¿Cuál es la diferencia entre un vínculo y una relación?
La diferencia que existe es que cuando hablamos de relación hablamos
de forma. Un formato creado. Tiene un título, un nombre. Por ejemplo: relaciones de amigos y pareja. Una relación es entre dos o más, que están de común acuerdo en ese formato. Estar en una relación es como estar con un socio. Hay reglas, se espera un formato equitativo y armonioso para todos, donde hay un trato justo. Si es consciente también es una relación honesta, transparente y los que forman parte de esa relación aportan a esa armonía constantemente para que suceda el equilibrio. Hay cuestiones negociables* y otras que no (esto es en referencia a la relación que tiene cada individuo consigo mismo).
Por otra parte si hablamos de romance, de conquista y seducción,
estamos hablando de una etapa anterior a una relación. Si bien, esa manera de relacionarnos en una relación de pareja es necesaria para mantener la chispa, hay parejas que no lo tienen en cuenta. Todo depende de la manera en la que prefiera esa pareja vivir esa relación. Pero aquí tenemos el primer indicio de que muchas veces formamos una relación sin tener en cuenta cómo queremos vivirla, cuáles son nuestros deseos y necesidades emocionales, como también para qué tipo de relaciones estamos y para cuáles no. Es sabido que se puede estar en una relación sin querer reconocerlo de parte de alguno de los participantes. En donde la seducción y la conquista es parte de un juego constante que puede generar muchas expectativas y pocas realidades. Quizás estés pensando que existe ese juego sólo de manera romántica, pero puede ser similar con un socio sin compromiso, padre o madre ausente, y demás tipos de relaciones.
Por lo que si hablamos de vínculo estamos hablando de destino. El
vínculo nace de la referencia energética, de lo que estamos vibrando. Vibramos energía, somos energía. Somos miles y miles de átomos que vibran constantemente y se mimetizan con aquellos que vibran en una frecuencia similar. Nacemos y nos vinculamos con aquellos que muestran diferentes vibraciones de la energía que nos conforma, con diferentes referencias energéticas. Esas referencias pueden o no estar ligadas a experiencias de vidas pasadas. Y si bien existe una posibilidad de que cuando nacemos traigamos impregnado un destino, es cuestión de aceptar que aquello que nos toca experimentar es sólo eso, una experiencia. Sí nos marca, termina formando parte de nuestro comportamiento y de aquello que llamamos patrones emocionales (patrones lunares en la astrología). Pero esas experiencias pueden ser utilizadas para transformar nuestra propia vibración energética y llevarla a otro nivel. Reconocemos nuestras energías en en esos personajes de la infancia y pre adolescencia, la integramos y lo seguimos haciendo a lo largo de la vida. Éstos son nuestros primero vínculos. Esos vínculos, esas vibraciones a las que nos acercamos nos van a traer todo tipo de experiencias simplemente para crecer, para integrar parte de lo que proyectamos o no reconocemos en nosotros, para aprender y para disfrutar, lo último no se suele tener en cuenta.