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PROFESOR
UNIVERSIDAD DE LA COSTA
CUC
Ensayo sobre fallas geológicas en cimentación de suelos
Las causas más frecuentes de fallos en las cimentaciones son muchas y muy
variadas, pero pueden concretarse en las cuatro siguientes:
Los terrenos muy flojos o muy blandos suelen causar daños en aquellos
edificios de cierta entidad que transmiten cargas considerables al terreno. El
origen de esos daños está en el apoyo de la cimentación sobre un terreno cuya
capacidad portante es muy limitada y no puede contrarrestar las cargas
transmitidas por dicha cimentación.
Las laderas inestables causan daños en los edificios que están construidos
sobre ellas. El origen de esos daños es el movimiento generalizado de la ladera,
a su vez producido por alguna alteración, natural o artificial, o bien de sus
materiales constituyentes o bien de sus pendientes naturales.
Las alteraciones naturales suelen producirse por la presencia de agua, estática
o en circulación. Téngase en cuenta que la estabilidad de una ladera depende
de la resistencia a cortante del terreno y que dicha resistencia disminuye en
presencia de agua. Además, hay terrenos que contienen en el seno de su masa
sales solubles o huecos, cuya densidad y cuyo tamaño se incrementan con la
presencia del agua y, cuando hay presencia de estos terrenos en una ladera,
ese incremento de la densidad y tamaño de los huecos causa la inestabilidad
de dicha ladera.
En otro orden de cosas, hay terrenos que, debido a sus propias características
intrínsecas, resultan especialmente problemáticos y constituyen un origen
frecuente de los daños que padecen las cimentaciones de los edificios. De
entre estos terrenos especialmente problemáticos, cabe destacar los
siguientes:
Los rellenos artificiales.
Las arcillas expansivas.
Los terrenos karstificados o con erosión interna.
Los terrenos colapsables.
Los rellenos artificiales.
Ningún relleno artificial debería constituir el apoyo de una cimentación, pero lo
cierto es que, lamentablemente, son muy frecuentes las patologías causadas
por el indebido apoyo de los cimientos sobre esta clase de terrenos, sobre
todo cuando corresponden a edificios de escasa entidad. En efecto, en esta
clase de edificios de volumen limitado es tan erróneo como frecuente el
intento de economizar al máximo, tanto en los gastos derivados de la
investigación del terreno (Informe Geotécnico) como en los costes de
construcción de la cimentación. En consecuencia, los cimientos se apoyan
sobre los rellenos en lugar de atravesarlos, unas veces por el simple
desconocimiento de que son rellenos y otras veces por pura tacañería,
empeorada por el desconocimiento de que, incluso en ausencia de cargas,
todo relleno experimenta notables deformaciones espontáneas.
Hay muchas clases de rellenos y todos ellos son peligrosos para la estabilidad
de las edificaciones, pero los peores son los vertederos y, dentro de ellos, los
basureros, debido tanto a la heterogeneidad de su composición como a su
gran deformabilidad.
De acuerdo con todo lo que se acaba de exponer, no es extraño que los daños
en los edificios cimentados sobre rellenos sean, aparte de los más frecuentes,
los más graves y espectaculares. Además, las grietas que acusan tales daños no
presentan ninguna ley, sino que suelen orientarse en todas direcciones.
Tal y como puede apreciarse en la, en una excavación realizada al final del
verano, el terreno más somero se presenta muy seco y va aumentando su
humedad con la profundidad hasta alcanzar una humedad de equilibrio. Por el
contrario, si dicha excavación se hiciera al final del invierno, el terreno más
somero se presentaría muy húmedo y su humedad iría disminuyendo con la
profundidad hasta alcanzar esa misma humedad de equilibrio.