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Adrian Rogers

Tres Maneras de Enfrentar la Tentacion

Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga. No os ha sobrevenido ninguna
tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, quien no os dejará ser tentados más de
lo que podéis soportar, sino que juntamente con la tentación dará la salida, para que la
podáis resistir. 1 Corintios 10:12, 13

La tentación está en todas partes; no tenemos que andar buscándola, ella nos encuentra.
No somos tentados por ser pecadores, Jesús fue tentado y él nunca cometió pecado (1
Pedro 2:22). Somos tentados porque somos humanos.

Sin embargo, la tentación debidamente manejada nos puede acercar más a Dios. Este
capítulo nos dirá cómo convertir las tentaciones en triunfos.

Tres maneras de enfrentar la tentación

Cediendo

Una manera es ceder ante ella. Hoy tenemos una generación que dice: “¿A quién le
importa la tentación? Yo simplemente hago lo que se me antoja”. Esta generación dice:
“Todo lo que sea natural es hermoso, y todo lo que es hermoso debe ser correcto.

Así que si te sientes bien, hazlo”. Mucha gente vive de esa manera, y esa realmente es
una forma de vida animal. Los animales viven para la autopropagación,
autopreservación y autosatisfacción. Son como la señora que dijo: “puedo
sobreponerme a cualquier cosa menos a la tentación”. Ellos, sencillamente ceden al
instinto, como muchos ceden a la tentación.

Luchando

Luego están los que luchan contra la tentación en la fuerza de su propia carne.

Siempre están batallando contra la tentación; totalmente lo opuesto a los que ceden.

Luchan constantemente, pero siempre fracasan. Yo creo que todos hemos estado ahí,
peleando y fracasando, peleando y fracasando, como el niño que estaba sentado bajo el
manzano del granjero, y este le dijo:

-¿Estás tratando de robarte una manzana?


El muchacho contestó:
-No señor, estoy intentando no hacerlo.

Supe de un hombre que estaba haciendo dieta, y el pan era una de las prohibiciones. En
su ruta al trabajo tenía que pasar por una panadería y la tentación lo atrajo: “Sólo piensa
en lo delicioso que sería un pan con una humeante taza de café”.
El hombre se dijo: “Me detendré sólo si hay un lugar para estacionar justo frente a la
puerta”. ¿Puede usted creerlo? Después de dar tres vueltas a la cuadra, ¡ahí había un
lugar para estacionar justo frente a la puerta! ¿Podría ser esto la providencia?

Muchas veces somos como el niño bajo el manzano o el hombre dando vueltas
alrededor de la panadería. Tratamos de luchar contra la tentación, pero fallamos.

¿Por qué Dios no termina de una buena vez con el diablo? ¿Por qué no
simplemente quita de nosotros toda tentación? Porque ese no es su plan para nosotros.
El plan de Dios no es la inmunidad, sino la victoria

Sobreponiéndonos por medio de Cristo

La manera de sobreponerse a la tentación es por medio del Señor Jesucristo.

Quiero que se anime, hay ayuda. Créalo o no, usted puede vivir victoriosamente, ya sea
que su tentación sea comer en exceso, lujuria, pereza, cualquiera que sea, usted no tiene
que ser esclavo del mundo, de la carne y del diablo.

La Biblia dice en 1 Corintios 10:12, 13: “Así que, el que piensa estar firme, mire que no
caiga. No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios,
quien no os dejará ser tentados más de lo que podéis soportar, sino que juntamente con
la tentación dará la salida, para que la podáis resistir”.

Los aspectos de la tentación

¿Quién puede ser tentado? Todos estamos sujetos a la tentación, no crea que al ser salvo
no volverá a ser tentado. Usted será tentado, será bombardeado de tentaciones en las
áreas de deshonestidad, materialismo, sexualidad, codicia y orgullo.

El ser salvo no lo hace inmune a la tentación, y ser tentado no es pecado. Jesús “…fue
tentado en todo igual que nosotros, pero sin pecado” (Hebreos 4:15). Pero tenga cuidado
y cuídese del orgullo. Recuerde que 1 Corintios 12 dice: “Así que, el que piensa estar
firme, mire que no caiga”. La persona orgullosa tienta al diablo a tentarlo, y si usted es
arrogante o
descuidado respecto al pecado, puedo decirle, va a caer.

Sin embargo, la persona que está en mayor peligro es aquella que está intentando luchar
contra la tentación con sus propias fuerzas. Esa persona piensa: “No necesito leer un
libro sobre la tentación, yo no tengo ningún problema con la tentación, puedo
superarla”. Pero sin Cristo usted no puede hacerlo. Dios tiene que darle una vía de
escape.

¿Por qué Dios no termina de una buena vez con el diablo? ¿Por qué no simplemente
quita de nosotros toda tentación? Porque ese no es su plan para nosotros. El plan de
Dios no es la inmunidad, sino la victoria.

¿Por qué no jugar los jueves en la tarde?


Yo solía jugar fútbol americano. Este deporte es un juego en que alguien toma un balón
ovalado, puntiagudo en cada lado y sale a un campo con otros 10 compañeros diciendo:
“Vamos a llevar este balón hasta el otro lado del campo”. Entonces hay otras 11
personas paradas al otro lado, diciendo: “No, ¡no lo lograrán!”. Y el primer equipo
responde: “Sí, ¡sí lo lograremos!”. Corren por el campo de arriba abajo, de un lado a
otro. Eso es todo, simplemente una gran competencia. Al fin, cuando uno de los equipos
pone el balón sobre la línea de gol, en la zona final, todos vitorean. Es un juego
agotador, los jugadores se baten los sesos. En realidad hay mucha estrategia y habilidad
en un juego de fútbol americano.

Pero ¿por qué lo hacen el sábado en la tarde? ¿Por qué no simplemente salen el jueves,
como a las cuatro de la tarde cuando el otro equipo no está, y anotan un gol en cada
jugada? ¡Simplemente podrían mover esa pelota de arriba abajo del campo y cada
jugada sería un gol! Le diré por qué: Porque en eso no hay ninguna gloria ni victoria. El
plan de Dios para nosotros es la victoria. Él quiere que triunfemos en el Señor
Jesucristo.

Todos estamos sujetos a la tentación para que podamos aprender a depender del Señor
Jesucristo y conocer la victoria. No hay cristiano que no conozca la tentación. No crea
que un pastor es inmune a la tentación. Tampoco crea que un cristiano genuinamente
comprometido con Cristo no será tentado. De nuevo le recuerdo que Jesús fue tentado
en todos los aspectos igual que nosotros (ver Hebreos 4:15).

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