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Rocío Martinez

Transposición Filmica: Reorientación en el film “El Curioso Caso de Benjamin Button”


El Curioso Caso de Benjamin Button es un relato escrito por Scott Fitzgerald y publicado por
primera vez en 1922 en la revista “Collier’s”. En él, se cuenta la vida de un hombre que posee
una característica inusual: su reloj biológico está invertido. Ha nacido viejo, y morirá como
niño. El padre de Benjamin es un hombre de la aristocracia de Baltimore cuyo mayor deseo
solía ser tener un niño a quien criar a imagen y semejanza. Terrible es la sorpresa que se lleva
al descubrir que su esposa ha dado luz a un viejo. En un principio intenta criarlo como si se
tratara de un infante, haciendo caso omiso a los deseos de Benjamin de leer el diario toda la
mañana, dormir, o discutir sobre política. Más adelante, Benjamin se casará, irá a la guerra,
manejará el negocio familiar, irá a la universidad, al jardín de infantes y luego morirá en la casa
de su hijo bajo el cuidado de una niñera. El tono del relato es irónico, haciéndose eco de los
grotescos hechos narrados. Benjamin es un hombre de la aristocracia que ha tenido la mala
fortuna de ser distinto. A lo largo de su vida, en todo lo que hace encuentra una dificultad: su
apariencia. Fitzgerald se sirve de esta historia para ridiculizar a la sociedad aristocrática de
Baltimore y reírse de las convenciones sociales que esta misma propone. Un ejemplo de este
tono humorístico aparece en el primer capítulo de la historia: Benjamin nace y lo primero que
le pide a su padre es “un bastón”. Además, queda en evidencia la importancia del aspecto
físico para cualquier miembro de la sociedad de Baltimore, incluido el propio Benjamin. A su
única esposa y madre de su hijo la abandona cuando se da cuenta de que ella está
envejeciendo y ha perdido su belleza encantadora.

Por su parte, la película homónima plantea una historia diferente. Dirigida por David Fincher
(Seven, Gone Girl, The Girl With the Dragon Tattoo, Zodiac) y estrenada en 2008, narra la
historia de un hombre que busca la realización personal, encuentra al amor de su vida, tiene
una hija y decide abandonarla para que pueda tener una vida feliz. Las similitudes de la
película y el texto literario son muy escasas ya que el director reinterpreta la historia por
completo. La característica especial de Benjamin Button (su reloj biológico invertido, concepto
que retomaré más adelante) es lo que se mantiene en ambas historias. E incluso esto es
reinterpretado por David Fincher: en el texto literario, el recién nacido Benjamin Button tiene
comportamientos y deseos correspondientes a un hombre de 80 años y es obligado por su
familia a actuar como un niño. En la película esto es al revés: Benjamin es criado en un hogar
de ancianos y es tratado como un adulto mayor durante toda su infancia. En su interior, no
obstante, Benjamin es un niño y ansía salir a jugar con sus pares etarios. Esta diferencia es
fundamental porque plantea conflictos en el film que no aparecen en la obra literaria.

El relato literario ocurre en la aristocracia de Baltimore, más específicamente dentro del hogar
de los Button. El relato filmico ocurre en Nueva Orleans, dentro de un hogar para ancianos.
Además, el texto literario se ubica alrededor de 1898, cuando estados unidos estaba sumido
en la guerra hispanoamericana. En la película, Benjamin nace el mismo día que termina la
Primera Guerra Mundial.

El principio

La película tiene tres inicios. En primer lugar, tenemos la siguiente escena: una mujer mayor
está postrada en una cama de hospital esperando la muerte acompañada por su hija. Esta
primera historia transcurre en la actualidad y constituye el marco de toda la película. La mujer
que está en la camilla es Daisy, la amada de Benjamin y la madre de su única hija. A partir de

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aquí, todo lo que ocurra en la actualidad será tratado bajo un efecto de color que resaltara el
color blanco y el azul. Así, mediante la técnica de cromatismo subrayado, el director nos indica
cuándo estamos ante el recuerdo de Benjamin y cuándo estamos en la actualidad.

Daisy le cuenta una historia a su hija, lo que constituye un segundo inicio de la película. Este
inicio viene acompañado de imágenes que ilustran lo que está narrando la mujer en lo que
constituye un pequeño “corto” dentro de la película. Se utiliza un efecto visual (cromatismo
subrayado) para parezca que hubiera sido filmada con cámaras antiguas. Todo esto ayuda a
constituir una idea de “recuerdo” ya que lo narrado forma parte de la memoria de Daisy, es
algo que le contó su padre de niña. Se trata de la creación de un reloj para la estación
principal de la ciudad. El hombre que lo construyó, apenado por la muerte de su hijo en la
Primera Guerra Mundial, construyó el reloj de manera que marchara hacia atrás para
simbolizar su deseo de retroceder el tiempo y evitar la tragedia.

