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El triángulo cautivo de la imagen: Museo de Arquitectura,

Nuevo Circo, Teatro Municipal.


La experiencia del Taller Experimental de Fotografía

Por Teresita Pérez de Maza

Cuando empecé a escribir estas notas, en abril de


2020, como parte de un compromiso establecido con
Félix Gerardi de registrar lo que aconteció en el Taller
Experimental de Fotografía, auspiciado por el Centro
Nacional de Fotografía (CENAF), y dictado los días
10, 11 y 12 de abril del año 2019, no imaginé (un
año después) el entramado de vivencias que esto
implicaría.

Gerardi, como facilitador del Taller, nos relató- a los 40 participantes que
nos encontrábamos en la sala abierta del Museo de Arquitectura- la
historia de la fotografía en Venezuela y a medida que ejemplificaba con
relatos e imágenes, nos introdujo en las técnicas usadas para tomar una
buena o mejor foto; además de iniciarnos en algunos aspectos de edición. 1
Como buen fotógrafo documentalista, Gerardi no desaprovechó la
oportunidad que le brindó el Taller, para exponer las contribuciones de
fotógrafos connotados en el desarrollo fotográfico en Venezuela, como parte
de las expresiones artísticas, culturales y documentales de la vida
nacional. Aunque hizo la salvedad que “la historia de la fotografía en
nuestro país está por contarse, dado que aún no se reconocen a todos y a
todas”.

Nos refirió en una línea del tiempo hechos históricos relacionados con: “el
Cianotipo, el Calotipo y el Daguerrotipo” (1835-1845), para luego precisar
a finales del siglo XVIII el surgimiento de la fotografía como un hecho
cultural, social y urbano, en medios como El Cojo Ilustrado, donde
abundaban las ilustraciones y los fotograbados. Precisó la labor del
barinés Henrique Avril, reconocido como el primer reportero gráfico quien
proporcionó, por más de cuatro décadas, una perspectiva social de la
fotografía, junto a su compañera María Lourdes Ugueto; igualmente
fotógrafa, cuyo trabajo aparece minimizado, posiblemente por razones de
género. Comentó Gerardi que el legado de Avril es extenso y prolijo, dada
su larga vida y su participación en distintos medios impresos, que datan
desde 1850 hasta los días de su muerte en 1950.
Igualmente, en su disertación evocó a Federico Lessmann quien se
consagró como el fotógrafo de la Caracas del siglo XIX con sus imágenes
paisajísticas. En su legado, apreciamos y compartimos las imágenes del
Palacio Legislativo, el Puente de Dolores, la Iglesia la Trinidad, entre otras.

Asimismo, conocimos la impronta de Luis Felipe Toro, como el fotógrafo


oficial de Cipriano Castro y Juan Vicente Gómez. Como anécdota, Gerardi
refirió que la postura erecta de estos personajes políticos, que debían
esperar inmóviles y sin respirar durante varios segundos, mientras se
preparaba el escenario y la cámara, se debía a un soporte que se colocaba
en el cuello-espalda, lo que les permitía una postura correcta. “el sentido
común y la percepción constituyeron las clave del momento”.

En el contexto contemporáneo Gerardi hizo alusión a Alfredo Boulton,


Ricardo Razetti, Paolo Gasparini, como los fotógrafos de una nueva etapa,
que incluía las manifestaciones culturales y el quehacer artístico en el
país. Boulton fue reconocido como el fotógrafo de Armando Reverón.

Gerardi hizo hincapié en el trabajo contemporáneo de Miguel Acosta Sáez,


quien a su juicio ha desarrollado una propuesta sociológica de la
fotografía, “una propuesta etnográfica” que nos acerca a lo que somos, una 2
“fotografía que se puede clasificar como descolonizadora”. Asimismo, nos
citó el quehacer fotográfico de Mariano Díaz quien comenzó a registrar a
los creadores populares. Y no dejo de mencionar a Héctor Rondón, como
fotógrafo documentalista, quien le fue otorgado el Premio Pulitzer (1926)
con la imagen del “porteñazo”.

De manera especial, describió la labor de Federico Fernández Ackermann,


merecedor de varios premios nacionales de fotografía, y en cuyas imágenes
se percibe un concepto crítico de la imagen, “una concepción de belleza y
de justicia como parte de una expresión de protesta”.

Después de exponer los aspectos formales del contenido del Taller, Gerardi
nos dejó claro que se trataba de “aprender-haciendo” y que la idea era
redescubrir Caracas y sus “espacios cautivos”, que se encontraban
atrapados en una cotidianidad, que escondía un “patrimonio cultural” que
todos debíamos disfrutar.

Miren a su alrededor, este museo es hermoso…caminen hasta el Nuevo


Circo y continúen con sus cámaras hasta el Teatro Municipal, eso sí con
mucho cuidado. Están atrapados en un gran triangulo. No tienen
escapatoria…salgamos a la calle¡.
En plena captura de las imágenes

Recuerdo que después de cada sesión de Taller tomábamos la calle y nos


reuníamos en “un shapono al aire
libre” protegidos por el sol, y
bendecidos en cada lugar que
visitábamos, por los “espíritus”
presentes. Cuando salimos del
Museo de Arquitectura hacia el
Nuevo Circo, “Carmen la que
contaba 16 años estaba allí, de la
mano de César Girón”. El grupo
de fotógrafos (as) en su mayoría
novatos (la primera percepción),
conducido por Gerardi, tomamos
el ruedo y nuestras cámaras en
un giro, alrededor de la plaza de toros, captamos “la historia de lo
intangible”: grandes escaleras, mosaicos, vitrales, gradas y el imaginario
de una muchedumbre que aplaudía y otro tanto en la taquilla.

