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F E B R E R O DE 2 02 0

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EDICI ÓN DE LETRA GRANDE

ART ÍCULOS QUE SE ESTUDIAR ÁN


DEL 6 DE ABRI L AL 3 DE MAYO DE 2020
ARTÍCULO
DE ESTUDIO 6

Nuestro Padre,
Jehová, nos ama
profundamente
“Ustedes deben orar de esta manera: ‘Padre nuestro[ ’]”
(MAT. 6:9).

CANCIÓN 135
Jehová te pide: “Sé sabio, hijo m ío”

AVANCE
Normalmente vemos a Jehová como nuestro Creador
y Rey, pero hay buenos motivos para verlo como un
Padre amoroso. En este artículo, analizaremos esos
motivos. También aprenderemos por qué podemos
estar seguros de que Jehová no nos abandonará jamás.
2
IMAGINEMOS que vivimos hace unos dos mil qui-
nientos años en Persia. Queremos hablar de un asun-
to con el rey, así que viajamos a Susa, donde está el
palacio. Pero ni se nos ocurriría presentarnos delan-
te del rey sin haber recibido su permiso, pues hacer-
lo podría costarnos la vida (Est. 4:11).
2 Sin duda, estamos muy agradecidos de que Jeho-
vá no sea como los reyes de Persia. Aunque es inmen-
samente superior a los gobernantes humanos, pode-
mos dirigirnos a él en cualquier momento. Desea que
nos sintamos libres de hablar con él. Es verdad que
tiene títulos imponentes como Gran Creador, Todo-
poderoso y Señor Soberano. Sin embargo, quiere que
utilicemos un término más familiar: “Padre” (Mat.
6:9). ¿No nos conmueve que Jehová desee que tenga-
mos una relación tan estrecha y afectuosa con él?
3 Podemos llamar “Padre” a Jehová con toda razón
porque nos ha dado la vida (Sal. 36:9). Como es nues-
tro Padre, tenemos la obligación de obedecerlo. Si ha-
cemos lo que nos manda, disfrutaremos de maravillo-
sas bendiciones (Heb. 12:9). Una de ellas es la vida
eterna, sea en el cielo o en la Tierra. Pero también nos
beneficiamos ahora. En este artículo, veremos cómo
1. ¿Qué tenía que hacer quien deseaba hablar con el rey de Persia?
2. ¿Qué confianza desea Jehová que sintamos al dirigirnos a él?
3. ¿Por qué podemos llamar “Padre” a Jehová, y qué veremos en
este artículo?

FEBRERO DE 2020 3
nos demuestra Jehová que es un Padre amoroso y por
qué podemos estar seguros de que nunca nos abando-
nará en el futuro. Pero analicemos primero por qué
podemos confiar en que nuestro Padre celestial nos
ama profundamente y cuida de nosotros.
JEHOVÁ ES UN PADRE AMOROSO
QUE CUIDA DE NOSOTROS
4
¿Nos cuesta ver a Jehová como nuestro Padre?
Puede que algunas personas se sientan insignifican-
tes ante Dios. Dudan que el Todopoderoso se preocu-
pe por cada uno de nosotros. Pero nuestro cariñoso
Padre no quiere que nos sintamos así. Nos dio la vida
y desea que lo busquemos y lo encontremos. Tras
exponer estas verdades, el apóstol Pablo les dijo a sus
oyentes en Atenas que Jehová “no está muy lejos de
cada uno de nosotros” (Hech. 17:24-29). Dios quiere
que todos acudamos a él con la misma naturalidad
con la que un niño se dirige a su cariñoso padre.
5
Hay otro posible motivo por el que a algunos les
cuesta ver a Jehová como un Padre. ¿Cuál es? Que
su propio padre les mostró poco o ningún cariño.
Una hermana dijo: “Mi papá era grosero conmigo.
Cuando empecé a recibir clases de la Biblia, me
4. ¿Por qué les cuesta a algunas personas ver a Jehová como su
Padre?
5. ¿Qué aprendemos de lo que le ocurrió a una hermana?

4 LA ATALAYA
costaba sentirme cerca de un Padre celestial. Pero
eso cambió cuando llegué a conocer a Jehová”. ¿Nos
ocurre algo parecido? En tal caso, tengamos por se-
guro que nosotros también podemos llegar a ver a
Jehová como el mejor Padre que existe.
6 ¿Cómo nos ha ayudado Jehová a verlo como un
Padre que nos ama? Una manera ha sido recogiendo
en la Biblia las palabras y acciones de Jesús (lea
Mateo 11:27). Jesús reflejó con tanta perfección la
personalidad de su Padre que pudo decir lo siguien-
te: “El que me ha visto a mí ha visto al Padre tam-
bién” (Juan 14:9). Él habló muchas veces del papel
de Jehová como Padre. De hecho, solo en los cua-
tro Evangelios lo llamó Padre unas 165 veces. ¿Por
qué habló tanto de Jehová? Entre otras razones,
porque quería que las personas se convencieran de
que Jehová es un Padre cariñoso (Juan 17:25, 26).
7 Veamos cómo trató Jehová a su Hijo, Jesús, y lo
que esto nos enseña sobre él. Dios siempre escuchó
las oraciones de su Hijo, y además las respondió
(Juan 11:41, 42). Jesús siempre sintió el amor y el
apoyo de su Padre sin importar a qué prueba se
enfrentara (Luc. 22:42, 43).
6. Según Mateo 11:27, ¿cómo nos ha ayudado Jehová a verlo como
un Padre que nos ama?
7. ¿Qué aprendemos sobre Jehová cuando examinamos la forma
en que trató a su Hijo?

FEBRERO DE 2020 5
8Jesús reconoció que su Padre le había dado la vida
y todo lo necesario para mantenerla. Dijo: “Vivo
por causa del Padre” (Juan 6:57). Jesús confió sin
reservas en él, y Jehová atendió sus necesidades
físicas. Pero lo más importante es que lo cuidó en
sentido espiritual (Mat. 4:4).
9
Jehová demostró que es un Padre amoroso ase-
gurándose de que Jesús supiera que contaba con su
apoyo (Mat. 26:53; Juan 8:16). Es cierto que no lo
protegió de todos los peligros, pero lo ayudó a aguan-
tar las dificultades. Jesús sabía que cualquier daño
que sufriera sería temporal (Heb. 12:2). Jehová de-
mostró que cuidaba a su Hijo escuchándolo, dándole
lo necesario, educándolo y ayudándolo (Juan 5:20;
8:28). Veamos ahora cómo nos cuida nuestro Padre
celestial de estas maneras.

CÓMO NOS CUIDA


NUESTRO CARI ÑOSO PADRE
Jehová escucha nuestras oraciones (lea Salmo
10

66:19, 20). Él no desea que limitemos en ningún


sentido nuestras oraciones, pues nos dice que le ore-
mos constantemente (1 Tes. 5:17). Además, podemos
8. ¿De qué formas cuidó Jehová a Jesús?
9. ¿Cómo demostró Jehová que amaba a Jesús?
10. De acuerdo con Salmo 66:19, 20, ¿cómo nos demuestra Jeho-
vá su amor?

6 LA ATALAYA
dirigirnos a él con respeto en cualquier momento y
en cualquier lugar. Y nunca está demasiado ocupado
para escucharnos; siempre nos da su atención. Cuan-
do entendemos que Jehová escucha nuestras oracio-
nes, nos sentimos atraídos a él. El escritor de un
salmo dijo: “Amo a Jehová porque él oye mi voz” (Sal.
116:1).
11Nuestro Padre no solo escucha nuestras oracio-
nes, sino que también las responde. El apóstol Juan
nos da la siguiente seguridad: “Le podemos pedir
cualquier cosa que esté de acuerdo con su voluntad y
él nos escucha” (1 Juan 5:14, 15). Claro, puede que
Jehová nos responda de formas que no esperamos.
Como sabe lo que más nos conviene, a veces su
respuesta es no o a veces su respuesta es que espere-
mos un tiempo (2 Cor. 12:7-9).
12Jehová nos da lo necesario. Él hace lo mismo que
les manda hacer a los padres de familia (1 Tim. 5:8).
Se ocupa de las necesidades materiales de sus hijos.
No quiere que nos preocupemos por el alimento, la
ropa o la vivienda (Mat. 6:32, 33; 7:11). Como nos
ama, hasta se ha encargado de que en el futuro tam-
bién tengamos todo lo que necesitemos.
11. ¿Cómo responde nuestras oraciones Jehová?
12, 13. ¿De qué maneras se encarga Jehová de darnos lo necesa-
rio?

FEBRERO DE 2020 7
1

Jehová quiere tener


con nosotros la misma
relación que tiene
un padre cariñoso
con sus hijos.
(Vea el párrafo 4).
Un padre cariñoso escucha a sus hijos (1), les da lo que necesitan (2),
los educa (3) y los protege (4). Nuestro amoroso Padre celestial
nos cuida de maneras parecidas.
(Vea los párrafos 10 a 15).

13
Pero lo más importante es que atiende nuestras
necesidades espirituales. Nos ha revelado mediante
su Palabra la verdad sobre sí mismo, su propósito, el
sentido de la vida y lo que sucederá en el futu-
ro. Se interesó en cada uno de nosotros cuando
conocimos la verdad y se valió de nuestros padres
o de otros maestros para ayudarnos a conocerlo.
Y sigue ayudándonos con cariño a través de los an-
cianos de la congregación y otros hermanos madu-
ros. Además, nos instruye mediante las reuniones,
donde aprendemos de él junto a nuestra familia
espiritual. De estas y otras maneras, demuestra que
es un Padre que se interesa por todos nosotros (Sal.
32:8).
14
Jehová nos educa. A diferencia de Jesús, noso-
tros somos imperfectos. Así que, a fin de educarnos,
nuestro amoroso Padre nos corrige cuando es nece-
sario. Su Palabra nos recuerda que él “disciplina a
quienes ama” (Heb. 12:6, 7). Lo hace de muchas
formas. Por ejemplo, puede que algo que leamos en
14. ¿Por qué nos educa Jehová, y cómo lo hace?

