Ayacucho, el 9 de diciembre de 1824. La
victoria de los independentistas supuso la desaparición del contingente militar realista más importante que seguía
en pie, sellando la independencia del Perú con una capitulación militar que puso fin al Virreinato del Perú.

6
La batalla de Ayacucho, una obra de Martín Tovar y Tovar

Al poco tiempo de su regreso a España contrajo matrimonio, el 13 de septiembre del


año 1827, en la Iglesia de La Redonda de Logroño, con María Jacinta Guadalupe
Martínez de Sicilia y Santa Cruz, una rica heredera de Logroño, gracias a lo cual se
convirtió en un hacendado14.

A pesar de que sus superiores presentaron informes favorables a él, cuando regresó
a la península tuvo que desempeñar funciones burocráticas y destinos menores, lo
que lo irritaba. Aprovechó para ordenar su nueva hacienda constituida por la fortuna
heredada de su esposa y que consistía en un mayorazgo y diversos bienes
vinculados donde se encontraban importantes fincas rústicas y urbanas y cerca de
un millón y medio de reales procedentes también de los beneficios en las
inversiones que los tutores de su esposa habían realizado durante la minoría de
edad de esta.

En el año 1828 se le nombró comandante de armas, así como presidente de la Junta


de Agravios de Logroño y después se le destinó al Regimiento Soria, destacado en
Barcelona primero y Palma de Mallorca más tarde.
Al morir el rey Fernando VII, se decantó por el apoyo a la causa de Isabel II y de la
regente María Cristina de Borbón frente al hermano del difunto rey, Carlos María
Isidro, en virtud de sus convicciones constitucionales. Nombrado Comandante
General de Vizcaya en 1834, bajo las órdenes de un antiguo jefe suyo, el general
Jerónimo Valdés, participó así en el frente norte durante la Primera Guerra
Carlista15, desempeñando un destacado papel, no sin antes haber puesto en fuga
distintas partidas carlistas.

Luchó contra la reacción absolutista en la Primera Guerra Carlista (1833–1840), en


la que desempeñó un papel destacado: sus éxitos militares le llevaron de ascenso
en ascenso hasta obtener el mando del ejército del Norte a raíz del motín de los
sargentos de La Granja (1835). Rompió el cerco carlista de Bilbao venciendo en la
batalla de Luchana (1836); por lo que la reina le recompensó con el título de conde
de Luchana. Considerado extremadamente duro en el trato, valoraba la lealtad de
sus compañeros de armas, tanto como la eficacia. Combatió en primera línea, fue

14
Hacienda del General Espartero, 1879 [en línea] http://www.bermemar.com/ESPARTERO/1879finc.htm
[Consulta: 19 de enero de 2016].
15
Ante la ausencia de herederos varones y la posibilidad de que el trono recaiga en su hermano, Fernando VII
publica la Pragmática Sanción para permitir que reine su hija Isabel, pero los partidarios del infante don Carlos,
los carlistas, no acatarán esta decisión y a la muerte de Fernando VII se iniciará una guerra civil.

7
herido en ocho ocasiones; su carácter altivo y exigente le hizo cometer algunos
excesos en la aplicación de la disciplina militar.

El "Abrazo de Vergara", entre Maroto y Espartero ante sus tropas

En 1837 organizó la defensa de Madrid frente a la expedición de don Carlos, y


presidió un fugaz gabinete gubernamental. El 1 de mayo de 1838 había sido
nombrado Capitán General. Fomentó las divisiones entre los mandos carlistas, atrajo
al general Rafael Maroto hacia conversaciones de paz que terminaron en el
Convenio de Vergara (31 de julio de 1839), que puso fin a la Primera Guerra Carlista
y que sellaron ambos con el “Abrazo de Vergara”. Gracias a este logro, le fue
otorgado el título de duque de la Victoria. Pacificó después el Maestrazgo,
derrotando a Ramón Cabrera y Griño (1840), general carlista y I conde de Morella.

Se introdujo en la política como diputado por Logroño; fue nombrado presidente del
Consejo de Ministros en 1840 y cuando la reina regente María Cristina, después del
motín de la Granja y el alzamiento de otras grandes ciudades en su contra se exilió a
Francia, se convirtió en regente de la corona de España durante la minoría de edad
de Isabel II (desde el 9 de mayo de 1841 hasta el 31 de julio de 1843).

