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1º Grado Psicología
Curso 2018/19
"Las neuronas son células de formas delicadas y elegantes, las misteriosas mariposas
del alma, cuyo batir de alas quién sabe si esclarecerá algún día el secreto de la vida
mental."
En este punto de mi vida, empecé a relacionarme con otras personas que habían
sufrido lesión cerebral. Esto sucedió en parte debido a la publicación de mi artículo.
Para mi sorpresa se reimprimió en muchas publicaciones diferentes, se copió y
distribuyó entre miles de supervivientes y sus familias. Recibí una avalancha de cartas,
llamadas telefónicas y visitas personales, que todavía siguen dándose. Muchos estaban
luchando como yo había luchado, sin diagnóstico ni planificación ni rehabilitación y, la
mayoría de ellos, sin esperanzas.
El alcance a largo plazo de los efectos del trauma craneal en los supervivientes y
en sus familias no puede subrayarse lo suficiente. En mi propio caso, soy consciente de
que para mí fue el acontecimiento más importante de mi vida. El efecto catastrófico de
mi lesión fue tal que la experiencia me hizo añicos y luego me reconstruyó, y resurgí de
ella como una persona profundamente diferente, con una serie de convicciones, valores
y prioridades distintas. Por encima de todo, había aprendido que el poder de la
confianza, la esperanza y el amor no tiene límites. Con éstos recorrí el camino desde las
tinieblas hacia un mundo más amplio y luminoso que el que había dejado atrás antes de
mi lesión. (Linge 1990)
Esta descripción de un daño cerebral fue escrita por Fred Linge, un psicólogo
clínico licenciado en investigación cerebral. En los años siguientes a su lesión, Linge
recorrió un largo camino. Viajó desde una época anterior al accidente de automóvil,
cuando concedía menos importancia a la relación entre su cerebro y su conducta de la
que daba a cómo se vestía. Al final del camino los pensamientos sobre su cerebro y su
conducta regían su vida. Se convirtió en especialista y asesor, para muchas personas que
también habían sufrido daño cerebral.
La mayoría de ustedes son como Fred Linge antes de que emprendiera su viaje.
Su cerebro hace su trabajo tan eficaz y autónomamente que apenas le prestan atención.
Puede que usted no sea consciente de que el encéfalo humano tiene cientos de partes,
cada una de las cuales participa en ciertas tareas. Puede que no sepa que el encéfalo
cambia a medida que usted envejece, cuando pasa por sucesos vitales importantes e
incluso cuando realiza conductas aparentemente triviales, como leer las palabras de
estas páginas. Al estudiar los orígenes del universo, del mundo y de los seres humanos
puede que no haya encontrado una mención al cerebro en relación con la conducta. Y,
en el caso de que haya sufrido alguna experiencia directa de lo que supone una lesión
cerebral, también habrá tenido que enfrentarse al funcionamiento de esta máquina, la
más maravillosa y compleja.
1
1 http://hicido.uv.es/Expo_medicina/Morfologia_XIX/paleopatologia.html
Hasta el Renacimiento prevaleció esta visión del cerebro. Entre 1514-1564
Andreas Vesalius añadió detalles a la estructura del cerebro. Y la revolución industrial
respaldó el concepto de que el cerebro en su función podía ser una máquina: el líquido
obligado a desalojar los ventrículos a través de los nervios podía “bombear con fuerza al
individuo” y provocar el movimiento de sus extremidades. René Descartes (1596-1650)
fue uno de los defensores de esta teoría y consideró que el cerebro y la conducta de los
animales se podían explicar de este modo. Sin embargo, para el filósofo francés la
conducta humana posee un intelecto y un alma de la que no se podía dar cuenta a partir
de esta teoría. Descartes propuso que los mecanismos cerebrales controlan la conducta
humana sólo en la medida en que esta conducta se parece a la de los animales. Las
capacidades singulares de la mente humana existen fuera del cerebro en la “mente”,
entidad espiritual que recibe las sensaciones y ordena los movimientos mediante una
comunicación con la maquinaria del cerebro por medio de la glándula pineal.
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Passage of an iron rod through the head. Boston Medical and Surgical Journal. 1848. Vol. XXXIX
EL SISTEMA NERVIOSO
El sistema nervioso está adaptado para enviar una señal rápida y diferenciada a
lo largo de grandes distancias (desde milímetros hasta metros). Iniciamos el estudio con
una descripción simple de la estructura del sistema nervioso central y de los nervios
periféricos. A continuación, se describen los acontecimientos celulares relacionados con
la señalización neuronal: generación del potencial de acción y transmisión sináptica.
El cerebro y la médula espinal están protegidos por una cubierta ósea constituida
por el cráneo y el canal raquídeo de la columna vertebral, además de estar rodeados por
tres membranas denominadas meninges. La superficie del cerebro humano posee
muchos pliegues, denominados surcos, y las regiones lisas de la superficie del cerebro
que se extienden entre los surcos se conocen con el nombre de circunvoluciones.
