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VIDAS POÉTICAS: Esteban Laureano Maradona (1895-1995)

Citando a Bergson, George Steiner afirma que “un arte verdaderamente grande debe dejar la
puerta abierta a la esperanza” 1. Efectivamente, una obra de arte moviliza el espíritu,
derribando las fronteras de lo que las apariencias, la costumbre o el temor denominan sentido
común. Con el hecho artístico, el sentido se renueva, se actualiza, se re-descubre, para que su
sustancia no se degrade con el paso del tiempo. Una vida poética está en la búsqueda
permanente de nuevos sentidos; implica una apertura hacia el mundo, tanto como un viaje
interior hacia las profundas esencias del alma. Esteban Laureano Maradona, un médico rural a
quien los pueblos nativos del Bermejo llamaban Piognak, llevó a cabo esta búsqueda en un
derrotero que no abandonó en toda su vida, y que se inició en una parada de tren, en el
corazón del monte chaqueño.

Un niño desordenado se recibe de médico

Maradona nació en la ciudad de Esperanza, provincia de Santa Fe, el 4 de Julio de 1895. Sus
primeros años de vida los pasó en “Los Aromitos”, una estancia ubicada en las orillas del Río
Coronda, donde la familia vivió aislada de los centros poblados. Rodeado de un ambiente
natural desbordante, Esteban aprendió a leer y a escribir: “Mi madre, María Encarnación
Villalba, tuvo que armarse de coraje para tenerme quieto en nuestra estancia (…) donde me
crie. Era medio desobediente y a veces prefería quedarme pintando debajo de un ombú antes
que ir a leer libros (…) Fui mal estudiante, desordenado, de chico renegaba, desobedecía (…)” 2.

La familia luego se trasladó a Buenos Aires, donde el joven Maradona concluyó sus estudios
secundarios. Poco después ingresó a la Facultad de Medicina, graduándose como Doctor en
1930. Eligió esta profesión porque la vislumbró como el camino mediante el cual podía
canalizar su vocación de servicio hacia los más necesitados. Publicó varios artículos en el diario
“La voz del Chaco”, donde se refirió a las condiciones laborales de los obreros y la educación
en las escuelas rurales.

En 1932 viajó a Paraguay para ofrecer sus servicios profesionales a Sanidad de ese país durante
la Guerra del Chaco (1932-35), donde atendió tanto a heridos bolivianos como paraguayos. Al
año siguiente, fue incorporado a la Marina de Guerra del Paraguay como médico interno del
Hospital Naval, institución de la que fue designado director: “No paré de trabajar. A medida
que la guerra sumaba víctimas y destrozos, fue creciendo mi devoción por salvar a tantos
hombres que luchaban en ella”3.

En 1935, al finalizar la contienda, regresó a Argentina: proyectaba instalar un consultorio en


Lobos, provincia de Buenos Aires, donde residía su madre. Antes, pasaría por Formosa, donde

1
STEINER, George. La poesía del pensamiento.Del helenismo a Celan. Fondo de Cultura
Económica.Siruela. Buenos Aires. 2012.
2
OLIVERA, Justo Lindor. Doctor Maradona, Buenos Aires, Corregidor, 2009.
3
Ibídem.
un tren lo llevaría a Salta, hasta su destino final en Tucumán, para saludar a su hermano Juan
Carlos.

Viaje hacia el corazón de la cacería

En el Km 234 del paraje Guaycurú, conocido como Estanislado del Campo, el tren hizo su
parada, como cada siete días. Era el 2 de noviembre de 1935. “Descendí para estirar las
piernas. Un grupo de personas preguntaba a voz en cuello si algún pasajero se animaba a
asistir a una parturienta en estado de gravedad… tomé mi maletín. Subí a un sulky… el parto
fue difícil, la parturienta en verdad estaba grave, se llamaba Mercedes Almirón y a mano saqué
esa criatura, una nena… si sigo viaje, se muere. Tenía eclampsia y sufría violentas convulsiones.
La traté. Finalmente la hemorragia se detuvo. Me decidí a no dejarla morir y la salvé… cuando
enfilé a la boletería para sacar pasaje para el día siguiente una verdadera multitud
zaparrastrosa clamaba por ser atendida… en fin amigo, mi historia es simple: me arremangué,
empecé a atender, y me quedé con ellos durante cuarenta y cinco años” 4.

Esteban, aquel niño desordenado, ahora doctor, había encontrado su lugar en el mundo. En
Estanislao del Campo. Donde atendió heridos, enfermos, hizo peritajes, consiguió agua de los
tanques del ferrocarril en épocas de sequía, promovió la creación de un correo y de una
escuela para los niños del pueblo. No cobraba honorarios: la gente daba lo que podía.
Promovió y presidió la Comisión Pro-Ayuda al Indígena. Los pilagá, que al principio lo
recelaban, como a todo hombre blanco, lo empezaron a llamar Piognak, Doctor Dios…

Vivió en una casa muy modesta, que tenía una sola habitación. Piso de ladrillo, techo de zinc.
Aljibe en el patio, que compartía con sus vecinos. Se lo veía caminar por el pueblo con el
mismo traje oscuro, con la misma camisa blanca. Y el sombrero negro. “Muchas veces se ha
dicho que vivir en austeridad, humilde y solidariamente, es renunciar a uno mismo. En realidad
ello es realizarse íntegramente como hombre en la dimensión magnífica para la cual fue
creado”5

Escribió una abundante obra sobre la vida natural de la región, sobre medicina y sobre la
lengua toba-pilagá (unas 3000 palabras traducidas al español). En 1973, la Escuela de Frontera
N° 6 de Laguna Blanca, lo distinguió con la “Palma de Oro” por sus investigaciones en ciencias
naturales. Ese mismo año, la Federación Médica de Formosa le otorgó medalla de oro y
diploma de honor por el servicio cumplido en regiones de clima adverso. También fue
reconocido por la Sociedad Argentina de Médicos Escritores y por la Asociación Médica
Argentina, entidad que lo reconoció como Médico Rural 1980. La fecha de su nacimiento, el 4
de julio, ha sido declarada Día Nacional del Médico Rural por ley 25.448. Falleció a los 99 años,
luego de una prolongada enfermedad, en Rosario.

El del doctor Esteban Maradona es un viaje hacia lo profundo de su ser, donde descubre su
vocación: ayudar a los postergados, y a la que da sentido a través del ejercicio de la medicina.
Alcanza su “magnífica dimensión” abriendo su espíritu hacia los demás, integrándose a la
naturaleza y mejorando la calidad de vida de la comunidad a la que entregó su arte. Un vínculo

4
Ibídem.
5
Ibídem.
que lo ha trascendido, mantiene a las poblaciones del Chaco con sus puertas abiertas a la
esperanza.

Dr. Esteban Laureano Maradona. Maradona y la comunidad pilaga

Casa del Dr. Maradona en Estanislao del Campo, declarada monumento histórico por el
gobierno de Formosa en 2006.

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