Está en la página 1de 201

NUDOS DEL ANÁLISIS / 1

Nudos del análisis


Para una clínica de la pareja-síntoma

Nieves Soria Dafunchio

Serie del Bucle


NUDOS DEL AMOR / 1

Nudos del amor


Nieves Soria Dafunchio

Serie del Bucle


2 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO

Soria Dafunchio, Nieves


Nudos del amor. - 1a. ed. - Buenos Aires: Del Bucle, 2011.
304 p.; 20 x 13 cm. - (Del Bucle)

ISBN 978-987-21011-3-8

1. Psicoanálisis. I. Título
CDD 150.195

A Ángel, mi amor
© Nieves Soria Dafunchio, 2011

Edita:
Del Bucle, Buenos Aires

Diseño de colección
Wainhaus

Contacto
wainhaus@interlink.com.ar

Producción editorial
Factoría Sur

Impresión
Artes gráficas Delsur

Contacto
www.nievesoriadafunchio.com.ar
nievesoriadafunchio@gmail.com.ar

Prohibida la reproducción del material contenido en este libro, a través de cualquier medio
de impresión o digital en forma idéntica, extractada o modificada, en castellano o cualquier
otro idioma, salvo autorización por escrito del autor. Hecho el depósito de ley 11.723.
NUDOS DEL AMOR / 5

Presentación

“Este nudo es imposible”, dice un sueño, transformándose en


una invitación a interrogar esos extraños nudos que unen a los seres
hablantes, esos nudos del amor, incursionando en un nuevo territo-
rio, más allá de las psicosis y las neurosis, más allá de la psicopatolo-
gía, en esos márgenes en los que la estructura despliega su máxima
libertad, descompletando los universales.
Como el recorrido de un análisis, mi seminario avanza en esa zona
oscura con algunas brújulas: los textos de Freud, de Lacan y de Miller.
Textos cuyo encuentro devino en un acontecimiento, cada vez.
Me acompañan una trenza y un mapa. Y también otros ca-
minantes, que caminan junto a mí, curiosos, interesados, atentos;
algunos otros que generosamente nos abren la puerta de su consul-
torio, dándonos acceso a páramos únicos.
La trenza: inspiración de Fabián Schejtman, que me abrió la
perspectiva de los nudos del amor. El mapa: la orientación de Pablo
Amster en la matemática y la topología.
Te invito, lector, a seguir las huellas de este recorrido.

Nieves Soria Dafunchio


6 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO

Prólogo / Por Pablo Amster *

...yo anduve siempre en amores, ¡qué me van a hablar de amor!

Cuando recibí de parte de Nieves Soria Dafunchio la invitación


a escribir el prólogo de un libro que se llamaría Nudos del amor
entendí que, como matemático, debía centrar mis cavilaciones
en el primero de los conceptos y dejar el otro para los entendi-
dos. Esto parece muy razonable; al fin al cabo, hasta el momento
siempre me ha resultado más cómodo explayarme sobre el dis-
curso matemático antes que sobre el amoroso.
Por tales motivos, lo primero que me vino a la cabeza es el frag-
mento del tango que aparece en el epígrafe, que refleja el punto
de vista de un verdadero “entendido”:

...en las cosas del amor,


aunque tenga que aprender,
nadie sabe más que yo

Sin embargo, si analizamos con mayor detalle la letra de Home-


ro Expósito (la música es de Héctor Stamponi), llegaremos a la
conclusión de que tampoco las “cosas de los nudos” le son del
todo ajenas . Por ejemplo, el párrafo que dice:

Eran sus ojos de cielo,


el ancla más linda
que ataba mis sueños.
8 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR / 9

O también este otro: tema menor: la teoría de nudos, para que tenga sentido, debe
formularse en el espacio tridimensional. En el plano, no habría
Muchas veces el invierno forma de sumergir circunferencias de modo no trivial, mientras
me echó desde la ausencia que en dimensión mayor a tres cualquier nudo se deshace, así
la soga del recuerdo. que también es equivalente al nudo trivial.
El último párrafo nos lleva a hablar de la cuestión central de la
Incluso el propio verso inicial parece un reflejo bastante fiel de teoría, la noción de equivalencia: ¿cuándo decimos que dos nu-
lo que suele ocurrirnos cuando intentamos, con cierta torpeza, dos son equivalentes? La idea matemática es delicada e involucra
manipular los consabidos redondeles de cuerda en procura de el concepto de homotopía, aunque para nuestros fines basta con
reproducir algunos esquemas extraídos al azar de los seminarios entenderlo desde un punto de vista más cercano a la manipula-
lacanianos: ción: dos nudos son equivalentes cuando es posible transformar
uno en otro sin cortar ninguno de los hilos.
Yo he vivido dando tumbos... Pero la teoría de nudos es parte de la topología, de modo que
también cabe, más en general, preguntarnos por ella y fundamen-
Justamente, para evitar seguir dando tumbos es que vale la pena ha- talmente por los usos que Lacan le da. Mucho se ha discutido
cer unos breves comentarios sobre la teoría de nudos, que se trans- sobre esta cuestión, lo cual es natural pues tales usos son —hay
formó casi en un eje (aunque, claro está, no en el sentido cartesiano) que admitirlo— un tanto heterodoxos. Así, se discute si Lacan es
de la enseñanza de Lacan durante sus últimos años. Contrariamen- o no riguroso, si sus planteos son nada más que una metáfora, si
te a lo que podría pensarse, se trata de una teoría matemática bien Lacan hace topología o más bien (imitando uno de sus famosos
definida y precisa, con ciertas reglas básicas y otras muy sofisticadas, neologismos) topologería… Incluso entre los propios psicoanalis-
que permiten plantear y a veces —con un poco de suerte— resolver tas, surge cada tanto la duda de si realmente es preciso meterse
desde problemas sencillos hasta verdaderos galimatías. con todo ese lío para abordar la clínica. Sin ser yo un “entendido”
La definición habitual de nudo lo presenta como un conjunto tampoco en psicoanálisis, me atrevo a afirmar que —entre otras
de una o más circunferencias sumergidas en el espacio tridimen- cosas— este libro constituye una toma de posición al respecto.
sional. Por supuesto, hay varias versiones diferentes de esta idea, En cualquier caso, es un hecho innegable que la topología cons-
como también generalizaciones, aunque lo que nos interesa aquí tituye una rama fundamental de la matemática; como tal, sus
es rescatar la noción más o menos intuitiva de los redondeles fundamentos merecen ser examinados detenidamente y com-
lacanianos. Vale la pena señalar que la clave reside precisamente prendidos, más allá de que luego puedan servir para entender lo
en aquello de “sumergidas”: las circunferencias, en su aspecto que Lacan intentó transmitir.
intrínseco, no tienen mayores secretos para ofrecernos. De lo Vale la pena mencionar entonces aquel aspecto al que, por de-
que se trata es de entender cómo están metidas en el espacio, lo cirlo de alguna forma, podríamos referirnos como “una cuestión
que en el aplanamiento se traduce en aquellos cruces producidos preliminar a todo tratamiento posible de la topología” y motivó
por los “hilos”. una denominación informal bastante difundida: geometría del
Unas palabras respecto de la dimensión, que en Lacan no es un caucho. El concepto que subyace es el de homeomorfismo, que es
10 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO

una transformación que preserva la estructura topológica. Así, 1. Introducción a los nudos del amor
dos objetos son topológicamente equivalentes cuando es posible
obtener uno a partir del otro por medio de “deformaciones”,
sin cortes o rasgaduras. Claro que esto lleva, entre otras cosas, a
preguntarnos nada menos que por la identidad: ¿es válido pensar
que se trata de un mismo objeto?
Sin entrar en detalles específicos, esta pequeña introducción es
suficiente como para que el lector esté en condiciones de poner
ahora manos a la obra, expresión que puede tomarse práctica-
mente en forma literal: al respecto, basta recordar la decidida I. Un sueño, una invitación.
intención de Lacan por pasar de la demostración a la mostración.
En definitiva, podemos decir que lo mismo ocurre en el amor, Buenas noches. Este encuentro, esta invitación, es el resultado
en donde lo que se demuestra es dudoso y debemos confiar lo de un sueño que tuve el año pasado, mientras dictaba mi semina-
mejor que podamos en lo que se muestra. Esto nos lleva otra vez rio sobre nudos en las neurosis. De un intercambio de saber caía
al comienzo... aunque, luego de estas reflexiones, quizás nuestro al suelo un extraño nudo de papel. Las distintas vueltas del nudo
punto de vista haya cambiado y seamos capaces finalmente de se colocaban unas encima de otras, figurando algo semejante a
anunciar, con voz de tango: un tótem. En el extremo, un torso y cabeza de mujer con largos
cabellos, como un mascarón de proa. Y luego la constatación: este
Yo anduve siempre anudado, nudo es imposible.
¡qué me van a hablar de nudos! Es alrededor de ese imposible nudo del amor que les propongo
que nos reunamos este año. Luego de dos años dedicados al estudio
de los nudos en las neurosis y en las psicosis, llegó el momento de
introducirnos en otra dimensión del nudo. Este año no abordare-
mos la estructura “intrasubjetiva”, en tanto anudamiento entre los
tres registros para un ser hablante, sino la estructura del anuda-
miento entre seres hablantes en el campo del amor, perspectiva que
pone en primer plano la dimensión del cuerpo.
Ese cuerpo que los seres hablantes quieren anudar sin conseguir-
lo, de modo que el amor es el nudo imposible entre el cuerpo de un
* Pablo Amster es Licenciado y Doctor en matemática. Profesor asociado del hombre y el cuerpo de una mujer. Algunos de ustedes se pregun-
Departamento de Matemática de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales tarán por qué digo entre el cuerpo de un hombre y una mujer, si
de la U.B.A. Investigador CONICET. Autor de varios libros, entre ellos los hay otros tipos de amores. Pues bien, el amor lacaniano es entre un
dos Apuntes matemáticos para leer a Lacan, dedicados a la topología y la lógica hombre y una mujer, y es allí que nos detendremos especialmente
y teoría de conjuntos, publicados por Letra Viva en 2010. este año, en otro momento podremos hablar de otros amores. Si
12 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR / 13

bien los cuerpos buscan anudarse y no lo consiguen, el amor, en Clínica del síntoma, materia de la Facultad de Psicología de la UBA
cambio, eventualmente anuda. De modo que podríamos decir que cuyo titular es Fabián Schetjman. A través de este texto quiero in-
hay distintos nudos posibles del amor. troducirlos de lleno a algunos de los problemas que quisiera que
En el Seminario 21, Los Nombres del Padre o los no incautos yerran consideremos juntos aquí. Se llama Des-amores en Disneymundo. Es
(Lacan, 1973) Lacan ensaya distintos tipos de nudos, en los cuales un texto que escribí cuando fui invitada a esta mesa redonda, cuyo
va ubicando el amor en distinta relación con los registros imaginario, tema eran los amores sintomáticos contemporáneos. Como decía
simbólico y real, en diferentes momentos de la historia occidental. hace un rato, la época forma parte del amor, forma parte de los
La tesis fuerte de este seminario retoma planteos de algunos pensa- nudos del amor que encontramos en la práctica.
dores que se habían interesado en el tema del amor, por ejemplo De-
nis de Rougemont, que es una referencia fundamental del Seminario
20, y también va a ser una referencia de este seminario. II. Lectura de “Des-amores en Disneymundo” (ver apéndice)
Su libro El amor y Occidente (Rougemont, 1972) de alguna
manera sigue un recorrido de las distintas transformaciones del Espero con la lectura de este texto haberles transmitido mi pers-
amor en Occidente, hasta llegar a lo que conocemos como amor pectiva respecto del campo del amor, de la dimensión del amor
hoy en día, que es el resultado de un recorrido muy singular y con- —que es la que vamos a interrogar al principio, para luego, por
tingente, azaroso. De modo que si no hubiesen pasado una serie medio de una operación matemático— poética, intentar llevarla al
de cosas que pasaron en Occidente, no existiría el amor tal como nudo. Para esto me propuse un recorrido que está sujeto a las trans-
lo conocemos hoy. formaciones que se puedan ir dando a lo largo del seminario, pero
Les decía entonces que la tesis central de este Seminario 21 es mi idea en principio es en las primeras clases trabajar distintos pun-
justamente ubicar la importancia que tiene el surgimiento del cris- tos, distintos aspectos en los cuales es tomada por Lacan la cuestión
tianismo en el estatuto que tiene el amor en Occidente, por lo que del amor. Y en estas clases, mi idea es justamente ir avanzando hacia
va a vincular íntimamente el amor tal como lo concibe el cristianis- la perspectiva nodal. Finalmente, las últimas seis clases van a estar
mo con el amor cortés —que justamente es para Lacan la dimen- dedicadas a interrogar los nudos del amor en la práctica analítica.
sión del amor en tanto tal, tal como lo conocemos en occidente, Entonces algunos colegas van a presentar lo que yo llamaría testi-
y tal como lo encontramos los psicoanalistas en el centro de la monios de su práctica, en los cuales vamos a intentar captar, forma-
experiencia que transitamos y que invitamos a transitar a otros con lizar lo más posible, cómo es en ese caso singular —y por supuesto,
nosotros. El cristianismo y el amor cortés van a estar muy presentes transferencia de por medio—, el nudo del amor.
en este seminario a la hora de tratar de abordar de alguna manera—
y ya que estamos con la metáfora de un sueño, la de este mascarón
de proa, esta figura femenina, podríamos decir que vamos a inten- III. Amor y función paterna.
tar navegar, o nadar (como prefieran ustedes) hacia ese navío tan
difícil de localizar, el navío del amor. En estas primeras clases hay varios puntos que quisiera desa-
Quiero leerles algo que yo escribí hace más de un año, rrollar. El primero es la relación entre el amor y la función pater-
para una mesa redonda, que se llevó a cabo en la Jornada de na. Es una vertiente que ya he trabajado en mis dos seminarios
14 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR / 15

anteriores, tanto en el seminario Confines de las psicosis (Soria Da- la nominación añade una dimensión. Están los tres registros: ima-
funchio, 2008) como en el del año pasado, Inhibición, síntoma y ginario, simbólico y real, y la nominación va a añadir una nueva
angustia. Hacia una clínica nodal de las neurosis (Soria Dafunchio, dimensión, que es la que va a dar cuenta de cómo se anudan los tres
2010). Siempre mi primera vuelta es por el lado del abordaje de registros en cada estructura subjetiva.
la relación entre el amor y la función paterna, crucial en la pers-
pectiva del psicoanálisis lacaniano —que es un psicoanálisis que
propone un retorno a Freud en este punto preciso de no perder el IV. Amor y vacío.
eje de la función paterna.
Mi punto de partida es entonces que el nombre del amor es el Entonces vamos a dar una primer vuelta, por la relación entre
Nombre del Padre, y esta relación íntima entre el amor y el Nombre amor y función paterna, y a partir de allí vamos a deslizarnos hacia
del Padre hace a lo que es el amor en Occidente, lo que es el amor la relación entre el amor y ese otro término —que en Lacan va a
en esta zona del mundo donde existe —un poquito— todavía el nombrarse de distintas maneras a lo largo de su enseñanza: la rela-
psicoanálisis. El amor de transferencia es un amor típicamente occi- ción entre el amor y la castración, la relación entre el amor y la falta,
dental —el amor de transferencia tal como lo encontró Freud en su la relación entre el amor y el vacío.
práctica. Esto no quiere decir que en otros lugares de la experiencia Y en esa relación entre el amor y la falta, el vacío, la castración,
del ser hablante (en principio en lo que se llama Oriente) no exista vamos a ubicar también al amor como una sublimación; la inven-
el fenómeno del sujeto supuesto al saber, pero seguramente tiene ción del amor como una sublimación históricamente fechada. Así
características diferentes de lo que es el amor en Occidente. Si bien propone Lacan abordar, la cuestión del amor a partir del Seminario
hay puntos en común, hay diferencias fundamentales. 7, La Ética (Lacan, 1986): el amor como una dimensión de la expe-
Entonces, una primera vuelta para hablar de la cuestión del amor riencia del ser hablante que surge en determinado momento de la
es la relación del amor con la función paterna, y ahí también vamos historia de la humanidad, en una zona del mundo, y esta sublima-
a ir al nudo. Ya desde sus primeros seminarios Lacan le da a la fun- ción históricamente fechada va a ser la invención del amor cortés.
ción paterna una función de nudo. En varios lugares de su primera El amor cortés como la primera versión del amor que va a dejar sus
enseñanza ubica llanamente, sobre todo en el Seminario 5 (Lacan, marcas, incluso en las versiones del amor actual.
1998), al padre como el cuarto que anuda los otros tres elementos; En esta vertiente en la que vamos a trabajar el amor en relación
pero es en su última enseñanza que —ya sí con el nudo borromeo— con la falta, con vacío, con la castración, con la sublimación, vamos
va a ubicar a la función paterna como un cuarto que anuda los tres a trabajar entonces también la cuestión del amor cortés. El amor
registros: imaginario, simbólico y real; y en el caso en que el sujeto cortés como esa sublimación históricamente fechada que a la vez
no cuente con esa función, la necesidad de algún elemento que inventa lo femenino como un imposible, como inaccesible, que es
venga a cumplir esa función de anudamiento. el lugar que tendrá la Dama en el amor cortés.
La relación entre amor y función paterna es una relación entre Lacan señala que en una época en la cual la mujer hacía serie con
amor y nominación. la vaca, con el burro, de modo que era un objeto de posesión y de
La nominación en Lacan es justamente una dimensión de anu- intercambio eventual para el hombre; en ese momento se inventa
damiento. En el Seminario 22 (Lacan, 1974) Lacan va a decir que el amor cortés, que eleva a la Dama a un pedestal, como un ideal
16 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR / 17

inalcanzable, que va a mover, a empujar al hombre en su actividad V. Amor y sexuación.


viril. Y a partir de ese momento, la mujer —que estaba en ese lugar
de desecho, de resto— es sublimada y ubicada en este lugar ideal Este verano estuve leyendo varios textos de distintos filósofos,
inalcanzable, inaccesible. En ese momento se inventa el amor, y filósofos muy particulares, filósofos no tan filósofos, como Kierke-
también se inventa la inexistencia de lo femenino en tanto tal. El gaard, o Schopenhauer, pero que son una referencia fuerte de Lacan;
amor cortés es entonces la primera concreción de esta relación entre y en todos estos textos siempre lo femenino queda explícitamente
el amor y la falta, la castración, el vacío. velado, si no francamente despreciado, mientras que el amor justa-
Luego, vamos a seguir los distintos movimientos que va a ir mente vive y brilla en su dimensión más claramente homosexual.
distinguiendo Lacan en el Seminario 21 (Lacan, 1973) a partir del La cuestión del amor atraviesa de una manera u otra toda la
surgimiento del amor cortés. Los distintos movimientos que se van enseñanza de Lacan, pero la segunda gran vuelta de Lacan por la
produciendo —con la irrupción del cristianismo, con la irrupción cuestión del amor es en el Seminario 20, Aún (Lacan, 1975), donde
del discurso de la ciencia y con la irrupción del psicoanálisis— entre justamente lo que centra todas sus consideraciones es la diferencia
imaginario, simbólico y real, en la relación entre los tres registros, es entre los sexos, es justamente la sexuación. Esta segunda vuelta
decir, en el nudo del ser hablante —tal como lo conocemos en esta lacaniana sobre el amor es una operación claramente antifilosófica;
parte del mundo. de hecho allí justamente Lacan va a ubicar a la amistad —que sería
Otra vertiente que vamos a trabajar es la relación entre el amor la dimensión del amor que resonaría con la filosofía— como un re-
y la asunción del sexo por parte del ser hablante. Esta relación la fugio contra la experiencia sexual de encuentro con la alteridad, en
vamos a seguir también en distintos lugares de la enseñanza de La- última instancia contra el encuentro con lo femenino. En el Semi-
can. Es interesante cómo el seminario que él le dedica al amor, el nario 20 el amor va a quedar íntimamente ligado con lo femenino.
Seminario 8, La Transferencia (Lacan, 1991), justamente se centra Recuerdo una telenovela de hace muchos años que se llamaba
en El Banquete de Platón (Platón, 1984), es decir, en el amor ho- “El amor tiene cara de mujer”, y me hace acordar al sueño que tuve
mosexual griego. el año pasado… el amor tiene cara de mujer, y justamente en el
Lacan dice en algún lado que toda la filosofía está organizada Seminario 20 el amor viene íntimamente anudado con el goce feme-
alrededor del amor homosexual, de modo que su primer abordaje nino; y el goce fálico, el goce macho, es un obstáculo para le entrada
del amor no tiene prácticamente en cuenta la diferencia sexual. La- en la dimensión amorosa.
can aborda el amor de transferencia por medio de El Banquete de En fin, es esta segunda vuelta lacaniana sobre el amor la que me
Platón, conceptualiza el amor de transferencia tomando como refe- interesa especialmente, porque justamente es la que va a introdu-
rente la posición de Sócrates, distinguiendo la posición del amante cirnos al nudo, ya que de lo que se trata en los nudos del amor es de
de la del amado, que correlaciona con las posiciones del analizante y cómo se anudan dos que son distintos, dos que son diferentes. Por
del analista, pero la dimensión sexuada escapa de esta primera vuelta eso decía que el amor lacaniano es el amor entre un hombre y una
lacaniana por el amor. Podríamos decir que es una vuelta bastante mujer, porque está esa diferencia, que es una diferencia tanto en la
filosófica por el amor. dit-mensión —en la dimensión del dicho— como en la dimensión
del goce, porque son dos dimensiones inseparables una de la otra.
Esta segunda vuelta lacaniana está centrada en la diferencia irreduc-
18 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR / 19

tible entre los sexos, diferencia que va a llevar a Lacan a decir en el del Otro, es el falo de la madre. Y ahí, en este punto en el que entra
Seminario 21: “Que la relación sexual no exista, no quiere decir que en equivalencia con el falo no hay diferencia entre los sexos, ya que
los sexos se confundan” (Lacan, 1973a). entra como sujeto, entra como hijo, viviendo la experiencia de la
Que la relación sexual no existe quiere decir que el amor es ese repetición.
complejísimo nudo que enlaza a un hombre con una mujer. Que la Porque en este acto, en el cual se va a repetir aquel otro que le dio
relación sexual no existe quiere decir que hay toda una trama muy origen a su ser —que es acto sexual de los padres—, entra como falo.
compleja que posibilita que un hombre y una mujer se relacionen Y como resultado de este encuentro se va a producir un resto, y ese
justamente ahí donde no existe la relación. Entonces, la formali- resto —que va a ser el objeto a— va a dar cuenta de la no comple-
zación de la diferencia sexual por medio de la construcción de las mentariedad entre los sexos. Justamente en la medida en que ambos
fórmulas de la sexuación (es decir, una formalización de dos lógicas entran en equivalencia con el falo, si bien hay un encuentro, si bien
que refieren a dos tipos de goce diferentes) nos va a posibilitar aso- hay un acto sexual, también está ese objeto que queda como resto y
marnos a la cuestión de los nudos del amor —que sería el cuarto que encarna lo imposible de la complementariedad entre los sexos.
punto: la relación entre el amor y el cuerpo del Otro. Por un lado está la equivalencia. Hay una dimensión del encuen-
De modo que en estas clases en las que vamos a abordar el lazo tro entre el hombre y la mujer, del encuentro entre los cuerpos, en
entre amor y sexuación, entre el amor y el Otro cuerpo, intentare- la cual se juega la equivalencia. Esta equivalencia tiene que ver con
mos sumergirnos más de lleno en el nudo. Les propondré un trabajo que ahí donde no hay complementariedad entre los sexos, ahí donde
que requerirá de cierto esfuerzo, necesario para formalizar, mate- no hay relación sexual, es la función fálica la que viene a suplir esa
matizar, topologizar luego los casos, frutos de los testimonios de la falta —tanto para el hombre como para la mujer. Por eso decíamos
práctica de algunos colegas. que el sujeto entra en equivalencia con el falo, y en ese punto no hay
La cuestión de la diferencia entre los sexos, que encuentra en el úl- diferencia entre los sexos. Es lo que posibilita todo el desarrollo del
timo Lacan su formalización más clara en las fórmulas de la sexuación, Seminario 8, La Transferencia, alrededor del amor como el acto de
tiene vueltas anteriores en su enseñanza, particularmente en el Semina- dar lo que no se tiene a alguien que no lo es, independientemente de
rio 14, La Lógica del Fantasma (Lacan, 1966). En ese momento Lacan la cuestión sexuada, independientemente de la diferencia sexual, ya
empieza a formalizar algo que desemboca en sus últimos seminarios en que estamos hablando de la relación falo-castración.
una perspectiva global, que va a ser de algún modo el eje de mi semina-
rio de este año —eje que introduzco hoy, pero al que iremos llegando
de a poco. En este seminario Lacan plantea que el drama del ser hablan- VI. Amor y cuerpo.
te es que entra en la relación sexual, en el encuentro sexual, en lo que
en este seminario llama el acto sexual, podríamos decir que entra en la Esa es una vertiente de la relación entre un hombre y una mujer,
cama —y sabemos que se trata de un resultado, que para entrar en la también es una vertiente del encuentro entre los cuerpos. Pero hay
cama hay otras cosas que se hacen antes, hay todo un recorrido previo otra vertiente, que va a sostenerse de la diferencia entre los sexos,
que lleva a la cama— en equivalencia con el falo. El ser hablante entra en la cual Lacan va a ubicar una asimetría. Allí no hay equivalencia
al acto sexual en una posición de equivalencia con el falo. sino una diferencia radical entre cómo entra en la cama el hombre y
El ser hablante entra a ese espacio como hijo, en tanto es el falo cómo entra en la cama la mujer, o también de qué lado de la cama
20 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR / 21

se acuesta cada uno —si tomamos las fórmulas de la sexuación—, si A veces se confunde y se cree que Lacan dice que el hombre es
del lado izquierdo o del lado derecho. un estrago para una mujer. No necesariamente, en todo caso es una
También tenemos un lado hombre y un lado mujer en las camas; posibilidad. Un hombre puede ser un estrago, pero puede ser algo
el año pasado justamente fui a comprar un colchón y la vendedora distinto de un estrago, puede ser —y ya que empecé con la metáfora
decía que el 99 % de las mujeres se acuesta del lado derecho del col- del inconsciente, con la metáfora naviera— podríamos decir que
chón y el 1% nada más se acuesta del lado izquierdo. ¡Están todos un hombre puede ser un ancla para una mujer, pudiendo entonces
calculando! (risas), pero sería no mirándolo de frente sino acostán- cumplir una función de anudamiento. Se trata de interrogar qué
dose… (risas), porque resulta que parece que los resortes son más es una mujer para un hombre, qué es un hombre para una mujer, y
fuertes de un lado, el del hombre (risas). Resulta que hay un lado cómo estas diferencias se pueden plasmar en el nudo.
hombre y un lado mujer en la cama, también en el sentido más Y de allí iremos a los casos, uno por uno, en los cuales intentare-
liso y llano de los lugares físicos. Ahí es donde se pone en juego la mos descentrarnos de la perspectiva psicopatológica en la que vinimos
diferencia: en cómo entra él, en cómo entra ella. Y Lacan va a decir trabajando estos dos últimos años —neurosis y psicosis—, no porque
que ahí vamos a hablar de algo que hace existir la relación sexual, ahí no esté —seguramente no vamos a dejar de mencionarla— pero mi
donde no existe la relación sexual hay algo que, a pesar de todo, hace intención es corrernos un poco de esta mira y tratar más bien de ubi-
relación, hace relación entre dos distintos. En ese punto se establece car lo singular en el nudo del amor en cada caso, interrogando cómo
la relación entre el amor y el síntoma. tienden esos cuerpos a anudarse, y en qué tipo de trama intentan o no
Por eso Lacan va a decir que una mujer es síntoma para un hom- un anudamiento. Porque también están esos casos que no llegan, que
bre pero un hombre no es síntoma para una mujer, no hay simetría fallan en el intento de anudamiento con el cuerpo del otro.
entre ambos. De modo que ahí donde se juega la dimensión del
síntoma, entra en juego la diferencia; lo que hace relación se esta- Intervención: Me gustaría si podés explayarte en lo último que dijis-
blece ahí donde no hay relación. Por esta vía entramos de lleno en la te, de la mujer como síntoma.
cuestión del nudo, ya que justamente en los seminarios en los cuales
Lacan ya está utilizando como instrumento central para el abordaje Nieves: Sí, como dije antes, todo esto fue una introducción a lo que
de la estructura del ser hablante el nudo, va a ensayar nudos entre vamos a trabajar más en detalle. Pero de todos modos me parece que es
los sexos, por ejemplo en el Seminario 23 (Lacan, 2005). Va a ubi- un punto fundamental, porque es el punto en el cual, en el amor, se ar-
car distintas variantes en la relación entre los sexos, distinguiendo ticula la diferencia entre los sexos. Me parece que es muy importante,
la no relación en la vía de la equivalencia de la relación por la vía y Lacan en varios lugares dice, por ejemplo: “¿Qué es un síntoma?, es
del síntoma. Comenzaremos a estudiar el abordaje lacaniano de esa una mujer” (Lacan, 1974). En la última enseñanza de Lacan, cada vez
diferencia a partir del Seminario 14 hasta llegar al nudo. se va acercando más la dimensión del síntoma a lo femenino. Incluso
También nos preguntaremos por qué Lacan habla del síntoma en el Seminario 22, R.S.I. él va a hablar de los puntos suspensivos del
como una mujer. ¿Por qué Lacan dice —y lo dice en varios luga- síntoma y va a decir: “Los puntos suspensivos del síntoma son una
res— que una mujer es síntoma para un hombre y un hombre no es interrogación en el espacio de la no-relación” (Lacan, 1974). Este úl-
un síntoma para una mujer?, llegando incluso a decir que puede ser timo Lacan acentúa la diferencia entre los sexos, de la diferente dimen-
una aflicción peor que un síntoma, por ejemplo un estrago. sión de habitación del lenguaje que viven un hombre y una mujer.
22 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR / 23

El hombre y la mujer habitan espacios de lenguaje diferentes, del término, ya que en el sentido psicoanalítico del término no existe
por eso hay un muro entre ellos, porque habitan en habitaciones del un universal de las mujeres. Esto no lo vamos a dar por sentado, lo
lenguaje distintas, y son habitados también por goces diferentes. vamos a desplegar más. Porque efectivamente una mujer es síntoma,
¿Cómo estos seres, que son fundamentalmente irreductibles, se y me parece muy bien lo que vos subrayás, porque el síntoma tiene
anudan entre sí? Lacan dice que la experiencia del amor es la expe- eso de ser absolutamente singular, de ser una invención singular. Po-
riencia de chocarse la frente contra ese muro. Me hago esa imagen: dríamos decir que lo más singular que tenemos es el síntoma. Ahora
la mujer de un lado, el hombre del otro, y ese muro entre ellos que bien, si somos mujer, el síntoma no va a tener la misma relación con
están ahí haciéndose chichones en la frente —dice Lacan (Lacan, el cuerpo del Otro que si se trata de un hombre.
1973). Y el amor es justamente eso, es el intento, la experiencia de Tanto los hombres como las mujeres tenemos síntomas; las mujeres
atravesamiento de ese muro con todo lo que implica de irreductible; en la medida en que somos sujetos, que tenemos un inconsciente, en la
ahí tenemos dos habitaciones distintas del lenguaje, absolutamente medida en que atravesamos —como decía Freud, la mujercita primero
diferentes. Pertenecen los dos a la especie del ser hablante, pero hay es un varoncito— la lógica edípica tenemos síntomas, pero hay una
una diferencia radical. diferencia. Hay una diferencia porque hay Otro goce, que va a tener
Cómo se anudan entre ellos, qué es él para ella, y qué es ella para una relación diferente con el Otro cuerpo que en el caso del hombre.
él, no es equivalente. Y agrego: no es equivalente salvo que lo sea, salvo Ahí es donde Lacan dice que una mujer es síntoma para un hom-
que el nudo se juegue en esa perspectiva en la cual ambos entran como bre, pero no se puede decir lo mismo de lo que es un hombre para
hijos, identificados al falo, y no pueden hacer ninguna otra vuelta. una mujer, y lo que es un hombre para una mujer queda más abierto,
De modo que hay relaciones entre un hombre y una mujer que son queda más enigmático. El da el ejemplo y dice que puede ser “…
asexuadas; las hay, pero entonces no estamos hablando —en el sentido una aflicción peor que un sinthome…”(Lacan, 2005a). Un síntoma
más estricto de Lacan— de un hombre y una mujer, estaríamos ha- aflige, ¿no?, y cuando él dice así lo escribe con th y hace todo un
blando de dos niños, del niño generalizado, los nenes y las nenas. juego con el falo también. Porque el síntoma siempre encarna la di-
Hay relaciones asexuadas, pero cuando la relación es sexuada, mensión del goce fálico, pero también encarna una dimensión de lo
entonces ahí lo que es ella para él no es equivalente a lo que es él que no cierra: lo que hace sufrir del síntoma justamente es lo que no
para ella. Y ahí es donde Lacan dice: una mujer es síntoma. Pero cierra, es lo que excede al goce fálico. Está el goce fálico, pero tam-
sólo si se trata de una mujer, en posición femenina. Y así como bién están esos puntos suspensivos, está ese punto de interrogación,
había una telenovela que se llamaba “El amor tiene cara de mujer”, y ahí está lo femenino en juego.
había una canción que decía: “La mujer que al amor no se asoma no Entonces, ¿qué es un hombre para una mujer? Lacan dice que
merece llamarse mujer….” Una mujer encarnando ese espacio del no puede ser un síntoma, pero sí algo peor, puede ser un estrago, y
amor, ese espacio vacío, este espacio irreductible. esto se ve, como ejemplo extremo, en los casos de mujeres golpea-
das, donde se ve claramente cómo al partenaire es estragante —a
Intervención: Recalcaste “una” mujer, y “una” es en singular... la manera de lo que puede ser un tóxico para un hombre. Podría-
mos hacer cierta equivalencia, incluso en los nudos también, entre
Nieves: Claro, porque si decimos “las mujeres” justamente ya es- la función que puede cumplir la droga para un toxicómano, y un
tamos hablando del género, no del sexo en el sentido psicoanalítico hombre estragante para una mujer.
24 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR / 25

Hay algo que desarma el lazo con el goce fálico, el estrago es la la lengua. Y sabemos que hay ciertos anudamientos, ciertos tipos
devastación del sujeto, cuando el sujeto queda avasallado por un de lazos en la psicosis que son muy singulares, en el sentido de que
goce que no encuentra demasiado límite. Pero esto es algo que son esos encuentros únicos en la vida donde un hombre y una mu-
dice Lacan al pasar, que el hombre puede ser un estrago para una jer parecen efectivamente complementarse, donde dan una ilusión
mujer. Es algo que puede ser, pero no dice lo que puede ser más de complementariedad. Seguramente muchos de ustedes evocarán
regularmente, mientras que sí ubica esta dimensión, que parece más casos de su práctica en los cuales hay cierto tipo de relación en la
regular, de una mujer como sínthoma de un hombre. que se establece una suerte de continuidad y en la cual no es el deseo
Se abre allí todo un espacio para interrogar, especialmente por- lo que rige el encuentro entre los goces, lo que efectivamente daría
que la mayoría de los casos que vamos a trabajar son casos de muje- cuenta de lo que es el amor en la psicosis.
res, entonces vamos a tener oportunidad de tratar de llegar a alguna Lacan también habla de la relación de Schreber con su mujer
conclusión de nuestra parte sobre qué es un hombre para una mu- como una relación más por el lado de la amistad, como un elemen-
jer, más allá de que eventualmente sea un estrago. to fundamental de anudamiento para él. Algo de esto abordamos
Volviendo a tu pregunta, fundamentalmente se trata de ubicar en el seminario Confines de las psicosis, en el esquema I, que da
esta dimensión de la articulación entre el amor y la sexuación, que cuenta de la solución del período terminal del delirio de Schreber,
es lo que va a dar la singularidad del nudo. en cuya parte superior encontramos, en la zona en la cual está en
juego la relación imaginaria, la práctica transexualista, mientras
Intervención: ¿Qué pasa con la psicosis y la sexuación? que abajo Lacan escribe “ama a su mujer” y arriba “se dirige a
nosotros”(Lacan, 1966). De modo que en el nivel del Ideal “ama
Nieves: Como comenté un poco al pasar, mi idea no es poner el a su mujer”, y donde está la relación imaginaria “se dirige a no-
acento en la psicopatología, pero es cierto que el amor es una su- sotros”, que sería la dimensión transferencial de Schreber, que se
plencia de la inexistencia de la relación sexual, de modo que es una dirige al Otro del saber.
pregunta que tiene todo su lugar: ¿qué ocurre con el amor en la psi- De modo que en alguna medida a Schreber el amor es lo que lo
cosis? Lacan justamente propone que en la psicosis sí puede existir anuda; el amor por su mujer, pero también esa posibilidad de trans-
la relación sexual, Lacan dice que el hombre encuentra a La Mujer ferencia —que podemos encontrar también en nuestra práctica con
en la psicosis (Lacan, 1970). Y, efectivamente, Lacan plantea que las psicosis, cuando la transferencia misma llega a anudar a un psi-
en ciertos anudamientos psicóticos quizás se sutura ese espacio del cótico. Pero también ahí esta el riesgo de la transferencia erotóma-
entre, ese espacio del vacío. Por ejemplo, en el Seminario 23 Lacan na, que muestra cómo puede llegar a ser habitado ese espacio del
se detiene en el tipo de relación que tiene Joyce con Nora, y dice que amor por un psicótico, que se puede llegar a perder esa mediación,
Nora le va como un guante a Joyce, y dice que entre Joyce y Nora la ese espacio del entre, del vacío, y producirse una especie de sutura
relación sexual existe, también dice que Nora es un sinthome para que se parece bastante a la complementariedad entre los sexos. Ahí
Joyce (Lacan, 2005b). radica la diferencia con las neurosis, ya que ningún neurótico puede
Podríamos decir entonces que la inexistencia de la relación producir un nudo que le ahorre esta relación con el vacío.
sexual es estructural tanto para la neurosis como para la psicosis, ya
que ambos, de distinta manera habitan el lenguaje, o por lo menos 8 de abril de 2009
26 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO

Bibliografía 2. Amor y función paterna

De Rougemont, Denis (1972). Amor y occidente. Consejo Nacional


para la cultura y las artes. Méjico, 1993.
Lacan, Jacques (1966) “De una cuestión preliminar a todo tratamiento
posible de la psicosis”, en Escritos 2. Siglo veintiuno. Buenos Aires,
1975. Pág. 553.
Lacan, Jacques (1966) El Seminario 14: La lógica del fantasma. Inédito.
Lacan, Jacques (1970). “Televisión”, en Psicoanálisis. Radiofonía & Te-
levisión. Anagrama. Barcelona, 1977. Pág.128. I. Lacan y el Edipo freudiano: idas y vueltas.
Lacan, Jacques (1974) Seminario 22: RSI. Inédito.
Lacan, Jacques (1986) El seminario. Libro 7: La ética. Paidós. Buenos Comenzar por el amor y la función paterna es empezar por lo
Aires, 1988. primero, y decir que es empezar por lo primero es entrar de lleno en
Lacan, Jacques (1998) El seminario. Libro 5: Las formaciones del incons- el núcleo de la novedad que trae el psicoanálisis. Quizás sin terminar
ciente. Paidós. Buenos Aires, 2004. de dimensionarlo en todo su alcance —si bien Lacan sí lo hace, y
Lacan, Jacques (1991) El seminario. Libro 8: La Transferencia. Paidós. se rebela contra ello—, la novedad que introduce Freud junto con el
Buenos Aires, 2005. descubrimiento del inconsciente es justamente esta posibilidad del
Lacan, Jacques (1973). Seminario 21: Los nombres del padre o los no amor como un espacio que se abre a partir de una función simbólica
incautos yerran. Inédito. que es vehiculizada por lo que Lacan llama Nombre del Padre —en
Lacan, Jacques (1973a) ibid. Clase del 18/12/73. Freud podríamos hablar de función paterna, de función del padre.
Lacan, Jacques. (1974). Seminario 22: RSI. Inédito. Clase del 21/1/75. Digo que Freud no termina de dimensionar, de extraer con-
Lacan, Jacques. (1975). El seminario. Libro 20: Aún. Paidós. Buenos clusiones, de establecer el alcance de esto que él de alguna manera
Aires, 1985. encuentra en su escucha de las neurosis, y creo que esto que él no
Lacan, Jacques (2005). El seminario. Libro 23: El sinthome. Paidós, llega a dimensionar (en la medida en que su propia neurosis está
Buenos Aires, 2006. muy comprometida en esta instancia) es lo que, de alguna manera,
Lacan, Jacques (2005a) Ibid. Pág. 99. posibilita lo que Lacan va a llamar los desvíos posfreudianos, el he-
Lacan, Jacques (2005b) Ibid. Cap. VI. cho de que la orientación del análisis, luego de la muerte de Freud,
Platón (1984) “El Banquete”. En Diálogos. EDAF. Macrid, 1984. empiece a correrse hacia la orilla materna.
Soria Dafunchio, Nieves (2008). Confines de las psicosis. Del Bucle. Esto ocurre porque Freud en algún sentido no termina de ex-
Buenos Aires. traer las consecuencias de la introducción del Complejo de Edipo,
Soria Dafunchio, Nieves (2010). Inhibición, síntoma, angustia. Hacia lo que sí hace Lacan, de un modo casi obsesivo. En un primer
una clínica nodal de las neurosis. Del Bucle. Buenos Aires. tiempo pone el acento en el Edipo freudiano para promover su re-
torno a Freud, dedicándose, especialmente al tomar los casos de los
posfreudianos, a rectificar lo que debería ser la orientación de la
28 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR / 29

cura en la vía de la función paterna. En ese primer tiempo Lacan de talmente del Edipo. Más adelante él va a matizar esta afirmación, en
alguna manera le da mayor consistencia al Complejo de Edipo freu- el Seminario 23 por ejemplo, va a plantear que se puede prescindir del
diano, con toda una serie de formalizaciones: la metáfora paterna, padre, pero a condición de servirse de él, concluyendo que la función
el discurso del amo, etc. paterna es el cuarto término irreductible del nudo, que no se pude
Con sus distintas vueltas, sus distintos abordajes teóricos del prescindir totalmente de ese cuarto término, y en todo caso en el
Complejo de Edipo freudiano, va dándole cada vez más consisten- análisis se trata de una operación más paradojal, más dialéctica, que
cia a la función paterna, hasta que en algún momento comienza consiste en prescindir a condición de servirse de (Lacan, 2005).
a hacerle síntoma a Lacan mismo, especialmente a la altura de los En el Seminario 24 Lacan se enoja bastante con Freud, particular-
Seminarios 22, 23 y 24, donde claramente Lacan está indagando el mente con su obsesión con la función paterna. En todos estos semi-
modo de prescindir del padre con sus idas y vueltas. Por ejemplo, narios Lacan ya está un poco —digamos así— harto de padre, de la
en el Seminario 22 en algún momento llega a plantear que el análi- función paterna, y buscando el camino para desembarazarse de esto
sis permitiría prescindir totalmente de la función del padre (Lacan, que en el primer tiempo de su enseñanza era el eje de todo su movi-
1974-1975), donde dice: “En Freud los tres-está hablando de los miento, tanto conceptual como ético, en su apreciación del análisis.
tres registros— no se sostienen, solamente están puestos unos sobre De modo que es Lacan quien termina de darle consistencia a la
otro. Así que ¿qué ha hecho él? ha añadido un redondel, anudando función paterna freudiana, y también quien va a ubicar sus límites, los
con un cuarto las tres consistencias a la deriva, y a esta cuarta con- límites del Edipo freudiano, los límites de la función paterna, y a par-
sistencia él la llama realidad psíquica. ¿Qué es la realidad psíquica tir de determinado momento de su enseñanza va a empezar a pensar
en Freud? es el Complejo de Edipo. No por eso hay que rechazar el en un más allá del Edipo, en una posibilidad de prescindir del padre,
Complejo de Edipo, él esta implícito en el nudo tal como lo figuro, etc. Lacan agota el Edipo freudiano e intenta abrir un campo más allá
y que diga los tres, pero al minimun. Para prescindir del cuarto, para del Edipo, pero justamente en la medida en que es más allá nunca es
obtener el nudo borromeo, es suficiente con hacer en dos puntos sin el Edipo. Y es Lacan mismo quien va a terminar de conceptualizar
pasar por arriba lo que estaba debajo, en otros términos, es preciso la íntima relación existente entre el amor y la función paterna, al pun-
que lo real pase por encima de lo simbólico. Que lo real pasa por to de volverlos equivalentes en varios momentos de su enseñanza.
encima de lo simbólico en dos puntos, es muy precisamente de eso
de lo que se trata en el análisis”. Y un poco más adelante dice: “No
se trata entre lo simbólico y lo real de cambio de orden o de plano, II. El problema de la identificación primaria.
se trata simplemente de que se anuden de otro modo. Pues anudar-
se de otro modo es lo que hace lo esencial del complejo de Edipo y Lacan, siguiendo los planteos freudianos, deslinda claramente
es en eso que opera el análisis” el apego por la madre, directamente ligado con lo real del cuerpo
Aquí Lacan propone el análisis como una rectificación: ahí donde materno (que en algún momento en el Seminario 7 Lacan va a lla-
el Edipo hace pasar lo simbólico por encima de lo real, en esos dos mar La Cosa, Das Ding (Lacan, 1986)) del amor en tanto tal, el
puntos, el análisis repararía la falla edípica y haría que lo real vuelva amor como elección, que se va a jugar en el plano simbólico, que
a pasar por encima de lo simbólico. De alguna manera se puede se va a dirigir a una instancia simbólica que es la instancia paterna.
entender que Lacan está planteando acá que se puede prescindir to- Casi siempre que Lacan habla de esta íntima relación entre amor y
30 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR / 31

función paterna, hasta volverlas equivalentes, toma como referencia en eso la distingue de las identificaciones secundarias. Habla de
toma el famoso capítulo 7 de “Psicología de las masas y análisis del una incorporación de modalidad canibalística, y ahí es donde juega
yo” (Freud, 1921), el capítulo sobre la identificación, donde Freud su papel la dimensión amorosa, porque justamente lo que plantea
introduce distintos tipos de identificación, y donde Lacan va a in- Freud allí es que el caníbal solamente come al enemigo que admi-
terrogar el carácter enigmático, de algún modo insituable, de la ra, del que gusta —estoy citando las distintas maneras en que se
identificación primaria freudiana. tradujo— cuyos atributos ama, o sea, que el amor y el gusto están
Freud plantea que la identificación primaria es el primer lazo juntos allí; y el caníbal de ningún modo va a comer al enemigo que
con un objeto, previo a cualquier tipo de elección de objeto, es el desprecia. Entonces, en esta identificación con el padre a la vez se
primer lazo afectivo con un objeto —dice Freud. Y es interesante trata de una operación amorosa.
que ese primer lazo afectivo con un objeto Freud lo ubique en rela- Freud plantea que es la primera modalidad del lazo afectivo con
ción con el padre, y no con la madre. un objeto, pero resulta que para que pueda darse, tendría que ha-
Freud define a la identificación primaria como preparatoria del ber previamente alguna elección de objeto, algún amor, algún gusto
complejo de edipo, es la identificación que vuelve posible la ope- por ese Otro que se trata de incorporar. Ahí es donde Lacan ubica
ratoria edípica. Hay varias cuestiones que son enigmáticas en el ese carácter enigmático donde la identificación se confunde con el
planteo de Freud, por ejemplo ésta: que por un lado dice que es una amor. En la identificación primaria identificación y amor se con-
identificación que prepara al complejo de edipo, y por otro lado se funden, a diferencia de las otras identificaciones que podrían distin-
refiere a esa identificación como el resultado de la operatoria edípi- guirse del amor, como por ejemplo la identificación formadora de
ca, como la identificación del varón con el padre, refiriéndose a que síntoma, que Freud llama identificación regresiva y que justamente
el varón toma al padre como su ideal y eso es lo que le permite sepa- es una manera de mantener un lazo con el objeto de amor cuando
rarse de la madre. Pero ahí ya estamos hablando de la identificación a causa del complejo de edipo ya no se puede mantener en tanto
terminal del edipo, estamos hablando de lo que en Lacan va a ser el tal, entonces es una regresión a la identificación —posterior a la
tercer tiempo del edipo. elección de objeto. Y en ese tipo de identificación se puede distin-
De modo que la identificación primaria está antes y está después. guir la elección y la identificación, mientras que en la identificación
De modo que en esta identificación encontramos un carácter que primaria quedan juntas, porque solamente es posible identificarse
podemos —con Lacan— caracterizar como moebiano, en la medi- con el padre en la medida en que se lo ama.
da en que está a la vez antes y después. En la definición propuesta Este punto que permanece como enigmático es fuertemente in-
por Freud esta identificación no admite el análisis diacrónico, ya terrogado por Lacan.
que cuando queremos pensar en tiempos, en un despliegue tempo-
ral, la encontramos antes pero la volvemos a encontrar después.
La otra cuestión que Lacan señala como enigmática es que es III. Versiones del padre.
una identificación pero que a la vez tiene relación con el amor, y ése
es justamente el centro de nuestro encuentro de hoy. Como les co- En un primer tiempo de su enseñanza él va a poner el acento,
mentaba en el encuentro anterior, Freud plantea que se trata de una por ejemplo en “Cuestión preliminar a todo tratamiento posible
identificación que se realiza sobre el modelo de la incorporación; de la psicosis” (Lacan,1966), justamente Lacan pone el acento en
32 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR / 33

cierta dimensión de elección del sujeto en lo que hace a la admisión el mito de la horda el hecho de que el padre posea a las mujeres de
simbólica o a la eventual forclusión del Nombre del Padre. Se refiere la horda excluye a los hijos de esa posibilidad, de allí la función de
entonces a la impostura paterna en la psicosis, en la que el sujeto excepción paterna.
manda a paseo —dice— a la ballena de la impostura. Ubica enton- Pero en el Seminario 22 Lacan plantea que cualquiera puede
ces a la forclusión como un acto de rechazo a la impostura paterna cumplir esa función de excepción, que cualquiera puede ser el
por parte del sujeto psicótico, que dice algo así como “esto no me lo legítimo poseedor de una madre, pero eso no lo hace padre, eso
trago”, “esto no me lo como”. no lo hace digno de amor y respeto. Es allí donde él introduce
Posteriormente, en el Seminario 22 va a volver sobre este punto, este otro término, de modelo, que ya es más restringido que el
desplazando el acento hacia otro detalle, interrogando de qué se de excepción: no todos los que son excepción son modelos. Si
trata en la impostura paterna, es decir, cuándo el padre no es digno tomamos el mito de la horda, el padre del primer tiempo del mito
del amor del hijo (Lacan, 1974-1975). de la horda, ese padre vivo que está en posición de excepción es el
A la altura de “Cuestión preliminar…” Lacan da distintos ejem- único poseedor de las mujeres de la tribu, pero esa posibilidad de
plos, pero lo que ubica siempre como central es ese padre que está gozar de las mujeres de la tribu se sostiene en su comportamiento
en posición de impostura, no vehiculizando la función de la ley que despótico y en su fuerza. No es un derecho adquirido, sino que él
permite justamente establecer el anudamiento moebiano entre ley y está con su presencia, con su potencia y con su fuerza imponiendo
deseo. En la psicosis se trata de un padre que no vehiculiza la ley del la privación a los hijos. Está en posición de excepción, sí, pero no
deseo. En “Cuestión preliminar…” se trata entonces de la relación está en posición de modelo.
del padre con la ley. Los hijos quieren tener acceso a las mujeres de la tribu pero no
En el Seminario 22 (Lacan, 1974-1975), cuando Lacan vuelve quieren ser el padre de la horda, de hecho lo matan y después nadie
sobre el punto de lo que hace que un padre sea digno de amor, va a quiere ocupar su lugar. El padre del primer tiempo del mito de Tó-
poner el acento en la posición del padre como hombre, en tanto su tem y tabú es excepción pero no es modelo, y Lacan en esta clase del
deseo es causado por una mujer. Aquí ya no va a poner el acento en Seminario 22 dice: “Cualquiera alcanza la función de excepción que
la relación más abstracta entre el padre y la ley, sino en la relación tiene el padre —y agrega algo que es bastante escandaloso—, se sabe
que el padre como hombre tiene con una mujer. Allí Lacan distin- con qué resultado, el de su verwerfung, su forclusión, en la mayoría
gue la función de excepción de la función del modelo. La de excep- de los casos para la filiación que engendra con el resultado psicótico
ción es una función que Lacan viene formalizando desde hace varios que he denunciado”. Cualquiera alcanza la función de excepción
seminarios: el padre está en posición de excepción en la perspectiva pero el resultado de eso, en la mayoría de los casos, es la forclusión
del Edipo, ya que es quien posee a la madre: él y sólo él posee a la de la función paterna —cuando el resultado es psicótico.
madre. En la perspectiva del mito de Tótem y Tabú (Freud, 1913), Luego agrega: “Un padre no tiene derecho al respeto, al amor,
es el padre de la horda el que posee a todas las mujeres. más que si dicho respeto, dicho amor, está perversamente orientado”
En el mito edípico se trata de la madre, en el mito de la horda y este perversamente Lacan lo va a traducir de un modo novedoso,
de todas las mujeres, pero en ambos casos el padre está en posición porque no está hablando de la perversión clínica sino que va a decir:
de excepción, él es el único poseedor de la madre, y el hecho de que “perversamente orientado, es decir, hace de una mujer objeto a que
él posea a la madre excluye al hijo de esa posibilidad; también en causa su deseo” Entre otras cosas, tenemos aquí una nueva concep-
34 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR / 35

ción de la perversión, ya que Lacan no está hablando en absoluto quien ella busca para que le de hijos, es decir que en todo caso —va
de la estructura perversa, todo lo contrario: está caracterizando un a decir Lacan— los objetos a para ella van a ser estos hijos, pero no
padre digno de amor como perverso, pero cuando dice perverso el hombre en cuestión. De modo que también en este punto vemos
dice que hace de una mujer causa de su deseo. Se trata aquí de la la no reciprocidad entre lo que es una mujer para un hombre, y un
perversión propia de la posición del hombre en la pareja sexual, que hombre para una mujer.
es una père-versión, una versión del padre. Algunos hombres refieren a veces un “deseo de ser padre”. Desde
Y un poco más abajo va a decir: “père-versión, única garantía de la perspectiva de Lacan habría que ponerle algunos puntos interro-
su función de padre, la cual es la función del síntoma”. Esta posi- gativos a ese aparente deseo. En la función paterna no se trata de
ción de hacer de una mujer la causa de su deseo es la única garantía eso, el padre no va a hacerse amar porque desee tener hijos, porque
de su función de padre, es lo único que garantiza que va a ser amado haya deseado tenerlos, se va a hacer amar si hace de esa mujer la
como padre por sus hijos. Y es esa père-versión del padre la que va a causa de su deseo. El deseo que importa ahí es el deseo del padre
hacer, que a la vez, sea un síntoma para sus hijos. El padre que hace como hombre hacia la madre como mujer, no del deseo del padre de
síntoma es el padre digno de amor, es el padre “perverso” —entre tener hijos, de ser un padre, de realizarse como padre, de formar una
comillas—, en este sentido de que hace de una mujer causa de su familia. Todo eso no sirve a la función, son ideales que a la hora de
deseo. Y dice un poco más abajo: “La normalidad no es la virtud incorporar al padre, a la hora de esta famosa identificación primaria,
paterna por excelencia, sino justamente el medio decir, el justo no a la hora del amor al padre, no tienen la menor importancia, o hasta
dicho”. Lacan está haciendo ahí una oposición entre perversión y puede jugar en contra —porque a un hombre que tiene demasiado
normalidad: el padre normal, el padre que cumple con todos los interés en tener hijos, en ser padre, probablemente se le pase de
deberes, no es el padre digno de amor. El padre digno de amor es el largo hacer de una mujer la causa de su deseo —que es el asunto
que hace de una mujer la causa de su deseo —no importa si cumple central del que se trata aquí.
o no con todos los deberes, basta con eso. Y si desde la perspectiva de Lacan hacemos equivalentes el amor
Después dice: “Sólo puede ser modelo de la función al realizar el a la función paterna, un sujeto puede venir al mundo en la dimen-
tipo de ésta. Poco importa que él tenga síntomas si añade a ellos el sión del amor, puede venir al mundo con la posibilidad del amor,
de la perversión paterna, es decir, que su causa sea una mujer, una en la medida en que en el nivel del deseo de los padres esté en juego
mujer que lo haya adquirido para hacerle hijos, y que a éstos, los esta père-versión, es decir, que el padre haga de una mujer la causa de
quiera o no, les brinde un cuidado paternal” Entonces, la perver- su deseo. Esa misma posición perversa entre comillas del padre es la
sión paterna es hacer de una mujer la causa de su deseo, y ahí, como que le va a abrir el espacio del amor para el hijo.
en otros lados, Lacan propone una no reciprocidad entre hombre A diferencia de “Cuestión preliminar…”, aquí Lacan pone más el
y mujer, ya adelantamos algo de esto en el encuentro anterior, des- acento —es una cuestión de acento, no es que esté diciendo algo dis-
pués lo vamos a trabajar más en detalle: qué es una mujer para un tinto—, en la posición del padre, en esta posibilidad de que el padre
hombre, qué es un hombre para una mujer. No se trata de funciones abra el espacio del amor, que en el acto del sujeto. Para que el sujeto
simétricas, recíprocas. pueda amar al padre, para que pueda identificarse con él, pues bien,
Aquí una mujer para un hombre es un objeto a causa del deseo, el padre debe ser digno de ello. Toda la cuestión de la identificación
mientras que el hombre para una mujer, en este caso, es alguien a primaria es la del padre que se hace digno del amor del hijo.
36 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR / 37

Todo esto es muy religioso, y en ese sentido no es casual que Lacan neymundo”, mencionaba el lugar que ocupa el amor en la trinidad
hable del Nombre del Padre, que tome este significante de la religión cristiana, que es el espíritu Santo, que es el tercero, que es el amor
cristiana, así como tampoco es casual que el psicoanálisis surja en el entre el padre y el hijo. Y justamente estamos en ese punto, en el
marco de la tradición judeo-cristiana —por eso les recomendaba la vez amor del hijo por el padre —la identificación primaria, el amor al
pasada como bibliografía general de este seminario el libro de Denis de padre, el Espíritu Santo como el amor del hijo por el padre.
Rougemont, Amor y Occidente (Rougemont, 1976), donde él ubica Y en ese sentido hay una referencia fundamental de Lacan, por
un poco las condiciones de nacimiento del espacio del amor tal como eso hay tres textos de Kierkegaard recomendados, Temor y temblor,
lo conocemos en Occidente y su íntima relación con la religión. La repetición y El concepto de la angustia.
Si tienen que elegir uno de los tres para entrar en esta dimensión
de la articulación entre amor y función paterna tienen que empezar
IV. La transmisión de una falta. por Temor y temblor (Kierkegaard, 1813-1855a). Lacan en distintos
momentos toma a Kierkegaard, y casi siempre que se refiere a él
En algún lugar Lacan plantea que la función del padre es una termina hablando de esta íntima relación entre el amor y la fun-
función de mediación. Función de mediación en primer lugar entre ción paterna, siempre está bordeando ese punto —especialmente
el niño y la madre, pero luego entre el niño y el objeto —y ahí va- en los Seminarios 10, 11 y 22, además de la única clase que quedó
mos a ubicar la función perversa del fantasma, en tanto versión del del seminario inexistente sobre los nombres del padre, publicado
padre. En algún lugar Lacan dice que la función de mediación entre recientemente (Lacan, 2005).
el niño y la madre es un invento occidental, precisando que no es Kierkegaard, que es un autor creyente, un autor cristiano, a partir
que en Oriente no exista la función de mediación, sí existe pero no de su propia experiencia como hijo, se obsesiona fuertemente por la
está ligada a la función paterna. transmisión de la falta, del pecado, de padre a hijo. En la religión
Es interesante este punto, me dejó pensando en cómo será esta judeo-cristiana —pero especialmente en la religión cristiana, que es la
cuestión en otras culturas, inaprehensible, imposible de captar para que termina de configurar la dimensión de amor al padre— surge una
nosotros —por lo menos para mí. versión de la falta que es la que está en juego en el psicoanálisis, es lo
Es por eso que les propuse ver la película El ocaso del samurai, de que en la religión se llama pecado. Y el término mismo de falta remite
un director japonés que se llama Yamada Yoji, y me parecía intere- a esta dimensión: está la dimensión moral de la falta, pero también
sante cómo este director centra su película en la cuestión del amor está la dimensión de lo que falta en el sentido de la castración.
directamente ligada a la función paterna. Quizás en este momento En el mito cristiano se trata de una falta que se transmite de
los directores orientales están tomando la posta de lo que en algún padre a hijo, es lo que la religión cristiana llama el pecado original.
momento se desplegó fuertemente en Occidente. El ocaso del samu- El pecado original, que es el que comete Adán en el paraíso, trans-
rai es una película que muestra de un modo emocionante para mi mitiendo esa falta a sus hijos. Si bien es Eva quien lo tienta, Adán es
sensibilidad, el anudamiento entre función paterna y amor —así el que peca. Tanto en el mito de Edipo, como en el mito de Tótem
que se las recomiendo especialmente. y tabú, como en el mito de la manzana, el sujeto es un hombre, y el
Esta función de mediación es una función eminentemente sim- que peca, y el que transmite la falta es el hombre. Y tanto en el mito
bólica. La vez pasada, cuando les leí mi escrito “Des-amores en Dis- de la manzana como en el mito edípico, el pecado, la falta de la que
38 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR / 39

se trata, tiene que ver con el saber: por ejemplo, en el mito bíblico se transmite automáticamente a la descendencia. Kierkegaard vuel-
se trata de la prohibición de tocar el árbol de la ciencia. ve una y otra vez sobre distintos pasajes de la Biblia en los cuales se
En estos últimos seminarios Lacan se va a centrar en la función habla de cómo las faltas de los padres caen sobre las generaciones
paterna, dándole bastantes vueltas a la función de anudamiento del subsiguientes, hasta la tercera o cuarta generación.
padre, hasta decir finalmente que la falta de Edipo es el deseo de sa- Temor y temblor (Kierkegaard, 1813-1855a) se centra de modo
ber. Es su deseo de saber lo que lo lleva a enterarse de que ha matado obsesivo en el episodio bíblico del sacrificio de Abraham. Ustedes
a su padre y se ha acostado con su madre y a arrancarse los ojos; ése conocerán ese episodio en el cual Dios le dice a Abraham que tiene
es el límite que verdaderamente atraviesa Edipo. que sacrificar a su hijo Isaac, que además es un hijo que él puede
En la tradición judeo-cristiana encontramos este mito bíblico, tener recién en la vejez, es una especie de milagro, es su hijo amado,
que en el mito cristiano es redoblado por una versión asexuada del su hijo adorado, y logrado después de tanta espera. Dios le pide que
mito de la horda, que es el asesinato de Jesús, donde justamente se lo sacrifique, entonces Abraham viaja en una mula durante tres días
trata de la muerte de aquel que está en una posición de excepción, y y tres noches hasta llegar al lugar del sacrificio, y en el momento en
luego se trata de su incorporación en el rito de la comunión —don- que ya ha colocado a su hijo sobre el altar y está por clavarle el puñal,
de la hostia es el cuerpo de Cristo. un ángel detiene su mano y el hijo es sustituido por un carnero, por
También en el mito cristiano se profundiza la ambigüedad en un animal. Kierkegaard se obsesiona con el deseo de Abraham, con
la relación entre el padre y el hijo, porque Cristo a la vez encarna la posición de Abraham. Trata de dar cuenta de la posición de ese pa-
esa función de excepción paterna —es matado por eso— y es hijo dre que por ese amor trascendente a Dios es capaz de ir más allá del
de Dios. amor por su hijo, y cómo en ese acto es recompensado por Dios.
Kierkegaard tuvo una relación muy particular con su propio pa- También en La repetición (Kierkegaard, 1813-1855c) Kierkegaard
dre, que era un pastor luterano que en su juventud había cometido se va a detener en otro pasaje bíblico, se trata de Job, a quien Dios
un pecado de blasfemia, del cual estaba arrepentido. El padre de pone a prueba haciéndole perder absolutamente todo, los hijos, los
Kierkegaard estaba obsesionado con esta falta que había cometido bienes y demás, y él sigue inquebrantable en su fe, y finalmente como
en su juventud, vivía reprochándosela. A diferencia de su padre, recompensa, Dios le permite volver a tener hijos, bienes, etc.
Kierkegaard toma distancia de la iglesia, pero todos sus escritos es- La interrogación de Kierkegaard se centra en este punto de la
tán fuertemente influidos por su creencia, por su fe. Y El concepto de relación del amor entre el padre y el hijo, del amor del padre por el
la angustia (Kierkegaard,1813-1855b)—que es una referencia fun- hijo, de este padre que está dispuesto a perder al hijo amado, y a la
damental del Seminario de La Angustia de Lacan (Lacan, 2004)— vez, la transmisión de la falta, la transmisión de los pecados.
en verdad es un escrito sobre el pecado.
Lacan vuelve en distintas oportunidades sobre este punto de la
relación de Kierkegaard con su propio parte, y cómo esta relación V. Angustia, función paterna y ex - sistencia.
incide en lo que él conceptualiza como angustia. Kierkegaard recibe
el pecado cometido por el padre, y en muchos de sus escritos insiste, En el Seminario 22, en la clase del 18/02/75, Lacan se va a referir
una y otra vez, sobre el carácter de transmisión simbólica que tiene a la relación de Kierkegaard con su padre en un momento en el cual
el pecado, lo que desemboca en la cuestión del pecado original, que está poniendo el acento en lo que en este seminario él va a llamar
40 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR / 41

la nominación de lo real. La nominación de lo real en Lacan va a soy” —ese Dios bíblico que se presenta a sí mismo como siendo lo
estar ligada a lo más real de la función paterna, y en este seminario, que es y escupiendo el nombre. Podríamos decir que crea el orden
lo más real de la función paterna va a estar en relación con la iden- simbólico en tanto tal, que crea el mundo. Y después está esa otra
tificación primaria freudiana. dimensión de la nominación en la cual Adán nombra a los animales.
Los que estuvieron en el seminario del año pasado recordarán que Cuando Adán nombra a los animales, podríamos decir que es una
habíamos trabajado en el nudo borromeo cómo en el Seminario 22 dimensión más simbólica de la nominación, porque es algo pareci-
Lacan introduce la función de la identificación a lo real del Otro real do a cuando le ponemos nombres a las cosas; pero la dimensión del
como la identificación primaria. Y en relación con esta identificación nombre en tanto tal es previa.
primaria, con esta función real del padre, él va a introducir dos cues- En esta nominación de lo real, que está en la vía de la identi-
tiones centrales: una es la cuestión de la ex-sistencia, es decir, la posibi- ficación primaria freudiana y del amor al padre, y que tiene que
lidad que tiene el ser hablante de sostenerse fuera de sí. La ex-sistencia ver con la transmisión de una falta fundamental, está en juego una
como un sostenerse afuera, que es una dimensión absolutamente pro- dimensión más fuerte de la nominación, que tiene que ver con
pia del ser hablante, que es la que va a ser abordada e interrogada por hacer existir el nombre, y hacer existir el nombre es un acto de anu-
Kierkegaard —que va a abrir el campo de todo lo que se va a llamar damiento, podríamos decir que el ser hablante está anudado por el
el existencialismo. Y el existencialismo justamente trata de interrogar nombre. Por otro lado, hacer existir el nombre es abrir la dimensión
esta condición tan particular del ser hablante de estar arrojado a la del amor. Como decíamos la vez pasada, parafraseando a Lacan en
existencia y separado, en algún punto, de su propio ser. el Seminario de La Angustia, “no hay amor sino de un nombre…”
Cuando Lacan escribe ex-sistencia pone el acento en este desga- (Lacan, 2004a). El amor es amor por un nombre, pero es amor por
rro primordial, irreductible del ser hablante que se sostiene fuera de un nombre en este sentido fuerte del amor por aquello que encarna
sí, pero a la vez, ubica la ex-sistencia como una función de anuda- esta dimensión de mediación y a la vez de anudamiento, y que en
miento. Y, en esta nominación de lo real que hace a la ex-sistencia, este lado del mundo, adonde vino a caer el psicoanálisis, es vehicu-
y que está en relación con lo que Kierkegaard va a introducir como lizada por la función paterna.
el concepto de la angustia, va a haber una función fundamental de Después está toda la cuestión que no vamos a desarrollar este
nominación. En este seminario Lacan va volver equivalentes la año, porque fue objeto del seminario del año pasado, del hecho de
nominación y el anudamiento. que cuando falta el Nombre del Padre es necesario que venga algún
En este seminario —cuestión que después se va a seguir abriendo otro nombre a anudar la estructura; pero el tipo de anudamiento
en los seminarios posteriores— se abre una doble vía de la función que posibilita en Nombre del Padre y otros tipos de nominación
paterna. Por un lado la vía más puramente simbólica de la función son diferentes. Esto no lo voy a desarrollar en detalle este año,
paterna, y por otro lado, esta dimensión más real que está en rela- solamente pongo el acento en el hecho que desde la perspectiva de
ción con el amor al padre y con la identificación primaria. Son Lacan a partir del Seminario 21, no toda nominación abre el campo
dos niveles distintos de la nominación, y aquí Lacan nuevamente del amor. En este seminario Lacan va a plantear claramente que la
vuelve al mito bíblico y dice que son dos niveles distintos de la no- nominación que abre la dimensión del amor es el Nombre del Padre
minación. Ese primer momento en el cual Dios es un agujero, un (Lacan, 1973-1974), y que hay otro tipo de nominaciones —que
agujero que escupe en nombre, ese que se anuncia como “Soy lo que cada vez se prefieren más que la nominación paterna—, que pueden
42 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR / 43

anudar fuertemente, quizás mucho más fuertemente que el Nombre borromeanamente los tres registros: imaginario, simbólico y real
del Padre, pero que dejan al sujeto por fuera de la dimensión del —que sería el nudo neurótico. En el Seminario 23 Lacan claramen-
amor, por fuera de las cosas del amor. te va a decir que el padre es el cuarto, y va a llamar a la función
Este nudo tan singular, que posibilita la función amorosa del del padre realidad psíquica, o complejo de edipo freudiano (Lacan,
Nombre del Padre, a la vez que anuda introduce una falta. En la 2005a).
clase del 18/02/75 del Seminario 22 dice Lacan que él ya ha denun- En R.S.I., el año anterior, Lacan está todavía ensayando, él hace
ciado anteriormente lo que brota bajo el nombre de Kierkegaard un planteo del nudo en el que ubica los tres registros como produc-
como convergente con la experiencia aparecida mucho más tarde to de las tres operaciones freudianas que son inhibición, síntoma y
de un Freud. Ubica a Kierkegaard como un precursor de Freud, y angustia, cada una de ellas en relación con uno de los tres registros.
¿en qué punto?, en el punto de su promoción de la existencia como Pero a pesar de que en este seminario todavía no llega a formular
tal. Además ahí hace un contrapunto entre Hegel y Kierkegaard, ya la diferencia radical entre la nominación de lo real y las otras no-
que Kierkegaard fundamentalmente discutía con Hegel. minaciones, ya la introduce en la última clase, justamente cuando
Encontramos allí nuevamente las dos vertientes de la función él se pregunta lo siguiente (Lacan, 1974-1975b): “De tres consis-
paterna, ya que, de alguna manera, en Hegel se trata de una elabo- tencias no se sabe nunca cuál es real, es por eso que es preciso que
ración absolutamente simbólica de lo real; mientras que en Kierke- sean cuatro. El cuatro es lo que soporta lo simbólico, de eso para
gaard se trata de la puesta en primer plano de la experiencia de la lo cual está hecho, a saber, el Nombre del Padre”. Hasta acá parece
angustia, de la existencia como un real tal más allá del concepto, que el cuarto es simbólico y que es el Nombre del Padre, pero sigue
más allá de lo que se pueda nombrar en el campo del saber. diciendo: “La nominación es de lo único que estamos seguro que
En este punto Lacan señala: “Las relaciones vividas por el Kier- haga agujero”, y después dice: “Pero quizá podamos precisar que
kegaard en cuestión son las de un nudo jamás confesado, que es después de todo no sea sólo lo simbólico lo que tenga privilegio
en el de su padre en la falta” (Lacan, 1974-1975a). Esta marca tan de los Nombres del Padre, no es obligado que la nominación esté
fuerte del lugar que ocupa la falta en la relación con su padre le po- conjunta al agujero de lo simbólico”.
sibilita a él la conceptualización de la repetición, de la angustia, de Ahí retoma las tres identificaciones freudianas del capítulo 7
la existencia —todos planteos que ponen el acento en esta dimen- de “Psicología de las masas y análisis del yo” (Freud, 1921) y dice:
sión más real, más traumática, de la función paterna que abre a la “Para volver a Freud, ¿no es extraño que no nos anuncie más que
dimensión del amor. tres identificaciones? con esas tres Freud designa propiamente la
consistencia como tal” —hace el dibujo del trisquel y dice: “Tres
Intervención: ¿Podrías ampliar un poco más esto de la nominación que consisten, sin hacer nudo, es el trisquel”:
real en relación con la transmisión de la falta?

Nieves: Sí. En este seminario Lacan está ensayando el nudo bo-


rromeo y todavía no llega a la versión del nudo que va a instalarse
al año siguiente, en el Seminario El sinthome, donde claramente la
función del padre queda ubicada como cuarto término que anuda
44 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR / 45

bra, se ve eso en el comienzo de la Biblia. Pero no se observa que la


idea creacionista del fiat lux inaugural no es una nominación”. No
es una nominación en el sentido de dar el nombre a las cosas: “Que
de lo simbólico surja lo real, es eso la idea de creación, no tiene nada
que con el hecho de que en un segundo tiempo un nombre sea dado
a cada uno de los animales que habitan el paraíso. La nominación
de cada una de las especies representa una nominación seguramente
simbólica pero limitada a lo simbólico. ¿Eso nos basta para soportar
la fundación del Nombre del Padre? El padre ¿es aquel que ha dado
sus nombres a las cosas, o bien debe ser interrogado a nivel de lo
“El trisquel no es un nudo, sólo se escribe por la consistencia. real? ¿No hay que anudar el termino de nominación al nivel del cír-
Freud ha llamado a eso el rasgo unario, él no podría decir mejor los culo en que soportamos lo real?” (Lacan, 1974-1975c) Y entonces
componentes del nudo, y puso por delante que no hay amor sino dice que el año siguiente va a interrogar qué es lo que conviene dar
por lo que del Nombre del Padre hace bucle de los tres del trisquel, como sustancia al Nombre del Padre.
es el Nombre del Padre que del trisquel hace nudo”. Entonces, en el final del seminario R.S.I. Lacan ubica cierta di-
mensión de la función paterna ligada a la creación como una fun-
ción de nominación que está ligada a lo real, no a lo simbólico, y
la articula con la identificación primaria freudiana, la identificación
amorosa al padre, y la va a articular también con la angustia. Lo
que quizás no podamos abordar tan de lleno hoy, pero sí la próxima
clase, donde vamos a centrarnos en la relación entre el amor y la
castración, es cómo se articula o se anuda esto con la función de la
falta —que era la otra parte de tu pregunta.
Por ahora lo que diría es que la función de la falta a nivel del
nudo —que es lo que más nos puede llegar a interesar en los nudos
del amor— se transmite en una flexibilidad en la relación entre los
Entonces acá, en relación con las tres identificaciones freudianas registros, y en el hecho de que algo queda abierto, que no todo que-
ubica esa identificación que tiene que ver con el amor al padre como da cerrado. Yo diría así: en el nudo, por un lado, los registros no se
la que logra anudar esas tres, se trata de esa función de anudamiento relacionan directamente uno con otro, sino que se relacionan con
que después, en el Seminario 23 va a ser claramente el cuarto que el conjunto, de modo que se trata de una relación amplia y flexible
anuda los tres borromeanamente, es decir, introduciendo siempre entre los registros; y por otro lado, que en esa relación entre los
una mediación entre los registros. registros hay algo que no cierra, hay algo que queda abierto —en
Y termina hablando de la cuestión de la nominación, refiriéndo- principio ubicaría ahí la función de la falta.
se al comienzo de la Biblia: “En lo simbólico surge algo que nom-
46 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR / 47

Intervención: Quería preguntarte acerca de la oposición entre Kier- mente ahí él ubica cierta continuidad entre lo que sería la función
kegaard y Hegel. Me parece que la oposición es porque Hegel plan- paterna y el deseo del analista, en el punto en el cual se trata —tanto
tea ese pasaje de lo universal a lo particular, donde el concepto de la en la función del padre como en la posición del analista— de en qué
existencia es directo, y Kierkegaard plantea un salto ahí. ¿Se puede relación está con el objeto a, con la causa de su deseo.
pensar eso ligado a esto de la función de excepción por un lado, y Te agradezco tu aporte. Vamos a dejar por hoy acá.
la función de modelo por otro? En este sentido lo pensaba, porque
la función de excepción es algo que trae el discurso, que puede ocu- 22 de abril de 2009
parlo cualquiera. El modelo me parece que es algo que tiene que
estar encarnado.

Nieves: Vos relacionás la función de excepción con lo que sería lo


más universal del concepto, incluso quizá lo que sería lo más simbó-
lico de la función paterna, pero con eso no alcanza, hace falta esta
dimensión real del padre en la que estaría en juego la ex-sistencia,
y donde se pondría en juego el modelo, la función de modelo. Sí,
acuerdo con vos.

Intervención: ¿Esto podría tener que ver con la respuesta que da


Lacan a esta oposición, tomando partido por Kierkegaard, cuando
hace esa división en relación a la función del padre?

Nieves: Sí, totalmente. Me parece que cada vez que Lacan quiere
poner el acento en esta función real del padre —e insisto, en esta fun-
ción real del padre está en juego la dimensión amorosa, la dimensión
de la falta—, recurre a Kierkegaard y queda en antítesis, queda en
oposición al planteo hegeliano que efectivamente borra esa dimensión
de modelo, que tendría que ver con la puesta en acto de un deseo.

Intervención: Claro, y eso es lo que retoma en el Seminario 10


cuando habla de que el padre no es causa sui.

