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española
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han permitido que los individuos podamos disfrutar de una multitud de bienes y
servicios sin la necesidad de asumir los costes econó micos y temporales
derivados de negociar individualmente los contratos. La existencia de un
Derecho de sociedades ha permitido facilitar la celebració n de transacciones
econó micas voluntarias al poner a disposició n de los operadores econó micos un
nexo comú n de imputació n de derechos y obligaciones tan eficiente como la
sociedad de capital y, por otro, facilitar una serie de “soluciones tipo” de cará cter
dispositivo o, excepcionalmente, soluciones imperativas que no solo permite a
las partes regular, a un menor coste, las posibles eventualidades que pudieran
surgir en la vida social sino también reducir los posibles conflictos que pueden
surgir entre administradores y socios, entre los propios socios, o entre la
sociedad y terceros (principalmente acreedores). El Derecho concursal permite
facilitar la reorganizació n de empresas viables en situació n de insolvencia y la
rá pida liquidació n de empresas inviables. De esta manera, no solo permite, desde
una perspectiva ex post, promover la maximizació n del grado de satisfacció n de
los acreedores y la eficiente reasignació n de recursos en la economía sino que,
desde una perspectiva ex ante, también permite facilitar el acceso al crédito y, en
consecuencia, favorecer la generació n de riqueza, trabajo y bienestar social.
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Las contribuciones jurídicas: invenciones y obras descriptivas
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simplemente, para el debate local. En consecuencia, con el “simple” conocimiento
de la literatura internacional y de los posibles trabajos de otras disciplinas con
potencial impacto en el Derecho, el investigador podría aportar algo nuevo al
debate local, siempre y cuando, ló gicamente, este conocimiento de “ideas
externas” vaya acompañ ado de un aná lisis crítico.
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Asimismo, el sistema españ ol tampoco incentiva la realizació n de contribuciones
novedosas. Por un lado, las acreditaciones universitarias valoran de la misma
manera una publicació n descriptiva y una publicació n novedosa. Por otro lado,
existe una falta de crítica en la ciencia jurídica españ ola, y las revistas
“científicas” de Derecho en Españ a no suelen rechazar publicaciones meramente
descriptivas. Finalmente, conviene tener en cuenta que las publicaciones
descriptivas suelen resultar de mayor utilidad para los operadores jurídicos
(principalmente, abogados y jueces) y para los estudiantes de Derecho. Por tanto,
los académicos españ oles tienen mayores incentivos a realizar publicaciones
descriptivas, en la medida en que estas publicaciones les pueden generar un
mayor prestigio, reconocimiento, trabajo y rendimientos econó micos (por
ejemplo, siendo contratados para la realizació n de dictá menes o para formar
parte de algú n despacho de abogados en calidad de consultores o consejeros
académicos).
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soluciones en el bienestar general de los ciudadanos (que dependerá
fundamentalmente del impacto que las normas o propuestas puedan tener en el
comportamiento de los individuos); y (iii) debe examinar si existirían
alternativas econó micamente má s deseables (esto es, que ocasionen un nivel de
bienestar general mayor) para resolver el mismo problema y/o alcanzar el
mismo resultado que pretende conseguir la norma. Si este aná lisis econó mico,
por ejemplo, se hubiera realizado al diseñ ar el sistema concursal españ ol, no se
habría promulgado una normativa de insolvencia que no solo no promueve la
solució n eficiente de la insolvencia (ya que el sistema legal está diseñ ado para
promover en todo caso el convenio, con independencia de que la empresa sea
inviable, o que estuviera gestionada de manera ineficiente o incluso deshonesta
por sus socios/administradores), sino que, ademá s, no resulta ni “pro-deudora”
(como la normativa de Estados Unidos o Francia) ni “pro-acreedora” (como la
normativa de Reino Unido, Estados Unidos o Alemania) sino, inexplicablemente,
anti-ambos. Por tanto, la normativa concursal españ ola no solo produce retraso y
aversió n a los procedimientos de insolvencia sino que, desde una perspectiva ex
ante, también resulta perjudicial para el emprendimiento, la innovació n, el
acceso al crédito y la mejora del bienestar colectivo2.
"En nuestra opinió n, resulta inadmisible que, como parte del trabajo de un
investigador del Derecho, no se exija la elaboració n de contribuciones novedosas
al debate científico"
Finalmente, el investigador del Derecho también debe intenta realizar un aná lisis
multidisciplinar de los problemas e instituciones jurídicas que no solo incluya,
como se ha comentado, estudios y herramientas importadas de la literatura
econó mica, sino también de otras ciencias sociales como la psicología o la
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sociología. Al fin y al cabo, si el Derecho pretende ser un instrumento de
ordenació n social que, en ú ltima instancia, contribuya a la mejora del bienestar
de los ciudadanos, resulta iló gico que, a la hora de realizar, estudiar o proponer
“derecho”, no se examine la forma en que se comportan (o previsiblemente se
comporten) los individuos, que es algo que conocemos, precisamente, gracias a la
economía, la psicología, la sociología y a los estudios empíricos.
