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UNIVERSIDAD NACIONAL MAYOR DE SAN MARCOS

(Universidad del Perú, DECANA DE AMÉRICA)


FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIA POLÍTICA

TRABAJO MONOGRÁFICO
« DERECHOS HUMANOS Y MEDIO AMBIENTE»

CURSO: DERECHOS HUMANOS

PROFESOR: ÑIQUE DE LA PUENTE, José Antonio

INTEGRANTES:
ARAMBURÚ SOTELO, María del Pilar
MORI RAMON, Renato Maurizio
PALOMINO PACHECO, Monica Milagros

LIMA – PERÚ
2017

1
DEDICATORIA
El presente trabajo lo dedicamos, en primer lugar, a Dios
por darnos la vida y permitirnos esta experiencia, en
segundo lugar, a nuestros padres quienes siempre nos
brindan su apoyo y nos fortalecen para seguir nuestras
metas, y a todos los que puedan beneficiarse de esta
monografía.

2
ÍNDICE
Pág.
CARÁTULA…………………………………………………….………………………1
DEDICATORIA………………………………………………………………...…..…..2
INTRODUCCIÓN………………………………………………………………….……5

CAPÍTULO I
ASPECTOS GENERALES

1.1 Antecedentes…………………………………………………...…………...7
1.2 Relación de derechos humanos y el medio
ambiente…………………………………………………………………….10
1.3 Principios de los derechos ambientales…………………………………….11
1.3.1 Principio de prevención ……………………………………………..….11
1.3.2 El principio de equidad intergeneracional…………………………..…12
1.4 Problemática del desarrollo de los derechos
ambientales……………………………………………………………………..13

CAPÍTULO II
MEDIO AMBIENTE Y CONTITUCIÓN

2.1 El medio ambiente en el derecho constitucional…………………………….…15


2.2 Preservación del paisaje y la naturaleza en el derecho
constitucional……………………………….…………………………………...…..19
2.3 La contaminación ambiental en el derecho constitucional………………………..
………………………………………………21

3
CAPÍTULO III

ACUERDOS INTERNACIONALES SOBRE DERECHOS HUMANOS Y MEDIO


AMBIENTE

3.1 Conferencia sobre el medio ambiente humano (Estocolmo - 1972)…………24


3.1.1 Proclama de la conferencia…………………………………………24
3.1.2 Declaración de Principios………………………………………….25
3.2 Declaración en las Naciones Unidas (New York - 1980)……………………..26
3.2.1 La Declaración………………………………………………………26
3.2.2 Las consecuencias………………………………………………….27
3.3 Metas y principios de la evaluación del impacto ambiental – PNUMA, 1987....27

3.4 Comisión económica para Europa – 1991…………………………………...28

3.5 Nuestra propia agenda – BID/PNUD, 1991.........................................................28

3.6 Conferencia sobre ambiente y desarrollo – Río, 1992……………………….28

3.7 Resoluciones de la OMS……………………………………………………....29


3.7.1 Mayo de 1982……………………………………………………….29
3.7.2 Mayo de 1986………………………………………………………30
3.7.3 Mayo de 1992………………………………………………………30

3.8 Acciones de la OPS……………………………………………………………30


3.8.1 Programa de mediano plazo………………………………………..31
3.8.2 Funciones de ECO………………………………………………….32

CONCLUSIONES……………………………………………………….……………..32

BIBLIOGRAFÍA……………………………………………………………………35

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INTRODUCCIÓN

Nadie puede dudar el hecho de que la degradación ambiental y sus efectos son un
problema de gravedad y de gran urgencia. Tanto los pobres como los ricos se
encuentran perjudicados de igual manera por el desequilibrio ecológico de todos los
ecosistemas. Se puede decir que la humanidad se encuentra en peligro y por ende la
“civilización”.

El objeto del presente estudio es brindar una serie de reflexiones en torno al


“derecho a la vida”, los “derechos humanos” y el vínculo existente entre éstos y los
llamados “derechos ambientales”, estableciendo un diálogo desde la diversidad de
“saberes”, en especial entre el jurídico y el ambiental.

A continuación se realizará un análisis sobre el derecho que tiene la persona a "un


medio ambiente sano", un derecho que durante el siglo pasado fue poco difundido, y
que ahora, debido a los extraños cambios climáticos toma fuerza y actualmente es
puesto en práctica en la mayoría de países del mundo.

El primer capítulo comprende los aspectos generales en el cual se analizaran la


relación de los derechos humanos y medio ambiente, además se establecerá los
principios de los derechos ambientales y los antecedentes.

En el segundo capítulo se definirá “Medio Ambiente” y se realizará una breve


revisión de la legislación comparada de varias constituciones contemporáneas.

En el tercer capítulo se aborda y examina los acuerdos internacionales sobre


derechos humanos y medio ambiente las cuales son promovidas por el Programa de las
Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).

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CAPÍTULO I
ASPECTOS GENERALES

1.1 Antecedentes

El tratamiento, regulación y construcción normativa internacional en materia de


Derechos Humanos y Ambiente se han desarrollado a lo largo de la historia de manera
separada.

Las diferentes necesidades y contextos que afrontaron los Estados a lo largo de


la historia se cristalizaron en diversas negociaciones en estos importantes campos. Por
una parte, se delimitó una enumeración específica de derechos y libertades
fundamentales del hombre en conjunto con un compromiso efectivo de los Estados
signatarios de los convenios internacionales.

De éstos se derivó la creación y puesta en marcha de mecanismos de regulación


y acceso a la justicia para los diferentes sujetos del Derecho Internacional. En este
sentido, La Declaración Universal de Derechos Humanos (1948), el Pacto Internacional
de Derechos Civiles y Políticos (1966) y el Pacto Internacional de Derechos
Económicos Sociales y Culturales (1966), desarrollados en el marco de Naciones
Unidas son los más grandes logros en la regulación dentro de la Agenda Internacional
de los Derechos Humanos.

Por otra parte, y con gran posterioridad, los países comenzaron a regular
mediante normativas específicas y sectoriales la protección de ambiente en áreas que
presentaban problemáticas para el desenvolvimiento pacífico de sus relaciones. En sus
comienzos, la reglamentación se centró en las aguas, en los suelos y en el aire. Así, el
Tratado por el que se prohíben los ensayos con armas nucleares en la atmósfera, el
espacio ultraterrestre y debajo del agua, aprobado en […] 1963; el Tratado Antártico
[…] de 1959 o también los convenios y normas elaborados bajo los auspicios del
Organismo Internacional de Energía Atómica, los famosos Acuerdos Multilaterales de
Medio Ambiente (AMMUMAS o MEAS por sus siglas en inglés) entre ellos la
Convención sobre la Diversidad Biológica (1992), la Convención Marco para Combatir
el Cambio Climático (1992), la Convención para combatir de Desertificación (1992)

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entre otras, (Relatoría de Naciones Unidas sobre Derechos Humanos y Ambiente: 1994)
son los primeros ejemplos de la regulación internacional del Medio Ambiente.

Los primeros acuerdos interestatales alcanzados en ambos campos respondieron


a los retos que los Estados enfrentaron a lo largo de la historia. Si bien los progresos en
las regulaciones acontecieron de manera separada, sentaron las bases sobre cada campo.
Los progresivos avances contribuyeron al planteo de nuevas problemáticas que
desembocan en el actual desarrollo del vínculo entre Derechos Humanos y Ambiente.

