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Módulo 1 – Discusiones críticas sobre el poder de las élites

y el poder del Estado


Wright Mills - “La élite del poder”
Mills discute el funcionalismo de Parsons y el sueño americano como pauta de consumo y mito del
ascenso social. Respecto a la metodología, discute a Lazarsfeld el uso de estudios puramente
empíricos.

“Los altos círculos”


En la estructura de la sociedad moderna los medios de información y poder están centralizados:
algunos individuos llegan a ocupar posiciones en la sociedad norteamericana desde las cuales pueden
mirar por encima a los demás, y con sus decisiones pueden afectar los mundos cotidianos de las
personas corrientes.
La minoría poderosa está compuesta de hombres cuyas posiciones les permiten trascender los
ambientes habituales de las personas corrientes: “son todo lo que nosotros no somos”. Estos no son
gobernantes solitarios, sino que los acompañan consejeros, consultores, creadores de opinión pública.
Debajo de la minoría están los políticos profesionales de los niveles medios de poder, en el congreso y
en los grupos de presión. Mezcladas con ellos están las celebridades profesionales que viven de su
exposición y tienen poder para llamar la atencion del público y para hacerse oír por las posiciones de
poder directo.

Detrás de estos hombres están las grandes instituciones de la sociedad, los medios que concentran
el poder:
– jerarquías de Estado
– empresas económicas
– ejército
En las cimas de estas 3 instituciones están los puestos de mando de la sociedad, el máximo poder
nacional reside en los dominios político, económico y militar. Estas instituciones son las bases
necesarias del poder, la riqueza y el prestigio, son los medios principales para ejercer el poder y para
adquirir riqueza. Solo dentro y a través de ellas el poder puede ser duradero e importante.
El destino vital del individuo moderno no solo depende de la familia en la que ha nacido, sino, cada
vez más, de la empresa en la que trabaja, no solo de la escuela, sino también del Estado que está en
contacto con él toda la vida; no solo de la iglesia, sino tambien del ejército en que es disciplinado.
Dentro de cada uno de estos 3 medios, la unidad institucional típica se ha ampliado, se ha hecho
administrativa y el poder de sus decisiones se ha centralizado. Han aumentado los medios de poder a
disposición de los individuos que toman las decisiones y sus poderes ejecutivos centrales han sido
reforzados.
– economía: dominada por pocas compañías gigantescas relacionadas entre sí administrativa y
politicamente, las cuales dominan las claves de las resoluciones económicas
– orden político: institución ejecutiva centralizada que se mete por todas las grietas de la
estructura social
– orden militar: posee toda la eficacia de un confiado dominio burocrático
Al ampliarse y centralizarse sus dominios, se han hecho mayores las consecuencias de sus actividades
y sus relaciones mutuas. Hay una economía política vinculada de mil maneras con las instituciones y
decisiones militares. Como cada dominio se relaciona con los otros y las decisiones se hacen totales,
los principales individuos de cada uno se unen y forman la minoría del poder aún más centralizada.
Este triángulo de poder es la fuente del directorio entrelazado, la interdependecia de los grandes
órdenes hace que las decisiones se coordinen.
Es en el pináculo de cada uno de los 3 dominios que se han formado las élites:
– empresas, altos jefes ejecutivos
– política, directorio político
– ejército, élite de estadistas
Las personas de los altos círculos son una serie de grupos cuyos individuos se conocen entre sí, se
relacionan entre sí en la vida social y en la de los negocios, y así, al tomar decisiones, se tienen en
cuenta unos a otros. La élite se considera a sí misma, y es considerada por los demas, como el círculo
íntimo de las altas clases sociales. Tienen una conciencia más o menos clara de sí mismos como clase
social y se conducen entre sí de un modo distinto a como se conducen con otras clases.
La idea de ese estrato dirigente implica que la mayor parte de sus individuos tienen orígenes sociales
análogos, que a lo largo de sus vidas mantienen entre sí una red de conexiones familiares o amistosas,
y que existe intercambiabilidad de posiciones entre las jerarquías diversas del dinero, del poder y de la
fama. Esta élite es tan poderosa porque tiene un poder organizado y una ideología previa que la
justifica: el liberalismo.
La minoría que ocupa los puestos de mando posee poder, riqueza y fama, está formada por individuos
pertenecientes al estrato superior de una sociedad capitalista. Como clase social conformada por
cierto tipo de hombres, la élite selecciona y forma ciertos tipos de personalidad y rechaza otros. Por
tanto, la élite es una serie de altos círculos cuyos miembros son seleccionados, preparados y
certificados.
La minoría del poder, entonces, es los círculos políticos, económicos y militares que, como un
conjunto intrincado de camarillas que se trasladan e imbrican, toman parte de las decisiones que
tienen consecuencias nacionales. 3 claves:
– psicología de las diversas élites en sus respectivos ambientes: por cuanto la minoría está
formada por individuos de origen y educación análogos, por cuanto sus carreras y estilos de
vida son similares, hay bases psicológicas y sociales para su unión, fundadas en el hecho de
que son de un tipo social análogo y de que, en consecuencia, se mezclan fácilmente, se
intercambian posiciones entre instituciones
– estructura y mecanismos de esas jerarquías institucionales: son presididas por el directorio
político, los empresarios y los militares; y cuanto mayor sea la escala de esos dominios
burocráticos, mayor el alcance de su poder como élite. El modo en que se forma cada jerarquía
y las relaciones que mantiene con las otras, determinan las relaciones de sus jefes
– al abrir los mecanismos institucionaes caminos a los hombres que persiguen sus diferentes
intereses, se han dado cuenta que se realizarían más fácil si trabajaran juntos, y como
consecuencia lo han hecho asi
Esta minoría no es omnipotente, no son los miembros de la élite quienes siempre hacen la historia,
sino que la extensión del poder de sus individuos está sujeta a variaciones históricas. Sin embargo, el
curso de los acontecimientos actualmente depende en gran medida de la élite: a medida que se
estrecha más el circulo, y cuando los medios de decision están centralizados y las consecuencias de
las decisiones son enormes, los acontecimientos dependen en gran medida de ellos. Vivimos en un
tiempo de grandes decisiones y de poder decisivamente centralizado, no todos poseemos el mismo
poder de hacer historia, todo grupo está limitado por los medios de poder técnicos e institucionales
que tiene a su disposición.
En conclusión, Mills afirma que en la sociedad moderna norteamericana una conjunción de
circunstancias históricas ha dado lugar al nacimiento de una minoría del poder, y los individuos de
los círculos que componen esa minoría toman ahora las decisiones clave y que, dado el aumento y
la centralización de los medios de poder de que ahora se dispone, las decisiones que toman o dejan
de tomar tienen más consecuencias para mayor número de gente que nunca antes.
Se ha producido en los planos medios del poder una especie de punto muerto semiorganizado, y en
el plano del fondo ha entrado en existencia una sociedad de masas que se parece poco a la imagen
de una sociedad en que las asociaciones voluntarias y los públicos clásicos son las claves del poder.
La cima del sistema de poder norteamericano esta mucho más unificada y es mucho más poderosa,
el fondo está mucho más fragmentado y es mucho mas impotente de lo que parece.

“La teoría del equilibrio”


Los norteamericanos se adhieren a la noción de que el gobierno es una especie de máquina
automática, regulada por el equilibrio de intereses en competencia; o sea, aplican la teoría del libre
mercado a la política.
Pero esta es una visión muy mezquina de la politica norteamericana. La idea que supone que todos
tienen cierta cuota de poder encubre relaciones de poder en las minorías que lo concentran. Al decir
que existe un equilibrio del poder se supone una simetría de poder, se supone que todas las políticas
son resultado de transacciones, que hay igualdad de poder de regateo. Pero la verdad es que lo que
constituye el equilibrio honroso de un hombre es a menudo el desequilibrio injusto de otro.
La noción de que el cambio social solo se verifica mediante transacciones e intereses equilibrados,
supone que todo marcha dentro de un marco mas o menos estable, que todos los problemas son
armonizables (funcional estructuralismo).
De esa manera, los equilibrios y los frenos pueden entenderse como formulación alternativa de la
norma dividir y gobernar, y como un modo de entorpecer la expresión más directa de las aspiraciones
populares. Pues la teoría del equilibrio se funda sobre la idea moral de una armonía natural de
intereses, en relación con los cuales la codicia y la crueldad se concilian con la justicia y el progreso.
Así, los grupos privilegiados justifican y sostienen su posición de dominio.
Así, no hay partidos nacionales a los que pertenezcan los políticos profesionales y que, con sus
debates, enfoquen los problemas de índole nacional de modo responsable; no hay políticos que
respondan a la nación, sino que responden a los intereses dominantes.
El poder político se ha ampliado haciéndose decisivo, pero no sucede lo mismo con el poder de los
políticos profesionales en el Congreso.

Tras la teoría de frenos y equilibrios como sistema de decisión política, se encuentra la teoría de
clases, según la cual el Estado es un sistema de frenos y equilibrios porque la sociedad es un equilibrio
de clases, y lo es porque su estabilizador es la fuerte e independiente clase media.
La nueva sociedad es una economía política donde los asuntos políticos y económicos están intrincada
y profundamente unidos:
– la clase media depende en política y en economía de la maquinaria del Estado
– al lado de la antigua clase media independiente, surgieron los white collar como retaguardia
del impulso dominante hacia la sociedad de masas
– paralelamente a la antigua clase media, surgió la fuerza del trabajo organizado que, sin
embargo, se subordinó al Estado y perdió poder y pertenece a los niveles medios del poder
El gobierno norteamericano no es solo un marco dentro del cual las distintas presiones se abren
camino y hacen política; este gobierno tiene ya entretejidos los intereses en su propia estructura
jerárquica y algunos de ellos estan más alto y ejercen mayor ascendiente que otros. Los que tienen el
poder representan y encarnan intereses y métodos nacionales concretos.
La burocracia ejecutiva se convierte en el lugar en el que se resuelven todos los conflictos de poderes;
la administración sustituye a la política electoral.

“La élite del poder”


La estructura norteamericana del poder se ha ido modificando por medio de cambios institucionales
en las posiciones relativas del orden político, económico y militar. La élite norteamericana del poder
ha pasado por 4 épocas:
– las instituciones social y económica, política y militar, estuvieron más o menos unificadas de
modo directo: los hombres de las minorías pasaban con soltura de un papel a otro en la cima
de cada institución. La vida social y las 3 instituciones coincidían y sus hombres también; la
minoría está formada por hombres cultos y administrativos que poseen cierta amplitud de
miras y dignidad de caracter
– los sectores económico, político y militar encajaban sin rigidez en la gran dispersión de la
estructura social: la élite era una pluralidad de grupos cimeros pero sin cohesión. No
dominaba los asuntos, simplemente influía y las decisiones eran tomadas por grandes
proporciones
– supremacía del poder económico corporativo: traslado del centro de iniciativa del gobierno a
la corporación, la élite económica anulaba a la política
– centros rivales de poder en el campo político que desafiaron al de los directores de
empresas. Década política: el poder de los negocios fue discutido y se convirtió en principal
dentro de la estructura de un poder ejercido sobre todo por politicos, no económicos

Tendencias estructurales de la élite del poder:


– En la medida en que la clave estructural de la élite del poder reside hoy en el sector político,
dicha clave es la decadencia de la política como debate auténtico y público de soluciones , no
hay partidos nacionalmente responsables y de coherencia política, ni organizaciones
autónomas que relacionan los niveles inferiores y medios de poder con los altos.
– En la medida en que la clave de la élite poderosa se encuentra en el Estado amplio y militar,
dicha clave se evidencia en el ascendiene ejercido por los militares en la estructura política.
– En el grado en que la clave estructural de la élite de poder reside en el sector económico, dicha
clave consiste en el hecho de que la economía es a la vez una economía de guerra permanente
y una economia corporativa privada. El capitalismo es militar y la relación entre las
corporaciones y el Estado se funda en la coincidencia de intereses de las necesidades miltiares
y corporativas.
El capitalismo militar de las corporaciones privadas existe en un sistema democrático debilitado y
formal que encierra un sector militar ya muy político por sus puntos de vista y su conducta. Por
tanto, en la cima de esta estructura la élite del poder ha sido formada por la coincidencia de
intereses entre los que dominan los principales medios de producción y los que controlan los
instrumentos de violencia recientemente incrementados; por la decadencia del político profesional
y el ascenso al mando de los dirigentes corporativos y los militares profecionales.
Dentro de la élite poderosa hay cierta tensión entre los 3 círculos.
El criterio marxista, erróneamente, hace del gran personaje económico el verdadero depositario del
poder. Y el criterio liberal, erróneamente, hace del gran político la cabeza del sistema de poder. Cada
uno de estos criterios está excesivamente simplificado.

Similitud de los miembros que integran la élite


La élite del poder se basa también en la similitud de los miembros que la integran, en las relaciones
oficiales e individuales entre estos, y en sus afinidades sociales y psicológicas.
– vienen en gran parte de las clases altas de la sociedad
– proceden del tercio superior en las pirámides de la riqueza y de las profesiones
– sus padres pertenecen a los sectores profesionales o de los negocios
– tienen educación común
Lo más importante respecto a un círculo de hombres son las normas de admision, estimación, honor,
etc; que, como son análogas dentro del círculo, los miembros se parecen.
En ninguna parte de Estados Unidos existe una conciencia de clase tan clara y organizada como en la
élite: el miembro de la clase solo acepta a aquellos hombres aceptados por su propio círculo como
representativos de la imagen que él tiene de sí mismo.
– sus códigos de honor son los de sus círculos, de aquellos cuyas opiniones aceptan
– no tienen capacidad para superar los códigos de conducta adquiridos en su trabajo y su
experiencia vital, no tienen adaptabilidad; no pueden borrar sus compromisos con el mundo
corporativo porque se identifican con ellos
– no se puede pensar en la élite como un grupo de hombres que se limitan a cumplir con su
deber, sino que ellos determinan cual es su deber y el de sus subordinados; dan las órdenes,
no son simples burócratas, sino que gobiernan las burocracias

A pesar de su semejanza social y de sus afinidades psicológicas, los miembros de la élite no


constituyen un club con miembros permanentes y límites oficiales y fijos; hay dentro de ella mucho
movimiento, posiciones y jerarquías. A medida que las condiciones para ocupar los primeros puestos
en cada institucion se hacen similares, los tipos de hombres que los desempeñan se van pareciendo.
La médula interna de la élite de poder se compone de los que intercambian los puestos dirigentes en
la cima de uno de los sectores dominantes con los de otro, por quienes, en virtud de sus carreras y
actividades mismas, enlazan los tres sectores.

El concepto de la élite del poder y de su unidad se apoya en el desarrollo paralelo y la coincidencia


de intereses entre las organizaciones económicas, políticas y militares. Se funda también en la
similitud de origen y de visión, y el contacto social y personal entre los altos círculos de cada
jerarquía dominante. Esta conjunción de fuerzas psicológicas e institucionales queda de manifiesto
en el gran intercambio de miembros entre los tres grandes sectores.

La idea de una élite del poder se funda y se explica en:


– las tendencias institucionales decisivas que caracterizan la estructura de nuestra época, en
particular, el ascendiente militar en una economía de empresas privadas ; en general en las
coincidencias de intereses entre las 3 instituciones
– las similitudes sociales y las afinidades psicológicas de de los hombres que ocupan los puestos
de mando en las estructuras, y el aumento de intercambio de los primeros puestos
– las ramificaciones de las decisiones que se toman en la cima

Negativamente, la formación de la élite se funda en:


– el relegamiento del político profesional y de partido a los niveles medios del poder
– la ausencia de un servicio civil que constituya una fuente políticamente neutral, pero adecuada
y precisa de experiencia intelectual y ejecutiva
– el secreto oficial cada vez más grande que oculta las decisiones trascendentes, sin someterlas
al debate de la opinión pública, ni a los parlamentarios
En consecuencia, el directorio político, los ricos de las corporaciones, y la influencia militar se han
unido en la elite del poder, y las jerarquías ampliadas y centralizadas que encabezan, han usurpado los
viejos equilibrios relegándolos a los niveles medios del poder.
Paul Sweezy - “La clase dirigente americana”
Características generales de las clases sociales
Las clases son entidades sociales reales y vivientes, no creaciones del investigador. Los miembros de la
población son conscientes de la existencia de clases, de su pertenencia a una determinada y de sus
deseos de pertenecer. Por tanto, son hechos reales y no meras categorías lógicas.
En EEUU, sociedad clasista, la unidad fundamental es la familia, no el individuo: toda persona nace
dentro de una clase determinada, la de su familia; además, suelen relacionarse con gente de su misma
clase. Igualmente, el individuo desempeña un papel crucial en el sistema: es su actividad la que es
responsable de la subida o descenso de una familia en la pirámide clasista.
Una clase social, por tanto, está constituida por familias que se entremezclan libremente. Criterio
marxista: el sistema de propiedad desempeña el papel decisivo, la clase alta es propietaria y la baja
desposeída.
Hay variedad dentro de cada clase y a veces se confunden entre sí, la clase está constituida por un
núcleo con ramificaciones ligadas a él con diferente intensidad y estabilidad. Además, no todos los
miembros desempeñan el mismo papel ni piensan y actúan de la misma forma, si bien la escala de
valores y las normas de conducta de la clase limitan bastante la posible amplitud de las divergencias.
Hay clases relativamente homogéneas, otras más heterogéneas, con alta o baja conciencia de clase,
unidas o no, con organización o no, etc. No existe un sistema de clases totalmente cerrado, sino que
todos presentan alguna movilidad entre clases.

