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BREVIARIOS

del
FONDO DE CULTURA ECONÓMICA

213
LA ESTRUCTURA
DE LAS REVOLUCIONES CIENTÍFICAS
Traducción de
CARLOS SaLÍS SANTOS
La estructura
de las
revoluciones cientifícas
por

THOMAS S. KUHN

FONDO DE CULTURA ECONÓMICA


MÉXICO
ex libris eltropical
Primera edición en inglés, 1962
Segunda edición, 1970
Primera edición en español, 1971
Decimoctava reimpresión, 2002
Segunda edición, 2004 ÍNDICE
Segunda reimpresión, 2004

Kuhn, Thomas Samuel Prefacio .


La estructura de las revoluciones científicas f Tho- 9
mas Samuel Kuhn; trad. de Carlos Solís Santos. - 2" ed. 1. Introducción: un papel para la historia 23
- México: FCE, 2004 II. El camino hacia la ciencia normal . . 35
352 p. ; 17 x 11 cm - (Colec. Brev!arios ; 213) . III. Naturaleza de la ciencia normal . . .
Título original The Stracture ofSClentlfic RevolutlOns 57
ISBN 968-16-7224,.() IV. La ciencia normal como solución de
rompecabezas . . . . . . . . . . . . . . 76
l. Ciencia - Historia 2. Ciencia - Filosofía 1. Solís
Santos, Carlos, tr. 11. Ser 111. t V. La prioridad de los paradigmas. . . . 89
VI. Las anomalías y el surgimiento de los
LC Q175. K95 Dewey 082.1 B84 V. 213 descubrimientos científicos . . . . . . 102
VII. Las crisis y el surgimiento de las teo-
Comentarios y sugerencias: editor@fce.com.mx rías científicas . . . . . . . . . . . . . . 123
www.fondodeculturaeconomica.com VIII. La respuesta a la crisis . . . . . . . . . 141
Te!. (55)5227-4672 Fax (55)5227-4694
IX. La naturaleza y la necesidad de las
Diseño de portada: R/4, Pablo RuJfo revoluciones científicas . 164
X. Las revoluciones como cambios de la
Título original: The Structure o( Scientific Rev.0lutions
Edición autorizada por The Umverslty of Chlcago Press, visión del mundo . . . . . . . . . . . 193
Chicago, IlIinois, E. U. A. XI. La invisibilidad de las revoluciones 231
© 1962, 1970, The University of Chicago Press. XII. La resolución de las revoluciones
Todos los derechos reservados
243
XIII. El progreso a través de las revoluciones 268
D. R. © 1971, FONDO DE CULTURA ECONÓMICA Epílogo 1969 . . . . 290
Carretera Picacho-Ajusco, 227; 14200 México, D. F. Índice de materias
www.fondodeculturaeconomica.com 349
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ISBN 968-16-7224-0 (segunda edición)


ISBN 968-16-0443-1 (pnmera edición)
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7
NATURALEZA DE LAS REVOLUCIONES 165

se inician por una sensación creciente, de nuevo


restringid~l a menudo a una pequeña subdivisión
de la comlmidad científica, de que el paradigma
IX. LA NATURALEZA Y LA NECESIDAD existente ha dejado de funcionar adecuadamente
DE LAS REVOLUCIONES CIENTÍFICAS en la expl<lración de un aspecto de la naturaleza
hacia el qlle había conducido previamente el pro-
pio paradigma. Tanto en el desarrollo político co-
ESTAS REFLEXIONES nos permiten al fin considerar mo en el científico la sensación de que las cosas
los problemas que dan título a este ensayo. ¿Qué funcionan mal, que puede conducir a una crisis,
son las revoluciones científicas y cuál es la fun- es el requisito previo de la revolución. Además,
ción que desempeñan en el desarrollo de la cien- aunque ha.y que admitir que ello fuerza la metá-
cia? La respuesta a estas preguntas se ha anticipa- fora, dicha paralelismo sirve no sólo para los cam-
do ya en gran medida en las secciones anteriores. bios paradigmáticos importantes, como los im-
Concretamente, la discusión precedente ha puesto putables a Copérnico y a Lavoisier, sino también
de manifiesto que aquí consideramos como revo- para los mucho menores asociados a la asimila-
luciones científicas aquellos episodios de desarro- ción de un. nuevo tipo de fenómeno, como el oxí-
llo no acumulativo en los que un paradigma antÍ- geno o Jos rayos X. Las re~'oJucionescientificas,
gua se ve sustituido en todo o en parte por otro c.omo hemos señalado al final del capítulo v, sólo
nuevo incompatible con él. No obstante, eso no es tIenen que parecer revolucionarias a aquellos cu-
todo y una parte esencial de lo que resta se puede yos paradigmas se ven afectados por ellas. Para
introducir planteando otra pregunta. ¿Por qué ha- los extraños pueden parecer elementos normales
bríamos de llamar revolución a un cambio de pa- del proceso de desarrollo, como las revoluciones
radigma? A la vista de las enormes diferencias balcánicas en los albores del siglo xx. Así por ejem-
esenciales que median entre el desarrollo político plo, los astrónomos podrían aceptar los rayos X
y el desarrollo científico, ¿qué paralelismo puede como un mero añadido al conocimiento, dado
justificar la metáfora que encuentra revoluciones que sus pa.radigmas no se veían afectados por la
en ambos? existencia de la nueva radiación. Sin embargo,
Un aspecto del paralelismo ha que ser ya mani- para persOnas como Kelvin, Crookes y Roentgen,
fiesto. Las revoluciones políticas comienzan con cuyas investigaciones trataban con la teoría de la
la creciente sensación, a menudo restringida a un r~~i~ción o con tubos de rayos catódicos, la apa-
segmento de la comunidad política, de que las nClOn de los rayos X violaba necesariamente un
instituciones existentes han dejado de abordar paradigma. a la vez que creaba otro. Ésa es la ra-
adecuadamente los problemas planteados por un Zón por la cual dichos rayos sólo se podrían des-
medio que ellas mismas han creado en parte. De cubrir si a.lgo iba mal antes en la investigación
manera muy similar, las revoluciones científicas normal.