FEBRERO DE 2020 9
la Biblia o escuchemos en las reuniones nos haga ver
que debemos cambiar. También puede ser que la ayu-
da que necesitamos venga de parte de los ancianos.
Sea como sea, Jehová siempre nos disciplina porque
nos ama (Jer. 30:11).
15 Jehová nos ayuda a aguantar las dificultades.
Nuestro Padre celestial nos cuida en los momentos
difíciles, igual que hace un padre que ama a sus hi-
jos. Utiliza su espíritu santo para que no suframos
daño espiritual (Luc. 11:13). Además, nos protege
emocionalmente. Por ejemplo, nos da una precio-
sa esperanza para el futuro, la cual nos ayuda a
soportar los problemas. Pensemos en lo siguiente:
nuestro amoroso Padre reparará cualquier daño que
suframos, sea este cual sea. Las pruebas son tempo-
rales, pero las bendiciones de Jehová son eternas
(2 Cor. 4:16-18).

NUESTRO PADRE
NUNCA NOS ABANDONARÁ
16Una prueba del amor que Jehová nos tiene
es cómo actuó cuando Adán lo desobedeció. Como
consecuencia de este acto, tanto él como sus descen-
dientes dejaron de pertenecer a la feliz familia de
15. ¿De qué maneras nos protege Jehová?
16. ¿Qué sucedió cuando Adán desobedeció a su Padre?

10 LA ATALAYA
Dios (Rom. 5:12; 7:14). Pero Jehová tomó cartas en
el asunto.
17Aunque Jehová castigó a Adán, no dejó sin
esperanza a sus descendientes. Prometió de inmedia-
to que los seres humanos obedientes volverían a
ser parte de su familia (Gén. 3:15; Rom. 8:20, 21).
Lo hizo posible gracias al sacrificio de su amado
Hijo, Jesús. Al entregarlo por nosotros, demostró lo
mucho que nos ama (Juan 3:16).
17. ¿Qué hizo Jehová de inmediato tras la rebelión de Adán?

Si nos hemos apartado de Jehová y nos hemos arrepentido,


él desea acogernos, pues es nuestro amoroso Padre.
(Vea el párrafo 18).
18 A pesar de que somos imperfectos, Jehová desea
que estemos dentro de su familia y no nos ve como
una carga. Puede que lo decepcionemos o que nos ale-
jemos de él durante un tiempo, pero nunca nos dará
por perdidos. Con la parábola del hijo perdido, Jesús
mostró cuánto nos ama Jehová (Luc. 15:11-32). El pa-
dre de la parábola nunca perdió la esperanza de que
su hijo volvería. Y, cuando este lo hizo, el padre lo re-
cibió con los brazos abiertos. Si nos hemos apartado
de Jehová y nos hemos arrepentido, podemos tener
la certeza de que nuestro Padre desea acogernos.
19Nuestro Padre reparará todos los daños que pro-
vocó Adán. Cuando este se rebeló, Jehová decidió
adoptar a 144.000 personas que serían reyes y sacer-
dotes en los cielos con su Hijo. Jesús y estos gober-
nantes ayudarán a los seres humanos obedientes a lle-
gar a ser perfectos en el nuevo mundo. Tras superar
una prueba final de obediencia, Dios les dará vida
eterna. Nuestro Padre sentirá entonces la satisfacción
de ver que la Tierra está llena de sus hijos perfectos.
¿Verdad que será maravilloso?
20 Jehová ha demostrado que nos ama profunda-
18. Aunque nos hayamos apartado de Jehová, ¿por qué podemos
estar seguros de que nos quiere como sus hijos?
19. ¿Qué hará Jehová para reparar los daños causados por Adán?
20. ¿Cómo nos ha demostrado Jehová que nos ama profundamen-
te, y qué analizará el próximo artículo?

12 LA ATALAYA
mente. Es el mejor Padre que podemos tener. Escucha
nuestras oraciones y nos da lo necesario en sentido
material y espiritual. Nos educa y ayuda. Además, tie-
ne preparadas bendiciones extraordinarias para noso-
tros. ¿Verdad que nos conmueve saber que nuestro
Padre nos ama y nos cuida? El próximo artículo ana-
lizará de qué maneras podemos nosotros, como sus
hijos, agradecer el amor que nos tiene.

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DESCRIPCIÓN DE LAS IMÁGENES. Página 8: En las fotografías, vemos
a cuatro padres con sus hijos. El primero escucha con atención lo que
su hijo le dice, el segundo le da a su niña algo de comer, el tercero está
educando a su hijo y el cuarto consuela a su pequeño. Detrás se ve la
mano de Jehová, lo que nos recuerda que él nos cuida de maneras pare-
cidas.

¿QUÉ RESPONDERÍA?
˛ ¿Por qué pensa- ˛ ¿De qué formas ˛ ¿Por qué tene-
mos que Jehová nos muestra Jeho- mos la certeza
es el mejor Pa- vá que nos ama y de que nuestro
dre que pode- nos cuida? Padre no nos
mos tener? abandonará ja-
más?

CANCIÓN 108
El amor leal de Jehová
ARTÍCULO
DE ESTUDIO 7

Amamos
profundamente a
nuestro Padre, Jehová
“Nosotros amamos porque él nos amó primero” (1 JUAN 4:19).

CANCIÓN 3
Tú me das fuerza, confianza y valor

AVANCE
Sabemos que nuestro Padre, Jehová, nos ama profun-
damente y nos ha introducido en su familia de siervos fie-
les. En consecuencia, nosotros lo amamos a él. ¿Cómo
podemos expresarle ese sentimiento? Este artículo anali-
zará algunas cosas específicas que podemos hacer.
14
JEHOVÁ nos ha hecho una invitación maravillosa: de-
sea que formemos parte de su familia. Esta se compo-
ne de personas que le han dedicado su vida y que tie-
nen fe en el sacrificio de su Hijo. Y somos una familia
feliz. Nuestra vida actual tiene sentido, y nos alegra
abrigar la esperanza de disfrutar de una vida sin fin,
sea en el cielo o en el Paraíso en la Tierra.
2 Por amor, Jehová hizo un enorme sacrificio a fin
de darnos la oportunidad de pertenecer a su familia
(Juan 3:16). La Biblia dice que “se pagó un precio”
por nosotros (1 Cor. 6:20). Gracias al rescate, Dios
hizo posible que tuviéramos una relación estrecha con
él. Disfrutamos del honor de llamar Padre a la perso-
na más importante del universo. Y, como vimos en el
artículo anterior, él es el mejor Padre que podemos te-
ner.
3 Tal vez nos hagamos la misma pregunta que se hizo
un escritor de la Biblia cuando dijo: “¿Cómo le pagaré
a Jehová todo el bien que me ha hecho?” (Sal. 116:12).
La respuesta es que no tenemos nada con qué pagar a
nuestro Padre celestial. No obstante, su amor hace que
sintamos la necesidad de amarlo. El apóstol Juan escri-
bió: “Nosotros amamos porque él nos amó primero”

1, 2. ¿Por qué nos dio Jehová la oportunidad de formar parte de


su familia, y cómo lo hizo?
3. ¿Qué preguntas es posible que nos hagamos? (Vea también el
recuadro “¿Se fija en mí Jehová?”).

FEBRERO DE 2020 15
“¿Se fija en mí Jehová?”
“De los miles de millones de personas que hay en la Tierra,
¿por qué iba a fijarse en mí Jehová?”. ¿Nos hemos hecho
alguna vez esta pregunta? Si así es, no somos los únicos.
El rey David escribió: “Oh, Jehová, ¿qué es el hombre para
que lo tengas en cuenta, el hijo del hombre mortal para que
le prestes atención?” (Sal. 144:3). David estaba seguro de
que Jehová lo conocía muy bien (1 Crón. 17:16-18). Y hoy,
mediante su Palabra y su organización, Jehová nos confirma
que se fija en el amor que le mostramos. Veamos algunas
ideas basadas en la Biblia que nos ayudan a estar convenci-
dos de esto.

˘ Jehová se fijó en nosotros incluso antes de que naciéra-


mos (Sal. 139:16).
˘ Jehová sabe lo que tenemos en el corazón y lo que esta-
mos pensando (1 Crón. 28:9).
˘ Jehová escucha cada oración que le hacemos (Sal. 65:2).
˘ Nuestras acciones influyen en cómo se siente Jehová
(Prov. 27:11).
˘ Jehová nos ha traído hacia él (Juan 6:44).

˘ Jehová nos conoce tan bien que si morimos nos resucita-


rá. Nos dará un cuerpo y una mente nuevos, pero los re-
cuerdos y la personalidad serán los mismos (Juan 11:21-
26, 39-44; Hech. 24:15).

(1 Juan 4:19). Entonces, ¿de qué maneras podemos


demostrar a nuestro Padre que lo amamos?

PERMANEZCAMOS CERCA DE JEHOVÁ


4 Jehová desea que nos acerquemos a él y que man-
tengamos con él una buena comunicación (lea Santia-
go 4:8). Nos pide que perseveremos en la oración, y
siempre está dispuesto a escucharnos (Rom. 12:12).
Nunca dejará de hacerlo por estar muy ocupado o muy
cansado. ¿Y cómo lo escuchamos nosotros a él? Una
manera es leyendo su Palabra, la Biblia, y las publi-
caciones que nos ayudan a comprenderla. También
lo escuchamos prestando cuidadosa atención en las

4. Según Santiago 4:8, ¿por qué debemos esforzarnos por acer-


carnos a Jehová?