El sistema de clases americano


– Las dos clases fundamentales están definidas por la naturaleza del capitalismo: capitalistas y
obreros. Juntas constituyen la base del sistema amercano de clases.
– Existen también productores independientes, pequeños comerciantes y proveedores de
servicios que componen la clase media baja o la pequeña burguesía.
– Existen una serie de tipos que están entre capitalistas y obreros que no es fácil clasificar:
burócratas, profesiones liberales, etc. Estos suelen denominarse nueva clase media.
– Finalmente, están los marginados que se denominan inclasificables pero que desempeñan un
papel importante en la vida política.
Estas clases sociales no son idénticas a las económicas, sino modificaciones de ellas. El sistema de
clases debe aceptar el condicionamiento económica fundamental pero debe ser flexible para abarcar
las anomalías e irregularidades que lo caracterizan.

La estructura de la clase nacional dirigente


Jerarquía de las clases sociales más elevadas con una estructura de organización bastante definida,
incluyendo líneas de autoridad desde los líderes hasta los seguidores. Los sectores de una clase
nacional dirigente están organizados jerárquicamente, con cientos de pequeñas ciudad en la base y
unas pocas grandes en la cúspide.
Las jerarquías no se basan solo en las relaciones personales o familiares entre sus miembros, sino que
está reforzada y sostenida por una densa red de relaciones institucionales, de corporaciones gigantes.
Los dos grandes partidos funcionan como aglutinantes de la clase dirigente, además suministran los
canales a través de los cuales esta manipula y controla a las clases inferiores.
La prensa juega un papel clave para la unificación y organización de la clase dirigente: modelan
uniformemente y propagan las ideas de tal manera que toda la clase dirigente está sometida a una
dieta intelectual casi uniforme.
Todos los nexos que unen a la clase dirigente presentan un doble carácter:
– son correas de transmisión y canales de comunicación
– son en sí mismos moldeadores de ideas, valores y normas de conducta, de su ideología
La clase transmite su ideología a través de las generaciones mediante mecanismos como la familia y el
sistema de educación, que fomenta las distinciones clasistas.

Cómo gobierna la clase dirigente


– economía: sus miembros ocupan directamente las posiciones en la economía donde se toman
las decisiones, o quitan y ponen a aquellos que lo hacen
– política: sus miembros ocupan directamente posiciones claves o financian los partidos
políticos
Opera dentro de un esquema definido, más o menos restringido según las circunstancias.
Posición de clase: relación de clase con el sistema social de su país y la relación del sistema social
nacional con el resto del mundo.
Las divisiones en el seno de la clase dirigente son de diversos órdenes: regionales, industriales,
empresariales, dinásticas, políticas e ideológicas. Estos factores introducen elementos de
indeterminación e inestabilidad en la conducta de la clase dirigente; pero en el caso de una verdadera
amenaza para el sistema, desaparecen todas las diferencias de clase.

“¿Élite en el poder o clase dirigente?”


El mayor mérito de Mills es que rompe osadamente el tabú que la sociedad intelectual responsable ha
impuesto a cualquier discusión seria acerca de cómo y por quién está regida Norteamérica.
– está bien recordar que la conciencia de clase no es igualmente característica de todos los
niveles de al sociedad, sino que es más manifiesta en la clase alta; es claro que el actual
sistema empresarial es un aparato de apropiación que derrama sobre sus beneficiarios toda
clase de bendiciones
– Mills ha hecho buen uso del trabajo de los investigadores sociales, pero en su mayor parte
utiliza la investigación original en la prensa diaria y en las fuentes biográficas
– Mills habla con la voz de un verdadero radicalismo americano: critica mucho al sistema pero no
odia el american way of life. No solo comprende, sino que en gran parte comparte los valores
predominantes de la sociedad de masas, lo que critica es que los ricos usen su poder para
mantener un sistema que innecesariamente deniega a los demás las mismas ventajas
– Mills hace bien al insistir en que lo que ocurre en EEUU depende crucialmente de la voluntad y
de la decisión de un grupo muy pequeño que se autoperpetúa
Mills define la élite de poder como constituida por quienes ocupan los puestos de mando a través de
los principales órdenes institucionales: las principales jerarquías y los 3 grandes imperios.
Pero Sweezy plantea que los EEUU no es una sociedad de este tipo y que, además, el efecto
acumulativo de los datos empíricos aportados por Mills está en contra de tal interpretación; la
teoría no se condice con la empiria. Los datos reducen los 3 grandes a 2 grandes: los imprerios
empresarial y militar, ya que la noción de élite específicamente política es más bien un mito, la
politica está cada vez más en manos de los outsiders.
Según Sweezy, lo militar ha sido pequeño y sujeto al control civil, por lo que es bastante impotente
en términos de toma de decisiones nacionales.
Mills se basa más en silogismo que es hechos: los principales rasgos de la política americana se
establecen en términos de una definición militar de la realidad mundial que ha sido aceptada por la
élite en el poder en bloque; esta definición militar de la realidad debe ser el producto de la
mentalidad de los militares profesionaes; ergo, los señores de la guerra ocupan hoy una posición clave
dentro de la élite en el poder. El verdadero problema está en entender por qué, a partir de la segunda
guerra, se ha dado una ascendencia de los militares, pero Mills nunca se plantea esta cuestión.
Por tanto, como los hechos no concuerdan con la teoría, Sweezy plantea que en EEUU hay una clase
dirigente cuyas raíces están fuertemente asentadas en el aparato de expropiación que es el sistema
empresarial. Para entender a esta clase dirigente hay que estudiar no ciertos sectores de la vida
americana, sino el sistema entero del capitalismo monopolista.
Críticas particulares a Mills:
– como desenfoca todo el problema de clases y de relaciones de clase, Mills no arroja luz sobre
la dinámica del sistema de clases, no comprende el papel del sistema educativo como centro
de reclutamiento de la clase dirigente
– las celebridades no son parte integrante de la élite en el poder, ni compiten en prestigio con
los ricos; sino que estos están muy interesados en crear celebridades tanto porque es un buen
negocio como porque desvía la atención de la población; es la agria trivialización de la vida
americana
– voluntarismo histórico: los papeles no están completamente trazados ni rígidamente
predeterminados, sino que los actores tienen un margen de elección establecido por las leyes
de la estructura social en que viven. Los hombres hacen su propia historia, pero no la hacen a
su libre arbitrio, bajo circunstancias elegidas por ellos mismos, sino bajo aquellas
circunstancias con que se encuentran directamiente, que existen y transmiten el pasado
– demuestra que el país está dirigido por una minoría irresponsable, pero no dice nada sobre lo
que debería hacerse al respecto
Wright Mills - “De hombres sociales y movimientos políticos”
– los revisteros tergiversan a Mills y suponen a la élite mucho más omnipotente de lo que él
cree. Se tragan la noción vulgar de que el éxito de la nación es la base sobre la cual hay que
juzgar a la minoría de dicha nación
– la élite del poder no es materia vieja, sino que es la estructura actual de la sociedad moderna
– se lo acusa de juzgar políticamente, esto se debe a que mayoría de los sociólogos son liberales,
se acomodan al tono predominante de la política norteamericana liberal
– los revisteros hacen uso del argumento ad hominem, todo es resentimiento, y en consecuencia
todo es exhibición personal
– un solo tipo de liberal razonable admite la información sobre los que tienen el poder en la
sociedad norteamericana pero lamenta que no hay dicho qué hace esa minoría con el poder,
pero esa nunca fue la intención de Mills, nunca buscó una historia detallada
– la minoría del poder no es un círculo homogéneo de un número especificado de hombres cuya
voluntad unificada prevalece constantemente contra todos los obstáculos
– el problema más importante para la reflexión política es el de la responsabilidad. Nadie está
fuera de la sociedad, pero no todos están juntos respecto al modo de tomar decisiones; ni en
lo que concierne a sufrir las consecuencias de las mismas; no se pueden negar los hechos de
poder
– Mills no cree que el Estado sea un simple comité de la clase gobernante
– el error político fundamental del radicalismo es su tendencia, tomada directamente de la
optimista idea burguesa del progreso, a confundir el anhelo de esperanza con la metafísica de
la historia
– la crítica radical sostiene que hay un sesgo ideológico latente en la teoría de la minoría, y que
ese sesgo va contra los valores radicales. Pero la “teoría de la minoría” en realidad no existe, el
estudio de las minorías no excluye la aceptación del tipo de visión estructural; hay que prestar
atención a ambas cosas, a la relación de la estructura institucional y de las formaciones
minoritarias
Ralph Miliband - “El Estado en la sociedad capitalista”
Élites económicas y clase dominante
– marxismo: clase imperante posee y controla los medios de producción y, en virtud de su poder
económico, utiliza el Estado como instrumento para el dominio de la sociedad
– liberalismo: no existe una clase capitalista, el poder económico es difuso y fragmentado. Hay
varias élites que compiten entre sí y carecen de cohesión, por lo que no constituyen una clase
dominante (teoría del equilibrio)
Miliband discute la idea de igualitarismo, él sostiene que hay una clase que concentra riqueza y
propiedad y que en virtud de ello goza de ciertos privilegios.

Discute la idea de gerencialismo


Separación entre la tenencia de la riqueza y de los recursos privados y entre su control real; idea de
que hay una nueva clase económica que tiene mucho poder y administra las empresas aunque no
las posee, por lo que la distintición de clases en términos y criterios marxistas ya no tendría sentido,
ya no sirve para la diferenciación entre propiedad y control real de la riqueza. Pero esta teoría
gerencialista se funda en la noción de que a estos los mueven móviles diferentes de los de los dueños,
y en que los motivos de los gerentes son mejores, más responsables y más ligados al interés público;
se establece un agudo contraste entre el hombre de empresa capitalista obsesionado por la obtención
de la ganancia máxima y el gerente profesional, imbuido de espíritu público.
Pero si el capitalista está atrapado en un “conflicto demoníaco entre el instinto de acumulación y el
instinto de goce”, este conflicto subre también el moderno gerente de empresas:
– el gerente moderno se somete a las imperiosas demandas que se le hacen en el sistema, debe
obtener las ganancias más altas posibles; para eso está investido de poder y a ello debe
subordinar su accionar. El egoísmo es inherente al capitalismo
– el capitalismo gerencial es un sistema que lleva la marca de al contradicción suprema de la que
habló Marx: entre su carácter cada vez más social y su persistente finalidad privada
– no es verdad que la función gerencial sea diferente a la de los hombres capitalistas, sino que
las diferencias de objetivo y de motivación que puedan existir entre ellos quedan borradas por
su fundamental comunidad de intereses. Tienen el mismo interés: aumentar la ganancia
– los gerentes suelen ser hombres capitalistas también al ser grandes accionistas de sus
empresas. No están tan separados respecto a la propiedad de los medios de producción
– los gerentes tienen salarios elevados
– el origen social (clase media y superior) de los gerentes es el mismo de los hombres capitalistas
ya que para acceder a ese puesto se necesita educación y contactos , relaciones. Todas las
capas de la gerencia provienen de la burguesía y piensan y obran en función de la propiedad
privada, que ellos mismos poseen
En conclusión, no se puede aceptar la tesis de una nueva clase de gerentes de las grandes empresas
distinta de los dueños capitalistas de las grandes empresas. Si bien existe una pluralidad de élites
económicas, ambas clases conforman una clase económica dominante con alto grado de cohesión e
intereses y objetivos comunes que trascienden sus diferencias. El gerencialismo solo significa que
los elementos más importantes de la propiedad capitalista son ahora demasiado grandes como para
que dueños empresarios puedan administrar eficientemente, o poseer en su totalidad.
Discute el mito de la gran movilidad social y de la igualdad de oportunidades
Hay un proceso de reclutamiento para nutrir las filas de los ricos y los puestos de mando de la
sociedad capitalista avanzada, no hay fluida circulación de élites. El reclutamiento suele ser de
carácter hereditario, la familia constituye una enorme ventaja o desventaja de origen: el ingreso en las
capas superiores requiere cada vez más ciertos títulos que son obtenidos mucho más fácilmente por
hijos de ricos, así, el sistema educativo lleva a cabo un proceso de eliminación que resulta más
completo a medida que nos acercamos a las clases menos privilegiadas. La idea propagada de que en
la actualidad tood el mundo tiene las mismas oprtunidades, refleja la esperanza de preservar
condiciones en las que las ambiciones de las personas queden limitadas a su propia esfera social; es
decir, tiende a la inmovilidad social.
La riqueza es una gran niveladora en lo que respecta a lo ideológico y a lo político: ven la misma
porción del mundo con los mismos ojos. Más allá de sus diferencias, los ricos y los propietarios han
estado siempre undios en defensa de su status quo, del orden social que los privilegia.

En conclusión, los gerentes preservan y fortalecen la propiedad y el control privado de la mayor parte
posible de los recursos de la sociedad, a la vez que buscan elevar las ganancias.
No obstante, se puede reconocer que existe una pluralidad de élites económicas en las sociedades
capitalistas avanzadas, y que estas constituyen intereses distintos. Sin embargo, este pluralismo de las
élites no estorba que constituyan una clase económica dominante, que posee un grado elevado de
cohesión y solidaridad así como intereses y objetivos comunes que trascienden sus diferencias y
desacuerdos particulares; la clase capitalista es una clase para sí misma.

El sistema del Estado y la élite del Estado


El término “estado” designa a un cierto número de instituciones particulares que, en su conjunto,
constituyen su realidad y ejercen influencia unas en otras en calidad de partes de aquello a lo que
podemos llamar sistema del Estado. Para comprender la naturaleza estatal es necesario distinguir y
poner en relación recíproca los diversos elementos que constituyen el sistema estatal.
Que el gobierno hable en nombre del Estado y esté formalmente investido de poder estatal, no
significa que controle efectivamente el poder, el uso legítimo de la fuerza física en un territorio.
El segundo elemento del sistema estatal es el administrativo, que abarca una gran variedad de
instituciones y organismos con mayor o menor autonomía, y se ocupan de la dirección de actividades
de diversa índole. Inevitablemente la actividad administrativa es parte también de la política; las
actitudes y supuestos políticos están incluidos en los problemas de administración, y afectan a la
naturaleza del consejo y la acción administrativa. Por tanto, los administradores no pueden despojarse
de todo ropaje ideológico, no se reducen al desempeño del papel de simples instrumentos.
El gobierno, la administración, el instituto armado y la policía, le poder judicial, el gobierno subcentral
y el parlamento, son las instituciones que constituyen el Estado y cuyas relaciones recíprocas dan
forma al sistema estatal. En ellas descansa el poder del Estado y a través de ellas se esgrime. Las
personas que ocupan posiciones en esas instituciones constituyen la élite del Estado.
La clase económicamente dominante mantiene una relación fundamental con el Estado.

“La clase capitalista impera, pero no gobierna; se contenta con regir al gobierno” - Kautsky
La clase capitalista, como clase, no gobierna realmente. Pero sí han estado bien representados en el
ejecutivo político y en las demás partes del sistema estatal, este ingreso de los hombres de negocios
en el sistema estatal ha sido subestimado y ellos han buscado despolitizar la política en nombre de la
empresa. Así, eludiendo la política y la ideología, la clase económicamente dominante se ha
introducido clandestinamente en los asuntos públicos.
El gobierno mismo no es la única parte del sistema estatal en donde los empresarios se meten; sino
que lo hacen también en los estratos superiores de la parte administrativa.
Por tanto, los hombres de negocios participan directamente en el gobierno y en la administración.
Lo hacen de manera más estrecha aún a medida que el Estado se va interesando más intensamente en
la vida económica, donde el Estado interviene, los empresarios ocupan posiciones fuertes para influir
y determinar la naturaleza de esa intervención.
No obstante su directa participación, es real que no son más que una minoría relativamente pequeña
de la élite estatal en su conjunto. En este sentido, no son una clase gobernante porque, dado la
naturaleza de la sociedad capitalista, las élites económicas no pueden prescindir de la maquinaria
estatal.
Sin embargo, la importancia de esta distancia queda reducida por la composición social de la élite
estatal: la élite estatal y la élite económica pertenecen a las clases superiores y medias. Por tanto, el
origen social juega un papel determinante como desigualador social (educación y entrenamiento
necesarios para alcanzar posiciones de élite en el Estado); la selección social para los altos cargos es
muy desigual, la estrecha base de la cual se saca a quienes toman decisiones políticas es clara.
Aunque la desigualdad de oportunidades educativas, basada en la clase social, es importante, hay
otros factores que contribuyen a su formación: las conexiones. La pertenencia a una clase establece
vínculos de parentesco y amistad, refuerza un sentimiento de compartir valores, útil para tener éxito
en la carrera
Lo más probable es que quienes controlan y determinan la selección y los ascensos en el Estado sean
miembros de la clase superior y media, por su origen social, y tengan una imagen determinada de
como debe pensar, hablar, comportarse, un servidor civil; y esa imagen se trazará en relación con la
clase a la que pertenece.
En el servicio del Estado se ha dado un fenómeno de dilución social que ha llevado a personas de
origen obrero a posiciones de élite. Pero esto es más una burguesificación de los reclutas más aptos y
dignos de confianza, que una democratización. A medida que estos reclutan ascienden en la jerarquía
estatal, forman parte de la clase social a la cual le dan acceso su posición y rango, de la burguesía. En
términos de clase, la política es una actividad en la que las clases subordinadas han desempeñado un
papel subsidiario.

