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Resident Evil The Umbrella Chronicles “2”,


conocida como SIDE B es una traducción elaborada
por fans procedente de la versión alemana del
libro. El crédito de este trabajo va para la página
web y fansite español de la saga Resident Evil
Center, página en la que podrás encontrar éste y
muchos más trabajos de calidad.

Michael Chandler Arenas


Webmaster de Resident Evil Center
www.residentevilcenter.net

2
YA PUBLICADOS

RESIDENT EVIL VOLUMEN 7: HORA CERO


SD Perry – ISBN 978-84-480-3421-4

RESIDENT EVIL VOLUMEN 8: ROSA BLANCA


Tadshi Aizawa – ISBN 978-3-8332-1348-9

RESIDENT EVIL VOLUMEN 9: LIBERTAD FATAL


Suiren Kimura – ISBN 978-3-8332-1349-6

RESIDENT EVIL VOLUMEN 10: THE UMBRELLA


CHRONICLES, SIDE A
Osamu Makino – ISBN 978-3-8332-1785-2

RESIDENT EVIL: GENESIS (Novela sobre la película)


Keith R.A. DeCandido – ISBN 978-3-8332-1130-0

RESIDENT EVIL: APOCALIPSIS (Novela sobre la


película)
Keith R.A. DeCandido – ISBN 978-3-8332-1127-0

RESIDENT EVIL: EXTINCIÓN (Novela sobre la


película)
Keith R.A. DeCandido – ISBN 978-3-8332-1649-7

3
PARTE 2

Osamu MAKINO

Traducido de los alemanes

Michael Chandler Arenas


Roy776 (Reon Sukotto Kenedi)
Cristian Melis (josue007)
Nadja Wagner (Zoe)
Biggi (Marukka)

4
Información sobre la bibliografía de la Biblioteca Nacional de
Alemania

La Biblioteca Nacional Alemana lista esta publicación en la


bibliografía nacional alemana; los datos se detallan disponibles
en Internet desde http://dnb.d-nb.de

Este libro ha sido hecho con papel libre de cloro,


Producido en papel ecológico.
Una nueva ortográfica.

RESIDENT EVIL: UMBRELLA CHRONICLES 2 por Osamu


MAKINO
2010 Panini Verlags GmbH, RotebühlstraBe 87, 70178 Stuttgart.
Todos los derechos reservados.

Traducido de los japoneses por Varios traductores.

Montaje: Andreas Kasprzak, espacio Uwe Deinzer


Editores: Mathias Ulinski, Holger Wiest
Redactor jefe: Jo Loeffler
Diseño de portada: Ficha individual, Stuttgart
Frase: Greiner y Reinchel, Colonia
Presión: Nørhaven A / S, Viborg, Dinamarca

Edición original japonesa:


“Biohazard: Umbrella Chronicles, Parte 2“ por Osamu Makino.
Osamu MAKINO / CAPCOM CO., LTD. 2010
TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS.
Originalmente publicado en Japón en 2010 por Kadokawa Shoten
Publishing
Co., Ltd.., Tokio, Japón.
Derechos de traducción para Alemania acordado con Kadokawa
Shoten,
A través de Tohan Corporation, Tokio.

Artista CG / Satoshi UEDA

ISBN 978-3-8332-1785-2
1. Edición, marzo de 2010

www.paninicomics.de/videogame
5
Y habiendo dicho esto,
clamó a gran voz:
¡Lázaro, ven fuera!
Y el que había muerto salió,
los pies y las manos atados con vendas,
y el rostro envuelto en un sudario.

Juan 11,43

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FIGURAS PRINCIPALES

Capitán Albert Wesker: Comandante de S.T.A.R.S.,


unidad de fuerzas especiales de la policía de Raccoon City
(RCPD), participó en todos los proyectos de virus.

Jill Valentine: Miembro del equipo Alpha de


S.T.A.R.S.; ella es una gran ventaja para el equipo debido a
su conocimiento sobre el desarme de explosivos y sus
habilidades de combate.

Chris Redfield: Miembro del equipo Alpha de


S.T.A.R.S.; ex piloto de la Fuerza Aérea, y el mejor tirador
del equipo.

Leon S. Kennedy: Nuevo miembro de la policía de


Raccoon City. Un joven oficial de policía que se destaca con
acciones valientes y un excelente poder de observación.

Ada Wong: Su nombre y su pasado están rodeados de


secretos; ella está siendo utilizada como espía por Albert
Wesker.

Sergei Vladimir: Ex coronel de las fuerzas soviéticas.


Tras la caída de la Unión Soviética, fue contratado por
Umbrella donde pronto alcanzó el grado de Coronel.

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LA DESTRUCCIÓN DE
RACCOON CITY
28.09.1998

Cuando no haya espacio en el infierno, los muertos


caminarán por la tierra. De la película, “El amanecer de los
muertos”

“Oye cariño, quisiera un vaso de leche”, dijo Dolores


con una voz suave. “Y también algunas tostadas por favor”.

“No te pongas demasiado exigente.” contestó Jason,


mientras Dolores lo abrazaba cariñosamente.

“No creo que esto sea mucho pedir.” respondió ella.


Sus manos recorrieron el cuerpo de Jason, acariciándolo.
Ambos estaban desnudos en la cama. “¿Verdad?“

Las yemas de los dedos de Dolores alcanzaron el lugar


exacto en el que Jason más deseaba ser tocado.

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“Antes de que hagamos esto…” la voz de Dolores
ahora sonaba entusiasmada. Tapó la boca del joven con sus
labios y luego completó la frase, “…quiero mi desayuno”.

Jason chasqueó la lengua y se levantó de la cama.

Sus padres estaban de viaje. Hasta mañana por la tarde


la casa sería toda para él, así que no tardó en hacérselo saber
a Dolores. No solían tener una oportunidad como esa, por lo
que ella no lo pensó mucho, y ambos tuvieron una noche
sumamente placentera.

Pero…, pensó Jason mientras ponía las tostadas en la


tostadora, ¿Realmente me ama? La amo con todo el
corazón, pero… ¿por qué la porrista más bella y más
deseada de la escuela escogería a un perdedor como yo?

Jason era inseguro. Simplemente no podía creérselo.


Tal vez ella sólo estaba jugando con él y quería utilizarlo a
su antojo. Uno de sus principales problemas era no poder
callar sus dudas, y peor aún, empezaba a odiarse por ello.
Fue entonces que recordó la última noche y llegó a la
conclusión de que en su lugar debería disfrutar de lo que
tenía aquí y ahora. Pero aún así....

“¡Date prisa!”

“Sí”, respondió Jason, sonando tan feliz como pudo, y


vertió la leche en una taza. De repente algo se oyó desde el
jardín, el sonido de un rasguño.

“¡Oh, genial!” se dijo.

Había dejado afuera a Valentine, la gata de la casa.


Normalmente la mascota no mostraba ningún interés en él,
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pero cuando este llevaba una chica a casa, podía volverse
completamente furiosa. Incluso con Helen, su prima. Las
mujeres y las gatas nunca se llevan bien, pensó Jason.

Abrió la puerta que llevaba de la cocina al jardín, y no


encontró a la gata ni a nadie.

“¿Jason? ¿Qué demonios ocurre?”

Era imposible que se demorase tanto tiempo. Dolores


estaba enojada. Después de todo, solo aceptaba su relación
con él por su leal devoción y su casi obediencia canina que
la halagaba. Pero ahora bajo estas circunstancias no podía
aceptar ningún malentendido.

“¡Basta, Jason!”

No hubo respuestas.

Que empiece a rogar porque no lo mate, pensó. Luego


se cubrió con una toalla y se puso de pie.

“¿Puedo tomar mi desayuno?”

Su tono de voz ya no era burlón, sino que dejaba en


claro su enojo. Pero fue en vano. La criatura que de repente
se le apareció enfrente no parecía hablar el mismo idioma.
Sólo tenía un objetivo: satisfacer su hambre insaciable.

Y lo logró gracias a Dolores.

Pero comparado con el resto de los sucesos caóticos


que tuvieron lugar en Raccoon City ese día, este fue sólo un
incidente insignificante.

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Leon S. Kennedy tuvo lo que se da en llamar un día
realmente malo. Y justo cuando Raccoon City se convertía
en el infierno sobre la tierra, comenzaba su primer día en el
Departamento de Policía de Raccoon City.

La víspera prometía cosas malas, y sumado al continuo


estrés, no había podido dormir hasta el amanecer. Y para
peor, el despertador tenía que romperse, así que se quedó
dormido, ¡Algo no tan fuera de lo común! La peor pesadilla
estaba frente a su puerta: una ciudad repleta de zombies.
Raccoon City estaba poblada por un ejército de muertos
vivientes. Así que tuvo que abrirse camino a través de las
hordas de monstruos hasta llegar a la estación de policía.

En su camino se encontró con una joven mujer


llamada Claire, quien estaba buscando a su hermano
perdido. Su nombre era Chris Redfield y era un policía de
elite del RCPD. Seguramente para ella también era un día
malo.

Leon le prometió que la ayudaría a buscarlo, pero


debido a que no pudieron ir más lejos juntos, tuvieron que
separarse. Cuando Leon llegó a la estación de policía, el
lugar ya se había convertido en un nido de zombies.
Atravesó toda la planta baja del edificio buscando a Claire.
Pero no la encontró, ni siquiera a un superviviente. Entonces
subió hasta la azotea del complejo.

Probablemente debió su vida a las armas que encontró


en el edificio. Al llegar a la terraza, tras una búsqueda sin
éxito, oyó un grito proveniente de la calle. El joven policía

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miró hacia abajo. Zombies y perros en el mismo estado
atacaban a un grupo de personas que corrían presas del
pánico. Tomó la M16 que llevaba en su espalda, la recargó y
apuntó. Estaba acostumbrado a disparar de pie y era un
excelente francotirador. Finalmente disparó, pero falló y la
bala perforó el asfalto de la calle. Apuntó con su escopeta y
luego volvió a intentarlo. Uno de los zombies fue arrojado
hacia atrás y luego se desplomó.

Y como derribados por una mano invisible, los


zombies cayeron uno tras otro. El joven policía no
desperdiciaba sus balas, sino que cada disparo acababa con
uno de ellos.

De pronto oyó un disparo a lo lejos, y casi en el mismo


momento sintió un dolor ardiente en la mejilla derecha.
Llevó una mano hacia el lugar y vio una mancha de sangre
en sus dedos. Alguien le había disparado. Rápidamente echó
un vistazo alrededor. Entonces oyó otro disparo. Las
tablillas del techo de concreto volaron por los aires. Intentó
encontrar la ubicación del atacante. Miró hacia arriba. Un
helicóptero sobrevolaba por encima de él, lo que le hizo
pensar que le habían disparado desde allí. Si fue así,
entonces desde la azotea era un blanco perfecto.

Corrió en dirección a la escalera y descendió. Sacó su


pistola de la funda y guardó la escopeta en su espalda. En el
interior del edificio, un arma de cañón largo sería
claramente una desventaja. Se dirigió directamente al primer
piso y corrió hacia afuera cruzando la entrada. Pero no había
ningún ser humano a la vista. Sólo cadáveres deambulando.

Se preguntó quien pudo haberle disparado desde el


helicóptero. Era difícil imaginar que los zombies anduvieran
sobre uno. Negó con la cabeza con incredulidad. ¡Eso sería
13
una exageración! Mientras jadeaba por algo de aire, fue
invadido por sus pensamientos. Pero cuanto más pensaba en
todo aquello, lo que le pareció más improbable fue que
llegaría a una conclusión. Finalmente, una vez que se
deshizo de ellos, se dirigió hacia la cubierta del
estacionamiento en el sótano. Aún no había buscado en esa
zona.

Con precaución y con su arma cargada, miró a su


alrededor. Afortunadamente parecía no haber ningún
zombie. Pero de repente se oyó un disparo, y una bala
golpeó la columna a su lado. Se dio la vuelta y se paró frente
a una hermosa mujer con un rostro exótico. Ella lo miró algo
temerosa.

Ese fue el primer encuentro entre Ada y Leon.

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Wesker 11
Wesker estaba sentado en una pequeña cabina
ligeramente parecida a la de un avión. Era una sala de
control móvil, un producto personalizado por la Corporación
Umbrella. El vehículo estaba estacionado en las afueras de
Raccoon City para poder seguir mejor los sucesos ocurridos
en la ciudad y, si fuera necesario, huir fácilmente de allí.

No menos de doce pantallas de diferentes tamaños


estaban instaladas en su interior. Wesker mantuvo un ojo en
cada una de ellas, mientras cambiaba las cámaras con una
velocidad asombrosa. Sus ojos tampoco se apartaron cuando
sus oídos se centraron en la radio que de repente se oyó en
su auricular.

“Los hombres del RCPD están todos muertos. Brian,


sin embargo, escapó de nosotros”

“Mátalo, no debe escapar. Si algo sobre su relación


con la empresa se filtra hacia el exterior, tendremos un
problema”

“No se preocupe. Ese tipo prácticamente ya se


suicidó. Quería quedarse en la estación de policía a toda
costa, no quería salir. Incluso si cambia de opinión ahora, ya
no tiene ninguna oportunidad de salir con vida. De hecho...”

La conversación fue interrumpida por el ruido de un


helicóptero en el fondo. Sin embargo, la audición
sobrehumana de Wesker le permitió identificar las voces de
las personas quienes estaban conversando allí afuera.

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Sin duda, una de las voces era ciertamente la de
Sergei. En la distancia se podía, en repetidas ocasiones, oír
algunos disparos.

“Miren eso, ¿El soldadito aquí quiere jugar al


Cowboy? ¡Malditos bienhechores! ¡Sólo de verlos siento
ganas de vomitar!”

Había una grieta metálica. Sergei tomó un arma, la


recargó y empujó el selector hacia arriba. Los sonidos le
revelaron a Wesker lo que Sergei estaba manipulando: un
rifle de asalto Kalashnikov.

Hubo un disparo. Y luego otro. Al parecer Sergei le


estaba disparando a alguien desde el helicóptero.

“¡Sergei! ¡Sergei!”

“¿Qué sucede?”

“¡Se acabó, Sergei! ¡No hay más tiempo para tus


juegos!”

“¡Lo siento, pero este juego lo voy a terminar!”

Wesker sonrió burlonamente. Sergei siempre tenía que


exagerarlo. Los tipos como él, que se enaltecían a si
mismos, estaban condenados. No importa cuan poderosos
sean ahora, perecerán algún día. Y ese día se acercaba
también para Sergei, estaba seguro de eso.

Se quedó escuchando mientras por momentos


cambiaba la frecuencia. Obviamente había una
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superposición que daba lugar a un gran desorden en las
ondas.

“¡Alto! ¡No te me acerques más! ¡Nooooo!”

“¡Por favor, contesten! ¡Necesito refuerzos de


inmediato!”

“...esta será nuestra última emisión. Ya no tendremos


más contacto con el mundo exterior por varios días....”

“…Equipo Alpha. Soy Hunk, solicito una respuesta.”

Wesker reanimó sus oídos. Conocía a ese hombre.


Hunk era miembro de una unidad conformada por agentes
especiales, y que junto con el U.B.C.S formaban el oscuro
poderío de la Corporación Umbrella.

“...en la frecuencia 777 queremos entretener a


nuestros oyentes con música agradable y...”

“¿Hunk? ¿Me oyes, Hunk? ¡Aquí Nighthawk! ¡Algo


parece estar mal con la radio!”

“¡El virus-G está a salvo! ¡Todos en el equipo Alpha


están muertos, salvo yo! Ahora me dirijo al lugar de
encuentro”.

“¿Otra vez eres el único? Eres realmente un ángel de


la muerte…”

“Esta será nuestra última emisión. Si alguien sigue


vivo allí afuera y escucha esto: ¡Procure salir de la ciudad
tan pronto como sea posible!”

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“El tránsito en la ciudad se ha convertido en un
completo caos, y hay grandes dudas con respecto al
bienestar de los habitantes.”

“¡Hunk! ¡Hunk!”

“Te oigo”.

“¿Qué sucedió con William?”

“Recibió un balazo mortal durante el enfrentamiento.


Pero poco antes de morir se inyectó el virus-G y revivió. Él
es la razón por la que la unidad fue completamente
aniquilada”

“Entiendo. ¿Y que hay del resto de las muestras del


virus-G?”

“Probablemente fueron esparcidas por el aire luego


del enfrentamiento. Pronto será necesario contraatacar”.

“Roger. Inmediatamente iniciaremos los


contraataques… ¡Tenéis que creernos! La ayuda está en
camino”.

“¡Estamos atrapados aquí! Lo único que podemos


hacer es respirar. ¡Este lugar también está plagado de
monstruos!”

“Con esa cantidad de heridos, ¡Están perdidos de


todos modos!”

“¿En qué se ha convertido esta ciudad? Raccoon City


está perdida. Esos monstruos son indestructibles. ¡Son
malditos inmortales!”
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“Hasta el momento estas son las últimas noticias que
nos llegaron. La Corporación Umbrella, que operaba en una
planta de productos farmacéuticos en Raccoon City, dijo lo
siguiente en relación con....”

“¡Se acabó, se acabó! ¡Todo terminó!”

“¡Necesito ayuda! ¡Repito! ¡Necesito ayuda urgente!


¡Sáquenme de aquí! ¡Estoy herido y ya no puedo
moverme!”

Hunk había cumplido su misión y escapado en


helicóptero.

Wesker se concentró en algo en particular, es decir, en


el llamado virus-G sobre el que supuso se había desarrollado
en los laboratorios subterráneos de Raccoon City. William,
quien una vez trabajó junto con él en los laboratorios de
Arklay, lo había creado.

Con la ayuda de Hunk, la Corporación Umbrella logró


obtener el virus-G de la ciudad en medio de todo ese caos.
Si fuese necesario, Wesker podría robarlo por la fuerza, pero
había algo mejor, una alternativa menos arriesgada a la cual
reservó todo su poder: la espía Ada Wong.

Pero al parecer, ella aún no había logrado conseguirlo.

En ese momento, la imagen en la pantalla cambió, y


un mensaje desde el exterior apareció. Un hombre pálido de
mediana edad se lo quedó mirando desde el otro lado de la
pantalla.

Sus ojos estaban húmedos, y su cuerpo temblaba como


un pequeño cachorro.
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“¿Qué significa esto?” preguntó.

Wesker no contestó. Se quedó mirando en silencio el


rostro del hombre.

“Hay cadáveres por todas partes. Merodean y se


comen a los humanos. ¡Tú seguramente lo sabías! ¡Sabías
que esta loca investigación daría lugar a algo así! ¿Verdad?
si lo sabías, ¿Por qué no lo evitaste?”

“¿Por qué debería?”

“Mi esposa y mis hijos...” El hombre ocultó su rostro


entre sus manos. Luego se oyó un fuerte lamento. Se
destapó la cara con un movimiento nervioso, y una vez más
miró la cámara con ojos muy enrojecidos.

“¿Entonces los sabías? ¿Lo sabías y no hiciste nada


para evitarlo?”

“¡Escucha!” dijo Wesker sin la más mínima emoción.


“En algún lugar cerca de ti hay una agente. Le darás tu
emisor. Entonces la cosa habrá terminado para ti, y podrás
salir de allí e irte a cualquier sitio que desees”

“¡Espera un segundo! ¿Puedes decirme cómo salir de


aquí? ¡Para un ser humano normal es casi imposible! ¡Y no
soy un maldito superhéroe! ¡Ey, escúchame!” gritó el
hombre y acercó su cara tan cerca a la cámara que parecía
que fuera a morderla.

Wesker apagó la pantalla como si apagase con ello el


mundo.

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3
Para terminar sus misiones con éxito, incluso bajo las
circunstancias más adversas y acabar con vida, Ada Wong
siempre demostraba su talento durante sus investigaciones
trabajando para las distintas organizaciones. Y estaba
orgullosa de eso. Su inquebrantable confianza en si misma
le susurraba un vez más que todo saldría bien esta vez.
Incluso ahora que la ciudad se había convertido en una
pesadilla y los muertos medio podridos hacían de las suyas.

La violencia y la muerte reinaban en las calles de la


ciudad, pero al igual que en Camboya del Khmer rojo como
durante la masacre de los hutu en Ruanda no habían sido
nada diferentes para ella en comparación a lo que estaba
sucediendo aquí. En todos los lugares conflictivos del
mundo, Ada hacía su trabajo, y siempre regresaba con vida.
La situación en Raccoon City después de todo no era nada
extraordinaria.

El mundo era una completa porquería. Había revivido


a los muertos, haciéndolos desear un festín con la carne de
los vivos. Pero nada de eso la había alterado.

Su misión la unía a Albert Wesker en esta ocasión. Sin


duda, los honorarios que le habían ofrecido eran muy
tentadores, pero más todavía, que había sido él en persona
quien le propuso la oferta.

Ada tenía experiencia con hombres deseosos de


convertirse en los reyes del mundo. Para ella, los hombres
así se dividían en dos clases: Los puramente tontos, y los
tontos capaces.

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Wesker, en cambio, tenía una voluntad
extraordinariamente fuerte y una energía equilibrada.
Especialmente su habilidad para elegir el camino correcto
para su propio progreso era lo que le simpatizaba. Además,
no había absolutamente ninguna duda de que Wesker no era
ningún tonto.

La mayoría de los hombres eran idiotas. Uno tenía que


preguntarse qué beneficio esperaban de la vida para
gobernar el mundo. Después de todo no significaban nada,
pero se habían convertido en los administradores del mundo,
y tenían que servir hasta el final.

¡Lo que necesito es un poco de diversión, y si el


mundo se muere a causa de eso, entonces que así sea! Ese
era su credo. Los hombres, con sus juegos eternos de poder,
le parecían perros falderos. Pero Wesker, en medio de todos
esos tontos, se veía atractivo. Para ella él fue el primero,
después de mucho tiempo, en hacerle sentir cosas
interesantes.

Gracias a sus órdenes se encontraba inmersa en medio


de un infierno. Comenzaba su primera misión y estaba tan
emocionada como un niño a punto de subirse a un juego en
un parque de atracciones por primera vez. Aunque cabría
agregar que Ada nunca tuvo el gusto de visitar uno en su
infancia.

Ahora se encontraba en el estacionamiento del


Departamento de Policía de Raccoon City y tenía
información que pertenecía a un prisionero que conocía una
ruta de escape de la ciudad. Aunque su misión aún no estaba
cumplida, tenía que encontrar una salida, así que avanzó
hacia el departamento por su cuenta.

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Por supuesto también pudo entrar al edificio, el cual
estaba totalmente convertido en un caos. ¿Quién podría
haberle impedido el ingreso? Era probable que los zombies
estuvieran vagando allí dentro y que el prisionero ya
estuviese muerto.

Pero, como dice el refrán, ¡A los audaces ayuda la


fortuna! Eso tendría sentido de alguna manera. No
importaba lo sucedido, Ada era lo suficientemente optimista
como para creer que existía la forma adecuada para
cualquier tipo de situación peligrosa.

Repentinamente la persona que iba a asegurar su


suerte apareció ante ella: un joven uniformado se acercó a
toda prisa. Ada decidió utilizarlo para sus propósitos. ¿Qué
tan lunática podía ser la situación? Los hombres siempre se
creen afortunados cuando encuentran una mujer. Jamás un
hombre creería que todo fue planeado. Ada no buscaba
hacerse amigos. Ese encuentro era para ella todo menos
coincidencia. Después de todo no creía en la suerte, pero
tampoco había sucedido que un agente dudara de su labor.
Entonces llevó a cabo su plan, y disparó contra su objetivo.

“Lo siento mucho… ¡Pensé que eras un zombie!” La


expresión facial, el tono, los gestos, todo era perfecto. Ada
jugaba a la mujer débil y asustada, que en pánico apuntó
contra una persona y disparó.

“¿Estás bien? ¿Estás herido?”

“No, todo está bien” El hombre rió y se le acercó.

“Por favor”. Con el dedo índice, el hombre empujó


hacia abajo el cañón de la pistola que ella en todo momento
mantuvo en alto.
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“¡Oh, lo siento!” Ada bajó la pistola con su mirada
concentrada en la funda, aparentando ser una completa
inexperta en el uso de las armas. “Mi nombre es Ada. Ada
Wong.” dijo y le extendió la mano.

El hombre le respondió con un fuerte apretón de


manos, “Y yo soy Leon Kennedy. Miembro del
Departamento de Policía de Raccoon City…”

A lo lejos se podían oír gritos y explosiones.

“Parece que tienes trabajo” dijo Ada con una risa


contenida.

“¿Qué estás haciendo aquí?”

“¿Conoces a alguien llamado Ben Bertolucci?”

“¿Quién es ese?”

“Eres policía, ¿verdad?”

“Sí. Pero hoy es mi primer día” dijo Leon y le mostró


una nota que decía:

¡Felicitaciones por tu ingreso al Departamento de


Policía de Raccoon City! No te preocupes, que nuestros
veteranos te cobijarán bajo nuestras alas. Hasta tanto,
esperamos tu llegada.

Tus colegas del RCPD

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¿En serio? Si ese hombre también es un extraño, no
será de mucha ayuda después de todo, pensó Ada
decepcionada. Y luego sus agradables compañeros desearan
comerme viva tan pronto como comience mi trabajo sucio…

“Bueno, yo diría que están muy enamorados de ti”


dijo Ada con una expresión seria en su rostro, y agregó,
“Ben Bertolucci es un periodista que al parecer está
prisionero en este lugar. Al menos eso es lo que escuché.
Vine hasta aquí para encontrarlo, pero ahora que el caos
reina en esta ciudad, ya no sé qué hacer”

“Me temo que no lo conozco”

“Mi amigo ha desaparecido en esta ciudad hace un


mes. Desapareció sin dejar rastro, y la policía no trató el
caso con la seriedad necesaria. Dijeron que no era un caso
para ellos. De todos modos, sus huellas terminaron en
Raccoon City. Estoy aquí por eso. ¿Me harías el favor de
guiarme hasta las celdas?” dijo Ada y luego miró a Leon sin
olvidar sujetarse a su brazo. Un simple contacto físico es
suficiente para cambiar la impresión de quien tienes
enfrente, porque quien es acariciado comprende el signo de
la confianza.

“Umm......bueno...está bien”

“¿Sí? ¡Me harías un gran favor!”

Ningún hombre podría resistirse a la seducción de Ada


Wong. Sobre todo Leon, que creía que los hombres debían
ser protectores de las mujeres y de los niños.

“Aquí hay zombies por todas partes. Deberías estar


preparada”.
25
Ada asintió con la cabeza.

“Bueno, andando”.

“Gracias, Leon” Ada se aferró más fuerte a su brazo.


El joven oficial comenzó a caminar con determinación.

26
4
“Nací durante la guerra de Vietnam, en el barrio de
Cholon en Saigón, poco antes de que la ciudad estuviera
bajo el mando de Vietcong. Era la única hija de una
extranjera familia china muy adinerada, dueña de tierras y
gigantescas huertas por generaciones”

“¿Aún vives en Vietnam?”

“No” Ada sacudió su cabeza tristemente. “Vietnam


del Norte y del Sur estaban unidas en 1976.”

“Lo sabía” señaló Leon. “Fueron tiempos malos. Los


soldados que arriesgaron sus vidas en la guerra regresaron a
casa y nadie les dio las gracias”

“La guerra fue una gran desgracia. La guerra en sí es


una gran desgracia” dijo Ada, a pesar de tener una opinión
diferente, y luego bajó la cabeza. La desgracia de los demás
ni siquiera le interesaba en lo más mínimo. Por supuesto,
tampoco era cierto que pertenecía a una familia noble de
extranjeros chinos en Vietnam. Por no mencionar el nombre
“Ada Wong”. Después de todo, tenía un montón de otros
nombres falsos.

Ada continúo hablando de su infancia.

“En ese momento un modelo cultural socialista fue


introducido en el Sur de Vietnam. Nuestra familia se
convirtió en objeto de odio. El gobierno tomó el control del
comercio y prohibió las organizaciones privadas. Se decía
que también secuestraba toda fortuna. Los rumores se
27
extendieron como un incendio forestal, y fue entonces que
se produjo una masiva fuga de habitantes del país”

Esa era la verdad, pero no tenía nada que ver con Ada
o su familia. Hablaba con la cabeza baja, como si no le
gustaba recordar tiempos difíciles.

“Sólo tenía tres años en aquel momento”.

“Eso debió haber sido terrible” Leon no dudaba de


Ada, y menos aún de lo que le contaba. Normalmente era un
hombre desconfiado, pero las mujeres que se veían débiles
despertaban su instinto protector. Pensaba que las mujeres
requerían protección bajo cualquier circunstancia. Era, sin
duda, un hombre bastante pasado de moda.

Ada continúo y dejó caer incluso algunas lágrimas.

“Fuimos engañados”

“¿Cómo pudo ser posible?”

“Toda mi familia escapó a los EE.UU. La


administración de nuestra fortuna se la encargamos a un
hombre especializado en el comercio de contrabando. Sólo
teníamos que mudarnos a los Estados Unidos, comprar
tierras para cultivar y contratar algunos empleados. Así que
confiamos nuestra fortuna entera a ese hombre. Pero todo lo
que dijo fue mentira”

Ada llegó a darle a su historia el toque final.

28
“¡Ese hombre se robó toda nuestra fortuna,
absolutamente toda!”

“¿Qué?”

“Llegamos a los Estados Unidos sin siquiera un


centavo”

“Eso es terrible. Lo siento…”

Ada sabía que ahora el corazón de Leon estaba furioso


y lleno de ira. Si el hombre quien supuestamente la había
engañado estuviese aquí, Leon lo golpearía sin dudarlo. Ada
no recordaba haber conocido a alguien tan inocente.