FEBRERO DE 2020 17
reuniones. Tal como la buena comunicación contribu-
ye a que los hijos estén unidos a sus padres, comunicar-
nos regularmente con Jehová nos ayuda a permanecer
cerca de él.
5 ¿Cómo es nuestra comunicación con Dios? Él desea
que le derramemos el corazón cuando le oramos (Sal.
62:8). Por eso es bueno que nos preguntemos: “¿Son
mis oraciones como mensajes superficiales que impri-
mo una y otra vez? ¿O son más bien como cartas
sinceras que escribo de mi puño y letra?”. De segu-
ro que amamos profundamente a Jehová y deseamos
permanecer muy unidos a él. Para lograrlo, nuestra
comunicación tiene que ser regular. Abrámosle el cora-
zón, hablémosle de nuestras alegrías y nuestras preocu-
paciones. Tengamos la certeza de que podemos acudir
a él para que nos ayude.
6 Para permanecer cerca de Jehová, también debe-
mos ser agradecidos. Estamos de acuerdo con estas pa-
labras del escritor de un salmo: “¡Cuántas cosas has
hecho, oh, Jehová mi Dios! Son muchas tus obras ma-
ravillosas y tus pensamientos a nuestro favor —nadie
puede compararse contigo—. Si tratara de narrarlos y
hablar de ellos, serían demasiados, más de los que pue-
do contar” (Sal. 40:5). Pero hacemos más que sen-
tir gratitud. Se la expresamos a Jehová con nuestras

5. ¿Cómo podemos mejorar nuestras oraciones?


6. ¿Qué debemos hacer para permanecer cerca de Jehová?

18 LA ATALAYA
palabras y acciones. Esto nos distingue de muchas per-
sonas de la actualidad. Vivimos en un mundo en el que
la gente no agradece todo lo que Dios hace por ella.
De hecho, una señal de que vivimos en “los últimos
días” es que las personas son desagradecidas (2 Tim. 3:
1, 2). Que nunca se nos contagie esa forma de ser.
7 Los padres no quieren que sus hijos se peleen, sino
que se lleven bien. Y lo mismo desea Jehová de sus hi-
jos. Es más, el amor que sentimos los unos por los otros
nos identifica como los cristianos verdaderos (Juan
13:35). Un siervo de Dios escribió: “¡Miren qué bueno
es y qué gusto da que los hermanos vivan juntos en uni-
dad!” (Sal. 133:1). ¿Verdad que nos sentimos como este
salmista? Cuando amamos a nuestros hermanos, le
mostramos a Jehová que lo amamos a él también
(1 Juan 4:20). Formar parte de una familia de herma-
nos que son “bondadosos unos con otros” y se tratan
“con ternura y compasión” es realmente maravilloso
(Efes. 4:32).

MOSTREMOS NUESTRO AMOR


SIENDO OBEDIENTES
8 Jehová espera que los hijos obedezcan a sus padres,
y también desea que nosotros lo obedezcamos a él

7. ¿Qué desea Jehová que hagamos, y por qué?


8. De acuerdo con 1 Juan 5:3, ¿cuál es la razón principal por la que
obedecemos a Jehová?

FEBRERO DE 2020 19
(Efes. 6:1). Lo merece porque él nos creó, nos mantie-
ne con vida y es el Padre más sabio que existe. Pero la
razón principal por la que obedecemos a Jehová es que
lo amamos (lea 1 Juan 5:3). Es verdad que sobran los
motivos para obedecerlo, pero no nos obliga. Nos ha
dado libertad de elección, así que se alegra cuando de-
cidimos obedecerlo por amor.
9 Los padres desean que a sus hijos les vaya bien. Por
eso, fijan normas de conducta. Los niños que las obe-
decen demuestran que confían en sus padres y que los
respetan. Pues de mucha mayor importancia es que no-
sotros conozcamos las normas de nuestro Padre celes-
tial y vivamos de acuerdo con ellas. Así le demostramos

9, 10. ¿Por qué es importante conocer las normas de Dios y vivir


de acuerdo con ellas?
a Jehová que lo amamos y lo respetamos. Y como resul-
tado nos va bien en la vida (Is. 48:17, 18). Por el con-
trario, los que rechazan a Dios y sus normas terminan
haciéndose daño a sí mismos (Gál. 6:7, 8).
10 Vivir de una manera que agrade a Jehová nos pro-
tege en sentido físico, emocional y espiritual. Él sabe
qué es lo mejor para nosotros. Una hermana que vive
en Estados Unidos y se llama Aurora dice: “Sé que la
obediencia a Jehová siempre resulta en la mejor vida
posible”. Y así es en todos los casos. Preguntémonos:
“¿Cómo me ha beneficiado a mí seguir la cariñosa di-
rección de Jehová?”.
11 La oración nos ayuda a ser obedientes incluso

11. ¿Cómo nos ayuda la oración?

Demostramos lo mucho
que amamos a nuestro
Padre celestial, Jehová,
permaneciendo cerca
de él mediante la
oración, obedeciéndolo
y ayudando a otros a
amarlo.
(Vea los párrafos 4 a 14).

21
cuando nos resulta dif ícil. Como todos somos
pecadores, a veces debemos luchar por obedecer a
Jehová. Pero tenemos que seguir haciéndolo. Un sal-
mista le suplicó a Dios: “Despierta en mí el deseo de
obedecerte” (Sal. 51:12). Una precursora regular llama-
da Denise dice: “Si me cuesta obedecer algún mandato
de Jehová, le pido fuerzas para hacer lo correcto”.
No lo dudemos: Dios siempre responderá esa clase de
oraciones (Luc. 11:9-13).

AYUDEMOS A OTROS A AMAR


A NUESTRO PADRE
12 (Lea Efesios 5:1). Como somos “hijos amados” de
Jehová, hacemos todo lo posible por copiar su ejemplo.
Imitamos sus cualidades siendo cariñosos y amables, y
perdonando a los demás. Cuando las personas que
no conocen a Dios ven nuestra buena conducta, puede
que sientan el deseo de aprender más sobre él (1 Ped.
2:12). Los padres cristianos tienen un buen motivo para
tratar a sus hijos igual que Jehová nos trata a nosotros.
Si lo hacen, sus hijos tal vez quieran también ser ami-
gos de nuestro cariñoso Padre.
13Por lo general, los niños se enorgullecen de su pa-
dre y se sienten contentos de hablar de él. De modo

12. ¿Qué nos manda hacer Efesios 5:1?


13. ¿En qué debemos centrarnos para vencer la timidez y hablar a
otros de Jehová?

22 LA ATALAYA
parecido, estamos orgullosos de nuestro Padre celestial
y deseamos que otros lo conozcan. Nos sentimos como
el rey David, que escribió: “Con orgullo hablaré de
Jehová” (Sal. 34:2). Pero puede ocurrir que algunos
seamos tímidos y no nos atrevamos a hablar de él. ¿Qué
nos ayudará en ese caso? Centrarnos en lo feliz que po-
demos hacer a Jehová y en lo mucho que se benefician
quienes lo conocen. Él nos dará la valentía que necesi-
tamos. Tal como ayudó a nuestros hermanos del siglo
primero, también nos ayudará a nosotros (1 Tes. 2:2).
14 Jehová no es parcial, y le hace feliz vernos mos-
trar amor a los demás, sin importar su origen (Hech.
10:34, 35). Una de las mejores formas de demostrar
nuestro amor al prójimo es predicando las buenas no-
ticias (Mat. 28:19, 20). ¿Qué puede lograr esta obra?
Que quienes nos escuchen tengan una vida mejor aho-
ra y abriguen la esperanza de vivir para siempre en el
futuro (1 Tim. 4:16).

AMEMOS A NUESTRO PADRE


Y SEREMOS FELICES
15 Jehová es un Padre cariñoso y desea que su fami-
lia sea feliz (Is. 65:14). Aunque pasemos por dificulta-
des, tenemos muchos motivos para sentirnos felices

14. ¿Cuáles son algunas razones por las que es importante parti-
cipar en la obra de hacer discípulos?
15, 16. ¿Qué razones tenemos para ser felices?

FEBRERO DE 2020 23
ahora. Por ejemplo, no nos cabe ninguna duda de que
nuestro Padre celestial nos ama profundamente. Tene-
mos un conocimiento exacto de su Palabra, la Biblia
(Jer. 15:16). Y somos parte de una familia excepcional
de personas que aman a Jehová, que aman sus normas
morales y que se aman las unas a las otras (Sal. 106:
4, 5).
16 También podemos ser felices porque estamos segu-
ros de que la vida será aún mejor en el futuro. Sabemos
que pronto Jehová acabará con los malvados y que gra-
cias a su Reino la Tierra será un Paraíso. Además,
tenemos la preciosa esperanza de que los que han
muerto volverán a vivir y se reunirán con sus seres
amados (Juan 5:28, 29). ¿Verdad que será maravilloso?
Y lo más importante es que tenemos la certeza de que
pronto todo el mundo en el cielo y en la Tierra le dará
a nuestro cariñoso Padre la honra, la alabanza y la
devoción que se merece.

¿CUÁL ES SU RESPUESTA?
˛ ¿Por qué debemos ˛ ¿Por qué es nece- ˛ ¿Por qué de-
orar con frecuen- sario que seamos bemos hablar a
cia? obedientes otros de nuestro
a Jehová? Padre celestial?

CANCIÓN 12
Jehová, nuestro gran Dios
ARTÍCULO
DE ESTUDIO 8

Busquemos la paz
luchando contra
la envidia
“Sigamos buscando las cosas que fomentan la paz
y las cosas que nos edifican unos a otros” (ROM. 14:19).