Nieves: Exactamente, cuando Lacan habla de que el padre no es


causa sui, justamente está ubicando esta dimensión de ex-sistencia, o
de lo que se sostiene fuera de sí. Y es muy interesante porque justa-
Bibliografía 3. Amor y castración

De Rougemont, Denis (1972). Amor y occidente. Consejo Nacional


para la cultura y las artes. Méjico, 1993.
Freud, Sigmund (1921) “Psicología de las masas y análisis del yo”, en
Obras Completas. T. XVIII. Amorrortu. Argentina, 1986.
Freud, Sigmund (1913) “Tótem y tabú”, en Obras Completas. T. XIII.
Argentina, 1986.
Kierkegaard, Soren (1813-1855a). Temor y temblor. Losada. Buenos
Aires, 1990. I. Complejo de edipo y complejo de castración.
Kierkegaard, Soren (1813-1855b). El concepto de la angustia. Liberta-
dor. Buenos Aires, 2006. La relación entre el amor y la castración es una consecuencia
Kierkegaard, Soren (1813-1855c). La repetición. JCE. Buenos Aires, directa de la relación entre el amor y la función paterna, ya que el
2004. Nombre del Padre es el nombre que abre la dimensión misma del
Lacan, Jacques (1966) “Cuestión preliminar a todo tratamiento posi- amor en el ser hablante. Hoy vamos a detenernos en los efectos de
ble de la psicosis”, en Escritos 2. Siglo veintiuno. Buenos Aires, 1985. esta función de la nominación paterna.
Lacan, Jacques (1973-1974) Seminario 21: Les non dupes errent. Inédi- Y como veíamos en la clase pasada, siempre que hablamos de no-
to. Clase del 19/3/74. minación estamos hablando de la apertura de una dimensión, o de
Lacan, Jacques (1974-1975) Seminario 22: RSI. Inédito. Clase del una mansión del dicho —va a decir también Lacan. De modo que
14/01/75. la nominación paterna es una nominación que abre la dimensión
Lacan, Jacques (1974-1975a) Ibid. Clase del 18/2/75. del amor en el ser hablante, que posibilita a través de la apertura de
Lacan, Jacques (1974-1975b) Ibid. Clase del 15/04/75. esta dimensión un modo particular de relación entre los registros:
Lacan, Jacques (1974-1975c) Ibid. Clase del 13/5/75. imaginario, simbólico y real. Esa dimensión va a posibilitar una mo-
Lacan, Jacques (1986) El Seminario. Libro 7. La ética. Paidós. Buenos dalidad particular en el anudamiento, distinta de los anudamientos
Aires, 1990. no amorosos, en los cuales el sujeto no cuenta con esta dimensión.
Lacan, Jacques (2004). El seminario. Libro 10. La angustia. Paidós. En la clase pasada pusimos el acento en la función de la nomina-
Buenos Aires, 2008. ción en su relación con el amor, hoy vamos a entrar un poco más en
Lacan, Jacques (2004a) Ibid. P. 365. las consecuencias de esta función.
Lacan, Jacques (2005) De los nombres del padre. Paidós. Buenos Aires, Desde la perspectiva freudiana la función paterna está directamente
2005. anudada con la función de la castración, se trata de la articulación entre
Lacan, Jacques (2005a) El seminario. Libro 23. El sínthome. Paidós. el complejo de edipo y el complejo de castración. En la versión freudiana
Buenos Aires, 2006. P.148. el complejo de castración es una reacción que queda directamente ligada
a una experiencia en el campo imaginario. En efecto, existe una relación
estrecha entre la castración y lo imaginario, que Lacan retomará en un
50 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR / 51

nivel distinto del freudiano. En el nivel freudiano siempre se trata en el la operatoria edípica propiamente dicha. De modo que en la mujer,
complejo de castración de lo que el sujeto ve, el acento está puesto en desde la perspectiva freudiana, el complejo de castración no tiene esta
esa experiencia en la cual el niño en algún momento se confronta en el relación tan dialéctica que tiene el varón con el complejo de edipo.
plano de la visión con la ausencia del genital masculino. Se trata de la Freud va a decir que la mujer está castrada desde el vamos, pero
experiencia de una falta en lo imaginario. con su experiencia en el análisis de las mujeres, con el paso del tiem-
Pero a la vez Freud plantea claramente que en esa experiencia de po, en su conferencia sobre “La feminidad” (Freud, 1933) él va a decir
una falta en lo imaginario el niño ve algo simbólico que falta. En que si la mujer está castrada desde el vamos eso no significa necesa-
efecto, Freud señala que el niño va a esa falta recién cuando pueda riamente que vaya a desenredarse de la ligazón madre-preedípica y
verla, se trata de en qué momento el niño puede definitivamente ver volverse hacia el padre. No necesariamente esa condición de castra-
esa falta en el Otro femenino, que se hace presente en el Otro ma- ción de la mujer la va a llevar a la búsqueda de la dimensión amorosa
terno. En el complejo de castración hay una relación directa entre de la función paterna, pudiendo quedar toda su vida enredada en un
lo imaginario y la falta, en la que opera un doble movimiento, de reclamo por la vía de la envidia del pene, en un reclamo a la madre
modo que el niño —si es un varón— recién va a poder hacer de su por no haberla hecho varón, en sus distintas versiones. Allí Freud
pene un falo cuando admita la posibilidad de perderlo, de él mismo ubica cierta ausencia de dialéctica, cierta asimetría con la relación en-
encontrarse con esa falta en su propio cuerpo. tre complejo de edipo y complejo de castración en el varón.
La lógica del complejo de castración en Freud consiste en un pri- Por otra parte está el problema de la salida del edipo en las mu-
mer momento de encuentro con la falta en el Otro materno femenino jeres: no hay un momento claro de salida, no hay un corte abrupto,
y un segundo momento, a partir del cual la castración vuelve sobre el tajante, como sí encontramos en la salida del edipo masculino, don-
sujeto, cuando cae en la cuenta de que si el Otro no lo tiene, él puede de justamente la amenaza de castración tiene toda su eficacia. Esto
perderlo. Primero el momento del encuentro con la falta en el Otro, va a ser retomado por Lacan en su texto “La significación del falo”
y luego este segundo momento donde esto retorna sobre el sujeto (Lacan, 1966), y también en su escrito sobre “Ideas directivas para
posibilitándole, entonces sí a partir de esa experiencia imaginaria, la un congreso sobre la sexualidad femenina” (Lacan, 1966a), donde
asunción de una función eminentemente simbólica —que sería jus- va a poner el acento en esta condición irreal del complejo de cas-
tamente la función de la castración. Lo que va a plantear Freud es tración de las mujeres, en la ineficacia del complejo de castración en
que justamente en el momento en que la posibilidad de la falta vuelve las mujeres en la medida que no toca lo real del cuerpo. Ese primer
sobre el sujeto, eso que vio, eso que se jugaba en el plano de la imagen, planteo de Lacan lo va a llevar en sus últimos seminarios a formali-
va a jugarse en otra instancia que le va a posibilitar, si es un varón, zar una lógica propia de lo femenino, que no va a estar fundada en
ceder a la madre como objeto de deseo e identificarse con el padre. la función de la castración. Cuando Lacan construye sus fórmulas
El problema de la castración femenina es más complejo. Ustedes de la sexuación formaliza la disimetría de los sexos en el Edipo, al
recordarán que Freud plantea que hay una asimetría entre los sexos plantear que la lógica del goce de las mujeres no está fundada en el
en el edipo y que, así como el varón sale del complejo de edipo por el complejo de castración. De modo que el nudo femenino, a diferen-
complejo de castración, la niña entra en el edipo por el complejo de cia del nudo viril, no está centrado en el complejo de castración.
castración, en el momento en el que verifica que su madre no le dio el
falo; deja de esperar ese falo de la madre, se vuelve al padre e ingresa en
52 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR / 53

II. La metáfora del amor. La pregunta que introduce Fedro es a qué tipo de acto los dioses le
dan un mayor valor, proponiendo la comparación ente distintos actos
Nos centraremos fundamentalmente en los capítulos 3, 11 y 16 amorosos. Por un lado, el acto de Alcestes, que se propone para susti-
del Seminario de La transferencia (Lacan, 1991). Ustedes saben que tuir en la muerte a su marido. El marido debe morir, y ella se sacrifica
el Seminario de La Transferencia es un seminario en el cual Lacan muriendo en su lugar. Por este acto amoroso, Alcestes, en posición de
propone una lectura de “El banquete” de Platón (Platón, 1984). amante, viene a ocupar por amor el lugar de víctima del marido.
Es llamativo que esta primera vuelta lacaniana sobre la función del Luego es considerada la relación entre Orfeo y Eurídice —que
amor en el ser hablante esté basada en este texto, que está absoluta- retomaremos sobre el final de la clase. Allí está presente la dimen-
mente centrado en el amor homosexual griego, justamente en una sión de la mirada. Orfeo pierde a Eurídice, —como va a señalar
dimensión del amor que deja de lado la diferencia entre los sexos. Lacan— dos veces, de modo que se pone de relieve que allí está
No es casual que cuando Lacan de una segunda vuelta sobre la operando la estructura de la repetición. Ella muere y él está tan
cuestión del amor en el Seminario Aún (Lacan, 1975), va a poner desconsolado que los dioses le otorgan el favor de bajar a la zona de
el acento en la heterosexualidad, en la diferencia entre los sexos la muerte a encontrarse con ella, la condición es que él no la mire.
—que en este momento me parece que no tiene suficientemente Orfeo no puede cumplir con esta condición.
formalizada. Les propuse como referencia artística de la clase de hoy la ópera
Vamos a ver de qué manera aparece la diferencia en el Seminario de Christoph Willibald von Gluck, que se llama Orfeo y Eurídice,
de La Transferencia. Ustedes seguramente tienen presente la estructura que además de ser hermosa, muestra de un modo muy lúcido la
“El banquete”, donde se sientan Sócrates y sus discípulos a hablar relación entre los sexos. En esta versión que da Gluck, Eurídice le
sobre el amor, y tienen que hacer un homenaje del amor por turno. empieza a reclamar a Orfeo por qué no la mira, si ya no la quiere
Lacan se va a ir deteniendo en cada una de estas intervenciones. En el más, etc., hasta conseguir que Orfeo se de vuelta y la mire —en
capítulo 3, en el cual el va a proponer justamente lo que va a llamar la ese momento vuelve a perderla. Este acto de Orfeo por Eurídice es
metáfora del amor, se va a centrar en la intervención de Fedro. descartado por Fedro, justamente porque Orfeo termina no pudien-
No es casual que para abordar la estructura del amor Lacan re- do llevar a cabo un acto, que sería el que hubiera llevado a cabo si
curra a la metáfora, teniendo en cuenta que, según vimos la clase hubiese podido no darse vuelta, no mirarla.
pasada, la metáfora paterna es la que abre la dimensión del amor. El Finalmente el acto de amor más valioso a los ojos de los dio-
Nombre del Padre es el significante que abre la posibilidad metafó- ses, desde esta perspectiva que introduce Fedro, es el acto de amor
rica en tanto tal, es una metáfora inaugural de la dimensión metafó- de Aquiles hacia Patroclo. Aquiles era el amado de Patroclo, quien
rica en tanto tal. Seguimos esta proximidad entre función paterna y muere a manos de Héctor. Aquiles ya perdió a su amante, a pesar de
amor, entre función paterna y complejo de castración. lo cual va a enfrentarse con Héctor, sabiendo que sin lugar a dudas en
En este capítulo 3, que justamente fue titulado “La metáfora del ese enfrentamiento va a morir. Va a vengar la muerte de Patroclo.
amor”, Lacan va a retomar la intervención de Fedro. Lacan subraya Fedro encontrará en este acto de Aquiles un nivel ético supe-
en esa intervención el acento puesto en la disparidad, en la simetría rior al de Alcestes, ya que ella —al proponerse como víctima para
entre los dos términos que operan en la metáfora del amor, que son sustituir al marido que debe morir— había sido todo el tiempo
el amante y el amado (érastès y érôménos). la amante de la relación, había sido todo el tiempo la que estaba
54 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR / 55

en posición de amante, llevando en este acto esa posición hasta las En este mito que propone Lacan se ve claramente este movi-
últimas consecuencias. Mientras que en la relación entre Aquiles miento: podemos ubicar en esta mano que se mueve, al amante, que
y Patroclo se produce un movimiento. Aquiles, que era el amado tiende o se dirige al objeto; pero justamente en el momento mismo
de Patroclo, que estaba en posición de objeto de amor de Patroclo, del encuentro, el objeto deja de ser tal, abriéndose una posición
cuando Patroclo muere, sale del lugar de amado y pasa a la posición deseante en el otro, y quien estaba en posición de amante pasa a la
de amante, pasa a una posición activa, deseante. Por lo tanto los posición de amado. Es esta sustitución del amado por el amante,
dioses ven el acto de Aquiles como superior al de Alcestes. del amante por el amado, la que Lacan va a nombrar como metáfora
Es en este pasaje de una posición a la otra que Lacan va a de- del amor.
tenerse para introducir la metáfora del amor, y va a proponer que No se trata allí de una complementariedad, no se trata en abso-
cuando opera la metáfora del amor, se produce exactamente este luto de lo que sería el encuentro de un sujeto con un objeto. Si de
pasaje, esta sustitución del eromenos por el erastés, sustitución de la eso se tratara no habría operación metafórica, no habría sustitución.
posición de amado por la posición de amante. Esa mano no encuentra lo que buscaba, ya que quiere agarrar ese
Lacan va a terminar proponiendo su propio mito del amor —esto fruto, esa flor, ese leño; pero se encuentra con otra mano, que a la
ya es en el capítulo 4, “La psicología del rico”. Va a describir esta vez le quita su condición de mano. Es una operación que habla de
operación metafórica del amor de la siguiente manera, va a decir: “Esa un encuentro en el desencuentro. Este encuentro en el desencuen-
mano que se tiende hacia el fruto, hacia la rosa, hacia el leño que de tro, propio del amor, lleva a Lacan a definirlo como dar lo que no se
pronto se inflama, su gesto de alcanzar, de atraer, de atizar, es estrecha- tiene a alguien que no lo es. Se trata de una doble dimensión de la
mente solidario de la maduración del fruto, de la belleza de la flor, de falta, o de un redoblamiento de la falta.
la llamarada del leño. Pero cuando en ese movimiento de alcanzar, de
atraer, de atizar, la mano ha ido lo suficientemente lejos hacia el obje-
to, si del fruto, si de la flor, si del leño, surge entonces una mano que III. Dar lo que no se tiene.
se acerca al encuentro de esa mano que es la de ustedes y que, en este
momento, es vuestra mano la que se detiene en la plenitud cerrada del Por medio de este redoblamiento de la falta Lacan complejiza,
fruto, abierta de la flor, en la explosión de una mano que se inflama, sutiliza, el planteo freudiano del complejo de castración, ya que abre
entonces, lo que ahí se produce es el amor.” (Lacan, 1991) la doble vertiente del ser y el tener el falo; mientras que en Freud,
Hay allí una mano que se tiende hacia un objeto —que sería el la función del falo queda exclusivamente ligada al tener: se trata de
fruto, la flor, el leño—, y en ese momento en el cual podría captar tenerlo o no tenerlo. Esta doble vertiente abierta por Lacan tiene
ese objeto, ese objeto se transforma —ahí es donde se opera la mu- muchísimas consecuencias, desde esa primera versión que da Lacan
tación, la transformación metafórica—, deja su condición de obje- de la metáfora paterna en el Seminario 5 (Lacan, 1998), cuando dis-
to, ya que lo que sale de ese lugar en el que se encontraba el objeto tingue un primer tiempo del edipo, en el cual el niño es el falo de la
es una mano que se tiende, y esa mano que se tiende fija a quien madre. Se trata allí de ser el falo, lo que corre para ambos sexos, es el
estaba en esta posición activa de tomar el objeto, lo fija y lo deja punto en común entre los sexos respecto del complejo de castración,
como objeto. Allí Lacan se refiere a la mano que se fija en esa pleni- ya que desde la perspectiva de Lacan ambos entrarían al edipo por el
tud cerrada del fruto, abierta de la flor, el leño que se inflama. lado de ser el falo —esto es algo que no encontramos en Freud.
56 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR / 57

En el varón se trata de dejar de ser el falo de la madre para poder te- esta dimensión más real, por la cual ella es ese primer Otro que da
nerlo, para lo cual es necesario atravesar la posibilidad de perderlo. En lo que tiene, ese Otro que articula la demanda con la necesidad.
la mujer también se trata de dejar de serlo para la madre, de enterarse Y es el encuentro con la función paterna el que va a posibilitar la
de que no lo tiene y de volverse al padre en búsqueda del mismo. apertura de otra dimensión de la demanda, que va a desligarse de
Lacan introduce en “La significación del falo”(Lacan, 1966) la necesidad, ligándose al deseo. Allí de lo que se trata es de una
y en “Ideas directivas para un congreso sobre la sexualidad demanda de nada, no hay una demanda de algo.
femenina”(Lacan, 1966ª)— que la mujer en un momento segun- En esa primer vertiente el niño tiene hambre y llora, quedando la
do va a volver a encontrarse con algo del orden de ser el falo, pero dimensión de la demanda ligada al Otro materno; pero luego habría
más en la vía del semblante, en la dimensión de lo que Lacan va a una segunda vuelta de la demanda. Allí el niño llora y la mamá le trae
llamar la mascarada femenina, en la cual no se trata en absoluto de la comida, pero el niño sigue llorando, no come, o escupe la comida:
ser el falo para la madre, pero tampoco se trata exactamente de una es el “no es eso”, el deseo de otra cosa, el deseo de nada, el deseo de
identificación de la mujer con el falo, sino que más bien se trata de amor, de una presencia amorosa. En esta segunda vuelta la demanda
cierta función de señuelo de ser el falo en la mujer. Lacan va a decir queda desligada de la necesidad, ligada al deseo, y articulada íntima-
que una mujer se hace falo para captar el deseo del hombre, en la mente con la falta: amar es dar lo que no se tiene. De allí que en el ca-
medida en que el deseo, por estructura, es deseo de falo. Entonces pítulo 4, el capítulo siguiente, “La psicología del rico”, Lacan se refiera
ella, de alguna manera, juega a ser el falo, se fetichiza, es falo para a la dificultad en la que se encuentra el rico para amar, en la medida en
el deseo del hombre, pero a la vez su propio deseo va a encontrar, que el rico está absolutamente embarazado por lo que tiene.
o va a buscar, el falo en el cuerpo del hombre. Hay entonces una También ahí está la referencia al rito del poltlach en el que pone
dialéctica en la posición femenina entre este ser el falo para un hom- tanto el acento Levi-Strauss, ya que lo encuentra en distintas civili-
bre, y a la vez ir al encuentro del tener viril, y al encuentro del falo zaciones, que es un rito en el que se trata de desprenderse del tener,
encarnado en el cuerpo de su amado. Esta doble dimensión del ser donde se trata de una suerte de competencia a ver quién gasta mas,
y el tener también le posibilita a Lacan, en este doble movimiento quién tira mas, quién se desembaraza más de los objetos, quién se
en el que se juega la falta, definir con más precisión la estructura desposee más. Se trata de una competencia a pura pérdida, exacta-
del amor. mente lo contrario de ganar un trofeo; aquí se trata de quién pierde
Definirá entonces al amor como dar lo que no se tiene, inclu- el trofeo, de quién tira el trofeo más valioso.
yendo en él la dimensión de la falta, que es la versión lacaniana del Allí se abre esta dimensión del dar lo que no se tiene, ya que es
complejo de castración freudiano. Dar lo que no se tiene se va a en el punto en el cual el sujeto se queda sin los bienes, cuando se
oponer a dar lo que se tiene. atraviesa la barrera del bien, que se entra en la zona del amor, en el
Dar lo que se tiene va a quedar ubicado del lado de la necesidad. campo del amor. Lacan da el ejemplo de un hombre rico que va en
La madre que da el alimento, que da el abrigo, ¿da lo que no tiene? su tremenda limousine, y atropella a una chica —que es la hija del
La vez pasada dijimos que la dimensión del amor se abre con la portero del edificio que esta ahí enfrente— sin dañarla gravemen-
función paterna, es la vía del padre la que abre justamente esta di- te. Primero le pide disculpas, ella no le lleva el apunte, después le
mensión de “dar lo que no se tiene”, porque justamente la del padre ofrece resarcirla económicamente, ella tampoco le lleva el apunte,
es una función simbólica, mientras que en la madre encontramos entonces la invita a cenar, tampoco hay respuesta, y ahí es cuando
58 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR / 59

el tipo decide casarse con ella. La hija del portero con el rico. Es en encuentro en el desencuentro, se cumple la metáfora del amor, se
la medida que ella no se ve conmovida por su tener, por lo que él verifica el amor en ese encuentro en el desencuentro, porque ya ni
le puede dar, ahí donde ella demuestra un desinterés absoluto por ella es la chica del pelo largo ni él es el chico de la guitarra.
lo que él tiene, por lo que él le puede dar, ahí se abre ese espacio Otra cuestión en la que que va a insistir Lacan a lo largo de todo
del amor, y ahí él se garantiza que le va a poder dar lo que no tiene el seminario es en que eso que me falta en el amor, no es lo que el
—porque a ella no le interesan sus bienes, por decirlo así. otro tiene. De modo que las faltas de los dos que forman parte del
Amar es dar lo que no se tiene… Lacan agrega: a alguien que no encuentro amoroso no se recubren. Lo que a cada uno le falta no es
lo es. Esta segunda vuelta de la falta se juega en la dimensión del ser, lo que tiene el otro. Y eso es lo que hace que el amor viva, porque
se trata de ese Otro que no lo es. Hay un desencuentro entre aquel a ciertamente, si cada uno tuviera lo que le falta al otro, en ese en-
quien creo que le doy, y aquel a quien realmente le estoy dando. cuentro se terminaría el amor, porque no habría más posibilidad de
Hay una figura que utiliza Lacan para hablar de este encuentro sustitución metafórica, dejaría de estar operando la falta.
en el desencuentro, propio del juego en el amor, que es un baile de Por eso es central la dimensión de la falta en el amor. Hay amor
máscaras. Ellos se encuentran, y cada uno de ellos está convencido mientras está viva la falta. En ese sentido Lacan se despega un paso
de que el otro es su amor, el está seguro de que ella es ésa que le del planteo de Freud respecto del complejo de castración. Freud no
encanta, mientras que ella está segura de que él es aquel que tanto termina de articular el complejo de castración con la dimensión del
le gusta. Bailan toda la noche, hablan de amor, y cuando termina el amor, que en Freud es fundamentalmente narcisista, porque en el
baile y caen las máscaras, él no era él y ella tampoco. Cada uno creía complejo de castración se trata de la conservación del propio órgano
que estaba con alguien que en verdad no era el otro. Me parece que (en el caso del varón), y de la envidia del pene en la mujer.
esa imagen muestra bien el encuentro en el desencuentro, el dar lo Por el contrario, en esta segunda vuelta que le da Lacan al comple-
que no se tiene a alguien que no lo es. jo de castración, queda en primer plano la dimensión de la falta. En
El otro ejemplo lo da Juan Carlos Indart en un librito, muy el Seminario de La Angustia la relación entre las dos faltas en el amor
lindo, que tiene sus años y se llama Problemas sobre el amor y el deseo está directamente ligada con la definición que Lacan da del deseo
del analista (Indart, 1989), en el que hace referencia a un cuento de como deseo del Otro. Cuando él dice: “el deseo es el deseo del Otro”,
una escritora norteamericana. Es una pareja de enamorados que podríamos traducirlo por: “la falta es la falta en el Otro”— si defini-
viven en la pobreza, al estilo de “contigo pan y cebolla”. No tienen mos al deseo como falta en ser. Deseo porque me falta, de lo contra-
un mango partido al medio, pero se aman, viven juntos, y llega su rio no desearía. Deseo lo que me falta, en la medida en que eso que
primer aniversario. Cada uno esa mañana sale muy preocupado, me falta primero lo encontré en el Otro —es lo que va a desarrollar
porque justamente no tiene dinero y quiere hacerle un regalo al Lacan, bastante en detalle, al comienzo del Seminario de La Angustia,
otro. Entonces, cada uno toma su decisión respecto de cómo hacer cuando toma como referencia La Fenomenología del Espíritu de Hegel,
para dar lo que no tiene. Se encuentran a la noche y cada uno tiene demostrando que en la dialéctica del amo y del esclavo, justamente
su regalito, entonces se besan, se dan los regalos, y ¡oh sorpresa! Él de lo que se trata es de eso: que lo que se desea es lo que el otro desea.
había vendido su guitarra para comprarle una peineta a ella, que Para decirlo de un modo imaginario: para saber qué quiero tengo que
tenía una larga cabellera, y ella había vendido su cabello para po- averiguar qué quiere el Otro. Ese doble movimiento entre la falta en
der comprarle unas cuerdas para la guitarra de él. Nuevamente el el Otro y mi propia falta —que va resultar en el deseo de mi lado—,
60 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR / 61

ese mismo movimiento es el que vamos a encontrar en el amor. In- dicha. A la mañana siguiente, Psiqué estuvo con sus hermanas, que
cluso podría decirse que hay una relación topológica entre el deseo del le preguntaron, envidiosas, quién era su maravilloso marido. Psiqué,
Otro, y lo que podríamos llamar entre comillas “el deseo del sujeto”, incapaz de explicarles cómo era su marido, puesto que no le había
ya que no existe el deseo “del” sujeto. Lacan dice “el deseo es el deseo visto, titubeó y les contó que era un joven que estaba de caza, pero
del Otro” porque justamente es imposible captar el deseo del sujeto, acabó confesando la verdad: que realmente no sabía quién era. Así,
porque ahí donde decimos que desea, se desvanece como sujeto. Esa las hermanas de Psiqué la convencieron para que en mitad de la no-
dimensión de relación entre estas dos faltas en el plano del deseo, es che encendiera una lámpara y observara a su amado, asegurándole
homóloga, es correlativa, a lo que en el campo del amor se juega entre que sólo un monstruo querría ocultar su verdadera apariencia. Psiqué
el érastès y el érôménos, entre la falta del amante y la falta del amado; es les hace caso y enciende una lámpara para ver a su marido. Una gota
exactamente el mismo punto el que está en juego, aunque se desplie- de aceite hirviendo cae sobre la cara de Eros dormido, que despierta y
ga en dos dimensiones. Seguramente vamos a tener oportunidad de abandona, decepcionado, a su amante. Sin embargo más adelante la
retomarlo con los nudos más en detalle. perdona, casándose con ella. Su hijo se llamó Placer (o voluptas).
El cuadro de Zucchi muestra el momento en que Psyché sorpren-
de a Eros. Lacan señala que en el centro del cuadro hay un ramo de
IV. Eros y Psyché. flores, y esas flores vienen al lugar en el cual debiera encontrarse el
falo de Eros. Se trata de la falta, representada en la imagen del cua-
Vamos en ese punto al capítulo 16, “Psiqué y el Complejo de dro por ese velo de las flores —que nos impiden ver el falo.
castración”. Allí encontraremos más claramente la versión lacaniana Por otra parte Lacan señala que este mito, y por ende este cua-
del complejo de castración. La referencia es a un cuadro de Zucchi dro, no hablan de la relación entre un hombre y una mujer, sino
de fines del 1500, entre 1547 y 1590. El cuadro se llama “Psiqué de la relación entre la Psiqué —el alma— y el deseo. En el cuadro
sorprende a Eros”, y trata de ese episodio mítico. Según la historia, Psiqué no es ni un hombre ni una mujer, tiene una forma que desdi-
inmortalizada por Apuleyo en su Metamorfosis (El Asno de Oro), buja la diferencia sexual. Lacan señala que se trata más de un púber
Psiqué era la menor y más hermosa de tres hermanas, hijas de un que de alguien adulto, que de alguien cuyos caracteres sexuales se
rey de Anatolia. Afrodita, celosa de su belleza, envió a su hijo Eros hayan desarrollado. En ese sentido plantea que el cuadro es cierta
(Cupido) para que le lanzara una flecha de oro oxidado, que la haría representación de la relación entre el alma, la psiqué y el deseo.
enamorarse del hombre más horrible y ruin que encontrase. Sin Se trata de cómo, en el punto en el cual el sujeto quiere captar
embargo, Eros se enamoró de ella y lanzó la flecha al mar; cuando el objeto —y ahí la dimensión escópica, la dimensión de la mirada
Psiqué se durmió, se la llevó volando hasta su palacio. es central—, en ese mismo punto lo pierde, dando lugar al comple-
Para evitar la ira de su madre, una vez que tiene a Psiqué en su jo de castración lacaniano. Este último, a diferencia del complejo
palacio, Eros se presenta siempre de noche, en la oscuridad, y pro- de castración freudiano, pone el acento en cómo la relación del
híbe a Psiqué cualquier indagación sobre su identidad. Cada noche, sujeto con su deseo es la relación con una falta, y que es solamente
en la oscuridad, se amaban. Una noche, Psiqué le contó a su amado vivible en la medida en que el sujeto soporta esa falta en tanto tal.
que echaba de menos a sus hermanas y quería verlas. Eros aceptó, Es en la medida en que el sujeto soporta esa falta en tanto tal que
pero también le advirtió que sus hermanas querrían acabar con su ese deseo habita en el campo del amor. Es muy interesante cómo
62 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR / 63

en el seminario de La Transferencia el amor y el deseo están absolu- no puede ver el cuerpo del hombre que ama; y otro tanto le ocurre
tamente entramados; cuando aquí Lacan habla de amor, se refiere también a Orfeo con Eurídice. Entonces, Lacan va a poner el acen-
siempre a un amor deseante. to en el hecho de que el campo escópico es el que más claramente
Vamos a ver que hay distintos momentos en su enseñanza en los vela la dimensión de la castración, porque —los que estudiamos
cuales Lacan se refiere a dimensiones del amor en las que no está en psicología lo vimos como la gestalt, “la buena forma”—, el campo
juego el deseo. Vamos a ver, cuando trabajemos el Seminario 21 por visual, el campo imaginario es el que más tiende a cerrar, a comple-
ejemplo, hasta qué punto la operación cristiana separa el amor del tar, la imagen es algo que tiende a cerrar. Es el fundamento mismo
deseo. También tempranamente, cuando Lacan estudia el texto del del estadio del espejo, esa imagen que cierra.
psiquiatra Jean Delay sobre la juventud de Gide, y cuando estudia la El campo escópico es el que mejor elude la castración, la imagen
posición de André Gide —el escritor francés— en el amor, él va a refe- es la que mejor vela la falta, de ahí que la constitución del narcisis-
rirse a un amor embalsamado, a un amor muerto, a un amor absoluta- mo, en la teoría psicoanalítica, introduce justamente la dimensión de
mente disyunto, vaciado de la dimensión del deseo (Lacan, 1966b). mayor desconocimiento, de mayor rechazo de la condición de la cas-
Cuando Lacan habla del amor en tanto tal, del amor en serio en- tración. En el centro de estos mitos —de Psiqué y Eros, de Orfeo y
tre un hombre y una muje, está hablando de un amor deseante. El Eurídice— encontramos ese punto de falta en lo imaginario, se trata
érastès es un amante, y cuando decimos amante decimos deseante, y de la función que cumple el complejo de castración en el amor.
el érôménos es un amado, y cuando decimos amado decimos desea- En ese sentido les propuse ver la película Hierro 3, de Kim Ki
do. Las dimensiones del amor y el deseo no son una sin la otra, se Duk. A quien le interese entrar más en el detalle de la relación entre
recubren pero no completamente. amor y castración en esta película, podrá encontrar en mi página
web una conversación que tuvimos con algunas personas que están
acá, de un grupo de estudio, justamente sobre esa película. Traba-
V. Amor y castración en el campo escópico. jamos esa película cuando abordamos el mito de Psiqué y Eros en el
Seminario de La Transferencia. Es una película que vale la pena ver,
En el mito de Eros y Psiqué, se trata de soportar esa pérdida, me gustó mucho, y me parece que muestra muy bien la relación en-
ese lugar vacío, eso que se escapa. Soportar lo que en ese mito se tre el amor y la falta en el campo escópico, especialmente porque es
presenta como la imposibilidad de capturar el objeto —por decirlo una película en la que prácticamente no hay palabras, transcurre en
de alguna manera. La experiencia misma del amor es la experiencia un clima de silencio donde todo lo que se dice se dice con las imáge-
de un objeto que se sustrae, que se escapa; y el campo escópico es la nes, pero a la vez, todo lo que ocurre en esta película gira alrededor
dimensión en la cual mejor se capta este fenómeno estructural. Por de algo que se sustrae del campo de la imagen.
eso no es casual que el complejo de castración freudiano esté ligado El protagonista de la película en algún sentido es Eros, el amor, es
a lo imaginario, esté ligado a la visión, y que en estos dos ejemplos alguien que no se puede ver, que se sustrae todo el tiempo del campo
que trae Lacan, tanto el de Orfeo y Eurídice como el de Eros y Psi- de la imagen, operando a su vez sustracciones, introduciendo la di-
qué, en ambos, la falta queda directamente ligada a la negativización mensión de la falta en la vida de sujetos que no habitan en el campo
de la visión, se manifiesta como una falta en lo imaginario, es una del amor. Tiene el hábito de introducirse en casas de las que se ase-
falta de imagen. Psiqué no puede ver ese cuerpo con el cual goza, gura que no están habitadas en ese momento, porque verifica que en
64 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR / 65

sus puertas quedan colgando durante días los papeles de propaganda. El otro lugar en el que se presenta el amor en la película, es que
En esas casas lleva adelante toda una serie de actos, algunos de ellos en estas casas hay una sola pareja que se ama, y me parece que no es
propios de la vida cotidiana, como bañarse, lavar su ropa, dormir, casual que se trate de una pareja que no está del lado del consumo.
etc.; y por otra parte, modifica algo del funcionamiento de ciertos Porque en general, lo que encontramos en esas casas en las que ellos
objetos tecnológicos. Según los casos, va haciendo también distintas entran en la película, es que están atiborradas de objetos técnicos,
cosas. Por ejemplo, hay una pareja en la que el tipo es boxeador y incluso podemos deducir que hay un consumo de turismo: esa gente
maltrata a la mujer, entonces una cosa que él hace es quitarle los que necesita salir corriendo apenas hay un fin de semana largo para
ojos, recorta los ojos de una foto tipo póster enorme que tiene el tipo no encontrarse en sus casas sin trabajar. En este caso se trata de una
mostrando los puños, con cara de malo, y el tipo vuelve a la casa y pareja que vive en una casa de estilo tradicional, que está conectada
ahí, donde deberían estar sus ojos, se encuentra con un agujero, y con los objetos que tienen que ver con las tradiciones. Por ejemplo,
así sucesivamente. Podríamos decir que él introduce siempre una tienen toda una actividad con las plantas, a las que dedican mucho
negatividad, un vacío en el campo imaginario. tiempo, también es una casa en la que se ven todos los elementos de
La película se llama Hierro 3 porque él está siempre con un palo la ceremonia del té. La pareja que habita ese lugar justamente es una
de golf —un hierro 3— y, mucho de lo que ocurre en la película pareja que está en esa casa, no está de viaje, y de alguna manera esta
tiene que ver con la manera en que él aparece, que es justamente a casa es el lugar del encuentro entre el protagonista y esta mujer que
través de la pelotita de golf, que es lo que se ve mientras que a él no viene de alguna manera a sustituirlo metafóricamente.
se lo puede ver. Él tira la pelotita con el hierro 3 y lo que se ve es la La última cuestión que les comento de esta película es que una de
pelotita, pero a él no se lo ve. las cosas que él hace cuando entra a cada casa es lavar la ropa a mano.
Hay muchas cosas muy interesantes en esta película, pero hay Y eso también es interesante porque justamente, también ahí tene-
dos cuestiones que hablan claramente de la metáfora del amor en mos algo del orden de la tradición, y esta pareja que se ama también
esa película. Una es que él comete un error, tiene un encuentro en es una pareja que lava la ropa a mano, y entonces, de alguna manera
el desencuentro, porque entra a una casa que cree deshabitada y hay este lavar la ropa a mano habla de una relación con el objeto donde
una chica. Pero además de que hay una chica, es la chica la que lo ob- está en juego la falta, porque podrían lavarla con el lavarropas, que es
serva a él: él entra a la casa y la chica lo ve, no él a ella. Se opera una el objeto técnico que aseguraría una máxima eficacia y también un
inversión, de modo que él, que siempre es la mirada, que siempre es ahorro de tiempo. El acto de lavar la ropa a mano de alguna manera
justamente el que sustrae el objeto del campo imaginario, de pronto viene a mostrar esa relación con la falta, con la castración, y la posi-
se encuentra sustituido por ella: ahora es ella la que lo mira, es ella la bilidad de vivir la relación con los objetos. Se trata de poder vivir la
que lo observa, y es ella la que en algún momento le tira la pelotita, experiencia de la falta y poder no vivirla como la vive el sujeto del
provocándole un efecto de división —ya que él creía que estaba solo consumo, que la vive con una angustia desesperada: le falta el último
ahí. Entonces, está el encuentro de esta chica con el amor, y también modelo de auto, de celular, la última pilcha, irse de viaje a tal lugar,
ahí en ese encuentro, se produce la metáfora del amor, la sustitución etc. Kim Ki Duk muestra un contraste entre esta relación ansiosa
de éste que es siempre el que está ahí, introduciendo la función de que tiene el sujeto del consumo con la falta y la que tiene esta pareja,
la falta —este protagonista—, quien de pronto queda sustituido por que lejos del horror o la huída ante la falta, conviven con ella, obtie-
ella, que introduce la falta en el campo escópico barrándolo a él. nen cierta dimensión de felicidad en su relación con la falta.
66 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR / 67

VI. La posición del analista en el amor. que encarnar el agalma, pero se trata allí más bien de lo que causa
el deseo del analista y no de que el analista esté en posición de
amante él como sujeto.
Por esa vía nos acercamos al deseo del analista. En esta pelí- En ese punto se acercan Sócrates y el analista: Sócrates no le
cula el protagonista, de alguna manera también viene al lugar del responde amorosamente a Alcibíades, particularmente en el plano
analista, en el sentido de que a todas esas parejas que no vivían en del deseo sexual, en el plano del abordaje del cuerpo del otro, dando
la dimensión del amor, a través de algún acto las confronta con una respuesta de lado, que es la interpretación. De eso se trata en la
esa dimensión, y en ese sentido me parece que podemos empezar a regla de abstinencia freudiana. La versión lacaniana de la regla de
aproximarnos a la cuestión del deseo del analista. abstinencia freudiana es que el analista se rehúsa a realizar la metá-
En este seminario el deseo del analista es abordado por Lacan fora del amor con el analizante.
fundamentalmente a partir de la posición de Sócrates, si bien según Una diferencia fundamental que va a marcar Lacan en distintos
Lacan no es exactamente la misma posición la de Sócrates y la del lugares entre la posición de Sócrates y la del analista es que el analista
analista. Para señalar ciertos aspectos del deseo del analista él se sirve cobra; es una diferencia sustancial, porque justamente en ese punto
de la figura de Sócrates, deteniéndose en el tramo final de El Ban- él no da una nada, rehusándose a realizar la metáfora del amor. De
quete, que es justamente el tramo más antifilosófico. Lacan pone el todos modos podría decirse que hay un punto en el que da una
acento en el hecho de que, en general, los filósofos que estudiaron nada, ya que la interpretación, la presencia del analista, tienen algo
El Banquete dejan de lado esta última parte, en la que entra Alci- de invalorable, algo que no se puede pagar con plata, operan en una
bíades totalmente borracho, rompiendo con el sereno goce de los dimensión que excede el dar lo que se tiene. Pero además el analista
filósofos que hablaban del amor, y en acto hace un reclamo amoroso cobra, y en el punto en el que cobra recibe de su analizante lo que
a Sócrates, le reclama justamente que Sócrates nunca lo tomó como tiene; ahí se abren las aguas, separándose la posición de Sócrates
objeto de goce, a pesar de todos sus intentos de seducción. de la posición del analista. Esto es fundamental, ya que allí donde
Lacan señala la posición de amado de Sócrates, en el lugar de Sócrates no cobra podemos conjeturar cierto goce en su posición;
objeto del amor de Alcibíades, indicando que es el lugar que ocupa Lacan va a señalar en ese punto un goce histérico en Sócrates, que lo
el analista en la transferencia, Alcibíades dirigiendo una demanda va a separar de la posición del analista.
de amor al analista. Ni Sócrates ni el analista acceden a ponerse en Este punto abre al problema de la práctica ad-honorem, tan co-
posición de amante, en el caso de Sócrates respecto de Alcibíades, mún en los inicios de la práctica de quienes quieren dedicarse al psi-
en el caso del analista respecto del analizante. Por eso el analizan- coanálisis en esta época. Necesariamente en esos casos el practicante
te es un amante, es el que está en la posición de sujeto deseante. paga con algún goce, que en ciertos casos alcanza al paciente, parti-
Lacan plantea que en el análisis no se opera la metáfora del amor, cularmente cuando da lugar a desencadenamientos erotómanos en
no se trata de que el analizante sea sustituido por el analista y que cierto tipo de psicosis, en los cuales el mero hecho de ser escuchado
entonces el analista empiece a amar a su paciente. Aunque algo de sin pagar es interpretado como un acto de amor. Pero el problema
esa dimensión está también en juego: Lacan plantea en “La propo- llega más lejos, ya que aún cuando el practicante que se orienta por
sición del 9 de octubre para el psicoanalista de la escuela” (Lacan, el discurso analítico cobre, puede ocurrir que el paciente no pague,
1967) que para que opere el deseo del analista el analizante tiene o que ese espacio esté tomado por un servicio de seguro médico,
68 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR / 69

pre-pago, con lo cual al quedar el paciente capturado en la dimen- los registros esté operando todo el tiempo la dimensión de la falta,
sión consumista de dar lo que tiene, difícilmente alcance la posición que es lo que no encontramos en la psicosis. Un psicótico puede
de amante, de deseante, de analizante, por lo que se le deniega el enamorarse, puede amar, puede amar muy locamente, pero no va a
acceso al analista que podría advenir allí eventualmente. poder amar de esta manera, por lo que esa relación amorosa que va
Cuando hay analizante, es el analista quien se rehúsa a hacer a tener con el partenaire va a dar como resultado un nudo en el cual
signo de amor —y hacer ese signo de amor sería justamente operar no va a estar operando la dimensión de la falta entre los registros.
con la metáfora del amor y ubicarse en posición de amante—, el
analista le disputa el lugar de objeto al analizante, que es ese lugar Clase del 27 de mayo de 2009
que tiene en Hierro 3 el protagonista, que está siempre como un
objeto mirada perturbando la defensa neurótica del otro. El analista
se propone en un lugar de objeto y se resiste a ubicarse como sujeto,
a realizar la sustitución del objeto por el sujeto, dejándole el lugar
de sujeto al analizante.
En ese sentido Lacan dice que un analista como sujeto puede
tener deseos respecto de sus pacientes, tomando como ejemplo la
historia de Breuer y Anna O., que da lugar al nacimiento del psicoa-
nálisis. Allí Lacan distingue la respuesta de Breuer y de Freud con
Anna O., cómo Breuer no soporta el amor de transferencia y corre
a refugiarse en los brazos de su mujer, mientras que Freud lo sopor-
ta. Por ese sesgo Lacan acerca la posición de Freud a la de Sócrates
—de soportar el amor de transferencia sin responder—, señalando
que no es que un analista no tenga deseos por sus pacientes: puede
tener deseos de todo tipo, desde sexuales hasta ganas de tirarlo por la
ventana, pero hay un deseo que es más fuerte. El deseo del analista
como un deseo más fuerte que esos deseos que le puede despertar el
analizante al analista.

Intervención: Acerca de la relación entre el Nombre del Padre y el


amor, entonces ¿no hay amor que no sea por la vía del padre?

Nieves: La pregunta es por el amor en la psicosis. Planteamos


que la función metafórica del Nombre del Padre es la que abre la
dimensión del amor en tanto tal. El asunto es a qué le llamamos
amor. Le llamamos amor justamente a esa posibilidad de que entre
70 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO

Bibliografía 4. Amor y fantasma

Freud, Sigmund. (1933). “La feminidad”, en Obras Completas. Amo-


rrortu. T. XXII. Buenos Aires, 1966.
Indart, Juan Carlos (1989) Problemas sobre el amor y el deseo del analis-
ta. Manantial. Buenos Aires, 1989.
Lacan, Jacques (1966). “La significación del falo”. En Escritos 2. Siglo
Veintiuno. Buenos Aires, 1985.
Lacan, Jacques (1966a). “Ideas directivas para un congreso sobre sexua-
lidad femenina”. Ibid. I. La vertiente patógena de la operación edípica.
Lacan, Jacques (1966b) “Juventud de Gide o la letra y el deseo”. Ibid.
Lacan, Jacques (1967). “Proposición del 9 de ooctubre de 1967 sobre Estamos de lleno en el campo del anudamiento que posibilita
el psicoanalista de la escuela”, en Momentos cruciales de la experiencia la función del padre por la vía del amor. En las dos últimas clases
analítica. Manantial. Buenos Aires, 1987. pusimos el acento en el aspecto habilitador de la función paterna,
Lacan, Jacques. (1975). El seminario. Libro 20: Aún. Paidós. Buenos en tanto abre el espacio del amor en el ser hablante como un espacio
Aires, 1985. de mediación, tanto con el cuerpo del otro como entre los registros
Lacan, Jacques (1991) El seminario. Libro 8: La Transferencia. Paidós. que hacen el nudo: imaginario, simbólico y real. Esta dimensión
Buenos Aires, 2005. Cap. IV. habilitadora de la función paterna es la que abre una dit-mansion,
Lacan, Jacques (1998) El seminario. Libro 5: Las formaciones del incons- agrega una dimensión en el campo de la palabra, y por ello es habi-
ciente. Paidós. Buenos Aires, 2004. litadora de un nuevo espacio. Un nuevo espacio del cual el sujeto se
Platón (1984) “El Banquete”. En Diálogos. EDAF. Macrid, 1984. va a poder servir como un recurso para abordar el campo del Otro
en general, y el Otro sexo en particular.
Hoy vamos a desplazar el acento hacia el aspecto patógeno del
edipo, que es señalado por Lacan tempranamente, ya desde La fa-
milia (Lacan, 1938), donde planteaba que el complejo de edipo es
tanto normativizante como patógeno. A la vez que le posibilita al
sujeto armarse un mundo en el cual poder, entre otras cosas, ubi-
carse como hombre o como mujer y entonces vivir en el campo del
amor, siempre y necesariamente es patógeno.
¿Por qué siempre y necesariamente la función paterna es patóge-
na? Si bien el edipo abre una nueva dimensión, otorgándole flexibili-
dad al espacio de la relación con el Otro, a la vez la operación paterna
implica una reducción de lo real. El pasaje por el edipo es el pasaje
por una operatoria fundamentalmente simbólica. Lacan define a la
72 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR / 73

función paterna como una metáfora, como una operación de susti- la operatoria edípica como reducción de lo real, está este primer
tución de significantes. Esta operación, netamente simbólica implica momento, en el cual Lacan formaliza la metáfora paterna en térmi-
una reducción de lo real, dimensión que será formalizada por Lacan a nos puramente simbólicos. En ese sentido, podríamos decir que es
partir de la conceptualización del objeto a. Lacan mismo, en realidad, el que reduce lo real —al formalizar el
Lacan se da cuenta de que esta operación metafórica que posi- Edipo en términos meramente simbólicos.
bilita la constitución del sujeto del inconsciente en el campo del Luego hay un segundo momento al que hacía referencia recién, que
amor es una operación que tiene un resto real, inasimilable por lo es cuando él empieza a conceptualizar el objeto a como un resto de la
simbólico, que es el objeto a. A partir del momento en el cual La- operatoria edípica. En este momento formaliza el discurso del amo:
can formaliza el objeto a, en el que ubica este resto, va a empezar a
plantear que es precisamente la relación con ese resto de la opera- S1 S2
ción edípica lo que de alguna manera va a hacer obstáculo a lo que $ // a
sería el encuentro con la alteridad del sexo.
El agente es el S1, el significante amo, el significante del Nombre
del Padre, que es un significante excepcional, que se distingue de
II. Versiones lacanianas del edipo. todos los demás, que posibilita constituir el Otro del saber, armar
el lugar de lo simbólico como cadena, y, que da lugar a un sujeto
Les propongo un recorrido por estos distintos momentos de la dividido. El producto de esta operación simbólica es el objeto a,
enseñanza de Lacan para ubicarnos en este problema de la reducción que es un resto real.
de lo real que implica la operatoria edípica, para luego dedicarnos a En el discurso del amo podemos distinguir dos niveles: el nivel
cómo vive el sujeto neurótico el amor en su dimensión fantasmática superior, puramente significante, y el nivel inferior, que articula un
y de qué tipo de anudamiento se trata. elemento simbólico que es el sujeto, con un elemento real que es el
En un primer tiempo Lacan define la función paterna como objeto a. Por eso, en la parte inferior del discurso del amo tenemos
metáfora: la fórmula del fantasma: $ <> a, entre ambos términos tenemos esta
doble barra en lugar de una flecha. Esa doble barra indica justa-
Nombre del Padre . Deseo de la Madre Nombre del Padre A mente que entre sujeto y objeto no hay relación. Esta a que se pro-
Deseo de la madre Significado del sujeto Falo duce como efecto de la operatoria edípica no puede ser nuevamente
asimilado por lo simbólico, permanece como real. De modo que el
Esta operación metafórica por la que el significante del Nombre fantasma se transforma en una maquinaria compleja, que articula
del Padre sustituye al Deseo de la Madre implica el surgimiento de de un modo paradojal estos dos elementos heterogéneos, que son el
una nueva significación, que es la significación fálica. Se trata aquí sujeto (que es simbólico) y el objeto (que es real). La doble barra va
de una operación sin resto, que de todos modos instala la dimensión a dar cuenta de ese singular anudamiento, que se realiza alrededor
mas intrínseca del amor, que es su relación con la falta, su relación de un impasse. Este rombo implica a la vez la unión y la disyunción;
con la castración, que solamente es posible en la vía en que ope- se trata de operaciones lógicas que se oponen, y de las cuales sólo la
ra el Nombre del Padre introduciendo la significación fálica. En topología dará cuenta. De allí que Lacan le otorgue al fantasma la
74 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR / 75

estructura del cross-cap, que es una figura topológica conformada por función fálica”, que da lugar al cuantificador del para todos, del
un disco (soporte del objeto a) cerrado por una banda de moebius universal. Esa función de la excepción paterna es encarnada por el
(soporte del sujeto). El fantasma es un forzamiento topológico que padre de la horda, que es el único en gozar de todas las mujeres en el
permite unir dos cosas que están absolutamente separadas, ya que mito de Tótem y Tabú. En consecuencia se constituye el universal:
pertenecen a dos registros distintos. Esa es la función del fantasma. todos los hijos están sometidos a la función de la castración, ya que
En ese sentido podemos decir que la función del fantasma es una no tienen acceso a las mujeres de la horda. Esta es la lógica por la
función de anudamiento de lo simbólico con lo real, que implica a cual el sujeto entra en el discurso.
su vez una reducción de lo real. Abajo a la izquierda Lacan va a ubicar al sujeto y al falo. Tanto el su-
Para entender cuál es el real que realmente está reducido en la jeto como el falo van a ser productos de la operatoria edípica, de modo
operatoria edípica y en el fantasma, tenemos que pasar a un tercer que reencontramos acá los mismos términos del discurso del amo:
tiempo en Lacan, que es el tiempo de construcción de las fórmulas En la función de la excepción vamos a ubicar el S1,
de la sexuación. En la función de lo universal vamos a ubicar el S2, ya que el “para
todos” es el conjunto de los significantes, que se ordenan como un
saber. A partir de un significante que está en posición de excep-
III. Más allá del edipo. ción, que es el Nombre del Padre, se produce el “para todos”
Abajo el sujeto barrado.
A la altura de las fórmulas de la sexuación, Lacan logra una forma- Lacan va a hacer una flechita que va del lado izquierdo al lado
lización del Edipo freudiano que retoma la diferencia entre los sexos, la derecho: allí encontramos la fórmula del fantasma -que es el nivel
disimetría edípica entre los sexos. Esto lo lleva a distinguir dos lados, el inferior del discurso del amo. Lo que en el discurso del amo es la
edipo va a estar del lado izquierdo, llamado por Lacan lado macho. doble barra, acá va a ser el pasaje de un lado al otro.

Del lado izquierdo, el lado del Edipo, encontramos el cuanti- Ven que (señalando el lado izquierdo) el S1 está de este lado, el
ficador de la excepción: “existe una x para la cual no se cumple la S2 y el $ también: están estos tres porque son elementos simbólicos,
76 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR / 77

pero el a está del lado derecho; ahí se ve que es heterogéneo, que evidente disimetría, que en esta lógica se traduce en la inexistencia
pertenece a otro registro. De todos modos Lacan planteará que el de la excepción, que sí es tan fácilmente situable en las versiones
objeto a es la manera en que se aborda lo femenino desde el lado míticas del lado izquierdo, como el padre de la horda, o la función
edípico, desde el lado fálico, por eso la flechita que va del sujeto al del padre como poseedor de la madre.
objeto. De modo que el objeto a está del lado derecho, está del lado Las mujeres, tanto en el mito de la horda como en el mito edípi-
femenino, pero es un producto de la operatoria edípica, como lo es co, son objeto de goce. De modo que entre las mujeres de la tribu
también en el discurso del amo. no hay ninguna que se destaque: en el mito de la horda ni siquiera
En el discurso del amo el objeto a está en el lugar de la produc- se trata de la madre, se trata de que el padre tiene acceso a todas las
ción, esto quiere decir que es producido por la operatoria edípica, mujeres, no hay ninguna que esté en posición de excepción. Las
que no estaba desde antes. El objeto a no es lo real en sí mismo, mujeres están como objeto en ese mito, son indiferenciadas, son
sino un real producto, resto de la operatoria simbólica. Por eso el las mujeres en la tribu, no hay ninguna que valga por sí misma, por
objeto a no está desde el vamos para el sujeto, sino que se trata de eso la inexistencia de la excepción y por eso este lugar de objeto
toda una operatoria que desemboca en la extracción del objeto a que tiene la mujer en la perspectiva edípica. También en el mito de
del campo de la realidad, lo que coincide con la constitución del Edipo Yocasta es un objeto de goce.
fantasma fundamental. En la lógica femenina no encontramos estos referentes que exis-
¿Qué quiere decir que el objeto a es un resto de la operatoria edí- ten en la lógica edípica del lado de algún significante que se distin-
pica? Que es la presentificación del límite de lo simbólico. Eso que gue de los demás o de una función que se distingue del resto, de allí
el Nombre del Padre no logra simbolizar va a quedar encarnado en la inexistencia de la excepción.
este objeto a. Por eso, si bien está del lado derecho de las formulas La consecuencia es el “no todo”, ya que justamente en la medida
de la sexuación, es producto del lado izquierdo, por eso la flechita va en que no hay un significante de la mujer, ella va a estar no toda en
del sujeto barrado al a, dando lugar a la fórmula del fantasma. el goce fálico, lo que quiere decir que va a tener una relación con el
Del lado derecho de las fórmulas, Lacan va a ubicar la lógica goce fálico, pero además va a tener una relación con esa ausencia,
femenina. El punto de partida es la inexistencia de la excepción, con ese significante faltante. La mujer está no-toda en el goce fáli-
ya que la lógica del lado femenino no tiene su punto de partida en co. Por eso no se puede cerrar el conjunto de las mujeres, por ende
ningún significante que se distinga de los demás, puesto que no hay no existe La mujer, ya que no se puede cerrar el conjunto de “las
un significante de lo femenino; en ese sentido ya Freud señalaba que mujeres”. De modo que no se llega a la categoría de lo universal del
no hay representación del órgano sexual femenino en el inconcien- lado femenino.
te. No hay un significante a partir del cual construir la lógica de lo
femenino, por eso la inexistencia de la excepción.
Recuerden que en “Ideas directivas para un congreso sobre sexua- IV. La mentira del fantasma.
lidad femenina”, (Lacan, 1966b) Lacan pregunta por qué no existe
en el psicoanálisis un mito que de cuenta del incesto padre-hija, En este tercer tiempo de la conceptualización lacaniana el fan-
un mito complementario al mito edípico. Él deja planteada esa tasma es un abordaje simbólico de lo real, es una reducción de lo
pregunta como un punto para investigar la feminidad, señalando la real del Otro sexo, porque el fantasma mal-dice lo femenino. En las
78 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR / 79

fórmulas encontramos lo femenino en el L/a con sus dos flechas, Así como en la neurosis obsesiva encontramos la versión anal-
quedando totalmente por fuera de la relación con lo simbólico, ab- escópica, en la histeria encontramos la versión oral-invocante. En
solutamente separado del fantasma. ese sentido les recomiendo el texto de Fabián Schejtman “Sobre las
La verdadera función del fantasma es dar una respuesta a lo fe- fantasías perversas de los neuróticos” (Schejtman, 2002). En él Fa-
menino que no tiene respuesta, darle alguna consistencia (que va a bián demuestra cómo en Dora además del objeto oral está el objeto
estar dada por la función del objeto a en el fantasma) a lo femenino invocante en juego, que ya estaba inicialmente en su goce de espiar
—que es una ausencia. En el caso de Dora, tal como es abordado con las orejas, y que va a desplegarse en un análisis posterior al que
por Lacan en su escrito “Intervención sobre la transferencia” (Lacan, Dora realizara con Freud a través de toda una serie de síntomas.
1966), sus síntomas tienen como referencia esa matriz fantasmática
que Lacan señala en aquel recuerdo infantil en el que ella está chu-
pándose el dedo y agarrándose de la oreja del hermano. Lacan señala V. El amor y la demanda.
que este fantasma da una versión oral de lo femenino: una mujer
es un objeto a ser chupado. En este caso se trata entonces de una En “La dirección de la cura y los principios de su poder” Lacan
reducción de lo real de la feminidad a la pulsión oral. despliega el surgimiento de la dialéctica del amor en su articulación
En el fantasma del Hombre de las Ratas encontramos una ver- con la función de la demanda. Hay dos niveles de la demanda que
sión anal-escópica de lo femenino. Este fantasma se plasma en ese Lacan distingue a propósito de la anorexia infantil, cuando lee esa
sueño de transferencia en el que Freud vería con buenos ojos una posición como un rechazo a la madre que atiborra al niño con la pa-
alianza matrimonial entre él y su hija, cuya imagen se presenta con pilla asfixiante de lo que tiene en lugar de dar su falta, señalando que
dos excrementos en el lugar de los ojos. Es interesante cómo se su- se trata de un Otro materno que confunde sus cuidados con el don
perponen allí exactamente el objeto anal y el objeto escópico en el de su amor (Lacan, 1966c). A través de su anorexia el niño rechaza
lugar de lo femenino. Es un sueño que muestra muy bien cómo en eso que la madre tiene y le da, aislando una nada como objeto, esa
el fantasma obsesivo encontramos una reducción de lo real de lo nada que la madre no le da.
femenino a una versión anal-escópica. Podemos distinguir entonces dos niveles distintos de la de-
Volviendo al Seminario 20, en los capítulos 6 y 7 Lacan justamen- manda: un primer nivel que estaría más ligado a la función de la
te va a considerar esta dimensión fantasmática como un obstáculo al necesidad, en el que el niño tiene hambre y llora, llama al Otro
acceso al Otro sexo. Entonces va a decir que el hombre cree abordar para que le dé lo que tiene. El segundo nivel de la demanda que
a una mujer, pero en realidad aborda el objeto de su fantasma, y tam- está más ligado al deseo, en él se va a poner en juego la función
bién va a decir que cuando la mujer es histérica va a estar ubicada de del amor, cuando el Otro da lo que no tiene. En este plano toda
este lado izquierdo, va a hacer de hombre, y también ella entonces va demanda es demanda de amor. Recién en este segundo nivel se
a abordar su propia feminidad fantasmáticamente, a través de la Otra abre la dimensión del deseo.
mujer, etc. La mujer histérica se ubica del lado macho, y aborda, se En este punto es fundamental la distinción que introduce Lacan
pregunta por lo femenino justamente en la medida en que no está ubi- en los seminarios de La Transferencia y de La Angustia entre los ob-
cada como mujer —es la Otra la que ocupará ese lugar— reduciendo jetos oral y anal, que quedan del lado de la demanda y los objetos
la feminidad a alguna versión pulsional, generalmente oral-invocante. escópico e invocante, que quedan del lado del deseo.
80 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR / 81

Entonces acá vamos a ubicar en el pasaje entre el primer y el Dios en términos significantes, así surgen los diez mandamientos.
segundo nivel, los objetos oral y anal; y luego —ya cuando se ha Esta dimensión áfona de la voz será indicada también por Lacan
producido este segundo nivel— los objetos escópico e invocante. en la función del silencio en música. El silencio en música tiene una
En el nivel oral Lacan sitúa la demanda del sujeto que se dirige escritura, tiene una presencia, y sin embargo es un silencio. La voz
al Otro. No hay que confundir el objeto oral con el objeto alimen- como objeto a está en la dimensión del silencio, en esa dimensión
tario: esa demanda ya va más allá de lo que el Otro tiene, ya implica se trata de la posibilidad misma de la fonación, de allí la estrecha
un vaciamiento del objeto alimentario. Como señala Lacan en el Se- relación entre el objeto voz y el superyó. El superyó como puro im-
minario 11, el objeto oral es la teta del destete, no la teta de la leche perativo de goce queda por fuera del campo de la palabra, opera en
(Lacan, 1973). El niño anoréxico que rechaza la comida que le da el nivel del equívoco entre gozar y oír señalado por Lacan: j’ouis.
la madre está en el nivel oral, está pidiendo que se abra un vacío en Luego está el objeto escópico, que es la mirada. Señalamos la
el objeto, rechaza el objeto alimentario y pone en primer plano el clase pasada que Lacan lo define como el objeto que mejor vela la
objeto oral como un objeto perdido, como una nada: él quiere que castración. Es el objeto que está más directamente ligado al campo
el Otro pierda algo ahí. del deseo, ya que hay una relación estrecha entre el deseo y la ima-
Segundo tiempo: pasaje del nivel oral al anal. Lacan indica allí gen, hay una función fundamental de lo imaginario en el deseo, que
una inversión de la demanda, porque ahora es el Otro el que le pide se verifica particularmente en el plano del deseo sexual.
al sujeto, le pide el regalito, y es el sujeto el que da o no da. Estamos
entre lo que tiene y lo que no tiene, porque él va a dar lo que tiene,
pero lo va a dejar de tener cuando lo de. Se trata aquí del pasaje de VI. La perversión cristiana del amor.
lo que se tiene a lo que no se tiene. En la medida en que le entrega
el objeto se desprende de él, pasa a ser lo que ya no tiene. Volvamos a Amor y Occidente, donde Denis de Rougemont con-
En cambio, los niveles invocante y escópico son dos dimensiones sidera impensable el amor tal como lo conocemos en occidente sin
del objeto que están totalmente desprendidas del plano de la necesi- la tradición judeo-cristiana. El amor tal como lo conocemos en la
dad. El objeto invocante va a tener una relación directa con lo que experiencia del psicoanálisis, tal como lo encontramos en nuestra
es el aspecto más real del significante, con su materialidad sonora, práctica —el amor neurótico, el amor fantasmático— también es
con el hecho de que el significante tiene una dimensión puramente una invención occidental.
fonatoria. En el seminario de La Angustia Lacan se refiere al shofar, En este sentido es interesante la clase del 18 de diciembre 1973
ese cuerno que se utiliza en ciertos ritos de la tradición judía, que del Seminario 21 (Lacan, 1973), en la que Lacan retoma el plan-
produce un sonido que está muy cerca del silencio, y que —según la teo freudiano de “El malestar en la cultura” (Freud, 1930). En ese
tradición judía— vendría a encarnar justamente la voz de Dios como texto Freud estudia el mandamiento cristiano de amar al prójimo,
una voz áfona (Lacan, 2004). Allí se refiere al encuentro de Moisés planteando que es irrealizable, ya que es imposible amar a todos por
con Dios en la zarza ardiente, momento en que recibe las tablas de igual, y que además es injusto para los seres queridos. Este man-
la ley. Moisés se encuentra allí con la voz de Dios en su dimensión damiento cristiano de amor universal, de amar a todos por igual
áfona, como un silencio. Luego, en un momento segundo escribe, es una invención del cristianismo, antes no existía. En la tradición
traduce ese trauma del encuentro con ese puro real que es la voz de judía en absoluto, ya que el pueblo judío era un pueblo elegido y
82 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR / 83

Dios era un dios de ese pueblo, otros pueblos podían tener otros
dioses y no había ninguna pretensión de universalidad, al contrario.
Es recién con el cristianismo que se da ese paso del amor entre algu-
nos al amor universal.
Es a partir del Dios cristiano como S1 que se manifiesta a través de
los mandamientos y ordena el amor en una dimensión universal que
surge el Nombre del Padre: es el Dios Padre que ama a toda la huma-
nidad, al conjunto universal de los hombres, no sólo a unos pocos, no
sólo al pueblo elegido. Lacan indica que en ese momento histórico en
que surge el mandamiento cristiano de amar al prójimo, se produce
algo nuevo, se produce un forzamiento, un desplazamiento, un movi-
miento entre los tres registros en el nudo, que diseña la subjetividad
del neurótico tal como la encontramos en el análisis. Lacan considera que este pasaje del amor de lo imaginario a lo
Hasta ese momento el amor era imaginario y narcisista, era el simbólico tiene efectos en la subjetividad, tiene efectos en el cuerpo.
amor por sí mismo y por algunos pocos que tenían lugar allí como Señala que el nervio de la religión se encuentra justamente en esta
reflejo del sujeto en esa dimensión narcisista. prédica del amor divino, indicando que es por ese movimiento de
desplazamiento del amor desde lo imaginario a lo simbólico que se
produce un vaciamiento del amor sexual en el viaje. En ese despla-
zamiento se vacía la dimensión sexual del amor. A esta pérdida de
la dimensión sexual del amor Lacan la llama “perversión del Otro”,
indicando que ahí se produce una perversión, justamente en tanto
se pierde la dimensión sexual. En la medida en que proviene de ese
único Dios Padre este mandato divino aísla la función de la excep-
ción, abriendo la perspectiva de un amor universal (para todo x phi
de x), operando en consecuencia una perversión del Otro, ya que
esta operación inventa la lógica fantasmática: ya no hay más relación
con la alteridad del sexo, abriéndose la posibilidad de un abordaje
asexuado del Otro, por lo que se instala la dimensión perversa del
fantasma —que es una invención del cristianismo.
Lacan afirma en este momento que el cristianismo inventa el
masoquismo. A diferencia de la religión judía, el cristianismo im-
Cuando la religión cristiana propone el mandamiento del amor pone la adoración de las imágenes, particularmente la de Cristo
al prójimo, se produce —dice Lacan— un desplazamiento de lo crucificado, a la que le siguen los santos, generalmente mártires. Se
imaginario a lo simbólico: evidencia el goce masoquista como el goce propio del cristianismo.
84 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR / 85

De modo que a la vez que se pierde la dimensión sexual del amor, se ubicado por un decir, que es el decir del amor, que parte de lo
produce una suerte de levitación, una insensibilización del cuerpo, imaginario. Lacan ubica el inconsciente entre imaginario y simbó-
que culmina en una insensibilización del amor. Lacan señala que lico, como un decir —simbólico— que parte de lo imaginario. Y
este movimiento produce a su vez un desplazamiento del deseo —el termina situando en el decir de Cristo una denegación del incons-
lugar propio del deseo es lo simbólico, al definirse como metonimia ciente, cuyo resultado es que el deseo queda ligado a lo real de la
de la falta en ser— desde lo simbólico hacia lo real. muerte, y finalmente lo que termina uniendo al cuerpo con el goce
es el masoquismo, a diferencia del tiempo previo al cristianismo,
cuando el amor estaba en lo imaginario y el deseo en lo simbólico,
en el que la unión entre cuerpo y goce se producía a través de la
dimensión sexual del amor. En cambio la invención cristiana de la
perversión masoquista, del fantasma masoquista, es una manera de
unir cuerpo y goce de modo asexuado, a través del objeto, sin pasar
por el Otro sexo.

VII. La corrección que opera el análisis.

Lacan considera que el psicoanálisis tiene que vérselas con este


desplazamiento que operó el cristianismo, señalando: “es necesario
El deseo desplazado a lo real es el masoquismo, ya que en este que el psicoanálisis corrija este desplazamiento”, de modo que la
momento Lacan ubica a la muerte en el registro de lo real. El cristia- operación analítica tendría que producir un movimiento contrario,
nismo produce un desplazamiento del deseo a la muerte, lo transfor- corregir el desplazamiento cristiano, y se pregunta de qué manera.
ma en deseo de muerte, y por medio de esa operación inventa el ma- En ese punto Lacan señala que el psicoanálisis cuenta con lo ima-
soquismo, ese goce mortífero que va a ser la matriz de la perversión. ginario como medio, con el amor de transferencia, de modo que se
Para Lacan el masoquismo es la matriz de la perversión, de modo que sostiene en el lugar del amor. Pero no del amor divino, no del amor
todas las otras perversiones son secundarias respecto al masoquismo, universalizante, sino de ese amor de transferencia singular. En ese
que sería la perversión en tanto tal —para Lacan. Así como podemos sentido devuelve el amor a su lugar originario, que es lo imaginario;
decir que la histeria es la neurosis en tanto tal, es lo fundamental de pero Lacan plantea que la operación analítica tiene que atravesar esa
la neurosis, también podemos decir que el masoquismo es la verdad dimensión imaginaria del amor —no es sin eso, la transferencia no es
de la perversión, es lo más real de la perversión. sin la suposición del saber y sin todo la dimensión imaginaria que ésta
Lacan planteará de todos modos que este desplazamiento pro- implica—para hacer reflorecer al amor en tanto que amuro.
ducido por el cristianismo fue, después de todo, bastante fecundo. Para ello va a poner en el lugar de la causa de su operación al
Sobre el final de esta clase va a situar en él una denegación del objeto a. En ese sentido el amuro ya sería una dimensión real del
inconsciente, en tanto el inconsciente es un saber cuyo centro está amor: en lugar de la muerte el amuro, en lugar del goce cristiano
86 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR / 87

con la muerte, la dimensión más real del amor. En la operación ninguna posibilidad de que goce del cuerpo de la mujer porque goza
analítica se trata de un movimiento inverso con el fantasma, que del objeto de su fantasma, salvo que pase por la castración, o sea, que
va del objeto al sujeto, que va del amuro al sujeto, por eso podemos se encuentre con algo que le dice que no a la función fálica. De modo
ubicar acá al discurso analítico, que tiene como agente al objeto, que si el hombre acepta pasar por la castración, si acepta que no todo
donde el analista se encuentra en posición de objeto en el fantasma, el goce que se juega en su encuentro con una mujer pase por su falo,
posibilitando un movimiento. El discurso analítico es el reverso del entonces va a tener la posibilidad de hacer el amor, es decir, de gozar
discurso del amo —que sería el discurso de la lógica edípica. del cuerpo de esa mujer y no del objeto de su fantasma.
Aquí Lacan establece una diferencia entre hacer el amor y el acto de
a S amor, en el lenguaje vulgar podría ser la distinción entre hacer el amor
S2 // S1 y coger. El coger queda del lado del amor fantasmático, en ese sentido
siempre se coge con el fantasma; mientras que hacer el amor introduce
El psicoanálisis como reverso del discurso del amo revierte a su vez la dimensión de la diferencia entre los sexos, más allá del fantasma.
la función del fantasma. El analista se ubica en el lugar de objeto causa, ¿Qué dirá Lacan respecto de la posición de una mujer en el amor?
empujando al analizante más allá de los límites del fantasma, a producir Si se trata de una neurosis va a estar del lado izquierdo, por ejemplo
esos significantes fundamentales con los cuales lo armó. Este producto, la histérica va a hacer de hombre, y va a abordar su propia feminidad
si bien es simbólico tiene valor de real, ya que estos S1 no vuelven a ha- fantasmáticamente. Ahí está la función de la identificación viril en
cer cadena, quedando íntimamente ligados a lo imposible. A partir de la histeria: la histérica, afianzando su condición de sujeto, identifi-
entonces, será posible hacerlos jugar en otra lógica, la lógica femenina, cada con un hombre, e interrogando lo femenino a través de alguna
en la que cada uno es uno solo, sin encadenarse. Así, el psicoanálisis versión objetal, como sería en el caso de Dora el objeto oral.
produce una corrección del desplazamiento cristiano, yendo a contra- Una mujer en posición femenina, por el contrario, va a quedar
pelo de la función perversa del fantasma, que consiste en reducir lo real desdoblada en su goce. Por un lado, ella va a gozar del falo del hom-
del Otro sexo a una versión asexuada, objetal del Otro sexo. El analista bre: se trata aquí del goce fálico propiamente femenino, que se juega
al disputarle este lugar de objeto al analizante le obliga a ir más allá del en el plano del deseo:
fantasma, a confrontarse con la alteridad del sexo en tanto tal.

VII. El amor más allá del fantasma.


Φ L/a
En el seminario 20, en la clase 6, Lacan deja abierta cierta posi-
bilidad de que un hombre realmente goce del cuerpo de una mujer
y no sólo del objeto de su fantasma: “Para el hombre, a menos que
haya castración, es decir, algo que dice no a la función fálica, no exis-
te ninguna posibilidad de que goce del cuerpo de la mujer, en otras
palabras, de que haga el amor” (Lacan, 1975). Para el macho no hay En “Despegue de la Escuela” Lacan lo planea de este modo: “A
88 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR / 89

las mujeres el goce fálico no las acerca a los hombres, más bien las Y es interesante que cuando Lacan dice que un hombre puede
aleja, ya que este goce es obstáculo a lo que las empareja con lo hacer el amor a una mujer si pasa por la castración, se refiere al hacer
sexuado de la otra especie”. Pero dice: “Prevengo esta vez el mal- el amor como poesía, pasa a darle una dimensión poética donde va a
entendido subrayando que esto no significa que no puedan tener estar en juego la palabra. Encontramos allí cierto punto de encuentro
con uno solo, elegido por ellas, la satisfacción verdadera fálica, sa- posible entre un hombre y una mujer, en una dimensión que no es
tisfacción que se sitúa con su vientre, pero como una respuesta a la estrictamente fantasmática, aunque tampoco es sin el fantasma, ya
palabra del hombre. Para eso es preciso que acierte, que acierte con que hay cierta dimensión del fantasma fundamental que es infran-
el hombre que le hable según su fantasma fundamental, el de ella. queable, y que hace a la posibilidad de la elección del partenaire.
De este fantasma extrae efectos de amor a veces, de deseo siempre. Unas palabras respecto de las películas que propuse ver para hoy.
No ocurre tan a menudo, y cuando ocurre no por ello es relación Comencemos por Un tranvía llamado deseo, la película de Elia Ka-
escrita, o sea, ratificada en lo real” (Lacan, 1980). zan, basada en una obra de teatro de Tennessee Williams. En ella
Aquí se abre una perspectiva no neurótica del goce fálico en una encontramos cierta complementariedad entre el masoquismo feme-
mujer. Una mujer ubicada en posición femenina puede tener la nino como fantasma masculino y el Don Juan como fantasma fe-
satisfacción verdadera, que es fálica, que se sitúa en su vientre, que menino, tal como Lacan los desarrolla en el Seminario de la Angustia
se juega con el falo de este hombre deseado o amado, pero para esto (Lacan, 2004). En ese seminario Lacan plantea que el masoquismo
tiene que acertar con un hombre que le hable según su fantasma femenino es un fantasma masculino, y que lo prueba que la perver-
fundamental. Se trata aquí de una dimensión del fantasma en la sión masoquista es invención masculina. Por otra parte señala al Don
que prevalece el decir por sobre el objeto. Se trata aquí de la impor- Juan como fantasma femenino en la medida que encarna algo que
tancia que tiene la palabra del hombre en el goce sexual femenino. solamente una mujer puede hacer, que no es propiamente masculi-
En efecto, la práctica nos enseña hasta qué punto forma parte del no, que es ser absolutamente uno, absolutamente real, absolutamen-
desencuentro entre un hombre y una mujer la importancia que tie- te verídico en el encuentro con cada mujer sin perder la cabeza. Y
ne en la sexualidad y en el erotismo de ella la palabra de él, y la falta Lacan dice que eso en realidad no existe, es un fantasma femenino.
de simetría entre ellos en este punto. Por otra parte Lacan señala Y en Un tranvía llamado deseo se puede ver de qué manera se
que un hombre le sirve de relevo a una mujer para que ella pueda anudan un hombre y una mujer a través de estos fantasmas, y cómo
ser Otra para sí misma como lo es para él, gozando de una ausen- sus fantasmas les posibilitan cierta complementariedad. Ahí donde
cia en un goce propiamente femenino (Lacan, 1966b1): no existe la complementariedad entre los sexos el anudamiento por
el fantasma da una ilusión de complementariedad, en este caso entre
S(A) el fantasma masoquista de él y el fantasma femenino del Don Juan,
donde ella goza con que él sea una suerte de Don Juan, y él goza con
que ella se haga golpear.
Φ L/a
La otra película es Terciopelo azul, de David Lynch. Ahí también
hay un encuentro entre dos jóvenes, encuentro que desemboca en
una relación amorosa, atravesando toda una serie de vicisitudes tam-
bién alrededor de lo que sería una versión masoquista de lo femeni-
90 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR / 91

no. Podríamos decir que es un recorrido por el fantasma neurótico Bibliografía


en ese momento de encuentro entre un hombre y una mujer.
Finalmente Ojos bien cerrados, que es la última película que hizo Freud, Sigmund.(1930) “El malestar en la cultura”. En Obras Comple-
Stanley Kubrick antes de cerrar los ojos justamente. En esta película tas. Amorrortu. V. XXI. Buenos Aires, 1985.
se puede establecer cierto correlato entre la fantasmática histérica y Lacan, Jacques. (1938) La familia. Argonauta. Barcelona/Buenos Ai-
obsesiva. Si bien se centra en la fantasmática obsesiva con la muerte, res, 1978.
y el hecho de que —como dice Lacan en “Función y campo de la Lacan, Jacques (1966) “Intervención sobre la transferencia”, en Escritos
palabra”— el obsesivo está casado con la muerte (Lacan, 1966a). En 1. Siglo veintiuno. Buenos Aires, 1975.
esa película se trata de una mujer que despierta a su marido, lo des- Lacan, Jacques (1966a) Ibid. P.291.
pierta fuertemente, sacándolo de la ensoñación neurótica al confesarle Lacan, Jacques. (1966b) “Ideas directivas par a un congreso sobre
haberse sentido atraída sexualmente por otro hombre estando con sexualidad femenina”. Escritos 2. Siglo veintiuno. Buenos Aires, 1975.
él, agregando que estuvo a punto de dejarlo. Esta confesión es una Lacan, Jacques. Ibid. P.110/111.
respuesta a una demanda por parte de él de ubicarse en un lugar ma- Lacan, Jacques (1966c) “La dirección de la cura y los principios de su
terno, sin deseo femenino. A partir de este momento él comienza un poder”. Ibid. P.608.
recorrido por su fantasma, marcado por la presencia de la muerte. Lacan, Jacques (1973). El Seminario. Libro 11. Los conceptos fundamenta-
les del psicoanálisis. Paidós. Buenos Aires, 1986. P. 187.
Clase del 10 de junio de 2009 Lacan, Jacques (1975). El seminario. Libro 20. Aún. Paidós. Barcelona,
1981. P.88.
Lacan, Jacques (1980). “Decolaje o despegue de la escuela”, en Revista
Escansión, Nueva Serie Nº1. Manantial. Buenos Aires, 1989.
Lacan, Jacques (2004). El Seminario. Libro 8. La transferencia. Paidós.
Buenos Aires, 2006. Cap. XIII.
Lacan, Jacques (2004) El seminario. Libro 10. La Angustia. Ed. Paidós.
Buenos Aires, 2006. Caps. XIII, XIV y XV.
Lacan, Jacques. Seminario 21, Les non-dupes errent. Inédito. Clase del
18/12/73.
Schejtman, Fabián (2002) “Sobre las fantasías perversas de los neuró-
ticos”, en Cizalla del cuerpo y del alma. La neurosis de Freud a Lacan.
Berggasse 19. Buenos Aires, 2002.
5. Amor e inconsciente

El incauto del inconsciente y el amuro.

Hoy tengo el gusto de anunciarles que se encuentra entre no-


sotros Bernardino Horne, AME y ex-AE de la Escuela Brasilera de
psicoanálisis que ha cumplido varias funciones de dirección en la
misma, a quien le doy la bienvenida.
Hoy hablaremos del nudo entre amor e inconsciente, un pasito
más allá de lo planteado en la clase pasada respecto del nudo entre
amor y fantasma.
Nuestra referencia fundamental en el caso de hoy va a ser el Se-
minario 21: Les non dupes errent (Lacan, 1973), título que juega
con la homofonía entre “los nombres del padre” y “los no incautos
yerran”. Este seminario gira alrededor de la interrogación de la di-
mensión ética de la creencia en el inconsciente que hace al corazón
de la experiencia analítica, posibilitadora de esa experiencia única
que es el amor de transferencia.
Desde la primera clase hasta la última Lacan va a dar vueltas
alrededor del hecho fundamental en psicoanálisis de la creencia,
del amor al inconciente, que en este seminario va a ser definida por
Lacan a partir de la posición de incauto del inconciente.
Vimos la clase pasada cómo en el Seminario 21 Lacan plantea
que el mandamiento cristiano del amor al prójimo opera un despla-
zamiento del amor de lo imaginario a lo simbólico.
94 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR / 95

“Entre el hombre y la mujer está el amor.


Entre el hombre y el amor hay un mundo.
Entre el hombre y el mundo hay un muro.”

