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CLASE DE ETICA PROFESIONAL

Contenido correspondiente al III Parcial


MODULO 1
LA PERSONA, REALIDAD MORAL
La moral no es una doctrina concreta ni un conjunto de normas, sino una dimensión de
las personas y de las sociedades que surgen en ambas cuando perciben que hay unas
formas de vida, unos ideales propios de seres humanos que otros. Vivir moralmente,
pues, consiste en ser persona en el más pleno sentido de la palabra.
Por eso, autores como Ortega recuerdan que el termino “moral” tiene un sentido
deportivo: esta alto de moral el que se encuentra en forma, el que esta preparado
para enfrentar limpiamente cualquier tarea o proyecto; esta desmoralizado quien no
tiene arrestos para aceptar ningún reto. Lo importante no es tanto ser moral o
inmoral, como estar alto de moral o desmoralizado.
Relacionado a lo anterior entonces que es Moral y Ética
1. Moral y Ética
Para ser persona en el pleno sentido de la palabra, para estar en forma, es
preciso entrenarse en tres aspectos:
• Forjarse un buen carácter
• Agudizar ese sentido para las cuestiones morales al que se le ha dado el
nombre de conciencia, y
• Adquirir criterios morales, adquirir sabiduría práctica.
Estos tres aspectos componen la estructura moral del ser humano.
La moral forma parte de la vida cotidiana, mientras que la ética es un saber filosófico;
la moral suele llevar “apellidos” que tienen que ver con tradiciones religiosas o con
grupos culturales: cristiana, budista, nipona, etc.
2. Moral, derecho y religión
Moral, derecho y religión tratan de orientar las acciones humanas y , en este
sentido, son saberes normativos que dan normas. Los tres son necesarios para
las personas y se complementan entre sí. ¿Cuáles son sus diferencias?
La moral y la religión no solo dan normas, sino que también se ocupan de
averiguar que es lo que hace felices a las personas, cosa que no es tarea del
derecho. Pero incluso en lo que se refiere a las normas, no es igual la forma de
tratarlas. Al reflexionar sobre las normas podemos distinguir en ella dos
aspectos:
• El contenido, lo que manda o prohíbe la norma, por ejemplo “no matar”.
• La forma en que lo hace, por ejemplo, bajo amenaza del castigo en el caso
del derecho, como cuestión de conciencia en el caso de lo moral o como
prohibición divina en el caso de la religión.
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Aunque en ocasiones el contenido de determinados mandatos y orientaciones sea a la
vez jurídico, moral y religioso, eso no significa que una de las tres formas de orientar la
acción tenga que eliminar a las restantes, porque cada una de ellas tiene un modo de
ayudar a las personas.
La diferencia entre esos tres saberes prácticos descansa sobre todo en cuatro
elementos:

• Quien es el que promulga el mandato y exige, por tanto, su cumplimiento;


• Quienes son los destinatarios
• Ante quien esta obligado a responder el que lo infringe
• De quien se puede esperar obediencia.

RELIGION DERECHO MORAL

Dios, a través El poder La persona


Quien de revelación y legislativo misma.
promulga el magisterio. legitimado
mandato. para ello.

Los miembros La persona de


Destinatarios Todos los de la cada hombre.
del mandato. hombres. comunidad
política.
Ante los Ante sí mismo.
Ante quien Ante Dios. tribunales.
responde.
De los De todos los
De quien se De los obligados por hombres.
puede esperar creyentes. el pacto
obediencia. político.

3. Tareas de la ética
Para cumplir su cometido, la ética se enfrenta a tres tareas:
• Tratar de aclarar en qué consiste la moral,
• Intentar fundamentar porque hay moral,
• Procurar aplicar cuanto haya descubierto para orientar la acción en los
distintos ámbitos de la vida personal y social.

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El desarrollo de la Conciencia
Algunos psicólogos, como Jean Piaget, han interpretado la conciencia moral como la
capacidad de formular juicios sobre lo justo y lo injusto, y han estudiado como se
desarrolla esta capacidad en los niños, llegando a resultados como los siguientes:

• En el terreno de lo moral formulamos juicios y, por tanto, es un tipo de


conocimiento sobre el que se puede argumentar.
• Aunque los contenidos de los juicios morales son diferentes en diversas
culturas, la estructura del juicio moral es igual en todos los individuos.
• Es posible educar la consciencia moral en las formas mas justas de tomar
decisiones, porque las cuestiones de justicia se pueden universalizar.
La estructura universal de los juicios morales se desarrolla a través de unas etapas, que
siguen una secuencia idéntica en personas de diversas culturas, y se ordenan en tres
niveles, cada uno de los cuales supone un mayor grado de madurez en relación con los
anteriores:

• En el nivel preconvencional, la persona tiene por justo lo que satisface sus


intereses. La persona respeta las normas solo por las consecuencias que
pueda acarrearle vulnerarlas (castigo o ausencia de premio).
• En el nivel convencional, la persona considera justo lo que concuerda con
las leyes propias de su sociedad. En este nivel, la persona se siente ante
todo miembro de una comunidad, cuyas normas, reglas y principios
reconoce y admite. Por ejemplo, el servicio militar es en muchos países
admitido porque es legal y socialmente aceptado.
• En el nivel postconvencional, la persona distingue entre las normas de su
sociedad y los principios morales universales. La persona ya se siente
miembro de la humanidad, de modo que la justicia particular es inseparable
de la solidaridad global. El caso de los defensores de ciertos derechos, que
actúan por el convencimiento de la universalidad de los mismos.

El relativismo moral
El relativismo moral consiste en afirmar que los principios de lo justo y de lo bueno
solo podemos encontrarlos en el interior de cada grupo determinado y solo valen para
el, pero no para todos los seres humanos. Como cada grupo tiene sus costumbres y
tradiciones, las opciones morales que toman son incomparables con las de otros, de
modo que lo justo y lo injusto, lo bueno y lo malo son siempre relativos a algún grupo,
dependen de sus formas de vida, y resulta imposible a los distintos grupos ponerse de
acuerdo, alcanzar unos principios con validez universal.

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Hoy el relativismo sigue presente en las siguientes posiciones:

• El relativismo cultural según el cual los criterios morales dependen de las


distintas culturas.
• El contextualismo según el cual solo podemos saber si una propuesta oral
es correcta o incorrecta si la consideramos dentro de cada contexto de
acción.
• El etnocentrismo que afirma la imposibilidad de justificar la bondad de una
opción teniendo por interlocutor a cualquier ser humano. Para el
etnocentrista, solo podemos justificar una decisión ante aquellos que
comparten ya nuestra forma de vida, porque solo ellos pueden
entendernos.
El Emotivismo
Según los emotivistas, las afirmaciones morales solo pretenden expresar emociones y
sentimientos, y no aumentar nuestro conocimiento, porque de ellas no puede decirse
que sean ni verdaderas ni falsas.
El emotivismo nació en el siglo XVII, especialmente con la obra de David Hume, quien
afirmaba que la maldad o bondad de un acto se percibe por el sentimiento que
experimentamos ante él, no porque la razón nos lo muestre. En el siglo XX aparece de
nuevo el emotivismo como una de las corrientes del análisis del lenguaje moral.
Desde la perspectiva emotivista, pues, los juicios morales no pretenden describir
situaciones, sino provocar actitudes. Si, por ejemplo tengo una actitud de rechazo
ante la pena de muerte, y afirmo “la pena de muerte es moralmente insostenible”, no
hago sino expresar mi sentimiento de rechazo, e intentar influir en otros para que la
rechacen igualmente.

Éticas de la justicia y éticas de la felicidad


Las éticas de la justicia
Las éticas de la justicia o éticas de mínimos se ocupan solo de la dimensión
universalizable del fenómeno moral, es decir, de aquellos deberes de justicia exigibles
a cualquier ser racional y que, en definitiva, componen unas exigencias mínimas. Las
ambiciones son legitimas si no quiebran los principios de justicia y solidaridad ,
requerimientos mínimos que marcan los limites de nuestros proyectos.

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Las éticas de la felicidad
Las éticas de la felicidad por el contrario, intentan ofrecer ideales de vida buena, en
los que el conjunto de bienes de que las personas podemos gozar se presentan
jerarquizadamente como para producir la mayor felicidad posible.
Son, por tanto, eticas de máximos, que aconsejan seguir su modelo, nos invitan a
tomarlo como orientación de la conducta, pero no pueden exigir que siga, porque la
felicidad es cosa de consejo e invitación, no de exigencia.

¿ Quién está en forma?


Si quisiéramos responder a la gran pregunta de este tema “¿Quién esta en forma”?,
“¿Quién esta alto de moral?” habríamos de contestar que esta alto de moral, esta en
forma, quien actúa según principios universales de justicia e intenta con prudencia día
a día aprender a ser feliz.

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