El tercer inicio de la película comienza con la lectura del diario de Benjamin Button. Daisy le
pide a su hija que lo lea y el film nos muestra lo narrado agregándole una voz en off en primera
persona. Esta es la voz del propio Benjamin. El film se desarrollará intercalando la historia de
Benjamin con la actualidad de Daisy y su hija. La historia del reloj tiene un principio y un fin,
pero la metáfora del reloj que retrocede volverá a aparecer al final de la película.

El señor Button

En el texto literario, Benjamin es criado por sus padres. En el film, su madre muere al dar a luz
y su padre lo abandona en un hogar de ancianos. El tratamiento lumínico que se le da al padre
de Benjamin a lo largo de la película nos da la pauta de qué tipo de hombre es: un hombre que
prefiere ocultarse en las sombras. Un cobarde. Antes de que muera, le promete a su esposa
que se encargará de que el niño esté bien. Esta promesa la cumplirá hasta el final.

Cuando abandona a Benjamin, se esconde detrás de una pared y escucha hasta que se asegura
de que hay alguien en las escaleras que dan al hogar de ancianos. Este plano medio
escatimado genera en el espectador la sensación de encierro que está experimentando el
personaje. Está abandonando a su hijo porque cree que es un monstruo y que nunca podría
criarlo él solo. La desesperación se refleja en su rostro y la oscuridad de la imagen nos habla de
la oscuridad del hecho.

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Cuando Benjamin aparenta tener 50 años, su padre busca tener contacto con él. En un inicio
pretende ser un completo desconocido que solo busca hablar con alguien de vez en cuando.
Benjamin va a la guerra (La Segunda Guerra Mundial) y al regresar, su padre vuelve a
encontrarse con él. Esta vez, el señor Button lo lleva a su fábrica: la fábrica de botones de la
compañía “Button’s Button”. Benjamin le pregunta por qué lo ha llevado allí y el señor Button
le revela que es su hijo. Además, le dice que está enfermo y que cuando muera todas sus
riquezas las heredará Benjamin. Aquí volvemos a presenciar un plano lleno de oscuridad y
aislamiento. Esta vez, el señor Button está viejo, enfermo y siente gran arrepentimiento por lo
que hizo. Lo vemos de cuerpo completo y con la mirada baja, rodeado de columnas,
descentrado y solo. La oscuridad lo baña por completo y le cubre también el rostro.

Benjamin niño, Benjamin Viejo

Dijimos anteriormente que en la película a Benjamin lo tratan principalmente como a un


anciano, aunque por dentro sea un niño. Así, Benjamin se enamora de Daisy; una niña que
viene al hogar de ancianos con cierta frecuencia a visitar a su abuela. Cuando Benjamin se
enamora tiene la apariencia de un hombre de 75 años y Daisy es una niña de 8 años. Como
espectadores sabemos que en realidad Benjamin es un niño y aunque la imagen parezca
antinatural, cuando vemos la fascinación en la cara de Benjamin al conocer a Daisy nos
alegramos por nuestro protagonista. De hecho, ellos son amigos durante su infancia y recién

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cuando la apariencia de Benjamin se equipara con la edad que tiene, logran concretar una
relación.

Me interesa detenerme en los recursos que utiliza Fincher para mostrarle a los espectadores
cómo se siente Benjamin. Tenemos por un lado la voz en off, Benjamin, que nos dice “Siempre
tuve una inmensa curiosidad”; mientras tanto, vemos como el anciano Benjamin Button se
acerca con su silla de ruedas al borde de la escalinata de la casa que da a la calle mientras mira
a unos niños que juegan del otro lado de la misma. Cuando conoce a Daisy, esa misma noche
la abuela de la niña lee un cuento. En el libro del que lee, señala que hay un reloj. Se trata de
un relato infantil. Benjamin está prestando atención no como un adulto sino como un niño
más, y ambos niños le piden a la abuela de Daisy que lea otra vez.

