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CONTAMINACION POR METALES

El término “metales pesados” se refiere al grupo de metales y metaloides de masa


relativamente alta (>4,5 g/cm3 ) como Pb, Cd, Cu, Hg, Sn y Zn, que pueden causar
problemas de toxicidad. Otros no metales que con frecuencia son considerados
conjuntamente con los metales pesados incluyen As, antimonio (Sb) y selenio (Se) (Kemp,
1998). Estos elementos aparecen de forma natural en bajas concentraciones en suelos.
Muchos de ellos son micronutrientes esenciales para plantas, animales y humanos, pero en
concentraciones altas pueden causar fitotoxicidad y dañar la salud humana a causa de su
naturaleza no biodegradable, que causa que se acumulen fácilmente en los tejidos y
organismos vivos. Las principales fuentes antropogénicas de los metales pesados son las
áreas industriales, los estériles de minas, la eliminación de desechos con alto contenido
metálico, la gasolina y las pinturas con plomo, la aplicación de fertilizantes, el estiércol, los
lodos de depuradora, los plaguicidas, la irrigación con aguas residuales, los residuos de
combustión de carbón, los derrames de petroquímicos y la deposición atmosférica de
diferentes fuentes (Alloway, 2013). Los metales pesados son el tipo de contaminantes más
persistentes y complejos para remediar en la naturaleza. No solamente degradan la calidad
de la atmósfera, de los cuerpos de agua y de los cultivos de alimentos, sino que también
amenazan la salud y bienestar de animales y seres humanos. Los metales se acumulan en
los tejidos de los organismos vivos, ya que, a diferencia de la mayoría de los compuestos
orgánicos, no están sujetos a degradación metabólica. Entre los metales pesados, Zn, Ni, Co
y Cu son relativamente más tóxicos para las plantas, y As, Cd, Pb, Cr y Hg son
relativamente más tóxicos para los animales superiores (McBride, 1994). Los elementos
más importantes atendiendo a la contaminación de la cadena alimentaria son As, Cd, Hg,
Pb y Se (McLaughlin, Parker y Clarke, 1999). Las principales fuentes de As en suelos son
los compuestos agroquímicos y las actividades de minería y fundición, pero también
pueden introducirse a través del estiércol procedente del ganado alimentado con aditivos
ricos en As. Algunos materiales parentales de los suelos son ricos en As y, por tanto, su
meteorización también puede ser una fuente de As en altas concentraciones. Los metales
traza presentes en plaguicidas inorgánicos (basados en Cu) y orgánicos representan un
importante problema ambiental y toxicológico (Komárek et al., 2010). El Cu es fácilmente
inmovilizado por la materia orgánica del suelo (MOS) y los (hidro)óxidos de Fe- y Mn-,
permaneciendo en altas concentraciones en las capas superiores de los suelos. Sin embargo,
se ha encontrado Cu derivado de fungicidas en grandes cantidades en la fracción
potencialmente disponible del suelo (Pietrzak y McPhail, 2004).
HIDROCARBUROS
Los hidrocarburos aromáticos policíclicos (HAP) son un grupo de contaminantes orgánicos
semi-volátiles persistentes. Los hidrocarburos aromáticos policíclicos representan un
amplio grupo de moléculas físicoquímicamente diferentes, constituidas por dos o más
anillos de benceno no substituidos fusionados cuando se comparte un par de átomos de
carbonos entre ellos. Los HAP más frecuentes son antraceno, fluoranteno, naftaleno,
pireno, fenantreno y benzopireno (Lerda, 2011). La solubilidad en agua tan baja de los
HAP y las lentas tasas de transferencia de masa con la fase sólida, pueden limitar su
disponibilidad para los microorganismos, impidiendo así la atenuación natural por procesos
microbianos. Los hidrocarburos aromáticos policíclicos se acumulan en los suelos debido a
su persistencia e hidrofobicidad y tienden a ser retenidos en el suelo durante periodos de
tiempo prolongados. Por esta razón, la mayoría de los HAP son componentes de los COP y
son diseminados en el aire, el agua, los suelos y los sedimentos (Lin et al., 2013). Los HAP
de bajo peso molecular, con dos o tres anillos, son volátiles y están presentes
principalmente en la atmósfera, mientras que aquéllos de peso molecular medio y alto se
dividen entre la atmósfera y las partículas, dependiendo de la temperatura (Srogi, 2007). La
combustión incompleta de carbón, gas, petróleo y basura; la pirólisis de materiales
orgánicos por industrias, agricultura y tráfico; los procesos de alteración diagenética de la
materia orgánica (MO) natural; la irrigación con aguas residuales a largo plazo; la
reutilización de lodos residuales y el uso de fertilizantes en la producción agrícola, resultan
todos ellos en altas concentraciones de HAP en los suelos agrícolas.
1. ORGANIZACIÓN DE LAS NACIONES UNIDAS PARA LA ALIMENTACIÓN Y LA
AGRICULTURA (FAO) LA CONTAMINACIÓN DEL SUELO: UNA REALIDAD
OCULTAhttp://www.fao.org/3/I9183ES/i9183es.pdf.

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