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Transposición Filmica
Transposición Filmica
Por su parte, la película homónima plantea una historia diferente. Dirigida por David Fincher
(Seven, Gone Girl, The Girl With the Dragon Tattoo, Zodiac) y estrenada en 2008, narra la
historia de un hombre que busca la realización personal, encuentra al amor de su vida, tiene
una hija y decide abandonarla para que pueda tener una vida feliz. Las similitudes de la
película y el texto literario son muy escasas ya que el director reinterpreta la historia por
completo. La característica especial de Benjamin Button (su reloj biológico invertido, concepto
que retomaré más adelante) es lo que se mantiene en ambas historias. E incluso esto es
reinterpretado por David Fincher: en el texto literario, el recién nacido Benjamin Button tiene
comportamientos y deseos correspondientes a un hombre de 80 años y es obligado por su
familia a actuar como un niño. En la película esto es al revés: Benjamin es criado en un hogar
de ancianos y es tratado como un adulto mayor durante toda su infancia. En su interior, no
obstante, Benjamin es un niño y ansía salir a jugar con sus pares etarios. Esta diferencia es
fundamental porque plantea conflictos en el film que no aparecen en la obra literaria.
El relato literario ocurre en la aristocracia de Baltimore, más específicamente dentro del hogar
de los Button. El relato filmico ocurre en Nueva Orleans, dentro de un hogar para ancianos.
Además, el texto literario se ubica alrededor de 1898, cuando estados unidos estaba sumido
en la guerra hispanoamericana. En la película, Benjamin nace el mismo día que termina la
Primera Guerra Mundial.
El principio
La película tiene tres inicios. En primer lugar, tenemos la siguiente escena: una mujer mayor
está postrada en una cama de hospital esperando la muerte acompañada por su hija. Esta
primera historia transcurre en la actualidad y constituye el marco de toda la película. La mujer
que está en la camilla es Daisy, la amada de Benjamin y la madre de su única hija. A partir de
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aquí, todo lo que ocurra en la actualidad será tratado bajo un efecto de color que resaltara el
color blanco y el azul. Así, mediante la técnica de cromatismo subrayado, el director nos indica
cuándo estamos ante el recuerdo de Benjamin y cuándo estamos en la actualidad.
Daisy le cuenta una historia a su hija, lo que constituye un segundo inicio de la película. Este
inicio viene acompañado de imágenes que ilustran lo que está narrando la mujer en lo que
constituye un pequeño “corto” dentro de la película. Se utiliza un efecto visual (cromatismo
subrayado) para parezca que hubiera sido filmada con cámaras antiguas. Todo esto ayuda a
constituir una idea de “recuerdo” ya que lo narrado forma parte de la memoria de Daisy, es
algo que le contó su padre de niña. Se trata de la creación de un reloj para la estación
principal de la ciudad. El hombre que lo construyó, apenado por la muerte de su hijo en la
Primera Guerra Mundial, construyó el reloj de manera que marchara hacia atrás para
simbolizar su deseo de retroceder el tiempo y evitar la tragedia.
El tercer inicio de la película comienza con la lectura del diario de Benjamin Button. Daisy le
pide a su hija que lo lea y el film nos muestra lo narrado agregándole una voz en off en primera
persona. Esta es la voz del propio Benjamin. El film se desarrollará intercalando la historia de
Benjamin con la actualidad de Daisy y su hija. La historia del reloj tiene un principio y un fin,
pero la metáfora del reloj que retrocede volverá a aparecer al final de la película.
El señor Button
En el texto literario, Benjamin es criado por sus padres. En el film, su madre muere al dar a luz
y su padre lo abandona en un hogar de ancianos. El tratamiento lumínico que se le da al padre
de Benjamin a lo largo de la película nos da la pauta de qué tipo de hombre es: un hombre que
prefiere ocultarse en las sombras. Un cobarde. Antes de que muera, le promete a su esposa
que se encargará de que el niño esté bien. Esta promesa la cumplirá hasta el final.
Cuando abandona a Benjamin, se esconde detrás de una pared y escucha hasta que se asegura
de que hay alguien en las escaleras que dan al hogar de ancianos. Este plano medio
escatimado genera en el espectador la sensación de encierro que está experimentando el
personaje. Está abandonando a su hijo porque cree que es un monstruo y que nunca podría
criarlo él solo. La desesperación se refleja en su rostro y la oscuridad de la imagen nos habla de
la oscuridad del hecho.