164
166 NATURALEZA DE LAS REVOLUCIONES NATURALEZA DE LAS REVOLUCIONES 167

Este aspecto genético del paralelismo entre el ción de las instituciones políticas, esa función de-
desarrollo político y el científico ya no debería pende de que sean acontecimientos parcialmente
prestarse a dudas. Con todo, el paralelismo posee extrapolíticos o extrainstitucionales.
un segundo aspecto más profundo del que depen- Lo que resta de este ensayo se orienta a demos-
de la importancia del primero. Las revoluciones trar que el estudio histórico del cambio paradig-
políticas tienen como objetivo modificar las insti- mático muestra unas características muy simila-
tuciones políticas por caminos que esas mismas res en la evolución de las ciencias. Al igual que la
instituciones prohíben. Por tanto, su éxito precisa elección entre instituciones políticas enfrentadas,
el abandono parcial de un conjunto de institucio- la que se da entre paradigmas rivales resulta ser
nes en favor de otro, y entretanto la sociedad no una elección entre modos incompatibles de vida
está en absoluto plenamente gobernada por insti- comunitaria. Dado que posee este carácter, la elec-
tuciones. Al comienzo, sólo la crisis atenúa la fun- ción no está determinada ni puede estarlo tan
ción de las instituciones políticas, tal como ya he- sólo merced a los procedimientos de evaluación
mos visto que atenúa la función de los paradigmas. característicos de la ciencia normal, pues éstos de-
Un número creciente de individuos se encuentra penden en parte de un paradigma particular, y tal
progresivamente enajenado de la vida política, con- paradigma está en entredicho. Cuando los para-
duciéndose en ella de modos cada vez más insóli- digmas entran, como es necesario que ocurra, en
tos. Después, conforme la crisis se hace más pro- el debate acerca de la elección de paradigma, su
funda, muchas de esas personas se comprometen función es necesariamente circular. Cada grupo
con algún proyecto concreto para la reconstruc- utiliza su propio paradigma para argumentar en
ción de la sociedad en un nuevo marco institucio- defensa de dicho paradigma.
nal. En este punto, la sociedad está dividida en Por supuesto, la circularidad resultante no hace
campos o partidos enfrentados, uno de los cuales que los argumentos sean incorrectos o incluso in-
trata de defender la vieja constelación institucio- efectivos. La persona que utiliza como premisa
nal, mientras que otros buscan instituir una nueva. un paradigma cuando argumenta en su defensa,
Y, una vez que se ha producido la polarización, el no obstante puede mostrar con claridad cómo
procedimiento político falla. Ya que difieren acer- será la práctica científica para aquellos que adop-
ca de la matriz institucional en la que se ha de pro- ten la nueva visión de la naturaleza. Dicha exhi-
ducir y evaluar el cambio político, ya que no re- bición puede ser tremendamente persuasiva, a
conocen un marco suprainstitucional para dirimir menudo totalmente convincente. Con todo, sea
las diferencias revolucionarias, los partidos de un cual sea su fuerza, la naturaleza del argumento
conflicto revolucionario han de apelar finalmente circular es tan sólo la de persuadir. No puede ser
a las técnicas de persuasión de masas, incluyen- lógica o incluso probabilísticamente convincente
do a menudo la fuerza. Aunque las revoluciones para quienes se niegan a entrar en el círculo. Las
han desempeñado una función vital en la evolu- premisas y los valores compartidos por las dos
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partes de un debate acerca de los paradigmas no miento científico. En principio, podría surgir un
son 10 bastante generales para ello. Como en las nuevo fenómeno sin chocar destructivamente con
revoluciones políticas, en la elección de paradig- ninguna parte de la práctica científica pasada. Si
ma no hay una norma superior al consenso de la bien el descubrimiento de la vida en la Luna des-
comunidad pertinente. Por tanto, para descubrir truiría hoy día paradigmas existentes (los que nos
cómo terminan las revoluciones científicas, ha- dicen cosas de la Luna que parecen incompati-
bremos de examinar no sólo el impacto de la na- bles con la existencia de vida en ella), no ocurriría
turaleza y de la lógica, sino también las técnicas lo mismo en caso de descubrir vida en algún lugar
de argumentación persuasiva que resultan efica- menos conocido de la galaxia. Por la misma ra-
ces dentro de los grupos muy especiales que cons- zón, una teoría nueva no tiene por qué entrar en
tituyen la comunidad de científicos. conflicto con ninguna de sus predecesoras. Podría
Para descubrir por qué el resultado de la elec- ocuparse exclusivamente de fenómenos antes des-
ción de paradigma nunca se puede decidir in- conocidos, al modo en que la teoría cuántica trata
equívocamente sólo mediante la lógica y la expe- (aunque, y esto es significativo, no de forma ex-
rimentación, habremos de examinar brevemente clusiva) de fenómenos subatómicos desconocidos
la naturaleza de las diferencias que separan a los antes del siglo xx. O también, la nueva teoría po-
partidarios de un paradigma tradicional de sus dría ser sencillamente una teoría de nivel supe-
sucesores revolucionarios. Tal examen constitui- rior al de las conocidas anteriormente, teoría que
rá el tema principal de este capítulo y del siguien- ligaría a todo un grupo de teorías de nivel inferior
te. Con todo, ya hemos señalado numerosos ejem- sin modificar ninguna de ellas de modo sustancial.
plos de tales diferencias y nadie dudará de que la Hoy en día, la teoría de la conservación de la ener-
historia puede ofrecer muchos otros. Lo más pro- gía suministra uno de esos nexos entre la dinámi-
bable no es que se dude de su existencia, sino de ca, la química, la electricidad, la óptica, la teoría
si tales ejemplos suministran información esen- térmica, etc. Se pueden imaginar otras relaciones
cial acerca de la naturaleza de la ciencia, y por lo de compatibilidad entre las teorías viejas y las
tanto habríamos de empezar considerando esta nuevas. Todas y cada una de ellas se podrían ejem-
cuestión en primer lugar. Concediendo que el re- plificar mediante los procesos históricos a través
chazo paradigmático haya sido un hecho históri- de los cuales ha avanzado la ciencia. Si fuese así,
co, ¿muestra algo más que la credulidad y confu- el desarrollo científico sería auténticamente acu-
sión humanas? ¿Hay razones intrínsecas para mulativo. Los nuevos tipos de fenómenos se limi-
que la asimilación de un nuevo tipo de fenómeno tarían a mostrar la existencia de orden en un as-
o de una nueva teoría científica hayan de exigir el pecto de la naturaleza en el que antes no se había
rechazo de un paradigma previo? visto. En la evolución de la ciencia, el conocimien-
Nótese para empezar que, si existen tales razo- to nuevo sustituiría a la ignorancia más bien que
nes, no derivan de la estructura lógica del conoci- al conocimiento incompatible de otro tipo.
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Por supuesto, la ciencia (u otra empresa, tal llevarnos hasta este punto, entonces un segundo
vez menos efectiva) podría haberse desarrollado vistazo al terreno que ya hemos cubierto podrá
de este modo completamente acumulativo. Mu- sugerir que la adquisición acumulativa de nove-
chas personas han pensado que así era, y la ma- dades no es ya de hecho que sea rara, sino que en
yoría aún parecen suponer que la acumulación es principio resulta improbable. La investigación
al menos el ideal que el desarrollo histórico ha- normal, que es acumulativa, debe su éxito a la
bría de mostrar si no se hubiese visto distorsio- capacidad de los científicos para seleccionar sis-
nado tan a menudo por la idiosincrasia humana. temáticamente problemas que se pueden resolver
Hay razones importantes para tal creencia. En el con técnicas conceptuales e instrumentales pró-
capítulo x, descubriremos cuán firmemente im- ximas a las ya existentes. (Por esa razón una pre-
bricada está la concepción de la ciencia como ocupación excesiva por los problemas útiles, al
acumulación con una epistemología dominante margen de su relación con las técnicas de conoci-
que considera el conocimiento como una cons- miento existente, puede inhibir con mucha facili-
trucción erigida por la mente directamente sobre dad el desarrollo científico.) No obstante, la per-
datos brutos de los sentidos. Y en el capítulo XI, sona que trata de resolver un problema definido
examinaremos el enorme apoyo que recibe el por las técnicas y el conocimiento existentes no
mismo esquema historiográfico por parte de las se limita a buscar por ahí. Sabe qué es lo que quie-
técnicas efectivas de la enseñanza de la ciencia. re conseguir, y diseña sus instrumentos y orienta
Con todo, a pesar de la inmensa plausibilidad de sus pensamientos de acuerdo con ello. Una nove-
esa imagen ideal, hay razones crecientes para dad inesperada, un descubrimiento nuevo, sólo
preguntarse si realmente puede constituir una podrá surgir en la medida en que sus expectativas
imagen de la ciencia. Tras el periodo preparadig- acerca de la naturaleza y su instrumental resul-
mático, la asimilación de todas las teorías nuevas ten estar equivocados. A menudo la importancia
y de casi todos los tipos nuevos de fenómenos ha del descubrimiento consiguiente será proporcio-
exigido de hecho la destrucción de un paradigma nal a la extensión y carácter recalcitrante de la
previo y el consiguiente conflicto entre escuelas anomalía que lo presagió. Así pues, como es ob-
rivales de pensamiento científico. La adquisición vio, ha de haber un conflicto entre el paradigma
acumulativa de novedades no previstas resulta que revela la anomalía y el que más tarde vuelve
ser una excepción casi inexistente a lo que es la legal dicha anomalía. Los ejemplos de descubri-
regla en el desarrollo científico. Quien tome en miento mediante destrucción de paradigma exa-
serio los hechos históricos ha de sospechar que la minados en el capítulo VI no se limitaron a pre-
ciencia no tiende al ideal sugerido por nuestra sentarnos un mero accidente histórico. No hay
imagen de su carácter acumulativo. Tal vez se otro modo efectivo con el que se puedan generar
trate de otro tipo de empresa. los descubrimientos.
Sin embargo, si los hechos resistentes pueden El mismo argumento se aplica con mayor cla-
172 NATURALEZA DE LAS REVOLUCIONES NATURALEZA DE LAS REVOLUCIONES 173