En conclusión, los testimonios indican que, en relación al origen social, a la educación y a la


situación en clase, los hombres que ocupan posiciones de mando del sistema del Estado provienen
en gran parte de los círculos de los negocios y de los propietarios.
En una época en que tanto se habla de la democracia, de la igualdad, de la movilidad social y de la
desaparición de las clases, en los países capitalistas avanzados ha seguido siendo un hecho
fundamental el que la gran mayoría de personas ha sido gobernada, representada, administrada,
juzgada y mandada por personas procedentes de otras clases económica y socialmente superiores y
relativamente distantes.
Nicos Poulantzas - “El problema del Estado capitalista”
PROBLEMA TEÓRICO – EPISTEMOLÓGICO
Miliband, si bien destruye las ideologías burguesas del Estado y proporciona un conocimiento positivo
nuevo, elige un procedimiento (respuesta directa a las ideologías burguesas mediante el examen
inmediato del hecho concreto) que no es correcto.
Primero se debe poner de manifiesto los principios epistemológicos del tratamiento que se de a lo
concreto, pero Miliband nunca se ocupa de la teoría marxista del Estado, si bien está implícita en su
obra. Omite ese paso y critica a partir de datos empíricos, se opone a conceptos con hechos
concretos, no realiza un crítica de la noción ideológica de la élite a la luz de los conceptos de la teoría
marxista. Miliband, al utilizar los conceptos de la propia élite, los legitima y perpetúa.

PROBLEMA DEL SUJETO – INDIVIDUALISMO METODOLÓGICO


No comprende las clases sociales y el Estado como estructuras objetivas ni sus relaciones como un
sistema objetivo de conexiones regulares; en vez de comprender a los hombres como agentes, reduce
la totalidad social a comportamientos individuales, reduce la interacción entre élites y clase
dominante, cuando en realidad lo que tiene que estudiar es el Estado como estructura objetiva.
Miliband reduce las clases socailes a relaciones interpersonales, el Estado a relaciones interpersonales
de los miembros de los diversos grupos que lo constituyen, y la relación entre clases y Estado a
relaciones interpersonales de los individuos que componen los grupos y el aparato. Los sujetos deben
comprenderse como portadores de las instancias objetivas, no como origen de la acción social.

El falso problema del gerencialismo


Según estas ideologías, la separación entre la propiedad privada y el control ha transferido el poder
económico de los dueños a los gerentes. Estos tienen como meta no el beneficio, sino el desarrollo.
Como la clase dominante ya no existe, hay ahora una pluralidad de élites.
Miliband responde a esto diciendo que en realidad los gerentes buscan el beneficio porque así
funciona el capitalismo. Y por tanto, forman parte de la clase dominante.
Pero esta es una forma errada de presentar el problema. El criterio de Marx es el lugar objetivo que se
tiene en la producción y en la propiedad de los medios de producción, no la motivación de la
conducta. Por tanto, al caracerización del capitalismo no depende de las motivaciones de la conducta
de los gerentes, Miliband les atribuye una importancia que no poseen. Lo que importa no son las
relaciones entre las élites económicas, sino las diferencias y relaciones entre las fracciones de capital;
no es un problema de una pluralidad de élites económicas, sino de una pluradidad de fracciones de la
clase capitalista.

La cuestión de la burocracia – PROBLEMA ENTRE CLASE DOMINANTE Y ESTADO


Miliband refuta las ideologías burguesas que afirman la neutralidad del Estado como representante
del interés general. Él establece que:
– los miembros de la clase capitalista han participado directamente en el aparato del Estado y en
el gobierno
– el origen social de los miembros de las altas esferas del Estado es el mismo de la clase
dominante
– se establecen vínculos personales de influencia entre miembros de la clase y del aparato
Pero lo que hay que ver es la relación objetiva: si la función del Estado en una formación social
determinada y el interés de la clase dominante de esa formación coinciden, es en virtud del propio
sistema, la participacion directa de los miembros de la clase en el Estado es el efecto, no la causa. El
Estado desarrolla una función represiva para mantener el orden social que beneficia a la clase
dominante. Miliband reduce la función del Estado a la conducta de sus miembros cuando debió haber
establecido que el Estado es factor de cohesión de una formacion social y el factor de reproducción de
las condiciones de producción de un sistema.

PROBLEMA DE LOS MIEMBROS DEL APARATO DEL ESTADO


Miliband establece la relación entre la conducta de los miembros del Estado y los intereses de la clase
dominante demostrando que el origen social es el mismo y que los miembros del aparato del Estado
terminan unidos a esta clase por vínculos personales.
Según Marx, los miembros del Estado constituyen una burocracia, una categoría social específica, no
una clase, por lo que funcionan según su unidad interna específica. Su situación de clase pasa a un
segundo plano en relación a lo que les unifica, su posición de clase: el hecho de que pertenezcan al
Estado y de que su función objetiva se la actualización del mismo. Por tanto, la burocracia es la
servidora de la clase dominante.
El Estado solo puede servir a la clase dominante en la medida en que sea relativamente autónomo de
las diversas fracciones de esta clase, para poder organizar la hegemonía de la misma.

Las ramas del aparato del Estado


Miliband sostiene que el hecho de que una de las ramas predomine sobre las demás se relaciona con
factores exteriores: es la rama cuyos miembros se encuentran, por su origen de clase o relaciones,
más cercanos a la clase dominante, o predomina sobre las demás económicamente.
Pero el aparato del Estado forma un sistema objetivo de ramas especiales cuya unidad presenta una
unidad interna específica y obedece a su propia lógica; cada forma del Estado se caracteriza por una
forma de relaciones entre sus ramas y por el predominio de una sobre otra. Cada forma particular
debe atribuirse a modificaciones de las relaciones de producción y a etapas importantes de la lucha de
clases.
Solo entendiendo la relacion de una forma de Estado como unidad con el exterior, se puede establecer
el papel respectivo y la mutua relación interna de las ramas; una alteración en la rama predominante
se debe a la modificación de todo el sistema del aparato estatal y de su forma de unidad interna:
relaciones de produccion y desarrollo de la lucha de clases.

Los aparatos ideológicos del Estado


El sistema del Estado está compuesto de varios aparatos o instituciones de los cuales algunos tienen
una función principalmente represiva, y otros una función principalmente ideológica ( hegemonía). Los
aparatos ideológicos, debido a su función, poseen mayor autonomía e independencia en sus
relaciones con el aparato represivo del Estado.
– los aparatos ideológicos mantienen la cohesión y mantienen la dominación de clase
– el aparato represivo del Estado determina el funcionamiento de estos aparatos e instituciones
– cada modificación importante de la forma del Estado repercute también en estos aparatos y
sus relaciones mutuas y con los aparatos represivos
– una revolución socialista significa romper radicalmente el aparato del Estado represivo e
ideológico
Miliband - “Réplica a Nicos Poulantzas”
El problema del método
Poulantzas sugiere que el análisis no posee una problemática que centre los datos concretos que se
presentan, acusa de empirismo abstracto.
En realidad, Miliband sí da de manera explícita un esbozo de la teoría marxista del Estado, por lo que
no es llevado a atacar a las ideologías burguesas del Estado al mismo tiempo que se coloca en el
propio campo de ellas. Además, el estudio de lo concreto, en base a una problemática apropiada, es
una condición necesaria para desmitificar la noción de élites de la burguesía.

La naturaleza objetiva del Estado


El gerencialismo es un falso problema solo en el sentido de que las motivaciones de los gerentes no
son suficientes como para distinguirlos de los otros miembros de la clase capitalista. Pero asumir que
se le atribuye a los gerentes una importancia que no poseen es subestimar la trascendencia de este
fenómeno en la organización interna de la producción capitalista; el énfasis a las diferencias oscurece
la cohesión fundamental de los diversos elementos. Además, no solo se debe hacer referencia a la
propiedad de los gerentes de los medios, sino también a sus motivaciones.
Poulantzas subestima el grando en que Miliband tiene presentes las relaciones objetivas que influyen
y configuran la función del Estado, quien advierte cómo el gobierno y la burocracia están sujetos a las
fuerzas estructurales del sistema. Por su lado, Poulantzas pone énfasis exclusivo en las relaciones
objetivas, volviéndolas tan determinantes que convierten a los que gobiernan el Estado en meros
funcionarios y ejecutores de la política que impone el sistema.
Así, sustituye la noción de clase dirigente por la de estructuras y relaciones objetivas: el Estado lleva a
cabo autónomamente los órdenes de la clase dirigente a causa de las relaciones objetivas que le
impone el sistema, determinismo estructural.

Las instituciones ideológicas


Miliband sí tiene presenta que la ideología está en instituciones, su análisis se centra justamente en
las instituciones como proveedoras de la ideología y perpetuadoras del sistema de dominación. La
socialización política es un proceso realizado por instituciones.
Miliband pone en duda la tesis de que el Estado se compone de aparatos represivos y de aparatos
ideológicos. El Estado está cada vez más envuelto en el proceso de socialización politica y desempeña
un papel crucial en esto; debe asumir cada vez una mayor responsabilidad en el adoctrinamiento y la
mistificación política. Pero indicar que en la actualidad dichas instituciones forman parte del sistema
del Estado no parece acorde con la realidad y oscurece la diferencia que existe entre estos sistemas
políticos y los sistemas en donde las instituciones ideológicas son realmente parte de un sistema de
poder monopolista de Estado.
Therborn - ¿Cómo domina la clase dominante?
Clase, Estado y poder
3 enfoques básicos para el estudio del poder político:
– subjetivista: ¿quién tiene el poder?, ¿cuántos?, ¿todos o nadie en concreto?
– Económico: poder para, ¿cuánto poder?, intercambio y acumulación del poder
– materialista histórico: procesos sociales de reproducción y transformación, no el punto de
vista del actor como los otros dos
Marx se propone descubrir las leyes económicas de las transformaciones de la sociedad
moderna, mostrar cómo se reproducen y cambian la riqueza y la pobreza, la dominación y el
sometimiento. El punto central del análisis es el capital, unas relaciones de producción
históricamente específicas, ligadas de una determinada manera con las fuerzas productivas, el
Estado y el conjunto social de ideas. Descubrir las estructuras y relaciones sociales que
promueve y protege la fuerza material del Estado para saber cómo abolirlas.

El problema del poder para busca identificar y cuantificar el abanico de sujetos políticamente
influyentes y valorar los recursos de poder de un determinado Estado. Una vez localizados los
poseedores o influyentes del poder, se busca saber qué hace con su poder: realizar los propios
intereses.
Al ignorar el problema del poder para, los enfoques no marxistas tienden a ser incapaces de dar
cuenta del cambio social histórico. Hay que poner a estos sujetos en relación sistemática con el
contexto histórico social en el que dominan.
Desde el materialismo histórico, las clases son portadoras de determinadas relaciones de producción.
Análogamente, cada gobierno está en relación con una determinada clase dominante, dentro de una
matriz histórico-social específica, que circunscribe lo que hace el Estado y determina las posibilidades
de cambio.
El debate occidental contemporáneo entre los teóricos del pluralismo y el elitismo se centra en el
problema secundario de si existe o no una relación interpersonal entre los diferentes momentos del
ejercicio del poder dentro de la sociedad. Esta formulación ignora el hecho de que la fragmentación
interpersonal de la toma de decisiones no implica necesariamente que la estructura de los
acontecimientos sea amorfa. Al contrario, todo lo que ocurre dentro de la sociedad humana sigue
ciertos patrones, por lo que es susceptible de analizar. Las aportaciones de estos teóricos han girado
así en torno a una única forma posible de estructuración del poder.
La radical novedad del enfoque de Marx parece haber quedado sumergida por los tratamientos y las
reinterpretaciones subjetivistas. Marx sostenía que el estudio de la sociedad debe centrarse en su
estructura a la vez que se investigan sus procesos de reproducción. La producción capitalista, bajo su
aspecto de proceso conectado y continuo, no solo crea mercancías y plusvalor, sino que produce y
reproduce la propia relación del capital: capitalistas por un lado y asalariados por otro. El análisis de la
reproducción permite explicar cómo pueden estar interrelacionados los diferentes momentos del
ejercicio del poder dentro de la sociedad, aun cuando no exista una conexión interpersonal
consciente. Están unidos entre sí, en realidad, por sus efectos reproductivos. El hecho de que se
reproduzca una forma específica de explotación y dominanción constituye a esta en una dominación
de clase.

Clases y poder en Max Weber


En el capitalismo el mercado es intrínsecamente una estructura de poder, en la que la posesión de
ciertos atributos da ventaja a algunos grupos sobre otros. Weber difiere con Marx en 2 aspectos:
– diferenciación entre clase, status y partido
– Weber subraya una concepción pluralista de las clases

Weber define las clases en función de la posición que ocupan en el mercado (situación de clase). Las
clases son sujetos del mercado cuyas oportunidades de negociación están determinadas por las
diferentes propiedades o adquisiciones de las que disponen. ¿Cuánto tiene?, ¿cuánto es probable que
obtenga?
Los estamentos tienen su origen en las sociedades no capitalistas, son contrarios a la racionalidad del
mercado y su supervivencia en el mundo moderno entorpece el libre desarrollo del capitalismo.
Los partidos pueden representar intereses condicionados por la situación clasista o estamental y
reclutar sus seguidores de acuerdo con ellos, pero no necesitan ser partidos de clase o estamentales.
Este enfoque de los partidos políticos es consecuencia de la concepción weberiana de la sociología
como intento de comprender el significado subjetivo que los individuos dan a sus acciones, pero no
ayuda a comprender el fenómeno del poder dentro de la sociedad. Elude el análisis de lo que los
partidos hacen con su patronazgo, por lo que no aclara los problemas de la distribución del poder.

Marx define las clases en función de su posición (agentes o soportes) en las reaciones de producción,
no de circulación. ¿Qué hace?, ¿qué es probable que haga?, ¿conservará la sociedad o la cambiará?
La distribución del honor estamental representa una dimensión del funcionamiento de la ideología
dentro de la sociedad.
Desde un punto de vista marxista, la distinción de Weber entre clase y estamento atribuye poca
importancia al papel de los valores sociales en el análisis de clases.
Módulo 2 – Sentido común, interacción y relaciones de
poder en la apropiación del mundo y en las prácticas
sociales
Alfred Schutz - “Elaboración de los objetos mentales en el
pensamiento del sentido común”
El conocimiento “de sentido común” que el individuo tiene del mundo es un
sistema de construcciones de su tipicidad
Toda interpretación de este mundo se basa en un cúmulo de experiencias previas acerca de él, que,
bajo la forma de conocimiento disponible, funcionan como un esquema de referencia. A este cúmulo
pertenece nuestro conocimiento de que el mundo en que vivimos es un mundo de objetos más o
menos bien circunscriptos.
Lo que se experimenta en la percepción real de un objeto se transfiere aperceptivamente a cualquier
otro objeto similar, percibido meramente en cuanto a su tipo.
Así, en la actitud natural de la vida diaria nos interesan solo ciertos objetos que se destacan sobre el
campo no cuestionado de otros objetos preexperimentados y la actividad selectiva de nuestra mente
determina que características particulares de ese objeto son individuales y cuáles son típicas.
La situación del sujeto está biográficamente determinada, tiene su historia: es la sedimentación de
todas las experiencias previas del sujeto, organizadas en su provisión de conocimiento disponible. Esta
situación incluye cierto propósito inmediato, que define qué elementos son pertinentes para el
propósito. Este sistema de pertenencias determina qué elementos se convertirán en substrato de la
tipificación generalizadora y qué rasgos de los mismo se seleccionarán como típicos.

