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Francia.

Es la arquitectura de la razón. Se intenta adecuar la funcionalidad y la forma del edificio, por eso se decanta
por construcciones de tipo práctico e industrial.
Como consecuencia de los cambios económicos y sociales, la arquitectura realizará edificios como bolsas de
comercio, bibliotecas, teatros, museos, hospitales, etc.
También se hará arcos de triunfo y columnas conmemorativas para narrar las hazañas napoleónicas y
eternizar al emperador.
A mediados del siglo XVIII surge este movimiento de reacción contra el rococó.
Ange-Jacques Gabriel (1.698-1.782) fue el primer arquitecto de Luis XV. A partir de 1.770 empezó a realizar
edificios con muy poca ornamentación. El primer ejemplo de este cambio arquitectónico fue el pequeño
Trienon de Versalles, con unas líneas muy sobrias.
Otra de sus obras fue el proyecto para la Plaza de la Concordia de París, donde los edificios tienen una gran
simetría con el fondo arquitectónico. Este proyecto se le presentó a Luis XV.
Germain Soufflot (1.713-1.780) realizó el panteón de los Hombres Ilustres, antes iglesia de Santa Genoveva.
Esta iglesia se reconvirtió en panteón para albergar a los héroes de la Revolución Francesa (1789). Se
considera una obra neoclásica por su estatismo y su austeridad decorativa.
El exterior articula con rigor los cuerpos que la forman: el pórtico monumental de inspiración romana,
rematada por un festón y la bella cúpula, con un anillo de columnas corintias y coronada por una linterna. Esta
cúpula fue muy imitada por los autores neoclásicos y nos recuerda a San Pedro in Montori de Bramante.
Durante el imperio nepoleónico trabajó Bartolomé Vignon (1.716-1.846). Este arte se conoció como arte
imperio. El arte está al servicio de Napoleón y su expansión territorial. También refleja las conquistas y no es
de extrañar que aparezcan como elementos decorativos flores de loto, esfinges, pirámides y águilas. su obra
más importante es la Iglesia de Santa Magdalena. Se realizó entre 1.806 y 1.824 en París. Es una copia de un
templo romano llamado Maison Carrée de Nimes.
Es una iglesia con planta de cruz latina y con cúpula en el interior y exterior. Es un templo períptero (rodeado
de columnas corintias). Tiene un frontón clásico.
Otra obra de este estilo imperio es el Arco del triunfo de París, obra de Jean-Francoise Chalgrin (1.739-1.811).
Se hizo para conmemorar las victorias de Napoleón. Es el arco de un solo vano más grande del mundo, con
50 metros y sin columnas.
En 1.804 Napoleón nombró arquitectos oficiales a Charles Percier (1764–1838) y a Pierre Francoise
Fontaine (1762–1853). Estos arquitectos llevarán a la perfección el estilo imperial. Ambos realizarán el Arco
del Triunfo del Carrusel (1.805-1.806) para conmemorar la victoria de Napoleón en la batalla de Austerlitz.
Tiene tres vanos y está rematado por el grupo de la Victoria triunfal. Está inspirado en el arco de Severo
Séptimo de Roma.

Inglaterra.
El clasicismo inglés está influido por el estilo clasicista griego y por la influencia de Palladio (Quincueccento
italiano).
Siguiendo el clasicismo de Palladio tenemos a William Chambers (1.726-1.796), cuya obra maestra es el
gigantesco palacio de los magistrados de Somerset House.
Otros autores en la misma dirección clásica son Robert y James Adam, principales arquitectos del
neoclasicismo escocés.
John Soane (1.752-1.837) es otro autor influido por el arte romano. Entre sus obras destacan la ampliación
del Banco de Inglaterra.
Con la llegada de la tendencia helenizante, crece la pasión por el pórtico de columnas. En este sentido
tenemos a Robert Smirke (1.781-1.867) que hizo el Museó Británico.
William Wilkins (1.778-1.839) realizó la National Gallery de Londres.
En 1.812 John Nash (1.752-1.835) fue el encargado de desarrollar el urbanismo de la ciudad de Londres
durante la época del Rey Jorge V.
Diseñó también el Regent's Park en Londres, un gran parque donde a su alrededor se establecieron las
terraces, primeras viviendas colectivas de lujo estilo palacete, siendo quizás la más bella Cumberland Terrace.
Al lado del parque está la Regent Street, que abre una calle hasta la residencia real y que a su vez divide el
Londres rico del pobre.
Su obra más importante es el Pabellón Real de Brihgton, de estilo historicista (ver en el epígrafe de
Arquitectura historicista del XIX).

Alemania.
La corriente clasicista tiene sus representantes en Langhans y Schinkel en Berlín y en Leo Von Klenze en
Múnich.
Carl Gotthard Langhans (1.732-1.808) realizó la Puerta de Branderburgo
Karl Friedrich Schinkel (.781-1.841) trabajó principalmente en Berlín y sus alrededores. Entre sus obras
destacan el Teatro, el Museo Antiguo y este edificio de la Nueva Guardia. (Neue Wache).
Leo Von Klenze (1.789-1.864) realizó la Gliptoteca (en la derecha) y el Propileos de Múnich.