Espartero, convertido en un ídolo nacional y colmado de honores, dio paso a sus


ambiciones políticas y puso su prestigio al servicio de sus ideales políticos liberales y
progresistas. Se enfrentó al conservadurismo de María Cristina haciendo que ésta le
nombrara presidente del Consejo de Ministros en 1840-1841; pero, ante la
resistencia de la regente al programa liberal avanzado que defendía, exigió a ésta
que abdicara e hizo que las Cortes le nombraran regente a él mismo (1841–1843).

Estatua ecuestre de Espartero (El Retiro/Madrid)

8
Partiendo de un origen modestísimo protagonizó una fuerte ascensión social que le
había llevado a ser conde, duque, Grande de España (GdE) y, finalmente, regente.
El "espadón16" progresista se enemistó con muchos de sus partidarios, a causa de
su modo de gobernar autoritario, personalista y militarista; en enero 1843, tras el
bombardeo de Barcelona un mes antes, se vio obligado a disolver unas Cortes que
se le habían vuelto hostiles.

Tras el pronunciamiento conjunto de militares moderados y progresistas


(encabezados por Narváez y Serrano) se le arrebató el poder en 1843; pronto se
declararía mayor de edad a Isabel II y comenzaría una década de predominio
conservador. Espartero se exilió en Inglaterra en julio, de donde regresó en 1849
para vivir retirado en Logroño.

Retrato de Baldomero Espartero,


por José Mª Casado del Alisal (1854)

Ante el deterioro político vivido al final de la década moderada (1844-1854), el


autoritarismo de la reina y la hegemonía política de la minoría ultraconservadora, se
produjo una nueva revolución en 1854, que llevó a Espartero a la presidencia del
Gobierno; durante el siguiente «bienio progresista» (1854–1856) avaló el reformismo
de los liberales avanzados, pero no pudo evitar que se reprodujeran las mismas
disensiones acerca de su liderazgo. La ruptura entre Espartero y O´Donnell en 1856
propició la vuelta de Narváez y de la constitución conservadora de 1845.

Armas Grandes de Espartero


16
Tres fueron los “espadones” al servicio de Maria Cristina e Isabel II, Espartero, Narváez y O´Donnell.

9
Nuevamente fue expulsado del poder por un pronunciamiento encabezado por su
antiguo aliado, el general O'Donnell, tras el cual vino un nuevo periodo de
ostracismo político de los progresistas, que Espartero contempló pasivamente desde
su retiro de Logroño. Allí recibió, tras la revolución que destronó a Isabel II en 1868,
conocida como “La Gloriosa”, la oferta del general y Presidente del Consejo de
Ministros don Juan Prim de hacerle elegir por las Cortes rey constitucional de
España, oferta y honor que rechazó por razones de edad y poca salud.

Con motivo de la revuelta del pueblo contra Isabel II, una comisión de notables se
acercó a su retiro para rogarle aceptase el trono de España habida cuenta del gran
vacío que había con el destronamiento de la reina, y de esta forma poner fin a los
problemas de sucesión, ya que peligraba la corona. Espartero rechazó la tentadora
oferta de ser rey de España, en parte por su avanzada edad y también a
consideraciones políticas. Realmente, se le invitaba a ser candidato, más que a ser
rey, con la prevención de que no se sublevase si no era elegido; tal era el temor que
el viejo capitán general todavía producía en las filas de algunos mandos del Ejército.

Tras ser entronizado el príncipe italiano Amadeo de Saboya como rey de España,
con el nombre de Amadeo I, que fue también primer Duque de Aosta, segundo hijo
del Rey de Italia D. Víctor Manuel II, quedó temporalmente resuelto el problema
sucesorio y el nuevo monarca concedió a Espartero el título de Príncipe de Vergara,
el 2 de enero de 1872, con tratamiento de Alteza Real, un caso sin precedentes en
los anales de la monarquía española. La Carta de Creación de dicho Título fue
publicada como Real Decreto de 2 de enero de 1872, publicado en la «Gaceta de
Madrid».

A lo largo de su vida obtuvo cinco títulos nobiliarios, entre ellos el de "Príncipe",


reservado sólo al Príncipe de Asturias, y más de veinte condecoraciones. Según
relató el mismo: "Por mis apellidos podía parecer noble o hidalgo, pero nada más
lejos de la realidad. Mi padre era carretero de oficio y lo ejercía en su pequeño taller
de Granátula, mi madre bastante tenía con sacar adelante a nueve hijos, hasta el
momento, ya que yo era el último".