Una de las primeras manifestaciones se encuentra en la Conferencia de Naciones


Unidas sobre el Medio Humano (Estocolmo 1972). En ella, se registró un cambio
cualitativo en el desarrollo del vínculo entre las áreas. La declaración resultante de la
negociación incluye 26 principios junto con un plan de acción y la creación del
Programa de Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente (PNUMA). A pesar de su
carácter no vinculante, la Declaración de Estocolmo representa sin duda un conjunto de
valores reconocidos como fundamentales por la comunidad internacional (Relatoría de
Naciones Unidas sobre Derechos Humanos y Ambiente, 1994).

La declaración expresa que: los dos aspectos del medio humano, el natural y el
artificial, son esenciales para el bienestar del hombre y para el goce de los Derechos
Humanos fundamentales, incluso el derecho a la vida misma (Declaración de
Estocolmo: 1972). De esta manera, se encuentra en la Agenda Internacional una primera
expresión clara de la conexión entre los Derechos Humanos y el Medio Ambiente. El
medio natural en el cual el ser humano actúa a los fines de perseguir su desarrollo afecta
la manera en que se desenvuelve su vida.

Trasladado a la realidad de los Estados, se puede afirmar que el modo en que


estos actores utilizan los recursos naturales que disponen, puede afectar negativamente a
la población nacional (y a veces el impacto se propaga hacia habitantes de otras
naciones).

La idea de las Naciones Unidas fue reunirse cada diez años pero la segunda
conferencia sucedió recién a los veinte años de Estocolmo. Desde entonces, se han
aprobado numerosos instrumentos en los organismos internacionales, regionales y

7
nacionales que refuerzan esta noción de derecho ambiental y ponen de relieve su
relación con los demás derechos humanos (Relatoría de Naciones Unidas sobre
Derechos Humanos y Ambiente: 1994). Sin embargo, las negociaciones interestatales
sobre la materia deberán esperar hasta la Cumbre de la Tierra, en Río de Janeiro (1992)
para obtener nuevos aportes a la conexión.

A lo largo de la Cumbre Conferencia de las Naciones Unidas para el Desarrollo


y el Ambiente (UNCED) conocida como Río 92, se construyó un ambicioso programa
de acción para el desarrollo sostenible de todos los Estados del mundo llamado
Programa 21 o Agenda 21, en alusión a la tarea a realizar en el siglo veintiuno. El
programa 21, encuentra su complemento en la Declaración de Río 1992, una
declaración solemne de 27 principios cuyos puntos claves fueron el desarrollo de los
países y el cuidado del ambiente.

La Conferencia de Río 92, reconoció la necesidad de fomentar la cooperación


internacional de los Estados a los fines de alcanzar el desarrollo de todos ellos. Sin
embargo, este desarrollo debía ser sustentable.

El desarrollo sustentable es un concepto consensuado por los países participantes


y tiene en cuenta tres pilares fundamentales: Económico, Social y Ambiental. Por
consiguiente, un modelo de desarrollo que sea sustentable debe promover un
crecimiento económico con equidad (economía), con una racionalizada gestión de los
recursos naturales (ambiente) que asegure la satisfacción de las necesidades de la
población mundial tanto presentes como futuras incorporando la inclusión social en el
modelo de desarrollo (y por lo tanto asegure el goce efectivo de los Derechos
Humanos).

Así, el derecho al desarrollo debe ejercerse en forma tal que responda


equitativamente a las necesidades de desarrollo y ambientales de las generaciones
presentes y futuras (Declaración de Río sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo:
1992). Es importante aclarar que la Declaración de Río tiene también en cuenta el
estatuto especial de los países en desarrollo.

8
Dado que estos últimos han contribuido de manera diferenciada al estrés
ambiental del momento, los Estados tienen responsabilidades comunes pero
diferenciadas (Declaración de Río sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo: 1992). Así,
se diferencia la responsabilidad de los diferentes Estados y se intenta conciliar dos
necesidades fundamentales: fomentar el desarrollo y crecimiento en países en desarrollo
y proteger la naturaleza. Sin embargo, si bien durante las negociaciones se toma
conciencia sobre el carácter global de los desafíos relacionados con el ambiente, la
problemática de los Derechos Humanos no se ve reflejada de manera directa. Aun así,
se considera a la Cumbre de la Tierra como un hito histórico en materia ambiental, de
cuyos resultados parten muchas de las conferencias realizadas sobre los retos
ambientales, los desafíos del desarrollo y el goce efectivo de los Derechos Humanos.

1.2 Relación de los derechos humanos y el medio ambiente

El derecho al medio ambiente ha sido englobado dentro de los llamados


derechos humanos de tercera generación, aunque ya con anterioridad había sido
defendido. De hecho, el Observatorio DESC lo enumera como uno de los principales
derechos económicos y sociales y considera que está estrechamente relacionado con
otros derechos, como el derecho a una alimentación adecuada, el derecho a la salud o el
derecho a la vida. Para el Observatorio DESC, el derecho al medio ambiente “incluye el
derecho a disfrutar de un entorno ambiental seguro para el desarrollo de la persona y
tiene, como contrapartida, el deber de conservarlo y la obligación por parte de los
poderes públicos de velar por una utilización racional de los recursos naturales”.

Aunque la necesidad de proteger el medio ambiente se ha contemplado en


distintos documentos internacionales, algunos de ellos vinculantes como la citada
Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, el grado de
profundización en este derecho debe ampliarse.

El derecho al medio ambiente, como parte de los derechos humanos de tercera


generación, ha quedado recogido en algunos documentos como la Declaración
Universal de Derechos Humanos Emergentes, que en su artículo 3 lo define como “el
derecho de todo ser humano y de los pueblos en que se integran a vivir en un medio
ambiente sano, equilibrado y seguro, a disfrutar de la biodiversidad presente en el

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mundo y a defender el sustento y continuidad de su entorno para las futuras
generaciones”. Esta Declaración, no vinculante, no pretende substituir la Declaración
Universal de Derechos Humanos de 1948, sino que busca su actualización.

Los derechos de tercera generación se basan, sobre todo, en la solidaridad y


empezaron a desarrollarse en los años 80. Como expone Jordi Bonet Pérez en el artículo
“Historia y evolución de la protección de los derechos humanos”, el reconocimiento
jurídico de los derechos humanos es gradual y tiene avances sucesivos. Lo demuestra el
hecho de que los derechos civiles y políticos y los derechos económicos y sociales no
lograron su reconocimiento en un mismo momento histórico.

1.4 Principios de los derechos ambientales


1.3.1 Principio de prevención

La mayor parte de los daños ambientales son permanentes y difícilmente


subsanables. Por esta razón los pilares del derecho ambiental que operan en este sentido
son el principio de prevención y el principio precautorio.

El Tribunal Internacional de Justicia ha afirmado que: “...no pierde de vista que,


en el ámbito de la protección del medio ambiente, la vigilancia y la prevención se
imponen en razón del carácter a menudo irreparable de los daños causados al medio
ambiente y de los límites inherentes al propio mecanismo de reparación de este tipo de
daños”.

El principio de prevención importa la adopción de las medidas necesarias,


judiciales y administrativas, para que no se llegue a consumar el daño ambiental. En los
casos en los que el daño ambiental puede afectar también derechos humanos
consagrados en la Convención Interamericana es procedente la aplicación del principio
de prevención por vía de las medidas cautelares.

