Está en la página 1de 3

2.

a. Reflexión sobre nuestra situación actual como humanidad.

En estos tiempos, resulta interesante ver cómo y cuánto nos quejamos. No hay duda de que casi todo está en un caos, eso
es evidente. No obstante, antes de quejarnos, debemos primero preguntarnos: ¿Qué hice yo para llegar a este estado de
cosas? ¿Porqué estoy aún aquí? ¿Qué tengo que aprender? ¿Qué deudas aún me quedan por pagar? ¿Cómo puedo ayudar,
participar, aportar a mejorar esto que veo y no me gusta?
Los humanos tenemos una concepción muy extraña de la vida. Creemos que todo lo que existe debe servir a nuestras
necesidades. Muchos no se dan cuenta, pero en general también explotamos a otras criaturas y de todas las maneras
posibles, para satisfacer nuestras necesidades y nuestros deseos. En cuanto a la naturaleza, no nos damos cuenta de todas
las formas que la explotamos: cuando dejamos las plumas abiertas mientras fregamos, nos bañamos, etc.; cuando, pudiendo
hacerlo, no reciclamos, aduciendo excusas de que no sabemos a dónde llevar los desperdicios o que no tenemos espacio o
tiempo; cuando permitimos que corten árboles, que siembren cemento indiscriminadamente, que se contamine el ambiente
y se haga mal uso de los recursos naturales para nuestro propio beneficio, etc.; cuando usamos químicos para salir de la
‘mala hierba’; cuando usamos el automóvil sin darle el mantenimiento adecuado, que evite emisiones innecesarias de gases,
en fin, podríamos seguir, pues la lista es larga.
Ni Dios se salva, puesto que muchos nos dedicamos la mayor parte del tiempo en acosar a Dios con nuestras peticiones y
exigencias, y buscar la manera de utilizarlo para nuestros propósitos más egoístas, sin asumir responsabilidad por lo que
hacemos o no hacemos.
Omraam Mikhaël Aïvanhov nos dice que “no seremos un verdadero espiritualista hasta que no nos pongamos al servicio
de Dios. Y en tal momento, no tendremos la necesidad de pedirle nada. ¿Por qué? Porque en el momento en que nos
ponemos a su servicio, nos hará partícipes de sus riquezas o de las verdaderas riquezas: Aquellas, que no se alteran nunca
y que nada ni nadie puede quitarnos.”
Trigueirinho también nos dice que cuando nos donamos en servicio desinteresado y nos olvidamos de nosotros mismos,
todas nuestras verdaderas necesidades serán suplidas.
Pero la vida material nos ha tragado. Estamos siempre tan ocupados atendiendo ‘nuestros’ asuntos, atrapados en una vida
que se desarrolla sólo en lo superficial, que dejamos de VIVIR. No sabemos cómo vivir a plenitud cada segundo desde
aquello que nos eleva, no sabemos vivir la espiritualidad natural. Vivir plenamente es ESTAR PRESENTE, atendiendo lo
esencial. Nos cuesta salir del control de la mente, estamos siempre dominados por pensamientos que nos impide
conectarnos con el corazón, por lo que vivimos insatisfechos, frustrados o enajenados.
A veces nos sentimos muy incómodos con nuestra vida, pues en el fondo, nuestro Ser Sabe… Nos sentimos miserables, lo
que vemos a nuestro alrededor no nos gusta, pero… ¿qué hacemos más allá de quejarnos? Buscamos excusas para no hacer
esto o lo otro, o simplemente para seguir haciendo lo que estamos haciendo, aunque no nos guste y sepamos que no es lo
correcto. Siempre van a existir excusas mientras no aprendamos a vivir en y desde el corazón, pues permitimos que la mente
nos controle todo el tiempo.
Hablamos y hablamos, decimos que no queremos estar aquí, que ya no soportamos las cosas que pasan, ni a la gente, que
queremos estar en otro lugar, haciendo otras cosas. Cabe preguntarnos si esta actitud o reclamos son producto de cierta
arrogancia, soberbia o ignorancia, y ni siquiera nos damos cuenta. Debemos comenzar por entender que nosotros mismos
escogimos estar aquí en estos momentos, que por algo aún estamos aquí.
No podemos olvidar que tenemos algún grado de responsabilidad por haber creado este caos, ya sea con nuestras
decisiones, nuestra energía o actitudes; ya sea por cosas que hicimos en vidas pasadas o porque debemos aportar algo en el
proceso y aún no lo hacemos.
Si realmente nos creemos mejor o mas adelantados que los que participan en ese caos, porque estamos en la búsqueda
espiritual desde hace tantos años, entonces estamos totalmente desenfocados. De hecho, en la medida en que hemos tenido
la oportunidad de acceder a cierta información y conocimientos, debemos asumir mayor responsabilidad. ¿Qué hacemos
para lograr cambiar lo que no nos gusta? Si tenemos un conocimiento espiritual, ¿por qué no participamos activamente en
ayudar a los demás, en aportar al cambio que necesitamos?
El principal obstáculo que planteamos para participar de esfuerzos grupales para ayudar a traer el cambio, casi siempre es
nuestro empleo o la familia. No podemos dejar de mencionar que también existe cierta apatía e indiferencia.
A veces ocurren cosas que nos ayudan a reaccionar, a despertar, pero no siempre es así. Vemos a diario personas que pasan
por situaciones difíciles, dolorosas, pero continúan su vida material como si fuera lo único o lo más importante. Nos
preguntamos: ¿No han aprendido nada? Lo cierto es que han perdido una gran oportunidad.