CANCIÓN 113
La paz del pueblo de Dios

AVANCE
La paz reina en la organización de Jehová. Pero esta pue-
de alterarse si permitimos que crezca la envidia. En este
artículo, identificaremos qué cosas provocan la envidia y
veremos cómo luchar contra ella y fomentar la paz.
25
JACOB amaba a todos sus hijos, pero sentía un cari-
ño especial por José, de 17 años. ¿Cómo reacciona-
ron el resto de sus hijos? Tuvieron envidia de José y
como consecuencia lo odiaron. Él no había hecho
nada para merecerlo. Pero, aun así, ellos lo vendieron
como esclavo y le dijeron a su padre que un animal
salvaje había matado a su hijo predilecto. La envidia
resultó en que quebrantaran la paz familiar y le rom-
pieran el corazón a su padre (Gén. 37:3, 4, 27-34).
2 En las Escrituras, la envidia1 aparece entre las pe-
ligrosas “obras de la carne”, que pueden impedir que
una persona herede el Reino de Dios (lea Gálatas 5:
19-21). Por regla general, este sentimiento perjudicial
es la raíz de las enemistades, las peleas y los arreba-
tos de ira.
3El caso de los hermanos de José muestra el daño
que la envidia causa en las relaciones y cómo altera la
paz de una familia. Aunque nosotros nunca nos com-
portaríamos como los hermanos de José, no debemos
1 IDEA IMPORTANTE: En la Biblia, vemos que la envidia no solo puede
hacer que una persona desee algo que tienen otros, sino también que
desee que no lo tengan.

1. ¿Qué efecto tuvo la envidia en la familia de José?


2. De acuerdo con lo que dice Gálatas 5:19-21, ¿por qué es tan pe-
ligrosa la envidia?
3. ¿Qué veremos en este artículo?

26 LA ATALAYA
olvidar que todos tenemos un corazón imperfecto y
traicionero (Jer. 17:9). Así que con razón algunas ve-
ces sentimos envidia. Veamos algunos ejemplos bíbli-
cos que nos sirven de advertencia y nos ayudan a sa-
ber por qué motivos puede anidar en el corazón la
envidia. Luego analizaremos maneras de luchar con-
tra ella y fomentar la paz.

QU É COSAS PROVOCAN
LA ENVIDIA
4 La prosperidad material. Isaac era un hombre rico,
y los filisteos envidiaban su prosperidad (Gén. 26:12-
14). Llegaron al extremo de tapar con tierra los pozos
que Isaac usaba para dar agua a sus ganados (Gén. 26:
15, 16, 27). Algunas personas hoy son como los filis-
teos y sienten envidia de los que tienen más posesio-
nes que ellas. No solo desean lo que tienen, sino que
también desean que no lo tengan.
5 El aprecio de los demás. Los líderes religiosos ju-
díos sintieron envidia de Jesús porque era muy apre-
ciado por la gente común (Mat. 7:28, 29). Jesús era
el representante de Dios y enseñaba la verdad. Pese a
ello, los guías religiosos difundieron calumnias sobre
él para arruinar su buena reputación (Mar. 15:10;
4. ¿Por qué envidiaban los filisteos a Isaac?
5. ¿Por qué envidiaron a Jesús los líderes religiosos?

FEBRERO DE 2020 27
Juan 11:47, 48; 12:12, 13, 19). ¿Qué aprendemos de
este relato? Que debemos luchar contra la inclinación
a envidiar a los que tienen cualidades por las que son
apreciados en la congregación. Al contrario, debemos
tratar de imitarlos (1 Cor. 11:1; 3 Juan 11).
6 Las responsabilidades en la congregación. En el si-
glo primero, Diótrefes envidiaba a los que dirigían
la congregación cristiana. Quería “ser el primero”
entre los hermanos, así que difundió comentarios
malintencionados para desacreditar al apóstol Juan
y a otros superintendentes (3 Juan 9, 10). Aun-
que no lleguemos a comportarnos como él, podemos
empezar a sentir envidia de un hermano que reci-
be una asignación que nosotros deseábamos, sobre
todo si nos parece que podemos realizarla tan bien
como él.
7 La envidia es como una planta venenosa: una vez
que echa raíces en el corazón, es difícil acabar con
ella. Se alimenta de otras emociones negativas, como
los celos, el orgullo y el egoísmo. La envidia puede
impedir que crezcan las buenas cualidades, como el
amor, la compasión y la amabilidad. Tenemos que
arrancarla del corazón tan pronto como empiece a
brotar. ¿Cómo podemos luchar contra ella?
6. ¿Cómo mostró Diótrefes que era envidioso?
7. ¿Qué efecto puede tener en nosotros la envidia?

28 LA ATALAYA
SEAMOS HUMILDES
Y SINTÁMONOS SATISFECHOS
8 Podemos combatir la envidia siendo humildes y
estando satisfechos con lo que tenemos. Así no le de-
jaremos lugar en el corazón donde pueda crecer.
Si somos humildes, no tendremos un concepto muy
elevado de nosotros mismos y no pensaremos que me-
recemos más que los demás (Gál. 6:3, 4). Quien se
siente conforme con lo que tiene está contento y
no se compara con otros (1 Tim. 6:7, 8). El que es hu-
milde y se siente satisfecho se alegra por la persona
que recibe algo bueno.
9 Necesitamos el espíritu santo de Jehová para
no desarrollar este sentimiento perjudicial y, por el
contrario, ser humildes y sentirnos satisfechos (lea
Gálatas 5:16; Filipenses 2:3, 4). El espíritu de Dios
nos ayuda a examinar nuestros pensamientos más ín-
timos y nuestros motivos. Con la ayuda divina, pode-
mos sustituir los pensamientos y sentimientos per-
judiciales por otros edificantes (Sal. 26:2; 51:10).
Analicemos los ejemplos de Moisés y Pablo, quienes
lograron vencer la inclinación hacia la envidia.
8. ¿Qué puede ayudarnos a combatir la envidia?
9. Según Gálatas 5:16 y Filipenses 2:3, 4, ¿qué nos ayudará a ha-
cer el espíritu santo?

FEBRERO DE 2020 29
El corazón puede
compararse a un terreno,
y las buenas cualidades,
a las flores que crecen
en él. Pero la envidia es
como una planta
venenosa.

La envidia puede impedir ¿Cómo lucharemos contra


que crezcan las buenas la envidia? Con la ayuda
cualidades, como el amor, del espíritu santo de Dios,
la compasión y la amabilidad. podemos arrancarla del
(Vea el párrafo 7). corazón y sustituirla por la
humildad y un sentimiento
de satisfacción con
lo que tenemos.
(Vea los párrafos 8 y 9).
10 Moisés tenía mucha autoridad sobre el pueblo de
Dios, pero no consideró que era el único que debía te-
ner ese privilegio. Por ejemplo, en una ocasión, Jeho-
vá le quitó parte de su espíritu y se lo dio a un grupo
de ancianos israelitas que estaban cerca de la tienda
de reunión. Poco después, Moisés se enteró de que
dos ancianos que no habían ido a la tienda de reunión
también habían recibido el espíritu santo y habían co-
menzado a portarse como profetas. ¿Cómo reaccionó
cuando Josué le pidió que los detuviera? No sintió en-
vidia de que Jehová se hubiera fijado en estos dos
hombres, sino que se alegró de que hubieran recibido
el honor de profetizar (Núm. 11:24-29). ¿Qué apren-
demos de Moisés?
11Pensemos en un anciano que está muy encariña-
do con cierta responsabilidad en la congregación,
como dirigir el Estudio de La Atalaya. Entonces, se le
pide que prepare a otro hermano para que más ade-
lante dirija esta reunión. Si es humilde como Moisés,
no se sentirá amenazado. Al contrario, se alegrará de
hacerlo.
12 Veamos otra situación en la que se encuentran
10. ¿Qué situación puso a prueba a Moisés? (Vea el dibujo de la
portada).
11. ¿Cómo pueden imitar a Moisés los ancianos?
12. ¿Cómo demuestran muchos siervos de Dios que son humildes
y que se sienten satisfechos con lo que tienen?

FEBRERO DE 2020 31
¿Cómo pueden imitar los ancianos cristianos la humildad de Moisés?
(Vea los párrafos 11 y 12).

muchos hermanos mayores. Durante varias décadas,


han sido coordinadores del cuerpo de ancianos. Pero
al llegar a los 80 años renuncian con gusto a su asig-
nación. Los superintendentes de circuito que cum-
plen los 70 años demuestran su humildad dejando esta
responsabilidad y aceptando una diferente. Y, en los
últimos años, muchos betelitas de todo el mundo han
empezado una nueva asignación fuera de Betel. Estos
32 LA ATALAYA
hermanos y hermanas fieles no sienten celos de los
que ahora atienden las responsabilidades que ellos tu-
vieron en el pasado.
13 El apóstol Pablo es otro buen ejemplo, pues era
humilde y estaba conforme con lo que tenía. No per-
mitió que la envidia anidara en su corazón. Se esfor-
zó mucho en el ministerio, pero dijo con humildad:
“Soy el menor de los apóstoles, y no merezco ser
llamado apóstol” (1 Cor. 15:9, 10). Los 12 apóstoles es-
tuvieron con Jesús durante su ministerio en la Tierra,
mientras que Pablo se hizo cristiano después de la
muerte y la resurrección de Jesús. Aunque con el
tiempo se le nombró “apóstol a las naciones”, no tuvo
el honor de ser uno de los 12 apóstoles (Rom. 11:13;
Hech. 1:21-26). Sin embargo, se sintió contento con
lo que tenía y no envidió a aquellos 12 hombres y la
estrecha relación que habían mantenido con Jesús.
14 Si somos humildes y nos sentimos satisfechos, se-
remos como Pablo y respetaremos la autoridad que
Jehová ha dado a otros hermanos (Hech. 21:20-26).
Él ha nombrado ancianos para que dirijan a la congre-
gación cristiana. A pesar de sus imperfecciones, Jeho-
vá los considera “regalos” (Efes. 4:8, 11). Cuando los
13. ¿Por qué podría haberse sentido tentado Pablo a envidiar a
los 12 apóstoles?
14. ¿Qué haremos si somos humildes y nos sentimos satisfechos?

