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2. Tipos de personalidad
El ayudador. Desea ser amado, necesitado y apreciado, por eso se orienta a los demás. Es
generoso, suele colaborar o seducir para conseguir lo que necesita. Precisa ser correspondido.
El triunfador. Quiere sentirse valioso y deseable. Está seguro de sí mismo, con gran habilidad
social, es un buen comunicador, altamente competitivo, vanidoso y exitoso.
El romántico. Busca crear y rodearse de cosas bellas, suele sentir lo contrario que el grupo
(individualista). Es romántico, creativo, temperamental, sensible y compasivo, tiene la
profunda necesidad de conmover. Busca un salvador.
Los dos autores tienen una definición de la inteligencia emocional muy similares, pero se basan en
diferentes constructos, lo cual podríamos decir que ambos utilizan diferentes caminos para llegar
al mismo objetivo. Para cada uno, la inteligencia emocional nos lleva a manejar nuestras
emociones, logrando manejar mejor las relaciones interpersonales haciendo que trabajen para
nosotros y así tener éxito en distintas áreas de nuestra vida.
Cierto día, saliendo de excursión, Loren se sentó un rato a descansar y cuando quiso darse cuenta, se había
descolgado del grupo y estaba perdido. Pero justo entonces, al ponerse en pie, se quedó de piedra al
descubrir un pequeño enano que caminaba rápidamente entre los árboles. Iba tan enfadado gruñendo y
gritando, que no se dio cuenta de que una gran roca bajaba rodando por la colina. Y de no ser por los
reflejos de Loren, que saltó para apartar al enano, la roca lo hubiera aplastado.
Tras recuperarse del susto, el enano se mostró tan agradecido, que no dejó de insistir hasta convencer a
Loren para que le acompañase a un lugar secreto de los enanos.
Así, caminando por entre las montañas, llegaron a un pequeño claro en cuyo centro se veía algo parecido a
un pozo.
Este es un pozo mágico- explicó el enano-. Cada poco tiempo aparecen unos regalos estupendos, y quien
está aquí cuando salen, puede quedarse con ellos y disfrutarlos cuanto quiera.
Loren no sabía si creerse aquella historia, pero en aquel mismo instante surgió del pozo una bicicleta
impresionante.
Desde entonces parecía que hubiera dos o tres Loren en casa. Allá donde estaba, aprendía a abrir los ojos
para descubrir a cada momento qué fantástico regalo le había hecho el pozo del tiempo. Y aprendió a ver
un libro que no había leído, un juego al que no había jugado, un amigo con el que no había hablado, una
lección que no había aprendido... De cada cosa que le rodeaba aprendió a hacer un regalo que disfrutar al
máximo. E incluso, cuando veía el televisor, parecía que miraba con más interés, porque ya no estaba
dispuesto a desperdiciar ninguno de los regalos del pozo mágico del tiempo.
El tiempo es oro. El tiempo es la cosa más preciosa del mundo. El tiempo, que es lo
que más vale, no lo da Dios de balde. Quien defiende su tiempo, defiende su dinero.