El carácter intersubjetivo del conocimiento “de sentido común” y sus


consecuencias
El mundo es un mundo intersubjetivo de cultura:
– intersubjetivo: sujetos ligados a otros, siendo influenciados y comprendidos entre sí
– cultura: el mundo de la vida cotidiana es un universo de significación, una textura de
significado susceptible de ser interpretada a fin de ubicarnos en él y de llegar a un acuerdo
Todos los objetos culturales apuntan por su mismo origen y significado a las actividades de sujetos
humanos, no puedo comprenderlos sin referirlos a la actividad humana de la que provienen. Es
necesario comprender lo que significa para los individuos que orientan su conducta de acuerdo con
ella.
Si tenemos en cuenta que el mundo no es privado, sino intersubjetivo y por tanto mi
conocimiento del mismo tampoco es privado, sino intersubjetivo y socializado, hay que
considerar 3 aspectos del problema de la socialización del conocimiento:
– la reciprodidad de perspectivas: el mismo objeto debe significar algo diferente para mí y para
cualquiera de mis semejantes; la posición del sujeto + la situación biográficamente
determinada, el propósito inmediato y el sistema de pertinencias, determinan la significación
del objeto.
El pensamiento de sentido común supera esas diferencias mediante 2 idealizaciones:
- la idealización de la intercambiabilidad de los puntos de vista : al intercambiar el aquí se
intercambiaria la tipicidad de las cosas
- la idealización de la congruencia del sistema de pertenencias : nosotros suponemos que
ambos hemos seleccionado e interpretado los objetos real o potencialmente comunes y sus
rasgos de una manera empíricamente idéntica; las diferencias carecen de importancia
Así, la tesis general de las perspectivas recíprocas conduce a la aprehensión de objetos y de
sus aspectos, conocidos realmente por mí y potencialmente por el otro, como conocimiento
de todos. Este conocimiento es concebido como objetivo y anónimo, desvinculado de la
definición de la situación y de los propósitos inmediatos
– el origen social del conocimiento: la mayor parte del conocimiento es derivado socialmente.
Se me enseña a definir el ambiente y a formar las construcciones típicas en cocordancia con el
sistema de pertinencias aceptado desde el punto de vista unificado y anónimo del endogrupo.
– la distribución social del conocimiento: la provisión de conocimiento real disponible difiere de
un individuo a otro, y el pensamiento de sentido común toma este hecho en consideración. El
conocimiento tiene grados de claridad, nitidez, precisión estructurado diferente según el
sistema de pertenencias, por lo que está biográficamente determinado

La estructura del mundo social y su tipificación por construcciones de sentido


común
El ser humano experimenta el mundo social como construido en torno del lugar que en él ocupa,
como abierto a su interpretación y a su acción, pero siempre referido a su situacion real
biográficamente determinada.
En la mayoría de las relaciones sociales el yo del semejante solo puede captarse mediante al
contribución imaginativa de una presentación significativa hipotética, formando una construcción de
un modo típico de comportamiento.
La excepción se da cuando hay interrelación entre contemporáneos que comparten tiempo y espacio,
lo que implica que cierto sector del mundo exterior está al alcance de cada parte por igual, dentro de
objetos de interés y pertinencia común; cada uno participa en la vida fluyente del otro, captan en un
presente vívido los pensamientos del otro a medida que este los elabora paso a paso. El otro es
aprehendido como una individualidad singular, en su situación biográfica singular.
Un aumento del anonimato implica una disminución de la plenitud del contenido; la anonimización
creciente de la construcción conduce al reemplazo de los tipos personales subjetivos a los tipos de
cursos de acción objetivos. En la anonimización completa, los indviduos son intercambiables.
Excepto en la pura relación de nosotros, de los consociados, jamás podemos aprehender la
singularidad individual de nuestro semejante en su situacion biografica singular.
Mi construcción del otro como un yo parcial, como el realizador de roles o funciones típicas, tiene un
corolario en el proceso de autotipificación que se produce si interactúo con él; al definir el rol del otro,
asumo yo también un rol, al tipificar su conducta, tipifico la mía.

Tipos de cursos de acción y tipos personales


Hay tipos de pautas de accion y de interacción social que subyacen a la construcción de tipos de
cursos de acción y de tipos personales en el pensamiento de sentido común:
– acción, proyecto, motivo: todo proyecto consiste en la anticipación de la conducta futura
(acción) mediante el fantaseo como punto de partida, mediante la visualización del estado de
cosas a ser producido por mi acción futura. Esta perspectiva temporal tiene consecuencias:
- todos los proyectos de mis actos futuros se basan en mi conocimiento disponible en el
momento de proyectar, por lo que implica una idealización particular del “puedo hacerlo otra
vez”
- la particular perspectiva temporal del proyecto arroja alguna luz sobre la relacion entre
proyecto y motivo. Motivo para: fin que mueve la acción, motivo porque: experiencias pasadas
que determinaron el actuar
– interacción social: toda forma de interacción se funda en las construcciones relativas a la
comprensión del otro y a la pauta de acción en general; anticipo que el otro será movido por
los mismos tipos de motivos por los cuales en el pasado otros fuimos movidos en
circunstancias típicamente similares, toda interacción presupone una serie de construcciones
de sentido común basadas en la idealización de que los motivos-para del actor se convertirán
en los motivos-porque del otro. Esto es la idealización de la reciprocidad de motivos, que
implica reciprocidad de perspectivas.
El significado de una acción es distinto para el actor, para el otro involucrado con quel en una
interacción, y para el observador que no interviene. Por tanto, en el pensamiento del sentido
común tenemos una mera probabilidad de comprender la acción del otro de manera suficiente
para nuestro propósito inmediato; y para aumentar esa probabilidad debemos buscar el
significado que la acción tiene para el actor.
- doy por sentado que mi acción moverá a semejantes anónimos a realizar acciones típicas de
acuerdo con motivos-para típicos, con el resultado de que se producirá el estado de cosas que
he proyectado
- doy por sentado que mi construcción del tipo de curso de acción del otro correspone a su
propia auto-tipificación y que esta incluye una construcción tipificada de mi modo típico de
comportamiento
- en mi propia auto-tipificación tengo que proyectar mi acción de la manera típica en que
supongo que el otro espera que me comporte, hay una pauta de conducta como construcción
de motivos-para y motivos-porque mutuamente entrelazados e invariantes
– el observador: no participa en la pauta de interacción, él esta sintonizado con los
interactuantes pero ellos no con él. Como los motivos-para del actor no se vuelven para él
motivos-porque, se desprende del hecho, su sistema de pertinencias difiere del de las partes
interesadas, y ello le permite ver más y menos de lo que aquellos ven; solo los fragmentos
manifiestos de las acciones de las partes son accesibles para él. Para comprenderlos, se sirve
de su conocimiento de pautas de interacción típicamente similares en marcos situacionales
típicamente similares, y a partir de ellos construye los motivos
Goffman - “La presentación de la persona en la vida cotidiana”
Goffman expone una teoría microsociológica basada en la idea de que las interacciones cotidianas
con momentos de producción y reproducción de la realidad.
El comportamiento humano depende del escenario en el que nos encontramos, es decir que al
interactuar socialmente buscamos transmitir cierta impresión sobre nosotros, dependiendo de cómo
definamos la situación en la que estemos. Para desarrollar esta teoría, Goffman hace una analogía
entre la presentación de la persona en la vida cotidiana y una obra de teatro, diciendo que el sujeto no
es más que un actor intentando controlar y manejar la imagen que el público se hace de él, por lo
tanto, las interacciones sociales no son más que actuaciones definidas en función de la audiencia con
el fin de transmitir una impresión determinada. En otras palabras, los individuos, en sus interacciones
sociales cotidianas, funcionan como actores que se sirven de determinadas máscaras para causar la
impresión deseada en su audiencia.
Analiza las interacciones cara a cara, dado que estas requieren una información basica previa que
defina la situación y oriente la interacción. Los transmisores de esta información son los vehículos de
signos, 2 tipos:
– símbolos verbales: expresión que el sujeto da, que usa con el propósito de transmitir la
información que él y los otros atribuyen a estos simbolos
– leguaje gestual: es la expresión que emana del sujeto, son las acciones sintomáticas del actor.
Estos aspectos ingobernables de la conducta expresiva pueden ser usados por la audiencia
para controlar la validez de lo transmitido por los aspectos gobernables.
En la interaccion hay un modus vivendi interaccional: en conjunto, los participantes contribuyen a una
sola definición total de la situación, que implica un acuerdo real acerca de cuáles serán las demandas
temporariamente aceptadas.
La proyección inicial del individuo le compromete con lo que él se propone ser y le exige dejar de lado
toda pretensión de ser otra cosa, las primeras impresiones son muy importantes. Esta primera
definicion de la situación proyectada por un individuo proporciona un plan para la actividad siguiente;
los otros descubren que el individuo les ha informado acerca de lo que es y de lo que ellos deberían
ver en ese es. Hay 2 tipos de técnicas empleadas para salvaguardar la impresión fomentada:
– defensivas: proteger sus propias proyecciones
– protectivas: salvar la definicion de la situación proyectada por otro
En conclusión cuando un individuo se presenta ante otros trata de controlar la impresión que los otros
reciben de la situación.

Actuación
La interaccion cada a cara implica influencia recíproca de un individuo sobre las acciones del otro
cuando se encuentran ambos en presencia física inmediata.
La actuación es la actividad total de un participante dado en una ocasión dada que sirve para influir de
algún modo sobre los otros participantes; el participante desempeña una pauta de acción
preestablecida (papel) con el fin de generar una impresión en la audiencia. Rol social implica papeles.
En las interacciones hay un continuum de tipos de individuos actuantes, con 2 polos:
– cínico: no deposita confianza en sus propios actos ni le importan las creencias de su público
– sincero: individuos que creen en la impresión que fomenta su actuación
En la medida en que la máscara que nos ponemos representa el concepto que nos hemos formado de
nosotros mismos, esta máscara es nuestro sí mismo más verdadero, el que quisiéramos ser.
Fachada
Es la parte de la actuación del individuo que funciona regularmente de u modo general y prefijado, a
fin de definir la situación con respecto a aquellos que observan dicha actuación; es la dotación
expresiva de tipo corriente empleada intencional o inconscientemente por el individuo durante su
actuación. Tiene 2 componentes:
– medio: es el trasfondo escénico que proporciona escenario y utilería para el flujo de la acción
– fachada personal: es la parte de la dotación que se identifica personalmente con el
actuante,se compone de vehículos transmisores de signos fijos y transitorios
- apariencia: informa sobre el status del individuo mediante estímulos
- modales: informan acerca del rol del individuo mediante estímulos
Como las fachadas son abstractas y generales, los observadores no necesitan más que estar
familiarizados con un reducido y manejable vocabulario propio de las fachadas para poder responder
a estas, para poder orientarse en una amplia variedad de situaciones. Esto quiere decir que las
fachadas sociales tienden a institucionalizarse en función de las expectaticas estereotipadas abstractas
a la cuales da origen, tiende a adoptar una significación y estabilidad al margen de las tareas
específicas que en ese momento se realizan en su nombre. Se convierte en una representación
colectiva y en una realidad empírica por derecho propio; por tanto, se seleccionan, no se crean.

Dramatización
Mientras se encuentra en presencia de otros, el individuo dota a su actividad de signos que destacan y
pintan hechos confirmativos que de otra manera permanecería inadvertidos. Si la actividad del
individuo quiere ser significate para otros, debe movilizarla de manera que exprese durante la
interacción lo que él desea transmitir. Para lograrlo, los individuos adecuan su actuación a las
expectativas sociales.

Idealización
Los actuantes tienden a perecer mejores de lo que son, ofrecen a sus observadores la mejor versión
de lo que son y de lo que hacen. Así, cuando el individuo se presenta ante otros, el individuo incorpora
los valores oficiales y estimados por la sociedad mientras que oculta los no deseables. En términos de
Durkheim, este acto constituye una ceremonia, dado que confirma los valores morales de la
comunidad: el actuante materializa los estereotipos extremos y expresa estándares ideales.
Además, el que actúa produce en los miembros de su auditorio la creencia de que está relacionado
con ellos de un modo más ideal de lo que en realidad lo está. Fomentan la impresión de que la rutina
que realizan en el momento es su única rutina, y el auditorio suele dar por sentado que el carácter
proyectado ante ellos es todo lo que hay detrás del individuo actuante; y los actuantes tienden a
fomentar la impresión de que la actuación corriente de su rutina y su relación con su auditorio tiene
algo especial y único, ocultan el carácter rutinario de la acción y acentúan los aspectos espontáneos.

El mantenimiento del control expresivo


El actuante debe asegurarse que transmitirá una impresión compatible y consistente con la definición
general de la situación que se fomenta. Una sola nota desafinada puede destruir el tono de toda una
actuación. La impresión de realidad fomentada por una actuación es algo delicado, frágil, que puede
ser destruido por accidentes muy pequeños.
La coherencia expresiva requerida para toda actuación señala una discrepancia fundamental entre
nuestros sí mismos demasiado humanos (impulsos variables) y nuestros sí mismos socializados (no
admite altibajos).
Por eso contamos con una cierta “burocratización del espíritu” que infunda la confianza de que
ofrecemos una actuación perfectamente homogénea en cada momento. Nuestros hábitos animales
son transmutados por la conciencia en lealtades y deberes, y nos volvemos personas o máscaras.

Tergiversación
La tendencia del auditorio a aceptar los signos que se le presentan lo colocan en la situación de ser
engañado y conducido a conclusiones erróneas. Por eso, el actuante puede tergiversar su actuación,
presentar una falsa fachada, fingir, engañar, defraudar; presentar una gran discrepancia entre las
apariencias fomentadas y la realidad.

Mistificación
Las restricciones puestas sobre el contacto, el mantenimiento de la distancia social, proveen un
camino en el cual se puede originar y mantener un temor reverente en el público, un camino en el
cual el público puede ser mantenido en un estado de mistificación en relación con el actuante. En la
mistificación el actuante crea una esfera ideal impenetrable que lo envuelve, el honor de un individuo
coloca una esfera de este tipo en torno de sí.
Serrano – La presentación de la persona en las redes sociales
La consolidación del ciberespacio como ámbito comunicativo cotidiano en la vida de las personas
pone de manifiesto que la distinción entre mundo real y mundo virtual es una dicotomía a revisar.
Parece más apropiado distinguir entre mundo online y mundo offline, según la mediación o no de las
tecnología digitales. El “yo” también se revela en las interacciones sociales que se producen en el
ámbito digital, aunque condicionado por las peculiaridades de un entorno mediatizado.
Gran parte del planteo de Goffman puede extenderse a las interacciones digitales. También en las
redes sociales el individuo, al presentarse a sí mismo, está llevando a cabo una definición de la
situación, eligiendo una máscara que se ajuste al contexto de la interacción y de las impresiones que
quiere causar en los demás. El mundo online permite que la máscara se construya con más facilidad y
rapidez, permite incluso varias máscaras simultáneas en diferentes redes; por eso puede ser difícil dar
coherencia a la representacion del “yo” en esta multiplicidad de contextos.

Expresiones controladas versus expresiones involuntarias


– expresión que da: es el perfil del usuario, en el que proporciona la información que desea; es
también su actividad diaria online, en la que ofrece una performance de sus gustos
– expresión que emana: contrarresta la tendencia del actuante a idealizarse, etiquetas en fotos

La idealización de la actuación
Es relevante la imagen que la persona escoge como su foto de perfil en una red social: hace visible el
cuerpo, que el elemento fundamental de la identidad moderna. La fotografía vale por la persona y el
actuante elige su fotografía en función de cómo quiere ser percibido por el resto de usuarios: creamos
perfiles que son versiones mejoradas de nosotros mismos.

Escenario y bastidores de la actuación


– escenario: son las redes sociales, se da la representación del personaje por parte del actuante
– bastidores: vida presencial u offline
En la fachada, el medio de cada red social es un fuerte condicionante para la actuación de la persona,
las actuaciones que tienen lugar en una y otra red social no son idénticas, pues son percibidas como
espacios comunicativos con peculiaridades diferentes. Es más fácil modificar la identidad.