Este muro es el muro de la inexistencia de la relación sexual…


porque si tomamos este poema al revés podemos decir: entre el
hombre y el mundo hay un muro, es decir: entre el sujeto y el obje-
to hay un impasse, hay un muro, lo que va a dar lugar al fantasma,
como vimos la clase pasada. Este mismo muro que está entre el
hombre y el mundo volverá a encontrarse entre el hombre y el amor,
y finalmente entre el hombre y la mujer.
Lacan propone la posición del analista como sosteniendo el
amuro, en la dimensión más real del amor, encarnando el objeto a,
En la clase del 18/12 /1973 de este seminario Lacan define a lo y encarnando a la vez lo imposible de la relación sexual; y es desde
imaginario como el lugar propio del amor: “El amor es el imaginario ahí que se va a producir una rectificación del desvío cristiano que
específico de cada uno que sólo lo une con un cierto número de per- va a devolver al amor a su justo lugar.
sonas que no están en absoluto escogidas al azar”. El mandamiento
cristiano del amor al prójimo, del amor universal, impide justamen-
te reducir la experiencia amorosa a un cierto número de personas, II. El no incauto, producto de la ciencia.
se vuelve un mandato superyoico de amar a todo el mundo, que
produce ese desplazamiento de lo imaginario a lo simbólico, con la Entre el surgimiento del cristianismo y el surgimiento del psicoa-
consecuencia del desplazamiento del deseo desde lo simbólico a lo nálisis Lacan ubica el surgimiento de un discurso que cambia el ho-
real, con el resultado del surgimiento de la perversión masoquista en rizonte y las posibilidades de anudamiento del ser hablante, que es el
tanto tal. El cristianismo inventa la perversión, que empieza por el discurso de la ciencia. Lacan señala que el mismo no hubiese sido po-
masoquismo como medio de unir cuerpo y goce. sible sin este paso previo al universal que opera el discurso cristiano, en
Lacan plantea que el amor de transferencia en la operación ana- la medida que es la primera religión que se propone para todos, cuyo
lítica, en la medida en que es tratado por la posición del analista, Dios es un amor universal. Lacan indica este paso como necesario para
produce una corrección de este desvío operado por el cristianismo, el surgimiento de la ciencia, que se sustenta justamente en el paso al
y va a definir justamente en el registro de lo real el amuro como universal como posibilidad de transmisión de sus formalizaciones.
la posición del analista en el amor, como encarnando este objeto a En efecto, la ciencia en tanto tal opera un atravesamiento de la
real. El amuro ubica, por un lado, este objeto que es real, y por otro fantasmática que regía hasta entonces la relación con el objeto: aquella
lado, el muro de la inexistencia de la relación sexual. en la que se sustenta el conocimiento, sostenido en la creencia en la po-
El muro remite al poema de Antoine Toudal que Lacan toma en di- sibilidad de captar directamente el objeto, en la que subyace la creencia
versas oportunidades a lo largo de su enseñanza, que dice justamente. en la relación sexual, en la adecuación entre el sujeto y el objeto a la
96 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR / 97

manera de la llave y la cerradura. Esa es la creencia que cae con el sur- inconciente, de la posición de incauto del inconsciente, planteando
gimiento de la ciencia, que se va a dedicar a elaborar un saber. Lacan sin embargo cierta confluencia entre la posición del no-incauto y
señala que a partir del surgimiento de la ciencia, particularmente con la del analizado en su posibilidad de desprenderse de los efectos de
su despliegue y sus efectos en el campo de la técnica, se abre una nueva captura del fantasma.
posibilidad para el ser hablante, la de prescindir de la dimensión de Lacan va a plantear que ser incauto del inconsciente es estar pe-
la creencia, y con ella del inconsciente. Al final del seminario Lacan gado a la estructura en tanto tal, a la estructura trinitaria, a la es-
afirma que ésta es una época en la cual, por primera vez, se puede elegir tructura borromea, de modo que la creencia en el inconsciente, el
no ser incauto del inconciente. amor a la función del Nombre del Padre posibilita justamente un
Seguiremos este recorrido propuesto por Lacan teniendo en cuen- anudamiento borromeo entre los registros, otorgándole una flexibi-
ta la íntima relación entre amor y función paterna, que hace a cierta lidad entre los tres registros que no vamos a encontrar en el nombrar
dimensión religiosa del amor. En la clase del 19/03/1974 de este se- para, que es una nominación rígida, que si bien anuda fuertemente
minario Lacan plantea que el amor tiene una relación con el Nombre al sujeto, le deja muy marcado el camino.
del Padre —como ya hemos visto, y como él plantea en distintas opor- A lo largo de todo el seminario Lacan se interroga acerca de la
tunidades, haciendo referencia fundamentalmente a la identificación temporalidad propia del ser hablante, del estatuto de su experiencia
primaria. Pero lo nuevo que va a introducir en esta clase es una con- amorosa y de su vida misma. En un momento va a plantear que para
sideración de la época, en la que localiza una pérdida de la dimensión el sujeto que no cree en el inconsciente, dice: “…para quien es no
amorosa ligada a la creciente preferencia por un tipo de nominación incauto, la vida es un viaje”. Así, define la vida del no incauto como
diferente al Nombre del Padre, a la que va a llamar el nombrar para, una línea. Y esta dimensión lineal coincide justamente con ese pro-
que es una nominación que designa un proyecto rígido para el hijo, yecto del nombrar para, por el que el sujeto, junto con ser nominado
que habitualmente proviene del deseo materno. Puede no provenir del ya sabe adónde tiene que llegar; desde la nominación misma ya está
deseo materno, pero aún en ese caso es una nominación que implica marcado un destino, pero un destino unívoco. Se trata de una con-
una forclusión del Nombre del Padre, es una nominación mas rígida, cepción temporal en la que hay un inicio, un trayecto y una meta, un
que designa un proyecto —por eso esto del nombrar para—, en el que viaje que tiene un punto de partida y un destino marcado.
está en juego una finalidad utilitaria, y respecto de la cual Lacan va a Esta perspectiva lineal se va a jugar también en la dimensión del
plantear que allí lo social toma prevalencia de nudo. Es decir que en amor —que es la que nos interesa especialmente en este seminario.
este caso lo social cumple una función especial en el anudamiento, ya Lacan se pregunta qué es el amor entre un hombre y una mujer, ¿es
que viene a sustituir a la función misma de anudamiento del Nombre haber hecho un trecho del camino juntos?, ¿es una especie de ayuda
del Padre. Lacan es muy pesimista en esa oportunidad, afirmando que mutua entre un hombre y una mujer, una suerte de compañerismo?
él ve ahí el signo de una degeneración catastrófica del ser hablante. Y entonces afirma que seguramente eso está en juego en el amor;
Este planteo desembocará sobre el final del seminario en cierta seguramente, como se verifica en el análisis, cuando uno sigue ese
perspectiva dialéctica respecto de las consecuencias de esta produc- hilo se encuentra en el horizonte con el amor de los abuelos. Pero
ción del incauto del inconsciente, aquél que prescinde del amor al —estamos en la clase del 18/12/73— dice: “De todos modos yo
inconsciente. En efecto, toda la argumentación de este seminario quisiera sugerir que eso no es todo, que hay algo más, que hay algu-
va a estar destinada a darle relieve al valor ético de la creencia en el na otra cosa en el amor. Y que la metáfora del compañero de ruta
98 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR / 99

es la que proviene del registro cristiano de la vida, justamente como atención, porque justamente en la medida en que está con la aten-
un viaje, como el recorrido de un camino que lleva a un lugar que ción puesta en esos objetos, en esa otra cosa, logra cierta conexión
ya se sabe de antemano cuál es”. con el inconsciente del sujeto al que le está adivinando la suerte.
Lacan propone entonces que en el amor hay otra cosa, que lo Subraya que es interesante cómo en los ejemplos de telepatía que da
esencial del amor es la contingencia, el azar: “¿Por qué un hombre Freud no se trata de predicciones realizadas, sino que dejan al sujeto
ama a una mujer? por azar”. Es decir que hay algo en el amor que en un estado de satisfacción: no se le hubiera podido decir nada
desbarata esta lógica lineal. Por eso dice que en el nombrar para mejor, señalando que ésa es la verdadera eficacia del ocultismo, que
se pierde la dimensión amorosa, donde la vida no es más que el se trata de un decir que toca lo real del inconsciente del sujeto. En-
cumplimiento de ese destino marcado de antemano, de ese destino tonces Lacan dice que no importa si se cumple o no la predicción, lo
fijo, que no es lo mismo que la dimensión trágica del destino —que que importa es que esa cifra, por ejemplo esa cifra precisa que dijo el
después vamos a atisbar. adivino, llegado el caso, estaba escrita en el deseo del sujeto.
En 2046 justamente tenemos esa cifra, que atraviesa toda la pe-
lícula y que tiene distintas manifestaciones a lo largo de la misma.
III. Amor e inconsciente 2046 es fundamentalmente el número de una habitación en la cual
este hombre se encuentra con una mujer, es el número de la habita-
El amor, en cambio, es definido por Lacan como encuentro, ción en la cual también una mujer es asesinada por su amante celoso,
azar, contingencia. Les propuse un par de películas: 2046 y La es- es el número de la habitación en la cual él quiere instalarse y no pue-
pada oculta. Las dos películas son de directores orientales, son muy de, y entonces, fallidamente queda encerrado en la 2047 y esa 2046
distintas y tienen estéticas muy diferentes. Me interesa situar dos va a ser ocupada primero por una mujer, después por otra.
aspectos de la relación entre amor e inconsciente en las películas. También es el número de un tren que habla del amor —en un
Les ofrezco un par de líneas para seguir cuando las puedan ver. relato de ciencia ficción que escribe el protagonista, que juega alre-
2046 es una película que muestra claramente esta dimensión aza- dedor de la relación entre el amor y la temporalidad. Se trata de un
rosa del encuentro, dando cuenta también de la relación que tiene tren que toman aquellos sujetos que quieren recuperar la memoria,
este encuentro con el inconsciente. Esto es algo que también Lacan va en el que justamente se pierde la dimensión del tiempo, deja de
a desplegar en las primeras clases de este seminario, cuando interroga existir el tiempo, por eso es un tren del cual nadie puede salir.
los textos de Freud sobre el ocultismo, la telepatía. Es muy interesante En ese punto se despliega la dimensión fantasmática del pro-
la manera en que Lacan lee estos textos de Freud, al plantear que en lo tagonista de la película, ya que las mujeres que se hacen presenten
oculto en tanto tal encontramos la ausencia de relación, que lo oculto en ese tren son androides. Entonces, en esta película se trata de un
es el signo de la ausencia de relación, de lo que no se puede saber, por hombre que vive, que sufre y que padece el drama del obsesivo. Vi-
lo que va a plantear que en la experiencia de lo oculto lo que está en mos que la fantasmática obsesiva cuando se juega en el amor hace
juego es una relación entre inconscientes, y en ese sentido Lacan va a presente la muerte en el lugar de lo femenino. Se trata de alguien
acercar las experiencias del ocultismo a la experiencia amorosa. que deja escapar al amor una y otra vez, que vive la experiencia
Lacan señala que no es casual que quien se dedica, por ejemplo, desgarradora de volver a perder cada vez la posibilidad del amor, de
a decir la suerte, se rodee de objetos míticos, objetos que desvían su dejarla escapar; hay un sufrimiento muy vívido del sujeto en ese
100 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR / 101

punto, un sufrimiento neurótico. También encontramos esa marca que tiene un pene, y que tener ese pene no le impide desearlo, por lo
del inconsciente que insiste, y esa cifra que está en la raíz de todos que termina penetrando su vagina con ese órgano. Cuando se levanta
sus encuentros, que es el número 2046. a la mañana le cuenta su sueño a este hombre, quien recupera sus fa-
La película La espada oculta toma otra perspectiva de la relación cultades y se lo demuestra con creces a su amante. Lacan no vacila en
entre el amor y el inconsciente. También en ella hay una dimen- situar a esta mujer, la amante de este hombre, en la posición de analista,
sión neurótica, hay una dimensión obsesiva en la que se juega una al plantear que ese sueño de ella es una interpretación que va directo al
confrontación, también el protagonista es un hombre, pero es un inconsciente de él, y evidentemente toca exactamente ese punto de la
hombre que sigue el recorrido trágico de la relación con su deseo, roca viva de la castración en el que se encontraba detenido este obsesivo.
y en ese sentido se pude encontrar con su destino —en el sentido En ese momento Lacan concebía el fin del análisis en términos de toda
trágico del término, que ahora vamos a trabajar un poco—, y puede la problemática del ser y el tener fálico, de salir del lugar de falo.
terminar amando efectivamente a una mujer. Pero más allá de esa conceptualización, es interesante cómo, para
Volviendo a los textos de Freud sobre el ocultismo, que toma La- hablar del análisis de un sujeto, trae el sueño de su mujer, de su aman-
can al comienzo del seminario 21, Lacan señala allí la importancia de te, de modo que ese sueño termina formando parte del análisis de este
la relación entre inconscientes, ya que en la medida en que el adivino hombre. En este pasaje se comprueba esta estructura de relación in-
está con la atención flotante puesta en otro lado, puede pescar algo del consciente con el deseo de la persona amada que Lacan propone en el
inconsciente del sujeto. Y entonces dirá, en la clase del 20/11/73: “El Seminario 21. También en este seminario va a dar algunas definiciones
inconsciente no excluye el reconocimiento del deseo del Otro como del amor que ponen en el centro de la experiencia amorosa la creencia
tal, en otros términos, la red de estructura de la que el sujeto es un de- en el inconsciente. Por ejemplo, va a decir que el amor se dirige al saber
terminado particular. El inconsciente es concebible que comunique inconsciente: “El amor es una relación con lo real del saber inconciente”;
con las otras estructuras, ciertamente con las de los padres, y por qué también va a decir: “El amor son dos medios decires que no se recu-
no, llegado el caso, con esas estructuras que son las de un desconoci- bren”, de modo que también va a definir al amor en relación con el me-
do, por poco que la atención del sujeto esté apenas en otro lado”. De dio decir, que es el decir atravesado por la función de la castración. Este
modo que hay cierta posibilidad de conectarse con otras estructuras no recubrimiento de estos dos medios decires es fundamental, ya que es
—dice ahí Lacan—, en principio con la de los padres pero también lo que va a dar lugar a la dimensión sintomática de la relación amorosa,
podría ser con las de un desconocido, en la medida en que uno pueda que abordaremos en una de las próximas clases. Eso que no se recubre
ponerse en el estado necesario. Y después dice: “Se tienen relaciones en esos dos medio decires que hacen al encuentro amoroso, es justamen-
inconscientes con la persona que se ama, aunque no en tanto que se te lo que va a hacer síntoma y también va a ser lo que va a anudar.
la ama, sino con su deseo”.
Lacan da un ejemplo muy lindo en “La dirección de la cura y los
principios de su poder” (Lacan, 1966a). Terminando ese escrito habla IV. El yerro en el amor
del tramo final del análisis de un sujeto obsesivo, que está pasando por
un período de impotencia sexual, por lo que se le ocurre —como in- Otra cuestión que va a plantear Lacan en este seminario es que el
tento de salida de esa situación de impotencia— proponerle a su aman- amor, en su relación con el inconciente, pone en juego lo que él va
te hacer un trío, traer a otro hombre a la cama. Esa noche ella sueña a llamar acá “el yerro”, la posibilidad de errar, que está presente en
102 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR / 103

el título mismo del seminario. Lacan lo va abordando de diferentes V. Las dimensiones trágica y cómica del amor
maneras de lo largo del seminario. Hay dos dimensiones del yerro o
del errar en el seminario, una que sería errar de la buena manera, y Otra referencia que les propuse para hoy es una ópera de Gaetano
otra que sería errar de la mala manera. Errar de la mala manera sería Donizetti que se llama El elixir de amor. Esa ópera hace un buen
no ser incauto del inconsciente, elegir prescindir de la creencia en contrapunto con Tristán e Isolda, de Richard Wagner: son las dos ca-
el inconsciente, también sería elegir estar por fuera de la dimensión ras del amor. Tristán e Isolda condensa el mito con el que se constru-
de engaño que encontramos en la experiencia amorosa. En efecto, ye el amor en Occidente, tal como lo propone Denis De Rougemont
para poder amar hay que tener cierta dosis de ingenuidad, estar de en Amor y Occidente (De Rougemont, 1972) El sitúa El román de
algún modo en la dimensión de la creencia, dejarse engañar. Amar Tristán —que surge en la baja edad media— como la primera mani-
es dejarse engañar. Entonces, la mala manera de errar sería el recha- festación de lo que sería el amor en Occidente, tal como se va desple-
zo de la dimensión amorosa, el rechazo de la creencia en el incons- gando a partir de ese momento, y cuyo máximo exponente va a ser el
ciente, que es la posición de no incauto. amor cortés, en el que nos centraremos en la próxima clase. En este
La buena manera de errar implica un funcionamiento de la falta, mito de Tristán el punto azaroso del encuentro entre un hombre y
del yerro, del error, un funcionamiento que abre la dimensión del una mujer es obturado por un objeto, que es justamente un elixir de
deseo. En ese sentido Lacan plantea que el desplazamiento cristia- amor, de modo que Tristán se enamora de Isolda porque toma una
no que inventa la perversión masoquista deja por fuera del amor la pócima de amor. El amor de Tristán es un amor trágico, es un amor
dimensión del yerro. Va a decir, en la clase del 18 de diciembre, imposible, y es un amor del cual Denis de Rougeamont va a estudiar
que los tres pares de muerte y goce, ser y saber, hombre y mujer se muy bien los resortes, que son de un goce por el que la experiencia
unen en la operación cristiana, haciendo desaparecer el yerro. Por amorosa está teñida de lo imposible y de la muerte, que deviene el
el contrario la operación analítica, que parte del amuro y revierte el núcleo de la pasión amorosa tal como se concibe en occidente.
desvío cristiano, le devuelve al amor la posibilidad de ser un puro Richard Wagner tuvo una vida amorosa muy apasionada, y
yerro, de abrir esa dimensión de la falla. cuando escribió Tristán e Isolda estaba viviendo un amor muy pro-
Esta perspectiva va a desembocar en algunos de los planteos del fundo con la mujer del hombre que le oficiaba de mecenas en ese
Seminario 24 (Lacan, 1976-1977), que también tiene un título ho- momento. Esta ópera trata justamente de una relación prohibida,
mofónico, se llama L’insu que sait de l’une-bévue s’aile a mourre, que de una relación imposible entre un hombre y una mujer, que toca
puede leerse de distintas maneras; una de las lecturas posibles sería: lo más vivo de lo que apasionaba a Wagner en ese momento. Más
Lo no sabido que sabe de una equivocación es el amor. En el titulo de allá del libreto, también su música habla de esta dimensión trágica
ese seminario también hay un juego de palabras, porque ahí también de la experiencia amorosa, y me animo a decir que habla porque
está el unbewusste —que es el inconsciente freudiano. El amor es lo realmente me parece que su música logra decir eso, más allá de las
no sabido que sabe de una equivocación. Se trata de una definición palabras, más allá de lo que se dicen los amantes cuando cantan.
del amor centrada en el yerro, en la estructura del lapsus. En esta ópera la música toca todo el tiempo en esa sintonía de la
dimensión trágica de la experiencia amorosa.
Lo que va a plantear Denis de Rougeamont en Amor y Occidente
es que lo que le da esa fuerza pasional a la experiencia amorosa en
104 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR / 105

Occidente —y en eso se distingue de lo que sería el amor en Orien- dos medios decires que no se recubren; esas situaciones de la vida
te—, es justamente esta dimensión que roza la muerte, esta dimen- cotidiana de la pareja en las que se manifiesta algo que no anda,
sión trágica, que Denis de Rougemont va a ligar con esta operación algo que se escabulle, algo que huye, algo que se escapa, que se
cristiana a la que hace referencia Lacan en el Seminario 21. Según desplaza, desplegándose la comedia del amor.
la perspectiva de Denis de Rougemont hay cierta relación entre ese Lacan va a poner el acento en el hecho de que ahí está en juego
imposible que roza la muerte —y de hecho Tristán e Isolda terminan la vida, está en juego la significación fálica, esta en juego esa di-
muriendo— y el masoquismo. mensión grotesca del falo, la pifiada. Uno podría decir que en esa
Esto puede verse en las películas de amor, que se centran en ese vertiente de la experiencia amorosa el yerro, el lapsus, la falla propia
momento en el cual por alguna razón el objeto es inaccesible, y ge- del inconsciente toma la forma de la pifiada, del tipo que le dice a
neralmente terminan cuando se vuelve accesible el objeto. Entonces la mujer exactamente lo que no le tenía que decir para que se ponga
viene la pregunta: ¿qué pasa después?, como plantea Denis de Rou- de malhumor, y que forma parte del libreto cotidiano de una pareja,
gemont: ¿qué pasa si Tristán e Isolda se casan y tienen hijos?, ¿cómo ¿no?. Finalmente en esta dimensión cómica del amor es donde nos
sigue esa experiencia amorosa? Si Tristán e Isolda, en lugar de morir hacemos los chichones al chocar contra ese muro irreductible.
ambos llevados por su destino trágico, pudieran divorciarse de sus La ópera de Donizetti El elixir de amor toma del mito de Tristán
parejas y casarse y tener hijos y demás, seguramente pasaríamos de e Isolda con el que se inaugura la versión occidental del amor la
la dimensión trágica a la dimensión cómica del amor, terminaría la idea de la pócima de amor, del elixir del amor, pero en una versión
opera Tristán e Isolda de Wagner y comenzaría El elixir de amor de cómica. Se trata de una aldea en la cual hay una campesina y un
Gaetano Donizetti —también muy hermosa—, que pone de relieve campesino, él está enamorado de ella, pero ella está enamorada del
la dimensión cómica del amor, subrayada por Lacan en el seminario soldado o del policía del pueblo —no recuerdo bien qué era, pero
8 —el Seminario de La Transferencia— cuando se centra en la inter- era alguien que tenía una investidura, era una figura de autoridad,
vención de Aristófanes en El Banquete (Platón, 1984), que inventa el que tiene uniforme sobre todo— y ni lo mira a este pobre cam-
mito de esos seres primitivamente redondos que habían sido partidos pesino. Llega al pueblo un vendedor de pócimas, que vende una
por la mitad y se pasan la vida buscando su otra mitad, lo que expli- supuesta pócima de amor, que en realidad es vino. El protagonista
caría la versión del amor como el encuentro con la media naranja, le compra una botella, se la toma toda, se emborracha, mientras
con la mitad que nos falta. tanto esta mujer justamente está por casarse con este militar o poli-
Es justamente por la vía de la significación fálica en juego en cía, está en la fiesta de casamiento, se posterga el momento mismo
el amor, que vamos a encontrar su lado cómico. Lacan va a decir de la ceremonia porque faltan llegar algunos, entre ellos este mu-
—con Freud— que lo cómico siempre es el falo, y por eso es tam- chacho —el protagonista—que como estaba borracho llega más
bién el lado por el cual en el nudo el amor se conecta con la vida. tarde. El protagonista ve que ella no le lleva el apunte, entonces
En su dimensión trágica el amor se conecta con la muerte, como en compra y se toma otra botella, y se pone tan borracho que ya ni le
Tristán e Isolda. En la dimensión cómica el amor se conecta con presta más atención a ella, y entonces ella, cuando ve que él no le
la vida, entonces podemos hablar de la psicopatología de la vida presta atención empieza a fijarse en él, hasta terminar cancelando
cotidiana del amor, que es cómica; son esas situaciones de todos los su próximo matrimonio con el militar, y cayendo en los brazos de
días, en las que están en juego los inconscientes de los dos, de esos este campesino. Es una versión del elixir de amor que va por el lado
106 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR / 107

de la comedia, y que pone el acento en este punto de desencuentro el cumplimiento del destino se aleja de la ciudad que cree natal y
que hay en el encuentro amoroso. Y también acá hay un engaño y termina entonces, en su camino, cumpliendo con su destino fatal,
una equivocación en juego, que tiene que ver con la creencia de este matando a su padre y acostándose con su madre. Lacan va a poner
muchacho en que efectivamente era una pócima de amor cuando en el acento en el deseo de saber de Edipo como el nudo de su desti-
realidad no era más que vino, y el punto en el cual él se deja tomar no trágico. El problema es que él quiere saber y logra enterarse de
por ese engaño. La ópera termina con que obviamente el tipo vende su destino. En el momento en el cual Edipo se arranca los ojos y
todas las botellas, porque efectivamente verifica que era un filtro de avanza hacia la muerte —esto ya es Edipo en Colona—, se dirige al
amor y que había funcionado a partir del encuentro de ellos dos. templo de los suplicantes donde va a desaparecer acompañado por
Lacan, tanto en el Seminario 7 como en el Seminario 21, va a su hija Antígona; entonces maldice a su descendencia.
considerar estas dos dimensiones que hacen a la experiencia del ser En la generación siguiente —Antígona— los dos hijos varones de
hablante, la dimensión trágica y la dimensión cómica. Me parece Edipo (Etéocles y Polinice) se pelean entre ellos y se matan porque uno
importante ubicar en la dimensión trágica del amor la perspectiva de ellos no le quiere dejar el trono al otro, como correspondía, ya que
del destino, para distinguirla por un lado de lo que sería el destino debían reinar siete años cada uno. Creonte, que se hace cargo transi-
en la posición de no incauto, en el sujeto que es nombrado para, que toriamente de la ciudad cuando se matan los dos herederos de Edipo,
ya tiene una meta en su vida, una misión que cumplir, por lo que para hacer cumplir la ley sanciona al que estaba en falta y prohíbe su
hay un destino marcado de antemano al cual se dirige directamente, sepultura. Ahí entra Antígona —hija de Edipo, hermana de los muer-
a diferencia del estatuto del destino en la tragedia, incluso en la tos— que viene a sepultar a su hermano sabiendo que el castigo para
dimensión trágica del amor. Ahí es donde les recomiendo espe- quien lo hiciera era ser enterrada viva en una caverna. Creonte intenta
cialmente la película 2046, en la que queda en primer plano esta disuadirla y ella se mantiene en su posición, aceptando su destino.
dimensión trágica de la experiencia amorosa. Edipo cumple su destino sin proponérselo, queriendo alejarse
En el Seminario 7, que es donde por primera vez estudia la es- de su destino lo cumple; Antígona va directamente al encuentro de
tructura de la tragedia, Lacan se detiene especialmente en la tragedia ese destino fatal, ella podría no sepultar al hermano —escuchando
de Antígona. Ustedes saben que en ese seminario Lacan se dedica la voz de la razón, de Creonte, que le dice: ¡salvate!— sin embargo,
a estudiar esa obra de Sófocles, que es justamente la obra en la cual ella va en la búsqueda de su muerte, de su fatalidad. En ese senti-
encontramos los efectos, las consecuencias del acto de Edipo. Las do Lacan acerca la posición de Antígona a la posición de Sócrates,
tragedias siempre son trilogías, atravesando tres tiempos, y habi- quien toma la cicuta teniendo alternativas para evitarse la muerte,
tualmente esos tres tiempos se detienen en tres generaciones. En incluso la prisión, pero, tal como Antígona, no quiere negociar, por
este caso, está esa primera cadena en la cual encontramos a Edipo lo que también él cumple con un destino trágico.
—en Edipo rey— que quiere escapar de su destino trágico, de la Lacan señala ahí, en el caso de Antígona, la asunción de su des-
maldición que pesa sobre la casa de los Labdácidas como conse- tino. Y Lacan pone mucho el acento en el termino griego até, que es
cuencia de una falta de su padre. A Layo le había sido profetizado traducido en el Seminario 7 por fatalidad. Se trata de la fatalidad que
que su hijo iba a matarlo y a acostarse con su madre, por lo que lo atraviesa la cadena de las generaciones a partir de una falta del padre.
envía lejos. Edipo sabe que esa maldición pesa sobre él, pero no Otro lugar en el cual Lacan habla del destino, en el sentido grie-
quiénes son sus verdaderos padres, de modo que queriendo evitar go, trágico del término, es en el caso del Hombre de las Ratas, en
108 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR / 109

“Función y campo de la palabra y del lenguaje en psicoanálisis”, Bibliografía


donde plantea que que el Hombre de las Ratas no se divorció de la
muerte, que Freud no logró separarlo de su verdadera cónyuge (La- De Rougemont, Denis (1972). Amor y occidente. Consejo Nacional
can, 1966). Es llamativo que Lacan lee la muerte del Hombre de las para la cultura y las artes. Méjico, 1993.
Ratas como el cumplimiento de un destino trágico, cuando muere Lacan, Jacques (1966) “Función y campo de la palabra y del lenguaje en
en la primera guerra mundial, donde murieron casi todos los que psicoanálisis”, en Escritos 1. Siglo veintiuno. Buenos Aires, 1975. P. 291.
intervinieron. Quizás se le pueda dar cierta razón a Lacan, porque Lacan, Jacques (1966a) “La dirección de la cura y los principios de
cuando Freud introduce el caso del Hombre de las Ratas señala que su poder”, en Escritos 2. Siglo veintiuno. Buenos Aires, 1975. PP.
la eficacia terapéutica fue un obstáculo para profundizar lo suficien- 610/613.
te en la indagación del inconsciente. La mejoría terapéutica hizo Lacan, Jacques (1986) El seminario. Libro 7: La ética. Buenos Aires,
que finalizara su análisis, y que pudiera así ir a la guerra. 1988. Paidós. Caps. XXII, XXIII y XXIV.
Me interesa distinguir esa dimensión trágica del destino del esta- Lacan, Jacques (1973). Seminario 21, Les non-dupes errent. Inédito.
tuto del destino en el nombrar para. En el destino trágico se trata de Clases 18/12/73, 8/1/74, 15/12/74, 19/3/74 y 11/6/74.
una dimensión simbólica, de allí que en los seminarios 7 y 21 Lacan Lacan, Jacques (1976-1977) Seminario L’insu que sait de l’une bévue,
se detiene en la intervención que realiza la operación analítica sobre c’est l’amour. Inédito.
esa dimensión trágica que atraviesa la neurosis. Cuando señala que Platón (1984) “El Banquete”. En Diálogos. EDAF. Macrid, 1984.
Freud no consiguió divorciar al Hombre de las Ratas de la muerte
está diciendo que la intervención analítica tiene que ponerse en cruz
con la realización de la fatalidad del destino trágico.
En la experiencia analítica se trata de que el sujeto encuentre
su destino, que despliegue esa cadena, que encuentre esa cifra que
está inscripta en su deseo, y que va a dar cuenta de sus encuentros,
azarosos pero no tan azarosos. Y es justamente ese despliegue el que
vuelve posible ir más allá de la realización fantasmática del destino.
Sobre el final del Seminario 21 Lacan plantea que la posición de
incauto del inconsciente es la que da la posibilidad de entrar en ese
yerro, en ese errar —el errar de la buena manera—, único camino
para poder vivir una relación con lo real más allá de la versión fan-
tasmática. Justamente esa posibilidad está dada por la creencia en
el inconsciente, por el amor al inconsciente, donde la concepción
misma de inconsciente implica un más allá del fantasma.

Clase de 24 de junio 2009.


6. Amor y vacío

I. La invención del amor cortés.

En el Seminario 7 Lacan propone considerar la invención del


amor cortés como una sublimación históricamente fechada de la
que surge la mujer bajo la figura de la Dama. Lacan define a la su-
blimación como la elevación del objeto a la dignidad de la Cosa. La
Cosa, a diferencia del objeto, es innombrable. Lacan hace referencia
en ese punto a la pintura de Cézanne, deteniéndose particularmente
en dos de ellas, naturalezas muertas. En una se trata de unas man-
zanas, en otra de unos zapatones viejos. Señala hasta qué punto en
cada uno de esos cuadros encontramos algo innombrable, de modo
que no se trata en ellos de las manzanas o los zapatos como objetos.
Es en ese punto de innombrable que se toca lo real y donde está en
juego lo que Lacan llamará un vacío central.
En este punto les propongo distinguir la falta, el agujero y el
vacío: la falta es simbólica, el agujero es real; mientras que el vacío
se produce en el acceso de lo simbólico a lo real. Para Lacan la su-
blimación es una operación simbólica sobre lo real.
En la página 149 del Seminario 7 —refiriéndose al vaso del alfa-
rero— Lacan va a decir: “Ese nada de particular que lo caracteriza
en su función significante es precisamente en su forma encarnada
lo que caracteriza al vaso como tal. Es justamente el vacío que crea,
introduciendo así la perspectiva misma de llenarlo. Lo vacío y lo
pleno son introducidos por el vaso en un mundo que, por sí mismo,
no conoce nada igual. A partir de este significante modelado que es
112 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR / 113

el vaso, lo vacío y lo pleno entran como tales en el mundo” (Lacan, vacío de lo femenino en tanto tal. La Cosa, el vacío— también Lacan
1986). Se trata de la creación de un real —que no estaba de antema- va a decir la alteridad absoluta, lo que va a permanecer siempre como
no. En eso el vacío se distingue del agujero, que sí es algo que está. Otro —respecto del discurso, respecto de la lógica fálica.
Por ejemplo, si llevamos esta cuestión al plano de la constitu- Con la vuelta que vamos a dar hoy vamos a ir acercándonos a lo
ción del sujeto, la falta simbólica, que es la función de la castración que vamos a desarrollar en la próxima clase, que son las fórmulas de
—es una función que se consigue o no se consigue. En los casos de la sexuación y la distinción entre la lógica del lado macho y la lógica
psicosis justamente no opera el complejo de castración, por lo que la del lado femenino. El paso previo es, justamente, el amor cortés y el
función de la falta no llega a intervenir en lo simbólico. surgimiento de lo femenino como La Cosa que encarna ese vacío.
Pero sin duda el cuerpo tiene agujeros, esos agujeros son reales.
Todo el asunto —en la constitución del sujeto, en la construcción Intervención: ¿Siempre la dimensión del vacío es abordada por lo
del cuerpo, y en la economía de goce de un sujeto— es justamente simbólico?
si lo que entra y sale por esos agujeros va a estar regulado o no por
la función de la falta, si va a haber una articulación entre la falta Nieves: Sí, para Lacan no solamente es abordado, sino que es
y el agujero. Pero en principio podemos decir que los agujeros son creado el vacío a partir de una operación simbólica. Lo que ocurre
reales, mientras que la falta es simbólica. es que esta operación simbólica no es discursiva, no es del orden
Por otro lado el vacío ya implica una dimensión real, pero a par- de la palabra, sino que es del orden de la sublimación, es un acto
tir de un abordaje simbólico. Si ustedes hacen un florero, recién en creativo. En el campo de lo simbólico hay distintos tipos de opera-
ese momento el espacio que es encerrado por la materia que ustedes ciones posibles, en este caso se trata de la creación. Freud decía que
modelan se transforma en un vacío. Así es constituido el vacío como la sublimación es una satisfacción de la pulsión sin represión, lo que
tal, que va a ser real, porque el florero no es el vacío, el vacío es un sí ocurre es la transformación de la meta de la pulsión, pero no hay
real que habita el florero, pero sin el florero no habría el vacío. represión, es decir que la sublimación no obedece a la lógica de la
Por eso lo propio del acto de sublimación es justamente la re- barra. Por eso es una operación simbólica que no es discursiva.
lación con el vacío, es la creación de un vacío. A partir de una El arte excede, es una práctica eminentemente simbólica en el
operación simbólica se produce algo real. hombre, es imposible sin el lenguaje, pero justamente el arte se de-
Lo que le interesa a Lacan, y que lo va a hacer volver sobre la fine por ir más allá de los límites de la palabra y del discurso, habita
cuestión del amor cortés —en el Seminario 20— es que justamente justamente esa zona de lo imposible de decir, de lo innombrable…
esta operación de sublimación en la que consiste el amor cortés no
opera sobre cualquier objeto, sino justamente sobre un objeto que es Intervención: Pensaba cuando un paciente se desestabiliza y entra
innombrable: la mujer. Cuando Lacan posteriormente diga “La mu- en un estado de vacío, de angustia fuerte…
jer no existe” va a estar diciendo exactamente eso, va a decir que no
existe el objeto femenino, que lo femenino en tanto tal es La Cosa, es Nieves: A diferencia del sin límite del sinsentido de la angustia, la
un vacío, es lo innombrable. Pues bien, en algún sentido podríamos operación de sublimación cierne un vacío. Topológicamente podemos
decir que con el amor cortés surge la mujer, que con la invención del distinguir el vacío que está adentro, de lo que sería el vacío afuera, que
amor cortés, con esta sublimación históricamente fechada, se crea ese dejaría de ser un vacío para transformarse en un espacio abierto, sin lími-
114 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR / 115

te. Es el guante dado vuelta al que hace referencia Lacan en el Seminario III. Amor cortés y misticismo
de la Angustia (Lacan, 2004): en el fenómeno de la angustia el interior
pasa afuera, y en ese punto deja de ser un vacío. Pero es posible volver a En el capítulo 11, titulado “El amor cortés en anamorfosis”, se va a
dar vuelta el guante: pasar de la angustia a la creación, a la sublimación. abrir la cuestión —que también va ser retomada en los Seminarios 20
y 21— que considera el borde entre el amor cortés y el misticismo,
borde también presente en “Amor y Occidente”, de Denis De Rouge-
II. Arte, ciencia o religión mont, que estudia las confluencias y las separaciones entre los movi-
mientos místicos y el movimiento del amor cortés (De Rougemont,
Volvamos al amor cortés, allí el vacío queda encarnado en una 1972). Para Lacan se trata de la zona de ese vacío central —que en
mujer, a la que se le canta, a la que se le escribe —allí opera la fun- este seminario denomina La Cosa—, que es el lugar al que va a ir a
ción de la carta/letra de amor— que queda ubicada en la función de parar la mujer en el amor cortés, como en un más allá de lo sagrado,
la causa para el hombre. Se trata de un vacío bien delimitado. pero en relación con lo sagrado, ya que hay una suerte de adoración
En la página 160 del Seminario 7 (Lacan, 1986) Lacan va a decir: por la Dama en el amor cortés. Denis De Rougemont señala la cerca-
“... en toda forma de sublimación el vacío será determinante”, lo que lo nía entre ciertas expresiones poéticas de los místicos y ciertas expresio-
lleva a las tres vertientes freudianas: ciencia, arte y religión, como tres nes poéticas de los trovadores, de los caballeros cortesanos.
maneras distintas de hacer con el vacío. En el caso del arte se trata de En Lacan, el misticismo —en el Seminario 20— será una opor-
crearlo, allí hace referencia a la arquitectura y la poesía. Dice: “Todo arte tunidad de interrogar la lógica del lado femenino de las fórmulas de
se caracteriza por cierto modo de organización alrededor de ese vacío... la sexuación, situando a ciertos místicos de ese lado, en una posición
La religión consiste en todos los modos de evitar ese vacío.” En la reli- que está más allá del falo. Los ejemplos que va a dar son los de Santa
gión se trata de respetar ese vacío, a través de toda una serie de ceremo- Teresa y San Juan de la Cruz.
niales, de rituales, que estudia Freud en el texto “Acciones obsesivas y Lacan se va a detener en sus escritos poéticos, que testimonian
prácticas religiosas” (Freud, 1907). En este texto se pueden ubicar cla- de un encuentro con Dios —que estaría en este centro, en este va-
ramente todos los comportamientos, los ceremoniales religiosos, como cío central, encarnando La Cosa—que prescinde del discurso, y por
maneras de armar un campo vedado donde quedaría confinado ese va- ende del saber—; se trata de un abordaje femenino del vacío. En
cío que hay que evitar por medio del respeto, al modo de un tabú. efecto, no se trata aquí de la evitación del vacío a través del recurso
Y finalmente respecto de la ciencia, Lacan señala en la página al orden fálico, que se manifiesta tradicionalmente por medio de
162 que la misma parece arrasar con el vacío, ya que se trata de ceremonias y reglas. Por eso los místicos regularmente han sido
una formalización de lo real que apunta a un absoluto. Sin embar- cuestionados por la jerarquía eclesiástica, ya que su rechazo de la vía
go, dado que opera por la vía de la forclusión, el vacío retorna en discursiva los volvió siempre sospechosos de herejía. Los místicos
el horizonte: “El discurso de la ciencia está determinado por esta hacen un camino absolutamente singular, propio, en el que se ope-
Verwerfung y es probablemente porque lo rechazado de lo simbólico ra una sublimación por la que transforman a Dios en su propia Cosa
reapareciendo, de acuerdo con mi fórmula, en lo real que desembo- —por decirlo así—; es un Dios absolutamente singular.
ca en una perspectiva donde algo tan enigmático como La Cosa se En la página 183 Lacan va a decir respecto del amor cortés: “Lo
perfila al termino de la física” (Lacan, 1986). que nos interesa desde el punto de vista de la estructura es que una
116 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR / 117

actividad de creación poética haya podido ejercer una influencia de- La última cuestión que quisiera señalar de lo que plantea aquí es
terminante —secundariamente, en sus consecuencias históricas— cómo hay una influencia muy importante de un texto que ustedes
en las costumbres, en un momento en que las claves del asunto fue- seguramente conocerán, que es “El arte de amar” de Ovidio, que
ron olvidadas. Pero sólo podemos juzgar la función de esta creación tiene mucha repercusión en la poesía del amor cortés. Lo que Lacan
sublimada en los puntos de referencia de la estructura. extrae de este texto como aporte central al amor cortés, es que Ovi-
El objeto, señaladamente aquí el objeto femenino, se introduce dio plantea que el amor debe ser regido por el arte. (Ovidio, 2 A.
por la muy singular puerta de la privación, de la inaccesibilidad... C.) Se trata entonces de esta dimensión creacionista sublimatoria
No hay posibilidad de captar a la Dama, en su posición poética, del amor, en tanto regido por el arte. En esta misma línea, Lacan va
sin el presupuesto de una barrera que la rodea y la aísla. El hecho a plantear que hay reglas de juego del amor, en el que, tal como en
de que en ocasiones su cuerpo sea descrito como g’ra delgat e gen, el arte, no se puede hacer cualquier cosa. (Lacan, 1974)
vale decir que exteriormente las redondeces formaban parte del sex-
appeal de la época... no debe engañarlos, pues siempre se la llama
así. En este campo poético el objeto femenino está vaciado de toda IV. La faz femenina de Dios
sustancia real” (Lacan, 1986)
Encontramos nuevamente el vacío, esta vez en el vaciamiento de Continuando con el borde entre amor cortés y misticismo, les pro-
toda sustancia real de la Dama a la que se le canta en el amor cortés. pongo pasar al Seminario 20. En el capítulo 6, titulado “Dios y el goce
Lacan señala que no hay que confundirse con el hecho de que los de la mujer”, Lacan distingue dos caras en el Otro. Una de ellas bien
poetas del amor cortés utilicen, a veces, expresiones muy crudas podría ser la cara de Dios Padre, el “Padre nuestro que estás en los cie-
para referirse al amor sensual, porque eso no es un indicio de que los…” Ese Otro, en posición de excepción, sostiene el conjunto de la
la mujer fuera una sustancia a gozar, sino todo lo contrario. En la lógica fálica, la lógica edípica. En esa vía es posible entrar —y es lo que
página 184 va a decir: “Nunca se habla tanto en términos de amor hace a la dimensión más obsesiva de la religión— en una relación con
muy crudos, como cuando la persona es transformada en una fun- Dios, con el gran Otro, ubicándolo en ese lugar de excepción paterna.
ción simbólica. Vemos funcionar aquí en estado puro el mecanismo Pero está la otra cara de Dios, la cara femenina, que es la que ponen
del lugar que ocupa la mira de la tendencia en la sublimación”. de relieve los místicos. En la página 85 Lacan está refiriéndose a un
Y un poco más adelante dice: “La creación de la poesía cortés texto crítico hacia su enseñanza, que había sido publicado en ese mo-
tiende a hacer lo siguiente: a situar en el lugar de la Cosa, y en mento, y del que se burla planteando que sus autores son personas bien
esta época cuyas coordenadas simbólicas nos muestran cierta dis- intencionadas, las que son siempre peores que las mal intencionadas,
cordancia entre las condiciones particularmente severas de la rea- ya que no lo entendieron. A Lacan se le criticaba entonces que cuando
lidad y ciertas exigencias del fondo, cierto malestar de la cultura. se refería al gran Otro volvía a hacer entrar a Dios por la ventana. Y
La creación de la poesía consiste en plantear, según el modo de Lacan respondía: Sí, se trata de Dios. Entonces acá, en la página 85
sublimación propio del arte, un objeto al que designaría como en- dice: “Tal vez hoy les muestre por qué existe justamente el buen Dios.
loquecedor, un partenaire inhumano. Nunca la dama es calificada El modo bajo el cual existe no será tal vez del agrado de todo el mundo,
por sus virtudes reales y concretas”. (Lacan, 1986). Por eso la dama y en especial de los teólogos, los cuales, como dije hace tiempo, saben
es una sublimación, es una creación. prescindir de su existencia mucho mejor que yo”. (Lacan, 1975)
118 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR / 119

La tesis de Lacan es que los teólogos no creen en Dios porque allá del falo. Quizá se hallan percatado (...) alguna vez, al vuelo, que
son los que lo inventan, son quienes se encargan de sostenerlo hay algo que sacude a las mujeres, o que la socorre…” Y un poco
con sus elaboraciones por el lado del saber. Entonces dice: “Des- después dice: “Hay un goce de ella, de esa ella que no existe y nada
graciadamente no estoy del todo en la misma posición, porque significa. Hay un goce suyo del cual quizá nada sabe ella misma, a
tengo que vérmelas con el Otro. Este Otro, si sólo hay uno solito, no ser que lo siente: eso sí lo sabe. Lo sabe, desde luego, cuando
ha de tener forzosamente alguna relación con lo que aparece del ocurre. No les ocurre a todas.”
otro sexo”. Aquí comienza a introducir la relación de Dios con lo Va a plantear entonces que como las mujeres no pueden decir nada
femenino. Ese gran Otro va a tener que ver con el Otro sexo. ¿Por de ese goce, porque no lo saben, porque no es del orden del saber, en-
qué? Porque en el nivel del sexo lo que hay es el Uno y lo Otro. tonces se lo llama como se puede, se lo llama goce vaginal —retoman-
El Uno es el falo, es el goce macho, el sexo masculino; entonces do el planteo de Freud del pasaje del clítoris a la vagina en la sexualidad
el Otro necesariamente va a tener que ver con lo femenino. Y en femenina. Lacan lo considera un intento de localizar algo que no se
este punto justo retoma la cuestión del amor cortés: “Al respecto, puede localizar porque está fuera de la naturaleza de la palabra.
no rehusé aquel año que evocaba la vez pasada, el de la Ética del En la página 92 va a hablar del misticismo, haciendo referencia
psicoanálisis, referirme al amor cortés. ¿Qué es? Es una manera a San Juan de la Cruz: “... ser macho no obliga a colocarse del lado
muy refinada de suplir la ausencia de relación sexual fingiendo del , uno puede colocarse también del lado del no-todo. Hay
que somos nosotros los que la obstaculizamos. allí hombres que están tan bien como las mujeres. Son cosas que
pasan y no por ello deja de irles bien. A pesar, no diré de su falo, sino
Intervención: ¿Nosotros? de lo que a guisa de falo les estorba, sienten, vislumbran la idea de
que debe de haber un goce más allá. Eso se llama un místico.”
Nieves: Claro, nosotros, los sujetos del amor, que de esa manera Y después, en la página 93 dice: “Ese goce que se siente y del que
velamos el obstáculo estructural. Seguimos en la página 85: “El nada se sabe ¿no es acaso lo que nos encamina hacia la ex -sistencia?,
amor cortés es para el hombre, cuya dama era enteramente, en el ¿Y por qué no interpretar una faz del Otro, la faz de Dios, como lo
sentido más servil, su súbdita, la única manera de salir airosos de la que tiene de soporte al goce femenino?”
ausencia de relación sexual.” Les voy a leer un poema de San Juan de la Cruz en el que se es-
Pasamos a la página 89, en la que me interesa cómo va a definir lo cucha esta dimensión femenina de su relación con Dios. Se llama:
femenino, que va a quedar ligado con esa otra cara de Dios que está “Canciones del alma en la íntima comunicación de unión de amor
en juego en el misticismo: “Ese la es un significante. Con ese la sim- de Dios” (San Juan de la Cruz, 1542-1591)
bolizo el significante del cual es indispensable marcar el puesto, que
no puede dejarse vacío. Ese la es un significante al que le es propio ¡O llama de amor viva
ser el único que no puede significar nada, y sólo funda el estatuto de que tiernamente hieres
la mujer en aquello de que no toda es. Lo cual no nos permite hablar de mi alma en el más profundo centro!
de La mujer. Sólo hay mujer excluida de la naturaleza de las cosas que Pues ya no eres esquiva
es la de las palabras”. Una mujer está por fuera de la palabra. Acaba ya si quieres,
En la página 90 dice: “Hay un goce (...) del cuerpo que está más ¡Rompe la tela de este dulce encuentro!
120 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR / 121

¡O cauterio suave! tiene relación con ese Otro. (...) De la mujer nada puede decirse. La
¡O regalada llaga! mujer tiene relación con S (A) [que sería una manera de escribir el
¡O mano blanda! ¡O toque delicado vacío, justamente] y ya en esto se desdobla, no toda es, ya que por
que a vida eterna sabe otra parte puede tener relación con f.”
y toda deuda paga! En la página 100 dice: “Por ser su goce radicalmente Otro, la
Matando, muerte en vida has trocado. mujer tiene mucho mas relación con Dios que todo cuanto pudo
decirse en la especulación antigua siguiendo la vía de lo que mani-
¡O lámparas de fuego fiestamente sólo se articula como el bien del hombre.”
en cuyos resplandores En la página 106 va a la cuestión del saber: “Si el inconsciente
las profuendas cavernas del sentido, nos enseñó algo es en primer término que en algún lado, en el Otro,
que estaba oscuro y ciego, eso sabe. Eso sabe justamente porque los significantes con los que
con extraños primores se constituye el sujeto son su soporte”. El inconsciente como un
color y luz dan junto a su querido! saber. “Pero todo esto se presta a confusión, porque a quien alma..”.
Aquí Lacan hace un juego de palabras entre amor y alma, y define
¡Cuán Manso y amoroso la posición del lado macho de las fórmulas de la sexuación, la po-
recuerdas en mi seno sición fálica, como una posición de almor, que es amar la propia
donde secretamente solo moras, alma, que es amar el propio fantasma. Entonces dice que a quien
y en tu aspirar sabroso está tomado por el amor fantasmático le resulta difícil pensar que
de bien y gloria lleno, no todo el mundo sabe lo que tiene que hacer”. En este punto co-
cuán delicadamente me enamoras! mienza a abrir la dimensión de un Otro que no sabe, o de algo que
no sabe en el Otro.
En este poema es posible apreciar la transmisión de la experien- En la página 107 va a plantear la pregunta: “¿Sabrá el Otro?”
cia del arrebato, de la entrada en una zona en la cual pierde el sen- Más adelante, en el capítulo 8, en la página 119 responde: “Lo
tido común, pierde incluso los sentidos, y el acento que a partir de malo es que el Otro, el lugar, no sepa nada. Ya no se puede odiar
entonces pone en la falta de saber, en que no hay ninguna ciencia a Dios si él mismo no sabe nada, en particular de lo que sucede.
que le permita captar o transmitir. Por eso el recurso de los místicos Cuando podía odiársele, podía creerse que nos amaba, puesto que
a la poesía, porque justamente ahí se termina el discurso, se termina nos pagaba con la misma moneda.. ” De modo que el Otro no sabe.
la palabra —en el sentido de lo que sería la palabra como efecto de Y agrega: “A nivel de ese no-todo ya no queda sino el Otro en no
un orden simbólico. saber. El Otro hace el no-todo, precisamente, porque es la parte de
Volviendo a la página 98 del Seminario 20, Lacan va a decir: nada-sabio en ese no-todo”.
“El Otro no es simplemente ese lugar donde la verdad balbucea. De modo que esta faz femenina del Otro queda por fuera de
Merece representar aquello con lo que la mujer está intrínsecamente la palabra, por fuera del discurso, y por fuera del saber. De allí la
relacionada. (...) Por ser en la relación sexual radicalmente Otra, en referencia a la mística, y el punto de toque entre el amor cortés y el
cuanto a lo que puede decirse del inconsciente, la mujer es lo que misticismo por la vía de lo que en el misticismo sería esa experiencia
122 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR / 123

que no es del orden de los sentidos, que no es del orden de la pala- una experiencia amorosa, que queda obstaculizada por un acto que
bra, ni del orden del saber; es ese mismo vacío que está encarnado necesariamente iba a impedir el encuentro. El obstáculo se redobla
en la Dama a la que se le canta en el amor cortés. con otro brebaje, esta vez el veneno que le da Fray Lorenzo a Julieta
para que parezca muerta, lo que se conjuga en lo tarde que le llega la
noticia a Romeo, quien creyéndola muerta se mata.
V. La función del obstáculo En estos dos relatos son los amantes mismos quienes ponen un
obstáculo, que es lo que hace que el amor se vuelva eterno, inmor-
El Roman de Tristán (Anónimo, 1501) es una leyenda anónima tal, trágico, y por eso mismo bello. Los versos de amor que se dicen
que irrumpe a comienzos de la edad media, y alrededor de la cual se Romeo y Julieta no tendrían la belleza que tienen si no supiéramos
gesta el amor cortés. Esta leyenda será retomada por Wagner en su que van a morir, si pensáramos que se van a casar, van a tener hijos
ópera Tristán e Isolda, y la encontramos subyacente en Romeo y Ju- y demás. Y lo mismo ocurre con la ópera de Wagner. Si ustedes
lieta (Shakespeare, 1597). En efecto, se trata de historias de amor en escuchan Tristán e Isolda, ya desde el preludio de amor se siente en
las cuales el obstáculo, aparentemente contingente, se encuentra en la música la dimensión de la muerte, está todo el tiempo el sonido
primer plano, como nudo de toda la historia. En el mito de Tristán e de la muerte atravesando la belleza de esa música y de ese amor.
Isolda está el filtro. Tristán tiene ese nombre porque es muy desgracia- Se trata de la atracción, la seducción que ejerce la muerte. Denis
do, ya que cuando nació su padre ya había muerto, y su madre muere de Rougemont señala toda una serie de incoherencias, cuya única
en el momento de su nacimiento. Es criado por su tío y después pasa función es poner en juego un obstáculo.
toda una serie de peripecias, en las que siempre está al borde de la
muerte y es curado por Isolda. Después de mucho tiempo este tío
que lo había criado decide casarse con Isolda, y manda a Tristán a VI. La lógica del amor
buscarla. Cuando él está llevándola en el barco a casarse con su tío se
enamora, pero por un error. La doncella que custodiaba a Isolda les Lacan pone el acento en la emergencia azarosa del amor, ya que
da de beber un filtro destinado a despertar el amor y la pasión entre el encuentro amoroso es contingente. Hay algo azaroso, que es lo
los esposos, entonces ese amor y esa pasión se despiertan entre Tris- que en el mito de Tristán e Isolda estaría representado por el filtro.
tán e Isolda en el barco, a partir de lo cual ocurren toda una serie de Hay algo que no se sabe qué es pero de pronto los enferma de amor,
desgracias. Denis de Rougemont señala que hay varios momentos en provocando ese efecto tan potente del enamoramiento. El amor
los cuales ellos podrían irse juntos y no lo hacen, y a pesar de ese en- puede aparecer a la vuelta de la esquina, cuando uno menos se lo
cuentro amoroso en el barco ella se casa con el Rey Marcos y Tristán esperaba. El asunto es qué pasa después de ese momento. Lacan
se casa con otra. De modo que ellos mismos ponen todo el tiempo plantea que el amor tiende a volver necesaria la contingencia. El que
obstáculos en la relación. ama no quiere saber nada con que eso se termine. Forma parte de la
Otro tanto ocurre en Romero y Julieta. Lo que lleva al desenlace experiencia misma del amor la necesidad de volverlo necesario. Al
desgraciado de la historia de amor tiene como punto de partida un que no le importa que eso siga, hay que dudar de que esté realmente
duelo de Romeo con un Capuleto, justo después de casarse con tomado por la lógica del amor. Hay algo insoportable en la contin-
Julieta. Estaba en las puertas del amor, con la posibilidad de vivir gencia, de allí esa tendencia a volverlo necesario.
NUDOS DEL AMOR / 125

El encuentro amoroso está del lado de la contingencia y por esa Bibliografía


vía entra en relación con el vacío, por eso tiene cara de mujer. En
su seminario (no recuerdo adónde) Lacan tiene un lapsus: en un Anónimo (1501) Tristán e Iseo. Alianza Editorial. Madrid, 1998.
momento quiere decir el amor y dice la mujer… El amor obedece De Rougemont, Denis (1972). Amor y occidente. Consejo Nacional
a la lógica de lo femenino, por eso es la sexualidad femenina está di- para la cultura y las artes. Méjico, 1993.
rectamente entrelazada con el amor, no así la sexualidad masculina. Freud, Sigmund (1907). “Acciones obsesivas y prácticas religiosas”, en
En primer lugar lo femenino, el vacío, la contingencia, como lo Obras Completas. Amorrortu. Buenos Aires, 1989. T. IX.
central del amor. Lacan, Jacques (1974) Les non-dupes errent. Seminario inédito. Clase
Después viene esa necesidad de volverlo necesario, es la zona por del 12 de marzo de 1974.
donde la lógica femenina se articula con la lógica fálica en el amor. Ese Lacan, Jacques (1975) El Seminario. Libro 20 “Aún”. Paidós. Barcelo-
espacio de la contingencia es difícil de habitar. El enamoramiento, el na, 1981.
momento del encuentro conlleva efectivamente una experiencia muy Lacan, Jacques (1986) El Seminario. Libro 7 “La éticas del psicoanáli-
similar al éxtasis místico, a todo lo que describe Lacan como lo propio sis”. Paidós. Buenos Aires, 1988.
del goce femenino: la salida del mundo, la salida de los sentidos, el arre- Lacan, Jacques (2004) El Seminario. Libro 10 “La angustia”. Paidós.
bato, y eso es insoportable. En ese punto de insoportable podemos ubi- Buenos Aires, 2006. Capítulos V y XIII.
car lo imposible: hay un punto de imposible en esa experiencia misma. Ovidio (2 a.c.) Amores. Arte de amar. Edaf. Buenos Aires, 1993.
Es en ese punto de imposible que surge la tendencia a lo necesario, ese San Juan de la Cruz (1542-1591) “Canciones del alma en la íntima co-
artificio que lleva a hacer proyectos, vivir juntos, casarse, tener hijos… municación de unión de amor de Dios”, en Poesía completa. Ediciones
especialmente las mujeres, a las que lo insoportable nos afecta de ma- 29. Barcelona, 2003.
nera diferente —lo vamos a retomar la próxima. Y lo vamos a retomar Shakespeare (1597) Romeo y Julieta. Edición bilingüe del Instituto
poniendo en juego la relación entre estas modalidades lógicas —que se Shakespeare dirigida por Miguel Ángel Conejero. Cátedra, Letras Uni-
ponen en juego en el amor— y las lógicas de la sexuación, para situar versales. Madrid, España. 2000.
cómo se entrelaza esta lógica de lo femenino —que está en el corazón
del amor, y que hace a ese vacío central del amor.

Clase del 12 de agosto de 2009
7. Amor y sexuación

I. Hombres y mujeres en la dialéctica fálica

Como siempre, tengo más cosas que decir de las que se pueden
en este tiempo, así que voy a intentar llegar adonde quiero, que son
los distintos anudamientos entre los sexos que Lacan plantea en el
Seminario 23. Para la clase de hoy les propuse varias películas que
son: Sexo, mentiras y video, Corazón salvaje y Don Giovanni, la ópe-
ra de Mozart que fue llevada al cine por Franco Sefirelli. Las dos
primeras son películas que muestran hacia dónde tiende a quedar
capturado el sujeto, ya sea hombre o mujer, en el campo del amor,
cuáles son los impases neuróticos propiamente femeninos y cuáles
más propiamente masculinos. En ambas películas es posible situar
cierto orden de atravesamiento de la problemática fantasmática
neurótica en el amor.
Por otra parte está la escultura de Santa Teresa de Bernini. Es
una escultura que lleva directamente a la dimensión de un goce
más allá del goce fálico, de un goce femenino. Es una escultura que
sigue el lineamiento del barroco, está hecha de un sinfín de pliegues,
a la vez que la figuración del cuerpo de Santa Teresa- que está en un
éxtasis místico- muestra claramente que se trata de una experiencia
de goce que invade todo el cuerpo, que el cuerpo está arrebatado,
avasallado, por esa experiencia de goce. Es algo que se desprende
inmediatamente del contacto con esta escultura.
Es interesante el punto al que nos llevan los artistas, a esa posibi-
lidad de encontrarnos con esto que nos cuesta tanto pensar, que nos
128 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR / 129

cuesta tanto articular; encontrarnos de un modo directo y que se- en que es el falo el que les va a dar realidad como sujetos sexuados al
guramente nunca vamos a poder decir tan bien como ellos. Aunque hombre y a la mujer, termina irrealizando las relaciones que han de
hay algunos intentos muy logrados, como por ejemplo El pliegue, significarse, debido a que esas relaciones pasan a estar determinadas
de Gilles Deleuze (Deleuze, 1988), que resuena con los planteos de por el semblante – ya que el falo es un semblante, un significante, no
Lacan del Seminario 20. es algo real en sí mismo mas allá de la conexión con el órgano.
Volvamos al camino de la teoría -que es el que nos convoca. En la página 674 Lacan define la posición de la mujer como una
Intentaré hacer un recorrido de la relación entre amor y sexuación posición del lado de ser el falo, ya que “…es para ser el falo, es decir
para desembocar en los nudos de los sexos del Seminario 23. el significante del deseo del Otro, para lo que la mujer va a rechazar
Mi primera referencia bibliográfica son dos escritos de Lacan-uno o arrojar una parte esencial de la femineidad, concretamente todos
del ’58 y otro del ’60- que son “La significación del falo” e “Ideas sus atributos, en la mascarada.”
directivas para un congreso sobre sexualidad femenina”. Estos textos Ustedes saben que Lacan transforma el término máscara –in-
son muy interesantes porque llevan al extremo las posibilidades ló- troducido por Joan Rivière en un texto que se llama “La feminidad
gicas de ese primer tiempo de su enseñanza: el intento de dar cuenta como máscara”(Rivière, 1927), al plantear que para poder entrar en
de la diferencia entre los sexos con el único operador lógico del la dialéctica del deseo, una mujer tiene que pasar por la falicización
significante fálico, llevando a un máximo de formalización aquello o fetichización de su cuerpo, aunque su deseo va a estar causado
que se desprende de la teoría freudiana. La teoría freudiana sobre la por el órgano que va a encontrar en el cuerpo del hombre. Para
sexuación está basada únicamente en este operador estructural que poder entrar en la dialéctica del deseo, para poder pescar el deseo
es el falo, lo que llevará a Freud a distinguir los sexos en función de del hombre, ella a su vez se transforma en un falo –ya que hay una
cómo se juega en cada uno de ellos la relación con ese operador. relación estrecha e irreductible entre el deseo y el falo: el deseo es la
La disimetría de los sexos en el edipo va a tener como referencia metonimia de la falta, es decir, del falo-, se fetichiza.
la distinta articulación entre complejo de edipo y complejo de castra- La mascarada es esta operación por la que ella se viste de algo que
ción en el hombre y en la mujer. Esto que siempre en Freud queda un no es, enmascara su falta detrás del brillo fálico. De allí la importancia
poco pegado a una perspectiva anecdótica, fenoménica, de la relación que le damos las mujeres a la imagen del cuerpo y al adorno: se trata
con el falo, en Lacan se desprende totalmente de esa referencia. del cuerpo entero (y no de una zona del mismo) como un falo, con
En “La significación del falo” (Lacan, 1966), el planteo central ese brillo agalmático que a la vez hace presente una ausencia y que va
respecto de nuestro tema se encuentra sobre el final del texto –pági- a funcionar como un señuelo para pescar el deseo de un hombre. En
nas 673-675-, donde desarrolla el estado en el que se encuentra su esta operación Lacan señala cierto olvido de su feminidad, ya que ella
teorización sobre la sexuación con ese instrumento único que es el se mete de lleno en el orden fálico para poder pescar el deseo de él.
falo: “…las relaciones entre los sexos (…) girarán alrededor de un En “Ideas directivas para un congreso sobre sexualidad femeni-
ser y un tener que, por refererirse a un significante, el falo, tienen na” (Lacan, l966a)Lacan señala que esta operación de falicización,
el efecto contrariado de dar por una parte realidad al sujeto en ese de fetichización, puede entrar en un impase, sin relanzarse dialéc-
significante, y por otra parte, irrealizar las relaciones que han de sig- ticamente desde el falo que ella encarna hacia el falo que él tiene,
nificarse.” Aquí propone situar la diferente posición del hombre y de pudiendo ocurrir que ella quede tomada por la identificación con
la mujer en relación con el ser y el tener el falo: a partir del momento el falo. Lacan se refiere al “narcisismo del ego” cuando una mujer
130 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR / 131

queda identificada al patrón fálico: se trata de una identificación mujer que desea, operándose la separación entre la madre y la puta.
imaginaria que le impide atravesar el velo del semejante materno, Lacan retoma esa distinción freudiana y esta degradación de la vida
quedando enganchada con el deseo de la madre, lo que le impide amorosa que tan bien capta Freud en la sexualidad masculina para
encontrarse con la causa de su deseo en el cuerpo de un hombre, ya decir que esa disyunción obedece al hecho de que él por un lado va
que queda detenida, fascinada, con su imagen fálica (Lacan, 1966a, a satisfacer su demanda de amor en la relación con la mujer en la
p.712). Son las mujeres que Freud describía como absolutamente medida en que el significante del falo la constituye como dando en
narcisistas que sólo se aman a sí mismas y que él comparaba con los el amor lo que no tiene, entonces va a amar a una mujer por lo que
gatos (Freud, 1932)… (risas) no tiene; pero inversamente, su propio deseo del falo hará surgir
Hay una dialéctica entre ser el falo para el deseo de un hombre y su significante en su divergencia remanente hacia otra mujer, que
el propio deseo de ella como mujer, su deseo femenino, causado por puede significar ese falo a títulos diversos ya sea como virgen, ya sea
ese semblante que es el órgano del hombre. Una dialéctica entre su como prostituta (Lacan, 1966, pp. 674-675).
ser y el tener del hombre. Lacan pone el acento en que el amor y el deseo quedan sepa-
El hombre se ubica del lado del tener. Se trata de la función de rados: en el amor se juega la vertiente más negativa, del lado de la
la virilidad en relación con lo que Lacan desarrolla en el Seminario 5 castración, de la falta. El amor es dar lo que no se tiene a alguien
como el tercer tiempo del Edipo, cuando el varón recibe el título del que no lo es, por lo que va a amar a una y esa una va a valer por su
padre y lo guarda en el bolsillo para poder ejercerlo posteriormente condición de castrada para él; pero a la vez va a desear a otra que va
(Lacan, 1998). Se trata de tenerlo, y tenerlo es aceptar recibirlo del a valer como falo. Por eso es a ella a la que va a dirigir su deseo.
padre. Que se pueda operar esa transmisión simbólica va a dar Lacan sostiene que en la mujer también está ese desdoblamiento,
cuenta de la formación del Ideal del yo en el varón en el período sólo que no toma –por lo menos de un modo tan regular- la forma
terminal del edipo. de la división entre dos objetos diferentes. Si bien para ella es más
Cuando esto transita más o menos bien, él puede llegar a ubi- habitual que amor y deseo confluyan en un mismo objeto, de todos
carse del lado del tener el falo, asumir como propio el falo, pero su modos hay momentos en los cuales lo desea pero no lo puede amar
deseo de falo –porque siempre deseamos lo que nos falta- va a estar y hay momentos en los cuales lo ama pero entonces no lo puede
causado por algo que encarne el falo por fuera de su propio cuerpo; desear. Hay desdoblamiento, pero no necesariamente queda encar-
de lo contrario encontramos lo que Lacan llama el goce del idiota: el nado en dos hombres distintos, aunque también puede pasar.
erotismo masturbatorio en el hombre. Cuando el hombre realmente
puede salir del ensimismamiento en su propio órgano, y puede
mirar un poquito más allá, probablemente encuentre a una mujer II. El problema del goce femenino
encarnando el falo para su deseo.
Lacan va a retomar el texto freudiano “Sobre la más generalizada En “Ideas directivas para un congreso sobre sexualidad femeni-
degradación de la vida amorosa en el hombre” (Freud, 1912), que na” (Lacan, 1966a), Lacan va a plantear la pregunta –en la página
plantea que en la gran mayoría de los casos, en el hombre se pro- 709: “…conviene preguntar si la mediación fálica drena todo lo
duce una separación entre la corriente sensual y la corriente tierna, que puede manifestarse de pulsional en la mujer…”, planteando
por lo que no puede desear a la mujer que ama y no puede amar a la la posibilidad de que haya cierta dimensión de goce, que no sea
132 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR / 133

drenada por la mediación fálica, que sea de otro orden. Y agrega: castración que no la concierne realmente? Entonces es desde ese ín-
“¿Por qué no establecer que el hecho de que todo lo que es analiza- cubo ideal desde donde una receptividad de abrazo ha de transfigu-
ble sea sexual no implica que todo lo que sea sexual sea accesible al rarse en sensibilidad de funda sobre el pene” (Lacan, 1966a, p. 712).
análisis?”. Todo lo analizable es sexual pero no todo lo sexual es ana- Más allá del semejante materno está el lugar del padre, lugar
lizable porque habría algo de lo sexual, que tendría que ver con lo desde el cual una mujer recibe la amenaza de una castración que
femenino, que quedaría por fuera de la mediación fálica y por ende no la concierne realmente, ya que ella no tiene nada para perder.
no podría ser abordado por la lógica del significante en el análisis. La amenaza de castración no es real para una mujer, sí lo es para un
Es muy interesante el capítulo VIII sobre frigidez (Lacan, 1966a, hombre, de allí que sea mucho más contundente la intervención
pp. 710-713), que vale la pena contrastar con el planteo de Lacan paterna y la interdicción del incesto entre la madre y el hijo varón.
en el Seminario 20. Aquí encontramos una dimensión de la frigidez Por eso uno de los puntos de investigación que propone Lacan al
y en el Seminario 20 encontramos otra. En este texto está ligada con final del texto es por qué no hay un mito del psicoanálisis que dé
la posibilidad de que una mujer quede atrapada en la identificación cuenta del incesto entre el padre y la hija. Evidentemente no es del
con el falo, en el narcisismo del ego, por lo que no puede ni desear mismo orden la interdicción que hay entre la madre y el hijo que
ni gozar con el falo en el cuerpo del hombre, ya que está atrapada en entre el padre y la hija: no está esa amenaza de castración como algo
su propio ser el falo, sin atravesar el velo del semejante materno. contundente que toca el cuerpo, lo que irrealiza el lugar del padre
De algún modo este punto fue abordado por Freud en su con- en la sexualidad femenina, ya que lo que hace que el padre sea real
ferencia sobre “La feminidad”: una mujer puede pasarse la primera es la efectividad de la amenaza de castración.
parte de su vida peleando con la madre y la segunda parte de su Es a este punto de irrealización del lugar del padre que vienen
vida peleando con el marido. El marido viene al lugar de la madre, estas figuras fantasmáticas que son el hombre muerto o el amante
del semejante materno, cuando lo único que puede hacer con él es castrado. Una película interesante para situar ese punto preciso es
pelear, no puede desearlo (Freud, 1932). una película de las primeras épocas de Almodóvar que se llama Áta-
Esa detención en la identificación imaginaria con el falo puede me: el protagonista secuestra a una mujer que, cuando lo ve todo
producir el síntoma de la frigidez. Lacan va a plantear que la frigidez lastimado y todo herido porque lo golpearon y demás, se enamora y
no es algo que pueda buscar curar un análisis, pero sí que incidental- lo desea, justamente en el punto en el cual aparece castrado.
mente, contingentemente, se producen efectos cuando una mujer se Lacan hace referencia también a la figura del íncubo, esa figura
analiza. Lacan señala que cuando se produce ese movimiento por el demoníaca del estilo de Drácula, que iba a visitar a la noche a una
que una mujer puede salir de la frigidez, de modo que puede atrave- mujer cuando estaba durmiendo y le chupaba la sangre: una metá-
sar ese velo del semejante materno, ese velo de la identificación con fora del goce que obtiene un hombre de una mujer. En el punto en
el falo imaginario, se verifica un pasaje por cierta dimensión fantas- el cual se perfora este velo que hace a la frigidez (el velo de la mujer
mática: “¿Por qué no admitir en efecto que si no hay virilidad que no que está identificada con el patrón fálico), se pone de manifiesto
sea consagrada por la castración, es un amante castrado, o un hombre este tipo de fantasma; siempre ese punto de atravesamiento hace
muerto (o incluso los dos en uno) el que se oculta para la mujer detrás presente cierta versión del hombre que está directamente relacio-
del velo para solicitar allí su adoración, o sea desde el lugar mismo nada con la castración. Recién ahí una mujer puede ubicar su goce
más allá del semejante materno de donde le vino la amenaza de una también en relación con esa castración que no la concierne real-
134 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR / 135

mente, pasando a ser concernida por la castración, lo que posibilita pero a la vez no quiere saber nada ni con amar ni con desear, ni con
que una receptividad de abrazo se transfigure en sensibilidad de ser amada ni ser deseada. Pero que esto ocurra no quiere decir que
funda. La receptividad de abrazo daría cuenta de la posición frígida: ese anhelo de amor sea neurótico en sí mismo.
ella está ahí, pasiva, recibiendo el abrazo del hombre, mientras que Lo que encontramos como contrapunto muy claro entre la
la sensibilidad de funda sobre el pene daría cuenta de que en ese sexualidad masculina y la sexualidad femenina es que habitualmente
abrazo ella puede gozar del falo de él. a las mujeres les pesa la soledad – salvo que realmente hayan logrado
desentenderse totalmente de su condición femenina-, en la medida
en que están más o menos afectadas por su ser femenino las mujeres
III. El hombre como relevo sufren de la soledad, porque en esa soledad la feminidad se les viene
encima –por decirlo así. De allí la importancia de la presencia del
Un poco más adelante -en las páginas 710/711 del mismo tex- amor de un hombre y del deseo de un hombre, que produce un
to- Lacan va a plantear que “El hombre sirve de relevo para que la desdoblamiento que alivia del goce ilimitado, del goce que no está
mujer se convierta en ese Otro para sí misma, como lo es para él”. mediado fálicamente. Un hombre le permite a una mujer vivir su
Este punto es central y será retomado por todos los desarrollos pos- goce de un modo que no sea estragante, que no sea avasallador, que
teriores de Lacan con las fórmulas de la sexuación. no sea un sin límite que la lleva a la angustia.
Una mujer solamente puede vivir de un modo que no sea tor- Por el contrario, en la sexualidad masculina encontramos una
mentoso, sufriente, su feminidad, en la medida en que puede ser satisfacción en la soledad, un goce solitario que eventualmente se
Otra para sí misma. Pero para poder ser Otra par sí misma, que- transforma en neurosis obsesiva, cuando empuja al aislamiento. Así
dando desdoblada, es necesario el relevo de un hombre, de allí como la mujer lo que quiere generalmente es un hombre que esté
la importancia que tiene para una mujer estar con un hombre. con ella, el hombre lo que quiere –como se dice vulgarmente- es
Esto lleva a un lugar muy común de mal-dición de lo femenino cogerse a una mujer, lo que en la neurosis obsesiva suele acompañarse
–muy frecuente entre los colegas hombres- que es interpretar siem- de cierta desesperación por huir inmediatamente: que se vaya lo más
pre como una demanda histérica la importancia que adquiere para rápido posible. La presencia de una mujer más allá del campo del
una mujer estar con un hombre. A veces en el psicoanálisis mismo deseo suele ser un punto de angustia para el neurótico obsesivo.
se produce cierta degradación de la mujer de esa manera, redu- El hombre se siente bastante aliviado en el estado de soledad, jus-
ciéndola a una histérica, de modo que todo lo que a ella la afecta tamente porque no tiene que vérselas con esa alteridad de lo femeni-
por su condición de mujer se traduce rápidamente en términos de no. De modo que tanto para un hombre como para una mujer lo per-
demanda histérica. turbador es lo femenino, la diferencia es que un hombre puede evitar
La exigencia del amor en la sexualidad femenina es estructural, esa perturbación esquivando estar mucho tiempo con una mujer…
no es una cuestión histérica, es necesaria para que una mujer pueda (risas)…mientras que a una mujer no le queda otra que estar con ella
vivir su feminidad con cierta tranquilidad, siendo relevada del lugar todo el tiempo, salvo que logre neutralizar totalmente su condición
de sujeto por un hombre. Por eso las mujeres sufren más que los de mujer. Le va a pesar de distintas maneras: la angustia, el sufrimien-
hombres de la soledad. to con la soledad, la sensación de vacío. Ahí es donde el hombre viene
Por supuesto que también está la histérica que sufre la soledad a cumplir una función fundamental para una mujer, la releva.
136 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR / 137

Suele decirse que alguien releva a alguien de una función. Una psicoanalistas lacanianos tenemos la suerte de haber recibido como
mujer sola tiene la dura tarea de, por un lado, sostenerse como herencia no sólo las lúcidas elucubraciones de Freud, sino también
sujeto, y por otro lado vérselas con su feminidad, con eso que tras- toda la vuelta que les supo dar Lacan, quien sostuvo fuertemente su
ciende la dimensión fálica, la dimensión subjetiva. Cuando se en- posición de amor por las mujeres, pudiendo dar otra perspectiva de
cuentra con un hombre en el campo del amor y del deseo –aunque la diferencia entre los sexos al psicoanálisis.
algunas consiguen a un hombre que se transforma en un tormento
peor aún que la soledad- podríamos decir que el hombre la releva de
su condición de sujeto. El que encarna la condición de sujeto en la IV. El número de oro y la inexistencia de la relación sexual
pareja es él, entonces ella puede descansar en la subjetividad de él y
entregarse a vivir su feminidad con cierta tranquilidad. Algo de esto Entre los textos que estuvimos recorriendo y el Seminario 20 es
planteba Freud cuando decía que las mujeres no tienen superyó (en fundamental detenerse un momento en el Seminario 14, La lógica
el sentido del Ideal de yo o superyó posedípico), y que logran armar del fantasma, que es una segunda vuelta lacaniana sobre la sexua-
algo parecido con las identificaciones de los hombres con los que ción, en la que ya no cuenta solamente con el operador simbólico
estuvieron (Freud, 1932). del significante fálico sino también con otro nuevo operador, si-
Esto también lleva a mal-decir a la mujer en otro sentido, a cierto tuado entre simbólico y real, que es el objeto a. En este seminario
desprecio por esa relación laxa con el ideal, tan opuesta a la rigidez Lacan lleva a su máxima expresión la formalización de una lógica
obsesiva. El problema estructural radica en la disyunción entre fe- que intenta articular el falo con el objeto, extrayendo consecuencias
minidad y subjetividad. Las ideas claras, los gustos definidos, etc., fundamentales para la sexuación.
son efectos de discurso, son construcciones del sujeto, es lo que se Hay toda una serie de desarrollos matemáticos, lógicos y topo-
produce en la lógica del lado macho. lógicos que son muy interesantes –es un seminario arduo pero vale
Lo propiamente femenino pasa por otro lado, lo que no quiere la pena estudiarlo en detalle-: todo el seminario gira alrededor del
decir que una mujer no pueda tener las ideas “bien puestas”, no número de oro, producto de la llamada división armónica. Lacan
pueda tener ideas propias, aunque a veces ocurre en ciertos extremos retoma en distintos momentos del seminario una definición que da
que no dejan de ser neuróticos, y que suelen plasmarse en el consa- del falo en “La significación del falo”: el falo como media y extrema
bido “…como dice mi marido…” razón (Lacan, 1966. P. 672). El falo, que desde el punto de vista lin-
La diferencia radica en que el lugar que ocupan las ideas, los gus- güístico Lacan ubica en la barra que posibilita la sustitución entre
tos, etc., en el ser hablante femenino no es el mismo que en el hom- los significantes, se transforma en la perspectiva matemática en la
bre, ya que un hombre está todo él sostenido en eso, mientras que escritura de una razón, una proporción.
para ella hay otra cosa más importante. El paradigma de esta diferen- Por un lado está el significante fálico, con la función de la barra,
cia es el gusto masculino por la camiseta. El hombre tiene necesidad de la proporción, de la razón; y por otro lado está el resto de esa ope-
de ponerse una camiseta para ubicarse en el discurso, que se constru- ración, que es el objeto. Lacan va a decir que entre el falo y el objeto
ye a partir de pares de significantes: o es de Boca o es de River. no hay proporción, que son inconmensurables entre sí.
Freud sólo pudo abordar a la mujer desde el lado macho, lo El número de oro es el resultado de una razón o proporción a
que implica ciertamente una visión en ciertos puntos misógina. Los la que se llamó división armónica, ya que se utilizó durante cierto
138 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR / 139

tiempo como base de los cálculos de la relación de proporción en V. Equivalencia o relación


distintos campos, tales como la arquitectura o la pintura.
El número de oro es el resultado de una proporción que es así: En la clase sexta del Seminario 23 (Lacan, 2005),cuando Lacan está
desplegando el nudo de Joyce, de pronto hace una disquisición sobre
a = 1 las relaciones entre los sexos y la lleva al nudo. En esta clase plantea el
1 1+a lapsus que da lugar a la estructura de Joyce en el nudo de trébol:

Se trata de la división de un segmento en dos tales que el más


pequeño es al más grande lo que el más grande es a la suma de am-
bos. El resultado es un decimal no periódico, un número que se abre
al infinito, que no cesa de escribirse. Es en relación con este resto
que no termina de escribirse que Lacan anticipará la definitiva for-
mulación de que la relación sexual no existe con la siguiente fórmu-
la: “el acto sexual no existe” (Lacan, 1967. Clase del 31 de mayo).
Traduzco esa fórmula de la siguiente manera: el falo es insuficiente
para establecer una escritura de la relación entre los sexos.
En este seminario su punto de partida es que el ser hablante lle-
ga al mundo como objeto, el nacimiento implica esa operación por Propone que cuando se produce un lapsus, éste puede corregirse
la cual el ser hablante cae como resto del Otro, cae como desecho, en el mismo lugar en donde se produjo, o se puede corregir en otro
para luego encontrar un lugar como falo para la madre. La salida del lado, lo que no es lo mismo. Sólo si la reparación se produce en el mis-
lugar de objeto es vía el falo, ésa es la primera posición que encuen- mo lugar del lapsus es un sinthome, que es el caso del nudo de Joyce:
tra el ser hablante, sea varón o mujer.
El ser hablante entra en relación con el Otro en equivalencia con
el falo. Y justamente, en la medida en que es equivalente al falo no
puede establecer una relación con el Otro sexo. Lacan va a decir que
en el acto sexual el hombre y la mujer repiten su venida al mundo,
porque lo que está en juego allí es una repetición de aquello que les
permitió existir, que es el acto sexual entre los padres (Lacan, 1967.
Clase del 22 de febrero).