Todo marchaba bien, casi a la perfección, así que


comenzó a preocuparse de si realmente no era él quien la
engañaba. Pero la indignación que mostraba su rostro, a la
luz de sus recuerdos de niñez, era imposible de ocultar. Ni
siquiera una mentirosa profesional como ella podía ocultarla
tan bien.

Leon sacó su pistola.

“Vamos a entrar.” dijo en voz baja y abrió la puerta


que conducía al interior de la estación de policía.

Como si estuvieran alineados y expectantes por algo


de carne fresca, los zombies ávidos comenzaron a atacarlos
con los brazos extendidos. Leon neutralizó un monstruo tras
otro de pie con las piernas abiertas y sus rodillas ligeramente
flexionadas. Sostenía fuertemente su pistola con ambas
manos y los brazos firmemente extendidos formando una
línea recta con el cañón del arma. Su manejo con ella era
como hojear las páginas de un libro.
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Ada se escondió detrás de él, actuando como si
buscara refugio. Pero había demasiados zombies, así que era
necesario que se enfrentara a la horda de monstruos con
puñetazos, patadas e incluso disparos, sin olvidarse de dejar
escapar un leve grito con cada uno de ellos. Los zombies
eran presa fácil para ella, pero difícil era que Leon no se
diera cuenta.

Después de un rato llegaron a una celda. Sólo un


hombre estaba allí.

“¿Ben Bertolucci, supongo?” dijo Ada.

“Sí, es cierto.” Ben miró a Ada con ojos inyectados de


sangre. “¿Quién eres? ¿Y el policía? Nunca lo he visto
antes...”

“Soy Leon. Es mi primer día aquí. Me quedé dormido


y luego me encontré envuelto en este lío”.

“Pues, deberías avergonzarte” dijo Ben y sonrío


tristemente.

“Oiga. Ella es Ada. Está buscando a un amigo.


Desapareció sin dejar rastros aquí en Raccoon City”

“Hoy, miles de personas han desaparecido”

“¿No lo conoce por casualidad?” Ada le extendió la


foto de un muchacho sonriendo. Había tomado la fotografía
de alguna mesa, y el joven no tenía absolutamente nada que
ver con ella.

Ben movió la cabeza.

30
“Entonces, tal vez, ya haya escapado de la ciudad”
continúo Ada. “¿Sabe cómo se puede salir de la ciudad?”

“Conozco una manera. Pero olvídenlo”

“¿Por qué?” preguntó Leon.

“Porque hay algo. Ese gigante que...”

“¿De qué habla?” preguntó Ada.

“¿Aún no lo encontraron?”

“¿Se refiere a los zombies? Nos encontramos con


unos cuantos…”

Ben la interrumpió.

“No, esa cosa no es solo un zombie. Cuando lo


encuentren, y les agarre, no dudará…”

Ben hizo un gesto como si estuviera aplastando algo


en el aire con ambas manos.

“Pues deberíamos escapar juntos. Si se queda aquí


estará muerto”

“Estoy a salvo tras las rejas. Por lo menos los zombies


no pueden entrar aquí. Y el ejército sin duda vendrá a
rescatarme. Hasta entonces, tendré que ser paciente”

Leon recogió la llave del suelo que había sido arrojada


descuidadamente lejos, y luego comenzó a abrir la puerta de
la celda.

31
“¡Ey, deje de hacer eso! ¡Deténgase!” Ben sacudió las
barras de la celda e hizo un ruido horrible.

“Está bien, está bien... ¡Nadie le obliga a escapar!


Pero si conoce una salida puede contarnos.” dijo Leon.

“Déme algo para escribir”

Ada tomó una hoja y un bolígrafo de una mesa cercana


y se los entregó a Ben, quien dibujó un mapa en la parte
posterior del papel.

“¡Las alcantarillas! Podemos escapar de la ciudad por


allí”

Ben le devolvió la hoja a Ada.

“¿Realmente no quiere acompañarnos?” dijo Ada.

Ben movió la cabeza sin decir una palabra, y luego


sacudió sus manos como si estuviera intentando asustar a un
perro molesto.

32
5
Especialmente en situaciones extremas, la serenidad
era la clave del éxito. Pero Ada carecía de tal sentido, y
mientras hurgaba en los laboratorios subterráneos de la
Corporación Umbrella se preguntó: ¿Cómo podría
tranquilizarme? No podía entenderlo. Su única misión era
obtener el virus-G, y tan pronto como su objetivo fuera
cumplido, podría convertir la ciudad en un verdadero
infierno.

Y efectivamente tenía buenas oportunidades para


conseguirlo. Como la vez que se encontró con Sherry
Birkin, la única hija de William Birkin. Probablemente ella
confundió a Ada con un zombie o con alguien más, y huyó
tan rápido como pudo. Pero la agente no perdió de vista el
collar con el medallón que la niña llevaba consigo. Sin duda,
el virus se encontraba oculto en su interior.

Si Ada así lo hubiera querido, seguramente le habría


robado el medallón. Pero no lo hizo. Había muchas
oportunidades más prometedoras para conseguirlo. Tenía
que pensar en eso ahora, y no entendía porque la deprimía.
Quizá todo era producto de su personalidad cambiante, y del
creciente peligro que corría con cada minuto que
permanecía en la ciudad. Después de todo no era una de
esos agentes que inútilmente arriesgaban su vida. Algo
andaba mal esta vez.

Una vez dentro del laboratorio subterráneo de Raccoon


City, conoció a Annette Birkin, la esposa de William.

33
“¡Quien haya sido infectado por el virus-G morirá!”
dijo Annette desanimada, refiriéndose al arma letal que su
marido había creado. “El virus-T sólo crea zombies
infructuosos, pero el virus –G es algo completamente
diferente. William era un brillante investigador, un genio.
Estaba tan obsesionado con su investigación que incluso se
inyectó el virus-G en su propio cuerpo”.

Obviamente la locura ya estaba tomando el control de


Annette. La esposa del investigador continuó con su extraña
confesión.

“A través de sus efectos William perdió


completamente la cordura. Se ha convertido en “G”. No le
daré más información. Largo, ¡Maldita espía!”

Annette le apuntó con su pistola. Frente a una espía


experimentada, aquel era un acto muy imprudente. Ada
tomó su arma sin mucho esfuerzo. Durante su fallido intento
por enfrentarse a la agente, Annette tropezó contra una
barandilla y cayó.

“Que tengas un buen viaje” exclamó Ada, mirándola


de espalda.

Y allí estaba de nuevo, la vieja Ada Wong. ¿Qué le


sucedía en ese momento? Era la misma sensación que tuvo
cuando Birkin, quien había mutado en un Tyrant, la atacó e
hirió. O cuando Leon la había protegido. Pero a la luz de su
desinterés, se había vuelto un poco confiada, lo que no era
totalmente malo. Después de todo, siempre actuaba así
cuando deseaba complacer a un hombre. Sin embargo, esta
vez el problema era que no estaba totalmente libre de culpa.

34
En su última labor había tenido la misión de comenzar
una aventura con John, el principal investigador de los
laboratorios de Arklay, con el objetivo de obtener cierta
información secreta. Con frecuencia, Ada practicaba ese
tipo de traición para engañar a los hombres. ¡Esa era una de
las tareas más fáciles para ella!

John era increíblemente tonto y crédulo. Hasta que un


día fue infectado por el virus-T, mutó en un horripilante
monstruo y murió. Para Ada no tenía nada en su mente.
Nunca antes había conocido a alguien que fuera tan
desinteresadamente cordial con ella. John la amaba desde el
fondo de su corazón sin ninguna duda. Ada, en cambio,
estaba ocupada en su orgullo profesional, por lo que no le
importó engañarlo.

Pero, ¿Tal vez las circunstancias de ese trabajo


dañaron su corazón? ¿Era posible que la continua traición y
todos esos asesinatos le permitieran actuar sin escrúpulos?
Como los cristales de una botella de vino agrupados en el
suelo, la palabra “remordimiento” nunca ocupaba un lugar
en el diccionario de la vida de Ada. Estaba acostumbrada a
vivir una vida llena de traiciones e intrigas, y siempre salir
sana y salva. Se sentía orgullosa por eso, no se arrepentía de
nada. Pero de vez en cuando caía en una tristeza repentina.
Como cuando Leon se puso delante para protegerla de una
bala dirigida a ella.

Pero Ada era testaruda, y sabía que incluso aquel


momento de tristeza terminaría alimentando su felicidad. No
era tan ingenua de creer que el amor era algo sagrado. Pero
aún así…

Una alarma resonó en el laboratorio subterráneo y


advirtió a todos sobre la inminente auto-destrucción.
35
Leon, quién tenía el virus-G consigo, buscaba huir.
Corría de un lado de la instalación a otro sobre los puentes
suspendidos en el aire.

Por su parte, Ada esperaba quitarle el virus de sus


manos.

“¡Te he estado esperando, Leon! ¡Quita tus manos del


virus-G!” dijo y apuntó hacia él con su pistola.

“¿Qué estás haciendo?”

Leon parecía confundido. Su rostro era el de un


hombre enamorado y decepcionado a la vez. Si es cierto,
pensó Ada, me gusta. Pero ese pensamiento se desvaneció al
ver su rostro.

“Ya sabes. Dame el virus-G” dijo con una sonrisa.

“Por favor ¡Esto no puede estar pasando!”, se quejó


Leon.

A ella le gustaba. Era como el dudoso placer que se


siente cuando se le muestra un poco de maldad a un niño. O
el juego en el que un gato se divierte con la espiga del pasto
en un jardín. Lo que más se ama de otro, esa alegría que se
puede conseguir de tales cosas.

“Te advertí que te alejaras, y tuve buenas intenciones


contigo. Los niños que no escuchan hacen disgustar a sus
padres. Pues, ¡dámelo o disparo!”

“¡Inténtalo!”, dijo Leon y se acercó.

36
Ada estaba convencida de que era capaz de disparar,
pero no sería necesario matarlo. Una bala en el brazo o en la
pierna sería suficiente para quitarle el virus-G. Sin embargo
no podía hacerlo.

En otra ocasión no habría dudado ni por un segundo.


Sin embargo, en ese momento vaciló, e inmediatamente
tuvo que pagar las consecuencias. Alguien abrió fuego
detrás. Annette Birkin había malgastado su última gota de
energía, y luego cayó al suelo.

El disparo arrojó a Ada contra una barandilla baja a su


lado. Sin que pudiera hacer absolutamente nada, perdió el
equilibrio y se dejó caer.

Leon saltó para socorrerla en un acto de desesperación,


sujetándola de una mano. Y una vez que logró cogerla del
antebrazo, dio un vistazo hacia abajo y notó que el suelo del
sótano estaba a decenas de metros por debajo. Ni siquiera la
luz llegaba hasta allí.

“Leon.” dijo Ada y lo miró. Con una mano sujetaba la


pistola y con la otra su muñeca. El policía sintió como la
mujer lentamente comenzaba a resbalársele.

“¡Está bien! ¡Déjame morir!”

“¡Cállate! ¡Te subiré!” dijo Leon, inclinado sobre la


barandilla asomando la mitad de su cuerpo. Subirla desde
esa posición parecía prácticamente imposible.

“Se acabó. Tú lo sabes.”

“¡Cállate!”

37
Milímetro tras milímetro Ada resbalaba de la mano de
Leon.

“Te prometí que juntos escaparíamos de aquí, Ada.


¡Saldremos juntos!”

“Leon... podría haber escapado contigo...” dijo Ada,


mirándolo con una sonrisa.

“Pero ¿Por qué...?”

“¡Adiós!”

Ada le soltó la mano a Leon, quien intentó


desesperadamente agarrar sus dedos. Ella los rozó y cayó. El
grito desesperado de Leon resonó a través de todo el
complejo subterráneo.

Mientras descendía, Ada disparó un gancho que se


aferró a la baranda de una escalera algunos pisos más abajo.
Afortunadamente, la soga salió disparada y su otro extremo
quedó sujetado a su cinturón. El tirón de la cuerda
amortiguó su cuerpo, pero le produjo un fuerte dolor en su
hombro herido. Apretó los dientes y se tambaleó hacia atrás
y adelante como un péndulo, hasta que finalmente aterrizó
en la escalera del piso de abajo.

“¡Eso fue divertido, León!” dijo mirando hacia arriba,


y luego le envió un saludo. A continuación saltó de la
escalera y corrió a su próximo destino.

38
6
Ada atravesó corriendo los canales subterráneos. Su
cuerpo estaba repleto de heridas, y sus pisadas no eran tan
seguras, producto de la perdida de sangre. No había logrado
detener la hemorragia.

Una vez en la entrada de la alcantarilla, se deshizo de


varias armas. Lo único que tenía que hacer ahora era
asegurarse una vía de escape tal si fuera una intrusa. En la
salida, en un armario de la estación de subte, había un kit de
primeros auxilios y algunas municiones. Si lograba llegar
allí, también podría conseguir el resto.

Cada vez el viento se volvía más denso, el aire más


húmedo, y un olor nauseabundo se propagaba por todo el
canal. Las alcantarillas no eran un lugar ideal para jugar con
algunas heridas abiertas. Temblorosa, Ada participó en una
carrera con las ratas del túnel.

Sonrió. No se rendiría tan fácilmente. Un lugar


horrible y ella en un estado lamentable, era una situación
que había experimentado en varias oportunidades. Recordó
que una vez se había infiltrado en un grupo de trabajadores
estacionales que cosechaban patatas dulces. Todos fueron
trasladados a una granja en un viejo camión, donde tuvieron
que dormir en una pocilga y llenar las cestas con patatas
todo el día. Pero una vez que Ada se cansó del trabajo
forzoso y casi no podía mantenerse en pie, se vio obligada a
derramar los pesticidas.

Había visto como los hombres se bañaban entre los


productos químicos mientras trabajaban, y como luego

39
sufrían una seria intoxicación. El dueño de la granja no tenía
seguro de vida para los hombres, y no le importó en lo
absoluto. Los pobres hombres tenían abscesos gigantes en
sus cabezas y en sus ingles. Todos fueron afectados por la
misma enfermedad. Luego llegaron los mareos, más tarde
las convulsiones por el dolor y finalmente la muerte. Los
muertos ni siquiera tuvieron un sepelio decente, sino que
fueron enterrados rápidamente en el bosque por sus colegas.

Ada había visto todo tipo de sufrimiento que este


mundo tenía para ofrecer, así que no era muy difícil para
ella atravesar el alcantarillado en esas condiciones. Pero
aunque pensaba en alguna manera, no podía hacer nada
contra sus heridas mientras sus fuerzas desaparecían y su
agotamiento se volvía más intenso. Tenía que salir de allí
rápido, no solo por la suciedad, el desagüe era un verdadero
paraíso para los monstruos.

Especialmente las armas biogenéticas con el nombre


de “Hunter” -unos monstruos gigantes con garras afiladas y
aspecto de rana- se habían convertido en un gran problema
para ella.

Afortunadamente llevaba consigo un buen arsenal de


armas: tres granadas de mano y una ametralladora cuyas
balas estaba dispuesta a dejar caer como lluvia sobre los
miserables monstruos. Sin embargo, únicamente era posible
siempre y cuando hubiera una distancia suficiente. Por
desgracia, los Hunters poseían una enorme elasticidad que
les permitía reducir la distancia en un abrir y cerrar de ojos.
En circunstancias normales habría sido fácil para Ada
resistir frente a la primera oleada y atacar, pero en estas
condiciones no tenía las fuerzas necesarias para hacerlo.

40
Una decisión tomada en una fracción de segundos más
tarde sería suficiente para que sus garras cortaran su
garganta. Además, sus balas no provocaban ningún daño
significativo en los monstruos.

Una vez que los enemigos la alcanzaron, ni siquiera la


ametralladora resistió. Una y otra vez fue herida en las
piernas y los brazos por sus gigantescas garras. A pesar de
no haber sido heridas peligrosas, si fueron lo
suficientemente profundas para que la agente continuara
perdiendo sangre.

Con un tratamiento germicida, tales lesiones no eran


realmente un problema. Sin embargo no podían ser
desatendidas. Ada perdió más y más sangre, y con ello su
vitalidad se desvaneció y el cansancio la invadió.

Tenía que conseguir un kit de primeros auxilios, y


luego llegar al hotel “Apple Inn”, donde su cuenta ejecutiva
la estaba esperando. Allí también podía relajarse un poco del
estrés.

Un incontable número de monstruos parecía haber


tomado las alcantarillas. Lentamente pero constante, el gran
arsenal de municiones comenzó a acortarse. ¡En algún lugar
de este canal tenía que estar la salida!

Trepó una escalera de hierro, y llegó al final de la


estación de subte.

Fue entonces cuando la agente desinfectó sus heridas y


las cubrió con una pomada antibiótica. Luego suturó las
heridas más grandes y las vendó. Ahora se parecía a una
momia. ¡Se supone que nadie en esta ciudad podía quejarse

41
de eso! Por último, se inyectó un analgésico y abandonó la
estación.

Un siniestro graznido se oyó en el lugar. Eran cuervos.

Cuando Ada miró hacia arriba, vio decenas de aves


con plumas negras dando vuelta sobre su cabeza.

Con una escopeta y un par de golpes desde esa


distancia serían un blanco fácil. Eso sumado a si tuviese
pleno uso de sus fuerzas, sin duda Ada lo hubiera intentado.

Después de dos o tres puñetazos, el resto del enjambre


huyó. Pero Ada no creía que esos cuervos fueran normales.
Así que agarró su escopeta y corrió tan rápido como pudo en
dirección al “Appel Inn”. En ese mismo momento, los
cuervos se lanzaron a por ella.

Mientras corría, abrió fuego contra los cuervos


apuntando hacia atrás. El enjambre se dispersó pero los
cuervos no huyeron. ¡Normalmente estos animales son muy
sensibles a los ruidos fuertes! ¡Si alguien dispara una carga
de plomo contra un enjambre, este jamás volvería a
enfrentarlo, sino que escaparía inmediatamente!

Ahora el enjambre negro pensaba en la manera de que


su presa no pudiera huir.

Ada recargó su escopeta y volvió a disparar. Los


cuervos que lograron esquivar el fuego intentaron arañar su
cuello con sus garras. La agente blandió su cuchillo de
combate con movimientos circulares y desgarró las alas de
los pájaros que se le acercaban cada vez más.

42
La señal del hotel “Apple In” estaba ahora a la vista.
Corrió y corrió, pero sus pasos se volvieron más pesados y
más inestables. Era como si alguien la agarrase del tobillo
para arrastrarla hacia atrás. Había logrado acallar su dolor
con los analgésicos, pero no pudo detener el sangrado y con
él el cansancio. Así que se desvaneció.

¿Por qué no te mueres ahora? Sólo olvídate de todo,


acuéstate y duerme, pensó. Mordiéndose los labios y
concentrándose en el dolor, trató de luchar contra ese deseo
traicionero. Y corrió, corrió más lejos. No se permitía
detenerse de ninguna manera. Y mientras continuaba
moviéndose, se acercaba a su destino. Hasta que finalmente
llegó al hotel.

El “Apple Inn” era un hotel de negocios, que


obviamente tenia días mejores. Ada empujó la puerta de
entrada de cristal y se dejó caer en el vestíbulo. Los cuervos
se lanzaron contra la puerta, intentando atraparla.

Tan rápido como pudo, la agente atravesó la entrada


manchada de sangre y se dirigió hacia las escaleras. En el
fondo, se oyó el ruido de vidrios al caer. Probablemente la
puerta de entrada se rompió, pensó. Entró en un ascensor
con un cadáver en el suelo. Disparó una bala en la cabeza
del zombie antes de que este pudiera ponerse de pie. Cuando
por fin el ascensor llegó a la planta designada, la puerta se
abrió con un fuerte chirrido. Rápidamente se aseguró que el
pasillo estuviera vacío y se dirigió hacia la habitación donde
acabaría con su misión.

Una vez allí, puso su mano en el picaporte de la


puerta, y esta se abrió sin más. La decorada habitación
barata apestaba a muerte. Pero ese olor estaba presente en
toda la ciudad. Estrictamente hablando, la ciudad entera
43
estaba llena de muerte. Pero aquí, el origen del olor
desagradable provenía de debajo de la mesa.

Hace algunas horas, ese hombre probablemente aún


estaba vivo, y era un empleado de la Corporación Umbrella
bajo las órdenes de Wesker. ¡Como un espía, por así decirlo!
Pero para Umbrella solo cumplía el papel de un simple
empleado. Sin ninguna posición que le permitiera conocer
sus negocios secretos, aunque no era su trabajo averiguarlos.

La novena décima parte de su vida estaba dedicada a


la vida miserable como empleado de la Corporación
Umbrella. Como espía, llegó hasta Raccoon City con su
esposa y su hija, y desde entonces tuvo que experimentar la
diaria rutina de un trabajador promedio.

La misión que recibió de Wesker no era muy exigente:


tenía que entregar los paquetes que llegaban a su casa a una
persona determinada en la empresa, y contarle a otra las
cosas que esta le había dicho por teléfono. En definitiva, esa
era su misión. La misión más emocionante, robar
documentos del armario de un supervisor. Estaba
emocionado, porque por primera vez se sentía un verdadero
espía. Se sentía orgulloso de si mismo, y de seguro no
habría tenido mucho tiempo para contárselo a su familia.

Su última misión también había sido sencilla. Se le


ordenó traer un transmisor que había obtenido en el hotel, y
debía entregárselo a otro agente. Eso era todo. La última
noche que se le informó sobre esto, seguramente no habría
pensado nunca que el día de hoy terminaría de esa manera.

Temprano por la mañana llamó a la secretaria de la


compañía para informarles que estaba enfermo. Pero aunque
intentó una y otra vez, no logró dar con nadie.
44
Se puso de pie, luego se dirigió a la sala de estar y
esperó. No había desayunado, y no pudo hacerlo porque en
ese momento su hija ya lo había hecho, y su desayuno era su
esposa. Fue un milagro el no haber perdido la cordura.
Intentó huir de su hija que se había convertido en una
devora-hombres.

La ciudad era en sí misma un infierno y supuso que la


Corporación Umbrella no fuera inocente. A pesar de
conocer acerca de la existencia del virus-T -aunque solo
fuese que se investigaba sobre el-, no tenia idea sobre sus
efectos catastróficos. Se rumoreaba que podía devolver a la
gente a la vida, pero no lo creyó. Nunca habría pensado que
esa cosa podría convertir a la tierra en un infierno.

En su camino hacia el hotel vio cosas terribles, y en


todas partes de la ciudad había un fuerte olor a
descomposición. Sabía que las criaturas que lo atacaron
estaban muertas, por lo que no podía matarlos. Así que huyó
hasta que finalmente llegó al “Apple Inn”. Una vez en su
cuarto comenzó con su trabajo, configuró las pantallas y el
emisor. Con ello, su trabajo estaba casi terminado. Ahora
solo tenía que esperar su cuenta ejecutiva.

En tales situaciones, es mejor no tener mucho tiempo


para pensar. ¡Su hija se había comido a su esposa! Codiciosa
como una hiena, rasgó en reiteradas ocasiones el cuerpo de
su madre. Por mucho que intentó suprimir ese recuerdo, la
cruel escena se repetía una y otra vez en su mente. No podía
soportarlo más, lloró y gritó sin cesar hasta que sus lágrimas
se secaron y su voz se volvió ronca. Luego, sordamente
miró al techo. La crueldad de la realidad parecía abrumarlo.
Cogió una capsula de pastillas para dormir de su mochila, se
las llevó a la boca con una cuchara y las ingirió.

45
Luego de un rato, se sintió abrumado por fuertes
náuseas y vomitó las pastillas en el inodoro. Se sentía tan
enfermo que comenzó a llorar. Sintió su pistola en el
bolsillo como si fuera un talismán. Tomó el arma, que ni
siquiera había querido usar contra los zombies que parecían
tan absortos allí afuera. Empapado en sudor pensó en todo
por un instante, y entonces se decidió a jalar el gatillo.

Dos horas después apareció Ada. Cuando vio al


hombre muerto, chasqueó su lengua con furia.

“Maldito perdedor”.

La pantalla y el emisor estaban sobre la mesa. La


pantalla estaba parpadeando. El rostro despiadado de un
hombre con gafas de sol apareció.

“Wesker...”

“Frente a la situación eligió la muerte. ¡Qué


debilucho!”

“No soporto a los hombres débiles” dijo Ada.

“Sí, lo sé. Pero tú también eres débil, Ada. Me


decepcionaste. Tu traición con ese Leon... Hiciste un daño
considerable a la organización”

“¿Decepcionado? ¿Por qué?” Ada tomó una caja con


ampollas y la sostuvo en dirección a la pantalla. “¿Ves?”
Ahora balanceaba la caja frente a la pantalla. “Estas son las
muestras del Virus-G de Birkin”

“¿Has cumplido con tu misión?”

46
“Eso es lo que querías, ¿no? ¿Por qué no dejas los
rodeos y me dices lo que quieres?”

Wesker mantuvo un semblante serio.

“Por desgracia, no todo es tan valioso para mí, ya que


también lo puedo conseguir por otros medios. Pero, voy a
relevarte algo. Pronto un armamento nuclear golpeará
Raccoon City y borrará la ciudad de la faz de la tierra”

“Nunca... ni siquiera la Corporación Umbrella se...”

“Te digo la verdad”

“¿Y ahora voy a rogar por mi vida, o qué?”

“Has cometido un error, pero perder tu talento sería


una pena”

“Gracias. Ya es la segunda vez que me lo dices”

Hace algún tiempo, Ada se había infiltrado en una


organización delictiva en los Estados Unidos, que estaba
formada y dirigida por chinos. Ya, poco tiempo después de
su ingresó, llamó la atención de los empresarios y obtuvo su
confianza. Por supuesto, de esta manera se ganó los celos de
sus "hermanas" en la organización.

El crecimiento de Ada se dio en el mismo momento en


que la propia organización tuvo un ascenso considerable.
Una pequeña pandilla que nadie conocía se convirtió en una
de las principales asociaciones chinas en medio de todas las
organizaciones subterráneas norteamericanas. El
crecimiento del grupo iba tan rápido que incluso el gobierno
de los EE.UU. reaccionó. Y por supuesto, apareció el odio
47
de varios competidores. Finalmente la organización fue
intervenida por el FBI, pero para aquel entonces Ada ya se
había retirado.

Poco después, Wesker entró en su vida. En aquel


entonces, él estaba en contacto con una organización
enemiga de la Corporación Umbrella, y andaba en busca de
agentes secretos de primera clase.

Tras haber hecho profundas investigaciones sobre


Ada, llegó a la conclusión de que era la adecuada para llevar
a cabo el trabajo.

“Yo fácilmente podría entregarte al FBI ahora mismo,


pero perder tu talento sería una pena” Esa fue la frase que
dijo Wesker en aquel entonces.

“¿Y qué debo hacer en tu juicio, Wesker?” Ada


repitió la misma pregunta de aquella vez.

“Te daré exactamente la información que te mereces.


La información de la Corporación Umbrella está a punto de
escapar de la ciudad en helicóptero. Si pierdes esa
oportunidad, no habrá otra”

A un lado del emisor había una caja abierta, y en ella


un arma extraña con un sistema incorporado de propulsión y
un torno masivo que le permitía disparar una soga con un
gancho en su extremo. Era un arma muy inusual. En el
borde de la pantalla había un mapa, el cual tenía un punto
marcado con una flecha roja.

“No olvides las muestras de “G”. Son más


importantes que tú. ¡Mucho éxito!”

48
El emisor se apagó.

“Si el virus-T ya ha causado el infierno, ¿Qué podría


estar planeando Wesker con el virus-G?” murmuró Ada.

No importa cuan cruel fuese el infierno, estaba


decidida a sobrevivir también esta vez. Después de todo, el
planeta tierra entero era un infierno de todas maneras. Para
Wesker, solo lo realmente útil era importante. Y tenía un
cierto afecto por ella. Era típico en Wesker abandonar a las
personas que ya no le eran útiles. Ada lo entendía muy bien;
ella no actuaba diferente después de todo.

A continuación abandonó el hotel.

49
7
La ciudad se encontraba todavía en una situación que
normalmente se ve en las películas de terror: los muertos
celebraban un espeluznante banquete. En el transcurso del
tiempo, los disparos y los gritos disminuyeron, pero el
número de zombies, que tenían su comida en las calles,
aumentó considerablemente. En algunos lugares hubo
grandes incendios, y nadie que pudiera extinguirlos, de
manera que podían propagarse sin obstáculos. Era el
Apocalipsis, la peor pesadilla asimilable al fin del mundo. Y
la casi completamente vendada Ada atravesó corriendo la
ciudad en la que cualquier persona renunciaría a toda
esperanza.

Los zombies, quienes caminaban torpemente, fueron


derribados uno por uno. En un momento, Ada quedó
atrapada en un callejón sin salida y fue acorralada. Sin
dudarlo, saltó hacia la salida de emergencia en el interior de
un edificio. Dentro, se topó con un criadero de “Lickers”.

Los Lickers eran criaturas sacadas de pesadillas con


filamentos musculares y cerebros expuestos. Esos
monstruos con sus lenguas largas sentían la presencia del
intruso. Estaban por todas partes, se pegaban al techo y se
arrastraban por las paredes. Pero Ada no se dejó engañar por
sus movimientos imposibles e intentó deshacerse de ellos
con su ametralladora. Una vez que se agruparon, utilizó una
granada que le permitió abrirse camino a través de la azotea
del edificio.

Pero allí no esperaba toparse con los visitantes


indeseados: los cuervos. Esta vez no parecía ser el mismo

50
enjambre que la había perseguido en su camino al “Apple
Inn”. Disparó con su pistola e infaliblemente derribó una
línea de cuervos tras otra.

“Hacedme el favor y dejadme en paz. Tengo que


terminar un maldito trabajo.” murmuró mientras le
disparaba a la última ave. Luego corrió hacia una de las
esquinas de la azotea y desde allí disparó la soga con el
gancho.

