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ALÍ BABÁ Y LOS 2.

832 LADRONES
Cuantificación de las tendencias delictivas del
Territorio Nacional del Neuquén, 1900-1930*

Ernesto Bohoslavsky
Grupo de Estudios de Historia Social de la Universidad Nacional del Comahue

“Los franceses intentan evaluar las actitudes


contando: contando las misas por los muertos, las
descripciones del purgatorio, los títulos de los libros,
los discursos en las academias, los muebles en los
inventarios, los delitos en los archivos policíacos, las
invocaciones a la Virgen María en los testamentos, y
las libras de vela de cera quemadas en honor de los
santos patronos en las iglesias. Los números pueden
ser fascinantes, en especial cuando son recopilados
con la mano maestra de un Michel Vovelle o de un
Daniel Roche. Pero sólo son síntomas producidos por
los mismos historiadores y pueden interpretarse de
maneras muy diferentes”.1

LA PREMEDITACIÓN

El análisis del delito y la marginalidad, a partir del discurso positivista e


higienista ha sido un problema bastante desarrollado por la reciente
historiografía argentina, pero se ha afincado, geográficamente, en el litoral

*
Ponencia presentada en las IV Jornadas de Historia Regional, organizadas por la Universidad
Nacional de la Patagonia Austral, Caleta Olivia en junio 1998. Buena parte de los temas aquí
desarrollados se encuentran presentes en nuestra tesis para la licenciatura en Historia de la
Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional del Comahue, titulada “ Bang, bang. El
mundo del delito en el Territorio del Neuquén, 1900-1930”, que cuenta con la dirección del lic.
Gustavo Crisafulli.
1
DARNTON, R., La gran matanza de gatos y otros episodios de la historia de la cultura francesa ,
FCE, 1994, p. 261.
2

rioplatense y, cronológicamente, a fines del siglo XIX. Promiscuidad, inmoralidad,


discurso lombrosiano y campañas higienistas para la recuperación física y moral
de una sociedad enferma son los elementos que se descubren siempre al analizar
los discursos de las elites y el Estado sobre los barrios de inmigrantes del Buenos
Aires finisecular.2 Este apogeo del interés por lo marginal y los marginales ha
conducido, como subfenómeno, a recrear la historia del delito y de los
delincuentes. Como causa no debe señalarse sólo a la presencia de las modas
dentro de las ciencias sociales. El mundo delictivo ha llamado mucho la atención
de los investigadores sociales por razones mucho más fundadas que el simple el
deseo de emular (casi plagiar) a Foucault o Bandidos de Hobsbawm. Estos
estudios han contribuido a darle sustento y entidad historiográfica a un conjunto
de actores sociales que hasta ese entonces habían pasado, en buena parte,
desapercibidos. Un libro abocado al mundo andino, puede darnos algunas
respuestas acerca del renovado interés que estas temáticas vienen suscitando. 3
Aguirre y Walker señalan tres grandes causas de la atracción que ha generado el
estudio de la acción ilegal para los científicos sociales: a) “el delito permite un
acercamiento directo a las experiencias de amplios sectores de las clases
populares”, b) [... el delito y su castigo...] “constituyen un aspecto de la realidad
donde se manifiesta en toda su crudeza el ejercicio del poder y la resistencia, y
además resulta un elemento crucial en la determinación de los parámetros que
rigen el ordenamiento de cualquier sociedad” y c) “nos acerca a la comprensión
de los fenómenos políticos, sociales y culturales más amplios, que inciden en la
marcha de las sociedades”. Puede decirse que nuestra intención es utilizar
algunas herramientas que brinda la historia de la criminalidad, para ir
descubriendo y caracterizando más acertadamente fenómenos sociales más
amplios, referidos a los sectores populares y los trabajadores del Neuquén de
principios de siglo. La mirada desde este ámbito ofrece un acercamiento distinto,
novedoso y fructífero a las experiencias populares del pasado. Permite observar

2
Como botón de muestra vale el ya clásico trabajo de ROMERO, Luis Alberto; "Los sectores
populares en las ciudades latinoamericanas del siglo XIX: la cuestión de la identidad", Desarrollo
Económico, 106, 1987.
3
AGUIRRE, Carlos y WALKER, Charles (eds.); Bandoleros, abigeos y montoneros. Criminalidad y
violencia en el Perú, siglos XVIII-XX, I.A.P. Pasado & Presente, Lima, 1990, p. 13.
3

a los sujetos en situaciones que, por lo general, no habían sido analizadas. 4 En


cada uno de los expedientes judiciales aparece, de a retazos, contradictoria y
polifónica, la cotidianeidad de los sectores menos privilegiados de la sociedad.
De la misma manera que se constituye este aporte, con una perspectiva
claramente social de la historia de la criminalidad, es que se torna necesaria otra
mirada, distinta pero complementaria de la primera. Nos estamos refiriendo a la
formación de estadísticas delictivas y del estudio de todos aquellos aspectos
susceptibles de ser cuantificados para su análisis. Aunque la estadística criminal
tiene toda una tradición en la sociología, sólo recientemente ha venido siendo
usada dentro de la historia social. 5 La determinación de las principales variables
delictivas de un espacio determinado nos aporta mucho al conocimiento de la
estructura social, las ramas de producción, las condiciones laborales y de
vivienda, las relaciones de género y otros aspectos que recién hoy estamos
descubriendo. Entendemos que la cuantificación, cuando es posible, crea los
andamiajes y arma las bases que permiten formular interpretaciones más
sólidas. Sabemos muy bien que “los números” distan de ser la explicación final
de un fenómeno social, pero debe reconocerse que una primera aproximación de
este tipo sin lugar a dudas resulta valiosa para medir el impacto y la extensión
social de la problemática abordada. La posibilidad cierta de obtener información
cuantificable permite enfrentar los problemas desde otra perspectiva, no
necesariamente más “científica” que otra de signo estrictamente cualitativo. En
la medida de los posible trataremos de ir formando lazos y comparaciones entre
los resultados obtenidos por la información cuantitativa y la cualitativa, sin
entender a una con más valor intrínseco que la otra y haciendo el esfuerzo por
mantener el mismo rigor crítico con todas las técnicas y las fuentes utilizadas.