El principio precautorio específicamente regula la manera en que se debe actuar


cuando la ciencia no da respuestas definitivas. Cuando la realización de una actividad
genere dudas razonables acerca de la posible existencia de un perjuicio ambiental, la
falta de certeza científica no podrá ser argumentada para justificar la realización del

10
hecho potencialmente peligroso. La aplicación del principio precautorio, cuando existen
elementos para suponer la violación o la posibilidad de violación de derechos humanos,
es de vital importancia ya que los potenciales damnificados no siempre se encuentran en
condiciones de afrontar los gastos que implican la realización de análisis e
investigaciones científicas.

El principio precautorio cumple así una función protectora para las posibles
víctimas al invertir la carga probatoria. De esta manera, el Principio de Precaución
puede ser considerado como análogo del derecho ambiental con respecto al criterio de
medidas cautelares adoptado por la Comisión: cuando surge un riesgo de daño
irreparable a personas y/o medio ambiente, la cautela dicta “errar de manera
cauta”erringontheside of caution” y prevenir la acción amenazante hasta que se lleve a
cabo la total consideración de los hechos principales.

El sistema Interamericano otorga protección a las víctimas de derechos humanos


a través de las medidas cautelares y las medidas provisionales. La adopción de los
principios de prevención y precautorio en el marco de esta herramienta procesal, es una
condición esencial para la plena efectividad del derecho de acceso a la justicia.

1.3.2 El principio de Equidad Intergeneracional

El daño ambiental no consuma sus efectos en el presente, sino que estos se


continúan y en ocasiones agravan con el tiempo.

El agotamiento de los recursos no renovables; la eliminación de los recursos


renovables; el deterioro del agua, el aire y los suelos; la pérdida de recursos culturales
son algunos de los problemas que soportarán las generaciones futuras. Problemas
originados por nuestra conducta actual, sobre la base de decisiones tomadas, en muchos
casos, con absoluta conciencia del daño que se está causando, que atentan contra la vida
o la calidad de vida, producen efectos que no tienen posibilidad de mensurarse en el
tiempo y terminan convirtiéndose en hipotecas de muerte que han de pagar las
generaciones del futuro que en nada participaron de su gestión.

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La teoría de la equidad intergeneracional recoge estas razones y parte de una
premisa: cada generación es garante y usuaria de nuestro patrimonio común, natural y
cultural. En tal sentido debe asumir la responsabilidad, moral y jurídica por la custodia
de este patrimonio.

El concepto de equidad ha regido la jurisprudencia de los tribunales


internacionales cumpliendo diversas funciones, la Corte internacional de Justicia ha
sostenido que: “La equidad como concepto legal es un desprendimiento de la idea de
justicia. La Corte, cuya tarea es por definición la de administrar Justicia, tiene el deber
de aplicarlo...”

1.4 Problemática del desarrollo de los derechos ambientales


El avance en compromisos efectivos y prácticos para perseguir la sostenibilidad
del desarrollo es un factor clave a la hora de afrontar los retos más importantes de la
naturaleza y el hombre. Sin embargo, los Estados parecen no lograr llegar a un acuerdo
en estas importantes áreas.

Aquí se distinguen dos posiciones contrapuestas: aquellas defendidas por


Estados Desarrollados y Países en Desarrollo (PED). A los fines de explicar una de las
posibles trabas en las negociaciones, se debe entender que los impactos negativos en la
vida y la salud de los individuos existen en un contexto discriminatorio en que afecta
principalmente a las comunidades en situaciones más vulnerables.

La discriminación ambiental, ocurre cuando un segmento de la población asume


una carga desproporcionada de la degradación del medio ambiente (Taillant 2000). Esto
puede ocurrir a nivel nacional o internacional y conforma en la actualidad el contexto en
que se desarrolla el vínculo analizado: un escenario en el que los países en desarrollo
asumen una mayor carga de los efectos negativos del estrés ambiental, y son justamente
estos Estados quienes no cuentan con los recursos humanos y materiales para hacer
frente a tal amenaza.

A este respecto, El Banco Mundial en su informe de "Una doble Carga" estima


que: … en los países en desarrollo, 3 millones de personas mueren cada año de
enfermedades relacionadas con el agua y 2 millones de personas mueren a causa de la

12
exposición al humo de las cocinas en el interior de su casa. (…) Más de 1 millón de
personas mueren todos los años de malaria transmitida por vectores, la vasta mayoría en
África asolada por la pobreza. Otro millón más mueren de contaminación atmosférica
urbana, y hay razón para creer que aquí también son los pobres quienes más sufren. Este
contexto, se traslada en trabas para el avance efectivo en la regulación del vínculo.

La principal discusión se encuentra en dos posiciones principales. Por un lado, a


reticencia de los Estados desarrollados a comprometerse con la protección efectiva del
Ambiente (y por lo tanto de los Derechos Humanos). Por otro lado, el derecho al
desarrollo de los PED y de explotación de sus Recursos Naturales (muchas veces
incompatible con la normativa ambiental y humanitaria). De esta manera, los países
desarrollados son reticentes a cambiar los procesos productivos o a eliminar la
economía a base de carbón (altamente contaminante).

La lógica se encuentra en que sus fuentes de poder material se encuentran en este


sistema de producción y comercialización. Paralelamente, las cargas del estrés
ambiental que reciben por los altos niveles de contaminación mundial son
significativamente menores al aporte concreto que realizan a la problemática. Por su
parte, los PED ya se encuentran sufriendo los graves efectos del estrés ambiental en el
goce efectivo de sus derechos y libertades fundamentales (este es el caso de los
refugiados ambientales).

Por lo tanto, apoyan las iniciativas aunque muchas veces éstas se encuentran en
conflicto con las necesidades de desarrollo económico. Las Economías emergentes,
exigen la oportunidad de desarrollarse y de administrar sus recursos naturales (después
de todo, así actúan los países desarrollados). Paralelamente, los PED más afectados
apoyan y promueven iniciativas en la agenda internacional pero no cuentan con el poder
duro ni blando para trasladar sus necesidades (y peligrosas situaciones) a un tratado que
comprometa a los responsables.

13
CAPÍTULO II
MEDIO AMBIENTE Y CONSTITUCIÓN
1. El medio ambiente en el derecho constitucional

Puede decirse, que la recepción del tema del ambiente en los textos constitucionales
es de data reciente y se ha producido con más amplitud a medida que se ha ido tomando
conciencia de su importancia prioritaria.

La Primera Constitución que se refiere al Ambiente es la Carta Fundamental de la


República de Italia promulgada el 21 de diciembre de 1947 que en su artículo 9°
establece que:
"La República salvaguardará el paisaje y el patrimonio histórico y artístico de la
Nación". El desarrollo hermenéutico de esta norma en apariencia concebida sólo
para la conservación de las bellezas naturales ha abarcado toda la problemática del
ambiente.

El artículo 24 es añadido por votación popular de 6 de 205 junio de 1971 a la


Constitución Federal de la Confederación Suiza establece que:
"La confederación legislará sobre la protección del hombre y de su ambiente
natural contra las interferencias nocivas o molestas que se le inflijan y combatirá,
en especial, la contaminación del aire y el ruido"

El artículo 25 señala que:


"La Confederación tendrá la facultad de dictar disposiciones legislativas para
regular el ejercicio de la pesca y de la caza con vistas especialmente a la
conservación de la caza mayor en las montañas y a la protección de las aves útiles a
la agricultura y la silvicultura".

La Constitución de Bulgaria promulgada el 18 de mayo de 1971 establece en su


artículo 30 que:
"La tierra como riqueza natural y medio básico de jurisdicción será protegida y
utilizada del modo más racional en interés de la sociedad".