ridad aún a la elección de teorías nuevas. En prin- fueran lógicamente compatibles. En el proceso
cipio sólo hay tres tipos de fenómenos sobre los de su asimilación, la segunda ha de desplazar a la
que se podría desarrollar una teoría nueva. El pri- primera. Incluso una teoría como la de la conser-
mero consta de fenómenos ya bien explicados vación de la energía, que hoy día se antoja una
por paradigmas existentes, los cuales rara vez superestructura que sólo se relaciona con la na-
suministran un motivo o un punto de partida turaleza a través de teorías establecidas indepen-
para la construcción teórica. Cuando lo hacen, dientemente, no se desarrolló históricamente sin
como ocurrió con las tres famosas anticipaciones destrucción de paradigmas. Por el contrario, sur-
señaladas al final del capítulo VII, las teorías re- gió de una crisis, uno de cuyos ingredientes esen-
sultantes rara vez se aceptan, dado que la natura- ciales era la incompatibilidad entre la dinámica
leza no ofrece fundamentos para la discrimina- newtoniana y algunas consecuencias reciente-
ción. Una segunda clase de fenómenos consta de mente formuladas de la teoría del calórico. La
aquellos cuya naturaleza está marcada por el pa- conservación de la energía sólo pudo entrar a for-
radigma existente, aunque los detalles sólo se mar parte de la ciencia una vez que se hubo re-
pueden comprender mediante una ulterior arti- chazado la teoría del calórico. l Y sólo después de
culación teórica. Ésos son los fenómenos sobre haber formado parte de la ciencia durante algún
los que investigan los científicos la mayor parte tiempo, pudo llegar a parecer una teoría de tipo
del tiempo; pero dicha investigación se dirige a lógicamente superior que no entraba en conflicto
la articulación de los paradigmas existentes más con sus predecesoras. Resulta difícil concebir có-
bien que a la invención de otros nuevos. Sólo cuan- mo podrian surgir las teorías nuevas sin estos cam-
do fallan estos intentos de articulación, se topan bios destructivos en las creencias acerca de la na-
los científicos con el tercer tipo de fenómenos, las turaleza. Aunque la inclusión lógica sigue siendo
anomalías reconocidas, cuyo rasgo característico una manera permisible de ver las relaciones en-
es su obstinada negativa a dejarse asimilar por el tre teorías científicas sucesivas, resulta histórica-
paradigma existente. Sólo este último tipo da lu- mente implausible.
gar a nuevas teorías. Los paradigmas otorgan a Hace un siglo, creo que hubiera sido posible
todos los fenómenos, excepto a las anomalías, un dejar en este punto la defensa de la necesidad de
lugar en el campo de visión del científico deter- las revoluciones. Sin embargo, desgraciadamente
minado por la teoría. hoy en día no es posible hacerlo, dado que la po-
Pero si se formulan nuevas teorías para resol- sición sobre el tema desarrollada más arriba re-
ver las anomalías en la relación entre una teoría sulta insostenible si se acepta la interpretación
existente y la naturaleza, entonces la nueva teo- contemporánea más extendida acerca de la natu-
ría de éxito ha de ofrecer en algún lugar prediccio-
nes que sean distintas de las derivadas de su pre-
1 Silvanus P. Thompson, Life of William Thomson Baron
decesora. Tal diferencia no podría darse si ambas Kelvin ofLargs (Londres, 1910),1, pp. 266-281.
174 NATURALEZA DE LAS REVOLUCIONES NATURALEZA DE LAS REVOLUCIONES 175