4
Así, por ejemplo, Sandra GAYOL ha podido iluminar algunos aspectos del mercado de trabajo de
fines del siglo XIX en Buenos Aires, a través de investigaciones sobre la policía. Ver su artículo
“Entre lo deseable y lo posible. Perfil de la policía de Buenos Aires en la segunda mitad del siglo
XIX”, en Estudios Sociales, 10, Santa Fe, 19 96.
5
Sólo como ejemplo, ver los siguientes: DIEZ, María Angélica et. al; “Conflictos y delitos en la
etapa de formación de la sociedad pampeana (1885-1922)” en COLOMBATO, Julio (coord.) Trillar
era una fiesta. Poblamiento y puesta en producción de La Pampa territoriana , tomo II, I.H.R.,
Santa Rosa, 1995; JOHNSON, Lyman; “Cambio en las pautas de arrestos policiales en tres
ciudades argentinas: Buenos Aires, Santa Fe y Tucumán, 1900-1930”, en Desarrollo Económico,
nº 113, IDES, 1989 y PINTO RODRÍGUEZ, Jorge; La violencia en el Corregimiento de Coquimbo
durante el siglo XVIII” en Cuadernos de Historia, nº 8, Univ. de Chile, 1988.
4

A pesar que se han venido realizando una serie de aproximaciones al tema


delictivo en el territorio neuquino 6, esta ponencia tiene mucho de pionero en lo
que se refiere al hincapié en lo cuantitativo, con los riesgos y posibilidades que
eso implica. El interés de este trabajo pasa por sondear acerca de las principales
tendencias delictivas en el Neuquén posterior a la "Conquista al Desierto". Esto
implica, entre otras cosas, conocer cuáles eran los crímenes que se cometían con
mayor asiduidad, si tendían a subir o decrecer o en qué años aumenta su
número. Nuestro objetivo central es lograr una cuantificación de los fenómenos
criminales ocurridos en los primeros treinta años del siglo, de manera tal de
construir una base un poco más segura desde donde lanzar futuras
interpretaciones e hipótesis que involucren perspectivas cualitativas. En un
posterior trabajo, se podrán encarar tareas relativas al establecimiento de
conexiones entre estos datos y otros, provenientes, por ejemplo, del mundo del
trabajo y las relaciones sociales establecidas entre los hombres y mujeres, que
-entre otras variables- pudieron haber actuado como condicionantes o causantes
de esas tendencias. La intención de este escrito pasa, entonces, por ir
desbrozando el camino de manera tal de potenciar posibles estudios de un
carácter más generalizador, más rico y más profundo, donde puedan combinarse
y no simplemente subsumirse unos a otros, los análisis con variables cualitativas
y cuantitativas. Es por eso que sólo deseamos dejar bosquejadas unas cuantas
pinceladas de la actividad delictiva neuquina a partir de esta primera
caracterización cuantitativa, sin profundizar en los aspectos causales o de
relacionamiento con otros fenómenos. No consideramos de manera alguna haber
alcanzado las capacidades metodológica o teórica necesarias para encarar una
labor de síntesis como la que aquí simplemente estamos sugiriendo debe
hacerse.

6
LVOVICH, Daniel; “Pobres, borrachos, enfermos e inmorales: la cuestión del orden en los
núcleos urbanos del Territorio del Neuquén (1900-1930)” en Estudios Sociales, 5, Santa Fe, 1993,
RAFART, Gabriel; “Crimen y castigo en el Territorio Nacional de Neuquén, 1884-1920”, en
Estudios Sociales, nº 6, 1994, RAFART, G. y BOHOSLAVSKY, Ernesto, “Crimen, frontera y orden
social. Neuquén 1884-1930", presentación en las Primeras Jornadas de Historia y Actualidad
Regional del Neuquén, Covunco, 1995 y DEBATTISTA, Susana, BERTELLO, Carla y RAFART, G.
“Una forma particular de integración: el bandidismo rural en la frontera argentino-chilena,
Neuquén 1890-1920”, 1997 (mimeo).
5

Algunos aspectos teóricos y Metodológicos


Toda sociedad posee una determinada configuración de la actividad
delictiva que le es absolutamente propia y que está en relación -no estrictamente
directa ni mecánica, pero sí estrecha- a variables tales como la estructura
productiva y laboral del espacio sobre el que se desarrolla (en este caso, el
Territorio), las prácticas culturales existentes, las instituciones judiciales
actuantes, los patrones de asentamiento, la densidad de población, la legislación
que regula las relaciones humanas y los cuerpos de represión y prevención del
delito. Es por eso que la "historia del crimen" de una sociedad es inseparable del
estudio de las causas y de los contextos -eminentemente sociales- que la
dotan de existencia y significado. Con esta afirmación queremos apartarnos de
ya caducas interpretaciones criminológicas que hacían hincapié en que la acción
delictiva era resultado directo de decisiones patológicas de los individuos; de
igual manera debemos alejarnos de tendencias que consideraban que el delito se
originaba mecánicamente en el ambiente socio-cultural en el que viven los
sujetos, tanto los inculpados como los damnificados. 7 Por otra parte, la forma en
que los sectores de una sociedad perciben a la criminalidad y los problemas y
alternativas que éstas generan, probablemente sean tan influyentes como las
formas mismas en que en realidad ocurren estos delitos. 8 Es decir, el crimen no
fue considerado siempre y en todos lados de la misma manera. Su determinación
es histórica, al igual que la definición de criterios para otras desviaciones de los
consensos normativos establecidos en una sociedad, como la locura o ciertas

7
Recientemente se ha ofrecido un estudio de un proceso judicial en el Buenos Aires de los
inmigrantes, mostrando las distintas posturas criminológicas de origen positivista y lombrosiano.
RUIBAL, Beatriz, “El honor y el delito. Buenos Aires a fines del siglo XIX”, en Entrepasados, 11,
1996.
8
"Podría parecer innecesario [...] recalcar la íntima relación que existe entre las percepciones de
la comunidad y la constitución de la criminalidad como problema social; pero lo contrario sería
subscribir la tendencia a concebir aisladamente los actos de violencia y criminalidad como
problemas en sí”. PACHECO, Ángel; “Consideraciones sobre la criminalidad y la violencia: un
enfoque crítico del concepto de socialización” en Revista de Ciencias Sociales, San Juan de Puerto
Rico, 1980, p. 218
6

prácticas sexuales.9 Las acciones humanas se han repetido por años, pero la
ponderación social de esos actos tiene una alta variabilidad. 10
Pero entonces, ¿qué es un crimen?. "Un crimen conlleva una violencia de
una ley o estatuto de la sociedad, que a su vez responde al sistema de valores y
entendimientos que prevalecen en una sociedad en un momento dado" 11.
Podríamos aportar un poco más y decir que el sistema de “valores y
entendimientos” prevalece en una sociedad en buena medida porque ha sido
impuesto por un sector social o una clase y en otra buena parte porque los
sectores subalternos los aceptan y comparten en su mayoría. Sin embargo,
algunos miembros de la “mayoría silenciosa” optan, con distinta frecuencia e
intensidad por romper ese pacto y violar la ley escrita. Es de ellos de quienes nos
ocuparemos.
Hemos trabajado básicamente a partir de los libros copiadores del Archivo
de la Justicia Letrada del Territorio del Neuquén (AJLTN), que contienen
información sumaria acerca de los miles de expedientes judiciales iniciados.
Dichas causas comienzan a aparecer a fines de los ´80 y se extienden hasta la
fecha de la provincialización. Esos libros copiadores o maestros, realizados por la
propia Justicia Letrada, agrupan información sintética acerca de la causa:
detenidos, carátula, fecha y número de expediente. 12. Hemos respetado, en
líneas generales, la división cuatripartita que establecen Diez et. al. para
9
Michel FOUCAULT ha sido sin dudas el que ha dado el puntapié inicial para el estudio de los
"hombres infames". Siempre ha tenido en cuenta que la definición, combate y readaptación de
estos sujetos es absolutamente histórica (en el sentido que varía en el tiempo y para cada
cultura). Ver su clásico Vigilar y castigar. El nacimiento de la prisión, Siglo XXI, Buenos Aires,
1989.
10
"El delito no es un concepto a priori que permanece a lo largo del tiempo. Por el contrario, su
definición y la transformación de la misma están en relación con los cambios que se operan en el
conjunto de la sociedad", RUIBAL, Beatriz; Ideología del control social. Buenos Aires 1880-1920,
CEAL, Bs. As., 1993, p. 33.
11
PACHECO, Op. Cit. p. 220.
12
Es importante señalar que se trata de "presuntos" delitos ya que los libros maestros
mencionan solamente el inicio de la acción judicial, sin señalar la culpabilidad o inocencia de los
sujetos involucrados. Otro problema es que existe un número que no podemos determinar de
delitos "en negro", es decir, que no son denunciados. Cfr. DIEZ, M. Op. Cit. Entre los motivos que
llevan a no denunciar un delito, se cuentan la distancia con las comisarías en un mundo
claramente rural, la no vivencia de la acción sufrida como un delito o la cercanía afectiva o de
sangre del delincuente con el denunciante. BLACKWELDER y JOHNSON hablan de una "cifra
oculta" para referirse al número de crímenes realmente ocurridos:, donde ni el total de denuncias
o de arrestos en realidad indican esta cifra. BLACKWELDER, Julia y JOHNSON, Lyman; “Estadística
criminal y ación policial en Buenos Aires, 1887-1914” en Desarrollo Económico, IDES, 93, Bs. As.,
1984.
7