Lacan plantea entonces que Nora cumple esa función de sintho-


me para Joyce, ya que le va como un guante. Y va a plantear enton-
ces que cuando hay sinthome no hay equivalencia entre los sexos,
140 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR / 141

lo que va a demostrar transformando la presentación del nudo de En este caso las dos cuerdas son equivalentes, como lo demuestra
trébol en un ocho. En este caso, el caso del sinthome, ambas cuerdas el cambio de presentación al nudo de ocho:
no son equivalentes, ya que no pueden pasar cada una exactamente
al lugar de la otra:

En este caso sí hay equivalencia entre los sexos. Lacan dice en-
tonces: “…no es difícil sugerir que cuando hay equivalencia no hay
relación” (Lacan, 2005. P. 97). Podemos suponer que ésta es una
cama: de los dos lados tenemos el mismo nudo, entonces no hay
relación porque hay equivalencia entre los sexos.
De esta forma Lacan retoma el planteo del Seminario 14 que
decía que si entran los dos en equivalencia con el falo -si son cada
uno un falo- no se establece la relación entre los sexos, hay un abis-
mo infranqueable porque cada uno es el falo, porque los dos están
en la misma posición.
Por lo tanto, en este caso los sexos no son equivalentes, ya que Cuando hay equivalencia no hay relación, por lo tanto no hay
cuando hay sinthome no hay equivalencia. diferencia entre los sexos, mientras que cuando no hay equivalencia
¿Qué pasa si en vez de corregir el lapsus en el lugar en donde se los dos sexos se diferencian. Esto lleva a Lacan a plantear que en este
produjo lo hacemos en alguno de los otros dos lugares?: caso hay relación. No se trata sin embargo de una relación que se
pueda escribir, tan sólo se puede mostrar en el nudo. No se puede
escribir porque es absolutamente contingente.
Lo necesario es el otro anudamiento, que vuelve equivalentes a los
sexos, ya que la estructura misma lleva a esa primera identificación con
el falo para ambos sexos. Puede ocurrir contingentemente que haya
encuentro entre dos distintos; en ese caso hay relación, no hay equi-
valencia: hay un hombre y una mujer. Por eso el amor psicoanalítico
es heterosexual, ya que el abordaje del amor en psicoanálisis apunta a
deshacer la equivalencia, lo que no garantiza que haya relación.
142 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR / 143

Lacan agrega: “En efecto, si la no relación depende de la equiva- el objeto a. El acto de amor es eso. Hacer el amor (…) es poesía.
lencia, en la medida que no hay equivalencia, se estructura la rela- Pero hay un abismo entre la poesía y el acto. El acto de amor es la
ción (…)Allí donde hay relación es en la medida en que hay sintho- perversión polimorfa del macho…(Lacan, 1975. P. 88)”.
me, es decir, donde el otro sexo es sostenido por el sinthome”. Que Aquí Lacan distingue el acto -en el que él cree abordar a la mu-
haya Otro sexo, alteridad, depende de que haya sinthome… “Me he jer pero en realidad lo que aborda es el objeto de su fantasma- de
permitido afirmar que el sinthome es precisamente el sexo al que no la poesía, cuando un hombre puede hacer el amor a una mujer.
pertenezco, es decir, una mujer”. Aquí retoma la clase del 21/01/75 Para poder hacer poesía, gozar del cuerpo de una mujer y no de su
del Seminario 22, donde Lacan introduce la idea de que una mujer propio fantasma, tiene que pasar por la castración. Para poder hacer
es síntoma para un hombre. “Si una mujer es un sinhtome para todo el amor tiene que pasar por la castración, porque si no está en la
hombre, es completamente claro que hay necesidad de encontrar equivalencia entre el falo y el falo.
otro nombre para lo que es el hombre para una mujer, puesto que el Intento abrir un camino para distinguir los nudos del amor, dis-
sinthome se caracteriza por la no equivalencia. tintos modos de anudamiento de los sexos entre sí. Se puede hacer
Como el sinthome se caracteriza por la no equivalencia, si una mu- una clínica diferencial entre aquellos hombres que pueden hacer
jer es sinthome para el hombre, entonces la inversa no es correcta, por- de una mujer su sinthome, que entonces pueden amar a una mujer,
que si no tendríamos la reversibilidad y la equivalencia. Entonces dice: pueden gozar del cuerpo de una mujer y no sólo de su propio fan-
“Puede decirse que el hombre es para la mujer todo lo que les guste, tasma, y aquellos otros que tienen una relación de paridad con la
a saber, una aflicción peor que un sinthome. Pueden articularlo como mujer, una relación de equivalencia, lo que seguramente hará que
les convenga. Incluso es un estrago. Si no hay equivalencia, están for- esa mujer sea más fácilmente sustituible en ese caso. Cuando una
zados a especificar lo que ocurre con el sinthome. No hay equivalencia, mujer es sinthome para un hombre, no es cualquier cosa para él.
es la única cosa, el único reducto donde se sostiene lo que se llama la Sería interesante, y quizás podamos hacerlo, plantear el nudo
relación sexual en el parlêtre, el ser humano (Lacan, 2005.P. 99)”. de ella, la función que él puede cumplir para ella. Como vimos en
La única posibilidad de relación sexual entre el hombre y la mu- “Ideas directivas…”, el hombre puede cumplir una función de rele-
jer es el sinthome. Como no existe el significante de la mujer, no se vo, posibilitándole desdoblarse en su goce, aliviándola de cierto em-
pueden relacionar el hombre y la mujer en tanto tales, sólo lo hacen puje a la unificación con su feminidad que se daría sin ese relevo.
por medio del sinthome –que no es lo mismo que el falo. Con el falo Me parece que cuando Lacan plantea en el Seminario 23 que
quedamos en la equivalencia, de modo que tiene que pasar otra cosa un hombre para una mujer puede ser una aflicción peor que un
distinta del falo. Para ubicar ese pasaje les recomiendo la película sinthome, incluso un estrago, está ironizando. Por un lado toma la
Sexo, mentiras y video. dimensión sufriente del sinthome, que anuda más allá del principio
En este punto podemos referirnos al planteo de Lacan en el del placer, de modo que el sínthome no es la panacea, no es la fe-
Seminario 20:“…para el hombre, a menos que haya castración, es licidad, al menos si la entendemos como ausencia de sufrimiento,
decir, algo que dice no a la función fálica, no existe ninguna posi- como completud. Es una reparación de un lapsus que sigue estando.
bilidad de que goce del cuerpo de la mujer, en otras palabras, de Ese lapsus mismo es la ausencia de relación sexual. La reparación
que haga el amor (…) el macho(…) a la mujer (…) cree abordarla ya implica entonces un forzamiento, algo diferente a lo que sería la
(…) Sin embargo, sólo aborda la causa de su deseo, que designé con corrección del lapsus, que escribiría la relación sexual. Los ejemplos
144 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR / 145

que da Lacan en el Seminario 23 son Nora para Joyce y Jantipa para Bibliografía
Sócrates, relaciones marcadas por cierta dimensión de infelicidad.
Entonces, cuando Lacan hace esa referencia irónica a lo que Deleuze, Gilles (1988) El Pliegue. Paidós. Buenos Aires, 1989.
puede ser un hombre para una mujer, está tomando la vertiente Freud, Sigmund (1912). “Sobre la más generalizada degradación de la
sufriente del sinthome, y señala que en este caso puede tratarse de un vida amorosa”, en obras Completas. Amorrortu. Buenos Aires, 1976.
sufrimiento aún peor, como puede ser un estrago. T. XII.
En efecto, hay hombres que estragan a sus mujeres. Quizás el Freud, Sigmund (1932). “La feminidad”, en Obras Completas. Amo-
ejemplo clínico más evidente al respecto sea el hombre golpeador. rrortu. Buenos Aires, 1976. T.XXII.
Pero Lacan no dice en ningún momento que regularmente un Lacan, Jacques (1966). “La significación del falo”. En Escritos 2. Siglo
hombre sea un estrago para una mujer (lectura que suele hacerse), Veintiuno. Buenos Aires, 1985.
y mucho menos que ésa sea una función. Dejo abierta la cuestión Lacan, Jacques (1966a). “Ideas directivas para un congreso sobre sexua-
para seguir trabajándola. lidad femenina”. Ibid.
No quiero dejar de hacerles un comentario acerca de Corazón Lacan, Jacques (1967) Seminario 14. La lógica del fantasma. Inédito.
salvaje, de David Lynch, ya que en esa película se pueden seguir tan- Lacan, Jacques (1975) El seminario. Libro 20. Aún. Paidós. Barcelona,
to la línea de la sexualidad masculina como femenina. Puede verse 1981.
en ella el estrago que puede ser para una mujer su madre y cómo Lacan, Jacques (1998). Le séminaire. Livre V. Les formations de líncons-
el amor por y de un hombre puede sacarla de ahí (no sin volverse cient. Paidós. París, 1998. Caps. X y XI.
estragante para ella en algunos momentos). Vemos también cómo Lacan, Jacques (2005). El Seminario. Libro 23. El sinthome. Paidós.
un hombre puede elegir amar a una mujer y salir del goce macho. Es Buenos Aires, 2006.
una película brillante que muestra muy bien de qué están hechos el Rivière, Joan (1927). “La femineidad como máscara”. En La sexualidad
goce macho y el goce femenino, y la posibilidad de atravesamiento femenina. Homo Sapiens. Argentina, 1985.
que brinda el encuentro amoroso.
Para finalizar: tanto en “Ideas directivas…” como en el Seminario
20, Lacan da algunas definiciones muy ilustrativas de la disparidad
entre los goces del hombre y de la mujer. En “Ideas directivas…” dice
que la sexualidad masculina se separa de la femenina con toda la dis-
tancia que hay del goce fetichista al goce erotomaníaco (Lacan, 1966a.
P. 711). El goce de la mujer está enhebrado con el amor, mientras que
el del varón no. En el varón el goce va por un lado y el amor por otro,
ahí tenemos la dimensión fetichista del goce masculino.
En algún lugar Lacan dice que de un lado de la cama hay un perverso
y del otro una loca de amor (risas). Tan gráfico como una película, ¿no?

Clase del 26 de agosto de 2009


8. Amor y cuerpo

I. Del Seminario de la Angustia a Aún.

Voy a comenzar nuestra clase de hoy con una cita de Lacan en el


Seminario La Angustia que deseo que nos oriente como una brújula
en este camino que vamos haciendo por los nudos del amor. Dice
así: “Acerca de un tema siempre tan delicado como el de las rela-
ciones entre el hombre y la mujer, articular todo aquello que puede
hacer lícita, justificada, la permanencia de un malentendido obli-
gado sólo puede tener el efecto degradante de permitir, a cada uno
de mis oyentes, diluir sus dificultades personales, que se encuentran
mucho más acá de aquello a lo que apunto, en la seguridad de que
este malentendido es estructural” (Lacan, 2004. P.194)
Me parece un pasaje fundamental de la enseñanza de Lacan, ya
que muchas veces los psicoanalistas tienden a justificar la degrada-
ción de la vida amorosa, la propia y la de los otros, basándose en el
axioma de la inexistencia de la relación sexual, lo que daría vía libre
a cualquier miseria. La propuesta de Lacan es no utilizar el saber
acerca de la falla estructural del sexo para huir de lo femenino, que
es lo que finalmente provoca horror al neurótico, a la vez que cierra
toda vía a un ideal de perfección de la relación entre los sexos que es
inexistente, imposible, y que además sería muy aburrido.
Es justamente a continuación de este planteo que va a soltar esa
frase que se ha transformado en una suerte de aforismo sobre amor
lacaniano: “Sólo el amor permite al goce condescender al deseo”.
Aquí podemos retomar el final de nuestra última clase, planteando
148 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR / 149

que el goce macho, el goce perverso polimorfo, puede pasar a otra Por un lado va a plantear que lo que angustia al varón es que
dimensión del deseo, a cierta relación con el cuerpo de una mujer una mujer quiera gozar de él, particularmente de su órgano. Esa
más allá del objeto de su propio fantasma, en la medida en que pue- presencia del deseo en una mujer resulta angustiante para el hom-
de hacer el amor, hacer poesía en ese acto. Entonces va a definir al bre. De allí la frecuencia con que los hombres manifiestan un apego
amor como sublimación del deseo, lo que indica que en este hacer por aquellas mujeres que no muestran ningún deseo, y en muchas
el amor que permitiría algún acceso al cuerpo de una mujer está en ocasiones asistimos a verdaderas fugas de los hombres ante la expli-
juego un vacío. A continuación empieza a hacer un contrapunto citación del deseo por parte de alguna mujer. Lacan le dedica varios
entre lo que le ocurre a un hombre con una mujer, y lo que le ocurre pasajes de sus seminarios de La Transferencia y La Angustia a la fuga
a una mujer con un hombre -simplemente voy a señalar los puntos de Breuer ante el encuentro con el deseo de Anna O.
centrales. Estos pasajes del Seminario 10 son de algún modo un ¿Por qué es tan angustiante el deseo femenino para un hombre?
antecedente de los planteos del Seminario 20, y en cierta perspectiva Porque pone en juego su castración, y aquí la referencia es directa-
incluso llega más lejos que aquél. mente corporal. Lacan aborda el goce sexual masculino, en esa de-
Les propuse como bibliografía para hoy el curso de J.A.-Miller pendencia casi exclusiva del órgano que evidencia, como necesaria-
El partenaire-síntoma (Miller, 2008), del cual una especie de resu- mente sujeto a la confrontación con la castración en la experiencia
men de lo que vamos a abordar hoy es el librito El hueso de un análi- de la inevitable detumescencia, que opera como límite a ese goce.
sis (Miller, 1998). En este curso Miller lleva adelante una lectura de Allí despunta la diferencia fundamental con el goce que puede
las fórmulas de la sexuación que se vuelve muy clínica al apoyarse en encontrar una mujer en el plano sexual, que no está sujeto a ningún
las claves del Seminario La Angustia, particularmente con los desa- límite corporal, en la medida en que ese goce no pasa exclusivamente
rrollos que hace Lacan respecto del goce sexual en ese seminario. Me por un órgano, ni siquiera por una zona del cuerpo. Con este plan-
interesa especialmente su lectura, que se encuentra en las antípodas teo Lacan ya está indicando que el goce femenino es un goce que no
de cierta lectura puramente lógica, cuasi filosófica, que suele hacerse está sujeto a la lógica falo-castración, al menos no solamente.
del Seminario 20, que aleja de la clínica, llevando ocasionalmente al Esta distinción entre los goces de un lado y del otro de la cama
psicoanalista a perderse en la referencia al misticismo, a San Juan encontrará su expresión metafórica en dos fantasmas fundamentales
de la Cruz y Santa Teresa, bastante lejos de los seres sexuados que de la sexualidad humana: el fantasma del masoquismo femenino y
escuchamos a diario en nuestros consultorios. Por el contrario, en el fantasma de Don Juan – al que en el Seminario 20 Lacan le dará
la lectura que propone Miller de las fórmulas está todo el tiempo el el estatuto de mito. Lacan planteará que el masoquismo femenino
anclaje en el cuerpo, en el goce. es un fantasma masculino, así como el Don Juan es un fantasma
El punto central del Seminario La Angustia es – y acá empieza a femenino.
separarse tajantemente de Freud- que a una mujer no le falta nada, Por un lado señala que no hay ninguna disposición al masoquis-
que lo femenino no es la castración. Ésta es, en todo caso, una lec- mo en la mujer, que es un fantasma del hombre que encuentra su
tura desde el lado macho, desde el lado fálico, de lo femenino –ése razón en la angustia de castración. Por el contario, afirma que el
es el centro del planteo. Y luego, a partir de esta concepción central abordaje perverso polimorfo que hace el macho de la mujer es sádi-
de lo propio de lo femenino como algo diferente de la falta, va a co, por lo que le propone a ella un lugar masoquista; de esa manera
estudiar las consecuencias en el plano del amor, el deseo y el goce. ella encarna por procuración su propia angustia, la de él. Entonces
150 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR / 151

ella, con su cuerpo, con su ser, y con lo que él imagina de su goce clave con la cual Miller las lee en El partenaire-síntoma y en El hueso
encarna su propia angustia de castración. Esa angustia de castración de un análisis.
lo lleva a imaginar que ella, que no cuenta con el falo, goza con ser Lacan va a proponer dos lógicas para dar cuenta de la diferencia
un objeto, cuando en verdad sabemos que no es un lugar tan apete- entre el goce del lado hombre y el goce del lado mujer. La lógica
cible para una mujer. del lado izquierdo se basa en el mito de Tótem y Tabú: existe una x
La lógica de la histeria son todas las maneras que tiene una mujer –que es la función del padre de la horda- para el cual no se cumple
de escapar de ese lugar al que la convoca el deseo masculino. Cuan- phi de x, para el cual no se cumple la función de la castración, la
do, por el contrario, una mujer se encuentra en posición femenina, función de excepción paterna. Al padre de la horda ninguna mujer
suele encontrar la significación de ofrenda amorosa para el lugar de le está prohibida, tiene acceso a gozar de todas las mujeres. En con-
objeto, se trata allí de la entrega al hombre amado. secuencia, para todo x, phi de x: a partir de la existencia de ese padre
Respecto de Don Juan, Lacan señalará que justamente, en la me- terrible, de ese padre que está en posición de excepción, para quien
dida en que el goce femenino es un goce que no está atravesado por no se cumple la función de la castración, todos los demás varones
la castración, ya que no hay nada en el cuerpo que funcione como quedan tomados por esa función, ya que no les está permitido el ac-
un límite para el goce sexual de una mujer, el fantasma de Don Juan ceso a las mujeres de la horda, configurando el nivel del universal.
vendría a poner de relieve, o a hacer existir, la figura de un hombre Si llevamos el mito a una formulación lógica encontramos una
que no estaría sujeto a la castración. Don Juan no está castrado, ya implicación directa entre la excepción y el universal: es porque todas
que no pierde la cabeza por ninguna, de modo que ninguna puede son del padre que ninguno de los hijos puede gozar de las mujeres.
quedarse con su falo. Lacan indica que él no se queda con ninguna Esta relación de implicación se traduce en la lógica de conjuntos
porque sabe de la impostura radical de la posición del macho, que como el conjunto universal que se constituye a partir de la extrac-
siempre está en el lugar de algún otro. El se mete en la cama de una ción de un elemento (que funciona como excepción).
mujer haciéndose pasar por algún otro, de modo que no pretende Esta función de la excepción paterna tiene muchos correlatos en
que lo quieran por lo que es. distintos planteos lógicos que recorre Lacan a lo largo de su ense-
Y ninguna puede tener su falo: primero una, después otra, pero ñanza. El más frecuente es la paradoja de Russel: el catálogo de to-
no hay ninguna que esté en la posición de excepción. No hay nin- dos los catálogos que no se contienen a sí mismos, ése que es el úni-
guna que logre captar su goce, su falo. En la medida en que no hay co catálogo de todos lo catálogos que no se contienen a sí mismos
ninguna por la que él pierda la cabeza, Don Juan no está sujeto a la que no puede estar adentro del conjunto de los catálogos que no se
función de la castración. En ese sentido es un fantasma que encarna contienen a sí mismos, porque si estuviera adentro estaría afuera,
el goce femenino. pero a la vez si está afuera estaría adentro, quedando entonces en
posición paradojal, indeterminada, de excepción, en el mismo lugar
que tiene el Nombre del Padre en el conjunto de los significantes.
II. El goce macho A partir de la extracción de este elemento se puede cerrar el con-
junto de los catálogos que no se contienen a sí mismos, conjunto
Vamos a leer entonces las fórmulas con la clave de este planteo cerrado, universal. Por fuera del mismo queda este único catálogo
de Lacan del Seminario de La Angustia, que de alguna manera es la en función de excepción, que al extraerse posibilita cerrar el conjun-
152 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR / 153

to. En este conjunto se abre una dimensión de la infinitud que es el (ya que el narcisismo es una operación de unificación), para que se
más-uno: siempre se podrá inventar algún nuevo catálogo que no se constituya como un conjunto cerrado en el cual van a estar incluidos
contenga a sí mismo. Es el infinito propio de los números naturales. todos los órganos del cuerpo, que van a quedar contenidos por esta
Este último punto no es desarrollado de este modo por Miller, pero unificación narcisista, lo que va a negativizar el goce de esos órganos.
me parece importante ubicarlo, ya que en la primera clase del Semina- En efecto, cuando se constituye el narcisismo se opera una extracción
rio 20 Lacan distingue dos tipos de infinito diferentes, y es importante de goce del cuerpo, que luego va a retornar localizado en las zonas
distinguir este infinito de aquél que se juega del lado femenino. erógenas, en los bordes; pero el interior del cuerpo, los órganos, van
Lo que me parece importante del planteo de Miller es que esta a quedar vaciados de goce. En contrapartida, el órgano que está en
misma lógica se puede aplicar al goce. Su planteo es que en el cuerpo función de excepción concentra en sí mismo el goce sexual.
del hombre existe un órgano que funciona como excepción respecto Entonces, en el goce del lado macho, el cuerpo va a quedar vacia-
del conjunto de los órganos - es el órgano fálico (Miller, 1998. P. 75). do de goce y el órgano fálico va a operar como condensador de goce.
Es un órgano que Lacan define tempranamente como fuera del cuer-
po. Recordarán ustedes que ya en “La dirección de la cura…” habla
del falo perdido de Osiris embalsamado, y de cómo la imagen en el
espejo, la imagen narcisista, se constituye descontando el falo (Lacan,
1966. P. 610). Esta dimensión fuera-de-cuerpo del falo es señalada
tempranamente por Lacan en esos videos que muestran el estadio del
espejo en acción, en los niños pequeños. Lacan se detiene en el hecho
de que, tanto en los nenes como en las nenas, se puede situar en la
observación ese gesto por el cual el niño o la niña se pasan la mano
por delante de la zona genital. Allí Lacan ubica la necesidad de velar
el falo, o el falo mismo como velo en el campo de la imagen narcisista.
De este modo verifica que para que se pueda constituir esa identifica-
ción imaginaria tiene que estar descontado el órgano fálico.
¿Por qué el falo está fuera de cuerpo? Porque no queda toma-
do por la unificación narcisista. El falo siempre hace mancha en la
imagen narcisista, la desarma de alguna manera al poner en juego
la función de la castración. En la castración hay algo que no se ve,
hay algo que no es especularizable. Lacan propone como represen-
tación de esta dimensión no especularizable del órgano su estado de
detumescencia. El falo como significante implica la sustracción de
la imagen fálica del campo de la visión. En la parte inferior del lado izquierdo Lacan ubica al sujeto, re-
Miller traslada esta experiencia a la lógica: la extracción de este tomando las formalizaciones previas del edipo freudiano -la última
órgano es necesaria para que se constituya el cuerpo como un uno había sido el discurso del amo. Colocamos entonces al S1 en la
154 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR / 155

función de excepción paterna, mientras que el S2 viene al lugar del diferencia del macho, que está compelido a la relación con el falo
conjunto de los significantes que se cierra, constituyendo el lugar por la presencia del órgano. Del lado femenino hay Otro goce,
del Otro, la cadena significante. A partir de ese significante diferen- suplementario, que está de más, que no está regulado por la lógica
te, heterogéneo a todos los demás, que está en función de excepción falo-castración.
respecto de los demás, que es el Nombre del Padre. Miller plantea que el cuerpo femenino no se termina de uni-
Tenemos así el piso superior del discurso del amo, cuyo efecto ficar. Freud, por su parte, se refería a un defecto en el narcisismo
es el sujeto barrado –que encontramos en la parte de abajo de las femenino (Freud, 1932). En la conferencia sobre la feminidad se-
fórmulas de la sexuación. Esta articulación significante tiene un ñalaba la importancia que tiene para las mujeres la relación con la
producto, un resto, que es el objeto a, que es un resto que es hetero- propia imagen, la vanidad que le inspira a una mujer su cuerpo
géneo a lo simbólico, es el resto real de la operación simbólica, que quedaba situada por él como una compensación por la falta fálica.
por eso queda del lado derecho, pero proviniendo del lado izquierdo En efecto, la mujer y el espejo hacen pareja con frecuencia, de allí
-de allí la flecha que va de izquierda a derecha. Por otra parte, cons- esa necesidad femenina de mirarse, de reconocerse, de retocar esa
tituye la fórmula del fantasma, nivel inferior del discurso del amo. imagen de forma casi permanente.
En el Seminario 20, Lacan lo lee así: el macho, sexuado a partir Del lado femenino hay algo que no se termina de cerrar en el campo
de la lógica edipo-castración, aborda el otro lado (femenino) en de la imagen, justamente porque falta esta x, ese órgano que funciona
términos de objeto: cree abordar el cuerpo de una mujer, aunque en un régimen de excepción respecto de los demás órganos del cuerpo.
en verdad aborda el objeto de su fantasma. Es la lógica de la neu-
rosis, en la que el fantasma construye alguna versión objetal de lo
femenino: habitualmente, la versión oral-invocante de la histeria y
la versión anal-escópica de la neurosis obsesiva.

III. El Otro goce

En el Seminario 20 Lacan eleva el Don Juan al estatuto de un


mito que va a dar cuenta de la lógica del goce femenino (Lacan,
1975. P.18). El punto de partida del lado derecho de las fórmulas
es la inexistencia de la excepción: Don Juan no pierde la cabeza por
ninguna: no existe ninguna x para la que no se cumpla phi x. En
la medida en que no existe la función de la excepción tampoco se
constituye el todo, tampoco se constituye el universal, ya que no es
posible cerrar el conjunto.
La consecuencia es el no-todo: la mujer está no-toda en el goce
fálico, de modo que puede tener o no tener relación con el falo -a
156 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR / 157

Al no haber excepción no se cierra el conjunto que definiría a “la Más allá del goce clitoridiano hay un goce deslocalizado. Para
mujer”, no hay universal: es un conjunto abierto, por eso no podemos describirlo Lacan dice que se siente en todo el cuerpo, cuando se
decir “todas las mujeres”, hay que contarlas una por una - como hace siente (ya que una mujer puede no tener registro de ese goce, justa-
Don Juan en esa lista, donde tiene que poner el nombre de cada una. mente porque está deslocalizado, porque está entre los significantes).
Cuando Lacan dice “La mujer no existe” quiere decir que no existe el Una mujer puede no saber nada de ese goce, lo que le hace plantear
significante de La mujer. Que exista ese significante implicaría la exis- la duda acerca de la existencia de la frigidez femenina –porque qui-
tencia de un conjunto donde podríamos colocar a todas las mujeres. zás ella está gozando y no lo sabe.
En esta lógica es otro tipo de infinito el que está en juego. De todos modos valdría la pena distinguir diferentes tipos de fri-
Del lado izquierdo tenemos un conjunto como podría serlo el gidez. Estaría la frigidez del lado izquierdo, cuando una mujer queda
de los números naturales. Entonces tenemos 1,2,3,4, y así hasta apresada en el narcisismo del ego, identificada con el falo, sin poder
el infinito: es la misma lógica de la concatenación significante: S1, dialectizar la fetichización que la constituye como falo para un hom-
S2, S3, S4… Sn. Se trata de un infinito limitado por el S1, que bre con su propio deseo de falo en el cuerpo de él. En cambio esta
cierra el conjunto de los significantes. En cambio la lógica del lado frigidez entre comillas a la que hace referencia Lacan en el Seminario
femenino va a tener como referencia el término matemático de la 20 sería más bien resultado de la experiencia de este goce más allá del
compacidad, ligada a las operaciones que se pueden hacer entre 1 y falo, que transita otras vías que no son localizables.
2, entre los números naturales. Ustedes recordarán que allí Lacan
hace referencia a la paradoja de Zenón, la paradoja de Aquiles y la 26 de agosto de 2009
tortuga, en la que se trata justamente de la divisibilidad al infinito,
infinitesimal de este espacio. Este espacio que hay entre 1 y 2, lo
puedo dividir por la mitad; a esa mitad la puedo volver a dividir por
la mitad, y así sucesivamente sin llegar nunca a cero.
En El hueso de un análisis Miller plantea de algún modo que es este
tipo de infinito el que daría cuenta del goce femenino, que es un goce
que no está localizado en un órgano, por más que se pretenda loca-
lizarlo en el clítoris, en el punto G, etc., son intentos de localización
que siempre fracasan. En efecto, se trata de un goce deslocalizado.
En este punto Lacan no lo sigue a Freud, quien sostenía la idea
de una localización de la zona erógena en la vagina en un segundo
momento de la sexualidad femenina. En el Seminario de La Angustia
Lacan llega a burlarse de este planteo de Freud al hacer referencia a
la ausencia de terminaciones nerviosas en la vagina, por lo que no
sería un órgano apto para el goce. No hay ese pasaje del clítoris a la
vagina que proponía Freud, y que implicaría el surgimiento de una
nueva x del lado derecho, que sería entonces simétrico al izquierdo.
Bibliografía 9. Nudos del amor

Freud, Sigmund (1932). “La feminidad”, en Obras Completas. Amo-


rrortu. Buenos Aires, 1976. T.XXII.
Lacan, Jacques (1966) “La dirección de la cura y los principios de su
poder”, en Escritos 2. Siglo veintiuno. Buenos Aires, 1975.
Lacan, Jacques (1975) El Seminario. Libro 20. Aún. Paidós. Barcelona,
1981.
Lacan, Jacques (1991). Le séminaire. Livre VIII. Le Transfert. Seuil. Pa-
rís, 1991. I. La relación sexual no existe
Lacan, Jacques (2004). El seminario. Libro 10. La Angustia. Paidós.
Buenos Aires, 2006. Capítulos XII, XIV y XV. Hicimos un recorrido por la lectura propuesta por Miller de las
Miller, Jacques-Alain (1998) El hueso de un análisis. Tres Haches. Bue- fórmulas de la sexuación como estructuras significantes del cuerpo.
nos Aires, 1998. No nos detuvimos en el hecho de que una mujer puede estar del
Miller, Jacques-Alain (2008) El partenaire-síntoma. Paidós. Buenos Ai- lado izquierdo y un hombre del lado derecho de las fórmulas, como
res, 2008. lo indica Lacan. Señalo simplemente que, sin duda, no es lo mismo
estar de cada lado con un cuerpo que con otro, las consecuencias
clínicas son otras. Por ejemplo, al referirse al místico San Juan de la
Cruz, a quien Lacan ubica del lado derecho de las fórmulas, indica
que tendrá que ver qué hace con lo que “…a guisa de falo les estor-
ba” (Lacan, 1975. P. 92).
Pero les propongo dirigirnos ahora directamente a los nudos del
amor. El recorrido que realiza Lacan entre los seminarios 22 y 23
concluye en que el lapsus del nudo es estructural. La inexistencia de
la relación sexual se traduce en el lapsus estructural del nudo, en el
hecho de que el anudamiento de los tres registros en el ser hablante
nunca configura un perfecto nudo borromeo, siempre hay alguna
falta que dará lugar al síntoma, o al sinthome.
Podemos abordar, como hace Lacan en el seminario 23, esta falla
en el nudo de trébol, que cuenta con tres puntos de cruce, y que
puede tener distintas presentaciones:
160 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR / 161

El lapsus en el nudo de trébol indica la necesidad de una re-


paración, y es ese otro lazo el que va a dar lugar al partenaire en la
relación, siempre sintomática, que establecen los sexos en el campo
del ser hablante.
En los animales, en cambio, podrá decirse que la relación sexual
existe gracias al instinto. El macho y la hembra se acoplan perfecta-
mente en un anudamiento que se limita a los registros imaginario
Si hacemos un lapsus en alguno de estos puntos de cruce, el y real, como demuestra Lacan en sus primeros seminarios, al hacer
nudo de trébol se transforma en un nudo trivial: referencia al anudamiento entre esos registros que implica el instin-
to, que desencadena comportamientos programados en lo real del
cuerpo a partir del encuentro con imágenes:

La forma mínima de introducir la falla de la inexistencia de la En el ser hablante, en cambio, los registros imaginario y real
relación sexual es el lapsus del nudo de trébol, que se encuentra en no están anudados de entrada, de allí que se vuelva necesaria esa
el calce del nudo borromeo: segunda operación psíquica que señala Freud en “Introducción del
narcisismo” (Freud, 1914) para que se constituya ese entrelazamien-
to. Es también lo que Lacan despliega en el esquema óptico (Lacan,
1966. P. 654) como la necesaria mediación de lo simbólico para que
se opere el anudamiento entre imaginario y real:
162 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR / 163

En ese punto Lacan reduce cada cuerda a uno de los sexos, y


señala que en el caso de Joyce la reparación se produce en el mismo
lugar del lapsus, por lo que éstos no son equivalentes, lo que posibi-
lita que haya relación:

Si tomamos como referencia el esquema óptico, vemos que la


mediación de lo simbólico a su vez está desdoblada en dos instan-
cias: la posición del sujeto (el ojo en el esquema) y la función del Si cambiamos esta presentación al nudo en ocho, demostramos
Ideal del yo (el espejo plano), de modo que el anudamiento entre que los dos sexos no son equivalentes, ya que si intentamos revertir
imaginario y real en el ser hablante no es simple, y ya desde los pri- los lugares de cada sexo, no lo conseguimos:
meros textos de Lacan encontramos al registro simbólico partido en
dos, más adelante será la tensión entre el nombre del padre y el falo,
y así hasta llegar a la división entre símbolo y síntoma del seminario
23 (Lacan, 2005. P. 24).
Esta complejidad del anudamiento entre los tres registros en el ser
hablante es efecto de que el registro simbólico mismo está fallado —lo
que Lacan escribe SA—, hace agujero, está habitado por ciertas ausen-
cias, tales como la representación de la muerte y de lo femenino.

II. Anudamientos entre los sexos

En la clase 6 del seminario 23 Lacan parte del lapsus del nudo


de Joyce y la particular reparación del mismo que implica su rela-
ción con Nora para interrogar dos posibilidades diferentes de anu-
damiento entre los sexos, que darían lugar o bien a la equivalencia
ente los mismos, o bien a una relación sexual sinthomática.
164 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR / 165

III. Posiciones masculinas en el nudo


Lacan plantea que esta no equivalencia da cuenta de una diferen-
cia entre los sexos que posibilita que haya relación sexual, la que por 1. La posición viril. Desde las lógicas de la sexuación podemos
supuesto será sinthomática. situar al hombre como ese conjunto cerrado, universal, que en tan-
Y distingue este tipo de anudamiento de aquél que se produciría to tal está unificado, es un uno. Una mujer –a ese uno que es el
si el lapsus fuese reparado en un lugar diferente de donde se produ- hombre- le hace síntoma, o sinthome, ya que, respecto del orden
jo, en este caso, en alguno de los otros dos puntos de cruce: fálico, ella permanece como alteridad. Ése es justamente el estatuto
que Freud le adjudica al síntoma, como vimos el año pasado, en
“Inhibición, síntoma y angustia”, cuando lo define como un cuerpo
extraño, inasimilable (Freud, 1925. P. 94)
Lacan plantea que cuando hay un hombre y una mujer que se
distinguen en sus posiciones sexuadas, entonces esa mujer le hace
síntoma al hombre, permaneciendo ajena, extraña, inasimilable al
uno fálico. De allí que Lacan haga referencia a esa posición de una
mujer para el hombre con expresiones tales como “todo, pero no
eso”, y “ayuda-contra”, en el seminario 23.

Lacan demuestra que en este caso ambos sexos se vuelven equi-


valentes, como se verifica al invertirlos en la presentación en ocho:

Pero no siempre un hombre acepta o soporta esa presencia fe-


menina que lo descompleta. Lo que lleva a otras posibilidades de
posición en un hombre:

En este caso ambos sexos son intercambiables, produciéndose un 2. El “soltero”. En estos casos el hombre se afirma narcisísticamen-
efecto que señala posteriormente Lacan en el mismo seminario: que te en su goce fálico, no perdiendo la cabeza por ninguna mujer:
hay hombres color de mujer y mujeres color de hombre.
166 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR / 167

3. El hombre estragado por su madre. En estos casos en que la


virilidad del varón queda aprisionada en la boca de cocodrilo del IV. Posiciones femeninas en el nudo
deseo materno, es la relación del sujeto con el Otro materno la que
determina su lazo con el partenaire, instalando en la pareja una asi- Lacan señala que si una mujer es sinthome para un hombre, la
metría que no se debe a la diferencia entre los sexos, y dejando al inversa no es verdadera, ya que en ese caso los sexos no son equiva-
sujeto abierto a la dimensión del goce del Otro: lentes (Lacan, 2005, P.99). Por lo tanto, invita a esclarecer el punto
de qué es un hombre para una mujer, señalando irónicamente que
eventualmente puede ser una aflicción peor que un síntoma, por
ejemplo un estrago.
Si retomamos nuestro planteo anterior, para abordar el nudo
femenino en tanto tal debemos partir de esa falla en el narcisismo a
la que hacíamos referencia hace un rato, ese uno que no se termina
de configurar en una mujer.
Voy a proponerles entonces distintas posibilidades para el nudo
femenino:

1. La mujer fálica. Es aquella mujer que logra hacer de hombre,


4. El varón histérico. En la histeria masculina, tal como en la que logra hacer uno, funcionar como un conjunto cerrado. Ella se
femenina, es la pregunta por lo femenino la que anima la posición las arregla sola:
del sujeto (que en este caso rechaza su virilidad), sólo que en él es su
propio cuerpo la sede de esa interrogación. El histérico desprecia el
goce macho, fálico, adorando la feminidad como una entidad que
pretende para sí, por lo que termina compitiendo con las mujeres,
tal como la histérica mujer lo hace con los hombres, pero no en la
vía fálica sino en la del Otro goce. Así, cuando establece una pareja,
es él quien encarna o disputa el lugar de mujer:
168 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR / 169

2. La mujer sola. Ella no hace nudo con un hombre, puede En este caso, gracias al encuentro con el hombre, algo se cierra
tener relaciones con hombres, pero es una mujer sola. Está sola en el goce para ella, pero no del todo:
pero está en posición femenina, hay algo que queda abierto ahí, y
eso que queda abierto suele presentarse clínicamente como el dolor
de la soledad, como una angustia insoportable que puede tener una
mujer sola, y esa ansia de un hombre –que a veces se vuelve tan
insoportable para una mujer.

Lo que a ella la une con él es esto que queda aparentemente


cerrado: el campo del goce fálico; pero el estrago se manifiesta en
la dimensión de Otro goce sin barrar, que queda abierto a un sin
límite, y en última instancia funciona en continuidad con el campo
3. La mujer estragada por su madre. El estrago madre-hija se juega del goce fálico, que como dijimos recién, sólo aparentemente está
sin ninguna referencia al goce fálico, tal como señala Lacan en “El cerrado en este caso.
Atolondradicho” (Lacan, 1984, 35-36):
5. La mujer histérica. Ella está en posición viril, su interés está
dirigido a la Otra, que es quien encarna la feminidad para ella. El
hombre es un testaferro. El hombre, como señala Lacan respecto de
la escena del lago en Dora, es un expediente necesario para abordar
el verdadero objeto de su interés, que es la Otra. Es con ella que la
histérica está anudada, y es por la vía de ese anudamiento que se
relaciona con la feminidad (AJ); mientras que su anudamiento con
el hombre consiste en la identificación fálica (JΦ).
4. La mujer estragada por el hombre. Como señala Miller (Miller,
1998. P.81), el estrago se distingue del síntoma justamente en su
dimensión de apertura a un sin límite, en sus efectos de devastación.
Sin embargo, encontramos en estos casos cierta dimensión de anu-
damiento. Un buen ejemplo es la mujer golpeada, desvastada por
un hombre al que sin embargo cree necesitar, de quien no puede se-
pararse. A pesar de que él la faja, ella necesita, una y otra vez, volver
con él, y no sólo volver sino rearmar un lazo amoroso con él.
170 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR / 171

ma como lo es para él quiere decir que un hombre le posibilita a ella


ser síntoma para sí misma. Entonces el nudo que les propongo en
este caso es el siguiente:

6. La mujer obsesiva. En este caso los sexos son equivalentes, el


partenaire funciona como pareja narcisista, como resguardo frente a
la inquietante posibilidad de la intrusión de la alteridad de lo femeni-
no en ese campo tan bien cerrado y controlado por el goce fálico:

En este caso ella puede vivir el Otro goce, el goce femenino,


no como un dolor, no como un sufrimiento, justamente porque se
cierra. Pero se cierra como alteridad, no se cierra como unificación,
por eso, el nudo femenino queda así, desdoblado en dos. Entonces
acá encontramos el desdoblamiento del goce que está en la parte
inferior de las fórmulas de la sexuación, con esas dos flechas que
parten del L/a hacia el falo y hacia el Otro goce.
También se ve en este nudo cómo hay una parte de su goce (el
goce fálico) que lo tiene a él como partenaire, pero hay otro aspecto de
7. La posición femenina. Voy a proponerles un nudo para lo que su goce que es vivido en soledad, que no lo tiene como partenaire.
puede ser un hombre para una mujer cuando no es un estrago. Quisiera cerrar la clase de hoy con una referencia a la imagen
Considero que en ese caso la mejor definición que podemos tener con que difundí este seminario, la de la escultura de Rodin titulada
es la que da Lacan en “Ideas directivas…”, cuando dice que un “Amor fugitivo”. A través de ella intenté plasmar esta dimensión de
hombre le posibilita a una mujer ser Otra para sí misma como lo es lo femenino como algo que se escapa aún en el abrazo, en el encuen-
para él (Lacan, 1966a. Pp. 710-711). tro entre los cuerpos. Esta escultura muestra la diferencia entre los
sexos: por un lado el goce fálico como un goce que trata de cerrarse,
Si él es el Uno y ella es el Otro, es el síntoma -como ajenidad, que trata de agarrar, que trata de captar –es ese hombre que abraza;
como alteridad, como extranjeridad-, entonces, ser Otra para sí mis- y por otro lado, ese cuerpo femenino que se escapa, que se sustrae,
172 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR / 173

que huye, pero no en el sentido de la sustracción histérica, sino de Bibliografía


que hay algo que no se puede agarrar con esas manos.
Una mujer es síntoma para un hombre, es una alteridad radical, Freud, Sigmund (1914) “Introducción del narcisismo”, en Obras Com-
algo que se escapa. También una mujer puede ser Otra para sí mis- pletas. Amorrortu. Buenos Aires, 1976. T.XIV.
ma, es decir, soportar que algo se le escape de su propia feminidad, Freud, Sigmund (1925) “Inhibición, síntoma y angustia”, en Obras
y que algo se le escape también en el encuentro con un hombre, que Completas. Amorrortu. Buenos Aires, 1976. T. XX.
haya algo que queda por fuera de ese goce que se juega con el falo Lacan, Jacques (1966). “Observación sobre el informe de Daniel La-
de él y demás. Eso es lo que a mí me dice esta escultura. gache: “Psicoanálisis y estructura de la personalidad””. En Escritos 2.
Siglo veintiuno. Buenos Aires, 1985.
Clase del 9 de septiembre de 2009 Lacan, Jacques (1966a). “Ideas directivas para un congreso sobre sexua-
lidad femenina”. Ibid.
Lacan, Jacques (1975) El Seminario. Libro 20. Aún. Paidós. Barcelona,
1981.
Lacan, Jacques (1984) “El atolondrado, el atolondradicho o las vueltas
dichas”, Escansión, Argentina, 1984, nº1, 10-15.
Joyce, James (1975). Cartas de amor a Nora Barnacle. Buenos Aires,
1992. Ed. Leviatán.
10. “La desamorada”

Nieves: Buenas noches. Les presento a Guillermina Ulrich, que


es psicoanalista, docente de la Cátedra de Psicopatología II de la
Facultad de Psicología de la UBA y concurrente en el equipo de
urgencias del Hospital Alvarez.

Guillermina Ulrich: La paciente, que de ahora en más llamaré L,


está en tratamiento conmigo desde hace poco más de tres meses. L llegó
al hospital a raíz de un “shock nervioso” que sufre como consecuencia de
una pelea con un compañero de trabajo. Es a causa de esto que es traída
al hospital y luego derivada al servicio de psicopatología por el médico
clínico que la atiende.
L tiene treinta y cinco años, está casada y tiene una hija de tres años.
Trabaja en una marroquinería desde hace dieciséis años.

I. Acerca de los nervios…

L consulta porque “sufre de los nervios”. Tiene “agarradas” con su


marido y con un compañero de trabajo. Es en ocasión de una discusión
con éste último que sufre el “shock nervioso” que la lleva al hospital. En
referencia a este episodio dice: “me quedé dura, me temblaba todo el
cuerpo, mis compañeros de trabajo me dijeron que la vena del corazón
la tenía así de grande”, mientras se señala el cuello. Con este compañe-
ro tenían una relación de estrecha amistad hasta que él se enamoró de
ella: “Éramos muy amigos, le regalaba ropa a la nena y todo. Después
176 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR / 177

se empezó a zarpar y yo le dije que conmigo no, que estoy casada y ahí II. La madre.
cambió todo. Me empezó a maltratar, una vez me amenazó, me dijo:
“no sabés, voy a hacer de tu vida un infierno”. Llegó a pedirme la ropa “Ella fue la única que me amó. Fue mi mamá y mi papá a la vez”.
que le había regalado a la nena. Tiene problemas psicológicos. Les dijo L tuvo una estrecha relación con su madre siempre. Era a ella a quien
a todos en la fábrica que habíamos salido, inventó cualquier cosa”. preguntaba qué hacer, cómo y dónde. Su madre le decía lo que estaba
Desde hace un tiempo L decide hacer como que no existe: “para mí se bien y lo que estaba mal. L hablaba a diario con su madre por teléfono
murió” dice. El tipo ha intentado acercarse en varias oportunidades y cada sábado pasaba el día junto a ella.
y L le dice: “dejame en paz, ¡cuándo me vas a dejar en paz!”. Cuenta Su madre muere en su presencia. “Estábamos tomando mates y de re-
que él le acerca bombones, caramelos; “me podría haber puesto un pente se cayó. No me puedo sacar esa imagen de mi cabeza”. Los herma-
kiosco con todo lo que me regaló” dice. El hecho de que se acerque la nos de L decidieron doparla por miedo a su reacción. “Tuve la mente en
pone muy nerviosa, tanto que en el último tiempo va a trabajar con blanco tres días”. Cuando se despertó se lo dijeron y no lo podía creer.
walkman así ni siquiera lo escucha. Desde la muerte de su madre dice sentirse muy sola. L dice no tener
Dice haber sido nerviosa desde siempre, “desde que tengo memoria” amigos y que era con su madre con quien hablaba de todo. Su madre
explica. Recuerda que cuando era niña y su padre no la dejaba salir a lo era todo para ella.
jugar ella sacaba toda la ropa de los cajones. “Siempre fui nerviosa”.
Con su marido también tiene “agarradas”. Llevan casados nueve años.
Le molesta de él hasta que se afeite, su sola presencia. Las discusiones empie- III. Del padre.
zan por cualquier pavada, pero de pronto su marido le dice “no discutamos
más, yo te amo” y esa frase la hace enfurecer. Es entonces cuando le agarran “Siempre me faltó el amor de un padre”. Cuenta que su padre
los nervios, no lo puede controlar. En ocasiones le ha tirado con un cenicero, nunca la trató con amor, que nunca le miró un cuaderno, ni la llevó
en otras ha puesto a la nena como escudo. al colegio. Era tal el modo en que la trataba que sus hermanos y su
Su marido le dice que así no puede seguir, que va a terminar en- madre se lo reprochaban al padre; “¿cómo podés tratar así a L?” solían
fermándolo a él y a la nena. L dice “no quiero que la nena me vea así, reclamarle.
quiero que vea a sus padres bien, no quiero perder a la nena”. En varias Las cosas fueron distintas con la llegada de su hermana menor,
oportunidades cuando discuten L echa a su marido, y éste le dice que si distintas con la hermana. “Parecía como si hubiese tenido una sola
se va la nena se irá con él, ya que ella está enferma. hija, era todo amor para ella” y continúa diciendo “yo fui muy des-
Los nervios también le causan una importante caída del cabello, y amorada”. A pesar de la falta de amor de parte de su padre L dice no
unos granos en el cuero cabelludo que le dan picazón. haberle guardado rencor por esto, ni sentir bronca con él. “Yo siempre
L es la cuarta de cinco hermanos. Tiene tres hermanos varones ma- tuve puro amor con mi padre, cuanto peor me trataba más amor yo
yores y una hermana cinco años menor. Su padre murió hace seis años de tenía para él”. Dice que su padre la trataba como a una criada, ella
un paro cardiaco y su madre nueve meses antes de la primera entrevista, tenía que limpiar todo para que la dejaran salir a jugar; “yo era como
ésta muere de un paro cardiaco como consecuencia del mal de chagas. Cenicienta para papá”.
Cuando el padre enferma L se encarga de cuidarlo, gastaba todo su
sueldo en los remedios. Poco tiempo antes de morir su padre le pide per-
178 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR / 179

dón: “Perdoname, no me di cuenta la hija que tenía”, le dijo. Cuenta V. De los nervios y el amor.
que entonces le dijo que no tenía nada que perdonarle, y es a partir de
esto que el padre comienza a tratarla de un modo distinto. L entra al tratamiento por la puerta de los nervios y con la de-
El padre muere el día del cumpleaños de L, ella estaba con los pre- manda de conocer la paz. Algo de un alivio comienza a escucharse a
parativos para su cumpleaños cuando le avisaron que su padre había medida que empieza a hablar. Comienza a aparecer un tiempo previo
fallecido. “No lo podía creer”, dice que pensó “qué regalo, ¿no?” a “las agarradas”, un tiempo antes de que le ataquen los nervios, un
intervalo, “como que me puedo poner un freno” dice.
En los primeros tiempos las intervenciones apuntaron a interrogar
IV. Sus hombres… por sus nervios, ¿cuándo le agarraban?, ¿por qué? Lo que se empezaba
a escuchar es que los nervios le agarraban con estos hombres que la
“A los dieciocho años tuve el primer novio que me dejó tener mi amaban, es decir que era con los hombres que la amaban con los que
papá”, dice que éste la terminó dejando por otra, porque se cansó de que le agarraban los nervios, y esto no era un dato menor. L decía ser muy
no la dejaran salir. rencorosa, “me hacés una y para mí estás muerto”, “el que se mete
A los diecinueve años se fue a vivir a casa de su tía en Capital y co- conmigo que se prepare”, éstas eran algunas de las frases que decía.
menzó a trabajar en la marroquinería en la que trabaja actualmente. Pero quien se ubicaba como excepción a esta ley era su padre, hacia
Fue allí cuando conoció al entonces encargado y se enamoró profunda- él no guardaba ningún rencor, con él no tenía ningún reproche, nada
mente de él. “Era como un imán” refiere. Este hombre estaba casado y te- de odio y puro amor para su padre a pesar del daño que éste le había
nía hijos, “él siempre fue sincero conmigo, me dijo que estaba enamorado causado. Algunas intervenciones apuntaron a conmover algo de esto
de su mujer, que no me enganchara”. Esta, dice que fue la única vez que apoyándome en la hipótesis de que el odio al padre en algún sitio debía
amó, “querer se quiere muchas veces pero amar se ama una sola vez”. estar, posiblemente desplazado. Una vez le dije “vos decís que sos ren-
Luego y gracias a un tratamiento psicológico que estaba realizando corosa con los que te hacen daño pero con tu papá que te hizo mucho
en ese momento consigue “ponerse en buen camino” y terminar con esa daño no guardás ningún rencor”, L respondía que efectivamente con
relación. Es allí cuando empieza a salir con su actual marido: “al princi- él no tenía odio alguno.
pio no quería saber nada, él me decía que me quería y yo le decía que no Es preciso mencionar que L nunca contó a su marido la historia
perdiera el tiempo, que yo nunca lo iba a querer”. L cuenta a quien sería con su padre. Al preguntarle por esto ella dice: “No quise desilusio-
su esposo toda la historia con el encargado y éste le dice que va a conseguir narlo, como él piensa que mi padre fue un gran padre no lo quise
que lo quiera a él como quiso a ese tipo. decepcionar”. Yo pensaba ¿a quién decepcionaría?, ¿por qué sostener al
Estuvieron dos años de novios y luego decidieron casarse. Cuando L padre como un gran padre frente a su marido y a qué costo?
cuenta a su padre que va a casarse, éste le dice “En tres meses te tengo de A medida que hablaba sus nervios comenzaban a menguar y una
vuelta en casa”, al respecto ella dice “mi papá pensaba que no servía para fuerte desconfianza empezaba a tomar protagonismo en su discurso,
casarme, mis hermanos igual, es el día de hoy que no lo pueden creer”. “tengo alucinaciones” decía, “veo cosas que no son, por ejemplo si lo voy
a buscar a mi marido al trabajo y lo veo con una compañera empiezo
a pensar cualquier cosa”. Sus asociaciones conectaban la desconfianza
con la historia con su padre, pensando que era posible que el hecho de
180 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR / 181

haber sido tan desamorada hiciera que desconfiara de que la pudieran VI. Algunas cuestiones para pensar…
amar, “que me amen es nuevo”. Recuerda que en ocasiones al abrazar-
la su tío ella se quedaba dura, “soy un freezer” dice. En la supervisión se trabajaron varias cuestiones, entre ellas “la sus-
Con el transcurso del análisis otra vertiente en relación al marido tracción”. L haciendo de su objeto de deseo el objeto de la falta, en la
empieza a asomar, “quiero que me agarren ganas de tocarlo, que maniobra de echar al marido, en la que dice que lo hace porque es
me agarre el cariño”, algo diferente de “las agarradas” comienza a como que ya lo tiene, a él, a su marido. Por otra parte, y en este mismo
escucharse. Hay que decir que desde que murió su padre y más aún sentido, en el pedido de que venga a hablar su esposo en lugar de ella,
con el nacimiento de su hija la relación con su esposo se transforma en sustrayéndose. Es en el momento en que algo de su deseo comienza a
una relación de hermanos, hace mucho tiempo que ni se tocan. Sin aparecer que L empieza a faltar actuando en transferencia algo de esto
embargo en el último tiempo L empieza a dejar que su esposo le toque para decirlo en términos freudianos. Es allí cuando se la convoca a ha-
el pelo, y a sentirse protegida con estas caricias y a disfrutarlas, cosa blar de ella que comienza a faltar.
que antes no permitía. Cabe decir que la paciente tiene un pelo negro Por otra parte el significante “agarrar” comienza a deslizarse, y ya no
largo hasta la cintura, imposible de pasar desapercibido. De la caída se trata solamente de los nervios sino que se empieza a enlazar también
del cabello dice que desde que empezó el tratamiento se le dejó de caer, a una vertiente amorosa, “que le agarré cariño”. En una ocasión llama
los granos en el cuero cabelludo persisten y aumentan cuando falta al diciendo que no sabe si vendrá a análisis por si la “agarra la lluvia”.
tratamiento, según sus dichos. En relación al amor, L dice tener el don de que se enamoren de
En el comienzo L asiste al tratamiento regularmente una vez por ella y al mismo tiempo haber sido una desamorada. Me pregunto ¿con
semana y en horario. Refiere que venir a terapia le da paz, que le hace qué se confronta cuando algo del amor de un hombre aparece?, ¿qué
bien. Me dice “vos sos la amiga que no tengo y la que tuve la perdí, era relación tiene la desconfianza con esto? y ¿de qué modo se enlaza con
mi mamá”, me manda un mensaje de texto en el día del amigo, lo que los nervios?
da cuenta que algo de la transferencia empieza a ponerse en marcha. Es interesante que en la última entrevista una pregunta por el odio
En las últimas semanas L comienza a faltar. Viene una semana, a la al padre comienza a asomar. Creo que esa es una línea a trabajar. Hasta
siguiente falta y luego vuelve a venir. Cada vez que falta avisa, pero lue- ahora un puro amor al padre, sin lugar a la castración y más ligado a
go cuando la llamo para darle un nuevo horario no atiende el teléfono, y un amor al padre ideal, a un amor al padre muerto. ¿Qué posibilidad
luego se aparece en el día y horario que le dejo dicho en su contestador. ofrece este padre al encuentro con un hombre? Lacan propone que es el
En las últimas entrevistas y antes de que empiece a faltar L pide padre en tanto vivo, deseante el que posibilita el encuentro con un hom-
que venga su marido a hablar de su desconfianza, pedido al que yo bre. Creo que es condición previa y necesaria que algo del odio al padre
respondo que quien tiene que hablar de la desconfianza es ella, la comience a ser dicho para entonces conmover algo de este amor puro. El
que tiene que hablar de lo que le ocurre con su marido es ella y no su amor sin relación a la castración es impensable desde la enseñanza de
marido. En la última entrevista dice “me empecé a preguntar por qué Lacan, en su famosa definición del amor “dar lo que no se tiene a quien
no le tengo odio a mi papá”. no lo es” eso queda explicitado. Es preciso que algo de esto se ponga en
marcha entonces.
Otra cuestión a pensar es esta creencia de que “amar se ama una
sola vez”, esta creencia lejos de inaugurar la serie de los amores, la deja
182 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR / 183

coagulada a ese único amor, que por otra parte, no fue correspondido, Hay toda una dimensión del síntoma que se presenta en el cuerpo.
quedando de este modo estancada en una versión mortífera del amor Esa es una primera vertiente que se abre desde el inicio y que va a
como único en la vida. estar presente —de alguna manera— todo el tiempo.
Estas son algunas de las cuestiones que pienso. Creo, sin embargo que
el análisis esta recién por empezar y hay que ver si L está dispuesta a Guillermina: Hay un dato que me parece interesante en esta línea,
hacerlo. Si es así queda todavía mucho camino por andar. que es que ella desde el principio me dice doctora.

Nieves: Con este caso comenzamos el intento, el ensayo de abor- Nieves: En primer lugar te trae ese sufrimiento en el cuerpo. La otra
darlos, discutirlos, conversarlos desde la perspectiva de los nudos del vertiente que se abre desde el principio es la rivalidad con el hombre:
amor. Les propongo entonces hacer el esfuerzo de no centrarnos este shock nervioso que ella tiene está teñido de rivalidad. Todo el relato
en la dimensión más psicopatológica del caso, para tratar de situar que ella trae respecto de la relación con su compañero de trabajo habla
la posición —en este caso de L— en el amor, para dar cuenta de los de una tensión propia de la relación especular, de la rivalidad con el
nudos del amor que podemos encontrar en el relato clínico. semejante. Otra dimensión corporal, que se hace presente desde el
Guillermina le puso como título al caso “La desamorada”, que principio: la vena del corazón la tenía así de grande. De alguna manera
en efecto es una forma en la cual L. se nombra y que además da ella está diciendo que las cuestiones del corazón se le presentan como
cuenta tanto de su posición en el amor como de lo que le hace acontecimientos de cuerpo; y de alguna manera, toda la problemática
síntoma, y que la trae al tratamiento, ya que ella viene a partir de que L. va a desplegar en el análisis tiene que ver con el lugar que ella no
un shock nervioso, consecuencia de una pelea con un compañero de le da a la dimensión simbólica del corazón en su vida.
trabajo que se ha enamorado de ella. Hay algunas cuestiones del relato que voy a ir señalando, algu-
nos detalles que después vamos a retomar. Por un lado encontramos
a L. en una posición de bella indiferencia porque resulta que ella,
VII. El síntoma en el cuerpo. durante bastante tiempo —al estilo de Dora con el Sr. K— tuvo
una relación con este compañero de trabajo del que aceptaba inclu-
Un primer efecto de escuchar el relato de Guillermina fue que so regalos para su hija y, de pronto se enoja con este hombre porque
cuando ella nombraba a la paciente, a veces sonaba como “él”. Me le declara su amor. Ahí podemos ubicar claramente cierta dimen-
parece que no es casual esta nominación de la analista, ya que L. que sión de intriga histérica en la posición de ella con este compañero de
es casi homofónico con “él”. trabajo, que le daba una muestra muy clara de sus intenciones hacia
Ya desde el primer encuentro con la analista hay dos dimensio- ella. Ahora ella decide hacer como que él no existe, que se murió, se
nes que se abren claramente, que van a desplegarse a lo largo de este pone nerviosa cuando él se acerca.
tratamiento. Por un lado, la dimensión del cuerpo: ella viene con un
shock nervioso, la atiende un médico clínico quien la deriva a psico-
patología; también hay toda una serie de fenómenos del cuerpo en VIII. Ropa de mujer.
L.: estos nervios que le agarran en el cuerpo, la caída del cabello, los
granos que tiene en el cuero cabelludo y que le producen picazón. Ya en este relato primero respecto de la rivalidad con el compa-
184 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR / 185

ñero de trabajo se recorta un objeto que de alguna manera también IX. Furia femenina.
va a estar presente a lo largo de todo el relato clínico: la ropa, en este
caso la que le regala el compañero de trabajo a la nena. Justamen- Inmediatamente en el relato que trae Guillermina se establece
te, ella asocia este shock nervioso que tiene con su compañero de una serie entre el marido y el compañero de trabajo. Ella dice que
trabajo con un recuerdo infantil: cuando era niña y su padre no la con su marido también tiene agarradas, y que le molesta la presencia
dejaba ir a jugar, ella sacaba toda la ropa del cajón. En ambas escenas de él, la sola presencia. Pero, lo que la enfurece es cuando el marido
se repiten los nervios, la relación con un hombre —su padre en este le dice “No discutamos más, yo te amo”, de modo que el punto de furia
caso— y la ropa. es el punto de declaración de amor por parte del marido; es lo que le
No es casual la respuesta de ella al “no” del padre; este padre que, hace síntoma: el amor del hombre, primero del compañero de traba-
si bien no la amaba, la encerraba, no la dejaba salir a jugar y después jo y luego del marido. Hay una furia tan fuerte que la toma.
no la dejaba salir con el novio. La coartaba en su feminidad, y jus- Las furias en la mitología griega eran unas diosas que tenían esta ca-
tamente frente a este padre que la coarta en su feminidad ella saca racterística de invadir con su presencia. La furia es un nombre del goce
toda la ropa. Podríamos decir que al mostrarle, ponerle en la cara femenino: Lacan en su escrito dedicado al cuento de Edgar Allan Poe
toda su ropa de mujer, ella ya está de alguna manera esbozando lo “La carta robada” habla de la furia como propiamente femenina (La-
que va a ser su posición de rechazo de la feminidad corporal: sacar can, 1966 a), agregaría yo como un estado del goce, como un estado
la ropa del cajón para mostrársela al padre; de alguna manera tam- de arrebato del cuerpo. En el comentario que hace Lacan del cuento
bién es sacarse ella la ropa de mujer. Vamos a seguir la lógica de esta demuestra que la carta va feminizando a quien la tiene, de modo que
posición a lo largo del relato. eventualmente, incluso el Inspector Dupin queda en una posición de
Me parece importante cómo ya desde el principio se recorta en- furia, de rabia en un momento en el que Lacan señala que está femi-
tre ella y un hombre este objeto que no es cualquier objeto, ya que la nizado. También Miller se detiene en esa epifanía del goce femenino
ropa vendría a ser el objeto femenino por excelencia, es lo que habla que es la furia. (Miller, 2008)
de la dimensión de velo que requiere el cuerpo en la mujer y cómo
ella al sacar toda la ropa de alguna forma se queda sin velo, y trae
ese cuerpo sufriente con la vena del corazón y demás. X. No perder a la nena.

Guillermina: Justamente ella trabaja en marroquinería haciendo Hay otro hilo que no vamos a seguir, ya que el tema central del
carteras durante quince años. Hace poco menos de un año la pasan del seminario son los nudos del amor. Se trata de la relación con la hija
sector carteras, al de zapatos y ese cambio no le va a gustar porque, según y la relación con la madre. Por un lado, cuando ella se pelea con el
sus dichos, éste es un trabajo más de hombre. marido, rechaza su amor, rechaza su presencia viril, pero lo que le
interesa es no perder a la nena. En este “no perder a la nena” también
Nieves: La cartera es un objeto femenino por excelencia. Va en la podríamos escuchar un equívoco, ¿no? Probablemente ella no quiera
misma línea que la ropa, no es casual que trabaje en una marroqui- perder su propia posición de nena. Hay algo de la neurosis infantil
nería hace dieciséis años. que está muy presente en la posición de ella con su marido y este
“no querer perder a la nena” es también no querer perderse ella como
186 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR / 187

nena, no querer ser una mujer. Sabemos que la nena es un nene en la solamente está el desamor del padre hacia ella sino que, además,
lógica edípica —como ya señalaba Freud. La nenita o la mujercita es está el advenimiento de otra, esta hermana que nace después, con-
un varoncito, cuando realmente surge la diferencia es cuando se hace vocando todo el amor del padre, tomando el lugar de única hija.
mujer. Entonces, “No perder a la nena” es también no perder cierta Por otro lado, ella tempranamente establece una posición maso-
dimensión en la cual ella podía desconocer su feminidad. quista en relación con el padre: Cuanto peor me trataba, yo tenía más
Por otro lado, en esa misma línea se sitúa la relación con la ma- amor para él. Yo era como Cenicienta para papá. Ser la Cenicienta no es
dre. La madre que es todo para ella, que era su amiga, que es un una posición tan de objeto como pareciera, finalmente es ella quien
amor único y que además cumplía una función de orientación para logra casarse con el príncipe: cuando el padre enferma ella se encarga
ella en la vida: le preguntaba qué hacer, hablaba con ella por telé- de cuidarlo, gasta todo su sueldo en los remedios y consigue que el
fono todos los días. La madre funcionaba para ella como S1, como padre le pida perdón antes de morir y le diga : No me di cuenta de la
orientación ahí donde el padre no se ocupaba de ella, no se intere- hija que tenía. En ese punto podemos ubicar cierta realización de este
saba por educarla tampoco. Es el punto en que ella dice mi mamá deseo de ser Cenicienta y de terminar, finalmente, haciéndose mirar
era papá y mamá a la vez: la función de orientación, de educación, por el príncipe gracias a su posición humilde: ella está ahí, con ella
en el caso de L., el padre se la deja a la madre. Es un aspecto impor- puede contar, a diferencia de su hermana. Logra conmover al padre,
tante del caso, y hace a su rechazo de la virilidad, su rechazo de los logra hacerse ver por el padre, logra hacerse reconocer por el padre, su
hombres, ya que es el punto en el cual ella se podría satisfacer en su pedido de perdón, pero a costa de una posición sacrificial.
relación con la hija. El padre tiene una posición tiránica con ella, no la ama pero la
encierra: no la quiere para él pero tampoco deja que la quiera un
tipo. Al menos ésa es su versión respecto de aquel novio que la ter-
XI. Cenicienta del padre mina dejando por otra porque se cansó de que no la dejara salir. En
ese momento ella se va a vivir a la casa de la tía y empieza a trabajar
Eso no es toda la estructura de L.; si fuera sólo eso, estaríamos en marroquinería. En ese punto ella empieza a ubicarse alrededor de
en un caso de reducido al estrago madre-hija en el que no estaría en este objeto tan problemático para ella que son las carteras, los zapa-
juego la función paterna. Sin embargo vamos a ver que lo que L. tos, objetos que hacen al atuendo femenino. Es en ese lugar donde
trae como padecimiento, lo que organiza su posición tiene que ver conoce al encargado del cual se enamora profundamente —que en-
con la falta de amor del padre. La relación con la madre no es todo, tra en serie con el padre— que le aclara que está enamorado de su
a pesar de que ella dice que la madre “es todo”; no fue todo porque mujer, así como el padre quería a la hermana y no a ella. Es un padre
para ella la falta de amor del padre es una marca —y ha tenido inci- y ama a otra, está exactamente en serie con el padre.
dencias en su posición—, por eso puede hacer un nudo con alguien
que no sea la madre.
Vamos al punto del padre: siempre le faltó el amor de un padre, XII. El nudo de “Ele”
este padre que nunca la trató con amor, nunca le miró un cuaderno
ni la llevó al colegio, pero cuando llega la hermana menor parece Vamos a hacer una primera versión del nudo del amor, se trata
como si hubiese tenido una sola hija, era todo amor para ella. No del nudo que habíamos propuesto para la histeria.
188 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR / 189

En ese momento en el que ella hace esta psicoterapia, se pone


en buen camino y se desarma ese nudo, ya que en la relación con el
marido ahora es ella la que está en el lugar del padre, de quien no
quiere al otro, mientras que el marido pasa al lugar en el que estaba
ella antes, de quien quiere y va a conseguir que lo quieran, como ella
consiguió del padre —como Cenicienta. Es exactamente una inver-
sión de la posición anterior. Ella pasa a ocupar el lugar del padre,
Ele pasa a ocupar el lugar de él, en identificación viril, no amando,
desamorada, mientras que el marido queda en la posición de aman-
te, sufriente que va a conseguir que ella lo termine queriendo.
El lugar del hombre será ocupado en primer lugar por el padre, Habíamos trabajado comentado la frase de Lacan en el Seminario
luego por el encargado, el lugar de la Otra primero por la hermana 23 en la que se refiere a los sexos como colores en el nudo, señalan-
y después por la mujer del encargado. Ahí ella dice: Querer se quiere do que hay hombre color de mujer y mujer color de hombre. Pues
muchas veces, pero amar se ama una sola vez, definiendo el amor al bien, en este nudo que se arma gracias a la intervención de la psico-
padre como único. Ese amor único es el amor a ese lugar, el amor a terapia, se produce ese movimiento por el cual tenemos un hombre
Otro que no la ama, que señala a otra. En ese momento L. hace un color de mujer y una mujer color de hombre. En esta posición ella
tratamiento psicológico y consigue ponerse en buen camino y termi- queda lisa y llanamente en el lugar del hombre, del padre, sin el
nar con esa relación. Con el tratamiento psicológico se deshace ese rodeo por la otra: el marido y el compañero de trabajo quedan en
nudo —no digo que sea bueno que se deshaga. serie en la posición de quien ama y no es correspondido. De modo
En el texto de Lacan sobre Dora, “Intervención sobre la trans- que el amor de estos hombres le comienza a hacer síntoma. Ella
ferencia” (Lacan 1966 b), Lacan cuestiona el hecho de que Freud está en una posición fálica, en una posición viril, pero hay algo que
quiera saltear la pregunta por lo femenino en relación con la otra está abierto en el nudo de ella. Eso que está abierto, que se abre por
mujer, forzando a Dora en la vía del Sr. K. Del mismo modo, pa- efecto de la presencia amorosa de estos hombres, se manifiesta como
reciera que ese tratamiento psicológico la pone demasiado rápido furia, como agarradas, como nervios, como algo que hace presente
en buen camino a L., impidiendo que se despliegue la pregunta por una dimensión de un goce deslocalizado en el cuerpo. Ella empieza
lo femenino encarnada por la mujer de este encargado, poniéndola a vivir su feminidad como nervios, como agarradas, como furia.
rápidamente en la vía de encontrarse un marido para ella.
En efecto, el síntoma que trae a este análisis muestra que no ha ha-
bido un cambio de posición sino que ha habido un forzamiento psico-
terapéutico. Ahí es cuando empieza a salir con el marido, al principio no
quería saber nada: El me decía que me quería y yo le decía que no perdiera el
tiempo, que nunca lo iba a querer. Ella le cuenta a ese hombre, que ahora
es su marido, la historia con el encargado, y el marido le dice que va a
conseguir que lo quiera a él como quiso a ese tipo. ¡Pobre iluso! (Risas).
190 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR / 191

Es interesante cómo a partir del encuentro con el deseo del analis-


ta hay algo de este nudo que se deshace, hay cierta vuelta por la que
se vuelve a abrir la dimensión de lo femenino encarnado en la Otra.
Entonces surge la desconfianza, cuando ella lo va a buscar al marido al
trabajo le parece que está saliendo con otra. Vuelve a aparecer la Otra:

Este nuevo nudo no es tan distinto del otro, pero se puede hacer
una diferencia: por un lado el marido y el compañero de trabajo,
por otro Ele, dividida entre el goce fálico que ella obtiene en su
posición viril y el Otro goce, sin barrar, ya que se hace presente
como un goce absoluto, como un goce del Otro, como una furia
que la invade: las agarradas, la furia. Entonces, el marido y el com-
pañero de trabajo le hacen síntoma y son lo que le impide cerrar
el nudo, lo que le impide cerrarse perfectamente en una posición
fálica. El amor de estos hombres la convoca al lugar de mujer, del Se vuelve a abrir la pregunta por lo femenino. No se llega a des-
cual —como señalaba Guillermina— ella se sustrae, ya que está plegar, por lo menos, en el tramo de análisis que trae Guillermina,
identificada con el padre. En el pasaje de un nudo al otro ubicamos pero se vuelve a abrir eso que había quedado cerrado cuando había
la psicoterapia, el buen camino, en el que podemos situar algo del entrado en el buen camino. Digamos que con el análisis vuelve al
deseo materno, ese S1 de la madre que la orientaba. Esta psicóloga mal camino (risas), que el deseo del analista es un poco diablo (ri-
que ella encuentra en este momento también la encamina, funciona sas), llevando por el mal camino —para enojo de muchas madres—
como un S1 materno. al sujeto, en este caso a esta mujer.
El camino psicoanalítico hubiera sido dejarla más tiempo en este Lo que es interesante es cómo ella puede ubicar algo fundamen-
primer nudo para que ella despliegue la pregunta por lo femenino. tal, y es el hecho de pensar que haber sido tan desamorada hiciera
En esta psicoterapia se toma un atajo. Ella sostiene al padre ideal: que desconfiara de que la pudieran amar: que me amen es nuevo.
nunca le contó a su marido la historia con el padre, nunca le dijo Que ella diga esto es muy importante, que pueda formular que en
su verdad, ni siquiera eso le entregó, ahí se verifica la falta de amor verdad de lo que ella se está defendiendo es del amor de un hombre
en su posición, ya que no le entregó esa verdad tan central en su que la ubica como mujer, de la posición femenina a la cual la con-
posición, no le habló de esa marca tan fundamental. No quise des- voca el amor de un hombre.
ilusionarlo, como él piensa que mi padre fue un gran padre, no lo quise Que me amen es nuevo, y algo en ella se quiere quedar con lo viejo,
decepcionar. Ese no lo quise decepcionar abre un equívoco: ¿a quién? con el “viejo”, y no quiere saber nada de un nuevo amor, del amor de
Se trata de sostener al padre, de no decepcionarlo. un hombre. Pero ya poder formularlo en esos términos —una cosa
192 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR / 193

es decir no soporto a mi marido y otra es decir que me amen es nuevo En este momento en el que interrumpe el relato la analista —que
para mí: hay una posición distinta, hay una enunciación diferente. no es el momento en el que se interrumpe el tratamiento todavía—
Ahí se produjo un movimiento propiamente analítico, no psicote- encontramos cómo, a partir de esta puesta en forma del síntoma y de
rapéutico, que localiza alguna verdad en lo que hace síntoma. En ese la histerizacion del discurso, se pone en juego la transferencia histérica
sentido hay cierto atravesamiento de la versión del padre —que no y la insistencia defensiva en la identificación viril. El significante de la
la amaba— que ella traía, respecto de la cual quedaba como maltra- transferencia pasa a ser la desconfianza, sustituyendo a las agarradas y los
tada, encerrada. A partir de que ella puede formular que me amen es nervios. Ele empieza a estar menos nerviosa, se le deja de caer el pelo, que
nuevo, empieza a darle cierto lugar al amor en su vida.—Se abre algo ahora adquiere una dimensión metafórica en relación con las caricias del
de la corriente tierna, entonces ella ahora quiere que le agarren ganas marido, y se abre la dimensión de la desconfianza. En la desconfianza
de tocarlo, que le agarre el cariño, cuando antes no soportaba ni verlo está la cuestión de la Otra mujer, está la pregunta por lo femenino. Ahí
afeitarse y se quedaba con él por la nena. Ahora deja que su esposo le es el momento en donde podría empezar el análisis, si ella empieza a
toque el pelo, por lo menos eso… que le toque el pelo… (risas) desplegar esta pregunta por lo femenino, la desconfianza vendría a ser
La diferencia entre el primer nudo y el segundo es que éste sería el nombre de esa pregunta por lo femenino. En ese momento hay —en
la puesta en forma del síntoma en tanto tal. Cuando ella empieza términos freudianos— una resistencia, ella vuelve a refugiarse en una
a ubicar el hecho de que la amen como nuevo y que quiere que le posición viril y pretender que venga el marido a hablar por ella.
agarren ganas de tocarlo y demás, se despliega la dimensión de la
pregunta, y también podríamos decir que el cuerpo entra en otra Guillermina: En el último tiempo probé varias estrategias para ver
dimensión, en la que entra el pelo. El pelo que a ella concretamente cómo iba a trabajar con eso. En un momento ella me dice que la iba a
se le caía, ya que venía con ese síntoma somático (así como la vena agarrar la lluvia yo le digo: “Bueno, cuando quieras venir, llamame”;
del corazón que se le hinchaba), de pronto el pelo empieza a hacer probé con esa intervención porque hacía varias semanas que no venía.
metáfora: que le toquen un pelo, que no se le mueva un pelo, que A partir de allí se angustia y empieza a venir, pero diciendo que estaba
el marido le toque el pelo, y se le deja de caer el pelo. Hay un efecto muy nerviosa, que buscaba una respuesta que no encontraba, encon-
en la dimensión terapéutica, pero no es a costa del análisis o a costa trándose en un punto de no respuesta. Después de ese tiempo sobreviene
del despliegue de una pregunta, sino que responde a cierta apertura la angustia o una pseudodepresión, hay un movimiento que se produce,
de la dimensión de la pregunta por lo femenino. y luego interrumpe el tratamiento.
El último punto que situaría es que en ese movimiento en donde
se vuelve a abrir la dimensión de la pregunta hay una transforma- Nieves: Digamos que llega hasta el umbral, llega hasta la puerta
ción en la posición subjetiva, una puesta en forma de síntoma. Po- del análisis y hay un movimiento de retirada. Ahora diste un dato
dríamos decir también una histerización en la transferencia, donde que no estaba en el relato anterior, que es el de la angustia. Es cen-
ella empieza a sustraerse, empieza a faltar y la analista la llama y no tral, ya que podemos definir a las agarradas como actings o pasajes
le atiende el teléfono, pero ella después va a la hora que le había di- al acto, hay cierta dimensión de la acción que evita el encuentro con
cho. Toda la problemática de la identificación viril histérica también la angustia, con la falta, la castración. La somatización es también
se pone en juego en la transferencia, ahí hay un “no” del analista que una manera de evitar pasar por la lógica del significante, que implica
me parece importante: que la que tiene que hablar de eso es ella. pasar también por la falta.
194 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR / 195

Cuando ella se encuentra con que en realidad se está defendien- Intervención: Pensaba en la dificultad de partir de un desamor del
do de que la amen, que eso es nuevo para ella, y empieza a surgir la padre para poder desplegar su femineidad.
cuestión de que el marido pueda amar a otra, ella ahí queda en falta.
Ese Otro que en un primer tiempo se presentaba como absoluto Nieves: Exactamente, ésa es la dimensión de estrago que tiene el
comienza a barrarse, en ese espacio surge la angustia. Se trata allí caso, el estrago materno: la única que la quiso es la madre, eso es una
del padre ideal, ese gran padre en el que ella le hizo creer al marido. marca. Sin duda, ¿cómo hacer para amar a un hombre, pero sobre
Encontrarse con la castración en el Otro implica que eso caiga sobre todo, para soportar ser amada por un hombre cuando el padre no
ella, que estaba identificada con su padre. La angustia —como se- la amó? Ella lo que conoce es el amor de una madre pero —como
ñala Lacan— es una traducción de la castración. Me parece que hay dice Freud— la vía del amor a un hombre es el amor a un padre.
cierto encuentro con la castración que la angustia, que la deprime, Ella sí amó a su padre, por eso no quedó totalmente estragada por la
y la respuesta que encuentra es volver a encerrarse en sí misma, por madre. Pero quedó detenida en el amor al padre ideal, no pudiendo
lo menos en ese momento. pasar a otro hombre. Ese es el punto más real de la neurosis de Ele, el
Otra cuestión que sería interesante pensar es el lugar del analista en más complejo, y también el que explica que ella retroceda, ya que en
la transferencia. Hay un momento en el cual la transferencia toma la esta angustia se trata de encontrarse con una marca muy dolorosa.
vertiente materna: cuando Ele le dice a Guillermina: Vos sos la amiga que Ella elige no hacerlo, por lo menos en ese momento.
no tengo y la que tuve la perdí, era mi mamá, y le manda un mensaje de
texto el día del amigo. En ese primer tiempo ella entra por la vertiente 23 de septiembre de 2009
materna, que es la única vertiente amorosa que conoció realmente, pero
hay un movimiento que se produce en la transferencia donde la analista
toma cierta vertiente paterna para Ele: primero cuando Ele quiere que
vaya el marido, la analista le dice que no, y luego cuando le dice que
vaya cuando quiera, deja la decisión del lado de ella. Se produce un mo-
vimiento que quizás explique la posición de retirada, ante cierto efecto
de angustia. Es un momento en donde es importante que apueste algo
el sujeto. El analista puede apostar, pero ¿qué apuesta el sujeto? Se trata
de si va a desplegar o no la pregunta. Cuando surge la cuestión de la
desconfianza se despliega algo nuevo y ahí es donde ella quiere que ven-
ga el marido a hablar de eso. Ella quiere hacerse sustituir por el marido,
negándose a hablar como mujer, refugiándose en la identificación viril.
La que tiene que hablar de la desconfianza para saber algo de eso es ella.
El punto es que surgiría la pregunta por la Otra mujer, la pregunta por
lo femenino, que es lo que ella se niega a desplegar.
Bibliografía 11. Cien por ciento mamá

Lacan, Jacques (1966a) “El seminario sobre La carta robada”, en Escritos 1.


