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Se considera que nació en 1920 con el manifiesto surrealista publicado por André Bretón y duró
hasta la década de 1940.
Hasta los inicios de la Primera Guerra Mundial, el arte había estado controlado y atravesado por
las políticas imperantes. De hecho, era una forma de mantener el orden y evitar que las
revoluciones se desataran en Europa. Por este motivo, los surrealistas se interesaron en fundar
un movimiento que liberara al arte de las limitaciones que tenía hasta ese momento. Sin
embargo, su interés revolucionario buscaba realizar cambios extremos pero de forma positiva y
creativa. Por otra parte, a pesar de que se oponían al orden político de la época, sus intereses
eran de naturaleza netamente artística, no política. Este movimiento pretendía liberar las
personas en el ámbito psicológico y espiritual. Sin embargo, la Segunda Guerra Mundial estalló
y tomó a los escritores surrealistas como parte de su blanco político y militar.
CARACTERÍSTICAS Y ESTILO
El surrealismo literario buscaba reunir la realidad con la imaginación. En este esfuerzo, los
escritores de esta corriente buscaban superar las contradicciones que se presentaban entre las
ideas conscientes e inconscientes, creando historias extrañas o irreales. Por esta razón, las
obras surrealistas resultaron controversiales y chocantes. Precisamente esto se debe a que
tenían la intención de empujar a las personas por fuera de los límites de su comodidad hasta el
punto de originar situaciones conflictivas. La literatura surrealista ofrecía imágenes o ideas
contrastantes. Esto tenía el objetivo de llevar a los lectores a hacer nuevas conexiones entre las
diferentes ideas y de esta manera ampliar la concepción de la realidad de los lectores.
También se valía de imágenes y metáforas para obligar al lector a hacer interpretaciones que lo
llevaran a explorar su propio subconsciente.
REPRESENTANTES
André Bretón
André Bretón nació en Francia en febrero de 1896 y falleció en septiembre de 1966. Después de
la Primera Guerra Mundial se trasladó a París, donde se vinculó a las vanguardias literarias que
se desarrollaban entonces en la ciudad.
Durante la Primera Guerra Mundial se unió a los artistas del movimiento dadaísta. Sin embargo,
con el tiempo él mismo sería el fundador del surrealismo a partir de la publicación de su
manifiesto surrealista.
El año 1924 aparece en París el Primer manifiesto del surrealismo de André Breton, y desde
ese momento se abre un camino para la poesía y el arte contemporáneo de consecuencias
incalculables. Breton aparece como el conductor indiscutible de un nuevo movimento que
intenta trascender los límites del arte para invadir los problemas mismos de la vida y de la
sociedad. El surrealismo se convierte así en una verdadera concepción del mundo.
La influencia de este movimiento ha sido y sigue siendo fundamental en todos los esfuerzos
renovadores en el campo de la cultura.
Los dos manifiestos y los prolegómenos a un tercero forman un ciclo en el que está contenido
lo esencial del pensamiento de Breton y por lo tanto de la ideología surrealista.
Louis Aragón
Louis Aragon nació en París en 1897 y murió en 1982. En 1917 se inscribió en la Facultad de
Medicina de París donde se reunió con André Bretón.
Aragón estaba comprometido con las ideas comunistas, lo cual se hace visible en su serie “Le
Monde Reel”. Esta era una serie de libros de política surrealista que usa el realismo social con el
fin de atacar las normas literarias y culturales burguesas. Después de la guerra, Aragón escribió
una serie de obras de no ficción, monografías, traducciones y libros de historia, política, arte y
cultura. En total publicó más de 100 libros a lo largo de su vida, aparte de las publicaciones
póstumas.
•Poesía. Fuego de alegría (1922) El movimiento perpetuo (1925) Los ojos de Elsa (1942) ...
•Prosa. Aniceto o el panorama (1921) El libertinaje (1924) El campesino de París (1926) ...
Serie El mundo real. Las campanas de Basilea (1933) Los bellos Barrios (1936) Los viajeros de La
Imperial.
André Breton
(Tinchebray, Francia, 1896 - París, 1966) Escritor francés. Participó durante tres años en el
movimiento dadaísta, al tiempo que investigaba el automatismo psíquico a partir de las teorías
de Jean-Martin Charcot y Sigmund Freud sobre el inconsciente, que había descubierto durante
sus estudios de medicina. Por último, en 1924, rompió con Tristan Tzara, acusándole de
conservadurismo, y escribió el texto fundacional de un nuevo movimiento, el Manifiesto del
surrealismo.
Con una prosa casi poética y un estilo emotivo y exaltado, postulaba la existencia de una
realidad superior a la que sería posible acceder poniendo en contacto dos mundos, la vigilia y el
sueño, que tradicionalmente se habían mantenido separados. Reivindicaba la liberación del
mundo del subconsciente y con ello una nueva forma de pensar que terminara con la dictadura
exclusiva de la lógica y la moral.