FEBRERO DE 2020 33
respetamos y seguimos con humildad su dirección, so-
mos amigos de Jehová y tenemos paz con nuestros
hermanos.
“SIGAMOS BUSCANDO LAS COSAS
QUE FOMENTAN LA PAZ”
15 La paz no puede sobrevivir donde se permite que
anide la envidia. Tenemos que arrancar ese sentimien-
to dañino de nuestro corazón y no engendrarlo en el
de los demás. Debemos hacer estas dos cosas impor-
tantes a fin de obedecer el mandato de Jehová de se-
guir “buscando las cosas que fomentan la paz y las
cosas que nos edifican unos a otros” (Rom. 14:19).
¿Qué podemos hacer concretamente para ayudar a los
demás a luchar contra la envidia, y cómo podemos fo-
mentar la paz?
16Nuestra actitud y nuestras acciones tienen una
enorme influencia en los demás. El mundo quiere
que hagamos “ostentación de las cosas” que tenemos
(1 Juan 2:16). Pero eso provoca envidia. ¿Cómo evita-
remos despertarla en los demás? Una manera es no ha-
blando en todo momento de lo que tenemos o de lo que
pensamos comprar. Otra es siendo modestos y no pre-
sumiendo de las responsabilidades que tenemos en la

15. ¿Qué tenemos que hacer con la envidia?


16. ¿Cómo podemos ayudar a los demás a luchar contra la envidia?

34 LA ATALAYA
congregación. Hablar constantemente de ellas prepara
el terreno para la envidia. En cambio, cuando nos in-
teresamos en los demás y reconocemos las cosas bue-
nas que hacen, los ayudamos a sentirse satisfechos y
fomentamos la paz y la unidad en la congregación.
17 Podemos ganar la batalla contra la envidia. Volva-
mos al caso de los hermanos de José. Años después
de lo que le hicieron a su hermano, se encontraron
con él en Egipto. Sin embargo, José no les reveló de
inmediato quién era, sino que los puso a prueba para
ver si habían cambiado. Organizó una comida para to-
dos ellos, pero ordenó que le dieran a Benjamín, su
hermano menor, raciones mayores que a los demás
(Gén. 43:33, 34). No obstante, no hay ninguna prue-
ba de que sus hermanos sintieran envidia. Al contra-
rio, mostraron auténtico interés en Benjamín y en su
padre, Jacob (Gén. 44:30-34). Los hermanos de José
vencieron la envidia, y por eso lograron que la paz vol-
viera a reinar en la familia (Gén. 45:4, 15). Del mismo
modo, si arrancamos de raíz cualquier inclinación ha-
cia la envidia, contribuiremos a que haya paz en nues-
tra familia y en la congregación.
18 Jehová desea que luchemos contra la envidia y
17. ¿Qué lograron hacer los hermanos de José, y por qué?
18. De acuerdo con Santiago 3:17, 18, ¿qué ocurrirá si contribui-
mos a que haya un ambiente pacífico?

FEBRERO DE 2020 35
fomentemos la paz. Para lograrlo, debemos esforzar-
nos mucho, pues, como hemos visto en este artículo,
tenemos la tendencia a sentir envidia (Sant. 4:5). Ade-
más, vivimos en un mundo en el que se fomenta este
sentimiento dañino. Pero, si cultivamos humildad y
agradecimiento, y nos sentimos satisfechos con lo que
tenemos, no dejaremos lugar para la envidia. Al con-
trario, contribuiremos a que haya un ambiente pacífi-
co y cultivaremos las buenas cualidades que hemos
analizado en este artículo (lea Santiago 3:17, 18).

_____________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________
DESCRIPCIÓN DE LAS IMÁGENES. Página 32: En una reunión del
cuerpo de ancianos, se le pide al conductor del Estudio de La Atalaya,
un hermano mayor, que capacite a un anciano más joven para que
atienda esta responsabilidad. Aunque al hermano mayor le encanta esta
asignación, apoya de toda alma la decisión de los ancianos. Le da al
joven buenas sugerencias y lo elogia con sinceridad.

¿QUÉ RESPUESTA DARÍA?


˛ ¿De qué manera ˛ ¿Cómo nos ayuda ˛ ¿Cómo ayudare-
nos ayuda el espí- a luchar contra la mos a los demás
ritu santo en nues- envidia ser humil- en su lucha con-
tra lucha contra la des y sentirnos tra la envidia?
envidia? satisfechos?

CANCIÓN 130
Aprendamos a perdonar
ARTÍCULO
DE ESTUDIO 9

Dejemos que Jehová


nos tranquilice
“Cuando las preocupaciones me abrumaban,
tú me consolabas y me tranquilizabas” (SAL. 94:19).

CANCIÓN 44
Una súplica ferviente

AVANCE
En ocasiones, los problemas de la vida nos causan mucha
preocupación. Este artículo analizará los ejemplos de tres
siervos de Jehová de tiempos bíblicos que se sintieron
angustiados. También señalará cómo los consoló y tran-
quilizó Jehová.
37
¿HEMOS sentido alguna vez que nos invadía la preo-
cupación?1 Tal vez el motivo fue que alguien dijo o
hizo algo que nos dolió. O puede que lo que nos ator-
mente sea lo que nosotros hemos dicho o hecho. Qui-
zás cometimos un pecado y nos preocupa que Jeho-
vá no nos perdone jamás. Además, tal vez pensemos
que nos sentimos así porque no tenemos fe, porque
somos malas personas. Pero ¿es cierto eso?
2 Veamos algunos ejemplos de la Biblia. Ana, que
llegó a ser la madre del profeta Samuel, tenía mucha
fe. Aun así, se sentía muy angustiada debido al mal-
trato que sufría de parte de un miembro de su casa
(1 Sam. 1:7). El apóstol Pablo también tenía una fe só-
lida, pero “la preocupación por todas las congrega-
ciones” lo abrumaba (2 Cor. 11:28). El rey David te-
nía una fe tan fuerte que Jehová sentía un cariño
especial por él (Hech. 13:22). Pese a ello, cometió pe-
cados que lo atormentaron (Sal. 38:4). A todos ellos
1 IDEA IMPORTANTE: La preocupación es la inquietud o el temor que
despierta una situación. Las causas pueden ser varias: problemas eco-
nómicos, de salud, familiares o de cualquier otro tipo. También pueden
causarnos inquietud los errores del pasado o las dificultades que pen-
samos que tendremos en el futuro.

1. ¿Qué cosas pueden causarnos preocupación, y qué efecto pue-


de tener esto en nosotros?
2. ¿Qué ejemplos de la Biblia muestran que sentir preocupación
no significa que nos falte fe?

38 LA ATALAYA
Jehová los consoló y tranquilizó. Analicemos lo que
aprendemos de su ejemplo.

QU É APRENDEMOS DE LA FIEL ANA


3 Una causa de preocupación puede ser que alguien
nos hable o nos trate mal, sobre todo si es un buen
amigo o un familiar. Quizás nos preocupe que se ter-
mine nuestra relación con esa persona. Hay casos en
los que quien nos hace daño habla sin pensar, y nos
sentimos como si recibiéramos “los golpes de una es-
pada” (Prov. 12:18). Pero en otros casos la persona
tal vez diga cosas con la intención de hacernos daño.
Eso le sucedió a una hermana joven. Recuerda: “Hace
unos años, una persona a la que consideraba una bue-
na amiga empezó a difundir rumores sobre mí en las
redes sociales. Me sentí dolida y angustiada. No po-
día entender por qué me había clavado un cuchillo
por la espalda”. Si un amigo o un familiar nos ha he-
cho daño, podemos aprender mucho del caso de Ana.
4 Ana tuvo que soportar graves problemas. Du-
rante muchos años, no pudo tener hijos (1 Sam.
1:2). En la cultura israelita, ser estéril se considera-
ba una maldición. Así que Ana se sentía humillada
3. ¿Por qué puede ser una causa de preocupación lo que digan
otras personas?
4. ¿Qué graves problemas tuvo que soportar Ana?

FEBRERO DE 2020 39
(Gén. 30:1, 2). Para empeorar las cosas, su marido
tenía otra esposa, Peniná, que sí le dio hijos. Peniná
consideraba a Ana una rival y “siempre se burlaba de
ella para hacerla sentir mal” (1 Sam. 1:6). Al princi-
pio, esta situación le hizo mucho daño a Ana. Se sen-
tía tan mal que “acababa llorando y no comía nada”.
Llegó a estar “profundamente angustiada” (1 Sam. 1:
7, 10). ¿Cómo obtuvo Ana consuelo?
5 Ana le abrió su corazón a Jehová. Después de
orar, le explicó al sumo sacerdote Elí lo que le pasa-
ba. Él le dijo: “Vete en paz, y que el Dios de Israel te
conceda lo que le has pedido”. ¿Cuál fue el resultado?
Ana “se fue y comió, y la tristeza desapareció de su
cara” (1 Sam. 1:17, 18). La oración la ayudó a recupe-
rar la paz.
6 Podemos recuperar la paz si perseveramos en la
oración. Ana pasó mucho tiempo hablando con su Pa-
dre celestial (1 Sam. 1:12). Nosotros también pode-
mos hablarle largo y tendido de nuestras preocupa-
ciones, nuestros temores y nuestros errores. Las
oraciones no tienen que ser poéticas ni tener una es-
tructura perfecta. Puede que hasta nos expresemos
con amargura y sollocemos. Pero Jehová nunca se
5. ¿Cómo ayudó a Ana la oración?
6. ¿Qué nos enseñan sobre la oración el ejemplo de Ana y las pala-
bras de Filipenses 4:6, 7?