Si se secciona el cerebro por la mitad a lo largo de la línea media, entre los dos
hemisferios cerebrales se pueden observar algunos detalles de su organización interna.
Fig.1. La corteza cerebral es la parte más voluminosa del encéfalo. Una hendidura profunda,
denominada cisura longitudinal, lo divide en dos hemisferios, derecho e izquierdo.
Mientras que el cerebro humano es una estructura grande, la médula espinal es delicada
y muy fina (su grosor apenas supera el de un lápiz). Un corte transversal de la médula
espinal pone de manifiesto que posee una región central de sustancia gris rodeada de
sustancia blanca. La sustancia blanca de la médula espinal está distribuida en columnas
y contiene fibras nerviosas que atraviesan el cerebro y la propia médula espinal.
El sistema nervioso está formado por neuronas, que producen y conducen impulsos
electroquímicos, y células de sostén, que ayudan a las neuronas en sus funciones. Las
neuronas se clasifican según su función y su estructura; los diversos tipos de células de
sostén realizan funciones especializadas.
El SNC está formado por dos tipos principales de células: neuronas y células de
la glía (del griego glia: pegamento) (neuroglia). En general, las neuronas no pueden
dividirse por mitosis, aunque en determinadas circunstancias muchas pueden regenerar
una porción perdida o producir pequeñas ramificaciones nuevas. A diferencia de las
neuronas, las células gliales pueden dividirse por mitosis.
Las dendritas (del griego dendron: árbol) reciben contactos de otras neuronas,
denominados sinapsis, y el axón que es una prolongación más larga que forma sinapsis
con otras neuronas o con células efectoras; la longitud de los axones varía desde sólo
algunos milímetros hasta más de un metro (que se extiende desde el SNC hasta el pie).
En una neurona, la información se transmite a través de la conducción de una señal
eléctrica (el impulso nervioso o potencial de acción), desde una zona de origen en el
segmento inicial del axón a lo largo del axón hasta la terminación sináptica. Entonces se
libera un neurotransmisor químico y comunica señales de información a la célula
siguiente. La transmisión sináptica puede tener un efecto excitador o inhibidor.
Un nervio es un conjunto de axones periféricos que se unen y recorren una ruta común.
Casi todos los nervios están formados por fibras tanto motoras como sensitivas. Sin
embargo, algunos de los pares craneales sólo contienen fibras sensitivas; son los nervios
de los sentidos de la vista, oído, gusto y olfato.
Las células de la glía (“pegamento de los nervios”) o neuroglia son células de sostén
asociadas con las neuronas:
ASTROCITOS: las células más abundantes de la glia. Llenan el espacio entre neuronas.
Algunas células del organismo, las llamadas células excitables pueden producir, en
respuesta a un estímulo, modificaciones del potencial de membrana. Estos
acontecimientos eléctricos se conocen como potenciales de acción y requieren la
activación e inactivación coordinadas de diversas familias de canales iónicos
dependientes de voltaje.
Aunque todas las células tienen un potencial de membrana, sólo algunos tipos pueden
modificarlo en respuesta a un estímulo. Estas alteraciones del potencial de membrana
ocurren porque variando la permeabilidad de la membrana para determinados iones
varía en respuesta a la estimulación. Un aspecto básico en la fisiología de las neuronas y
de las células musculares es su capacidad para producir y conducir estos cambios del
potencial de membrana. Esta capacidad recibe el nombre de excitabilidad.
Las variaciones de la diferencia de potencial a través de la membrana en determinados
puntos (ya que se producen en zonas limitadas de la membrana en las que se encuentran
canales iónicos específicos) pueden medirse por el voltaje que se genera entre dos
electrodos, uno colocado en el interior de la célula y otro situado fuera de la membrana
celular de la región a registrar. El voltaje entre estos dos electrodos puede visualizarse
conectándolos a un osciloscopio.
Los cambios del potencial de membrana descritos se deben a modificaciones del flujo
de iones a través de los canales iónicos de membrana.
Los canales iónicos son PROTEÍNAS que forman poros abiertos en la membrana,
permitiendo a moléculas de tamaño y carga apropiados pasar libremente a través de la
bicapa lipídica.
POTENCIAL DE ACCIÓN
Consideramos ahora los acontecimientos que ocurren en un punto del axón cuando una
pequeña región de la membrana recibe un estímulo artificial y responde con un cambio
de su permeabilidad a los iones.
En cierto nivel del potencial de membrana, llamado potencial umbral (fig. 5), se
desarrolla un potencial de acción.
Fig. 7. Apertura de los canales iónicos como consecuencia del potencial de acción.
