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Les voy a hablar de un mundo material y un mundo espiritual, el primero ya se los he definido, el segundo no tengo palabras para hacer una definición, porque justamente es un mundo que sólo es posible conocerlo cuando lo experimentamos, es un mundo experiencial, inmaterial, eterno, cuántico, es donde existen todas las posibilidades donde todo converge, dónde somos uno con la Fuente, el Universo o Dios, como lo prefieras llamar.
Les voy a hablar de un mundo material y un mundo espiritual, el primero ya se los he definido, el segundo no tengo palabras para hacer una definición, porque justamente es un mundo que sólo es posible conocerlo cuando lo experimentamos, es un mundo experiencial, inmaterial, eterno, cuántico, es donde existen todas las posibilidades donde todo converge, dónde somos uno con la Fuente, el Universo o Dios, como lo prefieras llamar.
Les voy a hablar de un mundo material y un mundo espiritual, el primero ya se los he definido, el segundo no tengo palabras para hacer una definición, porque justamente es un mundo que sólo es posible conocerlo cuando lo experimentamos, es un mundo experiencial, inmaterial, eterno, cuántico, es donde existen todas las posibilidades donde todo converge, dónde somos uno con la Fuente, el Universo o Dios, como lo prefieras llamar.
Las tres primeras lecciones de Un Curso de Milagros dicen lo siguiente: “Nada de lo que veo en esta habitación [en esta calle, desde esta ventana, en este lugar] significa nada” “Le he dado a todo lo que veo en esta habitación [en esta calle, desde esta ventana, en este lugar] todo el significado que tiene para mí.” “No entiendo nada de lo que veo en esta habitación [en esta calle, desde esta ventana, en este lugar].” Lo que significa que para Un Curso de Milagros, el mundo de las formas es tener la mente fijada a todas las asociaciones del pasado, lo que nos impide ver las cosas exactamente tal y como son, lo que nos impide darnos cuenta de lo poco que realmente entendemos acerca de ellas.
Para mí, el mundo de las formas, es todo aquello que se
define con palabras, todo aquello a lo que, convencionalmente, le hemos dado un nombre para poder crearnos una imagen mental de los mismos. Ahora bien, ¿por qué hablo del mundo de las formas? ¿Acaso hay otros mundos? Desde mi experiencia, Sí, los hay! Les voy a hablar de un mundo material y un mundo espiritual, el primero ya se los he definido, el segundo no tengo palabras para hacer una definición, porque justamente es un mundo que sólo es posible conocerlo cuando lo experimentamos, es un mundo experiencial, inmaterial, eterno, cuántico, es donde existen todas las posibilidades donde todo converge, dónde somos uno con la Fuente, el Universo o Dios, como lo prefieras llamar. Pues bien, ahora mismo, vine hablarles del apego al mundo de las formas y ¿Qué es apego? Hay una expresión de Buda, con la cual me identifico muchísimo, dice: "El origen del sufrimiento es el apego, que crea la ilusión del ego." A partir de esta frase, quiero definir el apego como todo aquello que creo que poseo, pero en realidad me posee. Me explico, creo que poseo una casa, que soy dueña de esa casa y llega el momento en que creo que sin esa casa no soy nadie y me diluyo en esa casa ¿Qué sería de mí si no tuviera esa casa? es allí donde comienzo a creer que soy esa casa, que tener una casa me identifica y que mientras más lujosa sea la casa más importante soy al poseerla y justo allí, la casa me posee a mí y no yo a ella. Lo mismo pasa con todo, nos relacionamos con el mundo de las formas desde el apego y la posesión que es sólo ego. Decimos: mi casa, mi auto, mi habitación, mi dinero, mi ordenador, mi esposo, y me da miedo perder todo eso porque en el mundo de las formas me desvanecería por completo y eso es lo maravilloso cuando te desintegras como elemento y fluyes como energía, como espíritu. La lección 97, y hago referencia nuevamente a un Curso de Milagros, porque ha tenido un papel trascendental en mi tranformación hace el desapego, dice “Soy espíritu”. Cuando me hice consciente de ello fui realmente libre y entonces comencé a descontextualizarme de las formas, no soy el contexto, soy el texto, ahora me relaciono de otra manera, desde otro espacio, digo: la casa, el auto, la habitación, el dinero, el ordenador y mi esposo (risas) porque el ego sigue por allí sin terminar de domesticarse (risas) Y luego me digo: “Tranquila ya lo lograrás” En verdad me ha costado mucho llamarlo Félix después de tanto mi amor, mi cielo, mi vida. Quiero aclarar, que esta ha sido mi experiencia y que no hay nada malo en decir mi casa, mi vehículo, mi dinero, lo que hoy cuestiono es, desde qué espacio me relaciono con ello, porque no es el posesivo desde el punto de vista gramatical o del punto de vista semántico, no me refiero a su significado, sino cómo me relaciono ¿Me relaciono desde el apego? ¿Desde el ego? ¿Me causa dolor si dejo las cosa materiales? ¿Me poseen ellas a mí? ¿Me da terror o miedo perderlas? o me relaciono desde la paz, desde el amor, desde el servicio que me brindan. Porque si digo mi casa y estoy consciente de que esa casa no soy yo, no pasa nada, con decir mí, ¿Me explico? Porque entonces así mismo son mis relaciones personales y creo en el “Sin ti no puedo vivir” “Eres el aire que respiro” “Eres mi mundo” ¿Se imaginan eso? se imaginan ser una persona así? duele mucho la vida si nos relacionamos de esa manera. Y lo digo por experiencia propia, cuando emigro de Venezuela, el dolor, y fíjense bien como lo digo, el dolor y no mi dolor, el dolor por haber dejado todo lo material me llevó al sufrimiento y a tener eventos de pánico, sólo cuando me hice consciente de que el apego hacia el mundo de las formas estaba limitándome a experimentar una vida feliz, fue cuando la sanación, la Paz, la Libertad y el Amor, florecieron y he podido disfrutar de la vida y el universo de posibilidades de este hermoso país, ahí fue cuando comprendí que “Nada irreal existe y que nada real puede ser amenazado” Hace apenas un mes la persona que más he amado, quién me dio la vida y me trajo al mundo decidió abandonar su crisálida y créanme que si hubiese seguido apegada al mundo de las formas ya me hubiera elevado para estar junto a ella. Para finalizar, cierro con esta frase del escritor argentino Jorge Bucay quien nos revela algunos aspectos fundamentales sobre el apego y el desapego. Bucay afirma que liberar nuestras ataduras mentales es el primer paso hacia la felicidad plena, y dice: "Si no aprendemos a soltar, si no dejamos ir, si el apego puede más que nosotros y nos quedamos ahí atados, pegados a esos sueños, fantasías e ilusiones, el dolor crecerá sin parar y nuestra tristeza será la compañera de ruta." Jorge Bucay