raleza y función de las teorías científicas. Dicha sustituido en otras aplicaciones. La teoría de Eins-
interpretación, muy ligada al primitivo positivis- tein puede emplearse para mostrar que las pre-
mo lógico y que no ha sido rechazada categórica- dicciones de las ecuaciones de Newton serán tan
mente por sus Sucesores, limitaría el alcance y el precisas como exijan nuestros aparatos de medi-
significado de Una teoría aceptada para que no da en todas las aplicaciones que satisfagan un
tuviera la posibilidad de entrar en conflicto con pequeño número de condiciones restrictivas. Por
una teoría posterior que hiciera predicciones acer- ejemplo, para que la teoría newtoniana sumi-
ca de algunos de los mismos fenómenos natura- nistre una buena solución aproximada, las ve-
les. El caso mejor conocido y más potente a favor locidades relativas de los cuerpos implicados
de esta concepción restringida de las teorías cien- han de ser pequeñas comparadas con la de la luz.
tíficas está sacado de la discusión sobre la rela- En esta y en otras cuantas condiciones, la teoría
ción entre la dinámica contemporánea de Eins- newtoniana parece poderse derivar de la de Eins-
tein y las viejas ecuaciones dinámicas que han tein, de la que por tanto constituye un caso es-
derivado de los Principios de Newton. Desde la pecial.
perspectiva de este ensayo, ambas teorías son Mas, prosigue la objeción, ninguna teoría pue-
fundamentalmente incompatibles en el mismo de entrar en conflicto con uno de sus casos parti-
sentido ejemplificado por la relación entre la culares, y si la ciencia de Einstein parece volver
astronomía copernicana y la tolemaica. En efec- falsa la dinámica newtoniana, ello se debe tan
to, la teoría de Einstein sólo se puede aceptar si sólo a que algunos newtonianos fueron lo bastan-
se reconoce que la de Newton estaba equivocada. te imprudentes como para pretender que la teo-
Hoy en día este punto de vista sigue siendo mino- ría de Newton ofrecía resultados totalmente pre-
ritario. 2 Por consiguiente, habremos de examinar cisos o que era válida a velocidades relativas muy
las objeciones más comunes. elevadas. Dado que no tenían el menor elemento
El meollo de tales objeciones puede exponerse de juicio para pretender tales cosas, al hacerlo
como sigue. La mecánica relativista no puede ha- traicionaron las normas de la ciencia. En la me-
ber mostrado que la dinámica newtoniana estaba dida en que la teoría newtoniana fue en alguna
equivocada porque la mayoría de los ingenieros ocasión una teoría científica verdadera apoyada
todavía usa la mecánica newtoniana con mucho por elementos de juicio válidos, en esa misma
éxito e incluso muchos físicos aún la emplean en medida lo sigue siendo. Einstein sólo pudo mos-
algunas aplicaciones determinadas. Además, la trar que eran erróneas las pretensiones extrava-
adecuación de este uso de la vieja teoría se puede gantes de la teoría, pretensiones que nunca for-
demostrar a partir de la misma teoría que la ha maron parte propiamente de la ciencia. Una vez
purgada de tales extravagancias puramente hu-
2 Véanse, por ejemplo, las consideraciones de P. P. Wiener manas, la teoría newtoniana nunca ha sido pues-
en Philosophy of Science, XXV (1958), p. 298. ta en entredicho y nunca podrá serlo.
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Una variante de este argumento basta para vol- Sin embargo, para salvar las teorías de esta ma-
ver inmune al ataque a cualquier teoría jamás nera, ha de restringirse su rango de aplicación a
usada por un grupo significativo de científicos aquellos fenómenos y a aquel nivel de precisión
competentes. La tan denostada teoría del flogis- observacional con los que ya tratan las pruebas
to, por ejemplo, confirió orden a un gran número experimentales disponibles. 4 Si se llevan las co-
de fenómenos físicos y químicos. Explicaba por sas un paso más allá, lo que es inevitable una vez
qué arden los cuerpos (eran ricos en flogisto) y que se ha llegado a este punto, tal limitación pro-
por qué los metales tenían entre sí muchas más híbe que un científico pretenda hablar "científica-
propiedades en común que sus minerales. En mente" acerca de cualquier fenómeno aún no ob-
efecto, los metales eran todos ellos compuestos servado. Incluso en su forma actual, la restricción
de distintas tierras elementales combinadas con le prohíbe al científico basarse en una teoría en
flogisto y este último, común a todos los metales, su propio campo de investigación cada vez que su
producía sus propiedades comunes. Además, la investigación penetre en un terreno o busque un
teoría del flogisto daba cuenta de algunas reac- grado de precisión para el que la práctica pasada
ciones en las cuales se formaban ácidos por com- sustentada en dicha teoría no ofrezca precedente.
bustión de sustancias como carbono y azufre. Estas prohibiciones resultan lógicamente inobje-
Explicaba también la disminución de volumen tables; pero el hecho de aceptarlas significaría el
cuando la combustión se produce en un volu- fin de la investigación mediante la que la ciencia
men cerrado de aire. La razón es que el flogisto continúa progresando.
emitido por la combustión "arruina" la elastici- A estas alturas, esta observación es también
dad del aire que lo absorbe, a la manera en que el prácticamente una tautología. Sin el compromi-
fuego "arruina" la elasticidad de un resorte de so con un paradigma no podría haber ciencia
acero. 3 Si fuesen esos los únicos fenómenos a los normal. Además dicho compromiso ha de exten-
que los teóricos del flogisto aplicaran su teoría, derse a áreas y grados de precisión para los que
ésta nunca hubiera sido puesta en tela de juicio. no hay un antecedente pleno. Si no fuese así el
Se puede aplicar un argumento similar a cual- paradigma no podría suministrar rompecabe~as
quier teoría que haya tenido éxito alguna vez que no hubieran sido ya resueltos. Aparte de ello,
aplicada a cualquier conjunto de fenómenos. no sólo la ciencia normal depende del compromi-
so con un paradigma, pues si la teoría existente
3 James B. Conant, Overthrow of the Phlogiston Theory pp.
limitara al científico tan sólo a las aplicaciones
13-16; YJ. R. Partington, A Short History of Chemistry, pp. 85-
4 Confróntense las conclusiones alcanzadas mediante un
88 [hay traducción española, Historia de la química, Buenos
Aires, Espasa-Calpe, 1945; véase el final del cap. v]. La exposi- tipo muy distinto de análisis por R. B. Braithwaite, Scientific
ción más completa y completa de los logros de la teoría del
Explanation (Cambridge, 1953), pp. 50-89, esp. p. 76 [hay tra-
ducción española, La explicación científica, Madrid, Tecnos,
flogisto se debe a H. Metzger, Newton, Stahl, Boerhaave et la
1964; véase el cap. lII, pp. 67-105, esp. p. 93].
doctrine chimique (París, 1930), Parte n.
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178