40 LA ATALAYA
cansará de escucharnos. Además de hablarle sobre
nuestras dificultades, debemos recordar los consejos
que hallamos en Filipenses 4:6, 7 (léalo). Allí Pablo
dijo específicamente que debemos darle gracias a
Dios al orar. Tenemos muchísimos motivos para ha-
cerlo, entre ellos el regalo de la vida, sus creaciones,
su amor leal y la maravillosa esperanza que nos ha
dado. ¿Qué más aprendemos del ejemplo de Ana?
7 A pesar de sus penas, Ana siempre acompañaba a
su esposo al lugar donde se adoraba a Jehová, en Siló
(1 Sam. 1:1-5). Fue allí, en el tabernáculo, donde el
sumo sacerdote Elí la animó diciéndole que esperaba
que Jehová le contestara su oración (1 Sam. 1:9, 17).
8 Podemos recuperar la paz si seguimos yendo a las
reuniones. Por lo general, en la oración de inicio de
las reuniones se le pide a Jehová que su espíritu esté
con nosotros. Y la paz es parte del fruto de ese espí-
ritu (Gál. 5:22). Si vamos a las reuniones aunque es-
temos angustiados, les damos a Jehová y a nuestros
hermanos la oportunidad de animarnos y ayudarnos
a volver a sentir paz. La oración y las reuniones son
dos medios importantes que utiliza Dios para tran-
quilizarnos (Heb. 10:24, 25). Veamos otra lección que
nos enseña el caso de Ana.
7. ¿Qué hacían siempre Ana y su esposo?
8. Explique cómo pueden ayudarnos las reuniones.

FEBRERO DE 2020 41
¿Cómo logramos recuperar y mantener
la paz interior, igual que hizo Ana?
(Vea los párrafos 6 a 10).

9 La causa de la angustia de Ana no desapareció en-


seguida. Cuando volvió de adorar a Dios en el taber-
náculo, siguió viviendo bajo el mismo techo que Pe-
niná. Y la Biblia no dice que la actitud de esta mujer
cambiara. Así que es probable que Ana tuviera que
seguir soportando los comentarios hirientes de su ri-
val. Pero logró recuperar y mantener la paz interior.
Recordemos que no volvió a sentirse angustiada des-
pués de dejar el problema en manos de Jehová. Per-
mitió que él la consolara y tranquilizara. Y algún
9. ¿Qué no cambió en la vida de Ana, pero qué fue lo que sí cam-
bió?

42 LA ATALAYA
tiempo después Jehová respondió su oración y ella
tuvo hijos (1 Sam. 1:19, 20; 2:21).
10 Podemos recuperar la paz aunque la causa de
nuestra angustia no desaparezca. Algunos problemas
quizás persistan aunque oremos intensamente y va-
yamos siempre a las reuniones. Pero el caso de Ana
nos enseña que nada puede impedir que Jehová tran-
quilice nuestro atribulado corazón. Él no nos olvida-
rá jamás, y tarde o temprano recompensará nuestra
fidelidad (Heb. 11:6).

QU É APRENDEMOS DEL APÓSTOL PABLO


11 Pablo tenía muchas razones para sentir preocu-
pación. Por ejemplo, como amaba a sus hermanos,
los problemas de estos lo angustiaban (2 Cor. 2:4;
11:28). Durante su ministerio, se encontró con opo-
sitores que lo golpearon y lo encarcelaron. Otra cosa
que también le causaba inquietud era tener que “vi-
vir con poco” (Filip. 4:12). Y, tomando en cuenta que
naufragó al menos en tres ocasiones, podemos ima-
ginar el miedo que sentía cada vez que viajaba en bar-
co (2 Cor. 11:23-27). ¿Qué lo ayudó?
12 Pablo no dejaba de pensar en los problemas de
10. ¿Qué nos enseña el caso de Ana?
11. ¿Qué razones tenía Pablo para sentir preocupación?
12. ¿Qué contribuyó a que Pablo se sintiera más tranquilo?

FEBRERO DE 2020 43
sus hermanos, pero, como era modesto, no trató de
arreglarlos él solo. Les pidió a otros cristianos que lo
ayudaran a cuidar de la congregación. Por ejemplo,
delegó autoridad en hombres confiables, como Timo-
teo y Tito. No hay duda de que la labor de estos her-
manos contribuyó a que Pablo se sintiera más tran-
quilo (Filip. 2:19, 20; Tito 1:1, 4, 5).
13Pidamos ayuda. Hoy día, a muchos ancianos les
ocurre lo mismo que a Pablo. Es tanto el cariño que
sienten por sus hermanos que sufren cuando estos
pasan por dificultades. Pero un anciano no puede re-
solver todos los problemas él solo. La modestia lo
motivará a pedir ayuda a otros hermanos capacitados
y a preparar a los jóvenes para que lo ayuden a cui-
dar el rebaño de Dios (2 Tim. 2:2).
14 Reconozcamos que necesitamos consuelo. Pablo
era humilde, así que buscaba el consuelo de sus ami-
gos. Es obvio que no le preocupaba que otros lo con-
sideraran débil por reconocer que sus hermanos lo
habían animado. En su carta a Filemón, le dijo: “Me
alegró y me consoló mucho enterarme de tu amor”
(Filem. 7). En otra ocasión, mencionó a varios com-
pañeros que lo habían animado mucho en momentos
13. ¿Cómo pueden imitar a Pablo los ancianos?
14. ¿Qué no le preocupaba a Pablo, y qué podemos aprender de su
ejemplo?

44 LA ATALAYA
Como hemos aprendido del ejemplo del apóstol Pablo,
¿qué podemos hacer para dejar de sentirnos angustiados?
(Vea los párrafos 13 a 15).

de angustia (Col. 4:7-11). Si reconocemos con humil-


dad que necesitamos ánimo, los hermanos estarán
encantados de dárnoslo.
15 Confiemos en la Palabra de Dios. Pablo sabía que
las Santas Escrituras le darían consuelo (Rom. 15:4).
Además, también podían darle sabiduría para afron-
tar cualquier prueba (2 Tim. 3:15, 16). La segun-
da vez que estuvo preso en Roma, se dio cuenta
de que no iba a tardar en morir. ¿Qué hizo ante
esa situación tan angustiosa? Le pidió a Timoteo
15. ¿Qué ayudó a Pablo en momentos de mucha angustia?

FEBRERO DE 2020 45
que fuera a verlo pronto y le llevara “los rollos”
(2 Tim. 4:6, 7, 9, 13). ¿Por qué? Porque aquellos rollos
probablemente contenían partes de las Escrituras
Hebreas, así que podría usarlos para su estudio per-
sonal. Si nosotros, al igual que Pablo, estudiamos con
regularidad la Biblia, Jehová la usará para tranquili-
zarnos, sin importar qué dificultades suframos.

QU É APRENDEMOS DEL REY DAVID


16 A David lo atormentaba una conciencia culpable,
y con razón. Había cometido adulterio con Bat-Seba,
había planeado la muerte de su esposo y durante un
tiempo intentó ocultar esos pecados (2 Sam. 12:9).
Al principio, quiso acallar su conciencia, y como con-
secuencia sufrió no solo en sentido espiritual, sino
también mental y físico (Sal. 32:3, 4). ¿Qué hizo para
aliviar el sufrimiento que él mismo se había causado?
¿Y qué puede ayudarnos a nosotros si cometemos un
pecado grave?
17 Pidamos a Jehová que nos perdone. Por fin, David
oró a Jehová y, arrepentido de corazón, le confesó
sus pecados (lea Salmo 51:1-4). Aquello lo hizo sen-
tirse mucho mejor (Sal. 32:1, 2, 4, 5). Si cometemos
16. ¿Cómo se sintió David cuando cometió un pecado grave?
17. ¿Cómo revelan las palabras de Salmo 51:1-4 que David estaba
arrepentido de corazón?

46 LA ATALAYA
Igual que en el caso del rey David, ¿qué puede ayudarnos
si cometemos un pecado grave?
(Vea los párrafos 16 a 19).

un pecado grave, no tratemos de ocultarlo. Dirijámo-


nos a Jehová y contémosle lo que hemos hecho. En-
tonces, empezaremos a sentir que se nos quita algo
de la carga de una conciencia culpable. Pero, si de-
seamos recuperar nuestra amistad con Jehová, debe-
mos hacer algo más.
18Aceptemos la disciplina. Cuando Jehová envió al
profeta Natán para poner al descubierto el pecado de
David, este no trató de justificarse ni de quitarle im-
portancia. Reconoció de inmediato que había pecado
18. ¿Cómo reaccionó David cuando lo disciplinó Jehová?

FEBRERO DE 2020 47
no solo contra el marido de Bat-Seba, sino sobre todo
contra Dios. Aceptó la disciplina de Jehová, y este lo
perdonó (2 Sam. 12:10-14). Si hemos cometido un pe-
cado grave, tenemos que hablar con aquellos a los
que Dios ha nombrado para pastorearnos (Sant. 5:
14, 15). Y debemos rechazar el impulso de justificar-
nos. Cuanto más rápido aceptemos la corrección y
hagamos los cambios necesarios, más rápido recupe-
raremos la paz y la felicidad.
19 Decidámonos a no repetir los mismos errores.
El rey David sabía que necesitaba la ayuda de Jehová
para no volver a caer en los mismos pecados (Sal. 51:
7, 10, 12). Cuando Jehová lo perdonó, se resolvió a
evitar los malos pensamientos. Como resultado, re-
cuperó la paz interior.
20 Demostramos que agradecemos el perdón de
Jehová cuando se lo pedimos en oración, aceptamos
la disciplina y nos esforzamos por no repetir los erro-
res. Cuando hacemos esto, recuperamos la paz inte-
rior. Eso es lo que le sucedió a James, un hermano
que cometió un pecado grave. Dice: “Una vez que les
confesé mi pecado a los ancianos, fue como si me
quitaran un gran peso de encima. Comencé a sentir
que recuperaba la paz”. Cómo nos anima saber que
19. ¿Qué debemos decidirnos a hacer?
20. ¿Cómo demostramos que agradecemos el perdón de Jehová?

