En el curso incesante de los siglos que el mundo inconmovible presenciará, baja a un tiempo majestuoso frente a los ojos que el llanto oscureciera, con ese eterno afán que solo alcanza saciar la libertad, en tierra fijos, la virginal América sufría el yugo de la España vencedora. Hasta que el gran Bolívar indignado “basta de llanto y de vergüenza, dijo, ya el sol de LIBERTAD luce en el cielo iluminando con su rayo el mundo… de libertad, idea sacrosanta, que es germen fecundo de tanto sacrificio y gloria tanta.
Bolívar; Dios lo quiso!
tú fuiste ese genio prodigioso; tu llenaste de gloria los ámbitos del mundo, y con tu nombre las páginas más grandes de la historia.
¡Coloso de América! ¿Qué alcanza
a igualarte siquiera? ¿Dó está el hombre que dando libertad a las naciones no abrigue criminales ambiciones gigantes de la fama cuya espada hizo temblar el mundo, Napoleones, Césares, Alejandros ¿Qué buscaron si no poder inmenso o falsa gloria? Mas tu, lejos del cieno del infame egoísmo, en cuyas aras mil vidas se inmolaron, guiando a la Victoria, hiciste inmortal a tu memoria!