existentes, entonces no podría haber sorpresas, bIes. Este conjunto ampliado de enunciados se
anomalías y crisis. Pero éstas son las señales que manipula entonces para que den un nuevo con-
indican el camino hacia la ciencia extraordinaria. junto, NI' N 2, N 3, ... , N n , con una forma idéntica a
Si las restricciones positivistas sobre el rango de las leyes del movimiento de Newton, a la ley de la
la aplicabilidad legítima de la teoría se tomasen gravedad y demás. Aparentemente se ha derivado
al pie de la letra, dejarían de funcionar los meca- la dinámica newtoniana de la de Einstein, some-
nismos que le dicen a la comunidad científica qué tida a unas cuantas condiciones límite.
problemas pueden conducir a un cam?io funda- Con todo, la derivación es espuria, al menos en
mental. Y si tal cosa ocurre, la comumdad retor- e~te punto. Por más que los N¡ sean un caso espe-
nará inevitablemente a algo muy similar a su es- Clal de las leyes de la mecánica relativista, no son
tado preparadigmático, situación en la que todos las leyes de Newton. O al menos no lo son, si no
los miembros practican la ciencia, si bien su pro- se reinterpretan dichas leyes de un modo que
ducto neto no se parece gran cosa a la ciencia. hubiera resultado imposible antes de la obra de
¿Es realmente de extrañar que el precio d~l avan- Einstein. Las variables y parámetros que repre-
ce científico importante sea un compromIso que sentan en los E i la posición espacial, el tiempo, la
corre el riesgo de estar equivocado? masa, etc. siguen apareciendo en los Ni; y siguen
y lo que es más importante, en el argumento representando el espacio, el tiempo y la masa
positivista hay una laguna lógica reveladora que einsteinianos. Pero los referentes físicos de esos
nos reintroducirá inmediatamente en la naturale- conceptos einsteinianos no son en absoluto idén-
za del cambio revolucionario. ¿Se puede derivar ticos a los de los conceptos newtonianos que lle-
realmente la dinámica newtoniana de la dinámi- van el mismo nombre. (La masa de Newton se
ca relativista? ¿Cómo sería tal derivación? Imagi- conserva, mientras que la de Einstein es converti-
nemos un conjunto de enunciados El' E 2, E y ... , ble con la energía. Sólo a velocidades relativas
E , tal que todos juntos incorporen las leyes de la bajas se pueden medir ambas del mismo modo, e
te~ría de la relatividad. Estos enunciados contie- incluso entonces no se debe considerar que sean
nen variables y parámetros que representan la lo mismo.) A menos que cambiemos las definicio-
posición espacial, el tiempo, la masa en reposo, nes de las variables de los Ni' los enunciados que
etc. De ellos, junto con el aparato lógico y mate- hemos derivado no son los newtonianos. Si las
mático, se puede deducir todo un conjunto de cambiamos, no podemos decir con propiedad
otros enunciados, incluyendo algunos que se pue- que hayamos derivado las leyes de Newton, al
den contrastar por observación. Para probar la menos no en ningún sentido de derivar actual-
adecuación de la dinámica newtoniana como un mente aceptado por todo el mundo. Por supues-
caso especial, hemos de añadir a los E¡ otros to, el argumento ha explicado por qué durante
enunciados adicionales, como (V/c)2 « 1, que algún tiempo las leyes de Newton parecieron fun-
restringen el rango de los parámetros y las varia- cionar. Con ello ha justificado, digamos, que un
180 NATURALEZA DE LAS REVOLUCIONES NATURALEZA DE LAS REVOLUCIONES 181