Estamos muy confundidos respecto a nuestras prioridades. Estamos ante eventos de gran trascendencia en la evolución
planetaria y de esta humanidad. Por tal motivo, es urgente prepararnos para estar en la actitud correcta para poder
enfocarnos en lo que verdaderamente aporta a ese proceso de evolución de la conciencia. No podemos des perdiciar
energías en lamentarnos o permitir que el miedo o la indiferencia se apodere de nosotros. Estamos ante la oportunidad del
gran cambio para un mundo mejor. Pero ese cambio lo vamos a producir nosotros mismos, transformándonos nosotros
primero para luego ayudar a transformar nuestro entorno. Por tal motivo, debemos mantener una actitud serena, para
poder conectarnos con nuestro Ser y así saber qué es lo que nos corresponde hacer. Si quieres que este estado caótico en
que el mundo se encuentra cambie, comienza a cambiar tu primero. Luego, unidos, con valor y sabiduría, podemos
construir un mundo de paz, fraternidad y solidaridad.
Hay muchas cosas simples que podemos hacer en nuestra vida diaria que nos permite vivir la espiritualidad natural. Desde
una sonrisa a aquel que nos pasa por el lado; un saludo a los que están en el ascensor; dejar pasar a uno que lleva prisa sin
molestarnos; darle un abrazo a alguien que está pasando por una situación difícil; echar agua a las plantas que nos gritan
que tienen sed; y, sobre todo: ORAR. Orar por los demás, especialmente por el necesitado y por los que están dormidos,
por los que apenas despertamos, enviarles energías sanadoras, energías de Luz, de amor, de perdón…
Debemos abrir el corazón para servir a cada ser que lo necesite, ayudarlo a sentir, entender y manejar los cambios que están
ocurriendo. Podemos hacerlo simplemente con tan solo estar disponibles en el presente, amorosamente, aprovechando cada
oportunidad que la vida nos presenta de servir. A eso es que hemos venido, aparte de liberarnos de las deudas karmicas.
Además debemos aprender a vivir sin prisa. LA PRISA ES IRREVERENTE, dice Trigueirinho, porque nos hace andar
dando tumbos, inconscientemente, dejar de sonreír a los que amamos o a los desconocidos, dejar de escuchar, dejar de
tener un minuto para nuestra familia, dejar de darnos un espacio para estar solos en silencio, dejar de orar por el mas
necesitado…
La prisa no nos permite SER y nos aparta de nuestro camino, de la meta sagrada. Permitimos que se nos escape la Paz y la
quietud. Tenemos la mente a todo vapor, lo que nos entrampa en círculos de respuestas y acciones automáticas, de
indiferencia, de intolerancia…
Debemos hacer un alto regularmente para sentir la energía de vida que nos rodea y disfrutarla, especialmente en contacto
con la Naturaleza. Aprender a disfrutarnos una puesta del Sol. Debemos ser espontáneos, tener momentos sin
compromisos o responsabilidades y usar ese tiempo para ir a nuestro interior, o dondequiera que el corazón nos dirija, sin
expectativas sobre cómo vamos a usar ese tiempo, dejándonos fluir, seguir la energía del momento, sin analizar lo que
ocurra. Eso es VIVIR.
Cuando logramos estar en el AHORA a cada instante, atentos, aprendemos a VIVIR… no solo pasar por la vida. Aunque
no hagamos mucho, lo importante es ESTAR CONCIENTES cuando comemos, cuando hablamos, cuando escuchamos,
cuando estamos en silencio, cuando nos sumergimos en el dolor o la dicha… solo SER Y ESTAR. Porque todo es sagrado.
Vivir el aquí y ahora nos permite realinearnos con el fluir de la vida, aceptar los cambios sin miedo, con serenidad, en
equilibrio, sentir la alegría de estar completos, de saber quiénes somos y hacia dónde vamos, de Ser, de saber que nuestra
misión es SERVIR.
Para concluir quiero traer parte de una reflexión que preparé hace un tiempo sobre nuestras prioridades en la vida. Don
Antón Ponce de León Paiva nos planteaba que las culturas antiguas dejaron un legado espiritual que muy pocos aún
practican. La vida espiritual era lo más importante, era la razón de su existencia. Diariamente se reunían y realizaban cultos
y rituales religiosos en tres oportunidades, donde estuvieran, ya fuera en el trabajo o descansando. A las siete horas, a las
doce y a las dieciocho horas, oraban, meditaban, con rituales muy simples, pero mensajes profundos y breves, dedicados
a los elementos, tras los cuales estaba Inti (DIOS), como causa, origen y sostén de todo.
Esa actitud de oración permanente trajo como consecuencia lógica un adelanto extraordinario psico-espiritual que ayudó
mucho para el conocimiento y la práctica de la ciencia, el arte y la vida misma. Una actitud pasiva muy breve, pues la
oración activa cubría la acción de todo el día, la actividad, o sea el HACER-SERVICIO. La acción es el único camino del
conocimiento hacia la sabiduría, el pensamiento adquiere fuerza en la palabra y ésta tiene vida en la acción. Así ganamos
experiencia, y la experiencia nos da autoridad, respeto. Gracias a esta actitud de acción, de entrega y servicio, adquirieron
cualidades superiores en todos los campos y despertaron otros sentidos para nosotros aún desconocidos, que les
permitieron sensibilizar sus cuerpos físicos, desarrollarse espiritualmente y contactarse con la Esencia que somos: Yo Soy.