Creo que Alejando Chataing y Luis Muñoz Tébar, diseñadores de esta


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imponente obra, abierta al público en 1919, no se imaginaron que sus
espacios serían testimoniados, 101 años después, por un grupo de
fotógrafos aprendices, cuyos nombres posiblemente no estarán registrados
en fuentes especializadas, ni en los anales de fotografía, pero si en sus
cuentas Instagram y Facebook.

Al día siguiente, luego de la


preparación inicial por parte de
nuestro mentor (que luego se
convertiría en shaporí), salimos otra
vez del Museo de Arquitectura hacia
el Teatro Municipal de Caracas, de la
esquina de Reducto a Municipal. Allí
nos recibió gentilmente el Sr Cartaya,
todo un caballero proveniente de
Higuerote, que nos guió a través de las escaleras en caracol, hasta los
espacios más recónditos del Teatro, para llegar a la hermosa cúpula en la
búsqueda ficticia del fantasma de la ópera.
La imponente estructura de este Teatro que data del año 1881, nos
cautivó. Cuenta el Sr. Rada que el arquitecto Jesús Muñoz Tébar dirigió su
diseño arquitectónico, preservándose luego de varias restauraciones.
Durante el recorrido un ajetreo se palpaba en salas anexas a las entradas
de la sala principal del teatro. Discretamente nos asomamos y el ruido
provenía de los ensayos de la Compañía Nacional de Teatro.

Culminado el recorrido, el profesor Félix de


manera entusiasta nos comunicó que
asistiríamos al ensayo de la obra del Popol Vuh
que relata el mito de la creación, según la
leyenda maya quiche. Allí podíamos descargar
el click silenciado de nuestras cámaras. Era la
temporada del 8vo Festival Internacional de
Teatro.

De manera especial, nos enteramos que la


cobertura fotográfica de esta obra teatral
estaría a cargo de Félix Gerardi, nuestro
maestro. Que honor ¡Confieso que la cámara de mi celular estuvo apagada
ante la majestuosidad del vestuario y la puesta en escena.
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Para el cierre del Taller, en los
espacios abiertos del Museo de
Arquitectura, sentados en la
grama, fuimos exponiendo
tímidamente los sentimientos y
emociones vividos en todos los
momentos del Taller, hasta decidir
que nos constituiríamos en grupo
el 12 de abril de 2019. Así pues
entramos en interacción grupal a
través de WhatsApp e Instagram y
de manera insistente Gerardi nos
enviaba mensajes para motivarnos y “crear un grupo de fotógrafos en la
calle”. Su idea era cubrir eventos culturales, captar los rostros de la gente,
la cotidianidad de los espacios, descubrir los espacios cautivos, ir a los
museos, visitar los sitios históricos, caminar por los parques, conversar y
contemplar todo lo que pasara por nuestra vista.
De manera espacial y especial nos invitaba continuamente a los
espacios centrales de un Shapono imaginario, para compartir y vivir
con la fotografía.

Se visitó el casco histórico de Petare, el Jardín Botánico, donde se levantó


una hermosa muestra fotográfica, de manera
colectiva. Los espacios del Parque los Caobos
y el Museo de Bellas Artes fueron testigos de
múltiples encuentros. Estas corridas por la
calle fue el caldo de cultivo que dio lugar
para la consolidación de un pequeño grupo
de mujeres fotógrafas que disparaban el click
de sus cámaras por doquier, hasta que Félix
Gerardi, como buen mentor fue canalizando este “ímpetu femenino” por la
“fotografía vivencial”, proporcionándoles seguridad, técnica y compromiso
ético con la imagen.

Por mi parte, resolví continuar en mi rol de promover el trabajo de


fotógrafos novatos, lo que conjuntamente con Carmen Barroeta venía
realizando desde hace más de una década, en la Universidad Nacional
Abierta, acompañadas del fotógrafo Víctor Álvarez y dictando el Taller
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Básico de Fotografía. En el presente, me motivé a “ser participante” y creo
que la experiencia vivida en los dos Talleres que me ofreció Félix Gerardi,
complementaron mi “rol de promotora de las imágenes que otros captan
ingenuamente, amorosamente y con pasión”.

Mientras llegan otros talleres, no dejaré de seguirle la pista al pequeño


grupo de “féminas” que una tarde soleada se fueron de Shapono
Fotográfico, hasta el día de hoy. Esa será mi próxima historia.

Como comentario final, y a manera de inciso, me permito recomendar el


reciente trabajo de investigación de Dorronsoro Josune (2019), titulado
Historia Capitulada de la Fotografía en Venezuela, el cual precisa lapsos
históricos, nociones teóricas y el quehacer fotográfico en el país, con
fidelidad en las fuentes bibliográficas y documentales.

Seguiré extendiéndome.

@fotogerardi
@extendamonos
@shaponofotografico
@FotografíaCENAF

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