48 LA ATALAYA
“Jehová está cerca de los que tienen el corazón des-
trozado” y “salva a los que están hundidos en el de-
sánimo” (Sal. 34:18).
21Al acercarse el fin de los últimos días, es proba-
ble que aumenten los motivos de inquietud. Cuan-
do nos invadan las preocupaciones, no tardemos
en buscar la ayuda de Jehová. Estudiemos la Biblia
con diligencia. Aprendamos de los ejemplos de Ana,
Pablo y David. Pidámosle a Jehová que nos ayude a
saber qué nos causa preocupación (Sal. 139:23). De-
jemos que nos lleve las cargas, en especial aquellas
sobre las que tenemos poco o ningún control. Si lo
hacemos, nos sentiremos como el salmista que le can-
tó a Jehová: “Cuando las preocupaciones me abru-
maban, tú me consolabas y me tranquilizabas” (Sal.
94:19).
21. ¿Cómo podemos dejar que Jehová nos tranquilice?

¿QUÉ APRENDEMOS DE CÓMO CONSOLÓ Y TRANQUILIZÓ JEHOVÁ


A ESTOS SIERVOS SUYOS?
˛ Ana ˛ Pablo ˛ David

CANCIÓN 4
“Jehová es mi Pastor”
BIOGRAFÍA

Me he beneficiado
mucho de seguir
buenos ejemplos
RELATADA POR LÉONCE CRÉPEAULT

CUANDO era joven, me


costaba mucho salir a
predicar. Con los años, recibí
asignaciones para las que
no me sentía capacitado.
Así que voy a hablarles sobre
hermanos que fueron buenos
ejemplos para mí y me
ayudaron a vencer mis miedos
y disfrutar de extraordinarias
bendiciones durante mis
cincuenta y ocho años de
servicio de tiempo completo.

50 LA ATALAYA
Nací en la ciudad de Quebec, en la provincia cana-
diense del mismo nombre, donde se habla francés.
Mis padres, Louis y Zélia, me dieron mucho cariño.
Mi padre era un hombre reservado al que le encanta-
ba leer. A mí me gustaba escribir y tenía el sueño de
llegar a ser periodista.
Cuando yo tenía unos 12 años, nos visitaron en casa
Rodolphe Soucy, que era compañero de trabajo de mi
padre, y un amigo suyo. Eran testigos de Jehová.
Yo no sabía gran cosa sobre los Testigos, y tampoco
estaba muy interesado en su religión. Pero me llamó
la atención la amabilidad y la lógica con que respon-
dían nuestras preguntas usando la Biblia. Mis padres
también quedaron impresionados, así que aceptamos
un curso de la Biblia.
En aquel entonces, yo iba a una escuela católica.
De vez en cuando hablaba con mis compañeros so-
bre lo que iba aprendiendo de la Biblia. Finalmente,
los profesores, que eran sacerdotes, se enteraron de
estas conversaciones. Uno de ellos, en lugar de refu-
tar con las Escrituras lo que yo decía, me acusó delan-
te de toda la clase de ser un revolucionario. Aunque
aquella discusión fue tensa, me ayudó mucho, porque
comprendí que las enseñanzas religiosas que allí se
daban no estaban de acuerdo con la Biblia. Me di
cuenta de que aquel no era mi sitio. Con el permiso de
mis padres, me cambié de escuela.
FEBRERO DE 2020 51
APRENDO A DISFRUTAR DE LA PREDICACIÓN
Seguí estudiando la Biblia, pero mi progreso espiri-
tual era lento porque tenía miedo de ir de casa en
casa. La Iglesia católica tenía mucha influencia y su
oposición a nuestra predicación era feroz. Maurice Du-
plessis, el primer ministro de Quebec, fue un gran
aliado político de la Iglesia. Con su apoyo, las turbas
acosaban y hasta atacaban a los Testigos. Había que
ser muy valiente para salir a predicar entonces.
Un hermano que me ayudó a vencer mis temores fue
John Rae, graduado de la novena clase de la Escuela
de Galaad. A pesar de tener mucha experiencia, era
sencillo y accesible. Pocas veces me dio consejo di-
rectamente, pero su buen ejemplo lo decía todo.
Como le costaba hablar francés, yo salía con frecuen-
cia con él a predicar y lo ayudaba con el idioma. Pasar
tiempo con John hizo que por fin me pusiera de parte
de la verdad. Me bauticé el 26 de mayo de 1951, diez
años después de hablar por primera vez con los Testi-
gos.
Nuestra pequeña congregación de la ciudad de Que-
bec estaba compuesta principalmente por precurso-
res. Su buena influencia me motivó a ser precursor.
En aquel tiempo, en la predicación de casa en casa
solo usábamos la Biblia. Como no disponíamos de pu-
blicaciones, teníamos que usarla muy bien. De modo
52 LA ATALAYA
que me esforcé por conocer versículos que me ayuda-
ran a defender la verdad. Sin embargo, mucha gente
se negaba incluso a leer la Biblia si no tenía el permi-
so oficial de la Iglesia católica, el llamado imprimátur.
En 1952, me casé con Simone Patry, una hermana
fiel de la ciudad de Quebec. Nos mudamos a Montreal,
y en menos de un año éramos padres de una niña,
Lise. Aunque yo había dejado el precursorado poco
antes de casarnos, Simone y yo tratábamos de llevar
una vida sencilla a fin de participar todo lo posible en
las actividades de la congregación como familia.

El buen ejemplo de John Rae (A) me ayudó (B)


a vencer el temor a ir de casa en casa.

FEBRERO DE 2020 53
Pasaron diez años antes de que me planteara seria-
mente volver a ser precursor. En 1962, asistí en el Be-
tel de Canadá a la Escuela del Ministerio del Reino, un
curso para ancianos que duraba un mes. Allí, compar-
tí habitación con un hermano llamado Camille Oue-
llette. Me impresionó muchísimo su entusiasmo por la
predicación, sobre todo porque tenía esposa e hijos.
En aquel tiempo, muy pocos hermanos y hermanas de
Quebec eran precursores y a la vez criaban una fami-
lia. Pero ese era el objetivo de Camille. Durante el
tiempo que pasamos juntos, me animó a analizar mis
circunstancias. A los pocos meses, me di cuenta de
que podía volver a ser precursor. Algunos pusieron en
duda que fuera una buena decisión, pero seguí ade-
lante, convencido de que Jehová bendeciría mis es-
fuerzos por ampliar mi ministerio.

VOLVEMOS A LA CIUDAD DE QUEBEC


COMO PRECURSORES ESPECIALES
En 1964, a Simone y a mí se nos nombró precur-
sores especiales en Quebec, la ciudad donde había-
mos nacido. Allí servimos durante los siguientes años.
En ese momento, aunque seguía habiendo oposición a
la predicación, la situación había mejorado.
Un sábado por la tarde, me detuvieron en Sainte-
Marie, una pequeña localidad que no estaba muy lejos
de la ciudad de Quebec. Un policía me llevó a la comi-
54 LA ATALAYA
CANADÁ

SAINTE-MARIE
QUEBEC
MONTREAL
TORONTO

Serví en distintas ciudades del este de Canadá.

saría y me encerró en la cárcel por predicar de casa en


casa sin permiso. Más tarde, me llevaron ante un juez
llamado Baillargeon, un hombre de aspecto imponen-
te. Me preguntó quién me iba a representar en el jui-
cio. Cuando dije que sería Glen How,1 un abogado Tes-
tigo muy conocido, exclamó nervioso: “¡No, él no!”.
Glen How tenía fama por haber defendido con éxito a
muchos hermanos. Al poco tiempo, el tribunal me co-
municó que se habían retirado los cargos.
 Encontrar la biografía de W. Glen How, “La batalla no es de ustedes,
sino de Dios”, en el número del 22 de abril de 2000 de ¡Despertad!

FEBRERO DE 2020 55
Debido a la oposición de nuestra obra en Quebec,
era difícil alquilar lugares apropiados donde reunir-
nos. Nuestra pequeña congregación solo encontró un
viejo garaje sin calefacción. Para calentarse un poco
durante los fríos inviernos, los hermanos tenían una
estufa de queroseno. Antes de las reuniones, solíamos
ponernos alrededor de ella durante unas horas y con-
tar experiencias animadoras.
Es maravilloso ver cómo ha prosperado la predica-
ción a lo largo de los años. En la década de los sesen-
ta, solo había unas cuantas congregaciones pequeñas
en los alrededores de Quebec, la región de Côte-Nord
y la península de Gaspé. En la actualidad, en esa zona
hay muchísimos hermanos, que se reúnen en hermo-
sos Salones del Reino.

ME INVITAN A SERVIR DE
SUPERINTENDENTE VIAJANTE
En 1970, nos invitaron a Simone y a mí a servir en la
obra de circuito, y en 1973 se nos asignó al distrito.
Durante aquellos años, aprendí mucho de otros supe-
rintendentes viajantes muy capaces, como Laurier
Saumur1 y David Splane.2 Después de cada asamblea,
 La biografía de Laurier Saumur, “Encontré la causa por la cual lu-
char”, apareció en el número del 15 de mayo de 1977 de La Atalaya.
 David Splane es miembro del Cuerpo Gobernante de los Testigos de
Jehová.

