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La

conciencia de un conservador, Barry Goldwater, 1968 1


Barry Goldwater
(1909 – 1998)

La conciencia de un conservador
1968

Capitulo 1. La conciencia de un conservador



He estado muy preocupado porque mucha gente, hoy en día, con ideales
conservadores se siente obligada a disculparse por ello. Y no tanto a disculparse
directamente como a sentirse avergonzados por ello. “Candidatos republicanos”, ha
dicho el vice-presidente Nixon, “debemos ser económicamente conservadores, pero
conservadores con corazón”. El Presidente Eisenhower anunció durante su primer
mandato, “Soy conservador en cuanto a temas económicos pero liberal en cuanto a
temas humanos”. Otros lideres republicanos han insistido en auto-calificarse como
“conservadores progresistas”.
Esta formulación es decir tanto como que la teoría Conservadora es demasiado
estrecha, que el mecanismo de la teoría económica puede funcionar muy bien como
guía de bolsillo, pero no puede entenderse como una filosofía política completa.

El mismo juicio, aunque en forma de ataque mas que de aceptación como teoría, es
expuesto desde el campo liberal. “Los liberales”, dicen, “tenemos interés en la gente.
Nuestra preocupación son los seres humanos, mientras los conservadores están
preocupados con la preservación de los privilegios económicos y el status”.

Tales comentarios, de amigos y enemigos, son de una gran injusticia para el punto de
vista conservador. La teoría Conservadora no es una teoría económica, aunque tenga
implicaciones económicas. Es precisamente lo contrario: Es el socialismo el que
subordina cualquier otra consideración al bienestar material del hombre. El
Conservador deja las cuestiones material en su justo sitio – lo que da una visión
estructurada de las personas y la sociedad, en la cual la economía tiene solo un papel
de soporte.

La diferencia básica entre Conservadores y Liberales de hoy es que los conservadores
tienen en cuenta al hombre en completo, mientras que los liberales tienden a mirar
sólo el aspecto material de la naturaleza del hombre. El conservador cree que el
hombre es en parte economía, en parte cuerpo; pero que es también una criatura
espiritual con necesidades espirituales y deseos espirituales. Más aún, estas
necesidades y deseos reflejan el aspecto superior de la naturaleza humana,
prevaleciendo sobre los deseos económicos. El Conservador destaca por tanto la
naturaleza espiritual del hombre como la primera preocupación de la filosofía política.
2 La conciencia de un conservador, Barry Goldwater, 1968

El Liberalismo, por otra parte – en nombre de la preocupación por los seres humanos
– contempla la satisfacción de los deseos económicos como la misión dominante de la
sociedad. Ellos, además, tienen prisa. Por lo tanto su característico planteamiento es
emplear la política social y las fuerzas económicas en un esfuerzo colectivo que
obligue al “progreso”. En este planteamiento, creo que ellos van contra natura.

Seguramente la primera obligación de un pensador político es entender la naturaleza
del hombre. El Conservador no reclama tener especiales poderes de percepción sobre
esto, pero reclama tener un familiaridad con la sabiduría acumulada y la experiencia
de la historia, y no es demasiado orgulloso como para no aprender de las grandes
mentes del pasado.

La primera cosa que ha aprendido acerca del hombre es que cada miembro de la
especies es una criatura única. La mas sagrada posesión del hombre es su alma
individual – la cual tiene una parte inmortal, pero también una mortal. La parte mortal
establece su total diferencia de cualquier otro ser humano. Solo una filosofía que tenga
en cuenta las diferencias esenciales entre los hombres, y, de acuerdo con eso, provea el
desarrollo de las diferentes potencialidades de cada hombre, puede reclamar estar de
acuerdo con la Naturaleza. Hemos oído hablar mucho en nuestro tiempo acerca de “el
hombre común”. Es un concepto que pone poca atención en la historia del país, que
creció enormemente gracias a la iniciativa y la ambición del hombre NO común. El
conservador sabe que mirar el hombre como parte de una masa indiferenciada es
enviarlo a la esclavitud definitiva.

En segundo lugar, el conservador ha aprendido que los aspectos económico y material
de la naturaleza humana están inextricablemente interconectados. No se puede ser
económicamente libre, o incluso económicamente eficiente, si se esta esclavizado
políticamente, y viceversa, la libertad política del hombre es ilusoria si se es
dependiente del estado en las necesidades económicas.

En tercer lugar, el conservador se da cuenta que el desarrollo del hombre en ambos
aspectos, espiritual y material, no es algo que pueda ser dirigido por fuerzas externas.
Cada hombre, para su bien individual y para el bien de su sociedad, es responsable de
su propio desarrollo. Las elecciones que rigen su vida son elecciones que él tiene que
tomar: estas elecciones no pueden ser hechas por otro ser humano, o por una
colectividad de seres humanos. Si el conservador es menos ansioso que su hermano
liberal para incrementar los “beneficios” de la Seguridad Social, es porque es más
ansioso que su hermano liberal para que la gente sea libre en sus vidas para gastar su
dinero cuando y como ellos consideren necesario.

Por lo tanto, es por esto que el conservador, a través de la historia, NO ha
contemplado al hombre NI como un potencial peón de otro hombre, NI como una
parte de una global colectividad en la cual la sagrada y distinta identidad del individuo
son ignoradas. A través de la historia, el verdadero conservador ha estado en guerra
igualmente con monarcas y con demócratas Jacobinos. El verdadero conservador
simpatizaba con el desagraciado campesino bajo la tiranía de la monarquía francesa. Y
se rebeló también en el intento de resolver ese problema mediante una turba tiránica
La conciencia de un conservador, Barry Goldwater, 1968 3

que desfilaba bajo la bandera de la igualdad. La conciencia del Conservador es atacada
por cualquiera que degrade la dignidad del ser humano como individuo. Hoy, por lo
tanto, está enfrentado con dictadores que gobiernan con el terror, y de igual modo con
esos amables colectivistas que piden nuestro permiso para jugar a ser Dios con la raza
humana.

Con esta visión de la naturaleza humana, es comprensible que el Conservador mire la
política como el arte de conseguir la máxima cantidad posible de libertad para los
individuos que es compatible con el mantenimiento del orden social. El Conservador
es el primero en entender que la practica de la libertad requiere el establecimiento del
orden: es imposible para un hombre ser libre si otro es capaz de negarle el ejercicio de
su libertad. Pero el Conservador también reconoce que el poder político basado en el
orden es una fuerza que se auto-alimenta; que su apetito crece cuanto más come. Sabe
que la máxima vigilancia y cuidado son requeridos para mantener el poder político en
sus propios limites.

En nuestros tiempo, el orden cuenta mucho. El delicado equilibrio que idealmente
existe entre la libertad y el orden, hace tiempo que se ha perdido en contra de la
libertad. En algunos países, la libertad está completamente en mínimos y el orden
vence. En nuestro país la tendencia no ha llegado tan lejos, pero ha llegado también
lejos y gana fuerza cada día. Así, para los conservadores americanos, no hay dificultad
en identificar el reto político prioritario del día: preservar y aumentar la libertad. Al
vigilar las diferentes actitudes e instituciones y leyes que prevalecen hoy en América,
muchos problemas surgirán, pero la primera pregunta del Conservador siempre será:
¿hemos maximizado la libertad? Sugiero que examinemos algunos de los críticos
problemas que enfrentamos hoy con esta pregunta siempre en mente

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