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provoca que la academia jurídica españ ola haya afectado a la formació n de
juristas y al diseñ o y aplicació n de las leyes en otros países (principalmente,
América Latina). Por tanto, el dañ o provocado por la falta de innovació n en la
academia jurídica españ ola ha trascendido nuestras propias fronteras.
"La falta de innovació n en la academia jurídica españ ola impide o, cuanto menos,
dificulta que se creen los debates, las presiones sociales y las propuestas
necesarias para promover una mejora de las leyes y las instituciones que, en
ú ltima instancia, pueda suponer una mejora del bienestar colectivo"
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minimizar los dañ os ocasionados por los posibles sesgos cognitivos en que
pueden incurrir los consumidores en su toma de decisiones (conocidos
principalmente gracias a los avances de la psicología y la economía conductual);
(v) con un efectivo régimen de segunda oportunidad para el deudor persona
natural que demuestra ser honesto y diligente pero desafortunado (que no fue
una cuestió n ampliamente debatida por la doctrina jurídica españ ola hasta los
recientes trabajos de la profesora Matilde Cuena); o (vi) con una moderna
normativa de garantías mobiliarias (que, con contadas excepciones, como
pudieran ser los trabajos del profesor José María Miquel o de la profesora Teresa
Rodríguez de las Heras, tampoco parece haber preocupado a la doctrina jurídica
españ ola), que podría mejorar tanto el acceso al crédito de particulares y
empresas (al incrementar las garantías potencialmente ofrecidas a los
acreedores) como el grado de innovació n de las empresas españ olas, en la
medida en que se reducirían los incentivos actualmente existentes para sobre-
invertir en activos inmobiliarios (que resultan má s fá cilmente dados en
garantía). Ademá s, si la academia jurídica españ ola fuera má s innovadora, no
solo se mejoraría la legislació n vigente, sino que también se incrementaría
considerablemente la calidad del enforcement de todas las normas jurídicas con
potencialmente impacto en la actividad econó mica, tales como el Derecho de
sociedades, el Derecho concursal, el Derecho de la competencia, el Derecho
bancario, o el Derecho del mercado de valores.
Conclusiones
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cuanto menos, dificulta que se creen los debates, las presiones sociales y las
propuestas necesarias para promover una mejora de las leyes y las instituciones
que, en ú ltima instancia, pueda suponer una mejora del bienestar colectivo. En
nuestra opinió n, resulta inadmisible que, como parte del trabajo de un
investigador del Derecho (como, se supone, son los profesores de Universidad)
no se exija la elaboració n de contribuciones novedosas al debate científico
internacional o, al menos, local. Ello no obsta, sin embargo, que, aquellos
investigadores que lo deseen (ya sea por facilitar el trabajo a otros operadores o,
si no fuera el caso, por motivos econó micos, reputacionales, profesionales, o por
ganar “puntos” para las acreditaciones universitarias), también puedan realizar
publicaciones descriptivas sobre la legislació n, las opiniones o la jurisprudencia
vigentes. Sin embargo, mientras que las publicaciones descriptivas tan solo
deberían suponer una posibilidad para el investigador del Derecho, las
contribuciones novedosas deberían suponer una obligació n. A nuestro modo de
ver, de no producirse un profundo cambio en la forma de entender y realizar
investigació n jurídica en Españ a, los profesores de Universidad no solo estará n
incumpliendo el compromiso social y, ademá s, profesional asumido como
investigadores (que, por cierto, en el caso de los profesores de Universidad
pú blica, resulta financiado por todos los españ oles) sino que también
perjudicará n muy seriamente el crecimiento y competitividad de la economía
españ ola.
1 Véase Gabriel Doménech Pascual, Que innoven ellos: Por qué la ciencia jurídica
españ ola es tan poco original, creativa e innovadora, InDret, 2/2016.
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informació n crediticia y protecció n de datos personales”, EL NOTARIO DEL
SIGLO XXI (edició n online), Martes 18 de febrero de 2014.
Resumen
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Abstract
The legal system not only ensures people´s freedom and rights. It is also a
powerful mechanism to promote economic growth. Nevertheless, in order to
achieve this goal, legal scholars cannot only describe the current law, case law, or
doctrinal opinions. They should also propose new ideas to improve the legal
system. Unfortunately, there is a lack of innovation in the Spanish legal
scholarship. Most legal contributions in Spain just provide a doctrinal and
descriptive analysis of the current law. For this reason, it seems particularly
relevant to change the way legal scholarship is made in Spain. Otherwise, this lack
of innovation in our legal scholarship may be very harmful for the
competitiveness and growth of the Spanish economy.
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