Asimismo prescribe en el art. 31 que:

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"Constituyen una obligación para los órganos del Estado, las empresas
cooperativas, y las organizaciones sociales y un deber para todo ciudadano la
protección y la salvaguardia de la naturaleza y de las riquezas naturales, de las aguas,
del aire y del suelo, así como de los movimientos de la cultura".

Por su parte la Constitución de la República Democrática Alemana de 7 de octubre


de 197 4 en términos semejantes establece que:
"El Estado y la sociedad velarán en interés del bienestar del pueblo, por la
protección de la naturaleza. Deberán ser garantizados por los órganos competentes y
serán además tarea de todo ciudadano la limpieza de las aguas y del aire así como la
protección de la flora y de la fauna y de las bellezas paisajistas de la patria" (artículo
15° párrafo 2°).

La Constitución de Grecia, vigente a partir del 11 de junio de 1975, dedica al


artículo 24 a una precisa regulación de los problemas ambientales estableciendo lo
siguiente:
1.- Constituye obligación del Estado la protección del ambiente natural y cultura. El
Estado estará obligado a adoptar medidas especiales preventivas o represivas con
vistas a la conservación del aquél. La ley regulará las modalidades de protección de
los bosques y de los espacios forestales en general... ".
2.- Quedan bajo la regulación y control del Estado la ordenan del territorio, la
formación, el desarrollo, el urbanismo y la extensión de las ciudades y de las
regiones urbanizables en general con el objeto de garantizar la funcionalidad y el
desarrollo de las aglomeraciones y las mejores condiciones de vida posible".
6.- Quedan bajo la protección del Estado los monumentos, así como los lugares
históricos y sus elementos.

Puede advertirse que la Carta Fundamental Griega contiene una concepción integral
del ambiente en sus tres aspectos físicobiológico, urbanístico y cultural".

La Constitución de la República Socialista Federativa de Yugoeslavia promulgada el


21 de febrero de 1974, dedica a la preservación y mejora de las condiciones ambientales
el artículo 87° que establece:

15
"Los trabajadores y los ciudadanos, las organizaciones de Trabajo Asociado, las
Comunidades Sociopolíticas, las Comunidades Laborales y otras organizaciones y
Comunidades Autogestionadas tendrán el derecho y el deber de asegurar las
condiciones para preservar y desarrollar los valores del medio ambiente humano
creados por la naturaleza y el trabajo, así como de preservar y eliminar los efectos
dañinos que por la contaminación del aire, el suelo, las aguas, las corrientes y el mar,
por ruidos o de otro modo, pongan en peligro estos valores y amenacen la vida y la
salud de los hombres".

La Constitución de la República Portuguesa, proclamada el 2 de abril de 1976, es


una de las más avanzadas en la materia. En los artículos 64°, 65° y 66° ubicados en el
Capítulo Tercero "De los Derechos y Deberes Sociales" del Título III sobre "los
Derechos y Deberes Económicos, Sociales, Culturales, y brinda una amplia tutela a la
salud, la vivienda, el ambiente y la calidad de vida, declarando que:
1.- Todos tienen derecho a un ambiente de vida humano, sano y ecológicamente
equilibrado y el deber de defenderlo.
2.- Corresponde al Estado mediante sus propios organismos y la apelación de
iniciativas populares:
a) Prevenir y controlar la contaminación y sus efectos y las formas
perjudiciales de erosión;
b) Ordenar el espacio territorial de modo que resulten paisajes biológicamente
equilibrados;
c) Crear y desarrollar reservas y parques naturales y de recreo, así como
clasificar y proteger paisajes y lugares de tal modo que se garantice la
conservación de la naturaleza y la preservación de valores culturales de interés
histórico o artístico;
d) Promover el aprovechamiento racional de los recursos naturales,
salvaguardando su capacidad de renovación y la estabilidad ecológica.
3.- Todo ciudadano perjudicado o amenazado en el derecho que se refiere el acápite,
podrá pedir con arreglo a lo previsto en la ley, la cesación de las causas de violación del
mismo y la correspondiente indemnización.
4.- El Estado debe promover la mejora progresiva y acelerada de la calidad de vida de
todos los portugueses.

16
La Constitución de la República Socialista de Albania, de 29 de diciembre de 1976,
establece que:
"Constituye un deber del Estado, de las organizaciones económicas y sociales y de
todos los ciudadanos la protección de la 208 tierra, de las riquezas naturales, de las
aguas contra cuales quiera daños y contra la contaminación".

Otro modelo importante es la nueva Constitución Soviética, de 7 de octubre de


1977, cuyo artículo 18° ha sido calificado por el maestro italiano Antonio Carrozza
como "un decálogo ge los principios fundamentales referentes a la tutela de la
naturaleza, no considerada únicamente como tierra cultivable". Dicho enunciado dice:
"En interés de las generaciones presentes y futuras, la Unión Soviética adopta los
procedimientos necesarios para la tutela y el uso racional y científicamente fondado,
de la tierra, del subsuelo, de los recursos hídricos, de la flora y de la fauna, para la
conservación de la pureza de la atmósfera y del agua, para la garantía de la
reproducción de las riquezas naturales y para el mejoramiento del ambiente que
mejora al hombre".

La Constitución Española, de 31 de octubre de 1978 proclama el derecho al


ambiente y vincula la explotación racional de los recursos naturales con la mejora de la
calidad de vida y la defensa y restauración del ambiente. Su artículo 45° establece:
1.- Todos tienen derecho a disfrutar de un medio ambiente adecuado para el
desarrollo ·de la persona, así como el deber de conservarlo.
2.- Los poderes públicos velarán por la utilización racional de todos los recursos
naturales, con el fin de proteger y mejorar la calidad de vida y defender y restaurar el
medio ambiente, apoyándose en la indispensable solidaridad colectiva".

Puede advertirse que la mayoría de las Constituciones que hablan específicamente


de la protección del ambiente pertenecen al bloque de las llamadas "democracias
populares" y que obedecen a reformas constitucionales efectuadas después de 1968
considerado como "fecha crucial" de afirmación del ecologismo. En cambio son minoría
las Constituciones de las democracias occidentales que aluden esta materia y también
son posteriores a dicha fecha. 209 En los distantes países en que no se han operado
reformas Constitucionales recientes por lo que no existe en sus Cartas Fundamentales
una expresa referencia al ambiente se ha desarrollado una amplia legislación sobre la

17
materia como Francia, Alemania Federal, Estados Unidos de Norte América y en
Iberoamérica, Brasil, Colombia y Venezuela. Los textos Constitucionales ubican la
regulación ambiental dentro del título referente a la Política Económica y Social, es
decir entre de la llamada "Constitución Económica". Puede advertirse que si bien todas
las Constituciones mencionadas se refieren al ambiente físico o entorno material sólo las
más recientes mencionan el ambiente cultural y solamente la de Grecia se refiere
expresamente a lo urbanístico.

2. Preservación del paisaje y la naturaleza en el derecho constitucional

El tercer Aspecto del Ambiente que contempla el primer acápite del artículo 123° de
la Constitución Política es el derecho de toda persona a la preservación del Paisaje y la
Naturaleza. La redacción del dispositivo resulta notablemente defectuosa por cuanto la
"preservación" de algo no puede constituir un derecho.

La Constitución de 1933 no hacía mención al paisaje. El paisaje no es un "telón de


fondo" sino algo dinámico que experimenta rápidas modificaciones.