El reloj y el colibrí

Durante todo el film se repiten dos Leitmotivs: el reloj y el colibrí. La película abre con la
historia del reloj de la estación. El cuento que lee la abuela de Daisy tiene el dibujo de un reloj.
Cuando la historia está llegando a su fin y Benjamin comienza a olvidar su vida pasada a
medida que se convierte en un niño, el reloj de la estación es cambiado por un reloj digital. La
modernidad irrumpe en la historia de Benjamin como un punto final. En la película, los tonos
sepia (amarillo, marrón, negro) corresponden a la historia de Benjamin y los tonos azules y
blancos corresponden a la modernidad. Este código se rompe literalmente ante nuestros ojos
cuando el gran reloj analógico es quitado porque ya no funciona.

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Estas dos imágenes constituyen el final de la historia de Benjamin Button, y se acercan a la


modernidad no solo en el relato (Daisy cuenta que el reloj fue cambiado en el 2004) sino que
los colores comienzan a fusionarse. Seguimos en el recuerdo, en el mundo del relato, pero
estamos viendo lo moderno: las luces blancas, las líneas duras, lo azulado.

En su “juventud” Benjamin decidió trabajar en un barco. El capitán de ese barco, un hombre


alcohólico y bueno, cuenta una vez la historia de uno de sus tatuajes: el dibujo de un colibrí.
Dice que los colibrís vuelan tan rápido que tienen la movilidad de un insecto, y que sus alas
dibujan el símbolo del infinito al aletear. Este hombre muere a causa de las heridas originadas
por un combate relacionado con la Segunda Guerra Mundial. En el preciso momento de su
muerte, aparece un colibrí volando en altamar. Más adelante, cuando Daisy está en la cama
del hospital, afuera hay un tornado. Al mismo tiempo suceden tres cosas: el tornado golpea el
edificio donde se encuentra Daisy, un colibrí aparece en la ventana y Daisy finalmente muere.
Este es el segundo leitmotiv de la película: la vida ha de vivirse con la intensidad del vuelo de
un colibrí.

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La muerte de Benjamin

Asistimos a la muerte de Benjamin desde la mirada de Daisy. Cuando Benjamin es un niño, es


encontrado por la policía totalmente desorientado y perdido. Se queda un tiempo en el
geriátrico hasta que Daisy decide llevárselo a su casa. Así pasan los últimos años de Benjamin
bajo el cuidado de su antiguo amor. Hay un enorme contraste con el texto literario: en el
cuento, es el hijo quien decide encargarse de Benjamin cuando éste comienza a olvidar su vida
pasada. En el cuento, Benjamin olvida porque es un niño y pierde facultades cognitivas. En la
película, Benjamin olvida porque ya es demasiado mayor y tiene demencia senil. En el cuento,
el hijo de Benjamin se encarga de él porque no tiene alternativa y no quiere arruinar su
reputación o llamar la atención de sus vecinos. Tanto el padre de Benjamin, como su esposa,
como su propio hijo le dicen en algún momento del relato que “debería cambiar, que ya
estaría bien que dejara de ir para el otro lado del tiempo”. Es decir, le echan la culpa de su
propia condición. Daisy, en cambio, se encarga de Benjamin porque lo ama y porque ha
comprendido que él la abandonó por una buena razón.

Una de las últimas imágenes de la película es un Primer Plano del rostro de un Benjamin
Button que aparenta tener apenas unos meses de vida. El contraplano es un Primer Plano
Escatimado del rostro de Daisy, quien lo mira morir. La piedad y el amor se leen en el rostro de
la persona que ha decidido quedarse con él hasta el final. En el texto literario, Benjamin fallece
mientras duerme sin soñar en los brazos de su niñera. Esta imagen ilustra perfectamente la
resignificación de la historia que hemos estado analizando. David Fincher decidió tomar un
cuento pesimista y grotesco para transformarlo en un canto al amor. Así, los pilares que
sostienen al film son el deseo de aventura de Benjamin y el amor que siente por Daisy (y luego
por su hija). En el diario que lee la hija de Benjamin hay una serie de cartas (postales) que le
escribió el propio Benjamin a su hija. Aquí el expresa su deseo de que las cosas hubieran sido
diferentes y termina con un consejo: “Vive la vida buscando siempre la aventura”.

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Con la muerte de Daisy termina la vida de Benjamin Button. Ha muerto la persona que más lo
conocía. La última imagen de la película es precisamente la del reloj anegado en agua. Se han
cerrado todas las historias: primero la muerte de Benjamin, luego la de Daisy y por último la
imagen del reloj que retoma el inicio de la película y nos avisa: ya no volverá a repetirse un
hecho tan excepcional como el nacimiento de un hombre de 80 años.

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