Está en la página 1de 1

Era el Lunes como todos los principios de semana.

Don Cesar se levantó muy temprano, se lavó los


dientes…… y se sentó a la mesa ….Doña Katherine le preparaba su desayuno y se lo sirvió. Muy contentos
se desayunaron. Don Cesar se montó en el bus y se encontró con Brayan y Camilo, quienes también iban a
trabajar. En el bus recorrieron senderos, montañas y carretera hasta que llegaron al trabajo. Don Cesar
comenzó muy laborioso su día en la fábrica de botones y siempre cantaba ésta canción: hola me llamo Cesar
y trabajo en una fábrica de botones. Tengo esposa, un perro, niños y niñas. Un día pregunta mi patrón: hola
Cesar, ocupado, le dije: no. O.K entonces mueve el botón con la mano derecha…..El día transcurrió sin
muchas anormalidades hasta que por fin llegó la hora de terminar la jornada. En el camino Cesar recibió una
noticia que le dejó en silencio durante toda la noche, inclusive en casa se mostró raro, silencioso y serio.
Cuando saludó a Santiago, Stiben, Xiomara, lo hizo muy triste, sin beso ni nada. Solo un abracito chiquito. Lo
mismo a la mamá por lo que ella se quedó muy preocupada…. A la hora de comer, estuvo dando quejas por
todo hasta que no se aguantó más y dio la terrible noticia: Por cosas de la vida les tocaba a todos irse a vivir
a otra casa, pues esta casa donde vivían en arriendo, la iban a vender y por mas que había buscado y
buscado, no había podido encontrar casa en este mismo barrio. La comida ya no veía rica y sabía como
maluco, pues para los niños, iba a ser muy difícil dejar a sus amigos: Shirley, Kevin y Juliana con quienes
jugaban bolas, muñecas, trepaban árboles y salían de caminata lo más de bueno. Aquella situación se
observaba incierta, no sabían que podía llegar a pasar y más aún cuando el papá ya había conseguido otra
casa lejos, muy lejos, en un barrio donde hacía mucho calor. ¡horrible calor!, ¿ cómo serían de perezosos y
recostados los habitantes de ese barrio? El mundo se les cae encima y ellos tan tranquilos- pensaban los
niños-.

Muy tristes se despidieron de sus amiguitos y se montaron en el carro de trasteos ó mudanzas hacia otro
destino desconocido….. Por el camino lloraron mucho y no querían ir, lo que les impidió ver lo bonito del
paisaje por donde iban pasando. Al llegar pues, se encontraron con don Mateo el señor tendero que muy
cordialmente, les ofreció unos dulces como regalo de bienvenida. ¡Vaya! -Pensó Xiomara- este señor sí que
es amable y amplio, pues no les dio uno. Les dio cuatro dulces deliciosos. El llanto y la tristeza que viene con
este, fueron desapareciendo, aunque no el dolor y el vacío por haber dejado atrás momentos y personas tan
queridos. Pasaron por la iglesia y el padre Juan Diego los saludó amablemente y los invitó a conocer la
iglesia, al interior de la cual, les dio unas medallitas de la virgen y les presentó a Valentina, Karen y Sara, las
queridas señoras que le colaboraban. Ellos mientras el padre dialogaba con sus padres fueron con las
señoras a comprar unas verduras para el almuerzo y en la plaza conocieron a doña Laura, y a su hijo
Alejandro, quienes eran muy amigables, tiernos y tenían fama de caritativos y solidarios. Ellos vivía solos,
pues un derrumbe les había tumbado la casa con el papá adentro; situación que aunque les dolió mucho, nos
les quitó los deseos de luchar y la fe. Santiago, Stiben y Xiomara se hicieron buenos amigos de Alejandro, así
que los invitó al otro día a conocer la escuela y ¡Ah! Sorpresa que se llevaron pues la escuela era grandísima,
limpia, bonita y hasta tenía sala de computadores y que decir de la profe Luisa, tan cariñosa y dulce. Sin duda
aquel lugar era fuera de lo común.

Como la casa donde iban a vivir, aún no estaba lista, pasaron esas noches donde doña: Yarledy que cocinaba
muy rico y tenía unos corrales llenos de cerdos y pollitos muy gordos y lo mejor, sin pesar les mató el pollo
mas gordo y se los hizo en sancocho.

En esa casa estuvo la familia una semana, tan contentos que prácticamente habían dejado atrás para siempre
el otro barrio , en especial los niños que cuando conocieron a Esteban y Wilmar, los mejores para jugar fútbol
en el barrio y quienes se hicieron sus mejores amigos, con quienes se mantenían para arriba y para abajo.

A los días se instalaron en su casa, donde sintieron una serie de emociones: miedo, alegría, esperanza…
combinación de emociones que experimentaron y más aún cuando legaron los ladrones que aporrearon todo
al papá , amarraron a todos en medio de un inmenso terror y comenzaron a montar las cosas que con tanto
esfuerzo la familia había conseguido a un carro. El miedo helaba la piel, subía un frío desde la cintura……

Pobres ladrones; no se percataron que afuera de la casa, escondidos estaban todos los señores del pueblo
que con palos en mano les aguardaban afuera para darles una buena paliza, pues los niños Esteban y Wilmar
que se las pillaban todas les habían contado a todos que en esa casa se notaba algo raro.

RESULTÓ QUE EN ESE LUGAR TODOS ERAN COMO UNO SÓLO, SE CUIDABAN COMO NADIE SIN
IMPORTAR SU CONDICIÓN. ERAN UNIDOS, AMISTOSOS Y LABORIOSOS. TODO LO CONTRARIO A
LO QUE NUESTROS AMIGOS PENSABAN…….

También podría gustarte