Una amplia corriente de la Ecología actual ha puesto de relieve los aspectos


emocionales y estéticos de la percepción del paisaje naturales que se reflejan en la
imaginación y el pensamiento del hombre, lo que hace necesario la valoración del
paisaje y su tutela jurídica.

Después de la primera Guerra Mundial connotados geógrafos sostenían que en el


paisaje convergen la naturaleza y la acción humana, y que "los paisajes naturales son los
culturales, pues no se puede prescindir de la historia" (0. Schlutter).

El paisaje al principio fue considerado únicamente "como belleza natural de especial


mérito estético" lo que determinaba, según A. Pérez Luño, que las medidas protectoras
tuvieran una significación:
a) Fragmentaria, porque no anuncian globalmente la defensa de la naturaleza, sino de
algunas de sus manifestaciones caracterizados por su valor pictórico;
b) Estática, porque la naturaleza se contempla como un cuadro inmóvil cuya tutela se
agota en medidas que aseguran su persistencia;

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c) Negativa, ya que se trataba de evitar modificaciones en determinados sectores del
medio natural prescindiendo de aquellas alternativas que pueden contribuir a
potenciar su significación;
d) Abstracta, porque soslayaba la necesaria interacción entre el paisaje y los
hombres, descuidando el papel de la naturaleza como dimensión refleja del hombre
en la que ésta proyecta sus realizaciones y exigencias.

Actualmente el concepto de "paisaje" y "naturaleza" no se limita a la belleza


"panorámica" sino que implica otros valores: naturales, geológicos, de la fauna y la
flora, históricos. "Se trata de un valor complejo inserto en el concepto general de
territorio". (D. Magdalena).

De acuerdo a las exigencias de la sociedad actual la tutela jurídica del paisaje y la


naturaleza está cargada de significado que va de los valores estéticos a los naturales en
sentido propio, a los históricos y a todos aquellos más propiamente humanos.
Entre las instituciones relativas a la preservación del paisaje y la naturaleza se
encuentran:
a) El vínculo paisajístico, que consiste en adoptar las providencias cautelares que
consisten en la prohibición o suspensión de labores en bienes calificables como
bellezas naturales.
b) Los parques son zonas delimitadas que se caracterizan por la presencia de
formaciones geológicas o paleontológicas, flora y fauna, valores paisajísticos y a
menudo, aunque no necesariamente, de valores históricos-ambientales.
c) Las reservas naturales son extensiones territoriales más reducidas que los parques
dotadas de una particular caracterización de la finalidad conservativa del ambiente
natural prevalentemente concentrada en los valores botánicos, forestales, faunísticos,
sin limitación, de acuerdo a fines propiamente culturales y científicos con exclusión
de su apertura a un disfrute generalizado de la colectividad. (A. Ferri).

La última parte del artículo 123° de la Constitución establece que: "todos tenemos el
deber de conservar dicho ambiente" (saludable, ecológicamente equilibrado y adecuado
para el desarrollo de la vida). La conservación, es pues, positiva, no se reduce a una
simple abstención o "no hacer" sino el mantenimiento, la utilización racional, la
reestructuración y la mejora del ambiente. Con mayor razón no son permisibles los

19
aspectos humanos de deterioro ambiental como la contaminación, la desertificación, la
depredación.

3. La contaminación ambiental en el derecho constitucional


El segundo acápite del artículo 123° señala que: "Es obligación del Estado, prevenir
y controlar la contaminación ambiental". La contaminación es una forma cualitativa de
degradación ambiental. La contaminación suele delimitarse según el elemento afectado
(aire, agua, suelo).

Durán Dantes distingue dos tipos históricos de contaminación atmosférica:


1) La contaminación clásica de las grandes aglomeraciones industriales debida
fundamentalmente a las de industrias químicometalúrgicas y a la combustión del
carbón. Un caso notorio fue el de los humos de La Oroya provocado por la función
de la Compañía Minera Cerro de Paseo que contaminó las de los departamentos de
Paseo, Lima y Junín.
2) La contaminación moderna que corresponde a la etapa de los hidrocarburos. Su
control es uno de los problemas más graves de nuestros tiempos. · La contaminación
ambiental ha sido definida como "la alteración desfavorable de nuestro entorno como
subproducto total o parcial de las actividades humanas y a través de los efectos
directos o indirectos que se derivan de los cambios de la distribución de la energía,
los niveles de radiación, la constitución química y física y la abundancia de los
organismos". Estos cambios pueden afectar al hombre directamente o a través del
abastecimiento de agua y de los productos agrícolas o biológicos, de sus objetos o
bienes materiales o de sus posibilidades de disfrute de la naturaleza".

Otra definición generalizada de contaminación se refiere a "cambios no


deseables en las características físico-químicas y biológicas del aire, la tierra y el agua,
que puedan afectar nocivamente la vida humana o la de otras especies valiosas, los
procesos industriales, las condiciones de vida y la sociedad en general".

J.E. BAUGH define la contaminación como "la descarga de substancias extrañas


en el ambiente en cantidades tales que perjudiquen la propiedad, la vida y/o salud del
hombre o la integridad de los ecosistemas naturales.

20
Los tres grandes elementos que constituyen la biósfera y cuyas características
físico-químicas y bacteriológicas las diferencia entre sí, son precisamente el aire, el
agua y los suelos. Cada uno de ellos se ve afectado de manera especial por la actividad
humana, principalmente industrial, pero el efecto muchas veces se traslada de uno a
otro. Esta clasificación tripartita sirve como pauta en el análisis ecológico y en las
investigaciones sobre conservación y descontaminación ambiental. También el Derecho
tradicional toma en cuenta esta clasificación del ecosistema mundial, aunque tiende a
equivocarse al no llegar a regular integralmente los tres ecosistemas, descuidando, por
ejemplo, el de la atmósfera y perjudicando así el logro de los objetivos trazados, y la
eficiencia de sus normas de control.

CAPÍTULO III
ACUERDOS INTERNACIONALES SOBRE DERECHOS HUMANOS Y MEDIO
AMBIENTE

Se ha reconocido constitucionalmente, por una parte, el derecho al medio ambiente y


el deber de los particulares y el Estado a conservarlo, y por la otra, su calidad de bien
jurídico tutelado con notoria autonomía de fines directamente antropogénicos. Así este
tipo de referencias, involucran varias áreas mutuamente relacionadas:

Su consideración como derecho subjetivo a favor de los ciudadanos; como norma


programática o meta de la actividad de los poderes públicos; y como criterio para la
distribución de competencia entre niveles del Estado, federales, estaduales y
municipales, o bien centrales y territoriales.

En la literatura jurídica, desde que se inició el desarrollo del derecho ambiental en el


mundo, se han dado amplias discusiones y debates en torno al alcance del objeto del
derecho al medio ambiente, individualmente entendido, es decir como derecho humano.
En el fondo lo que se quiere determinar es la forma en que este derecho se puede hacer
efectivo y los mecanismos para ello. Los objetivos de un derecho humano a un ambiente
adecuado pueden desdoblarse en una meta de carácter general, la que se refiere a la
protección de la humanidad, amenazada seriamente por el deterioro ambiental, y otra de

21
carácter individual, que se refiere al mantenimiento o la generación de las condiciones
ambientales necesarias, para que sea posible el desarrollo de la persona, del individuo
que requiere del disfrute de este derecho a través de los otros diferentes derechos
humanos.

