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XVI.

El narcisismo y la pulsión
El concepto de narcisismo se analiza en la teoría psicoanalítica en
relación con otros dos conceptos básicos. Uno, el concepto de falo; otro,
el de agresividad. Cada uno de esos conceptos se podría decir que abre
vertientes conceptuales o campos teóricos.

Una primera vertiente es la relación entre el narcisismo y el falo. Por este


lado, el narcisismo se ubicara entonces en el campo de todas las
"imaginerías" con las cuales el sujeto constituirá la idea que tiene de sí
mismo. Entonces, hay que decir que el narcisismo es una identificación,
algo que nos introducirá en un campo de imágenes. Y, hablando desde
un punto de vista lacaniano, el narcisismo determina el nivel de lo
imaginario; es el campo teórico de los objetos ilusorios. El narcisismo
tiende a reificar la falta, por eso tiene que ver con la determinación de lo
imaginario. Narcisismo, identificación y alienación son términos que
pertenecen al mismo campo teórico y constituyen, a su vez, el campo de
las defensas.

El concepto de pulsión de destrucción remite a lo que ocurre cuando el


sujeto debe expulsar, en tanto quiere unificarse, la atomización originaria
que sería el resultado de la pulsión de muerte. Por eso, la definición
general de pulsión de muerte es la tendencia a la desunión de las partes.
Entonces, habría como una tendencia fundamental a la desunión: el
masoquismo primario como tendencia primaria a la destrucción. En la
medida en que el sujeto se libidiniza, la expulsa.

Que la pulsión no sea el instinto quiere decir que cuando se trata de


pulsión no hay relación de determinación con respecto al objeto. Mientras
que cuando se trata de instinto, cualquiera que fuera la definición que
diéramos de este término, es algo que tiene que ver con el
desencadenamiento de mecanismos que pertenecen a la especie, que
pueden ser estudiados en los individuos, en los grupos animales y
también en conductas de grupo: algo que, una vez desencadenado,
conduce al individuo, en el interior de la especie, hacia un objeto.

El objeto de la pulsión es lábil, el objeto es un objeto perdido; en todo caso


debe ser reencontrado, pero nunca esta efectivamente ahí. O si se
presenta, lo hace bajo formas raras como en el fetichismo o en las fobias.
La pulsión por definición es parcial. Las únicas pulsiones que Freud
estudia son las pulsiones sexuales. El concepto de pulsión remite
siempre a la sexualidad, y la pulsión parcial supone una teoría sobre la
erogenizacion de ciertas zonas del cuerpo, así como, por otra parte, una
teoría sobre lo que en psicoanálisis se llamo "la relación de objeto",
vinculada con la teoría de las etapas del desarrollo de la libido.

Recordar que hay que distinguir entre las etapas del desarrollo del yo
-autoerotismo, narcisismo, elección de objeto- de las etapas del
desarrollo de la libido -oral, anal, fálica, periodo de latencia, genitalidad-.
Hay un desfasaje, el sujeto está más adelantado en el nivel del
narcisismo, es decir, en el nivel de la síntesis yoica, que en el de la
síntesis que alcanza en el plano genital. Entonces responde a sus
exigencias sintéticas con lo que puede. Responde de forma anal. Y como
el culo es el lugar del sadismo para Freud, entonces el hombre es desde
el origen malo. (En Lacan se leía la oposición entre: anticipación mental -
inmadurez biológica, propia del estadio del espejo)

El yo está constituido pero el sujeto no esta genitalizado. El sujeto se


enfrentara al objeto siempre con los elementos de que dispone. Sucede
entonces que sintetiza atacando. (la otra cara del narcisismo: la
agresividad)
El primer modelo del aparato psíquico que Freud tiene es el siguiente: el
aparato psíquico es algo que está sometido a una exigencia de trabajo.
Una pulsión es una exigencia de trabajo constante, de la cual no se
puede huir. Lo que Freud llamo "principios" eran reguladores del aparato
contra la exigencia de trabajo. En el segundo modelo, el principio
regulador mismo se va confundir con una pulsión. Y, entonces, para
decirlo simplemente, en lugar del regulador, del principio del placer, el
sujeto, en verdad, tiende a suprimir toda excitación.

Al principio, el modelo de aparato psíquico que desarrolla Freud es el de


un sistema que trata de regular las fuerzas, según un principio de
homeóstasis, como esas válvulas que hay en las calderas que avisan
cuando la presión sube mas allá de cierto limite, de modo que el aparato
quede a salvo. Esto es el principio del placer en Freud.

En el último modelo pulsional, ocurre una cosa distinta. Tenéis las


pulsiones de vida dotadas de energía que tienden a producir cosas. Y el
regulador ahora es la pulsión de muerte. Pero la pulsión de muerte
pretende reducir la tensión a cero. Por otra parte, Freud insiste en el
texto en que la pulsión de muerte es el modelo de toda pulsión y que
originariamente toda pulsión es la tendencia a cero.

Entonces, en el primer modelo lo difícil era justificar la existencia de lo


desagradable. En el ultimo, lo raro, lo misterioso es que todavía haya
energía, es decir, que todavía haya libido. Se termina el modelo de la
homeostasis y el elemento regulador tiene ahora estatuto de pulsión. En
el primer modelo había pulsiones y principio regulador; en el último
modelo hay pulsiones y pulsiones.

La historia de las pulsiones tiene tres partes:


1. Pulsiones de auto-conservación y Pulsiones Sexuales. El texto es
el de Tres ensayos. Pero este modelo no sirve para explicar el
conflicto psíquico. Lo que preocupa a Freud es la explicación teórica
del conflicto psíquico, donde lo que se juega es la determinación
misma del concepto de sexualidad y la relación del goce con el saber.
Pero no el conflicto en sentido general, sino pensado en función del
objeto fundamental de la teoría: la relación del sujeto con el goce y la
participación del saber en esa relación, a  saber, la temática fálica.
El modelo del conflicto queda planteado en esta primera época entre los
siguientes términos: "Yo" vs. "Sexualidad"; como si el aparato psíquico
estuviera escindido en dos partes que no funcionaban bien
conjuntamente. Por una parte, encontramos la descripción de estas dos
tendencias generales -que el llamo pulsiones- de la vida psíquica,
sexualidad y conservación. Y, por otro lado,  la idea básica del yo
defendiéndose de la sexualidad. El enemigo en el conflicto es la
sexualidad. Pero no buscamos un saber sobre la sexualidad, sino la
relación del saber con la sexualidad. 

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