56 LA ATALAYA
David y yo nos dábamos sugerencias para ser mejores
maestros. Me acuerdo que en una ocasión él me dijo:
“Léonce, me gustó mucho el discurso final. Fue bueno,
pero con toda esa información yo habría hecho tres
discursos”. Yo tenía tendencia a meter mucha informa-
ción, así que debía aprender a ser más conciso.
Una labor de los superintendentes de distrito era
animar a los superintendentes de circuito. Pero mu-
chos publicadores de Quebec me conocían, así que
querían predicar conmigo cuando visitaba los circui-
tos. Me encantaba ir con ellos, pero no le dedicaba

En 1977, asistí a una reunión en Toronto (Canadá)


para superintendentes viajantes.

FEBRERO DE 2020 57
suficiente tiempo al superintendente de circuito.
En una ocasión, un superintendente de circuito me re-
cordó con cariño: “Está bien que pases tiempo con los
hermanos, pero no olvides que esta semana es para
mí. Yo también necesito que me animen”. Su amable
consejo me ayudó a ser más equilibrado.
Lamentablemente, en 1976 sufrí una tragedia ines-
perada en mi vida. Mi querida esposa, Simone, cayó
gravemente enferma y falleció. Su espíritu desintere-
sado y su amor a Jehová hicieron de ella una compa-
ñera maravillosa. Mantenerme ocupado en el ministe-
rio me ayudó a sobrellevar su pérdida, y le agradezco
a Jehová su cariño y su apoyo durante aquellos mo-
mentos difíciles. Tiempo después, me casé con Car-
olyn Elliott, una entusiasta precursora de habla ingle-
sa que había ido a Quebec a ayudar en la predicación.
Es una mujer accesible que se interesa de verdad en
los demás, sobre todo en los que son tímidos o se
sienten solos. Ha sido de gran ayuda en mi labor
como superintendente viajante.

UN AÑO MUY IMPORTANTE


En enero de 1978, me pidieron que fuera instructor
de la primera Escuela del Servicio de Precursor de
Quebec. Estaba muy nervioso, porque para mí la in-
formación era tan desconocida como para los estu-
diantes. Menos mal que en la clase había muchos pre-
58 LA ATALAYA
cursores con experiencia. Así que, aunque yo era el
instructor, aprendí mucho de los estudiantes.
Más tarde ese mismo año, se celebró la Asamblea
Internacional “Fe victoriosa” en el Estadio Olímpico de
Montreal. Fue la mayor asamblea celebrada jamás en
Quebec, con una asistencia de más de ochenta mil
personas. A mí me asignaron al Departamento de
Servicio de Noticias. Hablé con muchos periodistas, y
me emocionó ver todos los comentarios positivos que
aparecieron en los medios de comunicación. Se emi-
tieron más de veinte horas de entrevistas en la radio y
la televisión, y se publicaron cientos de artículos en la
prensa escrita. El testimonio que se dio fue enorme.
UN NUEVO TERRITORIO
En 1996, ocurrió un gran cambio en mi vida. Desde
mi bautismo, había servido en Quebec, donde se ha-
bla francés. Pero entonces me asignaron a un distrito
de habla inglesa de Toronto. Sentía que no estaba ca-
pacitado y me aterraba la idea de dar discursos en mi
inglés chapurreado. Tenía que orar más a menudo y
confiar más en Jehová.
Ahora puedo decir que pasé dos años maravillosos
en Toronto. Carolyn me ayudó con paciencia a sentir-
me más cómodo hablando inglés, y los hermanos me
dieron todo su apoyo y ánimo. Enseguida hicimos mu-
chos nuevos amigos.
FEBRERO DE 2020 59
Con mi esposa, Carolyn

Los viernes por la tarde previos a la asamblea de


circuito, además de todos los preparativos, me gusta-
ba salir de casa en casa. Puede que algunos se pre-
guntaran por qué iba a predicar justo antes de un fin
de semana tan ocupado. Pero descubrí que me anima-
ba tener buenas conversaciones con las personas.
Y todavía hoy me siento muy bien siempre que salgo a
predicar.
En 1998, nos asignaron a Carolyn y a mí a Montreal
como precursores especiales. Durante años me encar-
garon, entre otras cosas, organizar la predicación en
60 LA ATALAYA
lugares públicos y tratar con los medios de comunica-
ción para acabar con los prejuicios contra los testigos
de Jehová. Ahora, Carolyn y yo predicamos a los ex-
tranjeros que acaban de llegar a Canadá y que por lo
general están deseando saber más de la Biblia, y nos
encanta.
Cuando pienso en los sesenta y ocho años que llevo
bautizado, me siento muy agradecido. Me ha hecho
muy feliz aprender a disfrutar de la predicación y ayu-
dar a muchas personas a conocer la verdad. Después
de que mi hija, Lise, y su esposo criaron a sus hijos,
se hicieron precursores regulares. Cuánto me recon-
forta ver que Lise no ha perdido el entusiasmo en el
ministerio. Y me siento especialmente agradecido por
los hermanos que me ayudaron con su buen ejemplo y
sus buenos consejos a crecer en sentido espiritual y a
atender las responsabilidades que recibí en la organi-
zación. He aprendido que solo podemos mantenernos
fieles en una asignación si confiamos en el poderoso
espíritu santo de Jehová (Sal. 51:11). No dejaré de
darle las gracias por concederme el gran honor de ala-
bar su nombre (Sal. 54:6).

FEBRERO DE 2020 61
¿LO SABÍA?

¿Confirma la arqueología la posición


que ocupó Belsasar en Babilonia?

DURANTE muchos años, los críticos de la Biblia afir-


maron que el rey Belsasar, mencionado en el libro de
Daniel, jamás existió (Dan. 5:1). Defendían su pos-
tura alegando que los arqueólogos no habían en-
contrado ninguna prueba que confirmara que este
rey hubiera existido. Pero eso cambió en 1854. ¿Por
qué?
En ese año, el cónsul británico John Taylor exca-
vó en unas ruinas de la antigua ciudad de Ur, lo
que ahora es el sur de Irak. Allí encontró en una
gran torre varios cilindros de arcilla de unos 10 cen-
tímetros (4 pulgadas) de largo. En ellos había graba-
dos unos textos en escritura cuneiforme, incluida
una oración por la larga vida del rey babilonio Nabo-
nido y su hijo mayor, Belsasar. Hasta los críticos tu-
vieron que admitir que el hallazgo demostraba que
Belsasar existió.
Sin embargo, la Biblia no solo dice que existió,
sino también que fue rey. Los críticos también cues-
tionaron esta afirmación. Por ejemplo, el científico
62 LA ATALAYA
inglés del siglo diecinueve William Talbot escribió
que algunas personas dicen que “Bel-sar-ussur [Bel-
sasar] fue corregente de su padre, Nabonido. Pero
no hay la más mínima prueba de esto”.
La controversia se resolvió cuando las inscripcio-
nes de otros cilindros de arcilla revelaron que el
rey Nabonido, el padre de Belsasar, estuvo fuera
de la capital del reino durante varios años. ¿Quién
gobernó en su ausencia? La Encyclopaedia Britan-
nica dice: “Cuando Nabonido estuvo en otro país,
le confió a Belsasar el trono y la mayor parte de su
ejército”. Así que, en efecto, Belsasar fue su co-
gobernante durante aquel periodo. Por esa razón,
el arqueólogo y lingüista Alan Millard dijo que era
apropiado que el libro de Daniel llamara rey a Belsa-
sar.
Claro, para los siervos de Dios, la mejor prueba de
que el libro de Daniel es confiable y está inspirado
por Dios se halla en la misma Biblia (2 Tim. 3:16).
Photograph taken by courtesy of the British Museum

Cilindro de arcilla en
el que aparece el
nombre de Belsasar
(tamaño real).
34567̇ Febrero de 2020 Vol. 141,
núm. 3 ESPAÑOL

_____________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________
Art ículo de estudio 6 (del 6 al 12 de abril) 2
Nuestro Padre, Jehová, nos ama profundamente
_____________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________
Art ículo de estudio 7 (del 13 al 19 de abril) 14
Amamos profundamente a nuestro Padre, Jehová
_____________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________
Art ículo de estudio 8 (del 20 al 26 de abril) 25
Busquemos la paz luchando contra la envidia
_____________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________
Art ículo de estudio 9 (del 27 de abril al 3 de mayo) 37
Dejemos que Jehová nos tranquilice
_____________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________
BIOGRAF ÍA 50
Me he beneficiado mucho de seguir buenos ejemplos
_____________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________
¿LO SAB ÍA? 62
¿Confirma la arqueología la posición que ocupó
Belsasar en Babilonia?

DIBUJO DE LA PORTADA:
Un joven corre a informarles a Moisés y a Josué que dos hombres se están portando
como profetas en el campamento. Josué le pide a Moisés que los detenga, pero este
se niega a hacerlo. Además, le dice a Josué que está contento de que Jehová ponga
su espíritu sobre ellos (vea el artículo de estudio 8, párrafo 10).

Esta publicación se distribuye como parte de una obra mundial de


educación bíblica que se sostiene con donativos. Prohibida su venta.
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A menos que se indique lo contrario, las citas bíblicas se han tomado o escanee el código
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The Watchtower (ISSN 0043-1087) February 2020 is published by Watchtower
Bible and Tract Society of New York, Inc.; Harold L. Corkern, President; Mark
L. Questell, Secretary-Treasurer; 1000 Red Mills Road, Wallkill, NY 12589-3299.
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Testigos Cristianos de Jehova, Ctra. Torrejon-Ajalvir, km. 5, 28864 Ajalvir (Madrid).
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