VELOCIDADES DE CONDUCCIÓN
SINAPSIS
Cuando los potenciales de acción llegan al final del axón, estimulan (o inhiben)
de forma directa o indirecta a la otra célula. Las sinapsis son uniones entre los botones
terminales (en los extremos de las ramificaciones axonales) de una neurona y la
membrana de la otra. Debido a que un mensaje se transmite en una sola dirección, las
membranas de cada extremo de la sinapsis llevan un nombre relacionado con esta
situación: membrana del botón terminal (neurona transmisora) es la membrana
presináptica, y la neurona receptora, membrana postsináptica. Ambas membranas
están separadas por una pequeña distancia, que varía de una sinapsis a otra pero que por
lo general es de alrededor de 200 Å (angstroms) de ancho (1Å es una diezmillonésima
de milímetro). El espacio llamado hendidura sináptica contiene líquido extracelular,
por la cual se difunde el neurotransmisor.
La sinapsis es pues, una conexión funcional entre una neurona y una segunda célula. En
el SNC, esta otra célula también es una neurona. En el SNP, la otra célula puede ser una
neurona o una célula efectora de un músculo o una glándula. Aunque la fisiología de las
sinapsis entre neuronas y neuronas y células musculares es similar, estas últimas suelen
denominarse uniones neuromusculares.
La sinapsis entre neurona y neurona suelen consistir en una conexión entre el axón de
una de ellas y las dendritas, el cuerpo celular o el axón de la segunda. En casi todas las
sinapsis, la transmisión sólo se produce en una dirección, desde el axón de la primera
neurona (o presináptica) a la segunda neurona (postsináptica). Lo más frecuente es que
las sinapsis se establezcan entre el axón de la neurona presináptica y las dendritas o el
cuerpo celular de la neurona postsináptica.
A principios del S. XX, casi todos los fisiólogos creían que la transmisión sináptica era
eléctrica, es decir, que los potenciales de acción se conducían directamente de una
célula a la siguiente. Era una idea lógica, dado que las terminaciones nerviosas parecían
tocar las células postsinápticas y que la demora de la conducción sináptica era
extraordinariamente breve (unos 0,5 milisegundos). Sin embargo, con mejores técnicas
histológicas pudieron verse delgadas hendiduras en las sinapsis y los experimentos
revelaron que determinadas sustancias químicas eran capaces de reproducir las acciones
de los nervios autónomos. Todo ello condujo a la hipótesis de que la transmisión
sináptica debía ser química, de forma que las terminaciones nerviosas presinápticas
podrían liberar sustancias químicas llamadas neurotransmisores que estimularían la
formación de potenciales de acción en las células postsinápticas.
NEUROTRANSMISORES
Los neurotransmisores que como hemos visto se liberan por un elemento presináptico
con la estimulación y que activa a los receptores postsinápticos no son las únicas
sustancias que median la comunicación en los sistemas biológicos. Las hormonas son
otro ejemplo de transmisores que viajan por la sangre. Los principales
neurotransmisores son aminoácidos, aminas y péptidos. La evolución es conservadora y
oportunista, y a menudo confiere una nueva utilidad. Esto al parecer es verdad por lo
que respecta a la evolución de los neurotransmisores. En su mayor parte son similares o
idénticos a las sustancias químicas básicas de la vida, las mismas sustancias que las
células de todas las especies, desde las bacterias a las jirafas, utilizan para el
metabolismo. Los aminoácidos, los componentes básicos de las proteínas, son
esenciales para la vida. La mayor parte de las moléculas conocidas de los
neurotransmisores son: aminoácidos, aminas derivadas de los aminoácidos o péptidos
sintetizados a partir de aminoácidos. La Acetilcolina (ACh) es una excepción porque
deriva de un compuesto, el Acetil-CoA, un producto de la respiración celular en las
mitocondrias, y de la colina, que es importante en el metabolismo de las grasas de todo
el organismo.
A continuación se muestran los principales neurotransmisores del SNC:
El enlace entre la ACh y su proteína receptora sólo dura breves instantes. El complejo
ACh-receptor se disocia con gran rapidez, pero puede volver a formarse de inmediato
siempre que haya ACh en la vecindad. Para poder detener la actividad de la célula
postsináptica, es necesario que la ACh quede inactivada muy pronto después de su
liberación. La inactivación de la ACh se consigue por medio de una enzima llamada
acetilcolinesterasa AChE presente en la membrana postsináptica o inmediatamente
fuera de ella.
BIBLIOGRAFÍA COMPLEMENTARIA
1- Ramón y Cajal S. El mundo visto a los ochenta años. (2008). Editorial Facsimil.
2- Levi Montalcini R. Elogio de la imperfección. Tusquets.
3- Goldberg E. El cerebro ejecutivo. Lóbulos frontales y mente civilizada. Crítica
(2002)