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Resumen del primer capítulo de EL AZAR Y LA NECESIDAD - Jaques Monod

Lo natural y lo artificial. Plantea: ¿cómo distinguir críticamente lo objetos naturales de los artificiales?
“La naturaleza es objetiva y no proyectiva”. Para empezar, los criterios a emplear para esta distinción
son REGULARIDAD (los objetos naturales no poseen casi nunca estructuras geométricas, excepto los
minerales) y REPETICIÓN (los naturales son numerosos ejemplares de objetos de formas bastante bien
definidas)(¿?).

Dificultades de tal programa. Por ejemplo, una colmena de abejas. Todo este ejemplo estaba destinado
a ilustrar la dificultad de de definir la distinción entre objetos naturales y artificiales, aunque a simple
vista nos parezca intuitivamente evidente. Dice que en el programa ocurriría este error por ambigüedad
de nuestros criterios, y por eso hay que profundizar más. El próximo criterio será entonces el de la
performance, es decir por la función que está destinado a cumplir.

Objetos dotados de un proyecto. Llega a la conclusión de que una de las propiedades fundamentales de
los seres vivos es el de “ser objetos dotados de un proyecto el cual representan en sus estructuras y
cumplen con sus performances”. Esto es la TELEONOMÍA. Pero esto no alcanza. Para que el supuesto
programa pudiera identificar bien al autor del artefacto, debería poder estudiar su origen, su historia y
su modo de construcción.

Máquinas que se construyen a sí mismas. Un ser vivo resulta sobre todo de INTERACCIONES
MORFOGENÉTICAS INTERNAS al objeto mismo. Esto les da un carácter y espontáneo el cual los distingue
absolutamente de los objetos artificiales. Ahora bien, el próximo problema radica en quién les da toda la
información recibida a los seres vivos.

Máquinas que se reproducen. “El emisor de la información expresada en la estructura de un ser vivo, es
siempre otro objeto idéntico al primero.” Al descubrir la fuente emisora, descubrimos otra propiedad:
el poder de reproducir y transmitir ne variteur (sin variedad) la información correspondiente a su propia
estructura. Esto es la INVARIANCIA (o reproducción invariante).

Monod abandona ahora el imaginario programa que tenía por finalidad redescubrir las propiedades
más generales que caracterizan a los seres vivos y los distinguen del resto del universo. Ahora
suponiendo algunos conocimientos de biología, analizará más de cerca las propiedades en cuestión:
TELEONOMÍA, MORFOGÉNESIS AUTÓNOMA E INVARIANCIA.

Las propiedades extrañas: invariancia y teleonomía. La invariancia es la más fácil de definir


cuantitativamente. El contenido de invariancia de una especie dada es igual a la cantidad de información
que asegura la conservación de la norma estructural específica. Esto nos permitirá definir más de cerca
la TELEONOMÍA, que sigue quedando como noción ambigua. Monod dirá entonces que todo proyecto
particular no tiene sentido sino como parte de un proyecto más general. Todas las adaptaciones
funcionales de los seres vivos, cumplen proyectos particulares de un proyecto primitivo único que es la
conservación y multiplicación de la especie. Así todas las performances y actividades que contribuyan al
éxito del proyecto esencial serán llamadas teleonómicas. El proyecto teleonómico fundamental será la
invariancia, dicho de otro modo. Y no sólo es actividad teleonómica lo ligado a la reproducción, sino
todo cuanto contribuye aunque indirectamente a la sobrevivivencia y multiplicación de la especie. Esto
nos conduce a algo muy importante que es que las 3 propiedades de los seres vivos mencionadas son 3
manifestaciones de una misma y única propiedad más fundamental. La invariancia genética sólo se
revela a través de la morfogénesis autónoma de la estructura que constituye el aparato teleonómico.

Antes del siglo XIX, la misma existencia de lo seres vivos parecía constituir una paradoja, violar
algunos de los principios fundamentales sobre los que se basa la ciencia moderna. A continuación
Monod trata de analizar precisamente la naturaleza de esas paradojas.

La paradoja de la invariancia. Pone un ejemplo con células concluyendo que se ve claramente como las
células cumplen con la máxima eficacia del proyecto para realizar el sueño de toda célula: devenir
células.

La teleonomía y el principio de objetividad. La piedra angular del método científico es el postulado de


la objetividad de la naturaleza. Es decir, la negativa sistemática a considerar capaz de conlcuir a un
conocimiento verdadero toda interpretación de los fenómenos dada e términos de causas finales, es
decir de proyectos.la objetividad sin embargo, nos obliga a reconocer el carácter teleonómico de los
seres vivos, a admitir que en sus estructuras y performances, realizan y prosiguen un poryecto.

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