Dramatización, tergiversación y mistificación


– dramatizacion: redes de carácter profesional o para encontrar pareja, donde las interacciones
tienen objetivos definidos y el usuario intenta remarcar las bondades de su personaje
– tergiversación: puede darse a través de la foto como representación del cuerpo tergiversada
– mistificación: por la fachada personal del actuante se puede convertir en líder de opinión

Conclusión
Las peculiaridades del entorno digital potencian la capacidad del usuario de construir y presentar un
personaje, de presentar su identidad de manera controlada y selectiva, de idealizarse. La mediación
tecnológica puede conllevar el riesgo de construir universos virtuales desvinculados de la realidad.
En cualquier caso, puesto que la interacción comunicativa siempre es el resultado del juego entre la
expresión y la interpretación, también en el entorno online se puede desentrañar de manera crítica la
puesta en escena del otro y rebajar sus pretensiones autorrepresentativas.
Gramsci – “Notas sobre Maquiavelo, sobre la política y sobre el
Estado moderno”
Análisis de las situaciones, relaciones de fuerza
Las relaciones internacionales siguen a las relaciones sociales fundamentales, toda renovación
orgánica en la estructura modifica tambien orgánicamente las relaciones absolutas y relativas en el
campo internacional a través de sus expresiones técnico-militares. Las relaciones internacionales
inciden en forma pasiva o activa sobre las relaciones politicas de hegemonía de los partidos.
Es el problema de las relaciones entre estructura y superestructuras el que hay que resolver para
analizar las fuerzas que operan en la historia de un período determinado y definir su relacion. 2
principios:
– ninguna sociedad se propone tareas para cuya solución no existan ya las condiciones
necesarias y suficientes
– ninguna sociedad desaparece sia ntes no desarrolló todas las formas de vida implícitas en sus
relaciones
En el estudio de una estructura se deben distinguir los movimientos orgánicos (permanentes) de los
de coyuntura (ocasionales).
En la relación de fuerza es necesario distinguir diversos momentos:
– una relación de fuerzas sociales estrechamente ligadas a la estructura, objetiva, independiente
de la voluntad de los hombres. Sobre la base de las fuerzas materiales de producción se dan
los grupos sociales, cada uno de los cuales representa una función y tiene una posicion
determinada en la producción
– relación de fuerzas politicas, valoración del grado de homogeneidad, autoconciencia y
organización alcanzado por los diferentes grupos sociales. Diferentes grados que corresponden
a los diferentes momentos de la conciencia política colectiva:
- económico-corporativo: unidad homogénea del grupo profesionar y el deber de organizarlo,
pero falta aún la unidad con el grupo social mas vasto
- conciencia de la solidaridad de intereses entre todos los miembros del grupo social, pero solo
en el campo económico
- conciencia de que los propios intereses corporativos, en su desarrollo actual y futuro, superan
los límites de la corporación de grupo puramente económico y pueden y deben convertirse en
los intereses de otros grupos subordinados. Fase política en la que las ideologías se
transforman en partido y entran en lucha hasya que una prevalece y se establece como
hegemónica, creando así la hegemonía de un grupo social con el Estado como organismo
propio del grupo destinado a crear las condiciones favorables para la máxima expansión del
mismo grupo, pero que se presenta como sintesis de todas las energías e intereses nacionales
– relación de las fuerzas militares: militar en sentido estricto, técnico-militar o político-militar
Gramsci - “Descifrando y debatiendo los cuadernos de la cárcel”
La cuestión de la hegemonía
La noción de hegemonía representa la concreción de la posibilidad de una acción política a partir de
realizar el análisis social desde la perspectiva de la totalidad histórico-social. Implica el conjunto de las
relaciones sociales entre las clases dirigentes y las subalternas, pero también al estado de la
correlación de fuerzas y su articulación con respecto al dominio, la coerción y el consenso. No es
posible comprender la hegemonía sin la lucha política y social.
La hegemonía existe cuando un proyecto politico tiene la suficiente fuerza para plantearse la
dirección politica de las masas; el poder y la dominación se plantean en una sociedad dividida entre
gobernados y gobernantes, dirigentes y dirigidos, pero dicho poder no puede realizarse sino como
intento de direccion consciente que busca alterar tal relación.
Gramsci rechaza las críticas puramente economicistas y plantea los problemas que refieren a la
fundación de Estados y de nuevas formas de organización de la producción.
El ejercicio de la hegemonía se articulará siempre entre sociedad política y sociedad civil. Reformula
el concepto de Estado: Estado es no solo el aparato gubernamental, sino tambien el aparato privado
de hegemonía o sociedad civil. Es en el proceso de unidad y de diferencia de la sociedad civil y la
sociedad política en donde se encuentra la totalidad del ejercicio del poder y de la dominación.
Superar la estrategia politica de revolución permanente y sustituirla por la hegemonía, se debe
dejar de buscar la insurrección de las masas bajo la dirección de minorías conscientes en lucha por
la toma del Estado, y en su lugar se deben reunir fuerzas sociales para construir un proyecto político
y ejercer la dirección moral y cultural de la sociedad a partir de él; se debe hacer una construcción
sólida en torno a este proyecto nuevo de sociedad. El Estado moderno es un Estado de masas que
las integra, es la sociedad civil quien le da fuerza e impide su derrumbamiento. Por tanto, el
ejercicio del poder se logra a través de los órdenes institucionales clásicos, pero tambien mediante
consenso sobre los que se imponen determinadas relaciones sociales; el Estado sintetiza este
proceso social donde no hay dictadura pura ni consenso absoluto; la posibilidad de proyecto y la
dirección se fundan como totalidad.
COERCIÓN + CONSENSO: El ejercicio de hegemonía pretende ser una normalidad en la forma del
Estado moderno: todo tipo de organización estatal busca el consenso de las masas. Pero en las formas
del proceso no solo prevalece el elemento de consenso, sino que dependiendo de la lucha pueden
abrirse paso formas coercitivas diversas articuladas con las primeras. La producción de hegemonía se
da a partir de la relación de la sociedad política con el sistema de trincheras que es la sociedad civil,
la dirección política está afincada en la sociedad, la hegemonía legitima la coerción estatal.
DERECHO: esta concepción de Estado como creador de cierto tipo de civilización y de ciudadano,
tiende a hacer desaparecer ciertas costumbres y actitudes y a difundir otras, el derecho es el
instrumento para este fin. Funciona para significar ciertas prácticas como las mejores, permite
consolidar el proyecto de la clase dominante que busca que la apariencia sea vista como la única
realidad posible, extiende las relaciones de poder, dominación y dirección.
PARTIDO: El partido organiza las ideologías germinadas en un proceso de organización/conflicto y las
transforma en una concepción del mundo coherente, que brinda coherencia a los fines económicos y
políticos de un grupo y unidad intelectual y moral a las masas.

Historia y teoría en torno de Occidente


El concepto de Occidente es una construcción histórica, arbitraria y convencional de la alta cultura
europea. Ha jugado su papel hegemónico pasando a ser la expresión de una alta cultura europea a
paradigma de un mocelo civilizador (eurocentrismo).
Gramsci se preocupa sobre por que fracasó la revolución en Europa en los años 20 y se cuestiona
cómo puede avanzar el proletariado. La respuesta que encuentra es que la derrota de la revolución en
Occidente se debe a la incomprensión de la solidez con que la burguesía ha logrado imponer su
dominio (hegemonía), debido a esta incomprensión utilizaron una estrategia equivocada similar a la
de la revolución rusa.
La novedad histórica de los años 20 en Europa es que el poder se apoya en las instituciones clásicas
de coerción y en el consenso de los gobernados, por tanto, en la sociedad civil. El Estado moderno
es un estado de masas que las integra, la sociedad civil le da fortaleza e impide su derrumbamiento
ante crisis, funciona como trinchera de esa forma de dominación. El Estado sintetiza, combina en un
solo proceso la coerción y represión con la hegemonía.
Por tanto, la estrategia correcta en Occidente es la sustitución de la guerra de maniobra por la de
posición, se debe sustituir la confrontación frontal y derrocamiento del enemigo por la
diseminación de las fuerzas en un territorio buscando desgastar al enemigo, la guerra de posiciones
permite concentrar fuerzas sociales en el proceso de construcción orgánica de la dirección
consciente y el proyecto político, implica la transformación previa del Estado como institución y
relación social, por lo que necesita relación orgánica entre mayorías y dirigentes para la
construcción colectiva del proyecto político. Para disolver el orden socio-político desde su sistema
de trincheras, es necesaria la participación consciente de las masas populares.
Gramsci hace hincapié en la nueva superestructura como transformación en el ámbito de las
relaciones sociales de producción que conllevan una nueva forma de vida y el intento de una nueva
cultura.

Intelectuales masa y filósofos democráticos


Cultura hegemónica es una concepción del mundo que le da sentido a la vida de los gobernados,
que los perpetúa en la posición de subalternos y que se reproduce, de manera privilegiada, en el
sistema de trincheras de la sociedad civil. La hegemonía entendida como proyección cultural-
civilizatoria de cada Estado es el proceso de producción de una concepción del mundo capaz de dar
sentido a la forma en que está organizada la totalidad del orden social, cuyo éxito está dado por la
existencia o no de una relación orgánica entre sociedad política y sociedad civil.
El Estado, como sintesis de la sociedad política y la sociedad civil, conforma la hegemonía, la
posibilidad de aspirar al consenso se da solo en una sociedad donde el Estado sea capaz de
proyectar formas culturales y civilizatorias y asimilar la sociedad civil, buscando así la consagración
de su proyecto político de alta cultura como cultura nacional popular.
En este planteo en el que la política ocupa el lugar central, los intelectuales-masa funcionan como
mediadores y posibilitadores de la construcción de la hegemonía civil, median entre lo productivo y
lo político para así socializar los mecanismos que contribuyen a realizar todas las tareas de dirección
tecnicas y políticas.
Así como sociedad civil y sociedad política conforman una unidad orgánica, también la hay entre
intelectuales y masas. La producción de la hegemonía se logra con plenitud solo cuando dichos
intelectuales asumen su relación orgánica con una masa de tipo nacional-popular; los intelectuales
que surgen en el seno de una relación social estructural son los denominados orgánicos. Para ayudar
en la construcción de hegemonía, requieren no solo entender, sino también sentir y tener pasión,
conexión sentimental entre intelectuales y pueblo, debe democratizarse, lanzarse a la vida práctica.
BLOQUE HISTÓRICO: Solo cuando la adhesión orgánica es tal que la pasión se convierte en
comprension y en saber, la relación es de representación y se produce el intercambio entre
gobernantes y gobernados, se realiza la vida en conjunto que es la única fuerza social, se crea el
bloque histórico. La propuesta de Gramsci es la de construir un bloque intelectual-moral por medio
del cual se haga políticamente posible el progreso intelectual y político de las masas populares y
que no se quede solo en grupos de intelectuales. Es la concepción de una formación social como un
todo orgánicamente relacionado en sus rasgos materiales y culturales, supone la unión de
superestructura y estructura.
El conocimiento y la filosofía pueden tener influencia político-histórica solo por su diseminación y
proliferacion en la sociedad. Cada acto histórico puede ser realizado solo por el hombre colectivo,
presupone el agrupamiento de una unidad cultural social por la que una multiplicidad de voluntades
se funden para un mismo fin sobre al base de una concepción común del mundo.

Subalternidad y lucha por una sociedad regulada


Gramsci parte de la premisa de que la supremacía de un grupo social segun la situación histórica
concreta se presenta como dominio y como dirección intelectual y moral. Pero ese dominio puede
transformarse en una crisis orgánica o crisis del Estado en su conjunto (el Estado ya no es expresión de
la sociedad civil).
La concepción gramsciana de hegemonía es dinámica en tanto que reconoce que la hegemonía nunca
es un resultado de una vez y para siempre, sino que tiene que ser constantemente renovada,
recreada, defendida y modificada. Es una expresión de la lucha entre los grupos sociales históricos, de
las realciones de fuerza dinámicas; está en constante redefinición a partir de las características de los
vínculos que la clase dominante establece con las demás.
En la sociedad se generan relaciones de subordinación ideológico-cultural y política con diferentes
tiempos y momentos históricos, lo que va más allá de la explotación y la relación capital-trabajo;
abarca a todo el conjunto de las formas de dominación histórica y sus expresiones espaciales y
temporales. Los subalternos invocan a todo el conjunto de sectores explotados y gobernados que
contribuirán con estrategias diferentes a combatir la hegemonia imperante.
Una sociedad regulada conlleva un desarrollo político de la sociedad civil que implica el término del
Estado integral y la potencialización de una autonomia que permite que la sociedad se auto-regule y
en la cual la igualdad política exista a la par de la económica. Implica desterrar de la vida social las
realciones de dominación y crear una visión política de dirección colectiva, emancipadora, autónoma y
crítica.
Bourdieu – “Sobre el poder simbólico”

“El poder simbólico es ese poder invisible que no puede ejercerse sino con la complicidad de los que
no quieren saber que lo sufren o que lo ejercen.”

Sistemas simbólicos como estructuras estructuradas


Es un poder de construcción de la realidad. Los símbolos son instrumentos por excelencia de la
integración social, son instrumentos de conocimiento y de comunicación que hacen posible el
consenso sobre el sentido del mundo social, que contribuye a la reproducción del orden social.
Legitiman la dominación, ejercen violencia simbólica y contribuyen a la domesticación de los
dominados.
Las diferentes clases están comprometidas en una lucha simbólica para imponer la definición del
mundo social más conforme a sus intereses.
La clase dominante es el lugar de las luchas por la jerarquía de los principios de jerarquización: las
fracciones dominantes apuntan a imponer la legitimidad de su dominación, a definir el mundo social
que más les conviene.

Instrumentos de dominación estructurantes porque son estructurados


Los sistemas simbólicos se distinguen según sean producidos y al mismo tiempo apropiados por el
conjunto de un grupo, o producidos por un cuerpo de especialistas y por un campo de producción y de
circulación relativamente autónomo. Es en la correspondencia de estructura a estructura que se
cumple la función propiamente ideológica del discurso dominante, medio estructurado y
estructurante tendiente a imponer la aprehensión del orden establecido como natural a través de la
imposicion enmascarada de sistemas de clasificación y de estructuras mentales objetivamente
ajustadas a las estructuras sociales.
Los sistemas simbólicos deben su fuerza al hecho de que las relaciones de fuerza que allí se expresan
se manifiestan bajo la forma irreconocible de relaciones de sentido.
El poder simbólico tiene el poder de constituir lo dado por la enunciación, de hacer ver y de hacer
crecer, de confirmar o transformar la visión del mundo, por lo tanto el mundo. Se define en y por una
relación determinada entre los que ejercen el poder y los que lo sufren, se define en la estructura
misma del campo done se produce y se reproduce la creencia, la legitimidad de las palabras y de
quien la pronuncia, el lenguaje.
El poder simbólico es una forma transformada de otras formas de poder. Disimula y transfigura,
eufuemiza, haciendo desconocer la violencia que las relaciones de fuerza encierran objetivamente,
y las transforma así en poder simbólico.
Bourdieu - “Espacio social y poder simbólico”
Bourdieu caracteriza su trabajo como constructivismo estructuralismo:
– estructuralismo: existen en el mundo social (no solo en los sistemas simbólicos), estructuras
objetivas, independientes de la conciencia y de la volunta de los agentes, que son capaces de
orientar o de coaccionar sus prácticas o sus representaciones
– constructivismo: hay una génesis social de una parte de los esquemas de percepción, de
pensamiento y de acción que son constitutivos del habitus, y por otra parte estructuras, y en
particular campos y grupos
Así, sintetiza el subjetivismo y el objetivismo en una relación dialéctica, los une, no los opone.

Espacio social
Está construido de tal manera que los agentes, los grupos o las instituciones que en él se encuentran
colocados tienen más propiedades en común cuanto más próximos están en ese espacio: las
distancias espaciales coinciden con las distancias sociales. Es posible servirse de las distancias
objetivas de manera de tener las ventajas de la proximidad y las ventajas de la distancia.
Esas relaciones objetivas son las relaciones entre las posiciones ocupadas en las distribuciones de
recurso. Esos poderes sociales son el capital económico, el cultural y el simbólico (forma que revisten
las diferentes especies de capital cuando son percibidas y reconocidas como legítimas). Así, los
agentes son distribuidos en el espacio social según el volumen del capital y la estructura del mismo.
Las disposiciones adquiridas en la posición ocupada implican una adaptación a esta posición
(Goffman-sentido del lugar de uno), que es lo que conduce a las personas a mantenerse en su lugar
modestamente y a las otras a guardar distancias.
La sociologia debe incluir una sociología de la percepción del mundo social, de la construcción de las
visiones del mundo que contribuyen también a la construcción de ese mundo; pero lo debe hacer
teniendo en cuenta que la visión de cada agente tiene del espacio depende de su posición en ese
espacio (agrega a Goffman). Sin duda los agentes tienen una captación activa del mundo y
construyen su propia visión del mundo, pero esta construcción se opera bajo coacciones
estructurales: los habitus, estructuras mentales estructuradas que estructuran la aprehensión del
mundo social, que son producto de la interiorización de las estructuras del mundo social. Por tanto,
la construcción de la realidad social es una empresa individual y colectiva.
El habitus es a la vez un sistema de esquemas de producción de prácticas y un sistema de esquemas
de percepción y apreciación de las prácticas; en ambos casos, sus operaciones expresan la posicion
social en la cual se ha construido. Por tanto, comprender su sentido social implica un sentido del lugar
de uno mismo y un sentido del lugar del otro, implica poseer el mismo código que el otro, el mismo
esquema clasificatorio. A través del habitus tenemos un mundo de sentido común, un mundo social
que parece evidente.