Su destino era la escalera de incendios del edificio


contiguo. El gancho sin problemas se aferró a la estructura.
Se acercó al borde de la terraza y se arrogó. Casi se estrella
contra la pared, pero se las arregló para aferrarse de la
barandilla de la escalera, y trepó por ella. Corrió escaleras
arriba hasta llegar a la azotea del edificio y pasó de uno a
otro sucesivamente como si fuera la superheroína de una
revista de cómics.

Llegaba tarde a su destino. Para ella era el momento en


que se decidiría entre la vida y la muerte según sus hechos.
Una indescriptible sensación de seguir viva la abrumó.
¡Rara vez se sentía mejor, más llena de vida! Eliminando a
los zombies que se interponían en su camino, continuó
avanzando. Pero en el momento en que sujetaba el gancho al
puente de la carretera y giraba hacia la autopista de la
ciudad, algo sucedió.

Oyó un fuerte estruendo a su espalda. No deseaba oír


esa voz en aquel momento. Le despertaba recuerdos que no
tenían ningún valor. Se dio la vuelta y allí estaba, el mejor
ejemplo del arsenal de armas biogenéticas humanoides de
Umbrella.

Su nombre oficial era “Tyrant R”


51
El Tyrant la había perseguido persistentemente desde
el laboratorio. Gracias a sus increíbles poderes de
autocuración, podía recuperarse de las lesiones e incluso de
la destrucción de su propio cuerpo en poco tiempo. Su piel
se había transformado en algún tipo de caparazón.
Caparazón que no sólo era duro como el acero, sino que
podía literalmente destrozar a sus enemigos con un simple
contacto físico. Sus brazos eran increíblemente largos, y su
gigantesco cuerpo y sus garras afiladas crecieron al igual
que sus dedos. La parte superior de su cuerpo parecía la de
una tortuga grotesca. ¡Era un fenómeno de la naturaleza! y
la estaba persiguiendo a una velocidad impresionante.

Hasta que por fin llegó el momento de comprobar que


el Tyrant no era tan grave y pesado como parecía a primera
vista.

El monstruo corrió de inmediato hacia ella y la atacó


con sus gruesas garras, obligándola a retroceder. Las garras
apenas le rozaron. Fue entonces que la agente disparó una
ráfaga de balas de su ametralladora. El caparazón se separó
del monstruo, haciéndolo retroceder. Sus movimientos
tenían una velocidad realmente increíble.

Pero aún así, esas acciones impresionantes no eran


más que una secuencia de patrones de conducta primitiva.
Una o dos veces, Ada sintió el calor de las garras del Tyrant,
mientras estudiaba sus movimientos. Ahora sabía cómo
funcionaba esa cosa.

“No puedes quebrar a una mujer por la fuerza bruta,


¡Imbécil!”.

Ada intentó bloquear sus ataques con su ametralladora


y contraatacó con granadas tan rápido como la
52
monstruosidad se alejó. Pronto, sus ataques se volvieron
más fuertes. Las repetitivas explosiones tuvieron al menos
que rasguñar el cuerpo de la robusta criatura. Su caparazón
explotó, su piel se agrietó, volaron fragmentos de carne
quemada y mucha sangre se esparció a su alrededor.

El monstruo parecía perder progresivamente su


agilidad, y sus reflejos disminuían. Ahora, la agente podía
seguir las acciones del Tyrant con sus ojos. Sus balas se
dirigieron directamente a los puntos de su piel agrietada, y
después de que al menos una docena de granadas explotaran
en su cuerpo, el monstruo finalmente besó el polvo y quedó
inmóvil en el suelo.

Por regla general debió acabar con el Tyrant en aquel


momento, pero no tuvo tiempo. Solo tenía una oportunidad
para escapar de Raccoon City. En ese momento un
helicóptero sobrevoló por encima de su cabeza, seguido
rápidamente de una nueva oleada de zombies,
probablemente atraída por el olor de la carne fresca.

Sabía que no podía permitirse luchar contra los


monstruos si no quería llamar su atención. Después de todo
estaba intentando huir de la ciudad en helicóptero como un
polizón. Con una pistola en cada mano eliminó un zombie
tras otro, disparándoles en la cabeza. Por el momento solo
podía enfrentarse a zombies ordinarios. Las armas
biogenéticas, por otra parte, habrían sido difíciles de abatir
únicamente con pistolas. Y las armas con una enorme fuerza
destructiva, como por ejemplo las granadas, ya no eran para
ella.

A lo lejos vio a un Hunter corriendo hacia ella. Para no


alarmarse, se subió al techo de una camioneta que se
encontraba a la vera del camino. Y entonces llegó: un
53
helicóptero militar, que llevaba un gran contenedor, volaba a
una velocidad muy lenta. Si su gancho pudiera llegar hasta
allí, la huída desde Raccoon City sería todo un éxito.

Mientras Ada continuó disparando contra los zombies


con una mano, con la otra apuntaba al helicóptero.

El Hunter se acercó rápidamente. Si se concentraba en


luchar con esa cosa, perdería la oportunidad de coger el
helicóptero. Tenía que actuar con rapidez a como dé lugar.

“¡Vamos, vamos!”

Ada guardó silencio y esperó el momento adecuado.

“¡Ahora!”

Apretó el gatillo. El gancho voló hacia el helicóptero


con un sonido aburrido, seguido de la soga. Este golpeó el
contenedor y se ajustó perfectamente. Entonces comenzó a
correr. Podía sentir al monstruo detrás.

La soga se tensó. Dos o tres pasos, luego dio un salto y


los dedos de sus pies se despegaron del techo de la
camioneta. El Hunter saltó en ese preciso momento. Sus
garras, como navajas, apuntaban a sus tobillos, pero fallaron
por un pelo. En su lugar, la cosa quedó sujeta a sus zapatos.

“¡Si te gustan los zapatos, te los regalo!”

Ada trepó por la soga y subió al techo del contenedor


donde pudo echar un vistazo a su interior a través de un
vidrio. En el resplandor de su pequeña linterna reconoció el
logotipo de la Corporación Umbrella y la inscripción

54
“U.M.F.-013”. Era una computadora, un tipo de Red Queen
como la que usan en los laboratorios de Umbrella.

No tenía idea a donde deberían transportarla. Sin


embargo, parecía ser un viaje muy largo. Su misión estaba
cumplida. Wesker le había hecho un favor, lo que le hizo
suponer que él tenía buenas intenciones, aunque sabía que
no le importaba si ella vivía o moría.

Era obvio que su relación con Wesker continuaría


durante un largo tiempo. ¡Al final, son más fáciles las
relaciones en donde se sabe que ambos se engañan
mutuamente!, pensó Ada y se sonrió.

55
8
Dentro del helicóptero en el que se encontraba Ada,
alguien sonreía satisfecho.

“¿Me tomas de buscavida?” preguntó Sergei


Vladimir, mientras jugueteaba con un cuchillo de curva
extraña.

“¿Qué puedo pensar del hombre que ha robado la


computadora principal de la compañía, qué es razonable?”
dijo el anciano que estaba sentado enfrente de él.

Sergei se echó a reír a carcajadas. Sonaba casi como


un ataque de tos.

“Los hombres que se hacían llamar héroes nunca


actuaron razonablemente”

“¿Quieres decir que eres un héroe?”

“Al menos la palabra es más adecuada para mí que


para Lenin”

“No eres nada engreído”

“Sólo sé de lo que soy capaz. Tengo el U.M.F.-013


conmigo. Esta computadora contiene toda la investigación
del virus-T desarrollado por Umbrella. Es casi como si
tuviese a Umbrella en mi mochila. Con la ayuda de esta
computadora podré revivir a Umbrella en cualquier
momento y en cualquier lugar que desee.” replicó Sergei y
dejó que su risa sonara como tos.
56
Afuera, un misil nuclear rozó el helicóptero a gran
velocidad. Finalmente Raccoon City sería borrada de la faz
de la tierra.

57
EL FINAL
DE UMBRELLA
18.02.03

1
Elroy rió de manera nerviosa al ver el logotipo de la
Corporación Umbrella en el asiento del retrete. ¡Tampoco
aquí puedes estar libre de esta compañía! Levantó la tapa y
se sentó. Era la cuarta vez esa mañana que se sentaba allí.
Tenía arruinado el estómago o sufría una diarrea nerviosa, lo
sabía muy bien. Incluso cuando era niño sufría de dolor
abdominal provocado por situaciones estresantes. Tenía la
esperanza de que se detendría al llegar a la edad adulta, o al
menos mejoraría, pero eso no sucedió.

Aún era un cobarde nervioso. Un hombre le había


hecho sentirse un conejo asustado.

“¿Quieres pasar toda tu vida siendo un perro faldero


de la Corporación Umbrella? ¿Realmente les temes tanto?”

Sí, y sus temores crecieron aún más al descubrir los


procedimientos internos de la compañía.

Pero aún así, Elroy no tenía el coraje para admitirlo


abierta y honestamente. Así que aceptó la oferta de trabajo
58
por parte de aquel hombre. ¡Y eso fue lo que le produjo
diarrea esta mañana!

Tiró la cadena y dejó escapar un suspiro de alivio.


Luego sacó una pequeña caja metálica de su bolsillo y la
abrió. Dentro había una pequeña jeringa llena de un líquido
de color verde fluorescente. Se arremangó la camisa y clavó
la aguja en uno de sus brazos. Un punzante dolor le provocó
una mueca, y luego se desenvolvió la manga. El malicioso
líquido pronto se perdió en el interior de su cuerpo. Tras
inyectarse todo el contenido, colocó la jeringa en la pequeña
caja y salió del baño.

Los pasillos eran estériles, las escaleras y los suelos


desinfectados, y todo el lugar estaba iluminado por una luz
blanca. Quizá incluso le esterilizaban el corazón al propio
personal, ya que cualquier sentimiento opuesto a la
Corporación, cualquier deseo antinatural de formar una
carrera, o el deseo de unirse a otra compañía; todos esos
sentimientos eran removidos como si estuviesen
completamente cocidos y limpiados con alcohol.

Elroy sintió un leve mareo, y sus pasos se volvieron


inciertos.

“¿Está todo bien?” Una colega le había agarrado de la


mano y apoyó sobre su hombro. Era una joven investigadora
que había sido trasladada a la base rusa de la compañía al
mismo tiempo que él.

“Sí, gracias. Vete ya”.

“Estás pálido, Elroy”

“Sí, tengo algo malo en el estómago...”


59
“¿Estás seguro de eso?” preguntó la mujer
suspicazmente.

No era de extrañar. En el establecimiento se cultivaban


todo tipo de microorganismos peligrosos. Cada vez que
alguien no se sentía bien, era obvio que se pensara en un
posible accidente con potencial de riesgo biológico.

"Sí, eso es todo", le aseguró con una sonrisa.


"Probablemente anoche comí algo en mal estado”.

“Tal vez sólo deberías casarte, y pronto”, se rió la


mujer.

"Sí, probablemente tienes razón." Elroy hizo una


sonrisa forzada y limpió el sudor de su frente.

“En cualquier caso, deberías ir a la enfermería”.

“Lo haré. Más tarde iré. Primero, hay algo urgente


que debo hacer”.

No estaba mintiendo. Había algo que debía atender


con urgencia. ¡No soy el perro faldero de la Corporación
Umbrella! Intentó que sonara convincente, pero su estómago
gruñó en señal de protesta como un perro cachorro.

Aguardó hasta que la mujer se perdiera de vista para


tomar su tarjeta de identificación, y se dirigió hacia el
pasillo lateral. Sin ser consciente de ello, aceleró el paso. Al
final del corredor, deslizó su tarjeta a través de un lector y
abrió la puerta.

El área al que ahora había accedido contenía un gran


número de contenedores para el cultivo de
60
microorganismos. Los contenedores estaban perfectamente
alineados y asegurados con candados.

Elroy tomó algunas pinzas, rompió la cerradura de uno


de ellos y retiró una cápsula del tamaño de un huevo de
gallina que se guardó cuidadosamente en el bolsillo.

En pocos minutos sabrían quién había sido el


responsable, porque en todos los rincones posibles del
complejo habían instaladas cámaras de vigilancia
conectadas directamente a Red Queen, la cual supervisaba
constantemente a todo el personal.

A Elroy no le preocupaba. Cuanto más pronto pudiera


huir de allí mejor. Ese era parte de su plan, ya que en
minutos abandonaría el edificio. Pero ni siquiera ese
reconfortante pensamiento podía deshacer su nerviosismo.
Abandonó la habitación y respiró profundamente.

Todo está en orden, se dijo. Ya me he inyectado el


antivirus, así que no seré infectado por el virus-T.

Arrojó la cápsula al suelo.

"Muy bien", murmuró para sí mismo. "Muy bien".


Caminó hacia la salida del laboratorio y echó un rápido
vistazo a su reloj. Veinte segundos. Quince. Diez. Cinco.
Cuatro, tres, dos, uno... Las alarmas comenzaron a sonar.

“¡Un accidente ha ocurrido con el material biológico!


¡Su contenido infeccioso se está expandiendo!”, anunció una
voz computarizada a través del sistema de altavoz.

Todo marcha de acuerdo a lo planeado. Mantén la


calma. Aún tienes tiempo.
61
Atravesó los pasillos corriendo lo más rápido que
pudo. La puerta, que mantendría bloqueada el área de
riesgo, se estaba cerrando. Así que aumentó el ritmo una vez
más y se deslizó por debajo de ella justo a tiempo. Lo había
logrado. Estaba fuera. Todo había terminado.

Nadie me puede detener ahora. Me iré a casa y cogeré


mi mochila de camino al aeropuerto. Todo ha funcionado
perfectamente. No tengo nada más que temer. La otra mitad
de mi cuota será abonada en mi cuenta. Todo saldrá bien.

Con esos pensamientos corriendo por su cabeza, una


sonrisa relajada se dibujó en su rostro.

Era una pena haber subestimado al hombre que lo


había contratado. Había obedecido estrictamente las
instrucciones de su cliente, Albert Wesker, y logrado
escapar del edificio del laboratorio. Hasta este punto todo
había salido perfectamente de acuerdo al plan. Estaba en el
sitio de la fábrica de productos químicos, que servía de
fachada para los laboratorios, y ya no era necesario correr.

Se quitó la bata blanca de laboratorio, la dobló y la


arrugó contra un boquete estrecho por donde caminaban los
trabajadores con casco. ¡Parecían pollos sin cabeza! Elroy
intentó transmitir una impresión de calma pero, un vez más,
su respiración se aceleró.

Estás bien. Mantén la calma.

Sin embargo, su respiración se volvió más y más


sufrida, comenzó a jadear y su pulsó se aceleró
considerablemente. Se preguntó qué le estaba sucediendo e
hizo una sonrisa dolorosa que se congeló en una mueca. De
repente comenzaron a dolerle las articulaciones y rechinó
62
los dientes mientras que cada movimiento le hizo sentir
cómo estos se rozaban entre si.

Se encogió rápidamente mientras se debilitaba. Sintió


como si tuviese un agujero en algún lugar de su cuerpo por
el que perdía más y más sangre. Por último, una abrumadora
sensación de indefensión lo obligó a arrodillarse.
Apoyándose con ambas manos en el suelo, se retorció. El
malestar parecía inflar su estómago aún más, forzándolo a
vomitar.

Los trabajadores corrieron por su ayuda. "¿Qué


sucedió? ¿Estás bien?"

Sus voces se fueron apagando y ahogando como si


estuviera oyéndolos hablar bajo el agua. Deseaba decir algo,
pero su lengua estaba hinchada, rígida e inmóvil en su boca.
Su visión se acortó notablemente y luego todo se volvió
negro. No veía más nada. ¡Por el amor de Dios! En ese
momento, Elroy comenzó a pensar, por primera vez, que
podría haber sido infectado por el virus-T.

¿Pero cómo es posible? ¿Cómo puedo estar infectado


cuando me he subministrado el antídoto?

No recibió ninguna respuesta a su pregunta. Su mente


había caído en un abismo. Ni siquiera en su último aliento
cayó en la cuenta de que Albert Wesker lo había utilizado y
conducido a una trampa. El remedio que se había inyectado,
ese líquido que había recibido era del color del antivirus y
de alguna manera parecía reconfortante, sin embargo, no era
el antídoto para el virus. Se trataba simplemente de una
solución salina mezclada con colorante para alimentos.

63
Debido a las numerosas medidas de protección y
precaución, no había manera de que se liberara el virus de
los laboratorios. Pero aún así, aquello era necesario para que
Wesker se asegurara de que al menos una persona infectada
pudo salir del laboratorio antes de que fuera sellado
herméticamente.

Aproximadamente dos horas más tarde, Elroy despertó


en la enfermería de la fábrica con una nueva vida. Mientras
que para Wesker, todo marchaba según lo planeado.

64
2

El viento aullaba, los copos de nieve danzantes


entorpecían la visión, y de repente se produjo una tormenta.
Dos hombres robustos, vestidos de pies a cabeza con pieles
de animales, corrían por el campo que la nieve había
transformado en un paisaje blanco, algo monótono. Se veían
casi como dos osos.

Cuando ambos partieron de su pueblo, el cielo aún era


claro y azul. El hombre de la derecha sacó algo de heno de
su mochila, lo frotó con sus dedos y susurró en una lengua
eslava: “¡Cuenta las lágrimas! ¡Tus lágrimas le enseñarán a
los malvados demonios y sus secuaces a tener miedo!” y
luego añadió con un tono de disgusto: "No tenemos suerte,
¡Maldita sea!"

"Camarada Shek," dijo el segundo hombre. “La


repentina nevada no promete nada bueno. Es un mal
presagio”.

"Tal vez así sea, camarada Igor”.

“Entonces, ¿Crees también que los malos espíritus


habitan aquí?”

“Eso es lo que Dios nos proclamó a todos nosotros. Y


sería un pecado dudar de él, Igor”.

"Muchos de nuestros camaradas han desaparecido en


esta zona. Probablemente debe haber algo...”

65
"¿No estás convencido?"

"No dudo de Dios. Dudo de aquellos que nos traen su


voz."

"¡Camarada Igor! debemos actuar juntos. Incluso si el


rumor de que el sacerdote está en connivencia con esos
hombre es cierto, si esta fábrica realmente es un lugar hostil
para nosotros, entonces debemos tomar medidas drásticas de
inmediato.”

Ambos eran miembros de “Los Fieles de la Iglesia de


los Huesos Grandes”. Esta era una comunidad religiosa
cuyos orígenes podían remontarse a una secta budista
originada en Japón, y fundada en el aislamiento de un
pequeño pueblo. Tras repetidas divisiones, la secta tuvo
diferencias con el tiempo, los elementos de los pueblos
eslavos crearon su propia fe y se convirtieron en una
verdadera comunidad desde hace poco más de diez años. Su
nombre era: “Los Fieles de la Iglesia de los Huesos
Grandes”.

El grupo difundía esencialmente el ideal de vivir en


completa autosuficiencia. Para lograr dicho objetivo,
escogieron ese remoto lugar como fuente para su “utopía”.
La real autosuficiencia acabó siendo la lucha contra las
adversidades de la naturaleza, algo que resultó muy duro.
Pero esas duras condiciones no impidieron el atractivo para
los conversos, quienes fueron atraídos a la comunidad
religiosa. El pueblo estaba tan lleno de vida…

Sin embargo, aproximadamente cinco años atrás, la


situación había cambiado radicalmente. Una antigua planta
química -vestigio de los días de la Unión Soviética que se
encontraba no muy lejos del pueblo- había sido renovada.
66
Oficialmente se ocupaba de los estudios geológicos. A
pesar de que ciertos acontecimientos tenían lugar en las
inmediaciones del pueblo, la comunidad religiosa decidió
ver lo que sucedía. Se suponía que se trataba de una empresa
que se ocupaba de la explotación de recursos minerales y era
propiedad de una sección del gobierno.

Incluso hubo rumores de que fue renovada después de


la caída de la Unión Soviética, en manos de un nuevo
propietario con una gran inversión de capital extranjero. Ya
sea cuestión de capital nacional o extranjero, nunca se había
oído nada hasta el día en que un emisario apareció buscando
contratar algunos trabajadores.

El salario ofrecido era excepcionalmente generoso, y


desató amargas controversias en la comunidad empobrecida.
Tras muchas discusiones y acalorados debates, finalmente se
acordó la contratación de la mitad de los aldeanos varones
para la labor en la fábrica.

Los rumores de que el sacerdote había sido sobornado


por la fábrica no se hicieron esperar. Estos rumores se
basaban en hechos evidentes, ¡El sacerdote y toda su familia
habían sido invitados a la fábrica en reiteradas ocasiones!

Sin embargo, otro rumor con relación al pueblo


comenzó a expandirse por la fábrica. Se decía que el pueblo
era un nido de herejes que adoraban a los dioses paganos del
mal. Aparentemente sus habitantes fueron atraídos por esos
herejes y ofrecidos como sacrificios para sus dioses. De
hecho, a menudo sucedía que los hombres que habían ido a
trabajar a la fábrica no regresaban a casa. Los familiares de
los desaparecidos aunaron sus fuerzas y visitaron la fábrica
para exigir una explicación. Pero nada fue resuelto y los
rumores continuaron.
67
Los propietarios de la fábrica actuaban
indiferentemente frente a los habitantes del pueblo, y no se
sentían ofendidos por sus acusaciones.

Tiempo más tarde, diez de los hombres que regresaron


contaron que un monstruo los observaba desde las
inmediaciones de la fábrica. Las descripciones les
recordaban a la mítica criatura legendaria: “Vodyanoy”, una
criatura enorme, mitad cuerpo de hombre y la otra de pez.

Al mismo tiempo, se oyeron rumores de que un pueblo


cercano a las inmediaciones de la fábrica había sido atacado
por “Almas”, otra mítica criatura legendaria. Pero puesto
que el asentamiento creado por la comunidad religiosa no
tenía prácticamente ningún contacto con el mundo exterior,
nadie tenía conocimiento de aquello.

De repente, ya hace tres días, se cortó todo contacto


con la fábrica. Ninguno de los hombres que habían ido a
trabajar ese día regresaron. Incluso un grupo preocupado por
los desaparecidos, también desapareció sin dejar rastro de
camino a la fábrica.

En consecuencia, “Los Fieles de la Iglesia de los


Huesos Grandes” enviaron a dos hombres: Shek e Igor,
quienes habían pedido prestada una cámara para documentar
toda la información sobre lo que acontecía en la fábrica.

“¿No estaremos ayudando a los malos espíritus


después de todo?”

“Camarada Igor, ¿Por qué crees eso? El asunto ya fue


discutido, ¿Y no fue la iglesia quien decidió que el trabajo
en la fábrica no debía ser abandonado?”

68
“No podemos detener a los demás. ¡No pusimos todo
ese dinero ante sus ojos simplemente para contarles que no
están trabajando allí!

Igor miró hacia abajo, murmuró algo y luego habló en


voz muy baja.

“Tal vez ese momento fue una prueba de nuestra fe”

Fue entonces que algo extraño sucedió. A lo lejos


oyeron un grito.

"¿Qué fue eso?"

"Fue el viento," dijo Shek, despreocupado.

"Sí, pero..."

"Es el sonido del viento. ¿Qué otra cosa podría ser?


No me digas que fueron los gritos de los monstruos...”

El viento desminuyó. Poco después, la vista por


delante se volvió más clara. Y entonces vieron a una criatura
corriendo desde lejos hacia ellos.

Igor cruzó sus manos y comenzó a recitar en voz alta


un antiguo conjuro. "Santísima Virgen, empuña la espada de
tu padre, ponte la armadura de tus antepasados, el casco de
tus héroes, monta tu caballo negro y atraviesa a toda prisa
los campos en nuestra ayuda”.

Con manos temblorosas, Shek tomó la cámara y


fotografió a la criatura que se aproximaba. El monstruo se
veía exactamente igual a los rumores; su rostro era una
curiosa mezcla entre un hombre y un pez, con un cuerpo
69
enorme cubierto de escamas, y dedos largos que en sus
extremos se alcanzaba a ver unas destellantes garras
afiladas.

Igor repitió sus encantamientos cada vez más alto


mientras su tez se volvía más pálida.

"¡Santísima Virgen, cúbreme con tu velo, protégeme


del enemigo y ante todas las armas, tanto de hierro como de
acero!”

Shek, quien aún sostenía con manos temblorosas la


cámara, se unió a los conjuros de Igor.

"¡Protégenos de las armas de madera, de hueso y de


acero, te suplicamos!

¡Aaah…!”

Ambos dejaron escapar un grito seguido por un simple


destello. Y a continuación, un goteo de sangre salpicó el
suelo nevado.

70
3

Raccoon City había sido borrada incluso de todos los


mapas del planeta tierra. En primer lugar, lo sucedido fue
declarado al público un accidente causado por la explosión
de un reactor nuclear. Más tarde, una comisión
investigadora publicó un informe explicando que el
accidente pudo haber sido provocado por un material
fundido en la base del reactor. Ese informe, sin embargo, era
el producto de los desesperados esfuerzos por encubrir a la
Corporación Umbrella, que ahora veía amenazada su propia
existencia.

Dada la inmensa escala del desastre, ni siquiera


Umbrella pudo eludir por completo su responsabilidad.
Finalmente, la culpa de la destrucción de Raccoon City le
fue atribuida y sus cotizaciones cayeron por los suelos. Pese
a ello, sus dirigentes no se dieron por vencidos y
continuaron luchando desesperadamente hasta las últimas
consecuencias. Echaron parte de la responsabilidad sobre los
hombros del gobierno y ordenaron a todo un ejército de
abogados bien pagados para retirar la demanda.

Afortunadamente para ellos, las evidencias más


importantes, como la del armamento nuclear, habían
desaparecido. Umbrella libró una guerra sucia, y los medios
de comunicación descubrieron las incontables atrocidades y
violaciones a la ley por parte de la compañía. La empresa se
convirtió públicamente en un chivo expiatorio. Claramente
tenía una buena relación con el gobierno de los Estados
Unidos, pero la pérdida de prestigio y reputación habían

71
llegado como siempre en estos casos. Sin embargo, se
aseguraron de que la política oficial estuviera distanciada
rápidamente de Umbrella.

A pesar de eso, Umbrella siguió siendo la industria


más grande del mundo. Era probable que se reconstruyera
rápidamente en una forma diferente si tan sólo una parte de
ella aún siguiera viva y de pie. Si alguien quisiera acabar de
una vez por todas con la compañía, entonces era hora de
actuar.

La base auxiliar rusa de la corporación continuó con


sus investigaciones. Para bien o para mal, era allí donde
trabajaban en el desarrollo de las nuevas armas biológicas y,
entre otras cosas, el lugar donde se encontraba el virus-T.

En otras palabras, la lagartija de Umbrella había


sobrevivido con su cola mordida y huido con el resto a
Rusia. Diversas actividades de espionaje pronto fueron
reveladas para asegurar que todos esos desagradables
rumores eran ciertos. La base auxiliar rusa de la
Corporación Umbrella trabajaba eficazmente en el
desarrollo de las nuevas armas biológicas. Esos desarrollos
servían como plataforma para expandir sus actividades
comerciales a todas las regiones en crisis del mundo.

Chris Redfield y Jill Valentine, ambos ex miembros de


la unidad S.T.A.R.S. de la fuerza especial del Departamento
de Policía de Raccoon City, se dirigían rumbo a Rusia.
Ambos cooperaban con las unidades locales antirriesgo
biológico en Rusia donde descubrieron la existencia de una
“Fábrica de Pesadillas”. Ahora sólo debían infiltrarse en ella
sin levantar sospechas y poner fin a sus actividades. Al
menos ese era el plan de Jill y sus camaradas.

72
"Un momento” dijo un hombre robusto con uniforme
de combate en la sala de reuniones del centro de mando de
la unidad rusa. Era el comandante de la unidad antirriesgo
biológico. “El gobierno ruso considera que las acciones
contra la expansión de Umbrella en Rusia son necesarias”

La expresión facial del hombre era de un tal enfado


que probablemente cualquier niño lloraría inmediatamente
con tan solo mirarlo. Pero a diferencia de eso, su voz y sus
expresiones eran más bien suaves. Después de todo, el
comandante era un graduado MIT, un verdadero intelectual.
El hombre continuó: “El gobierno ruso ha dudado en reunir
el ejercito contra Umbrella, pero el permiso para el uso de
nuestras fuerzas especiales debería ser concedido. Eso no
quiere decir que se nos será dado por las buenas”.

“¿Quiere decir que lo obtendremos sin ningún


permiso oficial?” bromeó Chris.

"Sin embargo…", admitió el capitán. "El gobierno no


quiere dejar ninguna prueba de que ha concedido el permiso
necesario."

“¿No podrían dejarnos sin permiso?” preguntó Chris.

El fortachón torció su cara con una mueca. En realidad


era una sonrisa, pero era dudoso que nadie la reconociera
como tal.

"Esto no es lo mismo” dijo. “Sin un permiso oficial


previo, el gobierno nunca toleraría una operación militar
extraoficial. Peor escenario si se enterara el ejército de los
Estados Unidos, podría considerar el tomar medidas contra
nosotros y convertirnos en picadillo…”

73
“¿Entonces necesitamos conseguir un permiso, que el
gobierno actúe como si estuviera mirando hacia otro lado,
aunque en realidad está claro que lo ve todo?”

"Así es."

“No me entero” dijo Jill. “Vinimos hace poco más de


una semana porque se nos comunicó que el plan de
operaciones sería puesto en marcha. Y ahora que estamos
aquí, nos dicen que el permiso del gobierno aún esta
pendiente y que una vez que se nos conceda, no será
oficialmente”, miró al capitán fuertemente a la cara. "Estoy
harta y cansada de la mentalidad de los funcionarios
políticos”.

El hombre escuchó en silencio.