clasificar a los expedientes judiciales en el Territorio de La Pampa. 13 La primer


categoría es “delitos contra las personas” (contra la vida, lesiones corporales,
contra la honestidad, matrimonios ilegales, contra el estado civil, contra las
garantías individuales, calumnias e injurias y sus tentativas), la segunda es
“contra la propiedad particular” (robo, hurto, usurpación, quiebra, evasión,
estafa, incendio, daño y las tentativas). La tercera es “delitos políticos y
peculiares contra empleados públicos” 14 (incluye a algunos delitos contra la
seguridad interior y el orden, abuso de autoridad, infidelidad en la custodia de
presos, falsedades, contra la salud pública y sus tentativas) y el cuarto tipo es de
"delitos varios", que no han conseguido ser identificados o se refieren a
denuncias, quejas, querellas, evasiones o infracciones a leyes varias
(especialmente las referidas al servicio militar).
Nuestra intención es observar cómo evoluciona cada uno de estos grupos
de causas a nivel general, pero también consideramos importante visualizar a
cada una de las carátulas que conforman cada grupo en su evolución particular.
Así por ejemplo, es interesante examinar el valor absoluto y porcentual de una
causa como desacato o abuso a la autoridad para conocer problemas tales como
la constitución de la ciudadanía y la esfera pública o tratar de agrupar a
determinadas causas, por ejemplo las referidas a adulterio, rapto, abuso
deshonesto, vida inmoral (todas ellas corresponden al tipo 1) para conocer
aspectos violentos de las relaciones varón/mujer o adulto/niño. Por el tipo de
fuentes disponibles, sólo se trabajará sobre las temáticas delictivas, quedando
fuera del presente análisis las causas iniciadas por contravenciones policiales u
otras regulaciones que escapan a los códigos nacionales. Una de las razones de
esta decisión es que los "delitos mayores" exigen una denuncia formal y están
sujetos al procedimiento judicial y no dependen del accionar y prioridades
coyunturales de la acción policial. Por eso, los crímenes pueden ser considerados
un indicador más exacto de la conducta delictiva real. 15
13
DIEZ et. al, op. cit. La clasificación se basa en el trabajo de Pedro Trinidad FERNÁNDEZ La
defensa de la sociedad. Cárcel y delincuencia en España (siglos XVIII-XX), Alianza, Madrid, 1991.
14
Se usa el término “empleados públicos” en un sentido amplio, abarcando desde los miembros
de la Justicia (juez letrado, juez de paz) hasta las fuerzas policiales.
15
También debe tenerse en cuenta que las modificaciones estadísticas que puedan aparecer en
los índices de criminalidad o de detención, en realidad pueden estar escondiendo un cambio en
el accionar policial como producto de una redefinición de las prioridades o percepciones
8

Suponemos que el Territorio del Neuquén en los primeros treinta años de


este siglo, era un espacio en términos demográficos bastante homogéneo, ya
que el carácter rural, migrante, y joven de la población parce haber sido la
regla.16 Sostenemos que esta homogeneidad estadística viene dada por el
carácter mayoritariamente rural e inmigrante de la población y la constitución de
la pequeña ganadería trashumante con destino a Chile como actividad
económica no única, pero si predominante, en lo que se refiere a la ocupación de
la población económicamente activa. 17 Las “ciudades” no son comparables en
términos demográficos con el mundo rural que, va a marcar las tendencias en los
comportamientos societales, incluyendo dentro de éstos, obviamente, como un
subfenómeno más, a la configuración delictiva territoriana. Además de la
disponibilidad de fuentes, este presupuesto histórico (homogeneidad
socioeconómica neuquina en sus primeros años de vida) nos ha decidido a
establecer el corte de la periodización al terminar la tercer década. De cualquier
manera, sería por demás necesario extender el trabajo hasta después de los
años ’30, en que se produce un quiebre en la articulación económica regional con
Chile, que lleva a una urbanización más notoria y una reorientación productiva.
A partir del artículo de Diez, se ha obtenido un gran impulso en nuestra
tarea. Además de las interesantes sugerencias metodológicas, ese artículo
aporta algunas hipótesis que han sido recreadas para el presente trabajo de
investigación. Así, sostendremos como hipótesis que la preeminencia de los
delitos contra las personas sobre aquellos cometidos contra la propiedad se se va
a ir invirtiendo a lo largo del período, tal cual lo esperado por la “teoría de la
estatales. Así, en momentos de agitación social, transgresiones que usualmente merecen la vista
gorda de un agente del orden, pueden transformarse rápidamente en motivo de arresto ante la
posibilidad de crear una anomalía generalizada.
16
Esto no significa que no existan diferencias claras en términos demográficos, económicos y
culturales entre las ciudades (principalmente del departamento Confluencia), los enclaves
estatales (como las áreas petroleras) y los espacios rurales. Simplemente estamos afirmando que
el abrumador peso de la población rural termina por imponer sus tendencias por sobre el resto de
la población en las estadísticas. El censo de 1914 indicaba que la población rural alcanzaba al
85%. Archivo Histórico Provincial (de ahora en adelante AHP), Copiador 104, folio 222 ss., marzo
de 1915. Similares informaciones parecen brindarnos estadísticas acerca de la población
carcelaria en AHP, "Cuadro demostrativo del movimiento de presos habido durante el año 1916
en este establecimiento", Cárcel de Neuquén, Cop. 134, fº 314. Ver MASES, Enrique et. al. El
mundo del trabajo, Neuquén 1884-1930, Althabe, Neuquén, 1994.
17
BANDIERI, Susana; “Condicionantes históricos del asentamiento humano después de la
ocupación militar del espacio”, en BANDIERI, Susana, FAVARO, Orietta y MORINELLI, Marta;
Historia de Neuquén, Plus Ultra, Bs. As., 1993.
9

modernización criminológica”18, pero esto no significará que los robos sean la


mayoría dentro de los delitos ocurridos. Por lo general, los modelos de evolución
y criminal tienden a señalar que las sociedades al entrar en procesos de
“modernización” (con todo lo discutible que es este concepto) pasan a tener más
robos que delitos contra las personas. Sin embargo, Neuquén (y otras ciudades
argentinas) escapan a esta tendencia, rastreable en otras áreas del mundo, pero
presente en el caso pampeano. El peso porcentual y absoluto de los crímenes
cometidos por o contra los empleados públicos o el Estado tienden a disminuir al
avanzar el siglo, pero en cambio avanzarán enormemente las denuncias por
incumplimiento del Servicio Militar Obligatorio.

