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Ficha Historia Universal Contemporánea María Bademián 5.288.

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Edward Hallett Carr. “1917. antes y después (La revolución rusa)”. Madrid, Editorial Sarpe, 1985.

“La revolución rusa: su lugar en la historia”

En este texto, el interés del autor se centra en analizar los aspectos universales de los cambios que
vinieron con la Revolución rusa, cambios de los que esta fue, en parte causa, en parte efecto, y en parte
síntoma o símbolo. Para estudiar estos aspectos, universales, Carr analiza directamente los hechos y los
procesos de la Revolución rusa que configuraron su particularidad y su importancia mundial.
En este sentido, plantea que, si se desea calcular el significado histórico de la revolución rusa en
razón de su influencia, las palabras clave son productividad, industrialización y planificación.

La Revolución proclamó el objetivo del aumento en la producción, identificándolo con el


socialismo, sosteniendo que la superioridad de este sistema residía en que podría organizar la
producción más eficientemente que el capitalismo. Esto fue así porque la peculiaridad de la condición
histórica de Rusia residía en que estaba tan atrasada en todo aspecto que tenía que incorporar lo
obtenido por la Revolución francesa, lo obtenido por la Revolución industrial, y conseguir los avances
materiales logrados por Occidente en el siglo XIX. Por eso la campaña en pro de la industrialización
lanzada en 1920 perseguía la rápida transformación de la URSS en un moderno país industrial gracias a
la aplicación de la más avanzada técnica industrial.

La industrialización fue clave porque el éxito de la misma, que en 30 años elevó a la URSS a la
posición de segundo país industrial del mundo, y al primer lugar en algunos procesos tecnológicos más
avanzados, constituye el hecho más significativo de la revolución rusa. Este hecho tiene valor universal
porque, al decir de Lenin, “el país industrialmente más desarrollado ofrece al país industrialmente
menos desarrollado un cuadro de su futuro inmediato”.

La planificación y la auto-conciencia fueron la principal particularidad de la Revolución rusa, ya


que esta fue la primera gran revolución histórica que se proyectó y se llevó conscientemente a la
práctica. Fue, también, una revolución de intelectuales que planeaban el futuro, que perseguían no solo
hacer una revolución, sino analizar y preparar las condiciones en que aquella podría realizarse. Es este
elemento de auto-conciencia el que otorga a la Revolución rusa su lugar único en la historia moderna.
Ficha Historia Universal Contemporánea María Bademián 5.288.014-3

El leninismo es el marxismo de una época que ya no es la de las leyes económicas objetivas e


inexorables, sino la de una consciente ordenación de los procesos económicos y sociales conforme a los
fines establecidos. Esa auto-conciencia que llevó a implementar planes quinquenales de electrificación,
industriales, de la agricultura, etc, hizo de la Revolución rusa la primera revolución de la historia
empeñada en establecer la justicia social por medio de controles de la economía organizados por la
acción política.
Fue en función de esta planificación que Lenin sustituó la clase por el partido como fuerza motriz
de la revolución; porque el nuevo mundo requería la acción política para moldear la economía. En este
contexto, la clase era un amplio grupo económico sin pefiles, organización ni programa definidos; pero
el partido era una organización política fuertemente trabada, que se definía por un propósito común y
deliberado: “la lucha espontánea del proletariado no se transformará en una auténtica lucha de clases,
hasta que sea dirigida por una poderosa organización revolucionaria”, por eso Lenin se dispuso a crear
un partido que galvanizara la acción de los trabajadores rusos. La Revolución rusa no la hizo una clase,
sino un partido que se proclamó a sí mismo representante y vanguardia de esa clase; y eso puso de
manifiesto que el leninismo no era solo un producto de las condiciones rusas ni de la acción espontánea
de una masa de individuos, sino, esencialmente, producto de una planificación política consciente, de la
concepción leninista del partido como vanguardia de la clase. Si el socialismo era un método más
racional de organizar el proceso productivo que el capitalista, se debía justamente a que era consciente;
y para esto, era necesario una élite de partido altamente consciente para dotar de conciencia
revolucionaria a la masa trabajadora.

Además de estas tres particularidades intrínsecas de la Revolución Rusa, la importancia universal


de esta reside también en que, como movimiento de liberación de los pueblos, contagió el objetivo de
la liberación humana en los pueblos subdesarrollados. En la práctica, estos movimientos de liberación y
descolonización, por las condiciones locales (atraso, falta de clase burguesa y de clase proletaria, etc)
de esos países, solo hacían viable el marxismo en su vertiente leninista. Esto implicaba que el
derrocamiento definitivo del capitalismo no sería obra de sus víctimas proletarias de los países
avanzados, sino de sus víctimas coloniales en los países subdesarrollados, y que no sería obra de una
clase económica, sino de un movimiento político.

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