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Audi presenta un estudio sobre las emociones


del conductor al volante
El conductor español de automóviles es mayoritariamente alegre y extrovertido, pero necesita de la
emoción del miedo para ser prudente, según un estudio de la Fundación Attitudes, de Audi, presentado
hoy.

El doctor Francisco Alonso ha sido el encargado de elaborar este informe sobre el papel que juegan los
aspectos emocionales a la hora de conducir y, respecto a la emoción del miedo, puntualizó que aunque
es negativa en casi todos los órdenes de la vida, "en el plano específico de la conducción se presenta
como un elemento positivo, ya que actúa sobre el conductor como un mecanismo de seguridad y de
control".

No obstante, matizó que se trata de un miedo controlado y que, de no ser así, esa emoción podría
provocar efectos muy negativos.

El principal factor de miedo confesado por los conductores es, sobre todo, la conducta de los demás al
volante.

Alonso lamentó que "en España no hay estrategias de formación vial centradas en las emociones y es
necesario trabajar en este marco. Hay una apuesta por una educación emocional que tienda a lograr
conductores emocionalmente inteligentes".

Alonso definió ese concepto como la capacidad para controlar emociones en casos como la conducción y
el estudio ha concluido que, entre los encuestados, un 16% ha demostrado tener un índice bajo de esa
capacidad, un 55% medio y un 29% alto.

Por sexos, la mujer tiene mayor capacidad para controlar esas emociones que el hombre.

Los conductores con una inteligencia emocional baja se incluyen en un grupo de riesgo alto o medio en
cuanto a potencial accidentalidad, ya que, según el informe, conducen más deprisa de lo aconsejable y
tienen más propensión a los siniestros o las sanciones.

Como conclusiones del informe se resaltan que los conductores españoles se declaran alegres el 95,6%,
emocionalmente estables un 95,2%, optimistas un 88,4% y extrovertidos un 76,4%.

Para Alonso, este cúmulo de emociones positivas ayuda a un mejor disfrute de la conducción y apunta
otro dato que es que la mayor alegría se detecta en conductores que no han tenido accidentes, en tanto
que los accidentados arrojan una actitud más pesimista ante el volante.

En el otro plato de la balanza y, por tanto, como factor negativo emocional, se sitúan los conductores
introvertidos, un 23,6%; pesimistas, un 11,6%; inestables (4,8%) y tristes (4,4%).

Alonso agrandó la importancia de estos bajos porcentajes del grupo negativo, por cuanto en una sociedad
como la española, con un alto grado de motorización, el volumen de conductores afectados es
importante.

El español toma la conducción como algo relajante, como lo prueba que casi el 90% de los conductores
admita que guiar el coche les pone de buen humor, mientras que un 85,4% lo toma como una actividad
divertida y a un 72,5% les descansa.

Los elementos ajenos a la seguridad vial (un paisaje, la música, una carretera bien asfaltada) son los
considerados más relajantes por los conductores españoles.
Los mayores de 65 años son los que más disfrutan con la conducción, lo mismo que el tramo de edad
entre 18 y 25 años, pero los maduros entre 36 y 45 son lo que asumen un mayor índice de la práctica de
esta actividad como aburrimiento.

Es revelador que un 15,8% de los conductores confiese que no les agrada la conducción, es decir que la
toman como una actividad obligatoria, mientras que para la gran mayoría los grandes beneficios de
conducir se instalan en causas como la comodidad, la movilidad y la libertad.

Por regiones, son los habitantes de Castilla y León, Aragón, Castilla-La Mancha, Navarra y Cantabria los
que más disfrutan guiando el coche, pero los de Ceuta y Melilla, La Rioja, Baleares y Asturias, son los
que más se aburren.

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