La percepción del mundo social es el producto de una doble estructuración:


– objetiva: está socialmente estructurada porque las propiedades atribuidas a los agentes o a las
instituciones se presentan en combinaciones que tienen probabilidades muy desiguales
– subjetiva: está estructurada porque los esquemas de percepción y de apreciación expresan el
estado de las relaciones de poder simbólico
Estos dos mecanismos compiten por producir un mundo de sentido común, un consenso mínimo.
Las luchas simbólicas a propósito de la percepción del mundo social pueden tomas 2 formas:
– objetiva: se puede actuar por acciones de representaciones, individuales o colectivas,
destinadas a hacer ver y hacer valer ciertas realidades; por ej: estrategias de presentación
destinadas a manipular la imagen de sí y sobre todo de su posición en el espacio social (crítica
a Goffman, que olvida el carácter objetivo de la posición en el campo)
– subjetiva: actuar tratando de cambiar las categorías de percepción y de apreciación del mundo
social, las palabras, los nombres que construyen la realidad social tanto como la expresan
Por el hecho de que el capital simbólico no es otra cosa que el capital económico o cultural cuando
es conocido y reconocido, cuando es conocido según las categorías de percepción que impone, las
relaciones de fuerza tienden a reproducir y a reforzar las relaciones de fuerza que constituyen la
estructura del espacio social; la legitimación del orden social no es producto de una acción
deliberadamente orientada de imposición simbólica, sino que resulta del hecho de que los agentes
aplican a las estructuras objetivas del mundo social estructuras de percepción y de apreciación que
salen de esas estructuras objetivas y tienden a percibir el mundo como evidente.
Por tanto, las relaciones objetivas de poder se reproducen en las relaciones de poder simbólico:
quienes monopolizan la nominación legítima pueden imponer la escala de valor que más les
favorece.
Para cambiar el mundo, es necesario cambiar las maneras de hacer el mundo, la visión del mundo y
las operaciones prácticas por las cuales los grupos son producidos y reproducidos.

El poder simbolico se funda en 2 condiciones:


– capital simbólico: el poder de imponer a los otros una visión depende de la autoridad social
adquirida en las luchas anteriores, el capital simbólico funciona como un crédito
– eficacia simbólica: depende del grando en el que la visión propuesta está fundada en la
realidad. Se tienen más posibilidades de éxito cuanto más fundada está la construcción en la
realidad, o sea, en las afinidades objetivas entre las personas a quienes se dirige; el efecto de
teoría es más poderoso cuanto más adecuada es la teoría. El poder simbólico es un poder de
hacer cosas con palabras, por lo que la descripción hace cosas solo si se adecúa a esas cosas;
en este sentido es un poder de consagrar o de revelar las cosas que ya existen

Gramsci – Bourdieu
La hegemonía es explícita (proyecto político) y explícitamente consentida y consensuada.

El poder simbólico es más inconsciente y si bien no es del todo coercitivo y existe cierto
consentimiento, este no es explícito ni es por convencimiento, sino que es porque no se concibe el
mundo de otra manera.
Módulo 3 – De la sociedad del espectáculo al “asesinato” de
la realidad
Consumo como problema sociológico
Poder del consumo en la generación de las prácticas sociales
Consumo de imágenes y signos y el poder que representa un nuevo orden basado en la sustitución de
la autenticidad por las ilusiones

Guy Debord - “La sociedad del espectáculo”


Debord anticipa la sociedad del espectáculo actual. Traza el desarrollo de una sociedad moderna en la
que "Todo lo que una vez fue vivido directamente se ha convertido en una mera representación" .
Debord argumenta que la historia de la vida social se puede entender como “la declinación de ser
en tener, y de tener en simplemente parecer”. Esta condición en la cual la vida social auténtica se ha
sustituido por su imagen representada es "el momento histórico en el cual la mercancía completa su
colonización de la vida social".
El espectáculo es la imagen invertida de la sociedad en la cual las relaciones entre mercancías han
suplantado relaciones entre la gente, en quienes la identificación pasiva con el espectáculo suplanta
la actividad genuina. "El espectáculo no es una colección de imágenes, en cambio, es una relación
social entre la gente que es mediada por imágenes".
En la sociedad actual el espectáculo corresponde a una fabricación concreta de la alienación.
La sociedad del espectáculo proporciona una reinterpretación extensa del trabajo de Marx, más
notablemente en su aplicación del fetiche de la mercancía a los medios de comunicación
contemporáneos. La imagen y el espectáculo ocupan en Debord el mismo lugar que la mercancía en
Marx. El espectáculo consistuye la realidad dominante de la vida social.

La separación consumada
Las sociedades modernas son inmensas acumulaciones de espectáculos. En la sociedad del
espectáculo se prefiere la imagen a la cosa, la representación a la realidad, la apariencia a la
realidad; lo sagrado es la ilusión.
Se deja de vivir directamente y se vive a través de representaciones: la realidad se aliena como un
mundo aparte y se vuelve objeto de contemplación. Pero esta alienación es una experiencia
entusiasta para los individuos: se reconocen en las imágenes dominantes y se alejan de sus propios
deseos y existencias reales.
Así, el espectáculo se vuelve la vida invertida; es una visión del mundo que se ha objetivado. Se
muestra como una parte de la sociedad y como instrumento de unificación. El espectáculo es una
relación social entre personas mediatizada por imágenes, el espectáculo se hace carne en nuestras
propias relaciones sociales.
Comprendido en su totalidad, es a la vez el resultado y el proyecto del modo de producción existente;
es el corazón del irrealismo de la sociedad real, es la afirmación omnipresente de la elección ya hecha
en la producción y su consumo corolario. La forma y el contenido del espectáculo son la justificación
total de las condiciones y de los fines del sistema existente.
La práctica social a la que se enfrenta el espectáculo autónomo es también la totalidad real que
contiene el espectáculo, pero la escisión en esta totalidad hace aparecer al espectáculo como su
objeto. El lenguaje espectacular está constituido por signos de la producción reinante, que son a la vez
la finalidad última de esta producción.
Espectáculo y prácticas sociales no son opuestos, sino que es un desdoblamiento que se
desdobla a su vez. La realidad objetiva está presente en ambos lados:
– el espectáculo que invierte lo real se produce efectivamente
– la realidad vivida es materialmente invadida por la contemplación del espectáculo, y
reproduce en sí misma el orden espectacular, adhiriéndose a él
La realidad surge en el espectáculo y el espectaculo es real; esta alienación recíproca es la esencia y
el sostén de la sociedad existente. No hay un referente real, sino que todo es espectáculo.
El espectáculo es la afirmación de la apariencia y la afirmación de toda vida humana, y por tanto
social, como simple apariencia; es una negación de la vida que se ha hecho visible. No dice más que
“lo que aparece es bueno, lo que es bueno aparece”, exige una aceptacion pasiva que ya ha obtenido
de hecho por su monopolio de la apariencia, por aparecer como lo único real, por ser “el sol que no se
pone nunca sobre el imperio de la pasividad moderna”, el espectáculo no quiere llegar a nada más
que a sí mismo. El espectáculo es la principal producción de la sociedad actual: es formador de
imágenes-objetos, exponente de la racionalidad del sistema. Es el reflejo fiel de la producción de las
cosas y la objetivación infiel de los productores.
En la sociedad del espectáculo toda realidad individual se ha vuelto dependiente directamente del
poder social. Allí donde el mundo real se cambia en simples imágenes, estas se convierten en seres
reales y en las motivaciones eficientes de un comportamiento hipnótico. El espectáculo es la escisión
consumada en el interior del hombre. Es la pesadilla de la sociedad moderna encadenada que no
expresa más que su deseo de dormir, es el guardián de este sueño. La mercancía es la ilusión
efectivamente real y el espectáculo es su manifestación general.
Aunque el espectáculo, cuya manifestación superficial son los medios de comunicación de masa,
parece invadir la sociedad como simple instrumentación, pero en realidad esta es la que conviene a su
automovimiento total: la escisión generalizada del espectáculo es inseparable del Estado moderno,
es producto de la divisón del trabajo social y órgano de la dominación de clase.
El espectáculo es la conservación de la insconsciencia en medio del cambio práctico de las
condiciones de existencia, es su propio producto y él mismo dispone sus reglas, muestra lo que es:
el poder separado, autonomizado, desarrollándose por sí mismo. El origen del espectáculo es la
pérdida de unidad del mundo: en el espectáculo una parte del mundo se representa ante él mismo y
le es superior, el espectáculo no es más que el lenguaje común de esta separación.
El sistema económico fundado en el aislamiento es una producción circular del aislamiento: el
aislamiento funda la técnica y el proceso técnico aisla a su vez. Todos los bienes seleccionados por el
sistema espectacular son también las armas para el reforzamiento constante de las condiciones de
aislamiento de las muchedumbres solitarias. El espectáculo reproduce sus propios supuestos en
forma cada vez más concreta.
La alienación del espectador en beneficio del objeto contemplado (que es el resultado de su propia
actividad inconsciente) se expresa así: cuanto más contempla menos vive, cuanto más acepta
reconocerse en las imágenes dominantes de la necesidad menos comprende su propia existencia y
su propio deseo. La exterioridad del espectáculo respecto del hombre activo se manifiesta en que
sus propios gestos ya no son suyos, sino de otro que lo representa. Por eso el espectador no
encuentra su lugar en ninguna parte: porque el espectáculo está en todas.
ALIENACIÓN: El hombre separado de su producto produce cada vez con mayor potencia todos los
detalles de su mundo, y así se encuentra cada vez más separado del mismo; en la medida en que su
vida es ahora producto suyo, tanto más separado está de su vida.
El espectáculo es el capital en un grado tal de acumulación que se transforma en imagen.
La mercancía como espectáculo
Fetichismo de la mercancía
La dominación de la sociedad por cosas suprasensibles aunque sensibles que se cumple de modo
absoluto en el espectáculo, donde el mundo sensible se encuentra reemplazado por una selección
de imágenes que existe por encima de él y que a la vez se ha hecho reconocer como lo sensible por
excelencia.
El consumo alienado se convierte para las masas en un deber añadido a la producción alienada,
todo el trabajo vendido de una sociedad se transforma globalmente en mercancía total cuyo ciclo
debe proseguirse, para eso es necesario que esta mercancía total retorne fragmentariamente al
individuo fragmentado, absolutamente separado de las fuerzas productivas que operan como un
conjunto.
El mundo a la vez presente y ausente que el espectáculo hace ver es el mundo de la mercancía
dominando todo lo que es vivido. El espectáculo señala el momento en que la mercancía ha
alcanzado la ocupación total de la vida social; la relación con la mercancia es lo único visible: el
mundo que se ve es su mundo.
En la sociedad del espectáculo productora de ilusiones, el consumidor real se convierte en
consumidor de ilusiones, la mercancía es esta ilusión efectivamente real hecha imágenes, y el
espectáculo su manifestación general.

En esta fase de extension de la acumulación capitalista se considera al obrero en su ocio, en su


humanidad, tan pronto como el grado de abundancia alcanzado en la producción de mercancías exige
una colaboración adicional del obrero: entonces el humanismo de la mercancía tiene en cuenta el ocio
y la humanidad del trabajador, solo porque ahora la economía política puede y debe dominar esas
esferas como tal economía política. Así, la negación consumada del hombre ha tomado a su cargo la
totalidad de la existencia humana.
El espectáculo es el dinero que solamente se contempla porque en él la totalidad del uso ya se ha
intercambiado con la totalidad de la representación abstracta, el espectáculo es en sí mismo el
pseudo-uso de la vida.
El capital ya no es el centro invisible que dirige el modo de producción: su acumulación lo despliega
hasta en la periferia bajo la forma de objetos sensibles, toda la extensión de la sociedad es su
retraro, el capital se vuelve ahora espectáculo.
En el momento en que la sociedad descubre que depende de la economía, la economía depende de
ella: su existencia posible está supeditada a los resultados de la lucha de clases que se revela como el
producto y el productor de la fundación económica de la historia.
Jean Baudrillard - “Crítica de la economía política del signo”
La génesis ideológica de las necesidades
En las sociedades modernas la creencia es el consumo: creemos en un sujeto real, impulsado por
necesidades y confrontado con objetos reales, fuentes de satisfacción. Pero detrás de esto hay una
génesis ideológica que es preciso deconstruir, son los procesos lo que hay que analizar para
encontrar la lógica, inconsciente, de otro discurso bajo la ideología consagrada del consumo.

El consumo como lógica de las significaciones


El objeto empírico, cultural, en su finalidad estética, es un mito. No es nada mas que los diferentes
tipos de relaciones y de significaciones que convergen sobre él, no es más que la lógica oculta que
ordena ese haz de relaciones al mismo tiempo que el discurso manifiesto que lo oculta.

El status lógico de los objetos


Los objetos son descontextualizados de su función, ya sea:
– como objeto de inversión y de fascinación, de pasión y de proyección, el objeto pierde su
nombre común y se designa con el término “Objeto” como con un nombre propio genérico,
el sujeto lo invierte como su propio cuerpo
– el objeto de consumo no adquiere sentido sino en la diferencia con otros objetos, según un
código de significaciones jerárquicas

Del valor de cambio simbólico


En el intercambio simbólico el objeto no es objeto: es indisociable de la relación concreta en que se
intercambia, no es autonomizable como tal. No tiene ni valor de uso ni valor de cambio económico,
solo tiene valor de cambio simbólico. Paradoja del regalo:
– es arbitrario: cualquier objeto, con tal que sea dado, puede significar la relación
– es singular: en cuanto es dado, es ese objeto y no otro
Lo que constituye el objeto como valor en el cambio simbólico es que nos separamos de él para
darlo, nos desprendemos de él como una parte de nosotros mismos, que se constituye en
significante.

Del cambio simbólico al valor/signo


A partir de ese momento en que el objeto se inmediatiza como tal, es cuando se reifica como signo:
se vuelve autónomo y significa la abolición de la relación. El objeto-signo es relación reificada, no
remite más que a la ausencia de esa relación porque el objeto-signo está apropiado, manipulado
por los sujetos individuales, como signo.
Lo que percibimos en el objeto simbólico es, a través de la singularidad de un objeto, la transparencia
de las relaciones sociales en una relación dual o una relación de grupo integrada. En la mercancía
percibimos la opacidad de las relaciones sociales de producción y la realidad de la división del
trabajo, percibimos el peso específico de los signos que rigen la lógica social de los cambios.
El objeto convertido en signo no adquiere ya su sentido en la relación concreta entre dos personas,
sino en la relación diferencial respecto de otros signos de un sistema de signos. Solo cuando los
objetos se autonomizan como signos diferenciales y devienen sistematizables, se puede hablar de
consumo y de objetos de consumo.
Una lógica de significaciones
– lógica de consumo: lógica del signo y de la diferencia
– lógica funcional del valor de uso: operaciones prácticas, lógica de la utilidad, herramienta
– lógica económica del valor de cambio: equivalencia, lógica del mercado, status de mercancía
– lógica del cambio simbólico: ambivalencia, lógica del don, status de símbolo
– lógica de valor/signo: diferencia, lógica del status, status de signo
No existe verdadero objeto de consumo sino desligado de sus determinaciones psíquicas como
símbolo, de sus determinaciones de función como utensilio, de sus determinaciones mercantiles de
producto; o sea, liberado como signo y reintegrado a la lógica de la diferenciación.

Orden de los signos y orden social


No hay objeto de consumo sino a partir del momento en el que se cambia y en el que este cambio
está determinado por la ley social: renovación del material distintivo y de la inscripción obligatoria
de los individuos, a través de la mediación de su grupo y en función de su relación con los demás
grupos, en esa escala de status, que es propiamente el orden social.
La aceptación de esta jerarquía de signos diferenciales, la interiorización del individuo de estas
normas que son los signos, es la forma decisiva del control social.

El nombre común, el nombre propio y la marca


– nombre común: el uso funcional del objeto pasa por su estructura técnica y su manipulación
práctica, por su nombre común
– nombre propio: el uso de objeto-símbolo pasa por su presencia concreta y su nombre propio,
la posesión, la pasión bautizan al objeto
– marca: el consumo del objeto pasa por su marca

El consumo como estructura de cambio y de diferenciación


De la invalidez de la noción del objeto y de necesidad
Los objetos no tienen sentido más que en contextos lógicos.
Todo aquello que habla en términos de necesidad es un pensamiento mágico. El concepto de
necesidad es la pasarela mágica que funda la relación entre el sujeto y el objeto.