ESPAÑA.
En España el neoclasicismo tuvo que superar el arraigo del barroco. El baluarte del neoclásico en España fue
la Academia de San Fernando, fundada en 1.752. Esta academia formaba a los nuevos arquitectos y
examinaba los planos de los edificios públicos.
Ventura Rodríguez (1.717-1.785) evolucionó del barroco al neoclásico con la fachada de la catedral de
Pamplona (1.783), con pórtico tetrásilo clásico.
Es una reacción contra la excesiva ornamentación barroca. Llega a prescindir de por completo de la
decoración, salvo algunas pilastras de poco relieve y frontones del mismo tipo, que recorren la fachada.
Francesco Sabatini (1.722-1.797) también evolucionó desde el barroco. Trabajó para Carlos III en Madrid,
realizando Instrucciones para el alcantarillado de la ciudad. Continuó las obras del Palacio Real tras la muerte
de Sachetti. Es el creador, junto con Villanueva, del urbanismo de la zona de El Pardo y sus alrededores.
Su obra más famosa es la puerta de Alcalá. Esta puerta es neoclásica pero todavía presenta muchos restos
barrocos, como la ornamentación superior.
Esta es la Puerta de San Vicente.
También realizó la fachada de San Francisco el Grande (foto). Esta iglesia fue trazada por Francisco
Cabezas, depués de rechazarse un proyecto de Ventura Rodríguez, y fue continuada por Antonio Pla hasta
1.776. En este año Sabatini se encargó de la dirección de la obra y decora el convento con una sobriedad
neoclásica típica.
El arquitecto auténticamente neoclásico fue Juan de Villanueva (1.739-1.811). Este arquitecto se formó
en Roma y en El Escorial. En 1777, Carlos III lo nombró arquitecto del príncipe y los infantes. En lo sucesivo
trabajaría casi en exclusiva para la casa real. Desde 1781 fue arquitecto encargado del Real Sitio de El
Escorial; Carlos IV le nombró arquitecto mayor.
En 1771 construye la Casa de Infantes en el Real Sitio de Aranjuez; en 1772, la Casita del Príncipe en El
Pardo; en 1773, la Casita de Arriba y la Casita de Abajo (o del Príncipe), ambas en el Real Sitio de El
Escorial.
Su construcción más significativa es el Museo del Prado (1.785-1.819). El rey Fernando VII reunió aquí las
Colecciones Reales.
Su fachada se articula en dos cuerpos: el inferior ritmado por la alternancia de arcadas y hornacinas
rectangulares con esculturas; y el superior, una galería de columnas jónicas.
La parte central de la fachada es un pórtico sobresaliente definido por orden dórico gigantes y rematado por
una relieve rectangular.
Villanueva agrupó libremente los órdenes arquitectónicos, pero siempre con un criterio estético y de
proporciones armónicas.
Otro edificio de Villanueva en Madrid es el Observatorio Astronómico. Sus obras se inician en 1.790. Llama la
atención el pórtico corintio y el templete jónico central y circula, que corona el eje del edificio.
En 1.791 se encargó de la reconstrucción de la Plaza Mayor de Madrid, tras el incendio de 1.790. En 1.804
realizó el Teatro del Príncipe, hoy Teatro Español de Madrid. Y en 1.810, un año antes de su muerte, realizó el
túnel (gruta del Campo del Moro) que comunicaba el Palacio Real con la Casa de Campo.
Otro discípulo de Villanueva, que trabajó en Madrid, fue Antonio López Aguado (1.764-1.831). Su obra
más importante en la Villa es, sin duda, la Puerta de Toledo. Construida hacia 1.826, en sus últimos años de
visa. Tiene una estampa muy equilibrada y correcta, a base de tres cuerpos con vanos adintelados en los
laterales y bóveda de medio cañón en el central. En el exterior se decora con pilastras y columnas jónicas.
Narciso Pascual y Colomer (1.808-1.870) es un arquitecto neoclásico tardío. Trabajó durante el reinado de
Isabel II. En 1.843 comenzó las obras del Congreso de los Diputados, terminándose siete años más tarde.
Hay que destacar la espléndida columnata sobre gradas de la fachada, coronada por un frontón clásico de
tipo helénico, obra de Jerónimo de Gándara.
Otro arquitecto que trabajó durante el reinado de Isabel II fue Francisco Jareño y Alarcón (1.818-1.892).
En 1.866 inició las obras del "Palacio de Museos y Bibliotecas Nacionales", que hoy acoge la Biblioteca
Nacional y el Museo Arqueológico Nacional. Este edificio no pudo ser terminado por el autor. Ruiz de Salas se
encargó de las obras hasta su finalización en 1.892.

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