Siglo veintiuno. Buenos Aires, 1985. P.33.
Lacan, Jacques (1966b) “Intervención sobre la transferencia” - Ibid.
Miller, Jacques-Alain (2008) El partenaire-síntoma. Paidós. Buenos Ai-
res, 2008.

Nieves: Les presento a Alejandra Lubel, que es psicoanalista,


egresada del ICBA y nos va a presentar un caso en el que interroga-
remos el anudamiento entre amor y fantasma.

Alejandra Lubel: Una joven de treinta y cuatro años, a la que lla-


maré Analía, decide consultar hace aproximadamente un año por “pro-
blemas de pareja”. No sabe si se tiene que separar o no. Vive con Darío
desde hace diez años. Con él tiene dos hijos de cinco y de dos años. Dice:
“Siento que nos plantamos en la diferencia de criterios. Todo es más
estático. El me recrimina a mí, entre otras cosas, que yo tiendo a tomar
decisiones por mí misma (lo cual es cierto). Yo primero tomo la decisión
y después trato de convencer al otro de mi postura”. Agrega: “Nosotros
gestionamos un proyecto de familia pero no somos una familia”. Cuenta
que le incomoda la mirada de los demás sobre ellos por lo que cada vez
comparten menos reuniones sociales o familiares. A su vez, le preocupa
que sus hijos tengan ese modelo de pareja. “Estar con él es violento por-
que pone de manifiesto lo que debería estar y no está. Es sentirse solo
aunque se esté con alguien.”

I. Un poco de historia…

La paciente relata que sus padres habían dejado de verse cuando la
madre descubre estar embarazada. Decide entonces llevar adelante sola
su embarazo manteniéndolo oculto y mudándose a la casa de una amiga.
198 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR / 199

Pocos días antes de dar a luz, se encuentra casualmente por la calle con el II. Una pareja diametralmente opuesta.
padre de la niña. Al nacer Analía, es la madre quien le da el apellido has-
ta que su padre la reconoce y la pareja se reconcilia encarando una convi- Analía y Darío se conocieron en el secundario, momento en el cual
vencia. Al respecto, la paciente dice: “Siempre me pareció muy valioso que vivieron un breve noviazgo. Luego de seis años sin verse, se reencuentran
mi mamá no sintiera la necesidad de un bastón, que pudiera sola”. casualmente. En relación a dicho encuentro, la paciente dice: “Me mostró
Cuenta que a sus cinco años de edad sus padres se separan y el pa- un costado más frágil, más humano. Estaba muy mal por la separación
dre se va a vivir al extranjero. Lo describe como “un tiro al aire”, “un de sus padres. Yo también estaba más permeable a las diferencias entre
eterno niño”, adicto a la cocaína y “con una absoluta imposibilidad al nosotros porque quería llevar adelante un proyecto de familia. Tenía vein-
compromiso”. Dice: “Con él casi no tuve relación. Mi mamá me contó ticuatro años y sentía que me estaba corriendo el tiempo, el famoso reloj
que cuando él se fue yo estuve un año deprimida sentada en el sillón. biológico. Hacía cálculos de cuántos años de noviazgo, cuántos de convi-
Yo solía decir que mi papá era un mentiroso porque me dijo que me iba vencia, para tener un hijo. A él siempre le pareció muy loco que el deseo
a escribir y no lo hizo”. A partir de ese momento, la madre le prohibió de ser madre no surja en pareja, pero en mi caso fue así”.
al padre ver a sus hijas “para que no les genere expectativas” cambián-
doles el apellido por el materno nuevamente. Ya adulta, la paciente se Los define como una pareja de concepciones “diametralmente opues-
reencontró con su padre porque “quería sacar conclusiones propias” pero tas”. “Tenemos conceptos distintos de lo femenino y lo masculino. El
comprueba que él, dueño de varios prostíbulos, posee problemas legales y identifica a lo femenino como algo más pasivo, más de acompañar. La
económicos y que, además, padece crisis depresivas con intentos de suici- familia de él es totalmente patológica. Todas las mujeres se dedican a su
dio. Dice: “con él no se podía contar para nada”. Recuerda una ocasión casa, no trabajan y son absolutamente sumisas a sus esposos. En mi casa,
en la que lo encuentra escondido en el baño habiéndose hecho negar por el machismo era una mala palabra. Mi mamá siempre criticó a las mu-
la abuela. Agrega: “Siempre fue un parásito: si no tenía alguna novia jeres que no trabajaban, que vivían para el marido y yo también lo veo
que lo banque volvía a la casa de la madre”. así. Nunca me identifico con una mujer casada. Si en una conversación
En relación a su propia madre, cuenta que no volvió a formar pareja escucho a alguien decir más de dos veces “mi marido”, me irrito. Para
ya que se abocó a sus hijas. Refiere: “En casa, ella tomaba las decisiones, mí el matrimonio es como un saco que me queda chico y que me pongo
organizaba todo. Yo hago lo mismo. Darío ni se mete en las cosas de la con mucho esfuerzo todos los días”.
casa o de los chicos. Yo soy el claro ejemplo de que se puede vivir sin padre”.
Tras preguntarle si es posible vivir sin padre, afirma angustiada: “Yo me Relata dos situaciones a partir de las cuales “todo cambió”. Cuenta
veo no queriendo repetir el modelo de cuando era chica pero a la vez hago que conviviendo quedó embarazada por un descuido de ambos pero que
todo lo contrario”. Le preocupa no poder manejar un equilibrio: “Si no me Darío se enojó con ella. Dice: “El se plantó en una posición caprichosa.
gusta algo de Darío enseguida lo estoy demonizando. Es un rasgo mío: el Me decía que yo en mi inconsciente era culpable. Dejó de hablarme
de odiar a la persona, el ser determinante y sentenciar. Si algo no me sirve durante dos meses. Llegaba tarde a la noche y se iba antes de que me
enseguida lo hago a un lado. Esto sé que lo heredé de mi mamá”. Recuerda despierte. Para mí fue emocionalmente muy complicado. Yo pensaba
que ella y su hermana tenían una relación muy estrecha con los tíos ma- que él era una mala persona. Después aflojó”.
ternos hasta que la madre se peleó y debieron alejarse. “Teníamos que ser El segundo momento que describe fue durante su segundo embarazo,
leales a ella. Ella siempre hizo que nuestra familia fuera muy cerrada”. momento en el cual su madre se enferma de cáncer y fallece a los pocos
200 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR / 201

meses. Analía esperaba a que Darío vuelva del trabajo para poder ir quedó corto. Yo soy ciento por ciento mamá”. Le señalo: “ciento por ciento
a cuidar a su madre. Dice: “El llegaba tarde a propósito y además me mamá”. A continuación, cuenta que su hijo mayor durmió con ellos los
recriminaba que no estaba con mi hijo”. Se angustia: “Es como si nunca primeros dos años y que ella había encontrado teorías que lo avalaban.
le hubiese perdonado”. Tras un silencio, dice: “Pero vos lo decías por mi mamá? Mi mamá era
Al día de hoy, siente que Darío la cuestiona en su lugar como ma- una persona que no le interesaba estar en pareja. Me parezco bastante a
dre. “Es como si me estuviera buscando los defectos. No se mete pero me ella. Es que me pasé la vida tratando de justificarla ante el mundo para
evalúa permanentemente”. no sentirla tan lejos y ahora esos argumentos ya son míos”. Angustiada
refiere que había consultado con el fin de resolver su crisis de pareja pero
que ahora descubre otras cuestiones, como “el enojo”, que exceden a la
III. Ciento por ciento mamá relación. Explica que el enojo la limita en todos sus vínculos y que la lleva
a la depresión. “Cuando algo me enoja, me meto para adentro. Mi mamá
En cierta ocasión, trae un libro referido a “los manipuladores”. Dice también era de enojarse desmedidamente y se deprimía. Creo que la pelea
que el perfil del manipulador coincide plenamente con su pareja, quien que tuvimos fue lo que la enfermó y la llevó a la muerte. Se murió y fue
siempre busca someterla a sus decisiones. Al preguntarle por la manipu- mi culpa. Yo me aferro al enojo… Me aferro a mi mamá... Tengo miedo
lación, lo relaciona con su madre: “Es la misma estructura que tenía mi de terminar como ella”. Dice que la imagen de “mujer separada” como la
mamá: o pensabas como ella o estabas en su contra. Como era mi único madre “le viene” cada vez que piensa en separarse, deteniéndola. Recuer-
referente adulto, yo trataba de ser complaciente con ella porque sino me da la mirada de compañeros, maestros, abuelos que tildaban a la madre
quedaba muy desprotegida”. Recuerda que a los once años la madre se de loca y expresaban lástima por ella y su hermana. Afirma: “Yo también
enojó porque le contestó a un tío y estuvo meses sin hablarle. “Para mí tengo salidas temperamentales. Odio explotar así. Mis hijos ponen cara
fue una experiencia terrible porque yo no tenía a quien recurrir”. En de horror. Al rato se me pasa. La diferencia es que mi mamá no tenía
sus peleas de pareja, Darío “no le dirige la palabra” por varios días. límites”. Intervengo acentuando dicha diferencia y la despido.
Cuenta que la única vez que se distanció de su madre fue cuando
nació su primer hijo. Describe escenas en las cuales la madre, enojada
con ella por alguna razón “tonta”, iba a visitar a su nieto y la ignoraba. IV. Espasmos de amor.
“Yo era como un mueble”, dice. “Trataba de acercarme pero ella era
impenetrable”. No la vio durante dos años hasta que la madre enfermó. En nuestro próximo encuentro, se muestra confundida ya que se le
Cree que esa vez pudo tomar la decisión de no someterse a ella porque se ocurrió invitar a su pareja a cenar solos. “Me doy cuenta de que lo quie-
sentía “más fuerte, no tan vulnerable como en otros momentos. Había ro. Yo siempre estoy pendiente de él observándolo para ver si cumple o no
sido mamá y estaba muy contenta”. con los mandamientos del buen esposo. Cuando me distiendo relativizo
A la siguiente entrevista, llega enojada por una discusión que tuvo con más las cosas. Me agarran espasmos de amor…”.
Darío. Cuenta que su pareja había organizado que los chicos se queden a Dichos “espasmos de amor” se intercalaban entre numerosas peleas y
dormir con la abuela sin su consentimiento para que puedan salir solos. Darío decide irse de la casa con la propuesta de “encarar la pareja desde un
Cuenta que, entre otras cosas, Darío le recriminó que nunca “pensaba lugar mejor” y “volver a empezar”, a lo que Analía accede. Luego de algunos
en pareja” y que era “noventa por ciento mamá”. Irónicamente dice: “se meses de lo que llama “sube y baja emocional”, retoman la convivencia.
202 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR / 203

En referencia a su relación de pareja hoy, Analía dice que las situacio- toma las decisiones, esta soledad en la que se siente con su pareja.
nes de enojo “duran poco” y “todo es más relajado”. Su relato en los últimos Pero además hay una cuestión que marca —ya vamos a ir desarrollán-
encuentros se centra principalmente en dos cuestiones que comienza a des- dolo— la posición de ella como una posición fálica, donde más que
plegar. La primera en relación a su falta de deseo sexual: “Cuando estába- sola está solo, Solo tomando las decisiones, parece una familia pero no
mos mal, el sexo ni existía pero ahora yo no tengo la necesidad o las ganas. lo es: Gestionamos un proyecto de familia pero no somos una familia.
Nunca tengo la iniciativa. No puedo asociar el erotismo con la familia”. La otra cuestión que queda destacada desde la demanda inicial es
A su vez, se interroga si no está “demasiado pendiente” de sus hijos cierta presencia inquietante de la mirada, le incomoda la mirada de
ya que según refiere no les puede quitar la mirada de encima, sobre todo los demás sobre ella. El punto en el que se detiene la mirada es sobre
al primogénito que tuvo complicaciones al nacer dejándole algunas se- ellos como pareja —justamente— en el punto en el que él y ella se
cuelas leves. Recuerda momentos de gran preocupación y miedo durante anudan hay una emergencia de la mirada que hace que cada vez com-
sus primeros meses de vida. partan menos reuniones sociales o familiares. Rápidamente este sig-
Manifiesta su deseo de casarse a pesar del desconcierto que provoca nificante solo/sola, se entrama en su mito individual: Analía relata que
en su pareja: “Lo que pasa es que antes el matrimonio no significaba sus padres dejaron de verse cuando la madre descubre estar embarazada, y
nada para mí pero ahora me quiero casar para inaugurar una etapa de entonces la madre decide llevar adelante sola su embarazo manteniéndo-
mayor compromiso entre nosotros. Es como que todo se fue dando y no lo oculto y mudándose a la casa de una amiga. Nuevamente la decisión
hubo una elección… hasta ahora”. en soledad. La madre le da el apellido a su hija. Hay un encuentro
con el padre, que es casual, que es azaroso; y a partir de ese encuentro,
con el tiempo, el padre le da el apellido y se encara una convivencia
V. El síntoma de la soledad. que dura hasta los cinco años de Analía. En relación con este acto de
la madre de vivir el embarazo en soledad y ocultándolo, dice: Siempre
Nieves: Gracias, Alejandra. El motivo de consulta de Analía son me pareció muy valioso que mi mamá no sintiera la necesidad de un
los problemas de pareja, ella se pregunta si tiene que separarse o no. bastón, que pudiera sola. Ahí se ve hasta que punto sola es un ideal
En principio lo que podemos plantear es que el nudo que hacen para ella, y, además, el lugar en que queda situado el hombre en esta
Analía y Darío está en cuestión, al menos para Analía. Ella se pre- versión que ella trae de la madre como mujer en el momento mismo
gunta si seguir con él o no. Lo primero que surge en esta demanda de la concepción de Analía: el hombre como bastón. Es un poco el
inicial es algo que puede recortarse en función de un significante lugar que ella le otorga a su pareja, el de un bastón para poder tener
que va a insistir a lo largo de todo el recorrido analítico: la soledad. hijos, para poder gestionar un proyecto de familia sin serlo.
Enseguida lo que ella plantea es que su pareja le recrimina que ella Los padres se separan a los cinco años, el padre se va vivir al extran-
tiende a tomar decisiones por sí misma, es decir sola, lo cual es jero, ella queda deprimida un año cuando el padre se va, sentada en el
cierto, dice. En esa primera entrevista plantea que ella se siente sola sillón y reclamando que el padre era un mentiroso porque no cumplió
aunque esté con alguien. Lo interesante es que no dice sola, dice con su palabra, le dijo que le iba a escribir y no lo hizo. De modo que
“solo”: Es sentirse solo aunque esté con alguien. ya en ese momento, en la separación de los padres, verifica que ella no
Ya en esta presentación inicial en la que se recorta este signifi- se completa en la relación con la madre, que si bien la madre podía
cante, solo, se presenta como un síntoma: esta soledad en la que ella sola y no necesitaba del bastón de un hombre, ella sufre la ausencia
204 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR / 205

del padre y además hace un reclamo. Hay una dirección al padre en la ubicamos a la madre sustentando la ley, la prohibición, la función
posición de ella que está claramente planteada en esa neurosis infantil de la nominación, este padre queda fuera de esa dimensión: está en
de los cinco años. Frente al cuadro neurótico que presenta ella como negocios ilegales y a la vez es un parásito de las mujeres.
niña, la posición de la madre es determinante.

VII. La guerra entre los sexos.


VI. Cuando la madre hace la ley…
En la versión que Analía se hace de la relación entre la madre y
La madre es quien hace la ley en su constitución subjetiva, hay el padre, el hombre a lo sumo puede ser un bastón. En la relación
una prohibición que parte de la madre: a partir de que el padre des- entre el padre y las mujeres, éstas quedan situadas como un otro del
aparece durante un año, sin escribirle a la niña y dejándola afectada cual servirse, empezando por la propia madre del padre, como ocu-
de ese modo, la madre prohíbe al padre ver a sus hijas para que no rre en esa escena en la que el padre se esconde de su hija, se esconde
les genere expectativas. El otro acto —que hace también en relación en el baño y se hace negar por su propia madre. Los prostíbulos son
con la ley— es que vuelve a ponerle su apellido. De modo que otra forma de vivir de las mujeres y finalmente si no tenía una novia
según este relato ella tuvo durante un tiempo, durante unos años que lo banque, volvía a la casa de la madre, de modo que la novia
—seguramente menos de cinco porque primero fue anotada con también era un sustituto de esta madre que lo bancaba.
el apellido de la madre— tuvo el apellido del padre por un breve La madre de Analía no solamente se separó del padre sino que
lapso de tiempo. Ahí vemos el alcance del deseo materno, ya que a además no volvió a formar pareja, se abocó a sus hijas, y siempre
la madre no le alcanza con prohibirle a este padre ver a sus hijas sino estuvo sola. Se afirmó en esta posición de sola: decidía todo, tomaba
que, además, redobla esta prohibición con un acto que es quitarle todas las decisiones —al igual que Analía. Ella hace una afirmación
nuevamente el apellido paterno a su hija y ponerle el propio. Esa es muy fuerte: Soy el claro ejemplo de que se puede vivir sin padre. Esta
la respuesta de la madre al sufrimiento de esta niña que reclama a afirmación es puesta en cuestión por la analista: le pregunta si es
un padre, la respuesta de la madre es “no necesitás un padre, con mi posible vivir sin padre y esto provoca el surgimiento de un punto de
apellido te basta” y la prohibición de que ese padre aparezca, ya que angustia. Esta intervención de la analista reabre ese mismo punto
no respondía a las expectativas de su hija. que se había abierto a los cinco años y que se había intentado sutu-
Vamos a retomar este punto del deseo materno y de esta nomina- rar a través de la prohibición y la nominación materna. Ese punto
ción por la cual la madre redobla la posición de “sola sin un hombre” que había quedado un tanto cerrado en esta operación de la madre
con ese apellido que le vuelve a poner a la hija. La madre deja a Analía se reabre con esta intervención de la analista, que pone en cuestión
formando parte de un linaje matriarcal, en una cadena de mujeres, lo esa afirmación. Entonces Analía se puede implicar subjetivamente
que le hace síntoma. Le hace síntoma ya que desde ese momento en en los problemas con su pareja.
el que el padre se va, ella no se contenta con la solución materna, a tal Cuando ella consultó decía: Estar con él es violento porque pone
punto que vuelve a buscar al padre para sacar sus propias conclusio- de manifiesto lo que debería estar y no está, es sentirse solo aunque se esté
nes. Es decir que ella no confía del todo en la versión materna, y su con alguien. Ahora, en cambio, asume su responsabilidad en lo que
propia conclusión es que con el padre no se puede contar. Así como no anda en la pareja y dice: Si no me gusta algo de Darío enseguida lo
206 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR / 207

estoy demonizando, es un rasgo mío el de odiar a la persona, ser determi- —dice Analía— siempre le pareció muy loco que el deseo de ser madre
nante y sentencial, ubicando esa posición como una herencia mater- no surja en pareja, pero en mi caso fue así. Queda claro que ella hace
na. Este solo / sola insiste ahora ya como la exigencia de una relación la vista gorda ante las diferencias entre uno y otro en pos de este
de exclusividad con la madre. Allí se refiere a un momento en el cual proyecto de familia, y ella reconoce que ese deseo de ser madre no
la madre se pelea con sus hermanos, y ella, que tenía una relación tiene que ver con algún amor por él.
muy estrecha con sus tíos maternos debe alejarse para serle leal a su En el Seminario 4 hay un momento en el cual Lacan distingue
madre: era o con ella o contra ella, como dice en otro momento del cuando un hijo es una metonimia del deseo de falo de la madre de
análisis. No se podía estar con la madre y con alguien más, de modo cuando es una metáfora de su amor por un hombre. (Lacan, 1994)
que este solo/sola con la madre toma la forma no solamente de sola En este caso el hijo es sin duda una metonimia del deseo de falo y
sin un hombre sino de sola sin alguien más. Es una soledad más radi- en ese punto se entronca con el deseo de la madre, en soledad, sin
cal, pero una soledad que a la vez es una afirmación narcisística. un hombre, que aquí no es más que un bastón, que un reproduc-
Es interesante cómo el encuentro entre Analía y Darío retoma tor. Ella dice: Gestionamos un proyecto de familia pero no somos una
la vía de la repetición: se da, como el encuentro de los padres, en familia. Ella está en una posición —después vamos a verlo en el
dos tiempos. Los padres habían tenido un noviazgo, la madre había nudo— más fálica, cuya contrapartida es la castración imaginaria,
quedado embarazada del padre, en ese momento dejan de verse, esta necesidad de un hombre para tener un hijo, para armar un pro-
después se encuentran por casualidad y retoman la relación. Analía yecto de familia, y él está en una posición más cercana a la falta.
había sido novia de Darío en el secundario y se vuelven a encontrar A partir de ese encuentro empieza la guerra de los sexos: él ma-
por casualidad seis años después, retomando la relación. Están las chista, ella feminista —para decirlo sencillamente—, no se pueden
mismas marcas simbólicas en juego: una relación en dos tiempos y encontrar en ningún lado, en todo caso se encuentran en el males-
también el momento en el que se decide la convivencia como un tar, como le ocurre a Analía. Se encuentran sintomáticamente: por
encuentro casual. un lado ella dice: Nunca me identifico con una mujer casada, hacien-
En ese momento del encuentro casual, ella describe muy bien do una referencia especial a la irritación que le provoca cuando una
la posición en la que está cada uno: él frágil, mal por la separación mujer nombra al famoso mi marido.
entre sus padres: me mostró un costado más frágil, más humano. La Es interesante porque no es simétrico el uso que hace una mujer
falta, en el sentido más simbólico, más subjetivo, del lado de él. En de este nombre mi marido con la manera en que un hombre pueda
ella se trataba más bien de la castración imaginaria: Yo también esta- referirse a su mujer. Además no es común que un hombre se refiera
ba más permeable a las diferencias entre nosotros porque quería llevar a su mujer como mi esposa, en cambio mi marido es un lugar común
adelante un proyecto de familia, estaba un poco apurada porque tenía entre el común de las mujeres, mimarido se podría escribir todo jun-
veinticuatro años y sentía que estaba perdiendo el tiempo, el famoso to… (risas)… como un nombre que de alguna forma anuda a una
reloj biológico. Hacía cálculos de cuantos años de noviazgo, cuantos de mujer, que la nombra. Ella se sostiene en mimarido, y es eso lo que
convivencia para tener un hijo. ella escucha cuando se irrita, hasta qué punto ese mimarido cumple
Podemos escuchar en la posición de ella un eco del deseo ma- una función de sostén, de bastón para ciertas mujeres, y a ella le
terno, hay algo de este proyecto de la madre en soledad que resuena molesta que ese bastón sea necesario: cómo puede ser que a ella le
en la elección que hace en ese momento Analía, al punto que a él sea necesario el bastón cuando la madre pudo prescindir de él.
208 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR / 209

En este rechazo al mimarido y en este no identificarse con la za dentro del guante, sino que hay que hacer un esfuerzo para ponerse
mujer casada también hay un rechazo al nombre del hombre, que el saco cada día para sobrellevar la relación con él. Es una relación que
se entronca con el rechazo de la madre al Nombre del Padre. La le hace síntoma, la desestabiliza, a la vez que cumple una función.
madre podría haberle prohibido que vea a sus hijas porque no Se recortan dos situaciones a partir de las cuales todo cambió. Es
cumplía con su palabra, pero no le alcanza con eso: tiene que sa- interesante que las dos situaciones son los dos embarazos, es decir,
carles el apellido del padre, cuando de todos modos ellas seguían los dos momentos en los cuales ella consigue eso que quería: ser una
siendo hijas de ese hombre, aún cuando él no respondiera o no madre, tener hijos. Son los momentos en los que ella entra en jue-
cumpliera con su palabra. Pero ella quiere anular esa filiación pa- go, en acto y en cuerpo. Son crisis en esta pareja, en este nudo que
terna de sus hijas. De alguna manera la molestia con el mimarido hace Analía con Darío. La primera situación es cuando ella queda
y el no identificarse con la mujer casada viene en continuidad con embarazada. En este momento opera la repetición, que se entronca
este rechazo del Nombre del padre en el deseo materno. Aquí se ve con el mito familiar, ya que hay un desencuentro con el embarazo,
la continuidad entre el Nombre del Padre y el nombre del hombre: así como hubo un desencuentro entre los padres en el momento en
ser una mujer casada es ser la mujer de alguien. el que la madre quedó embarazada de ella: justamente en ese mo-
Su cuestión es ser casada, y constatamos al final del relato que mento los padres se separan.
ella decide casarse. Realmente está en juego la nominación ahí: no Darío y Analía tienen una crisis muy grande a partir de que ella
se trata de la convivencia, se trata del estatuto simbólico que tiene la queda embarazada, ella dice que queda embarazada por un descuido
mujer casada como la mujer de, donde está en juego el nombre del de ambos pero Darío se enoja con ella, le dice que en su inconscien-
hombre y que suena en el mismo punto que mimarido. Mimarido te era culpable —tenía razón… (risas)—, él se enoja.
no es el novio, no es la pareja, es aquél con quien se pone en juego Podemos ubicar —más allá de la neurosis que seguramente debe
una relación de nominación particular. tener Darío— un punto que obedece a la posición de ella, porque
ella reconoce que se apresura a hacer pareja con Darío porque la
corre el reloj biológico y no transmite en absoluto que se trate de un
VIII. Un saco demasiado chico. encuentro amoroso, sino más bien de una oportunidad para armar
una familia. Ella reconoce ese deseo de hijo —hay que ver hasta qué
Es muy interesante la manera en que ella define su matrimonio: punto podemos llamar deseo a eso—, pero ese deseo de hijo es en
Para mí el matrimonio es como un saco que me queda chico y que me pon- soledad, no está el Otro como causa. En relación con este punto
go con mucho esfuerzo todos los días. Podemos hacer un contrapunto con del embarazo, ella deja todo el peso de la situación del lado de él;
la relación de Joyce con Nora tal como la estudia Lacan en el Seminario él se pone caprichoso, se enoja, cuando —probablemente— ella lo
23, al plantear que Nora le va como un guante a Joyce (Lacan, 2005). haya vivido —por lo que dice respecto del embarazo— como una
Se trata allí de una mujer que viene a reparar el lapsus estructural, esa oportunidad de autoafirmación narcisística muy importante, espe-
relación sinthomática por la que una mujer le va como un guante al cialmente respecto de su propia madre.
hombre. Por el contrario, Analía siente que su matrimonio es un saco En ese momento ella siente que puede prescindir de la madre
que le queda chico: hay algo que no encaja, que no entra ahí, entonces porque ahora ella es madre y está contenta de serlo, no por tener
ella siente que tiene que hacer un esfuerzo. No es la mano que se desli- un hijo de Darío, eso está claro y seguramente eso hace también al
210 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR / 211

enojo de Darío. Algo de esa completud narcisista que se satisface al la madre: Es la misma estructura que tenía mi mamá, o pensabas como
tener ella ese hijo sola hace síntoma. Le permite afirmarse narcisís- ella o estabas en su contra. Ahí es donde sitúa que ella era complacien-
ticamente respecto de la madre, no someterse a la madre, pero al te con la madre para no quedar desprotegida, y también se instala
precio de una identificación con la posición de la madre, que insiste una serie entre Darío y la madre en relación con este significante
en la pareja como tomar decisiones sola, embarazarse sola en este manipulación y también con el silencio: en sus peleas de pareja, Da-
embarazo que hace síntoma. En ese embarazarse sola encontramos río no le dirige la palabra por varios días, así como la madre llegó a
la marca de la repetición en relación con el embarazo en soledad de estar meses sin hablarle porque le había contestado a un tío. Se hace
la madre: ocultarlo, no contárselo a nadie. presente ese Otro que retira la palabra y que la deja en banda.
Ahí se manifiesta claramente la posición obsesiva de Analía, en la Después hay un momento en el cual ella viene muy enojada
que encontramos esta prevalencia del mito familiar y de la dimensión porque tuvo una discusión con Darío. El motivo de la discusión es
más ideal del deseo del Otro —en este caso el deseo de la madre— en interesante: él arregló para que los chicos se queden a dormir con
la que se juega esa afirmación narcisística propia del sujeto obsesivo. la abuela, sin su consentimiento —nuevamente la madre como la
La segunda situación que cambia todo, es el segundo embarazo. que hace la ley, la que tiene que consentir o dar permiso—, para
Aquí nuevamente insiste la cuestión materna: en este momento la que puedan salir solos. Él toma una iniciativa como hombre para
madre se enferma y surge una tensión, ya que Darío llegaba tarde a encontrarse a solas con su mujer, y ella se enoja porque “burlaron”
propósito para que —dice ella— no pudiera ir a cuidar a su madre, su posición de Otro de la ley: cómo puede ser que él haya tenido
de modo que surge una oposición: Darío o la madre. Nuevamente, una iniciativa de ese tipo sin consultarla. Ese enojo sitúa el punto
es esta relación de exclusividad: ella no puede ser madre, tener una sintomático, ahí surge la cuestión de que Darío le recrimina que
relación con la madre y a la vez estar con un hombre. Nuevamente nunca piensa en pareja y que es noventa por ciento madre. Ella dice
es la cuestión de la maternidad y de lo materno lo que insiste, tanto ciento por ciento mamá.
por la vía de los embarazos como por esta presencia de esa madre de La analista le devuelve esta frase, que hace surgir por un lado
la cual se tiene que ocupar. su goce materno: el hijo durmiendo hasta los dos años en su cama
y ella buscando teorías que lo avalaran, pero por otro lado dice:
Pero ¿vos lo decías por mi mamá? Mi mamá era una persona que no le
IX. Un límite al goce materno. interesaba estar en pareja. Me parezco bastante a ella. El punto en el
cual ella se enoja con Darío es el punto del cien por ciento mamá, en
Otro momento interesante del análisis es cuando ella trae el libro donde hay un equívoco entre su ser de madre y el lazo con su madre,
referido a los manipuladores, donde ella empieza a desplegar que donde el hombre queda afuera, donde está ese sola que es un solo.
el perfil del manipulador coincide plenamente con el de su pareja, Hay cierto efecto de sorpresa a partir de lo que surge en esta
quien siempre busca someterla a sus decisiones, que sigue la lógica sesión: Yo consulté por problemas de pareja, por si me tenía que separar
de la guerra de los sexos. Recordemos que ella había llegado dicien- o no, pero me encuentro con que hay otra cosa, que hay cuestiones que
do que tomaba decisiones por su cuenta; ahora parece que son dos exceden la relación. Ahí surge el significante enojo, que es lo que ella
que toman decisiones cada uno por su cuenta. Lo interesante es que trajo a esa entrevista. En ese enojo ella queda en continuidad con la
cuando la analista le pregunta por la manipulación, ella asocia con madre: Mi mamá era de enojarse desmedidamente y se deprimía. Yo me
212 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR / 213

aferro al enojo, me aferro a mi mamá. Tengo miedo de terminar como Eso que sacude al cuerpo es un espasmo, que afecta al cuerpo de un
ella. Es decir que hay una relación entre el enojo y la depresión; está modo deslocalizado, sin delimitar una zona del mismo. Esta relajación
el miedo de terminar como la madre y también hay un miedo de o esta distensión —digo relajación porque después se hace presente
terminar con la madre. Se opera cierto desplazamiento de la rela- este significante en el discurso de Analía— de la tensión muscular
ción con Darío a la relación con la madre en el punto más real del también se puede pensar como un relajamiento del goce fálico, ya que
síntoma. Lo interesante es que cuando ella despliega esta cuestión si hay algo que caracteriza el goce fálico en su dimensión corporal es
surge un límite que le permite diferenciarse y separarse de la madre, la tensión. La tensión, la erección y después la eyaculación, la detu-
límite que se hace presente en la misma entrevista, en el mismo mo- mescencia. La lógica fálica en el plano corporal tiene que ver con la
mento, pero se manifiesta en dos días. Por un lado la cuestión del tensión, que es el estado en el que parecía vivir ella. Es lo que les suele
enojo: Yo también tengo salidas temperamentales, soy de explotar así, suceder a las mujeres fálicas, que quedan tomadas por una especie de
mis hijos ponen cara de horror, al rato se me pasa. La diferencia es que torbellino de tensión que parece pretender hacer de ese cuerpo un todo
mi mamá no tenía límites. Está la diferencia entre el sin límites de la que funcione según un orden fálico. Esto de distenderse, de relajarse,
madre y que ella tiene un límite, que además esto es acentuado por abre otra dimensión del cuerpo, otra dimensión del goce y no es ca-
la analista y hay un corte de sesión. sual que le vengan los espasmos de amor.
Por otro lado, ella encuentra el límite en la imagen de mujer sepa- En ese momento es interesante la iniciativa de Darío porque,
rada, como la madre, que le viene cada vez que piensa en separarse, así como había tenido la iniciativa de salir a solas que había provoca-
deteniéndola, es decir que la imagen de mujer separada le funciona do la pelea, ahora surge de él la iniciativa de irse de la casa y encarar
como límite. Recuerda la mirada de compañeros, maestros, abuelos que la pareja desde un lugar mejor. De modo que no está en una posición
tildaban a la madre de loca, y expresaban lástima por ella y su hermana. de dejar que las cosas pasen, hay cierta asunción de la virilidad por
Ahí también surge un límite, que le permite separase, diferenciarse de parte de él que es interesante y que posibilita cierto recomienzo.
la madre que aparece como mujer separada.
A partir de esa sesión se produce un movimiento fundamental, se
muestra confundida ya que se le ocurrió invitar a su pareja a cenar solos, X. El síntoma en femenino.
dice: Me doy cuenta de que lo quiero. Ésta es la primera vez que surge
algún registro de la dimensión amorosa en relación con su pareja: Yo En este punto ella se separa definitivamente de la madre, ya que
siempre estoy pendiente de él, observándolo para ver si cumple con los man- hasta aquí estaba tomada en una suerte de repetición de su mito
damientos de buen esposo, ésa es la posición obsesiva que ella tiene. Cuan- familiar: esa pareja en dos etapas, el reencuentro casual, la conviven-
do me distiendo relativizo más las cosas, me agarran espasmos de amor. cia un tanto forzada. Ahora, ellos parecen darse la oportunidad de
Versus ese control obsesivo fálico, tenso, que está mirando si el tipo volver a elegirse, desde otro lugar. Ese recomienzo va más allá de los
es un buen marido o no, aparecen estos espasmos de amor como una límites de la historia de su madre con su padre. Viene la relajación
dimensión del goce femenino, de un goce que sacude al cuerpo. Esta cada vez más al lugar del enojo, cada vez los enojos duran menos y
expresión me recuerda a la manera en que Lacan se refiere al goce todo es más relajado. Surge de un modo más localizado el síntoma
femenino en el Seminario 20: “Alguna vez, al vuelo, (...) hay algo que en relación con la falta de deseo sexual, en ese punto ella sitúa un
sacude (secoue) a las mujeres, o que las socorre (secourt)” (Lacan, 1975) rechazo de la feminidad: No puedo asociar el erotismo con la familia.
214 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR / 215

Pero esto le hace síntoma, le hace síntoma su posición de madre, de


cien por ciento mamá, entonces interroga si no está demasiado pendien-
te de los hijos. Aquí está el goce que a ella le retornaba en el momento
de la consulta como una mirada que le incomodaba, ya que ella gestio-
nó un proyecto de familia enraizada en el deseo de la madre, era cien
por ciento mamá, y cuando estaba con su pareja en situaciones sociales
le retornaba del Otro ese rechazo de su feminidad, el hecho de que no
eran realmente una pareja de un hombre y una mujer. En este punto
queda claro que es ella misma la que no puede quitarles los ojos de enci-
ma a los hijos, la que está gozando con el control escópico —propio de
la obsesión—, pero esto le hace síntoma. Ella puede situar con mucha Este es el nudo de Analía con el cuerpo del Otro, con Darío.
claridad que lo que le hace síntoma es su posición de pura madre y Darío viene a este lugar, a reparar una parte del nudo, pero no en
cómo esto tomas dos vías: por un lado la falta de deseo sexual, por otro el mismo lugar en donde se produjo el lapsus, sino en otro lado. El
lado el no poder quitarle los ojos de encima a los hijos. resultado es una relación sintomática pero sin h, de modo que los
En ese punto surge la cuestión tan interesante de su deseo de dos sexos no son equivalentes, aunque no es una reparación sintho-
casarse, dice: Lo que pasa es que antes el matrimonio no significaba mática. Si ustedes intentan desenrollar este ocho para transformarlo
nada para mí, pero ahora me quiero casar para inaugurar una etapa en un redondel, no se puede. Cuando ella piensa en separarse, si ella
de mayor compromiso entre nosotros, es como que todo se fue dando y se separa, si ustedes sacan este redondel, ¿Qué pasa?
no hubo una elección hasta ahora. Se produce un viraje en relación
con ese rechazo del nombre del hombre, poniéndose en juego una Auditorio: Se desarma.
posibilidad de elegir a un hombre como mujer, y parece necesario
para ella dar ese paso, incluso para poder terminar de relajarse en Nieves: Queda un nudo trivial, un redondel:
relación con su feminidad.

XI. El nudo de Analía.

Si bien podemos ubicar a Analía en una posición obsesiva, y


caracterizarla como una mujer fálica, hay algo que le hace síntoma,
hay algo que no cierra en esa posición. Ya desde los cinco años re-
chaza la solución materna, a pesar de que esta solución está profun-
damente enraizada en su goce. Hay un punto en el cual ella rechaza
esa solución, y es a ese lugar al que viene Darío, al lugar en el que
ella rechaza la solución materna. Darío le hace síntoma a Analía.
216 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR / 217

Si Analía se separa de Darío se transforma en una mujer que se en todo caso quedará abierto, quedará preguntándose por algo, pero
basta a sí misma, en esa mujer fálica como la madre que no necesita ya no va a quedar en esa posición de autosuficiencia, que era adonde
de un hombre y que no está dividida. ¿Por qué decimos que él es un estaba siendo empujada en ese momento en el que ella consultó.
síntoma para ella y lo distinguimos de lo que planteamos que es un
hombre para una mujer? Porque si bien ella está divida en su goce, él Intervención: ¿Queda en otra posición, preguntándose por su femi-
está presente en los dos espacios. Se acuerdan lo que habíamos plan- nidad?
teado del nudo de lo que es un hombre para una mujer, habíamos
ubicado así al hombre: Nieves: Sí, por eso queda algo abierto. Ella encuentra el límite de
la castración de la posición fálica, que la separa de la madre. Eso es
algo que se consigue en el análisis y que no tiene vuelta atrás. No es
lo mismo que él la deje porque no quiere casarse, que la posición
en la que estaba antes, donde se hubiera separado para terminar de
afirmarse narcisísticamente y no necesitar de un bastón.

14 de octubre de 2009

Analía no está pudiendo vivir su feminidad como alteridad. En


el momento de la consulta él le hace síntoma en relación con él
mismo, no con su propia feminidad. Recién al final del relato que
nos hace la analista empieza a despuntar la posibilidad de abrir la di-
mensión de este nudo, empezando a hacerle síntoma su feminidad,
el no poder juntar el erotismo con la familia y que le pese estar todo
el tiempo mirando a sus hijos.

Alejandra: Ahora la cuestión es que Darío no se quiere casar.

Nieves: Lo que me parece interesante es que, más allá de lo que


pase con Darío, ella pudo volver a conectarse con la función del
Nombre del Padre, que abre la vía al nombre del hombre y pregun-
tarse por su posición; esto es algo que ella puede desplegar en el aná-
lisis. Si Darío no se quiere casar no es lo mismo que si se separa ella,
Bibliografía 12. La incrédula

Lacan, Jacques (1975). El seminario. Libro 20. Aún. Paidós. Barcelona,


1981. P.90.
Lacan, Jacques (1994) El Seminario. Libro 4. La relación de objeto. Pai-
dós. Barcelona, 1994. P. 244.
Lacan, Jacques (2005) El Seminario. Libro 23. El sinthome. Paidós.
Buenos Aires, 2006. P. 81.

Nieves: Tengo el gusto de presentarles a Paula Vallejo, colega que


ejerce su práctica en la ciudad de La Plata. Es fundadora de Acción
Lacaniana y directora de la revista Litura. Hoy nos presentará un
caso que dará lugar a que avancemos sobre el nudo entre amor y
creencia en el inconsciente.

Paula Vallejo: Una joven mujer consulta por segunda vez a un ana-
lista aclarando que, aunque no cree mucho en el psicoanálisis, no en-
cuentra otro lugar al cual dirigir su demanda. Pretende una solución a
su problema que no le lleve demasiado tiempo, ya que ha estado durante
cuatro años en análisis sin resultado alguno.
Comenta que ha estudiado psicología pero que dejó porque le costa-
ba creer que todo tuviera una causa, “una explicación tan rebuscada”.
Más adelante dirá que es su padre quien considera que la psicología es
“una pavada”.

I. Un mundo de silencio.

Sostiene esta misma posición de declarada increencia respecto de los


hombres. Afirma no creer en la palabra de un hombre, dejando entre-
ver, no obstante, su anhelo de que un hombre le hable.
Acepto su pedido de análisis alojando esta increencia como algo con
lo que esta paciente convive a diario. De entrada, me limito a puntuar
sus dichos, sin agregar demasiadas palabras en cada sesión.
220 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR / 221

Durante un tiempo aborda la cuestión de pareja; siempre queriendo F. no soporta verlo en ese estado y cada vez que habla por teléfono con
separarse y siempre volviendo, su queja insistente es que él no habla él lo trata mal, se enoja y le reprocha la vida que lleva: que no se ocupa de
nada, que es frío y mudo como su padre. A la vez, tiene la sensación sus hijos, que está siempre “mamado”, que arriesga su profesión, etc.
de estar “condenada” a este hombre, el único que no la abandonaría. En cuanto a la madre, no volvió a hacer pareja estable y cambió
Manifiesta miedo a quedarse sola y frustrada y a la vez, pánico de vivir completamente. De ser una mujer de su casa, bastante sometida a su
en un mundo de silencio, donde no pase nada, con él. marido, luego de la separación comenzó a salir con muchos hombres y
Poco a poco, a la par de las sesiones, los períodos de separación se a estar todo el tiempo ocupándose de su imagen. F. refiere que no puede
hacen cada vez más largos, hasta que finalmente rompe con este hombre soportarla, que es mentirosa, egoísta, totalmente superficial y manipu-
silencioso que la sumía desde hacía ocho años en la sensación de estar ladora. La imagen de su madre la horroriza. “Es la antimadre —dice,
condenada a la infelicidad. Comienza a escucharse en el análisis una no le importa nada de nada. Ni siquiera ver a sus nietos. Llama por
pregunta del sujeto acerca de qué le es posible esperar ahora. teléfono porque le sale gratis, no conoce mi casa, no le interesa. Encima
Una vez sola, el encuentro casual con otros hombres le revela que ella es anoréxica. Me habla de sus rollos, de la ropa, de boludeces. Ella es
también tiene dificultades para hablar. En el encuentro sexual espera toda una mentira, no le puedo creer nada. Piensa todo el tiempo en ella.
que las cosas “encajen bien de entrada y que hablar no sea necesario”, Me da vergüenza, sobre todo la manera que tiene de querer conseguir
—tal como le sucedía con su ex novio. Confiesa entonces, que siempre un macho. Me crea conflictos en todo lo que tiene que ver con ser mujer.
ha tenido miedo de compenetrarse en una relación: “No puedo soportar A mi madre no le da vergüenza nada en relación a los hombres. Su vida
eso de no generar nada en el otro. Prefiero un como si antes de quedar real sería como mi fantasía. Ella no tiene límites. Yo hago todo en mi
como una boluda”. Esto la ha llevado a sentir que en el amor tiene que cabeza y en lo real me pongo demasiados límites”.
actuar y que todo es una mentira. La idea de que una relación de pareja A pesar de decir todo esto, F. se muestra angustiada ante la idea que
indefectiblemente se va a terminar la acosa todo el tiempo. se hace de que su madre no la quiere.
Puede situar que en su vida todo va del encanto al desencanto. Que Su relato da cuenta de que la separación impactó terriblemente en
ella se imagina muchas cosas, escenas fantásticas con un hombre y cuan- su madre quien, a partir de ese momento, ya no pudo llevar adelante
do lo conoce se va desencantando y aburriendo. Lo mismo con las cosas una familia, tal como lo había hecho junto al padre. F. recuerda las
que emprende, su carrera, su trabajo; una vez en la situación todo se quejas maternas por tener que ocuparse de todo, tener los chicos a su
ve distinto y ella pierde el interés. Reconoce que lo que no le parece tan cargo y vivirlo como algo insoportable. En cuanto pudieron, todos los
fantástico le da más miedo, porque es más real. hijos fueron dejando la casa, con ayuda económica del padre.
Los padres de F. están separados hace muchos años. Ella sabe, porque su
padre le contó, que él había querido dejar a la madre mucho antes porque
se había enamorado de otra mujer. Y que en ese momento la madre quedó II. Locura materna.
embarazada, motivo por el cual el padre rompió esa relación extramatri-
monial y llevó a su familia a vivir a otra provincia donde, tiempo más tar- Una intervención de la analista introduce una lectura diferente
de, la pareja se separó de todos modos. F. sabe también que su padre siempre acerca de la transformación materna: no se trata de egoísmo y desinterés
lamentó la decisión tomada entonces y aunque luego se volvió a casar y tiene sino de una conmoción de otro orden en la madre, que es nombrada por
más hijos lleva una vida gris, agarrado al alcohol y desentendido de todo. primera vez como “locura materna”.
222 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR / 223

“Lloré muchísimo por lo que me dijiste de mi mamá. Fue como cosas. Ella misma reconoce que entra en una verdadera locura, querien-
sentir que se había muerto. Yo tenía la idea de recuperar a mi mamá, do controlar todo y que las cosas se hagan como ella quiere. “Cuando
soñaba con que iba a tener otra relación. Se me cayó eso. Le pusiste un tenga un hijo me voy a volver loca, no lo puedo manejar”.
nombre y ya no hay más nada que hacer. Siento que jamás voy a poder
tener esa mamá con la que fantaseaba. Ella vive referida a su cuerpo.
Siempre me angustia pensar que el día que tenga hijos no voy a poder III. El advenimiento de una pregunta.
contar con ella”.
Luego de la angustia, refiere algunos recuerdos infantiles: F. evoca La insto a retirarse un poco de la escena con los niños, le digo que
una imagen de cuando era chica, a upa de su madre, sintiendo placen- tienen a su padre, que él es un padre responsable, que ella no necesita
teramente cómo su madre la agarraba, cómo era madre con ella. Otro meterse allí. Eso la calma, a la par que le permite cuestionar su idea de
recuerdo, al que asocia con su dificultad para disfrutar, tiene que ver que los chicos son insoportables, idea que tiene desde niña en tanto ella
con la comida. Dice que lo único que ella puede saborear son los cho- cree haber encarnado ese lugar para la madre, quien se quejaba perma-
colates, que su madre le enseñó a comer chocolates cuando era chica y nentemente de tener que hacerse cargo de los hijos.
puede disfrutarlos, paladearlos. Todo lo demás lo traga. Y agrega: “Yo no A pesar de las dificultades, F. considera que por primera vez tiene
disfruto de nada, no paro, no me siento un minuto. A veces me descubro una pareja con la cual proyectar un futuro. La increencia inicial se ha
yéndome antes de estar”. transformado en una pregunta que le sobreviene, generalmente cuando
A partir de este momento, F. menciona que lleva una vida amorosa pa- se siente bien con él: ¿Y si soy una boluda? ¿Y si es un mentiroso? “Cuan-
ralela en la imaginación, toda inventada por ella. “Entra y sale gente, me do me habla y estoy con él yo le creo”, dice F. confesando que las escenas
caso, me divorcio, fabulo cosas si alguien gusta de mi, me complico con todo de celos que le hace a veces son una manera de que él no se descuide, que
un delirio de lo que puede llegar a pasar y en la realidad no pasa nada”. no abuse de su confianza.
“Es todo una mentira. Antes no me preocupaba fabular, era tan real… Antes de sus vacaciones me comenta que han empezado a pensar en
Ahora trato de aflojarle un poco, darle menos crédito a esa imaginación”. vivir juntos, pero que ella no quiere apresurarse y que todavía tienen
Esta fabulación, sostenida a la par de la increencia en los lazos afecti- que decidir dónde se van a radicar pues él no vive en la misma ciudad
vos (con la pareja, los hijos, los padres) pierde peso en la vida de F., quien y ella no quiere dejar todo y mudarse con él, porque siente que eso la
comienza a concernirse de su propia dificultad en el terreno amoroso. La dejaría demasiado expuesta. Por otra parte, espera que el análisis, que
respuesta del sujeto consistente en el odio y el rechazo radical a la palabra le ha posibilitado llegar hasta aquí, le permita hacer algo más con estas
de amor cede su lugar a una pregunta por la causa de su increencia. cosas que le pasan, porque le gustaría formar una familia y todavía no
Hace un año que está nuevamente en pareja con un hombre que se siente preparada.
tiene hijos de un matrimonio anterior.
En este contexto, ella se encuentra con su propio rechazo a los niños,
cuya demanda se le vuelve insoportable. Comienza a cuestionar el ejer- IV. No hay amor sin creencia.
cicio de la paternidad de su pareja, lo acusa de estar pegado a ellos y que
por ese motivo ella no tiene un lugar con él. Seguidamente, le reprocha Nieves: Gracias Paula. Éste es un caso que podemos pensar a la
el no atenderlos como es debido, el desprenderse de ellos para hacer sus luz de las cuestiones trabajadas en la clase sobre amor y creencia
224 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR / 225

en el inconsciente, donde habíamos abordado fundamentalmente un lado plantea su increencia en las palabras del hombre, por otro lado
algunos planteos de Lacan del Seminario 21. El título que le puso anhela que un hombre le hable, de modo que en esta presentación
Paula nombra con precisión la posición de F., que atraviesa todos misma se ubica lo que va a tomar cierta dimensión de síntoma para F.,
sus lazos con el Otro y se centra particularmente en —o pone en y es lo que la analista aloja: Acepto su pedido de análisis, alojando esta
cuestión especialmente— la dimensión del amor, justamente en la increencia como algo con lo que esta paciente convive a diario. De modo
medida en que no hay amor sin creencia. que al alojar la analista esta increencia termina teniendo lugar su pro-
Cuando F. llega al analista deja planteadas inmediatamente sus pia necedad en el análisis, a pesar de su rechazo de esta dimensión.
reservas respecto del psicoanálisis, no cree en el psicoanálisis pero no Por otra parte en este primer tiempo se despliega la problemática
encuentra otro lugar al cual dirigir su demanda. Esa posición de in- de la pareja: ella está con un hombre que viene de algún modo al lugar
creencia respecto del psicoanálisis redobla lo que le ocurre en su re- del padre, ya que no habla nada, es frío y mudo como el padre, y ella
lación con los hombres: no cree en la palabra de los hombres. No cree está en una posición de cierta cobardía respecto de este hombre, ya
demasiado en el psicoanálisis pero va a un análisis, no cree demasiado que tiene la sensación de estar condenada a estar con él, a vivir en un
en la palabra de los hombres, pero la analista señala un anhelo de que mundo de silencio donde no pase nada, porque él es el único que no
un hombre le hable, de modo que algo del orden de la división subje- la abandonaría. Hay cierta dimensión de cobardía en el punto en el
tiva en relación con esa creencia despunta en esa demanda inicial. cual ella se queda en ese nudo que es tan árido para su sensibilidad.
Otra cuestión que también queda ubicada en la presentación
de F. es que esta increencia en el psicoanálisis queda ligada con la
posición del padre, que considera que el psicoanálisis es un pavada. V. De lo necesario a lo contingente.
Ella misma comenzó a estudiar psicología pero dejó porque le pa-
reció que no podía ser que todo tuviera una causa, una explicación Paula: Una cosa que no agregué es que ella cuenta que cuando fue
tan rebuscada. Lo que queda planteado claramente en esta presen- al otro análisis hacía cuatro años que salía con él, y que fue para ver
tación es cierto rechazo de la dimensión de necedad que conlleva el si se podía separar y que el resultado fue otros cuatro años con él. De
significante. Lacan lo despliega en la segunda clase del Seminario modo que viene un poco con la demanda de que se quiere separar de
20, (Lacan, 1975) donde plantea el análisis como una invitación a este hombre.
decir necedades.
Si comprometemos al sujeto a decir necedades es porque sola- Nieves: Termina después de un tiempo rompiendo con esta pa-
mente de esa manera se manifiesta el sujeto del inconsciente, y tam- reja, de modo que este análisis le posibilita dar ese paso. Queda
bién lo que plantea en esa misma clase es que en la medida en que centrada la presencia de este hombre en el rasgo del silencio. En la
un sujeto se deja tomar por la asociación libre, por la dimensión ne- posición de este partenaire a ella se le hace claramente presente su
cia de la palabra, hay posibilidad de que se produzca algún cambio propio rechazo de la palabra: ella viene diciendo que no cree en la
de discurso, algún pasaje de un discurso a otro. En esa clase él va a palabra de un hombre y está con un hombre que no habla, está con
ubicar al amor como el signo del cambio de discurso, indicando que un hombre que no da esa palabra que podría volverse mentirosa. Su
cada vez que hay cambio de discurso se produce el signo de amor. rechazo de la dimensión mentirosa de la palabra termina resultando
Por un lado F. plantea esta increencia, por otro lado consulta. Por en ese silencio de muerte en el que ella se encuentra con su pareja.
226 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR / 227

En el punto en el cual ella puede romper ese lazo lo que surge es Ella no cree en el amor en la medida en que no puede dejarse
una ruptura con esa lógica de lo necesario que estaba en juego en su engañar, no puede creer que eso va a durar. En contrapartida con
posición con él, cuando ella se sentía que estaba condenada a estar esta especie de desconfianza que ella tiene todo el tiempo, surge sin
con él, creyendo necesario ese lazo. A partir de que ella puede dar ese embargo a continuación esa vasta vida imaginaria sostenida en el fan-
paso, se abre la dimensión de lo posible en el nudo de F. Ahí surge taseo, donde a ella le pasan una serie de cosas con los hombres sin que
la pregunta acerca de qué le es posible esperar ahora. Es interesante pasen en lo real: Ella se imagina muchas cosas, escenas fantásticas con un
cuando ella —después de la ruptura con este novio— se encuentra hombre y cuando lo conoce se va desencantando y aburriendo. Nueva-
con otros hombres. Puede entonces verificar que estaba su propia mente encontramos en este momento del relato clínico cierta separa-
dificultad con la palabra en juego, advirtiendo que en el encuentro ción entre lo real y lo imaginario: por un lado está esa dimensión más
sexual espera que las cosas encajen bien de entrada y que hablar no real del amor, este punto de límite en relación con lo necesario, y por
sea necesario. De ese modo ella deja ubicado el problema lógico del otro lado, este fantaseo, esta vida amorosa imaginaria que ella lleva.
amor, la necedad de la palabra que es justamente lo que viene al lugar En su historia encontramos una marca fundamental para la posi-
donde no hay relación sexual, donde los sexos no se complementan. ción de L: una renuncia del padre al amor, una renuncia muy radical,
La otra cuestión es que surge cierta dimensión de recurso a la devastadora para el padre. Este padre que se había enamorado de otra
imagen, que vamos a ver que se entronca con la locura materna: mujer y decide romper esa relación a partir del embarazo de la ma-
Prefiero un como si antes de quedar como una boluda, en esa elección dre de F., lamentando más adelante la decisión tomada entonces. La
del como si podemos ubicar cierto recurso a la pura imagen. En el… melancolía del padre también habla de cierta dimensión de cobardía
antes de quedar como una boluda está en primer plano la dimensión del padre que es —de algún modo— un punto de identificación en
de su imagen frente al otro. F. siente que en el amor tiene que actuar el que ella se encuentra detenida en el momento de la consulta.
y que todo es una mentira. Nuevamente el amor como un puro
imaginario sin ninguna dimensión real. Por otro lado está la idea de
que una relación de pareja indefectiblemente se va a terminar y esta VI. El estrago materno.
idea la acosa todo el tiempo. Nuevamente podemos ubicar ahí la
increencia en el amor, si hay algo que define al amor es que surge de Por otra parte, la importancia cada vez mayor que va tomando
una contingencia que busca volver necesaria. La posición de quien en el desarrollo del análisis de F. la dimensión de lo imaginario,
ama es la de una creencia en que eso va a continuar. el recurso al goce fantaseado, al goce con la imagen, se entronca
Esa creencia en lo necesario es una marca, un signo del amor. directamente con la posición materna. La madre, después de la se-
Cuando se escucha a alguien decir: yo hoy amo a una persona, maña- paración de los padres, cambia totalmente: de ser una mujer de su
na a otra, es difícil creerle. Hay algo propio de la posición de quien casa, bastante sometida a su marido, empieza a salir con muchos
ama, que está directamente ligado con esta dimensión de creencia hombres y ahí empieza a quedar en primer plano la dimensión de
que se pone en juego en el pasaje de la contingencia a la necesidad. la imagen. Ella se empieza a ocupar de su imagen, le habla a F. de
Ella no puede instalarse en relación con la contingencia del encuen- los rollos, de la ropa, y por otra parte tiene una conducta obscena
tro, ya que inmediatamente se le hace presente lo limitado del amor, con los hombres, sin ninguna vergüenza. Esta madre que es acusada
entonces ahí —nuevamente— la increencia. por ella de mentirosa, superficial, egoísta, manipuladora, etc., que-
228 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR / 229

da ubicada como una pura imagen: Ella es toda una mentira, es la VII. Un corte fundamental.
antimadre. La madre como toda una mentira remite a otra vertiente
de la increencia; hasta ese momento la increencia quedaba ligada Una intervención del analista provoca un movimiento nuevo en
con esa posición despectiva del padre respecto de las pavadas de la el análisis, al introducir una lectura diferente acerca de la transfor-
psicología, y también en relación con su renuncia al amor. mación materna: no se trata de egoísmo y desinterés, sino de una
A partir de este despliegue, en el comienzo del análisis, por el conmoción de otro orden, que es nombrada como locura materna.
que ella parece ir conectándose con esta locura imaginaria de la ma- Esta intervención tiene un efecto inmediato de pérdida para ella:
dre a través de su propio goce con lo imaginario, surge otra versión Lloré muchísimo por lo que me dijiste de mi mamá, fue como sentir
más radical todavía de la increencia en relación con el goce materno. que se había muerto. Esta intervención introduce la dimensión de la
De modo que en este punto podemos ubicar la raíz fundamental de castración simbólica, haciendo presente la pérdida. En ese momen-
la increencia en F. del lado del estrago madre-hija, que queda direc- to ella empieza a hacer el duelo por la madre que no tuvo, o por la
tamente ligado con su condición de mujer. Ella dice: Ella es toda una madre que fue y que en algún momento dejó de ser, pudiendo res-
mentira, no le puedo creer nada, piensa todo el tiempo en ella, me da catar esos recuerdos infantiles de ella estando a upa de la madre, el
vergüenza, sobre todo la manera que tiene de conseguir un macho. Me saboreo del chocolate… cierta dimensión del goce ligado al placer,
crea conflictos en todo lo que tiene que ver con ser mujer. al disfrute que en algún momento ella pudo compartir con la madre
Este es el punto que desarrolla Lacan en “El Atolondradicho”(Lacan, y que se fue para no volver.
1972) cuando se refiere al estrago madre-hija, situándolo en relación Esta intervención produce cierto corte, cierto efecto de pérdida,
con la posibilidad de prescindir de la función de la castración, con y esto tiene consecuencias en su goce imaginario, en su goce con el
el rechazo de la castración, que en el caso de F. se manifiesta como fantaseo. A partir de este momento, F. menciona que lleva una vida
este rechazo a la palabra de amor, como este rechazo a la dimensión amorosa paralela en la imaginación, toda inventada por ella: es toda
mentirosa a la palabra que podría enlazarse con la castración. En ese una mentira, antes no me preocupaba fabular, era tan real, ahora trato
recurso de la pura imagen se pierde esa dimensión de falta, que tiene de aflojarle un poco, darle menos crédito a esta imaginación. Ese corte
la palabra de amor, y la necedad de la palabra. con la madre es también un corte con este goce con la imagen; hay
Lacan señala que una mujer recurre a su madre buscando la sus- cierta caída de esa creencia, ya que aquí es donde se hace evidente
tancia de su feminidad, allí donde el padre no puede responderle, que como trasfondo de su increencia había otra creencia, que era la
ya que la lógica edipo —castración no da cuenta de lo femenino. creencia en la imagen, que era el recurso materno. Cae esa creencia
Ese movimiento por el cual ella se dirige a la madre es el que abre la en lo imaginario y surge una pregunta por la causa de la increencia
dimensión del estrago madre-hija, que queda claramente situada en en una dimensión más simbólica.
este momento del análisis, en la referencia a esa madre que es toda En el tramo final del relato clínico encontramos a F. con una
una mentira y que le crea conflictos con lo que tiene que ver con ser nueva pareja. En la relación con él se abren dos dimensiones que
mujer. Por otro lado también se hace presente la dimensión de la an- son novedosas, ya que la relación con esta pareja no sigue el mismo
gustia en el punto de la demanda de amor a la madre que no encuen- camino de la problemática con su pareja anterior, acá ha habido un
tra respuesta, en el punto de desamor materno, de su imposibilidad corte y un pasaje a otra cuestión. Por un lado se encuentra con su
de seguir sosteniendo a sus hijos luego de la separación del padre. propio rechazo a los niños, que queda ligado con ese rechazo de la
230 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR / 231

madre a la maternidad a partir de la separación del padre, y lo in- lo que quizás se manifiesta cuando el padre renuncia a ese amor y
soportable de la demanda del niño. Ella puede reconocer que entra se encierra en el alcoholismo— es un punto en el cual el padre no
en una locura, puede tomar cierta distancia de esa locura. A partir opera como tal, entonces la deja a ella librada al deseo materno.
de la intervención que la corre de ese lugar, que le señala que ella no En este lazo entre ella y este partenaire podemos ubicar el goce
necesita meterse ahí, que esos niños tienen un padre, se produce un con lo imaginario, que escribo (Ji), que justamente está en conexión
efecto de alivio y a la vez también hay una caída de este rechazo tan con el goce materno. Encontramos ahí esa dimensión de fabulación
radical a los niños que cuestiona esta idea de que la demanda de los en la que ella se refugia, es en un goce con la actividad del fantaseo,
niños es algo insoportable, surgiendo en el horizonte la perspectiva en el sentido más preconsciente del término.
de armar otro tipo de lazo con este hombre. Ella dice que es la prime-
ra vez que tiene una pareja con la cual proyectar un futuro, abriéndose
esta dimensión de la posibilidad de la creencia en que eso continúe,
que era lo que se cortaba anteriormente.
Es interesante cómo en ese mismo punto en el cual ella por pri-
mera vez tiene una pareja con la cual proyectar un futuro, su posi-
ción vira hacia la apuesta al análisis —que no estaba al comienzo—;
cuando ella espera que el análisis, si le ha posibilitado llegar hasta
aquí, le permita hacer más con estas cosas que le pasan. Ella empieza
a esperar algo del análisis, a esperar algo del amor, que es lo que se
pone en juego con esta nueva pareja. No sabemos si ese nudo se va De este primer nudo se produce un desanudamiento a partir de
a cerrar, por cuánto tiempo, pero es un anudamiento diferente del la intervención analítica —señalo el momento en el cual la analista
que la enganchaba con su partenaire anterior. interviene nombrando la locura materna— por el efecto de corte
con la madre, por el efecto de duelo que señalábamos anteriormente,
cuando ella siente que la madre se muere, que la pierde. En ese mo-
VIII. El nudo de F. mento se termina de soltar ese nudo entre F. y la madre, que también
es la posibilidad que ella tiene de la ruptura con esa primera pareja.
En el nudo de F. vamos a ubicar un primer tiempo, que es el mo- Es en el mismo punto lógico en el cual pierde a la madre que puede
mento en el que ella llega al análisis. Es un nudo donde hay algo que separarse de esa pareja de la que no conseguía separarse, lo que trae
queda abierto: el Otro goce queda sin barrar. Esto que queda abierto cierto efecto de caída de ese goce con la imagen: ella empieza a no darle
en el goce es lo que la lleva a consultar, manifestándose como el tanto crédito a esa actividad de fantaseo y a preguntarse por la increen-
sufrimiento con el silencio. En este anudamiento encontramos en el cia, y por cierta dimensión más encarnada en el lazo con el otro.
lugar del partenaire primero a la madre y luego a su primera pareja. El segundo nudo que propongo para dar cuenta de este tramo
Si bien ella ubica a esta primera pareja en serie con el padre, al del análisis en el que queda detenido el relato clínico —no el análi-
describirlo como mudo y frío, termina siendo un partenaire ma- sis— me parece que es un nudo en el cual hay algo que sigue abierto
terno para ella, porque esa frialdad, ese silencio del padre —que es pero no es el mismo nudo que el anterior.
232 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR / 233

ejemplo, cuando por un lado le reclama a su pareja que por ocuparse


de los hijos no está con ella y después le reclama que no se ocupa. En
este tipo de reclamos se puede ubicar algo que se abre a un sin límite,
a una dimensión de goce estragante, por eso es que ese nudo no queda
cerrado, hay algo de la posición femenina que no se ha construido —ni
sabemos si se va a terminar de construir—. Por ahora hay un pasaje a
la posibilidad de la posición femenina, pasaje que estaba imposibilitado
en el anudamiento anterior, en el que no había desdoblamiento, que no
estaba la conexión con el goce fálico, con la dimensión de la castración.

En el lugar del partenaire vamos a ubicar al analista y a la segun- Paula: El centro de su consulta actual tiene que ver con esa locura,
da pareja, y aquí vamos a ubicar el goce fálico, ya que entra en juego esa cosa caprichosa en la que ella misma advierte su propio sobrepaso y
la dimensión de la castración, que era lo que estaba rechazado en esa que no puede evitar querer controlar las cosas de modo tal que se arme
primera presentación de increencia en la dimensión amorosa de la la pareja, y se da cuenta de que está muy pendiente de los signos de él, lo
palabra, en la necedad de la palabra. vuelve loco…pero se escucha algo de la posibilidad de que ella crea en él
A partir de la intervención analítica ella empieza a dejarse afectar como alguien que está, que la acompaña, que apuesta por ella.
por la función de la castración, que implica cierta pérdida de lo También aparece toda la cuestión de él como sujeto, que está bastan-
que estaba en juego en el nudo anterior. Por un lado está el goce, te complicada porque hay un duelo anterior que él no termina de abrir.
por otro lado cierta dimensión de lo femenino que sigue quedando Ella sospecha de eso y también le sirve para descreer, para poner en cues-
abierta, ya que lo femenino en sí mismo es un conjunto abierto. tión el amor, pero en otra lógica que no tiene que ver con la denuncia
Para que esta dimensión de lo femenino se cierre es necesario el ni con la increencia radical.
desdoblamiento entre el goce fálico y el Otro goce (barrado).
Es lo que no ocurre en este caso, en el que persiste cierta dimen- Intervención: Me parece interesante la apuesta al análisis, y a través
sión de estrago, de la feminidad experimentada como estragante. del análisis la apuesta al proyecto de pareja, porque en el primer análisis
Ya no se trata del estrago madre-hija, sino de un nudo en el cual la apuesta era poder separarse, cosa que finalmente no ocurrió.
hay cierto desdoblamiento entre el goce femenino y el goce fálico,
abriéndose cierta dimensión de creencia en el inconsciente, en la Nieves: En ese primer análisis parece que se hubiera afianzado el
palabra, en el amor. nudo, de allí que llegue al segundo con la sensación de estar conde-
La diferencia entre este nudo y el anterior es que —si bien en ambos nada a esa pareja. En el primer análisis no sólo no se pudo separar,
casos vemos que hay algo que está abierto y que se manifiesta en este sino que ese nudo empezó a tomar cierta dimensión de absoluta-
segundo momento como lo que ella llama cierta locura en relación con mente necesario. En ese sentido, este análisis se hace en el encuentro
esta pareja actual— lo que queda abierto en el primer nudo es el sufri- con lo contingente, con algo que no era lo esperado, en relación con
miento con el silencio; mientras que lo que queda abierto en el segundo esta sensación de estar condenada.
nudo sitúa cierto orden del capricho, cierta locura, que se manfiesta, por
234 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR / 235

Paula: Para ella el encuentro con la posibilidad de tener una pareja Paula: Queda ligado a ese momento. Al principio ella viene muy
como la que tiene es una sorpresa: ella no creía que iba a tener una pa- pegada a las palabras del padre, a lo que le había dicho el padre de que
reja, no creía que iba a tener un hijo, todo eso se pone en movimiento. era una pavada, porque ella intenta estudiar psicología y mientras está
Ella deja de estar enganchada a ese modo de anudarse con la madre y estudiando le pasa que empieza a no poder estudiar, empieza con sínto-
recién ahí surge la posibilidad de una pareja, de hablar con un hom- mas ahí: que para qué va a estudiar esto si es una pavada. No es que es
bre y seguir hablando. Ella no podía ni hablar, se le ponían a hablar e solamente un dicho, en el acto mismo de sostener el estudio la lleva hasta
inmediatamente ella pensaba me está cagando, me está mintiendo, ese extremo. Ella intenta ir más allá de eso y se topa con esas palabras,
nada de esto podía sostenerse mucho tiempo. además se enoja mucho con el padre, lo quiere rescatar de esa posición
melancólica de rechazo. El padre es profesional y aparece deshaciendo su
Nieves: Es interesante cómo la cuestión de lo mentiroso o lo en- actividad, en situaciones muy desagradables y ella lo reta por teléfono y
gañoso estaba desplazado, ya que cuando ella llega no cree en la lo quiere hacer reaccionar todo el tiempo porque busca otra cosa. Ahora
dimensión amorosa de la palabra, en la necedad de la palabra, pre- ella se ha corrido de esa situación de tener que rescatar a ese padre o
senta un rechazo de la dimensión más simbólica de la mentira, ya hacer un padre con esa posición.
que toda palabra es mentirosa en la medida en que siempre falla en
decir la cosa. Pero es justamente porque toda palabra es mentirosa Intervención: No termino de entender esto de que rechaza la mentira.
que abre la posibilidad de que surja algún orden de verdad.
De allí la ausencia de goce fálico en el primer nudo, en el que Paula: Hay un momento en el que ella empieza a decir que antes
encontramos, o bien el Otro goce, o bien un goce con la imagen, y creía demasiado en esa mentira, ahora dice “es mentira”, pero antes
a la vez, ella cree en esas fantasías que ella tiene, cree en algo que es gozaba con eso, se hacía toda la película: se casaba, se divorciaba, se
una pura mentira, que no tiene conexión con lo real. Eso es lo que peleaba, se juntaba. Después empieza a decir que ya no le atrae tanto
después se anuda de otra manera. eso, que antes era más real y ella podía entrar a jugar un poco con eso y
ahora no le alcanza.
Paula: Ya no le alcanza le resulta insuficiente, antes era tan real y
ahora… Nieves: Por eso planteaba que hay a la vez una creencia en la
dimensión más imaginaria de la mentira, ya que ella le creía a esa
Nieves: Si le parecía real era porque de alguna manera ella se las fantasía, lograba dejarse engañar por esa fantasía y gozar con ella,
arreglaba para creer en eso. En algún punto —por cómo se va desar- pero al mismo tiempo en que había una creencia en esa mentira en
mando el lazo con la madre— se relaciona claramente esa creencia el campo de lo imaginario había un rechazo de la dimensión más
en esa fantasía con cierta creencia en la imagen que viene por el simbólica, mentirosa de la palabra, que es la dimensión de la palabra
lado del deseo materno, que es lo que cae con la intervención de la de amor, que siempre tiene algo de mentiroso. Podríamos calificarla
analista. de mentira verdadera o de verdad mentirosa.

Intervención: No cree en lo simbólico cuando el padre rechaza ese Intervención: Me parece que hay un punto de goce en esto de tomar
amor y se alcoholiza, ella deja de creer. la mentira como un significante en el que ella creía.
236 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR / 237

Paula: Sí, gozar a condición de decir “es mentira”. que le dice y ella durante mucho tiempo no podía dejar de escucharlo,
no podía dejar de atenderlo, de todos los hijos es a ella a la que le habla.
Intervención: Exactamente, y porque la mentira, o la increencia, Ella no podía sustraerse de eso y hacía eso de retarlo, de convencerlo que
aparecen nombrando cierta posición del padre, y después aparece la se ponga las pilas, de que tiene a sus hijos, de que no sea tan irresponsa-
mentira nombrando la posición de la madre. Me parece que la increen- ble. Un logro de ella fue el no atenderlo, no atender el teléfono o decirle
cia y la mentira son dos posiciones…de una consistencia. Ah, te ponés así, entonces hablamos mañana. Me parece que tiene
que ver con que en la medida que ella va teniendo un punto de apoyo
Paula: Una doble marca. en esta pareja, también puede dejar de quedarse pegada a escuchar esta
melancolía, que es como la cantinela de toda su vida, ponerle toda la
Intervención: Coinciden demasiado, no hay otra versión. Cuando imposibilidad encima.
vos das otra versión —que es la locura— eso le da otra vuelta a la
posición de la mentira. Yo creo que ella cree en la mentira, ésa es la Intervención: En relación a los cambios que realizó su madre, ¿no es
paradoja, ella cree que todo es mentira. Es la paradoja por excelencia. una versión un poco fantasiosa?
Cuando vos le das ese otro nombre se desanuda…
Paula: No sé si decir fantasiosa, me parece que hay efectivamente en
Nieves: Por eso definía a la mentira como algo no dialectizable, la la madre un enloquecimiento, queda sin lastre porque hay algo maníaco
mentira como un significante que no remite a la posibilidad de un también en ella, queda como suelta y va desde uno al otro, no puede
efecto de verdad. En el padre hay una posición realmente melancó- parar, no puede parar de mirarse al espejo, como buscando un cierto
lica, ya que transmite que se enamoró de otra mujer y que renunció sostén en algún lado y no encontrarlo.
a ese amor.
Intervención: ¿Y esto del silencio? Por un lado algo del silencio en
Intervención: Eso es lo que también hay que cuestionar como versión. un momento parecía el hombre, también al mismo tiempo esto de las
pavadas, o de hablar, como de habladurías.
Nieves: No sé si hay que cuestionar que el padre se haya enamo-
rado. Lo que está claro es que el padre goza más con lo que no pudo Paula: Ella tiene una posición activa de buscar la palabra de este
tener que con el amor, lo que no quiere decir que no se haya enamo- hombre, de su actual pareja, preguntarle si la quiere, más del orden de
rado. Me parece que eso es lo que define mejor la melancolía, que es la palabra de amor y calmarse con eso, y además advertir el punto en
el goce con lo que no es, con lo que no pudo ser, con lo que no fue. que queda suelta cuando se enloquece, tiene situaciones de celos, algo
En ese sentido hay una elección del padre, ya que hay un momento más ligado a lo amoroso en juego.
en el cual el padre elige la ruptura con esa mujer a la que amaba y
elige cierto regodeo, cierto goce con lo que no pudo ser. Nieves: El silencio estaba en juego tanto como con su primera
pareja como después en esos encuentros casuales con hombres. Ella
Paula: Hay otra cosa que yo no escribí, que es que este padre la llama puede salir de esa dimensión pero no queda enganchada en la pava-
a ella borracho y le habla, y le habla pavadas, no tiene coherencia lo da, no queda enganchada en la pura habladuría, sino que más bien
238 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR / 239

está tratando de construir otro lazo con la palabra. Bibliografía

Paula: Sí, de hecho vos mencionás esta apuesta por el psicoanálisis. Lacan, Jacques (1972). “El atolondrado, el atolondradicho o las vueltas
Es una paciente muy complicada… nunca un sueño, la cuestión de la dichas”, en Escasnsión nº1. Paidós. Biblioteca Freudiana. Buenos Aires,
dimensión de lo inconsciente no aparece, no está muy facilitada. Lo que 1984. PP. 35/36.
hace es mandar a una amiga a consultar, como que por ese lado hay Lacan, Jacques (1975). El seminario. Libro 20. Aún. Paidós. Barcelona,
algo, una cosa amorosa en la transferencia; muchas veces incluso viene 1981. Cap. II.
como en urgencia, diciendo que está como salida de sí misma y llama
para ver qué le digo. Esa cosa de buscar…

Nieves: Esperando la palabra.

Paula: Esperando la palabra, por ejemplo cuando tiene que ver a tal
fulano pero previamente quiere venir a hablar, como algo del orden de
lo que se instaló y que antes no estaba.

11 de noviembre de 2009
13. La homi-cida

Nieves: Tengo el gusto de presentarles a Florencia Surmani. Ella


es psicoanalista y docente en las cátedras de Psicopatología II y Es-
cuela Francesa de la Facultad de Psicología de la UBA.