 Panorama del delito neuquino


¿Qué es lo que vemos al analizar los primeros 30 años del siglo, en materia
delictiva?. Hay una gran variabilidad en términos absolutos y porcentuales de los
delitos producidos en Neuquén, aunque se puede rastrear claramente cierta
tendencia al alza.19
Valor absoluto Valor absoluto Porcentaje mínimo Porcentaje máximo
mínimo máximo
Persona 49 (1910) 224 (1929) 20% (1921) 54% (1901)
s
Propied 30 (1901) 234 (1928) 23% (1924) 50% (1909)
ad
Políticos 6 (1916) 35 (1926) 2% (1916) 17% (1900)
Varios 4 (1904) 262 (1925) 2% (1900) 47% (1925)
Total 121 (1901) 682 (1928) - -

Es probable que esta variación obedezca en parte a problemas de


subregistro o mal registro de las denuncias. Muchos de los cambios reflejados en
la documentación pueden adjudicarse a problemas por parte de la Justicia
Letrada, y ante esa situación estamos lejos de vernos inoculados. Los datos
obtenidos pueden ser producto del mejoramiento del registro de las denuncias
18
Para una caracterización y crítica de la teoría de la modernización criminológica ver JOHNSON,
op. Cit.
19
Las afirmaciones que formularemos a continuación acerca del comportamiento de las variables
analizadas toma por lo general como referencia a los valores porcentuales antes que a los
absolutos. Dada la alta variabilidad que presentan estos últimos, la utilización de fórmulas
porcentuales se nos ofrece como un pequeño reaseguro ante ese fenómeno. De cualquier
manera, llegado el caso, y de ser necesario, también haremos mención a las variaciones
absolutas.
10

antes que de una modificación de las pautas reales delictivas. De hecho, las
estadísticas oficiales publicadas sobre la cantidad de delitos producidos en el
Territorio difieren entre sí y además con las que obtuvimos trabajando sobre otro
tipo de fuentes.20 Muchas veces un cambio en la estadística no refleja una
modificación ocurrida en la realidad, sino simplemente un mayor o menor apego
a sus funciones por parte del Secretario de Juzgado o la creación de nuevas
comisarías.21
Las denuncias registradas a lo largo de estos treinta años suman arriba de
9.000, pero a la primer década sólo pertenecen 1.860 de éstas, lo que muestra
que hay un claro crecimiento del número total de crímenes, conforme avanza el
siglo. La brusquedad de las variaciones anuales, por lo general, está señalada por
notorios saltos hacia valores más altos, acompañados de estabilizaciones que no
se prolongan por más de 2 o 3 años. Así, se pasa de un promedio de 165
delitos/año en los primeros cuatro años del período a una tasa de 580 en los
últimos cuatro, es decir, prácticamente cuadruplicando el número original. Sin
embargo, sabemos que la población territoriana no alcanza esos índices de
crecimiento, por lo cual nos encontramos frente a un fenómeno que está
exigiendo alguna explicación que supere los argumentos de un crecimiento
vegetativo de la población y de los delitos cometidos o denunciados. Además, si
comparamos el número de causas delictivas con el total de la población
territoriana, vemos que este cociente es sensiblemente más alto que en La
Pampa.22 El cociente causa delictiva x 1000 habitantes arroja 16,7 para Neuquén
y 6,68 para La Pampa, en ambos casos para 1920. Para 1905, el cociente
neuquino era de 8,3/1000 habitantes.
Un contemporáneo nos ha dejado un breve análisis de los motivos del
aumento en la tasa delictiva:

20
Como ejemplo, comparar “Estadística de delitos habidos en el Territorio entre el 1 de enero de
1911 hasta el 28 de abril de 1916”, (AHP cop. 110, folio 137, 1916) con “Cuadro demostrativo de
la delincuencia durante 1914” (AHP cop. 104, folios 225/6 1915).
21
Así lo explicita un gobernador en su informe anual en 1915: “Hay que tener en cuenta que
habiéndose aumentado el número de destacamentos los hechos que se denuncian, sobre todo
delitos contra la propiedad, son más numerosos y que en muchos casos los ganados
denunciados como hurtados no son sino extraviados”, AHP, Copiador 104, folio 214.
22
Cf. DIEZ Op. cit. pág. 59.
11

“Múltiples son las causas que dificultan una acción preventiva eficaz por
parte de la policía de seguridad en la extensa jurisdicción de este territorio.
Lo diseminado de la población, la falta de medios rápidos de comunicación
entre sí y con esta capital, la dificultad para conseguir personal que reúna
las condiciones requeridas de idoneidad y honestidad para ese servicio tanto
de empleados como de gendarmes y sin tener en cuenta otros factores
provenientes de las condiciones de la población en general [...] son las
causas principales que han determinado que hasta hoy [...] los servicios de
policía no hayan tenido la eficacia deseada”.23 
Vemos que se combinan elementos propios de las características
demográficas y geográficas del escenario (como son la baja densidad
demográfica, la escasez de vías de comunicación, etc.) y otros que son
provenientes de problemas específicos de la institución policial (escasez y baja
calificación de los postulantes al ingreso). De nuestro punto de vista,
entendemos que quizás no estemos frente a un proceso de desbordante
incremento de delitos (especialmente en la década 1920-29), sino simplemente
ante un aparato judicial y policial más eficaz en la recolección de las denuncias,
pero no necesariamente en la resolución de los casos. Además vale la pena hacer
notar que el crecimiento es bastante gradual hasta los últimos años de esta
década. Por ahora sólo podemos sugerir algunas ideas acerca del por qué de esta
tendencia general al alza:
 modificación positiva de la percepción social acerca del desempeño,
las funciones y la eficiencia de los agentes policiales, variando hacia una
paulatina confianza y colaboración, o al menos reducción de las sospechas y
reticencias a recurrir a su ayuda o a formular la denuncia correspondiente;
 mejoramiento del plantel policial y de las provisiones para su trabajo
diario (elementos de librería, armamentos, uniformes, infraestructura edilicia).
Un incremento cuantitativo de la estructura policial y judicial, pudo haber
aumentado la capacidad para la recepción de las denuncias, la detección y
represión de actividades delictivas; 24 A su vez, este mejoramiento pudo haber
23
AHP, Libro 61, fº 202, “Informe General sobre el Territorio”, 2/2/09. Citado en DEBATTISTA et..
al, op. cit. p. 16.
24
Era muy común recibir cartas como las siguientes en los primeros años de la Gobernación:
“Pongo en conocimiento del Sr. Gefe que esta comisaría carece de todos los útiles necesarios de
12