Se considera, por algunos autores, que este derecho al medio ambiente, tiene un
contenido social. El derecho al ambiente se resiste a ser una simple definición literaria.
Debido a que su alcance, su efectividad e incluso su propio contenido, varían en función
de las condiciones humanas y sociales y de la realidad en que resulte su aplicación. Esta
realidad es la que va a condicionar seriamente el desarrollo y la forma de garantizar este
derecho humano que no sólo comprende situaciones económicas constatables
empíricamente, sino que también se va a nutrir del desarrollo de la conciencia colectiva
y de los principios y valores e incluso de orden moral que inspiran en un momento
histórico determinado a la sociedad. Como puede apreciarse, el derecho al medio
ambiente como derecho humano es una realidad muy difícil de aprehender, lo que
conduce irremediablemente a convivir con zonas de incertidumbre en la definición del
derecho. Por ello, cuando se pretende definirlo, más bien se le caracteriza en función de
un derecho humano, pero son pocas las definiciones que abordan al derecho al medio
ambiente desde el punto de vista del bien jurídico que entraña este derecho. Por el
contenido de realidad que tiene este derecho, se vincula con situaciones que se
encuentran más en el campo económico, por ello parece que la evolución de este
derecho tiene como tendencia que a él se le sume el derecho al desarrollo sustentable. El
desarrollo sustentable como paradigma para fundamentar el derecho al medio ambiente
adecuado, o como un derecho en sí mismo como “derecho al desarrollo sustentable” que
contiene un alto valor económico, que para algunos, es el motor principal e
irreemplazable de la actividad humana, no puede agrupar otros bienes jurídicos
vinculados a él, como la supervivencia física, la salud, la dignidad, el amor a los demás,
el patriotismo y la religión, entre otros.

Así, “ambiente” y “desarrollo sustentable” como bienes jurídicos y fuentes del


derecho al medio ambiente, deben de ser ubicados como principios que son el
fundamento para el establecimiento de derechos y obligaciones, que alimentan políticas,
que son valores que se traducen en derechos y como una estrategia de supervivencia
para la humanidad. El ambiente y el desarrollo sustentable no son bienes jurídicos

22
tradicionales, se encuentran contenidos en el concepto mismo de vida y se combinan
con conceptos como la calidad y la perspectiva de vida. Por ello queremos recalcar que
el derecho al medio ambiente y al desarrollo sustentable, son derechos de una naturaleza
jurídica especial, que exigen de acciones individuales reguladas para que a partir de
ellas se puedan garantizar los derechos de la colectividad. Es la búsqueda del bienestar
colectivo a través de la regulación de conductas personales, individuales. El derecho a
un ambiente adecuado es también un derecho indivisible, precisamente por la
constatación de que el ataque al entorno supone una degradación del macroambiente al
que todos tenemos derecho. Se trata de un derecho que debe basar gran parte de su
aplicación y efectividad en la coordinación y en la solidaridad. Es un nuevo derecho que
responde a nuevos retos. Y uno de estos retos es precisamente como se establecen los
esquemas de responsabilidad de los diferentes actores en el ejercicio de este derecho. El
Estado es uno de los principales responsables del derecho al medio ambiente, esto es
reconocido por varias Constituciones y textos internacionales como la Declaración de
Estocolmo 1972 y Río 1992.

3.1 Conferencia sobre el medio ambiente humano (Estocolmo - 1972)

La Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Humano, reunida en


Estocolmo del 5 al 16 de junio de 1972, respondiendo a la necesidad de un criterio y
unos principios comunes que ofrezcan a los pueblos del mundo inspiración y guía para
preservar y mejorar el ambiente, emitió una Proclama y una Declaración de Principios.

3.1.1 Proclama de la conferencia


 La protección y mejoramiento del medio humano es una cuestión fundamental
que afecta al bienestar de los pueblos y al desarrollo económico del mundo
entero.
 El crecimiento natural de la población plantea continuamente problemas
relativos a la preservación del medio, y se deben adoptar normas y medidas
apropiadas para hacer frente a esos problemas.
 Hemos llegado a un momento de la historia en que debemos orientar nuestros
actos atendiendo con mayor cuidado a las consecuencias que puedan tener para
el medio.

23
 La defensa y el mejoramiento del medio humano para las generaciones presentes
y futuras se ha convertido en meta imperiosa de la humanidad, que ha de
perseguirse al mismo tiempo que las metas fundamentales ya establecidas de la
paz y el desarrollo económico y social.
 Corresponderá a las administraciones locales y nacionales, dentro de sus
respectivas jurisdicciones, la mayor parte de la carga en cuanto al
establecimiento de normas y la aplicación de medidas en gran escala sobre el
medio.

3.1.2 Declaración de Principios


 Los recursos naturales de la tierra, incluidos el aire, el agua, la tierra, la flora y la
fauna y especialmente muestras representativas de los ecosistemas naturales,
deben preservarse en beneficio de las generaciones presentes y futuras mediante
cuidadosa planificación u ordenación, según convenga.
 Al planificar el desarrollo económico debe atribuirse importancia a la
conservación de la naturaleza, incluidas la flora y fauna silvestres.
 Debe ponerse fin a la descarga de sustancias toxicas o de otros materiales y a la
liberación de calor, en cantidades o concentraciones tales que el medio no pueda
neutralizarlas, para que no se causen daños graves o irreparables a los
ecosistemas. Debe apoyarse a la justa lucha de los pueblos de todos los países
contra la contaminación.
 El desarrollo económico y social es indispensable para asegurar al hombre un
ambiente de vida y trabajo favorable y crear en la tierra las condiciones
necesarias para mejorar la calidad de la vida.
 A fin de lograr una más racional ordenación de los recursos y mejorar así las
condiciones ambientales, los estados deberían adoptar un enfoque integrado y
coordinado de la planificación de su desarrollo de modo que quede asegurada la
compatibilidad del desarrollo con la necesidad de proteger y mejorar el medio
humano en beneficio de su población.
 La planificación racional constituye un instrumento indispensable para conciliar
las diferencias que puedan surgir entre las exigencias del desarrollo y la
necesidad de proteger y mejorar el medio.

24
 Los estados se aseguraran de que las organizaciones realicen una labor
coordinada, eficaz y dinámica en la conservación y mejoramiento del medio.

3.2 Declaración en las Naciones Unidas (New York - 1980)

Como resultado de un estudio realizado sobre procedimientos y prácticas


ambientales de varias importantes agencias internacionales y regionales de asistencia al
desarrollo, el 1o de febrero de 1980 se firma en la sede de las Naciones Unidas en Nueva
York la Declaración sobre Política y Procedimientos ambientales relativos al
Desarrollo Económico.

3.2.1 La Declaración
Las agencias firmantes declaran que:
I. Reafirman su apoyo a los principios enunciados y las medidas recomendadas
en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Humano
(Estocolmo 1972).
II. Se esforzara al máximo de su capacidad por:
1) Establecer procedimientos para el examen sistemático de todas las
actividades de desarrollo, incluso las políticas, los programas y los
proyectos, cuya financiación se considere, a fin de asegurarse de que se
propongan medidas adecuadas para el cumplimiento de lo expresado en
la sección I Supra.
2) Entablar negociaciones de cooperación con los gobiernos y con los
correspondientes organismos y organizaciones internacionales, para
lograr la integración de medidas ambientales adecuadas en la preparación
y ejecución de las actividades de desarrollo económico.
3) Brindar asistencia técnica en cuestiones ambientales, incluida la
capacitación, a los países en desarrollo que lo soliciten, para desarrollar
así su capacidad autónoma y facilitar la cooperación técnica entre ellos
mismos.
4) Prestar atención y, si corresponde, dar el apoyo a las propuestas de los
proyectos que se hayan diseñado especialmente para proteger, rehabilitar,
ordenar o mejorar de alguna manera el medio ambiente humano, la
calidad de vida y los recursos conexos.