I. Presentación.

Florencia Surmani: N consulta diciendo que no quiere venir y mu-


cho menos hablar pero sus síntomas corporales —bien diversos, desde el
asco hasta dolores musculares— y sus “ataques de ira” no le dejan mucha
opción. Agrega que tampoco le gusta la idea de que yo sea mujer: ella
prefiere siempre profesionales hombres. Le digo que ante eso no puedo
hacer nada, parece que pertenezco al sexo femenino.
Su ira alterna con accesos de angustia pero ella no quiere reconocer-
los como tal. Es difícil ubicar el causante de tal cuadro, todo puede ser
un disparador pero particularmente situaciones donde el otro “le falta
el respeto” y en esto su pareja es el que más la irrita.
Su pareja queda en un lugar menospreciado así como todos los demás
hombres. Es la consecuencia de su tradición familiar: hombres fuertes,
mujeres sumisas (así es un su discurso, muy contrario de lo que parece
ser en la realidad —lo cual le señalo de entrada).
De su cuerpo y sus síntomas (por llamarlos de alguna manera) nada
quiere saber, así lo manifiesta. Además en su discurso se deja entrever
un cierto rechazo por lo femenino aunque su profesión se relacione con
la estética femenina —donde ha logrado un saber hacer.
Tampoco quiere saber de su historia, generalmente no recuerda fe-
242 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR / 243

chas, episodios, etc; pero para esto tiene una razón: le duele mucho. Luego de esto estuvo una semana “con el cuerpo desarmado”: dolores
Sobre todo la separación de sus padres (el cual dejó como saldo una musculares, asco, no podía levantarse de la cama.
distancia respecto de su padre) y la nueva mujer del mismo (nueva de
hace casi veinte años —pero tiene esa actualidad). Mujer donde la fe-
minidad es un rasgo a destacar. En cambio su madre quedó alejada de III. La renuncia y las relaciones entre los sexos.
todo el mundo femenino encerrándose en la maternidad.
A pesar de que los primeres meses de entrevistas se desarrollaban Aparece en su relato la renuncia de la madre, pero sorprendentemen-
en ese rechazo al saber, yo tomo como vía posible de trabajo el hecho te no luego de la separación (que era la versión oficial hasta el momento)
de que a ella le duele aquello de lo cual no quiere saber. Lo acepta a sino mucho antes: tenía un trabajo relacionado también con la estética
medias, siempre pone en primer plano sus ataques de ira que culminan femenina y dejó todo para casarse. No sólo dejó el trabajo, sino que “se
en agresiones al otro. Lo hace para defenderse ya que en esos momentos dejó” sobre todo en su feminidad.
es ella o el otro, sino, se siente una tonta por no responder, no puede Cuenta de un documental que vio sobre los hipocampos: ellos se
actuar “como si el mundo se parara”. Le pregunto ¿separara? Entiende embarazan, —por mi parte me muestro espantada— “llevan al bebé,
el equívoco. “Como si hubiera una fisura”. Le digo que exactamente se es compartido el cuidado (…) diferente a los leones, los machos tirados,
trata de eso. Se enoja, “ya me quiero ir”. Termino la sesión. “Sabé que la madre leona con sus hijos, no le da lugar al padre o él no supo hacerse
me voy mal”. un lugar”. Le marco la diferencia y corto la sesión.
La sesión siguiente dice que quería venir antes: “Viste que yo siem-
pre digo que no quiero saber… pasé por un lugar, vi una tela que me
II. Ambivalencia de transferencia y análisis. gusta, quise saber el nombre, hice mil averiguaciones, ¡me gusta saber!”
Y pide contar un sueño.
Comienza un período en la transferencia de amor y odio manifies- Soñó que su novio tenía “otro padre”. Sintió alivio, disminuyeron
to, por momentos paso a ser la depositaria de esos ataques de ira pero las peleas (que cabe aclarar que eran constantes). Cuenta una película
concomitantemente empieza un despliegue de su relato y la producción que vio: “Una secta de mujeres, hay una que es la líder. Secuestran a
de sueños. hombres para procrear, a diferencia como uno puede pensar que los
Son sueños donde el asco se hace tan presente que produce el desper- hombres usan a las mujeres para procrear. Si nacen varones los matan y
tar. El asco se presenta en relación con estar en lugares llenos de agua siguen duplicándose mujeres”.
podrida, con gente pestilente, la presencia de un puente pero la imposi- Me vuelvo a mostrar espantada. Le marco la cuestión de la dupli-
bilidad de pasar. cación de las mujeres y la de los hombres sometidos. Dice “¡No tengo
Además del asco aparece la vergüenza asociado al cuerpo: a su cuer- hombres en mi vida!”. Le digo que también está el otro sueño: si hay un
po femenino desnudo y sobre todo en relación con los hombres. Esto se cambio con respecto al padre, la cosa puede estar bien. “Si, pero no tengo
asocia a sentencias en su infancia de su madre y otras mujeres de su fa- hombres, ¿haré algo yo como mujer para eso?” Le marco la pregunta, le
milia donde se juzgaban sus intereses amorosos hacia un varón. Le digo digo que seguramente sí y que vamos a dedicarnos a eso.
que entonces ella estaba de entrada orientada por lo amoroso aunque
ahora parezca estar en una situación contraria. Empieza a entrar el padre en su relato: el odio no está presente aun-
244 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR / 245

que no le perdona haberse ido —haber elegido por el amor señalo yo. Y V. Otra vez el inconsciente.
empieza una época donde las dificultades a nivel corporal y en conse-
cuencia a nivel laboral (ya que sus síntomas muchas veces no la dejaban Luego de mi licencia por maternidad retoma diciendo que tuvo mu-
trabajar) ceden. Ante lo cual dice: no sé si tengo que decirte gracias pero chos sueños.
quería darte las gracias. Uno de ellos: “hay mujeres pelirrojas hermosas, yo me acerco y me
dan miedo, se desfiguran todas”.
Otro: “Estoy en una situación en la que hay gente despedazada, des-
IV. El odio mitsprechen. cuartizada, yo trabajaba en eso, había cierto morbo de mi parte”.
Se conectan los dos sueños: por un lado lo descuartizado, lo desfigu-
Se despliega en las sesiones la historia familiar materna en donde hay rado, por el otro las mujeres hermosas. Su participación en eso.
un fuerte deseo de muerte hacia los hombres (que en ella por momentos Entra nuevamente el padre en escena. Ahora habla de su odio por
se vuelve literal), contrapartida del supuesto sometimiento y tras una una vez que el padre le negó el dinero que solía darle sin problemas a
supervisión tomo la línea de cómo en realidad ella se mata como mujer sus hermanos. No se lo perdona. “Ellos ni se interesaban por él… yo en
odiando al hombre y como tapa el vacío (aquello que ella dice que le cambio…” agrego: “que lo querías tanto”. Se enoja. Le digo que tanto
duele) con ese impulso homicida. Me oriento entonces por el vacío. odio es correlativo a tanto amor y corto sesión.
No sin consecuencias, el odio ahora se vuelve hacia la transferencia. Dice que estuvo pensando que ella se parece a su papá, cuando siem-
Aclara que no es conmigo, que incluso me quiere, que está muy agrade- pre se creyó igual a su madre, se parece en lo cariñoso. Corto sesión.
cida pero si pudiera me rompería todo el consultorio. Tuvo un sueño: “De nuevo volví a soñar con agua y puentes, un agua tur-
Le marco cómo ese odio surge cuando ella se encuentra con algo de bia horrible, había una rampa lisa para subir, era imposible, te resbalabas,
la castración, cuando no se conecta con su castración y le digo como ella había que huir. En realidad yo me quería ir pero estaba enamorada de un
elige por esa ferocidad en lugar de soportar lo que no anda. chico, me iba y no sabía qué podía pasar, le daba muchos besos, me quedaba
Esta vez vuelve a tener un fenómeno de desarme corporal y de asco hasta último momento, empezaba a subir el agua y había que irse. Después
pero decide escribir: difícil de reproducirlo aquí pero era un tipo de lograba subir el puente, el agua se volvía clara y empezaba a decrecer”—
escritura muy interesante. Son frases que relatan su cuerpo desgarra- Asocia con la muerte: “se te viene la tormenta, la muerte, el agua me
do, el deseo de que sus manos pudieran desgarrar su cuerpo flaco hasta angustia mucho. El agua turbia no te deja ver en dónde estás. El agua
deshacerlo, su deseo de matar, lo insoportable de la presencia del cuerpo turbia me produce ahogo, además me angustia la inmensidad y la fuerza
del otro —sobre todo el de su partenaire. Dice que siente en acto ese del agua. Yo necesito siempre mi lugarcito, en el agua no podés construir
deseo de romper todo, que no lo hace por tenerme compasión (ya que yo cimientos. No podés ver de una orilla a la otra, lo infinito no me da con-
estaba en ese momento embarazada). Le digo que un cuerpo con curvas, tención, me da como que estoy perdida en el vacío. Me invade lo grande y
femenino y con vida parece ser un límite. Dice que le gustaría volver no lo disfruto. Siempre necesito pisar tierra firme, no me dan contención
a pintar —práctrica que abandonó hace años. Le digo no elegir por lo las cosas vacías y enormes. Le digo que más que vacío parece ser sin límites
que destruye sino por lo que crea, como la pintura y la escritura. Dice y le marco cómo entre el agua turbia y el agua clara está el enamoramien-
gracias al irse. to hacia un hombre y aunque se viniera el agua, ella elige lo amoroso en
Aparece su pregunta por su deseo por otros hombres, habla de eso. sus últimos momentos y que eso también puede servir de tierra firme.
246 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR / 247

Dice que siente que es ella la que habla (ya que siempre le suele N. presenta a la vez un rechazo y un llamado a lo femenino. Pareciera
pasar que es una por dentro y otra la que habla). “antes y ahora se que después de esas dos experiencias con dos analistas hombres que
juntaron, ahora al hablar acá siento que soy una misma persona, como no anduvieron hay cierto llamado a lo femenino en el lugar del Otro
si hubiera logrado unir algo”. Llora mucho, dice: “no quiero que me en esta consulta, un llamado desconocido por el sujeto.
duela”. Le digo que eso es imposible pero que no todo dolor desgarra, hay Lo que sitúa la analista como lo central en el padecimiento de
dolores que también son constitutivos (lo cual abre para ella un montón N. es una alternancia entre la ira y la angustia. La ira es lo que ella
de interrogantes sobre sus relaciones). reconoce, lo que registra, de lo que ella se queja, que de algún modo
le hace síntoma; pero parece que esta angustia es desconocida para
ella. Acá encontramos nuevamente ese contrapunto entre lo imagi-
VI. Una mujer de armas tomar. nario y lo real: la ira se sitúa en el registro imaginario, donde ella
entra en una relación especular con el otro: es ella o el otro, lo que
Nieves: Vamos a hacer un recorrido del relato clínico tratando de la empuja a la agresión.
situar el nudo del amor, aunque en este caso el nudo con el que llega Pero hay otra dimensión más real, que es la que se juega en la an-
N. más que el nudo del amor es el nudo del odio. Pero vale la pena gustia que ella no registra, donde se evidencia hasta qué punto ella
hacerlo, ya que el odio anuda; puede anudar incluso con más fuerza está amarrada a lo imaginario, lugar desde el cual el otro es alguien
que el amor, en la medida en que no está en juego la castración en que le falta el respeto, que ataca su imagen. La ira queda ligada con
su operatoria. cierta falta de respeto del otro que parece ser una consecuencia di-
Ya en la presentación de N. se puede ubicar en primer plano recta de esta fuerte identificación imaginaria. En la medida en que
la cuestión de la sexuación. Por un lado ella trae estos síntomas ella se sostiene puramente en lo imaginario, siente que ese imagina-
corporales que hablan de una dimensión del cuerpo que excede la rio está todo el tiempo amenazado y esa amenaza la vive como una
imagen, que es de algún modo su especialidad. Ella se especializa en falta de respeto, como un ataque a la investidura; esto ocurre en la
la imagen, reduciendo lo femenino a una imagen. Sosteniéndose en medida en que ella se sostiene puramente en esa investidura.
una imagen fuerte, impresiona en el relato como una mujer fuerte, También se empieza a escuchar cierta operatoria que es la que va
sostenida en un imaginario fuerte. a dar cuenta del primer nudo de N., que es el nudo con el cual les
Pero hay otra dimensión del cuerpo que se hace escuchar —más propongo pensar cómo llega ella al análisis en su lazo con el partenaire,
allá de la imagen— en estos síntomas que hablan de otra dimensión: que es la reversibilidad entre los sexos. De modo que vamos a escuchar
el asco, los músculos, algo de lo real del cuerpo que está más allá de distintos pasajes del relato clínico en los cuales encontramos esta ope-
la imagen. Intentaremos demostrar a lo largo del relato clínico que se ratoria, por ejemplo cuando ella habla de que en su tradición familiar
trata de lo real de la feminidad rechazado por el recurso de la imagen. hay hombres fuertes y mujeres sumisas. En ese punto la analista señala
Por otro lado encontramos en la presentación de N. el rechazo de que eso que ella dice es lo contrario de lo que es, de modo que la inter-
la feminidad en la transferencia misma, a la vez que un llamado a una pretación analítica apunta a producir una inversión ahí: parece que son
analista mujer se deja escuchar. A ella no le gusta que sea un analista hombres fuertes y mujeres sumisas, pero en verdad son mujeres fuertes
mujer, pero seguramente ya lo sabía antes de llegar, el nombre Flo- y hombres sumisos. Ahí tenemos una reversibilidad. Más adelante ire-
rencia no se presta a demasiados equívocos… (risas). De modo que mos hacia otros puntos en los cuales se verifica esa reversibilidad.
248 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR / 249

VI. Se para-ción. a desplegarse la ambivalencia en la transferencia: amor y odio ma-


nifiestos; pero también el inconsciente: sueños en los que el asco
Ella no quiere saber sobre su historia, hay un dolor que hace a se hace tan presente que produce el despertar, en los que se hace
la vertiente más melancólica del caso, ya que ese recurso tan masivo presente una imposibilidad de salir de ese goce podrido, de ese goce
a la imagen encubre un real mortífero que en sus producciones del mortífero: la imposibilidad de pasar un puente, la vergüenza por su
inconsciente, particularmente en sus sueños, va a tomar la forma de feminidad corporal.
lo podrido, del agua turbia, de lo descompuesto, etc. Este dolor es De modo que en este primer tiempo podríamos ubicar a N.
el afecto correlativo a esa dimensión de la pulsión de muerte des- como una mujer armada, una mujer de armas tomar. En efecto, el
anudada, que en algún lado siempre la está amenazando. El punto falo imaginario se hace presente como instrumento: se arma en el
central alrededor del cual gira su dolor es el desamor entre los pa- odio, se unifica en el odio al Otro.
dres, cuya manifestación traumática es esa separación imposible de Si bien no parece que su relación de pareja le haga síntoma en
elaborar, que se presenta como un puro agujero para N. este primer tiempo, la ira se despliega fundamentalmente con él: es
En ese desamor ella elige la identificación con esta madre que re- el que más la irrita, de modo que el odio tiene como objeto privile-
chaza la feminidad, a diferencia de la nueva mujer del padre —que giado a este novio.
por eso es siempre nueva. Hay algo insoportable en la feminidad En la medida en que ella está en una posición fálica, cuando ella
que encarna esta mujer que es siempre nuevo para ella, siempre es trae al análisis alguna dimensión más fantasmática de la relación
traumático, en la medida en que ella está más bien identificada con entre los sexos, siempre está en juego la reversibilidad. Por ejemplo,
esa madre que parece haberse ligado con su padre como procreador, los hipocampos, entre los que es el macho el que se embaraza: un
a la manera de esa secta de mujeres a la que se refiere luego. macho puede ser madre. También cuando habla de la película de
N. es una mujer fálica. Ella está sostenida en el falo imaginario, la secta de mujeres está la referencia a la reversibilidad: secuestran
y hay un equívoco que surge a partir de la interpretación analítica, hombres para procrear, a diferencia como uno puede pensar que los
que introduce la dimensión de la castración simbólica. Cuando ha- hombres usan a las mujeres para procrear. Encontramos en esta frase
bla de sus iras y de sus agresiones dice: No puede actuar como si el una inversión exacta: constantemente N. anula la diferencia.
mundo se parara. En esa frase se escucha la dimensión fálica de la
erección, aunque ella se refiera a una detención. La intervención
analítica introduce un equívoco que tiene que ver con la división, VII. Desarmada por el amor.
que “separa”, ella habla de lo que “se para” y la intervención analítica
introduce la separación. Con esa intervención se produce un efecto El punto en el que queda situada la diferencia es cuando aparece
de división en la imagen fálica, lo que se verifica en que inmediata- el padre: la madre leona con sus hijos no le da el lugar al padre, o él no
mente ella dice como si hubiera una fisura, enojándose. supo hacerse un lugar. Ahí está la diferencia, pero ella —en la medida
En efecto, la analista le faltó el respeto, y en algún sentido ella en que está en impasse el lazo con el padre— queda en la reversibi-
vivió esa interpretación, ese equívoco, como la introducción de la lidad, queda —como dice Lacan en su escrito “Ideas directivas para
dimensión de la castración simbólica que divide, que separa eso un congreso sobre la sexualidad femenina” (Lacan, 1966)— atra-
que se yergue en la imagen fálica. A partir de ese enojo comienza pada en el patrón imaginario fálico en la relación con el semejante
250 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR / 251

materno y no perfora ese velo. La dimensión del velo está en primer ella empieza a conectarse con la cuestión del amor dice: tengo miedo
plano: ella se dedica a la estética, que además es algo que le viene del que me duela. En efecto, el amor introduce otra dimensión del cuer-
semejante materno. po. Este desarmado había comenzado con el equívoco “separa”, que
En este primer tiempo su odio encuentra como depositario a su había comenzado a desarmar este cuerpo uno.
novio, a ese partenaire. Se trata del nudo en que es posible invertir Les propuse el nudo de la mujer fálica como un nudo trivial, un
los sexos, ya que son reversibles, son equivalentes: ella es ella o él, simple redondel, un conjunto cerrado que no hace diferencia con
ya que los dos son fálicos. En este nudo no hay diferencia entre los el hombre.
sexos, es por eso que ella lo quiere matar —por decirlo así. Ahí se
juega el deseo de muerte.

En este momento, como efecto de la intervención analítica, se abre la


dimensión de la feminidad y algo del cuerpo se desarma. Me parece que
en este caso el pasaje de este primer nudo a un segundo nudo, que a su
vez va a ser un primer nudo en el análisis —que es el tema de mi semina-
Cuando ella trae esta cuestión de la vergüenza en relación con rio del año próximo—, se produce como un corte en este redondel:
el cuerpo femenino y surgen estos recuerdos de la sentencia de su
madre y otras mujeres que juzgaban sus intereses amorosos hacia un
varón, la analista interpreta que ella estaba orientada por lo amoroso
aunque pareciera ser una situación contraria. La analista interpreta,
develándola, la dimensión desconocida del amor, que en algún lugar
estaba en la estructura.
A partir de esa intervención se produce un efecto muy claro en
el goce: ella queda una semana con el cuerpo desarmado, no puede
levantarse de la cama: pasa de estar armada a desarmada. Habíamos
dicho que en este primer nudo con el que ella había llegado estaba Algo se abre, y es por esta fisura que ella va a terminar separán-
armada, armada en el odio, como mujer fálica, estableciendo una rela- dose de este partenaire; ahora es la analista la que va a venir a ese
ción de equivalencia con el partenaire, anulando la diferencia entre los lugar. Se abre un momento de cierto desanudamiento, en el que el
sexos, ya que ella era fálica y él también: era la guerra de los sexos. cuerpo se desarma, pero lo que sostiene es la transferencia. A partir
El amor la desarma, la invención del amor la desarma. Cuando de la intervención analítica hay un primer tiempo en el cual prevale-
252 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR / 253

ce la dimensión de desanudamiento, de desarmado del cuerpo. VIII. La excepción paterna.


Aquí la analista está ubicada como partenaire, pero no encarna
algo cerrado, a la vez que es lo único que cierra, lo único que anuda Este movimiento se produce cuando N. comienza a orientarse
en ese momento de desarmado: en la vía del padre, en ese momento es cuando ella trae la escena
del león: no da lugar al padre o él no supo hacerse un lugar. Entonces
hay una intervención que recorta este “no da lugar al padre”, a la
que responde el inconsciente de manera casi inmediata: averigua,
quiere saber sobre la tela, que también remite a una dimensión más
simbólica del velo, ya que allí entra en juego un lazo con el saber,
más allá de la pura imagen.
En ese momento trae un sueño donde se recorta el significante
de Otro padre, lo que confirma hasta qué punto ella estaba en un
Les propongo entonces este nudo sencillo para mostrar este se- nudo de equivalencia con el novio: ella sueña que es el novio el que
gundo tiempo. Por un lado vamos a ubicar la dimensión del goce tiene otro padre, cuando en verdad es ella la que está encontrándose
femenino, pero hay algo que está sosteniendo que es la presencia del con la perspectiva de otra dimensión del padre. En ese momento
analista. En este tiempo prevalece la dimensión de desarmado del dice: no tengo hombres en mi vida, lo que verifica que en el anuda-
cuerpo, del goce femenino que se va a hacer presente fundamental- miento de ella con su novio no había diferencias entre los sexos, ya
mente en los sueños de desfiguración, de fragmentación corporal: que no estaban ni ella en posición de mujer ni él de hombre, sino
hay mujeres pelirrojas hermosas, yo me acerco y me dan miedo, se des- en equivalencia.
figuran todas. La analista interviene: Si hay un cambio con respecto al padre,
Al ella aproximarse a lo femenino, acercarse a lo femenino, se la cosa puede estar bien, señalando como camino, como dirección,
produce una caída de esa imagen fuerte en la que ella estaba sosteni- algún cambio respecto al padre.
da, lo que aparece como desfiguración en el sueño. Se trata de una El efecto es la implicación subjetiva, y entonces ella se
caída de lo imaginario y una presencia de una dimensión más real pregunta:¿Haré algo yo como mujer para esto? Esta vía del padre da
del cuerpo. Por otro lado está ese otro sueño en el que ella está en lugar a un efecto inmediato en el plano del goce: ceden las dificul-
esa situación en la que hay gente despedazada, descuartizada; ella tades a nivel corporal y laboral, y también se abre una dimensión
trabaja en eso y en cierta morbosidad gozosa de su parte, que se más amorosa en la transferencia cuando ella le agradece a la analista.
manifiesta como fragmentación corporal en el punto de caída de la También se va recortando la cuestión del deseo de muerte hacia los
imagen, lo que es un reverso de de su profesión, ya que lo que hace hombres, en el que el odio y la ferocidad operan como tapón de la
es armar una imagen todo el tiempo. Algo se empieza a abrir en este castración.
segundo tiempo, en la medida en que se introduce la castración y El odio a hombre es abordado como una manera de matar lo
con ella la dimensión del amor que desarma ese cuerpo fálico —ese femenino en la medida en que ella se ubica en espejo con el hombre,
imaginario fálico podríamos decir— y que introduce la dimensión en una relación de reversión, impidiéndose el arribo a la posición
de lo femenino. femenina:
254 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR / 255

es un nudo del análisis— que es cuando ella está hablando de su odio


y habla de esa vez que el padre no le da plata, no le da el falo —podría-
mos decir— que le da a sus hermanos y no a ella. En ese momento
dice: Ellos ni se interesaban por él, yo en cambio…y la analista agrega:
…que lo querías tanto, introduciendo directamente la dimensión del
amor al padre pero como interpretación en el punto preciso en el que
ella está trayendo eso. Hay un efecto muy claro de esa intervención:
ella dice que se parece al padre en lo cariñoso, de modo que entra en
Ella queda desdoblada entre el goce fálico y el Otro goce, pero cierta conexión con su propia dimensión amorosa, y después tiene ese
en la medida en que ella se ubica en espejo con el hombre se im- sueño donde logra subir al puente, pasar del agua turbia al agua clara
pide a ella misma este desdoblamiento. Es interesante el recurso a y en el medio el enamoramiento de un hombre.
la escritura, que se encuentra entre simbólico y real —más allá del Por primera vez se abre la posibilidad del amor por un hombre, a
recurso anterior al puro imaginario— en ese momento de desarme partir de que se toca la dimensión del amor al padre; ella se reorienta en
corporal, en ese punto de caída. En esa escritura se recorta el deseo la vía del padre como puerto de salvación, que le permite subir al puen-
de muerte y lo insoportable de la alteridad corporal, o sea, aislando te. Trae una serie de asociaciones que ella hace con el agua, que la ligan
lo insoportable en la presencia del cuerpo del Otro, especialmente directamente con el goce femenino: El agua me angustia mucho, el agua
del partenaire, de allí el recurso a la equivalencia ahí en donde se turbia no te deja ver en dónde estás, señalando una dimensión de opaci-
quiere desarmar la diferencia, la alteridad. dad del goce más allá de la imagen, …me produce ahogo, me angustia la
Hay intervenciones de la analista que apuntan a re-anudar la pul- inmensidad y la fuerza del agua, no podés ver de una orilla a la otra: nueva-
sión de vida con la pulsión de muerte, que se encuentran bastante mente lo que no se puede ver, lo que excede lo imaginario, …lo infinito
separadas en esta dimensión melancólica: un cuerpo con curvas y no me da contención, me da como que estoy perdida en el vacío, etc.
femenino parece ser un límite; la analista nombra su elección, con- Hay una intervención que por un lado le posibilita no perderse
traria a la destrucción, por la creación con la pintura y la escritura. en el vacío, ya que distingue el vacío del sin- límite, y por otro lado
En ese momento es interesante el recurso a la pintura, ya que interpreta lo amoroso como tierra firme, ella dice: siempre necesito
anuda lo imaginario con los otros dos registros, simbólico y real. pisar tierra firme, y en ese sueño ella puede pisar tierra firme luego
Surge este deseo de estar con otros hombres que habla de esa aper- de quedarse dándole besos a ese chico del que estaba enamorada.
tura: se abre una posibilidad de otro anudamiento, por lo que el Hay un efecto de reanudamiento, y ella lo vive como que se logró
nudo con su partenaire pierde la condición de necesario. También unir algo, cuando dice que siente que es ella la que habla —porque
en ese momento ella produce esos sueños en los que lo femenino antes sentía que la que hablaba era una y ella por dentro era otra.
se manifiesta como una desfiguración de la imagen, excediendo esa En este punto en que se interpreta y se vuelve consciente la di-
dimensión imaginaria en la que ella quería capturarlo, haciéndose mensión del amor hay cierto efecto de unificación pero en otro ni-
presente la fantasmática de la fragmentación corporal. vel, no en el nivel puramente imaginario en el que ella se unificaba
Hay un momento crucial, un momento de inflexión, en el que si- cuando llegó, sino en un nivel simbólico. Entonces, ese efecto de
tuaría el pasaje de ese segundo nudo a un tercer nudo —que también unificación yo lo escribo así en el nudo:
256 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR - Apéndice / 257

Bibliografía

Lacan, Jacques (1966). “Ideas directivas para un congreso sobre


la sexualidad femenina”. En Escritos 2. Siglo veintiuno. Buenos
Aires, 1985. P. 712.

Es el nudo del análisis en el momento en el que se detiene el re-


lato: ubicamos acá a la analista, acá cierto cierre del campo del goce
fálico en la vía del amor al padre, y esa dimensión de lo femenino
que queda abierta. Pero hay cierto efecto de unificación que ubico
acá, que ya no es más la unificación puramente imaginaria sino que
es una unificación por lo simbólico.
Esa última intervención abre a pasar a otro momento del análisis,
es una intervención que también apunta a unir nuevamente pulsión
de vida y pulsión de muerte en relación con el dolor, al indicar que el
dolor puede no ser un desgarro, que puede ser algo constitutivo. En-
tonces no se trata de evitarlo, sino de hacer otra cosa con él.

9 de diciembre de 2009
Apéndice
1. Hacia una clínica del estrago femenino

La cuestión que propongo a la discusión encuentra su origen en


cierta vertiente que tomó la discusión en la primera noche sobre clí-
nica de la sexuación, en el sentido de interrogar el estrago femenino,
al que yo había hecho referencia.
En esa oportunidad Beatriz Udenio introdujo la siguiente cues-
tión: si las mujeres están por estructura abiertas al estrago, ¿esto lo
convierte en un destino irreductible?
Causada por esta interrogación y encontrándome después con
un pasaje del seminario ou pire..., al que voy a referirme, pensé la
siguiente hipótesis para abordar este problema:
Ubicar el estrago para una mujer cuando ésta está situada en el
cuantificador de arriba a la derecha en las fórmulas de la sexuación:
∃x ϕx , y la salida de esta posición para una mujer cuando ésta pue-
de situarse en el cuantificador de abajo a la derecha de las fórmulas:
x ϕx .
Α
El párrafo de ou pire... pertenece al final de la clase del 8/3/1972.
Les refiero una traducción aproximada:
“El Otro sólo concierne a la mujer. Ella nos da la ilustración
de esta figura del Otro, por estar entre centro y ausencia, entre el
sentido que ella toma en lo que llamé ese al menos uno, adonde ella
lo encuentra en el estado de pura existencia. Entre centro y ausen-
cia, que se vuelve el no-toda, la que no está contenida en la función
fálica, sin ser por eso su negación. Su modo de presencia es entre
centro y ausencia, entre la función fálica, de la que ella participa,
singularmente en tanto el “al menos uno” que es su partenaire en el
262 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR - Apéndice / 263

amor, renuncie a esa función por ella, lo que le permite a ella dejar goce como presencia, no como ausencia, y propongo definir así el
aquello por lo cual ella no participa de esa función, en la ausencia, estrago femenino: el otro goce como presencia, sin anudamiento
que no es menos goce, al ser goceausencia. con la castración:
Y pienso que nadie dirá que lo que enuncio de la función fálica
proviene de un desconocimiento de lo que se trata en el goce feme- ∃x ϕx (gocepresencia) // ∃x ϕx
nino.
Por el contrario, es en tanto el al menos uno está apurado por Es interesante que en ambos casos lo que determina la posibili-
habitar el gocepresencia de la mujer, en esta parte que la hace no-toda dad para una mujer de ubicarse en uno u otro de los cuantificado-
abierta a la función fálica, en un contrasentido radical sobre lo que res, es la posición del partenaire en el amor.
exige su existencia, es en razón de este contrasentido, que hace que ¿Podrá extraerse alguna consecuencia de esta lógica para trans-
él no pueda más existir, que la excepción de su existencia misma es portarla a la experiencia analítica, y ubicar también al analista como
excluida, que entonces este estatuto del Otro hecho de no ser uni- ese partenaire en el amor cuya posición determinará que una mujer
versal se desvanece, y que el desconocimiento del hombre se vuelve viva el Otro goce como estragante o no?
por ello necesario, lo que es la definición de la histérica.” Una vía que se me ocurre para abordar este punto: cuando el ana-
Me parece que a partir de este párrafo es posible ubicar la posi- lista reduce a su analizante a ser una histérica, apurándose por habi-
ción propiamente femenina, tal como la sitúa Lacan, entre centro y tar la alteridad de su goce con sus intervenciones o interpretaciones,
ausencia, como no-toda, a partir del encuentro con un partenaire en abordando las manifestaciones estragantes del Oro goce, cuando éste
el amor que acepta renunciar a la función fálica (es decir, pasar por toma la forma de la presencia, a través de la lógica fálica edípica.
la castración) por ella. Lacan señala que es este encuentro lo que le
posibilita a ella, por un lado, acceder al goce fálico, y por otro, dejar Para abrir vía me apoyaré en otra cita de Lacan, esta vez de
en la ausencia el Otro goce, que no por esto deja de ser un goce, pero “L’étourdit”, Scilicet nª4, pág. 21:
que se modifica, se vuelve goceausencia: ...a diferencia de él [Freud] –nada lo guiaba en cuanto a las mu-
jeres, es incluso lo que le permitió avanzar tanto por escuchar a las
∃x ϕx x ϕx (entre goce fálico y goceausencia) histéricas que “hacen de hombre”- a diferencia de él, repito, no obligaré
Α
a las mujeres a medir en la horma de la castración la vaina encantadora
Lo que me interesa señalar es que en la otra posición, que él de- que ellas no elevan el significante, incluso si el calzador, del otro lado,
nomina histérica, el Otro goce toma la modalidad de gocepresencia. no solamente ayuda al significante, sino también al pie.
El partenaire está apurado por habitar ese goce que la hace no-toda A volverse calzado para ese pie, es seguro que a veces las mujeres se
(con lo cual está indicando que cualquier mujer, en tanto tal, queda dedican –que se recomiende el calzador se sigue de ello, pero que puedan
ligada a un goce que la hace no-toda) lo que tiene la consecuencia de prescindir de él debe estar previsto.
que ella quede excluida la función de la castración, es decir, la excep- A este título la elucubración freudiana del complejo de edipo, que
ción fálica. Esto conlleva el desvanecimieno del Otro sexo, de la fe- hace que la mujer esté allí como pez en el agua, en tanto la castración
minidad, de este Otro hecho de no ser universal y el desconocimiento está en ella desde el vamos (Freud dixit), contrasta dolorosamente con el
del hombre. En esta posición una mujer queda a expensas del Otro hecho del estrago que es en la mujer, para la mayoría, la relación con su
264 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR - Apéndice / 265

madre, de donde ella parece esperar como mujer más subsistencia que de para las mujeres: por el contrario, hay límite.
su padre, -lo que no va con que él sea segundo en este estrago. Quizás para quien está absolutamente tomado por la lógica edí-
pica, más allá de los lindes, de la frontera del edipo, no hay límites:
Por un lado aquí Lacan se distingue de Freud en el punto preciso es el imperativo de goce propio del superyó, con sus efectos de estra-
en que él no obliga a las mujeres a pasar por la castración, e indi- go, que podría llevar en la práctica analítica, más allá de las buenas
ca que el hecho de que Freud sí las obligara a ello lo desorientaba intenciones, a lo peor.
respecto de las mujeres, reduciéndolo a sólo poder escuchar a las En cambio, del lado de las mujeres, del más allá del edipo: a no
histéricas (¿eternizándolas en su histeria?). desesperarse, hay límite más allá de los lindes, es el no-todo, que al
Una consecuencia clínica que podría extraerse de esto es que transformar el Otro goce en ausencia, no lo reduce a la castración
interpretar las manifestaciones de la feminidad en términos de cas- edípica, ni lo destina a la experiencia de una presencia insoportable,
tración excluye justamente esa feminidad de la experiencia. Lo que sino que más bien ubica en el centro de la experiencia amorosa un
no quiere decir que para que ésta encuentre su lugar no sea necesa- vacío que funciona como límite.
rio que esté operando la función de la castración. En este punto es
fundamental la distinción, que investiga Fabián Schejtman, entre Termino con algo que dice Lacan en la clase del 4 de mayo de
al menos dos castraciones diferentes: una edípica, otra más allá del 1972 (El saber del psicoanalista):
edipo, que concecta con el lado derecho de las fórmulas. De lo que se trata cuando se trata de sexo, es del Otro, del Otro sexo,
Por otro lado Lacan articula en este mismo punto el estrago. Se incluso cuando se prefiere el mismo. No se trata de que, por el hecho de
trata en esta oportunidad del estrago madre-hija, tan generalizado que yo haya dicho hace un rato que la ayuda del psicoanálisis es precaria
en las mujeres, y no del estrago producido por un hombre. Sin em- para el triunfo de un amor, entonces haya que creer que el psicoanálisis
bargo, tal como en el párrafo de “L’étourdit”, es correlativo exacta- es indiferente a ello. Que el partenaire en cuestión sea del Oro sexo, y
mente de la misma ausencia posible de la función de la castración. que lo que está en juego, sea algo que tiene relación con su goce –hablo
del Otro, del tercero, a propósito del cual está enunciado este “parlage”
Otro pasaje de la enseñanza de Lacan adonde me parece posible [equívoco entre parler y partage, hablar y partición] alrededor del amor
abordar esta cuestión, es cuando en “Televisión” dice: –el psicoanalista no podría ser indiferente a ello, porque para él, lo que
Pero viene justo para la mujer que no es fiable el axioma célebre no está allí, es justamente eso lo real.
de M. Fenouillard, y que, pasados los lindes, hay límite: a no olvidar.
(No encontré la página de la versión francesa, en la página 129 de Entonces, si queremos hacer de la experiencia analítica una clí-
la versión castellana hay un error: en francés dice hay límite, y en nica de la sexuación, pregunto: el analista como partenaire-estrago,
castellano no hay límite). ¿no sería aquél que no da lugar a la alteridad del sexo como real en
Como muestra la revista Referencias (número a verificar), se trata la experiencia, reduciendo ese parlage a un hacer hablar al uno? Creo
de una historieta en la cual, en un grupo de sobrevivientes famélicos que en esta vía se abre todo un horizonte para explorar la práctica
en una isla desértica, las mujeres toman la iniciativa de comerse a analítica y el lugar que van a ocupar sus impasses.
los niños, y M. Fenouillard, protagonista de la misma, exclama: Pa-
sados los lindes, no hay límites. Lacan corrige: este axioma no es fiable Texto presentado en una noche de carteles de la EOL en 1993.
NUDOS DEL AMOR - Apéndice / 267

2. La verdadera, la falsa, la no-toda

¿En qué lógica se inscribe la afirmación de Lacan acerca del acto


de la Madeleine de Gide, como aquél de una verdadera mujer?:“Hasta
dónde llegó a ser lo que Gide la hizo ser, permanecerá impenetrable,
pero el único acto en que nos mostró separarse enteramente de ello es
el de una mujer, una verdadera mujer en su integridad de mujer.
Este acto fue el de quemar las cartas –que son lo que tuvo “de
más precioso”-. Que no nos dé otra razón sino que “tuvo que hacer
algo”, le añade el signo de desencadenamiento que provoca la única
traición intolerable” (1).
Lacan referirá esta traición al hecho de que Gide (quien ya la
había traicionado cien veces) accede esta vez a su primer amor fuera
de ella. Es esto lo que la llevará a querer abrir una hiancia en el ser de
Gide. En este punto Lacan la compara con Medea, quien también
sufre una traición de amor que la lleva a la venganza:
“Algunos dicen que, repudiada por Jasón para casarse con Glau-
cea, fingió estar conforme para mejor vengarse de la ofensa. Para
hacerse aceptar por su rival envióle un traje muy vistoso; pero em-
ponzoñado por sus secretos artificios. Apenas se lo hubo puesto
Glaucea, sintiese invadida de un fuego inexplicable que la devoró
a ella y a Creón que intentaba distraerla, y como si esta venganza
no fuese bastante, aún degolló la despechada a los hijos que había
tenido con Jasón. Después de consumados estos crímenes, Medea
montó un carro arrastrado por alígeros dragones, y vagó durante
algún tiempo sobre Corinto incendiado, emprendiendo luego vuelo
hacia Atica, donde se casó con el rey Egeo”(2).
268 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR - Apéndice / 269

Tenemos entonces la siguiente secuencia en ambos actos: trai- • En “La significación del falo”:
ción amorosa, venganza que recae sobre los objetos preciosos del “Por muy paradójica que pueda parecer esta formulación, deci-
amado (que también lo son para la traicionada), “desencadena- mos que es para ser el falo, es decir el significante del deseo del Otro,
miento” en Madeleine, errancia en Medea. Es decir que la “verda- para lo que la mujer va a rechazar una parte esencial de la feminei-
dera mujer” surge como efecto de un acto que implica una salida dad, concretamente todos sus atributos en la mascarada” (5).
(temporaria) de la cadena significante, y también una pérdida de
las referencias. Además un sacrificio del tener en el orden fálico, • Finalmente, en “Subversión del sujeto…”:
sacrificio cuya recompensa es el golpe recibido en el ser por el “Tal es la mujer detrás de su velo: es la ausencia de pene la que la
traidor. hace falo, objeto del deseo”(6).
Que Lacan escriba “verdadera”, muestra que él piensa que en De estas afirmaciones de Lacan acerca de la verdad y la falsedad
este acto hay un signo específico del ser femenino, como diferente en las mujeres, podemos concluir que habría cuatro posiciones po-
del masculino. sibles para las mujeres dentro del orden fálico y la lógica del todo,
Pero Lacan no escribe solamente sobre las “verdaderas mujeres”. según elijan la vía del ser o del tener el falo; y según afirmen o sacri-
También lo hace sobre las falsas. En “La Tercera”, Lacan lo dirá con fiquen el falo en cada una de ellas. De este modo, obtendríamos las
todas las letras: siguientes posibilidades (que no se excluyen todas entre sí):
“Es evidente que se tiene un automóvil como se tiene una falsa
mujer: uno se empeña en que sea un falo, pero su única relación con La verdadera mujer: sacrifica el tener. (Abre una hiancia en el
el falo consiste en que el falo es lo que nos impide tener una relación ser del hombre, pero puede sacrificar o no su propio ser: Medea,
con algo que sea nuestra contrapartida sexual” (3). después de un tiempo de errancia, va a ser la mujer de otro hombre;
Siguiendo este texto, una falsa mujer sería entonces aquella que Madeleine, según Lacan, sólo en el acto de quemar las cartas de-
impide al hombre tener relación con el Otro sexo: en lugar de ha- muestra separarse enteramente del ser en que la transformó Gide).
cerse Otro se hace Uno, se parece al falo.
La falsa mujer: afirma el ser. (Puede sacrificar o no el tener: en la
Esta posición en la mujer ya había sido, sin embargo, frecuente- mascarada ella rechaza sus atributos femeninos, pero esta vía le está in-
mente señalada por Lacan: dicada por una ausencia que no es efecto de un rechazo: la del pene).

• En “Ideas directivas…”: La mujer fálica: afirma el tener. (Puede sacrificar o no el ser: el


“… la ausencia en la mujer del fetichismo que representa el caso ejemplo de esta posición es la mujer absolutamente identificada a la
casi manifiesto de este deseo deja sospechar un destino diferente de madre, Otro de la demanda absoluto).
ese deseo [de preservar el falo en la madre] en las perversiones que
ella presenta” (4). La masoquista: sacrifica el ser, para encarnar el objeto a como
Pues suponer que la mujer misma asume el papel de fetiche no es resto en el fantasma de un hombre. (Hay una caída del semblante
sino introducir la cuestión de la diferencia de su posición en cuanto fálico, y una precipitación en la posición de desecho).
al deseo y al objeto”.
270 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR - Apéndice / 271

No desarrollaré estas dos últimas posiciones formuladas la una En “Subversión del sujeto…” (1960) encontramos un párrafo
por J.-A Miller en De mujeres y semblantes, y la otra por Colette que podría ilustrar la posición a la que alude Lacan en relación a
Soler en “Posición masoquista y posición femenina”, y por Eric Lau- Madeleine/Medea e Ysé: refiriéndose a la función de la castración en
rent en “Posiciones femeninas del ser”. el fantasma, relacionada con la función de asegurar el goce del Otro,
dentro de los límites de la ley (del deseo), escribirá:
Tres años después de “Juventud de Gide…”, el interés de Lacan “A quien quiere verdaderamente enfrentarse a ese Otro, se le abre
por situar una especificidad de lo femenino en algún personaje per- la vía de experimentar, no su demanda, sino su voluntad. Y enton-
siste: en referencia a P. Claudel nos dirá: ces: o de realizarse como objeto, hacerse la momia de tal iniciación
“… en otro lugar, en Partage de Midi, Claudel nos hizo una mujer, budista, o de satisfacer la voluntad de castración inscrita en el Otro,
Ysé, que no está tan mal. Se parece mucho a lo que es una mujer” (7). lo cual desemboca en el narcisismo supremo de la causa perdida (es
Reencontramos este interés de Lacan en escritos de estos años: en la vía de lo trágico griego, que Claudel vuelve a encontrar en un
“Ideas directivas…” (1958), planteará los lineamientos a seguir en la teo- cristianismo de desesperación)” (11).
rización de la sexualidad femenina. Tomaré dos párrafos de este texto: Encontramos aquí esta posición de enfrentamiento “verdadero”
“… todo puede ponerse en la cuenta de la mujer en la medida en a ese Otro, que implica ir más allá del punto de detención de la
que, en la dialética falocéntrica, ella representa el Otro absoluto” (8). carga objetal que mantiene al goce del Otro dentro de los límites
“… la sexualidad femenina aparece como el esfuerzo de un goce de la ley (vía la castración). Este ir más allá del límite fálico lleva
envuelto en su propia contigüidad (…) para realizarse a porfía del al goce: “La castración quiere decir que es preciso que el goce sea
deseo que la castración libera en el hombre dándole su significante rechazado, para que pueda ser alcanzado en la escala invertida de la
en el falo”. ley del deseo” (12).
En el primer párrafo, encontramos al ser femenino situado en Este goce del Otro se encuentra más allá del límite del deseo,
el lugar del Otro absoluto respecto de la dialética falocéntrica; en el pero no más allá del fantasma; excede el límite fálico, pero se pro-
segundo, la sexualidad femenina como un esfuerzo de imitación y duce como fantasía del neurótico, en la que está operando el patrón
superación del deseo masculino, en plena competencia fálica. fálico. Es un más allá del límite, dentro del orden fálico, subsidiario
Encontramos la misma oscilación en “La significación del falo” de lo que posteriormente Lacan formalizará como orden del todo
(1958): dentro de la lógica de las fórmulas de la sexuación.
“Pues si se mira de cerca el mismo desdoblamiento (que en el La oscilación entre el Uno y el Otro que encontramos en los pá-
hombre) se encuentra en la mujer, con la diferencia de que el Otro rrafos citados, al intentar Lacan dar cuenta de la posición femenina,
del Amor como tal, es decir en cuanto que está privado de lo que da, podría ser una de las razones que lo llevaron a la elaboración de las fór-
se percibe mal en el retroceso en que se sustituye al ser del mismo mulas de la sexuación, y al intento de formalizar una lógica que con-
hombre cuyos atributos ama” (10). tenga el orden del “no-toda” para dar cuenta del goce femenino. Y allí
El desdoblamiento al que se refiere aquí Lacan, es aquel que está no serán ya Madeleine, Medea o Ysé, sino Santa Teresa o San Juan de
en juego entre amor y deseo en la degradación de la vida erótica en la Cruz quienes ilustrarán la posición del sujeto en el goce femenino.
el hombre. Lacan señala que en la mujer sólo aparentemente no hay Interrogaremos las líneas principales de la elaboración de esta
tal desdoblamiento. nueva lógica, y la manera en que Lacan intenta resolver la ambigüe-
272 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR - Apéndice / 273

dad de un goce que, situándose más allá del falo, sólo se define a La función fálica no es entonces una función ordinaria, porque
partir del goce fálico. lo que el falo denota es el poder mismo de significación; enton-
Lacan formalizará el orden del no-toda en el Seminario XIX, ces, con la sola condición de articular ϕx a un prosdiorismo (todos,
recurriendo a la lógica matemática, ya que “lo real es lo que en- no-toda, etc.) produce –por la búsqueda de una necesidad lógica-
cuentran al no poder escribir cualquier cosa en matemáticas” (13). que lo que se enganche a este prosdiorismo tomará significación de
Partiendo del siguiente principio : “ no hay relación sexual”, lo que hombre o mujer, según qué prosdiorismo se elija (20).
quiere decir que no se goza ni se es gozado sexualmente. Así, el “no-todas” quiere decir el “no imposible”, que es lo con-
ϕx será la función con la cual Lacan escribirá sus fórmulas. Esta tingente. No es imposible que la mujer conozca la función fálica,
función es la castración, que se constituye en tanto existe el goce entonces en la contingencia podría articularse lo que es el valor
sexual, que hace de barrera a la relación (14). Todo hombre se define sexual mujer (21).
por esta función que obtura la relación sexual (15). La condición La condición para que esto se articule será la demostración de la
de esto es que existe al menos uno (el padre del Edipo) que está infinitud del goce femenino, infinitud que finalmente Lacan elegirá
castrado, ya que puede tenerlas todas. De este modo el padre se topologizar en el Seminario XX.
constituye, como excepción, en función de referencia para todos Este goce infinito es irreductible y heterogéneo al goce fálico.
los demás (16). Estos estarán sujetos entonces al goce fálico, posible No es un rechazo del goce fálico, es un goce de otro orden, suple-
pero limitado, finito. Hasta aquí estamos en el orden del todo. mentario, que no implica la negación del goce fálico: en el orden
Pero lacan dirá que a partir de un imposible como causa, que es “no-todo” de las fórmulas, lo que se niega es el universal, no el goce
la castración en las mujeres (ya que ellas no son castrables porque no fálico. Recordemos que no existe “al menos una” para quien no se
tienen el falo), es posible negar la universal de la función fálica, intro- cumpla la función de la castración.
duciendo el “no-toda”, orden de relación al goce diferente al “todo”: La verdadera “no-toda”, entonces, lejos de la “verdadera” Made-
“Nada puede volver apropiado este “todos” a este “no-todas”, ya leine-Medea, no solamente no rechazará el orden fálico, sino que se
que permanece entre los que funda simbólicamente la función ar- servirá de la castración como de un semblante detrás del cual oculta
gumentativa de los términos, el hombre y la mujer, permanece esta ese Otro goce que le es específico:
hiancia de una indeterminación de su relación común al goce” (17). “La mujer, la verdadera, la pequeña mujercita, se esconde detrás
El acceso a la mujer será planteado por Laca como posible en su in- de esta misma falta, es un total refinamiento, por otra parte plena-
determinación (ya que no se puede afirmar se existencia) a partir del mo- mente conforme a lo que nos enseña el inconsciente al no triunfar
mento en que la mujer no está ligada esencialmente a la castración (18). nunca mejor que cuando falla” (22).
El “no-todas” indica que en alguna parte, y nada más, ella tiene La verdadera “no-toda” hace velo de la falta (no vela la falta ni
relación con la función fálica. De este modo Lacan ubicará al Otro se identifica a ella). La falta, perteneciente al orden fálico, oculta en
como concerniendo solamente a la mujer. Ella ilustra la figura del ella el goce femenino, heterogéneo al orden falo-castración. Es un
Otro por estar “entre centro y ausencia”, entre el sentido que ella toma goce que la “no-toda” mantiene oculto, un goce no fantasmático
en el “al menos uno” (donde no lo encuentra más que en el estado de que no se trataría de buscar (ya que no es posible, sino contingente)
pura existencia) y el “no-toda” (la que no está contenida en la función sino de ocultar detrás de la falta.
fálica sin ser no obstante su negación) (19). No se tratará en esta posición de que no haya “límites a las con-
274 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR - Apéndice / 275

cesiones que cada una hace por un hombre: de su cuerpo, de su Referencias bibliográficas
alma, de sus bienes”, ya que eso sólo puede hacerlo “por sus fantas-
mas, de los que es menos fácil responder” (24). J.Lacan “Juventud de Gide o la letra y el deseo”, Escritos 2. pág 740.
Lo que Lacan nos enseña con las fórmulas de la sexuación es que Ed. Siglo XXI.
el infinito es inaccesible. “Un número es accesible cuando puede ser Giges y Peyro, Los dioses y los héroes, pág. 345. Ed. Daniel Jorro.
producido como suma o como exponencia de los números que son J.Lacan “La tercera”, Intervenciones y textos 2. Ed. Manantial.
más pequeños que él” (25). Es decir que por más lejos que vaya- J.Lacan. “Ideas directivas para un congreso sobre sexualidad femeni-
mos en el orden finito que es el goce fálico, no llegaremos jamás al na”, Escritos 2, pág 713 Ed. Siglo XXI.
goce infinito por esa vía. Recordemos que el fantasma es una cadena JLacan “La significación del falo”, Escritos 2, pág. 674. Ed. Siglo XXI.
inextensible. Con el más: sumando o multiplicando el falo, ya sea J.Lacan, “Subversión del sujeto y dialéctica del deseo en el inconsciente
en la línea del ser o en la del tener: siempre habrá más, nunca infini- freudiano”, Escritos 2, pág. 805. Ed. Siglo XXI.
to. Con el menos: dividiendo no encontraremos más que el patrón J.Lacan, Seminario XIII “La transferencia”, inédito. Clase del
fálico y el resto de la operación (objeto a), restando llegaremos al 17/5/61.
cero. Nunca al infinito. J.Lacan. “Las ideas directivas para un congreso sobre sexualidad feme-
El infinito es de otro orden, y sólo logra articularse por la vía de nina”, Escritos 2, páf. 771. Ed. Siglo XXI.
la contingencia. J.Lacan, Ibid., p. 714.
J.Lacan “La significación del falo”, Escritos 2, p.675. Ed. Siglo XXI.
Este texto fue publicado en el volumen sobre sexualidad femenina de la Colección J.Lacan, “Subversión del sujeto y dialéctica del deseo en el inconsciente
Orientación Lacaniana. Buenos Aires, 1994. freudiano”, Escritos 2, p. 806. Ed. Siglo XXI.
Ibid., pág 807.
J.Lacan, Seminario XIX “… ou pire”, clase del 15/12/71, inédito.
Ibid.
Ibid, clase del 12/1/72.
Ibid, clase del 15/12/71.
Ibid,clase del 12/1/72.
Ibid.
Ibid, clase del 9/2/72.
Ibid, clase del 19/1/72.
Ibid, clase del 12/1/72.
Ibid, clase del 8/12/71.
J.Lacan, “Televisión”, en Psicoanálisis. Radiofonía & Televisión. pág.
128, Ed. Anagrama.
Ibid.
J.Lacan, “… ou pire”, clase del 10/5/72, inédito.
276 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO

Bibliografía
3. La erotomanía del amor femenino

J.Lacan, Escritos 2. Ed. Siglo XXI.


J.Lacan, Intervenciones y textos 2, “La tercera”, Ed. Manantial.
J.Lacan, Psicoanálisis. Radiofonía & Televisión. Ed. Anagrama.
J.Lacan, S. VII. La tansferencia, inédito.
J.Lacan, S.XIX … ou pire, inédito.
J.A.Miller, De mujeres y semblantes, Cuadernos del pasador.
C. Soler, “Posición masoquista y posición femenina”, en esta publicación.
C.Soler, “Las mujeres y el sacrificio”, en esta publicación. La sensibilidad de las mujeres al llamado del amor es un fenóme-
E.Laurent, “Posiciones femeninas del ser”, en esta publicación. no que atraviesa épocas y lugares, demostrándose estructural. A tal
punto que podría resumirse el saber del seductor en saber hacer sur-
gir, para una mujer, ese llamado al que no puede resistirse, a saber
hablarle desde ese lugar en el que habita una voz que la hipnotiza
más allá de las palabras.
Tanto los cantantes románticos como, a veces, los profesores,
y en una época, los locutores de ciertos programas de radio, saben
hacer vibrar esa cuerda de la sensibilidad femenina al amor. El “cha-
muyo” consiste justamente en ese ejercicio de destreza oral en el que
las palabras se reducen a una combinatoria que convoca esa presen-
cia avasallante a la que las mujeres parecen no poder sustraerse.
Tanto la literatura como el cine han puesto de relieve esas figuras
femeninas que, llevando este fenómeno al extremo, producen fas-
cinación al tiempo que horror, mujeres que avanzan cada vez más
lejos en la respuesta a ese llamado, encontrando, si no la muerte
misma, increíbles extremos de sacrificio que a veces llegan a horro-
rizar, como en el caso de Ana Karenina, al amado en cuestión, quien
parece descubrirse con sorpresa en esa escena vestido con un hábito
desconocido para él y que no le pertenece.
Otras veces, como en “Portero de noche”, de Liliana Cavani, el
hombre en cuestión, un nazi, hace uso de su traje para tocar esa cuer-
da del amor sacrificial en su prisionera judía. Esta película muestra
patéticamente cómo, finalmente, frente a esta posición de la mujer en
el amor, es aquel que creía engañar quien termina siendo engañado.
278 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR - Apéndice / 279

¿En qué ritual de sacrificio puede encontrarse oficiando de sa- castración que no la concierne realmente? “(5) Así surge detrás del
cerdote, a veces sin saberlo, el compañero de estas locas de amor, de velo, la figura de este íncubo ideal, resorte estructural del amor fe-
estas “apelantes del sexo” que de pronto se develan tan extranjeras al menino en su vertiente de adoración.
“partidario del deseo”? ¿Qué estatuto darle a este íncubo ideal? Recordemos que el ín-
Ya en su conferencia sobre la feminidad acentuaba Freud el “ele- cubo es un demonio que visita por las noches a las mujeres, gozan-
vado montante de narcisismo, el cual influye aún sobre la elección de do de ellas cuando están dormidas, lo que dio lugar a las leyendas
objeto, de manera que para la mujer es más imperiosa necesidad ser de vampiros tales como Drácula. Ni hombre ni Dios, ni vivo ni
amada que amar”(1), ubicando la envidia del pene como causa de esta muerto, cómo ubicar a este padre cuya amenaza de castración no
posición en el amor. concierne realmente a la mujer?
Efectivamente, la mujer se considera víctima de la privación, por
la operación de un Otro. El narcisismo es la respuesta que viene #
a suplir esa falta. como nos recuerda Colette Soler, “en el amor,
al menos para una mujer, ser amada anula momentáneamente la Sabemos que Lacan, en la medida en que distingue castración de
castración”(2). privación, no va a obligar a las mujeres a pasar por la castración (6),
Lacan, por su parte va a definir al amor en las mujeres como loco, como hacía Freud. En varios momentos Lacan insistirá en que las
enigmático (3), acentuando que toma la forma erotomaníaca (4), y va mujeres pueden prescindir perfectamente de ella.
a ubicar a la mujer representando a la “víctima de la castración” en la Incluso en su escrito sobre sexualidad femenina definirá a la mis-
pareja, a través de la servidumbre al cónyuge. Hasta aquí, el sacrificio ma como un goce que se esfuerza en imitar e incluso superar al deseo
del amor femenino se anuda al narcisismo freudianamente: la víctima masculino en el punto en que éste no puede prescindir de la castra-
de la privación se ofrece en sacrificio para obtener como compensa- ción. El punto en el que para el varón la amenaza de castración es
ción narcisista el ser que le da el amor. eficaz, le deja el camino de la identificación con el padre. Para las
mujeres, en cambio, el padre no es realmente agente de la castración,
# lo que lo deja en posición de ideal. Así, el amor al padre en la histeria
se constituye en esa armadura tan resistente que Lacan menciona en
Sin embargo, Lacan va a advertir que esta representación de la su seminario L ‘insu que sait de l’une bévue c’est l’amour.
víctima de la castración enmascara la duplicidad del sujeto, que en Si del lado macho de las fórmulas de la sexuación la excepción
el caso de la mujer se va a jugar entre una pura ausencia y una pura paterna es correlato del vacío del Otro, y se postula como existencia
sensibilidad. Esta sensibilidad va a estar ligada al goce del órgano del que determina un límite, del lado femenino, la inexistencia ubica una
compañero, y la pura ausencia se va a situar en el plano del amor: indeterminación, una inconsistencia en el no-todo, que plantea el
“Por qué no admitir en efecto que, si no hay virilidad que no sea problema del límite. (7) De este modo, un goce Otro vendrá a suplir
consagrada por la castración, es un amante castrado o un hombre ese no-toda inconsistente (8). Lacan planteará en L’Etourdit que justa-
muerto (o los dos en uno) el que se oculta para la mujer detrás del mente porque este goce sobrepasa a la mujer, ella querrá ser reconoci-
velo para solicitar allí su adoración, o sea desde el lugar mismo más da del otro lado como la única (9), vertiente erotomaníaca del amor.
allá del semejante materno de donde le vino la amenaza de una En esta escalada sin límites de la locura amorosa en las mujeres
280 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR - Apéndice / 281

está en juego este goce Otro en tanto se ubica más allá del falo, está dimensión pura del despertar, otra presencia que no es eco
de más, exige siempre aún en el amor, apoyándose en una posición de Eros (14), es ocasión para que el hombre le sirva de relevo
de sacrificio. para que sea Otra para sí misma, para que el goce que ese
Pero no está como suplemento. Está más bien como intento loco hombre obtiene de ella, la divida, haciéndola partenaire de
de la histérica, homosexual, fuerasexo (10), de reducirlo al goce fá- su soledad, y dejando la unión en el umbral (15)
lico. Podemos adivinar en la pasión amorosa al superyó intentando
reducir el infinito propio del Otro goce que podría ubicarse entre Lo que la histérica no soporta es, en términos de Carmen Ga-
0 y 1, al infinito propio del goce fálico, en el que siempre se puede llano, ese desdoblamiento del goce, buscando a cambio afirmarse
sumar uno más. Si Lacan ubica al padre del lado del Uno, situará sin como sujeto, responder con el vacío del sujeto al vacío del Otro:
embargo a la virgo en tanto representante de ese goce que no tiene respuesta de amor, no de deseo. A diferencia del extremo de la his-
nada que ver con la castración, goce lleno, entre cero y uno, como teria que busca en la locura amorosa hacer uno del compañero y el
no enumerable (11). íncubo ideal, perforando el velo en el sacrificio, esta posición de la
El amor se vuelve aquí sacrificial en la medida en que la escalada mujer en el amor prescinde, no de la castración, sino de la unifica-
fálica quiere hacer del partenaire mismo el íncubo ideal. Hacer de ción, de la asfixia del amor absoluto. Al padre lo que es del padre, y
los dos uno, ambición histérica del amor sacrificial en la que la cas- al hombre lo que es del hombre.
tración va a manifestarse irónicamente en lo imaginario, cuando no
trágicamente en lo real. #
Ya que la clave de la posición femenina (y no histérica) en el
amor, la da el pasaje por la función fálica, es decir, la castración Salir del atosigamiento de lo uniano del amor ideal es lo que po-
simbólica, ligada al deseo. El deseo mismo es el que pasa a funcionar sibilita la experiencia analítica al postular el más allá del padre. Cito
como límite al aún propio del amor femenino. a Lacan en el Seminario “Aún”: “Dioses había a montones, bastaba
Así, en esta difícil posición en que se encuentra el sujeto femenino encontrar el suyo, lo que equivale a esa artimaña contingente que
(entre sensibilidad y ausencia, entre centro y ausencia), Lacan ubicará hace que, a veces, después de un análisis, llegamos a que cada uno coja
dos alternativas: decentemente con su cada una”(16).

1. Que el narcisismo del deseo se aferre inmediatamente al nar- Junio de 1997.


cisismo del ego que es su prototipo: allí ubico a la locura amo-
rosa como una reducción del deseo efecto de la identificación
al falo imaginario,

2. La contingencia de la presencia fálica le posibilita “dejar


en la ausencia aquello por lo que ella no participa de esa
función, ausencia que no es menos goce”(13) En este caso
el encuentro amoroso en el que siempre podemos ubicar la
282 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO

Referencias bibliográficas 4. Lo real del sexo en Lacan

1. S. Freud, “La feminidad”. Obras completas, Biblioteca Nueva, pág.


3176.
2. C.Soler, El notoda, pág. 4.
3. J. Lacan, Seminario XX Aún. Paidós, pág. 174.
4. J. Lacan, “Ideas directivas para un congreso sobre sexualidad feme-
nina”, Escritos. Siglo veintiuno, pág. 711.
5. Ibid, pág. 712.
6. J.Lacan, LÉtourdit, Scilicet 5/6. pág.21.
7. J.Lacan, Seminario El saber del psicoanalista. Inédito, clase del Ubicaré en tres momentos diferentes de la enseñanza de Lacan la
3/3/72. manera en que es problematizado lo real del sexo, y las conceptuali-
8. J.Lacan. El Seminario XX Aún. Pág. 47. zaciones a las que recurre Lacan para dar cuenta del mismo.
9. J. Lacan. L’Etorudit. Scilicet 5/6/. pág. 23.
10. J.Lacan, Seminario XX Aún. Paidós. Pág. 103.
11. J.Lacan. Seminario El saber del psicoanalista. Inédito, clase 1/6/72. 1.
12. J.Lacan. “Ideas directivas para un congreso sobre sexualidad feme-
nina”. Pág.712. En “La significación del falo” Lacan ubica el complejo de castra-
13. J. Lacan. Seminario ou pire.... Inédito, clase 8/3/72. ción como la función de nudo en la instalación en el sujeto “de una
14. J.Lacan. Seminario El saber del psicoanalista, clase 3/3/72. posición inconsciente sin la cual no podría identificarse con el tipo
15. J.Lacan. LÉtourdit, pág.23. ideal de su sexo” (1). Lacan plantea aquí la identificación sexual vía
16. J.Lacan, Seminario XX Aún. pág.140. la castración como la respuesta del sujeto al desarreglo esencial de la
sexualidad humana que ya había postulado Freud en “El malestar en
la cultura”. A partir del complejo de castración el significante fálico
pone en juego el ser y el tener el falo, términos alrededor de los cua-
les girarán las relaciones entre los sexos. Lacan va a ubicar un doble
efecto de la puesta en juego del estatuto significante del falo (en tanto
se articula con el complejo de castración): por un lado le va a dar
realidad al sujeto en el significante fálico, pero por otro lado irrealiza
esas relaciones entre los sexos que han de significarse. Me parece que
esta irrealización de las relaciones entre los sexos es correlativa de un
déficit de real respecto de la significación del falo para dar cuenta del
sexo: lo real del mismo no entra en juego en la identificación sexual,
lo que más adelante se va a transformar en un problema para Lacan.
284 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR - Apéndice / 285

A esta altura la identificación sexuada responde a los ideales de misma se ha convertido. Es en tanto que la amenaza de castración no
cada sexo que reciben su vigencia de la demanda de amor, es decir la concierne realmente, que es posible una modificación en el goce
que el amor es situado en la vertiente de la demanda en su articula- de la mujer desde una “receptividad de abrazo” hasta una “sensibili-
ción con el sexo. dad de funda sobre el pene” (4).
En “Ideas directivas para un congreso sobre sexualidad femeni- La sexualidad femenina es caracterizada como el esfuerzo de un
na” ya es posible encontrar una pregunta acerca del alcance de la goce envuelto en su propia contigüidad, es decir un goce continuo,
dialéctica fálica para dar cuenta del goce en las mujeres, ubicando sin corte, no sujeto a la operación del significante. Este goce busca
allí un punto de real: Lacan se pregunta si la mediación fálica drena imitar e incluso superar al deseo masculino. Esto lleva a Lacan a
todo lo que puede manifestarse de pulsional en la mujer (2) y dice: definir en este texto a los hombres como “partidarios del deseo”, en
“Todo lo que es analizable es sexual, lo que no implica que todo lo tanto están sujetos a la castración, y a las mujeres como “apelantes
que sea sexual sea accesible al análisis” (*). En eso sexual inaccesible al del sexo” (5), en tanto buscan realizar ese otro goce ligado a lo real
análisis podemos ubicar lo real. del sexo que no está concernido por la castración.
En este texto Lacan plantea con fuerza que, mirando el asunto
del sexo del lado femenino, la operación edípica deja escapar lo más
propio del sexo. En la página 711 de este texto, Lacan va a decir que 2.
el complejo de castración supone la operación del Otro de la ley.
Pero este Otro de la ley no da cuenta de la otredad del sexo. Textual- Los seminarios que van del ’71 al ’72 ubican el centro del pro-
mente: “…la otredad del sexo se desnaturaliza por esta enajenación” blema del sexo en que éste es real. El problema, va a decir Lacan
(3). A diferencia del texto anterior, en el que Lacan tomaba la pers- en El saber del psicoanalista, es que no somos capaces de articular
pectiva del significante para dar cuenta de las posiciones sexuadas, la menor cosa en lalengua que tenga la más mínima relación con lo
aquí el nudo de la consideración de Lacan es el goce, lo que no deja real en lo concerniente a hombres y mujeres (6). La sexualidad está
lugar a dudas respecto de la alteridad absoluta entre hombres y mu- en el centro de lo que ocurre en el inconsciente, pero como falta, es
jeres. Ya no se trata sólo de ser o tener el falo, sino del problema del decir que en el lugar en que podría escribirse la relación sexual, se
goce femenino. Aquí Lacan hace notar que la amenaza de castración sustituyen los impasses que engendra el goce sexual. Estos impasses se
no concierne realmente a las mujeres, y que esto tiene consecuencias producen cuando el goce sexual aparece como un goce absoluto, lo
sobre su goce, goce que queda desdoblado, a diferencia del goce en que es un espejismo, ya que en realidad está consagrado a diferentes
el hombre. En este texto podemos ubicar cuatro observaciones que formas de fracaso (7). Pero lo interesante es que ese fracaso lleva a
hace Lacan respecto de la especificidadd del goce en las mujeres: El un impasse sólo si se busca en ese goce sexual un goce absoluto.
hombre sirve de relevo par que la mujer se convierta en Otro para sí En …ou pire Lacan va a decir que el problema es que el falo pasa
misma, como lo es para él: desdoblamiento del goce. engañosamente a lo real, ya que lo hace por intermedio del órgano,
El sujeto femenino está atrapado entre pura ausencia y pura sen- pero justamente al dejar de ser tal y revelar entonces estar fundado
sibilidad. La pura sensibilidad está ligada al goce del órgano fálico del en el significante (8). Este pasaje engañoso del falo a lo real abre una
partenaire, que es a la vez el significante de su deseo, y la pura ausencia hiancia, la hiancia de una indeterminación de la relación común al
es la relación que también mantiene con ese Otro ausente en que ella goce que tienen hombre y mujer. Es decir que en tanto lo que se
286 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR - Apéndice / 287

escribe es el falo, hay un real del goce que queda indeterminado. sin el amor. Es a partir de la suposición de saber en el amor que se
Esto va a llevar a Lacan a retomar la cuestión de que la esencia de arriba a una escritura en la que no se supone que el Otro sepa nada
la mujer no es la castración. Pero esta vez va a agregar algo: no es la de ese saber, ya que se ha operado una reducción del propio ser, con
castración, sino lo imposible como causa (clase del 12/1/’72 de … el que se ha hecho letra del Otro. (9) Este Otro es el Otro con que la
ou pire). Y eso ya plantea un comienzo de solución: él va a decir en mujer está intrínsecamente relacionada, ya que en la relación sexual
esta clase que es en tanto que la mujer está ligada esencialmente a lo ella es radicalmente Otra, está en el lugar de lo indecible respecto del
imposible como causa, que es posible un acceso a ella en su indeter- inconsciente. Y en este punto ese goce mismo es ubicado por Lacan
minación. Es decir que si lo que determina (en tanto hace posible como un límite, ya que el Otro es un agujero en lo real. Agujero
una escritura) es el falo, hay una indeterminación en cuanto al goce cuyo borde mismo funciona como límite, a condición de no fantas-
femenino, pero si se busca el acceso a lo femenino por el lado de lo matizarlo, de no abordar ese goce a partir del semblante fálico, ya
imposible como causa, y no de la castración edípica, esta acceso se que desde esa perspectiva el Otro goce se presenta como sin límite,
vuelve posible. Por eso Lacan va a escribir del lado femenino de las y precipita la angustia.
fórmulas de la sexuación el acceso de las mujeres a la castración a Respecto de esta cuestión del límite del lado femenino, encon-
partir de un real que es la inexistencia de una excepción, en el he- tramos el problema desplegado en L’etourdit, cuando Lacan se pre-
cho de que para ellas no corre la amenaza de castración proveniente gunta qué ocurre del lado de las mujeres en tanto nada existente
del padre edípico. funciona allí como límite. En este texto Lacan va a ubicar en el
Ese es el real propio de las mujeres, ese padre irrealizado, ese Otro cuantor de la inexistencia un “confín” (10). El confín es el término
ausente. Por eso para ellas Lacan va a hablar de un jouissabsence, goce/ que señala los límites de cada territorio, es el último término, el
ausencia. Pero va a aclarar que este goce está ligado con la esencia mis- último límite. El efecto de este confín es que produce un receso
ma de lo sexual, y va a decir (clase del 3/3’72 de El saber del psicoana- del goce propio de la feminidad, lo acota, le posibilita no hacerse
lista): “Este heteros en tanto que ausente, no es forzozamente privilegio presente como exceso superyoico. Este confín es el operado por la
del sexo femenino, es simplemente la indicación de lo que está en mi inexistencia de un padre que cause el Otro goce, es decir, por lo
grafo como S(A), lo que quiere decir: a partir del momento en que se imposible como causa. Es entonces la operación de poner en causa
trata de la relación sexual, el Otro está ausente”. Al no haber relación lo imposible del lado femenino la que posibilita que el Otro goce,
sexual, no se goza ni se es gozado sexualmente. S(A) quiere decir que ese goce que sobrepasa a la mujer, se divida alrededor del agujero
sólo se goza “mentalmente” del Otro. Pero el sexo, va a decir, es real; es real que es el sexo.
decir que cuando se trata del sexo se trata del Otro. Pero cuando este
Otro se presenta al sujeto, sólo lo hace en forma a-sexuada.
En el Seminario Aún Lacan va a desplegar una vertiente del amor 3.
que no es la vertiente narcisista y unificante, para plantear cómo es
la función de la escritura, de la letra/carta de amor, la que posibilita El estatuto de la inexistencia del lado femenino de las fórmulas de
una reducción del ser que permite la producción de un saber nuevo, la sexuación obliga a Lacan a buscar una especificidad de la función
no supuesto, no fantasmático, saber que bordea ese agujero en lo real del límite, distinta del límite fálico que es efecto de la operación sig-
que es el sexo como Otro. La producción de este saber no es posible nificante, de ahí el término “confín” que aparece en L’étourdit, o el
288 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR - Apéndice / 289

de “límite más allá de los lindes” que aparece en Televisión, términos prueba efectiva de que no hay Otro del Otro, y de este modo podrá
que parecen hacer presente algo del orden del límite del sin-límite. decir en el seminario sobre Joyce (clase del 9/12/’75) que es en el
Lacan está intentando situar una diferencia que en última instancia sínthoma que está soportado el Otro sexo.
es topológica, lo que lo va a llevar desde las fórmulas de la sexuación
hasta los nudos al final de Aún. 21 de mayo de 1998.
En sus últimos seminarios, Lacan va a continuar criticando la
vertiente narcicista del amor como única, en tanto no da cuenta de
lo que ocurre con el cuerpo como real, como Otro, cuando un hom-
bre y una mujer se encuentran. En la clase del 17/12/’74 de R.S.I.
va a decir: “¿Por qué Freud calificó de Uno al Eros, osando referirse
al mito del cuerpo unido? Otro cuerpo, por más que lo estrechemos
en nuestros brazos, no es más que el signo del más extremo embara-
zo. Hecho de experiencia, del que sin embargo Freud no se ha dado
cuenta. Sucede que chuponeamos ese cuerpo, pero ¿a qué nos puede
llevar eso? Aparte de hacerlo pedazos verdaderamente no se ve qué
se puede hacer con otro cuerpo. Esto justifica que, si buscamos con
qué puede estar bordeado este goce del Otro cuerpo en tanto que se-
guramente hace agujero, esto es la angustia” (11). La angustia vuelve
a ubicarse aquí en el borde de ese agujero real que es el goce del Otro
cuerpo, y es alrededor del borde de ese agujero que Lacan va a situar
la función de anudamiento del síntoma. Al tomar al amor en su ver-
tiente ligada a lo real, se vuelve posible en el análisis una operación
de escritura que consiste en una traducción: algo del inconsciente
puede traducirse por una letra (12), al escribirse esa letra pasamos
del plano de las identificaciones al de la identidad de sí a sí, la fuga
de sentido se detiene en esa letra que se ubica anudando el borde
de ese agujero real. Esto lleva a Lacan a ubicar al síntoma como ex-
sistencia al inconsciente (13), y es el mismo lugar topológico en que
encontramos a una mujer. De allí que Lacan diga que para quien
está estorbado por el falo, una mujer es un síntoma, que como tal es
la presencia efectiva de la inexistencia del goce del Otro como tal, es
un ejemplo manifiesto del agujero (14), va a decir Lacan.
De esta manera Lacan logra con el nudo lo que no pudo con las
fórmulas de la sexuación, al ubicar al Otro real mismo en el nudo, * Las itálicas son mías.
Referencias bibliográficas 5. La cara oscura del Otro

1. Lacan, Jacques. Escritos 2. Siglo veintiuno. “La significación del falo”,


p. 665.
2. Lacan, Jacques. Escritos 2. Siglo veintiuno. “Ideas directivas para un
congreso sobre sexualidad femenina”. P.709.
3. Idem. P. 710/711.
4. Idem 1, pág. 673.
5. Idem 2, pág. 714.
6. Lacan, Jacques. El saber del psicoanalista. Seminario inédito. Clase
del 2/12/1971. Según Lacan el amor es una enfermedad del sujeto supuesto sa-
7. Idem. Clase del 4/11/1971. ber. A aquél a quien le supongo el saber, lo amo. Pero se trata, sabe-
8. Lacan, Jacques. …o peor. Seminario inédito. Clase del 8/12/1971. mos, de una enfermedad necesaria para el psicoanálisis, que opera
9. Lacan, Jacques. Aún. El Seminario. Libro 20. Paidós. Pág. 118. con la transferencia.
10. Lacan, Jacques. L’etourdit. Scilicet 2/3. Pág. 23. ¿Qué ocurre con el amor en el análisis? Y dado que no hay liqui-
11. Lacan, Jacques. R.S.I. Seminario inédito. Clase del 17/12/1974. dación de la transferencia, pero sí fin de análisis, la pregunta sería
12. Idem. Clase del 21/1/1975. ¿cómo se cura el sujeto del amor en tanto es una enfermedad del
13. Idem. sujeto supuesto saber? ¿Qué estatuto darle al amor que queda como
14. Idem. resto de la experiencia analítica?

La faz de Dios.

