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*Atentos a los cambios en el Paraíso*

-por: Maicol Lam

Hoy más que nunca, las comunidades en donde habitan las personas,
necesitan recuperar los bienes, valores y principios, que se han ido
perdiendo con el pasar del tiempo y las generaciones.

La ciudadela El Paraíso, se caracterizó desde sus inicios, por ser


exactamente eso: “_un paraíso de armonía y tranquilidad_”, en el que sus
moradores, la mayoría conocidos unos de otros, compartían intereses y
añoranzas comunes.

Con el pasar de los años, muchos partieron, llegaron más y nuevos


vecinos, los niños de antaño crecieron, se hicieron adultos, formaron sus
familias, algunos se quedaron, otros no; la tecnología y la
telecomunicación avanzaron, el entorno y los alrededores cambiaron.

El crecimiento de la ciudad y la modernidad, nos dejó como resultado, el


advenimiento de una marejada de cambios, llegaron cosas muy buenas,
pero llegaron también otras, muy malas; por lo que nos vimos obligados
a aislarnos, protegernos, convertir nuestros hogares en trincheras, en
bunkers.

Toda esta modernidad nos acercó a muchas cosas, pero tristemente,


también nos alejó de otras.

Miedo, intranquilidad, desconfianza, incertidumbre, apatía, son solo unos


pocos ejemplos de los males que hoy nos agobian, y aunque no sean
enfermedades del cuerpo, lo son de la mente y el espíritu.

Si a estas pesadas cargas emocionales, añadimos la descortesía, la falta


de urbanidad, la escasez de buenos modales y costumbres; y la
desconsideración e indiferencia de las que algunas personas hacen gala;
tenemos el “caldo de cultivo” propicio, para mantener a la ciudadela
desunida, parcializada y desorganizada.

*Si los moradores de la Ciudadela El Paraíso, deseamos seguir


mereciendo llevar este nombre, debemos romper las cadenas de la
apatía y la indiferencia, y arrimar el hombro junto a aquellos que están
tratando de hacer algo, para mejorar la calidad de vida de todos en el
barrio.*
Y la verdad es que somos muy buenos exigiendo “nuestros derechos”,
pero muy malos para respetar y hacer respetar los derechos y el espacio
de los demás.

*“La mayoría de los problemas en las comunidades


se dan por una mala relación entre los vecinos”*.

Cuántas veces no hemos pasado un mal rato, al encontrar basura,


obstáculos, heces de mascotas, etc., por donde transitamos?

Cuántas veces no hemos podido sacar nuestro coche del garaje, porque
se encuentra bloqueado por otro coche?

Cuántas veces hemos perdido horas de sueño, por ruido, por música a
volumen excesivo, por gritos y discusiones, en horarios inadecuados?
Muchos de los problemas en las comunidades, se podrían resolver, si
hacemos conciencia de que nuestro derecho y espacio terminan, donde
empiezan los de los demás.

Para mantener un ambiente cordial de convivencia, las personas deben


entender que no pueden ir por la vida transgrediendo las leyes y las
normas establecidas, las buenas costumbres, el orden y la limpieza, ya
que definitivamente se ocasiona incomodidad, malas relaciones y roces
entre vecinos.

Para ser respetado, primero hay que aprender a respetar; y por esta
razón, en las siguientes líneas, se encuentran unas pocas reglas de
urbanidad que debemos recordar y observar en nuestra comunidad, si
deseamos realmente avanzar.

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