25
5) Dar comienzo o coadyuvar en otra forma a la realización de
investigaciones y estudios conducentes al perfeccionamiento de las
metodologías para la apreciación, la ejecución y la evaluación de
proyectos, incluidos los análisis de costo-beneficio, en relación con las
medidas de protección del ambiente.
6) Apoyar el entrenamiento e información del personal de operaciones, en
la dimensión ambiental del desarrollo económico.
7) Preparar, publicar y difundir documentación y material audiovisual que
proporcione una guía en la dimensión ambiental de las actividades del
desarrollo económico.

3.2.2 Las consecuencias


Entre las agencias firmantes de esta Declaración figuran el Banco Mundial, BID,
BCIE, PNUMA, PNUD, OEA, etc. Una de las consecuencias de la Declaración anterior,
tal vez la más notoria sea la insistencia de estos organismos en la preparación de la EIA
de los proyectos a ser financiados, más allá del régimen jurídico de muchos países
subdesarrollados, tales estas agencias tienen procedimientos específicos aprobados
tiempo atrás, que aplican en sus operaciones de cooperación técnica y financiera.

3.3 Metas y principios de la evaluación del impacto ambiental – PNUMA, 1987

El Consejo de Administración del Programa de las Naciones Unidas para el Medio


Ambiente (PNUMA) aprobó el 17 de junio de 1987, la decisión 14/25 sobre Metas y
Principios de la EIA, estableciéndose lo siguiente:
 La evaluación del impacto ambiental es el examen, análisis y evaluación de unas
actividades planeadas con miras a lograr un desarrollo que desde el punto de
vista del medio ambiente sea adecuado y sostenible.
 Las metas y principios de la evaluación del impacto ambiental enunciados son
necesariamente de carácter general y podrán ser precisadas más en detalle al
llevar a cabo trabajos de evaluación del impacto ambiental en los planos
nacional, regional o internacional.

26
3.4 Comisión económica para Europa – 1991

La Convención sobre EIA en un contexto internacional fue aprobada el 25 de


Febrero de 1991 y firmada por 29 países y la Comunidad Europea. Este es el primer
tratado multilateral donde se especifica los derechos y los deberes de las parte firmantes
con respecto a los impactos transfronterizos de actividades propuestas a fin de
incorporarlos en los procedimientos de toma de decisiones.

3.5 Nuestra propia agenda – BID/PNUD, 1991

La Comisión de Desarrollo y Medio Ambiente de América Latina y el Caribe


integrada por el BID y el PNUD, con la colaboración de la CEPAL y el PNUMA,
produjo el documento indicado. En dicho documento se menciona lo siguiente:

La legislación ambiental se orienta por lo general a la sanción de las conductas


individuales que generan resultados nocivos al entorno, favoreciendo en consecuencia
y de un modo exagerado, a los mecanismos correctivos, lo que se requiere es una
legislación que actué mas sobre las causas que generan dichos efectos, por tanto, la
legislación ambiental deberá ser orientada, sobre todo, hacia el establecimiento de
mecanismos preventivos, en especial de aquellos que tengan la virtud de incidir en las
actividades productivas, como es el caso del ordenamiento del territorio, propendiendo
hacia una modalidad de desarrollo ambiental adecuada. También es necesario aprobar
una legislación que imponga la obligación de realizar estudios de impacto ambiental
(incluyendo el efecto sobre la salud humana) durante la etapa de formulación de
proyectos, al menos para aquellas iniciativas que signifiquen alteraciones de mayor
intensidad al entorno ecológico y social.

3.6 Conferencia sobre ambiente y desarrollo – Río, 1992

La Conferencia de las Naciones Unidas sobre Ambiente y Desarrollo (CNUMAD)


que se llevó a cabo en Río de Janeiro en 1992, entre la Declaración de Principios, está la
17 que dice lo siguiente:

27
Deberá emprenderse una evaluación del impacto ambiental, en calidad de
instrumento nacional, respecto de cualquier actividad propuesta que probablemente
haya de producir un impacto negativo considerable en el medio ambiente y que esté
sujeta a la decisión de una autoridad nacional competente.

3.7 Resoluciones de la OMS

La OMS, al igual que muchos otros organismos que forman parte del sistema de las
Naciones Unidas, está muy activa en la promoción del desarrollo de los procedimientos
de Evaluación Ambiental en los países miembros, con énfasis especial en los rubros de
impactos en la salud y seguridad, realiza y apoya la realización de curso y seminarios,
fortalecimiento institucional y divulgación de la información técnica requerida para
estos trabajos.

3.7.1 Mayo de 1982


La Asamblea Mundial de la Salud reconoció que muchos proyectos de desarrollo
pueden entrañar grandes riesgos para la salud y peligros para el ambiente y que en la
planificación y ejecución de proyectos de desarrollo suelen ser insuficientes los recursos
que se asigna y utilizan para evaluar esos riesgos y evitar que se produzcan, y reconoció
además que en el pasado la salud de las poblaciones y el ambiente se han deteriorado en
ocasiones a consecuencia de proyectos de desarrollo, especialmente los relacionados
con el aprovechamiento de recursos hidrológicos. Con base en estos hechos insto a los
Estados Miembros, a los organismos nacionales e internacionales y a las entidades de
financiamiento a que, al planificar y ejecutar proyectos de desarrollo especialmente los
relacionados con el aprovechamiento de recursos hidrológicos:
 Analicen detalladamente los posibles riesgos para la salud y para el ambiente de
los proyectos de desarrollo propuestos o en curso de ejecución.
 Incluyan en los planes y en la ejecución de los proyectos medidas adecuadas
para evitar en todo lo posible la aparición de riesgos para la salud y para el
medio ambiente.
 Asignen recursos en los planes de financiación de los proyectos de desarrollo de
que se trate.

28
3.7.2 Mayo de 1986
La Asamblea Mundial de la Salud solicito al Director General de la OMS desarrollar
y reforzar las actividades de la OMS para apoyar a los países en un esfuerzo de
formular, implementar y evaluar las acciones intersectoriales y establecer mecanismos
intersectoriales para asegurar que las iniciativas de desarrollo en cualquier área no
tendrán efectos adversos en la salud.

3.7.3 Mayo de 1992


La Asamblea Mundial de la Salud insta a los estados miembros a que analicen los
efectos sanitarios de los proyectos de desarrollo en curso y futuros y apliquen las
medidas de protección necesarias para salvaguardar, promover y mejorar el estado de
salud de las poblaciones afectadas.

3.8 Acciones de la OPS

Los programas de salud ambiental han constituido un componente importante de las


actividades de la OPS por lo menos desde el decenio de 1950. La preocupación por la
relación entre la salud y los procesos de desarrollo data de varias décadas atrás. En
1974, en un simposio regional sobre el medio ambiente patrocinado por la OPS, se
reconoció la relación estrecha entre el ambiente, la salud y el desarrollo y se recomendó
que los países tomen en cuenta esta relación en la preparación de sus planes nacionales
de desarrollo.

En el programa de Salud Ambiental a mediano plazo de la OPS (1987-1989) se


estableció la meta de que los países de la región reforzaran su capacidad para abordar
los problemas de contaminación ambiental y los posibles impactos de proyectos de
desarrollo que afectan a la salud y a la ecología humana, dando especial atención a la
contaminación química. Se fijó en dicho programa de mediano plazo, como actividad de
la OPS, la de diseñar y diseminar metodologías y otra documentación para la evaluación
del impacto sobre la salud y la ecología humana de los proyectos de desarrollo.