El seminario Aún es una larga interrogación sobre el amor, y por


ello, lo es también sobre lo femenino. Ya que el Otro del que se trata
en el amor es el Otro en su punto de falla, ese punto en el que se sus-
pende la escritura, faltan las palabras, la relación sexual no se escribe:
“Aún es el nombre propio de esa falla de donde en el Otro parte la
demanda de amor” (1). En el amor el Otro muestra su otra cara, y a
partir de entonces sólo la topología podrá situarlo, de allí el recurso
a la misma al final del seminario. En este recorrido el pasaje por las
fórmulas de la sexuación se revela como la formalización necesaria
para arribar al nudo. En ellas el Otro se desdobla en dos lógicas, a
partir de la ex-sistencia del goce femenino. El problema es planteado
292 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR - Apéndice / 293

por Lacan del siguiente modo: “¿Y por qué no interpretar una faz del varones, ya que es también el campo de la histeria. En el amor neu-
Otro, la faz de Dios, como lo que tiene de soporte al goce femenino? rótico se trata entonces de un amor homosexual que habitualmente
Como todo eso se produce gracias al ser de la significancia, y como está sublimado. En ese punto no hay encuentro entre el amor y lo
ese ser no tiene más lugar que el lugar del Otro (...), se ve el estrabis- que sería el goce sexual si realmente estuviese ligado al Otro: “mien-
mo de lo que ocurre. Y como también se inscribe allí la función del tras el alma alme al alma, no hay sexo en el asunto”. (3)
padre por referirse a ella la castración, se ve que con eso no se hacen Efectivamente, no hay sexo, ya que en Lacan el sexo es el Otro
dos Dioses, aunque tampoco uno solo.” (2) como cuerpo, y es lo que el fantasma recubre vistiendo un objeto
Así el campo del amor, que es el de la experiencia analítica, de la pulsión. Así, el neurótico, si es varón, cree abordar el cuerpo
problematiza el lugar del Otro del significante instalado a par- de la mujer en el acto de amor, y en verdad sólo aborda ese objeto
tir de la asociación libre. Introduce la otra faz del Otro en lo de su fantasma. Si es mujer, buscará encarnar el Otro sexo según el
que ésta tiene de femenino, que se encarnará en la presencia del fantasma, el de ella o el de él, y así, hará de hombre, se “mismará”
analista. Y si bien no se trata de dos Otros, tampoco se trata de en el Otro, lo que equivale a decir que buscará ocupar ese lugar
uno solo, hay una relación entre estas dos caras del Otro. Efec- recurriendo a la identificación.
tivamente, se pasa de una a la otra por la función del padre que El resultado es a todas luces homosexual. Es el lado claro del
es la de la castración. Recordemos que el lado derecho de las fór- amor. Es la claridad, el brillo de la imagen narcisista que nutre a ese
mulas de la sexuación es impensable sin el izquierdo: para negar amor hecho de identificación. La trampa del amor neurótico es que
la existencia de un uno que diga no a la función fálica, es preciso busca darle consistencia de ser a esa falla en el Otro. Con la envol-
haberlo escrito antes. tura imaginaria que el fantasma hace del objeto a, tapona el agujero
El recorrido analítico sólo es pensable a partir del empuje de que lo conduciría al reverso del Otro del significante que es el Otro
este aún que como demanda parte de esa falta en el Otro, ¿cómo sexo. Es lo que a su manera ya planteaba Freud en Psicología de las
entender si no que alguien prosiga la experiencia más allá del be- masas y análisis del yo al ubicar el amor por la mujer como lo que
neficio terapéutico? Y ese punto de falla, que es el punto de fuga “irrumpe a través de las formaciones de masa” (4), es decir a través
del sentido, ese punto ciego del discurso se va ciñendo a través de las identificaciones. Lo interesante es que en ese mismo texto
de las vueltas de la palabra de amor del analizante. ¿Cuál es el Freud ubica a la neurosis ejerciendo sobre la masa “el mismo efecto
estatuto de ese amor? destructivo que el enamoramiento” (4).
Lo que equivale a decir que hay un aspecto de la neurosis, que
es el síntoma, que se produce como cuerpo extraño al fantasma, po-
El amor homosexual del neurótico. dríamos decir por fuera del alma. Cuerpo del síntoma que sólo por
el encuentro con un analista abrirá otro campo al amor. Es por esta
Lacan hará un juego de palabras, dirá que el neurótico alma, es vía que la neurosis de transferencia ya es una ruptura con el amor
decir, que ama con su alma, lo que es lo mismo que decir que ama homosexual, y es esto lo que lleva a Lacan en Televisión a definir a
con su fantasma. El alma es lo que le permite al ser que habla sopor- la transferencia como un nuevo amor. En efecto, por estructura,
tar lo intolerable de su mundo, y Lacan dirá que es con eso que se en el encuentro con un analista se produce el surgimiento del amor
hace la amistad, en ese campo fuerasexo, el que no es privativo de los heterosexual.
294 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR - Apéndice / 295

La ignorancia de Dios. Frente a esta falta de saber del Otro, Lacan va a proponer la
escritura del Uno. Este Uno que hace enjambre y que constituye al
¿Cuál es el estatuto del amor en el analizante? Se ha abierto esa sujeto, ¿cómo escribirlo?, ya que en un análisis de eso se trata. Y va
brecha en el Otro que es el síntoma, el velo del fantasma está desga- a decir que lo que hacen los matemáticos con las letras en la teoría
rrado. Por allí, la cara oscura del Otro se manifiesta de modo más o de conjuntos en la que la letra no designa sino que es el conjunto,
menos velado, más o menos opaco, más o menos angustiante, más implica “abordar el Uno de un modo que no tenía por qué ser intui-
o menos enigmático. Pero el efecto anamorfósico de la presencia tivo, fusional, amoroso” (7).
del analista está todo el tiempo ahí, inaugurando ese otro espacio, Este tipo de escritura posibilitaría una reducción del fantasma,
topológico, por el que el Otro no se cierra nunca en una completud reducción a la letra, en el campo del amor: “En la medida en que en
que permitiría ver su rostro. Si del lado del analizante ubicamos la lo escrito está en juego algo brutal, al tomar por unos todos los unos
demanda de amor “aún”, encontramos como correlato del lado del que se quiera, se revelan impases que, de suyo, son para nosotros un
analista el “no es eso”, adonde subrayo la negación del ser. acceso posible al ser, y una posible reducción de la función del ser
Pero queda el sujeto supuesto saber. Ese efecto por el cual se en el amor” (8).
supone que ese saber que hay en el Otro y que es “el inconsciente, Es en ese punto que la letra es atea, prescinde de Dios, es decir
el misterio de cuerpo que habla” (5), el Otro lo sabe. El sujeto es de que el Otro sepa. Y de este modo es el ser el que queda del lado
propuesto por Lacan como un efecto de esta lógica. Pasa a ser una de la muerte, siempre igual a sí mismo, mientras que la letra se
hipótesis, un supuesto a lo que habla a partir del momento en que ubica en una posición de reproducción, análoga al germen, ligada
se cree que el Otro sabe. Si el Otro sabe, se le supone un sujeto al a la vida, aunque sin desanudarse de la muerte, reproducción de un
saber. Pero si ese saber está en lo real, no hay Otro que lo sepa, lo saber siempre nuevo en tanto ha atravesado el fantasma del saber
que destituye al sujeto. Así, Lacan dirá: “Lo malo es que el Otro, el del Otro.
lugar, no sepa nada” (6) Pero esta operación de escritura que termina con la enfermedad
del Otro no es posible sin la enfermedad del sujeto supuesto saber:
se apoya en ella, y produce algo nuevo:
El ateísmo de la letra. “Marx y Lenin, Freud y Lacan no están apareados en el ser. Por
la letra que han encontrado en el otro, proceden en tanto seres de
Es en este punto en que se impone la evidencia de que el Otro saber, de dos en dos, en Otro supuesto. Lo nuevo de su saber, es que
no sabe que Lacan recurre a la escritura matemática. A esta altura no se supone que el Otro sepa nada de él. No desde luego, el ser que
para Lacan lo real es lalengua como enjambre de S1, y el incons- en él hace letra –pues en verdad ha hecho letra del Otro a costa suya,
ciente una habilidad, un saber-hacer con esos significantes. Pero que a costa de su ser” (9).
el Otro no sabe quiere decir que ese saber no diseña un mundo, Es en tanto Lacan lee a Freud en el campo del amor, que puede
no es ontológico, y además, que no hay alguien que lo sepa. Es allí equivocar su letra hasta situar un saber en el Otro que no supone
que entra en juego la mujer como aquella que está intrínsecamente que el Otro sepa de él. Esta operación implica un rechazo del ser
relacionada con el Otro a través de su goce, pero nada sabe de ello, y por ende, una destitución del sujeto, ya que ambos son comple-
salvo, a veces, que lo siente. mentarios.
296 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR - Apéndice / 297

La carta de amor. Referencias bibliográficas

El ser que hace presente esta cara oscura del amor es ese ser del 1. Lacan, Jacques. El seminario. Libro XX Aún. Ed. Paidós. Barcelona,
saber cada vez nuevo, que tiene poco del peso del ser que le da el 1985..Pág.12
fantasma al objeto. Es esa otra cara por la que “...el amor apunta al 2. Ibid. Pág.93.
ser, o sea, a lo que en el lenguaje es más esquivo: el ser que, por poco, 3. Ibid. Pág.102.
iba a ser, o el ser que, por ser, justamente sorprende” (10). 4. Freud, Sigmund. Psicología de las masas y análisis del Yo. En Obras
Si tal como plantea Lacan en la última clase del seminario sobre completas. Ed. Amorrortu. Tomo XVIII. Bs. As., 1997. Pág.134.
La angustia, el amor es lo que permite nombrar, cuando se nombra 5. Lacan, Jacques. Idem (1). Pág. 158.
al amado se atraviesa un umbral, es la repetición de ese nombre la 6. Ibid. Pág. 119.
que precipitará en la escritura. De este lado del amor Lacan no va 7. Ibid. Pág. 59.
a ubicar ya al sujeto (en tanto es supuesto), sino al hablante: esa 8. Ibid. Pág.63.
letra que se escribe en el análisis es la letra que dice del exilio de la 9. Ibid. Pág. 117.
relación sexual. 10. Ibid. Pág. 53.
¿Y el amor? Queda esa falla en el Otro, esa tachadura que no se
manifiesta ya como demanda, porque el Otro no sabe, que se mani-
fiesta más bien como abertura que se niega a cerrarse, como palabra
de amor que precipita en poesía siempre inacabada...aún.

30 de octubre de 1999
298 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO

6. Síntoma y sexuación

1.Los gadgets como falsas mujeres.

El malestar en la cultura y la sexuación son dos términos que


quedan directamente ligados a partir de Freud. En su texto sobre
el malestar en la cultura, Freud va a decir que, más allá del pro-
blema que implica la represión de la pulsión por el ideal, hay algo
inherente a la propia esencia de la función sexual que nos priva de
satisfacción completa, agregando que no hay amor simple y natural
entre dos seres humanos.
Lacan va a decir que la relación sexual no existe, que entre el
hombre y la mujer la cosa no anda, y que es incluso eso lo que lo
condujo al psicoanálisis. Que en el saber humano no esté programa-
da la relación entre los sexos hace que la sexuación sea sintomática
por estructura.
Esto es algo que Lacan sitúa en su seminario sobre el sínto-
ma, al referirse a Exiliados, la obra de teatro de Joyce. Lacan va a
plantear que ese texto es la aproximación de lo que es para Joyce
el síntoma hecho de la carencia propia de la relación sexual. Y
que esa carencia debe tomar alguna forma, que es lo que anuda
a Joyce con Nora. Y dice: “se traduce Los exiliados, mientras que
eso quiere decir también Los exilios. Exilio, no puede haber me-
jor término para expresar la no-relación. La no-relación, es que
no hay ninguna razón para que él tenga a una mujer entre otras
como su mujer”(1).
300 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR - Apéndice / 301

Podemos encontrar la formulación de este problema en este diá- esa pregunta acerca de la elección del partenaire, ampliamente
logo entre Robert y Richard: formulada en la literatura y en la clínica modernas. La joven ho-
mosexual, Dora, el Hombre de las Ratas, podrían situarse como
“Robert: -Para mí, lo más natural es besar a la mujer que me sujetos modernos cuya pregunta gira alrededor de la elección del
gusta.¿Por qué no? Es lo más hermoso. partenaire sexual.
Richard (jugando con el almohadón del sofá): -¿Tú besas todo ¿Cómo situar a la sexuación en el malestar actual de la cultura?
lo que te parece hermoso? Seguimos tan privados de satisfacción completa como en la época de
Robert: -Todo...lo que puede ser besado. (Coge una piedra apla- Freud. Pero parece que en esta época la inexistencia de relación sexual
nada que hay sobre la mesa). Esta piedra por ejemplo. Es tan no es una novedad. Esta época parece saber que la relación sexual no
fresca, tan pulida y tan delicada como la sien de una mujer. Es existe, lo grita en todos sus productos. Quizás la publicidad sería el
silenciosa, soporta nuestra pasión y es bella (la aprieta contra sus máximo exponente de ese saber que la relación sexual no existe, pro-
labios) y por eso la beso, porque es bella. ¿Y qué es una mujer? poniendo que entonces lo que queda es el goce de los gadgets como
Una obra de la naturaleza, como una piedra, como una flor o multipliación de presentaciones del objeto listo para consumir, como
como un pájaro. Un beso es un acto de homenaje. una falsa mujer, dirá Lacan en La Tercera.
Richard: -Es un acto de unión entre un hombre y una mujer. Y Tal es el caso de un joven que consulta luego de un accidente de
si a menudo nos vemos impulsados al deseo a través de la belleza, moto, llorando por haber perdido el objeto más amado: su moto. La
¿podemos decir que lo que nosotros deseamos es lo bello? moto es lo máximo, es la gloria, es todo, es amor, no es algo sexual. Para
Robert: -(Apretando la piedra contra su frente) Si me haces pen- eso tiene a la novia, con quien acordó desde el comienzo de la relación
sar, voy a tener dolor de cabeza. No puedo pensar. Me siento de- que ella estaba en segundo lugar respecto de la moto. Efectivamente, la
masiado natural, demasiado vulgar. Después de todo ¿qué es lo moto era su mujer, su falsa mujer.
más atractivo incluso en la más hermosa mujer? Por esta vía podría pensarse que saber que la relación sexual no
Richard: -¿Qué? existe produce un desplazamiento del síntoma desde la elección
Robert: -No esas cualidades que la distinguen de las otras, sino sexual hacia otro tipo de elecciones, ligadas a los objetos de consu-
los atributos que tiene en común con las demás. Me refiero...a mo. Estos objetos, hechos a la medida de la falta-en-gozar, posibi-
lo más común. (Dándole la vuelta a la piedra, se la aplica contra litan un cortocircuito de lo simbólico, empalmando directamente
la frente por la otra cara). Estoy hablando del calor que despide imaginario y real. Es el saber-hacer de la técnica. ¿No es cada vez más
cuando es abrazada, del movimiento de su sangre, de la rapidez frecuente en nuestra práctica que la pregunta de un analizante caiga
con que su digestión transforma lo que come en...eso que no tie- ante la posiblidad de comprar una nueva computadora , un nuevo
ne nombre (Sonriendo). Hoy estoy muy ordinario. ¿Has pensado auto, o hacerse una cirugía estética completa, etc.? No se trata de
alguna vez en ello? negar el caso por caso, sino de articular la relación íntima de la
Richard: -(Secamente). Un hombre que ha vivido nueve años neurosis como pregunta, la sexuación como vertiente que toma esta
con una mujer piensa muchas cosas.”(2) pregunta con la histerización del sujeto en el análisis, y las condicio-
nes de la cultura actual.
La lucidez de Joyce pone palabras a una pregunta moderna, El malestar actual ¿produce neuróticos?
302 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR - Apéndice / 303

2. El reino del no-todo. Así, podría decirse que este reino del no-todo es un régimen
propicio para el deseo que no se soporta en el ideal, tanto como para
En su seminario sobre El Otro que no existe y sus comités de ética, el goce que no transgrede las leyes del mercado. El goce que hace
J. A.Miller y E.Laurent plantean como hipótesis la feminización de síntoma es el que tansgrede las leyes del mercado.
la cultura actual. La caída de los ideales, la delinación de la función En el caso de la caída de esta compañía japonesa, encontramos el
paterna, producen como efecto un saber acerca de la inexistencia del síntoma en ese exceso, en esa gula del capitalista que lo lleva a tener
Otro, cuya consecuencia es la multiplicación de las referencias del una deuda ilegal que finalmente provoca su caída. Ese goce que trans-
goce. El goce se vuelve disperso, ya que hay dificultad para locali- grede la regla de transparencia del mercado. También están el goce de
zarlo a partir del Otro. la corrupción, el goce mafioso, el goce de matar, etc., goces que no
Al declinar la funcion paterna va desapareciendo el lugar de la están contemplados en las leyes de mercado, y que hacen síntoma.
excepción, que funda el lado macho, el lado izquierdo de las fórmulas Quiero leerles lo que dice uno de los empleados de esa compa-
de la sexuación. ñía que quebró, en la misma nota de Clarín: “Vi a mi presidente
La inexistencia del Otro es correlativa de la inexistencia de la ex- llorando en la T.V. Eso nos perturbó a mí y a mi mujer. Pero las
cepción, fundante del lado femenino, derecho, de las fórmulas de la lágrimas no bastan. Su disculpa no resuelve nada. ¿Dijo algo sobre
sexuación. Estaríamos entonces viviendo en el reino del no-todo. El nuestro futuro? No. Nada. ¿Cómo voy a encontrar trabajo en el
empuje a un goce sin padre promocionaría la ruptura con el goce fáli- mundo de las finanzas para mantener a a mi familia? Tengo dos hi-
co, tal como puede encontrarse en ciertos casos de toxicomanía. Pero jos pequeños”(4) En este caso el síntoma es creer en el Otro, en un
podría decirse que el modelo de este orden no-todo es el mercado mundo regido por la inexistencia del Otro. El Otro debería hacerse
mismo, que, a diferencia de las instituciones, prescinde de nombres cargo de su futuro, de sus hijos pequeños, etc. En cambio lo que
propios y no sabe de la excepción. Tenemos el ejemplo reciente del hace es llorar. No hay un estado protector que de subsidios, etc.
derrumbe del impero Yamaichi en el Japón. Algunos creían que era Está el caso de un paciente que es gerente en una empresa que
imposible que el estado japonés permitiera su caída por una cuestión sabe fehacientemente que está en las últimas desde hace tiempo. Lo
de prestigio. Pero el mercado es màs fuerte que los estados, el imperio llaman de otras empresas, pero no se va, porque siente que esa em-
Yamaichi cayó, se habla del fin del milagro asiático. presa es como una familia, otros abandonan el barco antes de que
No hay más excepción asiática. se hunda, él no puede irse, pero de todos modos la familia se des-
En una nota del suplemento económico del Clarín, el correspon- membra...lo que lo lleva al análisis. Aquí también nos encontamos
sal en Tokio daba la siguiente explicación del fenómeno: “Hasta ahora con un goce no contemplado por las leyes del mercado, un goce que
Japón fue durante mucho tiempo un país localista en la sociedad inter- hace síntoma porque se pone en cruz con el real del mercado, instala
nacional a pesar de su condición de super-potencia económica. Todo lo que no anda, dice “pero no es eso”.
era local, lejos de las pautas internacionales. Eso significa que la gente
depende una de otra en una sociedad cerrada con un idioma que se
habla solamente en Japón (...) Van a tener que despedirse del sistema 3. El síntoma en femenino.
para convertirse en ciudadanos de la aldea global”(3).
Nada de excepción japonesa. En el caso del joven de la moto, él amaba esa moto, me traía fo-
304 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR - Apéndice / 305

tos de cómo era antes del accidente, no soportaba ese automatismo palme en el síntoma, que lo aleja del saber-hacer perverso con el
del capitalismo por el cual todos los objetos se vuelven fácilmente goce. En la clase del 13/1/1976 del seminario sobre Joyce, Lacan va
descartables, fácilmente reemplazables. Si el capitalismo forcluye a decir que en el análisis hacemos un empalme entre lo imaginario
el amor en ese automatismo, en este caso, éste retorna en lo real y lo simbólico para obtener un sentido. Y que cuando hacemos ese
del síntoma. Si tomamos la definición de síntoma que da Lacan en empalme, al mismo tiempo hacemos otro entre el síntoma y lo real
su seminario sobre Joyce al escribirlo con h, como el “pero no es parásito del goce. La distancia que introduce este doble empalme
eso”(4), el sentido del síntoma se vuelve real, ya que se reduce a ser sitúa al síntoma como diferencia absoluta en el nudo.
tan sólo el que da la orientación del nudo. El saber hacer allí con el síntoma daría cuenta de un saber hacer
Y por esta misma operación que realiza Lacan con el síntoma, que se pondría en juego cada vez, un saber hacer singular, ligado
la sexuación también se vuelve real. Ya no queda reducida, como lo al azar de la contingencia, y que sólo tomaría su garantía de esa
estaba a la altura de las fórmulas de la sexuación, a los dos modos de distancia del síntoma que se ha introducido en el análisis. Para la
inscribirse en lo simbólico a partir de la función fálica, sino que el técnica, en cambio, tal como plantean J.A.Miller y E.Laurent en el
Otro sexo pasa a estar soportado en el síntoma mismo como real (5). seminario sobre El Otro que no existe..., se trata de un saber-hacer
El síntoma como la falla del goce fálico en hacer uno, pasa a ser universal, de manual, ligado a la repetición, que funciona para to-
él mismo presencia del Otro sexo en lo real. Con esta conceptuali- dos. Ese es el saber-hacer que sabe el capitalismo actual, como efecto
zación del síntoma Lacan llega a una nueva formulación del fin de de su asociación con el discurso de la ciencia.
análisis, y podríamos preguntarnos si no llega también a una nueva Basta con que lo singular de un sujeto se rebele ante este estado
posibilidad para el psicoanálisis de confrontación con el llamado de cosas, para que surja un síntoma como “pero no es eso”, como
discurso capitalista. objeción al universal propuesto al consumo. Entonces, para que siga
En el seminario L’ insu... Lacan va a decir que el fin del análisis, habiendo neuróticos quizás no alcanza con decir desde el psicoaná-
es saber hacer allí con el síntoma. El análisis consistiría en iden- lisis que la relación sexual no existe, quizás es necesario agregar que
tificarse a su síntoma “tomando sus garantías de una especie de el síntoma existe necesariamente, y no sólo a pesar de, sino también
distancia”(6). Esta distancia me parece que es la que encontramos como efecto del capitalismo.
entre el síntoma para el psicoanálisis y el síntoma para el capitalis-
mo. Es en la medida en que el psicoanálisis toma al síntoma efecti- Publicado en Lecturas de lo nuevo. Tres Haches. Buenos Aires, 2001.
vamente como soporte del Otro sexo, como un asunto atinente a la
sexuación, incluso dirá Lacan, como una mujer, es porque lo toma
así que puede plantear como salida para el mismo el saber hacer allí.
En la clase recién mencionada Lacan va a decir que el saber hacer
allí implica que el síntoma puede ser el partenaire sexual -que el
síntoma tomado en este sentido, es lo que se conoce mejor. Cono-
cer su síntoma, va a decir Lacan, quiere decir saber hacer con, saber
desembrollarlo, manipularlo.
Por eso el psicoanálisis introduce una distancia, un doble em-
Referencias bibliográficas 7. Anorexia y toxicomanía:
cuando el sexo falla el nombre
1. Lacan, Jacques. El seminario. Joyce el síntoma. Inédito. Clase del
13/1/1976.
2. Joyce, James. Exiliados. Colección de literatura universal Bruguera.
Barcelona, 1981. Págs. 54 y 55
3. Diario El Clarín.
4. Lacan, Jacques. El seminario. Joyce el síntoma. Inédito. Clase del
18/11/1975
5. Ibid. Clase del 12/2/1976.
6. Lacan, Jacques. El seminario. L’ insu que sait de l’ une bévue s’ aille a
1. Por el lado de los hombres.
mourre. Clase del 16/11/1976.

Roque tiene diecinueve años y hace dos meses que no consume


droga cuando viene a verme. Desde los quince años ha consumido
marihuana y cocaína. Camina con dificultad, tiene que operarse la
rodilla porque se le “rompieron los ligamentos” caminando. Ha tenido
operaciones anteriores en la rodilla, la primera de las cuales le “cortó”
una incipiente y prometedora carrera como futbolista; fue en ese mo-
mento que inició su relación con la droga. Roque me aclara que desde
niño ha tenido problemas en las piernas, a los tres años le tuvieron que
hacer un injerto en un pie que se agarró con el ascensor, estando en
compañía de su madre. De golpe, a los diez años se vio interrumpida
su relación con su padre dado que a éste se le cortó abruptamente su
carrera militar y debió poner un negocio que hizo que por años no
estuviera casi nunca en su casa. A partir de ese momento comenzó a
huir, esquivar las situaciones que se le presentaban, se fue encerrando.
Quedó “desconectado”.
Roque tuvo dos novias. Ambas relaciones comenzaron mientras
él se drogaba, ya que sólo en ese estado se animaba a abordar a una
mujer. Ambas terminaron de la misma manera: en el momento en
que tiene que hacerse una operación de rodilla, y que él deja de dro-
garse. Con la última novia cortaron pero siguen dependiendo uno
del otro, era una relación asfixiante que no se termina de terminar.
En una de las primeras entrevistas Roque me dice que sus únicos
308 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR / 309

momentos de felicidad son cuando a veces por la calle se pone a con su deseo masculino, el que, tal como es definido por Lacan en
jugar a la pelota con un nene. Le digo “como un nene”. Él dice “Yo Observación sobre el informe de Daniel Lagache, encuentra a su sopor-
siempre fui mamero, me costaba soltarme. Como cuando los bebés te en el semblante fálico, para adquirir la forma fetichista: Φ(a). Es
caminan agarrados de los padres, cuando se quieren soltar sienten justamente este semblante fálico, el que se encuentra problematiza-
que se caen. Como ahora que necesito que me ayuden a caminar”. do en su constitución: Roque huye, esquiva toda la situación que lo
Después de esta entrevista Roque le dice a la ex -novia que se cansó comprometa de algún modo, ya que se encuentra sin recursos para
de intentar recuperarla. Que si cortaron se perdieron uno al otro. Y enfrentarla. Efectivamente su encierro y su aislamiento implican en
tiene un lapsus: “Yo me apoyé mucho en ella cuando tomé la decisión sus propias palabras una “desconexión”. Los años anteriores al inicio
que no quería dejar de drogarme más”, en lugar de “quería dejar de de su consumo, a partir de los diez años, Roque queda desconectado
drogarme”. Al señalarle el lapsus dice: “parece como que ella también del Otro. En ese momento parece interrumpirse, junto con la carrera
fuera una droga”. “A mí nunca me gustó casarme, quería siempre ser del padre, la transmisión simbólica del falo. A partir de ese momen-
soltero. Siempre admiré a un vecino mío que es soltero y está de novio to Roque se verá arrojado a las marcas traumáticas del no-deseo del
hace mil años. El dice que no se casó para cuidar a la madre” Yo le Otro, a su ser de desecho caído de deseo del Otro: retroactivamente
digo: “para qué, si está casado con la madre”. sus operaciones de rodillas, que le cortan su carrera como le había
A la entrevista siguiente habla de una infidelidad del padre de la ocurrido al padre, se inscriben en una serie inaugurada en el accidente
que se enteró a los diez años: “Nunca lo encaré, hay veces que tenía de los tres años, escena especular con la madre en la que la castración
ganas de decirle que es una basura, que nos estaba usando a todos, faltante en lo simbólico viene a inscribirse como castración imagina-
más que nada a mi mamá”. Le digo: “vos, de lado de tu mamá”. ria en lo real del cuerpo. Ese momento en el que, junto con su pie, su
Continúa: “y… si está cagando a mi mamá me está cagando a mí. deseo queda agarrado, enganchado a la madre. Es en esta línea que se
Yo a las chicas les decía: yo para estar con otra mujer tiene que ser inscriben esos sueños con los que se inaugura la conexión del sujeto
mejor que vos, no voy a poner en juego mi relación con vos por una con la Otra escena en los que la lógica de la cura sigue indefectible-
calentura. Qué boludo ¿no? Porque después ella me dejó. Creo que mente los pasos de la estructura: efectivamente es el padre muerto
ella sí me cagó. No puede ser que esté diciendo esto”. como función simbólica el que posibilita que a su vez se constituya
En la entrevista siguiente hablará de las condiciones que rodea- el sujeto como negatividad o falta, surgiendo como deseo de muerte,
ron su concepción: los padres no se hablaban debido a una infide- pero a que el cuerpo En efecto, Roque ha comenzado a esbozar algo
lidad del padre: “Yo caí del cielo. No me quisieron tener. Llegué que no queda encerrado en el círculo de la fantasmática con la muer-
enseguida que mi hermana. Me tuvieron que sacar antes de tiempo te, y que introduce la cuestión del sexo: su deseo de hablar rompe con
porque a mi mamá se le abría la cicatriz. Caí”. Y agregará que por el silencio que rodeó su nacimiento, ese deseo femenino silenciado en
primera vez ha soñado, primero que moría el padre, y luego que la madre, esa mujer que podría haber en la madre es silenciada por
él mismo moría a causa de la droga: “Estaba en el cajón, veía a mi este imprevisto embarazo frente a la desviación del deseo delo marido
familia y a mis amigos, y a gente que no me conocía. Yo les quería hacia otra mujer. Con la droga Roque se encierra en ese goce del silen-
hablar”. cio materno, desconectado del Otro, huyendo, esquivando poner en
Lo que me interesa situar en este caso es la manera en que la droga juego el semblante para operar con el deseo. Punto de identificación
encuentra su ubicación en relación con las dificultados de este sujeto con la madre que es equivocado primero por el lapsus en el que su no-
310 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR / 311

via se sustituye a la droga, y luego por su diatriba contra la infidelidad que peor reaccionó fui yo. Mi papá llorando se arrodilló y me pidió
del padre que termina en un perplejo: “no puede ser que esté diciendo que lo perdonara. Mi mamá se abocó totalmente a nosotros y como
esto”, allí donde la barra del falo reinstala la división subjetiva en el mujer, desapareció. Yo a mi papá le dije: “vos no podes hacerle esto
acto mismo de enunciación. a mamá. Debe ser una de las personas más buenas que hay””. Yo le
digo: “Buena… buena… me suena”, y corto la entrevista.
Viene a la entrevista siguiente diciendo: “Me parece que yo estoy
Por el lado de las mujeres. enojada con mi papá no por lo que le hizo a mi vieja sino porque
es tan boludo”. Está angustiada porque se olvidó el maquillaje en el
Sofía, de veintinueve años, lleva adelante una exitosa carrera trabajo. Ella no puede salir a la esquina sin maquillaje. Dice: “parece
profesional trabajando con los números, rasgo transmitido por el que estuviera pintada, como que sin pintura no existo, como con la
padre, a quien define como alguien que “está pintado”. Sofía siente ropa de marca”. Al irse se deja una latita de chicles en la que había
“pozos de angustia”, “vacíos”, el sentimiento de que “está todo mal”. guardado los cigarrillos. A la entrevista siguiente dice: “Yo dejando
Se ve fea, gorda, se obsesiona con la comida. Hace un ayuno casi mis objetos infantiles, como esa latita. Tengo muchos rasgos infan-
completo, cuenta las calorías de lo poco que come. No quiere salir tiles. Por algo siempre salgo con chicos tan chicos. Para divertir-
de la casa ni que la vea la gente. Sale vestida con ropa que le tapa me tengo que hacer un esfuerzo y me sale infantil. Para pedir algo
completamente el cuerpo. Toda la ropa que usa debe ser de marcas también. Pero sobre todo cuando hay varones que te miran, que te
exclusivas, si no se siente desnuda. pueden llegar a decir algo del cuerpo… ahí quisiera desaparecer”.
Sofía se reprocha no lograr hacerse amar por los hombres, siem- En Sofía el recurso a la imagen del cuerpo revela un rechazo al
pre bastante menores, con los que sale. Estos le proponen relaciones semblante, es decir, a aquello que posibilita que lo imaginario del
esporádicas, sin compromisos. Salen con otras mientras lo hacen cuerpo incluya la castración, barrando esa alteridad radical que es
con ella, para terminar dejándola al comprometerse en una relación la femineidad corporal. Según la fórmula del deseo femenino que
con otra. Siempre se despiden de ella diciéndole que es muy bue- da Lacan en el texto ya mencionado: A/(ᵠ), esto posibilitaría a Sofía
na. atrapar ese falo que ella vislumbra en el cuerpo de los hombres, pero
En una entrevista tiene un lapsus: “Cuando voy a X (su ciudad que se le escapa todo el tiempo, dejando vacío ese paréntesis que es
natal, a visitar a su familia), me siento más fea, peor, como todo lo donde se hacen presentes sus “pozos de angustia”. El control yoico
que no hay… (se corrige) todo lo que hay”. Le digo: “la comida en de la alimentación no es suficiente para que la imagen la complete
el lugar de lo que no hay”. Ella continúa: “nunca me gustó la carne, narcisísticamente: Sofía se ve fea, gorda, necesita taparse, esconder-
me daba asco. Nunca fui a la playa o a una pileta, nunca quise usar se. La feminidad corporal se hace presente como carne, ese exceso
traje de baño”. Le digo: “no mostrar la carne”. Un tanto sorprendida que ella rechaza. La compulsión de comer cuando visita a su familia
dice: “Nunca lo había pensado, pero mi mamá nunca se maquilló, es un signo de ese rechazo, allí donde lo femenino se hace presente
siempre se vistió toda tapada con ropa fea y vieja, jamás la vi en como faltante en el goce materno.
traje de baño”. En la entrevista siguiente relata una situación en su Es interesante cómo el recurso a la imagen, a diferencia de la
adolescencia en la cual llama a la casa una mujer con la que el padre contabilidad, es un recurso fallido al padre, a ese padre “pintado”,
tenía una relación. Dice: “Para mí fue una desilusión terrible. La ese padre humillado que resigna su virilidad en la escena en a que se
312 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR / 313

arrodilla ante Sofía. El maquillaje y la ropa de marca componen una sólo por el amor que el sujeto puede llegar a nombrarse como hom-
imagen que, si bien distinguen a Sofía de la madre que ha perdido bre o mujer. Efectivamente, en la clase del 20/1/71 de su seminario,
todo interés por su cuerpo, es una imagen que no está agujereada Lacan dirá que la identificación sexual no consiste en creerse hom-
por la función simbólica de la castración, imagen que escapa a la bre o mujer, sino en tener en cuenta que hay mujeres para el varón,
función del velo. Es de esa imagen que Sofía comienza a despren- y para la mujer, tener en cuenta que hay varones.
derse al poder diferenciarse de la mirada materna en su enojo con Lacan definirá al sexo en El despertar de la primavera como un agu-
su padre. jero en lo real. Es este agujero en lo real el que hace fallar a la anorexia
y la toxicomanía como nominaciones, ya que si “nombrar algo es un
llamado” (Seminario Nº18, clase de junio de 1971), la cuestión de la
Cuando el sexo falla el nombre. que se trata es qué responde. El falo no habla pero da que hablar, hace
hablar, y entonces vuelve posible arribar a lo real del sexo a partir de la
Podemos definir a la anorexia y la toxicomanía como nomina- elaboración del semblante. Cuando responde a la droga o la imagen,
ciones por las cuales el sujeto, estando suspendida su relación con estamos en el reino del silencio de muerte.
el falo simbólico, recurre en un caso a una imagen ideal, en el otro En la clase del 20/1/71 del Seminario que seguimos, Lacan dirá
a una sustancia a consumir como suplencias fallidas de lo que el que la mujer es para el hombre la hora de la verdad en tanto hace
significante fálico posibilita nombrar en cuanto a la sexuación. Es presente lo que hay de semblante en el goce. Y al hombre le es nece-
la vertiente que he intentado recortar en los casos de Sofía y Roque. sario responder en este encuentro con su semblante “bien puesto”,
La falla de estos nombres consiste en que eluden la dimensión del podríamos decir. Roque no podía abordar a las mujeres si no esta-
semblante, en eso no logran suplir al falo. Tal como plantea Lacan ba drogado porque estaba desconectado del semblante. Y es en esa
en el seminario De un discurso que no sería del semblante, el falo es el línea que podemos ubicar su idealización del vecino soltero. En El
goce sexual en tanto está coordinado al semblante. hueso de un análisis Millar definirá al soltero como quien pretende
Ahora bien, siguiendo a Jacques-Alain Miller en El hueso de un prescindir del Otro con el goce del Uno. La ambición imposible
análisis, podemos plantear que el falo se localiza de manera diferen- del toxicómano es hacer uno sin el falo, siendo soltero hasta del
te en hombres y mujeres, en los varones lo podemos ubicar como falo. Con el falo también es imposible hacer Uno, pero eso ya es el
ese punto exterior al cuerpo, hétero, que llegado el caso puede ser síntoma. Porque efectivamente el falo es también el Otro: “El falo
sustituido por la droga. En las mujeres podemos ubicar la alteridad es el órgano en tanto es el goce femenino” (Seminario Nº18, clase
del falo en el cuerpo propio, el cuerpo femenino falicizado o feti- del 17/2/71).
chizado, no-todo, puede, ocasionalmente, verse sustituido por la En este punto en que se prescinde del semblante fálico, que se
imagen. cuela al goce materno, cuya interdicción se suspende, es lo que en
¿Qué implica este esquivamiento del semblante? Que en ese los casos de Roque y Sofía se presenta como lo infantil. Cito a La-
nombre no quedan articuladas la castración y la verdad, que ca- can (Seminario Nº18, clase del 17/3/71): “Al goce sexual su propia
racterizan al semblante, tal como lo plantea Lacan en el seminario estructura lo priva de la prohibición que alcanza al goce dirigido al
mencionado. Esto problematiza la posibilidad del amor, ya que éste cuerpo propio, es decir muy precisamente el punto de artista y de
se define por el don de una falta que implica la castración. Pero es frontera adonde confina con el goce mortal. Y no alcanza la dimen-
314 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR - Apéndice / 315

sión de lo sexual más que al llevar la interdicción al cuerpo de donde


Referencias bibliográficas
sale el propio cuerpo, a saber el cuerpo de la madre”.
Lo que Sofía evitaba con su refugio en lo infantil, era la mirada
deseante de los hombres, lo que la excluía de la ley sexual, ya que, tal
como plantea en Lacan (Seminario Nº18, clase del 17/2/71), una
mujer sólo puede insertarse en la ley que suple la relación sexual por
intermedio del deseo del hombre. En efecto, el propio cuerpo en las
mujeres sólo alcanza el estatuto del falo o fetiche para el deseo de un
hombre, es desde el deseo de un hombre que ese Otro que es el cuer-
po femenino se desdobla: por un lado es el falo, por el otro, se vuelve
el lugar vacío de La mujer. Es en esa vertiente que Lacan ubicará en
El despertar de la primavera la función de la máscara en el vacío de La
Mujer. Cuando Sofía se desprende de la fijeza de su imagen congela-
da, puede su cuerpo volverse máscara o velo, y esto no se produce sin
la función de la palabra. También en Roque el pasaje de la sustancia
pura que es la droga a la sustancia fálica, implica ese deseo de hablar
que se representa en el sueño.

Este texto fue publicado en el libro Sexuación y semblantes: ¿mujeres anoréxi-


cas, hombres toxicómanos? Plural. La Paz, 2002.
316 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO

8. Efectos clínicos de la forclusión de la castración

Comienzo este trabajo con un fragmento de la letra de una canción


de la banda musical Bersuit Vergarabat, con el fin de comenzar a situar el
campo clínico que me interesa abordar hoy.
Me serviré para ese fin de varias letras de canciones de esta banda, ya
que encuentro en ellas una verdadera clínica poética de la época, tal como
se manifiesta en este singular lugar del mundo.

Y abatidos van los dos


sin creencia o religión
(...)un retorno eterno
al vacío, vacíos. (1)

Comienzo entonces ubicando el vacío en el centro del campo clínico ac-


tual, un vacío que no es otro que aquél que genera el discurso del capitalismo
al forcluir la castración, tal como señala Lacan en su seminario de 1972: (2)

S1 S2 $ S2
$ // a S1 a
(3)
Discurso del amo antiguo Discurso del capitalismo

Al distribuirse las flechas de un modo que da lugar a un circuito circu-


lar, se saltea la doble barra de la imposibilidad, lugar de la castración en el
discurso del amo, la consecuencia es que el sujeto gira en vacío.
318 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR - Apéndice / 319

En el título de esta canción, llamada “Desconexión sideral”, podemos que dio lugar al discurso del capitalista. (7) La mutación es un cambio que
adivinar un efecto clínico de la forclusión de la castración, que es la desco- aparece bruscamente en un ejemplar de una especie, y que se transmite por
nexión del inconsciente. El eterno retorno al vacío que señala como conse- herencia. ¿En qué consiste entonces la mutación de la que somos producto?
cuencia de la inexistencia de creencia o religión indica otro efecto clínico: Se trata del advenimiento de un sujeto, no ya del inconsciente, dividi-
el abatimiento. do entre dos significantes, sino del goce, dividido por la falta-en-gozar, por
la carencia misma de un goce pleno, siempre a la búsqueda de un nuevo
gadget que lo colme. Las expresiones de lalengua actual dan cuenta cabal
La depresión generalizada. de esta mutación: nos ponemos las pilas, nos desenchufamos, nos caen las
fichas, hacemos un click.
La extensión de la depresión en nuestra época obliga a considerar que La letra con la que inauguré este apartado ubica con precisión este
nos encontramos ante una caída del deseo a escala masiva. La tristeza es movimiento que va desde las andanzas del sujeto del inconsciente, abierto
un afecto que Lacan, siguiendo a Spinoza, propone en Televisión como el a la contingencia del lapsus, al refugio en una ausencia de acontecimiento
correlato de una cobardía moral (4). ¿Qué provoca la extensión de este garantizada por la PC: los sueños pueden corregirse.
fenómeno en nuestra época? Efectivamente, se trata de un nuevo sujeto, ya que es capaz de gozar
Lacan plantea en 1967 que en la posguerra surge una nueva posición sub- virtualmente, en un desenganche de lo real que vuelve posible una expe-
jetiva: el niño generalizado. (5) Es el momento de surgimiento de la indus- riencia, incluso sexual, que escapa a la contingencia del encuentro corpo-
tria del entretenimiento como respuesta denegatoria al horror de la Segunda ral, encuentro del que debe mantenerse a distancia el sujeto eficiente de la
Guerra. Se trata de un momento de renuncia del sujeto a la responsabilidad actualidad, que no debe perder tiempo en los enredos del amor.
por el propio deseo, que encuentra su refugio en una posición infantil que Este desenganche de lo real no deja de afectar al discurso: en el discurso
permanece hasta hoy. El saldo de esta operación es una disolución de la an- del capitalista vemos cómo la flecha que en el discurso del amo va desde la
gustia (afecto que mantiene un estatuto ético) en sus variantes topológicas verdad hacia el agente se invierte: ahora es el sujeto quien comanda sus S1.
“cobardes”: la depresión, el aburrimiento, las impulsiones, los ataques de
pánico, el recurso al consumo de sustancias, el refugio en la imagen, etc.
La increencia en el síntoma.

La mutación del discurso. Toma toma coca coca.


Y cada vez está más roca.
Y no hay más andanzas, se la pasa tecleando, Huele, huele, y más le duele
A ver si raja por el monitor. No creer en otra cosa. (8)
Nada pasó: los sueños se corrigen.
Y hoy viaja por la PC, detrás de la libertad.(6) Esta letra de una canción que no por casualidad se llama La calavera,
sitúa la increencia como el dolor propio de la época. Podría decirse que el
En su seminario El reverso del psicoanálisis, Lacan propone al sujeto actual dolor de la increencia es un dolor inhumano, a diferencia del dolor que
como un producto de una mutación surgida en el discurso del amo antiguo, pueden provocar las creencias.
320 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR - Apéndice / 321

Las letras de Bersuit Vergarabat muchas veces ubican el recurso a ilusiones te el recurso a la práctica de goce, aún fallido, en su lugar:
ofertadas tanto por las actuales versiones degradadas de “la religión” (evan-
gelismo, carismatismo, espiritualismo oriental, sectas diversas) como por la Al goce sexual: Coger no es amor, es mucho mejor. (13)
ciencia misma, ilusiones que vienen al lugar que antaño ocupaba la creencia.
Pero dirijámonos ahora a aquella que inaugura la posibilidad de la ex- Al alcohol: Tomo para no enamorarme. (14)
periencia analítica: la creencia en el síntoma. Tal como señala Lacan en
RSI, “Lo que hay de sorprendente en el síntoma, en ese algo que, como Al sexo virtual: Por no estar ahí
ahí, se besuquea con el inconsciente, es que uno allí cree...” (9). tu amor perdí.
No es entonces lo mismo solicitar un tratamiento para curarse del sín- Igual puedo jugar
toma sin perder tiempo que dirigirse al oráculo en el afán de descifrar lo al Porno Star. (15)
que el propio síntoma quiere decir. Si bien la experiencia analítica avanza
más allá de lo que en él llama a la creencia, al deshojar la envoltura formal A la droga: Sos de jugarte la vida,
del síntoma hasta llegar a su núcleo de goce, el abordaje de éste último por un gran actor
el análisis entra en impasse al faltar esa creencia, ya que imposibilita la ins- que no se corre del papel:
talación del sujeto supuesto al saber, sólo posible si se supone la existencia siempre derecho a la villa. (16)
de un saber que puede dar cuenta del síntoma. Se cierra entonces la vía
para la instalación de la transferencia. Llegamos así a un punto crucial. Al coqueteo con la muerte: ¿ Qué importa perder la vida
Si ni siquiera es mía? (17)

El apartamiento de las cosas del amor. Al suicidio: Y así nace el asesino


Que no sabe a quién lastimar.
No es una herida, Termina consigo mismo,
es un hueco de amor. (10) A alguien tiene que matar. (18)

Lacan señala como efecto clínico fundamental de la forclusión de la Al asesinato: Mata porque quiere morir.
castración que “todo orden, todo discurso que se entronca en el capitalismo, Pero no sabe cómo.
deja de lado lo que llamaremos simplemente las cosas del amor”. (11) No quiere ser feliz,
Tal como indica la canción, en la clínica actual no nos confrontamos no quiere descansar. (19)
con la herida que puede dejar el amor tras su paso, sino con un hueco en
el lugar del amor. No se trata entonces de lo no sabido que sabe de la una Los síntomas actuales parecen consistir en su mayor parte en los efectos
equivocación, dando lugar al amor (12), sino de un malestar que, al entrar en de devastación a que puede llegar al sujeto en estas prácticas de goce.
disyunción con la dimensión del saber, lo está también con la del amor. La pregunta que se abre entonces es cómo opera el psicoanalista con
Las canciones de Bersuit Vergarabat exploran las distintas variantes de estos nuevos síntomas y estas variantes antiéticas de la angustia al no contar
la imposibilidad del amor en nuestra época, acentuando fundamentalmen- con el amor de transferencia.
322 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR - Apéndice / 323

El deseo del analista como invención. Referencias bibliográficas

Lacan formalizó como instrumento fundamental del quehacer analí- 1. Bersuit Vergarabat, Desconexión sideral.
tico un concepto que no se sostiene ni en un discurso, ni en la conexión 2. Jacques Lacan, El saber del psicoanalista. Inédito.
con el inconsciente, ni en la creencia en el síntoma, ni en el amor de trans- 3. Matema introducido por Jacques Lacan en su conferencia Acerca del
ferencia: se trata del deseo del analista. El deseo del analista es una inven- discurso psicoanalítico, dictada en Milán el 12 de junio de 1972.
ción de cada analista, invención que el analista extrae de los restos de su 4. Jacques Lacan, Télevision. En Autres écrits, Seuil, París, 2001. Pág.
subjetividad analizada. Pero no se trata de una invención eterna, sino que 526.
ocurre ( si ocurre) cada vez, en el encuentro con aquél que llamaré aquí, no 5. Jacques Lacan, Allocution sur les psychoses de l’enfant, en Autres écrits,
necesariamente el analizante, ya que también puede tratarse simplemente Seuil, París, 2001. Pág. 369.
de un consultante. Lo nombro entonces paciente. 6. Bersuit Vergarabat, La oveja negra.
En el deseo del analista se trata de abrir en la contingencia del acto, en 7. Jacques Lacan, El reverso del psicoanálisis. Paidós, Buenos Aires, 1992.
la imposibilidad misma del psicoanálisis, el espacio para que algo nuevo se Pág. 181.La cita textual es: “Hablo de aquella mutación capital, también
escriba, sin que se pueda saber de antemano en qué consistirá esa novedad ella, que da al discurso del amo su estilo capitalista...”.
para ese sujeto singular. 8. Bersuit Vergarabat, La Calavera.
Para alguno se tratará de una inesperada conexión, a veces dolorosa, 9. Jacques Lacan, R.S.I. Clase del 21 de enero de 1975. Inédito.
con el inconsciente. Para algún otro, del establecimiento de un velo en 10. Bersuit Vergarabat, El viejo de arriba.
el goce obsceno y exhibicionista al que empuja nuestro superyó actual. 11. Jacques Lacan, El saber del psicoanalista. Clase del 21 de enero de
Para un tercero, de un anclaje de su deseo en lo real, como salida al mal 1975. Inédito.
encuentro con lo real en juego en la impulsión. Para alguien más, del des- 12. Jacques Lacan, L’insu que sait de l’une bévue, c’est l’amour, inédito.
cubrimiento de un recurso singular para el tratamiento de un goce que lo Se trata de una de las lecturas posibles del título del seminario 24.
invade. Etc, etc., etc..... 13. Bersuit Vergarabat, Coger no es amor.
La consecuencia no deja lugar a dudas: hoy más que nunca la clínica 14. Bersuit Vergarabat, Yo tomo.
nos obliga a inventarnos como analista plural, cada vez. Se abre entonces 15. Bersuit Vergarabat, Porno Star.
para nosotros el desafío de probar que en cada una de esas situaciones de 16. Bersuit Vergarabat, Mariscal Tito.
la práctica, una por una, hay analista, y que de ello resultan consecuencias 17. Bersuit Vergarabat, La vida boba.
absolutamente singulares, irreductibles a cualquier otra práctica psicotera- 18. Bersuit Vergarabat, La calavera.
péutica actual. Y esto implica que, si bien del lado de quien consulta puede 19. Bersuit Vergarabat, Perro amor explota.
no haber una posición ética, no dejamos de encontrarla del lado del analis-
ta: una ética orientada por un real que no se deja reducir a los estándares
adaptativos imperantes.

Publicado en la Revista Psicoanálisis y el Hospital Nº 29.


Buenos Aires, junio de 2006.
9. La dimisión paterna generalizada:
del síntoma al trastorno

Introducción.

Me interesa ubicar las perspectivas de los conceptos de mutación y


degeneración, que es posible encontrar en la enseñanza de J. Lacan a
la hora de dar cuenta de cierta modificación irreductible en la especie
hablante, que condensaríamos en el sintagma: “dimisión paterna gene-
ralizada”, para plantear finalmente la posición del psicoanalista frente a
la subjetividad de la época.
J. Lacan advirtió muy tempranamente la caída de la función
paterna, sin dejar de inquietarse por la manera en que afectaría al
discurso analítico, tal como lo prueba el siguiente párrafo de su se-
minario sobre las psicosis:

“Dentro de dos o tres generaciones, ya nadie entenderá nada, na-


die dará pie con bola, pero, por el momento, en conjunto, mientras
el tema del complejo de Edipo permanezca ahí, preserva la noción
de estructura significante, tan esencial para ubicarse en la neurosis”
(1).

La mutación del discurso.

La mutación es un cambio que aparece bruscamente en un ejem-


plar de una especie orgánica y que se transmite por herencia, es de-
cir, que afecta a las generaciones posteriores. Se trata de una modi-
326 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR - Apéndice / 327

ficación aleatoria que cambia un gen o cualquier parte de la cadena sico, que es el sujeto del inconsciente. Este nuevo sujeto, mutado,
del ADN, lo que implica una nueva escritura de la misma. está dividido directamente por la falta-en-gozar, está directamente
Y como de escritura se trata, tomaré como punto de partida la afectado por una flecha que proviene del pequeño a. Es el consumi-
mutación del discurso del amo que da lugar al discurso capitalista, a dor, que lejos de dejarse afectar por sus S1, los manipula con fines
la que hace referencia J. Lacan en su seminario El reverso del psicoa- de goce, en la búsqueda insaciable de un gadget siempre nuevo que
nálisis: “La finalidad de estas observaciones es que se sorprendan y se colme su división, demanda con la que enventualmente puede en-
planteen al menos una pregunta concerniente al discurso del amo: contrarse el psicoanalista en nuestra época.
¿cómo dicho discurso, que se entiende tan maravillosamente bien, El discurso, por su parte, comienza a funcionar de un modo
puede haber mantenido su dominación? Tal y como lo prueba este nuevo. Desaparece la doble barra de lo imposible que habita a los
hecho, que explotados o no, los trabajadores trabajan. demás discursos, disponiéndose las flechas de un modo tal que la re-
Nunca, desde que la humanidad existe, se ha concedido tanto lación entre los cuatro lugares es circular y continua. Lo que no deja
honor al trabajo. Hasta se excluye la posibilidad de que no se tra- de afectar entonces a la posibilidad de transformación en alguno de
baje. Es todo un éxito, desde luego, de lo que llamo el discurso del los otros discursos. Sabemos que los discursos de la universidad, de
amo. la histérica y del psicoanalista son derivaciones que se vuelven po-
Para ello, ha tenido que sobrepasar ciertos límites. Para decirlo sibles a partir del punto de imposibilidad que habita al discurso de
todo, llega hasta eso, en una mutación que traté de señalarles. Es- partida, que es el discurso del amo.
pero que se acuerden, y si no se acuerdan -es muy posible-, voy a Digamos que este nuevo sujeto, producto de una mutación, está
recordárselo enseguida. Hablo de aquella mutación capital, también ubicado en un discurso que es una ruptura radical con las modali-
ella, que da al discurso del amo su estilo capitalista” (2). dades discursivas previas, es decir que habla otra lengua. Habla una
Sabemos que este discurso es formalizado por Lacan en una con- lengua deshabitada de lo imposible, que deja de lado las cosas del
ferencia en la Universidad de Milán (3) del siguiente modo: amor, que no hace síntoma. Este rechazo radical hace que cuando
ese movimiento circular se detiene por alguna contingencia de la
vida del sujeto, lo imposible retorne de un modo absoluto, en lo
$ S2 S1 S2
que da en llamarse trastorno: este nuevo sujeto no se angustia, entra
S1 a $ // a
en pánico. No pierde el apetito por amor, se vuelve anoréxico, no se
Discurso capitalista Discurso del Amo confronta con el vacío: lo consume como sustancia o se deja aplastar
por él en la depresión. Etc, etc...
En esta mutación se trata de una inversión de lugares entre el
S1 y el $, en infracción con el modo en que se modifican los cuatro
discursos clásicos de Lacan: por rotación de un cuarto de vuelta. Es La mutación de la ciencia.
decir que se trata de una mutación que afecta, por un lado al sujeto,
y por otro, a la estructura misma del discurso. La posibilidad de mutación del discurso del amo en su versión
El sujeto en el discurso capitalista no está dividido entre dos capitalista no deja de ser la consecuencia de una mutación previa,
significantes, como ocurre con el sujeto del discurso del amo clá- “...mutación decisiva que por la vía de la física funda La ciencia en
328 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR - Apéndice / 329

el sentido moderno, sentido que se pone como absoluto” (4), según ban tan enamorados de su inconsciente como los demás, y en con-
señala Lacan en La ciencia y la verdad. secuencia, no erraron. Simplemente, no sabían hacia dónde iban,
El surgimiento de La ciencia posibilita esa alianza entre el amo pero en cuanto a estar enamorados de su inconsciente, ¡lo estaban!
y el saber que prefigura las coordenadas actuales en el marco de las Se imaginaban que era el conocimiento. Ya que no hay necesidad de
cuales el imposible de gobernar busca su sutura en el recurso a una saberse enamorado del propio inconsciente para no errar, basta con
supuesta cientificidad, eventualmente ofertada por las TCC en el dejarse hacer, con ser su incauto. Por primera vez en la historia, les
campo de la salud mental. Lacan lo señalaba en La ciencia y la ver- es posible a ustedes errar, es decir, rehusar amar vuestro inconsciente
dad de este modo: “...la psicología que ha descubierto los medios (...)” (10).
de sobrevivirse en los servicios que ofrece a la tecnocracia” (5) Y
Miller lo indicaba recientemente en su curso: “Esto es una conse-
cuencia fastidiosa de lo que se produjo en determinado momento La degeneración catastrófica.
de la historia: la alianza del amo, que se burlaba del saber, que no
tenía nada que hacer con él, que se lo dejaba a los esclavos, y luego, La degeneración es un término que, así como el de mutación,
en determinado momento, se produce una alianza entre el amo y proviene de la genética. Significa ser un individuo vivo de peor ca-
el saber” (6). lidad que sus antecesores. Implica un juicio de valor, y Lacan no se
A partir del momento en que el amo echa mano al saber, el recur- priva de hacerlo, en el seminario mencionado. Allí indica que en la
so es a la comunicación científica, ya que, tal como señala Lacan en época actual la nominación paterna es sustituida por el nombrar-
La ciencia y la verdad, “...en la ciencia, en oposición a la magia y a la para, nominación para la cual generalmente alcanza con la madre,
religión, el saber se comunica” (7). Pero la consecuencia es la sutura que designa un proyecto para su hijo, y que finalmente, cuando
del sujeto: “...la forma lógica dada a ese saber incluye el modo de la se prefiere este tipo de nominación al nombre del padre, lo social
comunicación como suturando al sujeto que implica” (8). Es en este toma una prevalencia de nudo. Y termina preguntándose: “¿Acaso
punto que reencontramos al sujeto del discurso capitalista, ya que lo este nombrar-para no es el signo de una degeneración catastrófica?”
que queda suturado por esta operación es la división entre saber y (11).
verdad, que es, como señala Lacan, “nuestra división experimentada La mutación toma entonces para Lacan la forma de la dege-
del sujeto” (9). Podría decirse que la división entre saber y verdad neración cuando se trata de la pérdida de dimensión amorosa que
tiene un nombre: el inconsciente. introduce la nominación paterna.
Y podría decirse entonces que el trastorno es un nombre de esta Efectivamente, la nominación paterna humaniza el deseo, mien-
mutación posibilitada por la introducción del discurso de la ciencia, tras que en el nombrar-para se trata más bien de un deseo congelado
mutación que vuelve posible la desconexión del inconsciente, y en en un proyecto. Nominación que da lugar a un nuevo tipo de ser
consecuencia, del síntoma. hablante, el no incauto. Aquél para quien la vida es un viaje, y él es
Es lo que señalaba J. Lacan en la última clase de su seminario Les el proyectil que sigue una trayectoria lineal predeterminada.
non-dupes errent: La prevalencia de nudo que toma lo social en esta mutación de
“Quien no está enamorado de su inconsciente, yerra. Esto no la nominación da cuenta de los colectivos de expertos y los comités
dice absolutamente nada en contra de los siglos pasados. Ellos esta- de ética como un recurso que en su último curso Miller no duda en
330 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR - Apéndice / 331

interpretar como el resultado de la angustia frente a lo arbitrario de del acto, soportando la ausencia de garantía, soportando la asimetría
toda decisión (12). que implica la transferencia, y operando con un medio-decir habita-
Efectivamente, se trata de la angustia frente a la función paterna, do por un deseo de separación.
que es una función de nominación, acto por excelencia que, en tanto En este punto propongo que en la actualidad el psicoanalista no
tal, no es resultado de un saber, y que por ello le da a su agente estatuto debe retroceder frente al horror al acto propio de la época, apostan-
de síntoma. Así, podríamos definir a ésta como una época de dimisión do a la dimensión poética del acto interpretativo, apostando enton-
paterna generalizada, que no deja de tener efectos en el campo psi: lo ces al forzamiento de la dimensión del síntoma en este ser hablante
que se verifica en las TCC es un intento de garantizar la ausencia de mutado, incluso siendo su soporte, para quien consienta a dejarse
deseo del lado del terapeuta. Cero de deseo, cero de subjetividad, cero traumatizar por él.
de pathos, asegurarían la forclusión del sujeto y por ende, su inclusión
en el campo científico. En este estado de cosas el terapeuta se vuelve un Publicado en la Revista Psicoanálisis y el Hospital N°30.
administrador de cuestionarios, recetas, ejercicios, y finalmente, méto- Octubre de 2006.
dos de evaluación, en el afán de tratar esa entelequia desencarnada que
es el trastorno. Es perfectamente sustituible, podría ser cualquiera. El
lazo terapeuta-paciente es democrático, volviéndose sospechosa la trans-
ferencia con su poder.

El psicoanalista como síntoma.

Estar a la altura de la subjetividad de la época implica estar adverti-


dos de esta mutación-degeneración. Implica saber que eventualmente
tenemos que vérnoslas con seres hablantes que no hablan con metáfo-
ras y metonimias, que no tropiezan con la una-equivocación, que sólo
quieren responder cuestionarios y recibir garantías de eficacia. Seres
hablantes que prefieren consumir TCC a psicoanálisis (que atentaría
contra los derechos del consumidor), que quieren que se les enseñe a
autosugestionarse en una ilusión de individualidad y aparente liber-
tad que les permita escapar al horror que implica la posibilidad de que
alguien se autorice a encarnar la función paterna.
El deseo del analista se acerca a la función paterna en varios as-
pectos, Lacan lo señala en algunas oportunidades. Por supuesto que
no se trata de un recurso dogmático al nombre del padre, y mucho
menos de la promoción del padre ideal. Se trata de esa responsabili-
dad, que por otra parte siempre es sexual, que implica hacerse cargo
Referencias bibliográficas 10. La segregación del Otro sexo

1. Jacques Lacan. Seminario 3, “Las Psicosis”. Ed. Paidós. Barcelona.


1985. Pág. 455.
2. Jacques Lacan. Seminario 17, “El reverso del psicoanálisis. Ed. Pai-
dós. Buenos Aires. 1992. Pág. 181.
3. Jacques Lacan. “Del discurso psicoanalítico”, conferencia del
12/5/72, Milán. Inédita.
4. Jacques Lacan. “La ciencia y la verdad”, en Escritos 2. Ed. Siglo XXI.
Buenos Aires. Pág. 834
5. Jacques Lacan. Ibid. Pág. 838. “-A trabajar, hermano. Después nos ayudarán los caranchos.
6. Jacques- Alain Miller. “Pièces detachées”, curso del 12/01/2005. In- Hoy la maté. Que se quede aquí con sus pilchas. Ya no hará
édito. más perjuicios.
7. Jacques Lacan. Ibid 4) Pág. 855. Se abrazaron, casi llorando. Ahora los ataba otro vínculo:
8. Ibid. la mujer tristemente sacrificada y la obligación de olvidarla”.
9. Ibid. Pág. 835.
10. Jacques Lacan. “Los no incautos yerran”, clase del 11/6/1974. In- J.L.Borges, La intrusa. (1)
édito.
11.Jacques Lacan. Ibid. Clase del 19/3/1974. En Psicología de las masas y análisis del yo Freud ubica, a partir de
12. Jacques- Alain Miller. “Pièces detachées”, curso del 13/4/2005. In- la distinción entre aspiraciones sexuales directas y de meta inhibida,
édito. que las primeras son desfavorables para la formación de la masa,
ya que los amantes se apartan del sentimiento de masa buscando la
soledad con el fin de la satisfacción sexual.
Sin embargo, inmediatamente precisará de qué satisfacción
sexual se trata: de aquélla que pone en juego a una mujer como ob-
jeto sexual, aclarando que la relación amorosa entre hombre y mujer
queda excluida de organizaciones tales como la iglesia y el ejército,
y que incluso si se forman masas mixtas de hombres y mujeres, la
diferencia entre los sexos no desempeña ningún papel.
Finalmente, ubicará a la segregación en oposición al amor por una
mujer, diferenciándolo explícitamente del amor homosexual mas-
culino: “El amor por la mujer irrumpe a través de las formaciones
de masa de la raza, de la segregación nacional y del régimen de las
clases sociales, consumando así logros importantes desde el punto
334 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR - Apéndice / 335

de vista cultural. Parece cierto que el amor homosexual es mucho éste el S1 funciona como excepción que posibilita el efecto sujeto,
más compatible con las formaciones de masa aún donde se presenta dividido entre ideal y goce, lo que tiene como consecuencia otro
como aspiración sexual no inhibida, hecho asombroso cuyo esclare- tipo de segregación.
cimiento nos llevaría lejos.” (2) Según plantea Lacan, la cuestión del amo actual es “¿cómo hacer
Es en el sentido del esclarecimiento de aquello que encarna una para que masas humanas consagradas al mismo espacio, no solamente
mujer en el amor como irrupción que desarma los lazos identifica- geográfico, sino llegado el caso familiar, permanezcan separadas?” (3).
torios que promueven la segregación, que orienté mi investigación El campo de concentración, entonces, es el modo en que este amo
sobre el tema, orientación que por otra parte me permitió resituar consigue tratar los cuerpos, cuya individualidad resiste a la operación
las referencias de Lacan a la segregación. universalizante de la ciencia. Vemos que aquí el término de campo
de concentración se amplifica hasta incluir seguramente a guarderías,
geriátricos, barrios cerrados, villas miseria, etc.
La segregación de la ciencia.

En la Proposición del 9 de octubre de 1967 Lacan señalaba una La segregación del grupo.
diferencia fundamental en la manera en que la ciencia y el psicoa-
nálisis destituyen al sujeto. Del lado de la ciencia, planteaba que Por otra parte, es interesante tener en cuenta que Lacan se interroga
la universalización en las agrupaciones sociales tenía como corre- sobre la segregación en el momento en que está proponiendo el pase, y en
lato necesario la segregación, a la que le da el nombre de “campo los textos mencionados vincula explícitamente la estructura de las socie-
de concentración”. Mientras que en el psicoanálisis, el correlato de dades psicoanalíticas modelo IPA con la práctica de la segregación. Como
la destitución subjetiva es la consistencia lógica del objeto a en su siempre, Lacan se dirige aquí a los psicoanalistas, esta vez para advertirles
singularidad. Es en este punto de la singularidad del objeto que acerca de su propia posición segregativa. Nos encontramos entonces con
reside el principio anti-segregativo del psicoanálisis: la singularidad otra vertiente de la segregación, ligada al planteo freudiano de Psicología
no hace conjunto, es lo que resiste al universal. de las masas y análisis del yo. En esta vertiente se pone en cuestión la mo-
Es en el Pequeño discurso a los psiquiatras que Lacan desarrollará dalidad de lazo social que establece la psicología de grupo, cuya estructura
más en detalle esta distinción, advirtiéndonos acerca del precio a es esclarecida por Lacan en el seminario sobre El reverso del psicoanálisis,
pagar por el desconocimiento de lo singular del goce propio de la donde la define de la siguiente manera: “No hay fraternidad que pueda
ciencia, que postula un sujeto puro universal que no existe. concebirse si no es por estar separados juntos, separados del resto.”(4)
Ese goce singular de la relación con un objeto a, que sí existe, re- Efectivamente, segregar proviene del latín segregare, que significa
torna salvajemente, sin soporte subjetivo, es decir, no en el malestar apartar de un rebaño. Pero también secretar, excretar, expeler, o sea,
del síntoma sino en la práctica segregativa. En efecto, Lacan sitúa en volcar afuera algo que fue concebido adentro. Es decir que la segrega-
este texto una incidencia directa del gadget sobre el cuerpo por la que ción es un efecto estructural del grupo, que siempre es de hermanitos.
se elimina el rodeo del discurso. Y finalmente el mito en el que Freud imagina el origen de esta estruc-
En el nivel de la segregación de la ciencia, ni siquiera encontra- tura, Tótem y tabú, muestra el deseo por una mujer como aquello que
mos la lógica de las identificaciones propia del grupo, ya que en precipita la fraternidad, pero con la condición, paradójica, de dejarlo
336 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR - Apéndice / 337

desterrado: segregación. A partir de entonces, esa mujer sólo puede del saber, ubicando en el centro de la escena la interrogación del
ingresar al grupo en tanto madre, dejando afuera su feminidad. Se ve goce.
entonces claramente que ahí reside la diferencia marcada por Freud
en la cita de Psicología de las masas: la homosexualidad masculina no
sólo no rompe con la estructura segregativa del grupo, sino que inclu- La segregación del Otro sexo.
so es su sostén libidinal, sea o no actuada.
¿Cómo se articulan estas dos vertientes de la segregación, la de la Es a partir del Discurso de clausura de las Jornadas sobre las psicosis
ciencia y la del grupo? en el niño que es posible articular ambas dimensiones de la segrega-
En ambas se impone un universal, el del sujeto vacío y el del ción en la vertiente única del rechazo estructural de lo femenino. En
“todos hermanos”. En el caso de la ciencia, se trata de la exclusión este texto Lacan comenzará planteando que “Debemos saber cómo
del sujeto encarnado, y por lo tanto, afectado por lo singular de su vamos a responder los psicoanalistas a la segregación puesta al orden
goce, exclusión de la división del sujeto, por lo tanto, forclusión del día por una subversión sin precedente.” (5)
del ser hablante en tanto tal. No hay allí lugar para el síntoma en Inmediatamente va a proponer que los psicoanalistas estamos
la medida en que éste hace presente la fractura del universal del llamados a portar el ser-para-el-sexo. Y va a decir que no parecemos
fantasma como intento de sutura. El síntoma es el punto de fuga muy valientes ni tampoco alegres para sostener esta posición, seña-
que se abre desde el universo del “todo” hacia un real no universal, lando que el problema es que los psicoanalistas no soportamos la
ligado al Otro goce. castración.. Esto lo llevará a una pregunta: “¿Puntualizaremos con
El grupo, por su parte excluye el deseo femenino: sólo en la me- el término del niño generalizado la consecuencia de lo que dije hoy?
dida en que éste esté ausente de la madre, somos todos “hermani- Ciertas antimemorias son de actualidad estos días (...). El autor las
tos”. Por eso Lacan dirá en el seminario XVII: “Este empeño que abre con la confidencia de extraña resonancia con que un religioso
ponemos en ser todos hermanos prueba evidentemente que no lo se despidió de él: “Termino creyendo, vea Ud., en el ocaso de mi
somos. Incluso con nuestro hermano consanguíneo, nada nos de- vida –le dijo- que no hay personas grandes”. Esto signa la entrada de
muestra que seamos su hermano.”(4) Por esta vía la familia se de- un montón de gente en la vía de la segregación.” (5)
muestra ser el grupo más sólidamente constituido y que atraviesa las En este texto Lacan advierte a los psicoanalistas niños-deprimi-
épocas demostrando así su cercanía a lo real de la estructura. Porque dos que no quieren saber de la castración, que es esa mirada infantil
el problema con el deseo femenino es que no hay relación sexual: no la que segrega. Esta cuestión fue retomada por Eric Laurent en Las
se sabe, ni siendo hombre ni siendo mujer, cómo relacionarse con personas grandes y el niño, ubicando en el texto de referencia, las An-
él, ya que encarna la incidencia del Otro goce en el discurso. Allí, el timemorias de Malraux, una marca del momento histórico en que
fantasma desfallece, así que mejor mantenerlo a distancia. se produce la entrada en la segregación de la ciencia. Es en el final
La propuesta de la escuela es la de conformar un grupo cuyo sín- de la Segunda Guerra Mundial que comenzamos a desviar nuestra
toma sea el pase: inflexión por la que el conjunto no se cierra ni se mirada del dolor, de la muerte, del mal, par empeñarnos en distraer-
excluyen las excepciones (que se pluralizan al quedar abierto el con- nos, entretenernos, hipnotizarnos: todos televidentes, todos niños.
junto). El pase como lo que se pone en cruz frente a la homeostasis Aquí Lacan nos advierte que el único modo de estar afuera a pesar
grupal, como lo que vuelve a interrogar cada vez los fundamentos de estar adentro de este campo segregativo es soportar la castración,
338 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR - Apéndice / 339

es decir, hacer de ella causa del entusiasmo de portar el ser-para-el- Referencias bibliográficas
sexo. Pero ¿qué es este ser-para-el-sexo que los psicoanalistas estamos
llamados a portar a partir de la subversión freudiana? Al final de esta 1. Borges, Jorge Luis. La intrusa. En Obras Completas. Emecé edito-
intervención Lacan va a indicar de qué está hablando: res. Buenos Aires, 1974. Pág.406.
“En psicoanálisis la función de la presencia debe borrarse, como 2. Freud, Sigmund. Psicologia de las masas y análisis del yo. En Obras com-
se ve en la matemática. Sin embargo en el psicoanálisis hay una que pletas. Ed. Amorrortu. Buenos Aires, 1984. Tomo XVIII Pág. 134.
se suelda a la teoría: es la presencia del sexo como tal, a entender 3. Lacan, Jacques. Discurso de clausura de las jornadas sobre las psicosis
en el sentido en que el ser hablante lo presenta como femenino” en el niño. Inédito.
(5). Luego va a retomar la pregunta freudiana ¿qué quiere la mujer? 4. Lacan, Jacques. El Seminario. Libro XVII El reverso del psicoanálisis.
Para ubicar lo que una mujer quiere en el centro ciego del discurso Ed. Paidós. Buenos Aires, 1992. Pág.121.
analítico. Lacan, Jacques. Discurso de clausura de las jornadas sobre las psicosis en
Portar el ser-para-el-sexo implica entonces la confrontación con el el niño.Inédito.
deseo femenino que encarna el Otro sexo, lo que implica dejar atrás
la mirada infantil que sólo puede interesarse por el deseo materno,
atrapada en la formación de masa familiar. Y no sólo confrontarse
con él, sino también alojarlo en el centro ciego del discurso analíti-
co, es por este agujero que el discurso en tanto semblante se enlaza
a lo real del nudo.
La respuesta de Freud y de Lacan al problema de la segregación
no es la revolución, que vuelve al punto de partida, sino esta subver-
sión que implica, en el reverso del discurso del amo imperante, una
elección del sexo, que sabemos que será siempre sintomática porque
no hay relación sexual. Ya que sólo un hombre o una mujer pueden
confrontarse con el deseo femenino

Publicado en las Memorias de las XI Jornadas de Investigación de


la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires: Psico-
logía, sociedad y cultura. Tomo III. 2004. Argentina.

Nota: las itálicas en las citas son mías.


340 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO

11. No existe ninguna que diga no


Acerca de la homosexualidad femenina

La homosexualidad no es una categoría psicoanalítica, sino una


modalidad que eventualmente asume el erotismo. La particularidad
de la homosexualidad femenina consiste en su prescindencia del ór-
gano fálico en el campo del goce sexual.
Este trabajo se centrará en la interrogación clínica de esta pres-
cindencia, algunas de sus determinaciones y efectos, particularida-
des y singularidades que permitirán delimitar algunos confines del
campo de la homosexualidad femenina, tal como se presenta en la
experiencia analítica.
Para ello me serviré de viñetas en las cuales la homosexualidad
femenina se juega, ya sea en el nivel del acto, ya en el de la fantasía,
precisando en este último caso que se trata de fantasías en las que
el sujeto no se encuentra en posición histérica, ya que no se trata de
versiones de lo femenino que respondan a la pregunta por la femi-
nidad desde la identificación viril.

Algunas determinaciones.

1. Versiones degradadas del falo paterno.

Partiendo del caso freudiano de la joven homosexual, Lacan situará


la decepción como el centro alrededor del cual gira la homosexualidad
femenina. El agente de esa decepción es el padre, y en este caso en par-
342 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR - Apéndice / 343

ticular se trata de una “exigencia del amor escarnecida en lo real” (1). • Empobrecida, triste, sintiéndose desafortunada. Nunca amada por
Podemos subrayar en este caso cierta versión degradada del falo en el un hombre. Amante de su jefe casado por años, él acaba de echarla
padre, en la medida en que no parece anudar el deseo con el amor. Es del trabajo. No pudo hacer otra cosa, le dijo, razones de empresa. El
este amor dejado de lado por el padre el que ella va a promover al pri- padre tan amado sin mérito muere. Su mundo se derrumba.
mer plano en su cortejo a la dama, en el que “no se contenta con nada Llega ella, que es casi él, tan varonil, tan segura de sí, tan amante.
menos que con permitirse los lujos del amor cortés” (2). Sabe por fin lo que es sentirse amada. ¿Amar ella? No lo parece.
La posición homosexual en una mujer rechaza esta versión de- Tampoco quiere saber más.
gradada del falo, lo que conlleva a su vez un rechazo del límite que le
impone al goce la castración en la dialéctica fálica. En su promoción
del amor se trata entonces de dar lo que no se tiene sin el límite de La mortificación del falo.
la castración.
En su estudio de la juventud de André Gide, cuyo goce sexual
• Su obesidad la obsesiona sin por ello lograr introducir el menor lími- estaba orientado hacia muchachitos, Lacan deduce cierta determi-
te en ese hambre voraz de comida chatarra que la invade casi conti- nación de su posición en la particularidad del deseo materno, que
nuamente. A medida que su cuerpo se deforma elude cada vez más el en este caso no se orientaba al falo paterno, sino hacia otra mujer.
encuentro sexual con su esposo. Se pregunta si no estará buscando que La consecuencia en el nivel de la significación fálica es la disyunción
él se vaya con otra para confirmar la idea que tiene de los hombres, entre la vertiente positiva del deseo (j) y su vertiente negativa, es
todos traicioneros como su padre. decir, la castración (-). De allí la separación entre su erotismo mas-
Lo que no se anima a preguntarse, dice, es si en verdad no le gustan las turbatorio como pura afirmación del goce fálico y lo que Lacan da
mujeres. en llamar su “amor embalsamado” por Madeleine, su prima y mujer
Lo sospecha cada vez que se detiene excitada en las escenas lesbianas (3).
de los videos pornográficos con que su marido busca estimularla. Encontramos en muchas oportunidades esta misma ausencia de
Pero, me advierte, no quiere saber nada de ello. deseo materno por el falo paterno en casos de homosexualidad fe-
menina, con la particularidad de que el efecto diferente que intro-
• Su adolescencia marcada por la anorexia, su adultez por la imposibi- duce la feminidad (con el goce que conlleva) es que no se opera una
lidad del encuentro amoroso, pasando del novio-hermano al amante disyunción entre el + y el (-), sino pura y simplemente un rechazo,
“cagador”. La separación de su madre: una tarea titánica, como pa- más o menos radical, de la positividad del falo, reforzándose y so-
rece haberlo sido para su padre, cuya obscenidad en materia sexual bredimensionándose su vertiente negativa, ya sea en la exaltación de
tanto la asqueó siempre. la dimensión amorosa en su relación con la falta, ya sea en la identi-
A veces se ilusiona con algún hombre, para desilusionarse rápida- ficación del sujeto con la mortificación del falo (quedando el sujeto
mente. Es en esos momentos que prevalecen sus fantasías sexuales mismo como falo muerto), ya sea en el desafío al falo, que puede
con mujeres. Tiene que ser bien potra, con muchas tetas, como una llegar incluso a una voluntad de destrucción del mismo.
madre, termina diciendo para su sorpresa.
• Ejerce su sexualidad con cierta liviandad propia de la época, es “li-
344 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR - Apéndice / 345

bre”, desprejuiciada. Alterna noviazgos con relaciones ocasionales, Encuentra en sí fuerzas que desconocía, avanza hacia ella, pudien-
siempre infiel. Los hombres, menos uno, desfilan por su vida. Es su do finalmente dejar realmente atrás al bruto.
amante de larga data. Ve por primera vez realmente a su madre, viviendo con su padre
El análisis la confronta con su amor por él, desconocido por ella. en cuartos separados casi desde siempre. La ve, dependiendo hasta
En el vacío, convencida de que será el fin de esa relación, le declara la desesperación de su propia hermana, que también desde siempre
su amor. Pero es recién cuando él responde a su llamado que ella vivió con ellos. Ambas cómplices en su odio al hombre con el que
se siente atraída por primera vez por una mujer. Esta atracción se conviven.
desvanece rápidamente cuando ella la ubica en sesión como una
desmentida del acto de amor, como un ataque a ese hombre en su
punto de falta. Algunos efectos.

• Ella llega temerosa, en medio de la noche, huyendo quizás, no sabe La prevalencia del goce materno y la tendencia al estrago.
de qué, a una frágil cabaña en la altura. Algo la amenaza, cruza
una sombra, ella toma un rifle. Un efecto regular del rechazo del falo paterno en la homosexua-
lidad femenina es la prevalencia del goce materno en el goce del
• Este sueño le recuerda una escena infantil. Están en el campo, con sujeto, y su consecuente tendencia al estrago, allí donde no opera
un primito matan a un pajarito con un rifle. Ella está contenta, su el límite fálico. Tal como plantea Lacan en “El Atolondradicho”, a
alegría es decepcionada por la seca respuesta del padre, quien señala las mujeres, a diferencia de los hombres, les está dada la posibilidad
el dolor de una vida perdida inútilmente. Y luego otros recuerdos... de prescindir del falo. Y ubicará como consecuencia de esta prescin-
como los chistes verdes que su tía paterna le hacía contar de muy pe- dencia “el estrago que es en la mujer, para la mayoría, la relación con
queña, sin ella saber lo que decía. La risa sobrecogedora y enigmática su madre, de donde ella parece justamente esperar como mujer más
que sobrevenía. O esos momentos, tan reiterados, cuando en el medio sustancia que de su padre...” (4)
de la reunión familiar alrededor de la mesa la asaltaba la idea de Efectivamente, en todos los casos de homosexualidad femenina
acuchillar a su padre por la espalda. planea, oscura, la sombra de la madre.
Ante el primer desengaño amoroso su padre le ordenó no llorar nun-
ca más por un hombre. Con el tiempo, buscó el amor en las mujeres, • Le pesa su cuerpo como le pesa la vida, apabullada por la mono-
encontrando tan sólo el estrago. A través de estos avatares una pre- tonía, el sentimiento de lentitud, la imperiosa necesidad de estar
gunta, que se vuelve objeto de una apuesta, insiste. sola. La atormenta la idea de que le gustan las mujeres. No es una
sensación erótica, que sí siente por los hombres, seres absolutamen-
• Una luz se insinúa en la noche de su dolor. El hijo muerto en un te lejanos en su vida. Es una idea obsesiva que la lleva en ciertas
accidente fruto de un viaje que ella no quería, un “último viaje en circunstancias a obligarse a imaginar escenas sexuales con alguna
familia” antes de separarse de ese marido que la había hostigado, mujer que tiene enfrente.
maltratado y violentado casi constantemente. La luz de una mujer Recuerda que de pequeña le decía a su madre que iba a ser monjita,
que la ama desde aquel beso adolescente inmediatamente olvidado. pero decía “esponjita”. Y reconoce que absorbió a su madre al punto
346 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR - Apéndice / 347

de no saber si algo de lo que hay en ella le pertenece. Esa pregunta con el falo en el encuentro con un hombre: “El hombre sirve de
guía su análisis. relevo para que la mujer se convierta en ese Otro para sí misma,
como lo es para él (6)”. Al tomarla como objeto de su amor y su
• Oscura, malhumorada, vestida de negro y siempre al borde de deseo, la releva del lugar de sujeto. Este encuentro, contingente, le
la anorexia. La negatividad la embarga, al punto de pensar sim- vuelve posible vivir su feminidad al descansar de la posición subje-
plemente en desaparecer. Los hombres, uno a uno, la decepcionan. tiva, devolviéndole vida a ese goce con el vacío que de otro modo
Como lo hizo su padre, siempre tan silencioso y ausente, al arrodi- se vuelve mortífero (como vimos en el punto anterior): “¿...para
llarse ante ella pidiéndole perdón cuando una amante de larga data qué resultaría el hombre servir mejor a la mujer de la que quiere
llamó a su casa. No soporta la idea de que su madre muera. Esa gozar que devolviéndole este goce suyo que la hace no toda de él:
mujer sacrificada, entregada a un cuidado sin margen de su casa y al re-suscitárselo? (7)”.
de sus hijos, la encanta con su hálito mortífero. Pero no se trata en este encuentro de cualquiera, sino de un hom-
Busca el análisis. No ceja en la búsqueda del amor. Finalmente lo bre que cumple la función lógica del al-menos-uno, que la desea y la
encuentra con una mujer que lleva marcas corporales de una posi- ama en su alteridad, que soporta que exista en ella ese Otro goce que
ción de sacrificio, llenándola de vida. no es con él, que “no esté apurado por habitarlo” (8).
¿Qué ocurre en la homosexualidad femenina? La decepción en la
relación con el falo anula ese vector en su goce, unilateralizándose
La ausencia de desdoblamiento en el goce. el goce con el vacío, en su ilimitada apertura a la infinitud. El “no
hay ninguna que diga no” ubica exactamente esa ausencia de límite
Lacan ubicará como específico de la posición femenina un desdo- al cortarse el lazo con el orden fálico:
blamiento entre el goce que obtiene en su relación con el falo (y que
toma la modalidad del deseo) y un goce que encuentra en la relación
∃x ϕx
con un vacío, que corresponde a la ausencia de significante de La Mu-
jer (y que toma la modalidad de lo que dará en llamar “goceausencia”),
goce propiamente femenino (5). Su notación específica en las fórmulas Como señalará Lacan en el seminario ...Ou pire, esto le vuelve
de la sexuación es el no-todo: cómodo el discurso del amor, pero amputa para ella el discurso ana-
lítico, que apenas puede balbucear, ya que, a diferencia de la mujer,
que sólo sabe gozar en una ausencia, la homosexual no está para
∀x ϕx nada ausente en lo que le queda de goce (9). Agregamos que segu-
ramente la ausencia del relevo del hombre en cuanto a la función
Ella está de lleno en el goce fálico, pero hay un goce más allá del sujeto la lleva a ese forzamiento que implica querer habitar con su
mismo, que lo suplementa. presencia subjetiva ese goce con el vacío.
La feminidad es lo Otro respecto de la dialéctica falocéntrica, y
la posibilidad para una mujer de encontrarse con esa alteridad que • No puede dejar de llorar. Casi siempre vestida de negro, siempre de
la habita en su feminidad corporal no es sin el pasaje por la relación colores oscuros. Deslucida, sin arreglo. Balbucea su angustia, balbucea
348 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR - Apéndice / 349

sus pesadillas, balbucea, siempre al límite casi inmediato del silencio. Referencias bilbliográficas
Su trabajo, un mundo de mujeres desgarrado por las pequeñas pasio-
nes ruines de la cotidianeidad. Su quehacer, ligado a la muerte. 1. Lacan, J. “Ideas directivas para un congreso sobre sexualidad femeni-
Una familia de mujeres, un desierto de hombres. Sólo un tío mater- na”, en Escritos 2, Ed. Siglo veintiuno. Buenos Aires, 1985. Pág. 713.
no, quizás, que también se fue tras la muerte en su adolescencia. Una 2. Ibid.
enorme soledad, un espacio vacío, en el que ella y su compañera ya no se 3. Lacan, J. “La juventud de Gide o la letra y el deseo”, en Escritos 2,
encuentran, sólo logran lastimarse. Ed. Siglo veintiuno. Buenos Aires, 1985. Ver también el esclarecedor
Ninguna intervención la conmueve o acierta a despertarla de ese sueño texto de J. A. Miller, “Acerca del Gide de Lacan”, Ed. Malentendido,
mudo. Buenos Aires, 1990.
4. Lacan, J. “L’étourdit”, en Autres écrits. Ed. Du Seuil. París, 2001. La
Publicado en la revista El Caldero de la Escuela - Nueva Serie, N°2. traducción es mía.
Buenos Aires, 2007. 5. El neologismo en francés es jouissabsence, que suena muy parecido a
jouissance (goce).
6. Lacan, J. Ibid 1, págs. 710/711.
7. Lacan, J. Ibid 4. Pág. 466. Es mi intento de traducir la siguiente
frase: “...à quoi l’homme s’avouerait-il servir de mieux pur la femme
dont il veut jouir, qu’à lui rendre cette jouissance sienne qui ne la fait
pas toute à lui: d’en elle la re-susciter”.
8. Lacan, J. Seminario ...Ou pire. Clase del 8 de marzo de 1972. In-
édito.
9. Ibid. Clase del 8 de diciembre de 1971.
350 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO

12. Des-amores en disneymundo

1. La ditmensión del amor.

El amor, qué cosa singular. Tan humana.