incidido en la modificación de la percepción social sobre la policía, que


marcábamos antes;
 paralelamente, estos adelantos se pudieron haber reflejado en un registro
más minucioso, metódico y responsable de las denuncias realizadas. Esto estaría
indicando que no necesariamente se cometen más delitos, sino que simplemente
nos ha llegado un registro escrito más completo acerca de su existencia a partir
de determinado momento.
 aumento de la represión sobre determinadas pautas de conducta y
prácticas sociales, culturales y económicas propias de los sectores populares del
Territorio del Neuquén. Esta represión específica (en el sentido que no se aplica
indistintamente en todo momento y sobre todos los actos plausibles de ser
reprimidos) puede explicar el aumento en el número de denuncias registradas.
Así, por ejemplo, podemos descubrir que hay un crecimiento notorio de las
causas iniciadas por motivo de violación a leyes referidas al Servicio Militar
Obligatorio (ya sea por deserción o por incumplimiento de éste). Estos delitos
están comprendidos en el cuarto tipo (“delitos varios”).

 a) Delitos contra la propiedad

Los delitos contra la propiedad (básicamente el robo y el hurto) representan


un tercio de las denuncias registradas en el período. Podemos ver que la
participación de estos crímenes sigue un camino un tanto errático en la primera
década, pero que a posteriori se estabiliza en un valor cercano al 35%, con
tendencia al descenso. En la primer década los valores porcentuales máximo y
mínimo respectivamente son 24% (1901) y 50% (1909). En la segunda década, el
piso es 33% (1916) y el techo 44% (1918). En la tercera, los valores respectivos
son 23% (1924) y 38% (1920). Cabe destacar que los porcentuales presentan
cierta estabilidad en los últimos veinte años, más allá de la brecha entre los
picos. Mantienen, por lo general, la segunda o la prinera ubicación, ya sea detrás
de los delitos contra las personas o los catalogados como “varios”. La denuncia

escritorios, igual de medios de seguridad para los presos ”. AHP, Caja 1891, Doc. 163, 1/10/91,
Chos Malal. Es difícil esperar un registro concienzudo de las denuncias, en esta situación de
precariedad material.
13

por robo, hurto o abigeato monopoliza todo el grupo de delitos “contra la


propiedad”, ya que suma el 84% del total. En el caso pampeano, suman
aproximadamente el 81% del grupo. Además, es la denuncia que más se repite a
lo largo de todo el período (2.832 en total). Valga como ilustración la siguiente
comparación: si en el Neuquén de los primeros treinta años del siglo se hubieran
cometido 100 delitos, los hurtos y robos por sí solos sumarían aproximadamente
treinta de ellos.25
Se observa que durante la primer y segunda décadas, la participación de
estos delitos en el total es más alta que en el resto del período. Sin lugar a dudas
que este descenso porcentual es una de las tendencias que suscita mayor
curiosidad ya que se debería esperar su incremento paulatino pero imparable.
La prensa y los sectores acaudalados no dejaban de presentar la situación
como realmente caótica. 26 Si tenemos en cuenta el peso de los robos y hurtos en
el total de delitos cometidos, vemos que esa preocupación tenía algo de fundado
¿Quiénes son las víctimas?. Al contrario de los bandoleros sociales de
Hobsbawm27, las víctimas no son personas que muestren su pertenencia a un
sector social diferente a los victimarios. Sujetos de escasos recursos y ocupantes
fiscales son víctimas de robo por parte de sus propios vecinos y compatriotas. No
se encuentran rasgos de "justicia social" o de reivindicación política en el
accionar delictivo. Se ha podido determinar que el bandido tipo es un hombre
soltero, entre 20 y 30 años, probablemente un chileno indocumentado,
seguramente sin instrucción y con escasa calificación y múltiples tareas

25
Si siguiéramos con la comparación, tendríamos, además de los 30 robos, dieciocho lesiones,
trece denuncias sin especificar, doce infracciones a leyes varias (principalmente referidas al
enrolamiento), cinco homicidios, tres atentados o desacatos a la autoridad, dos abusos de
autoridad, dos infidelidades en la custodia de presos o documentos, dos estafas, dos incendios,
un daño a la propiedad, un disparo de armas, una violación, una violación de domicilio o
correspondencia, un rapto, un asalto a mano armada, una denuncia por calumnias, un abandono
del hogar por parte de un menor, una fuga de la cárcel y una agresión física.
26
“Y digo esto porque me consta. Cuando desempeñé el Ministerio de Hacienda recibí varias
denuncias de introducción clandestina de ganados. Se tomaron las medidas del caso para evitar
el contrabando, se comprobó que los denunciantes eran los mismos contrabandistas, que de este
medio se valían para hacerse acompañar en la cordillera por empleados públicos a los cuales
cohechaban fácilmente. De esta manera ejercían el contrabando con toda seguridad en vasta
escala y con la más completa impunidad”. Informe de la delegación comercial argentina acerca
del Tratado de Comercio con Chile, 1908. Enviado por el ingº Huergo al Ministerio de Agricultura.
Citado en DEBATTISTA et. al.
27
HOBSBAWM, Eric; Rebeldes primitivos, Ariel, Barcelona, 1974 y Bandidos, Ariel, Barcelona,
1976.
14

desarrolladas.28 El Estado encaró distintas formas de enfrentar el problema. Así,


por ejemplo, en 1919 se formó el cuerpo de policía volante, compuesto por 32
hombres que controlaban los pasos cordilleranos. Su misión era esencialmente
preventiva: recoger novedades, vigilar los boquetes de la Cordillera, perseguir
ladrones y devolver lo robado. El abigeato ha descendido un 80% desde la
creación del cuerpo de policía volante, se informa. 29 En otras ocasiones se
recurrió a la formación de comisarios honorarios, puestos ocupados por los
propios comerciantes. Pero en otros momentos se trató de reforzar los puestos
fronterizos.30

b) Delitos contra las personas

Los crímenes contra las personas reúnen durante los 30 años a unas 3.000
denuncias, lo que representa aproximadamente un 32%. En la primer década, los
valores máximo y mínimo son 54% (1901) y 30% (1905); en la segunda 46%
(1911) y 28% (1914). Para la tercera, el techo es 34% (1929) y el piso alcanza a
20% (1921). Es una variable bastante inestable en cuanto a la participación en el
total, aunque por lo general comparte su posición hegemómica con los delitos
contra el patrimonio, o “varios”. Es claramente rastreable una tendencia a la
caída en la participación en el total, de acuerdo con lo señalado por las teorías
criminológicas, aunque, como se verá, no cede su lugar a los robos, sino a las
denuncias sin especificar. Volveremos, oportunamente, sobre este tema. Las
lesiones parecen estar, al igual que los homicidios, atadas, en buena medida, al
consumo y abuso de alcohol. 31 El carácter pendenciero de los hombres de campo
parecía inflamarse en los locales expendedores de alcohol. 32 A eso parecen