“¡Durante una semana se nos puso fuera del asunto de


la noche a la mañana, pero no esperaré más! ¡Mientras
estamos sentados aquí, Umbrella sigue trabajando en su
trampa insidiosa! Usted sabe como nosotros, ¿Qué sucedió
con Raccoon City? ¿No se da cuenta que Rusia podría ser
afectada por un desastre que podría tener consecuencias
mucho peores que Chernóbil?”

“Eso sería un problema” respondió el hombre, pero su


expresión no demostraba tomar en serio la declaración de
Jill.

La actitud de su colega sólo alimentó aún más la ira de


Jill. Chris también lucía tenso sentado a su lado.

“Mire, no hemos venido a discutir con usted. Todos


deseamos lo mismo, acabar con la Corporación Umbrella.
Pero no podemos esperar más. Usted ha tenido, sin
74
embargo, un año de preparación antes de venir aquí. Hemos
soportado bastante tiempo, ¿No le parece?”

El fortachón asintió lentamente.

"Muy bien. Pero todo lo que puedo decir ahora es que


no puedo darles una respuesta definitiva”. Miró su reloj.
“Digamos que les daré la respuesta dentro de doce horas”

"Dependiendo de la respuesta, iremos solos y armados.


Lo que sin duda tendría consecuencias desagradables para
usted”.

"Me niego a ser chantajeado. Estoy seguro de que


llegaremos a una solución mutuamente satisfactoria”

"Eso es lo que esperamos", dijo Chris, tendiéndole la


mano.

"Estoy muy agradecido por vuestra buena


cooperación."

Y luego estrechó su enorme mano contra la de Chris.

75
Wesker 12

Después de que Wesker aterrizara sobre la colina, el


cielo se despejó sorprendentemente. Llegó a creer incluso
que el tiempo se había vuelto misericordioso. La nieve
reflejaba la luz del sol y bañaba todo con una luz
blanquecina. Es el horizonte perfecto que cualquiera pudiera
imaginar, pensó. Miró la fábrica a través del avión. Era un
centro de investigación de la Corporación Umbrella.

El control del poder es en sí un poder muy grande. Ese


principio era universalmente válido, de eso estaba
convencido. Sin embargo, nunca había sido seducido por él.
No era algo que debía ser utilizado abierta y directamente.
Más bien, el dominio de la técnica está en lograr el menor
uso, obteniendo un mayor resultado. Y ese conocimiento
también significaba “poder”.

Hace cinco años atrás investigó sobre lo que había en


el fondo del Cáucaso ruso: una vieja fábrica de productos
químicos había sido revivida con capital extranjero. Tras la
caída de la Unión Soviética, se dijo que una familia
aristocrática europea la había comprado.

La verificación de los antecedentes resultó no ser muy


complicada. La base auxiliar rusa de Umbrella, por tanto,
había construido una instalación subterránea secreta en su
lugar. Inmediatamente Wesker envió a uno de sus agentes al
lugar para investigar. Presumiblemente, esa fábrica formaba
parte del último bastión de la Corporación.

76
Si Wesker pudiera destruirla, entonces Umbrella
dejaría de existir. Ya había comenzado con los preparativos
para acabar con ella. Sería un pequeño accidente donde se
liberaría un virus compuesto de un material biológicamente
peligroso.

El agente había cumplido con su misión tres días atrás.


El contacto con él había sido interrumpido, y eso también
era parte de su plan. Había descubierto cosas que le
revelaron lo que estaba sucediendo en las instalaciones bajo
la antigua fábrica farmacéutica.

La suerte de Umbrella estaba echada. Para asegurarse


de que la compañía tuviera una muerte inoportuna, buscó la
ayuda de un viejo amigo cuyos intereses en el caso
igualaban los suyos. Lucharemos codo a codo para salvar al
mundo de este caos, pensó y sonrió satisfecho.

Aunque se encontraba en un lugar donde cualquier


persona sería propensa a congelarse rápidamente en esta
estación del año, Wesker estaba vestido llamativamente con
ropa ligera. Su cuerpo ya no era el de un ser humano. Había
superado las limitaciones físicas de una persona común y
corriente hace ya mucho tiempo.

Su auricular zumbó. Entonces oyó la voz de un


hombre y una mujer, que significativamente eran Chris y
Jill. Podía reconocer sus voces mientras palmaba el
dispositivo en su oído que había sido instalado bajo la
instrucción del gobierno ruso para comunicar a ambos
equipos. Escuchó la voz enfadada de Jill.

"¡No estoy dispuesta a esperar el permiso del


gobierno! ¡Estoy completamente segura de que esa fábrica
es la ultima base de la Corporación Umbrella!”
77
"Sí, lo sé. Esta vez no dejaremos que escapen. Acabaré
con ellos. Si se requiere una respuesta de los rusos para que
comencemos la operación, si es necesario lo haremos por
nuestra cuenta”.

Oyó un leve sonido electrónico.

"Sí...sí...entiendo...Nos pondremos inmediatamente en


contacto contigo. ¡Jill, el permiso ha sido concedido!
¡Iremos a recogerlos, y luego nos marcharemos!”

En ese momento la transmisión se cortó. Wesker


respiró hondo, se volvió y miró al cielo.

"Chris, no puedo dejártelo todo. Si tomas una decisión


en mi contra, me opondré. Pero antes que eso, ¿harías un
pequeño trabajo para mi?”

Wesker se volvió otra vez. A lo lejos, más allá del


nivel de la nieve, identificó la planta química. Había varias
chimeneas. Pero donde una vez habían estado encendidas
con flamantes llamas, hoy ni siquiera una nube de humo
emergía de ellas.

Comenzó a acercarse a la silenciosa instalación. Al


igual que un atleta, corrió a toda velocidad atravesando la
nieve. Su objetivo no era en sí la propia fábrica, sino el
acceso por un cercano pasadizo subterráneo.

Wesker estaba de pie fuera de la entrada principal,


ligeramente cerrada con una puerta de hierro. Con ambas
manos se agarró de los barrotes. No parecía que tuviera que
gastar mucha energía mientras los sacudía. Después de dos o
tres jalones, el hierro se dobló y el concreto se derrumbó. La

78
puerta fue retirada con facilidad. Wesker se echó
descuidadamente a un lado y entró.

Una vez dentro, desde el primer corredor descendió a


una especie de estación que daba paso a una telaraña de
material en la propia planta. Quería evitar encontrarse con
Chris y Jill, así que deliberadamente escogió un camino
diferente.

Después de tan sólo unos pasos, se sintió observado.


Miró a su alrededor y vio una cámara de vigilancia. Se
quedó mirando la lente de la misma y pudo sentir no sólo la
mirada sino también supo quien estaba del otro lado. Ese
tipo de mirada le era muy familiar, era la mirada de un
infectado.

Wesker le siguió la mirada y penetró en el interior del


espectador. Lo sentía muy fuerte y perverso como para
percibir la malicia, la hostilidad y la anticipación de un
eventual enfrentamiento. Esa conciencia le traía recuerdos.
Había participado en su percepción, vio con sus ojos y oyó
con sus oídos.

Lo que Wesker vio fue un tipo de sala de computación.


Ante él, varios monitores estaban alineados. En una de las
pantallas pudo verse a si mismo.

"Puta rata espantosa”

La voz le era conocida. Era el coronel Sergei Vladimir,


líder de la Corporación Umbrella.

“Una pequeña rata podrida se esconde aquí”

79
"Oh, ¿Me descubriste?" se burló Wesker.

“¿Creíste que no podría? Tu arrogancia es


repugnante.”

"Entonces probablemente te subestimé”

En el fondo, se oyó la voz de la computadora


principal: Red Queen.

"El nivel 4 de riesgo biológico contaminante está


avanzando”

"¿Y el daño?"

"Más del 90% del personal del laboratorio ha muerto.


La probabilidad de supervivencia en el ambiente
contaminado es de 2%".

"Es evidente que el manejo de esta institución te


abrume” comentó Wesker sarcásticamente.

Sergei se bufó. “Esta base puede ser reemplazada


fácilmente. Después de todo soy el dueño de Red Queen y
de T-A.L.O.S. Soy la mismísima Umbrella”

"Ya veo. Entonces me será fácil destruirla".

"Eres un chico muy gracioso, Wesker” Sergei se


levantó y la cámara lo siguió. Se dirigió hacia ella. “Acelera
la activación de T-A.L.O.S. Debe ser activado antes de la
llegada del gobierno ruso”.

"Recibido. La fecha para el inicio de la reactivación ha


sido redefinida."
80
"¿T-A.L.O.S.?" dijo Wesker. "¿Tienes en nuevo
juguete?”

"Te gustaría descubrirlo. Pero por desgracia el sistema


T-A.L.O.S. sólo puede ser controlado por Red Queen. No
tienes ninguna posibilidad de vulnerarlo. ¡Jaque mate!”

"Estoy registrando dos objetos aéreos acercándose a


gran velocidad desde el noroeste” dijo Red Queen una vez
más.

Sergei frunció el ceño.

"¿Problemas en todos los frentes?", Wesker se echó a


reír.

"Un poco de dolor puede ser muy agradable, Wesker."

"¿Quieres que te cuente quienes desean verte, Sergei?”

"No hace falta. Puedo imaginarlo ya. Por cierto,


apenas puedo esperar mi duelo contigo”.

"El honor es mío."

"Espero divertirme contigo, Wesker”.

"Dudo que tengas tiempo suficiente”

"No puedo esperar verte rogar por tu vida”

De pronto Wesker desapareció de la conciencia de


Sergei.

81
"No puede ser cierto que todas las armas biológicas
hayan sido liberadas…Me pregunto si puedes hacer que
todo dependa de mí” murmuró Sergei, su voz sonaba
realmente preocupada.

82
4
La nieve caía como polvo. La nevada que había
distorsionado temporalmente la visión, había desaparecido.
Dos helicópteros de transporte volaban a baja altura sobre
las llanuras. Inmediatamente después de que la tormenta
cesara, aterrizarían.

Ahora se dirigían hacia una vieja fábrica farmacéutica.

Chris y Jill estaban sentados junto a los hombres de la


unidad rusa antirriesgo biológico. El gobierno ruso
finalmente les había otorgado el permiso.

Mientras que ambos aún estaban en camino desde el


hotel, los dos helicópteros militares ya estaban preparados y
presentes en la base. Unos minutos después de despegar, la
ametralladora de uno de los helicópteros soltó un ruido
ensordecedor.

Cuando miraron hacia afuera de la ventana de la


cabina, vieron a tres Hunters arremolinándose a través de la
nieve. Las balas de la ametralladora los alcanzaron y
salpicaron la nieve a unos metros por el aire. Entonces, en
una fracción de segundos, el Hunter más lejano fue baleado
y convertido en una masa de carne mutilada.

“Parece como si ya no tuviéramos un caso inmediato


de riesgo biológico” dijo Chris.

"Hemos tenido informes de ellos durante los últimos


días. Es por eso que estábamos tan interesados en un
solución rápida” respondió el comandante a su lado.
83
"Comprendo. A partir de ahora lucharemos juntos
contra el enemigo”.

El comandante asintió vigorosamente y luego gritó en


ruso, “¡Todos preparaos para aterrizar y tened cuidado ahí
fuera!

"¡Sí!" respondió el equipo al unísono.

Con un ruido chirriante la escotilla de carga del


helicóptero se abrió. La fábrica estaba casi directamente
debajo de ellos. A su alrededor había tanques de plomo,
cruces y líneas de tranvía, un puente, pilares de acero
oxidado y una colección de edificios que parecían el
esqueleto de una bestia gigantesca.

Los equipos se habían atado los cinturones alrededor


de sus caderas para rappel. Por supuesto Chris y Jill no eran
la excepción. Durante los entrenamientos para la guerra,
donde se tenía que dar un salto en paracaídas o rappel desde
un helicóptero, lo habían hecho bastante bien.

Una vez equipados con sus armas, cada una de las


sogas fue atada a un poste montado en la salida de la nave.
Con ellas se deslizarían cuesta abajo hacia la planta química,
una técnica conocida como “velocidad de rappel”.

"¿Aún no podemos verificar la existencia de nuevos


tipos de armas?”, preguntó Jill.

“Todavía no. Pero no hay duda de que su desarrollo


está bastante avanzado" dijo Chris.

“No hay problema entonces, siempre y cuando el


desarrollo no se haya completado” dijo Jill y descendió.
84
"Eso se verá” gruñó Chris y la siguió.

Como gotas de lluvia, los soldados se deslizaron por


las cuerdas.

Todo sucedió muy rápidamente. Desde la salida inicial


de los primeros movimientos en la base de la fábrica, sólo
cinco o seis segundos habían transcurrido.

En cuanto a los francotiradores, estos se quedaron a


cubierto en los helicópteros, cuyos tripulantes formaron dos
grupos y se esparcieron.

Las palabras rusas iban y venían. Chris y Jill podían


reconocer los principales términos militares. Ambos
hablaban ruso lo suficientemente bien como para no
entorpecer la ejecución de la operación.

Inmediatamente después del aterrizaje, se toparon con


zombies que arrastraban sus pies en busca de carne fresca
con tal de saciar su hambre. Este lugar también se había
convertido en un infierno.

Los francotiradores en los helicópteros abrieron fuego.


Los miembros de la unidad especial vieron sus disparos
dirigirse hacia los cuerpos prostáticos de los zombies.

Minutos después, ambos grupos penetraron en el


interior de la fábrica.

Una vez a mitad del camino, dos soldados


retrocedieron para ocupar la patrulla de combate, y tomaron
un camino diferente del resto del equipo. Por supuesto,
todos habían memorizado los planos de la instalación, sólo

85
que ahora era posible explorar el terreno con sus
escondrijos.

El procedimiento conocido como “Despeje del Área”


siempre debía llevarse acabo. De esa manera, las puertas
cerradas eran voladas con explosivos, y una vez abiertas se
lanzaban granadas dentro de las habitaciones, y luego se
irrumpía en ellas para asegurarlas.

Entre disparos y explosiones, se oían gritos de “Aquí


zona de contacto”.

Chris y Jill se abrieron camino por el corredor


principal junto al comandante de la unidad.

"¡Cuidado, cúbranse!"

Una granada fue arrojada, y los operativos se pusieron


a cubierto. Luego se oyó un estruendo y las astillas volaron
por los aires.

"Bonitos fuegos artificiales” murmuró Jill. Varios


zombies habían sido desgarrados en pedazos.

Tan pronto como el equipo irrumpió en la sala, un


grupo de Hunters se aproximó.

"¡Los hostiles a las 12!”

“¡De acuerdo!”

Los monstruos estaban armados con duras escamas,


pero pronto fueron convertidos en picadillo por el equipo
que rápidamente abrió fuego. Sus garras eran inofensivas
siempre y cuando mantuvieran la distancia.
86
"¡Tengan cuidado! ¡Echen un vistazo a sus alrededores
con la atención puesta en todo momento hasta que el
objetivo esté completamente eliminado!"

Los monstruos habían desaparecido del corredor


principal.

"¡Cada cual manténganos al tanto si la situación está


en orden!”

"Está bien, ¡Vamos!"

Chris y Jill se separaron del resto del equipo y


subieron algunas escaleras. Cuando llegaron al final, un
perro negro corrió hacia ellos. Este no era un perro
ordinario. Su piel colgaba en harapos, su carne estaba
hinchada, color rosa, algo negruzca, y sus tendones estaban
desnudos.

Cerberus era el nombre de esa arma biológica


desarrollada de un entrenado dóberman militar modificado
con la ayuda del virus-T. Formaba parte de la mismísima
maldad y sus movimientos extremadamente rápidos lo
habían convertido en un verdadero sabueso del infierno.

Una bala de Jill atravesó la frente del perro que se


había abalanzado hacia ella.

A continuación fueron atacados por un grupo de tres


perros más. Chris detuvo a dos de ellos con su
ametralladora, a lo que Jill respondió a sus esfuerzos con un
tiro de gracia. Finalmente cortó la garganta del último
animal cuando este se abalanzó sobre la ex policía de elite.

"No veo ningún otro dóberman”


87
"Sí, sí, los dóbermans. ¡Sólo podemos rezar porque no
aparezcan más caniches biogenéticos!”

Ambos se abrieron paso por el corredor, y la multitud


de muertos vivientes que había allí pronto fueron derribados
a balazos.

Repentinamente, un zombie corriendo por alimentarse


a sangre apareció a un lado del pasillo. Sus ojos lechosos sin
expresión se centraron en Jill. Como si algo no encajara, el
zombie corrió hacia ellos con una velocidad imposible en un
zombie ordinario. Con sus amenazadoras garras largas y
afiladas fue a por ellos con una agresividad y vitalidad que
parecía estar en una liga completamente diferente a la de
cualquier otro zombie.

Un operativo, que podría ser asesinado por los


normales y lentos movimientos de un zombie, sería mordido
por una de esas criaturas antes de que lo supiera. Lo que es
más, esas cosas también atacaban y devoraban zombies
normales. Esa forma de mutación era conocida como
“Crimson Head” o “Red Head”.

"Maldita sea, ¿Qué sucede con él?" se preguntó Chris.

"¡Este lugar es como una caja de juguetes! Me


pregunto qué otras sorpresas nos deparará", quiso saber Jill.

De repente una luz cercana colgada de la pared cambió


a roja, indicando una situación de emergencia. Eso dio lugar
a una constante sensación de tensión siendo alimentada cada
vez más. Como truenos lejanos, se oyeron más explosiones.

Chris y Jill estaban desarrollando una creciente


indiferencia a las peculiaridades de este lugar deprimente. El
88
dúo luchó para seguir avanzando por el pasillo, eliminando
un zombie tras otro.

"¿Qué es eso?” dijo Chris, y esta vez su voz sonaba un


poco insegura. Se había dado cuenta de algo impreso en la
ventilación.

Era un Chimera, una criatura creada con la


combinación del ADN de una mosca y una persona, un
proyecto que únicamente podía realizarse con la ayuda del
virus-T. La Chimera era una bestia grotesca dotada de seis
patas de libre flexibilidad, las cuales pasaron por encima de
Chris y Jill con sus curvadas garras, arañando el suelo y
provocando un ruido rasposo que sólo podía describirse con
una palabra: ¡Molesto!

Mientras estas criaturas corrían con la ayuda de sus


garras por las paredes y techos, parecía como si una
pesadilla pasara ante los ojos de los oficiales. Fue entonces
que una cantidad constante de esas criaturas apareció frente
a las rejas. Después de la décima o undécima criatura, Chris
y Jill dejaron de contar. Son como moscas pululando en
torno a un cadáver en descomposición, pensó Jill.

Un Chimera del otro lado los atacó. Ambos dispararon


sin cesar.

Pronto, sobre el piso yacía una pila de esas bestias


muertas. A continuación, el montón se derrumbó y un nuevo
Chimera renació.

"¿De dónde salió?”, gritó Chris.

"Tuvo que haber sido de allí", respondió Jill.

89
Los dos continuaron disparando...

"¡Vamos, cúbrete!” dijo Chris, sosteniendo una


granada en la mano. Quitó el seguro y la lanzó justo en el
centro de la monstruosa pila.

Entonces comenzaron a correr y doblaron la esquina


del pasillo para cubrirse del impacto. La onda expansiva
provocada por la granada expandió el montón de carne,
alcanzándolos. Una vez que el estruendo cesó, la situación
fue invadida por un profundo silencio.

90
Wesker 13
Wesker atravesó un oscuro túnel subterráneo, un
sótano curvado que lucía muy deteriorado. Su siguiente
objetivo era la estación de tren de camino por el túnel
laberíntico. No tardó mucho tiempo en que aparecieran los
primeros zombies.

"¡Fuera de mi camino!"

Furioso agitó sus manos y los zombies no se animaron


a dar ni un paso adelante, sino que retrocedieron. El hambre
constante les retorció los rostros en una mueca. Wesker notó
que no podía penetrar en sus sentidos como normalmente
hacía. Con cada intento sintió algo en su interior: la
sensación del rechazo. Le recordaba a los imanes, la fuerza
que rechaza a la otra del mismo polo.

“Ya veo" murmuró y asintió con la cabeza.

Las armas biológicas con que se había encontrado allí


estaban todas bajo el control de Sergei. Aquella era una
medida defensiva en el caso de que se enfrentasen a un
oponente que, como Sergei o Wesker, tuviera inteligencia
superior que le permitiera sobrevivir a pesar de estar
infectado con el virus-T.

Virulentas y numerosas, las armas biológicas podían


enviar por los aires al enemigo como un bumerán, a menos
que este lograra controlarlas. Para evitar esta hipótesis tan
drástica, Sergei había estado utilizando su propia
conciencia, y básicamente cada una de esas cosas llevaba

91
una estampa y una antena, por lo que las señales que
recibían provenían de la misma dirección.

Sin embargo, era simplemente imposible que una gran


cantidad de esas cosas fueran completamente dominadas. Si
Wesker únicamente se concentraba en si mismo, entonces
podría suprimir las ordenes de Sergei. Pero eso requeriría
una cantidad considerable de concentración y poder, lo que
lo dejaría vulnerable a los riesgos que se extendían ahora
ante él. Parecía ser más efectivo acabar con ellas mediante
el uso de su arma, eliminándolas bala por bala.

Wesker abrió fuego. Disparó con la puntería de una


máquina y todos los zombies fueron derribados con un
disparo en la cabeza. Ninguna bala falló su blanco.

Cuando un gigantesco murciélago infectado por el


virus-T salió volando desde las sombras, Wesker esperó que
estuviera lo suficientemente cerca para eliminarlo con su
cuchillo. Le cortó un ala y luego le arrancó la cabeza. Para
él, aquello no era más que aplastar una mosca. El monstruo
cayó al suelo con violentas contracciones. Finalmente lo
aplastó con un pie, y continuó su camino.

¡No deberías!

Desde algún lugar esas palabras siguieron la


conciencia de Wesker.

¡No puedes ir allí!

La criatura que estaba detrás se arrastró a lo largo del


techo y cayó al suelo justo delante de él. Su cuerpo entero
estaba cubierto de una resbaladiza piel rosada. Su cerebro
estaba expuesto, y por supuesto tenía una lengua larga como
92
una sonda que agitaba como un látigo. ¡Se había topado con
un Licker!

¡No debes ir allí!

Otro Licker llegó arrastrándose.

¡No debes! ¡No! ¡No puedes seguir!

Desde la abertura de la ventilación aparecieron más


Lickers. A diferencia de los zombies con los que se había
enfrentado hasta ahora, el Licker demostraba cierto grado de
inteligencia, así que pudo oír sus conciencias.

Pero si avanzas de todos modos...

Si sigues adelante...

¡Te atacaré!

¡Te atacaré!

¡Yo también!

¡Mátalo!

¡Te mataré!

¡Te mataré...!

¡Si das un paso más...!

¡Somos fuertes!

¡Te mataremos!
93
¡Ay, eso duele!

¡Aah! ¡Aah!

¡Aah! ¡Eso duele!

Con una letal precisión, los disparos derribaron a los


Lickers uno tras otro. Mientras escuchaba sus confusos
pensamientos, notó que la voluntad de los seres que
habitaban allí eran todos fragmentos de una poderosa
conciencia.

Reconoció sus características de inmediato. Sin duda


era Sergei.

Sergei tenía atrapadas en el interior de la fábrica a


todas las armas biológicas que fueron asesinadas en el día de
hoy. Wesker podía sentir sus agonías.

Incluso él mismo pudo haberlo hecho con facilidad si


tan solo lo hubiese deseado. Pero no tenía ninguna intención
de explorar la conciencia de esas docenas de monstruos, si
no cientos, y lo que es peor, todos a punto de morir. Además
del hecho de ser desagradable, ese impacto podría tener una
carga negativa en su propia psiquis, de manera que podría
conducirlo a la locura. Por esa razón, se filtró y bloqueó
todas las percepciones de muerte y dolor.

Pero Sergei era diferente. Voluntariamente absorbió


todos sus sentimientos negativos. Cientos de veces más
sintió el dolor, la ansiedad, el miedo a la muerte hasta
retorcerse una y otra vez. El olor a muerte lo extasió. El
repulsivo placer de oler carne mutilada...

94
Todo era tan repugnante que Wesker expulsó a Sergei
y a todas las demás personas infectadas de su mente. No
podía controlar a su oponente de todos modos, lo que no le
producía ningún daño hacer eso.

Fue entonces que se topó con otro grupo de zombies.


Sin emoción se puso a trabajar en hacerlos desaparecer de la
faz de la tierra. El trabajo era monótono, pero aún así no
cedió, y continuó su camino abriéndose paso a través del
corredor.

95
5
Más arañas gigantescas llegaron una y otra vez. Chris
y Jill se preguntaban de dónde venían. Eliminar a todas esas
repugnantes criaturas resultaba algo complicado, ya que
éstas rociaban un líquido corrosivo y tóxico. Era casi un
consuelo que esa sustancia fuese limitada.

En reiteradas ocasiones, el dúo se había enfrentado al


arsenal de armas biológicas de la Corporación Umbrella,
tanto es así que sus monstruosas anomalías ya no los
asustaban. Pero el elevado número con el que se enfrentaban
ahora hacía que las cosas fueran un verdadero problema.

"Jill, ¿Cuántas más de esas cosas puede haber?”

"Debemos tener cuidado de que no nos rodeen...”

"¡Corramos!” dijo Chris y arrojó una granada. La


araña explotó, y un líquido pegajoso se derramó sobre ellos.
Las patas largas y peludas comenzaron a volar por todas
partes.

Cruzaron la sala por los espacios limpios. "Estas


asquerosas criaturas me dan ganas de vomitar," dijo Jill, y
puso una cara como si la misión ya la tuviese harta.

"Los ataques son cada vez más violentos, nos


arrinconarán en el centro de la fábrica” dijo Chris.

"Es posible. Me pregunto qué sucedió con los demás"

96
"La conexión inalámbrica se ha cortado.
Probablemente tiene algo que ver con la recepción dentro
del lugar."

Un poco más tarde, llegaron a un gran salón. Un


logotipo de la Corporación Umbrella brillaba en el suelo.

"¿Qué tenemos aquí?"

Incluso antes de que Chris pudiera terminar su frase


pudo sentirlo. En ese preciso instante, una enorme grúa voló
hacia ellos con un rugido ensordecedor. Chris sujetó a Jill y
juntos se arrojaron al suelo. Con una velocidad demencial,
la grúa los rozó y se estrelló contra una pared tan
violentamente que el concreto se rompió y un agujero
enorme se abrió en la pared.

"¡Demasiado cerca!", dijo Chris tras haberse puesto


de pie.

"Tengo un mal presentimiento sobre esto” dijo Jill.

"Sí, yo también." Chris estuvo de acuerdo con ella, y


al mismo tiempo abrió la puerta junto a la pared.

"Parece que tenemos visitas", dijo Chris, su voz


sonaba cansada. Más zombies comenzaron a caminar
penosamente en la sala.

"¡Vámonos!" dijo Jill.

"¡Sí!"

Abrieron fuego. Para ahorrar municiones, cambiaron


sus armas a fuego automático, y se limitaron a disparar solo
97
tres o cuatro veces. Dispararon en todas direcciones, pero
con cada zombie caído, más aparecían en su lugar.

Lo único que podían hacer los monstruos era


pisotearse con los que yacían en el suelo, sólo para ser
definitivamente eliminados. Por último, el ataque de los
muertos vivientes se detuvo temporalmente, y un suspiro de
calma reinó en la habitación. Sin embargo no duró mucho
tiempo. Una horda de Hunters pasó por encima de la pila de
zombies caídos y se dirigió directamente hacia Chris y Jill.
Las primeras criaturas fueron masacradas en un instante,
pero los Hunters habían alcanzado un número abrumante.
Uno por uno fueron derribados por los miembros del equipo
Alpha.

Chris detuvo a los atacantes con su ametralladora,


mientras que Jill se encargaba de asegurarse que los
derribados estuvieran prácticamente muertos. Ambos habían
hallado el ritmo y todo marchaba bien. Hasta el momento,
ninguno de los Hunters había logrado acercarse lo
suficientemente. Sin embargo, dada la superioridad
numérica del enemigo, cierta incertidumbre comenzó a
invadir la mente de Chris, haciéndolo preguntarse si la lucha
nunca acabaría. Hasta ahora, siempre habían escapado
ilesos, pero quien sabe, ¿Tal vez simplemente habían tenido
suerte y esta vez todo sería diferente? ¿Y qué pasaría si la
fuente de los monstruos fuese inagotable? Esos tipos de
pensamientos comenzaron a abrumarlos.

"¿Estás bien?" preguntó Chris.

"No es hora de que te preocupes por mí” dijo Jill, y


disparó una bala en la boca de un zombie que se le había
acercado demasiado. “¡Aquí viene!”

98
Un Hunter, que se veía interrumpido por los lentos
movimientos de los zombies, saltó por encima de sus
cabezas y se dirigió directo al equipo. Jill puso una bala en
su frente. El Hunter hizo una voltereta hacia atrás y cayó
tumbado al suelo. Hizo un intento más por ponerse de pie,
pero Jill le disparó nuevamente como si fuese una piedra
con un disparo ejecutado a la perfección. El suelo estaba
sembrado de cadáveres. Entre ellos había varios Hunters que
aún no habían muerto, y que esperaban con sus
extremidades temblorosas, el toque final. El chasqueo de los
disparos y los gritos de los heridos parecían no tener fin.

Una sucia sustancia liquida color negra rojiza comenzó


a emerger de los monstruos muertos, que se extendió para
cubrir el suelo. Esta era un poco pegajosa, así que Chris y
Jill intentaron no pisarla. De los cuerpos destrozados con sus
intestinos derramándose, un hedor terrible cubrió la
habitación. De pronto, se produjo un silencio sorprendente.

Dudosos, miraron la sala a sus alrededores.

