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La etnohistoria convergencia o pasodoble entre historia y antropología1.

Las llamadas ciencias sociales constantemente entran en conflicto y lucha, su tendencia


a dar una respuesta a los multiformes y cambiantes fenómenos sociales les impulsa a
platear conceptos y modelos para dar respuesta al mundo social. Esto repercute en una
gran pugna al interior de estas, en donde la multiforme problemática no puede ser
totalizada. La respuesta ha de surgir como la platea Braudel del consenso y dialogo al
interior de las ciencias sociales, dado que por más se parcele la realidad cada una de las
humanidades posee solo un fragmento de está, así solo podrá acercarse parcialmente a
su objeto de estudio. Es necesario el dialogo e intercambio, la etnohistoria se constituye
para algunos una disciplina de frontera, para otros una muestra de la permeabilidad de la
historia frente a otras ciencias más robustas como lo es la antropología.

El debate constituye en las aportaciones que la antropología hace del estudio de las
culturas humanas, en la articulación de estas para el estudio de la historia de diferentes
culturas sean occidentales o no. La idea de existencia de historia solo para aquellas
culturas con registros escritos, con archivos, precipita la búsqueda de nuevas
interpretaciones descolonizadas, donde la historia no surja desde arriba, se busque la
historia de sociedades consideradas por el canon europeo como atrasadas. Por tanto la
antropología con su corpus teórico y metodológico aportes trascendentales no para la
comparación de culturas, antes bien para la visualización de las creencias, tradiciones y
memoria de estas culturas en el presente para así poder ser analizadas en un tiempo
pasado, uno de larga duración.

Por tanto “La cultura no debe entenderse sólo como una herramienta analítica sino
como una entidad-concepto que ha sido esencial en las imaginerías y prácticas de las
personas que la noción busco describir y definir.” 2 Al permanecer en este tiempo de
larga duración, hablamos como lo dice Brudel 3 de una estructura la cual “es
indudablemente un ensamblaje, una arquitectura; pero, más aún, una realidad que el
tiempo tarda enormemente en desgastar y en transportar.”4 Se entiende como la historia
1
Elaborado por Juan Alberto de Jesús Mrdach, 1536299.
2
Saurabh Dube, Entradas y salidas: la antropologia historica. (2006). Pág. 607.
3
Fernand Brudel, La larga duración. (1968). Pág. 70.
4
Fernand Brudel, La larga duración. (1968). Pág. 70.
y su ejercicio concibe el factor tiempo, el cual se concibe atrapado en las fuentes. Por lo
cual el historiador al encontrar sus fuentes e interrogarlas contempla su objeto de
estudio en una temporalidad distinta. Sin embargo, el antropólogo lo observa y vivencia,
hace parte y participa de él; aún con el riesgo de las trasferencias y contratransferencia
está en un tiempo presente. Pese a esta diferencia estas buscan comprender al ser
humano, comprenderlo es decir describirlo. Ver el mito, la oralidad, etc como fuentes
validas pues estas surgen de espacios de simbolización y asimilación de un tiempo
pasado el cual es recreado por medio de esta forma, son una verdad para determinadas
sociedades, la cultura se constituye la llave para acceder a la historia que el individuo
desconoce, participa y hace.

Hasta ahora podemos visualizar la utilidad de un trabajo mancomunado entre


antropología e historia para describir lo humano, sin embargo, una cosa es trabajar en
equipo y otra es poder hacer sinergia, es decir unos son los resultados de compartir
conceptos y métodos otro es poder hacer uso de lo mejor de ambas ciencias. La
etnohistoria con su método de museo-archivo-campo5 articula introspección en las
fuentes y el contacto con ellas; el salir del escritorio el ver y explorar en sitio.

Esto constituye para el historiador una nueva forma de ver el tiempo, no solo el del
pasado por medio de la fuente escrita, también el del presente por medio de la estructura
cultural, la cual es producto de un pasado, el cual puede ser reconstruido por el análisis
de la estructura. Etnohistoria implica poder describir al hombre en el tiempo, cultura y
espacio. Así tiene un doble objetivo “interrogarse sobre la historia real de las sociedades
que estudia y sobre la calidad y credibilidad de los testimonios que tales sociedades
presentan”6 donde el contacto con el informante aun sin desearlo puede condicionar las
respuestas de la fuente. Este asunto es algo criticado en general a las ciencias humanas,
no obstante la comparación de fuentes, en planteamiento riguroso de la investigación
permite prever dichas circunstancias y su cabal corrección. Siendo riguroso en lo
mirado, escuchado y escrito7. Instancias donde se puede evidenciar la rigurosidad y la
valides del conocimiento producido, su delimitación y producción.

5
Pier PaoloViazzo, Antropologia e historia los años del acercamiento (1950-1968). (2003). Pág. 153.
6
Marc Augé, El espacio historico de la antropologia y el tiempo antropologico de la historia. (1998).
Pág. 19.
7
Roberto Cardoso de Oliveira, El trabajo del antropólogo: mirar, escuchar y escribir. (1996). Pág. 2.
El surgimiento de la etnohistoria se constituye el producto de la separación de las
antiguas posturas discriminatorias de la antropología entre culturas y sociedades
modernas y atrasadas; entre centro y periferia; de metrópoli y colonia; de elites y
subalternos. Así también una noción de historia distinta, una desde estos sujetos
subalternos, una desde abajo, para lograr regresarles su historia. Una desde lo visto,
escuchado y lo escrito. Es decir, una forma distinta de poder reconstruir el tiempo, una
conforme a los métodos y rigurosidad de la antropología e historia, este acercamiento de
ambas ciencias permite el científico social dotarse de un corpus conceptual robusto para
ver, delimitar y describir la realidad que estudia en tanto su presente y pasado,
encontrando una gama de fuentes distintas, de las documentales a las orales.

De esta forma el método etnohistórico se constituye en el afinamiento de las habilidades


intelectuales y metodológicas del investigador para lograr aprovechar las posibilidades
de descripción que esta ofrece. Se constituye más que un paso doble o coordinación
entre dos ciencias con sus corpus teóricos y metodológicos, en una convergencia que
permite ver una realidad social más amplia que la suma de la vista por la historia y la
antropología.

Bibliografía

Augé, Marc. Hacia una antropología de los mundos contemporáneo. Barcelona:


Editorial Gedisa, S.A. 1998.
Braudel, Fernand. La historia y las ciencias sociales. Madrid: Alianza Editorial, S.
A 1970.

Dube, Saurabh. Historia, antropología, modernidad, sur de Asia. Estudios de


Asia y África XLII. Colegio de México. 2007.

Lévi-Strauss, Claude. Antropología estructural. Buenos Aires: Ediciones Paidós,


S.A., 1995.

Lorandi, Ana María. ¿Etnohistoria, antropología histórica o simplemente


historia? Memoria Americana 20 (1), enero-junio. Universidad de
Buenos Aires. 2012.

Oliveira, Roberto. , El trabajo del antropólogo: mirar, escuchar y escribir.


Revista de antropología. Universidad de Sao pablo. 1996.

Prirchard, Evans. Ensayos de antropología social. México D.F.: siglo XXI


editores, S. A. 1974.

Viazzo, Pier Paolo. Introducción a la antropología histórica. Lima: Pontificia


Universidad Católica del Perú. 2003.

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