conductor de automóvil actúe como si viviese en sucesora. Por más que una teoría pasada de mo-
un universo newtoniano. Se emplea un argu~en­ da pueda presentarse siempre como un caso es-
to de tipo similar para justificar que se ensen~ a pecial de su sucesora actual, es preciso transfor-
los topógrafos una astronomía centrad~ en l~ TIe- marla para tal fin, y además la transformación
rra. Mas el argumento no ha consegUIdo aun lo sólo puede llevarse a cabo beneficiándose de sa-
que pretendía. Esto es, no ha logrado mostrar que ber qué es lo que ha pasado luego; esto es, con la
las leyes de Newton sean un caso límite de las de guía explícita de la teoría más reciente. Además,
Einstein pues en el paso al límite no sólo han aun cuando dicha transformación fuese un ins-
cambiad~ las formas de las leyes, sino que hemos trumento legítimo para la interpretación de la
de alterar al mismo tiempo los elementos estru~­ teoría antigua, el resultado de su aplicación sería
turales fundamentales de que se compone el um- una teoría tan restringida que sólo podría repetir
verso al que se aplican.. ., lo ya sabido. Debido a su economía, esa repeti-
Esta necesidad de cambIar el sIgmficado de los ción tendría utilidad, pero no bastaría para guiar
conceptos familiares y estableci?os resulta ,cen- la investigación.
tral para el impacto revoluc!onar~ode la teona de Por tanto, demos por supuesto ahora que las
Einstein. Aunque fuesen mas sutlles ~ue los cam- diferencias entre paradigmas sucesivos son tan
bios que mediaron entre el geocentnsmo y el he- necesarias como irreconciliables. ¿Acaso pode-
liocentrismo, entre el flogisto y el oxígeno o e~t;e mos señalar de manera más explícita de qué tipo
los corpúsculos y las ondas, la t.r~nsformaclOn de diferencias se trata? El tipo más visible ya se
conceptual no resultó menos .decIsIvamente de~­ ha ilustrado repetidamente. Los paradigmas su-
tructiva del paradigma antenormente estableCI- cesivos nos dicen cosas distintas acerca de la
do. Incluso podemos llegar a considerarla c?mo población del universo, así como acerca del com-
el prototipo de la reorientación revolucionar~a.en portamiento de esa población. Esto es, difieren
las ciencias. Precisamente porque no entra~o.la acerca de cuestiones tales como la existencia de
introducción de fenómenos o conceptos a~IclO­ partículas subatómicas, la materialidad de la luz
nales, la transición de la mecánica newton~ana a y la conservación del calor o de la energía. Estas
la mecánica einsteiniana ilustra con partIcular son las diferencias sustantivas que median entre
claridad el carácter de la revolución científica los paradigmas sucesivos, y no precisan más ilus-
como un desplazamiento de la red conceptual a tración. Sin embargo, los paradigmas difieren en
través de la cual el científico ve el mundo. otras cosas aparte de la sustancia, pues no sólo se
Estas observaciones deberían bastar para mos- dirigen a la naturaleza, sino que también inciden
trar lo que en otro clima filosófico se hubiera sobre la ciencia que los produce. Son la fuente de
dado por supuesto. Al menos paJ;a los c~entífico~, los métodos, los problemas del campo y de las
resulta real la mayoría de las dIferencIas mam- normas de solución aceptadas por cualquier co-
fiestas entre una teoría científica rechazada y su munidad científica madura en cualquier momen-
182 NATURALEZA DE LAS REVOLUCIONES NATURALEZA DE LAS REVOLUCIONES 183
to dado. Como resultado de ello, la recepción de la ciencia. Moliere captó el nuevo espíritu adecua-
un nuevo paradigma exige a menudo la redefini- damente cuando ridiculizó al doctor que explica-
ción de la ciencia correspondiente. Algunos de ba la eficacia soporífera del opio atribuyéndola a
los viejos problemas pueden verse relegados a una virtud dormitiva. A lo largo de la segunda mi-
otra ciencia o pueden ser declarados totalmente tad del siglo XVII, muchos científicos preferían de-
"acientíficos". Otros, que antes ni existían o eran cir que la forma redondeada de las partículas de
triviales, pueden convertirse con el nuevo para- opio les permitía calmar los nervios en torno a
digma en el arquetipo mismo de los logros cientí- los cuales se movían. 5
ficos importantes. Y a medida que cambian los En un periodo anterior, las explicaciones en
problemas, cambian también las normas que dis- términos de cualidades ocultas habían formado
tinguen una solución científica real de una mera parte integral del trabajo científico productivo.
especulación metafísica, un juego de palabras o No obstante, el nuevo compromiso del siglo XVII
un pasatiempo matemático. La tradición científi- con la explicación mecánico-corpuscular resultó
ca normal que surge de una revolución científica enormemente fecundo para algunas ciencias, li-
no sólo es incompatible con lo anterior, sino que brándolas de problemas que habían desafiado
a menudo resulta de hecho inconmensurable. cualquier solución aceptable para todo el mundo
El impacto del trabajo de Newton sobre la tra- y sugiriendo sustituirlos por otros. Así por ejem-
dición normal en la práctica científica del siglo XVII plo, en la dinámica, las tres leyes del movimiento
suministra un ejemplo sorprendente de estos efec- de Newton no son tanto el resultado de experi-
tos más sutiles del cambio de paradigma. Antes mentos nuevos cuanto del intento de reinterpretar
de que Newton naciera, la "nueva ciencia" del si- observaciones de sobra conocidas en términos de
glo había logrado al fin rechazar las explicaciones los movimientos e interacciones de corpúsculos
aristotélicas y escolásticas expresadas en térmi- neutros primarios. Consideremos un ejemplo con-
nos de las esencias de los cuerpos naturales. De- creto. Dado que los corpúsculos neutrales sólo
cir que una piedra cae porque su "naturaleza" la podrían actuar mutuamente por contacto, el pun-
lleva hacia el centro del universo empezó a tener- to de vista mecánico-corpuscular de la naturaleza
se por un mero juego tautológico de palabras, orientó la atención científica hacia un tema de es-
cosa que no se había dado antes. A partir de en- tudio nuevo: la alteración del movimiento de las
tonces, todo el flujo de las apariencias sensoria- partículas por choque. Descartes llamó la aten-
les, incluyendo el color, el sabor e incluso el peso, ción sobre el problema y ofreció la primera so-
habría de explicarse en términos de tamaño, for- lución tentativa. Huygens, Wren y Wallis continua-
ma, posición y movimiento de los corpúsculos
elementales de la materia básica. Atribuir otras ; Para el corpuscularismo en general, véase Marie Boas,
"The Establishment of the Mechanical Philosophy", Osiris, X
cualidades a los átomos elementales era recurrir (1952), pp. 412-541. Para el efecto de la forma de las particu-
a lo oculto y por ende era salirse de los límites de las sobre el sabor, véase ibidem, p. 483.
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ron con él, experimentando en parte con choques seguidores en el siglo XVIII. Aparentemente la úni-
de péndulos, aunque principalmente mediante la ca salida era rechazar la teoría de Newton por su
aplicación al nuevo problema de características fracaso a la hora de explicar la gravedad, y tam-
del movimiento anteriormente bien conocidas. bién esta alternativa fue ampliamente adoptada.
Finalmente, Newton englobó sus resultados en Con todo, ninguna de estas opiniones terminó
sus leyes del movimiento. La "acción" y la "reac- triunfando. Incapaces ora de practicar la ciencia
ción" iguales de la tercera ley son los cambios en sin los Principios, ora de hacer que dicho trabajo'
la cantidad de movimiento experimentadas por se plegara a las normas corpuscularistas del si-
las dos partes en una colisión. El mismo cambio glo XVII, paulatinamente los científicos aceptaron
de movimiento suministra la definición de la fuer- la opinión de que la gravedad era ciertamente in-
za dinámica implícita en la segunda ley. En este nata. A mediados del siglo XVIII dicha interpre-
caso, como en muchos otros durante el siglo XVII, tación había sido casi universalmente aceptada,
el paradigma corpuscular engendró tanto un nue- siendo el resultado de ello una genuina vuelta
vo problema como una buena parte de la solu- (que no es lo mismo que regresión) a una norma
ción de dicho problema. 6 escolástica. Las atracciones y las repulsiones in-
Sin embargo, aunque gran parte de la obra de natas se unieron al tamaño, forma, posición y
Newton se orientaba a problemas e incorporaba movimiento como propiedades físicas irreducti-
normas derivados de la visión del mundo mecá- blemente primarias de la materia.?
nico-corpuscular, el efecto del paradigma resul- El consiguiente cambio en las normas y en los
tante de su obra fue un cambio ulterior y parcial- problemas del campo de la física resultó una vez
mente destructivo de los problemas y normas más de gran alcance. Para los años de la década
legítimos para la ciencia. La gravedad, interpre- de 1740, por ejemplo, los electricistas podían ha-
tada como una atracción innata entre todo par de blar de la "virtud" atractiva del fluido eléctrico
partículas de materia, era una cualidad oculta en sin desencadenar por ello la burla con que había
el mismo sentido en que lo había sido la "tenden- sido recibido el doctor de Moliere un siglo antes.
cia a caer" de los escolásticos. Por tanto, mien- Al proceder de este modo, los efectos eléctricos
tras que las normas del corpuscularismo perma- comenzaron a presentar progresivamente un or-
necieron vigentes, la búsqueda de una explicación den distinto del que habían mostrado cuando se
mecánica de la gravedad fue uno de los proble- veían como efectos de un efluvio mecánico que
mas más provocativos para quienes aceptaban los sólo podía actuar por contacto. En particular,
Principios como paradigma. Newton le dedicó mu- cuando la acción eléctrica a distancia se convir-
cha atención, y lo mismo hicieron muchos de sus tió en un tema de estudio por derecho propio, los
fenómenos que hoy denominamos carga por in-
6 R. Dugas, La mécanique au XVIIe siec/e (Neuchi'ltel, 1954),
pp. 177-185,284-298,345-356. 7 1. B. Cahen, Franklin and Newton, caps. VI-VII.
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ducción pudieron empezar a reconocerse como contentémonos tan sólo con otros dos ejemplos
uno de sus efectos. Anteriormente, en caso de ser mucho más breves. Antes de la revolución quími-
percibidos, se habían atribuido a la acción direc- ca, una de las tareas reconocidas de la qUÍInka
ta de "atmósferas" eléctricas o a las fugas inevita- era explicar las cualidades de las sustancias quí-
bles en cualquier laboratorio eléctrico. La nueva micas y los cambios que sufrían dichas cualida-
manera de ver los efectos de inducción resultó a des durante las reacciones químicas. Con ayuda
sU vez la clave para el análisis que hizo Franklin de unos cuantos "principios" elementales, una de
de la botella de Leyden, y por tanto para el surgi- los cuales era el flogisto, el químico debía expli-
miento de un nuevo paradigma de carácter new- car por qué algunas sustancias son ácidas, otras
toniano para la electricidad. La dinámica y la metálicas, otras combustibles y demás. Se consi-
electricidad no fueron los únicos dominios cien- guieron algunos éxitos en esta línea, pues ya he-
tíficos afectados por la legitimización de la bús- mos señalado que el flogisto explicaba por qué
queda de fuerzas innatas a la materia. También eran tan semejantes todos los metales y podría-
deriva de este aspecto supramecánico del newto- mos haber hecho algo parecido con los ácidos.
nianismo la gran cantidad de escritos del siglo Con todo, la reforma de Lavoisier terminó ba-
XVIII sobre las afinidades químicas y las series de rriendo los "principios" químicos, con lo que ter-
sustitución. Los químicos que creían en estas di- minó por despojar a la química de una capacidad
ferencias de las atracciones entre las diversas es- explicativa real y llena de posibilidades. Se necesi-
pecies químicas planearon experimentos antes taba un cambio de normas para compensar esta
inimaginables y buscaron nuevos tipos de reac- pérdida. Durante gran parte del siglo XIX, la in-
ciones. Sin los datos y conceptos químicos des- capacidad de explicar las cualidades de los com-
arrollados en este proceso, el trabajo posterior de puestos no iba en detrimento de las teorías quí-
Lavoisier, y más especialmente el de Dalton, hu- micas. 9
biera sido incomprensible. 8 Los cambios en las Asimismo, una vez más, Clerk Maxwell com-
normas que rigen los problemas, conceptos y ex- partía con otros partidarios decimonónicos de la
plicaciones permisibles pueden transformar la teoría ondulatoria de la luz la convicción de que
ciencia. En el capítulo siguiente incluso sugeriré las ondas luminosas habían de propagarse a tra-
que en cierto sentido transforman el mundo. vés de un éter material. Así pues, un problema
Se pueden extraer otros ejemplos de estas dife- normal para la mayoría de sus contemporáneos
rencias no sustantivas entre paradigmas sucesi- mejor dotados era el de diseñar un medio mecá-
vos de la historia de cualquier ciencia en casi cual- nico que fuese el soporte de dichas ondas. Con
quier periodo de su desarrollo. Por el momento,
9 E. Meyerson, Identity and Reality (Nueva York, 1930), cap.
10. [La obra original, Identité et réalité, se publicó en París en
8 Para la electricidad, véase ibidem, caps. VIll-IX, y para la 1908 y la tradujo al español Joaquín Xirau, Identidad y reali-
química, véase Metzger, Newton, Sthal, Boerhaave, Parte 1. dad, Madrid, Reus, 1929.]
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188 NATURALEZA DE LAS REVOLUCIONES