"¿Qué esta sucediendo?” preguntó Chris, escéptico.


Ambos estaban aún jadeantes por los esfuerzos del último
enfrentamiento.

"Mira allí" dijo Jill.

"Aquí" dijo Chris, señalando un dispositivo que se


asemejaba a una consola de control. Entonces se acercó con
cautela a los aparatos.

"Mmm... justo como lo imaginaba." Chris pulsó


algunas teclas en el teclado del equipo y de inmediato el
suelo se inclinó al centro de la habitación y comenzó a
abrirse. La repugnante sangre pegajosa se filtró por las
99
grietas. Apresuradamente regresó por Jill, quien aún se
encontraba en el medio de la habitación.

"Desde que entramos, el suelo parecía un poco


extraño", dijo Chris. Era ciertamente algo de lo que no
mucha gente se habría dado cuenta en medio de esas
circunstancias, pensó Jill y admiró a Chris por su aguda
observación.

"Esto es probablemente algo así como la puerta de


entrada al infierno", dijo ella.

"Nos aseguraremos de que la pesadilla termine, aquí y


ahora" dijo Chris.

Con ambos miembros del equipo Alpha, y una


montaña de monstruosos cadáveres, el suelo inclinado
comenzó a descender. El viaje fue largo, tan largo de hecho
que realmente comenzaron a creer que se irían al infierno...

100
Wesker 14
El aire allí abajo era húmedo, frío y pegajoso. A
Wesker le recordaba la frialdad de un cadáver. Sin
inmutarse, continuó su camino a través del pasaje
subterráneo y llegó a la estación, la cual estaba
completamente desierta. Un olor a humedad flotaba en el
aire. Sobre el suelo había un terrible caos, pero no tanto
como una falla de energía. Incluso la ventilación y los
purificadores de aire seguían funcionando.

Todos los puntos estratégicos estaban iluminados, por


lo que Wesker se desplazaba sin esfuerzo. Aunque ahora los
cadáveres estaban casi replegados por todas partes de la
fábrica, allí abajo sin embargo no había ni rastro de ellos. Y
la falta de esas horripilantes criaturas le daba al lugar cierta
tranquilidad. Un único vagón de tren permanecía sobre las
vías. Su pintura color verde oscura podía verse en algunos
lugares. Un vehículo de carga era exactamente lo que
Wesker estaba buscando. Se quedó de pie ante el sombrío
vehículo de aspecto melancólico pensando si debería
utilizarlo.

Finalmente entró en su estrecha cabina y comenzó a


trabajar en los controladores con sus expertas manos. Las
puertas se cerraron, y el tren comenzó a avanzar. Pero al
parecer, alguien o algo se oponía a su corto viaje.
Proveniente del techo se oyó un ruido, el desagradable
sonido del metal siendo arañado o rayado por uñas o garras.

"Visitas", murmuró Wesker, y en ese momento parte


del techo se derrumbó, seguido poco tiempo después por
algunos Chimeras. Aquellos no eran verdaderos oponentes

101
para él. Dos o tres de ellos fueron derribados fácilmente por
sus balas. De pronto también un Hunter irrumpió de la nada.
Wesker miró directamente a la cara del monstruo y guardó
su arma de nuevo en su funda.

Esta vez lo haría con sus propias manos. En un abrir y


cerrar de ojos apareció sobre la espalda del Hunter y le
asestó un golpe atronador en la parte posterior de la cabeza.
El monstruo cayó al suelo con el cráneo fracturado y la fea
mirada de una rana al ser aplastada. Luego se deshizo de
otros dos Hunters de la misma manera.

Entonces llegó un Licker. Al parecer el vagón atraía a


todo tipo de armas biológicas.

El Licker atacó con su lengua, pero Wesker se agachó


por debajo de ella y de pronto apareció al lado de su
oponente. Incluso antes de que la lengua pudiera ponerse al
día otra vez, Wesker ya había despegado los pies del suelo y
estaba posado sobre la cara expuesta del monstruo,
extrayéndole la lengua con una violenta sacudida como un
taladro sobre el cráneo del monstruo, obligando a que el
cuerpo de la criatura se pusiese rígido.

Incluso logró hacer lo mismo con el siguiente Licker.


Enroscó al animal en su propia lengua y lo arrojó fuera del
techo del vehículo. Un segundo después, otra horda de
Chimeras entró arrastrándose por una ventana. Wesker no
dudó, se lanzó entre ellos y los atacó con su cuchillo. Sus
cabezas giraron por el aire.

Aún dentro del tren y rodeado de monstruos, Wesker


no podía respirar bien. Esta vez la fábrica estaba muy lejos,
lo que significaba que pronto llegaría. Estimó

102
aproximadamente el momento adecuado, y entonces apretó
el freno.

Dado que la locomotora no había sido utilizada


durante mucho tiempo, los frenos provocaron un
ensordecedor chillido, pero no produjeron ningún efecto.
Wesker se acercó a la estación de la fábrica. El ferrocarril se
había ralentizado un poco, pero supuso que no sería
suficiente. Pasó la estación y siguió adelante. Abrió las
puertas. Estaba muy relajado. El tren fue sacudido
violentamente y se estrelló contra un tampón pero no
descarrilo. Volaron chispas, el ten se sacudió, y los
chirriantes frenos continuaron hasta que finalmente llegaron
a la parada.

Wesker se bajó como si nada hubiera sucedido. A


pocos metros de distancia las vías terminaban en un enorme
pozo vertical. En ese agujero negro el vagón casi se pierde
para siempre. Se asomó sobre el precipicio pero no pudo
identificar su origen. Las paredes, los pasillos y los canales
de una tubería cercana habían sido contraídos y los túneles
se extendían hacía afuera en diferentes direcciones. Era
obviamente un enorme conducto de ventilación en desuso.

¿Por qué sería construido algo tan inútil debajo de una


fábrica de productos químicos? Este sistema de ventilación
no había sido construido por la Corporación Umbrella.
Había pertenecido a un laboratorio de investigación creado
en los días de la Unión Soviética. Para explicar los orígenes
del laboratorio es necesario remontarse a la mañana del 30
de Junio de 1908. Este fue el día en que se produjo una gran
explosión cerca de la parte alta del río Tunguska, en el que
en una gran área de aproximadamente 2,000 kilómetros
cuadrados se veían árboles desarraigados e incluso casas
destruidas a 1000 millas de distancia. Dentro de un radio de
103
30 kilómetros, la explosión había quemado los bosques por
completo, y la nube en forma de hongo podía verse a varios
cientos de kilómetros.

En Rusia, las políticas prevalecían en esa época.


Inmediatamente tras el fin de la guerra ruso-japonesa y en
víspera de la Revolución Rusa, las condiciones caóticas
prevalecieron. Cerca del sitio de la explosión sólo quedaban
unas pocas aldeas, por lo que el número de victimas no
resultó ser demasiado alto.

Por esa única razón no hubo ninguna investigación


sobre el accidente. Sólo trece años más tarde, un grupo de
investigadores de la Academia Soviética de Ciencias llevó a
cabo una cuyos resultados fueron comunicados al público.
¡La consecuencia de la explosión se debió al impacto de
meteoritos! Sin embargo, ni en este ni en estudios
posteriores se pudo identificar rastros de ellos en el lugar del
desastre. En cambio, los informes del extraño fenómeno
aumentaron en las cercanías del accidente, y los verdaderos
hallazgos incluían huellas de metal Iridium: un metal muy
raro de encontrar en la tierra, que produce mutaciones en
animales y plantas. Una y otra vez, circularon rumores de
que el grupo de investigación ruso había descubierto cosas
más increíbles.

Tal fue la discusión de que se había encontrado


enormes lingotes de metal en la profundidad de la Tierra,
que hasta máquinas exóticas fueron enviadas al lugar. De
hecho, en ese momento ya existía un proyecto con su
nombre: “Largo viaje” por un grupo de investigadores que
había sido enviado allí para recolectar los residuos de metal
por varios años. Finalmente llegó el fin de su “Largo viaje”
cuando el laboratorio subterráneo se asoció al grupo de
investigación.
104
La sospecha inicial de que la explosión había sido
causada por una nueva arma Norteamericana quedó sin
confirmar. Pero sin dudas, los metales que se habían hallado
databan de 1908, y aún así, en el comienzo de la
investigación en 1921, esos metales eran totalmente
desconocidos.

Desde que se asumió que el metal había llegado a la


Tierra desde los confines del universo, al proyecto de
investigación se lo dio en llamar “Largo viaje”.

Si bien la élite de los científicos soviéticos había


estado confiada en este proyecto, hasta el análisis más
simple demostró ser imposible. Sin embargo, el proyecto
continuó y generaciones de investigadores y gestores
dedicaron sus vidas a ella sin lograr ningún resultado útil.
Finalmente, justo antes de la caída de la Unión Soviética, el
proyecto se detuvo y el laboratorio subterráneo bajo la
planta química fue cerrado. El sistema de ventilación
general permaneció como estaba.

Wesker miró hacía abajo otra vez y de pronto saltó al


pozo sin fondo. Pero no fue fácil. En las paredes laterales
había aberturas que concedían el acceso a diferentes niveles.
Voló en dirección a estas aberturas. Por el tamaño de sus
saltos, realmente se podría decir que voló. Cortó el aire y se
desplazó a unos diez metros antes de aterrizar en el siguiente
nivel. Aterrizó tan silenciosamente como un gato. Las
gigantescas arañas, que probablemente habían olido la
presa- o llegaron siguiendo las instrucciones de Sergei- se
deslizaron a lo largo de las paredes directo hacia él. Cuando
Wesker levantó la vista vio un enjambre de murciélagos
gigantes dirigirse en su dirección. Desde las profundidades
emergió una pandilla de zombies. Por un momento
anduvieron sobre la plataforma, pero una vez más uno por
105
uno cayó a las profundidades debido a la falta de
barandillas.

Sin dudarlo, Wesker bajó de un salto a una plataforma


más abajo. Los murciélagos no quisieron perder la
oportunidad y atacaron. Mientras Wesker descendía mucho
más suave que los murciélagos a través del pozo, se las
arregló para cortar sus aleteos con su cuchillo. Al girar en el
aire, vio a un murciélago gigante estrellarse fuera de su
vista, en una esquina de sus ojos. Los zombies, que le
esperaban en la plataforma siguiente, fueron eliminados con
facilidad. Finalmente aterrizó entre medio de sus cuerpos. A
continuación derribó algunas arañas monstruosas que se le
habían acercado. Entonces continuó buceando por el pozo
mucho más abajo que Chris y Jill.

Estaba a punto de entrar en el centro de la planta.

106
6
Después de un largo viaje en ascensor, el mecanismo
finalmente se detuvo haciéndolos estremecer. El viaje a este
lugar -que se encontraba a cientos de metros bajo tierra-
había tomado bastante tiempo. De repente una puerta se
abrió en la parte inferior y el dúo entró en una sala repleta
de instalaciones de almacenamiento. Detrás de esta sala se
encontraron con un área que obviamente era utilizada para
llevar a cabo el proceso de desinfección. Al llegar al final de
un oscuro pasillo, la escena por delante de repente cambió.
Una antigua fábrica de productos químicos se había
convertido en acero inoxidable, una zona de investigación
con paredes de cristales y hormigón armado. Era un
inmaculado espacio limpio de alta tecnología.

"Seguro que debe ser utilizado para investigaciones de


laboratorio," dijo Jill.

"Sí, por supuesto. Todos los laboratorios de la


Corporación Umbrella son algo similares." Chris estuvo de
acuerdo.

Al final del área de desinfección descubrieron una


habitación parecida a una armería. La puerta ya no estaba en
sus bisagras. Chris y Jill entraron en la habitación cuyas
dimensiones eran ligeramente más grandes que las de una
oficina. Su interior estaba devastado, y la mayoría de los
monitores de los ordenadores destruidos. Los paneles de
control estaban cubiertos de salpicaduras de sangre, pero no
había ningún cadáver. Al parecer los muertos habían
revivido y vagaban allí afuera.

107
"Mira esto", dijo Chris que acababa de abrir una de las
cajas fuertes de la pared. Dentro había un amplio arsenal de
armas, filas y filas de ametralladoras, municiones e incluso
granadas de mano.

"¿Querían empezar una guerra?”

"Conspiraciones oscuras en el Hinterland de Rusia.


Casi tienes que admirar la persistencia de estos muchachos",
refunfuñó Chris.

"Pero parece que no han tocado este arsenal".

Ambos rellenaron sus mochilas con municiones tanto


como pudieron. La lucha contra ese extraordinario número
de oponentes casi había agotado por completo sus reservas.
Además vieron la oportunidad de tomar pistolas
antidisturbios con cañones acortados para una mayor
precisión.

"Esto es probablemente mucho más que un laboratorio


de investigación", dijo Chris.

"Sí, ciertamente parece que alguien esperaba


huéspedes indeseados," Jill estaba de acuerdo con él.

"¿Te refieres a los terroristas?"

"No, gente como nosotros. Pero al parecer fueron


hechas con anterioridad por los enemigos dentro de la
empresa."

"Parece que ya hemos encontrado a los culpables",


dijo Chris, señalando a un grupo de zombies que se acercaba
por el pasillo.
108
"No, me parece que son más víctimas", dijo Jill.

Los zombies llevaban puestos los uniformes de los


obreros y en los bolsillos de sus pechos la insignia de la
Corporación Umbrella.

“Quieren regresar a sus puestos de trabajo, yo lo


llamaría un ejemplar sentido del deber," Chris sonrió.

Con los brazos extendidos los zombies se acercaban


cada vez más. Una cabeza tras otra salpicaba las paredes tras
ser baleada. La superioridad en potencia de fuego de las
armas antidisturbios se debió al hecho de que destruían sus
tejidos nerviosos subyacentes, sumado a que el efecto
psicológico en los enemigos era enorme. Sin embargo, en un
enfrentamiento contra zombies, la “guerra psicológica” no
importaba. Por desgracia todavía continuaban avanzando
aún cuando los filamentos de sus sistemas nerviosos ya
habían sido cortados.

Realmente esos monstruos sólo podían resultar


inofensivos destruyendo sus cuerpos prostáticos tanto como
fuera posible. Y atacando a corta distancia, las escopetas
solían tener un efecto sorprendente. Al recibir un disparo en
la cabeza, un manojo de partículas óseas y tejidos cerebrales
desgarrados, eran desprendidos de sus cuerpos. Pronto las
monstruosidades murieron por segunda vez, y sus cuerpos
quedaron esparcidos por el suelo. Aún así, Chris y Jill
sabían que todavía quedaba un largo camino por recorrer.

Con un fuerte estruendo, un fragmento de la


ventilación cayó del techo, pues era allí que estaba
escondido un gran número de Chimeras. Un monstruo tras
otro cayó al suelo y extendió sus largas piernas delgadas.
Pero Chris y Jill no estaban entrenados lo suficiente como
109
para esperar que las abominaciones estuvieran dispuestas a
luchar. Incluso antes de que la última de ellas cayera al
suelo, el dúo abrió fuego. Dado que los Chimeras no tenían
mucho peso, era relativamente fácil perforarlos con una bala
y hacerlos volar por la habitación. Pero mientras que estos
daban patadas por intentar ponerse de pie, Jill y Chris
estaban listos para dispararles a la cabeza.

Así, un Chimera tras otro fue eliminado. Pero antes de


que los últimos fuesen neutralizados, los Lickers
comenzaron a llegar. Se tornada cada vez más difícil
mantener a las criaturas a una distancia considerable y
eliminarlas. Ahora ambos ex policías de elite estaban
empapados con fluidos corporales y trozos de carne. El
enfrentamiento duró un buen rato, hasta que finalmente los
agresores dejaron de llegar. El equipo pudo al fin respirar
con facilidad. Sus largos rostros estaban pintados de color
sangre coagulada. El hedor que provenía de las entrañas de
los monstruos era nauseabundo, poniendo a prueba sus
sentidos olfativos.

"¿Eso es todo?" murmuró Chris.

"Lo dudo", dijo Jill.

Entonces reanudaron el camino, preguntándose con


qué se encontrarían a continuación.

110
Wesker 15
Wesker había llegado hasta el fondo del enorme
complejo de ventilación, que le parecía un pozo sin fondo.
Estaba ocupado intentado diezmar al resto de los
murciélagos cuando un disparo se oyó a su lado, enviando
chispas a través de la plataforma metálica. Se dio la vuelta y
vio a Ivan y Sergei con sus largos abrigos blancos ondeados
al viento, más bien eran dos batas blancas. Eran dos Ivan tan
parecidos como dos gotas de agua. Sergei bajó el cañón de
su rifle de asalto.

Wesker aún tenía su arma apuntando a la cabeza de


Sergei.

"¡Camarada Albert Wesker! ¡Bienvenido a mi


fortaleza!" Sergei le extendió sus brazos abiertos.

"¿Aún te aferras desesperadamente a un barco que se


hunde, Coronel Sergei Vladimir?” preguntó Wesker.

"Umbrella no perecerá", dijo Sergei. “Soportará las


dificultades, el pecado, el dolor para renacer como algo
nuevo. Es una pena, no creo que puedas entenderlo."

"¿Aún crees que el socialismo soviético es la única


forma perfecta para la sociedad?” quiso saber Wesker.

"Te responderé la pregunta. El socialismo soviético


nos ha dejado un legado maravilloso. Por ejemplo..." Sergei
traía su rifle de asalto consigo. "Avtomat Kalashnikova 47,
un arma famosa, creada por Mijaíl Kaláshnikov. Práctica y
extremadamente fiable. En ningún campo de batalla existe
111
un arma mejor que esta. Pienso que es por ella que
deberíamos estar muy orgullosos en Rusia” dijo Sergei, y
puso la pistola en el suelo. "Los rifles de asalto AK son
utilizados en todas partes del mundo, y no sólo las armas
que provienen de Ischmasch. Esta arma es fabricada bajo
licencia en todo el mundo. Y si contamos las copias ilegales,
ese rifle de asalto es el más usado en el mundo. Y aún así...
siento cierta insatisfacción.”

Sergei tomó un arma diferente de su funda y continuó.

"Hay algo que extraño en la extremadamente práctica


Kaláshnikov. Y es su belleza. Esta arma no es lo
suficientemente buena. Pero vista en comparación...” Sergei
levantó el cañón de su arma a Wesker, quien lo observaba
en silencio. "Una Mauser C96. La primera pistola
automática en el mundo. Creada en Alemania."

Aunque Wesker permaneció en silencio, Sergei negó


con la cabeza.

"Sé que no estás de acuerdo conmigo, pero estoy


convencido de ello. Este diseño es realmente excepcional.
Un arma es más que un simple objeto que dispara balas. Lo
que saldrá despedido de ella son más que simples
municiones. Es la muerte. La muerte misma que corre a una
velocidad alarmante por el aire. Para sembrar el miedo y el
dolor, ¡Un arma no debe ser sólo práctica! ¡El dolor es el
Dios que lo controla todo! ¡Y esta arma que Dios nos ha
enviado, debe ser más que una simple herramienta! Muerte,
miedo y dolor, son el poder de los dioses. Y mientras esto es
así, este aparato que causa tanto temor y muerte, es algo
sagrado. Se trata de una cruz, un cáliz, un instrumento
sagrado de los dioses."

112
Sin previo aviso, Sergei apretó el gatillo. El cañón del
arma apuntaba directamente a la cara de Wesker. Evadir la
bala no era posible, al menos no humanamente posible.
Wesker inclinó ligeramente su cabeza hacia un lado. La bala
le rozó la mejilla. Algo de sangre brotó de su herida, pero
desaparecido de inmediato. En una fracción de segundo la
herida había sanado. Ostentosamente impresionado, Wesker
dijo: “¿Has terminado con tus tonterías?”

Sergei puso la pistola en la funda. "Seguramente me


debes algo, ¿no?"

"¡Fuera de mi camino, Sergei! No tengo nada para ti."

"Sí, me olvidé de presentártelos. Me imaginaba... ellos


son dos de mis viejos amigos de..."

Los dos Ivan, con sus largas batas blancas, dieron un


paso adelante.

"¿Amigos?” preguntó Wesker confundido.

"Buenos amigos. Ellos son casi como de la familia.


Dejaré que ambos luchen contigo, Wesker, ya que has hecho
personalmente un largo viaje para llegar a Rusia. Tú sabes,
Rusia es realmente un país fabuloso, incluso para tu lecho
de muerte”, dijo, y luego desapareció detrás de una puerta.

Ambos Ivan comenzaron a rodear a su oponente a


pasos deliberados. Wesker sabía que no eran hombres, sino
Tyrants. De pronto estos desaparecieron en el aire y
aparecieron directamente sobre él. Pero Wesker no era un
hombre común y corriente. Sin dudarlo, quitó el perno de
seguridad de una granada de mano y la arrojó hacia ellos.

113
Un momento después ya se había alejado lo suficiente.
La granada de mano voló hacia ellos y explotó. Los Tyrants
fueron expulsados nuevamente por los aires y aterrizaron
sobre sus espaldas. A pesar de que una granada acababa de
estallar en sus proximidades, ambos parecían estar en buen
estado.

"¡Soy su rey!" anunció Wesker, ahora sosteniendo una


ametralladora en sus manos. El arma tenía como objetivo las
cabezas de los Tyrants, quienes intentaban ponerse de pie
una vez más. Sin pensarlo envió una descarga de balas. Los
monstruos se desplazaron rápidamente para esquivarlas,
pero al mismo tiempo Wesker se movió más rápido y se
posó sobre una de las conexiones de los puentes. Incluso
antes de que sus pies tocaran el puente, disparó nuevamente
contra ellos. Los monstruosos seres aterrizaron en el suelo
mientras las balas chasqueaban a sus alrededores. Sólo
después de alejarse lo suficiente de su oponente, ambos Ivan
intentaron retomar el fuego con sus lanzagranadas.

Los poderosos misiles -que habían sido diseñados para


ser usados contra tanques de guerra- silbaron en dirección a
Wesker, quien tranquilamente apuntó con su ametralladora y
disparó algunas cuantas veces, haciendo que todos esos
proyectiles estallaran por los aires. Tras haber destruido
todos los misiles, arrojó otra granada. A pesar de que esta
vez calculó de antemano dónde la explosión lanzaría ambas
unidades, también arrojó una granada allí. Debido a la
habilidad de Wesker, las granadas se convirtieron en balas
que se dirigieron hacía sus enemigos con la mismísima
precisión de un cohete con un único objetivo: hacerlos
trizas.

Cuando los remolinos de polvo creados por las


explosiones se disiparon, dos extrañas criaturas aparecieron
114
ante sus ojos. Los Tyrants se habían transformado. Sus batas
blancas ya no estaban y sus formas estaban ahora totalmente
expuestas. La piel que recubría los filamentos del músculo
rojo negruzco había desaparecido, y la medida de sus brazos
había aumentado a más del doble. Sus manos ahora eran lo
suficientemente poderosas como para aplastar la cabeza de
un hombre de un solo golpe, y en lugar de uñas tenían garras
afiladas en forma de navajas metálicas.

Wesker saltó desde la conexión del puente y aterrizó


elegantemente sobre el suelo. Uno de los Tyrants estaba
directamente enfrente, y el otro a su espalda. Dejó caer una
lluvia de balas sobre el oponente más cercano, y el que lo
atormentaba detrás fue enviado al suelo con una patada
semicircular. Luego se volvió y disparó a la cabeza del
primero, quien estaba tendido en el suelo. Pero el monstruo
se levanto de nuevo como si nada hubiera sucedido. A toda
velocidad y agilidad, el enorme cuerpo saltó entre las
plataformas y tubos, persiguiéndolo por el aire. Wesker
inmediatamente se unió a la persecución. Por un tiempo
podía verse el espectáculo de una auténtica batalla aérea. A
pesar de que el balance era desigual, el segundo Tyrant
atacó inmediatamente con sus largas garras. Wesker, sin
embargo, consiguió sujetar fuertemente el brazo de su
oponente. Apoyó el cañón de su ametralladora en su ojo y
disparó. Un disparo de bala de 5.45 milímetros a
quemarropa en la orbita ocular significaba el fin para aquel
monstruo.

Wesker no lo dudo y disparó. El cuerpo sin vida


golpeó con fuerza sobre el suelo.

El segundo Tyrant tenía en ese momento más altura


que Wesker, y sentía que la victoria estaba asegurada. Sin
embargo, apenas un segundo más tarde se hizo evidente que
115
el margen de la gloria se había disipado. A pesar de haber
tenido a Wesker en su mira, este ya había desaparecido,
dejándolo perplejo. De repente, una granada rebotó en la
espalda del Tyrant y detonó. La explosión desmenuzó su
piel, los fragmentos metálicos le perforaron la cabeza. El
brazo izquierdo, que el monstruo necesitaba para equilibrar
su cuerpo con la caída, había sido arrancado de la
articulación producto de la onda expansiva, y ahora colgaba
inerte. Cuando el Tyrant se golpeó con el suelo, acribillado
por la metralla, su cráneo salpicó como una sandía y su
masa encefálica estalló en todas direcciones.

"Vives en un mundo de fantasía si crees que puedes


detenerme tan fácilmente, Sergei”, murmuró Wesker
mientras abandonaba el complejo de ventilación.

116
7
A medida que se aventuraban más y más en el
complejo subterráneo, el propósito de la instalación se
volvía obvio: Se trataba de un sitio de investigación y
producción de nuevos tipos de armas biológicas. Allí, los
científicos investigaban, desarrollaban y cultivaban todo
tipo de microorganismos. Si había suficiente perspectiva
para encontrarle un uso práctico a un nuevo BOW, allí había
instalada una aplicable línea de producción. Con esta
instalación era posible que la Corporación Umbrella pudiera
abastecer a todo el mercado mundial con armas biológicas.

"Esa es la explicación por la que nos hemos topado


con tantos BOWs en el camino”.

"Me temo que hay más que eso, Jill."

"¿Qué quieres decir?"

"Estoy seguro de que se trata de un centro de


investigación y desarrollo. Sin embargo, todas las criaturas
con las que nos topamos lucían curiosamente familiares”,
explicó Chris.

"Entonces, ¿Cuál es tu punto?"

"Supongo que existe un nuevo BOW desarrollado que


no hemos encontrado aún.”

"Posiblemente", dijo Jill. "Al parecer han comenzado a


trabajar en estos laboratorios recientemente. No me
sorprendería que estuvieran trabajando en algo grande.”
117
"Como algún tipo de máquina asesina... preferiría que
hubiesen desarrollado nuevos sabores de chocolate o algo
parecido.”

"Lamentablemente no puedo imaginarme a Spencer


como un tipo de Willy Wonka. Carece de ese tipo de humor
especial."

Al final del corredor, se encontraron con una puerta


extremadamente resistente que, sorprendentemente, no
estaba cerrada con llave. Chris la abrió y se detuvo delante
de una piscina que evidentemente había sido utilizada para
fines reproductivos. No necesitó forzar su imaginación para
darse una imagen clara de las criaturas que estaban siendo
criadas allí. Eran viejos enemigos tanto de él como de Jill.

La monstruosa sombra negra flotaba inquieta en el


fondo de la piscina. Al igual que su ancestro -el tiburón
blanco- esta criatura tenía que moverse constantemente para
poder respirar. Era un arma biogenética llamada “Neptune”,
una verdadera bestia casi invencible peleando en su
ambiente natural.

Para alimentarla y observarla, había sido instalado un


pasillo de hierro. Su mitad inferior ahora estaba sumergida
en el agua.

"En realidad no quiero ir por allí", dijo Chris, con un


pie ya en el agua.

"El camino se divide más allá. ¿Qué dices, derecha o


izquierda?" preguntó Jill.

"¿Qué tal si regresamos?” contestó Chris.

118
"Desafortunadamente esa no es una opción”.

"Derecha entonces”.

Siguieron bajando por el pasillo.

"¡Ya viene!" gritó Jill.

La figura negra se abalanzó sobre ellos. Las recargadas


armas antidisturbios de los miembros del equipo Alpha
esperaron el momento oportuno. El Neptune alzó la cabeza
fuera del agua y abrió sus enormes mandíbulas para
tragárselos.

Una ventaja de las armas antidisturbios era su rápida


tasa de fuego. Chris y Jill descargaron dos rondas en las
fauces de la bestia. Con cualquier tiburón normal eso habría
sido suficiente para quitarle la cabeza, pero el Neptune no
era esa clase de tiburón.

La criatura cerró sus fauces mutiladas y miró al equipo


por un segundo con sus ojos inexpresivos. Al parecer, las
rondas de balas provocaron algún efecto, ya que este se
alejó y retiró por el momento.

"¡Corre!” gritó Chris.

El dolor no dejaría ninguna marca en el único


desarrollado y rudimentario cerebro de la criatura. Pronto el
Neptune se habría olvidado y regresaría para capturar a sus
presas.

“¡No te caigas o serás pan comido!“, le advirtió Jill


mientras echaba a correr.

119
Cuanto más lejos corrían, mayor era la resistencia del
agua que les impedía avanzar. Se sentían como si huyeran
de una pesadilla. Directamente detrás de ellos salpicaba el
agua. Incluso sin volverse, sabían que el Neptune estaba
cada vez más cerca. Chris y Jill ya tenían una imagen mental
de su boca abierta, y sus intermitentes colmillos afilados.
Pero en el último momento llegaron al otro lado de la
piscina, y la puerta que había sido colocada allí se abrió con
una leve patada. Ambos estaban completamente empapados.

“Al menos no necesitamos bañarnos más”, sonrió


Chris.

Era realmente más cómodo estar completamente


mojados que cubiertos en apestosos restos.

“Sí, siento como si hubiera pasado un día” dijo Jill,


encogiéndose de hombros.