El amor y no el miedo es lo que debe guiar nuestros corazones. Soltemos el apego al viejo mundo y abracemos al nuevo. Es
tiempo de UNIDAD, de FRATERNIDAD, de trabajar juntos por un mundo mejor.

b.

La razón humana se exaltó en la modernidad, pero como principio y fundamento subjetivo y objetivo de la realidad. No
como aspecto caracterísitco y diferenciador de los seres humanos, debido a que la razón es la facultad del ser humano de
pensar, reflexionar para llegar a una conclusión o formar juicios de una determinada situación o cosa. Por tanto, la razón
debe ser empleada en un ámbito público para acrecentar la vida iluminada de una sociedad y no a manera de disputa o
competencia por quien posee más pensamiento y7o conocimiento o quien emplee mejor su tiempo para adquirir más y más
conocimientos, creando así una certeza de superioridad por sobre los demás. Platón y Aristóteles ya definían al hombre
como: "animal racional".
c.

Por que es en medio de esas situaciones, donde se ven involucradas muchas vidas, que se pierden sin oportunidad de
enmendar; por que es en medio de dichos conflictos o guerras, donde la vida recobra sentido al ver que la violencia obligaa
qque haya más violencia. Por que es en esas situaciones que los humanos, tocamos fibras sensibles que nos convierten,
directa o indirectamente, en promotores y defensores de la vida. Por que en medio de una situación de conflicto, lo que
importa es más “el poder” que la dignidad humana, ya que la sed de poder de algunos, sobrepasa el valor humano de los
demás.

d.

La teoría antropológica que tendré en cuenta es el Estructuralismo, donde La cultura favorece la unidad psíquica de las
personas. Los invariantes de la cultura son universales y gracias a ellos es posible la comprensión mutua entre las personas
y el establecimiento de normas universales. La cultura siempre es la misma pero la diversidad deriva de las múltiples
interpretaciones que se hacen de ésta.

Con el estructuralismo se dio el florecimiento de todas las ciencias, la historia adquirió un nuevo sentido, en cuento que el hombre
transformó de manera radical y sistemática los antiguos esquemas que se traían desde tiempos atrás, donde cada cultura manejaba a su
manera conceptos y formas de comportarse en cuanto se le exigía étnicamente.

Actualmente el estructuralismo sigue planteando al hombre como un ser potencial, y a la vez objeto de conocimiento, a partir del cual se
sigue dando el despliegue de las ciencias, puesto que es el único que cuestiona y modifica las estructuras.

Así mismo, con el estructuralismo se abrió campo a lo que son hoy las investigaciones sociológicas en las cuales el punto de reflexión es
todavía la vida social y la manera como los individuos aportan progresivamente al desarrollo de ésta.

En el campo de la ciencia es relevante presentar una organización, puesto que el estructuralismo aportó nuevos tipos de análisis que
permiten una aplicabilidad y confrontación entre lo que es ciencia y mundo. Dentro de esta organización sistemática de las ciencias cabe
también aclarar que éstas adquirieron un avance en cuanto que las estructuras gramaticales y lo géneros literarios también de manera
positiva fueron replanteados, puesto que se permitió mediante ésta darle una interpretación más estricta en cuanto el sujeto como autor
y la realidad como medio de trascender, y a la vez de establecer una relación, donde el significado original se presente ante los otros
sujetos como significante.

También podría gustarte