28
“Esta vaguedad no hace más que reflejar relaciones laborales poco estables, propiciadas en
parte por las actividades estacionales que se realizan en la zona. Para el período analizado, la
movilidad ocupacional y espacial era muy alta”. DEBATTISTA et. al, op. cit., p 6. De nuevo, las
similitudes con la situación existente en Buenos Aires salta a la vista. Ver GAYOL, op. cit.
29
AHP, Cop. 150, fº 25, 25/4/19. Esta información brindada por el Gobernador, contrasta
absolutamente con la que nosotros hemos podido obtener de nuestro trabajo estadístico. Ver
nuestras tablas al final de la presente ponencia.
30
DEBATTISTA, op. cit.
31
RAFART, op. cit.
32
Como prueba de la magnitud y el descontrol que parece haber alcanzado el consumo de
alcohol, vale la pena leer un Decreto de 1916 donde se indican las funciones de los Comisarios
Inspectores y se hace mención a que “vigilarán con celo especial que los Comisarios de los
15

deberse las resoluciones tomadas por el Gobernador en 1920, en el sentido de


limitar la venta de bebidas,33 lo que no impidió que esos años las denuncias por
lesiones y homicidios alcanzaran algunos de los valores más altos del período.
Si durante los primeros 5 años analizados los homicidios representan el
22% de todos los delitos de estegrupo, en los últimos 5 años sólo llegan a sumar
la mitad de ese valor. Por el contrario, las lesiones y heridas tienden a subir su
participación en el grupo, pasando del 44% en el primer lustro al 57% en el
último. Los disparos de armas denunciados reducen su participación original en
los primeros 7 años a menos de la mitad en los 7 últimos. Los raptos se
mantienen estables en torno al 3% del grupo a lo largo de los 30 años. Las
denuncias por asalto a mano armada duplican y más su porcentaje dentro de
este grupo delictivo. ¿Dónde se encuentran las claves de estas tendencias?. ¿Qué
proceso es el que se está viviendo?. Queremos hacer mención específica de dos
fenómenos que se van sucediendo en estos primeros años del siglo.
Por una parte, debemos analizar a los expedientes caratulados “su muerte”
y que se refieren a los fallecimientos por accidentes, sumersión o causas
naturales. A pesar de no estar considerados como delitos, hemos decidido
contabilizarlos con el deseo de compararlos frente al total de homicidios. Vemos
que las muertes no violentas superen a las violentas ya en 1906. Pero, ¿esto
significa que probablemente esta sociedad en la que pintábamos un paisaje de
desolación y violencia al estilo del “far west” probablemente no sea la que en
realidad existía ?. Sabemos que en la ciudad de Buenos Aires, la tasa de
homicidios 1910/4 era de 0,89/10.000 habitantes, la tucumana en 1920 era de
0,4, la pampeana en 1920 de 3,9. 34 Asimismo, Rafart nos ha ofrecido una tabla
con las tasas de homicidio del Territorio que nos servirá para comparar 35:
Año Tasa x 10.000 hab. Año Tasa x 10.000 hab.

departamentos, observen y hagan observar las disposiciones del código Rural y los decretos del
Poder Ejecutivo de la Nación, sobre establecimientos de despacho de bebidas y expendio de
alcoholes y sobre comunicaciones y vialidad”. AHP, Cop. 106, fº 154, enero de 1916.
33
AHP, Cop. 152, fº 149, 11/3/20.
34
Los datos sobre Buenos Aires están extraídos de BLACKWELDER y JOHNSON, Op. cit. Para
Tucumán, de JOHNSON, op. cit. La tasa pampeana está calculada de la siguiente manera. Del
total de delitos del grupo “contra las personas” sustrajimos el correspondiente porcentaje de los
homicidios y lo comparamos con la población de 1920 (122.000 aprox.). La misma operación se
realizó con los homicidios. Datos de DIEZ et. al, op. cit.
35
RAFART, op. cit.
16

1900 9.36 1910 4.72


1901 5.29 1911 5.73
1902 2.55 1912 4.83
1903 8.36 1913 6.88
1904 5.22 1914 2.07
1905 5.5 1915 3.09
1906 4.44 1916 5.13
1907 5.16 1917 6.45
1908 7.51 1918 5.4
1909 3.64 1919 6.39

La tasa de lesiones porteña 1910/3 era de 33,53/10.000 habitantes, la


pampena de 1920 alcanzaba a 15/10.000 y la neuquina 1910/20 alcanzaba a
16/10.000. De cualquier manera, todavía consideramos que es prematuro
establecer conclusiones definitivas en este sentido, pero si podemos suponer que
aquí hay un punto interesante para profundizar. Estos datos están indicando que
no se trata de una sociedad libre de tensiones interpersonales y que manifiesta
bastante desconocimiento o desprecio de las reglas institucionales de resolución
de conflictos.
Por otro lado, los expedientes que llevan adelante investigaciones sobre
accidentes (que tampoco pertenecen a ningún grupo de delitos) parecen llevar
adelante un gradual crecimiento a lo largo del período analizado. Como prueba
del aumento de estas carátulas, veamos cuáles son los valores que alcanzan en
cada una de las tres décadas: 11 en la primera, 71 en la segunda y 459 en la
última. ¿A qué se puede adjudicar este despegue tan notorio?. Podemos lanzar
algunas ideas al respecto. En buena parte se debe a que las denuncias sobre
accidentes pertenecen al ámbito laboral y hubiera sido correcta colocarlas bajo el
rótulo de accidentes de trabajo. Para el presente trabajo, ambas carátulas
(”accidente de trabajo” y “accidente”) han sido contabilizadas conjuntamente. 36
Podemos pensar que el Estado ejerció paulatinamente mayor presión sobre los
trabajadores (eminentemente rurales, pero también los ferroviarios y los
petroleros) para que radicaran las denuncias de accidentes como forma de ir
interviniendo en las relaciones y condiciones laborales. A su vez, la proliferación
36
Somos conscientes que estamos hablando de fenómenos en buena parte diversos, pero dado
el tipo y la cantidad de fuentes con las que trabajamos nos resultaba imposible rastrear en uno
por uno de los más de quinientos expedientes su característica central. Nos reconocemos en
deuda en este sentido. Es seguro que aquellos investigadores interesados por el mundo de los
trabajadores y las relaciones laborales encontrarán el momento para analizar con mayor
detenimiento el tema.
17

de las denuncias por accidentes nos va hablando de la formación (insistimos,


paulatina, despareja, contradictoria, por momentos reversible) de cierta práctica
civil de reclamo de justicia.