Aire caliente fluía a sus alrededores. Se sentían en un


sauna, en el que se secaban como un paño húmedo en
apenas un santiamén. Tuberías aceitosas, cables negros y
blancos oxidados. Alambrados de cerca y placas de acero
oxidado. No me gustaría trabajar en una fábrica así en
temporada, pensó Jill.

A lo largo del techo, sobre sus cabezas, se desplazaban


grandes compartimentos cilíndricos por un sistema de
barandillas. Se oía un chirrido con cada temblor.

“Me pregunto qué habrá allí” dijo Chris.

“Echemos un vistazo hacia dónde se dirige” respondió


Jill.

120
Ambos siguieron sus pisadas y no tardaron mucho
tiempo en descubrir de dónde provenía el calor. Cada uno de
los compartimientos llevaba a un horno inmenso que, al
abrir sus puertas emergían feroces llamas irradiantes. El
compartimento completo se dejaba caer y las puertas del
horno volvían a cerrarse. Podría estimarse que por el
extremo calor, el compartimento se derretía inmediatamente.

“Parece que se trata de algún tipo de incinerador“,


supuso Jill.

“Sí, es para quemar desechos” agregó Chris.

Una vez más se oyó un chirrido en uno de los


compartimentos. Algo en su interior estaba luchando
salvajemente.

"Oye, ¿Podría ser que...?"

Pero antes de que Jill pudiera terminar su frase, el


compartimento saltó de los rieles y cayó al suelo. Por la
fuerza del impacto la parte superior se abrió y un Hunter
salió del tubo. O mejor: una criatura parecida a un Hunter.
Su espalda estaba hinchada y deformada y su cuerpo
cubierto con tumores del tamaño de pelotas de ping-pong.
De entre ellos se veían dos ojos y una fila de dientes
torcidos. El animal se retorcía de dolor en el suelo. Jill
disparó a la patética criatura en la cabeza.

"Algo salió mal con este."

“Así se deshacen de los averiados aquí”, concluyó


Chris.

"¡Eso se llama control de calidad!"


121
“Y pensando en los posibles peligros de la infección
por parte de los residuos biológicos, la quema es el mejor
método para eliminarlos.”

En ese momento Jill oyó su radio otra vez.

"... fábrica.... asegurada...”

"Recibido. Hemos entrado en el laboratorio


subterráneo y continuamos nuestra búsqueda".

"Recibido. Hemos sufrido grandes pérdidas.... Así que,


tened cuidado... ¡Buena suerte!" Ese fue el último mensaje
de radio que oyeron.

"Parece que las cosas marchan muy bien por allí” dijo
Chris y quiso avanzar pero Jill lo detuvo.

"Espera. ¡Mira!"

Jill señaló un punto en la pared no muy lejos del suelo.

"Sí, ¿Qué es eso?", Chris no podía distinguir nada.

"Mira, ¡ahí hay un hueco!

De hecho ahora Chris también podía ver un agujero


del tamaño de aproximadamente 5 milímetros. La luz era
visible desde allí dependiendo del ángulo de visión.

"Creo que sé lo que es”, dijo Chris, alzó su pistola y


dio un paso atrás.

Juntos se dirigieron hacia el siguiente pasillo y se


pusieron a cubierto.
122
"¡Vamos!"

Chris disparó contra el pequeño agujero en la pared y


permaneció detrás del pasillo a cubierto, prestando atención.

Hubo una explosión, y se formaron huecos de


pequeñas bolas de metal en la pared. Se habían puesto fuera
de acción en caso de que la zona estuviera equipada con una
explosiva mina antipersonas.

"Parece que estamos ante una especie de sistema de


seguridad”, dijo Chris.

"Al parecer quieren prevenir que los forasteros


husmeen una vez que no haya centinelas presentes”, supuso
Jill.

“Mientras utilizan en tal caso estos primitivos


explosivos, probablemente también quieran asegurarse de
que ningún arma biológica fuera de control ocasioné
estragos aquí“

"¿Quieres decir que intentan conservar el cuerpo de los


monstruos?”

"Supongo que sí. Y está bien. Si no fueran capaces de


hacer eso, probablemente tendrían considerables problemas
para controlar a todas esas armas biológicas”.

Chris y Jill continuaron su camino y se toparon con


otra puerta.

“Parece que ya dejamos atrás el área de seguridad”.

123
Del otro lado de la puerta esperaban los zombies. Tras
el ruido de la puerta abriéndose, los zombies comenzaron a
acercarse. La batalla comenzó de nuevo. Ambos eran
excelentes luchadores.

Mientras no cometieran ningún error, era poco


probable que el enemigo pudiera causarles heridas graves.
En uno de los intervalos de la batalla, una y otra vez Jill
murmuró algo.

"Realmente estaba tontamente alarmada”, Jill no


estaba segura de si Chris podía oírla. “Corría como un perro
tonto en un jugoso prado verde bajo un radiante cielo azul.
Ya pasaron más de diez años de…” un humor nostálgico
brotaba de su interior. Tal vez su mente necesitaba un
descanso. "Había un gran roble. En él he enterrado mis
tesoros. Pero no puedo recordar exactamente qué árbol era.
Ciertamente no sé lo que he enterrado allí”

"Estoy seguro que era algo muy importante. Has


enterrado algo absolutamente importante allí. Tan
importante que no puedes recordar lo que era”, quiso decir
Chris.

"Tienes razón...En los días claros a menudo pienso en


ese momento en que aún era tan ingenua. En ese momento
creía que tendría la eternidad de mi lado y que todo siempre
seguiría siendo como era. El hecho de que nada en mi
entorno cambiaría, y yo corría una y otra vez por la
pradera…. El hecho de que el cielo sería siempre azul, el
aire frío, el sol caluroso, y yo seguiría siendo siempre la
misma. Pensaba que sería para siempre y por siempre la que
era. Entonces las estaciones pasaron como las sombras de
una nube sobre la tierra"

124
"En aquel momento eras una niña."

El número de monstruos había aumentado


considerablemente. Particularmente el Eliminator -un arma
biogenética basada en un mono- se había unido a la
multitud, y entonces comenzaron los ataques incesantes. Por
sus rápidos movimientos, una pequeña desatención podría
dar lugar a que esas criaturas se les acercasen
peligrosamente. Con tan solo apuntar precisamente a la
cabeza, era posible eliminar a los monstruosos monos de un
único disparo. Sin embargo, debido a su agilidad era más
fácil decirlo que hacerlo.

"Si cuento cuántas de estas cosas hay, entonces


lentamente nos convertiremos en leyenda”, quiso decir
Chris.

"Sí, deberíamos apresurarnos un poco más", dijo Jill.

Poco tiempo después derrotaron al Eliminator, y


echaron un vistazo al siguiente escenario. Éste estaba
repleto de luz, y en una de las paredes colgaba un cuadro.

"Me parece que es un ascensor” dijo Chris, tecleó


algunos botones y el suelo comenzó a descender.

El descenso duró mucho tiempo. Era como si el


ascensor llevara directamente al inframundo. Sintieron que
se acercaban a su mayor amenaza y su oponente más fuerte.
El elevador se detuvo. Ahora se encontraban en la parte del
laboratorio que había permanecido más oculta. La puerta se
abrió. Frente a ellos se extendía una especie de cuarto de
control con una hilera de monitores que mostraban estatuas
y diferentes anuncios de advertencia. Abandonaron la
habitación y se toparon con una horda de zombies que al
125
parecer los estaban esperando. El dúo acabó con los muertos
vivientes gracias a sus ametralladoras y granadas.

Acto seguido subieron por una escalera. De pronto


sintieron algo que les había salvado la vida en reiteradas
ocasiones. Sintieron el peligro incluso antes de que se
hiciera visible. Al mismo tiempo, saltaron de la escalera a
un piso más abajo. Por encima de ellos había colgados tres
contenedores de forma cilíndrica. Sus cuerdas de acero se
rompieron. Uno de los contenedores de más de 100 kilos
cayó exactamente sobre las tuberías y el cable tomó la forma
de puente, se destrozó y estrelló contra el suelo. Si Jill y
Chris no se hubiesen marchado, el contenedor habría
acabado también con sus vidas.

Pero no habían tenido tiempo para pensar en ello, ya


que nuevos peligros habían aparecido: un Chimera, un
Hunter y un Eliminator, un completo surtido de armas
biogenéticas acompañadas de un ser desconocido hasta
entonces para ellos: Ivy. Su nombre correcto era “Plant 43”.

Ivy era una planta que podía mantenerse erguida y


arrojar una especie de proyectil. Desde la cueva detrás de
los pétalos que forman su cabeza, la gigantesca planta
escupió un líquido repleto de enzimas digestivas. Ivy
también poseía algunas debilidades: no era muy rápida y
podía ser fácilmente derrotada con un arma de fuego. Sin
embargo, con más de esas monstruosidades juntas en un
enfrentamiento, sin duda serían un duro desafío.

Y junto a un Hunter y un Chimera, sus ataques eran


muy peligrosos. Pero Jill y Chris eran profesionales, por lo
que se enfrentaron a ciegas con esas abominaciones.
Además, los patrones de conducta de Ivy y los demás les
eran familiares. Todo el asunto no se convertiría en un
126
simple paseo por el parque, pero no había riesgo de que
resultaran fatalmente heridos. Sin embargo, con el creciente
número de esas cosas el peligro también se incrementó. Una
pequeña falta de atención podría ser suficiente. Bajo los
cuerpos sin vida que se amontonaban mientras tanto en el
suelo, había un Hunter que aún estaba vivo.

La mitad de su rostro había sido arrancado, pero eso


no le impidió ponerse de pie lentamente detrás de Jill, quien
instintivamente sintió su presencia. Sin embargo, antes de
que lo notara, ya era demasiado tarde.

En el momento en que se dio la vuelta, las afiladas


garras del Hunter le rasguñaron desde los senos hasta la
cadera. Las garras no penetraron lo suficientemente
profundo como para lesionar su carne alrededor de sus
órganos, pero si le produjo heridas abiertas repletas de
sangre. Jill cayó fuertemente al suelo. Se sostuvo el
abdomen e intentó inútilmente ponerse de pie. Chris le
disparó al Hunter al otro lado de la cabeza antes de que
pudiera correr a por Jill, que aún yacía en el suelo. El Hunter
había sido el último monstruo. Chris corrió a toda prisa al
lado de Jill y comenzó a atender sus heridas. Tomó su kit de
primeros auxilios. Cerró sus heridas con pegamento, las
recubrió con pomada antibiótica y las cubrió con grandes
parches. De esta manera pudo evitar otra hemorragia.

"¿Todo en orden?” le preguntó. Jill no lucía bien de


ninguna manera, pero sonrió valientemente y dijo:
“¿Todavía recuerdas lo que te he contado hace un
momento?”

“¿La historia de tu infancia?“

127
"Exactamente. En ese momento conocí a un chico
llamado Morry que iba conmigo a la escuela y vivía cerca
de mi casa. Siempre llevaba la misma ropa y tenía la misma
cara triste. De cerca olía a hojas secas. De vez en cuando
llegaba a la escuela con heridas graves. En algunos casos se
rompía más de una vez un brazo o una pierna. Nunca había
intercambiado una palabra con él hasta el día en que, por
casualidad, lo encontré bajo el roble en la pradera. Era un
día soleado en el que simplemente nada malo podría ocurrir.
Él había llegado allí antes que yo. Cuando me vio lo único
que atinó a hacer fue huir, sin embargo, se detuvo y se
volvió. Esa fue la primera vez que lo vi sonreír. Sus labios
estaban azules y desgarrados. Me di cuenta que había sido
golpeado. Cuando le pregunté si se encontraba bien,
extendió sus manos entrelazadas y las abrió. Tenía astillas
de vidrios en sus manos. Me explicó que las había recogido
del río. Me contó que a veces las recogía y enterraba bajo el
árbol como un tesoro. Me dio algunas. Yo me guardé un
fragmento y enterré el resto junto a sus piedras bajo el
roble“.

"Como un perro idiota”.

"Exactamente, como un perro idiota. Fue la primera y


última vez que hablé con él. Murió al año siguiente. Los
maestros y los padres guardaron silencio al respecto, pero
todos los niños lo sabíamos de todos modos: Su padre lo
golpeó hasta la muerte. La policía llegó y hubo una gran
agitación. Algo como eso no se podía ocultar tan fácilmente
en un pueblo pequeño”.

"Qué historia tan triste”.

128
"Sí, una historia triste. Y con eso, mi infancia terminó.
Aprendí que el mundo está lleno de violencia y que la
muerte acaba con todo”.

"¿Y ahora te arrepientes de haber nacido en este


mundo?”

"En absoluto. Me siento agradecida de estar viva”.

Jill se sentó y al poco tiempo estuvo devuelta sobre sus


piernas.

"Sigues pálida”, dijo Chris con voz cariñosa. “¿Estás


segura de que estará todo bien?”

"No hay problema. Sólo estoy un poco cansada. Pero


todo estará bien. No importa qué tan cansada esté, siempre
me he puesto de pie, al igual que ahora. Así que sigamos
adelante, Chris”.

Con un rostro pálido pero su cabeza en alto, Jill


continúo. Chris tuvo la sensación de que ella había hecho
eso toda su vida.

129
Wesker 16
Wesker abrió la puerta y vio un eje hexagonal delante.
Miró hacia abajo pero no pudo ver dónde terminaba. El piso
estaba construido de modo que se podía bajar hasta la última
planta. No podía llegar al interruptor del panel del ascensor
desde allí. El siguiente pasajero sólo podía bajar si la última
persona que tomó el elevador para descender lo tomaba para
subir otra vez.

Chris y Jill usaron el ascensor para descender. Wesker


miró hacia abajo el eje y luego, sin dudarlo, dio un paso
sobre el borde por el abismo sin fondo. Cayó verticalmente.
Las paredes del eje brillaron en sus ojos a gran velocidad y
el viento chifló en sus oídos. Se separó de la pared y se
dirigió hacia el otro lado del eje con un gran salto. Allí tomó
impulso nuevamente. Saltó de una pared a otra casi como
una pelota de ping-pong, y así sucesivamente hasta abajo.
Algunos murciélagos gigantescos lo rodearon. Al parecer
dudaban en atacarlo. Sus poderes sobrehumanos parecían
desalentadores. Wesker pisó el suelo tan suavemente como
ningún gato jamás podría hacer.

El suelo estaba cubierto de cadáveres. Wesker puso su


mano sobre la cabeza temblorosa de un Chimera, y sintió su
conciencia a punto de evaporarse.

Todo marcha según los planes de Chris. Sonrió


contenidamente. Tuvo que haber pasado algunas ahora allí.
Abrió una puerta y entró en una habitación con varios
monitores alineados, que iluminaban la sala con luces rojas
mientras indicaban anuncios de advertencia. Intentó
controlar el panel de control, sin embargo, los dispositivos

130
no reaccionaron. Obviamente el complejo entero había sido
puesto fuera de servicio. De la sala de control, pasó a un
sombrío depósito en el que yacían muchas más armas
biogenéticas. Subió una escalera de hierro que conducía a
una pasarela partida al medio por un recipiente metálico. Al
otro lado había una puerta. Sin alas era inaccesible. Como si
acabara de saltar sobre un charco, Wesker saltó sobre el
pedazo roto de la pasarela y aterrizó elegantemente en el
otro lado.

Allí abrió la puerta, entró en una sala con bocadillos al


final y se paró frente a una puerta cuya cerradura electrónica
sólo podía abrirse con una tarjeta de identificación. Wesker
disparó durante un tiempo contra la cerradura, hasta que fue
destruida por completa, y pudo abrirla. En la habitación en
la que ahora se encontraba, había un gran número de cajas
de cultivo. Por supuesto Wesker sabía que allí había
conservado material vírico. Pasó por alto el interior de la
habitación, cuya leve iluminación minimizaba la influencia
perjudicial de la luz sobre los virus.

Encontró un recipiente resguardado para el virus de


prueba, protegido con un candado. Wesker lo rompió.

"¡Intruso no autorizado!“

Una alarma de emergencia sonó, y varias luces rojas


comenzaron a parpadear. Completamente decepcionado
Wesker abrió la tapa del contenedor y tomó una cápsula
marcada con una "T". La guardó cautelosamente en el
interior de su bolsillo, salió por la puerta y luego se dirigió a
su último objetivo: la sala en la que su archienemigo lo
estaba esperando.

131
8
Chris y Jill tenían la sensación de caminar por una
colmena. Aparentemente las habitaciones hexagonales
estaban alineadas sin fin. Unas a otras eran completamente
idénticas, relucían bajo una luz blanca.

"Estas habitaciones son todas iguales. Esto parece un


laberinto", dijo Chris.

"¿Podría ser una trampa para engañar a los posibles


intrusos?”, preguntó Jill.

"Esto significa que aquí cerca...”

Aparentemente habían llegado a la última puerta del


laberinto. Detrás de ella había un largo pasillo. Salieron
corriendo y llegaron a otra puerta al final del pasillo.
Cruzaron la puerta. La alta y gigantesca cubierta tenía forma
de cúpula. Se veía como una gran cueva que a simple vista
era imposible.

"¿Qué es esto?”, preguntó Chris.

"Me da la impresión de que es una especie de área de


prueba para armas biogenéticas”, supuso Jill.

"¿Una especie de arena?”

"¡Exactamente!”

De pronto se oyó una voz masculina proveniente de


los altavoces en la cubierta.
132
"Únicamente recibo visitas en raras ocasiones.
¡Bienvenidos!”

Era la voz de Sergei que resonó en la habitación. Chris


y Jill tomaron las armas y miraron alrededor.

"No hay razón para preocuparse. A menos que sean


verdaderos soldados”.

"¿Quién eres?", gritó Chris.

Sergei no respondió la pregunta. En cambio,


simplemente habló:

"Les diré las reglas. Si se ganan la vida también con


la lucha, es posible que sepan que uno se siente más vivo en
el momento en que sus vidas se terminen al mismo tiempo.
El sentido de la vida radica en la lucha. Uno lucha, se
lesiona, se acerca a la muerte. Esa es la mayor suerte de
descubrir la vida. Para poder disfrutar de ella, uno debe
apagarla y arrojarla a las llamas ardientes. Pienso que es
hora de comenzar. ¿Os puedo presentar? El último
producto de la Corporación Umbrella: T-A.L.O.S.”.

Una alarma sonó, y una voz computarizada anunció:

"¡Atención! ¡Atención! ¡T-A.L.O.S. está activado!


¡Atención! ¡Atención!"

En la cúpula encima de ellos, una brecha se abrió y


algo cayó en medio de la sala.

"¿Qué es eso...un arma biogenética?”, preguntó Jill.

133
La tierra tembló cuando el gigante cayó. La mayor
parte del cuerpo estaba cubierto de una masiva armadura
metálica. Asimismo sus brazos, lo cuales eran tan grandes
que parecían poner en peligro su blindado equilibrio.
Incluso sobre su rostro había una máscara de metal.

El ser -que les recordaba a un extraño robot- llevaba


un gigantesco lanzacohetes en el hombro. Con eso se podía
disparar cuatro cohetes al mismo tiempo. T-A.L.O.S. apretó
su poderosa pata contra la pared y hundió sus afiladas
garras, dejándoles un mensaje en la pared. Dejó en ella
algunos agujeros profundos.

"¡Su nombre es... T-A.L.O.S.!"

Como si estuviera esperando ese lema, el monstruo de


pronto disparó con su lanzacohetes. El letal dispositivo
escupió un denso humo blanco y los cohetes salieron
disparados directamente hacia Chris y Jill. Ambos se
echaron a un lado, Jill a la derecha y Chris a la izquierda. El
estallido de la explosión los alcanzó aún en el salto. Jill
golpeó con el hombro en el suelo y rodó como una pelota.
Pero antes de que pudiera ponerse de pie, el siguiente cohete
fue a por ella. Jill se arrastró un metro hacia delante, se
levantó y saltó. Una vez más fue alcanzada por la onda
expansiva de la explosión y arrojada contra la pared.

Los disparos disminuyeron. Chris tenía inmovilizado a


T-A.L.O.S. bajo el fuego de su ametralladora. El monstruo
lo miró, y Jill tomó una granada. Mientras T-A.L.O.S.
estaba ocupado en Chris, ella se arrastró lo más cerca
posible y arrojó la granada. Había puesto el fusible en corto
tiempo. La granada explotó exactamente sobre la cabeza del
monstruo. Cuando Jill fue alcanzada por el estallido de la
explosión, disparó con la ametralladora. Al mismo tiempo
134
Chris lanzó otra granada que detonó delante de los pies del
monstruo. Su pechera fue arrancada y se estrelló contra la
tierra. Chris y Jill aprovecharon la oportunidad y dispararon
a quemarropa sobre el lugar desprotegido.

Sin embargo, T-A.L.O.S. estaba preparado para resistir


los ataques de sus oponentes. El monstruo atacó a Chris y
blandió su poderoso brazo como un látigo contra el ex
policía de élite. Chris logró torcerse a un lado y lo acuchilló.
Allí donde Chris había estado, el gigantesco puño del
monstruo golpeó el suelo. Las grietas se formaron en el
suelo. En ese momento, Jill saltó ante T-A.L.O.S. Con su
arma antidisturbios disparó contra el pecho desnudo del
gigante.

T-A.L.O.S. rugió como un animal salvaje y blandió su


poderoso brazo. No había escapatoria. Jill fue arrojada por
el aire y se estrelló contra una pared.

"¡Eh, tú!”, gritó Chris, sosteniendo ahora frente al


monstruo un arma en su mano. Apuntó a la boca del
lanzacohetes apoyado sobre el brazo del T-A.L.O.S. El
primer disparo falló. El monstruo parecía haber entendido lo
que estaba planeando, y presionó el gatillo del lanzacohetes.
Justo en ese momento Chris disparó nuevamente y la
segunda bala desapareció en la boca del aparato. Por un
momento el lanzador se infló como una madura fruta roja.

Inmediatamente después se produjo una detonación.


Una inmensa detonación. Las llamas se convirtieron en
bolas de fuego y se disiparon en el espacio, astillas
metálicas volaron en todas direcciones y, finalmente, la
habitación fue invadida por un humo blanco. No se podía
ver nada. Jill le gritó a Chris, y este a ella. Así ambos
descubrieron que el otro aún estaba vivo. Jill había utilizado
135
la arrancada pechera de T-A.L.O.S. como escudo y fue
lanzada una vez más contra la pared, producto de la
explosión. Toda clase de fragmentos metálicos estaban
retorcidos en la pechera. Chris había dado vueltas por todo
el lugar.

Una esquirla del lanzacohetes se había clavado en su


hombro izquierdo. Aunque pareciera extraño, no sentía
ningún dolor.

Concentrado, pensó en lo que estaba a punto de hacer


a continuación.

T-A.L.O.S. estaba vivo. Había perdido su armadura


por completo, pero su piel tenía un brillo metálico. Aún era
un monstruo mecánico. Jill se paró frente a su oponente, y
Chris se puso detrás. Entonces ambos abrieron fuego. Los
movimientos de T-A.L.O.S. se habían vuelto más lentos. El
dúo disparó durante un largo tiempo directamente al
oponente, sin embargo, ninguna de las balas se acercaron a
él. Chris ya comenzaba a dudar de los efectos de sus
maniobras, cuando de pronto algo sucedió. T-A.L.O.S. se
detuvo.

"¡Ahora!” gritó Jill, y Chris arrojó una granada. Con el


estruendo de la explosión, la criatura cayó al suelo. El dúo
continuó disparándole a la cabeza y espalda del monstruo.
T-A.L.O.S. no mostró ninguna reacción.

"¡Es increíble lo que estos hombres han construido


aquí!”

Con cada respiro, la astilla metálica ubicada en el


hombro de Chris se movió.

136
"Sí, eso creo. Uno de estos gigantes equivale al poder
de combate de un tanque de guerra” dijo Jill.

"Me atrevería a decir que es más fuerte que un tanque


de guerra”.

A toda prisa se alejaron de T-A.L.O.S., que una vez


más comenzaba a moverse.

137
Wesker 17
Con el arma en la mano, Wesker entró en el área más
profunda del complejo, en el lugar en el que su
archienemigo lo estaba esperando. La habitación era el
corazón del gigantesco laboratorio de investigación, el
puesto de mando desde donde se controlaba y dirigía todo.
La sala tenía la magnitud de un gimnasio. La cubierta de la
cápsula apenas podía verse, ya que la iluminación no llegaba
hasta allí. En una esquina, frente a una hilera de monitores,
Sergei se encontraba sentado. Este habló sin mirar a
Wesker.

"Su nombre es T-A.L.O.S. Ha heredado la fuerza


destructiva y la menta combativa del Tyrant, sin embargo,
puede ser completamente controlado por “Red Queen”. Es
la máquina perfecta de combate”.

En los monitores se veía como T-A.L.O.S. disparaba


misiles contra Jill y Chris.

"Chris está haciendo un buen trabajo. No me


decepciona” dijo Wesker.

Sorprendido, Sergei se volvió: “¿Es uno de tus


hombres?”

"Lo era"

"¿Y qué piensas de Ivan y su compañero?”

"No son más que juguetes aburridos”.

138
"Entiendo. ¿Pero qué más puedes decirme?” Sergei
apoyó su mano sobre el escritorio de control.

"Chris Redfield. Ex miembro de S.T.A.R.S. Con el


incidente en la antigua villa…” Una voz computarizada leyó
el perfil de Chris. Wesker creyó conocer la voz.

"¿Está todo el complejo dirigido por un sistema como


Red Queen?”, quiso saber.

"Es más que sólo un sistema de control” respondió


Sergei. “He transportado por completó la memoria de datos
y todo lo demás hasta aquí. Antes de que Raccoon City se
hundiera, he extraído todo de la ciudad. ¡La brillante historia
de la Corporación Umbrella continúa!”.

Con una expresión contenida, Sergei observó el


enfrentamiento en los monitores.

"Red Queen es igual a mí. Cuando creé el sistema T-


A.L.O.S. me requería nuevos datos de acuerdo con la
información estimulante. Quise saber la verdad sobre el
mundo y sentí mucho dolor. Y fatales tormentos. Red Queen
es una herramienta. Su valor depende de la persona que la
usa. Ambos, Red Queen y ese T-A.L.O.S. son demasiado
buenos para una empresa como Umbrella consagrada para la
creación. ¡Sin embargo, ambos podrían darme una nueva
vida! No has cambiado nada, Wesker. De hecho, me gusta
tu fanfarronería y arrogancia. Finalmente hemos sido
compañeros no por mucho tiempo. Tal vez sería buena idea
corroborar una cosa: ¿Quién de nosotros dos es el amo, y
quien el esclavo?”

"Para un esclavo, tú das una gran nota, Sergei”.

139
"¡Si tuviera ante mis ojos alguien que lo venciera, le
juraría mi lealtad, me convertiría alegremente en su esclavo!
Así como he jurado mi lealtad a la Corporación Umbrella.
Pero, lamentablemente, sólo eres un puñado de mierda”.

"No habrá Corporación Umbrella mucho tiempo más”


argumentó Wesker. “Aunque le jures tu lealtad, nada
quedará de Umbrella.”

"Mis orígenes han desaparecido, y he perdido lo que


era una vez mi país natal. Sin embargo, en ese momento,
Spencer me ha devuelto la esperanza” dijo Sergei con una
expresión soñadora en sus ojos.

"¿Esperanza? No me hagas reír. Esos son sólo sueños


de personas que no tienen ningún futuro”.

"He pasado la prueba prototipo de los Tyrants. Como


consideración por ello, he producido diez clones de mi
mismo. El Tyrant es mi hermano, mi segundo yo. En otras
palabras, mis hermanos pronto controlarán el mundo”.

"Básicamente son absolutamente inútiles para mi. Pero


sabes dónde está Spencer, ¿verdad? ¿Vas a contármelo?”,
preguntó Wesker.

"Eso no saldrá de mi aunque me despedaces. Incluso


me alegraría, porque el dolor es mi mayor suerte. Las
torturas son para mi autenticas delicias. Y entiende, de una
vez por todas, que soy el más fuerte. ¡Nadie es capaz de
ganarse mi confianza!”

"Estás loco..."

"¡No estoy loco, el mundo lo es!”.


140
Sergei sacó un cuchillo que tenía una forma extraña.
La empuñadura estaba centrada entre dos cuchillas a ambos
extremos. El cuchillo medía, desde una punta de la cuchilla
a la otra, aproximadamente setenta centímetros.

"Si no lo sabías, coleccionar armas antiguas es mi


pasatiempo. Primero he coleccionado armas medievales e
instrumentos de tortura europea. Cuando comencé también
estuve interesado en Asia. Incluso en India y China había
armas muy interesantes. Sin embargo, pronto no fue
suficiente para mí coleccionar sólo armas. Empecé a
construirlas yo mismo. Le indiqué a un herrero
especializado en cuchillos antiguos. Todo fue en el
momento que aún existía la Unión Soviética. Por cierto,
¿Sabes de qué está hecha esta cuchilla?”

Sergei le tendió el cuchillo a Wesker.

"Por supuesto que no lo sabes. Está hecha de un


material único en el mundo. Tal vez no hayas oído nunca
hablar acerca de la explosión de Tunguska. Significa que
aún la causa de la explosión es un enigma. Pero el gobierno
Soviético sabía perfectamente lo que había sucedido allí.
Este cuchillo está hecho de un metal que había caído sobre
la Tierra en ese tiempo en Siberia. No se oxida o corroe, es
sencilla y, sin embargo es a la vez mucho más dura que el
acero. Y puede ser afilada a una agudeza increíble. Es un
material absolutamente soñado. Lamentablemente, aún no es
posible analizarlo, es por eso que no se puede producir
artificialmente. Pero eso no hace ninguna diferencia para mí.
Tengo lo que quiero. Y lo probaré ahora mismo...”