La tautología del poder


La tautología es siempre la ideología racionalizante de un sistema de poder: “tal sujeto compra tal
objeto en función de su elección y de sus preferencias”. Este tipo de metáforas de lo vacuo sancionan
en el fondo, bajo un principio lógico de identidad, el principio tautológico de un sistema de poder, la
finalidad reproductora de un orden social, y, en el caso de las necesidades, al final del orden de
producción; funcionan como soporte ideológico del mismo.
La idea legitimadora del orden de producción (que la gente tenga necesidad de lo que se ha
producido), oculta la finalidad interna del mismo, oculta su finalidad real. A través de la legitimidad
falsificada de las necesidades y de las satisfacciones, se reprime la finalidad social y política de la
productividad. Así, se esfuma la lógica social, se naturalizan los procesos de intercambio y de
significación.
Hay que reinstruir toda la lógica social, hay que analizar las estructuras inconscientes que ordenan
la producción social de las diferencias.
Lógica del intercambio de los signos: la produccion de las diferencias
Simultáneamente con la producción de bienes, existe una urgencia de producir significaciones,
sentidos. La lógica del intercambio es promordial. El individuo no es nada y existe ante todo
determinado lenguaje, una forma social respecto a la cual no hay individuos, ya que es estructura de
intercambio que corresponde a una lógica de diferenciación sobre dos planos:
– diferencia los términos humanos del intercambio en participantes ligados por la regla del
intercambio
– diferencia la materia de intercambio en elementos distintos, y por tanto significativos
Así como no hay lenguaje porque existiera necesidad individual de hablar, sino que primero existió
el lenguaje como estructura de intercambio; tampoco hay consumo porque existiera necesidad
objetiva de consumir, hay producción social, en un sistema de intercambio, de un material de
diferencias, de un código de significaciones y de valores estatutarios, viniendo después la
funcionalidad de los bienes y de las necesidades individuales a ajustarse sobre esos mecanismos
estructurales. Por tanto, las necesidades no existen como tales, sino que construyen en función del
orden de producción.

El ocio
El ocio es el consumo de tiempo improductivo, es una prestación social obligatoria, es el momento de
una producción del valor, de una producción estatutaria de la que el individuo social no está en
libertad de sustraerse a ella. Lo que se reivindica por medio del tiempo libre es la inutilidad de su
tiempo, se demuestra el excedente de tiempo como riqueza, el tiempo social es dimensión de la
salvación social.

La ley del valor distintivo y su paradoja


Esta ley del valor puede actuar sobre la riqueza o sobre la indigencia. Lujo ostentatorio o austeridad
ostentatoria responden a la misma regla fundamental. No hay nada que se sustraiga a la lógica
estructural del valor, al hecho de ser intercambiada como signo.

La moda
La moda es lo más inexplicable que existe: esta coacción de innovación de signos, esta producción
continua de sentidos aparentemente arbitraria, esta pulsión de sentidos y el misterio lógico de su
ciclo, constituyen la esencia de los sociológico. Los procesos lógicos de la moda deben ser ampliados a
la dimensión de toda la cultura, a toda la producción social de signos de valores y de relaciones.
Construye lo bello sobre la base de una negación radical de la belleza, sobre la base de una
equivalencia lógica de lo bello y de lo feo; legitima lo irracional según una lógica más profunda que la
de la racionalidad.

El sistema de las necesidades y del consumo como sistema de fuerzas


productivas
Un teoría de las necesidades no tiene sentido: no puede haber más que una teoría del concepto
ideológico de necesidad.

El mito de las necesidades primarias


La legitimidad del concepto se funda sobre la existencia de un mínimo vital que serían las
necesidades primarias. Pero esto no existe: en todas las sociedades está determinado
residualmente por el excedente, los gastos de una sociedad se articulan en función de un excedente
estructural y de un déficil estructural. Es la producción del sobrante lo que rige el conjunto: el
umbral de supervivencia se determina por arriba, no por abajo.
El mínimo vital hoy es el mínimo de consumo impuesto.

La emergencia de la consumatividad. La necesidad/fuerza productiva


Las necesidades son funciones inducidas en los individuos por la lógica interna del sistema, más que
fuerza consumativa son fuerza productiva requerida por el funcionamiento del propio sistema, por
su proceso de reproducción y de supervivencia. No hay necesidades sino porque el sistema las
necesita, y por tanto las construye.
Existe coacción de necesidades, coacción de consumo sistemática que se coloca bajo el signo de la
elección y de la libertad del consumidor.
Así como el concepto fundamental de este sistema no es el producción, sino el de productividad
(trabajo y producción se desprenden de todas las connotaciones para entrar en un proceso histórico
de racionalización), tampoco hay consumo, sino CONSUMATIVIDAD (necesidades a las cuales el
sistema impone su coherencia). Así como el trabajo concreto se va abstrayendo en fuerza de trabajo
para hacerlo homogéneo a los medios de producción, también se va abstrayendo y dividiendo el
deseo en necesidades para hacerlo homogéneo a los medios de satisfacción y multiplicar así la
consumatividad.
La consumatividad es la que constituye un modo estructural de la productividad: la única
posibilidad del ciudadano de satisfacer sus necesidades culturales es que el sistema necesita esas
necesidades.
Por tanto, el sistema produce al individuo como tal, es un nuevo tipo de siervo, es fuerza de
consumo.
Jean Baudrillard – “Cultura y simulacro”
La simulación es la generación por los modelos de algo real sin origen ni realidad: lo HIPERREAL.
Los actuales simulacros intentan hacer coincidir lo real, todo lo real, con sus modelos de simulación;
ya no hay diferencia entre simulación y realidad, lo uno se alimenta de lo otro. La era de la
simulación liquida todos los referentes: ya no imita, sino que suplanta lo real por los signos de lo
real, es una operación de disuasión de todo proceso real por su doble operativo. Lo real ya no se
produce ni podrá producirse, la simulación remite a esa ausencia de lo real, finge tener/ser lo que
no se tiene/es.
La problemática de la simulación plantea que la verdad, la referencia, la causa objetiva, han dejado
de existir. Se repite el discurso del inconsciente dentro de un discurso de simulación que no podrá
ser desenmascarado al haber dejado de ser falso.
Al contrario de la utopía, la simulación parte del principio de equivalencia, de la negación radical del
signo como valor, parte del signo como eliminación de toda referencia: la simulacion envuelve todo el
edificio de la representación tomándolo com simulacro. Fases sucesivas de la imagen:
– es el reflejo de una realidad profunda: buena apariencia
– enmascara y desnaturaliza una realidad profunda: mala apariencia
– enmascara la ausencia de realidad profunda: juega a ser apariencia
– no tiene nada que ver con una realidad, es su propio y puro simulacro: es simulación
En este proceso se transcurre desde signos que disimulan algo a signos que disimulan que no hay
nada, se pasa a la era de los simulacros. La simulación aparece como una hiperrealidad, como
alucinación de la verdad, como asesinato de toda forma simbólica, como ASESINATO DE LA
REALIDAD.

Disneylandia es un modelo perfecto de todos los órdenes de simulacros entremezclados: lo que atrae
a las multitudes es el microcosmos social, la perfecta escenificación de los propios placeres y
contrariedades, la miniaturización del american way of life, la trasposición idealizada de una realidad
contradictoria. Pero esto oculta que Disneylandia existe para ocultar que el país real, todo EEUU, es
una Disneylandia: pertenece al orden de lo hiperreal y de la simulación. Oculta que la realidad ya no
es la realidad, por tanto intenta salvar el principio de realidad, es un mecanismo de disuasión que
muestra que lo real y lo imaginario perecen de la misma muerte.
La realidad nunca es otra cosa que un mundo jerárquicamente escenificado, objetivado según las
reglas de la profundidad, y revelándonos que la realidad es un principio bajo cuya observancia se
regulan toda la pintura, la escultura de la época, pero no es más que un simulacro al que pone fin la
hipersimulación experimental del engaño visual.
Solo mediante la simulación de un campo de perspectiva restringido, convencional, en el que las
premisas y las consecuencias de un acto o de un suceso sean calculables, puede mantenerse cierta
verosimilitud política.
Pero estamos inmersos en una lógica de la simulación que ya no tiene nada que ver con la lógica de
los hechos, que precede todos los modelos, que ya no tiene referente real.

La imposibilidad de escenificar la ilusión, es del mismo tipo que la imposibilidad de rescatar un nivel
abolusto de realidad: la ilusión ya no es posible porque la realidad tampoco lo es, en su lugar existe
solo la HIPERSIMULACIÓN.
Dentro de esta imposibilidad de aislar el proceso de simulación se constata el peso de un orden que
solo en el seno de lo real puede funcionar. Es ahí, en la ausencia de lo real, donde existe la
simulación.
La única arma absoluta del poder consiste en impregnarlo todo de referentes, en salvar lo real, en
persuadirnos de la realidad de lo social, de la gravedad de la economía y de las finalidades de la
producción. La hiperrealidad y la simulación disuaden de todo principio y de todo fin y vuelven contra
el poder mismo la disuasión que él ha utilizado.
El capital es quien primero se alimentó de la desestructuración de todo referente, asentanDo una ley
radical de equivalencias y de intercambios; fue quien liquidó el principio de realidad con la
exterminación de toda equivalencia real de la producción y de la riqueza. Esta lógica misma es la que,
al radicalizarse, liquida hoy el poder, que intenta salvarse secretando realidad a toda costa para
fundamentar su poder; pero no logra más que multiplicar sus signos y acelerar el papel de la
simulación. Lo que la sociedad busca al continuar produciendo, y superproduciendo, es resucitar lo
real que se le escapa; por eso la producción material se convierte hoy en hiperreal; el poder no está
ahí más que para ocultar que ya no existe poder: expurgado de la dimensión política, depende,
como cualquier otra mercancía, de la producción y el consumo masi vo. El poder implosiona, y así
desaparece. Las cosas continúan como si no hubiera pasado nada, pero todo ha cambiado de
sentido.
La ideología es una malversación de la realidad mediante los signos, la simulación es un
cortocircuito de la realidad y su reduplicación a través de los signos.
Ha habido un giro del dispositivo panóptico de vigilancia hacia un sistema de disuasión donde está
abolida la distinción entre lo pasivo y lo activo: uno no es sumiso al modelo, uno es el modelo; en
esta socialización hiperrealista lo real se confunde con el modelo.
Es preciso pensar los MEDIOS MASIVOS como si fueran una especie de código genético que conduce
a la mutación de lo real en hiperreal. La implosión del sentido da comienzo a la simulación, a la
penetración recíproca de los dos polos, ya no hay realidad por un lado y manipulación por el otro,
nada separa un polo del otro, se da una especie de aplastamiento recíproco.

Masas cómplices
Baudrillard concibe a las masas como cómplices: todo el mundo es cómplice, en especial los medios
masivos, de mantener la ilusión de la posibilidad de ciertos hechos, de la realidad de las opciones,
de una finalidad histórica, de la objetividad de los hechos. Todo el mundo es cómplice de salvar el
principio de realidad.
Es la propia masa la que pone fin a la cultura de masas, interpreta el papel de agente catastrófico: se
la invita a simular pero en vez de ser pasiva se vuelve activa, participa y manipula tan bien que
borra todo el sentido que se quería dar a la operación. De este modo, una especie de parodia, de
hipersimulación en respuesta a la simulación cultural, transforma a las masas, que no debían ser
más que el ganado de la cultura, en el agente exterminador de esta cultura. Por tanto, las masas no
solo son cómplices de modo pasivo, sino que hacen algo mejor, se vuelven agentes activos del
asesinato de la realidad, participan en la simulación operativa de la vida social.
En el mundo civilizado la construcción de stocks de objetos ha llevado el proceso complementario
de los stocks de hombres: esto es la producción de masa como producto final de toda actividad
social, masa que se quiere hacer creer que es lo social pero que en realidad es la implosión de lo
social. La masa es la esfera cada vez mas densa donde implosiona todo lo social y es devorado en un
proceso de simulación ininterrumpido. Las masas obedecen al imperativo de la disuasión: se les da
un objeto que consumir, una cultura que devorar, un edificio que manipular; al desafío de
incorporación masiva a una cultura esterilizada, la masa responde con una irrupción destructora
que se prolonga con una manipulación brutal. Así, responde en los términos en los que es solicitada
pero llevándolos al límite: responde a la simulacion en que se la encierra con una hipersimulación
destructora; las masas quedan implicadas en un proceso de manipular/ser manipuladas.
El secreto del orden social es que la responsabilidad, el control, la censura y la autodisuasión siempre
crecen más rapido que las fuerzas o las armas de que se dispone. Así, todo el mito de la huelga
general y revolucionaria se derrumba en el momento en que se dan las condiciones necesarias para
ella, precisamente porque se dan las condiciones necesarias para ella: en esto consiste el proceso de
disuasión.
El único proyecto perceptible es el de una explosión hacia el interior; esta saturación de un sistema
con sus propias fuerzas ya neutralizadas solo puede llevar a una implosión en la que todas estas
energías se abolirían en un proceso catastrófico, en una reversión de todo el ciclo hacia el punto
mínimo.

El efecto Beaubourg, implosión y disuasión


Beaubourg es un mecanismo de vaciado mental, un espacio predispuesto a dar rienda suelta a la
cultura de masas y albergar un puro simulacro como modelo de civilización.
Este espacio de disuasión, articulado sobre una ideologia de visibilidad, de transparencia, es el espacio
de todas las relaciones sociales. Todo el discurso social está ahí, es un monumento genial de nuestra
modernidad. La impresión general es de coma irreversible, de una animación que en realidad no es
más reanimacion, y esto es así porque la cultura está muerta.
Nuestro tiempo ya no es tiempo de duración, nuestra única temporalidad es la correspondiente al
ciclo acelerado y al reciclaje, nuestra única cultura es la del rompimiento de moléculas culturales para
volver a combinarlas en productos de síntesis.
Beaubourg ilustra que un orden de simulacros solo se sostiene merced a la coartada del orden
anterior: un orden de simulacros anteriores suministra la sustancia vacía de un orden ulterior que
no diferencia entre significante y significado, entre continente y contenido. Es una cultura de
simulación y de fascinación, ya no de producción y de sentido. Este tipo de cultura se está haciendo
en todos lados y en ninguno en concreto, la única verdadera práctica cultural será la de las masas,
manipulatoria y aleatoria, laberinto de signos que ya no tiene sentido.
En Beaubourg se lleva a cabo un asesinato de la cultura y se convida a las masas al cortejo fúnebre de
la misma, funciona como momumento de disuasión cultural. Y las masas acuden porque po primera
vez tienen ocasión de participar multitudinariamente en el trabajo de enterrar una cultura que en el
fondo siempre han detestado.
La mercancía deviene hipermercancía y la cultura HIPERCULTURA: ya no está ligada a intercambios
distintos o a necesidades determinadas, sino a un universo total de los signos en el que los objetos
culturales no tienen otra finalidad que la de mantenerlo a uno en estado de masa integrada.

Mayo del 68 fue el primer episodio implosivo, fue la primera reacción violenta contra la saturación de
lo social, fue un desafío a la hegemonía de lo social.
Alonso - “Las políticas del consumo: transformaciones en el
proceso de trabajo y fragmentación de los estilos de vida”
En las sociedades contemporáneas, las prácticas de consumo ocupan el eje fundamental del proceso
de articulación entre la producción y la reproducción social.
El consumo es un hecho social total:
– realidad objetiva y material
– producción simbólica: depende de los sentidos y valores que los grupos sociales dan a los
objetos y las actividades de consumo. En él se crean y estructuran gran parte de nuestras
identidades y formas de expresión relacionales, es un campo de luchas por la significación de
los sujetos sociales. Su dimensión política es como espacio de lucha desigual por la distribución
del excedente y el sentido.
El consumo es un uso social: es una forma concreta, desigual y conflictiva de apropiación material y
utilización del sentido de los objetos y los signos que se producen en un campo social, por parte de
grupos sociales con capitales distintos y desde posiciones sociales determinadas por el proceso de
trabajo.
El modo de vida que una sociedad posee no es el resultado mecánico de un proceso lineal y
continuo que sigue los dictados de una abstracta modernización, sino que su evolución está
presidida por una interna y conflictiva relación con el proceso de producción y distribución del
excedente económico. Se relaciona con los sistemas económicos de acumulación, pero tambien con
las prácticas reales de los sujetos.

Fordismo y formación de una norma social de consumo obrero


Cambios en el régimen de acumulación: concentración financiera e industrial; cambios en la
estructura productiva: tecnificación, racionalizacion del trabajo vía taylorismo. Con la confluencia de
estos elementos se perfila un nuevo modo de regulación que racionaliza los procesos de acumulación
de capital. Esta construye, en su entorno, estilos de vida y normas de consumo totalmente inéditas
hasta entonces.
La generalización de bienes de relativo bajo valor por unidad, pero producido en grandes series de
fabricación, modificó el ámbito mismo de la necesidad. Introdujo una completa gradación de bienes
cotidianos masivos, relacionables con el ambito de la necesidad estricta, pero definidos en sus
capacidades funcionales, relaciones y simbólicas. Así, se instaló una nueva pauta de consumo y un
nuevo estilo de vida; tanto dentro como fuera del taller la racionalización tayloriana y fordiana
actuó como vector de transformación de la clase obrera y de las condiciones de su reproducción;
significó un nuevo modo de regulación.
De una dominación individual a una dominación social, en la que se crean mecanismos capitalistas de
dominación sobre el acto de trabajar, y sobre todas las condiciones de reproducción de la fuerza de
trabajo; se dio origen al consumo fordista, como consumo productivo que revoluciona radicalmente
el modo de vida y el espacio económico doméstico cotidiano. Ahora el modo de vida está integrado
en los esquemas de la lógica de las equivalencias mercantiles, las relaciones de producción
capitalista penetraron en todas las esferas de la vida cotidiana, y se ajustaron a ella el modo de
reproducción social con el modo de producción material.
Este nuevo modo de vida se impuso gracias a la propaganda, que consagró el consumismo como la
nueva lógica del capitalismo frente a la ética tradicional del autocontrol.
En este proyecto de SOCIEDAD FÁBRICA la mecanización toma el mando de todos los imaginarios
sociales. El consumo se normaliza y estandariza, siguiendo las pautas que se derivan de las mismas
necesidades técnicas del proceso de trabajo y de la estructura de la producción que esta genera.
Este cambio radical en el modo de vida estabiliza los hábitos de consumo. Aquí el fordismo termina
de desarrollarse como tal, cuando se instala como modo de regulación social y crea nuevas
condiciones de existencia de la fuerza de trabajo.