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Cuando Benjamin aparenta tener 50 años, su padre busca tener contacto con él. En un inicio
pretende ser un completo desconocido que solo busca hablar con alguien de vez en cuando.
Benjamin va a la guerra (La Segunda Guerra Mundial) y al regresar, su padre vuelve a
encontrarse con él. Esta vez, el señor Button lo lleva a su fábrica: la fábrica de botones de la
compañía “Button’s Button”. Benjamin le pregunta por qué lo ha llevado allí y el señor Button
le revela que es su hijo. Además, le dice que está enfermo y que cuando muera todas sus
riquezas las heredará Benjamin. Aquí volvemos a presenciar un plano lleno de oscuridad y
aislamiento. Esta vez, el señor Button está viejo, enfermo y siente gran arrepentimiento por lo
que hizo. Lo vemos de cuerpo completo y con la mirada baja, rodeado de columnas,
descentrado y solo. La oscuridad lo baña por completo y le cubre también el rostro.
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cuando la apariencia de Benjamin se equipara con la edad que tiene, logran concretar una
relación.
Me interesa detenerme en los recursos que utiliza Fincher para mostrarle a los espectadores
cómo se siente Benjamin. Tenemos por un lado la voz en off, Benjamin, que nos dice “Siempre
tuve una inmensa curiosidad”; mientras tanto, vemos como el anciano Benjamin Button se
acerca con su silla de ruedas al borde de la escalinata de la casa que da a la calle mientras mira
a unos niños que juegan del otro lado de la misma. Cuando conoce a Daisy, esa misma noche
la abuela de la niña lee un cuento. En el libro del que lee, señala que hay un reloj. Se trata de
un relato infantil. Benjamin está prestando atención no como un adulto sino como un niño
más, y ambos niños le piden a la abuela de Daisy que lea otra vez.
El reloj y el colibrí
Durante todo el film se repiten dos Leitmotivs: el reloj y el colibrí. La película abre con la
historia del reloj de la estación. El cuento que lee la abuela de Daisy tiene el dibujo de un reloj.
Cuando la historia está llegando a su fin y Benjamin comienza a olvidar su vida pasada a
medida que se convierte en un niño, el reloj de la estación es cambiado por un reloj digital. La
modernidad irrumpe en la historia de Benjamin como un punto final. En la película, los tonos
sepia (amarillo, marrón, negro) corresponden a la historia de Benjamin y los tonos azules y
blancos corresponden a la modernidad. Este código se rompe literalmente ante nuestros ojos
cuando el gran reloj analógico es quitado porque ya no funciona.
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La muerte de Benjamin
Una de las últimas imágenes de la película es un Primer Plano del rostro de un Benjamin
Button que aparenta tener apenas unos meses de vida. El contraplano es un Primer Plano
Escatimado del rostro de Daisy, quien lo mira morir. La piedad y el amor se leen en el rostro de
la persona que ha decidido quedarse con él hasta el final. En el texto literario, Benjamin fallece
mientras duerme sin soñar en los brazos de su niñera. Esta imagen ilustra perfectamente la
resignificación de la historia que hemos estado analizando. David Fincher decidió tomar un
cuento pesimista y grotesco para transformarlo en un canto al amor. Así, los pilares que
sostienen al film son el deseo de aventura de Benjamin y el amor que siente por Daisy (y luego
por su hija). En el diario que lee la hija de Benjamin hay una serie de cartas (postales) que le
escribió el propio Benjamin a su hija. Aquí el expresa su deseo de que las cosas hubieran sido
diferentes y termina con un consejo: “Vive la vida buscando siempre la aventura”.
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Con la muerte de Daisy termina la vida de Benjamin Button. Ha muerto la persona que más lo
conocía. La última imagen de la película es precisamente la del reloj anegado en agua. Se han
cerrado todas las historias: primero la muerte de Benjamin, luego la de Daisy y por último la
imagen del reloj que retoma el inicio de la película y nos avisa: ya no volverá a repetirse un
hecho tan excepcional como el nacimiento de un hombre de 80 años.