Está lleno de palabras y a la vez... habita un silencio.
Ninguna palabra alcanza a decirlo, con la excepción, quizás, del
nombre de quien amamos.
Pero ésa ya no es una palabra.
O, en todo caso, es mucho más que una palabra.
Como señala Lacan sobre el final de su seminario sobre la angus-
tia, cuando proferimos el nombre de quien amamos, atravesamos
un umbral.
Por un momento, pasamos por el espacio de la angustia. Pero la
forzamos a transmutarse en Otra cosa.
El amor también nos inunda, pero, a diferencia de la angustia,
queremos sumergirnos en sus olas, no queremos salir de ese mar.
Pero entonces es ese mar el que se nos escapa.
El que es no siendo.
El amor es más tiempo que espacio.
Pero no es el instante eterno de la angustia, sino azar, tiempo que
se va.
Como el nombre que pronunciamos.
Y si es espacio, se trata de un sitio ajeno, extranjero, Otro. Inasi-
milable.
Un espacio inconquistable.
352 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR - Apéndice / 353

El amor es una experiencia de desposesión, de allí el fracaso de A ese espacio ciego lo llamamos con Freud castración, ese espa-
todos los artificios creados para atraparlo, para ubicarlo, para garan- cio en el que se interna Edipo de la mano de Antígona, desgarrán-
tizarlo. dose para siempre de ese objeto que creía poseer y que en verdad lo
El amor es la experiencia de castración más real que puede vivir poseía, Yocasta, una vez que la palabra verdadera opera.
un ser hablante. De allí su fuerza, su incidencia, su gravitación, ya
sea porque está, ya sea porque falta, en eso que llamamos vida.
El amor es una ditmensión, una dimensión de la palabra en la 3. El amor, entre el hombre y la mujer.
que los absurdos seres hablantes a veces nos arriesgamos.
Hay seres hablantes marcados por el amor. Lacan pesca en un almanaque un poema de Antoine Toudal que
Hay quienes lo viven con alegría. volverá una y otra vez en su enseñanza. En ese poema ese espacio de
Hay quienes lo viven con humor. la imposible relación entre el sujeto y el objeto es redoblado, hasta
Hay quienes lo ilusionan. llegar a la imposible relación entre el hombre y la mujer.
Hay quienes lo sufren. Y dice así:
Hay quienes le temen.
Hay quienes lo añoran. Entre el hombre y la mujer está el amor.
Hay quienes se resignan a sólo intuirlo. Entre el hombre y el amor hay un mundo.
Hay quienes lo presienten. Entre el hombre y el mundo hay un muro. (1)
Hay quienes lo avizoran, como un horizonte lejano.
Hay quienes lo rechazan. Se trata del lugar del amor en el ser hablante como un lugar
Hay quienes lo niegan. entre, un lugar de intervalo, allí donde la relación sexual entre el
hombre y la mujer no se escribe.
Es a partir de la existencia del dos (deux), de ellos (d’eux), dice
2. El amor, entre el sujeto y el objeto. Lacan, que emerge la alteridad, el Otro sexo, el que escapa al Uno.
Ese espacio en blanco entre el hombre y la mujer que impide que
El ser hablante, agujereado por la lengua, vive la experiencia de se complementen, que se unifiquen, es justamente tres, el entre, el
la desposesión estructural del objeto. El acto de palabra surge en ese amor.
espacio de la imposible relación entre el sujeto y el objeto, de lo que no En la trinidad cristiana es llamado Espíritu Santo, el tercero es
se acomoda entre ellos. allí el amor entre el padre y el hijo.
Y es en eso que falta, en ese abismo que separa al sujeto del obje- El espacio del amor es un espacio matemático, resultado de una
to, que la palabra fluye, que la palabra se arremolina, que la palabra cuenta muy precisa.
tantea, que la palabra se lanza, y que a veces, tocada por algún en- El amor es una matemática poética.
cuentro, la palabra muta hasta volverse poesía amorosa.
El amor se hace con palabras que avanzan, osadas como un des-
tello, en ese espacio ciego.
354 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR - Apéndice / 355

4. El amor por el nombre. ca muy bien lo propio de la época de la declinación de la función


paterna: es el hueco en el lugar del amor, la pérdida de la dimensión
“El nudo bo no es más que la traducción de lo siguiente amorosa, tal como señalaba J. Lacan en su seminario titulado Los
(...) que el amor (...) se dirige al padre, nombres del padre o Los no-incautos yerran. (2)
en tanto que es el portador de la castración”. Esta elección actual que privilegia otro tipo de nominación es
correlativa de la incidencia del discurso de la ciencia en el discurso
J. Lacan, S. XXIII. Cap. X. del amo: el surgimiento de la posibilidad de la producción masiva
de objetos técnicos que amplifican notablemente las posibilidades
Esta observación que hace Lacan en su seminario sobre Joyce es de goce autoerótico, a los que Lacan llamará gadgets.
una de las tantas que indican que el primer nombre del amor es el Este nuevo tipo de objeto, tomado en la lógica del mercado, dará
nombre del padre. Freud, por su parte, trataba de darle su alcance a lugar a una mutación radical del discurso del amo, que es el discurso
la función del padre en el amor a través de la identificación prima- del capitalismo. Este discurso tiende a cerrar el espacio entre sujeto
ria, que procede por una incorporación sólo realizable en el plano y objeto, promoviendo la ilusión de la posibilidad de sutura de la
del amor, como testimonian los atragantamientos anoréxicos cuan- falta de goce estructural del sujeto por medio del gadget.
do hay rechazo de padre. El discurso del capitalismo tiende a borrar el espacio del entre. Es
El nombre del padre introduce el tres del falo entre la madre y el por eso que Lacan planteará en su seminario El saber del psicoanalista
niño, es el cuatro que garantiza el entre. Es el nombre que anuda en que este discurso forcluye la castración, provocando el apartamiento
el vacío, que sostiene el nudo bo...rromeo. de las cosas del amor.
El nombre del padre es el que inyecta la castración en la lengua, Y este discurso afecta no sólo a quienes tienen la posibilidad
es el que abre ese espacio imposible entre el sujeto y el objeto, entre económica de acceso a este objeto, sino también a quienes no la
el hombre y la mujer. tienen, y que pueden entonces dedicar su vida ya sea a anhelarlo, ya
El nombre del padre es el que nos hace n’ombres, hombres o a arrebatarlo.
mujeres que vivimos en la dimensión del nombre, en la dimensión
del amor.
Es por el nombre del padre que el amor es amor por un nom- 6. El niño generalizado y el empuje a la homosexualidad.
bre.
Los nenes con los nenes
las nenas con las nenas
5. La pérdida de la ditmensión amorosa.
En unas Jornadas dedicadas a las psicosis infantiles Lacan in-
No es un vacío terviene calificando la época que se abre en la posguerra bajo el
Es un hueco de amor sintagma del niño generalizado (3). Se trata del momento en que, a
medida que comienza a imponerse el american way of life, entramos
Esta estrofa de una canción de la Bersuit, El viejo de arriba, ubi- en un mundo televisivo, de puro entretenimiento, mundo denega-
356 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR - Apéndice / 357

torio de los horrores del encuentro con lo real propio de las guerras que ocurre con el amor en la época: por no estar ahí, en ese espacio
mundiales, y en el que no por casualidad se produce justamente el que se abre al encuentro con el Otro, el sujeto actual en repliegue
fenómeno del baby boom. autoerótico queda encerrado en su narcisismo: podrá ser una estrella
En este disneymundo somos todos niños aburridos que buscan porno gozando del sexo por internet, por venus, por DVD.
divertirse, siempre anhelando el nuevo objeto que venga a suturar El o ella, niños indiferenciados, modelando infatigablemente su
nuestra división subjetiva. Y, como los cartoons, nos volvemos todos imagen para volverse un digno ciudadano del disneymundo: las ho-
un poco aparatos: nos enchufamos, nos desenchufamos, nos pone- ras de gimnasio, las dietas, la ropa de marca, el último celular que
mos las pilas, nos caen las fichas, a veces tenemos la suerte de hacer tenga todas las funciones, las lolas nuevas para los quince de ellas,
un click. Sin darnos cuenta, pasamos de la poesía amorosa al msje los deportes extremos para las fotos de él, las marcas registradas en
de txto, rellenando hasta el cansancio los espacios vacíos, ahorrando el cuerpo: tatuajes, piercing, etc.
tiempo y espacio hasta el hartazgo. Los nenes de treinta o cuarenta Si ya está más grande, el auto último modelo, los viajes. Para él
años se juntan a jugar a la play un viernes por la noche mientras las los viajes de negocios o de trabajo (hay problemas porque ahora a
nenas de la misma edad se van de viaje de solteras o hacen una fiesta veces ella también tiene sus viajes de negocios o de trabajo, y es un
de disfraces, eso sí, con ácidos porque si no es aburrido. Michel lío con quién se quedan los niños reales), para ella los viajes con las
D’Houllebecq describe magistralemente este mundo de hastío en amigas, para todos las vacaciones (en las que no debería faltar la re-
su famosa novela Las partículas elementales. dudancia de visitar el Disneyworld, preferentemente para los quince
La vigencia de la segregación urinaria, propia de la infancia, rige de la nena), la casa en el country, el auto deportivo para él, la cuatro
desde entonces las relaciones entre los sexos, lo que desemboca en por cuatro para que ella juegue a la mamá gallina.
un empuje a la homosexualidad: cada sexo por su lado, evitando el La familia a toda costa, si es necesario, tratamientos de fertilidad
encuentro. Cada sexo por su lado va poblando este disneymundo a repetición, también hasta el cansancio, las cirugías plásticas hasta
de todo tipo de seres que no son ni hombres ni mujeres. Se habla la muerte, ¡que no se note por favor, al menos no tan patéticamente
entonces de los n sexos, de la desaparición de la clásica bipartición como en la vejez, que ya estamos grandes!
masculino-femenino. Los n sexos enloquecen el espacio posible del
amor, allí no es posible contar. Y, cuando lo consiguen, terminan Si no tolera la convivencia con el otro sexo, puede entretenerse
haciendo nudos que no son borromeos, que no anudan en el vacío, con relaciones sin compromiso.
y que dan lugar a síntomas bien propios de la época. Si es nene sale con varias, simultánea o sucesivamente. Eso sí,
les advierte desde el principio que no quiere nada serio... ¡ahora
que están avisadas es problema de ellas si se enamoran!...pero ellas
7. Los pseudo-amores: el empuje al narcisismo. suelen no entender las reglas, o las infringen para molestar, así que
mejor están las prostitutas (precursoras del gadget desde tiempos in-
Por no estar ahí tu amor perdí memoriales), pero si igual lo asustan porque son mujeres, están los
Igual puedo jugar al porno Star travestis...tranquilo, tranquilo, hermano...todo está en su lugar.
O puede arriesgarse a convivir con otro hombre, ellos sí que
Esta canción de la Bersuit, Porno Star, condensa muy bien lo saben lo que es el sexo. En principio estaría garantizada la ausencia
358 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR - Apéndice / 359

de irracionalidad femenina, la ausencia de agujero. Pero nunca se o temprano la excitación maníaca recae en el pozo melancólico.
sabe... ¡algunos se feminizan al punto de pretender vivir un amor! La otra cara del empuje al narcisismo es la depresión genera-
De todos modos, en ese caso azaroso, ambos pueden volver a lizada, ese abatimiento del que habla la letra de esta canción de la
encontrar su lugar en disneymundo casándose, adoptando niños, y el Bersuit que se llama Desconexión sideral.
auto y los viajes y la casa en el country. En el discurso del capitalismo el sujeto vive la experiencia de
Si es nena... si es nena siempre está más complicada, ya lo de- la ausencia de satisfacción completa cotidianamente: cada vez que
cía el misógino de Freud... las nenas casi siempre algo de mujeres adquiere un objeto, verifica que no lo satisface. Pero a la vez, a di-
tienen, siempre se salen un poquito del disneymundo, casi siempre ferencia de los campos de la creencia o de la religión a los que hace
quieren vaya a saber qué cosa extraña que no se puede comprar... referencia la canción, se encuentra acorralado en la relación con un
Pero de todos modos siempre tiene la alternativa de dedicarse a objeto que no incluye la castración. No encuentra entonces en el
desarrollar alguna brillante carrera, que la protege bastante bien de discurso que habita los elementos para entrar en la dimensión del
la ausencia de amor en su vida... amor, y no le queda otro remedio que relanzarse en la búsqueda ilu-
Si no fuera por esos fenómenos psicosomáticos que padece... o soria de un nuevo objeto que lo colme, lo que asegura un fracaso in-
esa bulimia por las noches al volver a la casa vacía... o esa necesidad minente. Es en esa misma cama que no logra habitar con las caricias
de pastillas para dormir... o algún ataque de pánico, por suerte, muy del amor, que el sujeto consumidor caerá, rendido, en la depresión.
de vez en cuando, después está todo bien.
Ella sabe que de los hombres no puede esperar demasiado, su yo
le da casi todo lo que necesita...siempre y cuando no le devuelva en 9. Del amor de transferencia a los derechos del consumidor.
el espejo la inquietante mirada de su madre.
Lo que ya no espera de los hombres puede no esperarlo de su Toma toma coca coca y cada vez está más roca
yo, sino de otra mujer, alguna mujer que se le antoje fuerte, un yo Huele, huele, y más le duele no creer en otra cosa
fuerte en el cual cobijarse, una imagen que la sostiene. Una imagen
desnuda, desprovista de esa perversidad que el falo inyecta en el Esta canción de la Bersuit que se llama La calavera muestra hasta
deseo masculino. qué punto el drogadicto es el consumidor ideal: de la coca-cola a la
coca-coca, buscando esa roca de la degradación. La a-dicción es la in-
creencia en la palabra.
8. Los des-amores: el empuje a la depresión. En esta época, quien más quien menos, somos todos consumi-
dores. Si no consumimos drogas químicas, consumimos otro tipo
Y abatidos van los dos sin creencia o religión de “paliativos” (así los llamaba Freud)(4) al desgarro original que es
Un retorno eterno al vacío vacíos el ser hablante.
La astucia del mercado ha extendido la lógica del gadget hasta
La imagen, narcisista, no es nunca un tratamiento eficaz del va- campos inauditos: todo se compra, todo se vende, todo se asegura.
cío. La inflación narcisista intenta tratar por medio de una imagen La salud, incluida la mental, está pre-paga, y el paciente-con-
hueca un agujero real que tarde o temprano se hace presente. Tarde sumidor, está en su derecho al exigir garantía de eficacia: ¡y no me
360 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR - Apéndice / 361

vengan a hablar de transferencia!, esos artilugios de la sugestión son desliza, lo sugiere, lo abre, incluso a veces lo introduce por la fuerza,
cosa caduca, se trata de hacer un pacto entre el paciente y el te- traumáticamente.
rapeuta, en el marco de una relación dual, sujeta regularmente a Es un deseo despierto, siempre atento a las fisuras del disney-
una mutua evaluación supervisada por un orden burocrático que mundo, siempre listo para tomar alguna de sus habitaciones estancas
no debe fallar. e idénticas por sorpresa, por asalto.
Recuerdo a aquel joven empresario exitoso que no creía en los Su arma es esa poesía analítica a la que llamamos interpretación,
psicólogos y cuyos inquietantes ataques de pánico trajeron a la con- acto que opera en un campo preciso, en el que se vuelve posible la
sulta: ¿podría ponerse en mis manos sin una garantía de eficacia? cuenta.
¿podía yo garantizarle que los ataques no se repetirían? Y finalmen- Cuando da en el blanco, su efecto es la risa, el saber alegre, el
te, en caso de ocurrir esto ¿podría llevar adelante con éxito un juicio retorno paulatino a la vida del inconsciente, que es la vía del deseo
por mala praxis? atravesado por la castración.
Nada más justo que estos derechos que esgrime el sujeto, ausen-
tándose por completo del campo del amor de transferencia, único Texto presentado en la plenaria de la Jornada sobre “Clínica del síntoma”.
lugar donde podría salir del pánico que le provoca la relación con Facultad de Psicología,UBA. 29 de junio de 2007.
el prójimo.

10. El deseo del analista, salida de disneymundo.

Cuanto más santo se es, más se ríe,


Es mi principio, véase la salida del discurso capitalista. (5)

En este párrafo de Televisión Lacan equipara la posición del ana-


lista con la del santo. Define al santo como quien permite al sujeto
del inconsciente tomarlo por causa de su deseo. En esta posición
ubica la posibilidad de salida del discurso capitalista.
Ya que, perdido en medio de todos estos imperativos de consu-
mo, hay un sujeto que sufre.
Estar desterrado de la dimensión de la palabra provoca dolor.
Es por ello que los des-amores sintomáticos contemporáneos
pueden llegar a tener la suerte de encontrarse con el deseo del ana-
lista.
Oportunidad de salida del disneymundo, ya que el deseo del
analista opera en el campo del amor, y cuando no lo encuentra lo
362 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO

Referencias bilbliográficas 13. Anorexia y sexuación:


la obliteración del sexo por la imagen
1. En la clase del 6 de enero de 1972 del Seminario ...ou pire. Inédito.
2. Lacan, J. Les non-dupes errent, clase del 19 de marzo de 1974. In-
édito.
3. Lacan, J. Autres écrits. Seuil. París, 2001. P. 369.
4. Freud, S. “El malestar en la cultura”. En Obras Completas, Biblioteca
Nueva. Madrid, 1973. Tomo III. P. 3017.
5. Lacan, J. “Televisión”, en Psicoanálisis. Radiofonía & Televisión.
Anagrama, Barcelona, 1980. P. 99.
Si bien existen descripciones muy antiguas de cuadros anoréxi-
cos, es recién en estas últimas décadas que presentan de modo cons-
tante y prevalente una obsesión por la imagen especular alrededor
de la cual gira todo el sufrimiento del sujeto.
En este modo actual que toma el goce anoréxico es posible ad-
vertir una respuesta a un imperativo propio de la época: el de gozar
de la imagen narcisista.
Este imperativo, soportado en la producción masiva de gadgets,
objetos técnicos que potencian, recrean, amplifican e invaden los
espacios públicos y privados, diversificando los modos de gozar de
la imagen, ha alcanzado también a la medicina. Lo que puede cons-
tatarse en el florecimiento relativamente reciente, en su seno, de
dos especialidades que verifican la transformación del médico, tal
como lo preveía Lacan en “Psicoanálisis y medicina” (5), en mero
administrador de objetos técnicos que en el mercado valen como
otros tantos objetos de consumo: la nutrición y la cirugía estética.
No escapa a una clínica de la sexuación la evidencia de que la
oferta de estos campos se soporta de la demanda, más aún, cuenta
con la complacencia, incluso la complicidad que llega a la obsesión,
la pasión y hasta la entrega absoluta, de clientes-pacientes mujeres.
Lo que nos lleva a la cuestión del estatuto de la imagen femenina en
la época actual.
Época signada por el discurso capitalista, al que Lacan califica de
mutación del discurso del amo, consistente en que a partir de cierto
364 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR - Apéndice / 365

momento de la historia el plus-de-gozar se contabiliza (cf. 8, p.192). En esta época, Lacan subraya que “lo que distingue al discurso
Este discurso es formalizado por Lacan en una conferencia en la Uni- del capitalismo es esto: la Verwerfung, el rechazo fuera de todos los
versidad de Milán (cf. 14): campos de lo simbólico de la castración. Todo orden, todo discurso
que se emparente con el capitalismo deja de lado lo que llamaremos
S1 S2 $ S2 simplemente las cosas del amor” (13, 6/1/1972). Siendo la castra-
$ // a S1 a ción intrínseca al concepto de falo, éste pierde su consistencia, fenó-
meno señalado por Eric Laurent como actual (cf. 16, 5/3/1997).
Discurso del Amo Discurso capitalista De allí que en el discurso capitalista “la significación del falo” sea
sustituida por “la imagen del falo”, es decir, que del falo sólo queda
Se trata, en verdad, de un pseudo-discurso, ya que en él las lo imaginario, pero también que la imagen (y no la significación) es
flechas realizan un movimiento circular, prescindiendo de la doble el lugar en el que funciona el falo en este discurso.
barra de la imposibilidad que encontramos en los otros discursos. Entrando en el terreno de la sexualidad femenina, la necesaria
Tampoco hay flecha entre el agente y el otro, por lo que el discurso falicización del cuerpo señalada por Lacan (fundamentalmente en
capitalista prescinde también del lazo social, tal como señalaba sus escritos “La significación del falo” e “Ideas directivas para un
Lacan en “La tercera”: “Sólo hay un síntoma social: cada indivi- congreso sobre sexualidad femenina”) es regularmente degradada,
duo es realmente un proletario , es decir, no tiene ningún discurso en la actualidad, al recurso a la identificación imaginaria, a la ima-
con qué hacer lazo social...” (11, p. 86). A lo que se agrega, según gen pura, separada de lo simbólico.
señala Jorge Alemán (cf. 1), la inversión del sentido del vector En esta vía Laurent insistía en señalar que en esta época existe
que conecta el lugar de la verdad con el lugar del semblante, por una “fuerte tendencia a la elección narcisista de objeto. Si el Otro no
lo cual el agente repudia la determinación que recibe de la verdad, existe, existimos yo y mis dobles” (16, 18/12/1996).
para pasar a dirigirla. En muchos casos actuales de anorexia es posible constatar hasta
qué punto el fenómeno anoréxico, ya sea neurótico o psicótico, se
En el “discurso capitalista” el agente es el sujeto dividido reducido presenta como respuesta (¿suplencia?) a una desconexión, una falla
a sujeto del consumo, que comanda la verdad, moviendo al saber de o interrupción del soporte narcisista.
la ciencia en la producción de objetos, gadgets que obliteran momen-
táneamente su división, tal como indicaba Lacan en “Radiofonía”: Del lado de la psicosis, tomemos como ejemplo el caso de Sofía,
“...la plus-valía, es la causa del deseo del cual una economía hace su una joven de 14 años que llega a la consulta con la analista acom-
principio: el de la producción extensiva, por consiguiente insaciable, pañada de su hermana. Siempre había sido más bien gordita, lo que
de la falta de gozar” (12, p. 58). llevaba a su violento padre a llamarla “vaca”, “gorda”, “chancha”, sin
El discurso del amo antiguo, por el contrario, consiste en una es- que esto la afectara demasiado en ese momento. Llamativamente,
critura lógica del mito edípico. En él es posible ubicar la castración su anorexia se desencadena cuando el padre golpea ferozmente a su
como imposibilidad del fantasma, lugar privilegiado para el sínto- hermana mayor. A partir de ese momento, Sofía deja de sentir su
ma: en este discurso el falo se escribe como castración en la doble cuerpo, y en consecuencia, de alimentarlo. Comienza a verse fea y
barra de la imposibilidad. gorda, y a preocuparse casi únicamente por la alimentación de su
366 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR - Apéndice / 367

hermana. Sofía sale de la progresión mortífera del ayuno absoluto, La problemática del falo degradado al estatuto imaginario nos
para estabilizarse en un peso bajo fuera de riesgo clínico, cuando lleva así, en la interrogación de la práctica analítica desde la clínica
la analista interviene para que los actos violentos del padre sean de la sexuación, a la pregunta por el estatuto del padre en el discurso
sancionados e impedida su reiteración por medio de la intervención capitalista.
de la ley.
Del lado de la neurosis, nos parece paradigmático el caso de En el discurso del amo clásico podemos ubicar al padre del Edipo
Claudia, de 16 años, quien también vivía sostenida en una iden- en el lugar del S1, agente de la castración. En tanto el nombre del
tificación imaginaria con una hermana. Luego de su menarca, co- padre no puede nombrar lo femenino, innombrable por estructura, lo
mienza a salir con ella, a compartir sus amigos, se contaban todo, su mal-dice, nombrando a la mujer como castrada, y dejándola entonces
hermana era su “mejor amiga”. Hasta que llega el cumpleaños de su del lado macho de la sexuación, a espera el falo, amando eternamente
hermana: ella se despierta con vómitos y diarreas sangrantes, debe al padre, al punto que Lacan llega a topologizar la estructura histérica
ser internada. A partir de ese día, en que la diferencia propia de lo como un garrote en el que se sostiene por la armadura que es el amor
simbólico irrumpe en su paraíso imaginario, Claudia se desespera por su padre (cf. 10, 14/12/1976).
por adelgazar, dejando prácticamente de alimentarse, hasta llegar a A diferencia de la histérica clásica, sostenida en la impotencia
los 34 kgs. en el momento de la consulta. del saber del amo-padre para nombrar lo femenino, la anoréxica no
En este caso la salida de la posición anoréxica se produce en el cuenta con el padre para definir su posición. Ya sea por su forclu-
momento en que Claudia decide renovar la relación con su padre, sión estructural en el caso de la psicosis, ya sea por su ausencia del
a quien no veía desde la temprana infancia. Cuando lo ve se sor- discurso capitalista en el caso de las neurosis actuales, lo que no es
prende por tener rasgos y gestos de él, le causa gracia. Ya no vuelve lo mismo.
a ayunar. En este último caso, se trata de un discurso que deja afuera la
posibilidad del amor al padre. En esta perspectiva Laurent proponía
En ambos casos, la intervención médica se circunscribió a la eva- la distinción entre el amor al padre que estructura la histeria, de-
luación del riesgo clínico y la intervención sobre el mismo, totalmente jándola sin embargo en la increencia, y el goce sin garantía (cf. 16,
ajeno a la “demanda del sufriente”, de la que en cada caso se ocupaba 11/12/1996). Podríamos agregar: sin la garantía de la castración.
un analista. Tal como planteaba Lacan en “Psicoanálisis y medicina”: En este estado de cosas la medicina, pero también la psicotera-
“...el médico ya no tiene nada de privilegiado en la jerarquía de ese pia, ambas aliadas al mercado, necesariamente obliteran (e incluso a
equipo de científicos diversamente especializados en las diferentes ra- la potencia segunda respecto de la obliteración estructural) el sexo.
mas científicas. Desde el exterior de su función, principalmente en la Que éste no se borre, no se tapone, no se anule, depende de la
organización industrial, le son proporcionados los medios y al mismo ética de un deseo, el del analista, que apuesta a ahondar la división
tiempo las preguntas para introducir las medidas de control cuantita- presente en la demanda de un sufriente, hasta volverla el agujero
tivo, los gráficos, las escalas, los datos estadísticos a través de los cuales mismo del sexo.
se establecen, hasta la escala microscópica, las constantes biológicas y
se instaura en su dominio ese despegue de la evidencia del éxito que Marzo de 2008
corresponde al advenimiento de los hechos” (5, p. 89).
368 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO

Referencias bilbliográficas 14. Huellas del exilio


Acerca del cine de David Lynch
1. Alemán, J., Cuestiones antifilosóficas en Jacques Lacan. Atuel, Buenos
Aires, 1992.
2. Freud, S., “La interpretación de los sueños”. En Obras Completas,
Buenos Aires, Amorrortu, 1986, IV y V.
3. Indart, J. C., Clínica de la no relación sexual. Inédito. Clases del
12/6/98 y 26/6/98.
4. Lacan, “La dirección de la cura y los principios de su poder”. En
Escritos 2, Siglo Veintiuno, Méjico, 1984.
Sin duda, David Lynch sabe de esa manera que tanto Freud como
5. Lacan, J., “Psicoanálisis y medicina”. En Intervenciones y textos 1.
Lacan señalaron como propia de los artistas: sabe antes que nosotros,
Manantial, Buenos Aires, 1988.
sabe sin saber qué sabe. Sus películas nos llevan directamente a la Otra
6. Lacan, J., El Seminario. Libro 10: “La angustia”. Inédito.
escena, al inconsciente, a puro arte, sin comentarios ni interpretaciones.
7. Lacan, J., El Seminario, Libro 11: “Los cuatro conceptos fundamentales
Como el director ha señalado en múltiples oportunidades, su obra es
del psicoanálisis”. Paidós, Buenos Aires, 1987.
pura creación, asociación libre en acto, exenta de toda operación in-
8. Lacan, J., El Seminario. Libro 17: “El reverso del psicoanálisis”. Paidós,
telectual. Allí reside su valor excepcional, y por ello sus películas son
Buenos Aires, 1992.
una invitación a la contrapartida exacta de la asociación libre, que es la
9. Lacan, J., El Seminario. Libro 20: “Aún”. Paidós, Barcelona, 1985.
atención flotante. Al sumergirnos en su cine sin ideas previas, siguiendo
10. Lacan, J., El Seminario. Libro 24: “L’insu que sait de l’une bévue s’aile
los audaces pasos del creador, podemos hacer la experiencia de encon-
à mourre”. Inédito.
trarnos de lleno en el hueso mismo de la estructura del ser hablante,
11. Lacan, J., “La tercera”. En Intervenciones y textos 2. Manantial, Bue-
ese ser que por el hecho del lenguaje siempre es un poco extranjero
nos Aires, 1988.
en su sexualidad. Una y otra vez, con gran maestría, Lynch nos lleva a
12. Lacan, J., Radiofonía & Televisión. Anagrama, Barcelona, 1977.
través de sus carreteras a recorrer las huellas de ese exilio de la relación
13. Lacan, J., El saber del psicoanalista. Inédito.
sexual que debemos enfrentar los humanos cuando nos arriesgamos a
14. Lacan, J. Del discurso psicoanalítico, conferencia del 12/5/72, Mi-
acercarnos a ese fuego. Propongo al lector seguir algunas de esas huellas
lán. Inédito
en sus películas, contando para ello con las claves que nos entrega S.
15. Lacan, J., “El atolondradicho”. En Escansión, nº 1, Buenos Aires,
Freud acerca del lenguaje onírico y sus mecanismos en Interpretación de
1984.
los sueños, ya que ése es el lenguaje que habla Lynch.
16. Laurent, E. y Miller, J.-A., El Otro que no existe y sus comités de
ética. Inédito.
17. Miller, J.-A., Silet. Inédito. Clases del 31/5/95, 7/6/95 y 14/6/95.
La iniciación sexual.
18. Recalcati, M., “Las dos nadas de la anorexia”. Inédito.

Terciopelo Azul trata de la asunción de la virilidad por parte de
370 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR - Apéndice / 371

un varón, situándose el conflicto en el punto preciso de la caída del de Oz, acompañará el camino de Lula hasta el definitivo triunfo
padre, allí donde Jeffrey debe tomar su relevo. Guiado por Sandy, de los amantes sobre ese goce materno que los amenaza de modo
hija de un detective, una oreja cortada lo lleva al encuentro con Do- siniestro.
rothy, personaje que conjuga varias versiones fantasmáticas de lo fe- El camino que hace Lula con Sailor es un recorrido por su in-
menino, fundamentalmente el fantasma del masoquismo femenino. consciente que da la clave de la posición estragante de la madre en
Jeffrey vive la experiencia del deseo de y por esta mujer, que lo obli- el Edipo: en este caso, es la madre quien mata al padre, quedando
ga a medirse con Frank, versión fantasmática del Otro gozador que su hija a sus expensas, y a las de un tío que la viola y embaraza. El
Jeffrey logra abatir, lo que le posibilita cierto atravesamiento de un camino del amor la lleva a una repetición de esta escena con Bobby,
fantasma sado-masoquista en el que prevalecía el objeto voz. Luego en el punto de desfallecimiento de la función viril en Sailor.
de este recorrido se encuentra en condiciones de vivir un amor con En efecto, Sailor, por su parte, se mueve entre su amor por Lula
Sandy, pasando a ocupar su lugar en la cadena de las generaciones. y ese goce típicamente macho que lo lleva al robo y la cárcel. Lula
Esta película muestra muy bien la íntima relación, ya señalada no retrocede en su deseo, lo espera con el mismo amor, y es entonces
por Freud en Inhibición, síntoma y angustia entre neurosis obsesiva que a Sailor se le plantea precisamente el punto que señala Lacan
y masculinidad, entre histeria y feminidad (1). Por un lado, Jeffrey en el Seminario 20: para que un hombre pueda hacer el amor debe
debe atravesar el fantasma del Otro gozador que mortifica la sexua- pasar por la castración, por algo que le diga no a la función fálica (2).
lidad viril del obsesivo, impidiéndole el encuentro con una mujer, En ese momento de huída del amor de Lula y su hijo, Sailor elige
allí donde hace pareja con la muerte. Si bien el sujeto del relato es correr tras la mujer que ama, dejando caer el goce de medirse con
Jeffrey, y es su historia la que se cuenta, Sandy, por su lado, enreda otros hombres por el poderío fálico.
a Jeffrey en una intriga típicamente histérica, haciéndolo entrar en
la serie paterna al despertar su curiosidad hasta empujarlo a una
investigación, y señalándole a esa otra mujer, Dorothy, que encarna La carretera hacia una mujer.
para ella el enigma de la feminidad. Pero ella también va más allá de
su fantasma, ya que sostiene su posición amorosa sin ceder su lugar Carretera perdida es una película que debe leerse con la doble
femenino a la otra, aceptando a su vez que Jeffrey, dejando atrás la clave de los mecanismos de la inversión temporal y la sustitución.
actividad detectivesca, desplace al padre haciéndola su mujer. Una vez más Lynch retoma la problemática de la virilidad, encar-
nada en un personaje de doble faz: Pete/Fred. Pete es un muchacho
de barrio, que tiene su noviecita y vive con unos padres que pare-
El estrago materno. cen constituir una unidad, ya que se mueven, se visten, funcionan
en bloque, en el estilo de esas parejas que terminan por parecerse
Salvaje de corazón trata del encuentro amoroso entre Sailor y y reflejarse uno a otro de un modo inquietante. Adivinamos que
Lula, cuya madre está embarcada en una empresa mortífera, total- este padre que se mimetiza con la madre no opera como carretera
mente decidida a acabar con la feminidad de su hija. Sailor enfrenta principal hacia las relaciones con una mujer (3), por lo que Pete
a esta madre, arrebatando a Lula de sus garras. Sin embargo, su toma una carretera que parece perdida: la de enamorarse de Alice,
presencia fantasmática, bajo la figura de la bruja mala de El Mago la mujer de un hombre fuerte, Eddie, que es un capo maffia, y
372 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR - Apéndice / 373

como tal, impacta, intimida, hace diferencia, en un contrapunto logrando tener a su merced a Camila, que se apasiona por ella.
evidente con el padre de Pete. Una llave azul revela el revés de la trama, el otro lado del espejo,
En este punto se abren dos caminos, uno de ellos sin salida: en el punto de fuga por el que el delirio se pierde en la infinitud, en la
este último, él intenta huir con ella de ese padre terrible, feroz, no en- lógica siniestra del doble como puro reverso especular, sin media-
contrando otro destino que el desprecio de ella (“nunca me tendrás”), ción: una verdad sin sujeto. Allí resuena la pura voz: Silencio, no hay
destino que es figurado por sustitución en el de Fred y Renée, cuya banda: el cuerpo cae, la voz permanece, radical, inalterable, imper-
identidad enigmática punza en él como una herida siempre abierta: sonal. Una voz que sonoriza una mirada, como señala Lacan en su
¿qué quiere una mujer?, llevándolo a un pasaje al acto homicida del seminario (4). El único corte posible con ese objeto que le muerde la
que ella se convierte en la víctima. cola a toda subjetividad en una enloquecedora trama moebiana sin
El otro camino le permite a Pete/ Fred retomar la carretera prin- fin, que no se anuda con ninguna heterogeneidad (es lo que Lacan
cipal: este último se enfrenta con Eddie, abatiéndolo y dejándolo figura con el cross-cap como pegado entre una cinta de Moebius y
solo con su goce escópico, poniéndosele en cruz a ese camino que una superficie heterogénea, y que daría cuenta del corte entre sujeto
lo conducía irremediablemente a la destrucción de lo femenino. Su y objeto en la estructura del fantasma neurótico(5)) es la muerte.
futuro está abierto. En efecto, esta película nos sumerge en cierto borde posible
entre homosexualidad femenina y psicosis, allí donde una mujer
carece del recurso al falo simbólico. Lynch nos lleva a recorrer ese
Locura femenina sin salida. nudo abierto entre feminidad y locura amorosa, que se explicita
en la escena en que ella aleja de sí a Adam, con quien se juega una
Mulholland Drive explora vicisitudes posibles de la locura femenina atracción mutua evidente, para correr al abrazo con Camila. Así,
cuado ésta no encuentra límite, en una lógica psicótica, por lo que en ella queda paradójicamente encerrada en ese goce sin límite que la
ese atolladero tiene lugar el pasaje al acto. También aquí Lynch recurre desvasta hasta la muerte.
a cortes e inversiones temporales, así como a la sustitución y la fun-
ción del doble. Betty es una chica ambiciosa, que no cuenta con una
familia, y que llega a Hollywood esperando convertirse en una estrella. Una salida a la locura femenina.
Fracasa, debiendo incluso recurrir a la prostitución, armando una sór-
dida pareja con una mujer desagradable en un lugar más que humilde. Inland Empire nos interna tierra adentro en el continente desco-
Conoce a una gran actriz, Camila, a la que adora con devoción sin ser nocido de lo femenino, allí donde impera una lógica que demuestra
correspondida; sigue todos sus pasos y recoge sus migajas. encontrar una salida, un anclaje, una posibilidad de vivir la alteri-
Sin embargo, Betty sigue soñando. En este caso el sueño alcanza dad sin perderse en ella a través del amor con un hombre (y este con
el estatuto de un delirio, ya que despliega una interrogación que se indica a la vez el por y el de un hombre, ya que la falta de alguno de
adelanta a cualquier asunción subjetiva de la pregunta, empujando estos dos vectores puede llevar también al enloquecimiento).
al sujeto al doble pasaje al acto, homicida y suicida. Betty sueña que En esta película la dimensión de la Otra escena nos lleva a un nudo
tiene gran talento, que es acogida por su tía, que se destaca en un de tres: se trata de una película dentro de una película que a su vez está
casting, que es mirada por el director de la película, y que rescata, dentro de una película. El sujeto es una chica morocha sin nombre,
374 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR - Apéndice / 375

que mira con angustia una película en una habitación de hotel en la risa y su aplauso tontos, sin consecuencias.
que acaba de vivir la experiencia de cierta degradación de su feminidad En efecto, el recorrido de esta mujer por su fantasma no está
al quedar en posición de prostituta para un hombre. La película que exento de consecuencias, ella debe pagar una factura (bill). Es un ca-
ve le entrega el libreto de su fantasma, posibilitándole a su vez cierto mino que va de la oscuridad a la luz. En la oscuridad está la pérdida
atravesamiento del mismo. En ella se trata de la historia de Nicky, de un hijo, que remite a un punto de no deseo del padre, que se ve-
hija de un gitano polaco que presenta inquietantes aspectos fuera de rifica en el rechazo del padre al embarazo de la madre. Es la oscuri-
ley, actriz que conoce a Devon, con quien protagoniza una siniestra dad de la pérdida de este hijo la que parece llevarla a la interrogación
película sobre un cuento polaco en la que se juega un destino fatal para de su verdad, posibilitándole acceder a la experiencia luminosa del
los protagonistas, Sue y Bill, y eventualmente también para los actores amor. Es que ella misma debe perderse como hija para poder vivir
que los representan. Sue y Bill, ambos casados, tienen una aventura, su feminidad en la vía del amor más allá del padre.
pero Sue atraviesa todas las barreras de la degradación, prostituyéndose
y siendo asesinada por la mujer de Bill, ante la cual se presenta en su
locura amorosa. Los nudos de Lynch.
El síntoma se hace presente en el marido de Nicky/Sue, que se
vuelve persecutorio, confundiéndose con el padre. En este recorrido Lynch nos enseña la estructura con una maestría que nos sobre-
ella llega a un espacio analítico, en el que se escucha hablándole a pasa. ¿Cómo hablar de esos nudos que nos obliga a recorrer, nudos
un analista silencioso que finalmente queda también tomado por la entre el amor el deseo y el goce, entre el hombre y la mujer, allí
transferencia paterna, volviéndose a su vez persecutorio. Sin embar- donde los objetos voz y mirada dejan su marca indeleble, y donde la
go, su pasaje por allí le permite terminar un recorrido que se devela- figura de la locura y la muerte es también la del analista, interrogan-
rá finalmente como el atravesamiento de un fantasma histérico que do cada vez, en cada película al espectador, dirigiéndole un brutal
mantenía al sujeto de la película, la morocha espectadora, separada ¿quién eres?
de Nicky/Sue, que encarnaba el enigma de su feminidad. Este reco-
rrido le posibilita unificarse con Nicky/Sue, para desdoblarse luego Publicado en Litura Nº 1. La Plata, 2009.
de otro modo, al fundirse en un abrazo amoroso con su marido que
ha quedado liberado de la transferencia paterna.
En el recorrido por su fantasma encontramos de nuevo la escena
de seducción propia de la fantasmática histérica: ella es entregada por
el padre a un amigo de éste, que termina matándolo. Su casa actual se
confunde con la casa de su infancia en un juego que tiene como refe-
rencia a Alicia a través del espejo.
Aquí la Otra escena es representada por una familia conejo, com-
puesta por el padre, la madre y la hija, que sueltan frases enigmáticas
en un espacio que sobredimensiona el registro escópico, perturban-
do la cómoda posición del espectador al devolverle su mirada, su
Referencias bibliográficas 15. Anorexia y sexuación

1. Freud, S. “Inhibición, síntoma y angustia”, en Obras completas. Bue-


nos Aires, 1985. Ed. Amorrortu. Tomo XX. Pág 135.
2. Lacan, J. El seminario. Libro 20 “Aún”. Buenos Aires. Ed. Paidós.
Pág. 80.
3. Lacan, J. El seminario. Libro 3 “Las psicosis”. Buenos Aires, 1984. Ed. Paidós.
Pág 418.
4. Lacan, J. Seminario 22. “RSI”. Inédito. Clase del 8 de abril de
1975. 1. Espejito, espejito… Acerca del narcisismo femenino.
5. Millar, J.-A. “Suplemento topológico a “De una cuestión prelimi-
nar…””, en Matemas 2. Ed. Manantial. Buenos Aires, 1987. Pág 135. Ya desde aquel antiguo cuento infantil (que recuerdo especialmen-
te, seguramente a causa de mi nombre), “Blancanieves y los siete ena-
nitos”, es posible encontrar la pareja inefable de la mujer y el espejo
de manera regular en las distintas producciones de la cultura. En este
caso se trataba nada menos que de una Reina Madre que preguntaba
todos los días al espejo: “Espejito, espejito, dime quién es la más bella
del reino”, desatándose su odio mortal hacia Blancanieves, justamente
cuando ésta es nombrada por el espejo.
Más tarde, el lógico, matemático, fotógrafo y escritor Lewis Ca-
rol, escribirá sus famosos “Alicia en el país de las maravillas” y “Alicia
a través del espejo”, en los que una pequeña se sumerge en aquello
que los psicoanalistas llamamos con Freud la otra escena, es decir,
el inconsciente. Y esos relatos son verdaderos tratados acerca de la
lógica que anima al inconsciente, recorridos a veces tortuosos que
debe andar y desandar una niña que se encuentra en las puertas de la
pubertad, urgida por una interrogación que proviene de ese cuerpo
que está cambiando de forma… Y no es casual que sea precisamente
en ese momento de metamorfosis de la pubertad que el sujeto feme-
nino se deslice, patine, hacia la ligazón-madre preedípica, figurada
por la presencia arbitraria y feroz, cuándo no, de otra Reina Madre,
esta vez la Reina de Corazones, cuya sinrazón comanda el destino de
quienes la rodean, incluido el del pobre rey padre…
En su conferencia sobre “La feminidad” Freud nos entregaba la
378 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR - Apéndice / 379

clave de tal apego, a veces mortal, de la mujer por el espejo, afirman- Sabemos que los animales, cuando se encuentran con otro, gra-
do que “En la vanidad corporal de la mujer sigue participando el cias al instinto saben qué hacer. El instinto es un saber inscripto en
efecto de la envidia del pene, pues ella no puede menos que apreciar lo real del cuerpo que desencadena comportamientos programados
tanto más sus encantos como tardío resarcimiento por la originaria a partir del encuentro con la imagen (visual, auditiva, olfativa, tác-
inferioridad sexual. La vergüenza, considerada una cualidad feme- til) del otro. Entonces el animal sabe si debe defenderse, atacar o
nina por excelencia, pero fruto de la convención en medida mucho copular con ese otro cuerpo que entra en su campo perceptivo.
mayor de lo que se creería, la atribuimos al propósito originario de Los seres hablantes, en cambio, a falta del instinto, nacemos con
ocultar el defecto de los genitales.” (1) esos dos registros (real e imaginario) sueltos. Freud lo demuestra en
Este planteo de Freud nos lleva de lleno a la incidencia del anu- su texto “Introducción del narcisismo”, en el que califica la consti-
damiento entre complejo de Edipo y complejo de castración a la tución del yo como una operación segunda respecto de la fragmen-
hora de dar cuenta de la problemática que se juega en torno a la tación corporal original en el ser hablante. Allí Freud indica que el
imagen especular. yo es la proyección de una superficie corporal, antecedente de lo que
Lacan conceptualizará como estadio del espejo.
Lacan concibe el estadio del espejo como un aparato óptico, tal
2. El vestido femenino al des-nudo: la norma fálica como lo propone Freud en el capítulo VII de “La interpretación de los
deja algo abierto en la imagen femenina. sueños”, en el que señala que el inconsciente es lo que Fechner deno-
minó la otra escena (3), precisando que hay que concebirlo como un
Hace ya unos diez años me encontré con un cuadro de un ar- aparato óptico, como un telescopio o una cámara fotográfica, provisto
tista brasileño que me impactó mucho. Fue pintado por Gregório de una serie de lentes o espejos.
Gruber en 1972, se llama Manequins na vitrine y se encuentra en el
Museu de Arte Moderna do Rio de Janeiro. Es un cuadro en apa-
riencia simple, que muestra una vidriera de ropa clásica femenina.
Lo difícil de transmitir es hasta qué punto esa ropa parece tener
vida, a la vez que muestra de manera evidente… que no hay nada
detrás. Es un cuadro que pone en primer plano el valor agalmático
que tiene el vestido femenino, en la medida que recubre esa falta
original, transformando el cuerpo femenino en un falo: fetichiza-
ción del cuerpo a la que Lacan, recurriendo a una expresión de Joan
Riviére, dio en llamar mascarada. (2)
La solución femenina respecto del falo es serlo, a falta de tenerlo.
De ese modo la apariencia de la mujer funciona como señal del falo
para un hombre, pero en el encuentro entre los sexos el deseo de
ella se dirigirá al falo en el cuerpo de él. Luego de sucesivos ensayos, termina diseñando el famoso esque-
¿Cómo empieza todo este asunto? ma de los dos espejos, que da cuenta de cómo se consiguen anudar
380 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR - Apéndice / 381

lo imaginario y lo real en el ser hablante, por mediación de lo sim- como en un puerto de salvación. Con la desaparición del miedo a
bólico. En el esquema óptico el ramillete invertido de flores figura la castración se desvanece el motivo principal que había impulsado
lo real pulsional, el florero el cuerpo imaginario, y la posibilidad de al niño a superar el complejo de Edipo. La niña permanece en él
ver las flores dentro del florero va a estar dada por una doble refe- indefinidamente, y sólo más tarde e incompletamente lo supera. En
rencia simbólica: por un lado la posición del sujeto, el lugar preciso estas circunstancias, la formación del superyó tiene forzosamente
del ojo, que debe situarse en línea con el punto I del ideal. Por otro que padecer; no puede alcanzar la robustez y la independencia que
lado, el espejo plano, posibilitador del armado de la imagen especu- le confieren su valor cultural. Los feministas nos oyen con disgusto
lar, que figura al gran Otro de lo simbólico, debe estar perpendicu- cuando les señalamos los resultados de este factor para el carácter
lar al punto I, exactamente a 90º para que ello ocurra. femenino medio.” (4)
La traducción clínica de este planteo implica que en la constitu- Lacan prefiere nombrar Ideal del Yo a esta instancia a la que hace
ción del narcisismo (en el armado del cuerpo, de la imagen especu- referencia Freud como resultado del complejo de Edipo, ya que se
lar) es determinante la referencia al Ideal del Yo, que regula tanto la trata de una instancia más bien reguladora del goce y de la posición
posición del sujeto como la funcionalidad de la cadena significante sexuada. Vemos que Freud deja planteado entonces el problema de
como lugar del Otro. la fragilidad del Ideal del Yo en la sexualidad femenina.
¿Qué ocurre con el Ideal del Yo en la sexualidad femenina? Si retomamos el estadio del espejo a la luz de estos planteos, con-
Sabemos que Freud hace referencia a la disimetría de los sexos cluiremos que necesariamente la imagen especular, en la medida en
en el Edipo, determinada por su diferente relación con el complejo que se constituye a partir del Ideal del yo, va a ser más precaria en las
de castración. El varón sale del Edipo por la eficacia de la amenaza mujeres. Podemos entender entonces ese apego femenino al espejo
de castración, que realiza un corte rotundo, posibilitándole al su- como una inquietud respecto de la imagen especular: ¿está todo en
jeto la identificación con el Ideal del Yo. En ese momento el varón su lugar?, ¿no hay algo que falta?, ¿no hay algo que sobra?
prefiere el padre a la madre, lo toma como ideal y recibe de él el tí- Es esta problemática generalizada de la imagen femenina la que
tulo de varón que le posibilitará ejercer la virilidad cuando llegue el habitualmente hace crisis en los llamados “trastornos alimentarios”,
momento. Freud plantea la diferencia con el Edipo femenino de la que en buena medida podrían diagnosticarse desde la perspectiva
siguiente manera: “El complejo de Edipo del niño, en el cual desea psicoanalítica como “trastornos de la imagen especular”. En efecto,
a su madre y quisiera apartar al padre, viendo en él un rival se desa- escuchamos que habitualmente el sujeto anoréxico, bulímico u obe-
rrolla naturalmente a partir de la fase de su sexualidad fálica. Pero so se encuentra frente a un espejo deformante. En esos casos tanto
la amenaza de castración le fuerza a abandonar tal actitud. Bajo la posición del sujeto como el lugar del Otro se encuentran en cues-
la impresión del peligro de perder el pene, el complejo de Edipo tión, y es fundamentalmente cierto efecto de presencia de la mirada
es abandonado, reprimido y en el caso más normal, fundamental- del Otro desregulada respecto de la referencia al anudamiento entre
mente destruido, siendo instaurado, como heredero del mismo, un ley y deseo la que se hace presente.
riguroso superyó. En la niña sucede casi lo contrario. El complejo
de castración prepara el complejo de Edipo en lugar de destruirlo; A Ana su padre la trataba de “cerda”, de “vaca”, cuando de pequeña
la influencia de la envidia del pene aparta a la niña de la vinculación ella mostraba su angustia ante el desamor parental “atacando” la he-
a la madre y la hace entrar en la situación del complejo de Edipo ladera por la noche. En su pubertad desarrolla una anorexia que a sus
382 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR - Apéndice / 383

quince años la trae al análisis. Si bien es extremadamente delgada, se ve Este mito es una metáfora de la sexualidad femenina, ya que una
gorda en el espejo. En un momento de inflexión en este análisis relata mujer tiene, a diferencia del varón, la opción de prescindir de la cas-
el siguiente episodio: tración, de no pasar por el rodeo edípico. En efecto, eso que queda
Ella va caminando por la calle, se para frente a una vidriera de abierto en el campo de la imagen es algo que queda abierto también
artículos electrónicos entre los cuales se encuentra un televisor en el que en el campo del goce. Freud se refería a ello cuando señalaba en su
aparece la figura de una mujer cuya delgadez le provoca espanto: “¡qué conferencia sobre “La feminidad”:
horror!, esa chica está en las últimas, con un pie en la tumba, parece “La identificación-madre de la mujer permite discernir dos es-
un cadáver”. tratos: el preedípico, que consiste en la ligazón tierna con la madre
De pronto, su ropa le resulta familiar: es la que ella lleva puesta… y la toma por arquetipo, y el posterior, derivado del complejo de
¡es ella! Cuando se da cuenta de que la imagen en el televisor era su pro- Edipo, que quiere eliminar a la madre y sustituirla junto al padre.
pia imagen filmada desde la vidriera, vuelve a verse gorda. Pero ahora De ambos estratos es mucho lo que queda pendiente para el futuro,
ya está advertida de que se trata de su propio espejo deformante, en el y hasta hay derecho a decir que ninguno se supera en medida sufi-
que se hace presente la mirada injuriante, ultrajante del padre. ciente en el curso del desarrollo”. (5)
La postura de Lacan será más radical en “El Atolondradicho” no
vacilará en tomar distancia de Freud al plantear que él no va a obligar
3. ¿Lobo está? El atajo del estrago. a las mujeres a pasar por la horma fálica, si bien esto le parece lo acon-
sejable para ellas, subrayando que una mujer puede prescindir de la
En español existe una canción que acompaña a un juego infantil, función falo-castración, y que la prueba de ello es el estrago que para
y dice así: Juguemos en el bosque mientras el lobo no está. ¿Lobo está? la mayoría de las mujeres es la relación con su madre (6). Ese estrago
Mientras el lobo no está es posible jugar, disfrutar, pero si el lobo es entonces el resultado de un atajo, de un camino corto, que evita
está… El lobo hace presente esa figura del padre castrador tan cara a el pasaje por el rodeo de la lógica fálica. Allí la mujer es presa del su-
la fobia. Se trata de una versión oral del padre castrador, que no por peryó materno, feroz: éste es el punto en el que el lobo se transforma
casualidad suele encontrarse en la clínica de los niños varones, como en la abuelita, quedando la niña devorada por su linaje matrilineal,
Juanito o el Hombre de los Lobos. desconociendo o rechazando la función del padre. En el cuento esta
Del lado de las mujeres, en cambio, encontramos más bien el función es restituida por la figura del leñador salvador.
retorno de esa figura en los llamados “trastornos de la alimentación”.
Al respecto, existe un mito ancestral, plasmado en el cuento de “Ca- ¿Cómo llega una mujer a tomar este atajo?
perucita Roja y el lobo”. Ustedes recordarán de qué se trata: una niña Podemos encontrar un primer planteo de Lacan al respecto “Ideas
pequeña es enviada por su madre a llevarle unos dulces a su abuela, directivas para un congreso sobre sexualidad femenina”, donde señala
no sin antes ser advertida acerca de la importancia de tomar el cami- que una mujer, que debe fetichizarse, hacer de su cuerpo falo para
no largo, ya que por el camino corto puede encontrarse con el lobo entrar en la lógica falo-castración, puede quedar identificada con el
feroz. La pequeña elige el camino corto, es devorada por el lobo que falo imaginario. Lacan indica que en ese caso la mujer no atraviesa
toma el lugar de su abuela, pero finalmente ambas son rescatadas de el velo del semejante materno, lo que le impide desear el falo en el
la panza del lobo por un leñador. cuerpo del hombre, ya que esa identificación imaginaria con el falo
384 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR - Apéndice / 385

es un rechazo de la función de la castración que la deja en espejo con comer: la comida se transformó en un trámite. Su padre, en cambio,
la madre en una apertura a un sin límite. A este tipo de narcisismo vivía pensando en la comida. Tenía una panza tal monumental que sus
femenino Lacan lo llama “narcisismo del ego”, y lo distingue del “nar- amigos le hacían la broma de que estaba embarazado, que esa panza
cisismo del deseo”, que implica el pasaje de una mujer por la lógica de era su hijo.
la castración, dejándose tomar por la dialéctica entre ser y tener que En ese punto de su relato intervengo diciéndole: “La panza es de tu
le posibilita encontrarse con un hombre, despegándose del espejo con padre… de esa forma no lo dejás ir”. Esta intervención es decisiva en la
la madre (7). salida de su anorexia. A partir de ese momento comienza de a poco a co-
Cuando Lacan construye sus fórmulas de la sexuación formaliza mer y deja de culparse o culpar a su madre por la muerte de su padre.
una lógica con la cual es posible dar cuenta de los atajos del estrago
femenino, que, como señala Lacan en “El Atolondradicho”, si bien se
juega en el plano de la relación de la hija con su madre, no deja de ser 4. Lógicas de la sexuación.
también un estrago paterno. En ese texto Lacan indica que “el padre
no es segundo en ese estrago”. (8) En su seminario sobre “Los cuatro conceptos fundamentales…”
Lacan deja entrever alguna comunidad entre la fobia y la anorexia,
Es lo que encontramos en muchos casos de anorexia o bulimia. refiriéndose a cierto estatuto que podríamos denominar universal,
Como el de Antonella, quien desarrolla rápidamente una anorexia a o pre-subjetivo del fantasma. (9) En efecto, de ambos cuadros clí-
sus diecinueve años a partir de la muerte de su padre. Cuando consulta nicos podría decirse que son infantiles, más allá de la edad crono-
conmigo está al borde de la internación, en un estado de franca desnu- lógica del sujeto que los padece, ya que indican un detenimiento
trición. Sin embargo, se ve gorda, con panza, cada vez que come, así en cierto momento lógico de la constitución del sujeto, de allí la
sea una manzana. pertinencia a la referencia a los cuentos o juegos infantiles para dar
Rápidamente me relata su enfrentamiento mortal con su madre: un cuenta de ellos.
juego de miradas, un espejo sin fin. Ella no le quita el ojo de encima, y En el caso de la anorexia, Lacan hace referencia al “fantasma de
viceversa, lo que lleva a constantes enfrentamientos en los que ambas se la propia desaparición”. Con este nombre pone de relieve el valor
cantan sus verdades. A estos enfrentamientos le sigue una lucha silenciosa constitutivo de ese fantasma, universal en los niños, que consiste
en la que la mirada no descansa un instante. La madre le controla lo que en imaginarse desaparecido o muerto. En ese fantasma el acento
come, ella entonces… come nada. está puesto en el efecto que la propia desaparición provocaría en
Algo comienza a moverse a partir de una sesión en la que Antonella el Otro, particularmente los padres. Hay niños que fantasean con
me habla de su padre muerto, a quien la unía un gran amor, siendo esa escena, otros la actúan en el famoso juego del escondite: el niño
ella su preferida: “mi padre moría por mí”. Entonces me cuenta que se esconde en algún lugar de la casa hasta que (en los casos felices)
a su padre le gustaba mucho comer, que la cocina y la heladera de su los padres notan su ausencia y comienzan a buscarlo. Esa búsqueda
casa estaban llenas de manjares riquísimos comprados por él. Por otra angustiosa le provee al niño de una satisfacción fundamental: la de
parte, refiere que la muerte prematura de su padre se debió a su falta saber que le hace falta al Otro: un momento lógico fundamental se
de cuidado con la comida. Me cuenta que desde que su padre murió realiza allí. Lacan señala a la anorexia como una fijación, una de-
nadie volvió a comprar cosas ricas, ni a sentarse a la mesa familiar para tención en ese momento de pregunta del sujeto acerca de si le hace
386 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR - Apéndice / 387

falta al Otro, pregunta fundamental para pasar a la constitución de acerca de la importancia del surgimiento de la presencia del pene
un fantasma singular, subjetivo. real en el desencadenamiento de la fobia en Juanito.
Podemos situar entonces un primer momento lógico (aliena- Por el contrario, podríamos decir que en la anorexia (y la buli-
ción) en el cual el sujeto busca un lugar en el Otro. Se trata allí de mia como anorexia fallida) está en juego el cuerpo entero, no un
la pregunta ¿le hago falta al Otro?, por medio de la cual el sujeto órgano o una zona delimitada del mismo. Se trata de la presencia
busca alojarse como falta/falo en el Otro. Cuando los padres bus- o de la ausencia, no ya del pene sino del cuerpo entero. Ésta es una
can al niño, se inquietan por él, le demuestran que les hace falta, problemática propiamente femenina, aunque puede darse en varo-
encuentra ese lugar y puede entonces extraer de ese Otro un objeto nes, como veremos más adelante.
a con el cual construir su fantasma singular, su propia manera de Pero ya es hora de que desarrollemos las fórmulas de la sexuación,
responder a lo que no tiene respuesta por estructura, posibilitán- que nos permitirán fundamentar de un modo más cabal estas expe-
dosele de este modo armar ese lazo con el objeto del que carece riencias clínicas:
estructuralmente por la falta del instinto. A este segundo momento
lógico Lacan lo llama separación.
¿Qué pasa cuando el niño se esconde y el Otro no lo busca? El
niño queda en un lugar de resto, desecho, no pudiendo pasar al
tiempo lógico siguiente. En algunos de estos casos el niño queda
melancolizado, identificado con ese ser de resto del Otro. En otros
casos, el niño pasa al acting, buscando por todos los medios, in-
cluidos el ayuno o el exceso de alimentación, hacerse notar por el
Otro.
¿Qué ocurre cuando el niño no puede esconderse porque el Otro
no le quita la mirada de encima? En esos casos se entabla una lucha a
muerte, en la que también el sujeto puede elegir atiborrarse, hacerle
cargar al Otro con el peso de su mirada, como diciéndole: “¿Querías Del lado izquierdo encontramos la lógica falo-castración, cons-
verme todo el tiempo? Aquí me tienes, no podrás ver otra cosa que truida a partir del mito freudiano de Tótem y tabú, que da cuenta
a mí”. También puede elegir desaparecer de distintas maneras, una de cómo a partir de la función de la excepción paterna se constituye
de ellas es la anorexia. el conjunto del universal. El padre de la horda es el único que tiene
La evidencia clínica dice que es mucho más frecuente la fobia acceso a las mujeres de la misma (excepción), quedándoles entonces
en los varones, así como es mucho más frecuente la anorexia en las vedado el acceso a las mujeres de la horda a todos los hijos (univer-
mujeres. Esto nos lleva nuevamente a la cuestión de la sexuación. sal). Se trata de la lógica según la cual la excepción funda la regla.
Como señalaba Freud en “Inhibición, síntoma y angustia” (10), la El resultado de esta operación es la constitución del sujeto del
fobia está más directamente ligada con la angustia de castración, inconsciente, sujeto dividido por la barra de la represión (interdic-
que como vimos, es propia de la sexualidad masculina. De allí el ción del incesto en el mito) y del falo como significante alrededor
acento puesto por Lacan en su seminario sobre La relación de objeto del cual va a girar toda la sexualidad masculina.
388 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR - Apéndice / 389

Los sujetos del mito de Tótem y tabú son los varones de la horda, un conjunto universal. Entonces el cuerpo femenino es un conjun-
el padre y los hijos. Las mujeres figuran allí únicamente a título to abierto, lo que tendrá consecuencias tanto en el plano del goce
de objetos de goce. Las mujeres son indistintas en el mito, no hay como en el plano de la imagen narcisista. Los fenómenos clínicos de
ninguna que se destaque, que quede situada en una posición de la sexualidad femenina son más deslocalizados, encontrándose más
excepción. De allí que el lado derecho, el lado femenino de las fór- bien del lado del estrago. (11)
mulas, tome como punto de partida la inexistencia de la excepción.
En efecto, la sexualidad femenina no tiene su punto de partida en la Hilda ubica el inicio de su anorexia a los diecinueve años, luego de tener
función de la excepción paterna, en la función de la castración, ya a su hija. Durante el embarazo había engordado excesivamente, luego adel-
que al no faltarle nada a la mujer la amenaza de castración es inefi- gazó hasta pesar tan sólo cuarenta kilos. Tanto ese embarazo como su posterior
caz para ella, quedando también su agente (el padre) relegado a un matrimonio, que durara escasos cuatro meses, fueron producto de su urgencia
segundo plano, sin la presencia contundente que tiene en el varón. por huir de la casa materna, a la que había llegado a sus seis años, momento
La inexistencia de la excepción deja abierto el goce femenino a en que su madre, embarazada, se casa con el padrastro de Hilda. Hasta ese
un sin límite, como se verifica en la parte de inferior de las fórmulas, momento ella había sido criada por sus abuelos maternos. Hilda desconoce
en el vector que se dirige desde L/a Mujer hacia el significante que las circunstancias de su nacimiento, así como a su padre, de quien sólo tiene
falta en el Otro (que es precisamente el significante de la mujer). Si la el nombre. Había intentado encontrarse con él, logrando hablar con él por
mujer acepta pasar por la lógica falo-castración, volverse de la ligazón teléfono, pero éste negó ser su padre y también se negó a verla.
madre preedípica hacia el padre, entonces quedará desdoblada en su A sus seis años el flamante marido de la madre le da el apellido. Cuando
goce: tendrá por un lado relación con el falo, mientras que por otro Hilda crece, comienza a mirarla con evidente deseo sexual, irrumpe en el
permanecerá en relación con una ausencia. baño cuando ella está bañándose, le saca fotos desnuda.
Miller hace una lectura muy esclarecedora de las fórmulas de la Hilda mantiene el ayuno hasta que se enamora de un hombre. Comien-
sexuación como estructuras significantes del cuerpo en su curso El za a tomarle gusto a la comida, disfruta comer con él. Pero cuando se queda
partenaire-síntoma. Allí retoma los planteos lacanianos del Semina- a solas se provoca el vómito.
rio de La Angustia acerca de la relación de cada uno de los sexos con
el amor, el deseo y el goce, a la luz de las lógicas de la sexuación.
Señala entonces que del lado masculino existe un órgano que se 5. Los “trastornos alimentarios” como trastornos del amor:
descuenta de la imagen narcisita, el órgano fálico, que pasa enton- la declinación de la función paterna.
ces a funcionar “fuera-de-cuerpo”. A partir de este órgano que se
exceptúa del conjunto de los órganos corporales, es posible cerrar ¿Por qué las anorexias y bulimias constituyen epidemia en esta
el cuerpo como un conjunto. De allí la prevalencia del yo en la clí- época en los países desarrollados o en vías de desarrollo? Sin duda,
nica de hombres, particularmente la neurosis obsesiva, así como los hay una relación directa entre la declinación de la función paterna y
fenómenos de goce localizados. El cierre narcisista es más logrado estos fenómenos de estrago en la clínica.
que en las mujeres. Lacan da las claves de esta transformación de la clínica al formalizar
Del lado femenino, en cambio, no existe ningún órgano que el discurso del capitalismo como una variante del discurso del amo que
funcione fuera-de-cuerpo, por lo que el cuerpo no se cierra como de algún modo infringe las reglas del discurso:
390 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR - Apéndice / 391

castración, dejando afuera las cosas del amor. (12)


S1 S2 Así como el discurso del amo puede leerse en el lado izquierdo
$ // a
de las fórmulas de la sexuación, el discurso capitalista puede leerse
Discurso del Amo en el primer cuantificador del lado derecho: el del sin límite, el de la
inexistencia de la excepción. Su correlato en el campo del goce es la
El discurso del amo clásico es el mismo que da lugar a la lógica unilateralización del vector que va del L/a a S(A), desconectado del
edípica, organizada alrededor de la figura del pater familiae. El padre anclaje fálico. Vemos entonces que coincide con lo que desarrolla-
en posición de amo, como S1 agente de la castración, en función mos anteriormente como estrago.
de excepción, instala la ley de la castración para todo sujeto, con- Lacan propone otra vuelta a esta problemática clínica en su semi-
formando el conjunto de los significantes como S2. El resultado de nario Les non-dupes errent, en el que hace referencia a que lo propio
esta operación es el surgimiento del sujeto del inconsciente, divi- de la época es que cada vez más se prefiere otro tipo de nominación
dido entre dos significantes, que va a quedar separado para siem- al nombre del padre, señalando que la consecuencia de esta depre-
pre del objeto, resto real de esa operación simbólica. Esa separación ciación de la nominación paterna es la pérdida de la dimensión del
radical es figurada en este discurso a través de la doble barra de la amor.
imposibilidad en el nivel inferior de la fórmula. De allí en más, es la Lacan indica que el tipo de nominación en ascenso es la que da
estructura lógica y topológica del fantasma la que posibilitará algún en llamar nombrar-para, señalando que para que opere ese tipo de
tipo de lazo, siempre sintomático, entre el sujeto y el objeto. nominación generalmente basta con la madre, indicando que ese
tipo de nominación, que consiste en designar un proyecto para el
hijo, constituye un orden de hierro, y que en estos casos lo social
$ S2
toma una prevalencia de nudo.
S1 a
Considero fundamental retomar estos planteos lacanianos a la
Discurso capitalista hora de estudiar los nuevos síntomas y su carácter epidémico. Basta
mirar los sitios web pro-anorexia, con sus millares de seguidoras,
El discurso capitalista, en cambio, surge a partir de la combina- para encontrar la evidencia de que estamos aquí ante un nuevo tipo
ción entre la lógica del mercado y la posibilidad de la fabricación de de nominación.
objetos en serie a partir de los avances de la ciencia, objetos a los que Hay una relación directa entre el aumento de los llamados tras-
Lacan denominará gadgets. El agente de este discurso es el sujeto, no tornos alimentarios y la pérdida de la dimensión amorosa propia de
dividido entre dos significantes, sino habitado por la barradura que la época, al punto que podríamos considerar dichos trastornos como
implica la falta de un goce absoluto. Es el consumidor, siempre listo trastornos del amor.
para obturar su división subjetiva con algún nuevo gadget. Vemos
cómo en este pseudo-discurso falta la doble barra de la imposibili- Jovencísima, delgadísima, llenando su día de vómitos, mentiras y sus-
dad, por lo que se produce un movimiento circular sin límite. De tracciones de objetos o dinero a sus seres cercanos. Disparada de un
allí que Lacan defina en su seminario sobre “El saber del psicoana- lado a otro, intentando huir de la coacción, transgrediendo sistemáti-
lista” al discurso del capitalismo como un discurso que forcluye la camente el control del que era objeto en una institución especializada
NUDOS DEL AMOR / 393

en trastornos de la alimentación. Camino que termina llevándola a Referencias bibliográficas


comparecer ante un juez que no encuentra mejor acto de justicia que
obligarla a comer un alfajor delante suyo, mientras la retaba.
1. Freud, Sigmund. “La feminidad”, en Obras Completas. Buenos Ai-
Se queja de este camino que va directo al grano, directo al alfajor, di-
res, 1986. Amorrotu. Tomo XXII. P. 122.
recto a la comida que tanto la perturba. Consigue hacerse escuchar,
2. Rivière, Joan. “La femineidad como máscara”, en La sexualidad fe-
llegando al encuentro con este objeto extraño que es un analista.
menina. Buenos Aires, 1985. Homo Sapiens.
Me habla de sus pasos perdidos, su tristeza, que la obligó a abandonar
3. Freud, Sigmund. “La interpretación de los sueños”, en Obras Completas.
el colegio, su ajenidad a todo lugar, su consciente satisfacción en el
Buenos Aires, 1986. Amorrotu. Tomo IV. Cap. VII.
sufrimiento, su fascinación por la muerte, por su imagen muerta.
4. Ibid 1. P. 120.
“Julieta, Julieta, ¿querés morir de amor?”
5. Ibid. P. 124.
Y entonces el viraje, otro camino, un desvío. Entonces el llanto de
6. Lacan, Jacques. “El atolondrado, el atolondradicho o las vueltas di-
Julieta, del nombre elegido por la madre a los besos, sus primeros
chas”, en Escansión nº1. Buenos Aires, 1984. Paidós Biblioteca Freu-
besos, que él se llevó, a esa música que arrobaba sus cuerpos. Ella
diana. Pp. 35-36.
sólo está ausente, ahí, donde está él. Sigue en él, en ese cuerpo, ajena
7. Lacan, Jacques. “Ideas directivas para un congreso sobre sexualidad
a sí misma. Su pierna quedó allí, sobre el cuerpo de él, luego de ha-
femenina”, en Escritos 2. Buenos Aires, 1985. Siglo veintiuno. P. 712.
ber hecho el amor, como antaño reposaba durante su sueño infantil
8. Ibid 6. P. 36.
sobre el cuerpo de la madre que la consolaba.
9. Lacan, Jacques. El Seminario. Libro 11: Los cuatro conceptos funda-
Visitamos su blog, sus dibujos, sus escritos, sus tatuajes, sus sueños.
mentales del psicoanálisis. Buenos Aires, 1986. Paidós. P. 222.
Estaciones en las que la palabra se estremece, se suelta, se escabulle. Y
10. Freud, Sigmund. “Inhibición, síntoma y angustia”, en Obras com-
en las que finalmente resuena, atronadoramente silenciosa, la voz.
pletas. Buenos Aires, 1986. Amorrortu. Tomo XX. P. 135.
Seguimos su llamado. La perdemos, la encontramos. Cada encuen-
11. Miller, Jacques- Alain. El partenaire-síntoma. Buenos Aires, 2008.
tro es diferente.
Paidós. Cap. XIII.
She said, she said, dice el tatuaje. La voz oracular, injuriante de la
12. Lacan, Jacques. El saber del psicoanalista. Seminario inédito. Clase
madre, escribiéndose con sangre en su carne.
del 6 de enero de 1971.
She said, she said. Aquella canción de los Beatles, la nostalgia del
padre, que ella adivinó tan temprano, calando hondo en su ser.
She said, she said. Su amado cantando, acariciándola con su voz.
Su boca, ahora otra boca, desatada del yugo oral. Su propia voz,
derramándose en poesía analítica. Animándola a internarse por
nuevos caminos.

Conferencia de apertura de las Jornadas sobre anorexia y bulimia realizadas en


Belo Horizonte (Brasil) por el NIAB en la Facultad de Medicina de Minas Gerais
el 2 de diciembre de 2010.
VERIFICAR
394 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR / 395

Indice

Presentación 5

Prólogo 7

1. Introducción a los nudos del amor 11


I. Un sueño, una invitación / II. Lectura de “Des-amores en
Disneymundo” / III. Amor y función paterna / IV. Amor y
vacío / V. Amor y sexuación. / VI. Amor y cuerpo

2. Amor y función paterna 27


I. Lacan y el Edipo freudiano: idas y vueltas / II. El problema de la
identificación primaria / III. Versiones del padre / IV. La transmi-
sión de una falta / V. Angustia, función paterna y ex - sistencia

3. Amor y castración 49
I. Complejo de Edipo y complejo de castración / II. La me-
táfora del amor / III. Dar lo que no se tiene / IV. Eros y
Psyché / V. Amor y castración en el campo escópico /
VI. La posición del analista en el amor

4. Amor y fantasma 71
I. La vertiente patógena de la operación edípica / II. Versio-
nes lacanianas del Edipo / III. Más allá del Edipo / IV. La
mentira del fantasma / V. El amor y la demanda / VI. La
perversión cristiana del amor / VII. La corrección que opera
el análisis / VII. El amor más allá del fantasma

5. Amor e inconsciente 93
I. El incauto del inconsciente y el amuro / II. El no incauto,
producto de la ciencia / III. Amor e inconsciente / IV. El yerro
en el amor / V. Las dimensiones trágica y cómica del amor
396 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO NUDOS DEL AMOR / 397

6. Amor y vacío 111 12. La incrédula 219


I. La invención del amor cortés / II. Arte, ciencia o religión / I. Un mundo de silencio / II. Locura materna / III. El adve-
III. Amor cortés y misticismo / IV. La faz femenina de Dios / nimiento de una pregunta / IV. No hay amor sin creencia /
V. La función del obstáculo / VI. La lógica del amor V. De lo necesario a lo contingente / VI. El estrago materno
/ VII. Un corte fundamental / VIII. El nudo de F.
7. Amor y sexuación 127
I. Hombres y mujeres en la dialéctica fálica / II. El problema 13. La homi-cida 241
del goce femenino / III. El hombre como relevo / IV. El nú- I. Ambivalencia de transferencia y análisis / II. La renuncia
mero de oro y la inexistencia de la relación sexual / V. Equi- y las relaciones entre los sexos / III. Otra vez el inconsciente
valencia o relación / IV. Una mujer de armas tomar / V. Se para-ción / VI. Des-
armada por el amor / VII. La excepción paterna
8. Amor y cuerpo 147
I. Del seminario de la Angustia a Aún / II. El goce macho / Apéndice
III. El Otro goce
1. Hacia una clínica del estrago femenino 260
9. Nudos del amor 159
I. La relación sexual no existe / II. Anudamientos entre los 2. La verdadera, la falsa, la no toda 267
sexos / III. Posiciones masculinas en el nudo. / IV. Posicio-
nes femeninas en el nudo 3. La erotomanía del amor femenino 277

10. La desamorada 175 4. Lo real del sexo en Lacan 283


I. Acerca de los nervios… / II. La madre / III. Del padre / IV.
Sus hombres / V. De los nervios y el amor / VI. Algunas cues- 5. La cara oscura del Otro 291
tiones para pensar / VII. El síntoma en el cuerpo / VIII. Ropa
de mujer / IX. Furia femenina / X. No perder a la nena / 6. Síntoma y sexuación 296
XI. Cenicienta del padre / XII. El nudo de “Ele”
7. Anorexia y toxicomanía: cuando el sexo falla el nombre 305
11. Cien por ciento mamá 197
I. Un poco de historia… / II. Una pareja diametralmen- 8. Efectos clínicos de la forclusión de la castración 313
te opuesta / III. Cien por ciento mamá / IV. Espasmos de
amor / V. El síntoma de la soledad / VI. Cuando la madre 9. La dimisión paterna generalizada 321
hace la ley… / VII. La guerra entre los sexos / VIII. Un saco
demasiado chico / IX. Un límite al goce materno / X. El 10. La segregación del Otro sexo 329
síntoma en femenino / XI. El nudo de Analía
398 / NIEVES SORIA DAFUNCHIO

11. No existe ninguna que diga que no. 335


Acerca de la homosexualidad femenina

12. Des-amores en disneymundo 343

13. Anorexia y sexuación: La obliteración del sexo por la imagen 353

14. Huellas del exilio. Acerca del cine de David Lynch 359

15. Anorexia y sexuación 367

También podría gustarte