Extensión de las normas de consumo de masas


Con la crisis del 29 se dan cambios tecnológicos y se hace necesaria la estabilización de la norma de
consumo sobre patrones reformados y ampliados para permitir la reconstrucción del orden
productivo.
Las normas de consumo de masas se extienden y el consumo se convierte en la forma principal
(pero desigual) de integración social y de normalización. El crecimiento económico tendía a hacer
funcionar una especie de ascenso social generalizado que componía una base ampliada para el
ascenso a la adquisición de un conjunto de mercancías privadas, sostenidas además por una red de
bienes públicos. El consumo se construía como una práctica social determinada por una norma
ampliada y codificada.
El consumo se consagra, entra en un orden general de las SIGNIFICACIONES, en el que las
dimensiones simbólicas tienden a recubrir y totalizar cualquier práctica adquisitiva. Del objeto
aislado pasamos al sistema de objetos, del bien simple al standard package, de las necesidades a los
deseos y de la funcionalidad en el uso a la funcionalidad en la representacion dentro del sistema
social de aspiraciones (Baudrillard).
Nueva cultura consumista, de carácter hedonista, que se proyecta sobre todos los aspectos del modo
de vida.
La complementariedad de todas las dimensiones económicas, con una presencia cada vez mayor de
los medios de comunicación de masas, de imágenes y espectáculos, construía un régimen de
significación integrado, un estilo internacional que homogeneizaba las bases de acceso a la
normalidad social sobre el gasto privado realizado sobre un conjunto cada vez más amplio de bienes
tangibles e intangibles, en el que se materializa el reconocimiento social generalizado. Esta estética
opulenta, que enmarcaba al equipamiento creciente de bienes duraderos, representaba en el orden
simbólico la necesidad de encajar la norma social de consumo de masas con las especificicaciones
del modelo de crecimiento económico.
Las mercancías sirven para que en su uso particular reproduzcan un status general, delimitando
grupos sociales diferenciados y abriendo un inmeso conjunto de consumos complementarios y
sustitutivos posibles. En este fordismo maduro y funcional es la integración en un orden social
general organizado por la productividad lo que construye las formas de inclusión individual a este
nuevo universo social de la mercancía.
LO NUEVO DE ESTE ORDEN FORDISTA AMPLIADO ES SU CARÁCTER DE ORGANIZADOR GENÉRICO DE
TIEMPOS Y DE ESTILOS DE VIDA. Este universalismo, además de convertir al consumo en una
actividad obligatoria, representaba un industrialización de la carencia generalizada, creada por el
sistema de exposición permanente ante y de las mercancías, ordenando los espacios, los tiempos y los
objetos en forma normativa y prescriptiva. La jornada intensificada de trabajo se completaba con una
jornada codificada de ocio/consumo. El consumo se constituía a la vez como código de control y
reproducción de status y como habitus, como espacio de luchas distributivas.
McDonalización: nueva cultura de la banalización, la reproductividad, la despersonalización y la
infantilización del consumo de masas, desposeída de cualquier profundidad intelectual o estética. La
invasión, colonización y explotación comercial de nuevos públicos y mercados y la estimulación de
mayor demanda son imprescindibles en este modelo para la extensión de las bases de beneficio.
En este capitalismo organizado fordista, la intervención estructurante del ESTADO fue fundamental,
por que al productor/consumidor fordista privado hay que añadirle la construcción de una
CIUDADANÍA SOCIAL PÚBLICA como elemento de soporte de la relación salarial en la producción, y
del propio uso posible de las mercancías individuales en el consumo. La intervención estatal es
productora de relaciones sociales. El Estado desmercantilizador es el estructurador social de los
modos de vida y materializa la fuerza estructural de la clase obrera.
Así, esta pax americana no solo define los patrones monetarios y de distribución industrial y
comercial, sino que también crea un patrón de estilos de vida y cultura de consumo idealizado que
se convierte en norma privada dominante de comportamiento adquisitivo: el american way of life.

La crisis del fordismo como crisis de un modo de regulación y un estilo de vida


El modelo de crecimiento de postguerra con su norma de consumo asociada se desarticula y entra en
crisis en los 70. En esta crisis se van cristalizando las tendencias de articulación de una nueva
estructura de producción/consumo.
Este agotamiento es al desorganización de un proceso social, de un proceso de trabajo y una
relación salarial que implica una norma de consumo de masas y al mismo Estado de bienestar. La
representación social de un status de clases medias ampliadas se bloquea y esta especie de
universal homo democraticus pasado al consumo deja de ser el modelo rentable.
En los 70 estallaron los mecanismos reguladores del fordismo industrialista a la vez que un nuevo
modelo de consumo postfordista se ponía en marcha.

Consumo sin norma en la época postfordista. Fragmentación social,


individualización y nuevas desigualdades
El marco económico es un espacio mercantil global, en el que el horizonte no es ya tanto un
capitalismo industrial y material como un capitalismo financiero, virtual e inmaterial. Fuerte proceso
de remercantilización, privatización y desregulación.
El consumo adapta nuevas dinámicas: fragmentación, individualización, virtualización,
globalización. Ya no hay un universo social unificador e integrador, sino que es todo lo contrario:
mercados segmentados, desempleo estructural, etc. Las identidades sociales se han vueto mucho
más fragmentadas y se han multiplicado las sensibilidades y percepciones que desde diferentes
grupos sociales se le da al hecho de consumir y a los efectos sociales y culturales buscados en las
prácticas mismas de consumo. El consumo de masas y la cultura de masas instalan nuevos estilos de
vida y consumos distintivos, normas adquisitivas diferenciadas. Se quiebra el unificador simbólico
del consumo de masas nacional fordista y se religitima uno nuevo de carácter ostentoso.
De la norma de consumo al consumo sin norma. Desarticulación de condición obrera fordista y de la
ciudadanía social lleva a la aparición, en grandes sectores asalariados, de la única identidad de un
consumidor hedonista y amnésico.
Nuevos objetos nómades pierden su carácter fijo o familiar para convertirse en prótesis personales de
un consumirdor cada vez más independizado. El consumo se liga más a hechos de vida rápidamente
cambiantes que a un modelo familiar a largo plazo centralizado y ordenado.
La separación entre espacios y tiempos de trabajo y consumo se difuminan y entremezclan.
Del funcionalismo y el styling opulento a una nueva razón pragmática, efectista, hiperconsumista y
cínica que consagra como el significante del POSTMODERNISMO. En el postmodernismo ya no es
necesario motivar el consumo, este se ha convertido ya ideológicamente en la razón de todo.
Proceso de virtualizacion y semiotización de los procesos de consumo hasta generar un auténtico
nuevo espíritu del capitalismo: un metarrelato icónico que nos ha hecho pensar en una nueva
transición. Capitalismo de ficción; derroche semiótico, inversión en imagen, erotización simbólica,
disuelven las barreras entre el consumo como actividad económica y como fenómeno cultural.
Del consumidor receptor pasivo de la era del objeto mecánico y eléctrico al CONSUMIDOR
AUTOPRODUCIDO, activo e interconectado, donde el aparente aumento hasta el infinito de las
posibilidades de elección pasa por el aumento paralelo del poder del mercado y de las compañías
que monopolizan los códigos y las tecnologías. (Baudrillard, masas cómplices y agentes).
Esta pérdida del compromiso keynesiano ha ido cristalizando una sociedad del riesgo en la que
aumentan los consumos defensivos destinados a aumentar la seguridad frente a las políticas de riesgo
excluyente sobrevenidas por la crisis del Estado de bienestar.
El consumo más ostentoso y escandaloso es ahora la identidad de los nuevos gestores e
intermediarios de la economía simbólica y sus clases ascendentes. La economía ha crecido por el lado
de lo inmaterial y lo simbólico, haciendo crecer el mundo de las apariencias sin atacar la esfera de la
necesidad social. (Baudrillard)

En resumen, ha estallado el universo social unificador e integrador que consolidaba la norma de


consumo de masas fordista paralela a la institucionalizacion de los sistemas de bienestar: clases
medias funcionales, clase obrera integrada, pleno empleo, ascenso social, acceso a bienes y
servicios universal.
Por el contrario, el modelo postfordista ha generado un modelo simétrico: globalización,
interconexión, segmentación, oferta diferenciada y estratificada hasta la personalización de bienes y
servicios, Estado mercantilizador.

Conclusión: por una repolitización de la norma de consumo


El modelo de regulación postfordista se caracteriza por su vacío y debilidad social, por su carácter
socialmente híbrido y fragmentado. Si en el fordismo coincidió una nueva norma de consumo de
masas con la construcción de una ciudadanía social laboral, en el postfordismo el conjunto disperso
de normas de consumo, habitus y estilos de vida se han constituido sin el desarrollo paralelo de
nuevas formas de ciudadanía social, solo hay prácticas de consumo derivadas del individualismo.
Privatización de los modos de vida, ciberhogar, redes tecnológicas, barreras simbólicas. Aumenta el
poder de los que dominan los códigos tecnológicos, culturales y lingüísticos sobre los grupos
descolgados de este modelo de crecimiento intensivo.
Por todo esto es necesario reflexionar sobre el consumo; una sociedad centrada solo en el consumo
mercantil corre el peligro de convertirse en SIMULACRO, de degradar y desgastar sus formas de
solidaridad hasta convertirse en un simple agregado de egoísmos excluyentes (Baudrillard). Corre el
riesgo de que la sociedad esté al servicio del consumo y no al revés.
El proceso de consumo está incrustado en todos los mecanismos de funcionamiento del mundo de
la vida, pero no puede ser el agujero negro que absorba todas las riquezas y las energías sociales.

Alonso – Baudrillard
Alonso ve aún un escape, Baudrillard es más apocalíptico.
Margulis - “Ideología, fetichismo de la mercancía y reificación”
Ideología y fetichismo de la mercancía
El tema del fetichismo en Marx pone de manifiesto la vigencia de formas de decodificación
engañosa, y la importancia de tales espejismos para el desarrollo y la reproducción del sistema
capitalista. Este proceso configura el fenómeno ideológico central del sistema capitalista, algo que
está en el fondo de su dinámica y que permite su autorreproducción y autolegitimación.
La palabra fetichismo remite a un hechizo, a la idea de un dios oculto en la intimidad de la mercancía.
La generalización del intercambio de mercancías torna invisible el carácter relacional que da origen al
valor. El valor aparece como una cualidad intrínseca de la mercancía y no como lo que es: una
cualidad relacional, básicamente social, que surge del interjuego del sistema.
El eje de ese proceso reside en la mercancía y en su representante y máximo fetiche: el dinero.
La base de la ilusión radica en el doble carácter de la mercancia: valor de uso/valor de cambio, que
es homólogo a los pares cualidad/cantidad y concreto/abstracto. En los imaginarios que impregnan
la cultura del capitalismo predominan los rasgos abstractos sobre los concretos, la cantidad sobre la
cualidad; con el desarrollo del sistema capitalista, todo tiende a convertirse en mercancía y
adquiere presencia dominante en la vida social el valor monetario. Con ello se ataca la diferencia,
impera una igualdad abstracta: el dinero es la superación de toda diferencia cualitativa, todo es
homogéneo, igualable y susceptible de ser valorado en términos de dinero.
Transformarse en mercancía implica un proceso de empobrecimiento de los significados: los bienes
se igualan en tanto que dejan de apreciarse sus diferencias.

La reificación
Reificación o cosificación señala que el carácter de fetiche de la mercancía tiene consecuencias
ideológicas que influyen sobre la vida de las sociedades en que impera el modo capitalista de
producción, en las que las formas mercantiles se han generalizado penetrando todas las
manifestaciones vitales e incluyendo al trabajador, para quien su propia fuerza de trabajo adquiere
la forma de una mercancía que le pertenece. Es un fenómeno fundamental de la sociedad
capitalista: la transformación de las relaciones humanas cualitativas en atributo cuantitativo de las
cosas inertes.
La reificación es un mecanismo ideológico que afecta las significaciones, aumentando su opacidad y
ejerciendo un efecto deformador y engañoso sobre la discursividad social. El peso de la reificación se
advierte fuertemente en el crecimiento de la burocracia.
Abarca gran variedad de aspectos de la vida moderna, es consecuencia de la extensión del ámbito
de la mercancía y casi nada le escapa. Todo se vuelve mercancía e incide en los procesos de
significación.
Los efluvios de la mercancía colonizan fenómenos sociales que, en principio, se le oponen:
racionaliza lo disruptivo, lo alternativo se vuelve funcional, se vuelve mercancía (Che).
El dinero es el signo dominante en los procesos ideológicos y en las ilusiones que derivan del mundo
de las mercancías; es tiempo: el tiempo de trabajo abstracto socialmente necesario para producirlas.
Como signo y como cultura, el dinero funciona como un imaginario radical, como un fantasma que
todo lo envuelve, una potencia de adquisición infinita. Es cada vez más abstracto, menos ligado a sus
referentes materiales; es un símbolo, un hecho cultural. Como otros signos, ingresa en la
hiperrealidad y ya no se sabe cuál es el signo cuál es el referente, el mapa se confunde con el
territorio. (Baudrillard) La economía y las finanzas conforman cada vez más un sistema cosificado que
se desentiende de las personas.
Ideología
Ideología es un nivel de significación presente en los discursos, que puede ser puesto de manifiesto
mediante un análisis crítico del mismo. Es una cualidad de la cultura, algo que se observa en el
plano discursivo, en los discursos de distinta índole y en las diferentes manifestaciones significantes.
Las formas ideológicas se constituyen y arraigan en los procesos de producción social del sentido.
El concepto ideología es necesario para dar cuenta de aquellas manifestaciones significantes,
contenidas en las distintas formas de discurso social, que tienden a obstaculizar el conocimiento,
que deforman, opacan, velan, simplifican o ayudan a la construcción de significaciones engañosas
que contribuyen a la aceptación de las formas de poder y dominación y debilitan la percepción de
las desigualdades o injusticias.
Por tanto, ideología son las huellas en la cultura, o sea en los códigos y en las significaciones
sociales, dejadas por las luchas por la hegemonía. Los contenidos ideológicos tienden a oscurecer
las contradicciones con el interés general que están presentes en los dicursos que apuntan a
legitimar el orden dominante. Muchas veces se va constituyendo así el el sentido común que
naturaliza las organizaciones del sentido que consolidan un orden social injusto. Los contenidos
ideológicos son útiles para los sectores dominantes porque sustituyen el uso de la fuerza para
economizar represión.

Formas de expresión de lo ideológico


En la medida en que se va construyendo social y políticamente un orden hegemónico, en el marco
de constitución de un sistema de producción y de distribución, también se va incidiendo en el plano
de las significaciones, en los lenguajes, en las formas en que las cosas se nombran o se dejan de
nombrar.
Las luchas por la producción de sentido son paralelas a las que se libran en los niveles sociales,
económicos y políticos. La ideología está vinculada con la legitimación de un orden social y político
injusto y desigual. Es el efecto sobre las significaciones resultante de los esfuerzos para lograr
legitimidad y consenso, apuntando a que la pretensión de legitimidad de los gobernantes concuerde
con la creencia en la legitimidad de los gobernados.
Ideología serían las huellas dejadas por las luchas por la hegemonía en los códigos de la cultura,
tomando en cuenta que la significación emana de procesos históricos y da cuenta de las relaciones
de poder.
– es parte de la cultura: es un contenido negativo que afecta las posibilidades de conocer y
opaca la comprensión de lo social, es un nivel de significación de los discursos
– no es lo otro de la ciencia ni lo otro de la verdad
– no es engaño deliberado, oculta el conocimiento posible en un momento histórico dado, pero
no emana de la acción deliberada de un mistificador
– no es un discurso ni un conjunto de ideas manifiestas, es un nivel de significación presente en
los discursos, que puede ser descifrado a partir de observables contenidos en el interior de los
mensajes y textos sociales
– también el discurso ideologizado tiende a ocultar la historia
– lo ideológico solo es destacable en algunos aspectos y como resultante de las contradicciones
sociales; es posible hacer diferentes lecturas de los social, lo cual está relacionado con las
distintas posiciones ocupadas por los sujetos en el orden social y político en un momento
histórico dado

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