c) Delitos políticos y referidos a empleados públicos

Estos delitos tienden a reducir su participación relativa en el total de los


delitos a medida que se acerca el final del período. Sabemos que en los primeros
cinco años del período analizado se encuentran entre el 11 y el 17%, pero a
posteriori comienzan a decaer notoriamente, alcanzando su piso en la primer
década en 1909 con sólo un 4%. En la segunda décda, sus picos son 9,8% (1910)
y 2,5% (1916). En el último decenio, los valores extremos son 6,8% (1926) y
3,6% (1925). Pasan de representar casi un 11% del total de los delitos
denunciados en los primeros 10 años a tener una participación de sólo el 5% en
los últimos cinco (y con tendencia a continuar la baja). ¿Cuáles son los delitos
cometidos con más frecuencia?. Básicamente son tres los que monopolizan el
70% de los delitos correspondientes a este tercer tipo: el atentado o desacato a
la autoridad, el abuso de autoridad y la infidelidad en la custodia de presos o de
documentos.
El más importante es el atentado o desacato a la autoridad. Este delito
hace referencia a la resistencia ofrecida a la detención, por lo general a mano
armada. El porcentaje de denuncias referidas a desacato a la autoridad irá
paulatinamente en aumento, con respecto a las otras denuncias del tipo
“políticos y referidos a empleados públicos”. La denuncia por abuso de autoridad
también reviste importancia dentro de este tipo de delitos. Vale la pena aclarar
que aquí se encuentran computadas sólo aquellas denuncias en las que se
especificaba explícitamente la calificación de “abuso de autoridad”. Hemos
encontrado decenas de denuncias contra agentes policiales, autoridades
judiciales o territorianas, pero que han quedado registradas simplemente en los
libros copiadores bajo el rótulo de “queja contra” o “X denuncia contra el agente
Y”, sin mayores referencias. Consultando libros copiadores del AHP, es posible
encontrarse con infinidad de descripciones de casos como el siguiente, donde se
18

denuncia que un subcomisario "no ha sabido conducirse con la conducta que ha


menester en el desempeño de sus funciones, dejándose llevar por impulsos
personales, anteponiendo sus ideas y sus pasiones a la verdadera misión que le
correspondía desempeñar”.37 Todos estos ejemplos son casos que no
necesariamente han quedado registrados como “abuso de autoridad”, sino
simplemente como una denuncia sin especificar su contenido. Demás está decir
que la mayoría de estas causas probablemente harán mención de hechos que
podrían ser encuadrados bajo la calificación legal de “abuso de autoridad”, pero
que lamentablemente no podemos asegurarlo por el tipo de fuente utilizada. Un
estudio más pormenorizado, que dé cuenta del contenido específico de los 1340
expedientes del AJLTN caratulados como “denuncias” probablemente nos
iluminará al respecto. El tercer delito que sobresale dentro de este grupo es el
referido a la infidelidad en la custodia de presos o documentos oficiales. Esta
causa se abre específicamente para aquellas fugas de detenidos en las que se ve
involucrado algún agente policial o judicial o en los casos en que ha desaparecido
documentación oficial (por lo general expedientes judiciales). Estos delitos se
cometen a un promedio de tres por año y nos dan una pauta de los problemas
con que se encontraba el Estado para contar con planteles competentes y
capaces de asegurar el cumplimiento de sus funciones. Es importante destacar
que el procentual correspondiente a este tipo de denuncias registra un sensible
descenso en la última década analizada. Vale la pena resaltar, también, que los
delitos de este tipo, pertenecientes al subtipo “contra la seguridad y el orden”
(donde se encuentra incluido el desacato a la autoridad) presenta en líneas
generales valores menores que el subtipo “peculiares a los funcionarios
públicos”. Esta tendencia solamente se invierte en los últimos años del período

37
Así, por ejemplo, ha citado mujeres a la Comisaría con fines poco honestos y ha hecho
manifestaciones públicas contrarias a empleados superiores de la Gobernación y la “Institución
Policial”. Ha apaleado y colocado presos en la barra de gendarmes. AHP, Cop. 172, fº 77. Otro
capitán de Gendarmería es acusado de utilizar presos de la Cárcel de Neuquén en su propia
chacra. AHP, Cop. 170, f.176, 1923. Otro ejemplo de las decenas que podemos encontrar: dos
comisarios inspectores hacían figurar en la planilla de cobro a dos personas que no eran agentes.
Asimismo, también remitían y enajenaban en Chile hacienda yeguariza de marcas desconocidas
e incluso han enviado a agentes de policía a cuidar esa hacienda. Para completar el panorama,
también retenían los sueldos de agentes que ya habían sido dados de baja. AHP, Cop. 106, fº
473, 15/11/18.
19

en cuestión, lo que parece indicar que hay (en términos relativos) menor peso de
las denuncias contra el mal accionar policial o judicial.
Por otra parte, este incremento de las resistencias a la autoridad también
es un fenómeno que vale la pena ser interpretado. Estas dos tendencias parecen
ser a priori contradictorias: mayor nivel de resistencia al accionar policial
acompañado por una reducción porcentual de las denuncias recibidas contra esa
institución policial. Sin embargo, es válido señalar que el subtipo “peculiar a los
funcionarios públicos” en realidad aumenta su número absoluto de 86 denuncias
en la década 1910/19 a 111 en el decenio siguiente. Podemos lanzar como
hipótesis de trabajo que la reducción paulatina e inexorable del porcentual
correspondiente al tercer tipo de delitos está relacionada con un mejoramiento
(muy, pero muy lento) en la calificación del personal empleado en el Estado, ya
sea en las comisarías, juzgados de paz o Gobernación. Consideramos que
también tiene relación con un crecimiento de las esferas estatales de
intervención o al menos con una visualización social generalizada acerca de la
conveniencia o efectividad de recurrir a su servicio y colaboración antes que a su
enfrentamiento para resolver algunos problemas y necesidades.

d) Delitos Varios
Otra de las tendencias que puede generar extrañeza es el aumento en
términos absolutos y relativos del cuarto tipo de delitos. En la primer década, los
valores máximo y mínimo respectivamente son 15% (1905) y 2% (1900). En el
segundo decenio, son 29% (1914) y 7% (1910). Para la tercer década, el máximo
es 47% en 1925 y 25% es el mínimo (1920). La tendencia general es al alza,
como queda claramente señalado en la comparación de los valores máximos de
cada década. En varias ocasiones, todas en la última década, alcanza el valor
mayor de los cuatro grupos, lo cual es bastante significativo, porque en 1900 sólo
abarcaba al 2% de ellos. De hecho, es el grupo que presenta las variaciones más
marcadas entre el mínimo y el máximo.
En este grupo, las denuncias y las infracciones a leyes nacionales
monopolizan los delitos (97%). Durante las primeras décadas, son las denuncias
sin especificar las que controlan la evolución del grupo, pero en la última década
20

las infracciones a leyes son más que las primeras. En cuanto a las infracciones a
las leyes de enrolamiento y servicio militar (4031, 4707 entre otras), se observa
que no presentan homogeneidad en su desarrollo, aunque alcanzan un número
bastante alto a lo largo del período (1062 casos), concentradas principalmente
en los últimos años. En efecto, un 90% de estos casos pertenece a la última
década analizada. Probablemente este aumento sea el responsable de buena
parte del incremento de la tasa de delitos registrada sobre todo en el decenio
1920/29. De hecho, de los más de 5000 delitos cometidos en esta década, casi
una quinta parte en realidad son infracciones a leyes nacionales.
Como señalábamos en puntos anteriores, buena parte de este aumento del
papel porcentual del grupo debe asignarse a la altísima proporción de denuncias
que se contabilizan dentro de este grupo. Próximamente desbrozaremos aquellas
denuncias referidas a alguna autoridad, y que por lo tanto pertenecen al tipo
“delitos políticos y contra empleados públicos” de las que simplemente no
ofrecen mayor referencia informativa. Esta separación implicará una reducción
bastante importante de este grupo y un alza del peso que poseen las infracciones
contra leyes nacionales. Mientras tanto, los guarismos aquí ofrecidos deben
observarse simplemente como orientativos en un grado bastante general.