todo, su propia teoría, la teoría electromagnética nuo de la madurez y el refinamiento de la con-


de la luz, no ofrecía en absoluto una explicación cepción humana de la naturaleza de la ciencia.!!
del medio capaz de sustentar las ondas lumino- Sin embargo, la tesis del desarrollo acumulativo
sas, y claramente contribuyó a que fuese mucho de los problemas y normas científicos es aún más
más difícil que antes encontrar tal explicación. Al difícil de defender que la de la acumulación de
principio, la teoría de Maxwell fue ampliamente las teorías. El intento de explicar la gravedad no
rechazada por tal motivo. Pero, del mismo modo estaba orientado a un problema intrínsecamente
que había ocurrido con la teoría de Newton, re- ilegítimo, por más que fuese fructíferamente aban-
sultaba difícil prescindir de la de Maxwell, y a me- donado por la mayor parte de los científicos del
dida que alcanzaba la condición de paradigma, siglo XVIII. Las objeciones planteadas a las fuer-
cambió la actitud de la comunidad hacia ella. En zas innatas no eran ni inherentemente acientífi-
las primeras décadas del siglo xx, aunque de nin- cas ni metafísicas en algún sentido peyorativo.
gún modo había sido así, la insistencia de Max- No hay normas externas que permitan un juicio
well en que existía un éter mecánico ofrecía cada de ese tipo. Lo que se produjo no fue ni un endu-
vez más el aspecto de un mero reconocimiento recimiento ni una relajación de las normas, sino
verbal al éter, con lo que se abandonaron los in- un simple cambio exigido por la adopción de un
tentos de diseñar tal medio etéreo. Los científicos nuevo paradigma. Además, tal cambio se ha in-
dejaron de considerar no científico hablar de un vertido desde entonces y podría dar la vuelta una
"desplazamiento" eléctrico sin especificar qué se vez más. En el siglo xx, Einstein consiguió expli-
desplazaba. El resultado de ello fue, una vez más, car las atracciones gravitatorias y dicha explica-
un nuevo conjunto de problemas y normas que a ción ha hecho retomar a la ciencia a un conjunto
la larga terminó teniendo mucho que ver con el de cánones y problemas que, a este respecto en
surgimiento de la teoría de la relatividad. 10 concreto, se parecen más a los de los predeceso-
Estos cambios característicos de la concepción res de Newton que a los de sus sucesores. Asimis-
que tiene una comunidad científica de sus pro- mo, una vez más, el desarrollo de la mecánica
blemas y normas legítimos tendrían menos im- cuántica ha invertido las prohibiciones metodo-
portancia para la tesis de este ensayo si se pudie- lógicas originadas en la revolución química. Aho-
ra suponer que se producen siempre desde un ra los químicos intentan, con gran éxito por cier-
tipo metodológicamente inferior a otro superior. to, explicar el color, el estado de agregación y otras
En tal caso, una vez más, sus efectos parecerían cualidades de las sustancias usadas y producidas
ser acumulativos. No es entonces de extrañar que en los laboratorios. Tal vez esté en camino una
algunos historiadores hayan defendido que la 11 Para un intento brillante y completamente puesto al día
historia de la ciencia registra un aumento conti- de hacer encajar el desarrollo científico en este lecho de Pro-
crustes, véase C. C. Gillispie, The Edge ofObjectivity: An Essay
In the History od Scientifzc Ideas (Princeton, 1960).
10 E. T. Whittaker, A History, 11, pp. 28-30.
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inversión similar en la teoría electromagnética. malmente de manera inextricable, teorías, méto-