Con un rápido movimiento suave, Sergei arrojó el


cuchillo. Las cuchillas giraron a alta velocidad directo hacia
Wesker, quien sólo giro su cadera para esquivarla. Al igual
141
que un disco giratorio, el cuchillo le pasó volando muy
cerca para cortar una columna de concreto como si fuera una
mantequilla detrás de su espalda. Entonces el cuchillo
cambió su dirección de ataque y regresó.

Sergei sacó otro cuchillo, lo arrojó y echo a correr.


Luego tomó el primero que había volado de regresó a él por
los aires y lo lanzó inmediatamente de nuevo en dirección a
Wesker. Los cuchillos, que dividieron fácilmente el
concreto, se dirigieron a corta distancia directamente a su
objetivo.

Monitores, mesas, paredes y columnas se volvieron


chatarra como por arte de magia.

"Afilados cuchillos, ¿no crees?”

En vista de los cuchillos voladores, un hombre como


Wesker no podía permanecer inactivo. Ambas cuchillas
sacudieron su cuerpo como una pluma en el viento, pero no
llegaron a tocarlo.

"Muy bien, ¿Qué dices al respecto?” gritó Sergei y


sacó un tercer cuchillo.

Lo que seguía estaba confinado a un milagro. Como


un ser vivo, la cuchilla giratoria de Sergei se liberó de su
mano, trazó una complicada trayectoria aérea y regresó a su
mano. Mientras tanto, los otros dos cuchillos giraban
constantemente por el aire y perseguían incesantemente a
Wesker. Después de un tiempo se sintió arrinconado, como
si uno de los cuchillos fuera a cortarle la garganta. Sin
embargo, atrapó el cuchillo en el aire, inmediatamente antes
de que lo alcanzara, y lo arrojó de vuelta con facilidad. El
cuchillo rozó arañando a lo largo de las paredes, partió las
142
tuberías metálicas y se dirigió directo a Sergei. Con esfuerzo
y ante la necesidad, Sergei esquivó el cuchillo. Ahora las
cuchillas que antes perseguían a su victima, también había
cortado la cara de Sergei. Pasó su lengua por la herida en su
mejilla, y su sonrisa se volvió más grande.

"¡Me haces feliz, Wesker!“

En ese momento Red Queen anunció:

“¡Atención! ¡Atención! Intercableado perturbado. ¡El


control de T-A.L.O.S. está apagado!”

Por un momento Sergei arrugó su frente, luego sus


comisuras en la boca se contorsionaron en una mueca
diabólica de nuevo.

"Lamentablemente el control de T-A.L.O.S. ha sido


desactivado. Con ello la velocidad del desarrollo de “T” no
puede continuar en su cuerpo. ¡Un monstruo que ni los
dioses pueden domar acaba de nacer!”

Wesker miró por un monitor que aún no había sido


destruido. La imagen mostraba a Chris y Jill inclinados
sobre T-A.L.O.S. que yacía en el suelo. El monstruo
comenzó a moverse. El dúo echó a correr e intentó ganar
distancia.

"Este no es el momento de preocuparse por los demás,


Wesker” dijo Sergei que había clavado los tres cuchillos con
recelo en el suelo. “Para juegos me hace falta tiempo.
Pongámosle un final”.

Estiró los brazos y cruzó los dedos como un monje


budista que hace un gesto con sus manos. De repente
143
comenzó a temblar y agitarse, tan rápido que la silueta de su
cuerpo se volvió borrosa. Sus ojos mostraban una expresión
extática y se quedó contemplando el vacío.

A través de los dientes apretados, un gemido


silencioso escapó de su garganta. Torturas y delicias
parecían ofrecer una batalla para ellos mismos en su rostro.
De pronto, de la espalda de Sergei creció un tentáculo
humedecido con un líquido viscoso, cuya forma parecía una
lombriz reforzada con gancho. El “gusano“ fue aplastado,
dividido en extremidades y tenía un color rosa claro. Su
diámetro ascendía a unos veinte centímetros. La cinta de
color carne se entrelazaba alrededor de los brazos de Sergei
y de allí otra vez alrededor de su cuerpo. Visiblemente el
“gusano“ mutó a un capullo de carne cruda.

Wesker ya había visto suficiente. Desde cerca disparó


con su arma contra Sergei y el gusano. Sin embargo, gracias
a su protuberancia y al ser el capullo tan duro, las balas no
penetraron en el. Y mientras más se erguía, más
constantemente cambiaba su forma. De ambos brazos
extendidos creció un grueso manojo de músculos. Los
brazos se asemejaban a un gigantesco pitón del mundo de
los mitos. Las extremidades de sus manos y dedos aún eran
reconocibles, visiblemente deformadas y anudadas entre si
en forma compleja para formar sus dientes, picaduras, garras
y gigantescas mandíbulas. El monstruo se parecía a la boca
de un insecto peligroso. Con la simple diferencia de que
podía aplastar la cabeza de una persona con un simple
mordisco.

Mientras que la gigantesca pitón crecía frente al pecho


de Sergei una y otra vez, seis antenas se retorcieron y
doblaron en su espalda como patas de insectos. Dado que las
antenas disponían de un sinnúmero de articulaciones, podía
144
realizar movimientos complicados. Lo único que hacía
recordar que Sergei aún era una persona era que todavía
seguía erguido en dos patas.

"¡Wesker!” gritó Sergei con una voz que ya nada tenía


de humana.

"Te daré por el hecho de que mueras, una muerte


terrible, bestia” amenazó Wesker.

La batalla entre ambos sobrehumanos había


comenzado.

145
9
Claras convulsiones sufrió el cuerpo de T-A.L.O.S.
mientras yacía en el suelo. Su temblorosa espalda se agitó
una y otra vez. Agudas picaduras pasaron por su cuerpo
hasta el dorso, explotando en su cintura, y algo con la fuerza
de un jet fue expulsado de su espalda. El objeto era similar a
un ciempiés metálico. Como un dragón que vuela hasta el
cielo llevando el objeto a una velocidad increíble. Era la
columna vertebral de T-A.L.O.S.

O mejor dicho, lo que había sido una vez su columna


vertebral. Era tan gruesa y larga que era para Jill y Chris
casi inconcebible que hubiera estado alguna vez en su
cuerpo cuando tuvo algo así como una figura más o menos
semejante al hombre.

Como un estandarte evocado del sombrero de un


mago, algo creció en dirección a la cubierta. Sin embargo,
eso no era todo. Como las raíces de una planta, varios
tentáculos brotaron de la espalda de T-A.L.O.S. Sus
extremidades se retorcían en una danza salvaje y estaban
afiladas como las puntas de las flechas.

Mientras que estos tentáculos se retorcían por el área,


Chris y Jill tuvieron que permanecer a cubierto. Una y otra
vez los tentáculos se dispararon tan rápido como un rayo
para romper las paredes o perforar el suelo. Chris y Jill
intentaron mantener al monstruo lo más distante posible, y
abrieron fuego con sus ametralladoras. Mientras tanto, sus
brazos emergieron del suelo. Entonces, los tentáculos de
forma extraña de pronto comenzaron a alzar al cuerpo del
ser. Tenían que disponer de una fuerza inmensa, ya que T-

146
A.L.O.S. tenía el tamaño de una pequeña casa. Balanceando
sus tentáculos y brazos como grúas, el cuerpo flotó más y
más alto. T-A.L.O.S. era una pesadilla, mezcla de máquina
y de ser vivo.

La figura externa con enormes brazos en movimiento


parecía un cáncer mecánico. Sólo que el creador de este ser
probablemente nunca había visto un verdadero cáncer en su
vida.

Chris y Jill dirigieron las armas hacia T-A.L.O.S. que


flotaba con su espalda contra la cubierta. En cualquier
momento iba a ser calculado sobre un nuevo ataque.

"Parece que el momento de la verdad se acerca” notó


Chris.

"¿Y qué hacemos ahora? Nuestras armas no son


efectivas”, dijo Jill.

"Debemos averiguar dónde está su punto más débil.


No hay ningún ser perfecto en el mundo, especialmente si es
un monstruo creado por la mano humana. Debe tener un
punto vulnerable”, Chris estaba seguro.

"Bien, ¡Hagámoslo!”

Ambos continuaron disparando.

Una lluvia de balas cayó sobre el cuerpo de T-


A.L.O.S., sin embargo, Chris y Jill no dispararon
simplemente a ciegas. Registraron exactamente los lugares
en los que el monstruo reaccionaba para atacarlo en los
puntos especialmente sensibles.

147
Y no fue difícil descubrirlo. El gigante cruzó sus
poderosos brazos ante su cabeza relativamente pequeña. Jill
y Chris rápidamente intercambiaron una mirada e
inmediatamente abrieron fuego sobre el rostro de T-
A.L.O.S.

Sin embargo, fueron sorprendidos por el contraataque


del monstruo.

Un rayo de luz roja cayó al suelo frente a ellos y formó


allí profundos agujeros. Con un fuerte siseo, una densa nube
de humo inundó la habitación. T-A.L.O.S. produjo un haz
de luz cuya densidad energética era mucho más fuerte que la
luz del sol, así que el rayo transformó la superficie de la
tierra en un plasma y luego se evaporó. Cuando el monstruo
disparó a quemarropa sus rayos, nada más quedaba para el
dúo que huir.

Chris y Jill se preguntaban como era posible que T-


A.L.O.S. dispusiera de un arma con una demanda de energía
tan tremendamente grande. Además, ella difería
básicamente del lanzacohetes que el ser había utilizado antes
de su conversión: Esta arma había sido incorporada a su
cuerpo. Eso no hubiera sido logrado con la ayuda de una
operación o algo similar, porque la conversión en la segunda
forma no lo había previsto. Aquello era posible porque
llevaba en su cuerpo un organismo que le permitía generar
energía altamente comprimida en forma de rayo de luz.
Cuando “Red Queen” perdió el control de T-A.L.O.S., este
expulsó su sistema nervioso y se fusionó con ella. No
porque supiera como aprovecharlo, sino para absorber una
alta compresión energética. Al menos para Chris y Jill no
hacía ninguna diferencia saber de dónde provenía la energía.

148
Si no deseban ser transformados en vapor de plasma
en apenas décimas de segundos, no podían permanecer en
ese lugar mucho tiempo más. Sin embargo, era de suponer
que la cantidad de energía que T-A.L.O.S. había usado era
demasiada como para continuar atacando, por lo que
cesaron después de apenas veinte segundos.

Esta era la oportunidad para el equipo. Ambos


apuntaron a la cabeza de la criatura y dispararon. Hasta su
siguiente ataque, debían provocarle tanto daño como fuera
posible. Chris introdujo un cartucho en el arma. Jill
comprendió inmediatamente lo que Chris planeaba, y apuntó
con su ametralladora al rostro del monstruo. Sus brazos
protegieron su rostro producto de las balas que llovían sobre
él. Ahora su cara estaba descubierta. Chris ya había
disparado el cartucho, y la suerte estaba de su lado. La mitad
del rostro del monstruo se golpeó contra el suelo. A pesar
del fuerte sonido de la detonación, podía oírse su rugido. Su
voluminoso cuerpo lentamente se hundió en el suelo.

O bien se había convertido en una molestia para él


antes de la ira, o no tenía más fuerzas para mantenerse de
pie. Jill y Chris dispararon sin tregua sobre su cara cada vez
más cerca. Los tentáculos se retorcieron con la intención de
atacarlos, pero Chris se deshizo de ellos con su cuchillo. Y
luego arrojó una granada sobre la espalda de T-A.L.O.S.
quien ahora se acercaba cada vez más.

Una columna de fuego se levantó con un ruido


tembloroso. Todo el cuerpo del monstruo se estremeció. Los
tentáculos golpearon el suelo violentamente y sin sentido. T-
A.L.O.S. estaba sufriendo.

"¡Eso dio en el blanco!”, dijo Chris satisfecho.

149
"Sí, el dorso es su punto débil”.

Ambos arrojaron más granadas a la espalda de su


espeluznante oponente. Algunas estallaron cerca de sus
horribles tentáculos y los destrozaron pero sin afectar
realmente a T-A.L.O.S. Las explosiones en su espalda
fueron decisivas. La cantidad de fuerza explosiva que Chris
y Jill habían utilizado, habría sido suficiente para derribar a
un tanque. Aunque las granadas estaban obviamente
dañando a T-A.L.O.S., este no estaba dispuesto a rendirse
fácilmente.

"Es de primera clase en cuanto a debilidad”, dijo Chris


lacónicamente.

"Su poder de ataque es abrumador, pero carece de


habilidad táctica de combate”, agregó Jill.

T-A.L.O.S. flotó de nuevo en dirección al techo y


llegó a él en apenas un instante. Lo que siguió fue otra ola
de rayos de luz. El suelo alrededor de Chris y Jill se volvió
cada vez más un horrible panorama, lo que les dificultó
esquivar los rayos. Un paso en falso y todo habría
terminado.

Un simple golpe de T-A.L.O.S. podría evaporarlos.


Por lo tanto, a ambos solo les quedaba esquivar sus ataques
una y otra vez, y esperar a que pronto se desgastara la
energía del monstruo. Entonces, tras un casi interminable
juego del gato y el ratón, llegaría su fin. Todo seguía el
patrón conocido. Ambos ex policías de elite dispararon
contra los brazos del monstruo, forzándolos poco a poco a
alzarse.

150
Exactamente en el momento en que Chris quiso
disparar su cartucho contra el monstruo, algo sucedió. T-
A.L.O.S. cayó. Chris, quien permaneció allí con el
lanzagranadas durante el suceso, fue barrido por el brazo de
acero del monstruo, y tuvo la sensación de haber sido
alcanzado por una máquina demoledora. Con una fuerza
inmensa, fue arrojado al suelo y golpeó la parte posterior de
su cabeza contra la pared.

"¡Chris!" gritó Jill horrorizada.

Chris reaccionó a la exclamación temerosa de su


camarada con un gesto. Supuestamente quería indicarle que
disparara sobre T-A.L.O.S. sin preocuparse por él. Jill lanzó
una granada sobre la desprotegida espalda del monstruo
ahora tumbado. Los primeros dos intentos tuvieron éxito,
pero justo cuando había retirado la protección del tercer
cartucho, su mano fue perforada por un afilado tentáculo.
Ella chilló, y el proyectil cayó de su mano.

Logró saltar, pero quedó atrapada en la onda de la


explosión. Con la ropa chamuscada, Jill se deslizó por el
suelo y perdió la conciencia.

Cuando poco después volvió en si, Chris se paró frente


a ella y disparó contra T-A.L.O.S.

"Gracias", dijo Jill, que deseaba ponerse de pie para


retomar el combate, pero no lo consiguió. Así que disparó
contra el monstruo desde el lugar.

"Mientras que dormías tu siesta, me he encargado de


nuestra pesadilla”, bromeó Chris y añadió luego de echarle
un vistazo a Jill: "¡Dame el extintor!"

151
Volvió a atacar a T-A.L.O.S. Los tentáculos buscaban
posesionarse de él en el camino, pero los repelió con su
cuchillo y corrió a toda prisa. Chris comenzó a saltar casi
por detrás del monstruo.

Aproximadamente por la medida de un cabello, logró


escapar de los tentáculos, los cuales regresaron a la espalda
del monstruo.

En ese mismo momento, T-A.L.O.S. comenzó a trepar


a una velocidad delirante. Los tentáculos presionaron a
Chris ahora en todas las direcciones. El monstruo ya había
alcanzado una altura peligrosa, pero la situación requería
una acción determinante. Chris dejó caer sus provisiones de
granadas sobre la espalda de T-A.L.O.S.

Tras un salto seguido de un giro, arrojó el último


cartucho.

Entretanto, Jill le había dado el extintor e intentado


desviar al oponente lo más lejos posible de Chris. Sin
embargo, de momento eso sería innecesario. Una enorme
explosión estremeció la sala. Se encendió y el aire parecía
extenderse. Desde la espalda de T-A.L.O.S. se levantó una
gigantesca bola de fuego que envolvió todo el cuerpo del
monstruo en medio de su disparada velocidad. Aire caliente
se extendió por el espacio. La metálica columna vertebral
que conectaba el gigantesco cuerpo con la cubierta se
quebró por la mitad. Envuelto en llamas, T-A.L.O.S. cayó al
suelo.

Chris, quien estaba directamente debajo de él, corrió


por su vida. A sus espaldas sintió un fuerte estrellato
seguido del agrietamiento del suelo. T-A.L.O.S. caído, yacía
allí como una persona arrollada por un coche. El ahora
152
incendiado ser levantó una vez más la cabeza y aulló
obsesivamente. En su rostro se abría un gigantesco agujero.
Ruidosos sonidos de algo consumiéndose podía oírse. La
piel del monstruo comenzó a arrojar burbujas del tamaño de
pelotas de tenis en formas de úlceras. Poco después de que
el cuerpo entero estuviera cubierto de ellas, finalmente su
cuerpo fue exterminado. Desde el agujero en su cara
devorada, se oyó un sonido como si algo absorbiera solo el
resto de las funciones y luego toda la cabeza del monstruo.

Obvio que algunas células mutaban en otras


cancerosas para crecer desenfrenadamente y comerse a
todas las que estuvieran sanas. La propagación de las úlceras
le permitía a T-A.L.O.S. parecerse a una de los cientos de
racimos de uvas que lo formaban. El agujero en su cabeza
avanzaba más y más en su interior, el cuerpo visiblemente
se había encogido. A partir de ahora no podía ser más rápido
que aquel monstruo gigante. Lo que aún yacía allí era un
miserable bulto de carne. No duró mucho tiempo hasta que
los restos de T-A.L.O.S. se extinguieran como un burbujeo
de color barro sobre el suelo.

"Parece que todo terminó”, anunció Chris y tomó


recaudos para llevar a Jill en su hombro.

"No tan rápido, puedo caminar por mi cuenta”.

Casi sorprendido, Chris retiró su mano. Jill se levantó


lentamente y dijo: “Si intentas eso en nuestra boda,
estaremos divorciados”.

"No te preocupes, tales monstruos no serán invitados a


nuestra boda”.

153
Chris apoyó su mano sobre la astilla de metal que se
asomaba en su hombro. Profundos pliegues se dibujaron en
su frente. Intentó sacar la astilla, pero estaba demasiado
hundida en el tejido muscular.

"Debemos continuar de todos modos aunque siga


sangrando. Será mejor usar el kit de primeros auxilios más
tarde” sugirió Jill.

"Deseo llegar lo más rápido posible a casa y darme


una ducha. Y entonces dormiría una buena noche placentera
en una cama agradablemente suave”.

"Si todo esto termina, volveré a la pradera de mi


infancia”

"¿Quieres desenterrar tu tesoro?”

"Pero no se dónde está. No, simplemente enterraré un


nuevo tesoro”.

"¿Y qué tesoro debería ser?”

"¡Top secret!"

"Pues, entonces espero que no desees enterrarme


allí…”

"Tonto."

Juntos abandonaron hombro a hombro el área. Ahora


era momento de abandonar el infierno para regresar a casa.

154
Wesker 18
Tras su conversación, Sergei se arrastró en seis antenas
a lo largo de la pared. Como una araña, se movió
rápidamente, desplazándose perpendicular y
horizontalmente sobre las paredes y cubiertas. Wesker
guardó la pistola, cogió la ametralladora en modo
semiautomática y abrió fuego sobre Sergei.

Pero este no planeaba de ninguna manera permitir que


Wesker se deshiciera de él tan fácilmente.

Se deslizó por la pared, saltó y se dirigió directamente


desde una esquina casi imposible con su gigantesco “brazo”
a por Wesker. Las afiladas garras estaban a punto de hacerlo
añicos mientras caían súbitamente. El “brazo” de Sergei le
pasó cerca. Wesker consiguió sujetarlo con una mano, y
disparó con la ametralladora que llevaba en la otra.

Apuntó a la cabeza de Sergei. Producto de los


gemidos de dolor, éste tiró con toda sus fuerzas de su brazo.
La diferencia en peso con la mano izquierda de Wesker no
tenía posibilidades. Violentamente el brazo lo zamarreó de
un lado a otro.

Pero Wesker no se dejó impresionar por eso, y aunque


fue brutalmente zamarreado por el área, disparó con gran
precisión a la cabeza de Sergei durante un tiempo hasta que
este no resistió más y deseó aplastarlo contra la pared
contigua.

Sin embargo, poco antes de que Wesker escapara del


impacto. Las afiladas garras del oponente se excavaron

155
profundamente en la pared. Sergei reaccionó tan rápido
como un rayo. Con la ayuda de sus tentáculos y su brazo,
saltó rápidamente entre la cubierta y las paredes de aquí para
allá y recuperó el equilibrio. Sus movimientos eran muy
complicados, pero Wesker alcanzó a verlos, saltó, tomó
impulso contra la pared, saltó aún más alto y fue tras él, que
se arrastraba por las paredes.

Esta vez, el “brazo” se estremeció bruscamente, pero


ya era demasiado tarde. Presionando la ametralladora
firmemente en el hombro, Wesker disparó una ráfaga de
balas en la cara de Sergei.

La recámara se vacío en un abrir y cerrar de ojos.


Wesker arrojó la ametralladora y se bajó de Sergei. Los
tentáculos y el brazo de éste lo interceptaron, pero Wesker
fue más rápido. Escapó, y su perseguidor quedó
desconcertado. Entonces, pretendió dejar a Sergei al
desnudo y fue a por su cabeza. En su mano sostenía un
cuchillo.

Sin embargo, esta vez sobreestimó sus fuerzas, y al


mismo tiempo subestimó a Sergei. Cuando Wesker, con la
oscilación de su cuerpo entero, blandeó su cuchillo para
apuñalar con toda sus fuerzas la cabeza de su oponente, éste
vomitó algo de entre su boca apretada.

Wesker fue directamente contra él antes de que se


levantara, pero fue expulsado hacia atrás y cayó al suelo.
Había sido interceptado por una masa de carne con
intestinos que estalló con el impacto sobre Wesker.

Como si fueran salchichas, un puñado de lo que


parecían ser criaturas en movimiento, se aunaron en su

156
cuerpo en una especie de piel de acordeón y se expandieron
una y otra vez.

Estas eran criaturas primitivas sin ojos, oídos y nariz,


pero tan pronto como tocaron a Wesker, se aferraron
firmemente a él con sus garras en forma de ganchos y
separaron una secreción de su carne descompuesta.
Inmediatamente los gusanos llegaron para disfrutar de la
carne.

"Ésta es mi lengua”, dijo Sergei con un debate


extrañamente indistinto. “Ésta es mi carne. Tú eres…mi
carne”.

Wesker sujetó el ser que se había impregnado en su


brazo, y buscaba desprendérselo. En ese momento la
voluntad de la masa de carne salió de la conciencia de
Wesker. Una voluntad sombría, repleta de odio y rencor, era
mala y brutal.

Lanzó el bulto al suelo frente a él y lo aplastó con una


pisada. Una vez más sintió un pinchazo en el costado. La
cabeza del ser que deseba dar a luz en él ya había comido la
mitad de su carne muscular.

Quitó al pequeño monstruo nuevamente y lo eliminó.


Mientras tanto, el largo “brazo” de Sergei continuó
atacándolo. Él no podía controlar más los movimientos de
su brazo izquierdo, lo que también dificultaba la movilidad
del resto de su cuerpo.

Aparentemente Sergei no quería perderse esa


oportunidad y arañó con sus afiladas garras a Wesker desde
el pecho hasta el abdomen.

157
Ahora atraídos por el olor de la carne, el resto de los
gusanos en el suelo con nuevo vigor fue a por el costado de
Wesker e intentaron comer de su cuerpo.

Wesker se quitó los seres de encima. Rascó de su piel


algunos con el cuchillo. Gracias a sus prácticamente
increíbles fuerzas de autocuración, la hemorragia se había
detenido, y las heridas estaban a punto de ser sanadas.

"¡Este es tu final!” rugió Sergei.

Como de un milagro, Sergei de pronto sostenía en sus


manos tres cuchillos extraños, con los que ya antes había
luchado contra Wesker. Tres de sus tentáculos los
esgrimían. Los cuchillos volaron al mismo tiempo, giraron a
gran velocidad y siguieron una complicada ruta de vuelo
hacia su objetivo.

Wesker pudo esquivar el primer cuchillo sin


dificultades, el segundo lo tocó en el cuello.

Sin embargo, incluso antes de que la lesión


desapareciera nuevamente, el tercer cuchillo se había
clavado un vez más en la herida cicatrizada de su abdomen.
Las cuchillas giraron aún más por los aires y atacaron una y
otra vez sin piedad. Wesker contraatacó varias veces, pero
los constantes ataques no le permitieron coger el tren
debidamente. Sergei bloqueó todos sus intentos de ataque.

Wesker sacó, finalmente, su cuchillo e intentó cortar


uno de los tentáculos del cuerpo de Sergei. Pero la dura piel
del tentáculo era un objetivo ingrato para su cuchilla, ya que
el metal quedó atrapado inmediatamente en el traje erizado
del tentáculo. Esas picaduras eran tan duras que fácilmente
podían acabar con el cuchillo.
158
Wesker cayó en la trampa y fue arrinconado una y otra
vez en dirección a la pared. El “brazo” de Sergei salió
disparado, y el enorme puño tronó sobre el cuerpo de
Wesker. Le rompió algunas costillas y daño su pulmón. Este
se tosió violentamente y escupió sangre.

“Es hora del golpe de gracia…”

Un tentáculo sostenía uno de los raros cuchillos.


Wesker estaba paralizado. El primer cuchillo cortó
profundamente su abdomen. Para regresar fácilmente, casi
sin oposición, la cuchilla atravesó su cuerpo. Su vida,
pensaba, comenzaba a evaporarse por la herida.

También sus maravillosas fuerzas autocurativas se


agotaban poco a poco. Pero aún no era demasiado tarde.
Tenía que hacer algo, antes de que el resto de los cuchillos
de Sergei pudieran atacarlo otra vez.

Agarró el tentáculo reforzado con afiladas picaduras y


lo sostuvo tan firmemente como si buscara aplastarlo. Ahora
podía sentir la conciencia de Sergei. Aunque no era posible,
así como así, influir en su conciencia o incluso dirigirlo, si
existía la posibilidad de penetrar en un nivel más profundo
de su conciencia…

Wesker se hundió en las fuentes de la percepción de


Sergei, en la más profunda razón de su conciencia.

159
Wesker 19
En la penumbra de esa conciencia iluminaban los
destellos. Esos eran los sentidos de Sergei, el recuerdo de su
percepción acumulada. Las luces de su memoria fluían
como el remolino de una galaxia junto a Wesker. Era el
universo interno de Sergei.

La visión espiritual de Wesker pasó de una luz a la


siguiente, más y más profundamente en su pasado. Como si
leyera un libro, Wesker fue confiado de lado a lado la
esencia de Sergei Vladimir. Finalmente, se zambulló en la
primera luz.

Vio a Sergei como un caballero con la cabeza gacha,


arrodillado ante Spencer. Wesker pudo reconocer la verdad
y la lealtad en él. Era un hombre con el corazón de un perro
fiel. Luego vio el momento determinante en su camino que
lo conduciría a Umbrella. La carta de un cierto Nicholai
Ginovaef, comandante de la U.B.C.S, revoloteando como
una mariposa por el aire. Sergei cazó esa mariposa. Y luego
estaba allí la carta que Sergei había escrito en respuesta.

No habría ninguna diferencia para mí si mi cuerpo


fuera dividido, incluso por hachas. Lo juro. Deseo derramar
sangre y picar carne si obtengo la manera de convertirme
en el rey de un nuevo mundo.

Wesker pudo ver cómo esa fría decisión había


madurado en Sergei. En la siguiente luz pudo ver una fila de
hombres uniformados. Todos tenían la misma cara. Eran
soldados creados a pedido del ejército Soviético a partir de

160
las células clonadas por Sergei. Él las vendió a Umbrella
donde los convirtieron en parte del programa Tyrant.

Pudo reconocer un tormento casi intolerable, vio cuan


difícil fue esa decisión para Sergei. Más y más
profundamente se hundió en su conciencia.

El 19 de agosto de 1991, los sentimientos de Sergei


tras el golpe de estado de las fuerzas conservadoras en Rusia
habían fracasado. Wesker apareció en una piscina llena de
barro y sangre.

Desde el suelo de esa piscina, Sergei abrió los ojos en


un mundo de desesperanza. La caída de la Unión Soviética.
La perdida del poder del partido comunista fue sellado
finalmente. Para Sergei ese suceso tenía que haber puesto al
mundo a la cabeza, pero se agachó en el suelo de la sombría
piscina y fue atacado por los siniestros peces desgarradores
del capitalismo.

Picotearon su media carne podrida. No tardó mucho


tiempo hasta que toda su carne fuera robada y sólo quedaran
los huesos. Wesker podía ver el corazón de Sergei muy
claramente. Él estaba muerto.

Con la siguiente luz, se echó a reír. La invasión de


Afganistán, en 1979 desde el inicio de las fuerzas armadas
Soviéticas; una guerra resuelta contra los insurgentes
afganos desatada para acabar con esa agitación. Allí estaba
Sergei de pie, uniformado y completamente seguro.

En ese momento el público ya estaba completamente


harto de que la guerra interminable se extendiera. A pesar de
las difíciles circunstancias, Sergei resistió como un soldado
en Afganistán y cumplió hasta la deducción de las tropas
161
fielmente su deber. Tuvo al final de sus horas de trabajo el
rango de Coronel, y esa era la razón por la que aún se
llamaba “Coronel“.

Sergei bien cuidaba de sus subordinados, fue un


patriota recto y durante la guerra cumplió con el sentido del
deber y lealtad con respecto a su país. Era modesto de tal
manera que incluso sus mayores resultados nunca se le
subieron a la cabeza. Sus subordinados lo amaban y
reverenciaban.

