En la actualidad, la humanidad está bajo un arduo ataque de un virus
que tiene al mundo confinado en sus hogares. El virus ha matado a miles y amenaza a millones. Los seres humanos están tomando medidas para contrarrestar este ataque y han creado protocolos de seguridad biológica que les permitan detener y reducir el contagio. En medio de todo este caos, muchos han olvidado que existe un virus más letal que el actual (de hecho, este virus tiene una letalidad del 100%). Este virus se llama “Pecado”. El pecado es el resultado de tomar decisiones apartadas de la voluntad y designios de Dios. Es ignorar (ya sea por voluntad propia o por desconocimiento involuntario), las sabias palabras de nuestro Señor Jesucristo mientras estemos vivos. Existen miles de personas asintomáticas con este virus, ósea personas que no sienten los síntomas del virus y creen que están sanas pero en realidad están plagadas de pecados , otros saben que tienen los síntomas del pecado y juegan a que los efectos del virus no son letales e ignoran todos los protocolos bíblicos para combatirlos y para que puedan ser sanados en su totalidad, o peor aún, otros saben que están infectados y no quieren sanarse del virus ( ya se han acostumbrados a vivir con él y han decidido vivir su vida de esa manera ). Ya sea cualquiera de las anteriores, la realidad es que el virus (pecado) no le importa que creas o no en él (siempre y cuando no tomes la vacuna), todo estará bien. La palabra nos revela que este virus fue creado por nosotros mismo (los seres humanos), al desobedecer el mandato del Señor. Esto lo podemos comprobar en el libro de Génesis 3:6. En el encontramos que tanto el hombre como la mujer, tomaron una decisión fuera de la voluntad de nuestro Dios y esto trajo como consecuencia que fuéramos infectados de este virus letal. Los síntomas de este virus son: 1. Fornicación: Sexo antes del matrimonio. 2. Idolatría: Adoración a otro ser o acción fuera de Dios. 3. Adulterio: Sexo fuera del matrimonio. 4. Mentira: Declaración falsa de algo o alguien. 5. Orgullo: Exceso de estimación personal que es lo mismo que la soberbia. 6. Robo: Tomar posesión de lo que no te corresponde. 7. Avaricia: Desear tener más de lo que tienes a cualquier costa. 8. Maledicencia: Proferir maldición por tu boca. 9. Homicidio: Acto de quitarle la vida a una persona. 10. Falta de Perdón. Estos síntomas son el indicativo de que estás infectado de este virus letal y que de manera “urgente” necesitas ser sanado. Una vez sano, una vez vacunado, podrás ayudar a otros a ser liberados de la misma manera que tú lo has sido. Ahora bien, hemos hablado de vacuna, pero ¿Cuál vacuna? La biblia (la cual es la palabra del Dios viviente), nos dice que existe una vacuna que nos cura de este virus y nos pone a salvo (inmune). En la primera carta del apóstol Juan, este nos revela cual es la vacuna. En 1 Juan 1:9 dice: Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad (cierro lectura). La confesión al único que puede perdonar y borrar nuestros pecados (Jesucristo el hijo de Dios) es la única vacuna que nos limpia de todo el desastre que el virus del pecado provoca en los seres humanos. Así como dice el libro de Romanos 10:9-10 que si declaramos con nuestra boca que Jesús es Señor y creemos en nuestro corazón que Dios lo levantó de entre los muertos, Dios nos salvará. Estamos viviendo tiempos en los cuales necesitamos la salvación (cubertura) del Dios altísimo. Si y solo si a través de esta cobertura, podremos resistir las embestidas del maligno. Solo el que se refugió en Jesús prevalecerá. No desmayemos que la victoria la tenemos en Jesús garantizada. Dios les bendiga. Les hablo su hermano y discípulo en Cristo Ramón de la Cruz.