Así, don Joaquín Baldomero Fernández Espartero Álvarez de Toro, Conde de


Luchana, Duque de la Victoria, Duque de Morella, Vizconde de Banderas, Caballero
de la Orden del Toisón de Oro y Príncipe de Vergara, entre otras muchas
distinciones, alcanzó la edad de 85 años y falleció en Logroño, el 8 de enero de
1879, en poder de una considerable fortuna pero sin sucesor directo pues no había
dejado descendencia, por lo que ésta se la dejó a su sobrina Eladia Espartero
Fernández y Blanco, por quien sentía gran predilección y que le cuidó en sus últimos
años. Al resto de sobrinos y al personal de su casa les dio mandas y legados, y a su
antiguo ayudante, el Marqués de Murrieta, le otorgó la espada con la que Bilbao le
obsequió. Su testamento había sido otorgado el 15 de junio de 1878, apenas seis
meses antes de fallecer y poco después de la muerte de su esposa.

Como anécdota, contar que el General Espartero era un apasionado coleccionista


de relojes y, tanto en su casa de Madrid como en la de Logroño, tenía centenares de
relojes raros y valiosos, tanto de bolsillo como de pared y, a todos, los mantenía
funcionando. También, le gustaba coleccionar cajas de música.

10
Conclusión

La pacificación de España después de la guerra de la Independencia supuso para


Espartero la marcha a América en la expedición a Ultramar dirigida por el General
Pablo Morillo. En América permanecerá durante una década, hasta el 1 de agosto
de 1825.

Los jefes militares de Espartero en las colonias fueron Pablo Morillo, Joaquín de la
Pezuela, más tarde I Marqués de Viluma (octubre 1815) y José de la Serna (29
enero de 1821). Con Pezuela como Virrey, estuvo en la región del Alto Perú, en la
provincia de Charcas, desde el mes de mayo de 1815, en donde permanecerá
prácticamente durante toda su estancia en América. Bajo su mando participó en la
pacificación de esta provincia y logró importantes ascensos en su carrera militar. La
crisis de 1820 en la Península llevó a La Serna al Virreinato y a Espartero, con sólo
30 años, hasta el Grado de Brigadier, el 5 de octubre de 1823.

La derrota del ejército realista, el día 9 de diciembre de 1824 en Ayacucho17,


sorprendió a Espartero en España, ya que el día 5 de junio 1824 había partido de
América para explicar en la Corte los problemas internos del ejército en el Perú.
Pero el periplo americano de Espartero se prolongará hasta mediados de 1825, ya
que, cumplida su misión, sale para el Perú a finales de diciembre, y cuando llega, el
4 de mayo de 1825, es hecho prisionero y encarcelado durante tres meses en la
ciudad de Arequipa. El 1 de agosto se embarcó camino de la repatriación definitiva
llegando a finales de noviembre al puerto francés de Burdeos, y de ahí a España
algo más de tres meses alegando quebranto de salud y falta de fondos económicos.

Después de la derrota en Ayacucho, el imperio colonial español quedó reducido a


Cuba y Puerto Rico, en el mar Caribe, y a Filipinas, en el sudeste asiático. España,
la gran potencia imperial en los siglos XVI y XVII, certificaba la decadencia que venía
arrastrando desde hacía más de un siglo. En el terreno económico, aunque en las
últimas décadas el volumen de productos llegados de América era cada vez menor,
la pérdida de las colonias fue la puntilla para una economía ya en bancarrota.

Bibliografía

FLOREZ, José Segundo. Espartero. Historia de su vida militar y política y de los


grandes sucesos contemporáneos (4 volúmenes). Ayguals de Izco, 1843-1845.

LEONARD Y LAMUÑO DE CUETOS Alfredo José. “El capitán general d. Joaquín


Baldomero Fernández-Espartero: títulos y distinciones”. Asociación Riojana de
Genealogía y Heráldica, Boletín N° 8. La Rioja, 2015, pp. 163–182.

MARES, José María (Editor). Historia del general Don Baldomero Espartero, duque
de la Victoria y de Morella. Madrid, 1851.

NARCISO, Ramirez. Hoja de servicios del Excmo. Sr. Capitán General D. Baldomero
Espartero. Barcelona, 1861.

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El general Antonio José de Sucre derrotó al último ejército colonial español en 1824 en la batalla de Ayacucho
(La independencia del Perú había sido ya declarada en Lima, el 28 de julio de 1821, por José de San Martín).

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