"Pero la Unión Soviética ha caído”, le susurró Wesker


al joven Coronel. No se había deslizado por el placer en la
memoria de Sergei. Era cuestión de descubrir allí una herida
y de profundizar en lo que va hasta ahora de su existencia
actual, poniéndola en tela de juicio. La mente del
autosacrificio y el servicio era lo que apagaba la existencia
de Sergei. Thedore Tilton, una eminencia en el área de los
trastornos de la personalidad, habría presumiblemente
definido la estructura de su personalidad como la de un
“masoquista sano”.

No había duda de que el tipo social de Sergei era el de


un potencial masoquista. Su abnegada lealtad comparada
con todos lo que aceptaba para el reconocimiento del partido
comunista. Había sido creado para pasar una vida como
miembro leal del partido. Creía seriamente en el hecho de
que él mismo lideraría la Unión Soviética en el futuro.
Durante su tiempo en el ejército, presentó una solicitud de
ingreso en el partido comunista, y aún estaba convencido de
experimentar el día de la victoria mundial del comunismo.

Cuando ascendió en el partido, fue feliz y se sentía


completamente afortunado. Como en el dibujo de una

162
pequeña niña, brillaban estrellas de alegría en sus jóvenes
ojos.

Wesker pasó a la etapa de estudio de Sergei, quien


había estudiado ruso, ciencias de la ingeniería y marxismo-
leninismo.

Sergei estaba completamente convencido en el


autosacrificio de participar en las actividades del partido y
en escribir algún artículo no solicitado sobre el patriotismo y
la moralidad de un buen comunista para distintos periódicos.

Y su padre, -un hombre estricto pero que disfrutaba de


la admiración de su hijo- miembro del partido y un gran
admirador de Stalin, acariciaba la cabeza del joven Sergei
como si fuera un perro.

La cabeza del chico había nacido patriota. Pero


Wesker conocía sus extraños deseos de disfrutar las torturas
lascivas y su nostálgica fiebre por una muerte perfecta.

Wesker alcanzó a leer a Sergei para localizar la fuente


de sus extraños deseos. Al cabo de un rato llegó a su
objetivo: una caja.

Esta estaba aún más oscura que la propia oscuridad


que la rodeaba y no podía abrirse. Wesker aún poseía la
llave para abrirla. La había encontrado en un rincón de la
memoria de Sergei, entre los recuerdos de la época después
de la caída de la Unión Soviética, cuando se encerró en sí
mismo.

Era una llave rara, le recordaba a los huesos de un pez.


Wesker sacudió el barro que la cubría, y la introdujo en la
cerradura de la oscura caja. Y realmente cupo. La giró en
163
sentido de las agujas del reloj. Oyó el clic, y la tapa se abrió
temblando como un pequeño pajarito.

Una luz clara brillante emergió de la caja.

Era el sol brillante del mediodía de un despejado día


de invierno. La reserva de una mina de carbón. Una larga
hilera de viviendas unifamiliares. Frente a cada una de ellas
había carbón apilado. La cuna de Sergei Vladimir. Era una
visión de la villa Jablotschnaja en Ucrania.

La información apareció en ese contexto visual y


encontró la manera de ingresar a la cabeza de Wesker,
quien era totalmente conciente de dónde y en qué momento
se encontraba, como si él mismo hubiese sido un habitante
del lugar. Sabía quién vivía en esa casa y quién estaba
caminando por las calles. Todas las casas estaban decoradas
con colores vivos, pero eso no evitaba que todo pareciera
frío y desolado.

El lugar le parecía vago y opaco, como si lo estuviera


mirando mediante un filtro gris. Y también hizo eso. El
filtro era la conciencia de Sergei. Todas las imágenes, que la
memoria de Sergei había almacenado, ya habían pasado por
sus ojos y habían sido interpretadas por su cerebro.

Y por supuesto que no coincidían con la realidad, sino


que eran una efigie de la vida íntima de Sergei.

Como un niño nervioso con su rostro absolutamente


adulto, Sergei esperaba a Viktor Petrov. Ambos eran
alumnos de la escuela minera. Este le llevaba un año, y
vestía peor que él, pero lo admiraba por su gran talento en
las clases de deportes.

164
Viktor era un patriota brillante. A menudo ambos
pasaban la noche discutiendo emocionadamente sobre la
eventual revolución mundial, y Sergei sentía siempre una
completa admiración por él, por su inteligencia y su amplio
conocimiento.

"Hola Sergei”. Viktor puso una encantadora sonrisa y


levantó la mano para saludar.

"Buenos días, Viktor.” respondió Sergei moviendo la


cabeza.

"Hoy me gustaría mostrarte algo especial”, dijo


Viktor.

“¿Qué es?” el corazón del joven Sergei latía de


emoción. Viktor nunca había decepcionado sus expectativas.

“Ya verás”, respondió Viktor con aspecto inusual que


incluso ensombreció involuntariamente la expresión de
Sergei.

Ambos caminaron de un lado a otro y doblaron desde


la “calle de la victoria de la revolución“, la calle más grande
del lugar, hacia una calle lateral. Aquí estaba el lugar, era
solitario y silencioso. Ahora, el sitio mostraba su verdadero
rostro sombrío.

Se volvieron una vez más, y bajo sus pasos crujía un


pasto seco y hojas marchitas. Esta vez Viktor no dijo nada, y
Sergei permaneció callado. Sólo su propia respiración
jadeante penetró en el oído de Sergei. Los arbustos
marchitos en el borde del camino se volvieron más y más
altos. Ahora, las hojarascas y las ramas muertas les llegaban
a la cadera.
165
Viktor tomó su camino, y Sergei se esforzó por
seguirlo pero lo perdió de vista. El aire que se respiraba era
blanco como el algodón.

¡Blanco como el algodón, Viktor!

Sergei quiso decirlo y ya había abierto la boca, pero


no emitió ninguna palabra. Sólo respiraba blanco. Jadeó. Se
quedó sin aliento en el ritmo de su corazón y sus piernas.

Había un puente tendido sobre el ancho de un arroyo.


Si caía en el, podría morir congelado en el agua helada
rápidamente. Sergei cruzó los brazos. Un pensamiento
desagradable se apoderó de él. No, no era un presagio, era
un olor repugnante que le desagradaba, y le robaba su estado
de ánimo.

Así, el olor le recordó al cadáver de un perro que yacía


sobre la tierra en barbecho detrás de su casa. Lo que
apareció repentinamente ante él, como el cabello largo que
se riza fácilmente con el viento, se convirtió en algo más
importante que una simple agregación de gusanos
refrescándose en la carne podrida.

Era el olor de la descomposición. Un olor a


excremento y líquido coagulado en los hinchados intestinos
del perro.

"Viktor", no pudo contenerse más. “Esto apesta


terriblemente“.

Viktor continuó sin volverse. “¿El hedor proviene de


un animal muerto?” dijo y se rió.

“El hedor de un animal muerto. ¡Mira allí!“


166
Viktor indicó con su dedo índice un edificio ruinoso
que se encontraba a la orilla del arroyo. Desde hacia tiempo
había allí una cabaña inutilizada. Viktor se acercó
directamente. El hedor se volvió más y más intenso. Una
desvencijada escalera estrecha subía hasta la puerta
principal. Mientras Viktor subía las escaleras, las tablas de
madera crujían y chirriaban bajo sus pies. Luego, puso su
mano sobre el picaporte de la puerta, se volvió hacia Sergei
y dijo: “No dirás una palabra a nadie de lo que veas aquí.
¡Debes prometérmelo!“

“De acuerdo“, dijo Sergei y asintió enfáticamente. No


era problema lo que Sergei vería allí, para él era
inconcebible traicionar a Viktor.

La puerta se abrió. El interior de la cabaña estaba bajo


la oscuridad, desde afuera no sería reconocible.
Rápidamente Viktor entró y su figura fue tragada por la
oscuridad. Sergei le siguió a toda prisa. La puerta se cerró.
Ahora ambos estaban envueltos en la oscuridad. De repente,
Viktor apareció detrás de Sergei y puso una mano en su
hombro.

El hedor tras la descomposición era tan intenso que


todo se volvió negro ante los ojos de Sergei. Viktor le
susurró algo al oído: “Mira. Mira y no apartes tus ojos. Ésta
es la realidad”.

Una lámpara se encendió. En la cabaña había una


vieja mesa, y cuatro sillas a su alrededor. Tres de las sillas
estaban ocupadas con cadáveres de niños. Sergei dio con el
lenguaje. Los cadáveres estaban momificados, alguien tuvo
que haberlos conservado. Los huesos craneales estaban
cubiertos por piel cruda, y los niños parecían sonreír. Pero

167
también era una alucinación como la impresión de que
desde los zócalos de sus ojos desgarrados pudieran mirarlo.

“¿Qué….?”

Incluso antes de que Sergei pudiera decir algo, tuvo


que vomitar. Simplemente ya no podía contenerse más. Tras
haber vomitado varias veces, contempló a Viktor con los
ojos húmedos de lágrimas.

"¿Cuál es el significado de eso?”

Viktor echó una mirada helada a Sergei y dijo: “Tu


descortesía debería ser perdonada”.

“Oh, lo siento por favor. Lo limpiaré luego”. Incluso


en esa situación Sergei estaba avergonzado y se sonrojó.

“Muy bien. No tan rápido. Entonces, ¿Qué piensas de


esto, Sergei?”

“Lo que pienso de esto…si a esto se lo llama…


¿Tienes tú posiblemente….?”

“Los atraigo en el camino de regreso de la escuela a


casa. O los espero en algún lugar. Entonces los traigo hasta
aquí. Así como lo hice contigo.”

"Yo..."

“Si se quedan aquí se volverán muy lánguidos.


Obedecerán mis palabras. ¿Qué piensas?”

Sergei sacudió violentamente la cabeza. “Yo…”

168
Viktor torció el brazo de Sergei hacia la espalda.

“¡Eso duele, Viktor, detente!”

Sin embargo, Viktor no se detuvo. “Siéntate”.

Sergei tuvo que sentarse en la silla vacía. A


continuación, sus brazos cruzados en la espalda fueron
atados a los apoyabrazos y las articulaciones de sus pies a
las patas de la silla.

"Bien, ¿Entiendes ahora? ¿Por qué obedeces a mis


palabras?”

Una vez más Sergei sacudió la cabeza.

“Es el miedo. El temor de una fuerza abrumadora. Si


sabes, Sergei, eso ofrece dos tipos de personas: las que
controlan, y las que son controladas. ¿Entiendes lo que eso
significa? Es tu propio deseo de ser controlado.”

Viktor comenzó a esparcir sus herramientas sobre la


mesa. Eran distintos tipos de pinzas, sierras, clavos y
martillos.

“Y por eso, de esta manera, tienes que provocar el


miedo que debes sufrir, el poder que debes soportar y el
dolor que agregas se convierte en alegría. Esta es la
condición para convertirse en un esclavo perfecto. Por lo
tanto, Sergei…de pie por favor. Hazlo por mí. Si resistes,
serás mi esclavo, un esclavo perfecto. Si fallas, irás al
paraíso de los muertos donde todos son iguales. Esta es la
revolución mundial. Por desgracia, este mundo sólo
funciona con la ayuda de los gobernantes y los gobernados.
Sólo con los muertos es diferente. Una tierra prometida les
169
espera. Pero no estoy tan lejos de ir a allí. Aún debo
quedarme aquí en esta tierra miserable y hacer aún más mi
tarea y dirigir a la personas hacia el paraíso de los muertos.”

Viktor comenzó a utilizar las herramientas. Lo hizo


con manos expertas.

“Depende completamente de ti si te conviertes en mi


esclavo perfecto, o si emprendes tu viaje al reino de los
muertos.”

Sergei gritó por ayuda, aulló, pidió perdón y suplico


por su vida, en vano. Y en el momento en que comprendió
que su rogación no sería escuchada, algo le sucedió. Una luz
pura y clara lo envolvió. Los dolores y torturas que sentía, y
la desesperación que lo aquejaba hasta ahora, por primera
vez en su joven vida, fueron quemadas por las frías llamas
de las cenizas.

Sergei entendió, comprendió que el Dios al que se


había negado, había descendido por él. Parecía que el
mundo entero de repente se había puesto en su contra. La
muerte era una alegría. Las torturas eran una delicia. Sergei
convirtió sus lágrimas en emoción.

“Te felicito” dijo Viktor y enjuagó el cuerpo de Sergei


con agua helada que había recogido del arroyo. Toda la
sangre y la suciedad fueron removidas de su piel.

“Has aceptado las torturas. Te has convertido en un


esclavo perfecto”, dijo Wesker.

“Sergei, nunca puedes olvidarlo. De todos modos,


dondequiera que estés o hagas lo que hagas, siempre te
estaré observando. Hasta la muerte te lleva a la redención
170
eterna y entra en tu alma, en el imperio de la igualdad
perfecta, tú serás mi esclavo.”

Sergei miró a Wesker que estaba delante suyo. Inclinó


la cabeza a un lado, como si algo le interfiriera.

“Repite después de mi: Tomo a Albert Wesker como


mi amo.” Wesker acarició con sus dedos fríos las mejillas
hinchadas de Sergei. “Pero sabes quién es tu señor,
¿verdad?”

“No…” dijo Sergei. “Eso está mal”.

“¿Qué es mal?”

“Él...él ha sido capturado por la KGB. Aquí, delante


de mis ojos. Ellos se lo han llevado.”

“¿Eso es verdad? ¿O los medios difundieron eso?


¿Hay alguien más que lo recuerde?”.

“Nadie lo sabe. Los medios de comunicación no lo


comunicarían. En el socialismo no hay criminales, ni todas
esas personas que matan gente por puro placer. Las personas
de ese tipo son productos del decadente capitalismo. En el
socialismo no pueden existir.”

“Los medios no podrían informarles a todos sobre eso.


No tendría lugar porque sí. Te has convertido en mi esclavo
ese día, y aún lo eres.”

"No..."

“¿Cómo puedes decir eso? ¡Recuerda! ¿A quién les


has jurado tu lealtad?”
171
“Yo…” Sergei estaba en aquel lugar repleto de sangre,
pus y barro.

"¡Ahora di quién es tu amo!”

“…Eso no es cierto…” Sergei miró hacia arriba.

“Como la primera vez, tú eres, tú eres...”

La voz de Sergei se convirtió en la de un adulto.

"....¡¡Wesker!!" gritó Sergei, y sonaba como si su


garganta fuera a romperse.

La cabaña desapareció y con ella el escenario


ucraniano. El cielo y la tierra también lo hicieron, y ya no
quedaba ningún espacio para sus artificios. Obsesivamente
Wesker se quejó.

El uniformado Sergei apareció inmediatamente frente


a él. Y en sus ojos aún existía la expresión de miedo que
había sentido en aquel día. En su mano sostenía firmemente
su cuchillo. El brazo izquierdo de Wesker fue desprendido
de su hombro. La sangre fluía de la herida y corría por su
cuerpo hasta el suelo.

Wesker intentó detener la hemorragia, mientras


apretaba la musculatura de su hombro.

“No eres mi maestro”, dijo Sergei. “Nunca has sido mi


maestro.”

Sergei sostenía el cuchillo a lo alto sobre su oponente.


Si caía, lo dividiría de la cabeza al pecho en dos partes. Sin
embargo, Wesker no tenía intención de aguardar tanto
172
tiempo. Saltó sobre Sergei, quien aún no había regresado de
su viaje por el pasado por completo.

Éste no tuvo ninguna posibilidad de captar el


movimiento de Wesker.

Un cuchillo atravesó el abdomen de Wesker. Era uno


con una empuñadura en el centro y cuchillas en ambos
extremos. Ahora, el cuchillo cortó el estomago de Sergei
como una mantequilla blanda. Wesker apretó los dientes y
sujetó los hombros de Sergei para presionarlo tan
firmemente como fuera posible contra él. Sin oposición, el
cuchillo se deslizó profundamente por el cuerpo de Sergei.

“¡Oh…más….más dolor! ¡Dame un profundo dolor


mortal!”

Con sus últimas fuerzas, Wesker hundió las antenas de


su conciencia en el interior de Sergei.

“¡Tómala! ¡Toma mi muerte!”

Sergei inhaló profundamente, tanto como si quisiera


absorber la conciencia del moribundo Wesker.

"¡Wow! ¿Qué se dice además? ¡Tu muerte se abalanza


sobre mí! ¡Qué placer, qué delicia! ¡Me muero aquí y ahora!
¡Muerte! ¡Muerte!”

Ambas figuras, conjuntamente, se solidificaron.

173
10
Después de que las armas bioorgánicas estuvieran
prácticamente destruidas, la unidad antirriesgo biológicos
comenzó a retirarse de las inmediaciones de la fabrica.

Hubo algunas pérdidas que lamentar, pero comparado


con los terribles incidentes en Raccoon City, el número de
victimas aquí fue afortunadamente bastante pequeño. El
cielo en el este se volvió más claro. Un cielo claro mañanero
sin nieve.

Los rotores de los helicópteros zumbaron. Tarde o


temprano, esa fábrica tenía que ser completamente
destruida. Pero por ahora era suficiente con cerrarla
herméticamente. Chris y Jill estaban el uno al lado del otro y
miraban el cielo de la mañana. Estaban llenos de heridas de
la cabeza a los pies.

Con todos esos vendajes y yesos, casi parecían


momias. Un gran hombre uniformado se les acercó. Era el
comandante de la unidad especial.

“Bien, les digo que quien engaña al gobierno ruso,


tiene que pagar a lo grande.”

“No confío en los gobiernos por una cuestión de


principios”, mencionó Chris. “Pero ahora se que tu unidad
realmente está compuesta de hombres capaces.” sonrió
amablemente.

“¿Por qué no vienes a visitarme a mi ciudad natal? ¡Te


mostraré dónde se puede comer maravillosas chuletas al
174
estilo kievian!”, dijo el comandante y extendió su mano
hacia Chris.

Chris respondió con un apretón de manos y dijo: "Con


mucho gusto. Además de los muñecos Matrjoschka, no
conozco nada de Rusia."

“Podemos revertirlo”, dijo el hombre y también


extendió su mano hacia Jill.

“Muchas gracias. Sin ti, no habríamos salido vivos de


aquí”, dijo Jill.

“Oh por favor. En nombre de mi unidad, me gustaría


agradecerles sinceramente por su apoyo.”

Un soldado raso apareció y saludó. “Comandante, un


helicóptero está listo para despegar.”

“Bien, iré de inmediato.” El comandante dio un último


“¡Adiós!” a Jill y Chris antes de subirse a la nave.

“Con eso, este caso finalmente terminó”, dijo Jill. “O


por lo menos espero que se haya acabado. Ya he tenido
suficiente.”

“Este debería ser el final. Esos tipos no se recuperarán


de esta pérdida.”

El soldado anterior corrió apresuradamente hacia ellos.

“Dos helicópteros saldrán en poco tiempo. ¡Por favor,


entren ahora!”

“Lo haremos.”
175
Chris y Jill se dirigieron hacia el helicóptero. Jill tenía
problemas para caminar. Chris la sostuvo sin decir una
palabra. En realidad, ambos se encontraban en el mismo mal
estado, de modo que apenas podían moverse.

Más tarde, en el hospital de Moscú, se les dijo que su


completa recuperación tardaría 3 meses. Antes de que
pudieran regresar a los Estados Unidos, tenían que pasar una
semana en la clínica. Pero ambos aún no sospechaban nada
de eso. Cuando Jill y Chris se sentaron en los pequeños
asientos del helicóptero de transporte, el soldado se les
acercó de nuevo y les dio una radio antigua.

“Escuchen lo que tengo en la onda corta”

... de modo que ahora, 5 años después del accidente de


Raccoon City, la Corporación Umbrella es sometida a la
justicia, por haber cometido diversos delitos como
organización criminal. Los abogados de la Corporación
calificaron la decisión de dudosa y anunciaron presentar
una apelación. El ministerio del interior ruso ha anunciado
por su parte, que entregarán una petición al FBI, para
crear una unidad especial para la búsqueda de Ozwell E.
Spencer, quien se dice, está desaparecido. La evidencia
sugiere que Spencer estaba involucrado en dichos
accidentes con mercancías biológicas peligrosas en
Raccoon City, por lo que se vuelve indispensable un
profundo interrogatorio.

El rotor del helicóptero comenzó a girar y ahogó la


radio con su ruido.

“Muchas gracias”, dijo Jill con una sonrisa y el


soldado regresó a su asiento.

176
“Parecía tener un gran interés en ti”, dijo Chris.

“Tal vez debería casarme”.

“¿Con ese tipo?”

“Con alguien. Casarme, tener hijos, mandarlos a la


escuela, dejar que se casen, convertirme en abuela, tener
nietos en mis brazos…” Jill miró afuera. El mundo allí
parecía estar compuesto completamente de plata
resplandeciente. “¿Crees que podría tener una vida así?”

“Bueno”, contestó Chris. “Eso dependería de tu pareja,


¿No crees?” Chris miró a Jill y sus ojos brillaron. Jill no lo
conocía así.

“Chris… ¿Crees que podemos estar seguros, que es


sólo cuestión de tiempo hasta que la Corporación Umbrella
esté completamente destruida?”

“Por supuesto. Nadie hace obras malas sin ser


juzgadas. La improbidad tarde o temprano conduce a la
decadencia. Y por esa misma razón, la Corporación
Umbrella está ahora arruinada. Pero…”

“¿Pero qué?

“Pero solo que él aún esta allí afuera”, respondió Chris


y señaló hacia la ventana.

“Acabaré con él. Definitivamente…”

177
Wesker 20
Sergei yacía en un charco de sangre. Sin duda estaba
muerto. Ningún ser humano podía vivir con su cabeza
cortada. La cabeza de Sergei se enderezó, ligeramente al
lado del torso, su rostro mostraba una expresión de éxtasis.
Su expresión era tan serena, que uno inmediatamente podía
estar convencido de que el hombre había ido al paraíso.

Allí estaba el hombre quien le había cortado la cabeza.


El hombre, quien con su propio cuerpo había experimentado
cómo un ser humano podía alcanzar la inmortalidad
mutando en un Tyrant, era Wesker.

Sin duda, en el momento en que Sergei murió, Wesker


también lo hizo. Su corazón y sus pulmones habían dejado
de funcionar, y luego su cerebro. Pero Wesker, cuya vida
Sergei le había arrebatado para vagar por un camino sin
retorno, el mismo cuya vida Sergei había absorbido, regresó
luego de algunos minutos.

Todo era parte de su plan, desde el comienzo. Pero ni


siquiera el mismísimo Wesker se había creído que lograría
volver a la vida. Sin duda, apostó y ganó.

Wesker quitó el cuchillo que lo conectaba con el


estomago de Sergei.

Y luego fue a por su brazo cortado, lo tomó y lo


ensambló en su hombro. Permaneció en silencio por un
momento y espero a que comenzara la regeneración. Era un
verdadero monstruo. El brazo volvió finalmente a unirse al
cabo de unos cuarenta minutos tras permanecer tendido,

178
inmovilizado, y la herida que iba de su estomago a su
espalda se cicatrizó nuevamente.

Wesker no tenía idea de cómo eran las cosas en sus


órganos internos. Intentó ponerse de pie y escupió una gran
cantidad de sangre. Era sangre media coagulada. Luego se
puso de pie y siguió su camino.

Pudo mover su brazo otra vez después de algún


tiempo. Su pálido rostro aún estaba marcado por la masiva
pérdida de sangre cuando se sentó delante de la consola de
control una vez más.

Tecleó sobre la consola con movimientos rápidos. Las


letras parpadeaban en la pantalla, y luego apareció una barra
roja, que se volvió más y más larga. Debajo, había un
porcentaje que aumentaba constantemente. Primero 50%,
luego 80%, y finalmente, alcanzó el 100%.

“Conjunto de datos completamente copiados”, anunció


Red Queen.

Wesker descargó una gran cantidad de datos de la


consola de la U.M.F.-013.

"Es Umbrella”, dijo Wesker. “Se puede conseguir


mucho con esto”.

Wesker dejó que la pantalla le mostrara las


grabaciones de las cámaras de seguridad de las últimas
horas. Chris y Jill hacían frente a la última carta de as de la
Corporación Umbrella. Hacían frente a T-A.L.O.S., que
ahora no yacía en más que un charco de agua sucia. Jill y
Chris habían ganado.

179
“Parece como si hubieran atendido el problema”, se rió
Wesker.

Por lo que el proyecto T-A.L.O.S. era un fracaso. El


proyecto era la promesa del renacimiento de Umbrella.

Chris, Chris…aún es muy pronto para alegrarse, pensó


Wesker, mientras utilizaba la consola de control. No fue tu
poder, con el que acorralaste a esos tipos. Tampoco el
martillo de la justicia, ni la justicia celestial. ¡Todo fue mi
plan! ¡Fue mi poder! ¡El control del poder es una gran
potencia en sí!

Y esa era la verdad, irónicamente.

La imagen en la pantalla cambió.

“Comienza el proceso de formateo”, anunció una voz


computarizada, y una solicitud de contraseña apareció
simultáneamente. Wesker introdujo la contraseña.
“Identificación requerida. Por favor, mire a la cámara.”

Wesker se puso de pie, agarró la cabeza de Sergei y la


sostuvo frente a la cámara, que la acercó y escaneó primero
la retina derecha, y luego la izquierda.

“Sergei Vladimir. Empleado principal de la


Corporación Umbrella.”

“En efecto”, murmuró Wesker.

“Identificación exitosa. Inicio del formateo de todos


los datos”.

180
“Adiós” dijo Wesker, abandonando la sala con su
mano saludando hacia la pantalla.

“Aún restan ochenta segundo antes de finalizar el


proceso”. La voz de Red Queen resonó a través de los
laboratorios. Una pantalla tras otra se apagaron. Las luces
también lo hicieron una a una. Poco después, solo quedó una
pantalla, continuando la cuenta regresiva, hasta que
finalmente llegó a cero.

“Todos los archivos eliminados”, anunció la voz y las


últimas luces en la habitación se apagaron. Para ese
entonces Wesker ya había abandonado la fábrica. Los
cadáveres de los zombies y las otras armas biogenéticas
estaban por todas partes.

Muchas máquinas y rincones del lugar habían sido


destruidos por la explosión, las paredes estaban llenas de
cráteres y agujeros de balas. Cuando la temperatura estuvo
bajo cero, la decadencia aún no había llegado.

Wesker tenía todo lo que necesitaba. Todos los datos


de las armas biogenéticas que Umbrella había reunido
estaban en su mochila, incluyendo la muestra de una
variante del virus-T, destinada a la producción en masa.
Wesker planeaba en un primer momento ofrecer el virus al
mercado negro.

Eso llevaría a que el mundo cayera en un profundo


temor ante el bioterrorismo. En medio de un mundo de
miedo, el más poderoso puede obtener fácilmente el cetro. Y
exactamente ese era su objetivo. Finalmente se escribiría
una nueva historia. Pero la Corporación Umbrella tenía que
ser destruida en lugar de ser recuperada, al igual que él
mismo le había dado el papel protagónico de esta historia.
181
La estrella de Umbrella ya se estaba hundiendo. Y en
poco tiempo caería completamente. La compañía tuvo en su
poder una carta de as, el virus-T, pero no entendió cómo
utilizarlo de forma rentable. Al fin y al cabo, la Corporación
Umbrella sólo consiguió acabar con T-A.L.O.S. Las
capacidades de la preocupación fueron limitadas, pensó
Wesker, a diferencia de la suyas.

Spencer, eres el último que queda de pie en mi


camino. Y descubrirás quién es el verdadero Viktor.

Una bala de Wesker destruyó la seguridad de una grúa.


El brazo extendido describió un semicírculo y regresó a
Wesker a toda velocidad. Casi, como si solo tuviera que
entrar en un elevador, agarró una viga de acero, uso la
fuerza centrífuga para hacerse camino y saltó. Aterrizó en
una plataforma que conectaba dos tanques. Desde allí, tenía
una visión global de la base entera de la fábrica.

Soplaba un viento frío y seco. Wesker bajó la mirada


sobre lo que estaba a sus pies. Podía ver el mundo, que en
no mucho tiempo más se convertiría en el escenario de su
historia. De una historia que pensaba escribir.

Wesker saltó hacia la nevada inmensidad, hacia el


futuro.

182
EPÍLOGO
Todo era oscuridad.

Wesker dijo: “Hágase la luz”.

La pantalla parpadeó. Estaba en una habitación que


nadie más que él podía entrar. Todo lo que poseía estaba
encerrado. Insertó el almacenador de datos en un puerto de
la consola. Luego se sentó en la silla delante de la consola
de control, apoyando un codo con el brazo en reposo, se
llevó las manos a la barbilla, y cruzó los pies.

La pantalla frente a él mostró el logotipo de Umbrella,


que pronto desapareció a favor de un menú de comandos.

“Bienvenido al archivo de Umbrella. Por favor, elija el


servicio deseado en el menú”, anunció Red Queen.

Wesker tecleó en la consola de control. Diferentes


archivos de datos llenaron la pantalla. La Corporación
Umbrella entera estaba delante de él.

Un paraguas roto no puede protegerlos más, susurró


Wesker.

Ya había regalado información concreta de que la


Corporación Umbrella estaba involucrada en la destrucción
de Raccoon City para el enjuiciamiento. Para la empresa
gravemente dañada, eso sería la huelga de sus asesinatos.

Spencer, todo lo que queda para ti es una vida de


huidas.
183
Una nueva historia ya ha comenzado, basada en el
guión que él mismo escribió.

FIN

184
Resident Evil The Umbrella Chronicles “2”,
conocida como SIDE B es una traducción elaborada
por fans procedente de la versión alemana del
libro. El crédito de este trabajo va para la página
web y fansite español de la saga Resident Evil
Center, página en la que podrás encontrar éste y
muchos más trabajos de calidad.

Michael Chandler Arenas


Webmaster de Resident Evil Center
www.residentevilcenter.net

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