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La filología musical
Sin embargo, para que esa música sea publicable se requiere de un experto, uno que
tome la obra del compositor y la transforme en una partitura legible para los intérpretes de
hoy. Este experto es el musicólogo. Su trabajo es perfectamente análogo con el que realizan
los filólogos, quienes se dedican por lo general a rescatar, recuperar, recopilar, catalogar y
editar textos antiguos o escritos en lenguas muertas, para ofrecerlos al público actual en
diferentes tipos de versiones: facsimilares, diplomáticas, urtext, históricas, etc. Los
musicólogos hacen lo propio con las partituras musicales de diferentes épocas y estilos.
Así, buena parte de su trabajo consiste en exhumar fuentes musicales, preparar ediciones
musicales para su posterior publicación, y efectuar una reflexión crítica y teórica acerca de
este proceso. A esta actividad específica de la musicología se la denomina a menudo
filología musical. (AAVV, 1980:40-50)
Tal como ocurre en la filología tradicional, el establecimiento o fijación de textos
musicales constituye la actividad central de la filología musical, y por ende, de la
musicología. El proceso de investigación procede por lo general en tres etapas: ecdótica
(selección y recuperación de los textos), heurística (ordenación del material y proceso de
edición) y hermenéutica (interpretación de los textos y crítica a la edición). La meta
principal de la filología musical es adaptar los textos a los modernos hábitos de lectura. Hay
que decir que la notación musical puede variar radicalmente de una época a otra (p. e., la
notación diastemática, la notación cuadrada, la notación mensural blanca y negra, las
tablaturas, etc.), y de un estilo a otro (p. e. la notación de la música popular vs. la de la
música clásica), por lo que le musicólogo debe, antes de emprender su tarea, aprender a leer
e interpretar correctamente la notación correspondiente. Todo esto plantea severos
problemas teóricos y conceptuales como bien lo acota Ferdinand de Saussure (1980:39):
“La lengua no es el único objeto de la filología, que quiere sobre todo fijar, interpretar,
comentar los textos; este primer estudio la lleva a ocuparse también de la historia literaria,
de las costumbres, de las instituciones, etc.; en todas partes usa el método que le es propio,
que es la crítica.”
Un músico medio puede, con poco esfuerzo mental, copiar una partitura
inédita, publicarla y declararse musicólogo: se derrumbará su ilusión en el
momento en que se encuentre frente a una de las innumerables trampas que
esconde este trabajo si no ha adquirido antes los conocimientos necesarios
para sortearlas.
1. El editor requiere tomar decisiones y establecer estrategias a todos los niveles del
proceso. Es en este sentido que la edición se transforma en un acto de naturaleza
crítica, ya que “toda elección de transcripción implica una teoría.”(Blanche-
Benveniste, 1998:142).
2. En la edición crítica, “…la intervención editorial es inevitable, si no obligatoria, no
importa cuan indeseable la consideremos.” (Grier, 1996:4).
3. La crítica está basada en la indagación histórica.
4. Editar implica una evaluación crítica del importe semiótico del texto musical: esta
evaluación depende también de una indagación histórica.
5. Editar implica una interacción entre la autoridad del compositor y la autoridad del
editor.
6. La evaluación crítica del texto musical depende de la concepción que pueda tener el
editor del estilo musical; esta concepción está gobernada también por la
comprensión histórica de la obra.
7. Ninguna edición es definitiva. Las ediciones de un mismo texto sólo son
aproximaciones iterativas a la obra musical: “Por ello no se puede considerar que el
establecimiento de un texto está jamás acabada: es un proceso, que no define jamás
un texto “verdadero”, “fiel” a la época, sino solamente una aproximación, un
acercamiento sucesivo.” Blanche Benveniste (1998:137)
En todo texto musical se producen al menos tres niveles de edición. En el primer nivel,
el más detallado, se elaboran inventarios de los errores, variantes y correcciones que han
introducido los copistas en el texto, y se deja constancia de todos los cambios que opera el
editor en lo que respecta a notas, figuras, articulaciones, repeticiones, armaduras de clave,
registros, octavas, etc. También se establecen equivalentes semióticos para facilitar la
lectura (cambios de claves, signos de octavas para evitar líneas adicionales, normalización
de barras, sustitución de signos antiguos, etc.). En el segundo nivel o nivel intermedio se
hace una crítica interna del texto. Se intenta restablecer la cohesión del mismo, si es que
está afectada por algún problema particular como la ausencia de barras de repetición,
pasajes omitidos, despliegue de pasajes abreviados, discrepancias estructurales entre
secciones, etc. El último nivel es el más general. Allí se procura restablecer la coherencia
del texto, ya que se compara con otras obras similares o pertenecientes al mismo corpus, lo
que implica una evaluación de su intertextualidad. Los aspectos estilísticos e interpretativos
tienen en este aspecto un gran peso.
En regiones donde existen grandes casas editoras, como en Europa y los Estados
Unidos, la musicología lleva una gran delantera, ya que sus repertorios más importantes se
encuentran plenamente disponibles en numerosas ediciones críticas, que permiten incluso
establecer comparaciones entre ellas. Pero en el caso de América Latina, el panorama al
respecto es realmente desolador, por lo que una de las tareas básicas de la musicología en
nuestro continente estriba en abocarse de lleno a la edición musical. Es por eso que entre
las líneas de investigación de la Maestría en Musicología Latinoamericana encontramos
varias relativas a la edición crítica, como “Clásicos de la literatura pianística venezolana”
(con 8 volúmenes de partituras publicados), “La música coral en América Latina” (con 2
volúmenes de partituras publicados), y “La música en la América colonial” (con un
volumen de partituras publicado). Todos estos trabajos permitirán a aquellos investigadores
que quieren dedicarse a la musicología histórica o al análisis musical, afincarse sobre bases
sólidas, y no únicamente sobre especulaciones de lo que ha sido la producción musical en el
continente.
Bibliografía