Dentro de ECO, en el periodo 1984-1991, uno de los temas que más atención ha
demandado y que ha tenido una gran receptividad a nivel de los países y de varios
organismos internacionales (BID, CPPS, PNUMA, PNUD) ha sido el de la Evaluación

29
del Impacto en el Ambiente y la Salud de los proyectos de desarrollo. Las acciones más
relevantes que se han desarrollado en este tema, durante ese periodo, fueron las
siguientes:
 Preparación y actualización de los materiales didácticos para los cursos y
seminarios que se han llevado a cabo a nivel regional y nacional.
 Dictado y participación directa en dichos eventos.
 Revisión de propuestas de leyes y reglamentos para implementar la EIA en
algunos países.
 Revisión de programas propuestos para cursos sobre EIA en países y organismos
regionales.
 Elaboración del componente de EIA dentro del proyecto MASICA.
 Elaboración de términos de referencia para realizar la EIA de proyectos
específicos, y para estudios ex-post de proyectos.
 Análisis de la situación de las EIA en algunos países de la región.

Con base en la experiencia y práctica realizaba sobre este instrumento, se editó en


1990 en ECO el Manual Básico sobre EIAS de los proyectos de desarrollo, con varias
reimpresiones agotadas. El presente Manual viene a reemplazar al anterior.

Como resultado de los talleres realizados en los países, que significo una promoción
de la EIA, en estos últimos años varios países han promulgado leyes/reglamentos
dirigidos específicamente a implementar este instrumento en el proceso de decisiones.
Hay en estos momentos en algunos países de la región, proyectos de leyes y
reglamentos que están siendo analizados a fin de incorporar a la EIA como instrumento
de gestión ambiental.

3.8.1 Programa de mediano plazo


En el programa de Salud Ambiental a Mediano Plazo de la OPS (1987-1989) se
estableció la meta de que los países de América Latina y el Caribe reforzarán su
capacidad para abordar los problemas de contaminación ambiental, y los posibles
impactos de proyectos de desarrollo, que afectan a la salud y a la ecología humana,
dando especial atención a la contaminación química. Se fijó como actividad de la OPS,

30
diseñar y diseminar metodologías y otra documentación para la evaluación del impacto
sobre la salud y la ecología humana de los proyectos de desarrollo.

3.8.2 Funciones de ECO


En la reunión entre representantes del Programa de Salud Ambiental de la OPS y de
sus centros especializados, se propuso que el Centro Panamericano de Ecología Humana
y Salud (ECO) asuma la responsabilidad de llevar a cabo dentro de la meta del
programa de Salud Ambiental a Mediano Plazo:
 Diseñar y diseminar una metodología y otra documentación para la evaluación
del impacto sobre la salud y la ecología humana de los proyectos de desarrollo.
 Cooperar en la preparación de personal y diseminar información sobre varios
aspectos técnicos relacionados.

31
CONCLUSIONES

La degradación del Medio Ambiente ha constituido uno de los temas centrales


en la agenda internacional a lo largo de las últimas décadas. Sin embargo, la necesidad
de regular los impactos negativos de la actividad humana se ha trasladado desde la
preservación de los recursos naturales a la protección efectiva de los Derechos
Humanos. La comprensión del vínculo y su abordaje dentro de la esfera internacional
constituye un punto central que definirá los próximos pasos de la agenda en esta
materia.

Existe una concepción amplia del ambiente como "el conjunto de factores físicos,
sociales, culturales, económicos y estéticos que afectan al individuo y a las
comunidades, que determinan su forma, carácter, relación y supervivencia natural.

Nuestra Constitución menciona varios planos del ambiente (salud, equilibrio


ecológico, desarrollo de vida, paisaje) que tienen incidencias en diversos sectores del
orden jurídico por lo que debe entenderse que toma el vocablo en sus significación más
amplia y que su reglamentación requiere una disciplina unitaria.

La recepción del tema del ambiente en los textos constitucionales es de data reciente
y se ha producido con más amplitud a medida que se ha ido tomando conciencia de su
importancia prioritaria.

El derecho al medio ambiente se entiende y opera a partir del deber de la esperanza


de las aspiraciones sociales, se construye de manera distinta a los demás derechos
humanos, desde los esquemas de responsabilidad ambiental.

Cabe recordar que el derecho al medio ambiente incluye su consideración como bien
jurídico, el ambiente asume un valor de objeto de protección y como categoría de bien
jurídico constitucionalizado, y también es un bien jurídico colectivo y único.

Lo que se tutela en el derecho al medio ambiente adecuado es un bien jurídico


específico: la vida y la calidad de vida del individuo, que se siente o está afectado por

32
las alteraciones al ambiente y al protegerlo, al regular las actividades que pueden
alterarlo, se está salvaguardando la salud, la vida, la calidad de ésta y es tan concreto
que tan sólo basta con el hecho de percibir que se puede afectar para caer en el supuesto
de su defensa.

Existe una línea muy fina entre fascismo o autoritarismo ecológico y la aplicación de
la legislación ambiental, ya que implica poner a operar los mecanismos de control y
represión. La única forma de fortalecer la línea que hace la diferencia es mediante la
aplicación efectiva de la ley con el apoyo de una sociedad informada y responsable.

Como se podrá observar, el mayor desafío que debemos afrontar es que se lleve a
cabo el cumplimiento efectivo de la legislación ambiental, debido a que es uno de los
aspectos clave para lograr la reconstrucción del Estado de derecho. Por ello, es
determinante vincular el sistema jurídico con el ecosistema para poder realizar la
defensa y garantía de los derechos relacionados con el medio ambiente adecuado.

Para garantizar los derechos humanos asociados al derecho al medio ambiente


adecuado se deben replantear una serie de principios, uno de ellos es del derecho a la
vida planteado desde el imperativo ético “el hombre debe existir” a partir del “deber de
la esperanza”.

El derecho al desarrollo sustentable y los derechos humanos tienen una relación muy
estrecha entre sí, son derechos indirectos. Un desarrollo sin respeto a los derechos
humanos no será en definitiva sustentable, mientras que una situación de pleno respeto y
disfrute de todos los derechos humanos sólo es posible en un contexto de una situación
al menos razonable de desarrollo. Un desarrollo sustentable es aquel centrado, en
definitiva, en un ser humano que disfrute y vea respetados todos sus derechos humanos.

Tras la evolución de la conciencia mundial acerca del medio ambiente y la


preocupación sobre la calidad de vida, generaciones futuras, integración del medio
ambiente saludable en el proceso de decisión económico, se han realizado una serie de
conferencias mundiales a respecto del asunto, que culminaron con declaraciones
políticas de los Jefes de Estado y de Gobierno y planos de acciones que por desinterés
de los mismos no han logrado tanto éxito como se esperaba. Además, los mecanismos

33
convencionales de control de la ONU tampoco tienen carácter vinculante o poder
coercitivo frente a los Estados.

Se puede añadir que el esfuerzo para mejorar la calidad de vida de las personas y del
medio ambiente va mucho más adelante que una obligación moral para los Estados , se
trata también de una cuestión de conciencia política y ciudadana de preocupación con el
presente y el futuro.

BIBLIOGRAFÍA

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Constitución Política de España, 1978
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Ruiz, José Juste. Derecho Internacional del Medio Ambiente. MacGraw-Hill: Madrid,
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