Perspectivas de la historia social del delito neuquino

Hemos descubierto (mejor dicho intuido, debido al carácter camuflado,


errático y confuso que presentan) algunas tendencias generales y particulares
del delito en el Territorio del Neuquén. Observamos una gran variabilidad en los
números absolutos y relativos de cada uno de los cuatro grupos de delitos. Sin
embargo, es claro que hay una tendencia al alza del número general de
crímenes, especialmente entre los agrupados como “contra las personas”,
“contra la propiedad” y “varios”. La tasa de crecimiento de la población neuquina
ni remotamente alcanza los niveles sugeridos por el aumento de la tasa de
delitos, por lo que nos encontramos frente a un fenómeno que está requiriendo
una explicación particular y multicausal. Hemos planteado algunas ideas acerca
del por qué de esta tendencia: pensamos por ejemplo que una mejorada
21

percepción social de las instituciones policiales y judiciales pudo haber influido en


que la población radicase más denuncias ; es probable que el mejoramiento de la
infraestructura y los recursos humanos de esas instituciones haya contribuido
también a un registro más responsable de las denuncias realizadas; decisión de
reprimir pautas de conducta y prácticas que antes no recibían mayor atención
del gobierno nacional o la Gobernación (como en el caso de los detenidos por
deserción o evasión del SMO). Toda esta serie de ideas deben ser discutidas y
pulidas antes de seguir adelante con nuestra investigación.
Los delitos perpetrados contra el patrimonio, a pesar del alza absoluta que
registran, van manteniendo un comportamiento un tanto zigzagueante en su
participación en el total de causas, oponiéndose parcialmente a lo que cabría
esperar según la teoría de la modernización criminológica. De cualquier manera,
los robos y hurtos constituyen por sí mismos los delitos más denunciados a lo
largo de todo el período.
Los crímenes contra las personas representan un porcentaje similar al total
del anterior grupo. En varias ocasiones, incluso es el que tiene primacía por sobre
los demás, pero también hay que reconocer que tiene oscilaciones marcadas. Es
clara una caída porcentual de su participación en el total de acuerdo con lo
expectable por la teoría de la modernización. Asimismo, se produce un
corrimiento desde los delitos donde hay mayor gravedad (homicidios, disparo de
armas) a otros menores (lesiones, asalto). Las tasas de homicidios del Territorio
son mucho más altas que las existentes en Buenos Aires, Tucumán o La Pampa y
las de lesiones son claramente menores para las épocas tempranas. Podemos
pensar en un proceso de transición entre un primer momento extremadamente
violento, con una gran incidencia de los homicidios, a otro, en el que predominan
las lesiones. Estaríamos frente a un subtipo de modernización criminológica,
donde en vez de cometerse más robos, simplemente se producen más lesiones,
pero no se mata con la misma facilidad.
Hay un decrecimiento notorio de los crímenes cometidos por o contra
empleados públicos o el Estado. Pasan de un porcentaje respetable a otro de
muy poca monta y con tendencia a la baja. Es probable que aumente su
participación en el total a expensas del grupo de “delitos varios” ya que en él se
22

encuentran contenidas muchas denuncias que se refieren a “abusos de


autoridad” y quejas contra comisarios, jueces de paz u otros agentes estatales.
Es nuestro deseo tener terminado este desbrozamiento en una próxima
investigación. Dentro de este grupo, aumentan tanto las denuncias contra el
desacato a la acción policial como las referidas a abuso por parte de los agentes
del orden. Nos encontramos con que el choque entre las fuerzas policiales y
algunos elementos de la sociedad sigue existiendo, pero se ve disminuida su
apreciación ante el crecimiento mayor de otras actividades también catalogadas
de criminales. Es aquí donde encontramos al aparato judicial- policial en acción,
pero además in fraganti. Decimos con Rafart:
“La lucha contra el crimen -verdadera guía para la acción capaz de reforzar
el aparato represivo- está plagada de contradicciones, por cuanto pone en
tensión el cometido original y la ineficacia y ciertos desplazamientos de los
propios cuerpos represivos”.38
La corrupción, las deficiencias en la provisión de infraestructura, sueldos y
recursos materiales dentro de las fuerzas policiales eran algunas de las
principales causas de la ineficiencia que se endilgaba a la Jefatura de Policía del
Neuquén. Quizás sólo cuando se consiguió mejorar en algo la situación de esta
fuerza (personal calificado, estable, predispuesto, bien aprovisionado, numeroso)
se pudo reducir la participación en el total de las denuncias contra la propia
policía y su accionar. A su vez, este cambio en la percepción social de la fuerza,
sería uno de los causantes del aumento de los delitos registrados, ya que habría
incremento la confianza general y sensación de utilidad y obligación de registrar
las denuncias.
En cuanto al grupo de delitos “varios” notamos claramente que aumentan
enormemente las denuncias sin especificar y las infracciones a las leyes
militares. El alza descomunal de las infracciones a leyes nacionales
(mayoritariamente referidas al SMO) guarda importante relación con la
redefinición estatal de prioridades en la acción judicial y policial. Es un Estado
que comienza a preocuparse por los habitantes más alejados de la capital y por
su “argentinización” definitiva, amén de la obtención de reclutas.

38
RAFART, op. Cit., p. 74.
23

La proliferación existente de denuncias quizás tenga que ver con un


paulatino aprendizaje de los derechos del habitante y de los mecanismos para
reclamar justicia y resolución de los delitos. Pero también es necesario decir que
es probable que el Estado haya ido imponiendo determinadas prácticas en la
población, entre las que se cuenta la obligatoriedad de registrar denuncia por
cualquier hecho que pudiese indicar o presumir acción delictiva. La historia de
esta intromisión estatal y de la intervención en asuntos que antes quedaban en
manos absolutas privadas para su resolución es una de las cuestiones pendientes
en la historia temprana del Territorio Nacional del Neuquén.
Hemos tratado de ir señalando algunas de las características de la
configuración delictiva del Territorio del Neuquén. Esperamos haber incorporado
algunos aportes a una historia delictiva del Neuquén, que sirva a su vez, a una
historia social del Territorio. Entendemos que la utilización de herramientas
cuantitativas no es incompatible con otras metodologías y otros enfoques de la
historia social. No pretendemos entronizar estas herramientas, pero tampoco
creemos que sea válido considerarlas despojadas de toda utilidad para esta rama
de la historia. Hasta aquí sabemos, en forma relativamente confiable, qué es lo
que ocurre. Queda sin lugar a dudas el trabajo más difícil, pero más importante,
interesante y polémico, que consiste en rastrear y descubrir las causas y
fenómenos que hacen posible que se conforme determinada “composición
orgánica” de los delitos y no otra. Esta segunda etapa deberá ahondar en la
caracterización del espacio, sus habitantes, sus formas de producción material, el
nivel de vida, la acción estatal y las pautas culturales que regulan la convivencia
y lucha social.

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