En la física contemporánea, el espacio no es el dos y normas. Por consiguiente, cuando cambian
substrato inerte y homogéneo empleado tanto por los paradigmas, se dan usualmente desplazamien-
la teoría de Newton como por la de Maxwell; al- tos importantes en los criterios que determinan
gunas de sus propiedades no son muy diferentes la legitimidad tanto de los problemas como de las
de las otrora atribuidas al éter, por lo que quizá soluciones propuestas.
algún día podamos saber qué es un desplazamien- Esta observación nos retrotrae al punto con el
to eléctrico. que empezó el capítulo, pues nos suministra la
Al cambiar el acento de las funciones cognosci- primera indicación explícita de por qué la elec-
tivas de los paradigmas a las normativas, los ejem- ción entre paradigmas rivales plantea regular-
plos precedentes amplían nuestra comprensión mente problemas que no se pueden resolver con
de los modos en que los paradigmas conforman la los criterios de la ciencia normal. En la medida,
vida científica. Anteriormente nos habíamos cen- tan importante como incompleta, en que dos es-
trado principalmente en el examen de la función cuelas científicas discrepen acerca de qué es un
de los paradigmas como vehículos de las teorías problema y qué una solución, será inevitable que
científicas. En este aspecto, funcionan indicán- mantengan un diálogo de sordos cuando discutan
dole al científico las entidades que la naturaleza los méritos relativos de sus respectivos paradig-
tiene o deja de tener, así como de qué manera se mas. En las argumentaciones circulares que nor-
comportan dichas entidades. Tal información malmente resultan de ahí, se demostrará que ca-
suministra un mapa cuyos detalles dilucida la in- da uno de los paradigmas satisface más o menos
vestigación científica madura. Y dado que la na- los criterios propios, mientras que se queda corto
turaleza es demasiado compleja y diversa para según algunos de los dictados por su rival. Exis-
poder ser explorada de manera aleatoria, dicho ten además otras razones para el carácter incom-
mapa es tan esencial para el desarrollo inacaba- pleto del contacto lógico que caracteriza sistemá-
ble de la ciencia como la observación y la experi- ticamente los debates entre los paradigmas. Por
mentación. Merced a las teorías que incorporan, ejemplo, dado que ningún paradigma resuelve ja-
los paradigmas resultan ser una parte constitu- más todos los problemas que define, y dado que
yente de la actividad investigadora. Con todo, son no hay dos paradigmas que dejen sin resolver exac-
también constitutivos de la ciencia en otros as- tamente los mismos problemas, los debates entre
pectos, que es lo que ahora nos ocupa. En concre- los paradigmas siempre entrañan la siguiente pre-
to, nuestros ejemplos más recientes muestran que gunta: ¿Qué problemas resulta más importante
los paradigmas suministran a los científicos no haber resuelto? Al igual que el debate sobre las
sólo un mapa, sino también algunas de las direc- normas rivales, esta pregunta acerca de valores
trices esenciales para levantar mapas. Al aprender sólo se puede responder en términos de criterios
un paradigma, el científico aprende a la vez, y nor- que caen por completo fuera de la ciencia normal,
192 NATURALEZA DE LAS REVOLUCIONI~S

siendo dicho recurso a criterios externos lo que


de manera más clara hace revolucionarios los de-
bates sobre paradigmas. No obstante, también
está en juego algo aún más fundamental que las X. LAS REVOLUCIONES COMO CAMBIOS
normas y los valores. Hasta ahora sólo he defen- DE LA VISIÓN DEL MUNDO
dido que los paradigmas son constitutivos de la
ciencia. Ahora quiero mostrar un sentido según
el cual también son constitutivos de la naturaleza. AL EXAMINAR los documentos de la investigación
del pasado desde el punto de vista de la historio-
grafía contemporánea, el historiador de la cien-
cia puede sentir la tentación de proclamar que
cuando cambian los paradigmas, el propio mun-
do cambia con ellos. Guiados por un nuevo para-
digma, los científicos adoptan nuevos instrumen-
tos, miran en lugares nuevos y, lo que resulta más
importante, durante las revoluciones ven cosas
nuevas y diferentes cuando miran con instru-
mentos familiares en lugares en los que ya antes
habían mirado. Parecería más bien como si la co-
munidad profesional hubiese sido transportada
repentinamente a otro planeta en el que los obje-
tos familiares se viesen bajo una luz diferente,
estando además acompañados por otros que no
resultan familiares. Por supuesto, no ocurre nada
por el estilo; no hay ningún traslado geográfico y
fuera del laboratorio los asuntos ordinarios con-
tinúan normalmente como antes. Con todo, los
cambios de paradigma hacen que los científicos
vean de un modo distinto el mundo al que se
aplica su investigación. En la medida en que su
único acceso a dicho mundo es a través de lo que
ven y hacen, podemos estar dispuestos a afirmar
que tras una revolución los científicos responden
a un mundo distinto.
Las demostraciones conocidas de los cambios

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