El nuevo grupo surrealista nació con un fuerte componente sectario, promovido en gran parte
por el propio Breton, quien desde la «ortodoxia» surrealista denunció numerosas
«desviaciones», la menor de las cuales no fue, sin embargo, su propio intento de politizar el
movimiento a raíz de su afiliación al Partido Comunista (1927). El Segundo Manifiesto
surrealista (1930) responde a la voluntad de insertar el surrealismo en unas coordenadas
políticas y revolucionarias, lo que provocó grandes disensiones en el grupo.
Sin embargo, en 1935, Breton rompió con el Partido Comunista y viajó a México, donde su
relación con Trotski le llevó a redactar un tercer manifiesto en 1941. Entre sus obras destaca la
novela Nadja (1928), a la que siguieron otras, como La inmaculada concepción (1930) o Los
vasos comunicantes (1932). En 1946 regresó a su país y fundó nuevas revistas surrealistas, al
tiempo que mostraba su oposición al realismo imperante en literatura y en especial a Albert
Camus.
Louis Aragon
(París, 1897-1982) Escritor francés. Terminados sus estudios medios, Louis Aragon comenzó a
estudiar medicina, que interrumpió en 1917 para alistarse voluntario en la Primera Guerra
Mundial. Durante el período de instrucción conoció a André Breton y a Philippe Soupault, con
los que volvió a encontrarse en París en 1919 y con los que fundó la revista Littérature, órgano
del dadaísmo parisiense que recogía las ideas que algunos años antes había expresado Tristan
Tzara en Zúrich, quien, por otra parte, también colaboró en la revista junto con Paul Éluard y
otros jóvenes.
Sus obras principales de esta época son El campesino de París (1926), itinerario fabuloso a
través de las maravillas cotidianas de la ciudad, y Tratado del estilo (1928), insolente e
iconoclasta exposición de las ideas y actitudes de la nueva generación. Pero en su obra y su
carrera ya se iba anunciando un cambio decisivo: en 1928 conoció en París a la escritora rusa
Elsa Triolet, hermana de aquella Lily Brik tan estrechamente ligada a la biografía de Maiakovski,
y la hizo la compañera de su vida y su inspiradora y consejera en su trabajo literario.
Sus primeros pasos en esta nueva dirección todavía eran inseguros: el poema Hurra por los
Urales (1934), epopeya de la construcción del socialismo en la URSS, contiene ecos de
experiencias anteriores que se avienen mal con sus intenciones abiertamente propagandísticas.
Más importante es el ciclo de novelas publicado con el título común de El mundo real, grandes
frescos sociales que describen la sociedad francesa a comienzos del siglo XX y que se muestran
más persuasivos en la denuncia de las hipocresías y los defectos históricos de la clase
dominante que en la descripción de quienes se rebelan contra ella: Las campanas de Bale
(1934), Los bellos barrios (1936), Los viajeros de la Imperial (1942) y Aurélien (1945).
Durante la Segunda Guerra Mundial y la ocupación alemana, regresó a la poesía: era la época
de los tiernos lirismos amorosos de Los ojos de Elsa (1942) y las numerosas antologías de versos
patrióticos (Le crève coeur, 1941; Le Musée Grevin, 1943 y La Diana francesa, 1945), que
también adquirieron una extraordinaria popularidad por la deliberada simplificación de
sentimientos y formas, así como por su tono claramente cantable.
Tras la liberación, Louis Aragon entró a formar parte del comité central del Partido Comunista
Francés, e intentó un nuevo ciclo narrativo según las directrices del realismo socialista, pero
interrumpió Los comunistas, donde sus mejores dotes de escritor suelen verse sofocadas por la
excesiva simplicidad de su discurso, después de los primeros seis volúmenes (1949-1951). Su
mejor novela es ciertamente La Semana Santa (1958), brillantísimo fresco de la Francia de los
Cien Días, con algún eco indirecto de preocupaciones más actuales.
Su creación poética también alcanza momentos felices de intensidad lírica con las antologías
tituladas Le Fou d'Elsa (1963), Il ne m'est Paris que d'Elsa (1964) y Les adieux et autres poèmes
(1982). También fue intensa su actividad de crítico y hombre de cultura, como director del
semanario Les Lettres Françaises y como intérprete de escritores del pasado y del presente:
Hugo, poète réaliste (1952), La lumière de Stendhal (1954), Littératures soviétiques (1955) y
J'abats mon jeu (1959). Hay que recordar también Habitaciones. Poema del tiempo que no pasa
y su autobiografía poética La novela inacabada (1956).
CONCLUSIÓN
Se considera que nació en 1920 con el manifiesto surrealista publicado por André Bretón y duró
hasta la década de 1940. Buscaba reunir la realidad con la imaginación. En este esfuerzo, los
escritores de esta corriente buscaban superar las contradicciones que se presentaban entre las
ideas conscientes e inconscientes, creando historias extrañas o irreales.